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El Poder de tu Contexto

Cómo rodearte de las estructuras necesarias


para lograr tus objetivos
Sobre Carlos Miceli

Carlos Miceli es emprendedor, estratega de negocios y comunicador. Es Co-Fundador y


Chief Evangelist en Exosphere, una incubadora tecnológica y comunidad de aprendizaje y
emprendedorismo en Santiago, Chile. Es el fundador de JumpLab, un curso que te ayuda
a (re)conectarte con tus talentos, pasiones y deseos, y darle un impulso a tu carrera
profesional. Forma parte del Equipo de Dirección de High-Impact Learning. Es Profesor
Ayudante en El Mundo de las Ideas, un curso de creatividad e innovación. También
trabaja como Asesor de Innovación en la Dirección de Atención Vecinal del Gobierno de la
Ciudad de Buenos Aires. En el 2010 vendió Untemplater, su primera empresa. Fue
ejecutivo de cuentas de Top Clients en Telecom, Director de Expansión de UnCollege.org,
y participó en el marketing de The Personal MBA y The Start-up of You, dos best-sellers
internacionales.

Actualmente brinda sus servicios y escribe en CarlosMiceli.com.


Miceli, Carlos
El Poder de tu Contexto. Cómo rodearte de las estructuras necesarias
para lograr tus objetivos. - 1a ed. - Don Torcuato : Autores de Argentina,
2013.
E-Book.
ISBN 978-987-1791-79-8
1. Ensayo. 2. Título
CDD 864

Editorial Autores de Argentina


www.autoresdeargentina.com
Mail: info@autoresdeargentina.com
Para todos mis mentores, vivos o difuntos.
ÍNDICE

1- Hemos perdido el control


2- “La Lógica Falla”
3- Mitos y Excusas Flexibles
4- El Mito de la Vagancia/Disciplina
5- La Excusa del Talento
6- Sistemas, sistemas, sistemas...
7- Menos fuerza de voluntad...
8- Fricción: aliada y enemiga
9- Variedad y Andamios
10- Ciclos de Energía
11- Externalización
12- Desarmado
13- Mono-Tasking
14- Ley de Parkinson
15- Sustitución de Recompensas
16- Procrastinación Estructurada
17- ¿Y Ahora Qué?
18- Conclusión

Apéndice A- Libros
Apéndice B- Links

Agradecimientos
¿Cómo nos podemos ayudar?
Contacto
Hemos Perdido el Control

Vivimos en medio de un caos. Nuestro día a día está tan lleno de


estímulos y preocupaciones que nos es difícil procesar todo lo que nos
rodea. Desde noticias en el diario y distracciones en Facebook, hasta
problemas personales y profesionales. Es todo tan acelerado, que no
nos damos cuenta de cuánto perdimos el control hasta que
miramos atrás y nos preguntamos cuántas decisiones tomamos
realmente durante el día, o peor aún, en nuestras vidas.

Todos tenemos sueños. Todos tenemos objetivos que queremos


cumplir, objetivos que de ser alcanzados, nos traerán más libertad, más
placer, más control. Pero, lamentablemente, a medida que disminuye
nuestra capacidad para dirigir nuestra vida hacia donde queremos, la
lista de gente que alcanza sus sueños también se acorta.

La lista que crece es la de gente que se siente insatisfecha con su


presente y quiere cambiarlo pero no sabe por dónde empezar. Gente
que quiere mejorar su vida, pero le cuesta dar los primeros pasos, y en
muchos casos, mantener la energía necesaria en un alto nivel.

Escribí este pequeño libro porque me duele ver tanta gente


desconcertada y abrumada, no sabiendo cómo ordenarse física,
mental y emocionalmente, para poder tomar las riendas de su vida.
Estos son algunos de los ejemplos que escucho con más frecuencia:

* Estoy muy cansado y/o ocupado para sumar proyectos a mi día.


* Siempre que empiezo el gimnasio lo termino dejando.
* Siempre que empiezo la dieta la termino dejando.
* Doy mil vueltas hasta que empiezo a trabajar/estudiar.
* A los 10 minutos que empiezo a trabajar/estudiar me distraigo con
Facebook, Twitter, o jueguitos del celular.
* Me aburro en el trabajo y/o en la universidad.
* Quiero leer más, pero siempre me termino quedando dormido con el
libro en la cama.
* Quería aprender X, pero terminé dejando.
* Quería aprender X, pero nunca empecé.
* Entre el trabajo, la casa, los amigos, la novia, la universidad, el partido
de fútbol de la semana, la salida de noche del sábado y el almuerzo
familiar de los domingos, no me queda tiempo para nada.
La triste realidad es que estos son ejemplos comunes. Si te sentís
identificado con alguno de ellos, no estás solo. Todos lidiamos con
estos problemas y sufrimos lo difícil que es implementar cambios en
nuestra vida que nos harían estar mejor. Ya sea un trabajo que nos
guste más, una mejor salud, o simplemente una mayor sensación de
tranquilidad.

El problema es que durante mucho tiempo se nos hizo creer que esta
incapacidad para progresar, para mejorar, para alcanzar lo que
queremos, es un defecto nuestro. Una limitación propia de nuestra
personalidad. Y por más que hay mucho de cierto en lo que viene con
nuestra genética, este ebook fue escrito para comunicar una simple
idea:

Las estructuras que te rodean te dominan. Si cambias tu contexto


y aplicás las estructuras adecuadas, te vas a sorprender de lo lejos
que podés llegar y los objetivos que podés lograr.

El propósito de este ebook es darte un pantallazo de las posibilidades y


ayudarte a comenzar a instalar las estructuras que necesitás para poder
superar a tu genética, personalidad y contexto, y así alcanzar esa visión
que tenés de lo que tu futuro puede y debería ser.

Quiero ser claro: este no es un libro científico. No voy a dar un


análisis extensivo de ninguno de los conceptos expuestos aquí.
Solamente pretendo describirlos brevemente porque estoy convencido
que el mayor problema para mucha gente es no saber que existen, y
que con conocerlos es más que suficiente para darle un impulso a la
vida de cualquiera. Al final del libro he listado recursos y fuentes donde
uno puede profundizar el contenido visto aquí.

¡Comencemos!

--
Hazte las siguientes preguntas:

1- ¿Qué cambios querrías ver en tu vida diaria?


2- ¿Cuáles han sido los obstáculos más frecuentes para implementar
esos cambios?
3- ¿Por qué pensás que no has podido superar esos obstáculos?
--
"La Lógica Falla"

Tim Ferris, emprendedor exitoso y autor best-seller internacional, dice


que si tuvieramos que resumir los últimos 100 años de descubrimientos
de psicología del comportamiento en una oración, esa oración sería: "La
lógica falla."

¿Qué significa esto? Significa que hasta el día de hoy, la creencia


predominante era que los seres humanos eramos máquinas racionales
que con tan solo tener la información adecuada, ibamos a tomar
siempre las mejores decisiones.

Esta es una idea agradable, nos encanta sentirnos al mando. Pero esto
es una ilusión.

La verdad es que somos ineficientes, emocionales, y necesitamos


ayuda. Estamos muy mal preparados para lidiar con nuestros contextos
actuales. Lo que la psicología del comportamiento y otras ciencias
están descubriendo es justamente qué tipo de ayuda y estructuras
necesitamos a nuestro alrededor para poder avanzar con mayor
tranquilidad a través de esta "selva de distracciones" en la que vivimos
hoy en día.

Veremos herramientas y conceptos que, si los aplicamos


correctamente, nos pueden ahorrar grandes dosis de esfuerzo
innecesario e impulsarnos hacia esos objetivos y hábitos que mejorarán
nuestra vida. ¿Querés estar en mejor estado físico? ¿Querés leer más
seguido? ¿Querés acelerar el lanzamiento de tu emprendimiento?
¿Querés volver menos cansado del trabajo?

Es hora de ordenar tu vida. La ciencia nos respalda. Es hora de dejar


de sufrir y de comenzar a trabajar inteligentemente.

Pero primero, hay que tirar abajo un par de mitos y excusas. O mejor
dicho, "doblarlos" un poco...
Mitos y Excusas Flexibles

¿Cuántas veces te sentiste vago o incompetente al no poder hacer


algo? ¿Cuántas veces sufriste por no tener ganas de seguir con ese
proyecto, ese curso, esa dieta? Una de las complicaciones más grande
de nuestra época es que fuimos arrojados a un mar de complejidades y
estímulos, y nadie nos dijo cómo nadar en el mismo. Sólo nos dieron
etiquetas para aquellos que se hunden: vago, incompetente.

El sentido común es el menos común de los sentidos, dice una frase


popular. Tal vez esto no sea tan malo, ya que la ciencia nos está
demostrando que el sentido común también es uno de los sentidos
que más se equivoca. Es nuestro sentido común quien a veces nos
dice que "deberíamos ponernos a trabajar", o que esa persona llena de
éxito "es un genio," y que nosotros "no somos capaces."

Por suerte para nosotros, estas maneras tan "obvias" de ver el mundo
no son ni tan simples ni tan rígidas. Son mitos y excusas. Es bueno
tener palabras para globalizar y generalizar ciertos conceptos porque
nos ayuda a comunicarnos, pero a la hora de hacer los cambios que
necesitamos en nuestra vida, la precisión es clave.

Estos mitos actúan como nuestras jaulas. Somos prisioneros de


nuestras percepciones.

Si vemos la vagancia o la incompetencia como aspectos subyacentes


de nuestra personalidad, vamos a creer que no tenemos más opción
que aceptar estas limitaciones. Si en cambio, exploramos un poco más
qué procesos ocurren detrás de estas percepciones, vamos a darnos
cuenta que superar estos obstáculos es menos complicado que lo que
nuestro sentido común o la opinión popular nos puede hacer creer.

Veamos primero el caso de la vagancia y la disciplina...


El mito de la Vagancia/Disciplina

Yo era bastante vago. Invito a cualquiera a que le pregunte a mis


compañeros de secundaria, y que ellos cuenten qué tan buen
estudiante era... Era un vago, y no había con qué darle. En el fondo,
creo que sigo siendo un "vago." Me distraigo fácil, me entretengo con
Youtube, y muchas veces doy vueltas de más en Facebook. A la noche
me cuesta muchísimo cerrar la laptop para acostarme.

Mi amigo Nicolás, en cambio, siempre fue disciplinado. Obvio, cuando


íbamos al colegio eso era motivo de burla. Ahora es una de las
cualidades que considero más admirables en una persona. Creo que
hay un 5% de gente que es verdaderamente disciplinada, y que sin
importar qué distracciones tengan adelante, siempre van a dar un
esfuerzo constante para lograr sus objetivos. A esa gente, la aplaudo y
envidio.

Este libro es para el otro 95%.

Hay personas que tienen la suerte de nacer en un ambiente que


fomenta la disciplina y la perseverancia. Yo no tuve esa suerte. La
disciplina tuve que "enseñármela." Y cuando aprendí disciplina,
aprendí un par de secretos más... Secreto que solo alguien que antes
era vago puede apreciar.

Primero, aprendí que ser vago o disciplinado depende de los resultados


generados, no de las "ganas." Las ganas aparecen con los
resultados y no al revés. A veces pensamos que por no tener ganas
de comer verduras, estudiar o aprender algo nuevo, entonces no
debemos forzarnos a implementar esos hábitos. Esto es un error.
Nuestra cabeza siempre va a tomar la decisión más fácil (y muchas
veces menos beneficiosa). Por eso hay que saber engañarla.

No debemos confundir el acto con las ganas. Casi siempre, una vez
que estamos en el acto nos damos cuenta que no era tan malo como
pensábamos. Era nuestra falta de ganas lo que no nos dejaba empezar.
Nuestro objetivo debe ser engañar a nuestras ganas, y los cambios
van a venir solos.

Este es un buen momento para marcar un punto importante: conseguir


disciplina para hacer lo que consideramos importante es más fácil de lo
que parece. Ese no es el verdadero desafío. Mucha gente me pide
consejos sobre cómo organizar su vida, sus hábitos, etc., y el problema
nunca es la implementación. Aquellos que quieren mejorar, que de
verdad quieren mejorar, lo consiguen con sorpresiva rapidez.

No, el verdadero desafío es estar dispuesto a cambiar. Cambiar, ser


alguien mejor que ayer, requiere primero hacer una transformación
interna. Requiere reconocer que hay algo que está mal en nosotros.
Requiere elevar las expectativas (y riesgo de fracaso) que tenemos de
nosotros mismos. Requiere perder ciertas cosas para ganar otras.

Scott Peck, célebre psiquiatra, dice que cambiar requiere sufrir


"pequeñas muertes" de aquellas cosas que estamos acostumbrados a
hacer y que consideramos negativas. Según mi observación, estos
sacrificios que pueden ir desde lo material y social hasta lo físico y
económico, son las anclas que retienen a la mayoría de las personas.

Es esta resistencia al cambio y a los sacrificios, este miedo a lo


nuevo, donde vamos a necesitar disciplina. Si tu filosofía es
honestamente la de desarrollarte y vivir mejor, entonces las tácticas de
este libro van a ayudarte a sentir un control y una independencia en tu
vida que probablemente nunca hayas sentido antes. Por otro lado, si tu
interés surge de la promesa de un futuro más sencillo y cómodo, y no
de tus deseos constantes de mejorar para poder darle más al mundo,
nada ni nadie puede ayudarte. Todo empieza con nuestra filosofía de
vida.

Habiendo aclarado eso, es hora de que terminemos con este mito de la


vagancia. No sos vago, sino tan solo víctima de tu contexto. ¡Es hora de
que pongamos el contexto que tu disciplina necesita alrededor tuyo!

--
Hazte las siguientes preguntas:

1- ¿Haz sentido alguna vez la sensación de vagancia y falta de


motivación?
2- ¿Podrías describir las situaciones en las que esa sensación se repite
con más frecuencia?
3- ¿Qué factores en común podés detectar y definir en esas
situaciones?
--
La excusa del Talento

Genio. Distinto. Uno en un millón. Estas son algunas de las definiciones


más comunes para explicar porqué algunos son más exitosos o
talentosos que otros.

Qué conveniente.

Es conveniente para nosotros que el talento y el éxito provengan de los


genes y no del trabajo constante, porque mientras sea algo genético,
no hay nada que podamos hacer al respecto. En otras palabras, es
preferible pensar que uno no puede lograr algo porque no le tocaron
buenas cartas.

Si en cambio, resulta que las personas que consiguen lo que quieren lo


hacen debido a su constancia y trabajo duro, esto nos pone en una
situación más difícil de aceptar. Esto significa que nosotros también
podríamos conseguir lo que queremos si damos el mismo esfuerzo,
pero elegimos no hacerlo. Nuestra incompetencia pasa a ser nuestra
decisión y responsabilidad, y no algo rígido en nuestra persona.

Afortunadamente, el mundo funciona acorde a esta segunda


perspectiva. En gran parte, el talento y el éxito proviene de la
dedicación y práctica, y no exclusivamente de la repartición de ventajas.
¿Por qué digo afortunadamente? Porque eso significa que podemos
hacer algo al respecto. Podemos cambiar lo que no nos gusta, y
tomar mayor control de nuestro camino. Podemos diagramar nuestra
vida de manera que podamos ejercer esta dedicación y práctica.

¿Existe la suerte? Obviamente. El azar juega un rol muy grande en las


situaciones que nos toca vivir. ¿Sabías que de las 75 personas más
ricas de la historia de la humanidad, desde los faraones Egipto del
pasado hasta los magnates de software de la actualidad, 14 de ellas
nacieron en un lapso de 9 años en Estados Unidos? ¡Casi un 20%! ¡En
una sola generación, en un mismo país! Estas personas vivieron en
pleno boom petrolero, la aparición de los ferrocarriles y el nacimiento de
Wall Street. Más allá de qué tan duro hayan trabajado en sus vidas,
está claro que estas personas tuvieron suerte al nacer en el momento
justo en el lugar adecuado.

¿Y eso qué debería significar para nosotros? ¡Nada! Es hora de


olvidarnos del 1%, y enfocarnos en mejorar nuestros contextos
para estar dentro del 10-15% que queremos. Si querés tener mejor
estado físico o ser mejor en los negocios, no empieces comparándote
con un maratonista olímpico o Rockefeller, eso sólo genera parálisis.

Hay que dejar de mirar las más grandes excepciones de la historia


como justificaciones para nuestra inacción. Es preferible observar y
aprender de los cientos que también logran sus objetivos en la vida, no
aparecen en los diarios ni en los libros de historia, y se encuentran a
nuestro alrededor.

Nuestro objetivo debe ser ignorar a los "distintos," y enfocarnos en


mejorar un 90% nuestros resultados normales mediante la
implementación de los contextos que necesitamos. No voy a dar ningún
secreto para ser excelente. Lamentablemente, el secreto para ser
excelente todos lo conocemos: práctica y repetición.

Mi objetivo es ayudarte a instalar los contextos y hábitos necesarios


para minimizar los fracasos en la práctica y la repetición. No puedo
asegurarte que vas a ser el mejor en algo, pero sí puedo asegurarte
no fracasar antes de intentarlo.

Hay mucho en la vida que no podemos controlar. Enfoquémosnos en lo


que sí. Tomemos responsabilidad de lo que está en nuestras manos, y
el resultado será siempre una mejora de nuestra situación actual.

Es hora de que tomes el control de tu vida. La mejor manera de hacerlo


es haciéndote amigo de los sistemas. Ya sé que eso suena raro, pero te
invito a seguir leyendo...

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Hazte las siguientes preguntas:

1- ¿Haz sentido alguna vez la sensación de incompetencia?


2- ¿Podrías describir las situaciones en las que esa sensación se repite
con más frecuencia?
3- ¿Qué factores en común podés detectar y definir en esas
situaciones?
--
Sistemas, sistemas, sistemas...

La palabra sistemas tiene mala prensa. Cuando le recomiendo a la


gente que implementen los sistemas correctos en su vida personal o en
sus organizaciones para poder ser más productivos y felices,
inmediatamente veo una expresión como si les hubiera sugerido que
dinamiten su televisor, celular y Playstation, y se vayan a vivir a un
templo en las montañas. Nada más lejos de la verdad.

A pesar de su pésimo marketing, estamos rodeados de sistemas. Si


uno quisiera identificar todos los sistemas con los que se cruza durante
un día normal, lo más probable es que le cueste salir de la casa porque
no terminaría nunca. Están por todos lados.

La razón por la que es importante tener una visión sistemática es


porque nuestro contexto también es un sistema. Si queremos estar
rodeados de las energías y resultados deseados, tenemos que saber
cómo transformar e implementar los sistemas apropiados para que
nuestro contexto cambie.

Pero qué es exáctamente un sistema? En las palabras de Donella


Meadows, un sistema es un conjunto de cosas interconectadas con un
patrón de comportamiento y un propósito. Así de simple. Cosas,
comportamiento, propósito.

¡Cuando estos sistemas que nos rodean son positivos, es fantástico!


Significa que tenemos cientos de facilidades diarias debido a estos
sistemas diseñados para tener un efecto positivo. Pero muchas veces
estamos rodeados de sistemas que generan un comportamiento
indeseado. Esto ocurre porque fueron definidos con un propósito
distinto al que queremos conseguir o, lo que es más frecuente, son
sistemas que afectan nuestros resultados accidentalmente y nunca nos
detuvimos a analizar.

Es importante remarcar este punto: si estamos rodeados de sistemas


con propósitos que no fueron definidos cuidadósamente por
nosotros mismos, lo más probable es que nuestro contexto vaya
en contra de nuestros objetivos. Donella Meadows explica:

"Hay problemas que persisten a pesar de la habilidad analítica y


genialidad técnica que ha sido dirigida hacia su erradicación. Nadie crea
esos problemas deliberadamente, nadie quiere que persistan, pero
persisten de todos modos. Eso ocurre porque son problemas
intrínsecos al sistema, comportamientos indeseables característicos del
sistema que los produce. Esos problemas van a ceder solo cuando
reclamemos nuestra intuición, dejemos de echar culpas, veamos al
sistema como la fuente de sus propios problemas, y encontremos el
coraje y la sabiduría para reestructurarlo."

Nuevamente, nos enfrentamos a la verdadera elección que cada uno de


nosotros tiene que hacer: encontrar el coraje para cambiar. La
implementación no es el problema. El desafío del cambio es "dejar
morir" lo que consideramos que está mal en nuestras vidas. Y esa
perdida de comodidad siempre es difícil. Nuestro desafío entonces será
gradualmente cambiar nuestra filosofía de cambio y mejoras
personales, a través del apalancamiento en sistemas. De esta
manera, podremos disminuir la incomodidad del cambio a niveles que
podamos manejar.

Para el propósito de este libro, vamos a ignorar sistemas más obvios


como la heladera, la ducha o el ascensor, y vamos a enfocarnos en
sistemas más amplios con los que lidiamos día a día. Por ejemplo:

- Las relaciones personales.


- Nuestro cuerpo y mente.
- Nuestro trabajo y estudio.
- Nuestros proyectos personales.
- El estrés.
- Nuestra sensación de libertad e independencia personal.
- Nuestra productividad diaria.

Estos son solo algunos de los sistemas más importantes de nuestras


vidas que, por no reconocerlos como tales, muchas veces
descuidamos. Para simplificar nuestra manera de analizar los sistemas
que nos rodean y cómo mejorarlos, vamos a practicar con una visión
muy sencilla de cómo funciona un sistema:

Input -> Proceso -> Output

En cualquier sistema en funcionamiento hay algo que entra (input), un


proceso que lo transforma y/o redirecciona, y por último algo que sale
como resultado de ese sistema (output). A la hora de analizar los
sistemas de tu vida, es conveniente preguntarse:

- ¿Cuál es mi output deseado?


- ¿Cuál es el input actual?
- ¿Cuál debería ser el input para obtener el output que deseo?
- ¿Quécambios puedo hacer sobre el proceso para mejorar el output sin
cambiar el input?

Hacernos estas preguntas es el primer paso para una correcta


implementación de sistemas en nuestra vida. Si no sabemos cuál es
nuestro presente y hacia dónde queremos ir, va a ser muy difícil
construir los contextos que necesitamos.

Por último, es importante recordar: hay muchas cosas que están fuera
de nuestro control. Esta es una ley universal. El punto no es intentar
controlar todo, esto es imposible. El objetivo es tener mayor control
sobre los aspectos que consideramos importantes.

Ahora que ya vimos qué significa pensar sistemáticamente, es hora de


que veamos qué tipos de contextos queremos crear en nuestras vidas.
La mejor filosofía para decidir esto es la siguiente: dejá de pensar.

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Hazte las siguientes preguntas:

1- ¿Cuáles son las áreas de tu vida en las que más y menos control
sentís?
2- ¿Podrías identificar el sistema subyacente en esas áreas? ¿Podrías
definir los elementos de esos sistemas?
3- ¿Qué características tienen en común las áreas en las que sentís
poco control? ¿Y aquellas en las que sentís mucho control?
--
Menos fuerza de voluntad...

“Tu contexto se va a desayunar tus planes y objetivos.” - Steve Pavlina

Nuestras acciones y hábitos son principalmente resultado de los


contextos que nos rodean. Si queremos cambiar una manera de actuar,
primero tenemos que cambiar el contexto que la mantiene o influencia,
y nuestra acción cambiará automáticamente.

Este concepto, que en inglés se conoce como "guiding structure" (algo


así como "estructura guía"), es la clave para transformar nuestros
resultados y para tomar control de nuestras vidas. Ir en contra de
nuestro contexto, o pretender que no nos afecta, es una batalla perdida
desde el comienzo. Somos demasiado limitados, demasiado
irracionales, demasiado débiles, demasiado humanos para poder
superar nuestro contexto minuto tras minuto. Nuestro contexto
siempre vencerá.

Lamentablemente, esta manera de ver cómo actuamos y porqué, no es


muy bienvenida por las visiones más conservadoras. Nuestra sociedad
está fuertemente arraigada a la idea de que nuestras acciones
dependen de nuestra fuerza de voluntad. Pero como dijo Tim Ferris, "la
lógica falla." La fuerza de voluntad existe, pero está sobrevaluada
como motor de decisiones.

En su libro "Willpower," que en inglés significa fuerza de voluntad, Roy


Baumeister y John Tierney entran de lleno en la ciencia detrás de este
concepto. Algunas de las conclusiones más importantes son:

- La fuerza de voluntad es limitada y se gasta a medida que uno la usa.


- Utilizamos el mismo abastecimiento de fuerza de voluntad para todas
nuestras decisiones.
- Si estás auto-controlándote, estás usando tu fuerza de voluntad.
- Tomar decisiones es cansador.
- La gente exitosa no utiliza su fuerza de voluntad como último bastión
de defensa, sino para establecer buenos hábitos y evitar situaciones
problemáticas.

Como podemos ver, depender de nuestras "ganas" para lograr nuestros


objetivos no es una solución muy efectiva, especialmente en el largo
plazo. Nuestra fuerza de voluntad es como un músculo. Podemos
entrenarlo y desarrollarlo, pero irremediablemente se cansa y necesita
recuperarse. Si esperamos tomar buenas decisiones a lo largo del día a
través de nuestra fuerza de voluntad, podemos estar seguros de que
vamos a tomar muchas malas decisiones.

Por lo tanto, el objetivo de los contextos que implementemos a partir de


ahora será minimizar el uso de nuestra fuerza de voluntad lo más
posible. Queremos ahorrarnos la fuerza de voluntad para la
implementación de los sistemas apropiados, en lugar de estar corriendo
detrás de cada tarea que tenemos que hacer.

¿Pero cómo sabemos si realmente estamos minimizando el uso de


nuestra fuerza de voluntad? ¿Cómo verificar que nuestros contextos
están funcionando? Para responder esta pregunta, vamos a recurrir a
una simple fórmula:

Mientras menos pienses, mejor es el contexto.

¿Alguna vez te pusiste a pensar sin dirección alguna, tal vez durante
algún largo viaje, y terminaste preocupado por cosas que no tenías en
ese momento en mente? Esta es la desgracia de nuestra mente.
Cuando tiene que pensar sobre algo concreto y sobre cómo resolverlo,
es un aliado invaluable. Pero muchas veces es nuestro mayor enemigo.
Nos hace pensar por pensar. Gastamos energía innecesaria
preocupándonos o gratificándonos, tanto con el pasado como con el
futuro, en lugar de enfocarnos en nuestro presente.

¿Qué queremos que haga nuestro contexto entonces? Queremos que


piense por nosotros. Queremos dejar que se haga cargo de nuestro
objetivo y nos indique qué tenemos que hacer, cuándo y cómo. De esa
manera, podemos pensar menos y lograr más. Podemos dejar de
gastar tanta energía en tomar decisiones, y así racionarla mejor.

Imaginate tu día sin tanta preocupación sobre lo que tenés que hacer
más tarde o mañana, o si algo te parece aburrido o no antes de hacerlo.
Muchas de estas barreras cotidianas son trampas que pone nuestra
mente. Mediante los contextos correctos, es más fácil mantenerse en el
presente, haciendo lo que sea que tengamos frente nuestro.

Es importante aclarar que diferentes contextos pueden tener distintos


resultados en distintas personas. Lo importante es encontrar un sistema
que funcione para nosotros. Por ejemplo, hay gente que prefiere música
clásica para trabajar, mientras que otros prefieren el silencio absoluto.
Del mismo modo, hay gente que escribe mejor de noche, y otros
prefieren hacerlo a la madrugada.
Ahora sí, veamos algunos cuantos conceptos y técnicas que nos van a
ser de gran ayuda para armar nuestros contextos positivos...

--
Hazte las siguientes preguntas:

1- ¿Cuáles son los momentos de tu día en los que más fuerza de


voluntad tenés que ejercer?
2- ¿Qué debería ocurrir para que puedas atravesar esos momentos sin
depender de tu fuerza de voluntad?
3- ¿Cómo sería una situación en la que atravieses esos momentos “sin
pensar”?
--
Fricción: aliada y enemiga

Para comenzar a cambiar nuestros contextos debemos buscar la


fricción que hay en ellos. La fricción puede encontrarse en un sistema
en grandes o pequeñas cantidades. A medida que incrementamos o
disminuímos la fricción, el output de ese sistema cambia.

Para el propósito de este libro, vamos a definir fricción como "el grado
de resistencia que presenta un sistema a la hora de producir el
resultado para el que fue diseñado." Esto significa que una vez que
sabemos qué tipo de resultado surgirá de un contexto en particular,
podemos aumentar o disminuir la fricción en el mismo para facilitar o
dificultar la producción de dicho resultado.

La fricción no es buena o mala en sí misma. La fricción puede ser tu


mejor amiga o peor enemiga, dependiendo de dónde esté y con qué
propósito. Muchas veces es conveniente quitar fricción de un contexto
para sentir menor resistencia a la hora de buscar el resultado deseado.
Otras veces, es preferible incrementar la fricción para aumentar la
resistencia dentro del sistema, y así evitar o demorar un resultado no
deseado.

El problema entonces no es la presencia de fricción, sino la ausencia


de intencionalidad. Cuando nuestro contexto es una serie de
situaciones que nunca definimos conscientemente, la fricción es nuestra
némesis, ya que facilita resultados no deseados, o complica resultados
que sí queremos conseguir.

Es por eso que primero tenemos que pensar "¿qué quiero que este
contexto haga por mí?" Una vez que el contexto tiene un propósito
claro, es muy sencillo pensar maneras de aumentar o disminuir la
fricción para controlar mejor los resultados.

Veamos algunos ejemplos de cómo incrementando o disminuyendo la


fricción en un contexto puede llevarnos a conseguir nuestros objetivos:

1) Más fricción: Trabajo y estudio

Si queremos que las horas que nos sentamos a trabajar o estudiar


rindan más, es importante aumentar la fricción ante las distracciones. Si
nuestro lugar de estudio es nuestra casa, es más fácil distraerse con
nuestros familiares, ruidos molestos, el televisor, la computadora, etc.
En muchos casos las oficinas son igual de distrayentes.
Si en cambio, elegimos trabajar o estudiar dentro de un café o una
biblioteca, la fricción ante las distracciones es mucho mayor. Es mucho
esfuerzo levantarse y salir de la biblioteca solo para ir a hacer zapping
en la televisión o preguntarle a un compañero de oficina qué está
haciendo.

2) Menos fricción: Trabajo y estudio

Otra manera de mejorar nuestras sesiones de trabajo o estudio es


disminuir la fricción para comenzar. Es preferible acoplar nuestras
sesiones a otras actividades previas o posteriores de nuestra rutina
diaria, como por ejemplo el gimnasio. En lugar de programar grandes
sesiones que asustarían a cualquier valiente y que sentimos que
podemos postergar unos minutos porque tenemos "todo el día," es más
fácil comenzar a estudiar gracias a que nuestras actividades están
secuenciadas. Secuenciar nuestro día es una gran manera de disminuir
la fricción ante las actividades que nos cuesta comenzar.

3) Más fricción: Ejercicio y dieta

A la hora de hacer dieta, nada es más destructivo para nuestros planes


que poca fricción en un contexto no planeado. La mejor manera para
asegurarnos de mantener la dieta es aumentar la fricción ante las
comidas que no debemos comer. Por ejemplo, es preferible comprar en
el mercado sólamente lo que sabemos que debemos comer (usar una
lista o hacer la compra online son excelentes maneras de evitar las
compras impulsivas). De este modo, la fricción para salir de la casa a
comprar comidas que no nos hacen bien cada vez que tenemos un
antojo es muy alta. Así es como terminamos comiendo lo que tenemos
en el hogar: la comida sana que planeamos con antelación.

4) Menos fricción: Ejercicio y dieta

Hacer ejercicio regularmente es uno de los hábitos más difíciles de


incorporar para mucha gente, por lo tanto es necesario disminuir la
fricción dentro de nuestro contexto para eliminar la mayor cantidad de
resistencia posible. Si queremos asegurarnos de ir al gimnasio o salir a
correr, es clave separar el proceso de preparación del momento de
hacer ejercicio.

Esto significa, por ejemplo, dejar preparada la ropa para ejercitar la


noche anterior. Así no tenemos que pensar o gastar energía antes de
comenzar. A la hora de llevar adelante los hábitos deseados, la
diferencia entre comenzar y prepararnos para comenzar es mucho más
grande de lo que parece. Es importante remover toda la fricción posible
para poder comenzar sin dudar demasiado.

5) Más y Menos fricción: Ahorrar dinero

Ahorrar es uno de los mejores ejemplos de cómo aumentar o disminuir


la fricción de un sistema puede tener cambios enormes en nuestros
resultados. Gracias a la tecnología, actualmente es posible automatizar
el proceso en el que un cierto porcentaje de nuestro ingreso se redirije a
una cuenta específica para nuestros ahorros. Así disminuímos la
fricción de separar dinero de nuestro ingreso para ahorrarlo. Al mismo
tiempo, estamos aumentando la fricción ante gastos inesperados con
dinero que queremos guardar. Por último, hemos aumentado la fricción
ante la posibilidad de una compra impulsiva, ya que para utilizar ese
dinero tendríamos que transferirlo con antelación.

Dejar las tarjetas de crédito en casa antes de salir, cambiar el dinero por
otra moneda, o manejarse con poco efectivo son otras maneras de
utilizar fricción a nuestro favor a la hora de ahorrar mejor.

Como podemos ver, la fricción es una herramienta clave a la hora de


construir nuestros contextos deseados. Una vez que empezamos a
buscar la fricción en los sistemas que nos rodean, veremos que está
por todas partes. Más importante aún, podremos empezar a manejarla
a nuestro antojo para tomar control de nuestro entorno.

--
Hazte las siguientes preguntas:

1- ¿Podés detectar las fuentes de fricción en los contextos que te


rodean?
2- ¿Cuáles son las fuentes de exceso o falta de fricción en tus
contextos?
3- ¿Cómo se verían tus contextos si pudieras incrementar o disminuir la
fricción según sea necesario?
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Variedad y Andamios

“Sé aburrido (es la única manera de lograr resultados).” - Austin Kleon

La variedad está sobreéstimada. Vivimos en una sociedad donde la


espontaneidad, la estimulación y la novedad son consideradas
necesarias para una vida plena. Pero si observamos aquellas personas
que llevan una vida con significado, veremos que se caracterizan por su
orden, disciplina y calma. Esto es debido a que la plenitud no llega de
inmediato. Se nos permite sentirla sólo luego de haber trabajado
intensamente en algo que consideramos importante. Para que una vida
tenga significado, es necesario cultivarla constantemente, y eso
requiere estructuras.

La variedad ha ganado popularidad en nuestros tiempos debido a que


tenemos más distracciones a nuestra disposición, y es más sencillo
ceder ante cada una de ellas que mantener la atención en algunas
pocas. En lugar de mirar estas formas de debilidad como una
incapacidad para construir plenitud y significado en nuestra vida, nos
hemos convencido de que son características positivas y que debemos
valorar. La realidad es que a todos nos vendría mejor un poquito más
de orden.

El punto no es quitar variedad a la vida. La variedad no solo es


interesante, sino que es vital para no quedarnos obsoletos. Lo
importante es saber abrir y cerrar la manguera de variedad cuando
querramos. El problema que muchos de nosotros tenemos hoy no es
cuánta variedad entra a nuestras vidas sino cuándo. Nuestro desafío
debe ser poder cerrar el flujo de variedad cuando necesitamos
enfocarnos, y abrirlo expresamente cuando deseemos llenarnos de
ideas y experiencias nuevas.

El problema de tener una variedad de estímulos no planeados entrando


a nuestro presente es que afectan el input del sistema en el que nos
encontramos en ese momento. Al elevar el input no planeado, nos
encontramos con una disrupción del output también. Por ejemplo, si
queremos estudiar pero tenemos alguien contándonos una historia
mientras lo hacemos, lo más probable es que el resultado de esa sesión
de estudio no sea el más óptimo.

Mi amigo Ben Casnocha suele hablar de cómo es importante saber


subir o bajar el grado de azar que entra a nuestra vida según nuestra
necesidad. Por ejemplo, si estamos buscando trabajo, es necesario que
nos expongamos a muchas situaciones, lugares y personas nuevas. Si
en cambio estamos escribiendo un libro o preparando un reporte o un
exámen, es necesario que bajemos el grado de azar al que nos vemos
expuestos para así poder enfocarnos en nuestra tarea.

Esta habilidad de aumentar o disminuir el azar según deseamos es algo


que mucha gente nunca logra aprender a lo largo de sus vidas. Algunos
transcurren sus años con demasiado desorden, nunca pudiendo
concentrarse lo suficiente para lograr sus objetivos. Otros, viven con tan
poca diversidad que pasan a ser engranajes obsoletos debido a no
exponerse a ideas y personas nuevas. El tiempo los deja atrás y pasan
a ser simples reaccionarios de lo que sucede a su alrededor, ya que
cada vez comprenden menos el mundo.

La mejor manera de incorporar esta habilidad es mediante la


instalación de "andamios” de productividad y diversidad en
nuestra vida personal. Mucha gente prefiere llamarlos rutinas, pero los
andamios juegan un rol más profundo que un simple ordenamiento de
tareas. Todas las rutinas son andamios, pero no todos los andamios son
rutinas. Los andamios, entre otras cosas, nos preparan para una tarea,
y nos llevan de la mano hasta el momento en el que estamos inmersos
en la misma.

Un andamio se parece bastante a un ritual. Pensemos en el clásico


ejemplo de una persona que vuelve cansada de la oficina a su casa:
deja el saco y los zapatos en la entrada o en su habitación, se sirve una
bebida y tal vez algo para comer, enciende la computadora, se conecta
a sus redes sociales, y se sienta frente a la televisión para mirar algún
programa de preferencia. Esta secuencia de pasos suele repetirse una
y otra vez, ya que se ha convertido en un ritual en el que la persona
facilita la transición entre la mentalidad que tenía en la oficina y el
descanso que busca en el hogar.

Un andamio es una serie de pasos cuyo objetivo es facilitar la


transición de nuestra mente, cuerpo y espíritu entre lo que sea que
estábamos haciendo y lo que tenemos que hacer a continuación.
Volver del trabajo e inmediatamente ponernos a pintar ese cuadro o
escribir ese artículo que tenemos abandonado se dificulta cuando
todavía tenemos la cabeza en la oficina. Del mismo modo, comenzar
nuestro día saliendo a correr o leyendo ese libro que tenemos por la
mitad hace semanas, se hace más difícil cuando todavía estamos
medio dormidos. Los andamios nos ayudan a prepararnos.
Antes de pensar en el diseño de los andamios que queremos que
organicen nuestra vida, es necesario que nos preguntemos qué tipo de
resultados queremos tener. ¿Deseamos llegar de la oficina y trabajar
sobre nuestro emprendimiento? ¿O preferiríamos salir para el
gimnasio? ¿O tal vez estudiar para la universidad? A la hora de
levantarnos, ¿queremos desayunar algo nutritivo? ¿O salir a correr
antes de empezar nuestro día? Estas son las preguntas que tenemos
que responder antes de diagramar nuestros andamios.

La secuencia de cada andamio debe ser diseñada con dedicación.


Debemos asumir que todo detalle es necesario, y por lo tanto debemos
incluir cualquier paso que nos ayude a poner el andamio en marcha.
Una regla útil para diseñar los andamios de nuestra vida es intentar
que, dentro de lo posible, ocupe todos nuestros sentidos. Cuanto
menos sentidos queden libres, mejor. Alguien que lee mientras escucha
música clásica y masca chicle muy probablemente aguante más tiempo
leyendo que alguien que lee en silencio, debido a que esta persona va a
interrumpir su sesión para comer algo, caminar un poco, o porque
alguien le habló.

Para facilitar la ilustración y ejemplificación de andamios, voy a


compartir mis andamios personales:

- Andamio matutino. Cada mañana empiezo mi día con la siguiente


secuencia:

1) Salgo a correr o patinar por 25-30 minutos. Siempre dejo la


ropa para hacer ejercicio a los pies de mi cama la noche anterior.
2) Desayuno dos huevos, una manzana o tasa de avena, un vaso
de agua y algunas vitaminas. Siempre leo algún libro mientras
desayuno.
3) Ducha y lavado de dientes.
4) Leer y seguir andamio de trabajo.

- Andamio de trabajo:

1) Me tomo unos segundos para enfocarme en el presente.


2) Hago un compromiso mental de trabajar o no hacer
absolutamente nada. Si prefiero no hacer nada, no oponer resistencia.
3) Preparo el mate.
4) Pongo música clásica y/o ruido de lluvia.
5) Arranco un cronómetro para trabajar 25 minutos y descansar 5.
Repito este proceso un máximo de 6 veces.
6) Arranco a trabajar aunque sea 5 minutos intensos. Si luego de
los 5 minutos siento necesidad de parar, hago un breve descanso.
Generalmente, una vez que arranqué no siento la necesidad de frenar.

- Andamio nocturno. Cada noche termino mi día con la siguiente


secuencia:

1) Documento mi día.
2) Reviso mi documento de objetivos de corto y largo plazo de mi
vida.
3) Escribo mi lista de tareas para el día siguiente.
4) Hago un repaso por mis redes sociales.
5) Mediante el uso de cierto software en mi computadora de
trabajo, bloqueo mis redes sociales y otras páginas que me pueden
distraer hasta la noche del día siguiente.
6) Lavado de dientes.
7) Preparo un té de tilo, y leo en la cama hasta que quiera dormir.

Estos son simplemente algunos ejemplos personales que he ido


mejorando luego de mucha experimentación. Los comparto aquí para
que los uses como disparadores para armar tus propios andamios.

Cuando empieces a armar los andamios de tu día, es necesario que


seas gentil contigo mismo. Nunca va a funcionar todo perfectamente
desde el primer momento. Armar los contextos apropiados a nuestro
alrededor es un proceso de auto-descubrimiento. Si alguna parte de
nuestro andamio no funciona bien, simplemente debemos aceptar que
aprendimos algo nuevo, e intentar algo distinto la próxima vez.

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Hazte las siguientes preguntas:

1- ¿Podés identificar los andamios o rutinas de tu día?


2- ¿Cómo podrías mejorar los andamios de tu día?
3- ¿Qué nuevos andamios podrías diseñar e implementar en tu día para
mejorar tu performance?
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Ciclos de Energía

Vivimos en una sociedad donde el tiempo se ha vuelto el equivalente a


la productividad. Pensamos que la manera de ser más productivo es
manejar mejor nuestro tiempo, y que nuestro limitante es la falta de
tiempo. ¿Cuántas veces escuchamos o decimos "estoy muy ocupado"?

La realidad es que el tiempo no es el recurso que tenemos que saber


regular. Es la energía.

En su famoso libro titulado "The Power of Full Engagement," Jim Loehr


y Tony Schwartz explican que el secreto de una vida plena y productiva
es el correcto manejo de nuestros ciclos de energía. Los autores
explican:

"Las vidas más ricas, felices y productivas se caracterizan por su


habilidad para enfocarse plenamente en la tarea en frente suyo, pero
también por desconectarse periódicamente y buscar renovación."

Lamentablemente, pocos de nosotros vivimos nuestras vidas


respetando esta ley cíclica de la naturaleza. Vivimos en una cultura que
se enorgullece por violar estos ciclos necesarios, ya sea con mucha
demanda, o con mucho descanso. Algunos ejemplos comunes:

- Nuestros horarios de oficina son, en el 99% de los casos,


detrimentales para una correcta administración de nuestra
productividad. La realidad es que 4 horas con energía elevada son
mejores que 9 horas mal empleadas. Esta es una de las razones por las
que creo que el deseo primario de aquellos que manejan
organizaciones es el control y no la productividad.

- Nuestros horarios de estudio suelen ser igual de ineficientes. La idea


de que 4 horas continuas frente a los libros son mejores que 2 horas
bien distribuidas de energía elevada es una visión anticuada que parte
de nuestra priorización del tiempo en lugar de la energía.

- Nuestros horarios de sueño, generalmente insuficientes durante la


semana y exagerados los fines de semana, parten del mismo error de
percepción de nuestra energía. Los ciclos de energía deben ser
respetados constantemente. La idea de que podemos "compensar"
excesos o falta de sueño a disposición es un mito.

Loehr y Schwartz explican:


"Alrededor de los 90-120 minutos, el cuerpo empieza a pedir un
período de descanso y recuperación. Las señales incluyen deseos
de bostezar y estirarse, hambre, tensión elevada, dificultad para
concentrarse, tendencia a procrastinar o fantasear, y un incremento en
los errores. Somos capaces de ignorar estos ciclos naturales, pero sólo
invocando una reacción de "lucha o escape," que surge de ver a la
tarea como una amenaza. De este modo inundamos nuestro cuerpo
con hormonas de estrés que están diseñadas para ayudarnos a lidiar
con emergencias. El costo en el largo plazo es que esas toxinas se
acumulan adentro nuestro. No podemos exigirnos tanto sin
eventualmente "quebrarnos" y estresarnos."

Esta incorrecta administración de nuestra energía y sus ciclos nos lleva


a estar débiles en algunas facetas de nuestra vida (generalmente la
física y espiritual), y estresados y sobre-exigidos en otras
(generalmente la mental y emocional). En el libro de Loehr y Schwartz
aprendemos que si queremos tener una alta performance sostenida a lo
largo del tiempo, es necesario implementar rituales de energía positiva:
rutinas altamente específicas para la correcta administración de
nuestra energía.

Por ejemplo, estas son algunas de mis rutinas diarias para administrar
bien mi energía productiva:

- A la hora de escribir, no hacerlo por más de 25 minutos, seguido por


un descanso de 5 minutos. Durante esos 5 minutos de descanso, evitar
mirar cualquier cosa que se relacione a lo que estoy escribiendo. Luego
de 4-6 sesiones de 25 minutos, tomarme un descanso de mayor.

- Luego de almorzar, duermo una siesta de 20-30 minutos, o en su


defecto, sentarme a descansar y no trabajar durante ese tiempo. Al
finalizar, camino durante 10-15 minutos para reactivar mi atención.

- Comienzo mi día corriendo o patinando por 25-30 minutos, antes de


siquiera desayunar. Esto termina siendo una inversión de tiempo, ya
que esos 30 minutos me ahorran 60-90 minutos de sueño. Si dormí bien
la noche anterior, rara vez estoy cansado durante el día luego de haber
hecho ejercicio a la mañana.

Es importante recordar que el descanso elevado es igual de nocivo


que el trabajo elevado. Los mayores picos de productividad, energia y
felicidad se encuentra en el balance constante entre un correcto nivel
de demanda y renovación. Cada uno debe encontrar sus propios ciclos
de energía y productividad y aprender a respetarlos. No todos
funcionamos del mismo modo. Algunos prefieren escribir o hacer
ejericio de noche, otros a la mañana. El objetivo debe ser
experimentar con distintos sistemas que nos ayuden a respetar los
tiempos que necesitamos, tanto de trabajo como de descanso.

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Hazte las siguientes preguntas:

1- ¿Qué tan balanceados son tus ciclos de trabajo y descanso?


2- ¿En qué momentos sentís tus picos más altos y más bajos de
productividad y descanso?
3- ¿Cómo armarías tu día y semana de manera de implementar ciclos
de energía balanceados para una performance sostenida en el tiempo?
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Externalización

Nuestra mente es muy buena para muchas cosas, pero la claridad no


es una de sus fortalezas. Muchas veces nos pasa que tenemos varias
voces en la cabeza diciéndonos distintas cosas. Antes de comer algo
que sabemos que no nos hace bien, una voz nos dice que lo comamos
mientras que otra nos recuerda que no deberíamos. A la hora de buscar
un trabajo mejor, es normal sentirnos conflictuados entre la seguridad
del salario actual y la promesa de un futuro mejor.

La solución es externalizar periódicamente.

Externalizar significa extraer nuestros pensamientos, deseos,


objetivos, etc. y hacerlos "tangibles” en el mundo exterior, para así
poder mirarlos "desde afuera.” La externalización puede tomar
muchas formas, desde la palabra escrita hasta algo visual o auditivo.

La razón por la que necesitamos externalizar es porque es mucho más


sencillo seguir nuestros deseos cuando no es nuestra mente quien nos
da órdenes, sino que es un elemento concreto del mundo real.
Estamos programados para procesar mejor los estímulos externos
que los internos.

Uno de los ejemplos más conocidos de externalización es el de un


psicólogo. El rol del psicólogo es facilitarnos la externalización de
nuestros pensamientos más confusos y difíciles. Una vez que los
dijimos y están afuera nuestro, es más fácil procesarlos y lidiar con
ellos. Lo mismo ocurre con un personal trainer: nos ayuda a aclarar,
mediante externalización, qué es lo que debemos hacer a continuación.
Cuando nuestro trainer nos dice que corramos una vuelta más, está
tomando el rol de nuestra mente y reemplazando sus mensajes
contradictorios por un mensaje claro: debemos seguir corriendo.

Hay un episodio de Friends donde Ross le sugiere a Joey, quien acaba


de ser rechazado en una audición, que escriba y protagonice su propia
película. Joey le dice a Ross que no tiene la disciplina para hacer algo
así de ambicioso. Ross le propone ayudarlo a organizarse y a
mantenerse enfocado. Más adelante, Chandler lo distrae
constantemente con sus juegos. A medida que avanza el episodio, Joey
se ve conflictuado entre el apoyo de Ross a su proyecto profesional, y
la diversión con Chandler.
Todos hemos ocupado el lugar de Joey alguna vez. Nuestros amigos
pueden ser de inmensa ayuda para que externalizemos nuestros
objetivos, como fue el caso de Ross. Cuando vamos con un amigo al
gimnasio o a estudiar, generalmente demostramos más resistencia que
si vamos solos. La presión social es una herramienta muy positiva de
externalización cuando está bien utilizada.

Pero también hay que tener cuidado con el caso de Chandler, porque si
nuestros amigos nos dan influencias negativas (vicios, violencia, falta
de disciplina, etc.), esta presión social puede jugarnos en contra. La
externalización funciona para ambos lados, por lo que debemos
instalarla conscientemente.

Otro ejemplo de externalización proviene de Jerry Seinfeld, el famoso


comediante. Seinfeld dice que para asegurarse de escribir mejores
chistes constantemente, tiene en la pared un calendario con cuadrados
grandes en cada día. Su objetivo es marcar una gran cruz roja en cada
día una vez que escribió lo planeado para ese día. Luego de unos
cuantos días, hay una cadena de cruces que se siente bien. El objetivo,
dice Seinfeld, es no romper esa cadena.

No romper la cadena. El calendario y su cadena son la externalización


de nuestros deseos de productividad: todos los días avanzar un poco.
Es preferible que estas órdenes provengan de un calendario en la pared
y no de nuestras ganas, ya que a veces las ganas no están.

Richard Branson, célebre empresario y fundador de la multinacional


Virgin, dice que si pudiera darle un consejo a todo aquel que quiera ser
un emprendedor de espíritu y tomar control de su vida, sería hacer
listas. Listas para todo. Listas sobre qué hacer cada día, mes y año.
Listas sobre las personas que tenemos que llamar, listas sobre los
pasos a seguir en un proyecto, hasta listas sobre qué libros leer y en
qué orden. Todos entendemos el valor de las listas a la hora de hacer
compras en el mercado: sabemos que nos vamos a olvidar algunas
cosas, por lo tanto externalizamos los pasos a seguir una vez que
lleguemos allí. Branson nos recomienda que apliquemos la misma
filosofía en todas las áreas de nuestra vida.

Otra razón por la que las listas son tan importantes es porque nos
ayudan en pasar de una tarea a otra. Uno de los momentos más
peligrosos para nuestra mente y su confusión es al terminar de hacer
algo y antes de empezar la siguiente tarea. Nuestra mente muchas
veces aprovecha este "vacío," para hacernos perder el tiempo. Las
listas, además de ordenarnos, nos llevan de la mano hacia donde
tenemos que ir a continuación.

Por último, hacer listas sobre algo nos ayuda a pensar en el proceso
que queremos cumplir de principio a fin. Externalizar un proceso paso a
paso a través de una lista nos asegura cumplir los pasos correctos, y no
simplemente dejándonos llevar por nuestra pobre mente.

Hacer listas es la mejor manera de experimentar con la externalización.


Y de ser posible, siempre ayuda encontrar otras personas con las que
uno pueda externalizar sus sentimientos, problemas y objetivos. Ya sea
amigos, coaches o psicólogos, este es un paso clave para tomar control
de la dirección de nuestras vidas.

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Hazte las siguientes preguntas:

1- ¿Cuáles son los momentos donde más confusión, indecisión o


contradicciones sentís en tu día?
2- ¿Cuáles son los factores en común detrás de esos momentos?
3- ¿Cómo podrías externalizar los procesos de esos momentos para
darles mayor claridad y propósito?
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Desarmado

Mientras más ambiciosos son nuestros objetivos, también crecen en


complejidad y tamaño. Por lo tanto, necesitamos "desarmarlos" en sub-
objetivos para completarlos paso a paso. Desarmar nuestros objetivos
es una de las prácticas más comunes en nuestra vida diaria. De lo
contrario no podríamos avanzar demasiado, tanto individualmente como
en sociedad.

Imaginemos cómo sería ir a la universidad si nos dieran todos los libros


de todas las materias desde el día 1 y nos dijeran "nos vemos en 4
años." O si a la hora de construir un edificio trajeran todos los
materiales necesarios al sitio para el edificio completo y pusieran a los
obreros a trabajar sin descanso hasta que terminen.

Desarmar nuestros objetivos en pequeños pasos es una estrategia de


eficiencia y una necesidad humana. Como vimos antes, necesitamos
respetar periódicamente nuestros ciclos de descanso. Por lo tanto, es
importante estructurar los pasos de un objetivo de manera que
podamos ver progreso de manera sostenida y efectiva.

Racionalmente, todos entendemos la importancia de desarmar nuestros


objetivos a la hora de hacer una carrera universitaria, pero lo olvidamos
en otras facetas de nuestra vida. Cuando sentimos que es hora de
hacer un cambio importante, ya sea de salud, profesional, emocional,
etc., ignoramos que también debemos "desarmar" este objetivo en
pasos realizables.

Desarmar nuestros objetivos tiene varias ventajas:

- Nos ayuda a visualizar cómo se ve el proceso que queremos


atravesar en su totalidad. Al pensar cómo ir desde el paso 1 al paso
10, aprendemos que hay 20 pasos más que no habíamos previsto.
Mientras más precisos seamos a la hora de planificar un proceso, más
motivante será avanzar, ya que la meta final no es algo difuso en el
horizonte. Sabremos exactamente dónde se encuentra y cuánto nos
falta para llegar a ella.

- Vivir pequeñas victorias. Uno de los mayores problemas a la hora de


hacer dieta, ir al gimnasio, o ir a la universidad, es que son procesos
que toman meses, años, o duran para siempre. Al finalizar unas cuantas
sesiones de trabajo, es común sentirse desmotivado porque no
estamos viendo los resultados que querríamos. El problema en este
caso es que nuestra definición de éxito es demasiado ambiciosa.
Debemos estar orgullosos y festejar esas pequeñas victorias
diarias o semanales.

La gratificación es clave para tener un rendimiento sostenido cuando


queremos lograr algún objetivo lejano. Uno de los mayores cambios que
debemos hacer es dejar de enfocarnos en el resultado final, y sentirnos
felices de haber vencido cada batalla diaria. Como dice Thomas
Sterner, recordemos que siempre estamos donde debemos estar.
Desarmar nuestros objetivos en partes más pequeñas nos da una visión
más clara de porqué cada paso que cumplimos es razón de
gratificación: estamos más cerca de lo que queremos. ¡Hurra!

- Evitar la falacia de planeamiento. La falacia de planeamiento nos dice


algo muy simple: las cosas toman más tiempo de lo planeado. Los
humanos somos propensos a a minimizar la complejidad de una tarea y
subestimar el tiempo que toma terminar algo. Esta falacia puede ser
causa de desmotivación si no nos preparamos para enfrentarla de
antemano. Al desarmar y definir detalladamente cada paso que
debemos cumplir para llegar a donde queremos, es más probable
estimar con precisión cuánto tiempo nos tomará terminar.

Un ejemplo personal donde tuve que "desarmar" mi objetivo lo más


posible fue al decidir escribir este libro. Un libro puede ser un objetivo
abrumador si uno no tiene claro cuál va a ser la estructura, y cómo
reducir el trabajo necesario para cada porción. Es necesario poder ver
progreso constante sin importar qué tan pequeño sea.

Mi desafío inicial fue definir la estructura del libro, mucho antes de


escribir una sola palabra. Una vez que definí pequeñas unidades de
contenido, volví a desarmar cada una de esas unidades.

Una vez que tuve un plan de contenido detallado, y que sabía que cada
pequeña sesión iba a significar progreso sostenido, recién ahí me sentí
motivado para comenzar. Sabía que mi objetivo era simplemente
escribir en pequeñas porciones, y que si cumplía mis 1000-1500
palabras por día, ese día sería un éxito y podría estar orgulloso. Los
días que no llegué a ese objetivo, o que no pude escribir por causas de
fuerza mayor, no fueron tan desmotivantes porque sabía que retomar mi
libro era simple: mirar el plan, y escribir 1000-1500 palabras en un día.
Y día a día, este libro se pudo terminar.

Si hay una técnica que conviene convertir en hábito a la hora de


planificar nuestros proyectos y objetivos, es el desarmado. Esta es la
clave para ver resultados concretos, mantener la motivación día tras
día, y lograr metas que al principio pueden parecer demasiado grandes.

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Hazte las siguientes preguntas:

1- ¿Cuáles son las tareas diarias o proyectos de largo plazo que más te
cuesta comenzar?
2- ¿Cuáles son los factores y sentimientos en común en esas tareas o
proyectos?
3- ¿Cómo se verían esas tareas o proyectos si fuesen desarmados con
precisión?
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Mono-Tasking

La generación joven es famosa por su hábito del multi-tasking. Entre el


celular, Internet y la computadora, tenemos más capacidad de
procesamiento adelante nuestro que la NASA tenía cuando mandó un
hombre a la luna, y más información disponible que todas las
bibliotecas del mundo juntas. Estudiamos o trabajamos mientras
revisamos nuestras redes sociales, enviamos mensajes a nuestros
amigos o compañeros de trabajo, y escuchamos música o la radio.

Es normal (y tentador) sentir que podemos hacer muchas cosas a la


vez.

Lamentablemente, el multi-tasking es un mito. Hay tareas que


pueden complementarse, como leer un libro o escuchar la radio
mientras vamos al trabajo, pero la mayoría de las cosas que requieren
nuestra atención tienen exponencialmente mejores resultados cuando
nos enfocamos en una sóla tarea a la vez.

La razón por la que el multi-tasking no es eficiente es porque a pesar de


tener la percepción de estar haciendo varias cosas al mismo tiempo, en
realidad nuestro cerebro se ve forzado a "borrar" y "recargar" la
información que tiene delante una y otra vez. Cuando pensamos que
estamos atentos a muchas cosas juntas, lo que de verdad ocurre es
que nuestro cerebro reinicia los mismos procesos una y otra vez. Este
constante reinicio mental de nuestras tareas se denomina penalidad
cognitiva de cambio. Cada vez que cambiamos de tarea gastamos
energía valiosa. Es preferible separar las tareas y darles toda
nuestra atención una por una. El estado ideal es el mono-tasking.

Un problema frecuente cuando tratamos de enfocarnos en una sola


tarea es que las distracciones se las arreglan para encontrarnos! Si
estamos en la oficina trabajando sobre un proyecto arduo, no es raro
que entre algún compañero de trabajo para consultarnos algo sobre un
tema distinto. Cuando tenemos que leer o estudiar, simples ruidos o
mensajes de celular pueden ser suficientes para sacarnos de ritmo. Si
estas interrupciones se repiten sucesivas veces a lo largo de minutos u
horas, no es de extrañar que el tiempo se pase volando y no
completemos lo que teníamos planeado.

Por lo tanto, el mono-tasking debe ser concientemente planificado e


implementado. Gracias a la tecnología omnipresente, las distracciones
nos persiguen a donde sea que vayamos. Debemos "forzar" situaciones
de mono-tasking. En el mundo actual, es inusual encontrarnos en una
situación donde solo podemos hacer una cosa! Es por eso que nos
sorprendemos de nuestra productividad al viajar en avión, donde no
tenemos internet ni podemos usar nuestros teléfonos. Necesitamos
crear simulaciones de vuelo en nuestro día a día.

Uno de mis hábitos favoritos cuando tengo que escribir es ir a las


bibliotecas de las universidades, donde hay que hacer silencio y
muchas veces no hay conexión a internet. Si puedo, dejo mi celular en
mi casa, y llevo el mate y algo para comer para cuando tenga hambre.
Una vez que estoy allí, no tengo mucho para hacer que no sea escribir.
Para poder llegar a una situación de mono-tasking necesito que el
contexto me acompañe.

Cuando hablo de los beneficios del mono-tasking, mucha gente se


preocupa por el posible aburrimiento. Pensamos que si solo tenemos
una cosa para hacer, nos vamos a cansar y aburrir rápidamente. A esta
gente le digo que recuerde tres cosas:

- Concentración no significa sobre-exigencia. Hacer una sola cosa


no significa dejar de descansar y atender a nuestros ciclos de energía y
productividad. Estos son principios que deben ser respetados siempre.

- La idea de que nos vamos a aburrir está sobre-estimada. Si valoramos


la tarea que tenemos enfrente, el aburrimiento rara vez ocurre por estar
haciendo esa tarea, sino que surge de nuestra sensación de que
podríamos estar haciendo algo más interesante, divertido o relajante.
En otras palabras, el aburrimiento surge de las opciones que
consideramos que tenemos en frente, y no del trabajo concreto
que demanda una tarea. Generalmente, una vez que estamos
inmersos en la tarea que postergamos una y otra vez, nos damos
cuenta que no era tan terrible después de todo...

- De todos los beneficios del mono-tasking, tal vez el más importante


sea lo que Mihaly Csikszentmihalyi llama "flujo." El estado de flujo es
el estado mental operativo en el cual la persona está
completamente inmersa en la actividad que está ejecutando. Se
caracteriza por un enfoque de energía, total compromiso con la tarea, y
éxito en la realización de la actividad. Estar en un estado de flujo es
sorprendemente gratificante, ya que siempre terminamos satisfechos
con el resultado. Estar en estado de flujo es diametralmente opuesto al
aburrimiento. Es un estado de placer desafiante que debemos intentar
recrear lo más posible. Para crear el espacio donde la sensación de
flujo pueda aparecer, debemos remover todas las distracciones
posibles.

Poca gente hoy aplica mono-tasking conscientemente en sus rutinas y


proyectos, pero una vez que uno empieza a vivirlo y repetirlo, se da
cuenta que es una herramienta invaluable para maximizar la
productividad y satisfacción diaria.

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Hazte las siguientes preguntas:

1- ¿Cómo definirías los contextos en los que cambias tu foco entre


varias tareas simultáneas?
2- ¿Cuáles son los factores en común en esos contextos?
3- ¿Cómo se verían tus contextos si quisieras aplicar mono-tasking
conscientemente en tus tareas?
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Ley de Parkinson

Del otro lado de la falacia de planeamiento y nuestra incapacidad para


estimar con precisión cuánto tiempo va a tomar una tarea, se encuentra
la ley de Parkinson. Esta ley nos dice que el trabajo se expande hasta
llenar el tiempo disponible para que se termine. Esto significa que el
tiempo que toma terminar una tarea generalmente se acomoda al
tiempo que le otorgamos. Si tenemos que terminar un proyecto en un
mes, se terminará en un mes. Si tenemos que hacerlo en una semana,
se hará en una semana.

Cuando estamos limitados de tiempo para terminar una tarea, muchas


veces nos sorprendemos por la velocidad y eficiencia con la que
progresamos. A todos nos ha pasado estar presionados por un examen
universitario o una presentación para el trabajo que debemos exponer
el día siguiente. Luego de darnos cuenta de que deberíamos haber
hecho la preparación semanas atrás, decidimos trabajar todo el día y
noche. Para nuestra sorpresa, al llegar al momento de la exposición
notamos que estamos mejor preparados de lo que pensábamos. Esta
es la ley de Parkinson en acción.

Esta técnica no es una excusa para establecer plazos irrealistas. No


debemos pensar que sin importar qué tan poco tiempo uno dedique a
una tarea, siempre va a poder terminarla. Pero sí es una técnica que
podemos poner en práctica para acelerar nuestros resultados, y simular
cómo sería intentar cumplir los mismos objetivos en menor tiempo. En
el peor de los casos, tal vez no podamos cumplir el objetivo en el plazo
pretendido, pero aún así habremos hecho valioso trabajo en menos
tiempo.

Algunos ejemplos del uso de la ley de Parkinson:

- Una carrera promedio dura entre 4 y 5 años. ¿Cómo se vería tu plan


de estudio si quisieras terminarla un año antes?
- ¿Cómo armarías tu plan de negocios o ventas si pretendieses
conseguir la misma cantidad de clientes en 3/4 del tiempo originalmente
planeado?
- ¿Cómo armarías tu rutina diaria si tuvieras que añadir una clase
semanal para aprender algo nuevo?

El valor de la ley de Parkinson es descubrir que podemos rendir más


de lo que pensábamos. Mientras seamos cuidadosos y no nos sobre-
exijamos, aplicar la ley de Parkinson a nuestras tareas más importantes
puede generar resultados muy motivantes.

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Hazte las siguientes preguntas:

1- ¿Cómo definís tus deadlines en tus tareas y proyectos?


2- ¿Cuáles son las características en común entre los proyectos que
más tardan en terminar?
3- ¿Cómo se verían tus tareas y proyectos si tuvieras que planificar
para terminarlos antes?
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Sustitución de Recompensas

¿Cuántas veces nos sentimos mal porque sentimos que debería


importarnos algo que no nos importa? ¿Cuántas veces sentimos que
“deberíamos querer” estar sanos, pero en realidad nos interesa más
comer en McDonald's, o dormir hasta tarde?

La razón por la que elegimos gratificaciones inmediatas, a pesar de


saber que deberíamos actuar de una manera más beneficiosa en el
largo plazo, es porque estamos programados para priorizar el corto
plazo. En otras palabras, la recompensa de estar sano se encuentra
muy lejos para que la valoremos lo suficiente. No sentimos que valga la
pena hacer el sacrificio para dicha recompensa, por más que
racionalmente sepamos que sí es importante. En cambio, la
recompensa de comer en McDonald's es clara e inmediata. Podemos
saborearla ya!

Uno de los problemas más grandes de nuestra sociedad es la explosión


de gratificaciones inmediatas (comida, videojuegos, redes sociales,
películas, etc.). Nuestra mente prefiere ceder en lugar de hacer el
camino largoplacista necesario para llegar a objetivos más grandes y
satisfactorios, pero que están llenos de sacrificios (una carrera
profesional exitosa, un cuerpo y una mente saludable, un impacto
positivo en la comunidad, etc.).

La manera de vencer a nuestra mente es engañándola y sustituir las


recompensas. Debemos cambiar la promesa de una gran recompensa
al final de un largo y arduo camino de obstáculos y darle pequeñas
gratificaciones periódicamente hasta llegar a donde queremos. En lugar
de hacer sacrificios enormes para algún día "estar sanos," estamos
haciendo pequeños sacrificios para vivir gratificaciones más inmediatas,
hasta que un día llegamos al final del camino sin darnos cuenta.
Nuestra motivación nunca fue el objetivo lejano y difuso, sino las
pequeñas recompensas constantes.

En la primera edición de El Mundo de las Ideas, curso del que soy


profesor ayudante, el renombrado profesor de psicología Dan Ariely nos
contó sobre cómo atravesó un tratamiento experimental para vencer
una grave enfermedad. El tratamiento duraba 2 años, y consistía de
varias inyecciones por semana que generaban efectos secundarios
indeseables. La mayoría de las personas que estaban atravesando el
mismo tratamiento abandonaron en el camino, pero él llegó hasta el
final y se pudó curar. ¿La razón? Dan dice que no tuvo nada que ver
con su fuerza de voluntad, sino con su amor por las películas. A Dan le
encantan las películas. Dan ideó un sistema donde después de cada
inyección, el se recompensaba con una película nueva. La inyección
era horrible pero la gratificación de ver una película como premio luego
de cada inyección lo mantuvo entusiasmado hasta el final del
tratamiento.

Esta es la esencia de sustituir recompensas para así lograr nuestros


objetivos más importantes. ¿Tenés que estudiar para un exámen?
Regalate una hora de televisión cada 2 horas de estudio. ¿Tenés que
hacer dieta? Regalate un nueva prenda de ropa por cada semana que
logres comer bien. El secreto es dejar de luchar con lo que nuestra
mente nos pide, y usarlo a nuestro favor. Conviene ser menos
honorable pero más efectivo. No hay nada de malo en curarse de una
enfermedad por tu amor al cine.

--
Hazte las siguientes preguntas:

1- ¿Cuáles son tus objetivos largoplacistas más abrumadores?


2- ¿Qué características hay en común entre los proyectos que lográs
terminar, y aquellos que desistís en el camino?
3- ¿Cómo podrías sustituir las recompensas de tus objetivos
largoplacistas de manera de gratificarte periódicamente?
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Procrastinación estructurada

Si hay un concepto que se ha vuelto popular en los últimos años,


especialmente en la generación joven, es el de la procrastinación.
Procrastinar significa postergar actividades que tenemos que
hacer, y sustituirlas por otras más irrelevantes y agradables.
Muchas veces que pensamos que estamos siendo vagos, lo más
probable es que estemos procrastinando. Mirar Twitter en lugar de
trabajar es un clásico ejemplo de procrastinación.

La procrastinación es una manifestación común del concepto griego de


Akrasia: actuar en contra de lo que uno considera correcto. Hay
debates sobre este "error" en nuestra manera de actuar desde la época
de Socrates y Platón. No vamos a intentar responder las preguntas más
profundas sobre porqué procrastinamos. Todos procrastinamos, por lo
tanto vamos a enfocarnos en usarlo para nuestro beneficio.

Procrastinar no significa no hacer nada, sino hacer cosas


marginalmente menos útiles que las que deberíamos estar haciendo.
Cuando procrastinamos, estamos haciendo algo para evitar hacer algo
más importante. Lo interesante entonces es que procrastinar es una
manera excelente de hacer algo! El objetivo es engañarnos para
hacer algo que consideramos importante, con tal de evitar hacer
algo que consideramos más importante.

John Perry, profesor de filosofía en la universidad de Stanford, nombró


este concepto "procrastinación estructurada:” moldear la estructura de
las tareas que uno debe hacer por importancia, para así explotar
nuestra propensión a procrastinar. Las tareas más importantes van al
tope de la lista de tareas que tenemos que hacer. Pero muchas tareas
también dignas de ser cumplidas van más abajo en la lista. Cumplir
estas tareas menos importantes que las que están arriba de todo pasa
a ser una manera excelente de cumplir muchs objetivos personales.
Mientras tengamos algún objetivo más grandioso, podemos usarlo
como algo aterrorizador y evitarlo, aunque tengamos que cumplir todo
tipo de sueños para lograrlo.

Por raro que parezca, un problema muy común en muchas personas es


tener muy pocos sueños u objetivos. Quieren terminar su carrera, o
quieren hacer su dieta, o quieren ganar más dinero para realizar un
viaje. Todo eso es excelente, pero se necesita más. ¿Qué tal lanzar un
emprendimiento personal, además de entrenar para una maratón,
aprender un idioma nuevo y dar todos los exámenes para terminar el
título universitario? Inclusive si uno falla en la mitad de esos objetivos,
aún así está logrando más cosas que si hay un sólo sueño postergado
permanentemente...

La procrastinación estructurada es una expresión más académica de la


frase "apuntar a las estrellas para llegar a la luna." El secreto entonces
pasa a ser apuntar alto en nuestras vidas. Tener muchos sueños y
objetivos. Siempre soñemos con algo gigante que no vamos a
conseguir, para así conseguir varios sueños un poco más pequeños.
Esta es la filosofía de la procrastinación estructurada.

--
Hazte las siguientes preguntas:

1- ¿Cuántos sueños y objetivos extremádamente ambiciosos tenés?


2- ¿Si tuvieras que ordenar tus sueños y objetivos por complejidad y
dificultad, cómo se vería esa lista?
3- Empezando de menor a mayor, ¿qué objetivos son ideales para
comenzar a completar esa lista?
--
¿Y Ahora qué?

Es hora de poner estas técnicas en acción. A continuación hay nueve


áreas donde recomiendo comenzar a aplicar la idea y técnicas que
vimos de contextos potenciadores:

1) Desarrollo Profesional

Nuestro desarrollo profesional no debe terminar con nuestro período en


la universidad, ese es solo el comienzo. ¿De qué manera podemos
construir contextos y sistemas en nuestra vida que nos ayuden a
desarrollarnos profesionalmente de manera constante?

2) Emprendimiento Personal

Muchos de nosotros deseamos tener nuestro propio emprendimiento,


pero a veces el desorden cotidiano nos impide concentranos lo
suficiente para llevarlo a cabo. Esta es una área ideal para establecer
estructuras y rutinas que nos habiliten un período dedicado a nuestro
proyecto.

3) Ejercicio

Durante este libro vimos varios ejemplos de cómo los contextos pueden
potenciar nuestro hábito de hacer ejercicioy sentirnos sanos. Si estás
interesado en ejercitar frecuentemente, es recomendable asegurarte
que tus contextos no sean una carga negativa ante tu objetivo.

4) Dieta

Similar al caso del ejercicio, un contexto apropiado es el mayor


determinante para mantener una dieta sana. Este es el momento de
revisar tu cocina y aplicar las técnicas vistas a lo largo de este libro.

5) Relaciones personales

La gente que queremos merece nuestra atención y dedicación. Las


relaciones que importan no deben sufrir las consecuencias de nuestros
olvidos y limitaciones. Implementar algunos contextos que nos ayuden a
estar siempre para las personas que valoramos es 100%
recomendable.

6) Relaciones profesionales
Nadie avanza solo en este mundo. Mucho de lo que cada uno ha
logrado y logrará se debe a las personas con las que ha tenido la
oportunidad de colaborar. ¿Cómo podemos aplicar contextos
potenciadores en nuestra vida para asegurarnos de devolverles valor a
aquellos que nos ayudaron, y de seguir creando oportunidades de
colaboración futuras?

7) Hobby

Tener un hobby es vital. Es una lástima que muchos de nosotros


perdamos el hábito de tener un hobby debido a no poder controlar
nuestras rutinas lo suficientemente bien. Es aquí donde debemos
reconfigurar nuestros contextos, para así mantener ese hobby
necesario para nuestro bienestar.

8) Lectura

A veces nos gustaría poder leer más libros de los que leemos
habitualmente. La mejor manera de lograrlo es con los contextos
apropiados. Debemos asegurarnos que ese libro que queremos
terminar esté en nuestras manos en el momento apropiado y no dejar
nuestro hábito de lectura al azar.

9) Manejo de finanzas

El buen manejo del dinero es una habilidad subestimada. Muchos de


nosotros tomamos pésimas decisiones financieras. Esto ocurre porque
tomar buenas decisiones todo el tiempo es agotador. Es mejor idea
dejar que nuestros contextos y sistemas se encarguen de no
despilfarrar nuestro sueldo.
Conclusión

Todos somos víctimas de nuestros contextos. El objetivo de este libro


es que te sientas menos solo. Entender el impacto que tienen los
contextos sobre nosotros debe tener un efecto liberador. Si nuestros
contextos tienen semejante influencia en nuestras vidas entonces ya
sabemos dónde comenzar para vivir mejor!

Sin embargo, mucha gente nunca se anima a actuar y prefiere


quedarse donde está. Esto ocurre porque cambiar nuestros contextos
es una decisión mucho más profunda que simplemente irnos a un bar
sin internet, o tirar el helado de la heladera. Significa querer mejorar.
Significa comprometernos al camino que queremos atravesar. Significa
olvidarnos de las excusas.

Cambiar nuestros contextos es una manera de reconocer nuestras


limitaciones, pero sin rendirnos ante ellas. Es más fácil, debido a
nuestro temor, mirar nuestros defectos y obstáculos como pretexto
para no actuar. Elegir tomar control del contexto que nos rodea implica
enfrentar ese miedo y avanzar cueste lo que cueste. Es por eso que el
miedo suele estar en la implementación. Mientras no implementemos
mejores contextos a nuestro alrededor, podemos justificar nuestra
inacción mediante nuestras limitaciones, y evitar las exigencias de una
vida mejor.

La mejor manera de arrancar a cambiar los contextos a nuestro


alrededor es hacerlo gradualmente. Debemos ir paso a paso y
recordar que no hay fracaso posible. El objetivo es experimentar,
saber que nos vamos a equivocar varias veces, y que todo aprendizaje
es válido. Nuestros primeros intentos por tener una vida más ordenada
y productiva no serán perfectos, pero ese no es el punto. El punto es
comenzar. El punto es empezar a sentir los efectos que buenas rutinas,
sistemas y hábitos pueden tener en nuestra vida. Los cambios suelen
tener tropezones hasta que se afirman. Ser mejor que ayer es un
proceso constante.

Hoy podés comenzar a tomar mayor control de los contextos a tu


alrededor.

Hoy podés comenzar a tomar mayor control de tu vida.

Manos a la obra.
Apéndice A - Libros

Si querés profundizar los contenidos brevemente desarrollados en este


libro, estos son algunos títulos con los que te recomiendo comenzar.
Debo aclarar que la mayoría de ellos están sólamente en inglés:

Thinking in Systems - Donella Meadows


Work the System - Sam Carpenter
The Practicing Mind - Thomas Sterner
The Personal MBA - Josh Kaufman
The Power of Full Engagement - Jim Loehr y Tony Schwartz
The Creative Habit - Twyla Tharp
Driven - Paul Lawrence y Nitin Nohria
Getting Things Done - David Allen
The 4-Hour Chef - Tim Ferris
I Will Teach You To Be Rich - Ramit Sethi
Apéndice B - Links

Estos son algunos de los sitios y blogs que leo más seguido. Forman
parte de mi dieta diaria de información e ideas para mejorar cómo vivo
mi vida. Todos los links están en inglés:

Paul Graham
Dan Ariely
Sebastian Marshall
Ben Casnocha
Josh Kaufman
Cal Newport
Steve Pavlina
Ryan Holiday
Ramit Sethi
David Cain
Agradecimientos

Gracias a Josh Kaufman, por ser el principal responsable detrás de mi


visión sistemática y disciplinada del mundo y mi responsabilidad para
con el mismo.

Gracias a Ben Casnocha y Sebastian Marshall por ser dos modelos


constantes de filosofías y valores a seguir, muchos de los cuales están
plasmados en este libro.

Gracias a Gerry Garbulsky y Melina Furman por ser los primeros en


apostar en mí en la Argentina, y también gracias a Federico Seineldin y
Emiliano Chamorro por demostrarme que hay mucho por hacer y
cementar mis ganas de enfocarme en este país.

Gracias a Natalia Ceruti y Laís de Oliveira por desafiarme sin miedo y


ser las aliadas que uno necesita.

Gracias a Anaclara Dalla Valle y al Convoy por mostrarme que somos


muchos los que queremos mejorar la vida de la gente en la Argentina.

Gracias especiales a Daniel Rodriguez, Mauro Zadunaisky y Rodrigo


Imas Ananía por leer los primeros drafts de este libro y darme valioso
feedback.

Gracias a vos, lector, por llegar hasta el final. Espero que este pequeño
libro sirva al menos como un disparador para traer más y mejores
resultados a tu vida.
¿Cómo nos podemos ayudar?

Si querés ayudarme y te parece que el contenido de este libro es


valioso, te pido que lo compartas con tus seguidores y redes sociales
para que más gente lo pueda descargar:
http://carlosmiceli.com/el-poder-de-tu-contexto/

Si estás interesado en que te asista personalmente en construir mejores


contextos y sistemas en tu vida, no dudes en contactarme a
me@carlosmiceli.com para consultarme sobre mis servicios.
Contacto

Para ponerte en contacto conmigo, podés escribirme a


me@carlosmiceli.com. Trato de responder a todos mis mails.

Muchas gracias!

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