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EL CHANCRO BACTERIANO

EN EL CEREZO
(Resina, Gomosis,...)
(Pseudomonas sp.)
EL CHANCRO BACTERIANO
EN EL CEREZO
(Resina, Gomosis,...)
(Pseudomonas sp.)

María Teresa García Becedas


José Raúl Mérida Mérida
José Miguel Fagúndez Estévez
Ana Delia Madruga Martín
Mercedes Pérez Martín
Ana Patricia Alonso Hernández
César Mahillo Salgado
Julio César Domingo Mateos
Víctor M. Díaz Flores
Oscar Luis Sánchez Sánchez
José Antonio Caldoria Gómez

Servicio de Sanidad Vegetal


Dirección General de Explotaciones Agrarias

Consejería de Agricultura y Medio Ambiente


Publicaciones de la

Secretaría General
Apartado 217.- 06071 BADAJOZ

Depósito Legal: BA- 665 / Noviembre 2003


Fotografías: Servicio de Sanidad Vegetal
(Mª Teresa García Becedas)
ÍNDICE

Página

SÍNTOMAS Y DANOS ............................................................................................ 7

EVOLUCIÓN DE LAS INFECCIONES ................................................................... 17

FACTORES QUE INFLUYEN EN EL DESARROLLO DE LA ENFERMEDAD ...... 19


Las condiciones climáticas ................................................................................ 19
El frio............................................................................................................. 19
La pluviometría ............................................................................................. 20
El suelo .............................................................................................................. 20
Aspectos físicos ............................................................................................ 20
Aspectos químicos........................................................................................ 20
El patrón............................................................................................................. 21
Las variedades................................................................................................... 21
La altura del injerto ............................................................................................ 22
La edad del árbol ............................................................................................... 22
La presencia de heridas no protegidas.............................................................. 22
El riego............................................................................................................... 22
El manejo de la cubierta vegetal........................................................................ 22

LUCHA.................................................................................................................... 23
Métodos culturales............................................................................................. 23
Previos a la plantación.................................................................................. 23
Durante la plantación .................................................................................... 24
Métodos químicos.............................................................................................. 24
Tratamientos foliares .................................................................................... 25

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA ............................................................................. 27

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EL CHANCRO BACTERIANO EN EL CEREZO (RESINA, GOMOSIS, ...)
(Pseudomonas sp.)

Esta enfermedad es frecuente en el cerezo y puede provocar graves daños. Aun-


que afecta a árboles de todas las edades es especialmente agresiva en los más jóvenes
(hasta 6 años). Los daños más importantes se han observado en plantaciones ubicadas
en la comarca de Hurdes (Azabal, Pinofranqueado,...).

SÍNTOMAS Y DAÑOS
Los síntomas suelen aparecer durante un período relativamente corto de tiempo
(marzo-junio) y las manifestaciones más frecuentes son:

- Las yemas y ramilletes de mayo (“Grumos”) no brotan o lo hacen irregularmen-


te. Los ramilletes de mayo a veces abren, pero las flores abortan y se vuelven pardas an-
tes de salir.

Foto 1. Ramilletes de mayo sanos y secos

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- Las hojas resultan pequeñas, cloróticas (amarillentas), enrolladas y se marchi-
tan después de cierto tiempo. En ellas pueden observarse pequeñas manchas de 1 a 2
mm. de diámetro y están rodeadas de un anillo amarillento. A veces, la parte central de la
mancha se desprende y las hojas se criban (como si hubieran recibido una perdigonada)
(Foto 2). Estos síntomas pueden entonces confundirse con los producidos por hongos
(especialmente “Cribado”, “Mildeo”, “Fogueo”...). En verano es frecuente observar puntos
de color rojizo (“punto gordo”) que difícilmente se criban (Foto 3).

Foto 2. Daño de cribado en hojas.

- Los brotes pueden secarse y habitualmente lo hacen en forma de cayado (Foto 4).

- En los frutos se distinguen pequeños puntos acorchados en la superficie de la


piel, o manchas acuosas en sus inicios y luego de color café oscuro. Este último síntoma
se observa con menos frecuencia.

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Foto 3. “Punto gordo”, síntoma en hoja muy frecuente en verano.

Foto 4. Necrosis de brote en forma de cayado.

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- Los chancros de las ramas (heridas abiertas) son el síntoma más visible. Fre-
cuentemente se sitúan en la cruz, en los ángulos entre ramas, en las ramas secundarias
(Foto 5) y en los ramilletes de mayo (“grumos”) (Foto 6). Se distinguen por sus bordes di-
fusos, su corteza de color rojizo oscuro (Foto 7) con pequeñas pústulas y sus exudados
(Foto 8), habitualmente de resina (Fotos 9 y 10). Generalmente, cuando ya están secos,
se cuartean. Al descortezar las zonas afectadas, se observan tejidos con aspecto húme-
do de color pardo rojizo y en ocasiones con un fuerte olor a fermentación. Estos chancros
se producen por la muerte de dichos tejidos a partir de una infección de invierno, y gene-
ralmente se sitúan alrededor de una herida (poda, rotura de rama,...) que le sirvió de
puerta de entrada a la bacteria. Se extienden longitudinalmente. En su fase inicial resul-
tan más difíciles de distinguir, pero la desecación posterior de los tejidos muertos facilita
su reconocimiento. Los chancros suelen acabar siendo invadidos por otros agentes se-
cundarios (hongos,...) (Foto11) o insectos (barrenillos,...) (Foto 12). Si un chancro rodea
completamente una rama, se produce su muerte. Si el tronco se ve afectado, el árbol so-
brevive por lo general poco tiempo (Foto 13).

Foto 5. Chancro fresco en rama secundaria y lenticelosis.

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Foto 6. Chancro en yema exudando resina

Foto 7. Diferente color de la corteza, zona afectada tono rojizo.

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Foto 8. Exudación “espumosa”.

Foto 9. Exudación de resina por tronco y ramas principales.

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Foto 10. Exudación de resina por corte de poda.

Foto 11. Carpóforos de hongos parásitos sobre árbol afectado.

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Foto 12. Orificios de barrenillos y “churretes” de resina.

Foto 13. Chancro en tronco de árbol joven.

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- En los árboles, puede observarse una marchitez progresiva (Foto 14) (árboles
“maleaos”) (Foto 15) o un desecamiento rápido (apoplejía). Los muy afectados pueden
emitir nuevos rebrotes desde el patrón (Foto 16). Los árboles atacados pueden tener una
gran carga de fruta, pero de mala calidad y que no madura bien.

- Además, esta bacteria tiene “capacidad congelante”, por lo que yemas, flores y
hojas infectadas pueden sufrir daños por heladas no demasiado fuertes, que en condicio-
nes normales no les habrían afectado. Este fenómeno podría favorecer además la pene-
tración y difusión de las bacterias dentro de los tejidos.

- Las toxinas que producen estas bacterias tienen un poder dañino sobre el fun-
cionamiento de las células.

Los daños ocasionados en brotes, hojas y frutos suelen observarse con menor
frecuencia y muestran menor importancia económica.

Foto 14. Ramas: secas, “maleás” y sanas.

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Foto 15. Árbol “maleao”, vegetación clorótica (amarillenta).

Foto 16. Emisión de rebrotes desde el patrón en árbol afectado.

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EVOLUCIÓN DE LAS INFECCIONES
Esta bacteria se encuentra tanto en plantas huéspedes (frutales) como en no
huéspedes (malezas), y es aquí donde sus poblaciones se multiplican. Responden muy
bien a los cambios climáticos, y en especial al agua, por lo que pueden modificarse en
sólo horas. Su población es elevada durante la primavera y el otoño y relativamente débil
en verano.

Su ciclo comprende 2 fases claramente diferenciadas:


- fase invernal: la bacteria se desarrolla dentro de los tejidos de la corteza. Esta
es la fase dañina para el árbol.
- fase estival: se desarrolla sobre las hojas, inflorescencias y frutos. Esta fase no
es dañina para el árbol.

El cerezo, como otros frutales de hueso, sólo es sensible durante la parada inver-
nal (cuando está en “palo”) y en las primaveras frías y húmedas. La contaminación se
produce principalmente en otoño a consecuencia de las lluvias, ya que éstas proporcio-
nan a la bacteria la posibilidad de movilización, distribución y penetración. Esta contami-
nación puede verse favorecida por el viento.

La infección se produce al penetrar las bacterias por varias vías:


- Lesiones naturales:
- a través de las heridas que dejan las hojas al caer, que en cerezo y melo-
cotonero son la principal vía de infección. En ciruelo y albaricoquero pare-
ce ser que estas heridas no son vía de penetración de la bacteria.
- por otras aberturas naturales (lenticelas (Foto 17), estomas,...). La infec-
ción es más rápida cuanto más cortos son los brotes atacados (brindillas
cortas o ramilletes de mayo).
- A través de heridas causadas por poda (Foto 18), rotura de ramas, granizo,
heladas, etc. En muchas ocasiones se transmite por la navaja que se utiliza pa-
ra “sajar” los árboles afectados, ya que se vuelve a utilizar sin desinfectar pre-
viamente. La bacteria es transportada a la superficie de las heridas por el vien-
to, o más frecuentemente por el agua de lluvia o de condensación de la niebla,
que porta las gotas aceitosas exudadas por los brotes enfermos. Las bacterias
también pueden ser diseminadas de una rama a otra, o de un árbol a otro, por
las tijeras de poda.
- También pueden producirse por las yemas y ocasionalmente por las microlesio-
nes ocasionadas por las toxinas.
- Se intuye que la bacteria también puede transportarse de unos árboles a otros
por los Barrenillos.

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Foto 17. Infección por lenticela del tronco.

Foto 18. Necrosis en corte de poda sin proteger.

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Su propagación por los tejidos de la planta se efectúa principalmente por un fenó-
meno de infiltración hídrica; cuando las temperaturas descienden por debajo de los 0ºC
una parte del agua de las células sale fuera de ellas y se acumula en los espacios inter-
celulares que están comunicados entre sí formando una red de finos canalillos, en los
que se transforma en hielo y cuando las temperaturas se recuperan el hielo se funde y el
agua vuelve a ser reabsorbida por las células. Sin embargo, la reabsorción del agua por
las células es más lenta que la fundición del hielo, por lo que el agua se acumula, cuando
esto se produce en tejidos infectados por bacterias, estos gérmenes se difunden, ata-
cando a zonas que hasta entonces estaban sanas.
Tras la infección, durante el otoño e invierno (2-4 meses) las bacterias se extien-
den intracelularmente y de forma longitudinal por los tejidos próximos a la corteza, espe-
cialmente alrededor de las yemas y los ramilletes de mayo (“grumos”). Entonces, apare-
cen los primeros síntomas visibles sobre las yemas dormidas. A la primavera siguiente,
los órganos infectados (yemas, ramilletes de mayo y chancros) liberan multitud de bacte-
rias que transportadas por la lluvia contaminan las hojas, brotes, inflorescencias y frutos
hasta entonces sanos. Aquí permanecen hasta la caída de la hoja en otoño, que es
cuando se producen nuevas infecciones por las heridas que dejan las hojas al caer.
Los tejidos próximos a la corteza son resistentes a la infección desde finales de
primavera a finales de verano y sensibles desde octubre a marzo.

FACTORES QUE INFLUYEN EN EL DESARROLLO DE LA ENFERMEDAD

* LAS CONDICIONES CLIMÁTICAS


Dos factores ligados al clima son muy influyentes: el frío y la pluviometría

EL FRÍO
El frío es el factor que más sensibiliza a los árboles a esta enfermedad. Las hela-
das parecen indispensables para que aparezcan síntomas de la misma, por tanto es ne-
cesario evitar la plantación en zonas particularmente frías.
El fenómeno de infiltración hídrica, que como vimos facilita la propagación de la
bacteria, puede sufrir importantes variaciones según el estado de los árboles y de las
condiciones medioambientales. Así:
- La intensidad del ataque está relacionada con la duración del frío, su intensi-
dad y las secuencias frío-calentamiento.
- La difusión de la bacteria depende del contenido en agua del árbol cuando llega
el frío. Cuanto más hidratados estén los árboles, más sensibles serán.

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LA PLUVIOMETRÍA
Los otoños con humedad o precipitaciones importantes, y especialmente durante
la caída de hoja, favorecen el aumento de las poblaciones de bacterias y de las contami-
naciones por heridas, lo que aumenta la incidencia de la enfermedad. Además, las lluvias
suministran agua a las raíces, que hidratan los árboles y los vuelve más sensibles. Está
confirmada la correlación entre los años de fuertes precipitaciones y los años más propi-
cios a bacteriosis. Las precipitaciones abundantes de los meses de diciembre y enero, se
describen como las más importantes para sensibilizar a los árboles a esta enfermedad.

* EL SUELO
También el tipo de suelo puede favorecer en los árboles un mayor ataque.

ASPECTOS FÍSICOS
Parece ser que los suelos ricos en elementos gruesos como son los de Hurdes,
favorecen en los árboles mayores daños que en los suelos de arena granítica, como los

- El estrés hídrico en verano.


del Valle del Jerte y la Vera. Esto se explicaría por 2 fenómenos:

Los suelos con una fuerte proporción de elementos gruesos retienen menos
agua. Si el cultivo no se riega o se riega mal, los árboles pueden sufrir estrés
hídrico, especialmente después de la recolección. Este estrés se traduce, entre
otros, en una insuficiente alimentación mineral, especialmente en calcio y cuan-
to menor es el contenido de calcio en los tejidos, mayor es su sensibilidad a los

- El nivel de hidratación de los tejidos en invierno.


ataques de las bacterias.

Esta demostrado que durante el invierno el contenido en agua de los árboles


cultivados sobre suelos de textura gruesa es superior (1-2%) al de los árboles
cultivados en suelos de textura fina y a mayor hidratación en invierno mayor
sensibilidad al ataque.

ASPECTOS QUÍMICOS
La sensibilidad de los árboles es más grande en terrenos ácidos, como en nues-
tra zona, que en terrenos básicos. Las enmiendas calizas disminuyen la sensibilidad, por
el importante papel del calcio en esta enfermedad.
El calcio consolida las paredes de las células, reduce las microlesiones produci-
das por el hielo, frena la desorganización de las paredes de las células producidas por
las toxinas de las bacterias y reduce la permeabilidad de las membranas celulares, lo
que puede limitar las salidas de agua de las células y por tanto disminuir posibilidades de
difusión de la bacteria .

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Cuando el nivel de calcio presente en el árbol es el adecuado, éste se hace más
resistente a la bacteriosis. Por ello es muy importante tener el suelo suficientemente pro-
visto de calcio asimilable y realizar un buen manejo del riego que favorezca su asimila-
ción.
En nuestra zona de cultivo también se ha observado una importante correlación
entre esta enfermedad y el boro, aunque se desconoce en que aspecto puede influir. Pa-
ra ciertos cultivos está probado que la aplicación de boro aumenta considerablemente la
resistencia a las heladas. Aunque el boro está considerado como uno de los elementos
esenciales, aún se desconoce cual es su papel en el metabolismo celular. En los suelos
ácidos, ligeros y arenosos, como los nuestros, se lava fácilmente y se sabe que su esca-
sez produce las siguientes anomalias:

- altera la membrana externa de las células de las raíces por lo que se reduce la
absorción radicular, y con ello el transporte de algunos elementos por la planta
- altera el crecimiento normal del cambium
- causa la rotura de las paredes de las células
- la divisón de las células no es correcta
- reduce la lignificación de los tejidos
- se eleva la concentración de fenol, lo que provoca la mayoría de las roturas de
los tejidos

* EL PATRÓN
Si el suelo es un factor importante, el patrón también lo es, ya que es el interme-
diario entre el suelo y el injerto. Un patrón bien adaptado al suelo aumenta la resistencia
del injerto y uno mal adaptado la disminuye. El patrón actúa sobre la nutrición del injerto
y será más sensible cuanto más defectuoso sea.
En cerezo se consideran resistentes Colt y Pixy. Sin embargo, en nuestras con-
diciones de cultivo, se ha observado que Colt a veces hace muy sensible a las varieda-
des, probablemente por el estrés de sequía que sufre en bastantes zonas.

* LAS VARIEDADES
En cerezo se citan como:

- Muy sensibles: Waterloo, Napoleón, Stella y Roundel


- Frecuentemente atacadas en Francia: Van y Ulster
- Parecen resistentes: Merton Glory, Merton Premier, Merla, Mermat y Merpet

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* LA ALTURA DEL INJERTO
En varios estudios con injertos realizados a diferentes alturas, se demostró un
claro efecto protector de los injertos altos. Ello podría deberse a la mayor intensidad, fre-
cuencia de heladas y humedad más cerca del suelo. Lógicamente las temperaturas re-
gistradas a nivel del suelo son claramente más frías durante la noche y más cálidas du-
rante el día, lo que favorece el desarrollo de las infecciones bacterianas.

* LA EDAD DEL ÁRBOL


Al incrementarse la lignificación de las ramas y los troncos disminuye la sensibili-
dad al ataque, por ello a partir del 6º año los riesgos de infecciones son menores.

* LA PRESENCIA DE HERIDAS NO PROTEGIDAS


La poda, rotura de ramas, mesas de injerto, aperos, plagas, enfermedades, ...
pueden ser vías de entrada.

* EL RIEGO
Una buena conducción del riego permite una mejor absorción del calcio y facilita
su transporte en la planta, lo que vimos que es un factor de resistencia a la enfermedad.
Por ello son tan importantes los riegos y abonados equilibrados. Por el contrario, la falta
de riego y nitrógeno favorecen la enfermedad.

* EL MANEJO DE LA CUBIERTA VEGETAL


Una cubierta vegetal alta aumenta el riesgo de heladas y la humedad en los tron-
cos, con lo que se incrementa la sensibilidad del árbol a esta enfermedad.

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LUCHA
La dificultad de la lucha contra esta enfermedad limita a veces el cultivo del cere-
zo en algunas zonas, pues no existen buenas herramientas de control. Ello se debe a:

- la escasez de productos bactericidas


- el limitado o nulo poder sistémico de los productos bactericidas
- las bacterias se suelen localizar en el árbol de forma poco accesible para los
productos
- las bacterias se multiplican muy rápidamente, incluso a partir de niveles de po-
blación muy bajos que han sobrevivido a un tratamiento.

Por ello, la lucha contra esta enfermedad no es fácil. Sólo las medidas preventi-
vas permiten limitar la aparición, severidad y propagación de la enfermedad. El control
químico por si sólo suele ser poco eficaz y por tanto la lucha debe ser preventiva, combi-
nando métodos culturales y métodos químicos.

* MÉTODOS CULTURALES
PREVIOS A LA PLANTACIÓN
- Evitar el cultivo en zonas particularmente expuestas al frío (altas, umbrías, pró-
ximas a cauces de agua, etc.)
- Evitar los suelos demasiado pedregosos, muy ácidos o descalcificados ya que
sensibilizan enormemente a los árboles
- Evitar la adquisición de material vegetal procedente de viveros ubicados en zo-
nas húmedas, pues esta enfermedad se propaga tanto por semilla como por
material vegetal infectado. Si el material vegetal es de autoabastecimiento, tan-
to en los plantones como en los árboles de los que se vayan a tomar las espi-
gas, se extremaran las precauciones
- Elegir el patrón en función del tipo de suelo para que se adapte bien y el árbol
sea menos sensible a la enfermedad. En zonas de riesgo utilizar patrones resis-
tentes.
- Evitar el uso de variedades sensibles
- Evitar la formación de árboles muy bajos, injertar como mínimo a 50 cm. del
suelo para que el tronco sea del patrón, pues éstos suelen mostrarse menos
sensibles a esta enfermedad que las variedades.
- Evitar los suelos con capas freáticas altas donde pueden producirse periodos
temporales de asfixias radicular. Prever drenajes y estudiar detenidamente el
subsuelo.

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DURANTE LA PLANTACIÓN Y ESPECIALMENTE EN LOS 6 PRIMEROS AÑOS
- Corregir la acidez del suelo mediante enmiendas cálcico-magnésicas (dolomi-
ta).
- Realizar un tratamiento con cobre previo a la poda de invierno.
- La poda de formación deberá realizarse a finales del invierno, nunca a final de
otoño o principios del invierno pues durante este periodo las bacterias penetran
y se desarrollan mejor en los árboles. En nuestra zona de cultivo la época más
recomendable es de mediados de enero a primeros de febrero.
- En las zonas de mayor riesgo deberán reducirse al mínimo las intervenciones
de poda durante la fase de formación del árbol, ya que toda poda supone un
riesgo potencial. Sería recomendable realizar una poda tardía a partir de marzo,
con el fin de limitar el número de cicatrices efectuadas durante la estación fría.
- Podar SIEMPRE con tiempo seco.
- Desinfectar las herramientas de poda (alcohol, lejía, cobre...) lo más frecuente-
mente posible y como mínimo entre cada árbol.
- Protección inmediata (en el mismo día) de las heridas de poda utilizando una
pintura bactericida para proteger las cicatrices superiores a 5 cm de diámetro.
- Cortar y quemar todas las partes contaminadas (zonas de chancros) antes de
abril o al menos limpiarlos y protegerlos con un mastic de poda.
- En las plantaciones de regadío, aplicar riegos regulares y adaptados a las ne-
cesidades del árbol.
- Conseguir árboles con menor vegetación y mayor lignificación, mediante la po-
da y el uso racional y restringido del nitrógeno (mineral y orgánico).
- Evitar daños de plagas y enfermedades que induzcan a una defoliación precoz
(Gnomonia, Cribado, Antracnosis, Falso Tigre, Araña, ...), por ser en cerezo la
herida de la caída de la hoja la principal vía de entrada de bacterias.
- Realizar un buen control de malas hierbas, especialmente de gramíneas, pues
éstas son un importante foco de infección.
- En septiembre eliminar todos los rebrotes del tronco, ramilletes de mayo y bro-
tes de los 20 primeros cms de la base de las ramas principales.

* MÉTODOS QUÍMICOS
- Aplicar una pintura cúprica sobre el tronco y los 20 primeros cm de las ramas
principales (Foto 19). Esta pintura se prepara con la mezcla, de 1 kg de cobre y
2 kg de pintura plástica blanca de exteriores, disuelta en 16 l de agua. Puede
aplicarse con mochila, sin que se atasquen las boquillas y siempre que se ase-
gure una mezcla homogénea. Debe aplicarse entre septiembre y mediados de
octubre. Este tratamiento evitará la penetración de bacterias por las grietas que

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se producen en los puntos de inserción de las ramas con el tronco. La calidad
de la aplicación y de la mezcla es primordial. Se aconseja realizarlo al menos
durante los 6 primeros años de edad del árbol.
Especialmente en verano es muy frecuente que al expulsar el árbol la resina,
ésta se solidifique formando “pegotones” que impiden que continúe saliendo la
“goma”. En estos casos es recomendable limpiar dichas zonas con vinagre pa-
ra que el “pegote” de resina se disuelva y el árbol continúe expulsándola. Esta
operación se realizará antes de aplicar la mezcla de pintura antes referida.

Foto 19. Troncos pintados con mezcla cúprica.

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TRATAMIENTOS FOLIARES
Los tratamientos con cobre son imprescindibles para:
- Disminuir el nivel de población de la bacteria.
- Evitar el inicio de las infecciones por las heridas que dejan las hojas al caer
pues son la principal vía de infección, así como del resto de órganos sensibles
(heridas, lenticelas, estomas, ...).

Épocas de aplicación:
- Otoño, DURANTE LA CAÍDA DE HOJA:
- Se realizarán, al menos, 2 aplicaciones: al 50% y 100% de hojas caídas. En
zonas de elevado riesgo el número de aplicaciones debería incrementarse.
- Si la parcela presenta una defoliación precoz (anterior a la fecha habitual) por
otros daños (Gnomonia, Cribado, Antracnosis, Falso Tigre, Araña, ...) las apli-
caciones de cobre se adelantarán respecto de la fecha habitual.
- La dosis a utilizar en esta época será la más alta de las indicadas en la eti-
queta del producto comercial que se utilice.
- En algunas zonas de cultivo es una práctica habitual aplicar sólo 1 tratamien-
to con cobre después de la caída de hojas (cuando está “en palo”: diciembre
o enero). Este tratamiento resulta beneficioso contra hongos, pero no tiene in-
cidencia sobre esta enfermedad puesto que cuando se aplica ya se han ini-
ciado las infecciones (período de caída de hojas) y es tarde.
- Al final del invierno, AL HINCHADO DE YEMAS
- Sería deseable realizar una aplicación en enero, previa a la poda.
- Al hinchado de yemas, que habitualmente se produce en la 2ª quincena de fe-
brero, se realizará al menos otra aplicación.
- La dosis a utilizar en esta época será la más baja de las indicadas en la eti-
queta del producto comercial que se utilice.
- En muchas zonas de cultivo, especialmente en las zonas más tempranas, no
se aplica este tratamiento por la creencia de que “los tratamientos con cobre
retrasan la brotación”. Este hecho se produce cuando la dosis utilizada es
más alta de la recomendada para ese momento y/o cuando el tratamiento se
aplica tarde (al final del período del hinchado de yemas).

- Forma de aplicación. En todos los tratamientos deberá mojarse muy bien el ár-
bol, incluyendo el tronco y los ángulos de las ramas. Consumo de caldo reco-
mendado para un cerezo tipo de 100 Kg de fruta: 5 litros. Estos tratamientos se
aplicarán con una máquina que permita un reparto uniforme del caldo, incluyen-
do a las zonas más altas del mismo (“cogollas”).

El estado de los árboles mejorará realizando estas operaciones preventivas to-


dos los años en su época.

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BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
- R. Bovey. La defensa de las plantas cultivadas. Ediciones Omega SA. Barcelona 1.971.
Páginas 446-448
- F. Domínguez García-Tejero. Plagas y Enfermedades de las plantas cultivadas. Edito-
rial Dossat, S.A. Madrid 1.965
- F. Domínguez García-Tejero. Plagas y Enfermedades de las plantas cultivadas. Edicio-
nes Mundi-Prensa. Madrid 1.998
- J. Lichou, M. Edin, C. Tronel y R. Saunier. Le cerisier “La cerise de table”. CTFIL. 1.990.
Páginas 291-293
- Mª M. López y E. Montesinos. Enfermedades de los Frutales de Pepita y de Hueso. Mo-
nografía de la Sociedad Española de Fitopatología Nº 3. Sociedad Española de
Fitopatología. Ediciones Mundi-Prensa 2.000. Páginas 42-45
- A. Audubert et S. Chamboniere. La Reine-Claude. CTFIL-CEFEL. 1.995. Páginas 140-
143
- M. Edin, J. Lichou, P. Luneau, P. Soing y M. Lefévre. La bactériose de l´abricotier.
SEFRA-INRA-SPV. 2.000

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