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MOLINA
ESCUELA DE POSGRADO
MAESTRIA EN ENTOMOLOGÍA
INFORME DE PRÁCTICAS
CONTROL BIOLÓGICO APLICADO
LIMA - PERÚ
2020
1. INTRODUCCIÓN
Meyling y Eilenberg (2007), afirman que para su utilización como control biológico es
necesario prácticas agrícolas en donde se manipule el ambiente para beneficiar las
poblaciones de entomopatógenos, donde el conocimiento de los aspectos ecológicos del
hongo es necesario, tales como la humedad relativa, temperatura, patogenicidad,
virulencia y hospederos a los que infecta activamente. Lacey et al. (2001), afirma que
entre los aspectos básicos se encuentran el aislamiento del hongo, cultivo, pruebas
biológicas y predicción de los efectos sobre las poblaciones de plagas en el medio
ambiente, así como un desempeño predecible sobre cambios de las condiciones
medioambientales y una mayor eficiencia de producción. Los entomopatógenos
naturales son factores reguladores importantes en las poblaciones de insectos. Muchas
especies se emplean como agentes de control biológico de plagas de insectos en cultivos
en hileras e invernaderos, huertos, plantas ornamentales, pastizales, césped y césped,
productos almacenados y silvicultura y para la reducción de plagas e insectos vectores
de importancia veterinaria y médica. La comparación de entomopatógenos con
plaguicidas químicos convencionales suele realizarse únicamente desde la perspectiva
de su eficacia y coste. Además de la eficacia, las ventajas del uso de agentes de control
microbiano son numerosas. Estos incluyen la seguridad para los humanos y otros
organismos no objetivo, la reducción de residuos de pesticidas en los alimentos, la
preservación de otros enemigos naturales y el aumento de la biodiversidad en los
ecosistemas administrados. Como ocurre con los depredadores y parasitoides.
El empleo de hongos entomopatógenos en el campo comenzó a fines del siglo XIX, sin
embargo, en Brasil fue a partir de 1964, después de la aparición epizoótica de
Metarhizium anisolpliae sobre Cercópidos de la caña de azúcar es que adquirió
importancia su estudio por parte de los investigadores. Se ha aplicado este
entomopatógeno hasta en 100.000 ha/año de caña de azúcar para el control de
Mahanarva posticata (Lecuona, 1996). Es variable la dosis de hongo entomopatógeno
utilizado para el control del salivazo en pastizales (Alves, 1986) recomienda una dosis
mínima de 5 x 1012 conidios/ha, mientras que Gómez (2002) recomienda que la primera
aplicación sea de 1.5 x 1012 conidios/ha y las siguientes aplicaciones de 0.625 x 10 12 y
efectuar 2 a 3 apliaciones/año. En Costa Rica se aplica Metarhizium en el cultivo de
caña de azúcar para el control del salivazo (Aeneolamia spp. y Prosapia spp.) con dosis
de 2.5 a 5 x 1012 conidios/ha (Carballo y Falguni, 2004; DIECA, 2004).
2. OBJETIVOS
3.1.1. Concepto
Es un hongo entomopatógeno que pertenece a la clase Deuteromycetos, al orden
Moniliales, y a la familia Moniliaceae; de acuerdo a la morfología de la estructura
reproductora (conidial), y de esta manera entra en la clasificación de los hongos
superiores (hongos imperfectos) y comúnmente se encuentra parasitando un alto número
de especies de insectos (Espinoza y Vallejos, 2016).
3.1.2. Características
Es un entomopatógeno imperfecto con hifas septadas, contienen las estructuras
reproductivas denominadas conidióforos sobre las cuales se desarrollan conidias.
Beauveria bassiana ramifica su micelio para formar conidióforos que son simples e
irregulares que terminan en vértices en forma de racimos, la base de la célula
conidiogena es globosa o abultada presentando un adelgazamiento en el área donde se
insertan los conidios, los cuales son globosos de 2.0 µm, los esterigmas son curvados en
forma irregular o dispuestos en forma de zig – zag (Castillo et al., 2012).
Composición:
Concentración de ingrediente activo: 4.6 x 1010 conidias/gramo
Porcentaje de geminación: 100% a las 18 horas
Porcentaje de pureza: 100%
Figura 6: Beauveria bassiana sobre Hyphotenemus hampei. Fuente: Góngora et al., 2009.
Figura 7: Beauveria bassiana sobre Cosmopolites sordidus. Fuente: Carballo., 2001.
Composición
Agronova WG (Beauveria bassiana), cada gramo contiene 2.5 x 1010 (25 mil millones)
de Conidiosporas.
3.2.1. Conceptos
El género Metarhizium fue descrito inicialmente por Sorokin (1883) infectando larvas
de Anisoplia austriaca, este hongo se encuentra en la naturaleza, en rastrojos de cultivos,
estiércol, en el suelo, las plantas, etc., logra buen desarrollo en lugares frescos, húmedos
y con poco sol, constituyen el grupo de mayor importancia en el control biológico de
insectos plaga, principalmente en los chupadores o succionadores ya que estos no
pueden ingerir patógenos que infectan a través del tracto digestivo (Hajek y Leger,
1994). M. anisopliae ataca naturalmente más de 300 especies de insectos de diversos
órdenes. Entre las plagas afectadas por este hongo se encuentra el salivazo de la caña de
azúcar (Aeneolamia varia), y chinches plagas de diversos cultivos. Los insectos muertos
por este hongo son cubiertos completamente por el micelio, el cual inicialmente es de
color blanco pero se torna verde cuando el hongo esporula (Sandino, 2003). Debido a
las características de la especie y/o de la cepa, ámbito de hospedantes, patogenicidad,
virulencia y condiciones ambientales, existen cepas específicas utilizadas para el control
de diferentes plagas.
3.2.2. Características
El proceso se inicia cuando la espora o conidia se adhiere a la cutícula del insecto, luego
desarrolla un tubo germinativo y un apresorio, con éste se fija en la cutícula y con el
tubo germinativo o haustorio (hifa de penetración) se da la penetración al interior del
cuerpo del insecto. La germinación ocurre aproximadamente a las 12 horas post-
inoculación y la formación de apresorios se presenta de 12 a 18 horas post-inoculación
(Vicentini y Magalhaes, 1996). En la penetración participa un mecanismo físico y uno
químico, el primero consiste en la presión ejercida por la estructura de penetración, la
cual rompe las áreas esclerosadas y membranosas de la cutícula. El mecanismo químico
consiste en la acción enzimática, principalmente proteasas, lipasas y quitinasas, las
cuales causan descomposición del tejido en la zona de penetración, lo que facilita el
ingreso del hongo. Después de la penetración, la hifa se ensancha y ramifica dentro del
tejido del insecto, colonizando completamente la cavidad del cuerpo del insecto, esto
sucede en 3 ó 4 días después de la inoculación.
Otra forma mediante la cual el hongo puede causar la muerte del insecto, es mediante la
producción de toxinas. Los hongos entomopatógenos tienen la capacidad de sintetizar
toxinas que son utilizadas en el ciclo de la relación patógeno-hospedante. Entre estas
toxinas se han encontrado dextruxinas, demetildextruxina y protodextruxina, las cuales
son sustancias de baja toxicidad, pero de mucha actividad tóxica sobre insectos, ácaros
y nematodos (Sandino, 2003). Las destruxinas afectan varios organelos tales como
mitocondria, retículo endoplásmico y membrana nuclear, paralizando las células y
causando disfunción del intestino, túbulos de Malpighi, hemocitos y tejido muscular. La
esporulación ocurre en 2 a 3 días, dependiendo de las condiciones de temperatura y
humedad relativa del ambiente.
Los síntomas que causan los entomopatógenos son variables: las ninfas disminuyen sus
movimientos, disminuyen la producción de espuma y pueden abandonar los lugares de
ataque. Los adultos infectados presentan movimientos lentos, no se alimentan, reducen
su radio de vuelo y las hembras no ovipositan. Pueden morir en lugares distantes de
donde fueron contaminados. El ciclo total de la enfermedad es de 8 a 10 días. Después
de la muerte, los individuos presentan un crecimiento micelial blanco seguido por la
típica esporulación verde. En algunas ocasiones no se presenta la esporulación sobre el
tegumento, solamente se ve la presencia de micelio y se debe a condiciones inadecuadas
de humedad durante el proceso de esporulación (Lecuona, 1996).
Según Carruthers y Hural (1990); Haraprasad et al. (2001); Chamley y Collins (2007),
los hongos entomopatógenos, a diferencia de otros agentes entomopatógenos, tienen
mecanismos de invasión únicos, hecho reafirmado por Charnley (1997); Jeffs et al.
(1997) y Kershaw y Talbot (1998), referenciando que no necesitan ser ingeridos por el
insecto para controlarlo sino que lo infectan por contacto y adhesión de las esporas a
partes de su cuerpo (partes bucales, membranas intersegmentales o espiráculos, entre
otros). Es así como lo enuncia Hajek (1997); Deshpande (1999); Milner (2000); Asaff et
al. (2002) y Barranco Florido et al. (2002), que inician su proceso infectivo y asociación
patógeno-hospedero formando los túbulos germinales y a veces el apresorio (que sirve
para el anclaje de la espora) con los cuales ejerce una presión hacia el interior del
insecto facilitando la invasión del hongo. En síntesis según Alean Carreño (2003), el
mecanismo de acción se divide en tres fases: (1) adhesión y germinación de la espora a
la cutícula del insecto, (2) penetración en el hemocele y (3) desarrollo del hongo. Lo
cual generalmente resulta en la muerte del insecto.
Esta facilidad de infestación se debe a las características tanto físicas y químicas que
tienen los insectos como lo referencian Hegedus y Khachatourians (1995) y
Khachatourians (1996), que son los carbohidratos presentes en las proteínas cuticulares
que permiten que la germinación mediada por mensajeros se acelere, así como la
cubierta mucilaginosa que contribuye a la hidratación de la espora y que además
funciona como protector ante la presencia de polifenoles tóxicos y enzimas secretadas
por el sistema inmune del insecto.
Cabe destacar que durante la penetración del hongo desde la cutícula del insecto hasta el
haemocele, la hifa queda inmersa en proteínas, quitina, lípidos, melanina, difenoles y
carbohidratos; algunos de ellos son nutrimentos pero otros pueden inhibir su
crecimiento, ya que el insecto activa su sistema inmune a través de procesos como la
melanización, fagocitosis, nodulación y encapsulamiento (St. Leger y Roberts, 1997).
Sin embargo, los hongos desarrollan una serie de actividades que les permiten evitar
este tipo de defensas, tales como cambios en la pared celular y producción de sustancias
inmunomodulatorias o toxinas fúngicas (Khachatourians, 1991).
a) Sintomatología
Los insectos enfermos presentan cambios de conducta, entre ellos cese de la
alimentación, perdida de coordinación, movilización a partes altas de la planta en que se
encuentran o movilización hacia la superficie del suelo en caso de insectos del suelo y
síntomas como cambio de coloración del tegumento o manchas en la piel. Después de
morir, permanecen como cadáveres presentando los signos característicos como son
crecimiento del hongo en las zonas intersegmentales del insecto y una coloración verde
por efecto de la esporulación.
Figura 13. M. anisopliae en Anómala sp. Figura 14. M. anisopliae en Cosmopolites
sordisus
3.2.4.1. Aislamiento
La preparación del sustrato para la producción en sustrato sólido es diferente para las
especies:
Una vez llenadas las bolsas de polipropileno, se engrapan los extremos de la bolsa
previo doblez de la bolsa y se esteriliza en autoclave: 121 ªC, 15 Lb de presión (1
Atmosfera), por 30 minutos, El tiempo de esterilización esta en relación conforme
aumente la cantidad de bolsas (hasta 45 min con el autoclave convencional).
En un ambiente previamente esterilizado con luz UV por 1 hora, colocar las bolsas
sobre una mesa desinfectada, resistente al calor y con ayuda de guantes de cuero
resistentes al calor, se procede a descompactar el arroz, para que no se formen grumos.
Las bolsas se dejan enfriar y antes de continuar con el paso siguiente de la inoculación
del sustrato se debe esterilizar, nuevamente, el ambiente donde se dejaron enfriar las
bolsas. (Emplear lámparas de luz ultravioleta durante 1 hora, desconectar, e ingresar a
partir de 30 minutos aproximadamente).
3.2.4.6. Secado
Con la finalidad de secar el producto, se abren las bolsas por el centro, con lo que se
consigue bajar la humedad a 30 – a 35%. Otra opción más favorable para disminuir la
humedad hasta 15%, es vaciar el sustrato a plásticos de polietileno o bandejas
desinfectadas con alcohol, encendiendo el aire acondicionado o utilizando
deshumedecedores.
Se debe utilizar la dosis recomendada como más efectiva haciendo una buena cobertura
con el producto, dirigiéndola al estrato de la planta donde la plaga está causando el
daño. Las aplicaciones se deben realizar en el momento del día con menos incidencia de
radiación y usando coadyuvantes. Para la aplicación, se pueden utilizar equipos
convencionales o bien equipos de bajo o ultrabajo volumen y esto va a depender de la
plaga y de las recomendaciones específicas para el producto. Otra forma de aplicar el
producto es utilizando trampas atrayentes impregnadas con el hongo como las utilizadas
para el picudo rayado (Metamazius hemipterus) en caña de azúcar.
Figura 22. Aplicación de Metarhizium anisopliae en campo.
El hongo L. lecanii. es uno de los hiperparásitos más comunes de la roya del café
(Hemileia vastatrix Berk et Br.), una de las principales enfermedades en el cultivo de
café. L. lecanii se presenta en los cafetales en forma natural siendo un buen candidato
para el control biológico de la roya. (Leguizamón et al. 1989, Monzón 1992).
Lecanicillium lecanii, es un hongo que infecta a una serie de plagas como insectos de
hábito chupador y raspador como: Thrips, mosca blanca, pulgones, araña roja, ácaros, se
ha aislado este hongo de diferentes plagas y cultivos en diversos lugares, (Gómez,
1999).
L. lecanii, causa infección en cualquier estadio de desarrollo del insecto a través del
integumento, Las conidias al entrar en contacto con el integumento inician el proceso de
infección, produciendo enzimas que destruyen la pared celular, permitiendo que el
hongo penetre llegando al hemocele, donde se reproducen, invadiendo todo el interior
del insecto hasta su muerte. Este hongo cubre con un micelio de color blanco a sus
hospederos, rodeándolo como con un halo, de allí que se le conoce con el nombre de
“hongo blanco de la corona”.
Para iniciar el proceso de infección en el insecto se requiere que las conidias se pongan
en contacto con el insecto lo cual se obtiene con una buena aplicación, pero para la
esporulación sobre el cadáver del insecto se requiere que la humedad relativa sea
superior al 80%. Los entomopatógenos se conservan en el suelo por tiempos variables,
pudiendo permanecer en el cadáver del insecto hasta encontrar un nuevo hospedero.
(Ignoffo, 1992). No se desarrolla a las temperaturas normales de los mamíferos
(Lecuona, 1995).
Las conidias del hongo L. lecanii, germinan cuando entran en contacto con la cutícula
del insecto plaga. El micelio penetra al interior del cuerpo del insecto a través del
integumento y crece en la hemolinfa, causándole la muerte. La esporulación del hongo
sobre el insecto muerto se observa primero sobre las patas, las antenas y finalmente
cubre toda la superficie del cuerpo, lo cual permite la diseminación de las conidias del
hongo.
L. lecanii, es útil para el control de insectos de habito chupador y raspador como Trips,
Áfidos, Mosca Blanca, Palomilla (Dysmicoccus spp.) en Café, Piña, Plátano, Banano,
Yuca y Caña, Orthezydos en Cítricos, Ácaros., incluyendo la garrapata del
ganado, Boophilus microplus. y Colémbolos.
Figura 24. Roya del cafeto parasitado con L. lecanii. Fuente: SENASA
La producción de L. lecanii se realiza en varias fases, que van desde la obtención del
cultivo puro hasta la formulación del producto. El proceso consta de dos etapas, cepario
y producción masiva.
3.3.3.1. Producción
Se puede utilizar grano de sorgo, arroz entero y sus subproductos industriales, grano de
arroz quebrado ("granillo") y polvo de arroz ("pulido"), como medios nutritivos. Estos
materiales se colocan en bolsas de polipapel y se esterilizan en autoclave a 120 °C
durante 15 min. Posteriormente se realiza la inocularon con 10 mL de una suspensión de
1x106 conidios mL–1 de L. lecanii de cepas puras anteriormente aisladas y se incuban a
25 ± 1 °C y un fotoperíodo de 12:12 h.
A los 10 días se evalúa la producción y viabilidad de conidios. Para ello se toma 1 g del
sustrato y se suspendió en 10 mL de agua destilada estéril. El número de conidios se
calculó mediante un hematocitómetro y la concentración (esporas mL –1) (Cortez-
Madrigal, H. 2007).
3.3.3.2. Almacenamiento
Preparar el agua para la aplicación. Medir la dureza y acidez del agua, si los valores
sobrepasan a 150 ppm y pH 7 respectivamente utilizar ablandadores para disminuir la
dureza y por consiguiente el pH.
3.4.1. Conceptos
El Paecilomyces fumoroseus es una especie que se encuentra ampliamente distribuida
en las zonas tropicales, subtropicales y temperadas del mundo, posee un amplio rango
de hospederos por lo que resulta un microorganismo especialmente interesante para el
control microbiológico de plagas. Cabe destacar que recientemente ha sido trasladado al
género Isaria y denominada como Isaria fumosorosea. Por otro lado, a pesar de la
potencialidad presentada por esta especie, ha pasado relativamente desapercibida en la
literatura (Zimmermann, 2018).
El género Paecilomyces se caracteriza por tener especies que son parte de los mohos
ambientales comunes, omnipresentes en el suelo y los abonos, y a menudo se asocian
con la descomposición de los productos alimenticios. Aunque algunas especies de
Paecilomyces han sido implicadas como patógenos vegetales, animales y humanos, las
especies de Paecilomyces han mostrado un gran potencial de aplicación en la industria,
agricultura y medicina. Además, varias especies han sido consideradas como
importantes agentes de biocontrol, incluyendo Paecilomyces carneus, Paecilomyces
farinosus, Paecilomyces fumosoroseus, y Paecilomyces lilacinus. Estos hallazgos
sugieren que las especies de Paecilomyces son un recurso microbiano de alto valor, no
solo por su uso potencial, sino también por su capacidad para producir varias sustancias
bioactivas (Li et al, 2020).
3.4.2. Características
Por su morfología celular, el género Paecilomyces spp presenta hifas con ramificaciones
verticiladas o irregularmente ramificadas, hialinas y septadas muy parecidas a
Penicilium pero a diferencia de este en vez del color verdoso sus hifas son amarillosas,
“llevan en su parte terminal en cada rama grupos de fiálides, las cuales pueden ser
solitarias. Las fiálides constan de una porción basal cilíndrica o hinchada,
adelgazándose abruptamente a menudo para formar un cuello muy notorio. Los
conidióforos llevan cadenas de conidias; éstas son hialinas, unicelulares y de forma
ovoide” (Chan-Cupul, 2009).
Cabe mencionar que este género tiene dos subdivisiones Bien definidas, Paecilomyces e
Isarioidea. La subdivisión Paecilomyces se caracteriza por no ser entomopatógenos,
mientras que la división Isarioidea se caracterizada por ser entomopatógenos y
telómórficos. El hongo Paecilomyces fumosoroseus es un entomopatógeno de un amplio
rango de hospederos y distribución geográfica, ha sido aislado del suelo y de insectos de
diversas familias (Dos santos y Poso, 2003). Crece con micelio blanco, las conidias son
menores a 3.5 μm, el color de la colonia puede ser rosado-gris, rosado-oscuro, gris y el
reverso de la colonia cultivada in vitro es amarilla (Humber, 1998). Las infecciones
causadas por P. fumosoroseus se reconocen por el color rosado pálido (Bustillo, 2001).
“Una vez dentro del insecto, el hongo prolifera formando cuerpos hifales secundarios,
que se ramifican en la procutícula conformada principalmente de fibrillas lameladas.
Posteriormente, los cuerpos hifales se encuentran con la capa epidérmica y con su
respectiva membrana basal y se diseminan a través del hemocele (Deshpande, 1999).
Así invaden diversas estructuras como tejidos musculares, cuerpos grasos, tubos de
Malpighi, mitocondrias, retículo endoplásmico y membrana nuclear agotando los
nutrientes debido al crecimiento del hongo de tal modo que el hospedero muere por
inanición, destrucción de órganos internos y liberación de toxinas. Finalmente, las hifas
penetran de adentro hacia fuera y emergen a la superficie iniciando la formación de
esporas cuando las condiciones ambientales son adecuadas” (Lozano-Contreras, 2007;
Gillespie y Claydon, 1989; Pucheta et al., 2006).
Utilizar agua potable, de río o de pozo (las aguas turbias, de río o de pozo, se deben
dejar reposar por lo menos 30 minutos antes de utilizarla).
Para obtener mejores resultados, la aplicación debe hacerse en horas de la tarde cuando
la radiación solar no es muy fuerte.
4. COMENTARIOS FINALES
Los hongos entomopatógenos representan una alternativa segura y sostenible
que ayudar a compartir las plagas en la agricultura.
Existen limitaciones por parte de los agricultores para el uso de estos productos
por falta de iniciativas o planes de extensión por parte del estado.
Se debería promover su uso desde normas legislativas o reglamentos por parte
del estado que permitan monitorear la eficacia de la misma.
La acción y eficacia de control en el uso de hongos entomopatógenos dependen
de las condiciones climáticas determinadas para cada agroecosistema, por
ejemplo: Beauveria bassiana requiere de una humedad relativa entre 80 a 90 %,
y una temperatura entre 25 a 27 °C. Si la humedad relativa es muy baja a la
mencionada anteriormente, la colonización y multiplicación del hongo se ven
afectadas.
Asimismo, para su aplicación en campo requiere de ciertas condiciones en su
preparación, por ejemplo realizar la preparación a un pH apropiado y bajo
sombra. Por otro lado, es importante evitar el uso de aguas turbias en su
dilución.
El Paecilomyces fumoroseus es un hongo c entomopatógeno con una alta
potencialidad debido al amplio rango de insectos a los que afecta, además que
debería estudiarse con más detalle su ecología y el mecanismo que causa la
mortandad en el insecto.
Deben realizarse más estudios en donde se incluyan a los hongos
entomopatógenos como parte de un manejo integrado de plagas para ver en qué
medida se logra disminuir las aplicaciones químicas con la ayuda de este hongo.
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