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ENFOQUES ANALÍTICOS
DE LA M Ú S I C A
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MÚSICA . DEL SIGLO XX
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Cubierta: Sergio Ramírez
Maqueta: RAG
© Jo e l Lester, 1989
© Ediciones Akal, S. A., 2005
para lengua española
Sector Foresta, 1
28760 Tres Cantos
Madrid - España
www.akal.com
ISBN-10: 84-460-1692-3
ISBN-13: 978-84-460-1692-2
Depósito legal: M. 36.303-2005
ENFOQUES ANALITICOS
DE LA MÚSICA DEL SIGLO XX
T raducción : Alfredo Brotons Muñoz y Antonio Gómez Schneekloth
- s%\UII
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à»am
A grad ecim ien to s y créd ito s m u sicales
a Boosey & Hawkes, Inc. Reimpreso con permiso, dounidense y canadiense exclusivo de Universal
pp. 159-160. Edition.
Stravinsky, P relu dio d e felicita ció n , © 1953 de Boosey Webern, Tres can cion es, op. 25, n.° 1. © 1956 de Uni
& Hawkes, Inc. Copyright renovado. Reimpreso versal Edition, Viena. Copyright renovado. Todos
con permiso, p. 54. los derechos reservados. Utilizado con el permiso
Stravinsky, Petrushka, © de Edition Russe de Musique. de European American Music Distributors Corpo
Copyright cedido a Boosey & Hawkes, Inc. Edición ration, agente estadounidense y canadiense exclu
revisada. © 1947, 1948 de Boosey & Hawkes, Inc. sivo de Universal Edition, Viena.
Copyright renovado. Reimpreso con permiso, pp. 102 Webern, M ovim ientos p a ra cu arteto d e cu erda, op. 5,
103,119,134-136. n.° 4. © 1922 de Universal Edition, Viena. Copy
Stravinsky, La con sagración d e la prim avera, © 1921 right renovado. Todos los derechos reservados.
Edition Russe de Musique. Copyright cedido a Utilizado con el permiso de European American
Boosey & Hawkes, Inc. Para todo el mundo. Reim Music Distributors Corporation, agente estadouni
preso con permiso, pp. 36, 87. dense y canadiense exclusivo de Universal Edi
Stravinsky, Septeto, © 1953 de Boosey & Hawkes, Inc. tion, Viena.
Copyright renovado. Reimpreso con permiso, pp. 271
273.
Stravinsky, S in fon ía d e los salm os, © 1931 de Edition G. Ricordl/Hendon Music, Inc.
Russe de Musique. Copyright renovado. Copyright
y renovaciones cedidos a Boosey & Hawkes, Inc. Várese, O ctandre, © 1922, 1980 de Colfranc Music
Copyright de la edición revisada de Boosey & Publishing Corp. Copyright renovado. Copyright y
Hawkes, Inc. Copyright renovado. Reimpreso con renovaciones cedidos a G. Ricordi & C., Milán.
permiso, pp. 175. Reimpreso con permiso de Hendon Music, Inc.,
Stravinsky, V ariaciones, © 1965 de Boosey & Hawkes agente exclusivo, pp. 146-151.
Music Publishers Ltd. Reimpreso con permiso de
Boosey & Hawkes. Inc., pp. 259-262.
McGinnis & Marx
Joel Lester
Bronx, Nueva York
Octubre de 1988
Al estudiante
Este texto se centra en el análisis de la música del siglo xx: el medio a través del
cual nos interpelan los compositores de nuestro tiempo. No hay un único modo «co
rrecto» de analizar o de escuchar la música del siglo xx, com o no lo ha habido de nin
guna música. La percepción de una obra de arte es una cuestión muy personal. En
consecuencia, este libro no pretende enseñar «la» manera de escuchar la música del si
glo xx. Más bien presenta algunos enfoques que pueden llevar a una escucha más in
formada dando una idea de cóm o se emplean los materiales musicales y de cómo se
logran los efectos sónicos y expresivos.
La lectura de este libro contribuirá a aumentar la familiaridad con su material de
diversos modos. Bajo el título de cada capítulo, se encontrará una lista de términos
importantes y al final de cada capítulo una serie de Puntos par-a el repaso, ambas co
sas pensadas con el propósito de ayudar a localizar los temas principales. Cada capí
tulo contiene asimismo una serie de ejercicios diseñados para facilitar el análisis y las
aplicaciones ulteriores del material.
Los ejemplos musicales forman parte esencial del texto. Es importante que se o i
g a n los efectos de un análisis en la música en cuestión. Debe aprenderse a oír estos
ejemplos de un modo adecuado. La mayoría son para piano solo o pequeño conjun
to de cámara, a fin de que quizá se puedan tocar solo o con compañeros de clase. Si
esto no es posible, escúchese la música en discos. Puesto que muchos de los frag
mentos son de las mismas composiciones, la familiarización con los ejemplos de un
capítulo facilitará la percepción de aspectos adicionales de la misma música en capí
tulos posteriores. Muchos capítulos presentan análisis amplios con el fin de guiar en
el trabajo analítico personal,
U nidad U no
El legado de la tonalidad
Antes del siglo xx, en Occidente la palabra m ú sica significaba por lo general m ú
sica ton al fu n c io n a l. Que se recordara, prácticamente toda la música folclórica, popu
lar y de concierto, así como la mayoría de la música religiosa, era y había sido tonal.
Aun hoy en día, el mundo de la música contemporánea sigue incluyendo una buena
cantidad de música tonal. En el mundo de la música clásica es tonal una gran porción
del repertorio que se interpreta en las salas de conciertos, los teatros de ópera y por la
radio. En los estilos más populares y comerciales, prácticamente toda la música de rock,
jazz y country, la música de los anuncios, la que se oye en los ascensores, en los gran
des almacenes, en los aeropuertos, en las películas y en la televisión es tonal. Todas
las nanas, canciones infantiles, canciones folclóricas, himnos y cánticos de iglesia que
constituyen nuestras primeras experiencias musicales son tonales.
Es en este entorno ampliamente tonal en el que experimentamos la música no to
nal. Y es en este entorno tonal en el que los compositores de nuestro siglo crean su
música.
Debido a que tanta de la música que oímos es tonal y a que la mayoría de los es
tudiantes llegan a la música del siglo xx desde la música tonal, nos será útil examinar
los elementos del sonido musical comunes a toda la música. Así tendremos un punto
de referencia en el estudio de cóm o esos elementos contribuyen a los sonidos y al
sentido de la música no tonal.
Porque la tonalidad es más que un modo de organizar la melodía y la armonía que
proyecta un único tono central, y más que una relación entre armonías o un modo con
creto de abordar la conducción de las voces. La tonalidad afecta a todos los aspectos
de la música sin excepción, lo cual incluye el fraseo, la forma, la interacción entre me
lodía y armonía, la textura, la orquestación, la dinámica, la articulación, la estructura
ción del tiempo (el ritmo, la métrica y la sensación de continuidad y movimiento), y
hasta los nombres que damos a las alturas y los intervalos. Si una pieza no es tonal,
entonces muchos de estos aspectos musicales adquieren características nuevas.
Los capítulos de la Unidad Uno se ocupan de elementos importantes que se dan
en toda la música: la altura, el ritmo, la textura, el timbre y la forma. Estos capítulos
examinan estos elementos musicales tal como se los utiliza en la música tonal y tal
como aparecen en diversos estilos musicales del siglo xx.
C apítulo I
a r m o n ía fu n c io n a l motivo conjun to
EJEMPLO 1-1
a. J. S. Bach, Invención a 2 en do mayor
O! 71 ------------------------------s-----
— - mP- m -J=
-----
Incluso habiendo oído tan poco de estas piezas, uno sabe que la In ven ción de
Bach es tonal y que la K lavierstück de Schónberg no. Aquélla establece inmediata
mente una tónica y el sonido familiar de la conducción de las voces y las armonías
tonales, mientras que ésta no. Lo que hace tan evidente esta diferencia es el modo en
que las alturas interactúan en estas piezas, pues la tonalidad es sobre todo un lenguaje
de relaciones entre alturas.
LA ALTURA EN LA MÚSICA TONAL Y NO TONAL 15
El modo en que se usan las alturas es un aspecto de la música tan importante que
empezaremos por la altura nuestro estudio de los diversos elementos en la música tonal
y no tonal. Este capítulo aborda tres aspectos de la altura en la música tonal y no tonal:
La a r m o n ía to n a l y e l fl u j o d e l tiem p o
EJEMPLO 1-2
Las flechas por debajo de la música ilustran diversas direcciones del movimiento
armónico en la frase. Las flechas continuas indican la esencial, básica progresión I-V-I;
las flechas de puntos muestran movimientos armónicos subsidiarios que en algunos
casos llevan a los acordes inmediatamente subsiguientes y en otros casos a metas más
distantes. Escúchese la progresión al tiempo que se siguen los diversos movimientos
dirigidos que las flechas indican.
Pese a las aparentes complejidades de los movimientos dirigidos en esta progre
sión, el pasaje en realidad es mucho más simple que un fragmento extraído de una
auténtica composición tonal. Aquí no hay tonos no armónicos, la textura es por ente
ro acórdica y únicamente aparece la más simple de las interacciones armónicas. No
hay acordes ambiguos, notas cromáticas, cadencias de engaño, motivos melódicos por
LA ALTURA EN LA MÚSICA TONAL Y NO TONAL 17
L a t o n a lid a d f u n c i o n a l
EJEMPLO 1-4
Esta invención, tan típica de la música tonal de los maestros, permite que todas es-
¿pariciones del motivo x se ajusten con asombrosa facilidad al plan armónico y a
conducción de las voces estructural de la sección. Los tres primeros compases sir
en para establecer la tonalidad, los registros principales y las texturas de la pieza. La
no derecha, por ejemplo, comienza con do-mi en el c. 1 y se extiende hasta el mi
de la octava superior en el c. 3. En el proceso, la conducción de las voces y las ar
— : rias anuncian la tonalidad y los registros principales de toda la invención. Óigan-
-r líneas separadas que convergen en el mi de la mano derecha en el c. 3 (el do
re-mi y el sol-fa-mi):
EJEMPLO 1-5
j n
- k r r — l— F : ± = f r f H = t — i —
------ i - - i i f = r
= # =
3— U-
f #
20 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO XX
J=, J
1l /
1
h=
J •e-
^ 1
Hay notas que no forman parte del motivo x, pero que son importantes para li
conducción de las voces estructural, tales com o el re en los tiempos primero y ter
cero del c. 2. Estas notas sirven de marco para x en la mano derecha. En otros pun
tos, el contenido de x cambia de sentido. El movimiento de corcheas do-si-do en la
mano derecha en el c. 1 forma un movimiento contiguo al do. Pero el sol-fa-sol er
la misma posición en el c. 2 inicia el m ovim iento sol-fa-m i que lleva al mi en el
c. 3 (véase Ejemplo 1-5). Este singular enlace entre estructura (el lenguaje tonal)
contenido (motivos de una pieza dada) es una característica primaria de toda la mú
sica tonal.
Pero se trata de un enlace frágil. No se requieren muchos cambios para, rete
niendo la estructura motívica de la In ven ción , destruir su estructura armónica y to
nal. Los motivos pueden transponerse de formas diferentes; el bajo en el c. 1, per
ejemplo, podría contestar con doj o fa¡¡. Y en cada transformación podría conservarse
la alternancia de tonos y semitonos entre notas adyacentes en el motivo: las última'
siete notas en la mano derecha en el c. 3 podrían leerse fa-mi|,-re|,-do-mi|,- rej,-fa. La
estructura motívica de la invención permanecería, pero la pieza dejaría de ser tonaL
Esto es precisamente lo que sucede en las obras no tonales del siglo xx. La con
ducción de las voces y las armonías tonales ya no proveen una base para la estructu
ra de alturas de una pieza. En su lugar, la melodía y la armonía las generan relacio
nes motívicas entre grupos de alturas. El análisis de esta música implica la localización
de esos motivos y la comprensión de cómo se los emplea. Óigase el comienzo de la
Klavierstück, op. 33a, de Schónberg:
-•: mo la Invención en d o m ayor de Bach, esta pieza anuncia su idea musical básica
d s d e el mismo comienzo. Los tres acordes de cuatro notas en el c. 1 (denominados a, b, c)
r r een las estructuras de alturas para toda la composición. Cada acorde aparece inverti-
ác en el c. 2, según se muestra en el Ejemplo 1-7. Y en los compases que siguen, las no-
'-i- de a. b y c en sus formas original e invertida proveen la base para todas las alturas ad
yacentes. (Véanse los grupos de alturas encerrados en círculos en el Ejemplo 1-6.)
ETEMPLO 1-7
en el compás 1 en el compás 2
■
--------- L«----------------S±_
acorde a
J l______IL
m2 P4 P4 m2 P4 P4
acorde b
acorde c
EJEMPLO 1-8
LA ALTURA EN LA MÚSICA TONAL Y NO TONAL 23
El Ejemplo 1-8 demuestra también cómo los nombres de las alturas dependen de
s . ~_~0 'ón tonal. Sería incorrecto notar el primer intervalo encerrado en un círculo
a rrj-do. al igual que lo sería notar el segundo como mi-sij, por más que do y sij
m puedan tocar pulsando la misma tecla de un piano.
En La música tonal la misma identidad de una altura o un intervalo depende de su
posición en relación con una escala mayor o menor. Esto forma parte de la razón por
i que a las d o c e alturas de la octava las llamamos con siete nombres según los siete
de una escala mayor o menor, y usando sostenidos y bemoles allí donde se
necesario. Del mismo modo, reconocemos siete tipos básicos de intervalos: uní-
* d : í •y octavas), segundas, terceras, cuartas, quintas, sextas y séptimas. El tamaño
a i . : : de un intervalo lo especificamos por su cualidad: mayor, menor, perfecto, au-
nem ado o disminuido. Como hemos señalado en el Ejemplo 1-8, los intervalos que
■ caen el mismo número de semitonos no han de tener necesariamente el mismo nú-
i x r : ¿e grados en la escala. El sonido y el efecto de tales intervalos enarmónicamente
~ j_ v ¿.lentes depende del número de grados de la escala que contengan, no de su ta-
assóo absoluto.
¿ c e r z a lo s y a ltu ra s e n la m ú sica n o to n a l
Puesto que gran parte de la música no tonal estudiada en este texto no se basa
o ; una escala diatónica ya no hay ninguna base para la clasificación de los nombres
Je alturas y los nombres de los intervalos derivada de los siete grados de la es
cala Todo cam bio de un semitono es un cam bio a un nuevo tipo de altura más que
■b rnero cam bio en la inflexión de un grado de la escala. Fuera de una escala dia-
i:c_xa. mi-sij y mi-do, por ejemplo, no tienen un significado sistemáticamente dife-
« T te
Del mismo modo, cualquier cambio de un intervalo en un semitono resulta en un
■ne« o intervalo, no meramente en un cambio en la cualidad del intervalo. En la mú-
■«lu : nal. do-mi), y do-mi, por ejemplo, son dos tipos de terceras, de naturaleza dife-
urjLt a do-fa, que es una cuarta. Pero en ausencia de una escala diatónica, do-mi,, do
m v do-fa son simplemente tres tipos diferentes de intervalos.
'■necesitamos nuevos nombres para los intervalos y las alturas a fin de reflejar esta
j j í - í situación. El comienzo de la Unidad Dos se ocupa de estos nuevos nombres de
-i.- airaras y los intervalos. Pero antes de pasar a esa nueva terminología, continuare
is :- nuestro estudio de los efectos de la tonalidad en el ritmo y el metro (Capítulo 2),
a ;exrura y el timbre (Capítulo 3), y la forma (Capítulo 4).
4. En las piezas tonales, los intervalos y las alturas se identifican por su locali
zación en una escala mayor o menor. Para la música no tonal, necesitamos nuevos
nombres de alturas e intervalos que no dependan de una base diatónica.
EJERCICIOS
Diversos compositores en torno al paso del siglo xix al xx cambiaron de los es
tilos tonales a los no tonales, o coquetearon con un sentido suspendido de la to
nalidad. Óiganse las evoluciones estilísticas en las siguientes obras de estos seis
compositores:
El ritmo y el metro
El término ritm o denota aquellos aspectos de la música que tienen que ver con el
tiempo y la organización del tiempo. En su uso más común, el ritmo se refiere a las
. de las notas individuales, de las armonías (el ritm o arm ón ico), de todas
d u ra cio n es■
las partes en una textura (el ritm o com puesto), de las longitudes de las frases, de los
cambios de dinámica, de los cambios de textura, etc. El ritmo también comprende las
cualidades de a cen tu a c ió n que animan a estos diseños duracionales: los acentos mé
tricos, los acentos causados por las notas largas, por las notas agudas y graves, por el
cambio armónico, por los acentos dinámicos, etc. Y por último, el ritmo se refiere a
la co n tin u id a d y el flu jo de los gestos musicales a través de todas estas duraciones y
acentuaciones.
Puesto que el ritmo deriva de la actividad en otros aspectos musicales, especialmente
la altura, de los que todavía no nos hemos ocupado, este examen del ritmo en la músi
ca del siglo xx no puede sino resultar superficial. Sin embargo, podemos obtener cierta
perspectiva sobre esta música y continuar nuestro estudio de las similitudes y las dife
rencias entre la música no tonal y tonal examinando algunas situaciones rítmicas genera
les. Cuando tratemos a fondo la altura en las Unidades Dos y Tres, tendremos muchas
oportunidades de incrementar nuestra comprensión del ritmo en la música del siglo xx.
En la música del siglo xx puede encontrarse una cantidad de situaciones rítmicas
increíblemente grande. En buena parte de ella el ritmo y el metro se parecen mucho
al ritmo y el metro en la música tonal. Otras obras contienen efectos rítmicos y mé
tricos totalmente innovadores. En otras piezas, el compositor delega en el ejecutante
la elección de los valores rítmicos. Dos interpretaciones de una de esas piezas podrían
ofrecer ritmos absolutamente diferentes entre sí. Pero, a pesar de este amplísimo aba-
EL RITMO Y EL METRO 27
R eg u la rid a d e ir r e g u la r id a d m étrica s
En la mayoría de las piezas tonales, además de la regu laridad m étrica (una corrien-
se continua de tiempos más fuertes y más débiles tal como se indica en la signatura mé
trica) en el nivel indicado en la signatura métrica, hay cierta regularidad métrica en ni
veles más rápidos y más lentos. Por ejemplo, en una pieza en 2/4, los tiempos de negra
están regularmente divididos en dos corcheas y las corcheas regularmente divididas en
semicorcheas. Y los compases binarios pueden organizarse en pares o grupos de tres.
Aunque la regularidad métrica en diversos niveles puede continuar durante algún tiem
po. casi ninguna pieza tonal mantiene la regularidad métrica en todos los niveles durante
mucho tiempo. Puede haber cambios en las subdivisiones de los tiempos (de corcheas a
tresillos), en el número de compases en un grupo e incluso en el número de tiempos de
un compás (algo a veces indicado por la signatura métrica, a veces no). Dos o más divi
siones de un tiempo de compás pueden darse simultáneamente (como tresillos junto con
corcheas). Pero en algunos niveles, la regularidad se mantiene a lo largo de casi todos los
pasajes tonales. Como ejemplo de una situación métrica especialmente compleja en un
pasaje tonal, óiganse los cc. 23-27 del movimiento lento de la Sinfonía «Júpiter» de Mozart.
En el nivel más rápido, los seisillos de semicorcheas en el acompañamiento entran en con
flicto con las corcheas sincopadas de la melodía. En un nivel inferior, las negras se agm-
pon por pares, lo cual entra en conflicto con el metro ternario previo. Pero a lo largo de
todo el pasaje las unidades de negra y las unidades de corchea permanecen constantes.
EJEMPLO 2-1: Mozart, Sinfonía núm. 41, K. 551, segundo m ovim iento
(Andante cantabile)
28 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO XX
R e g u la r id a d m étrica y m ú s ica to n a l
EJEMPLO 2-2: a. Beethoven, Sonatapara piano, op. 31, nüm. 1, primer movimiento
Allegro vivace
M
\ " ¥ 1
— i
= h ?=
En muchas composiciones del siglo xx, el ritmo y el metro funcionan en gran me
dida como lo hacen en la música tonal. Pero otras obras expanden las situaciones rít
micas y métricas más allá de las normas de los estilos anteriores.
En gran parte de la música del siglo xx, las unidades métricas no son de longitud
uniforme. Por el contrario, son de longitud variable, en correspondencia con las ex
pansiones o contracciones de los motivos melódicos. Óigase la melodía parecida a
una fanfarria sin acompañamiento del Cuarteto p a r a el f i n d e los tiem pos (1941) de Oli-
Tier Messiaen (nacido en 1908). El fragmento parece estar en 4/4; pero en cada com
pás el segundo tiempo se expande a fin de «ganar tiempo» para una expansión meló-
«fcca. En el primer compás, el grado descendente faj-mi lo repite en eco el segundo
tiempo como si[,-ia¡,. El do interpolado que elabora este motivo ocupa una semicorchea
adicional dentro del tiempo. Una expansión parecida durante el segundo tiempo del
segundo compás añade una semicorchea a este tiempo.
30 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO XX
EJEMPLO 2-3: Messiaen, Cuarteto p ara el fin de los tiempos, sexto movimiento
Como resultado, lo que podría haber sido un par de compases en 4/4 se convier
te en una serie de tiempos de compás con valores a ñ a d id o s (para emplear el propio
término con que Messiaen llama a las adiciones de duraciones en los tiempos de com
pás). Compárese la versión recompuesta (Ejemplo 2-4) con el original (Ejemplo 2-3).
Adviértase que Messiaen no incluye aquí ninguna signatura métrica. Una signatu
ra métrica adecuadamente descriptiva, como 4+51+64+4, sería bastante torpe. Con agolpa
mientos continuamente cambiantes, es más fácil simplemente emitir las notas según
sus diseños.
El sexto movimiento del Cuarteto p a r a e l f i n d e los tiem pos de Messiaen se subti
tula «Danza de la furia para las siete trompetas [que anuncian el fin de los tiempos]»,
en alusión a la descripción bíblica del Apocalipsis. El movimiento presenta melodías
sin acompañamiento, todo el tiempo dobladas al unísono y a la octava. Los irregula
res agrupamientos métricos contribuyen a conferir a la música el aura de una fanfa
rria apocalíptica.
En L ’histoire du sold at (1918) de Igor Stravinsky (1882-1971) se produce una si
tuación métrica similar. El pasaje de clarinete en 7/16 (c. 75) contiene demasiado po
cas notas para llenar los tres tiempos de los siete compases previos. La resultante rup
tura de la continuidad métrica es una de las características del estilo de Stravinsky.
En la música tonal hay también ejem plos en los que la elaboración de un moti
vo o de un pasaje resulta en demasiadas o demasiado pocas notas para llenar los
tiempos de compás en el ritmo predominante. En tales pasajes, o bien los motivos
o bien las subdivisiones de los tiem pos de compás se alteraban a fin de mantener
unidades métricas completas, com o en los siguientes pasajes de Beethoven. Como
quedó demostrado en los ejem plos 2-3 y 2-5, muchos com positores del siglo xx
prefirieron no hacer tales ajustes y, en su lugar, crearon metros irregulares o cam
biantes.
EL RITMO Y EL METRO 31
- Pnrner movimiento
b L1limo movimiento
En cierta música del siglo xx, diferentes partes de una textura musical están en me
tros diferentes, un efecto llamado polim etría. Lo que sigue es una ilustración. El acom
pañamiento en el violín y el contrabajo mantiene un metro regular de 2/4 por deba
jo de los cambiantes agrupamíentos de la melodía. La sección de percusión añade sus
propias irregularidades.
J =112
Cuerdas: 2 ^
*r r T r r r> r '
Óigase también el siguiente pasaje de Messiaen en el que el violín y el violonche
lo tocan la misma melodía que en el ejemplo 2-3. Contra los irregulares tiempos de
la melodía, el diseño del clarinete permanece en 2/4 a lo largo de los cc. 42-45. En la
frase siguiente (cc. 46-50), los instrumentos invierten sus papeles, de modo que el cla
rinete toca la melodía con tiempos irregulares y el violín y el violonchelo acompañan,
primero en un diseño de 3/16, luego de 2/16.
EL RITMO Y EL METRO 33
EJEMPLO 2-9: Messiaen, Cuarteto para el fin de los tiempos, cuarto movimiento.
Violín
¿o b lad otres
«taras más abajo
par el violonchelo)
Clarinete
Violín
(diseño
similar en
el violonchelo)
Clarinete
u LIS L U r 'r r at s r 1
Lis notas por encima de la parte del violín en los cc. 42-45 y por debajo de la parte del
clarinete en los cc. 46-50 muestran la resultante rítmica de esas partes tal como aparecen en
r-, sexto movimiento.
componentes separadas. Muchas texturas del siglo xx, en gran parte de la música de
Stravinsky y Messiaen por ejemplo, mantienen estructuras métricas separadas para sus
componentes individuales.
N o ta ció n m étrica
Diferentes compositores han empleado diferentes notaciones para pasajes con dos o
más metros simultáneos. Algunos han notado cada parte con su propio metro. Esto pue
de funcionar en pasajes cortos, especialmente en piezas de cámara, y allí donde los con
flictos entre los metros no son demasiado grandes. Pero en pasajes más largos, o en pa
sajes en los que la interacción es especialmente compleja, tales notaciones constituirían
un obstáculo más que una ayuda para los ejecutantes. Imagínese tocar una parte y se
guir a las otras en el pasaje de Messiaen en el Ejemplo 2-9 si se hubiese notado así:
PP
Messiaen trata este tema en su tratado La técn ica d e m i len gu aje m u sic a l1, donde
en situaciones como ésta opta por escribir todas las partes en un único metro inalte
rable y dejar que los matices de cada parte surjan en función de la configuración de
cada parte. Este tipo de notación se da en muchas piezas del siglo xx.
Como resultado, la notación métrica no se puede aceptar como guía fiable para la
estructura métrica que se oye. Aunque la melodía en el Ejemplo 2-9 parece sincopa
da con respecto al ritmo notado, su estructura es la misma que cuando aparece sin
acompañamiento en el Ejemplo 2-3. (Compárese la melodía en el Ejemplo 2-3 con la
notación rítmica encima del pentagrama en el Ejemplo 2-9.) En éstos y otros muchos
pasajes, el metro notado puede no representar exactamente el metro de cada línea.
M o d u la ció n m étrica
’ Tratado de Olivier Messiaen, L a téc n ic a d e m i len g u a je m u sical, traducido al inglés por Jo h n Satter
field (París, Leduc, 1956).
EL RITMO Y EL METRO 35
M úsica m étrica y a m é tr ic a
Podemos ocuparnos de los cambios métricos y los metros simultáneos en una gran
'i r t e de la música del siglo xx porque la música misma contiene muchos de los ras
gos que dan lugar a nuestra percepción del metro. Así, en el Cuarteto de Messiaen
I emplos 2-3 y 2-9) y en L'histoire du sold at de Stravinsky (Ejemplos 2-5 y 2-8) y en
: s Contrastes de Bartók (Ejemplo 2-7), diversos factores, que incluyen el diseño mo-
rvico, los cambios armónicos y las largas notas, crean la sensación de metro en las
: ^rtes individuales, aunque ese metro puede estar cambiando continuamente, des
r iz a d o por acentos y diseños en conflicto y contradicho por otros metros dentro de
i . textura. Desde esta perspectiva, todas estas situaciones métricas son meramente va
rantes de las encontradas en la música tonal.
Pero hay muchas otras composiciones del siglo xx en las que podemos preguntar
nos si existe en absoluto un metro en el sentido tradicional. En ausencia de diseños
recurrentes y si los acontecimientos se encuentran muy separados sin un pulso conti
nuo que marque el tiempo entre ellos, quizá no percibamos ninguna clase de metro.
EJEMPLO 2-12: Cárter, Sonata p ara violonchelo y piano, cuarto m ovim iento
Aii*flro<j»i2oi m im .n n T n
36 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO XX
Finalmente, hay com posiciones en las que no se notan valores rítmicos preci
- : s. Óigase el pasaje de S in cron ism os núm . 2 (1964) de Mario Davidovsky (nacido
en 1934). Los ritmos sin compás en las partes instrumentales anticipan los tipos de
ramos que aparecen más adelante en la pieza en la parte realizada en cinta mag
netofónica.
M etro y tem p o
Nuestra percepción del tempo se basa más en la velocidad a la que percibimos el pul
so básico de un pasaje que en la velocidad de las notas en ese pasaje. El pulso básico de
un pasaje resulta del ritmo armónico tanto como de la escansión de las frases. Los movi
mientos lentos, por ejemplo, pueden contener notas rápidas en los diseños de acompa
ñamiento o escalas rápidas, y sin embargo sonar lentos porque la lenta escansión del rit
mo armónico y el lento desenvolvimiento de las frases producen un pulso lento. Y las
piezas pueden mantener un ritmo metronómico constante y sonar sin embargo tal como
son en diferentes tempos en diferentes pasajes si los cambios en el ritmo armónico y el
ritmo de las frases convierten el pulso básico en un valor rítmico más lento o más rápido.
Óigase, por ejemplo, el siguiente fragmento. No hay ningún cambio en la indica
ción de tempo para el segundo fragmento, y muchos ejecutantes mantienen la misma
duración de negra en ambos pasajes. (De hecho, algunos ejecutantes emplean real
mente una negra más rápida en el segundo pasaje.) Sin embargo, el famoso tema de
amor suena mucho más lento que la música en torno al c. 111 porque en el pasaje
anterior la negra se percibe como el pulso, mientras que en el tema de amor la blan
ca, o incluso la redonda, cumple la misma función.
Allegro giusto
Puesto que el metro es un determinante tan fuerte del tempo, no percibimos in-
■enLamente ningún tempo en música que proyecta débilmente el metro. No importa
r_íl sea la velocidad de las notas, la música no parece ser ni rápida ni lenta. Esto es
rarticularmente cierto en algunas piezas escritas a partir de la Segunda Guerra Mun-
Una de las que ya hemos hablado es la C om posición p a r a cu atro instrum entos
de Babbitt. Repásese el inicio en el Ejemplo 2-14; óigase también toda la sección ini
cial para solo de clarinete y nótese cómo la falta de un pulso fácilmente percibido
ifecta a la sensación de metro y de tempo.
MOTIVOS RÍTMICOS
i ® i i .i
m jj ij ij
Tercer movimiento
^ ,-rjjju i j mi
40 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO XX
Cuarto movimiento
En la música del siglo xx en la que las estructuras de alturas son complejas, oí
mos más claramente los motivos rítmicos que los motivos de alturas. Un ejemplo es
pecialmente llamativo de esto se da en el primer movimiento de la Suite lírica (1926)
de Alban Berg. El ritmo idéntico de las melodías es obvio incluso en una primera es
cucha, pese al hecho de que la segunda melodía no es ni una repetición ni una se
cuencia de la primera. Mucho menos obvia es la reaparición de las alturas de la pri
mera melodía en mitad de la segunda melodía (fa-mi-do-la-sol-re-la|,-re|,).
Berg, S u ite lírica. © 1927 de Universal Edition. C opyright renovado. Todos los derechos reservados. Utiliza
do co n permiso de la European American Music Distributors Corporation, único agente de Universal Edition
para Estados Unidos y Canadá.
EJEMPLO 2-19: Bartók, Música p ara cuerda, percusión y celesta, tercer movimiento
Xylophone
Adagio ( J = ca. 66) rubato
Bartók, M úsica p a r a cu erd a, p ercu sión y celesta. © 1937 de Universal Edition. C opyright renovado. Todos los
derechos reservados. Utilizado con permiso de la European American Music Distributors Corporation para todo
el mundo con excepción de Estados Unidos, agente de Universal Edition.
EL RITMO Y EL METRO 41
En la notable com posición Ion isation (1931), los motivos rítmicos reemplazan a
j:.-~ motivos de alturas enteramente com o los ingredientes esenciales de la estructura.
Edgard Várese (1883-1965) escribió esta pieza para un conjunto de percusión, con
aparición de instrumentos afinados únicamente en el mismo final. Por supuesto, en
tre por ejemplo la gran caja y las cajas chinas o el tambor hay grandes diferencias de
ijrjra . y estos contrastes son explotados durante la pieza. Pero lo que aquí funciona
:'t u o temas en el sentido tradicional son motivos rítmicos recurrentes.
1. El ritm o se refiere a todos los aspectos de la música que tienen que ver con
el tiempo. Sus tres subdivisiones primarias son diseñ os d e du ración , la acen tu a ció n
i incluido el m etro) y la con tin u idad.
EJERCICIOS
T érm in os y co n cep to s
A n álisis
2. Óigase y estúdiese Ion isation (1931) de Edgard Várese. El ritmo del tambor
en el estudio número 1 es prominente en muchos pasajes de la pieza. ¿Cómo se lo
aísla de su entorno? ¿Es objeto de desarrollo? ¿O solamente se lo vuelve a presen
tar? ¿Hay otros motivos rítmicos prominentes?
C o m p o sición
La textura y el timbre
En la m ú s ic a to n a l
Los tipos de texturas que se dan en la música tonal, así como la colocación de los
cambios en la textura, están, com o otros aspectos en ese repertorio, coordinados con
la relación complementaria entre melodía y armonía que llamamos armonía funcional.
El Capítulo II demuestra cómo en la música tonal esa relación se basa en el ritmo y
el metro. Las figuras y gestos de la música tonal los crea y proyecta la textura traba
jando concertadamente con la altura y el ritmo.
En la mayoría de las texturas tonales, por ejemplo, hay una parte grave clara
mente definida que sirve de base a la conducción de voces de las partes superiores.
Donde más evidente resulta esto es en las texturas homofónicas. Pero es cierto in
cluso en las texturas contrapuntísticas. El espaciamiento se suele disponer de tal
modo que la parte melódica principal queda separada de las demás partes y el cuer
po del acompañamiento se halla en una posición cerrada a fin de subrayar el ca
rácter com pacto de la armonía sustentante. El registro, tanto de las partes indivi
duales com o de toda la textura, suele quedar dentro de límites claramente definidos
durante una frase o sección. Habitualmente los cambios de armonía implican un mo
vimiento de todas las voces a la vez, a fin de que percibamos claramente los cam
bios armónicos.
Por último, lo normal es que los cambios en la textura, sean evidentes o sutiles,
refuercen metas armónicas y tonales en una gran cantidad de niveles. Un cambio en
la textura suele anunciar el comienzo de una nueva frase, y las nuevas texturas dife
rencian a los nuevos temas de sus predecesores. Incluso dentro de una frase, una ar
monía o altura melódica crucial puede verse reforzada por un cambio en la textura.
Esto es especialmente cierto en las cadencias.
Como ilustración de muchos de estos puntos, óigase el Ejemplo 3-1. Los compa
ses iniciales son homofónicos. Oímos claramente la melodía porque está doblada en
octavas, con la parte de los violines primeros por encima de cualquiera de las del
acompañamiento. Las voces internas, en las partes de viola, están separadas de la lí
nea de los bajos en el registro. Esta división de las frases en nueve compases está or
questada para cuerda, con lo que se ofrece una amalgama de timbres. Pero la parte
de los bajos, la figura de acompañamiento en las violas y la melodía de los violines
tienen todas ritmos diferentes, de modo que oímos sus sonidos por separado dentro
de la amalgama tímbrica.
La textura inicial no cambia hasta el c. 9, esto es, hasta el retorno a la tónica con
que concluyen el primer movimiento armónico de la pieza y la primera división en
frases. La nueva división en frases que prosigue la melodía en los cc. 10-13 es se
mejante en textura a los cc. 1-9 salvo en las notas tenidas de los bajos. Lo mismo
que la división en frases inicial prolonga una tónica propuesta como raíz, esta se
gunda división en frases indica un nuevo acontecimiento armónico: I6 (primera inver
sión). Ulteriores cambios en la textura señalan el movimiento a la semicadencia en
los cc. 14-16 y la semicadencia reiterada en los cc. 17-20. El registro se expande y la
relación entre las voces cambia. El retorno a la textura inicial en los cc. 22-27 com
pleta un retorno a la melodía inicial. La adición de las partes tenidas de los vientos
completa la nueva función armónica de este tema: el inicio de la modulación a la me-
LA TEXTURA Y EL TIMBRE 45
EJEMPLO 3-1 : Mozart, Sinfonía núm. 40, K. 550, prim er m ovim iento, cc. 1-51
Flauto.
Oboi.
Fagotti.
Corno in B alto.
Corno in G.
Violino I.
Violino
Viola.
Violoncello
e Basso.
46 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO XX
m m i
LA TEXTURA Y EL TIMBRE 47
Todos estos cambios a pequeña y gran escala en la textura articulan las metas to-
-~ e s y temáticas locales y de largo alcance, y nos permiten oír estas metas más cla-
-nenie. Sin embargo, en todos estos cambios de textura, el bajo, las voces medias y
r- -p r a n o están claramente proyectados por su registro y a menudo por sus propios
mmos. Aunque los detalles texturales de todas las piezas tonales difieren, los princi
pios que les subyacen son ubicuos.
En la m ú sica d e l siglo x x
Son muchas las composiciones del siglo xx que presentan texturas similares a las
á¿ la música tonal. Óigase el Ejemplo 3-2. Los primeros catorce compases presentan
melodía con acompañamiento. La melodía se proyecta claramente en el paso del
primer violín al segundo y vuelta al primero. El acompañamiento difiere de la melo-
Ü i en ritmo y a menudo en registro. La textura sigue siendo de melodía más acom
pañamiento en los cc. 17-20; pero aquí los tres instrumentos superiores, aunque no
tados por Schónberg como acompañamiento a la melodía del violonchelo, se disputan
nuestra atención con esa melodía. En el c. 21 comienza una textura imitativa.
V io lin o l-
V io lin o l*
Viola
Violoncillo
48 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO XX
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LA TEXTURA Y EL TIMBRE 49
El cuarteto de Schónberg y muchas otras piezas del siglo xx comparten con la mú
sica tonal no sólo los tipos de textura que emplean, sino también la manera en que
:> cambios en la textura (tales com o los cambios en el registro, en los niveles de ac
tividad o en el espaciamiento) contribuyen a la articulación de las metas. De hecho,
puesto que las piezas no tonales carecen de los nítidos significados armónicos co
munes a muchas piezas tonales, la textura puede realmente ser más importante que
a altura para la proyección de una sensación de cadencia u otro tipo de meta im
portante.
Óigase de nuevo el Ejemplo 3-2. La textura inicial se mantiene hasta el c. 6,
-uando todas las voces cesan abruptamente al mismo tiempo. Tras el breve silen-
:io . el violín segundo asume el papel de instrumento m elódico apoyado por nue-
as figuras de acom pañam iento y por un cam bio a un registro más agudo de todo
el conjunto. Evidentemente, esta es una frase contrastante. Como veremos en la
Vnidad Tres, la frase del violín segundo realza un grupo de alturas distinto de los
resaltados en la frase inicial. La vuelta en el c. 10 a una textura similar a la inicial
'eñala una nueva frase que se asemeja a la primera. Finalmente, la unificación de
t xio el conjunto en los tres acordes de los cc. 15-16 indica el final de una sección
más amplia.
El primer movimiento de este cuarteto obedece a la forma sonata. Las texturas de
melodía más acompañamiento de los cc. 1-16, la nitidez de las frases y la unificación
jadencial de la textura en los cc. 15-16 contribuyen a articular esta música como la
exposición del primer tema. La música cada vez más polifónica tras el c. 17 anuncia
el comienzo de la transición al segundo grupo temático.
El C uarteto p a r a cu e r d a núm . 4 de Schónberg es reminiscente de la música tonal
en su fraseo y su planteamiento formal. No toda la música del siglo xx está tan es
trechamente relacionada con la música tonal, pero los cambios de textura son casi
-lempre indicadores cruciales del fraseo, las divisiones seccionales y los tipos de mo
vimiento.
ción de todas las partes de una textura. Como resultado, a la música de muchos com
positores son comunes texturas en las que diversos componentes se comportan de
manera individual.
etc.
p
ih h ^ ~ = i
■<ru * -
pp etc.
) ^i>t, *= ]
Cuando se oyen texturas estratificadas, el oído pasa de uno a otro de los diversos
componentes. Aunque en algunos de los pasajes que se acaban de citar puede ha
ber una melodía principal, los estratos de acompañamiento son más que un mero
fondo.
N uevos c o n c ep to s d e u n a p a r t e in d iv id u a l
E JE M PLO 3 -4 : W e b e rn , C u a r te to p a r a c u e r d a , o p . 2 8 , p rim e r m o v im ie n to
a.
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T rb e m , C u arteto p a r a cu erd a , op. 28. © 1939 de Haw kes and Son (Londres), Ltd. C opyright transferido en
I a Universal Edition, Viena. C opyright renovado. Todos los derechos reservados. Utilizado co n perrni-
>3 de la European American Music Distributors Corporation, único agente de Universal Edition, Viena, para
l a i d o s Unidos y Canadá.
Son muchos los estilos musicales del siglo xx en los que se dan posibilidades aná-
. Dgamente expandidas de registro y timbre en una parte individual. Reaccionamos a
os nuevos sonidos resultantes aun cuando la melodía subyacente sea familiar. Más
oajo tenemos la transformación a que Stravinsky somete una famosa tonada al co
mienzo de su P relu d io d e fe lic ita c ió n (1955). Con todos los repentinos cambios de re
gistro y en la instrumentación cada pocas notas, ¿es adecuado llamar a esta «melodía»
Cu m pleañ os f e l i z ?
54 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO XX
$ A
ff* Y
Violonchelos, a z :
Contrabajos A
Gran caja
Oboes, Clarinetes,
Tub?bÓn TromPas' Piano Piano
£
> > >
« ▲
a z: a
A
Durante las últimas dos generaciones, los compositores han seguido creando no
vedosos tipos de textura. En la Unidad Cuatro nos ocuparemos de algunos de ellos.
EL TIMBRE
El tim bre (el color sonoro) es otro elemento musical que afecta a la textura. Los
timbres homogéneos (todas las cuerdas, todas las maderas, etc.) realzan la unidad tex
tural de un pasaje, mientras que los timbres contrastantes (por ejemplo, un oboe a
solo, una trompa a solo, y cuerdas) ayudan a separar las líneas de una textura. Mien
tras muchas composiciones del siglo xx presentan timbres semejantes a las de la mú
sica tonal, otras composiciones expanden el ámbito de uso.
EJEMPLO 3-6: Mahler, Kindertotenlieder, núm. 1: «Nun will die Sonn' so hell aufgehn»
y arpa p
56 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO X X
[ sos d e la p e r c u s ió n
instrumentos a solo
S u ev a s té c n ic a s in stru m en tales
Como los de épocas anteriores, los compositores del siglo xx han explorado nue-
v >s registros, nuevos timbres y nuevas técnicas para todos los instrumentos. Un ejem
plo históricamente famoso es el comienzo de La con sa g ració n d e la p rim a v era
1913), donde Stravinsky utiliza el fagot como instrumento a solo en el mismo límite
- jperior de su registro. Entre las posibilidades tímbricas para los instrumentos de
-iierda, algunas de las cuales se descubrieron mucho antes del siglo xx, se cuenta el
pon ticello (aplicar el arco cerca del puente), el g lissan d o (deslizamientos de una nota
^ otra), diversos tipos de p iz z ic a to (cuerdas pulsadas) y el col legno (empleo de la
madera del arco). En cuanto a los instrumentos de madera y de metal, las posibili
dades incluyen el fn d la to , los m u ltifón icos (dos o más notas a la vez), las notas p e
d a l (notas fundamentales en el registro bajo) y el ch a sq u id o d e las llaves en las ma
reras. Diversas nuevas técnicas pianísticas incluyen tocar dentro del piano pulsando,
rasgueando o arañando las cuerdas con los dedos o diversos utensilios, golpear las
carras y hacer sonar las tapas, tocar armónicos e insertar objetos entre las cuerdas (el
llamado p ia n o p r e p a r a d o ).
58 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO X X
En muchas piezas del siglo xx estas nuevas técnicas, junto con nuevas combina
ciones de instrumentos, crean colores musicales que habrían sido inimaginables en
épocas anteriores. El M ovim iento p a r a cu arteto d e cu erd a, op. 5, núm. 4, de We
bern, que presenta una diversidad de efectos tímbricos, es tratado por extenso en la
Unidad Dos. En el Ejercicio de análisis 2 en el Capítulo VIII se hallará una partitura
de esta pieza.
Óiganse los extractos del tercer movimiento de la M úsica p a r a cu erda, p ercu sión
y celesta (1936) de Bartók en el Ejemplo 3-7. El xilófono a solo y los glissandos de los
timbales preceden a la entrada de las cuerdas. En el pasaje posterior (c. 20), los trinos
del violín abarcan todas las notas incluidas en una quinta perfecta, constituyendo un
fondo tremolante para los glissandos en los violines segundos. El piano aquí funcio
na como un instrumento de percusión. Toda esta textura, reforzada por los trémolos
de las violas y los violonchelos, acompaña a la melodía doblada por la etérea combi
nación de violines a solo y celesta.
EJEMPLO 3-7: Bartók, Música p ara cuerda, percusión y celesta, tercer movimiento
a.
Timpani
Xylophon
Timf.
Xjl.
l.V le.
l.Vle.
l.C b.
Bartók, M ú sica p a r a cu erd a , p erc u sió n y celesta. O 1937 de Universal Edition. C opyright Renovado. Todos
los derechos reservados. Utilizado con permiso de la European American Music Distributors Corporation
para todo el mundo, excluido Estados Unidos, agente de Universal Edition.
LA TEXTURA Y EL TIMBRE 59
60 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO XX
P fte.
fTiir-n-M i ñ i'tiifif i á i y
m
2 M il
EJEMPLO 3-8: B eeth ov en , Sinfonía núm. 3, op. 55, prim er m ovim iento
©
(Allegro con brío) s
P dolce
Oboe -. .1 Clarinete---- 1 Flauta____ I Violines___I
Únicamente a partir de la segunda mitad del siglo xix, bajo la influencia de Richard
•' -gner, los cambios persistentes de timbre en mitad de una frase se convirtieron en
_r. rasgo corriente en la orquestación. Óigase el Ejemplo 3-9, extraído del primer mo-
imiento de la S in fon ía núm . 4 (1892) de Mahler.
Los cambios en la instrumentación de las partes principales son continuos, incluso
ientro mismo de las frases. Lo que en los cc. 7-9 comienza en las cuerdas graves se
iesplaza a los fagots y las trompas en el último tiempo del c. 9, a la trompa a solo en
el c. 10, a la trompa y al fagot en el primer tiempo del c. 11, al fagot, los violonche
los y los contrabajos en el c. 11, etcétera.
62 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO XX
Este tipo de instrumentación aparece en muchas composiciones del siglo xx. Para
describir tales cambios continuos de instrumentación en la tercera pieza de las Cinco
p ie z a s p a r a orquesta, op. 16 (1909), Schónberg acuñó el término K lan gfarben m elodie,
que significa una melodía de colores sonoros (K lang = sonoridad o tono; F arben =
LA TEXTURA Y EL TIMBRE 63
« ¿ :r e > M elodie = melodía). Gran parte de ese movimiento consiste en acordes tem
ías- con sutiles orquestaciones en constante cambio. Como ejemplo de K lan gfarben -
mmst.tiie en una sola melodía, óigase la parte principal en el Ejemplo 3-10, extraído del
C -'« c i,rtop a r a n ueve instrumentos, op. 24 (1934), de Webern, donde casi cada nota
s b en un instrumento diferente.
E7EMPLO 3-10: W ebern, Concierto p ara nueve instrumentos, op. 24, segundo m ovim iento
"Sebem empleó esta técnica de orquestación incluso en sus arreglos de música pre
til Su orquestación del ricerca re a seis de la O frenda m u sical de Bach emplea ocho
o p ío s instrumentales durante las veinte notas del sujeto de la fuga. Al requerir un
-<^n;do sumamente refinado de la configuración y la fusión de varios instrumentos
rurj. producir una única línea, la K la n g fa rben m elod ie añade un aura de música de cá
mara a muchas texturas orquestales del siglo xx.
2. En la música tonal las texturas suelen presentar una parte grave claramente
definida y que provee la base para una parte melódica continua, con cambios de
textura estrechamente relacionados con el fraseo y la forma.
3. La música del siglo xx presenta una amplia gama de texturas, incluidas las tex
turas tonales tradicionales y las texturas estratificadas (con componentes relativa
mente independientes). Con partes individuales que pueden incluir cambios de re
gistro extrem os, timbres, dinámicas y articulaciones cam biantes, muchas
composiciones del siglo xx contienen texturas sin ninguna relación en absoluto con
ios modelos tonales.
EJERCICIOS
T érm in os y co n c ep tos
A n álisis
1. Siga familiarizándose con las composiciones que se citan en las Unidades Dos
y Tres, concentrándose en los tipos de texturas, su relación con los temas y los mo
tivos, con los timbres y con las frases y la forma.
Milton Babbitt, C om posición p a r a cu atro instrum entos (1948)
Béla Bartók, Q uinta d ism in u id a, núm. 101 de M ikrokosm os (1926-1937)
C uarteto p a r a cu er d a núm . 3 (1927)
Claude Debussy, La m er (1905)
Olivier Messiaen, C uarteto p a r a el f i n d e los tiem pos (1941)
Arnold Schónberg, Cuarteto p a r a cu er d a núm . 4 (1937)
Igor Stravinsky, P etrushka (1911)
S in fon ía d e los salm os (1930)
Antón Webern, M ovim iento p a r a cuarteto d e cu erda, op. 5, núm. 4 (1909)
V ariaciones p a r a p ia n o , op. 27 (1936)
2. Óiganse las dos secciones iniciales de La co n sa g ra ció n d e la p rim a v era (1913)
de Stravinsky: la «Introducción» y la «Danza de las adolescentes». ¿Cómo están cons
truidas las texturas en la introducción?
La melodía inicial en el fagot se consideró revolucionaria en la época de la com
posición debido a su empleo de un registro hasta entonces inexplorado del fagot y
por su uso del fagot sin acompañamiento como el instrumento melódico para em
pezar una pieza orquestal. ¿Qué otros timbres, combinaciones tímbricas y técnicas
instrumentales difieren del uso tonal?
3. Óiganse sin partitura la sección inicial de Ángeles negros (1970) de George
Crumb. ¿Cómo describiría las texturas y timbres? ¿Cómo crean frases y secciones es
tas texturas y timbres?
La forma
El término fo r m a , tal como lo utilizan los músicos, se refiere a las secciones de una
- eza: su organización, el(los) tipo(s) de música que contienen y sus relaciones mu-
u as En las épocas clásica y romántica, numerosas composiciones comparten ordena-
'.es semejantes de temas y tonalidades. Estas semejanzas llevaron a los teóricos y
_ .sicólogos a inventarse nombres estereotipados para referirse a estas formas nor
malmente empleadas: forma sonata, rondó, forma de Lie el, etc. Todos estos nombres
se ~:guen usando en la actualidad.
Pero aunque estos nombres persistan, las actitudes de muchos músicos hacia estas
f m a s han cambiado. En el siglo xix, la mayoría de los músicos concebían una forma
—_>ical como un perfil o molde que se había de rellenar con los temas de una pieza
Ja. Hoy en día, muchos músicos consideran la forma musical de una manera más
_r.plia. En este significado más nuevo, la forma se refiere a la unidad producida por
ba conjugación de todos los aspectos de una composición: el ordenamiento de los te-
pero también las estructuras armónico-melódicas, las conducciones de las voces,
los movimientos tonales, los fraseos, las texturas, etc. El centro de atención lo consti-
e la unidad conceptual de cada pieza, no el grado en que esa pieza sigue o no al-
patrón abstracto. Los temas participan en la creación de la forma, pero su presen-
;--i es en parte resultado de otros factores musicales. En la forma sonata, por ejemplo,
el nuevo tema que con frecuencia acompaña la llegada a una nueva tonalidad no se
'u ed e separar del establecimiento de esa nueva tonalidad, pues el nuevo tema apare-
:e en parte para establecer la nueva tonalidad. Y al nuevo tema quizá se puedan agre
gar una nueva textura, una nueva instrumentación, un nuevo tipo de construcción del
—aseo, nuevas progresiones armónicas o nuevas conducciones de voces.
Esta amplia perspectiva sobre la forma musical, que realza la participación de to
i :>s los aspectos de la estructura, es particularmente valiosa cuando volvemos nuestra
-'.ención a la música del siglo xx. Pues incluso allí donde una pieza no tonal del si
glo xx pueda parecer que está en una forma tonal, la ausencia de una armadura crea
.na nueva estructura. Algunos compositores del siglo xx han seguido organizando sus
66 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO X X
Todo el cuarteto para cuerda es una forma en arco en torno al tercer movimien
to, él mismo una forma en arco (ABA). Las correspondencias entre los movimientos
LA FORMA 67
La preocupación de Bartók por las simetrías formales y la forma en arco afecta tam
bién a sus obras en otras construcciones. Su M úsica p a r a cu erda, p ercu sión y celesta
«1936), por ejemplo, se inicia con un movimiento en fuga. El movimiento está cons-
m ádo simétricamente en torno al clímax de la pieza (c. 56) que aparece una vez cum
plidos aproximadamente dos tercios de la duración del primer movimiento. El clímax
sstsmo lo hacen evidente la mayor dinámica del movimiento (ffj), la distancia regis-
xad más amplia del movimiento (cinco octavas menos un semitono) y la súbita re
ducción de la textura a meras octavas después de una densa polifonía. Antes del clí
max. el sujeto de la fuga sólo aparece en su forma original. Inmediatamente después
<ád clímax, el sujeto aparece invertido (en dirección contraria) varias veces. El resto del
•movimiento utiliza el sujeto de las dos formas.
La estructura de alturas de este movimiento es también simétrica en torno al clí
max. La presentación inicial de la fuga empieza y termina en la. Sucesivas presenta-
oo n es del tema alcanzan alturas sucesivamente superiores o inferiores por quintas
perfectas: [la]-mi-si-fa#-doj-solfl y [la]-re-sol-do-fa-si[,. Estas dos series convergen luego
«en el clímax sobre la octava de mi),: mil, está una quinta más allá del final de ambas
-series y es también la altura más alejada de la (a un trítono de distancia). A continua-
caóti del clímax, las dos series de quintas aparecen en orden reverso, de mi, de vuel-
¡a hacia la, esta vez con la inversión del sujeto.
Otro rasgo de la música de Bartók que se encuentra en com posiciones de mu
daos otros compositores del siglo xx es la estrecha relación de los temas entre sí. El
primer movimiento de su C uarteto p a r a c u e r d a núm-, 2 (1 9 1 7 ) es un caso palmario.
Aunque en este movimiento en forma sonata cada tema es distinto de los demás, los
principales motivos de cada tema comparten todos un perfil ascendente y descen
dente, com o se muestra en el Ejemplo 4-1. Si Bartók no hubiese llamado nuestra
¿tención sobre esta relación entre los temas, los oyentes quizá nunca lo habrían ad
venido. Pero en la recapitulación esta relación pasa al primer plano del mismo
modo que los cuatro instrumentos se unen todos en una sorprendente presentación
ai unísono del ascenso y descenso gradual en la-si-do-si-la. Desde esta melodía al
unísono surgen todos los motivos principales del movimiento, com o se muestra en
ei Ejemplo 4-2.
f e
t f H H— T — =— ^ 4
J> =13«
68 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO X X
Bartók, C u arteto p a r a c u e r d a núm . 2. C opyright 1920 de Universal Edition. Copyright renovado. Todos los
derechos reservados. Utilizado con permiso de la European American Music Distributors Corporation para
todo el mundo, con excepción de Estados Unidos, agente de Universal Edition.
LA FORMA 69
Por contra, en las obras de los compositores del siglo xx los temas rara vez se vuel
en a presentar de la misma forma; en lugar de eso, están constantemente evolucionado
nuevos temas en un proceso llamado variación continua. La música de Schónberg y
s compositores influidos por él es particularmente rica en tales variaciones continuas,
cual confiere a los movimientos enteros el sentido de ser desarrollos incesantes.
En las composiciones del siglo xx basadas en una forma tonal, la forma suele es
tar comprimida o expandida hasta tal punto que su naturaleza resulta alterada. Mu-
:ra s piezas de Antón Webern, por ejemplo, son tan breves según los estereotipos de
a música tonal que lo que en otra pieza podría considerarse un fragmento de una fra-
-r se convierte en una importante unidad formal.
Dos ejemplos de esto son el M ovim iento p a r a cuarteto d e cu erda, op. 5, núm. 4
' 909), que dura poco más de un minuto, y el segundo movimiento de las Variacio-
-=>' p a r a p ia n o , op. 27 (1936), de apenas medio minuto aun con las repeticiones de las
. - mitades del movimiento. Éstas y otras obras de Webern están basadas en formas
tradicionales; la op. 5, núm. 4 tiene forma ABA’; el segundo movimiento de la op. 27
Je forma binaria. Pero, dada la escala en miniatura de estos movimientos, de los
.ales se tratará por extenso en capítulos posteriores, lo que al principio puede pare-
rer parte de una frase quizá constituya en realidad toda una sección contrastante.
En el otro extremo del espectro se encuentran movimientos sumamente largos que de
— ,,n de la expansión de formas muy simples. El último movimiento del Cuarteto p a r a el
d e los tiempos (1941) de Olivier Messiaen, por ejemplo, dura más de siete minutos,
. _nque sólo contiene treinta y dos compases de 4/4 con .s = 36. Básicamente, el movi-
r_ento es un único periodo paralelo: dos frases de dieciséis compases cada una que es
tar. al mismo tiempo en sus ocho primeros compases. Pero a un tempo extremadamente
cr.io, el movimiento dura muchas veces más que cualquier composición tonal compara-
v En el mismo comienzo del movimiento, por ejemplo, la presentación de un motivo
70 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO X X
y su secuencia (cc. 1-3, 4-6) duran un minuto y quince segundos. Como sucedía con la
extrema compresión del material en Webern, esta expansión del material cambia la natu
raleza de la forma. Una sola nota puede convertirse en un acontecimiento importante.
En resumen, las formas tonales tradicionales constituyen la base de muchas com
posiciones no tonales del siglo xx. Pero en muchas de estas obras la ausencia de una
armadura, la adición de nuevos aspectos (com o las simetrías formales y la variación
continua) y el empleo de nuevas escalas temporales (brevedad o longitud extremas)
crean novedosas construcciones.
Además de adoptar, adaptar o transformar formas tonales, los compositores del si
glo xx han desarrollado asimismo nuevos procedimientos formales. Muchas obras de
Claude Debussy, por ejemplo, no siguen los modelos tonales formales. Con frecuen
cia en estas obras parece haberse abandonado conceptos tradicionales como exposi
ción, variación y desarrollo de los temas. Un ejemplo, ya citado en nuestro estudio de
la textura en el Capítulo III, es la obra orquestal La m er (1905). Los temas entran y sa
len, reapareciendo entre otros temas en nuevos entornos, pero sin el mismo sentido
de ordenamiento que en las formas tonales.
También muchas obras de Igor Stravinsky derivan de nuevos principios formales
com o es la yuxtaposición de varios elementos (temas, texturas, motivos) contrastan
tes. La presentación de un elemento puede ser interrumpida por otro elemento, al cual
sigue una reaparición o expansión del primero. Los varios elementos diferentes sim
plemente se encuentran unos junto a otros. Esta yuxtaposición de elementos separa
dos es semejante a la estratificación en Stravinsky de componentes separados para
constituir sus texturas. Los estudios del inicio de P etrushka (1911) y del primer movi
miento de la S in fon ía d e los salm os (1930) en los Capítulos VIII y IX examinan estos
principios constructivos con más detalle.
Otro principio formal nuevo del siglo xx deriva del empleo de la variación conti
nua por parte de Schónberg y otros. Un tema o motivo puede aparecer sólo una vez,
seguido por una variación distante o por nuevo material completamente nuevo, de lo
cual resulta un flujo constante de nueva música. En el monodrama Erwartung, op. 17
(1909), la continua introducción de nuevos materiales temáticos corre paralela al tex
to de la obra, en el que la soprano canta únicamente fragmentos de frases a la ma
nera en que fluye la consciencia.
Tras la Segunda Guerra Mundial la forma musical ha sido objeto de una enorme
diversidad de enfoques. Como veremos en la Unidad Cuatro, en muchas obras de este
período no se encuentran temas y motivos en el sentido tradicional. Junto con nuevas
texturas y nuevos conceptos de melodía y armonía, han surgido nuevas formas que
tienen poco que ver con las construcciones tonales tradicionales.
En C om posición p a r a cu atro instrumentos (1948) de Milton Babbitt, por ejemplo, la
organización global de la obra se apoya conceptualmente en la permutación, la base de
las alturas. La pieza está escrita para flauta, clarinete, violín y violonchelo. Se dan todas las
combinaciones de estos instrumentos: un solo para cada uno, todos los dúos posibles,
todos los tríos posibles y una sección para el cuarteto. Estas secciones se disponen por
pares en cada uno de los cuales cada instrumento participa por lo menos una vez:
LA FORMA 71
Resumen
EJERCICIOS
A n álisis
4. Óigase La p reg u n ta sin respuesta (1908) de Charles Ivés. ¿Qué procesos for
males subyacen a esta pieza? ¿Está ésta basada en un modelo tonal?
L is e s tr u c tu r a s d e a ltu r a s
En la Unidad Uno hemos examinado algunas diferencias entre la música tonal y no
tonal del siglo xx atendiendo a la tonalidad, la altura, el ritmo, la textura, el timbre y la
forma. Como se ha mencionado antes, la única diferencia inequívocamente crucial en
tre música tonal y no tonal del siglo xx se encuentra en la zona de la estructura de al
turas. Por esta razón, los capítulos de las Unidades Dos y Tres se centran en los mo
dos en que la estructura de alturas se organiza en la música no tonal del siglo xx.
Comenzaremos presentando métodos analíticos con los que explorar cómo las al
turas se relacionan entre sí en la música no tonal, lo cual nos permitirá comprender
las posibilidades musicales que residen en las diferentes combinaciones de alturas. El
estudio de los distintos aspectos de la altura en la Unidad Uno atestigua la enorme di
versidad de estilos que se da en la música del siglo xx. Sin embargo, casi todos ellos
utilizan las alturas de tal modo que su estructura se puede estudiar con estos métodos
analíticos.
Capítulo V
altu ra intervalo
cla se d e alturas clase d e intervalos
n o ta ció n d e cero v ariable n otación d e cero fijo
com plem en to inversión
En una octava hay doce notas diferentes. El término altura se refiere a cualquiera de
estas notas en un único registro, se la nombre como se la nombre. El do central, por
ejemplo, es la misma altura se la nombre como do, rey, o si*. El término clase d e alturas
(esto es, una clase o categoría de alturas) se refiere a todas las alturas que son duplica
ciones mutuas a la octava. El do central, por ejemplo, es una altura. Pero todas las no
tas llamadas do, sij y rey, pertenecen a una clase d e alturas. Aunque hay muchas alturas
diferentes (ochenta y ocho en un teclado de piano), sólo hay doce clases d e alturas.
Debido a nuestra herencia tonal, estamos acostumbrados a nombrar estas doce cla
ses de alturas con siete sílabas (de la a sol) más los sostenidos y bemoles. Como es
tudiamos en el Capítulo I, esto es engorroso y con frecuencia lleva a confusiones en
el análisis de la música no tonal del siglo xx, en la que no hay ninguna distinción sis
temática entre las diferentes denominaciones de la misma clase de alturas, como su
cede con do y sij o doj y rey. Y no hay ninguna distinción sistemática entre intervalos
que son enarmónicamente equivalentes; do-mi y doj-fa son distancias de cuatro se
mitonos, a pesar del hecho de que sobre el pentagrama una parezca una tercera ma
yor y la otra una cuarta disminuida.
Para clarificar el status de las alturas en esta música, muchos teóricos emplean ac
tualmente un nuevo sistema de denominación de las notas cuando analizan esta mú
sica. Las clases de alturas se denominan mediante números en lugar de sílabas. En este
libro continuaremos utilizando las sílabas tradicionales para referirnos a las notas en
una partitura o en un pentagrama. Pero en la mayoría de los análisis utilizaremos los
nuevos nombres de las clases de alturas.
ALTURAS, INTERVALOS, MELODÍA 77
Ejemplo 5-1: Bartók, Música p ara cuerda, percusión y celesta, primer movimiento
l , I , o b» b»gtC
0 l°
[la=0] 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 0 1 2 3 4 5 6 7
Andante tranquillo
C ero f i j o y v a r ia b le
¿Cómo sabemos qué clase de alturas es el número 0? Hay dos modos diferentes de
asignar el número 0 a una clase de alturas. A veces tiene ventajas asignar un 0 a cual
quier clase de alturas que sea un adecuado punto focal en la pieza o pasaje que se
está analizando. Con frecuencia utilizaremos 0 para la primera altura en el fragmento
estudiado. Ésta es una n otación d e cero variable, com o en el Ejemplo 5-1. En la no
tación de cero variable, indicamos la clase de alturas 0 colocando su nombre silábico
al comienzo del ejemplo entre corchetes: tal como [la=0] en el Ejemplo 5-1.
A menudo conviene utilizar el 0 para la clase de alturas do, independientemente de
si do es especialmente importante en un fragmento dado. Esta es la notación d e cero fijo.
Tanto la notación de cero fijo como la de cero variable tienen sus ventajas. En la
notación de cero fijo, a cada altura se la denomina siempre igual, lo cual hace más fá
cil recordarla. El cero variable, que permite utilizar el 0 para cualquier altura que con
venga en un pasaje, suele facilitar el análisis. Por lo general, en este texto utilizamos
la notación de cero variable. Pero utilizaremos el cero fijo allí donde parezca más
apropiado.
En el Ejemplo 5-2, las alturas en una melodía de Schónberg se etiquetan según las
dos notaciones. Los mismos números de las alturas iluminan diversos rasgos de esta
melodía. Adviértase en primer lugar que en el curso de la melodía no se repite nin
gún número de altura. Esto significa que ninguna clase de alturas reaparece una vez
aparecida una nueva clase de alturas. Además, aparecen todos los números de 0 a 11:
en esta melodía están presentes todas las clases de alturas. Finalmente, hay bastante
pocos números adyacentes: 2-1, 9-10, 3-4, 8-7 y 7-6 en la notación de cero fijo; 0-11,
78 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO XX
7-8, 1-2, 6-5 y 5-4 en la notación de cero variable. Esto significa que si estas clases de
alturas adyacentes apareciesen en la misma octava, esta melodía podría contener mu
chos semitonos. Todos estos semitonos potenciales están de hecho presentes como
semitonos en la melodía, pues todas las clases de alturas implicadas están en el mis
mo registro.
EJEMPLO 5-2: Sch onberg, Cuarteto p ara cuerda núm. 4, op. 37, prim er m ovim iento
[re=0] 0 variable: 0 11 7 8 3 1 2 10 6 5 4 9
Esta melodía aparece en el mismo inicio del Cuarteto p a r a cu erd a núm . 4, op. 37
(1937), de Schonberg. Como sucede en la música de cualquier época histórica, este
comienzo de la pieza anuncia muchos de sus rasgos importantes. A partir de este bre
ve análisis del Ejemplo 5-2, uno ya sabe un poco de su empleo de las alturas. El he
cho de que la melodía contenga las doce clases de alturas en una sola frase revela que
el empleo de todas las clases de alturas es un rasgo de la obra. De hecho, este cuar
teto está compuesto en el sistema de doce tonos, un método compositivo importante
para gran parte de la música del siglo xx y del que nos ocuparemos con cierto deta
lle en la Unidad Tres. En la música dodecafónica las doce clases de alturas están con
tinuamente en circulación.
Un rasgo adicional de la melodía en el Ejemplo 5-2 es la abundancia de semito
nos. De los once intervalos entre notas consecutivas, cinco son semitonos. En reali
dad, como veremos en capítulos posteriores cuando estudiemos este movimiento con
más detalle, los semitonos son intervalos cruciales en la constaicción musical del
Cuarteto núm . 4.
R esu m en
Ahora conocem os la diferencia entre altu ras y clases d e alturas. Tenemos un nue
vo conjunto de nombres para las clases de alturas. Y tenemos alguna idea de los con
ceptos musicales que podemos extraer meramente conociendo los nombres de clases
de alturas de las notas en un pasaje. Como veremos en la siguiente sección de este
capítulo, estos nuevos nombres de clases de alturas nos ayudan a medir fácilmente los
intervalos.
INTERVALOS
EJEMPLO 5-5
¿Qué hacer con los intervalos com puestos, aquellos que son mayores que una oc
tava y tienen un número mayor que 12? A fin de simplificar muchos análisis, es con-
eniente convertir intervalos compuestos en intervalos simples sustrayendo 12 o múl-
uplos de 12 (una octava o múltiples octavas) hasta que el tamaño del intervalo sea un
' úmero entre 0 y 11. Básicamente, este proceso transforma un intervalo entre alturas
rn el intervalo equivalente entre las clases de alturas.
EJEMPLO 5-6
A lg u n as s u g e re n c ia s p a r a r e c o r d a r ta m a ñ o s d e in tervalos
Cuando uno empieza a utilizar números para identificar intervalos puede hacerse
difícil recordar exactamente a qué intervalo se refiere cada número. La tabla 5-1 es un
listado de todos los intervalos y sus equivalentes tonales.
TABLA 5-1
0 Unisono
12 Octava
Hay dos recursos mnemotécnicos que pueden ayudar cuando se empieza a rela
cionar estos números con los nombres de intervalos y sonidos que son habituales. El
primero consiste en recordar unos cuantos intervalos básicos y aprender los restantes
intervalos en relación con éstos:
Los intervalos 1 y 2 son e l sem iton o y el tono entero. P or tanto, las inversiones d e
los intervalos 1 y 2 son lo s in t e r v a lo s 11 y 10: (12-1=11; 12-2=10), o sea, las séptim as
m ay or y menor.
E l intervalo 6 es el trítono. D ivide la octav a en dos m itades iguales. Los interva
los 5 y 7 son, respectivam ente, un sem iton o m ás p eq u e ñ o s y un sem iton o m ás g ra n
d es q u e el trítono, o sea, la cu a rta p e r fec ta y la qu in ta p erfecta .
Los intervalos 3 y 4 son las terceras m en o r y m ayor: un p a s o y m edio y dos p asos
enteros. Los intervalos 9 y 8 son sus com plem entos: las sextas m ay or y m enor.
Otra manera de recordar los tamaños de los intervalos es pensar en dividir la oc
tava en tres o cuatro partes. Puesto que la octava tiene doce semitonos y 12 es divi
sible por 3 y por 4, las dos divisiones son fáciles:
ALTURAS, INTERVALOS, MELODÍA 81
R e c o m e n d a c io n e s p a r a e l estu d io
Sea cual sea la manera en que aprenda a utilizar la notación numérica, uno no tar
dará en sentirse cóm odo con estos nombres. En este punto, váyase a los Ejercicios de
términos y conceptos 2 y 3 al final de este capítulo. Emplear unos cuantos minutos en
los ejercicios prácticos que allí se proponen facilitará el empleo de números de altu
ras e intervalos e indicará qué apartados de esta sección se deben releer. Luego pro-
cédase con la siguiente parte de este capítulo.
CLASES DE INTERVALOS
Así como la clase de alturas es el agrupamiento de todas las alturas del mismo tipo
•todos los do, todos los do¡¡-rei„ etc.), la cla se d e intervalos es el agrupamiento de to
dos los intervalos del mismo tipo. Cada clase de intervalos incluye un intervalo, su
complemento y todos los compuestos del intervalo y su complemento. Hay seis dife
rentes clases de intervalos.
TABLA 5-2
EJEMPLO 5-7
El Ejemplo 5-8 presenta la melodía del clarinete sin acompañamiento que constitu
ye el tema de un conjunto de variaciones en la Serenata, op. 24 (1920-1923), de Schón
berg. Cada altura está etiquetada y todos los intervalos indicados por debajo de la me
lodía. Si), lleva la etiqueta 0 en la notación de cero variable; la melodía comienza y
termina en si),, que es, com o veremos, una altura importante en este pasaje. Familiarí
cese con la melodía oyéndola varias veces, tocándola y luego cantándola.
(„ dol
Clarinete J?
pp
4
j j i g , j ^ ^ p p ¡ i i *|—| p
T
1 . ~g~*
«T
jL
<>
^ I S 3 r>i pm
[si -0] 0 11 3 2 10 4 5 8 9 10 6 4 8 7 8
vv
ill
vv v
i4 i l l i 8 i6
v v v v w v v n /\
il i3 il il i8Í10 i4 i l l il
ALTURAS, INTERVALOS, MELODÍA 83
/V V W V V V W W
i8 ¡2 i4 ill ill i9 i l l i6 ¡4 i l i8 ¡1
P erfil
Quizá el aspecto más obvio de esta melodía, incluso en una primera escucha, sea
la manera en que su perfil se expande por encima y por debajo de su primera altura
para acabar cerrándose sobre esa primera altura.
EJEMPLO 5-9
® ® ® ® ® ^ ® ® ® ® ® @
El estudio de los números de las clases de alturas revela que esta primera expan-
'ión desde sil, y contracción sobre si), forma parte de un aspecto más amplio de la me
lodía. Toda la segunda parte de la melodía (tras la fermata en el c. 5) es una rever
sión del orden de las alturas de la primera mitad. En la segunda mitad cada altura
reaparece en el mismo registro que en la primera.
Saltos
Su, c o m o a ltu r a f o c a l
y las alturas más graves (la clase de alturas 4 en los cc. 5 y 7) se encuentran a 8 se
mitonos de distancia de la clase de alturas 0.
L a d a s e d e in terv alos 4 ,8
La clase de intervalos 4,8, por tanto, desempeña un papel importante en esta me
lodía. Es la clase de intervalo que mide la distancia desde la altura inicial y la final
hasta la altura más aguda y más grave; el intervalo 4 es asimismo el intervalo entre las
alturas más grave y más aguda. Finalmente, hay más saltos de intervalos 4 y 8 duran
te la melodía que saltos de cualquier otra clase de intervalos: ocho saltos de 4 u 8 y
sólo seis saltos de todos los otros intervalos combinados.
R itm o y f r a s e o
EJEMPLO 5-10
® ® — ©
J J|J. JÜ|j i
ríf r'1
Así como el ritmo se hace más activo conforme la melodía se expande en registro,
los ritmos hacia el final se ralentizan, creando una sensación de cadencia en el mis
mo final.
Como resultado, toda la melodía suena como un par de frases, un antecedente
que se abre desde el com ienzo y un consecuente que se repliega y concluye. Den
tro de la frase antecedente, los incrementos en la actividad rítmica apoyan la ex
pansión registral de la melodía hasta el mismo final de la frase. En la frase conse
cuente, la cima de la actividad rítmica llega antes, permitiendo la ralentización que
prepara la cadencia.
ALTURAS, INTERVALOS, MELODÍA 85
Aspectos to n a les
Aunque si), es una altura focal como centro registral de los límites regístrales diver-
jc n e y convergente, de ninguna manera es una «tónica» en el sentido tonal. La melodía
aaede centrarse en torno a si),, pero no está en «s% mayor» o «si), menor». Once de las doce
jnixr'i de alturas están presentes (si, clase de alturas 1, está ausente), lo cual impide la
afirmación de cualquier escala diatónica. Sin embargo, al comienzo y especialmen-
t al final de la frase se percibe un aroma tonal. Las primeras cuatro y las últimas cuatro
riiscrs de alturas sí pertenecen a una escala de sij, menor, una impresión reforzada al fi-
"üi_ por los semitonos melódicos que conducen a rej, y si), en los últimos compases.
E sznictu m m e ló d ic a n o to n a l
Como se puede ver por el análisis anterior, el efecto de una melodía depende de
ru ch o s factores, incluidos el perfil global, qué clases de alturas están presentes y cuá-
Ics están ausentes, el registro en que aparecen las clases de alturas, qué intervalos y
r^ses de intervalos son prominentes tanto localmente como en el ámbito amplio,
: :m o el ritmo articula estos movimientos, el tipo de fraseo y la presencia o ausencia
de rasgos tonales. Cada una de las melodías para el análisis en los ejercicios que con
fuyen este capítulo combina estos factores de modos únicos. En capítulos posterio-
*es. a nuestro estudio de las melodías añadiremos un estudio más detallado de las cé
lulas motívicas y los entramados armónicos.
6. Para reducir un intervalo com pu esto (un intervalo mayor que una octava) a
un intervalo sim ple (un intervalo no mayor que una octava), sustráigase 12 o múl
tiplos de 12 del número del intervalo hasta que el resultado esté entre 0 y 11.
86 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO XX
EJERCICIOS
T érm in os y co n c ep tos
A n álisis
Familiarícese con cada una de las melodías que aparecen más abajo. Óigalas va
rias veces. Tóquelas y, si el ámbito no es excesivo, cántelas. Luego etiquete las al
turas en cada una empleando la notación numérica. (En cada melodía la primera
altura aparece etiquetada como ejemplo.)
ALTURAS, INTERVALOS, MELODÍA 87
luego responda a las preguntas. Para cada melodía, piense también en cómo
C B configurada. ¿Cuántas frases tiene? ¿Cómo lo sabe? ¿Dónde está el clímax de
o d a frase?
Finalmente, obsérvese que cada melodía aparece en el mismo inicio de una pie
S o movimiento. ¿Qué clase de música podría estar anunciando? ¿Qué podría es-
■ r su estructura indicando sobre los intervalos, alturas, perfiles, fraseos y ritmos de
B a ú s i c a que se ajusta a ella? Óigase la pieza de la cual constituye el comienzo.
¿Confirma el resto de la música sus conclusiones? ¿I lace que comprenda mejor la
are&odía inicial?
Para su estudio de cada una de las melodías, emplee como guía el modelo de
* ü : s i s de la melodía de la S eren ata de Schónberg (Ejemplo 5-8).
Etiquete todos los intervalos. ¿Qué intervalos son los más prominentes? ¿Rea
parece alguna secuencia de intervalos? Describa el proceso de crecimiento y con
tracción que configura la melodía. ¿Qué papel desempeña el metro en esta confi
guración?
El Capítulo IV se ocupa de algunos aspectos de este movimiento de fuga. Las
sucesivas entradas del sujeto de la fuga se siguen mutuamente hacia arriba y hacia
abajo en un intervalo 7. ¿Qué papel desempeña, si es que desempeña alguno, el
intervalo 7 en la construcción del sujeto mismo de la fuga?
Además, el Capítulo IV advirtió que el clímax del movimiento está en el inter
valo 6 desde el la inicial. ¿Qué papel desempeña, si es que desempeña alguno, el
intervalo 6 en el sujeto mismo de la fuga?
88 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO XX
[la=0] PP„
s > ( n i ®f
/r0..AT""..1 ' i— D rr n®
fr* i J- V—✓ H A J A
I^ Vln. L
© AS~\
A = sin am ortiguar; em pléese sobre todo para los tiem pos débiles del compás.
ALTURAS, INTERVALOS, MELODÍA 89
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Un con ju n to d e clases d e altu ras es un grupo de clases de alturas, cada uno dife
rente de los demás. Los conjuntos de clases de alturas nos proporcionan una herra
mienta analítica para el estudio de las melodías, las armonías y la interacción entre
melodía y armonía en la música no tonal.
Cada conjunto de clases de alturas tiene un nombre que incluye la cantidad de to
á is sus clases de alturas notadas en orden ascendente dentro de una única octava. El
■:mbre del conjunto de clases de alturas lo escribimos entre corchetes, separando los
•omeros por comas, por ejemplo [0,2,4,7,9]- Este pentacordo es el origen de todas las
- cas en los cc. 1-2 de La ca ted ra l sum ergida, uno de los P relu dios p a r a p ia n o de De-
russy publicados en 1910.
I I
[sol=0] [0, 2, 4, 7, 9]
Los miembros del conjunto de clases de alturas [0,2,4,7,9] (donde sol=0) aparecen
en un pentagrama separado debajo del ejemplo. Los conjuntos de clases de alturas los
notamos con redondas en orden ascendente dentro de una única octava. (Recuérde
se que estamos notando clases de alturas, no alturas. Por eso podemos escribir las re
dondas en cualquier registro que convenga.) Las alteraciones únicamente afectan a las
redondas a las que preceden.
En una pieza un conjunto de clases de alturas puede aparecer en su forma origi
n al o primaria, transpuesta o invertida.
92 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO XX
T ran sp osición
*0: Jtg=
[sol=0] [4, 6, 8, 1% 1]
In v ersión
Invertir un conjunto de clases de alturas significa reemplazar cada intervalo del con
junto por su complemento. El ejemplo 6-3 presenta una melodía de Messiaen que ya
conocemos. El tricordo con que se abre la primera frase (mi-faj-si), o [0,2,6]) reaparece
en la cadencia de la segunda frase de forma invertida. Cada intervalo de la forma ori
ginal es reemplazado por su complemento en la inversión: el intervalo 2 (mi-faj) es re
emplazado por el intervalo 10 (do-sij,), y el intervalo 4 (faj-sit) es reemplazado por el
intervalo 8 (sij,-fafl).
LOS CONJUNTOS DE CLASES DE ALTURAS 93
EJEMPLO 6-3: Messiaen, Cuarteto p ara el fin de los tiempos, sexto movimiento
EJEMPLO 6-4
[mi=0] 0 2 6
EJEMPLO 6-5
12
7
12 12
=0. =2. =6.
10
i
" 6 — *" [mi=0] 0 10
° Ver
6
EJEMPLO 6-6
—
[mi=0] 0 10 6
t i + fi_ ±8.
8 6 2
94 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO XX
Por lo anterior debería estar ya claro que un único conjunto puede tener muchos
nombres diferentes para su forma original, para su inversión y para las transposicio
nes de la forma original y la inversión. El mismo conjunto constituye la base de los
Ejemplos 6-1 y 6-2, aunque el conjunto se denomine [0,2,4,7,91, [4,6,8,11,1] y [1,4,6,8,
11], respectivamente. El tricordo en los Ejemplos 6-3 a 6-6 tiene los nombres [0,2,6] y
[0,6,8]. Es más, si hubiésemos empleado una clase de alturas diferente a 0 en cual
quiera de estos ejemplos, los conjuntos habrían tenido otros nombres. Bien podría
uno preguntarse en este punto cómo determinar si dos conjuntos son el mismo o di
ferentes, dado que cualquier conjunto puede tener tantos nombres para sus reorde
naciones, transposiciones e inversiones.
Lo que por consiguiente necesitamos es un único nombre para cada conjunto de
clases de alturas dado, un nombre que represente al conjunto en todas sus formas.
Este único nombre se denomina la o rd en a ció n m ín im a de ese conjunto. La o rd en a
ció n m ín im a d e un con ju n to d e clases d e altu ras co m ien z a con 0 y con tien e la m ín i
m a n u m eración p o s ib le d e ese conjunto.
D escifra m ien to d e la o r d e n a c ió n m ín im a
EJEMPLO 6-7
$ i»,
P aso 1: n ótense tod as las altu ras en orden ascen d en te den tro d e u n a octava. Se
p u e d e e m p e z a r p o r cu a lq u ier clase d e alturas. Véase el Ejem plo 6-8.
EJEMPLO 6-8
é i,.
[re,=0] [0, 3, 9, 11]
P aso 2: en cu en tre el intervalo m ás am p lio en tre altu ras consecutivas. (No se olvide
ten er en cu en ta el intervalo d esd e la últim a nota en u n a octav a a la p rim era nota d e
la octav a siguiente: d e d o a re¡, en el Ejem plo 6-8.) R eorden e las alturas, co m en z a n d o
p o r la su p erior d el intervalo m ás am plio. N um ere a p a rtir d e 0. Con esto se obten d rá el
n ú m ero m ín im o en tre la p rim era clase d e altu ras y la últim a.
LOS CONJUNTOS DE CLASES DE ALTURAS 95
EJEMPLO 6-9
iH H É I il
[si,=0] [0, 2, 3, 6]
Con [0,2,3,6] únicamente hay un resultado que se deba tener en cuenta en los pa
sos 2 y 3- En algunos conjuntos hay varios candidatos a ordenación mínima en los
rasos 2 y 3- Esto alarga un tanto el proceso de desciframiento de la ordenación mi
rtina, pero los pasos siguen siendo los mismos. Como ejemplo particularmente com-
r lejo se puede citar el pentacordo en el violín II y la viola al inicio del Cuarteto p a r a
- nerda núm. 3, op. 30 (1926) de Schónberg:
EJEMPLO 6-10: S ch ónberg, Cuarteto p ara cuerda núm. 3, op. 30, prim er m ovim iento.
Moderato
ffiín r í « f = y = :
/[ p] nflpp]
Paso 1: n ote tod as las clases d e altu ras en ord en ascen d en te den tro d e u n a octava.
EJEMPLO 6-11
f
[sol=0] [0, 2, 5, 8, 9]
En el con ju n to anterior, el intervalo m ás a m p lio en tre clases d e altu ras con secu ti
vas es 3 A p arece tres veces: mi-sol, la - d o y do-re#). En este caso, p o r tanto, d ebem os es
crib ir tres versiones, c o m e n z a d o p o r sol, d o y re#. N um ere c a d a u n a a p a rtir d e 0.
EJEMPLO 6-12
♦ jf » ° Kü °
[sol=0] [0,2, 5, 8, 9] [do-0] [0, 3, 4, 7,9] [re#=0] [0, %4 ,6 ,9 ]
En este caso, la tercera o rd en a ció n d el Ejem plo 6-12, [0,1,4,6,91, y esta inversión
[0,1,4, 7,91 co n c u erd a n en todo salvo en el cu arto núm ero. Puesto q u e 6 es m en o r qu e
7, la tercera o rd en a ció n d el Ejem plo 6 -12 es la o rd en a ció n m ín im a: [0,1,4,6,91.
Descifrar la ordenación mínima de este pentacordo es especialmente complicado
porque hay tres ocurrencias del intervalo 3 como el intervalo más amplio del paso 1.
Se ha incluido aquí para ilustrar la posibilidad más difícil. En la mayoría de los casos,
com o hemos visto en los Ejemplos 6-7 a 6-9, sólo hay una forma de conjunto que se
deba tener en cuenta en los pasos 2 y 3-
F o r m a s d e d e n o m in a c ió n en r e la c ió n c o n la o r d e n a c ió n m ín im a
EJEMPLO 6-13
i» u ---"
[fa=0] [0, X 4, 7]
EJEMPLO 6-14
-J L - l¿ =
-V
[fa=0] [0 , 1, 4 , 7] TI [0,1, 4, 7] T4
EJEMPLO 6-15
» ■ ¡■ ■ ■ is il
[fa=0] [0,1, 4 , 7] 10 [0,1, 4, 7] 17
Ahora que sabemos cómo nombrar un conjunto de clases de alturas, cómo trans-
ronerlo, cómo invertirlo y cómo encontrar la ordenación mínima de ese conjunto, po
cemos centrar nuestra atención en el estudio del uso de los conjuntos de clases de ai
raras en piezas y para componer nuestras propias piezas.
Cuando oímos una pieza musical percibimos los diseños recurrentes que contiene:
riseños melódicos, armónicos, rítmicos, dinámicos, etc. A estos diseños los llamamos
motivos. Los motivos ayudan a hacer que diferentes partes de una frase, una sección
una pieza suenen como pertenecientes a una misma entidad. Constituyen las ideas
Temáticas de una pieza que son los puntos de referencia o material para el desarrollo,
las cuatro primeras notas de la Q uinta sin fo n ía de Beethoven, por ejemplo, encierran
_n motivo de esta índole.
Como vimos en el Capítulo I, en una pieza tonal los motivos, con independencia
ce lo estrechamente relacionados que estén con las estructuras armónico-melódicas,
rsisten en lo más alto de la base tonal funcional de la música. En la música no tonal,
-¡onde no hay un lenguaje armónico común a muchas o todas las piezas, cada pieza
-rea su propia interacción única de armonía y melodía. En esta música lo que sumi-
ristra la materia prima a la armonía y la melodía son los conjuntos de clases de altu
ras. En este sentido, en la música no tonal los conjuntos de clases de alturas son aná
logas a las escalas en la música tonal. Al igual que las escalas tonales, los conjuntos
re clases de alturas no tonales proveen las notas de las que surgen las melodías y las
armonías.
Además, la estructura de un conjunto de clases de alturas, al igual que la estructu-
-,i de una escala tonal, pone límites a las armonías y melodías resultantes. Por ejemplo,
98 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO XX
una melodía o armonía que utilice las notas de la escala de do mayor no contendrá se
gundas aumentadas puesto que en una escala mayor ese intervalo no aparece. Análo
gamente, un conjunto de clases de alturas que no contenga ningún trítono no permiti
rá la presencia de trítonos en un pasaje basado en ese conjunto.
Pero fuera de estos límites las posibilidades compositivas son prácticamente infi
nitas. Las clases de alturas de un conjunto de clases de alturas pueden aparecer en
un registro o en varios. Pueden aparecer en cualquier ordenación. Pueden aparecer
en forma de melodía, com o armonía, dobladas entre melodía y armonía o divididas
entre melodía y armonía. Pueden aparecer en cualesquiera ritmos, dinámicas, textu
ras y timbres. Pueden aparecer una sola vez o reaparecer cualquier número de ve
ces. Etcétera.
Más arriba en este capítulo hemos visto cómo un conjunto de clases de alturas ser
vía de base para dos texturas diferentes en una sola pieza (Ejemplos 6-1 y 6-2), y cómo
un conjunto de clases de alturas servía de base para parte de una melodía (Ejemplo
6-3). El Ejemplo 6-16 ilustra sobre una diversidad de formas en que un único conjun
to de clases de alturas aparece dentro de los cinco primeros compases del M ovim iento
p a r a cu arteto d e cu erd a, op. 5, núm. 4, de Webern. (Véase la partitura del movimiento
completo en el Ejercicio de análisis 2 del Capítulo VIII.)
EJEMPLO 6-16
El conjunto de clases de alturas aparece como un acorde trémolo, com o una me
lodía con todas las alturas en el mismo registro, transpuesta como una melodía, trans
puesta de modo diferente como parte de otro acorde y com o resultado de la interac
ción entre dos instrumentos diferentes. Las reapariciones de este conjunto de clases
de alturas com o melodías, como armonías y como una relación estructural entre par
tes contribuyen a unificar el pasaje. El registro, la ordenación, la duración y la instru
mentación de las clases de alturas pueden variar, pero las relaciones dentro del con
junto siguen siendo las mismas.
conjuntos. Al analizar un pasaje dado, no hay reglas fijas y rápidas para determinar
cuántas y qué clases de alturas deben aparecer juntas en un conjunto de clases de al
turas. El contexto es de suma importancia. La intuición del analista conduce la aten
ción a las alturas cruciales. Si este agrupamiento de las alturas es importante para el
sonido del pasaje, se convierte en candidato a la designación como conjunto de cla
ses de alturas en un análisis de ese pasaje. Corresponde al analista indicar como par
te del análisis por qué estas clases de alturas en concreto se agrupan en un conjunto.
En este sentido, el análisis de conjuntos de clases de alturas es fundamentalmente di
ferente de la armonía tonal, donde el método de clasificar los tonos de los acordes y
los tonos no armónicos varía poco o nada de una pieza a otra.
Aunque no hay reglas para la identificación de los conjunto de clases de alturas
y hay una diversidad de formas de analizar cualquier pasaje o pieza dados, las deci
siones analíticas no son arbitrarias. Recuérdese que el propósito del análisis de los
conjuntos de clases de alturas, como el de todo análisis musical, es servir de com
plemento a la audición del pasaje, ayudar a comprender la manera en que está or
ganizado y cómo crea sus efectos. Teóricamente, cualquier clase de alturas puede
agruparse en un conjunto de clases de alturas. Pero cuando analizamos un pasaje o
una pieza no estamos meramente buscando conjuntos de clases de alturas. Lo que
buscamos son aquellos conjuntos que potencien nuestra audición y comprensión de
la pieza.
Recuérdese asimismo que, por regla general, cuando com ponen los compositores
no crean rompecabezas sonoros incomprensibles. Las pistas sobre la forma en que
sus piezas están organizadas suelen resultar evidentes para un oyente atento. La es
cucha es por tanto una parte importante de la identificación de conjuntos de clases
de alturas.
Con estas consideraciones en mente, las siguientes líneas maestras ayudarán a ini
ciar sus análisis. Para que se oigan y, por tanto, para que funcionen como elemento
organizativo, las alturas de un conjunto de clases de alturas deben aparecer juntas,
bien consecutivamente como una melodía, simultáneamente como una armonía, aso
ciadas textural o tímbricamente como en el acompañamiento de una melodía, o rela
cionadas de algún otro modo. Se encontrará que, tras haber identificado y aprendido
a oír el conjunto o conjuntos prominentes en un pasaje y tras haber hallado estos con
junto de clases de alturas tal como aparecen de diferentes modos en el pasaje, uno
puede empezar a prestar atención a elementos más sutiles.
En lo que precede nos hemos ocupado solamente de la identificación de conjun
tos de clases de alturas. En los tres capítulos siguientes estudiaremos cómo la estruc
tura de un conjunto de clases de alturas dado y las relaciones entre las diferentes for
mas del mismo y entre diferentes conjuntos de clases de alturas dan lugar a las
posibilidades compositivas que cobran vida en la música no tonal. Pero primero se
deben hacer los ejercicios de este capítulo para aumentar la facilidad en la denomi
nación, transposición, inversión y reconocimiento de conjuntos de clases de alturas.
Los Ejercicios de análisis y com posición al final de este capítulo contienen fragmentos
para el análisis y sugerencias para la composición.
100 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO XX
EJERCICIOS
T érm in os y co n c ep tos
i ~“ i 4 » J 14 . .......
[la=0] [0, % 8, 9]
i ^^ II
n, 3, 9, 10] n
■ 4 _
14, 6, 0, 1 ]T 4
T5 [S, 7, X 2]
T9 [9, 11, 5, 6]
[mi=0] [0, 2, 6, 8]
c> ^ - „ .. ||
° " 11
[0 10 6 4]
°" ' fm m m
[4, 6, 10, 01
[14 =0] [0, 2, 6, 8]
e) 0 II
4 0 M
102 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO XX
Paso#2: o ^ „ bu ° _|
[0, 4, 71 5 8 0
Orden mínimo: [0, 3, 7]
A n álisis
Vivace J = 138
Flauta
Clarinetes
Trompas
*P
.
LOS CONJUNTOS DE CLASES DE ALTURAS 103
© ® © © ® ©
___ > >• N> i • /—\
v f-
ft "p" ■p’ p1
s y -------------- ------------------------------------- 9—
Violonchelos
— .............. i -
irf cant.
2. Scriabin, Étude, op. 65, núm. 3 (1911-1912). ¿Qué conjunto de clases de altu
ras se forma en el primer tiempo del c. 1? ¿En qué otro lugar de este pasaje apare
ce el mismo conjunto de clases de alturas?
Sehr langsam J = ca 40
Wehern, Concierto, op. 34. © 1948, Universal Edition, Viena. Copyright renovado. Todos los derechos re
servados. Utilizado con permiso de la European American Music Distributors Corporation, único agente
de Universal Edition, Viena, para Estados Unidos y Canadá.
LOS CONJUNTOS DE CLASES DE ALTURAS 105
4. Wagner, Tristán e Isold a (1859), P relu dio del Acto I. Ciertamente, el Tristán
de Wagner es una pieza tonal. Pero su generoso empleo del cromatismo causó
enorme sensación en la segunda mitad del siglo xix. Oír la progresión inicial des
de el punto de vista de los conjuntos de clases de alturas abre una nueva perspec
tiva sobre el pasaje. Identifiqúense los tetracordos formados por cada uno de los
acordes en los cc. 2-3- ¿Qué tetracordos son formas del mismo conjunto de clases
de alturas? ¿El ritmo de la frase cómo se relaciona con los conjunto de clases de al
turas que se han identificado?
En ésta y en secciones posteriores del P relu d io escúchense los tipos de conjun
to de clases de alturas formados por notas que suenan juntas. ¿Cómo se relaciona
esto con las armonías tonales funcionales en la pieza?
C o m p o sició n
1. Utilice uno de los siguientes conjuntos de clases de alturas como base para
una frase o par de frases melódicas con los siguientes rasgos:
a) Todas las alturas de la melodía deben unirse con las alturas adyacentes para
constituir una forma de este conjunto. Utilice diferentes transposiciones e in
versiones del conjunto.
b) Obre con libertad por lo que al ritmo se refiere. Expanda o contraiga las uni
dades métricas allí donde resulte apropiado (como en la melodía de Bartók
en el Ejercicio 2 de análisis del Capítulo V), o bien obre con libertad métri
ca (com o en la melodía de flauta de P etrushka en el Ejercicio 1 de análisis
en este capítulo).
c) Escriba para un instrumento que toque uno mismo u otro alumno de la cla
se. Asegúrese de que la melodía respeta el ámbito y el carácter del instru
mento. Note el tempo. Añada dinámicas, articulaciones y una palabra des
criptiva del carácter.
d) Asegúrese de que la melodía compuesta se puede oír y tocar:
a) Utilice como base para la segunda parte el conjunto de clases de alturas em
pleado como base de la melodía. O bien utilice otro conjunto de clases de
alturas de la lista.
b) Ensaye una parte contrapuntística y un acompañamiento repetitivo (en OSti-
n d tÓ ).
c) Ensaye un acompañamiento estrictamente métrico, así como uno libre.
d) Utilice un instrumento distinto al utilizado para la melodía.
3. Escriba una melodía contrastante con la original, añada una segunda parte y
combine las dos secciones para formar una pieza de forma ABA.
Capítulo VII
El contenido interválico
Los tipos de música que un conjunto de clases de alturas dado puede producir de
penden en gran parte de los intervalos presentes en ese conjunto. Un tetracordo que
'ólo contenga un tono entero y no semitonos, por ejemplo, no será por sí mismo ade
cuado para componer una melodía lírica, que proceda por pasos. Tampoco un tetra
cordo que sólo contenga un acorde de séptima dominante puede crear una textura
chillona, altamente angular y disonante. Las posibilidades expresivas de un conjunto
de clases de alturas dado están por tanto relacionadas con los intervalos que contie
ne, lo que se llama su con ten id o interválico.
EL CONTENIDO INTERVÁLICO
EJEMPLO 7-1
intervalo 1
intervalo 2
intervalo 3
[sl=0] [0, 4]
TABLA 7-1
Conjunto
Cantidad
de clases Explicación
de intervalos
de alturas
[0,1,4]
1Cantidad de ocurrencias: 1 0 1 1 0 0
Como se observó en el Ejemplo 7-1, hay un único ejemplo de cada una de las cla
ses de intervalos 1,11; 3,9 y 4,8.
El Ejemplo 7-2 deriva el contenido interválico del tetracordo [0,1,6,71.
EJEMPLO 7-2
[fa=0] [0, X 6, 7]
Cantidad de ocurrencias: 2 0 0 0 2 2
No. Puesto que el contenido es la totalidad de los intervalos entre todas las cla
ses de alturas, el resultado siempre será el mismo independientemente del orden en
1 Alien Forte, en The Stru ctu re o f A ton a! M usic [La estru ctura d e la m ú sica aton alj, New Haven, Yale
L'niversity Press, 1973, em plea solamente la fila inferior para hacer la lista de los contenidos interválicos y
llama a la sucesión de núm eros el v ector in terválico del conjunto. Una vez uno se familiariza con las clases
de intervalos en este orden, se puede hacer lo mismo, pero todos los listados de los contenidos interváli
cos en este texto em plean el formato de tabla completa.
110 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO XX
EJEMPLO 7-3
[si,=0] [0, 3, 4]
[0,3,4,] 3 4
1 (4 - 3 = 1)
Cantidad de ocurrencias: 1 0 1 1 0 0
De hecho, es debido a que los conjuntos de clases de alturas tienen el mismo con
tenido interválico cuando se invierten por lo que consideramos las formas original e
invertida como un único conjunto de clases de alturas y no como dos separados. Es
cierto que la inversión de un conjunto de clases de alturas contiene el complemento
de cada intervalo en la forma original. Pero en relación con los diferentes conjuntos,
la unidad de sonido de las formas original e invertida pesa más que cualesquiera di
ferencias. Tómese como ejemplo un tricordo con el que todos estamos familiarizados:
la tríada. Las formas mayores y menores de la tríada son inversiones mutuas (el tri
cordo [0,3,7]). En la música tonal, solemos pensar en las tríadas mayor y menor como
opuestas, no como dos formas de la misma estructura. Pero en relación con otros tri-
cordos posibles, las tríadas mayor y menor están por supuesto estrechamente relacio
nadas, pues son los únicos tricordos consonantes.
Esta situación es representativa de todos los conjuntos de clases de alturas. Desde
luego, las formas invertidas suenan diferentes unas de otras (excepto, naturalmente,
porque hay una gran cantidad de conjuntos cuyas inversiones son idénticas a la for-
EL CONTENIDO INTERVÁLICO 111
nía original). Pero comparadas con otros tipos de conjuntos, las formas relacionadas
por inversión son similares entre sí.
R esu m en
Volvamos ahora sobre varios fragmentos que ya hemos estudiado (incluidos ejem
plos y ejercicios de Análisis del Capítulo VI) para ver y oír cómo los contenidos in
terválicos de los conjuntos que se emplean crean los efectos musicales.
Cantidad de ocurrencias: 0 2 1 0 3 0
(Véase p. 96.) En el Ejemplo 6-16 vimos varios ejemplos del tetracordo [0,1,6,7] en
la sección inicial de esta pieza. El contenido interválico de este tetracordo es:
Como en el caso del tetracordo en el inicio de Petrushka, aquí sólo hay presentes
Cantidad de ocurrencias: 2 0 0 0 2 2
tres clases de intervalos, pero el perfil de este conjunto es notablemente diferente. Se
mitonos, trítonos y la clase de intervalos 5,7 se dan en la misma medida. No hay ni
tonos enteros, ni terceras, ni sextas. Y el conjunto no es en absoluto reminiscente de
una armonía tonal o un segmento de escala. 1
Cada presentación del conjunto en la pieza resalta un aspecto diferente de esta es-
tmctura. El acorde trémolo en el c. 2 contiene los intervalos 5 y 7 en los instrumentos ;
separados (do-fa y si-faj), mientras que el acorde en el tiempo fuerte del c. 4 coloca los
dos trítonos en posiciones adyacentes (faj-do en viola-violín; sol-dog en el violonchelo).
En el c. 5 la viola y el violonchelo se mueven en trítonos paralelos por semitono.
En contraste con las grandes formas y las combinaciones eclécticas de elementos j
a los que tan aficionado era Stravinsky, Webern fue siempre un miniaturista que com- ;
ponía piezas compactas basadas en unos cuantos elementos. En este fragmento las
clases de intervalos 1,11, 5,7 y 6 están intensamente desarrolladas. Aquí se pueden oír
conjuntos distintos de [0,1,6,71, de los cuales, así como de su relación con [0,1,6,7], nos
ocuparemos en capítulos posteriores. Pero todas las combinaciones de alturas en este
pasaje resaltan las mismas clases de intervalos.
Los inventivos timbres y articulaciones de las frases, melodías, acordes y líneas que
interactúan forman parte de la compacidad de la música. Estos timbres aíslan y real
zan los agrupamientos. Cada presentación musical es tan completa en sí misma que
2 Desde las primeras a las más recientes críticas del ballet, han sido m uchos los com entarios sobre la
superficie ecléctica de P etru shka. En la edición Norton Critical Scores de P etru shka, editada por Charles
Hamm (Nueva York, W. W. Norton & C o., 1967), se encontrarán varios de los primeros comentarios sobre
la obra.
EL CONTENIDO INTERVÁLICO 113
W ebern, Concierto para nueve instrumentos, op. 24, seg u n d o m ovim ien to, in icio
(Véase p. 102.) El tricordo que constituye aquí la base de todas las alturas que sue
nan simultáneamente es [0,1,4], En los Ejemplos 7-1 y 7-3 averiguamos el contenido in-
terválico de este tricordo. El tricordo contiene una ocurrencia de cada una de las cla
ses de intervalos 1,11, 3,9 y 4,8. Dos de éstas, 1,11 y 4,8, constituyen la misma esencia
de este pasaje. Cada intervalo armónico en el piano contiene 4 u 11 semitonos. Cada
vez que una altura suena en los instrumentos melódicos junto con un intervalo del pia
no, crea cierta forma de [0,1,4], Los instrumentos melódicos forman [0,1,4] de varios mo
dos, pero sólo presentan clases de intervalos 1,11 ó 4,8 en sucesión inmediata (las mis
mas clases de intervalos que en el piano). Óigase el Ejemplo 7-4.
EJEMPLO 7-4.
-f i 1 [^ 1
i
[re,=0]
[0,1,4] 11 £0,1^4] 10
parte crucial de la música. En una ejecución com petente, cada acontecim iento es
una gema preciosa que irradia en su perfecta ubicación. El efecto no es distinto al
de una simple línea dibujada por un gran artista que con unos pocos trazos de pin
cel evoca un vibrante cuadro.
Cantidad de ocurrencias: 0 3 2 1 4 0
Al igual que nos sucedió con los conjuntos con que comienzan Petrushka y las
obras de Webern de las que antes nos hemos ocupado, las características de este pen
tacordo lo hacen ideal para los diversos propósitos expresivos de esta pieza. Los mu
chos ejemplos de la clase de intervalos 5,7 hacen posible las armónicas cuartas y quin
tas perfectas de los cc. 1-2 (sol-re, la-mi, mi-si); los muchos ejemplos de la clase de
intervalos 2,10 hacen probable que algunas de estas cuartas y quintas perfectas pue
dan conectarse con otras por grados. Finalmente, las sonoridades triádicas que se ini
cian en el c. 16 son posibles debido al predominio en el connunto de las clases de in
tervalos encontradas en las armonías tonales (5,7, 3,9 y 4,8). La sección que comienza
en el c. 16 pertenece a la misma pieza que los compases iniciales porque el sonido
global de las colecciones de alturas son semejantes. Además, las alturas melódicas más
agudas en los cc. 16 ss. son una transposición de los intervalos en la parte superior
de los cc. 1-2 (faj-soljj-rej en el c. 16 es una transposición de re-mi-si en el c. 1).
EL CONTENIDO INTERVÁLICO 115
EJERCICIOS
T érm in os y co n c ep to s
■> m
10, % i, 6]
Cantidad d e ocurrencias: 1 1 1 1 1 1
b) c) d)
h) i)
116 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO XX
C o m p o sición
[0, 1, 2, 6, 71
Lento, J s 60
Libremente, i1= 60
=#=f£v=v y $ jj
Flauta
b) c)
$
[0, X 2, 5, 8] [0, 1, 4, 5, 8]
EL CONTENIDO INTERVÁLICO 117
2. Para listados de todos los conjuntos de clases de alturas que contienen entre
tres y nueve clases de alturas, junto con los contenidos interválicos de cada serie,
véase Alien Forte, The Stnicture o f A tonal Music, New Haven, Yale University Press,
1973, pp- 179-181, o Joh n Rahn, B a sic A ton al Theory, Nueva York, Longman, 1980,
pp. 140-143.
Capítulo VIII
su bcon ju n to
En todos los fragmentos de que nos hemos ocupado en capítulos anteriores hemos
estudiado la presencia y los efectos de un único conjunto de clases de alturas sobre cada
fragmento. Incluso allí donde había presentes alturas que no formaban parte del con
junto, el estudio se ha centrado en un único conjunto. Repásese el inicio de Petrushka,
de Stravinsky, por ejemplo. (Véase la partitura en pp. 102-103, y repásese el estudio de
este pasaje en pp. 111-112 del Capítulo VIL) Observamos que tanto la melodía de la
flauta como los trémolos del acompañamiento emplean el mismo conjunto. Pero pasa
mos por alto la melodía del violonchelo en los cc. 6-9, que está basada en un conjunto
diferente. Repásese asimismo nuestro estudio del M ovimiento p a r a cuarteto d e cuerda,
op. 5, núm. 4, de Webern. (Véase la partitura en pp. 145-146 y pp. 112-113 del Capítu
lo VII para un estudio del pasaje.) Vimos la influencia de [0,1,6,7] en el pasaje. Pero no
nos ocupamos de cómo las diferentes transposiciones de [0,1,6,7] se relacionan entre sí.
Tampoco tratamos del papel de los demás conjuntos en este fragmento.
Es un pasaje raro o breve que emplea solamente un único pequeño conjunto y un
pasaje aún más breve que emplea solamente una forma de un pequeño conjunto de
clases de alturas. Normalmente las alturas se pueden agrupar en más de un conjunto
que aparece en más de una forma. Como resultado, el mero conocimiento del conte
nido interválico y otras propiedades de un conjunto particular no es suficiente para el
analista. Es asimismo importante comprender las relaciones entre los conjuntos y entre
diferentes formas del mismo conjunto, y cómo estas relaciones afectan a un pasaje.
Los conjuntos se pueden relacionar entre sí por uno o ambos de los siguientes factores:
EL EMPLEO DE DIFERENTES CONJUNTOS DE CLASES DE ALTURAS 119
Hay métodos sistemáticos para calcular todas las relaciones potenciales entre diferen
tes formas de un conjunto y entre diferentes conjuntos. Pero cuando se analiza un pasa
je dado, las relaciones potenciales no son importantes. Lo que importa es cómo las rela
ciones que están presentes en ese pasaje afectan a ese pasaje en esa pieza: cómo las
relaciones hacen que ciertas alturas o clases de alturas se conviertan en alturas focales,
cómo se relacionan con la textura, con el interjuego motívico, con procesos de creci
miento, etc. Por esta razón, adoptaremos un enfoque informal de las relaciones entre con
juntos. En lugar de presentar principios generales de las relaciones entre conjuntos, estu
diaremos las relaciones realizadas en ejemplos específicos y de ahí extraeremos principios.
Nuestro estudio de las relaciones entre conjuntos se divide en dos partes. En este
capítulo examinamos las relaciones entre conjuntos comparativamente pequeños (tri-
cordos, tetracordos, pentacordos, hexacordos) en contextos locales. En el Capítulo IX
examinaremos contextos más amplios, incluida la manera en que los conjuntos loca
les se añaden a las escalas o regiones de clases de alturas análogas a las tonalidades
vecinas en la música tonal.
En la mayoría de las piezas el comienzo anuncia los materiales básicos de esa obra.
Al centrarse en estos materiales básicos, el comienzo de la pieza establece una per
sonalidad individual que colorea todos sus pasajes posteriores. Muchas obras co
mienzan con sólo unas cuantas clases de alturas que realzan ciertos intervalos crucia
les. Esto permite al oyente oír inmediatamente las estructuras de alturas e intervalos
básicas en la pieza. Conforme se van añadiendo gradualmente nuevas clases de altu
ras, el oyente es llevado a nuevo material. Una técnica para hacer esto implica un mi
nucioso control de las nuevas transposiciones del conjunto de clases de alturas inicial.
Óiganse los dos fragmentos de la fanfarria inicial para flauta en Petrushka, de Stra
vinsky, en el Ejemplo 8-1. (Repásese la partitura en pp. 102-103.) Cada fragmento se
basa en el conjunto [0,2,5,71, primero con T0, luego con T7. Pero pese a la transposi
ción, hay una semejanza importante entre estas dos formas del conjunto. TO y T7 de este
conjunto comparten tres de las cuatro clases de alturas (re, mi y la). Stravinsky realza
estas clases de alturas al mantenerlas en el mismo registro en la parte de flauta. Asimis
mo conserva el tetracordo original en el acompañamiento a lo largo de todo el pasaje.
4 „ „■» - ° • °m
[re=0] [0, 2, 5, 71 [0, 2, 5, 7]T 7
EJEMPLO 8-2
4 u .
[re=0] [0, 2, 5, 7]
Cantidad de ocurrencias: 0 2 1 0 3 0
De la clase de intervalos 5,7 hay tres ocurrencias. Por tanto, la transposición por 5 ó
7 semitonos (como sucede en la melodía inicial de la flauta) da lugar a tres clases de al
turas compartidas con el original. Véase el Ejemplo 8-3 y compárese con el Ejemplo 8-1.
EJEMPLO 8-3
EL EMPLEO DE DIFERENTES CONJUNTOS DE CLASES DE ALTURAS 121
De la clase de intervalos 2,10 hay dos ocurrencias y, por tanto, dos clases de altu
ras compartidas por T0 y T2 o T0 y TIO.
EJEMPLO 8-4
..............
EJEMPLO 8-5
[0, 2, 5, 7] T I
$
[0, 2, 5, 7]T4
,-L-lobu ||
[0, 2, 5, 7] T6
Otros pasajes comienzan con un conjunto transpuesto a fin de evitar las clases de
alturas compartidas. Cuando las diferentes transposiciones se dan en diferentes partes
de la textura, el fuerte perfil de las clases de alturas dentro de cada parte está clara
mente diferenciado de las relaciones de alturas entre las partes.
Como ejemplo de esto, óigase la frase inicial de La qu in ta d ism in u id a de Bartók:
122 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO XX
T6
Cantidad de ocurrencias: 1 2 2 0 1 0
La frase presenta una textura en dos partes libremente imitativa. Un único conjun
to, [0,2,3,5], constituye la base de cada una de las dos partes, mutuamente transpues
tas por un trítono. Puesto que en el conjunto no hay trítonos, la transposición por un
trítono no arroja ninguna clase de alturas compartida entre las partes.
En esta pieza, el conjunto que constituye la base de cada una de las partes es un
fragmento de una escala diatónica. Puesto que las cuatro clases de alturas en cada par
te aparecen conjuntamente, cada parte exhala un aroma claramente tonal o modal: la
menor para la parte de la mano derecha, mi), menor para la izquierda. El empleo de
la transposición de trítono sin ninguna clase de alturas compartida hace que cada par
te pueda conservar su propio aroma tonal o modal sin que por ello toda la textura
suene tonal.
¿Q ué cla ses d e a ltu ra s e in terv alos c o m p a rten las tran sp osicion es?
La regla general es: cuando un intervalo aparece a l menos dos veces en un conjunto,
hay una transposición que conservará las clases de alturas de a l menos uno de estos in
tervalos.
En [0,2,5,7] hay al menos dos ocurrencias del intervalo 2 y del intervalo 5. Eso sig
nifica que hay una transposición que conservará el intervalo 2 y una transposición que
conservará el intervalo 5. En este conjunto una y la misma transposición conserva am
bos intervalos. En T7, sol-la se convierte en mi-re y re-sol en la-re.
EL EMPLEO DE DIFERENTES CONJUNTOS DE CLASES DE ALTURAS 123
En [0,1,3,7], por ejemplo, cada clase de intervalos aparece una sola vez. El Ejem
plo 8-7 presenta inversiones que conservan cada intervalo.
EJEMPLO 8-7
Cantidad de ocurrencias: 1 1 1 1 1 l
EJEMPLO 8-8
y
-Cw— o ¿ o » ° ----- J-----lc_
^ 0 —o_ - nu..
-----_ui
------------
[sol=0] [0, X 2, 4] T0 [0, X
2, 4] 12
[0, XX 4] T0 [0, x X 4] 14
Cantidad de ocurrencias: 2 2 1 1 0 0
124 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO XX
El empleo de una forma de un conjunto seguida por una inversión que conserva
un intervalo constante permite a un compositor conservar un par de clases de altu
ras com o alturas focales, por más que las presente en una disposición nueva pero re
lacionada.
Hay algunos conjuntos que conservan todas sus clases de alturas. El Ejemplo 8-9
muestra que TO e 17 de [0,2,5,7] son idénticas.
EJEMPLO 8-9
$ l l ° uI " ° -------- 1
[re=0] [0, 2, 5, 7] [0, 2, 5, 7] 17 [=T0Í]
En estos conjuntos no hay ninguna necesidad de citar una forma invertida, pues
para toda forma invertida hay alguna forma original equivalente.
L a u n id a d a través d e los s u b c o n ju n to s
EJEMPLO 8-10
4 — u ■■■* °
[la=0] [0, 2, 3, 5]
EL EMPLEO DE DIFERENTES CONJUNTOS DE CLASES DE ALTURAS 125
[la=0] [0, 2, Si
Cantidad de ocurrencias: 1 2 2 0 1 0
Cantidad de ocurrencias: 0 1 1 0 1 0
EJEMPLO 8-11
tO ,?,5]I5
[0 ,2 ,3 ,5 1 :
[la=0] 3 ^
L [0,2,5]
[0, 2, 5] T6
Otra pieza que emplea un subconjunto relacionado con un conjunto más grande
es La c a ted ra l su m erg id a de Debussy. Como muchas de las composiciones de De
bussy, este preludio para piano es tonal. En gran parte de la pieza está presente una
126 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO XX
escala diatónica completa de blancas y la pieza termina con una tríada de do mayor;
pero el sentido de tonalidad está bastante ampliado. Hay pocas armonías funcionales,
y muchas de las tríadas y de los acordes de séptima que sí aparecen operan de una
manera no funcional.
En el mismo comienzo, un subconjunto pentacórdico de la escala diatónica esta
blece el inconfundible sonido del preludio. Repásese el Ejemplo 6-1 de p. 89, que ilus
tra el pentacordo en los cc. 1-2: [0,2,4,7,91. El contenido interválico de este pentacor
do, la escala pentatònica, resalta las dos clases de intervalos que predominan en una
escala diatónica completa: las clases de intervalos 5,7 y 2,10:
La escala pentatònica [0,2,4,7,91 contiene:
Cantidad de ocurrencias: 0 3 2 1 4 0
Cantidad de ocurrencias: 2 5 4 3 6 1
Como vimos en el Ejemplo 6-1, las clases de intervalos 5,7 y 2,10 están muy fuer
temente proyectadas en los cc. 1-2 de La c a ted ra l sum ergida.
Los compases inmediatamente siguientes de La c a te d r a l su m erg id a expanden
[0,2,4,7,91 en una escala diatónica completa mediante la adición de fa y do. Y el mis
mo procedimiento se sigue con la música contrastante a partir de los compases 16-18.
(Repásese el Ejemplo 6-2.) La escala pentatónica de estos compases vuelve a resal
tar las clases de intervalos 5,7 y 2,10 en los tresillos graves (si-faj-solj) y en la parte
superior (faj-solj-rej). Los compases siguientes transponen esta música un intervalo
4 hacia arriba y añaden las clases de alturas necesarias para completar una escala
diatónica.
El resultado de todo esto es permitir que la escala diatónica con su herencia tonal
(incluidas muchas tríadas y acordes de séptima) sea la base de la mayor parte de la
pieza, aunque con un foco que es claramente diferente de la música diatónica de cual
quier compositor anterior. Las tríadas y los acordes de séptima que aparecen no com
portan las obligaciones de las funciones tonales; tampoco cumplen estas funciones.
Desde los pasajes al principio de esta pieza, aprendemos a oír su diatonismo como
una expansión a partir del pentacordo [0,2,4,7,91 con realce especial de las clases de
intervalos 5,7 y 2,10.
Este es un procedim iento que se da en muchas com posiciones de Debussy y
otros com positores de com ienzos del siglo xx que escribieron música con una fuer
te aura tonal. Haciendo hincapié en estructuras interválicas que normalmente no se
usan de esta manera en la música tonal, estas com posiciones nos sugieren nove
dosos modos de oír el heptacordo diatónico y otros aspectos de la música tonal,
mientras que al mismo tiempo comprendemos otros efectos que derivan de esta tra
dición tonal.
EL EMPLEO DE DIFERENTES CONJUNTOS DE CLASES DE ALTURAS 127
EJEMPLO 8-13: D ebussy, La mer, prim er m ovim iento, inicio y núm ero de estudio 2 (om iti
das algunas d u p licacion es a la octava)
4 g »o °n i
[fa;=0] [0, 2, 5, 71
128 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO XX
PP
$
Cuerdas
m t
pp
$ *
[fa,=0] [0, 2, (3), 5, 71
El ostinato de reí, acompaña a una melodía en las trompas cuyo inicio se puede
encontrar en el Ejemplo 3-3a. Y el mismo inicio de esta melodía para trompa resalta
tres de las cuatro clases de alturas contenidas en el tetracordo inicial de la pieza:
doi/si, ret/doj y lai/solj). De modo que la melodía y el ostinato de reí, producen una
fuerte vinculación con el tetracordo inicial. (Véase una ilustración de las clases de al
turas compartidas en el Ejemplo 8-14.)
EL EMPLEO DE DIFERENTES CONJUNTOS DE CLASES DE ALTURAS 129
Melodía
para
trompa
ostinato
Modéré
E
\ I
t^nij JJT P I É
- EMK.O -vio Debussy, La mer, prim er m ovim iento, cin co com p ases d espués del núm ero
je esnxijo 8
Retenu A temnn
tfi -a-ifl »
tëÉ É Ü
..^
).fy r — — Vi—
w t * %» %■
La música de la segunda mitad del movimiento está en sil, mayor, una tonalidad an
ticipada por los acordes en sij, mayor que enmarcan el pasaje del Ejemplo 8-15. En el
inicio de esta sección la escala pentatónica se presenta como un acorde de II7 en sit
mayor sobre un pedal de dominante.
EJEMPLO 8-17: D ebussy, La mer, prim er m ovim iento, dos com p ases antes del núm ero de
estudio 9
i k
J p
.
[mi,=0] [0, 2, 4, 7, 91
miento. Todos los temas resaltan el tricordo común. Estas estructuras de alturas pro
veen muchos sonidos familiares desde la música tonal, pero las direcciones que toma
La m er son distintivas del siglo xx.
Además de las relaciones entre subconjuntos, las relaciones entre conjuntos por lo
demás independientes son la fuente de muchos contextos musicales. Los análisis que
siguen demuestran el empleo de conjuntos semejantes en estructura en una multipli
cidad de estilos.
[0,1,5,61
Cantidad de ocurrencias: 2 0 0 1 2 1
[0,1,6,71
Cantidad d e ocurrencias: 2 0 0 0 2 2
132 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO XX
Los trémolos de los violines presentan los dos tetracordos que aparecen debajo
del ejemplo. Varios factores relacionan estrechamente a estos tetracordos entre sí:
ambos contienen dos semitonos y dos ocurrencias de la clase de intervalos 5,7. Nin
guno contiene ningún tono entero u ocurrencias de la clase de intervalos 3,9- Ade
más, en los niveles de transposición en el Ejemplo 8-18, los tetracordos comparten
tres de sus cuatro clases de alturas. (Véanse las negras sin plica debajo del Ejemplo
8-18.) Finalmente, el tricordo [0,1,6] que comparten ambos tetracordos aparece dos
veces com o un subconjunto tanto en [0,1,5,6] como en [0,1,6,7]. El Ejemplo 8-19 ilus
tra esto.
EJEMPLO 8-19
[0, X 6] [0, X 6]
[0, X 6] [0, X 6]
[0, X 5, X 6, 71
6][0,
Cantidad de ocurrencias: 1 0 0 0 1 1
10,1,5,6] [0,1,5,61
Webern, M ovim ien to p a r a cu arteto d e cu erd a , op. 5, núm. 1. © 1922 por Universal Edition, Viena. Copy
right renovado. Todos los derechos reservados. Utilizado co n permiso de la European American Music Dis
tributors Corporation, único agente de Universal Edition, Viena, para Estados Unidos y Canadá.
los del acompañamiento y la melodía para la flauta, y cómo la melodía para la flauta ex
pande su campo de alturas mediante la transposición de este tetracordo. (Repásense las
pp. 111-112.) Pero todavía no hemos examinado otros motivos presentes en los compa
ses iniciales, o la manera en que el primer tetracordo y los otros conjuntos de clases de
alturas del inicio se expanden gradualmente para crear el tutti en el número de estudio 3-
El primer nuevo material añadido al tetracordo inicial es la melodía para violon
chelo en el número de estudio 1. Como se muestra en el Ejemplo 8-21, la melodía
para violonchelo se basa en el tetracordo [0,2,3,51 en T9- El tetracordo [0,2,3,51 tiene
un contenido interválico similar a [0,2,5,71, y en el nivel T9 de transposición compar
te dos clases de alturas con el tetracordo [0,2,5,71 inicial y tres clases de alturas con la
transposición de ese tetracordo en la flauta. El tricordo [0,2,51, un subconjunto en los
tetracordos [0,2,3,51 y [0,2,5,71, aparece en numerosos puntos de la fanfarria para flau
ta e inicia la melodía para violonchelo.
®FIauta
2,5117
[0,2,3,51
Cantidad de ocurrencias: 1 2 2 0 1 0
[0,2,5,71
Cantidad de ocurrencias: 0 2 1 0 3 0
EL EMPLEO DE DIFERENTES CONJUNTOS DE CLASES DE ALTURAS 135
[0, 2, 3, 5] T5
«
Allegro vivace, J •= 83
Cantidad de ocurrencias: 0 1 2 1 2 0
4 » t- ° 1
[0, 2, 7]
Cantidad de ocurrencias: 0 1 0 0 2 0
„ lo I»» 0 =b
[0, 2, 4, 5, 7, 9] [0, 2, 4, 5, 7]
[0,2,4,5,7,91
Cantidad de ocurrencias: 1 4 3 2 5 0
Cantidad de ocurrencias: 1 3 2 1 3 0
[0, 2, 5, 7]
EL EMPLEO DE DIFERENTES CONJUNTOS DE CLASES DE ALTURAS 139
— Tranquillo, J.= 70
i [0, 2, 7]
La recapitulación comienza con el tema tranquillo, ahora basado en una forma in
venida de [0,2,7]. (Véase cc. 401 ss. en el Ejemplo 8-27.) El movimiento termina con
el tema fugato:
Quizá se haya observado en nuestros análisis durante los últimos dos capítulos que
los mismos conjuntos de clases de alturas aparecen en piezas bastante diferentes. Por
ejemplo, L a ca ted ra l su m erg id a y La mer, de Debussy, y Petrushka, de Stravinsky (to
das estudiadas previamente en este capítulo), presentan el pentacordo [0,2,4,7,91, una
escala pentatònica. Análogamente, el inicio de P etrushka de Stravinsky y La qu in ta
d ism in u id a de Bartók (repásense los estudios previos en este capítulo) presentan el
tetracordo [0,2,3,51-
Desde cierta perspectiva, las bastante diversas texturas, tonadas y armonías de es
tas piezas demuestran vividamente cómo un conjunto individual puede aparecer de
muchos modos. Pero desde otra perspectiva todas estas piezas sí comparten de hecho
rasgos comunes. En todas ellas hay vínculos con la música tonal. Las dos obras de D e
bussy están en la frontera de la tonalidad, mientras que P etrushka de Stravinsky y La
qu in ta d ism in u id a de Bartók son claramente piezas no funcionalmente tonales. Pero
todas tienen melodías y/o armonías y/o texturas y/o aspectos de fraseo y forma re-
miniscentes de la tonalidad. Sus conjuntos de clases de alturas -tetracordos que son
segmentos de escalas diatónicas y la escala pentatònica- les permiten crear sus pro
pios universos sónicos difundiendo esa aura tonal.
Quizá cuando con más fuerza quedan resaltados estos rasgos compartidos es
cuando estas piezas de Debussy, Stravinsky y Bartók se comparan con las dos com
posiciones de Webern que hem os estudiado: el M ovim iento p a r a cu arteto d e cu er
d a, op. 5, núm. 4, y el C on cierto p a r a n u ev e instrum entos, op. 24. Los conjuntos
de clases de alturas de Webern no son en absoluto rem iniscentes de las estructu
ras tonales, y sus piezas comparten pocas melodías, armonías o fraseos con la mú
sica tonal.
Aun cuando dos conjuntos sean bastante diferentes entre sí, un compositor pue
de disponer los conjuntos compositivamente para destacar una semejanza inespe
rada entre ellos. Un ejem plo especialm ente imaginativo se da en la canción Tot
(Muerto) de Schónberg. En este caso, la relación que Schónberg revela sirve com o
un ingenioso ejem plo de pintura sonora. Óiganse las siguientes dos frases de cua
tro notas:
EL EMPLEO DE DIFERENTES CONJUNTOS DE CLASES DE ALTURAS 141
1 1 f , ¡ n----- —■--JL----------
p p
...J>
Ist al-les eins,wasliegt da-ran!
; a ,, o bu = $ = =
[0,1,2,6]
Cantidad de ocurrencias: 2 1 0 1 1 1
[0,2,3,61
Cantidad de ocurrencias: 1 1 2 1 0 1
Al principio parece que los dos tetracordos son bastante diferentes entre sí. En el
nivel de transposición empleado no comparten ninguna clase de alturas comunes y
sus contenidos interválicos son bastante diferentes, lo cual con [0,2,3,61 resalta la cla
se de intervalos 3,9, la única clase de intervalos que falta en [0,1,2,61.
Sin embargo, cada frase contiene los mismos intervalos melódicos: un ejemplo de
cada una de las clases de intervalos 1,11, 4,8 y 6. Esto es posible porque cada tetra
cordo tiene una distribución bastante nivelada de las clases de intervalos. Cada uno
omite únicamente una única clase de intervalos, y la melodía no contiene tampoco la
clase de intervalos que falta en una frase. Este rasgo, por el que dos tetracordos dife
rentes dan lugar a los mismos intervalos melódicos, es un lacónico reflejo musical del
significado textual.
Hay un buen número de conjuntos que tienen idéntico contenido interválico aunque
son diferentes entre sí (esto es, no son inversiones mutuas). Examínense los conjuntos
de clases de alturas en el Ejemplo 8-30. De todos los conjuntos de clases de alturas con
entre tres y seis clases de alturas no hay ningún tricordo, sí un par de tetracordos, tres
pares de pentacordos y quince pares de hexacordos con esta propiedad.
EXfO QC ES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO XX
EJEMPLO 8-30
[0, 1, 4, 6] [0, X 3, 7]
[0,1,4,6] y [0,1,3,7]
Cantidad de ocurrencias: 1 1 1 1 1 1
R esu m en
Con esto concluye nuestro examen de las relaciones entre diferentes formas de un
conjunto de clases de alturas, entre conjuntos y subconjuntos, y entre diferentes con
juntos de clases de alturas. Hemos descrito diversas herramientas analíticas y la apli
cación de estas herramientas en los análisis de varios fragmentos. Los Ejercicios de
análisis y las Sugerencias para el estudio ulterior al final de este capítulo presentan
una buena cantidad de piezas y análisis para la exploración. El siguiente capítulo pro
sigue nuestro estudio de los conjuntos de clases de alturas pasando a los conjuntos
más amplios de una pieza que forman las regiones de clases de alturas.
EJERCICIOS
T érm in os y co n cep to s
1. Defina subconjunto.
b)
c)
I___ I_______ I
I___ I_______ 1
I_______ i i [0,1,5]
l_
I___ L
|____L
J ____I
I___ L [0,1,2,51
I___ I___ I___ I
I___ I___ I_______ I ^ 10,1,2,6]
I_______ 1___ I___ I
A n álisis
Todas las piezas de las que se trata a continuación comienzan con una peque
ña cantidad de clases de alturas, y luego emplean la estructuración de la(s) célu-
la(s) inicial(es) para expandir el ámbito de las clases de alturas y de los intervalos.
Además de responder a las preguntas sobre cada pieza, considérese cómo se de
sarrolla desde su comienzo. ¿Cómo participan la forma, el fraseo, la textura, la di
námica, el registro y otros aspectos? ¿Dónde están los puntos climáticos y los pun
tos de reposo? ¿Cómo se crean? ¿Cómo ayuda el compositor al oyente a percibir la
pieza? Empléense los modelos de análisis de este capítulo como guía.
(
Sehr Ungsam Jv' ca.58)
a m S teg
1
mit
146 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO XX
tempo
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Webern, M ovim ien to p a r a cu arteto d e cu erd a , op. 5, núm. 4. © 1922 de Universal Edition, Viena. Copy
right renovado. Todos los derechos reservados. Utilizado con permiso de la European American Music
Distributors Corporation, único agente de Universal Edition. Viena, para Estados Unidos y Canadá.
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148 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO XX
EL EMPLEO DE DIFERENTES CONJUNTOS DE CLASES DE ALTURAS 149
150 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO XX
EL EMPLEO DE DIFERENTES CONJUNTOS DE CLASES DE ALTURAS 151
152 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO XX
C om p osición
1. Componga una breve sección inicial de una obra que empiece con sólo cua
tro o cinco clases de alturas. Incremente el número de alturas en circulación intro
duciendo transposiciones o inversiones del conjunto original que añadan nuevas al
turas, una o dos cada vez. Emplee un tetracordo o pentacordo como base de su
pieza. Su com posición debería durar menos de un minuto y estar escrita para ins
trumentos disponibles en su clase.
2. Componga una breve pieza que emplee dos conjuntos de clases de alturas re
lacionados. Emplee dos tetracordos relacionados o un tetracordo y un pentacordo
relacionados. Todas las alturas deberían extraerse de estos conjuntos, incluidas las
transposiciones y las inversiones. Quizá desee emplear algunas ideas elaboradas en
el Ejercicio de com posición del Capítulo VII.
2. Bartók, M úsica p a r a cu erda, p ercu sión y celesta (1936). El sujeto de fuga del
primer movimiento se estudia en el Ejercicio de análisis 2 del Capítulo V. Como se
resume en el Capítulo IV, la primera presentación del sujeto de fuga comienza y
termina en la, estableciendo ésta como la altura focal del movimiento. El clímax del
movimiento se da sobre el trítono mi),. Estudie cómo la transposición del sujeto de
fuga lleva desde el la inicial al mil, climático.
Esta pieza se cita a menudo para demostrar el interés de Bartók en proporciones
derivadas de las series de Fibonacci, una secuencia de números en la que cada nú
mero es la suma de los dos números precedentes: (0), 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55,
etc. Una característica de esta serie es que las ratios de pares de números se aproxi
man cada vez más a 0,618 a medida que la serie progresa. Así, 2/3=0,666; 3/5=0,600;
5/8=0,625; 8/13=0,615; 13/21=0,619; 21/34=0,617; 34/55=0,61818; 55/89=0,6179; etc.
Muchos de los clímax de este movimiento y dentro de las secciones de este movi
miento se sitúan en torno al 0,618 de la duración del movimiento o de esa sección.
El segundo y el tercer movimientos son buenos ejemplos de la incorporación por
parte de Bartók de elementos melódicos y rítmicos folclóricos. Obsérvese asimismo
la transformación del sujeto de fuga del primer movimiento cuando regresa en el f i
líale, resaltando la relación simétrica de los movimientos 1 y 3- El segundo movi
miento está repleto de efectos tímbricos especiales así como de elementos simétri
cos en altura, ritmo y forma.
EL EMPLEO DE DIFERENTES CONJUNTOS DE CLASES DE ALTURAS 153
La e s c a la d ia t ó n ic a c o m o u n a a r m o n ía
Un modo de emplear toda una escala diatónica como región de clases de alturas
sin implicar las armonías tonales funcionales es hacer que la escala entera suene como
una armonía. Ya nos hemos encontrado con tales pasajes en Petrushka de Stravinsky
y La m er de Debussy. Repásese la estructura del tutti en Petrushka en el Ejemplo 8-23
(en p. 136) y el ostinato de rej, en La m er en el Ejemplo 3-3a (p. 51). El heptacordo
[0,1,3,5,6,8,10] constituye la base de ambos pasajes. Sin embargo, puesto que los osti-
natos y las melodías interactúan para mantener en circulación constante las siete cla
ses de alturas, la única armonía que emerge de la textura es toda la escala misma. En
La mer, el cambio de una región de clases de alturas a otra provee regiones armóni
cas más amplias, vinculadas entre sí por un subconjunto común. (Repásese el examen
de los Ejemplos 8-13 a 8-15 en pp. 127-129.) En ambos fragmentos, los diversos com
ponentes de la textura están separados por medio del registro, el timbre y los moti
vos dentro de los subconjuntos característicos de esa pieza.
L a e s c a la d ia t ó n ic a c o m o u n a ser ie d e q u in ta s
Cantidad de ocurrencias: 2 5 4 3 6 1
Con siete clases de alturas y seis ocurrencias de la clase de intervalos 5,7, cada
miembro de [0,1,3,5,6,8,10] es una cuarta o quinta perfectas distante de uno o dos
otros miembros del conjunto. De hecho, todas las clases de alturas de una escala ma
yor pueden escribirse como una única serie d e qu in tas (una serie ininterrumpida de
quintas perfectas):
EJEMPLO 9-1
-Á------“—
TT °
> [0, X 3, 5, 6, 8, 10]
u *
EJEMPLO 9-2
XL
= pentacordo
“cr- inicial
IO, 7, 9]
= ostinato en si
(Ej. 8-13)
= tetracordo
inicial
(Ej. de análisis 1, Cap. VI)
L as series d e q u in ta s y los su b c o n ju n to s d ia tó n ic o s
Incluso allí donde toda la serie diatónica de quintas no es una entidad prominen
te, segmentos de ella suelen delinear regiones de clases de alturas. Debido a la estre
cha relación entre las series de quintas y las estructuras diatónicas, tales segmentos de
la serie de quintas establecen fácilmente regiones de clases de alturas.
EJEMPLO 9-3
[0, 2, 7]
fe d .
Desde antes de 1920 y al menos hasta la década de 1950 no fueron muchos los
compositores que escribieron música en la que algunos aspectos de la estructura de
alturas así como de estilo en general parecen ser funcionalmente tonales y otros as
pectos son claramente no tonales. El término n eoclásico se refiere a esta música. Mu
chos vieron a Stravinsky como el principal exponente de este movimiento.
Óigase el siguiente pasaje para piano solo del Concierto p a r a p ia n o e instrum en
tos d e viento (1924) de Stravinsky. Siguiendo la música más cromática, disonante, in
tensamente personal y abiertamente expresiva de finales del siglo xix y comienzos
del xx, pasajes neoclásicos como éste, con su evidente diatonismo, líneas claras y sen
tido aparentemente tradicional del contrapunto y el juego motívico, ciertamente sí pa
recían como un regreso al estilo del siglo xvin. Pero otros aspectos de la música neo
clásica, entre ellos el lenguaje de las alturas y el sentido de la continuidad y la forma,
son distintivos del siglo xx.
EJEMPLO 9-4: Stravinsky, Concierto p ara piano e instrumentos de viento, primer m ovim iento
(Allegro J = 104)
5* M
>■
160 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO XX
« P I
n <
'T A. 1
>w r
T t r f f T T
= E 3 P -------------- S T = t = F = |
f -
b =
3 M I N
a d c b a c d c *
Una clave para comprender el delicado equilibrio entre el remedo de la música del
siglo xviii y el lenguaje del siglo xx de la pieza quizá se halle en un análisis fechado
en 1926 de este fragmento debido al teórico Heinrich Schenker1. Schenker, que no
sentía mucha simpatía por la música post-tonal, escribió su análisis para demostrar que
el pasaje no era aceptable porque no era tonal. Aunque su crítica la motivaba una
reacción negativa a la música, sí ilumina aspectos estructurales cruciales de la música.
El quid de la argumentación de Schenker es que hay líneas tonales en las diversas
voces y elaboraciones de estilo tonal de esas líneas (com o las muchas figuras vecinas
tanto en semicorcheas como en corcheas), pero que estas líneas no están coordina
das para formar armonías tonales, como ocurriría en una composición tonal. De ahí
que, para Schenker, esencialmente las líneas de Stravinsky carecen de propósito. Por
ejemplo, la voz superior que comienza en la en el c. 69 desciende, pasando por sol¡¡,
a faj en el primer tiempo del c. 72. La realización de este descenso, emparejado con
la pausa de negra, hace que este faj suene como una meta tonal, y hace de la-faj la
extensión del movimiento. La voz intermedia también desciende una tercera, de re a
si, en los mismos compases. Pero el bajo no consigue dar apoyo a nada de esto, lle
gando a laj en el mismo primer tiempo del c. 72. Más aún, al mismo tiempo las voces
no consiguen formar las sonoridades triádicas que se esperarían en una composición
tonal, y a las que implicarían las líneas diatónicas por pasos con extensiones de ter
ceras y cuartas. Desde la perspectiva de Schenker, todo parece un revoltijo. Bastaría
con que las voces pudieran realinearse de algún modo para que todo fuera correcto.
Otra perspectiva acepta los rasgos tonales pero reconoce que aquí las sonorida
des no tonales controlan las armonías. El tricordo [0,1,5] (o una de sus clases de in
tervalos: 5,7) que aparece en el primer tiempo del c. 72 explica la mayoría de las ar
monías en los cc. 69 y 70 al com ienzo de la frase (tal como indican los asteriscos
debajo del Ejemplo 9-4). La mayoría de las demás armonías las forman el tricordo
[0,1,6] (que comparte las clases de intervalos 1,11 y 5,7 con [0,1,5]) y otros tricordos
que resaltan la clase de intervalos 5,7. Estos tricordos se etiquetan con letras debajo
del Ejemplo 9-4.
1 Heinrich Schenker, D a s M eisterw erk in d e r Musik, II, Munich, Drei Masken Verlag, 1926; reimpreso en
Hildesheim, Georg Olms Verlag, 1974, pp. 37-40.
REGIONES DE CLASES DE ALTURAS, ESCALAS, MODOS l6 l
Como resultado, esta música presenta armonías y melodías tonales pero «con no
tas equivocadas» como añadido a su propia organización no tonal. Esas notas, como
el laj grave en el primer tiempo del c. 72, que son «equivocadas» desde la perspectiva
tonal, son sumamente «correctas» en la estructuración no tonal. Es la interacción de los
aspectos tonales «con notas equivocadas» y los aspectos no tonales lo que confiere a
este pasaje, lo mismo que a tantos otros como él, su carácter.
De igual modo que coquetea con los empleos funcional y no funcional de las co
lecciones diatónicas de alturas, esta música también juega con las expectativas del
oyente en el terreno del metro. Se la note en un metro estricto o en metros cambian
tes, el efecto suele ser el de líneas que añaden o sustraen tiempos o divisiones de
tiempos de compás al metro.
Otra com posición cuya estructura de alturas combina aspectos tonales y no to
nales es P rim av era a p a la c h e , de Aaron Copland (nacido en 1900). Gran parte de
esta pieza es enteramente diatónica, y muchas secciones son funcionalmente tona
les. Pero otros pasajes tratan elem entos tonales corrientes más como conjuntos de
clases de alturas.
: i »
* [0, %3, 5, 8]
Una buena porción de la sección inicial, por ejemplo, emplea únicamente las no
tas de la escala de la mayor, y el mismo inicio perfila una tríada en la mayor. Pero la
162 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO XX
EJEMPLO 9-6
i t r
[0, 2, 3, 7]
la mayor:
PP
IV7 V
appogiatura?
Allegro ( J = 160)
®,
_ col 8va
[0, 1, 3, 5, 8]
En otro lugar de esta pieza, las tríadas mayores se utilizan como armonías funcio
nales y como conjuntos de clases de alturas sin significado funcional.
REGIONES DE CLASES DE ALTURAS, ESCALAS, MODOS 163
V arias c o le c c io n e s d ia t ó n ic a s s im u ltá n e a m e n te
V Pl
• .............
----------------------------- P'
— — 'I**------------------- — r * — ■---------------- v
pizz.
r i —
— i = Tr ~ * )
Bartók, C uarteto p a r a c u e r d a núm . 3 . © 1922 de Universal Edition. Copyright renovado. Todos ios derechos
reservados. Utilizado con permiso de la European American Music Distributors Corporation para todo el
mundo, salvo Estados Unidos, agente de Universal Edition.
164 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO XX
Una de estas piezas es el Cuarteto p a r a cu erd a núm. 3 (1927) de Bartók, una obra
en un solo movimiento. El Ejemplo 9-8 ilustra el comienzo de la secon d a parte, en la que
una escala diatónica y su transposición un semitono hacia amba proveen el material de
alturas para las partes separadas de la textura. El empleo de dos escalas diatónicas a un
semitono de distancia da lugar a las doce clases de alturas2. Pero las doce clases de al
turas están claramente divididas por la textura, el registro y el timbre en dos colecciones
de siete clases de alturas cada una. La parte de violonchelo emplea la colección de las
blancas haciendo mucho hincapié en re y haciendo con ello que el pasaje suene a modo
dórico. La melodía del primer violín emplea alturas de la misma escala construida sobre
la altura focal mi),. Re y mij, son también realzados como clases de alturas focales por el
trino re-mit en el violín segundo y los pizzicatos re-mij, en la viola.
Este pasaje del Cuarteto p a r a cu erd a núm. 3 combina dos ideas temáticas divergen
tes que están presentes a lo largo de toda la obra: conjuntos que hacen hincapié en los
semitonos y conjuntos que son diatónicos. El mismo comienzo del cuarteto, que se mues
tra en el Ejemplo 9-9, construye dos conjuntos que son partes de una escala cromática:
E JE M P LO 9 -9 : B a rtó k , C u a r t e t o p a r a c u e r d a n ú m . 3 , p r i m a p a r t e
Bartók, C uarteto p a r a c u e r d a núm . 3- © 1922 de Universal Edition. Copyright renovado. Todos los derechos
reservados. Empleado co n permiso de la European American Music Distributors Corporation para todo el
mundo, salvo Estados Unidos, agente de Universal Edition.
2 Puesto que en una colección diatónica sólo hay dos sem itonos, la transposición por intervalos 1 y 11
dar lugar a sólo dos clases de alturas com unes entre las escalas. De ahi que haya siete clases de alturas en
una escala más siete clases de alturas en la otra m enos dos clases de alturas comunes: 7+7-2=12.
REGIONES DE CLASES DE ALTURAS, ESCALAS, MODOS l6 5
Moderato
Bartók, Cuarteto p a r a c u e r d a núm . 3■ © 1922 de Universal Edition. Copyright renovado. Todos los derechos
reservados. Utilizado con permiso de la European American Music Distributors Corporation para todo el
mundo, salvo Estados Unidos, agente de Universal Edition.
166 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO XX
ii
[0, 2, 4, 7, 9] [0, % 7]
Combinación:
4 n ú - ...» . i
[0, 1, 2, 3, 4, 7, 8, 9]
Cantidad de ocurrencias: 6 4 4 5 6 3
E sca la s d ia tó n ic a s a lte r a d a s
Compositores del siglo xix com o Chopin, Saint-Saens y Bizet, buscando un aro
ma étnico o exótico para algunas de sus piezas, experimentaron con escalas no dia
tónicas. Pero una vez creadas tales escalas, las emplearon dentro del sistema tonal
tradicional.
En el siglo xx, varios compositores siguieron explorando influencias ajenas a las
principales tradiciones europeas. Quizá el más importante de ellos fue Bartók, que gra
bó muchos tipos de música folclórica de la Europa oriental y el Próximo Oriente, y que
incorporó a su estilo muchos de los diseños escalares y rítmicos que descubrió. La
D a n z a á r a b e número 42 de sus D úos p a r a dos violines, por ejemplo, se basa en una
escala menor armónica de sol con un paso de cuarta aumentada (véase Ejemplo 9-11).
Pero, tal como Bartók la emplea, la altura conclusiva es fa¡¡, no sol.
REGIONES DE CLASES DE ALTURAS, ESCALAS, MODOS 167
f , pesante
______
pK %---T-----1
1 1. 1---
^ bJ i tJW J «i U nJ J j U J J bJ J
f , petante
P - - - iH
3
1
Bartók, D úos p a r a d o s violines, núm. 42. © 1933 de Universa] Edition. Copyright renovado. Todos los dere
chos reservados. Utilizado con permiso de la European American Music Distributors Corporation para todo
el mundo, salvo Estados Unidos, agente de Universal Edition.
= i A..........o bu
Cantidad de ocurrencias: 0 6 0 6 0 3
Sólo tres clases de intervalos están presentes, dos de las cuales aparecen la misma
cantidad de veces. Del mismo modo, el número de subconjuntos es sumamente limi
tado: hay sólo tres tipos diferentes de tricordos ([0,2,4], [0,2,6] y [0,4,8]), tres diferen
tes tipos de tetracordos ([0,2,4,6], [0,2,4,8] y [0,2,6,8]) y un tipo de pentacordo
([0,2,4,6,8]). Finalmente, puesto que la escala es enteramente uniforme en estructura,
es su propia inversión y tiene otra escala de tonos enteros como su complemento, hay
sólo dos clases de escalas de ese tipo. Cualquier otra transposición o inversión es una
reordenación de una de estas dos formas. Con su estructura uniforme y recursos li
168 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO XX
EJEMPLO 9-12: M essiaen, Cuarteto p ara el fin de los tiempos, sexto m ovim iento
Jf ------
4 M * ' " -■ l
I n te r a c c ió n d e e s c a la s d ia t ó n ic a s y d e to n os en tero s
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1 * = ^ ■■
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QJ , 1
h
— , V =
LA ESCALA OCTATÓNICA
Una colección de ocho notas que ha gozado de especial popularidad entre muchos
compositores, la esca la octatónica, presenta tonos enteros y semitonos en alternancia.
REGIONES DE CLASES DE ALTURAS, ESCALAS, MODOS 171
Cantidad de ocurrencias: 4 4 8 4 4 4
Ya nos hemos encontrado con una pieza casi enteramente construida a partir de la
escala octatónica: La qu in ta dism in uida de Bartók. Véase la partitura completa en el
Ejercicio de análisis 1 (p. 144) del Capítulo VIII y un estudio de sus rasgos concretos en
pp. 122, 125. En esta pieza, dos transposiciones relacionadas por trítonos del tetracordo
[0,2,3,51 crean escalas octatónicas en cada frase. La quin ta dism inuida es un rondó:
A cc. 1-11
B cc. 12-19
172 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO XX
A1 cc. 2 0 -2 5
C cc. 2 6 -34
A2 cc. 3 5 -4 4
A pesar de su base octatónica, esta melodía funciona como una melodía tonal tra
dicional. Si se toca en mi mayor, suena bastante tonal (y, también, bastante banal):
f i n/r
EJEMPLO 9-18: M essiaen, Cuarteto p ara el fin de los tiempos, cuarto m ovim iento
m
m m i
Estas diferentes escalas cambian junto con nuevas secciones del movimiento, lo
cual delinea la forma en gran parte como los cambios en la escala que advertimos en
L a qu in ta d ism in u id a de Bartók.
Pero quizá la aparición más intrigante de la escala octatónica en el Cuarteto se pro
duce en el quinto movimiento, cuyo inicio aparece en el Ejemplo 9-19.
EJEMPLO 9-19: M essiaen, Cuarteto p ara el fin de los tiempos, quinto m ovim iento
Infiniment lent, extatique
Gran parte de la música compuesta por Stravinsky durante la década de 1940 in
cluye la escala octatónica entre sus recursos. En el primer movimiento de la Sinfonía
d e los salm os (1930), una única forma de la escala octatónica interactúa con la colec
ción diatónica de las teclas blancas durante gran parte del movimiento. Varios facto
res, entre ellos la sonorización sorprendentemente peculiar de las tríadas de mi me
nor que puntúan el inicio y un pasaje posterior del movimiento y la insistencia en mi
con un fa vecino superior en cuanto la línea principal de las partes del coro en gran
parte del movimiento, establecen mi como centro focal.
Las texturas basadas en la escala octatónica que comienza con mi-fa y en la escala de
teclas blancas (el modo frigio) se alternan durante la primera porción del movimiento:
REGIONES DE CLASES DE ALTURAS, ESCALAS, MODOS 175
t í f á í f e p í f c i Í « P
y . 5Í_____
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E - xau - di
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0
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Ne si • le - as, ne
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Urtíftitír
tlíí¡Ú M 'M M
f!rPr pr 0r ^r pr i r 0r ^ _ __ *
octatónico diatónico
so del movimiento, pero las colecciones referenciales de éste son esas dos escalas de
fuertes perfiles y los pasajes recurrentes basados en ellas.
Los cambios entre estas colecciones funcionan como cambios de tonalidad en la mú
sica tonal. Durante gran parte del primer movimiento de la Sinfonía d e los salm os la cla
se de alturas focal sigue siendo mi, aun cuando la escala cambia de frigia a octatónica.
Esto es parecido a lo que sucede en la música tonal cuando un acorde de dominante
(por ejemplo, un acorde de sol mayor en do mayor) cambia del V en la tonalidad origi
nal al I en su propia tonalidad: el acorde no cambia, pero el nuevo contexto le confiere
un nuevo significado. Por supuesto, la diferencia entre este tipo de situación en la músi
ca tonal y no tonal es que en la música tonal los significados de estos cambios son siem
pre los mismos y, por tanto, hemos inventado nombres para ellos (tales como en el acor
de de dominante o dentro de la tonalidad dominante). En un caso como la Sinfonía de
los salm os podemos referirnos al cambio, pero no extraer de él tales significados univer
sales. Sin embargo, oímos los efectos del cambio cuando escuchamos la pieza.
En el primer movimiento de la Sin fon ía d e los salm os alternan entre sí varias tex
turas separadas, cada una de ellas con un perfil fuertemente individual. Tal alternan
cia, que suele acompañar y articular los cambios de alturas, es una característica de
gran parte de la música de Stravinsky, como observamos en el Capítulo IV. En lugar
de hacer hincapié en la continuidad y el desarrollo gradual, estas articulacionés tex
turales a menudo abruptas distinguen a las secciones entre sí, con lo que se crean con
trastes dramáticos. Este es un burdo paralelismo con las típicas melodías y armonías
semejantes a ostinatos en Stravinsky que advertimos cuando nos ocupamos de P e
trushka (repásese el estudio de los Ejemplos 8-21 a 8-23). Incluso el fragmento del
C oncierto p a r a p ia n o e instrum entos d e viento (Ejemplo 9-4) presenta una melodía de
ámbito pequeño con alturas repetidas. Como volveremos a ver cuando estudiemos el
idiosincrásico empleo que hace Stravinsky del sistema dodecafónico en sus obras tar
días, relativamente ciertas características subyacentes de su estilo no cambiaron a pe
sar de los numerosos cambios importantes que se produjeron en el estilo superficial
durante una vida creativa que abarcó más de seis décadas.
Los cambios de una región de clases de alturas a otra son sumamente evidentes en
estilos en los que la colección de clases de alturas sirve como recurso del que se ex
traen melodías y armonías, en gran parte del mismo modo que en la música tonal se
derivan melodías y armonías de la escala de la tonalidad prevaleciente. Pero incluso
allí donde no hay mucha sensación de una escala prevaleciente, en música suele ser
un factor el contenido total de clases de alturas de un pasaje no tonal. Repásese el Mo
vim iento p a r a cuarteto d e cu erda, op. 5, núm. 4, de Webern (partitura en pp. 143-144).
En diversos puntos del movimiento, las armonías o melodías resumen la mayoría de
las clases de alturas en uso. El acorde al final del c. 2, por ejemplo, contiene las seis
clases de alturas de los cc. 1-2. Los compases 3-6 emplean nueve clases de alturas, sie
te de las cuales están en el diseño del violín segundo con que concluye el compás. El
mismo diseño, cuando reaparece transpuesto en la viola en el c. 10, contiene entre
sus siete alturas las seis clases de alturas en la frase inicial del movimiento (cc. 1-2),
con lo cual anuncia el regreso de una sección inicial recompuesta de la forma ABA1.
REGIONES DE CLASES DE ALTURAS, ESCALAS, MODOS 177
Como hemos visto anteriormente en Webern, en sus piezas todas las notas cumplen
una función importante.
En la música de otros compositores una región de clases de alturas completa que
tenga cierto tamaño suele señalar el final de una sección. Varése, por ejemplo, hará
con frecuencia coincidir el final de una sección con una escala cromática entera. Re
pásese la partitura del primer movimiento de O ctan dre en pp. 146-151. El solo de
oboe es la línea principal de los primeros nueve compases del movimiento. El tetra
cordo inicial [0,1,2,3] provee todas las clases de alturas en los cc. 1-3. La transposición
de este tetracordo cuatro semitonos hacia abajo en el c. 4 aumenta el número de cla
ses de alturas a ocho. Este tetracordo, al igual que otros conjuntos de clases de altu
ras, expande la región de clases de alturas a once en el primer tiempo del c. 6. La úni
ca clase de alturas que falta es sol, que entra en el mismo final del solo en el registro
más agudo del oboe, acentuado y en ffff.
Con esto concluye nuestra exposición de algunos principios que subyacen a la mú
sica no tonal del siglo xx. Estos principios seguirán rigiendo en nuestro estudio de la
música dodecafònica en la Unidad Tres, así com o en la Unidad Cuatro, que se ocupa
de algunos aspectos de la música de la última o de las dos últimas generaciones.
Durante un tiempo fue tradicional trazar claras líneas divisorias entre la música to
nal, la música no tonal de este siglo y la música dodecafònica. La música tonal se ba
saba en principios tonales y así se la analizaba; la música no tonal que precedió al de
sarrollo del sistema dodecafònico fue llamada música de libre atonalidad o atonal
contextual, y se analizaba según sus estructuras motívicas o de clases de alturas; la
música dodecafònica tenía sus propios principios.
Pero como han demostrado los análisis presentados en esta Unidad, estas nítidas
distinciones no hallan apoyo en el estudio de la música. Muchas composiciones no
tonales del siglo xx conservan rasgos tonales. Además, para iluminar rasgos de com
posiciones de Wagner y Debussy que son al menos parcialmente tonales hemos em
pleado conjuntos de clases de alturas. Finalmente, algunos fragmentos utilizados en
esta Unidad pertenecen a composiciones dodecafónicas (el C oncierto p a r a n u eve ins
trum entos de Webern y Tot de Schónberg).
Como resultado, son muchos los estudios de la música del siglo xx aparecidos en
los últimos años que se han centrado en aquellos principios que subyacen a toda la
música de nuestra era. El estudio de los conjuntos de clases de alturas (las propieda
des de las colecciones de clases de alturas de una pieza y cómo se relacionan entre
sí) pone a disposición de los analistas una serie de herramientas con las que trabajar.
Pues estos conjuntos de clases de alturas de todos los tamaños determinan muchos de
los límites sonoros dentro de los cuales existe una pieza. Pero corresponde al analis
ta determinar qué clases de alturas incluir en los conjuntos, cuáles relacionar entre sí,
cómo explicar la diversidad de contraste y unidad que existe en una pieza, cómo re
lacionar estos rasgos con la naturaleza orgánica de la pieza y cómo relacionar estos
rasgos con los demás elementos que existen en una pieza, sean éstos tonales, dode-
cafónicos o de otra índole. En resumen, un buen análisis de conjuntos de clases de
alturas no es un procesado mecánico de la pieza, sino un estudio interpretativo.
178 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO XX
1. En muchas composiciones del siglo xx, las regiones d e clases d e altu ras (con
juntos de clases de alturas más amplios) son origen de armonías y melodías loca
les, en gran parte del mismo modo que en las composiciones tonales las escalas y
las tonalidades organizan aspectos de las alturas más amplios.
EJERCICIOS
A n álisis
3- Ivés, La pregu n ta sin respuesta (1908). Lea el programa redactado por Ivés para
esta pieza al tiempo que se familiariza con ella. Esta pieza contiene tres ideas sepa
radas: el fondo de cuerdas, la «pregunta» de la trompeta y la «respuesta» de las made
ras. Estudie cada una por separado. Luego estudie su interacción ¿Hay alguna sínte
sis de estas ideas separadas en la pieza? ¿Se «responde» alguna vez a la «pregunta»?
C om p osición
1. Invente una escala diatónica alterada por la adición de dos o tres accidentes
a la escala diatónica de tal modo que el resultado no sea otra escala diatónica. Em
plee esa escala alterada para componer varias frases melódicas. Haga cada una di
ferente de las demás en tempo, ritmo, metro, ámbito y carácter. Escriba para ins-
mimentos disponibles en la clase.
3. Utilice una forma de la escala octatónica como base de dos o más frases con
trastantes. Resalte los aspectos reminiscentes de la tonalidad (como las tríadas) en
una frase. Evite tales referencias en las demás.
3. El estudio de Elliott Antokoletz sobre Bartók, The M usic o f B éla B artók (Ber
keley, University of California Press, 1984), analiza detalladamente una buena can
tidad de obras del compositor.
U nidad T res
La m ú sica serial
A principios de la década de 1920 Schònberg empezó a componer música cons
truida a partir de una ordenación específica de doce clases de alturas. Empleó tal or
denación, conocida como una serie d o d eca fò n ica , como la fuente de todas las clases
de alturas en una pieza dada.
La música que presenta series ordenadas se conoce como m ú sica serial; esto es,
música basada en una serie de clases de alturas. La m ú sica d o d e c a fò n ic a es la músi
ca serial que emplea una serie de doce clases de alturas.
Los compositores que escribían música serial lo hacían cada uno con su propio
propósito particular. Schónberg desarrolló la composición dodecafònica a fin de apar
tarse de lo que consideraba una estructuración demasiado contextúa] de la altura en
las composiciones atonales que había escrito a partir de 1908. Sostenía que mante
niendo las doce alturas de clases en circulación continua y proveyendo una especie
de motivo rector para toda la composición la serie dodecafònica aseguraría la consis
tencia de una composición; una consistencia que en su música atonal previa tuvo cier
ta dificultad para lograr. Una vez hubo desarrollado el método dodecafònico de com
posición, la única música no tonal que Schónberg escribió fue música dodecafònica.
El creía que la música dodecafònica se convertiría algún día en un lenguaje musical
tan universal como una vez lo había sido la tonalidad funcional.
íntimos colaboradores de Schónberg, especialmente Berg y Webern, adoptaron in
mediatamente el método dodecafònico. En los años posteriores muchos otros com
positores han adoptado asimismo este método, algunos permanentemente, otros tem
poralmente, algunos rigurosamente, otros libremente, y algunos exclusivamente, otros
en combinación con otras técnicas. Incluso Stravinski, cuyo estilo y enfoque neoclási
cos de la composición habían parecido antitéticos de la música serial, en la década de
1950 adoptó el método dodecafònico, adaptándolo a sus propios fines compositivos.
La música dodecafònica no se ha convertido en el lenguaje musical universal que
Schónberg y otros previeron. Ni tampoco parece probable que lo sea en el futuro pre
visible. Sin embargo, hay un corpus sustancial y creciente de importantes obras seria
les. De esta música se ocupa la Unidad Tres.
Las series dodecafónicas difieren de los conjuntos de clases de alturas que estu
diamos en la Unidad Dos en que una serie dodecafònica es una entidad ordenada;
esto es, su estructura depende de su ordenación tanto como de su contenido. El ma-
184 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO XX
terial sobre los conjuntos de clases de alturas en la Unidad Dos es aplicable a la mú
sica serial, tal como ya observamos en la Unidad Dos. El análisis de conjuntos de se
ries de alturas nos ayuda a comprender los sonidos de la música no tonal y las rela
ciones entre conjuntos de clases de alturas, motivos y armonías. De hecho, como en
su momento señalamos, algunos ejemplos de la Unidad Dos están tomados de com
posiciones dodecafónicas. Pero la teoría dodecafónica y serial tratada en la Unidad
Tres es aplicable únicamente a la música serial.
El primer capítulo de esta unidad (el Capítulo X) estudia algunos aspectos de las
series dodecafónicas y cómo aparecen en las composiciones. Los restantes capítulos
exploran los empleos y efectos compositivos de las series dodecafónicas.
Capítulo X
serie d o d e c a fó n ic a origin al
f o r m a d e la serie retrógrado
a g reg a d o inversión
ca n tid a d d e clases d e altu ras inversión retrógrada
n ú m ero d e orden O, R, I, IR
m atriz
¿Q ué es u n a s e r ie d o d e c a fó n ic a ?
Una serie d o d e c a fó n ic a es una ordenación de las doce clases de alturas, cada una
de las cuales aparece una sola vez1.
¿C óm o a p a r e c e n la s series d o d e c a fó n ic a s e n u n a p ie z a ?
Las clases de alturas ordenadas de una serie dodecafónica pueden aparecer bien
en una única parte, bien divididas entre dos o más partes de una textura.
El Ejemplo 10-1 ilustra la serie del C uarteto p a r a cu erd a núm . 4, op. 37 (1937), de
Schonberg, tal como aparece en una parte melódica, tal como aparece dividida entre
dos voces y tal como aparece en dos acordes. Al comienzo del primer movimiento, la
melodía del violín primero presenta la serie, con cada una de las clases de alturas apa
reciendo por turno. En el c. 27, los violines primero y segundo comparten la misma
serie; algunas clases de alturas aparecen sólo una cada vez, mientras otras aparecen
1 Los términos lin ea, lín e a d o d e c a fó n ic a , lin ea d e ton os y con ju n to d e d o c e ton os son sinónim os de se
rie d o d e c a fó n ic a tal com o la definimos aquí.
186 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO XX
junto con la siguiente clase de alturas. En el c. 280, la serie aparece como dos acor
des de seis notas.
¿C u áles s o n la s f o r m a s d e u n a s e r ie d o d e c a fò n ic a ?
EJEMPLO 10-1: Schónberg, Cuarteto p ara cuerda núm. 4, op. 37, primer movimiento
Violín I
Violín I
Violín II
LAS SERIES DODECAFÓNICAS 187
I 'I I I
u . . « 7 ° tfu ° ll
EJEMPLO 10-2
OO Original
R0 Retrógrado
10 Inversión
M . . u Vo * > o L' ° 1
IRO Inversión retrógrada
Cualquier forma de la serie podría llamarse la forma original. La forma original, des
pués de todo, es la inversión de la forma I, la retrógrada de la forma R y la inversión
retrógrada de la forma IR. Como norma, a la primera forma de la serie presentada en
una composición dada la llamamos O y a las demás formas de modo correspondiente.
Cada una de las cuatro formas de la serie puede empezar con cualquier clase de
alturas. Un número de 0 a 11 a continuación de la letra que la designa indica el ni
vel de transposición de la forma de la serie. La primera nota de OO es la clase de al
tura 0 para todas las formas de la serie. Por ejemplo, 0 2 se refiere a la forma origi
nal transpuesta para que com ience con la clase de alturas 2, e 18 se refiere a la
inversión transpuesta para empezar con la clase de alturas 8. El Ejemplo 10-3 ilustra
algunas formas transpuestas de las series de los Ejemplos 10-1 y 10-2.
EJEMPLO 10-3
J I».. o L -
Adviértase que en las formas R e IR, es la últim a nota de la serie la que determi
na el nivel de transposición. Así, RO es el retrógrado de OO, e IRO el retrógrado de 10.
Repásense las formas RO e IRO en el Ejemplo 10-2.
Cuatro formas de cada serie y doce transposiciones de cada forma dan cuarenta y
ocho formas de cada serie (cuatro formas multiplicadas por doce transposiciones de
cada una). En algunas series, dos formas pueden ser idénticas (por ejemplo, una in
versión puede equivaler a una forma retrógrada), partiendo por la mitad el número de
formas de la serie que son diferentes entre sí.
S erie y f o r m a d e la serie
El término serie se refiere a una ordenación de las doce clases de alturas y a las
cuarenta y ocho formas de esa serie. El término fo r m a d e la serie se refiere a cualquier
forma de la serie dada. Así, todas las ilustraciones de los Ejemplos 10-1 a 10-3 pre
sentan una única serie. Los ejemplos presentan diferentes formas de esa serie.
Una vez decidimos llamar OO a una forma de la serie, sabemos que la clase de al
turas 0 es la primera clase de alturas en la forma OO de la serie. A partir de esa clase
de alturas podemos calcular la cantidad de clases de alturas de todos los miembros de
una serie de la misma manera en que calculábamos las cantidades de clases de altu
ras en la Unidad Dos.
N ú m eros d e o r d e n
A g reg a d o s y series
El Ejemplo 10-4 y el estudio que sigue ilustran las diferencias entre una serie y un
agregado. A continuación de la presentación de 0 0 por el violín primero en los cc. 1-6
(ya identificada en el Ejemplo 10-1), el violín segundo entra con una melodía basada
en 15. (Véase la forma de la serie 15 debajo de la partitura.) Estas son presentaciones
de las formas de la serie.
EJEMPLO 10-4: Sch ónberg, Cuarteto p ara cuerda núm. 4, op. 37, prim er m ovim iento.
A ^ 19
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190 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO XX
Los acordes que acompañan a estas dos frases también derivan de la serie, tal como
indican los números de orden junto a cada nota. Cada tres clases de alturas en la me
lodía del violín primero (cc. 1-6) hay tres acordes que contienen a las restantes nueve
clases de alturas. Junto al re-doj-la del violín primero (números de orden 0-1-2) están
los acordes que presentan los números de orden 3-4-5, 6-7-8 y 9-10-11. Junto a las si
guientes tres clases de alturas en el violín primero, sit-fa-mil, (números de orden 3-4-5),
están los acordes que presentan los números de orden 6-7-8, 9-10-11 y 0-1-2. Este pro
cedimiento es el mismo para cada grupo de tres clases de alturas melódicas. Durante
la melodía del violín segundo en los cc. 6-9, acordes compuestos por tres números de
orden consecutivos acompañan la melodía principal.
Aunque las clases de alturas en estos acordes acompañantes son derivables de la
serie de la pieza, no hay manera de que las clases de alturas de la melodía y el acom
pañamiento juntos pudieran derivarse de la serie en el orden en que aparecen. Ya en
el c. 1, el doj del violín primero (número de orden 1) aparece después de los núme
ros de orden 3, 4 y 5. El la del violín primero en el c. 2, número de orden 2, aparece
después de los números de orden 3 a 11.
Por consiguiente, la melodía del violín primero en los cc. 1-6 y la melodía del vio
lín segundo en los cc. 6-9 presentan formas de la serie. Pero las restantes clases de al
turas aquí, aunque derivables de las formas de la serie, forman agregados.
Cuando se analiza una pieza, resulta sumamente engorroso tener que referirse con
tinuamente a 0 0 para calcular cualquier forma dada de la serie. Es mucho más con
veniente tener una lista de todas las formas de la serie. Hay dos maneras convenien
tes de hacer tal lista.
1. Si se prefiere ver las formas de la serie en notación musical, tómese una hoja de
doce pentagramas y trácese una línea vertical que los atraviese por el centro. Escríbase 0 0
en la parte superior izquierda e 10 en la parte superior derecha. Luego simplemente anó
tense las transposiciones por semitonos en cada uno de los pentagramas: la primera línea
contendrá 0 0 e 10, la segunda línea O I e II, la tercera línea 0 2 e 12, y así sucesivamen
te. Leyendo de derecha a izquierda se obtienen las formas de R e IR. En el Ejemplo 10-5
se encontrarán las series del comienzo del Cuarteto p a r a cu erda núm. 4 de Schónberg.
EJEMPLO 10-5
LAS SERIES DODECAFÓNICAS 191
No es necesario notar todas las formas de la serie antes de empezar el análisis. Sim
plemente rellénese la hoja según se ha descrito e introdúzcanse las formas de la serie
en el lugar que les corresponda tal como aparecen en la música.
2. Otra manera de hacer la lista de todas las formas de la serie es construir una matriz.
Una matriz es una rejilla sobre la que aparecen listadas las cuarenta y ocho formas de una
serie. (Sin embargo, no es necesario escribir más que trece formas para plasmar las cua
renta y ocho.) Comience escribiendo la forma OO de la serie con nombres de notas. La
serie del Cuarteto p a r a cu erda núm. 4 de Schónberg nos vuelve a servir como ejemplo:
Una vez hecho esto, aparecen las cuarenta y ocho formas de la serie: las formas O
de izquierda a derecha, las formas R de derecha a izquierda, las formas I de arriba
abajo, las formas IR de abajo arriba. Para comprobar el trabajo realizado, recuérdese
que la primera altura de OO aparece siempre en una línea diagonal de la parte supe
rior izquierda a la inferior derecha.
¿C óm o s e e n c u e n tr a la ser ie d e la p ie z a ?
Para encontrar la ordenación dentro de estas formas de la serie, búsquese más ade
lante en la pieza un pasaje en el que las clases de alturas aparezcan por separado. En
los cc. 3-5 aparece uno de tales pasajes. Las notas agudas en estos compases siguen
la ordenación de los acordes en el c. 2. De ahí que la ordenación de la forma de la
serie en el c. 2 y la mano derecha en los cc. 3-5 sea aquella cuya lista aparece deba
jo del Ejemplo 10-7.
LAS SERIES DODECAFÓNICAS 193
Cuando se busca la serie en una nueva pieza, cierto conocimiento de las prácticas del
compositor facilita la tarea. Por ejemplo, en la música dodecafónica de Schonberg y Berg,
las melodías y los acompañamientos suelen formar agregados a partir de los cuales es po
sible que no se determine la ordenación de la serie (como en el Ejemplo 10-4). La músi
ca dodecafónica de Webern, por otro lado, siempre sigue estrictamente la ordenación de
la serie. En las obras de Webern y en la mayoría de las de Schonberg, una única serie cons
tituye la base de toda la composición. En las obras de Berg y algunos otros compositores
dodecafónicos, diferentes series suelen aparecer en el curso de una sola composición.
¿C óm o s e r e c o n o c e u n a f o r m a d a d a d e la serie en u n a p ie z a ?
Con una lista completa de las formas de la serie es bastante fácil identificar cualquier
forma de la serie en la música. Con frecuencia, no es menester localizar más que dos o tres
clases de alturas y luego comprobar los resultados. La razón por la que no es necesario lo
calizar más que unas cuantas clases de alturas para identificar una forma completa de la se
rie es que cada forma de la serie suele empezar con un intervalo diferente. Una vez reco
nocido ese intervalo, se puede aventurar una hipótesis plausible sobre la forma de la serie.
Tomemos la serie del Cuarteto p a r a cu er d a núm . 4 de Schonberg como modelo.
Estúdiense los intervalos iniciales de las formas O, I, R e IR de esta serie en el Ejem
plo 10-2, en p. 187. Cada forma de la serie comienza con un intervalo diferente:
de la serie para hallar ese diseño interválico. En esta serie un intervalo 2 seguido de un
intervalo 11 únicamente aparece entre los números de orden 4, 5 y 6 de una forma I.
Consúltese la matriz o la lista en el papel pautado de las formas de la serie. La forma I
con si-dc>j)-do como números de orden 4, 5, y ó es 10. Compruébese el resultado para ver
si las alturas precedente y siguiente en la partitura coinciden con esta forma de la serie.
R esu m en
Ahora sabemos qué es una serie dodecafónica, cómo construir, nombrar y reco
nocer sus formas, cómo identificar las clases de alturas en una serie con números de
clases de altura y de orden, cómo diferenciar una serie o forma de la serie de un agre
gado, cómo hacer la lista de todas las formas de la serie y cómo localizar la serie y
sus formas de la serie en las piezas. Con esto concluye el material preliminar sobre
las series dodecafónicas. En el siguiente capítulo comenzamos a estudiar cómo afecta
a una pieza la estructura de una serie dodecafónica.
EJERCICIOS
T érm in os y co n c ep tos
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A n álisis
Óiganse los siguientes pasajes. Calcúlese la forma OO de la serie para cada uno.
Luego identifiqúense todas las alturas y etiquétense las formas de la serie y los nú
meros de orden.
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LAS SERIES DODECAFÓNICAS 197
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2. Webern, Wie bin ich Froh!, op. 25, núm. 1 (1935).
W ebern, Tres ca n c io n es, op. 25, núm. X. © 1956 de Universal Edition A. G, Viena. C opyright renovado.
Todos los derechos reservados. Utilizado con permiso de la European American Music Distributors Cor
poration, único agente para Estados Unidos y Canadá de Universal Edition, Viena.
198 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO XX
rit.
Capítulo XI
Aunque gran parte de la base estructural de una pieza dodecafónica puede deri
var de la serie, no debe suponerse que para entender o disfrutar de la música do
decafónica es necesario oír la serie y todas sus permutaciones. Para un oyente es
bastante difícil recordar una serie dodecafónica fuera de una composición, aun des
pués de escuchas repetidas. Y por supuesto es imposible para cualquiera recordar
cuarenta y ocho formas de esa serie y reconocerlas cuando sus clases de alturas apa
recen en melodías y armonías, y cuando dos o más formas de la serie pueden apa
recer simultáneamente.
A decir verdad, etiquetar las series en una partitura e intentar oír esas series en la
música (si tal cosa fuera posible) es una manera bastante pobre de intentar adentrar
se en el conocimiento de esta música. Compositores como Schónberg, Berg, Webern
y Stravinsky no compusieron música dodecafónica para construir complejidades inau
dibles. Adoptaron este sistema porque los capacitaba para controlar ciertos aspectos
de la estructura musical mientras dejaba sus imaginaciones creativas libres para ocu
parse de aquellos aspectos que ya estaban explorando en su música previa.
E lem en tos c o m u n e s d e n tr o d e la s p e r m u ta c io n e s
gión de clases de alturas está presente. Cambiar las formas de la serie únicamente sir
ve para p e r m u ta r (o recomponer) el orden de las clases de alturas.
Dentro de esta región inmutable de clases de alturas surgen elem en tos com u n es:
ordenaciones de clases de alturas, intervalos y subconjuntos que son comunes a dos
o más series o formas de la serie. Estos elementos comunes atraen la atención so
bre un pasaje al poner en primer plano un pequeño número de clases de alturas e
intervalos, y resaltarlos contra las alturas del fondo. Estas clases de alturas e inter
valos resaltados forman entonces redes al conectar entre sí frases y secciones más
amplias.
Desde esta perspectiva, los elementos comunes en la música dodecafónica son se
mejantes a las alturas armónicas y melódicas importantes en la música tonal. Con los
tonos no armónicos y el trabajo modulatorio, muchos fragmentos tonales tienen todas
las notas de una tonalidad en circulación frecuente. Pero estas notas no se presentan
sin propósito. Las armonías las agrupan, centrándose en la raíz del acorde, el bajo, o
la nota melódica principal. Cuando la armonía cambia, las principales alturas armóni
cas o melódicas dentro de un acorde se convierten en las del siguiente. Los elemen
tos comunes proveen tipos parecidos de conexiones en la música dodecafónica, con
servando y cambiando las clases de alturas focales mientras las doce clases de alturas
se mantienen en circulación.
Por esta razón, el estudio de los elementos comunes entre la serie y las formas de
la serie abre la puerta a la comprensión de las composiciones individuales así como
de los estilos de cada uno de los compositores. Trataremos aspectos aislados del tema
general de los elementos comunes en los Capítulos XI, XII y XIII, procediendo de los
aspectos más pequeños a los más grandes de la serie. El Capítulo XI explora los in
tervalos y los conjuntos de clases de alturas más pequeños compartidos por las for
mas de la serie. El Capítulo XII examina la combinatoriedad, que afecta a agrupa-
mientos más amplios de clases de alturas. El Capítulo XIII trata de las series derivadas
y otras relaciones entre las series dodecafónicas enteras.
Los intervalos y los subconjuntos compartidos por las formas de la serie se dan
cuando dos o más clases de alturas adyacentes en una forma de la serie permanecen
adyacentes en una o varias diferentes formas de la serie. Si, por ejemplo, el 0 0 de una
serie comienza con las clases de alturas si-do, entonces la II de esa serie comienza
con las clases de alturas do-si. Do y si son elementos comunes -clases de alturas ad
yacentes- en las dos formas de la serie.
EJEMPLO 11-1
LOS ELEMENTOS COMUNES 201
Son numerosos los factores que determinan el tipo de serie y las relaciones entre
las formas de la serie bajo las cuales surgirán los intervalos y los subconjuntos com
partidos. El estudio de estos factores nos enseña las posibles relaciones entre series y
formas de series.
La diferencia entre las relaciones posibles y las que se emplean en una pieza dada
es la diferencia entre factores precom positivos y compositivos. Los fa c to r e s p recom p o -
sitivos son aquellos que existen sean empleados o no. En el Ejemplo 11-1 si-do son
clases de alturas adyacentes en el OO y la II de la serie. La relación entre el OO y la
II se mantendrá siempre, aun cuando la II no aparezca nunca en la pieza. Pero para
que esta relación sea un factor importante en la pieza examinada, estas clases de al
turas deben aparecer en posiciones prominentes. Si, por ejemplo, dos frases consecu
tivas comienzan con OO e II, y si-do aparece en el mismo registro y con el mismo rit
mo al comienzo de cada frase, entonces esta relación precompositiva se convierte en
un importante f a c t o r com positivo dentro de la pieza.
Más que estudiar los miles de relaciones precompositivas que pueden relacionar
diferentes formas de la serie nos ocuparemos principalmente de aquellos factores que
aparecen en posiciones prominentes en las piezas estudiadas. Tras familiarizarnos con
los rasgos prominentes de cada pieza, luego estudiaremos las relaciones de las formas
de la serie que dan lugar a esos rasgos.
Las raíces del estilo musical de Schönberg se hunden en los finales del siglo xix,
en la música de Wagner y Brahms. La música temprana de Schönberg, escrita en tor
no a 1900, está en el lenguaje tonal cromático, intensamente romántico, de la época.
El sexteto para cuerda Verklärte Nacht, op. 4 (1899) es la composición tonal de Schön
berg más conocida. Aunque el sentido de su evolución artística le llevó primero a es
cribir música no tonal (desde 1908) y luego al desarrollo del sistema dodecafónico (a
principios de la década de 1920), su música siempre conservó el sentido del fraseo y
el gesto que remonta al mundo musical de finales del siglo xdc . En relación con estos
rasgos en una de las últimas composiciones tonales de Schönberg y una de sus últi
mas obras predodecafónicas, repásense nuestros estudios de la S in fon ía d e cá m a ra ,
op. 9 (1906) en el Capítulo IX y el tema de las variaciones de su Serenata, op. 24
(1924) en el Capítulo V.
El Cuarteto p a r a cu er d a núm . 4 fue compuesto en 1937, más de una década des
pués de que Schönberg empezara a componer música dodecafónica. Ya hemos ob
servamos en la Unidad Uno cómo el inicio del primer movimiento anuncia una tex
tura similar a la música tonal, con melodías y acompañamientos.
202 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO XX
EJEMPLO 11-2: Sch ónberg, Cuarteto p ara cuerda núm. 4, op. 37, prim er m ovim iento
V io lin o l-
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Esta sección inicial está organizada com o una forma ABA1 en tres frases. Las sec
ciones A y A1 están relacionadas por sus ritmos similares y acompañamientos simila
res, mientras que la mucho más breve sección B presenta diferentes ritmos melódicos
y un diferente diseño del acompañamiento.
LOS ELEMENTOS COMUNES 203
Esta sección la estudiaremos con detalle. Familiarícese con ella oyéndola varias ve
ces. Es importante que se escuche el pasaje repetidamente mientras se lee este estu
dio. Las relaciones aquí citadas no existen únicamente sobre el papel; son básicas para
el sonido de la pieza.
L a m elo d ía
Cada sección es una única frase, donde la melodía expresa una única forma de la
serie: 0 0 para la frase 1,15 para la frase 2 y R0 para la frase 3:
EJEMPLO 11-3: Sch onberg, Cuarteto p ara cuerda núm. 4, op. 37, prim er m ovim iento
P rim era fra se
Vln.1
Seg u n d a fra se
T ercera fra se
El comienzo de la segunda frase suena como si tomara el relevo allí donde termi
na la primera frase. Este efecto lo crean los dos elementos comunes: el primero es el
prolongado si con que termina la frase inicial y aparece inmediatamente en el mismo
registro como una larga nota en el primer tiempo fuerte de compás de la segunda fra
se: violín I, cc. 5-6, violín II, c. 7. El segundo elemento común es el si en el tiempo
débil del violín segundo: el tricordo soldando com o el tiempo débil del c. 7. Estas tres
notas aparecen como notas adyacentes en el mismo registro: cerca del final de la pri
mera frase: violín I, cc. 3-4.
Estos elementos comunes crean la impresión de que la melodía del violín segun
do comienza donde termina la melodía del violín primero. El registro, el ritmo y la po
sición métrica realzan los elementos comunes. Ambos sis están en el mismo registro
y son alturas largas en tiempos fuertes de compás, precedidos por tres tiempos débi
les de corcheas. Y el tricordo soldando está en el mismo registro en ambas frases.
E l trico rd o c o m ú n [0 ,1 ,5 ]
¿Cómo es que dos formas diferentes de la serie tienen soldando com o clases de al
turas adyacentes? La construcción de esta serie lo hace posible. Como se muestra en
el Ejemplo 11-4, en el curso de la serie aparece cuatro veces un tricordo [0,1,5]. El tri
cordo sol-la^-do aparece como los números de orden 7, 8 y 9 en 0 0 . Cada uno de es
tos tricordos [0,1,5] puede transponerse o invertirse para aparecer como soldando en
alguna forma de la serie. La 15 es la forma de la serie en que soldando aparece como
los números de orden 0, 1, 2. (Véase el Ejemplo 11-5.) La 15 es la forma de la serie
de la melodía del violín segundo. De modo que soldando puede aparecer como tiem
po débil del compás inicial de la melodía del violín segundo.
EJEMPLO 11-4
Números
de orden: 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11
EJEMPLO 11-5
i,
i
Números
de orden: 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11
se al Ejemplo 11-5. En la 15 los números de orden 7-8-9 son las clases de alturas la-doj-
re, el tricordo inicial de 0 0 (esto es, las alturas melódicas iniciales del movimiento).
Sin embargo, al regreso de este tricordo común en el c. 8 durante la melodía del
violín segundo no tiene una prominencia especial. Véase el Ejemplo 11-3- En el c. 8,
la-dO|-re sí aparece. Pero no se lo resalta como un regreso al tricordo inicial de la pie
za. Por el contrario, forma parte de un pasaje más largo de corcheas. El registro del la
y el doj difiere de su primera aparición en los cc. 1-2. Y el re es ligado a otra altura,
lo cual debilita su vínculo con la y do¡j.
¿Por qué algunos elementos comunes se resaltan y otros se pasan por alto? La ra
zón por la que el tricordo común sol-la^-do es resaltado en el c. 5 y el tricordo común
la-doj-re no lo es en el c. 8 tiene que ver con la localización de estos tricordos en la
frase y dentro de la sección. Los elementos comunes al com ien zo de la segunda sec
ción son realzados de modo que surja del final de la primera frase. Si se hubiese he
cho un fuerte hincapié en el regreso de la-doj-re en el c. 8, este tricordo inicial podría
haber indicado una conclusión de la frase o sección. Pero el c. 8 no es la conclusión
de una frase o sección. Forma parte de la frase contrastante en una forma ABA1.
L a tercera f r a s e
E l estilo
El empleo por Schónberg de las formas de la serie contribuye a crear estos efec
tos. En términos de fraseo, textura, motivos y forma, esta sección se parece mucho a
una composición tonal del siglo xix. La manera en que la segunda frase surge de allí
donde termina la primera frase y la manera en que R0 devuelve el final de la tercera
frase a las clases de alturas iniciales es similar a los planes armónicos tonales de una
sección ABA1. Piénsese en un grupo de frases en el que la primera frase termina en
la dominante, la segunda prosigue en la tonalidad dominante y la tercera frase regre
sa en su final a la tónica con que empezó el grupo de frases, por ejemplo.
Todo esto es posible debido a las texturas tradicionales y a la manera en que cada
frase se basa en una única forma de la serie. Cada frase melódica es realzada por sus
vecinas mediante cambios en el instrumento solista y la textura del acompañamiento.
Los elementos comunes funcionan entonces dentro de esta estructura de las frases.
Otros elem en to s co m u n es
Puesto que cada frase en esta sección se basa en una forma separada de la serie,
las notas iniciales y conclusivas de las formas de la serie empleadas son las clases de
206 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO XX
alturas prominentes en los comienzos y finales de las frases. Las clases de alturas cru
ciales que se resaltan son re-do, al comienzo de 0 0 y al final de R0, sol-la[, al comienzo
de 15. Estos pares de clases de alturas son asimismo adyacentes dentro de cada una
de estas formas de la serie. (Véanse las formas de la serie debajo del Ejemplo 11-3 )
Estas clases de alturas participan en el tricordo sol-la|,-do que es un elemento co
mún entre las primeras dos frases. Pero sol y laj, son realzadas incluso durante la pri
mera frase. La frase inicial se subdivide en dos partes. Las blancas con que se inicia
la frase son re y do,; lat y sol como notas largas comienzan la segunda mitad de la fra
se en los cc. 3-4. Adviértanse los signos sobre el laj, y el sol en la partitura del Ejem
plo 11-2: constituyen una indicación por parte de Schónberg de que el la), debería to
carse como un tiempo fuerte de compás y el sol como un tiempo débil, creando así
un paralelo con el re-do, inicial.
La), y sol son aún más realzados en el acompañamiento al com ienzo de la frase
del violín segundo. En el c. 7 el laj, y el sol intercambian sus puestos entre el violín
primero y el violonchelo, con el sol-la), del violín primero especialmente prominen
te al estar por encima de la melodía del violín segundo. Relaciones motívicas y de
alturas tan estrechas com o éstas entre la melodía y el acompañamiento son típicas
de la música de Schónberg desde sus primeras com posiciones tonales hasta sus úl
timas obras.
Otra relación motívica especialmente prominente entre la armonía y la melodía en
los primeros dieciséis compases aparece en el bajo. Los primeros dos compases en el
violonchelo contienen un semitono y un intervalo 5 ó 7. Ambos compases presentan
una forma de [0,1,6], un tricordo que comparte dos de sus tres intervalos con el tri
cordo [0,1,5] que es tan prominente en la melodía. Son estas dos clases de intervalos
-1 ,1 1 y 5,7- las que están presentes en la parte del violonchelo. El mismo diseño rea
parece al comienzo de la sección A1 en el c. 10.
Estos y otros elementos comunes de mayor escala (de los que se tratará en el Ca
pítulo XII) contribuyen a unificar la porción inicial del movimiento incluso más allá
del c. 16. Esta porción inicial del movimiento únicamente presenta las formas de la se
rie 0 0 ,1 5 y sus retrógrados. Más tarde, cuando aparecen otras formas de la serie, sur
gen nuevas combinaciones de intervalos comunes y subconjuntos, que sustituyen a
las de la primera sección del movimiento. Así, aunque las doce clases de alturas es
tán en circulación a lo largo de todo el movimiento, las redes de clases de alturas re
alzadas cambian. Schónberg emplea éstas para crear el equivalente de los cambios de
tonalidad en la música tonal. Puesto que el movimiento es en forma sonata, los cam
bios en estas redes de alturas coordinan y ayudan a proteger los cambios en las sec
ciones a medida que el movimiento avanza.
M od elo d e a n á lis is : W ebern, Variaciones para piano, op. 27, seg u n d o m ov im ien to
Webern, como Schónberg, creció en el mundo musical de finales del siglo xix. Pero
mientras que muchas de las composiciones de Schónbnerg siguen reflejando los ges
tos, el fraseo y las formas de la música tardorromántica, la música de Webern abre
nuevos caminos. En capítulos anteriores hemos llamado la atención sobre la concisión
de las composiciones de Webern que produce el empleo sumamente concentrado de
una pequeña cantidad de conjuntos de clases de alturas. Repásese el estudio de su
LOS ELEMENTOS COMUNES 207
M ovim iento p a r a cu arteto d e cu erda, op. 5, núm. 4, y del C oncierto p a r a nueve ins
trumentos, op. 20, en la Unidad Dos.
En sus composiciones dodecafónicas, Webern construía series y las empleaba de
tal modo que recalcaba una pequeña cantidad de elementos comunes que luego in
vaden todos los aspectos de la música. Una de tales piezas son las V ariaciones p a r a
p ia n o , una obra en tres movimientos. Como toda la música de Webern, los tres mo
vimientos son breves y concentrados. El movimiento central, una estructura rápida a
modo de scherzo, es el más breve de los tres.
Óigase este movimiento sin seguir una partitura el suficiente número de veces para
familiarizarse completamente con los sonidos. El movimiento es muy corto, bastante
por debajo del minuto de duración. Cuando se tenga una buena idea de cómo suena,
óigaselo con la partitura analítica que aparece en el Ejemplo 11-6, donde se omiten
los ritmos y se presentan únicamente los pares de alturas que aparecen a lo largo de
toda la pieza.
EJEMPLO 11-6: W ebern, Variaciones p ara piano, op. 27, segundo m ovim iento
L a ser ie
Con esta orientación, podem os ahora pasar a estudiar la serie y el proceso por
el que estos pares de alturas reaparecen. El primer miembro de cada par de altu
ras expresa una forma de la serie; el segundo miembro de cada par de alturas ex
presa otra forma de la serie. Si a la primera forma de la serie la llamados 0 0 , la
otra es I101.
EJEMPLO 11-7: W ebern, Variaciones p ara piano, op. 27, segundo m ovim iento
Webern, V ariacion es p a r a p ia n o , op. 27. © 1937 de Universal Edition. Copyright renovado. Todos los dere
chos reservados. Utilizado con permiso de la European American Music Distributors Corporation, único agen
te de Universal Edition para Estados Unidos y Canadá.
El Ejemplo 11-8 comienza a arrojar luz sobre los muchos pares de alturas recu
rrentes en el movimiento.
1 La localización de la serie en esta pieza resulta un poco com plicada hasta que uno se da cuenta de
que el com ienzo está basado en dos formas de la serie que discurren simultáneamente. Si se intenta en
contrar una única serie siguiendo las alturas desde el com ienzo, se hallará que no hay mis), ni resj hasta des
pués de que hayan aparecido veintiuna alturas, y que muchas clases de alturas aparecen dos veces antes
de ese punto. Esa es la pista de que las alturas de cada par no proceden de una única forma de la serie,
sino por el contrario de dos formas de la serie que discurren simultáneamente. Como demuestra el Ejem
plo 11-7, las primeras alturas de cada par y las segundas alturas de cada par presentan dos formas de la
misma serie.
2 La misma serie constituye la base de los movimientos primero y tercero. En esos movimientos hay
una clara ordenación de estas clases de alturas. Pero puesto que la ordenación no es relevante para el se
gundo movimiento, no necesitam os hacer uso de ella en este exam en.
IO S ELEMENTOS COMUNES 209
EJEMPLO 11-8
oo
110
Cuando una clase de alturas aparece en OO (por ejemplo, si|,, número de orden 0),
aparece junto con una clase de alturas en 110 (sol*, número de orden 0). Cuando esa
misma clase de alturas aparece en 110 (si), en cuanto número de orden 9), está empa
rejada con la misma clase de alturas en OO (solj en cuanto número de orden 9)- Esto
resulta cierto para todas las clases de alturas. Síganse las flechas en el Ejemplo 11-8
para localizar cada uno de estos pares recurrentes.
Este es un rasgo precompositivo que siempre surge cuando cu a lq u ier forma de
cu a lq u ier serie y su inversión aparecen nota por nota una frente a la otra; esto es, en
tre cualesquiera formas O e I de cualquier serie, y entre cualesquiera formas R e IR
de cualquier serie. Algunas características de esta propiedad merecen ser examinadas
antes de volver a las V ariaciones de Webern.
Podemos estudiar el origen de estos pares de alturas recurrentes por medio de otra
serie: la escala cromática.
EJEMPLO 11-9
jg -..n ttc
intervalos:
110
EJEMPLO 11-10
- tfi, o bu u «
números
i 00 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11
de alturas:
[sit=0] 10 9 8 7 6 5 4 3 2 1 0 11
i
sumas de los números
^ " ° 1,0 ü ♦ tjo-
de alturas: 110 10 10 10 10 10 10 10 10 10 10 10 10
EJEMPLO 11-11
números 00 0 11 10
de alturas:
[si,=0] 10 11 o
%110
Cada par de formas de la serie comienza con las últimas notas del par anterior. La
aparición de sit-sol, al principio, el final y el centro de la pieza hace posibles las re
peticiones de Webern. Véase el Ejemplo 11-12, que presenta los comienzos y finales
de cada par de formas de la serie. Compárese esto con la partitura analítica de la pie
za en el Ejemplo 11-6 (p. 207).
LOS ELEMENTOS COMUNES 211
EJEMPLO 11-12
Compases: ® © @ @ ® @
La fo r m a
EJEMPLO 11-13
- . . 1 J h: n
ís c í r 1 <u U
Compárese esto con la sección de desarrollo después de la doble barra: el par de
alturas si-sol aparece dos veces simultáneamente, com o ocurre con otros intervalos,
articulaciones y dinámicas.
Finalmente, cada uno de los pares de alturas en los cc. 1-3 está separado del siguiente
por un silencio de corchea, lo cual produce la impresión de un metro de 3/8. En ningu
na otra parte del movimiento aparecen cuatro grupos con tal regularidad rítmica3.
3 El significado de las indicaciones métricas de Webern ha sido objeto de cierto debate. Algunos músi
cos creen que las indicaciones métricas regulares en movimientos com o este son conveniencias notaciona-
212 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO XX
Volvamos ahora nuestra atención sobre los las repetidos que destacan aun en la
primera escucha de la pieza. Como vimos en el Ejemplo 11-9, en esta pieza hay dos
unísonos entre las formas de la serie: la y mil,. Cuando Webern proyecta la serie, sin
embargo, a mil, se le asignan las posiciones menos prominentes, como mordentes o
parte de los acordes.
La, sin embargo, es la altura focal del movimiento. No sólo está presente como un
unísono literal, sino que es asimismo el centro del registro de cada par de alturas que
aparecen en el movimiento. Es el eje en torno al cual se presentan todos los demás
pares de alturas.
EJEMPLO 11-14
te -
lu x. ZZ JO- = £ :
1b u
& EEEZ ==
H ' ■ --------- O ’
( * = =
E l estilo
les y que el metro real cam bia co n frecuencia. Otros creen que el m etro notado sí representa la organiza
ción métrica. Un argumento en pro del metro notado tal com o se oye en este movimiento se encontrará en
Peter Westergaard, -Webern and “Total Organization”; An Analysis o f the Second Movement o f the Piano Va
riations, op. 27-, P erspectives o f N ew M usic 1, 2 (1963), pp. 107-120.
LOS ELEMENTOS COMUNES 213
Los dos pasajes analizados en este capítulo ilustran diferentes tipos y empleos de
elementos comunes. En el Cuarteto p a r a cu er d a núm . 4 de Schónberg seguimos la
pista a dos pares cruciales de clases de alturas (re-do, y sol-lat) y un tricordo (sol-lai,-
do) que permanecen como clases de alturas adyacentes en las dos formas de la serie
(OO e 15) y sus retrógrados. Estas son clases de alturas focales en una disposición bas
tante tradicional que presenta una melodía con acompañamiento y frases equilibradas:
el primer grupo temático de un movimiento modelado sobre la forma sonata. Las Va
riacion es de Webern presentan un tipo de música totalmente diferente. Las formas de
la serie son elegidas y presentadas para proyectar una pequeña cantidad de interva
los en diferentes permutaciones. Las alturas, los registros, las dinámicas y las articula
ciones siguen un canon estricto todo el tiempo, con la segunda voz del canon que si
gue a la primera a distancia de corchea. Sin embargo, tan diferentes como son estas
dos piezas dodecafónicas, la clave para comprender la estructura de las alturas reside
en el descubrimiento de los elementos comunes cruciales.
Esto es cieno para la mayor parte de la música dodecafónica. Cuando uno se fa
miliariza con los sonidos de una nueva pieza, se adquiere conciencia de las clases de
alturas y grupos de clases de alturas prominentes. El descubrimiento del modo en que
surgen estos elementos comunes ayuda a comprender las elecciones de las formas de
la serie por parte del compositor y sus motivaciones en relación con muchos diferen
tes aspectos de la estructura.
En el estudio de una nueva pieza, com iéncese por buscar en la audición las altu
ras prominentes y las clases de alturas, los intervalos y los conjuntos de clases de al
turas repetidos. Cuando se descubra un elemento común en la pieza, trátese de cal
cular cómo funciona buscando ese elemento común en una serie muy simple tal como
una escala cromática. Esto ayudará a incrementar la comprensión de la pieza, de las
elecciones del compositor entre las muchas posibilidades precompositivas, del estilo
del compositor y, en último término, del mismo sistema dodecafónico.
1. Los fa cto resp recom p o sitiv o s son aquellos que siempre son ciertos basados en
la construcción de una serie y las relaciones entre las formas de la serie. Cuando se
les otorga posiciones prominentes, las relaciones precompositivas se convierten en
factores de una composición.
2. Los elem entos com unes, los intervalos o subconjuntos compartidos por dife
rentes formas de la serie, son a menudo esenciales en la estructura de un pasaje
musical.
3. Cuando una serie de intervalos o de clases de alturas aparece más de una vez
en una forma dada de la serie, hay al menos otra forma de la serie que conserva
rá esa serie de intervalos o de clases de alturas como elemento común.
EJERCICIOS
Térm in os y co n cep to s
A n álisis
© © © © ®
-fíK— [....—p.p. i . — te ■
—- W *
pocoriL
rr
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S í
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S F j
c> - p <
-9 V
v J - *O
rit.
Webern, Streichquartett, op, 28. © 1939 tie Hawkes and Son (Londres), Ltd. Copyright transferido en 1955
a Universal Edition, Viena. Copyright renovado, 'lodos los derechos reservados. Utilizado con permiso de
la European American Music Distributors Corporation, único agente de Universal Edition, Viena, para Es
tados Unidos y Canadá.
C om p osición
1. Utilizando la siguiente serie com o fuente tanto de la melodía como del acom
pañamiento, componga dos frases para un instrumento melódico y piano. Emplee
OO para la primera frase e 15 para la segunda. Explore diferentes tipos de textu
LOS ELEMENTOS COMUNES 217
ras, diferentes modos de conectar las frases, diferentes modos de utilizar la serie
en la melodía y el acompañamiento, y diferentes modos de utilizar los elementos
comunes.
2. Utilizando la misma serie, escriba una sección imitativa para dos voces em
pleando una forma original de la serie para una voz y una forma invertida de la se
rie para la otra. Evite un metro estricto. Escriba para dos instrumentos disponibles
en la clase.
3. Webern, Wie bin icb froh !, op. 25, núm. 1 (1935). Una partitura de esta can
ción aparece en pp. 195-196. Estudíese cómo Webern aísla los elementos comunes
o las figuras similares por medio del ritmo, el contorno y la dinámica. ¿Cuál es la
relación entre la parte vocal y el acompañamiento?
4. Schónberg, Tot, op. 48, núm. 2. Inicíese el estudio por la parte vocal. ¿Qué
formas de la serie se utilizan? ¿Cómo se relacionan entre sí y reflejan la naturaleza
lacónica del texto los diferentes tetracordos? (Repásese el Ejemplo 8-29 en p. 139 )
Luego estúdiese la parte de piano.
Capítulo XII
La combinatoriedad hexacórdica
co m b in a to ried a d co m b in a to ried a d h ex a c ó rd ic a
EJEMPLO 12-1: Sch ónberg, Cuarteto p ara cuerda núm. 4, op. 37, prim er m ovim iento
Allegro molto, energico J = 152
Vln.II
T »
Vln.1
Ya hemos estudiado varios de los factores que contribuyen a crear una sensación
de continuidad entre estas dos frases, advirtiendo que el tricordo sol-la|,-do y el si
con que comienza la frase del violín segundo en los cc. 7-9 son elem entos compar
tidos por el final de la frase del violín primero. (Repásense los estudios en el Capí
tulo XI.)
220 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO XX
EJEMPLO 12-2
OO L.
X dm
L a c o m b in a to r ie d a d h e x a c ó r d ic a
¿Entre q u é f o r m a s d e la serie p u e d e d a r s e la c o m b in a to r ie d a d h e x a c ó r d ic a ?
C o n ex io n es en tre la s f r a s e s
EJEMPLO 12-3: Sch ónberg, Cuarteto p a ra cuerda núm. 4, op. 37, prim er m ovim iento
Tempo: Allegro molto; energico J =152
@ ® H"
LA COMBINATORIEDAD HEXACÓRDICA
@ <§>
O
<> _
!¡P r h f> i i
p dolce
— , r r i - s - v - hp— -
r ¡? ■ 7 ^
N" , s -
>1j ^ F *
i5 v 7 ^ r ~ ■ 3 —1 r- 3 — ,
— - v " | 7 ] h,
j ........
p
Los g ru p o s d e la s fo r m a s d e la ser ie
1 En la parte del violín segundo en el c. 167, los núm eros de orden 9, 10 y 11 aparecen desordenados.
Tales reordenaciones suceden ocasionalm ente en la música dodecafónica de Schónberg, normalmente en
las secciones de desarrollo.
224 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO XX
EJEMPLO 12-4: Sch ónberg, Cuarteto p ara cuerda núm. 4, op. 37, prim er m ovim iento
Tempo I M0
l-T 0 1 8 9 I
10 11
m06
111
Después de eso, cada vez que se introduce una nueva forma de la serie, también
aparece su emparejamiento combinatorio. Así, los cc. 31-41 emplean 0 5 ,1 1 0 y sus re
trógrados; los cc. 42-50 emplean 0 2 ,1 7 y sus retrógrados, y así sucesivamente a lo lar
go de todo el movimiento.
Puesto que cada agrupamiento de formas de la serie comporta nuevas asociaciones
de elementos comunes, los pares combinatorios son importantes en la determinación de
los cambios a gran escala de las clases focales de alturas a lo largo de todo el movimiento.
COMPOSICIONES HEXACORDICAS
ses de alturas. El segundo hexacordo de la serie no entra hasta varias frases más allá
en la pieza. También en esta pieza la suma de los hexacordos no siempre da como
resultado toda la serie. Por ejemplo, al comienzo el violín presenta una serie comple
ta y luego el primer hexacordo en orden retrógrado y repite el procedimiento:
H ex acord o A, H ex a co rd o B, H ex acord o A; luego
H ex a co rd o A, H ex a co rd o B, H ex acord o A.
Esto ha llevado a algunos teóricos a citar aquí una serie de dieciocho notas. Se lo
describa como se lo describa, este es otro indicio de la primacía de las unidades he-
xacórdicas en esta pieza.
EJERCICIOS
T érm in os y co n cep to s
Defina la combinatoriedad.
A n álisis
Schónberg, V ariaciones orquestales, op. 31 (1930), Tema. Óigase este tema has
ta familiarizarse con él. Identifiqúense todas las formas de la serie. ¿Son combina
torias estas formas de la serie?
¿Qué elementos comunes se recalcan entre las frases y entre la melodía y el
acompañamiento? ¿Cuál es el vínculo entre la melodía y la forma de la serie en la
contramelodía durante la frase final?
¿Cuál es la forma de este tema? ¿Cómo se proyecta esta forma? ¿Cuántos com
pases hay en las diferentes secciones y frases?
Cuando haya completado el estudio del tema, quizá desee contar con una par
titura de la pieza y escuchar la introducción. En su mismo comienzo, Schónberg
226 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO XX
® ® ® ® ® ® .
poco nt.
®
m m
$ p h \ ,J x
fT < >
Vln. I
seh r
LA COMBINATORIEDAD HEXACÓRDICA 227
poco riL
C o m p o sició n
Elija una de las dos series que aparecen a continuación y utilícela como base de
dos frases diferentes. Emplee las formas combinatorias de la serie en diferentes par
tes de la textura: en la melodía frente al acompañamiento, o en dos partes contra-
puntísticas.
Escriba para instrumentos que tenga a su disposición en la clase.
a) combinatoria con 15
b) combinatoria con 15
comienza y termina con una forma breve-larga. El centro de la frase es más activo
desde el punto de vista rítmico. ¿En qué otra parte se da esta forma de frase? ¿Qué
papel desempeña la parte de piano en estas formas?
Estúdiese el retorno transformado del material inicial en los cc. 153 al final.
EJEMPLO 13-1
° ° 4 - — ^° ° “ “ g
oO ir7 r6 il
EJEMPLO 13-2
230 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO XX
L a c o m b in a to r ie d a d tric ó r d ic a y te tr a c ó r d ic a
Las series derivadas son posibles porque los tricordos y los tetracordos pueden ser
tan combinatorios como los hexacordos. Lo mismo que dos formas de un hexacordo
combinatorio pueden unirse para crear un agregado, tres formas de muchos tetracor
dos y cuatro formas de la mayoría de los tricordos pueden crear un agregado. Tales
tetracordos y tricordos son combinatorios.
¿Q ué trico rd o s so n c o m b in a to rio s?
De los doce tipos diferentes de tricordos, todos son combinatorios excepto [0,3,6]
(la tríada disminuida). Por tanto, es posible componer una serie derivada a partir de
cuatro formas de todos los tricordos excepto ése.
¿Q ué tetra co rd o s so n co m b in a to rio s?
EJEMPLO 13-3
*°
[0,1, 3, 6] con o4 y 08
°
i
[0,1, 2,3] [0,1, 2, 7] [0,2, 3, 5] [0 ,2 ,5 , 7]
con o4 o i7 con o4 o i6 con o4 o i9 con o4 o i l l
combinados combinados combinados combinados
con 08 o i l l con 08 o ilO con 08 o il con 08 o i3
--------------- ■
[0, 3 ,6,9 ] con uno de o4, o7, olO, il, ¡4, i7 o ilO
combinado con uno de o 5 ,08, o l í, i2, i5, i8, i l l
En varios exámenes previos hemos observado que Webern suele reducir el mate
rial estructural de un movimiento a un mínimo y luego derivar un máximo de música
de ese material, Para él, las series derivadas eran otra manera de hacer esto. Los tri-
cordos o tetracordos recurrentes de una serie derivada hacen hincapié en estos agru-
pamientos de tres o cuatro notas. Al mismo tiempo, el hecho de que estos tricordos
o tetracordos recurrentes formen parte de una serie dodecafónica asegura la continua
circulación de todas las clases de alturas.
Muchas composiciones dodecafónicas de Webern utilizan series derivadas. En esta
sección estudiaremos dos de estas obras: el C oncierto p a r a nueve instrum entos, op.
24, primer movimiento, que presenta una serie derivada tricórdica, y el Cuarteto p a r a
cu erda, op. 28, primer movimiento, que contiene una serie derivada tetracórdica.
C o n c i e r t o p a ra n u ev e in s tru m e n to s , o p. 24, p r im e r m o v im ie n t o
La serie derivada del Ejemplo 13-1 constituye la base del Concierto. Esta serie con
tiene cuatro formas del tricordo [0,1,4], cada una de cuyos enunciados presenta las cla
ses de intervalos 1,11 y 4,8. La partitura del inicio de este movimiento se puede encon
trar en la p. 233 y la del comienzo del segundo movimiento en la p. 104 (ambas
examinadas en el Capítulo VII, pp. 113-114). Aquí y en todo el Concierto, las clases de
intervalos 1,11 y 4,8 son las clases de intervalos melódicos y armónicos predominantes.
Pero la reducción del material estmctural del C oncierto a un mínimo va más allá
de la concentración en únicamente dos clases de intervalos y un único motivo meló
dico. La serie está construida de tal modo que varias formas de la serie conservan tri
cordos idénticos como elementos comunes.
Los tricordos contenidos en la serie aparecen en dos pares relacionados por tríto
no: o0-r6 e il-ir7. Cuando la serie es transpuesta por un tritono, estos tricordos per
manecen com o elementos comunes entre las formas de la serie.
232 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO XX
EJEMPLO 13-4
b)____________ c)_________ d)
00 ~*-R0
d) a) b) _______
$ 06 -*-R6
d) c) b) a) ________
$ II -*IR 1
b) a) d) c)
$ 17 -**IR7
El Ejemplo 13-5 presenta las dos frases iniciales (cc. 1-3, ce. 4-5) del primer movi
miento.
En la primera frase cada tricordo está separado de los otros por la instrumentación,
y en las dos frases por el ritmo y la articulación. IR1, la forma de la serie en la se
gunda frase, presenta cada tricordo en el mismo orden que en OO. Pero dentro de
cada tricordo las alturas aparecen en orden reverso. Webern mantiene los registros ori
ginales de cada altura y revierte los ritmos.
LAS SERIES DERIVADAS 233
E l p a lín d r o m o
El ritmo de estas dos frases es un p a lín d ro m o : una estructura que es la misma que
su retrógrado. Los palíndromos aparecen en muchas composiciones de Webern. A ve
ces únicamente un aspecto es palindrómico, com o el ritmo en el inicio del C oncier
to. Otros fragmentos, com o el segundo movimiento de la Sinfonía, op, 21, de Webern,
contienen frases o secciones en las que todos los aspectos, incluidos la altura, el rit
mo, la dinámica o incluso las fluctuaciones de tempo (ritardandos y accelerandos), son
palindrómicos.
EJEMPLO 13-5: W ebern, Concierto p ara nueve instrumentos, op. 24, prim er m ovim iento
oO ir7 r6 il
rO i7 06 irl
Webern, Konzert, op. 24. © 1948 de Universal Edition, Viena. Copyright renovado. Todos los derechos reser
vados. Utilizado con permiso de la European American Music Distributors Corporation, único agente de Uni
versal Edition, Viena, para Estados Unidos y Canadá.
C u a r te to p ara c u e rd a , o p . 28 , p r im e r m o v im ie n to
F o r m a s d e la ser ie u n id a s p o r tetra co rd o s co m u n e s
EJEMPLO 13-6
1 „ k » -I
“ ff» * :
F o r m a s d e la s e r ie u n id a s p o r d ia d a s c o m u n es
En este conjunto las formas de la serie pueden también estar unidas por la última
diada de la serie, que es el olO de la primera diada. En el Ejemplo 13-7, el OO y el
0 1 0 están unidos por una diada común. Una vez más, negras sin plica muestran las
clases de alturas comunes.
EJEMPLO 13-7
OO — 1
= * = -------------- ■ = t e ^ = . ------fcg M "o 1
9 "U * ■ » ^
OlO
Webern utiliza estas diadas y tetracordos comunes para unir varias formas de la se
rie en el primer movimiento del Cuarteto p a r a cu erda, según se muestra en el Ejem
plo 13-8.
EJEMPLO 13-8
OO
1 El OO de esta serie es idéntico a la IR9. Como resultado, toda forma de IR es equivalente a una for
ma de O, y toda forma de R es equivalente a una forma de I. Esto reduce el número de diferentes formas
de la serie a veinticuatro.
LAS SERIES DERIVADAS 235
S em iton os c o m u n e s
Obsérvese que dentro de todas las formas de la serie cada par de números de or
den consecutivos (0-1, 2-3, 4-5, 6-7, 8-9, 10-11) contiene un semitono melódico, bien
ascendente o descendente. Los mismos semitonos reaparecen una y otra vez: faj-sol,
sol,-la, si^-si, do-do|, re-mi), y mi-fa. Otros semitonos posibles, sol-sol,, la-si),, si-do, do,-
re, mi),-mi y fa-fa,, no aparecen.
¿Por qué únicamente seis semitonos aparecen una y otra vez y los otros seis semi
tonos no aparecen nunca? Como ya hemos visto en otras partes en que nos hemos
ocupado de Webem, la pista para los procedimientos que él emplea nos la propor
ciona la estructura de la serie misma. Cada semitono que sí aparece es una transposi
ción de número par de todos los demás que aparecen: si fa, es la clase de altura 0,
entonces los semitonos que aparecen están construidos sobre las clases de alturas 2
(solj-la), 4 (sij,-si), 6 (do-do,), 8 (re-mi),) y 10 (mi-fa). Los semitonos construidos sobre
clases de alturas de número impar no aparecen.
Siempre que la serie sea transpuesta sólo por números pares reaparecerán los se
mitonos adyacentes. Los mismos semitonos reaparecerán también en las formas de I
de número impar. A la inversa, todas las formas de O de número impar y las for
mas de I de número par presentan a los otros semitonos com o pares adyacentes de
clases de alturas.
Véase en las pp. 214-215 una partitura del inicio del primer movimiento. Puesto
que la secuencia de la serie en el Ejemplo 13-8 constituye la base del pasaje, sólo un
agrupamiento de semitonos se da aquí a lo largo de todo este pasaje inicial. La ma
yoría de pares de clases de alturas semitonalmente relacionadas permanecen en el
mismo registro e instrumento a lo largo de toda la sección. Como otras piezas de We
bern, esta exposición de materiales estructurales está bastante concentrada.
F o r m a y estilo
transposición entre las dos voces del canon es impar en cada caso, estos cánones
siempre presentan ambas familias de semitonos simultáneamente.
El Ej. 13-9 es la primera variación. El canon es estricto en altura y ritmo en seis
tiempos de los cc. 16-25 y en dos tiempos de los cc. 26-32. Pero, debido a los cam
bios de registro e instrumentación cada pocas notas y a que el contorno, la instru
mentación y el modo de ataque (arco o pizzicato, legato o non legato) no son canó
nicos, es difícil si no imposible oír el canon de clases de alturas como una imitación
en el sentido tradicional. Por el contrario, aporta el marco estructural dentro del cual
operan las familias de semitonos y tetracordos. Esto se parece mucho a como Webern
presenta las formas de las series, a las cuales no se las hace resaltar entre sí dentro de
las frases, como suele suceder en Schónberg, sino que proveen la base para la pro
yección de intervalos y conjuntos de clases de alturas más pequeños.
EJEMPLO 13-9: W ebern, Cuarteto p ara cuerda, op. 28, prim er m ovim iento
„ O lí ______ i ~1_
E
)f
Massig(J --66) _
§> ( (
íg) Vln.
07
J
Zl^drángerui
^ Viola
í f p \ j J : Vln. I
ir ^7f Vln. I
-| Vln.II
Ai
Viola CeU
Cello
— í-y f-
.
Jtttssen d er
Vln. I p ía .
J = »4 Vln. n U - Viola
(22) pia J (24
Viola
Webern, S treichquartett, op. 28. © 1939 de Hawkes and Son (Londres), Ltd. Copyright transferido en 1955
a Universal Edition, Viena. Copyright renovado. Todos los derechos reservados. Utilizado con permiso de
la European American Music Distributors Corporation, único agente de Universal Edition, Viena, para Esta
dos Unidos y Canadá.
LAS SERIES DERIVADAS 237
Aunque la estructura de la serie parece hacer hincapié en los tetracordos o las dia
das, muchos de los segmentos instrumentales o articulatorios durante esta variación
resaltan los tricordos. De hecho, si la serie se divide en sus tricordos (números de or
den 0-1-2, 3-4-5, 6-7-8 y 9-10-11), sólo se da lugar a dos tipos. El primer tricordo y el
último de la serie son [0,1,31; los dos centrales son [0,1,51.
Como en otras composiciones de Webern que hemos estudiado, los materiales es
tructurales de esta pieza son bastante limitados: dos agrupamientos de todos los se
mitonos en una octava y dos tipos de tricordos. Muchas clases de alturas se mantie
nen fijas en el mismo registro durante el Tema, y cánones estrictos subyacen a las
variaciones. Las continuidades musicales resultantes son, sin embargo, sumamente
abstractas: una intensa y deslumbrante sucesión de notas y pequeños agrupamientos
de notas, timbres, registros, ritmos y articulaciones que se siguen los unos a los otros
cada uno a su manera peculiar.
L a in flu e n c ia d e W ebern
Con formas de la serie que se solapan, grupos de formas de la serie con conteni
dos idénticos, series construidas como para proyectar únicamente unos cuantos inter
valos o unos cuantos pequeños conjuntos de clases de alturas, cánones estrictos más
con función de estructura subyacente que de imitación audible, y frases y secciones
palindrómicas, el estilo de Webern es muy distinto del de Schónberg. En los años pos
teriores a la Segunda Guerra Mundial muchos compositores jóvenes vieron la música
de Webern como la vía a una nueva retórica más adecuada para la música dodecafó-
nica, en cuanto opuesta a la interacción más tradicional y tonalmente reminiscente de
melodía y armonía, de textura, de fraseo musical y forma, y de desarrollo motívico
que se encuentra en la música de Schónberg y Berg. La última sección de este capí
tulo y el Capítulo XVI en la Unidad Cuatro examinan algunos de estos desarrollos en
la música posterior a la Segunda Guerra Mundial.
238 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO XX
A spectos p ic tó r ic o s
EJEMPLO 13-10
a) b) c) d)
— . -W o- — . =
m
2 Nueva York, Alfred A. Knopf, 1979, pp. 431-436, 486.
LAS SERIES DERIVADAS 239
E x c e p t o la s ú ltim a s d o c e a ltu ra s d e la p ie z a , e s t a s e r ie n o a p a r e c e c o m o ta l d u ra n te
la c o m p o s ic ió n . E n su lu g ar, lo q u e t e n e m o s e n e l r e s t o d e la o b r a s o n s e r ie s d e r iv a
d a s b a s a d a s e n c a d a u n o d e lo s tric o r d o s .
D u r a n t e e l d ú o p a r a fla u ta y v io lín ( c c . 8 9 - 1 1 8 ) , p o r e je m p l o , u n a s e r ie d e r iv a
d a c o n s t r u id a s o b r e e l t r ic o r d o c d e l E je m p lo 1 3 - 1 0 s ir v e d e b a s e p a r a la p a r te d e
fla u ta .
EJEMPLO 13-11
E sta s e r ie a p a r e c e e n d o s fo r m a s , c a d a u n a d e la s c u a le s o c u p a s u p r o p io re g is tro
e n la p a r te d e fla u ta . E sta s fo r m a s d e la s e r ie s o n h e x a c ó r d ic a m e n t e c o m b in a to r ia s ( 0 0
c o n 11 1 ), d e m o d o q u e c a d a m ita d d e c a d a s e r ie p r e s e n ta u n a g r e g a d o c o n la c o r r e s
p o n d ie n t e m ita d d e la o tra . Ó ig a s e e l E je m p lo 1 3 -1 2 .
Js 120
©Flauta / k ® ® _ ® i. ® .n u ® ,^
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111
© ® ® ® ® @ @ @
L as s e r ie s d e r iv a d a s e n q u e s e b a s a la p a r te d e v io lín in c lu y e n a m b o s tr ic o r d o s : c
y d. C o m o e n la p a r te d e fla u ta , c a d a u n a d e la s d o s s e r ie s e n la p a r te d e v io lín o c u
p a s u p r o p io re g is tro . E s ta s s e r ie s s o n a s im is m o h e x a c ó r d ic a m e n t e c o m b in a to r ia s .
240 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO XX
yu.'-
Los tricordos c y d son formas del mismo conjunto de clases de alturas: [0,1,31. El
tricordo, como todos los tricordos salvo uno, es combinatorio. La ordenación de los
tricordos entre estas cuatro series (dos en la flauta; dos en el violín) es tal que cada
uno de los tricordos forma un agregado con los tres tricordos correspondientes con
los que aparece:
EJEMPLO 13-14
cc. 89-91 91-93
0 =
f $ = — ------- r-.....—W —
etc
etc
4 =
EJE M PLO 1 3 -1 5
b) b) b) b) b) b)
. . i r>r 11 : 11 i r---------- 11-----------1
El estilo
La música de Babbitt, como las composiciones de Webern estudiadas antes en este ca
pítulo, no presentan melodías ni acompañamientos ni fraseos ni texturas como las que se
encuentran en obras de Schónberg. La Com posición p a r a cuatro instrumentos, como gran
parte de la música de Babbitt, emplea elementos comunes en las formas de la serie como
base estructural de una superficie musical que es atemática. Las combinaciones de series
derivadas y de formas de la serie crean continuamente agregados de diversos modos,
manteniendo las doce clases de alturas en circulación constante y dotando de unidad de
concepción a las secuencias de ideas musicales que pueblan la superficie de su música.
242 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO XX
3. Las series derivadas las emplean algunos compositores para relacionar dife
rentes series dodecafónicas con una serie común.
4. Un p a lín d r o m o es un diseño idéntico en el original y en el retrógrado.
EJERCICIOS
T érm in os y co n cep to s
«) b) c) d)
fri--------E g E E = E =
i3 irlO r5
A n álisis
rie? ¿Qué otras series derivan de estos agregados? Notas sucesivas producen cuatro
tríadas mayores o menores en dos puntos de este pasaje. ¿Dónde? ¿Qué formas de
las series las producen?
J = 120 M.M.
” f P f f > P P P ^
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P P P < f f P P P
Mf P P P P f f f f f f
244 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO XX
1. Webern, C oncierto, op. 24. Prosiga el análisis iniciado en este capítulo. Estu
die las series derivadas en los tres movimientos. Un análisis detallado del segundo
y el tercer movimientos aparece en Roben Gauldin, In Theory Only, revista de la
Michigan Music Theory Society, vol. 2, núm. 10, y vol. 2, núms. 11-12 (1977).
Cuarteto p a r a cu erd a, op. 28. Prosiga el análisis iniciado en este capítulo. Estu
die las variaciones del primer movimiento, concentrándose en las diferentes re
laciones dentro de la serie que se han llevado al primer plano.
V ariaciones sem isim ples (1956). Dos artículos ofrecen análisis de esta composi
ción de dos páginas para piano: Elaine Barkin, «A Simple Approach to Milton
Babbitt s Sem i-Sim ple Varíations», The Music Review 28 (1967), pp. 316 ss.; y
Christopher Wintle, «Milton Babbitt’s Sem i-Sim ple V aríations», Perspectives o f
New M usic 14, 1, y 15,2, pp. 111 ss.
Capítulo XIV
Ordenaciones múltiples
de series dodecafónicas
EN LA MÚSICA DE SCHONBERG
C o m b in a c io n e s d e seg m en tos
pío 10-4 en la p. 189.) A cada tricordo en la melodía de esta frase los acordes del
acompañamiento añaden las restantes nueve clases de alturas de la serie. El principio
por el que se rigen los acordes en el acompañamiento se basa en la ordenación de la
serie y cada segmento (la melodía y los acordes de acompañamiento) está ordenado.
Pero toda la textura no permite la ordenación de la forma de la serie que constituye
la base del pasaje. Situaciones análogas son bastante frecuentes en la música dodeca-
fónica de Schónberg.
D iferen tes o r d e n a c io n e s h e x a c ó r d ic a s
EJEMPLO 14-1
i » " - Itu - l
0 0 primer hexacordo primer hexacordo en 15
EN LA MÚSICA DE BERG
EJEMPLO 14-3
Por añadidura, muchas piezas dodecafónicas de Berg emplean varias series dife
rentes o varias ordenaciones dentro de partes de una serie. Entre estas composiciones
se encuentra el cuarteto para cuerda titulado la Suite lírica.
L a Suite lírica (1 9 2 6 )
1 El único otro pasaje de una obra acabada de Schónberg que em plea una serie no ordenada es un
fragmento de la T an zscen e (Escena de danza) de la S eren ata, op. 24 (1920-1923), de Schónberg, última
com posición de Schónberg antes de que em pezara a escribir obras que eran totalmente dodecafónicas en
estructura. Los cc. 33-35, 49-111, 128-133, 177-184 y 199-200 de la T an zscen e utilizan un hexacordo com
binatorio no ordenado para formar agregados.
248 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO XX
movimiento dodecafònico, pero en lugar de una única ordenación de una única se
rie, emplea tres ordenaciones diferentes de los mismos hexacordos. Las tres aparecen
en el Ejemplo 14-4.
EJEMPLO 14-4
—Ä-------------------------------------------- ------------------ -------------- L--------------
A " " ...—
------ --------------S -------- ------------------ --------------1
Serie A
1 =
V a o “
Serie B
---------- - , ■ ■ k - V ; -----1— 11
W u o . . ■ £ = » = * " = »» - - 11
Serie C
Cantidad de ocurrencias-. 1 4 3 2 5 0
Cada una de las tres ordenaciones de los heptacordos presenta un aspecto dife
rente de la serie. La ordenación A es un círculo completo de quintas, que hace hin
capié en que la ordenación dentro de cada hexacordo es una serie de quintas y en
que los intervalos 5 y 7 predominan en el contenido interválico de estos hexacordos
diatónicos. La ordenación B refleja las posibilidades diatónicas y escalares de una se
rie con tantos grados. A diferencia de las ordenaciones A y B, cada una de las cuales
resalta únicamente uno o dos intervalos, la ordenación C es una seriep an in terv á lica;
contiene una ocurrencia de cada intervalo posible entre 1 y 11.
Por dos razones, cada hexacordo presenta una región claramente definida de clases
de alturas. Una razón de esto es la semejanza del hexacordo con una escala mayor.
Nuestros antecedentes tonales nos han acostumbrado a oír una estructura diatónica
como una región unificada de clases de alturas o zona de la tonalidad. Más aún, en nin
guno de los dos hexacordos de esta serie hay clases de alturas tritónicamente relacio
nadas. En cada hexacordo cada altura está tritónicamente relacionada con una altura del
2 El contenido interválico de solamente otro hexacordo (una escala de sem itonos [0,1,2,3,4,51) tiene una
cantidad diferente de cada clase de intervalos. Y solamente dos heptacordos tienen contenidos interválicos
co n una diferente cantidad de cada clase de intervalos: el heptacordo diatónico [0,1,3,5,6,8,10] (una escala
mayor) y 10,1,2,3,4,5,6] (una escala de semitonos).
ORDENACIONES MÚLTIPLES DE SERIES DODECAFÓNICAS 249
otro hexacordo. Como en la música tonal, la relación tritónica entre escalas o regiones
de clases de alturas tiene aquí como efecto un brusco cambio en el centro armónico3.
Los efectos de estas propiedades de las series resuenan en todo el primer movi
miento de la Suite lírica.
«f *0 p
Conj. A: 0 0 -------------- 1 0 7
|l k ló'bn-j
> ( °n » “ -
[0, 2, 5, 7] [0, 2 , 5 , 7 ] [0, 2, 5, 7]
Berg, L y risch e Suite. © 1927 de Universal Edition. Copyright renovado. Todos los derechos reservados. Uti
lizado con permiso de la European American Music Distributors Corporation, único agente de Universal Edi
tion para Estados Unidos y Canadá.
Cantidad de ocurrencias: 0 2 1 0 3 0
3 Compárese con un efecto parecido estudiado en conexión con L a q u in ta d ism in u id a de Bartók. Re
pásese el estudio del Ejem plo 8-6, en la p. 120.
250 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO XX
\ l\ l\ l\ l\ l\ / \ / \ / \ / \ / \ /
tttft---* t tt t
118 910 7 6 5 2 3 4 1
Berg, L y risch e Suite. © 1927 de Universal Edition. C opyright renovado. Todos los derechos reservados. Uti
lizado con permiso de la European American Music Distributors Corporation, único agente de Universal Edi
tion para Estados Unidos y Canadá.
ORDENACIONES MÚLTIPLES DE SERIES DODECAFÓNICAS 251
Tercer movimiento
EJEMPLO 14-7
OO [0 , u i] I U % 6] [0, % 2, 6]
En este movimiento tiene una significación especial el hecho de que la serie con
tenga las tres ocurrencias del tetracordo [0,1,2,6] constatadas en el Ejemplo 14-7.
En el comienzo del tercer movimiento, cada forma de la serie está transpuesta de
tal modo que [0,1,2,6] siempre aparece con alguna ordenación de las clases de alturas
fa-la-si|,-si. Luego las series son sometidas a rotación ; es decir, se las envuelve en un
bucle de tal modo que en la primera posición aparezca una nota distinta del número
de orden 0. Cada rotación se dispone de tal modo que alguna forma de fa-la-si(,-si apa
rezca al comienzo de la forma de la serie. (Véase Ejemplo 14-8.)
Las restantes ocho clases de alturas, que son reordenaciones mutuas, funcionan
luego como series separadas de ocho notas. El tetracordo fa-la-sij,-si sigue siendo un
m otto a lo largo de toda esta sección. Puesto que la última parte del movimiento es
una retrogradación literal de la primera parte, el movimiento termina con esta sección
y estas clases de alturas aisladas.
EJEMPLO 14-8
x
4 Ésta es la serie C del primer movimiento, con los números de orden 3 y 9 revertidos.
252 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO XX
La elección de las cuatro clases de alturas fa-la-s|,-si para hacer hincapié en ellas no
es arbitraria, pues estas notas tienen un significado extramusical. Berg dedicó en se
creto la obra a una amiga íntima, y en la notación alemana las cuatro alturas la-si|,-si-
fa corresponden a las primeras letras de los nombres Alban Berg y Hanna Fuchs-Ro-
bettin. De hecho, la Suite lírica está repleta de esta clase de codificaciones así como
de diversos tipos de simbolismos numerológicos5.
En las décadas de 1950 y I960 Stravinsky se puso a escribir música basada en se
ries de menos de doce tonos, y luego a escribir música dodecafónica. Esto supuso
un giro bastante grande en los acontecim ientos de la música del siglo xx. Desde ha
cía varias décadas, el estilo neoclásico de Stravinsky llevaba siendo considerado por
muchos músicos com o la antítesis irreconciliable de la música serial de Schónberg,
Berg y Webern.
Lo más destacable quizá de la adopción por parte de Stravinsky de un nuevo sis
tema de organización de las alturas es que de ninguna manera hacía que su música
sonara com o la de Schónberg, Berg, Webern o cualquiera de los demás com posito
res que en el ínterin habían adoptado la música dodecafónica. La música de Stra
vinsky seguía siendo stravinskiana a pesar del cambio en la organización subyacen
te de las alturas. Sus com binaciones tímbricas, hechas de sorprendentes contrastes
tanto como de amalgamas sin precedentes, sus claras texturas, el peculiar sello de su
fraseo y las continuidades formales, así como otros rasgos de su estilo, seguían sien
do su i generis.
Ciertamente hubo cambios en muchos aspectos de su música. Pero, como sucedió
con todos los demás cambios que sufrió el estilo de Stravinsky a lo largo de su larga
y productiva vida creativa, en estas obras tardías se conservaron ciertos aspectos sub
yacentes de su estilo. En la mayoría de estas piezas tardías su fascinación por las tex
turas y los timbres se refleja, por ejemplo, en texturas menos densas que las que se
daban en su música anterior. Por lo que a la forma musical y al fraseo se refiere, tam
bién hubo cambios. En este libro ya hemos señalado el empleo por parte de Stra
vinsky de texturas estratificadas y partes melódicas repetitivas u ostinatos para crear
secciones y formas más amplias. En las obras seriales, las texturas estratificadas dan
paso a texturas menos densas. Y a veces ostinatos e incluso motivos dan paso a uni
dades de una frase de duración sin prácticamente ninguna repetición literal, ni se
cuencias, ni siquiera motivos recurrentes. Las formas más amplias también presentan
pocos retornos temáticos o seccionales.
Por lo que a las alturas se refiere, sin embargo, Stravinsky encontró la manera de
emplear técnicas dodecafónicas que le proporcionaran las regiones de clases de altu
ras minuciosamente controladas que hemos observado en sus obras anteriores. Esto
lo consiguió mediante la profusa utilización de una gran cantidad de técnicas seriales,
incluida la rotación.
5 Véase George Perle, -The Secret Program o f the Lyric Suite», en tres números de T he M u sical Tim es,
vol. 118 (agosto, septiem bre y octubre de 1977).
ORDENACIONES MÚLTIPLES DE SERIES DODECAFÓNICAS 253
EJEMPLO 14-9
- ■■ I1 •' ^
111
1. Las formas de la serie empleadas conservan cinco o seis clases de alturas entre
los hexacordos.
2. De vez en cuando, hexacordos aislados aparecen independientemente del res
to de la serie.
3. Las formas de la serie en el acompañamiento se alinean de tal modo que mu
chas clases de alturas en el acompañamiento aparecen junto o muy cerca de las
mismas clases de alturas que se dan en la melodía.
Adviértase en el Ejemplo 14-9 que el OO de esta serie es com binatorio con 111.
Además, OO e 16 com parten cinco de las seis clases de alturas de cada hexacordo.
La utilización de las com binaciones adecuadas de estas formas de la serie sucesi
vamente permite a Stravinsky que los segm entos m elódicos compartan cinco de las
seis clases de alturas. Y exactam ente eso es lo que hace la parte de tenor. Las for
mas de la serie en el inicio de la parte de tenor son las que aparecen en el Ejem
plo 14-10.
254 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO XX
El a c o m p a ñ a m ie n t o
La orquesta apoya esta melodía para tenor solo con una textura que mayoritariamen-
te consiste en líneas únicas muy poco densamente orquestadas. Los instrumentos em-
256 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO XX
pleados son flauta a solo, corno inglés a solo, arpa y tres contrabajos a solo. Tras el más
plenamente orquestado primer movimiento que presenta al coro completo, este cambio
de orientación camerística junto con la única textura de tiradas bastante largas de músi
ca confiere un aspecto neobarroco. En este movimiento, las alturas del acompañamien
to camerístico proceden de las formas de la serie en el solo de tenor así como de otras.
E l u so d e la r o ta c ió n
Abraham e Isaac
A lo largo de A b ra h a m e Isa a c las texturas son parecidas a las del segundo movi
miento del C anticum Sacrum : un solo de barítono durante buena parte de la pieza,
con mucho del poco denso acompañamiento orquestal consistiendo en una o unas
pocas líneas. Esas líneas suelen presentar frecuentes cambios de instrumentación. Tan
to en la parte vocal como en el acompañamiento, las alturas nacen de los hexacordos
y de las formas de la serie en orden.
Pero en esta pieza toda la serie se presenta en orden sólo una vez, en el mismo
comienzo de la obra. Todas las formas posteriores de la serie son hexacordos aislados
o rotaciones de hexacordos aislados. El Ejemplo 14-11 presenta la serie en OO así
como seis rotaciones de cada hexacordo. Los números debajo de cada hexacordo son
los números de orden de las alturas en OO.
EJEMPLO 14-11
l i u » .r c h» o....u---------------1
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11
1 2 3 4 5 0 7 8 9 10 11 6
i Lfl lo
-f f i---- — ---------------“----o
■ ¡= ] |-o— " -------------------1™— 1
—
2 3 4 5 0 1 8 9 10 11 6 7
3 4 5 0 1 2 9 10 11 6 7 8
ORDENACIONES MÚLTIPLES DE SERIES DODECAFÓNICAS 257
V
oo
4 5 0 1 2 3 10 11 6 7 8 9
oo
5 0 1 2 3 4 11 6 7 8 9 10
La sección instrumental con que comienza la pieza empieza usando algunas de es
tas rotaciones, como se muestra en el Ejemplo 14-12.
(? ) Oboe ©
Como inglés
3 pizz.
Viola
Variaciones
¡r
Rotaciones similares, pero esta vez de todas las formas de la serie, no sólo hexa-
cordos, abundan en las Variaciones. El Ejemplo 14-13 ilustra la serie de la pieza y las
formas de la serie empleadas en un pasaje m onofónico en los cc. 6-22. En dos pun
tos estratégicos entre las formas de la serie hay diadas repetidas que resaltan clases
específicas de alturas, en gran medida tal como vimos que sucedía en el C anticum
Sacrum en el Ejemplo 14-10. Estas diadas que se repiten, así como muchos otros cam
bios de altura, se dan junto con cambios en la instrumentación e intercambios hacia
adelante y hacia atrás de los instrumentos, lo cual da lugar a una novedosa textura re-
miniscente tanto de la K lan g farben m elod ie del siglo xx como del hoquetus del siglo xiv.
Como en el C anticum Sacrum , A b ra h a m e Is a a c y las piezas anteriores de Stravinsky
que estudiamos en capítulos previos, estas técnicas dan lugar a fragmentos melódicos
semejantes a ostinatos y al sonido de una región limitada de alturas, incluso en pre
sencia de una amplia circulación de clases de alturas en todas las formas de la serie
dodecafónica6.
6 En ésta y otras obras tardías, Stravinsky abandonó el em pleo de bem oles en la notación musical, em
pleando sólo naturales y sostenidos para todas las notas. Para facilitar la lectura de los intervalos, algunos
sostenidos de Stravinsky se han cam biado por bem oles en los Ejem plos 14-13 a 14-15.
ORDENACIONES MÚLTIPLES DE SERIES DODECAFÓNICAS 259
<Kr~
Las V ariaciones no guardan relación directa con las series tradicionales del tema y
variaciones. Por el contrario, presentan una gran cantidad de texturas muy divergen
tes que contrastan entre sí durante la pieza. Estos contrastes texturales incluyen entre
otras la textura monofónica que acabamos de estudiar (cc. 6-22) y una polifonía re
currente a doce. En la polifonía a doce cada parte tiene sus propias rotaciones de las
formas de la serie y su propia estructura rítmica. Y cada vez que la polifonía reapare
ce, tiene una orquestación diferente: en los cc. 23-33 está escrita para doce violines a
solo, todos tocando p ian issim o su lp on ticello; en los cc. 47-57, para diez violas a solo
y dos contrabajos a solo, de nuevo tocando todos p ian issim o sul pon ticello; y en su
última aparición en los cc. 118-128, para viento madera, de nuevo pian issim o. Con
doce diferentes partes suaves, muchas de ellas compartiendo el mismo registro en
260 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO X X
cada una de estas secciones, y con cada parte teniendo su propia estructura de altu
ras y rítmica, la textura y la sonoridad son únicas.
En la pieza también aparecen texturas totalmente acórdicas, la mayoría en los pa
sajes inicial y conclusivo. Los acordes que aparecen en estos pasajes derivan de un
empleo especial de la rotación. El Ejemplo 14-14 ilustra los acordes y el sol. para cla
rinete bajo a solo con que concluyen las V ariaciones.
EJEMPLO 14-14
$ m
be-
-h -
EJEMPLO 14-15
a b c d e r
- 4 -— ---------
§ ■
10 6 7 8 9 10 ii
i , ......... pju------
4 _ * o — L fn c rJ
15 7 8 9 10 11 6
r4™—
17 8 9 10 11 6 7
$
til 9 10 11 6 7 8
110 10 11
19 11 10
ORDENACIONES MÚLTIPLES DE SERIES DODECAFÓNICAS 2Ó1
a) b) c) d)
= *= 1
4=^
[0 ,1 ,2 , 3,6] [0 ,1 ,4 , 5 ,6 , 8] [0,1,3, 4, 7, 9] = [0 ,1 ,3 , 4, 7, 9]
0 e)
^ „ lio -o jf° i
- & — 2— °*° o o
Si se disponen verticalmente las formas notadas de la serie, formarán los seis acor
des de seis notas que se muestran en el Ejemplo 14-15. El primer acorde (etiquetado
a ) es un unísono (naturalmente, pues hemos transpuesto todas las rotaciones para que
empiecen con la misma altura). En los restantes acordes, b y f son inversiones mutuas,
c y e son inversiones mutuas, y d es su propia inversión. Puesto que las seis rotacio
nes se han transpuesto todas para que empiecen con sol|, sol, no aparece en ningún
acorde salvo a.
Las relaciones por inversión y otras entre estos acordes se producen siempre que
cualquier hexacordo es manipulado de este modo. Stravinsky empleó esta clase de
acordes en dos pasajes de A b ra h a m e Is a a c así como en diversos pasajes de las Va
riaciones. En los compases conclusivos de las V ariaciones que aparecen en el Ejem
plo 14-14 la serie de acordes comienza con b y sigue con f . El do, a solo, asimismo
una altura focal en diversos puntos previos de las V ariaciones, es la clase de alturas
ausente que completa las rotaciones así com o la composición.
Adviértase que algunos de estos acordes contienen duplicaciones de alturas: dos
las en el acorde b y dos soles en el acorde f . Estas duplicaciones se producen debido
a los repetidos intervalos melódicos que hay en el hexacordo: los dos semitonos.
La adopción de técnicas dodecafónicas por parte de Stravinsky sin perder su pro
pio estilo musical personal en estas obras dodecafónicas fue uno de los factores que
durante las décadas de 1950 y I960 llevaron a otros compositores a adoptar técnicas
seriales en su propia música. La aplicación que de ellas hizo Stravinsky demostró que
el método dodecafónico no tiene por qué asociarse exclusivamente con la estética de
Schónberg y sus seguidores. Además, mediante la exploración de la rotación y otros
métodos de controlar las regiones de alturas dentro de la música dodecafónica, Stra
vinsky indicó el camino hacia un nuevo abanico de posibilidades musicales dentro del
mundo de la música serial. En los últimos años son muchos los compositores que han
explorado estas posibilidades, incluida pero no sólo la rotación de segmentos de la
serie de diferentes tamaños.
R esu m en
EJERCICIOS
T érm in os y co n c ep tos
o0
- L- - ........ ■ o bu............................. u = t
$
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11
*)
b» » bi
$
oO 2 3 4 5 0 1 8 9 10 11 6 7
b)
bo , ,
c)
d)
$
ORDENACIONES MÚLTIPLES DE SERIES DODECAFÓNICAS 263
C o m p o sició n
118-128. ¿Qué formas de la serie se emplean? ¿Qué relación guardan entre sí estas
tres secciones? Luego dirija su atención a las secciones contrapuntísticas en los cc.
34-46, 59-71, 74-82, 86-95 y 104-117. ¿Cómo se relacionan los pasajes acórdicos de
la pieza con los acordes que derivan de la rotación al final (repase los Ejemplos 14
14 y 14-15)?
Claudio Spies trata de las técnicas seriales y otros aspectos de todas estas piezas
de Stravinsky en una buena cantidad de artículos reimpresos en Perspectives on
Schoen berg a n d Stravinsky, editados por Benjamin Boretz y Edward T. Cone, Nue
va York, W. W. Norton & C o , 1972.
4. Son muchos los artículos y libros que exploran aspectos adicionales de la mú
sica dodecafónica y la naturaleza del sistema dodecafónico. Entre ellos:
En la m ú s ica d e S ch ó n b erg
miento son OO, RO, 10 e IRO. 0 0 y R0 omiten la clase de alturas si, mientras que 10 e
IRO omiten la clase de alturas la.
EJEMPLO 15-1
„ .a — ' o bo ||
>l,u n »» ^ = 1
10
Estas cuatro formas de la serie y las clases de alturas omitidas si y la son todas las
alturas presentes en todo el movimiento. Las alturas omitidas aparecen repetidamen
te com o puntos de pedal bien en si o en la.
En nuestro estudio del tema inicial de las variaciones (véanse las pp. 82-85) seña
lamos la prominencia de si), como altura focal en el pasaje y el empleo de la simetría
de registros en torno a si(, en este tema. Tales simetrías de registros en torno a una al
tura central, sea el si|, con que se inician OO e 10 o el si y el la omitidos, son promi
nentes a lo largo de todo el movimiento.
EJEMPLO 15-2: Sch ónberg, Serenata, op. 24, tercer m ovim iento
(Adagio; i» =72)
./ l. ©
Ciar. (OO)
Violonchelo
Violín
(si¿, si, la)
Viola
Clarinete bajo (10)
Clarinete (OO)
Viola (la)
Mandolina (si,)
Violonchelo (si)
El clímax de estas simetrías y realces sobre si),, si y la se alcanza en la coda del mo
vimiento, parte de la cual aparece en el Ejemplo 15-2. En los cc. 70-71, el diseño del
violín combina si), con la y si en alternancias de semitono. Mientras tanto, el empare
jamiento violonchelo/clarinete presenta OO (sin el si), inicial que ya está en el violín)
y el emparejamiento viola/clarinete bajo presenta 10 (de nuevo sin si),). El si), del vio
lín es la altura focal de estos compases.
En el c. 72 si), aparece en el trémolo de mandolina, equidistante del la y el si al
ternantes en armónicos. El clarinete y el clarinete bajo presentan OO e 10, esta vez sin
las primeras d os clases de alturas que están en el trémolo de armónicos (si|,-la o si),-si).
El mágico resultado aquí y a lo largo de toda la coda es una sensación de efíme
ra actividad en torno a las trémulas alturas pedales, un efecto intensificado por las es
peciales amalgamas tímbricas (la rápida figura del violín en los cc. 70-71, el trémolo
de la mandolina en el c. 72, la antifonía entre los armónicos de la viola y el violon
chelo en el c. 72) y la dinámica sumamente suave1.
Según algunos esbozos de la Serenata, Schónberg planeaba originalmente emplear
la serie de catorce notas del movimiento de las variaciones como base de los siete mo
vimientos de la composición, pero nunca llevó a cabo este plan. El primer movi
miento, una marcha, se basa en una frase de ocho compases que reaparece entera
mente invertida y, más tarde, desarrollada. Como en el movimiento de las variaciones,
en este movimiento son importantes las simetrías de registro en torno a una altura cen
tral2. El segundo movimiento, un minueto y trío, emplea varios diferentes segmentos
ordenados junto con elementos no seriales.
El cuarto movimiento, sobre el texto del Soneto núm . 2 1 7 de Petrarca en traduc
ción alemana, se basa en una serie dodecafònica utilizada únicamente en su forma
OO. La parte vocal sigue la ordenación de la serie estrictamente. Puesto que en cada
verso sólo hay once sílabas y la parte vocal es enteramente silábica, el resultado es
una rotación de la serie en cada frase vocal, según se ve en el Ejemplo 15-3. Las par
tes instrumentales derivan asimismo de la serie en su forma OO, pero con más liber
tad de ordenación que en la parte vocal. Con una sola serie presente en todo el mo
vimiento, no hay elementos en común que resaltar entre diferentes formas de la serie
como sucede en las posteriores obras dodecafónicas de Schónberg. En lugar de eso,
la presencia de la serie es tratada como el elemento cohesivo, y hay una considerable
diversidad en el modo en que aparece cada presentación de la serie.
O könnt' ich je der Rach' an ihr ge- ne - seit, die mich durch
1 Véase un amplio estudio de este movimiento en Jo el Lester, -Pitch Structure Articulation in the Varia
tions o f Schoenberg’s S eren a d e., P erspectiv es o f N ew M u sic 6 (1968), pp. 22-34.
2 Véase un estudio de las simetrías de este movimiento en David Lewin, -Inversional Balance as an Or
ganizing Force in Schoenberg's Music and Thought-, P ersp ectiv es o f N ew M u sic 6 (1968), pp. 1-21.
268 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO XX
9 jp w j L — r= ^
J ------------ J l r j P
-------------
El quinto movimiento, una escena de danza, alterna las secciones no seriales con
secciones construidas sobre agregados no ordenados derivados de un hexacordo com
binatorio. (Véase la nota al pie 1 en el Capítulo 14, p. 247). El sexto movimiento, una
canción sin palabras, es no serial salvo por algunas reminiscencias rítmicamente con
densarías de melodías anteriores.
El séptimo movimiento es en gran medida un retorno literal de la marcha inicial,
pero el pasaje de apertura une toda la S eren ata al volver a presentar temas extraídos
de la marcha, el minueto, el trío y la escena de danza, muchos de ellos basados aho
ra en la serie del movimiento de las variaciones. Véanse en el Ejemplo 15-4 tanto las
formas originales de estos temas como su reaparición en el inicio del séptimo movi
miento, refundidas en la serie del movimiento de las variaciones.
En el séptimo
movimiento:
En el séptimo
movimiento:
En el séptimo
movimiento (10):
OTROS ASPECTOS DEL SERIALISMO 2Ó9
ff
En el sép tim o
ifjh P
m ovim ien to:
•* C la rin e te b a jo 1
En la m ú s ic a d e Stravinsky
m w
Segundo movimiento:
J = 60
Clarinete Violonchelo Clarinete Viola Fagot Viola Fagot
® ® ® ®
„ / 7 p _ J ®
mp
Tercer movimiento:
A = 112-116
1 ®
Puesto que el octacordo del que proceden las clases de alturas de esta serie con
tiene seis ocurrencias de la clase de intervalos 5,7, la transposición de la serie de in
tervalos 5 ó 7 mantiene seis clases de alturas como elementos comunes:
EJEMPLO 15-6
OTROS ASPECTOS DEL SERIALISMO 271
las negras sin plica indican las clases de alturas com unes
Esto permite que las entradas del sujeto de la fuga estén a una quinta de distancia
entre sí, lo cual confiere un aura tonal a los fugatos, todo ello sin que se pierda una
clara sensación de región de clases de alturas debido a la red de clases de alturas co
munes. En el Ejemplo 15-7 aparecen las tres presentaciones iniciales del sujeto de la
fuga. Adviértase que cada parte (primero la viola, luego el violín) sigue empleando las
ocho clases de alturas de su forma de la serie en su contrasujeto. (El mismo Stravinsky
nota los conjuntos en la partitura, con el conjunto de cada instrumento apareciendo
como una escala en la clave utilizada en la partitura.)
Como en muchas gigas barrocas, la segunda mitad del movimiento (que comien
za en el número de estudio 40) emplea la inversión del sujeto de la fuga. De ahí re
sulta que las formas de la serie relacionadas por inversión pueden compartir hasta sie
te de sus ocho clases de alturas, de manera que en la fuga inicial y en la fuga invertida
aparecen regiones parecidas de clases de alturas.
272 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO X X
En la m ú s ic a d e M essiaen
Algunos compositores que nunca han escrito música dodecafónica han incorpo
rado series no dodecafónicas a sus composiciones. Uno de tales compositores es
Messiaen, cuyas ampliaciones del serialismo al ritmo (de lo cual nos ocuparemos más
adelante en este capítulo) ejercieron una importante influencia sobre muchos com
positores europeos después de la Segunda Guerra Mundial.
En la sección central del sexto movimiento del Cuarteto p a r a e l f i n d e los tiem pos
una serie de dieciséis notas reaparece numerosas veces en diseños rítmicos cambian
tes. Véase la serie de alturas en sus primeras pocas presentaciones en el Ejemplo 1 5 -9 .
Los corchetes debajo de la música indican las series de alturas.
EJEMPLO 15-9: M essiaen, Cuarteto para el fin de los tiempos, sexto m ovim iento
reí Au mouv1
. U v , ......... 1 L 1 rn \\* =
J.hJ
i PP (lointain)
1 1 1 i 1
r^ = S
II ii
Desde la década de 1940, varios compositores han señalizado el ritmo junto con
las líneas de las alturas señalizadas, aunque de maneras bastante diferentes. Unos han
utilizado series de duraciones en música que no es dodecafónica y otros han señali
zado las duraciones en música dodecafónica, empleando series de doce duraciones o
de menos o más duraciones. En el resto de esta sección estudiaremos algunos princi
pios de cada uno de estos enfoques y algunos fragmentos representativos.
EJEMPLO 15-10
rrrrcrrmrcrr
La parte de piano en este primer movimiento contiene una serie de diecisiete du
raciones para presentar su serie de alturas de veintinueve acordes:
EJEMPLO 15-11
rriw m ’c rrw rr
Con veintinueve acordes en la serie de alturas y diecisiete duraciones en la serie
de ritmos, harían falta 493 acordes (29 x 17 = 493) antes de que reapareciera el ali
neamiento original de los diseños de alturas y ritmos. Puesto que en el movimiento
no hay esa cantidad de acordes, la combinación de altura y ritmo está constantemen
te cambiando. La manera de construcción es parecida al isorritmo en la música del si
274 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO X X
glo xiv, donde la recurrencia de una serie rítmica (llamada el taleü) y de una melodía
(llamada el color), cada una de diferente longitud, da lugar a interacciones constante
mente cambiantes de alturas y ritmos.
Las interacciones en estas situaciones producen lo que podría describirse como el
equivalente aural de un caleidoscopio. Una gran cantidad de elementos de altura y
de ritmo reaparecen continuamente, pero sólo de vez en cuando, si es que alguna
vez, en su diseño original. Limitados recursos de alturas y un pequeño número de
duraciones en cada serie refuerzan este efecto. La parte de violonchelo emplea cin
co alturas de una escala de tonos enteros. Y la mayoría de los veintinueve acordes
en la parte de piano forman parte de un pequeño número de conjuntos de clases de
alturas. La serie de quince duraciones en el violonchelo no contiene más que tres va
lores rítmicos diferentes (corcheas, negras con puntillo y blancas). Análogamente, la
serie de diecisiete duraciones en la parte de piano no contiene más que cinco valo
res rítmicos.
Aspectos más amplios de la estructura del primer movimiento del Cuarteto refuer
zan la cualidad caleidoscópica de los diseños cambiantes dentro de una sección está
tica mayor. La parte de violín presenta recurrencias irregularmente espaciadas de los
dos diseños parecidos a llamadas de pájaros y otros diseños esporádicos. Únicamen
te la melodía del clarinete no está basada en diseños cambiantes; sin embargo, tam
bién contiene únicamente un número limitado de motivos recurrentes y sólo mínima
mente desarrollados.
El empleo de estas series rítmicas en el primer movimiento guarda estrecha rela
ción con el papel que este movimiento desempeña en todo el Cuarteto p a r a el f i n d e
los tiempos. El C uarteto es una pieza larga, de más de cincuenta minutos de duración
en sus ocho movimientos. Varios de los movimientos son sumamente lentos: el tem
po del solo para violonchelo del quinto movimiento, por ejemplo, es = 44, y la par
te de violonchelo contiene muchas negras y blancas; el tempo del solo para violín en
el octavo movimiento es J'' = 36, también con muchos valores rítmicos largos. Parte de
la función del primer movimiento es ralentizar en el oyente la expectativa de la velo
cidad con que el cambio tiene lugar en la preparación para estas y otras secciones len
tas. Messiaen realiza esto mediante los diseños del primer movimiento. Podría empe
zarse oyendo cada cambio de acorde en el piano como un acontecimiento armónico,
la línea del violonchelo como el despliegue de una melodía o las entradas del violín
como nuevos acontecimientos. Pero los diseños recurrentes no tardan en hacer que
uno se percate de que no está ocurriendo ningún acontecimiento nuevo. Y uno sin
toniza con los aspectos estáticos más amplios del movimiento en preparación para la
música más larga y más lenta que sigue.
Los ritm os n o r e tr o g r a d a b le s
Otro tipo de ritmo común en la música de Messiaen es lo que él llama los ritmos
no retrogradables, palíndromos rítmicos que son iguales hacia adelante y hacia atrás
y que por tanto no pueden producir un nuevo ritmo en su forma retrogradada. En el
sexto movimiento del C uarteto se encontrará una serie de palíndromos rítmicos, cada
uno de ellos de longitud diferente debido a los valores añadidos. (Véanse los corche
tes por encima de la música en el Ejemplo 15-9.)
OTROS ASPECTOS DEL SERIALISMO 275
EJEMPLO 15-12
O.: J. W iW JJO U
1 2 4 3 7 8 2 1 6 5 9 10 11
(0)
EJEMPLO 15-13
EJEMPLO 15-14
.* J J J - J J^J-
5 1 2 10 9 3 4 11 1 2 8 7 6
(0)
EJEMPLO 15-15
Jo. J. J
14 3 2 14 3 2 1 4
Otras obras de Babbitt tratan las series rítmicas de un modo diferente. En las Va
riacion es sem isim ples (1956), por ejemplo, la serie rítmica deriva de las dieciséis ma
neras diferentes en que una negra puede llenarse de semicorcheas:
EJEMPLO 15-16
tiempo de compás del original tiene ataques en las subdivisiones 1 y 2; de modo que
en la inversión tiene silencios en 1 y 2 y ataques en 3 y 4, y así sucesivamente3.
El resultado es una diversidad de ritmo dentro de un claro conjunto de opciones.
Puesto que toda la serie de variaciones únicamente emplea divisiones de semicorchea
de un tiempo de compás de negra, las mismas dieciséis posibilidades de tiempos de
compás siguen recurriendo en ordenaciones constantemente cambiantes. Esto es aná
logo a la estructuración de las alturas en la música de Babbitt, con sus diseños de al
turas constantemente cambiantes formando agregados.
Una manera diferente de trabajar con una serie rítmica, llamada el sistem a d e p u n
tos tem porales, fue ideada por Milton Babbitt y presentada por primera vez por escrito
en 1962. En lugar de medir duraciones, la serie rítmica determina la ubicación de los
comienzos de las notas en series recurrentes de doce unidades. Así, el sistema de pun
tos temporales intenta una aproximación de metro y ubicación métrica. Si la semicor
chea es la unidad de pulso en un compás de 3/4, los puntos temporales en el com
pás son los que se muestran en el Ejemplo 15-17.
EJEMPLO 15-17
j
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11
EJEMPLO 15-18
„ „ i
0 4 I 3 78 T 2 I 1 6 I 5 91011
Como resulta evidente de una comparación de la misma serie rítmica en los Ejem
plos 15-12 y 15-18, el empleo de un sistema de puntos temporales arroja como resul
tado una estructuración del ritmo muy diferente de la que deriva del empleo de una
serie de duraciones. En el sistema de puntos temporales los tamaños «interválicos» (la
diferencia entre los números de los puntos temporales) se mantienen como duracio
nes iguales entre alturas; no sucede lo mismo con las series de duraciones. Repásen
se las ocurrencias del «intervalo I» entre números sucesivos de la serie en los Ejemplos
3 Véase un estudio com pleto de los ritmos y alturas en esta pieza en Christopher Wintle, «Milton B ab
bitt’s S em i-S im ple V ariation » , P ersp ectiv es o f N ew M u sic 14, 1 (1976).
278 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO X X
EJEMPLO 15-19
4 Véase un estudio com pleto del sistema de puntos temporales en Charles Wuorinen, S im ple C om posi
tion , Nueva York, Longman, 1979, Capítulo 10.
OTROS ASPECTOS DEL SERIALISMO 279
En la parte de violín las dinámicas alternan con cada nota cuando aparece [0,1,31
en el orden escalar. Pero cuando la ordenación dentro de los tricordos cambia, las di
námicas proceden como si se empleara la ordenación original. Dentro de cada agre
gado formado por pares de tricordos en cada instrumento, las notas con la misma di
námica guardan una relación de trítono, o, si se dan en dos pares de notas, siempre
forman un tetracordo [0,3,6,91 (el acorde de séptima disminuida).
EJEMPLO 15-20
A + + + +
------------- -- ~ .......... .................... . o itu Lo .......... = II
•T -e- o = P S ......o
P V p p J f PPP PPP J f J f PPP
+ + + + + + +
-e-
ppp j f ppp ppp J f J f P P " f P if
+ indica las alturas d el violín tocad as pizzicato
EJERCICIOS
T érm in os y co n c ep tos
3 ,. i ha . » „ , ---- — i
OO 0 11 7 8 3 1 2 10 6 5 4 9
Conjunto de duraciones:
OO:
. i J.
12
ijl
11
A 7J - JU
8
j A ® Jd J- W iJ M lJ - i
31210 6 5 4 9
J. J1 J A J - J W j> J A W J U jA N
6 5 1 2 9 7 8 412 11 10 3
- i J. 14W W £ U / I J H i
12 1 5 4 9 11 10 26 7 8
i 3
OO:
1J M j M J j J iJD-
0 11 78 3 12 10 6 5 4 9
«. 1«• 5
J 1l2 JJ3lJ
9
l A l J 3 I
78 4 0 11 10 3
OTROS ASPECTOS DEL SERIALISMO 281
8 1 0 11 7 34 2 910 6 5
i
C o m p o sició n
Utilice la siguiente serie ordenada como base de una breve composición poli
fónica. Emplee las formas de O, I, R y/o IR.
1. Stravinsky, P relu dio d e fe lic ita c ió n (1955). Stravinsky basó esta breve pieza en
C um pleaños feliz . Estudie los diversos empleos de las frases y la melodía comple
ta como una serie. ¿Cómo expanden los usos seriales y otros elementos el campo
de alturas a medida que la pieza progresa?
2. Schónberg, F ü n f Klavierstücke, op. 23- En la primera pieza estudie las tres vo
ces en los compases iniciales. ¿Cuál es aquí la relación entre las estructuras meló
dica y armónica? Luego estudie la recurrencia de estas líneas en secciones poste
riores de la pieza. ¿Qué elementos son seriales, qué elementos no lo son? Véase un
estudio completo del pasaje inicial en George Perle: Serial Com position a n d Ato-
nality. Véase un estudio del empleo de estas series más adelante en este movi-
282 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO X X
S eren ata, op. 24. Repásese el estudio que previamente en este capítulo se ocu
pa del primer movimiento, el movimiento de las variaciones, el soneto y la escena
de danza. Estudie estos movimientos.
3. Sobre la propia exposición por Milton Babbitt del sistema de puntos tempo
rales, véase su artículo «Twelve-Tone Rhythmic Structure and the Electronic Mé
dium», Perspectives o f New Music I (1962), pp. 49-79, reimpreso en Perspectives on
C ontem porary M iisic Theory, editado por Renjamin Boretz y Edward T. Cone, Nue
va York, W. W. Norton, 1972, pp. 148-179.
U n id a d C u a t r o
UN SIGLO DE CAMBIOS
te antitéticos. Pues nuestro siglo, y en especial las últimas décadas, es una era en la
que los cambios parecen más extremos y los tipos de nueva música que coexisten pa
recen diferir más entre sí que los de cualquier otro periodo histórico. Hoy en día, po
demos oír música de todas las eras históricas y de muchas culturas diferentes. Los
compositores están escribiendo música tradicionalmente tonal, tonal en nuevos senti
dos del término, libremente no tonal, serial o música que no cabe en ninguna de es
tas categorías. Están componiendo música en la que las tradicionales diferenciaciones
de alturas pueden o no ser un aspecto significativo de la estructura, que emplea ins
trumentos tradicionales de modo tradicional o novedoso, o que emplea nuevas fuen
tes físicas o electrónicas de sonido, y que en gran parte viene determinada por el com
positor o en la que las decisiones compositivas significativas sobre la pieza son
dejadas al ejecutante.
En las Unidades Uno, Dos y Tres de este texto hemos presentado una gran can
tidad de enfoques analíticos destinados a contribuir a la comprensión, la ejecución y
la escucha de la música del siglo xx. No todos pero sí la mayoría de los fragmentos
musicales estudiados fueron compuestos durante la primera mitad del siglo xx. Pero
los enfoques analíticos son igualmente aplicables a la música más reciente. Este ca
pítulo, el único de esta unidad, examina algunas composiciones y estilos musicales
representativos de la última generación. Como en las Unidades Uno, Dos y Tres, lo
que se intenta producir no es ni un estudio histórico completo ni un catálogo de toda
la música compuesta durante este periodo. Por el contrario, se trata de ofrecer frag
mentos representativos de una diversidad de tipos de música reciente a fin de expli
car hasta qué punto los enfoques analíticos presentados en este texto son aplicables
a esta música.
LA MÚSICA SERIAL
1 En el artículo de Pierre Boulez, -Schonberg is Dead-, T he S core 6 (m ayo de 1952), pp. 18-22, reim
preso con una forma ligeramente diferente en las N otes o f a n A p p ren ticesh ip de Boulez, Nueva York, Knopf,
1968, pp. 268-276, se hallará una presentación históricamente influyente de esta posición.
2 Un extenso análisis de S tru ctu res I de Boulez se encuentra en Gyorgi Ligeti, «Pierre Boulez, Decision
and Automatism in S tru ctu res l a -, D ie R eih e 4, traducido por Leo Black (Bryn Mawr, Theodore Presser,
I960), pp. 36-62.
288 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO XX
El s eria lism o e n la m ú s ic a n o d o d e c a fò n ic a
EJEMPLO 16-1
-ff»....... »
EJEMPLO 16-2
DESARROLLOS MÁS RECIENTES 289
V h a z
¡0 1 1 ¡.o.4
¡O6 '02
L?.3
EJEMPLO 16-3: Davies, Ave maris stella, cc. 1-15, parte del violonchelo
Violonchelo
Andante J- = c. 5 6 ^
© ® ® > rs
i f é f h r i r feQstw y jÉ Q É y É &
p dolcekgato -
(1 6 2 7 5)
290 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO X X
(2 7 3 8 4 9 5 1 6)
Los números entre paréntesis debajo del pentagrama muestran el número de corcheas en cada duración.
Los silencios al final de cada frase forman parte de la duración desde la última nota de la frase hasta la pri
mera nota de la siguiente.
Sección 1,
1 2 3 4 5 6 7 8 9
Frases:
rSt i rS i I r6 1 i
Valores
JU i>.J. J>.J. j> .j. p .j. p -J. i-i
rítm icos
P ' j». j.
Instrum entos:
flauta en sol
m arim ba
piano
viola
violonchelo
¡J
S = E ^ -•
g— * ■ v
NJ
292 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO X X
les. La serie rítmica del solo de clarinete en la sección 2 es la misma que la del solo
de violonchelo y las partes de viola y piano en la sección 1. Pero cada duración su
cesiva en la serie aparece un número creciente de veces: la primera duración apare
ce una vez, la segunda duración aparece dos veces, la tercera duración tres veces, la
cuarta cuatro, etcétera.
EJEMPLO 16-5
C om párense los ritm os c o n e l E jem plo 16-5. C om párense las form as d el con ju n to co n el
E jem plo 16-2.
frase del violonchelo. La tercera duración (J) aprovecha la primera altura de la fra
se 3 del violonchelo, la segunda altura de la frase 2 del violonchelo y la tercera al
tura de la frase 1 del violonchelo. El mismo proceso continúa a lo largo de toda la
sección 2. Si este procedimiento produce alguna clase de alturas repetida, la repeti
ción se omite.
Estas manipulaciones son difícilmente audibles como procedimientos seriales. Un
oyente difícilmente seguiría la interacción de las diferentes rotaciones de alturas y rit
mos durante el solo de violonchelo, mucho menos la más compleja derivación de las
alturas durante el solo de clarinete. Pero los efectos de estas operaciones seriales so
bre los niveles de actividad y sobre el aspecto expresivo de la música son claros.
Otro rasgo que también depende de la estructura de la serie y sus manipulaciones
es la incorporación de reminiscencias tonales en medio de todos los aspectos no to
nales. La serie de alturas misma constituye dos tríadas mayores: véase la arpegiación
de las tríadas en mi mayor y re mayor en los compases 2-5 del Ejemplo 16-3- Otras
tríadas aparecen durante las posteriores rotaciones transpuestas de la serie. Más aún,
las transposiciones de las rotaciones se aplican de tal manera que varias tríadas y otros
pasajes diatónicos aparecen durante el solo de clarinete en la sección 2: por ejemplo,
las arpegiaciones de las tríadas de fa aumentada y de laj, mayor con que se inicia el
solo de clarinete (véase Ejemplo 16-6).
Ave m aris stella, pues, presenta una ecléctica combinación de técnicas seriales y li
bres, la adaptación de técnicas seriales estrictas a las necesidades expresivas de los pa
sajes individuales y la libre mezcla de sonidos atonales con reminiscencias tonales. Es
tos rasgos, combinados con el fuerte sentido dramático de Davies, son característicos
de un corpus de música en el que explora nuevos modos de trabajar con elementos de
nuestra variada herencia musical.
Aunque gran parte de la música de Cárter desde la década de 1950 presenta una
circulación continua de las doce clases de alturas, no ha empleado series dodecafóni-
cas. En ausencia de temas o motivos recurrentes y en ausencia de una serie recurren
te de alturas o clases de alturas, la estructura de alturas de piezas com o el D oble c o n
cierto (1961) puede sonar un tanto improvisatoria, lo cual asigna a los aspectos
distintos de la altura (especialmente al timbre y la textura) unos papeles más crucia
les que en el caso de música muy anterior.
Una serie de obras titulada Sincronism os, del compositor argentino-estadouni
dense Mario Davidovsky, es representativa de estas obras en las que las estructura
ciones libres de las alturas dan lugar a una superficie atemática. En su música, los ni
veles de actividad e interacción dramática entre los timbres son por lo general mucho
más importantes que las intrincaciones de la interacción de las alturas. Los S in cro
nism os están compuestos para cinta magnetofónica y diversas combinaciones de ins
trumentos o voces.
S in cron ism os núm . 2 (1 9 6 4 ) está escrita para flauta, clarinete, violín, violonchelo
y cinta magnetofónica. Más adelante en este capítulo nos ocuparemos de algunos de
los aspectos tímbricos de esta obra en conexión con nuevos timbres. En este punto
simplemente tomaremos nota de las colecciones libremente estructuradas de alturas
que existen dentro de un campo de doce clases de alturas. Durante gran parte de la
pieza, partes individuales o texturas enteras presentan colecciones de diez a doce cla
ses de alturas. Pero diferentes diseños de clases recurrentes de alturas y diferentes or
denaciones de las clases de alturas en cada segmento crean una sensación de liber
tad e improvisación por lo que a las alturas se refiere. El Ejemplo 16-7 ilustra algunas
de estas colecciones iniciales de alturas. (Véase una partitura de este pasaje en el
Ejemplo 16-11.) Las flechas dentro de algunas de las colecciones indican clases re
petidas de alturas.
EJEMPLO 16-7
Clarinete, ce. 1-6 ___________________
& — ; u bu. r— o á„ u'~' ~ ubti,
L" SÍ
Flauta, c. 6
R a cim o s d e a ltu r a s
A tm osphères (1961), del compositor húngaro Gyôrgi Ligeti (nacido en 1923), es una
de esas obras. Esta composición fue una de las muy diversas partituras empleadas en
la película de Stanley Kubrick 20 0 1 : u n a o d isea d e l espacio.
En gran parte de esta pieza, amplias extensiones del campo de alturas utilizable
están continuamente presentes, con todos o casi todos los semitonos sonando si
multáneamente. La sostenida sonoridad inicial de la pieza, por ejemplo, contiene to
dos los semitonos que aparecen agrupados entre los límites que se muestran en el
Ejemplo 16-8.
EJEMPLO 16-8
(do¡) JL,
cc.1-8 | Cuerdas: + Vientos, Metales: _ (F,auta c ,arinete)
(Fagot,
Trompa)
t y(Contrafagot)
Las barras negras q u e co n ectan las alturas ind ican racim os c o n tod os lo s sem iton os presen
tes entre las alturas indicadas.
EJEMPLO 16-9
(mi) _n. (Flauta)
cc. 9-13 14-18. ; Cuerdas:* Vientos: (Oboe) i ^ Metales:
(Trompeta)
(Tuba)
EJEMPLO 16-10
@ ©
A U
El cambio de cada una de estas diadas a la siguiente crea la impresión de ascenso
y descenso dentro de las alturas fijas.
La sonoridad de los cc. 14-18 es similar en ámbito a la de los cc. 1-8 (compárense
los Ejemplos 16-8 y 16-9). Pero la distinta orquestación de la segunda sonoridad la ale
ja de la inicial. Los diversos coros de vientos y metales contienen alturas de cada una
de las teclas blancas o negras de un teclado. En los cc. 17-20 las cuerdas aíslan pri
mero las siete alturas blancas, luego las cinco negras mediante el enfrentamiento de
las dinámicas ( f f frente a pppp), mientras que varios de los coros de vientos y meta
les proyectan su contenido por medio de los crescendos dinámicos a ff. Procesos si
milares operan en gran parte de la pieza.
Otras composiciones que utilizan técnicas similares contienen rasgos adicionales
como son negras, cuartos de tono, sonidos sin altura y técnicas instrumentales no tra
dicionales. Una de esa obras es Treno p o r las víctim as d e H iroshim a (I960), para cin
cuenta y dos partes separadas de cuerdas, del compositor polaco Krzysztof Penderecki
(nacido en 1933).
EL TIMBRE
En el Capítulo III estudiamos nuevos timbres así como el acrecentado papel de este
elemento como determinante de la estructura musical en el siglo xx. El color sonoro si-
DESARROLLOS MÁS RECIENTES 297
gue desempeñando un papel estructural cada vez más prominente en esta música de la
última generación. Cuando hay estructuras demasiado complejas de alturas (sean la mú
sica totalmente señalizada de Boulez y Babbitt o las estructuras libres de Carter y Davi-
dovsky), los cambios tímbricos se oyen más fácilmente que los matices en la estructura
de las alturas. Análogamente, en música con poca o ninguna estructuración de las altu
ras en el sentido tradicional (sean obras como Ionisation de Varèse, para gran conjunto
de percusión, o Atmosphères de Ligeti, con sus persistentes racimos rellenando amplias
zonas de los campos de alturas), el timbre asume necesariamente un papel prominente.
mente una octava y un semitono y el Eco 2 se mantiene en gran parte dentro de sie
te semitonos. Pero el registro en el Eco 8, el clímax de todos los factores que se han
enumerado, alcanza el ámbito de las siete octavas más tres semitonos del piano.
Los efectos especiales en todos los instrumentos apoyan el crecimiento y decreci
miento de la actividad a lo largo de toda la pieza. El piano, por ejemplo, contribuye a
crear el humor del inicio (Ecos 1 y 2) tocando solamente armónicos. El violín entra en
el Eco 2 tocando sólo armónicos. Las primeras entradas de los vientos, también en el
Eco 2, son sonidos de respiración, ppppp. Pero en el Eco 8 todas las restricciones se le
vantan. Los vientos y el violín tocan agudo y muy fuerte (fff, »chillón, gritando»). El pia
no inicia el Eco 8 golpeando ff f f z un acorde de ocho notas en la octava más grave y de
jando que esta sonoridad resuene con el pedal derecho pisado a lo largo de todo el Eco.
La música de Crumb es sumamente simbólica, con citas de la poesía de Federico
García Lorca, notaciones especiales e implicaciones programáticas especiales para
muchos de los innovadores timbres. Sus frecuentes anotaciones sugieren efectos a los
ejecutantes a través del empleo de indicaciones de tempo y orientaciones para la eje
cución como fantástico, lánguidamente, obsesivamente, «música de viento», nerviosa
mente, «una mandolina distante», lastimeramente, cristallino, fuggevole, quasi m ecca
nico, fantasmagóricamente, quedo, «como el suave susurro del viento», delicadamente
y dolorosamente. Su escritura es sumamente peculiar, con valores rítmicos inhabi
tuales para los tiempos de compás (1- como indicación métrica en el Eco 3), penta
gramas quebrados, pentagramas dispuestos en círculo, notaciones espaciales y cosas
por el estilo. En O nce ecos, Crumb incluso sugiere posibles iluminaciones del estra
do complementarias de la estructura sonora de la pieza.
Algunos han considerado las obras de Crumb como meras exhibiciones de efectos
sonoros. Pero com o indica lo dicho antes, la estructura de estas obras está cuidado
samente planeada. Los efectos instrumentales desempeñan sus papeles, reforzando la
eficacia general de la música.
L a m ú s ic a e le c tró n ic a
Tape
—> > > > > > > > > > >
j> = loo p
@ @ : = := := :r := : i := := E @ @ +
l l . J f
-II :e
-s :e
Qax.
T fp F ffW
■9 16-
Vln.
f
f f f f f col legno battuto
f 9
PP
Las mezclas de timbres a partir de los cuales emerge un único sonido puro se pa
recen a los pases de manos de un buen mago. Cuando el oído es llevado a un tim
bre prominente (com o el pizzicato del violín en el c. 1) o a un pasaje o serie de pa
sajes rápidos (com o la interacción en el c. 42 o en los cc. 47-48), otro timbre entra
para convertirse en el siguiente protagonista. Esto confiere a toda la pieza una sensa
ción de libertad improvisatoria, rasgo complementado por la libre estructura de altu
ras estudiada antes. Esta sensación improvisatoria es tanto más destacable por cuanto
en cada ejecución la parte de la cinta magnetofónica es, naturalmente, fija.
ción total de los tres movimientos durante los cuales cualquier cantidad de ejecutan
tes ha de permanecer en silencio, y P a isa je im a g in ario núm . 4 (1951), donde los úni
cos instrumentos son doce aparatos de radio. En esta última el contenido depende por
entero de la programación radiofónica que haya en el lugar y hora de la ejecución.
En otras obras de Cage los acontecimientos (alturas, ritmos, instrucciones, etc.) vienen
determinados por procedimientos azarosos como el lanzamiento de dados o se basan
en el antiguo libro chino de profecía 1 Ching. El adjetivo aleatorio (derivado del a le a
latino, que significa dados) se refiere a tales piezas.
E l m in im a lism o
seños repetidos numerosas veces sin ningún cambio o con sólo muy graduales y li
geros cambios a lo largo de muchas repeticiones. Construyendo a partir de tales pe
queños bloques, Glass y Reich han compuesto piezas de considerable longitud, algu
nas de muchas horas de duración. Prominentes en muchas de las composiciones de
Glass son las tríadas, los acordes de séptima y otras configuraciones corrientes en la
música tonal. Los diseños empleados como bloques de construcción suelen ser in
trincados y estar construidos de tal modo que permitan diferentes interpretaciones. Los
ritmos son por lo general bastante activos y reminiscentes de la música rock en su
acentuación persistentemente exagerada de cada tiempo de compás. Un aspecto pri
mordial de esta música es la creación de efectos hipnóticos simplemente mediante las
repeticiones múltiples.
Muchas de las composiciones de Steve Reich tienen una cantidad bastante grande
de números primos de tiempos de compás en grupos repetidos. Su M úsica p a r a c u a
tro órg an os (1970), por ejemplo, tiene secciones repetidas de once tiempos de com
pás al comienzo. Los once tiempos de compás se subdividen de varias maneras dife
rentes durante las partes iniciales de la pieza. Largos agrupamientos análogamente
irregulares caracterizan su M usic f o r M allet Instruments, Voices a n d Organ (1973) y
D rum m ing (1971). La polaridad del agrupamiento desigual y la textura persistente for
ma parte de lo que crea la dinámica hipnótica de estas composiciones.
En otros estilos
UNA CODETTA
Con esto termina nuestro breve examen de algunas de las tendencias estilísticas
más importantes de más o menos la última generación. El propósito de este libro ha
sido el de presentar enfoques analíticos útiles para el estudio de la construcción, los
efectos aurales y los diseños expresivos de muchos tipos de música en los que se ha
escrito desde la disolución de la tonalidad en los años en torno al comienzo del si
glo xx. En los modelos de análisis se han ofrecido algunas sugerencias sobre la apli
cación de estas herramientas analíticas. Pero por lo general los estudios analíticos de
los fragmentos individuales se concentran en uno o solamente unos cuantos aspectos
de un pasaje dado, mayoritariamente en los aspectos estudiados teóricamente en ese
punto del texto. Cada una de las composiciones estudiadas en este libro merece un
escrutinio más a fondo. Estudiar estas piezas y el mundo del repertorio del siglo xx en
general es estudiar la música a través de la cual los compositores de nuestro tiempo
se han comunicado con nosotros. Con las herramientas analíticas ofrecidas por este
texto y con las sugerencias para el estudio ulterior añadidas a muchos capítulos, se
puede proceder a explorar las fronteras de la creación musical.
306 ENFOQUES ANALÍTICOS DE LA MÚSICA DEL SIGLO X X
Las últimas décadas han visto la creación de música en una gama excepcional-
i ■ inde de estilos t icas: las técnica des adoptadas o das, al
menos temporalmente, por muchos compositores, las estructuras de alturas más li
bres, el empleo de bandas de alturas com o elementos texturales, nuevas dimensio
nes tímbricas en música para instrumentos tradicionales as! como electrónicos, la
incorporación de conceptos improvisatorios y aleatorios y nuevos intentos de sim
plificación (a través del regreso a la tonalidad, el minimalismo y dentro de otras téc
nicas), todo coexiste en el mundo de la nueva música.
EJERCICIOS
EJEMPLO A -l
V i ............
[0,1,3,4,5,81 0 6
[0 ,1 ,2 ,3 ,4 ,5 ] 0 6 , 111 [ 0 ,2 ,3 ,4 ,5 ,7 ] 0 6 , I l [0 ,2 ,4 ,5 ,7 ,9 1 0 6 ,1 3
[0,1,16,7,91 15,111
e) H exacord o que es com binatorio co n una form a d e O y una form a de I e n dos niveles de
transposición cada uno.
18)
[0 ,1 ,2 ,6 ,7 ,8 1 0 3 , 0 9 ,1 5 ,1 1 1
0 H exacordo que es com binatorio c o n una form a de O y una form a de I en tres niveles de
transposición cada uno.
19)
C ó m o c a lc u la r si u n a ser ie es c o m b in a to r ia
Cuando se ha identificado una serie o construido una serie, síganse estos pasos
para determinar si esa serie es hexacórdicamente combinatoria y, si lo es, con qué for
máis) de la serie.
APÉNDICE 309
EJEMPLO A-2
. = m
w oo
EJEMPLO A-3
i= iÉ I¡| ¡| = |
[0, 1, 2, 3, 5, 7]
EJEMPLO A-4
II
EJEMPLO A-5
índice general
AGRADECIMIENTOS ................................................................................................................................................ 5
PREFACIO ................................................................................................................................................
AL ESTUDIANTE ................................................................................................................ 9
ISBN-13: 978-84-460-1692-2
ISBN-10: 84-460-1692-3
-a
ksl- U ff
V 9 788446 016922
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