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Su música, de un carácter muy personal, se caracteriza por la potencia rítmica, que une a las
formas del postromanticismo europeo, produciendo una música de una fascinante belleza
tímbrica. Su primer maestro fue su padre, quien le enseño a ejecutar el violonchelo,
instrumento que se convertiría en su favorito. Además de su admiración primeramente por
la música académica y su encuentro con la música de Johan Sebastián Bach, Heitor era un
amante de la música popular lo que lo llevo a aprender a tocar la guitarra ya que con dicho
instrumento encontró más posibilidades de ejecutar la música popular.
En 1905, Villa-Lobos viajó al noreste y estaba extasiado con la riqueza del folclore. En
1907 escribe “Os Cantos Sertanejos”, para una pequeña orquesta.
Hacia 1913, Villa-Lobos inició su producción, abordando ya los más diversos géneros
musicales: "Suite Floral para piano" (1914), "Danças Africanas" (1914), "Uirapuru" (1917)
y "Canto do Cisne negro para piano y violonchelo "(1917)," Amazonas "(1917), entre otros.
Realizó algunos recitales con sus obras, pero recibió críticas por sus innovaciones
musicales.
Villa-Lobos falleció en Rio de Janeiro el 17 de noviembre de 1959 a sus 72 años debido a
una crisis de uremia vírica.