Está en la página 1de 4

JESÚS DE LA MISERICORDIA

Pbro. Alfonso Maldonado

El joven Lolek recorría las calles de Cracovia. Las tropas alemanas


habían invadido, una vez más en la historia, el territorio polaco. La
patria del clérigo astrónomo Copérnico, el compositor y pianista
Chopin y de la nobel de química Marie Curie es una tierra de 312 679
Km2, de suaves veranos y crudos inviernos, extensos bosques y con
una historia que se remonta a la Edad Media y que puede apreciarse
en la tumba de  los santos Wenceslao y Estanislao cerca de la de los
reyes en la colina de Wawel, donde está la catedral de Cracovia.  De
fuerte tradición católica romana, pese a que su lengua es de origen
eslavo, tiene el orgullo de exhibir el ícono de la Virgen Negra del
Santuario de la  Czestochowa.[1]
Para 1940 ya era huérfano de madre, padre y sus dos hermanos
también habían fallecido. Polonia era un territorio ocupado por
Alemania y atenazado por el Este por la Unión Soviética. Un año atrás,
cuando todavía su padre estaba vivo, quiso huir con él de los
bombardeos alemanes pero, tras 200 kilómetros, se resignó volver a
Cracovia.[2]
El joven estudiante de la Universidad Jagelloniana escapó a los
campos de concentración al enrolarse como obrero en la fábrica en
Solvay. Allí comenzó su formación clandestina para el sacerdocio.
Años después recordará, ya como Juan Pablo II, la de veces que se
detuvo ante la tumba de la joven Sor Faustina[3]. Y cómo para “los
supervivientes de esa gran guerra, las palabras del Diario de santa
Faustina son como una especie de Evangelio de la Divina Misericordia
escrito desde la perspectiva del siglo XX”[4].
Pero ¿quién es esta sor Faustina? ¿qué es la fiesta o domingo de la
Misericordia? ¿cómo se relaciona con el Evangelio? ¿cuál es su
importancia?
Helena Kowalska es nombre de bautismo de la que va a ser
mundialmente conocida antes como sor Faustina y ahora como santa
Faustina. Nació cerca de Cracovia el 25 de Agosto de 1905, siendo la
tercera de ocho hermanos de una familia de campesinos. Desde muy
pequeña experimentó la cercanía de Jesús en su vida: a los 7 años, 2
antes de su primera comunión, sintió que Jesús le llamaba a la vida
consagrada.
Ya de adolescente quiso que sus padres le concedieran el permiso
para entrar en un convento, cosa que le negaron. Frustrada quiso
abandonar la idea y, en la oportunidad de un baile, ya con 18 años, vio
a Jesús a su lado, desnudo y cubierto de heridas, que le decía
“¿Hasta cuando me harás sufrir, hasta cuándo me engañarás?”  Se
retiró del baile y se acercó a orar en la Catedral. Jesús le inspiró ir a
Varsovia para hacerse religiosa. Pero en ese tiempo a las aspirantes
se les pedía un dote, un aporte en dinero, parecido a la antigua
costumbre de los dotes matrimoniales[5]. Pero Helena era pobre. Ya a
sus 14 años había trabajado en casa de familia, por lo que vuelve a
hacerlo para reunir el aporte económico que le estaban pidiendo.
El primero de agosto de 1925 entra en el convento como postulante y
5 meses más tarde va a Cracovia a hacer su noviciado. Va a ser el 30
de abril de 1926 cuando recibe el hábito y muda su nombre por sor
María Faustina, pues esa era la costumbre entre los consagrados.
Su vida espiritual dentro de la Congregación va a ser difícil, de mucho
sufrimiento, de mucha purificación. Jesús la estaba asimilando a su
cruz para, de esta forma, manifestar la gloria de la Misericordia de la
Resurrección. Las hermanas más cercanas le dan todo su apoyo y
oración en los momentos de mayor sufrimiento.
Aunque había sido en 1931 cuando Jesús le había encomendado que
se pintara su imagen, entre otras cosas, no  va a ser sino hasta marzo
de 1934 cuando hable con el pintor Kazimirowski y 3 meses  después
llore ante el cuadro… porque Jesús no se ve tan bello como lo vio en
la visión.
La salud de sor Faustina fue menguando desde el año 1936, hasta su
fallecimiento el 5 de octubre de 1938 a las 10.45 pm.
La pintura de Jesús de la Misericordia va a exhibirse desde el año
1935, de tal manera que va a acompañar los trágicos acontecimientos
de la segunda Guerra Mundial. Recordemos que el famoso campo de
concentración de Auschwitz quedaba en Polonia. Al igual que el
periodo en el que Polonia quedó como un país satélite de la Unión
Soviética, lo que representó diversos esfuerzos para erradicar el
cristianismo de las conciencias. Pero el mensaje de la Misericordia no
queda reducido a un país o circunstancia histórica.
Escuchemos lo que dice sor Faustina que le dijo Jesús:
Al anochecer, estando en mi celda, vi al Señor Jesús vestido con una
túnica blanca. Tenía una mano levantada para bendecir y con la otra
tocaba la túnica sobre el pecho. De la abertura de la túnica en el
pecho, salían dos grandes rayos: uno rojo y otro pálido. En silencio,
atentamente miraba al Señor, mi alma estaba llena de temor, pero
también de una gran alegría. Después de un momento, Jesús me
dijo:Pinta una imagen según el modelo que ves, y firma “Jesús, en
Ti confío”. Deseo que esta imagen sea venerada primero en su
capilla y, luego, en el mundo entero.
Prometo que el alma que venera esta imagen no perecerá.
También prometió, ya aquí en la tierra, la victoria sobre los
enemigos y, sobre todo, a la hora de la muerte. Yo mismo la
defenderé como mi Gloria.
Cuando le dije al confesor recibí como respuesta que eso se refería a
mi alma. Me dijo: pinta la imagen de Dios en tu alma. Cuando salí del
confesionario, oí nuevamente estas palabras: Mi imagen  está en tu
alma. Deseo que haya una fiesta de la Misericordia. Quiero que
esta imagen que pintarás con el pincel, sea bendecida con
solemnidad el primer domingo después de la Pascua de
Resurrección; ese domingo debe ser la Fiesta de la Misericordia.
(Diario 47-49).
En relación con la Fiesta ¿qué le dijo Jesús a sor Faustina?
“Deseo- dijo el Señor Jesús- que la Fiesta de la Misericordia sea un
refugio y amparo para todas las almas y, especialmente, para los
pobres pecadores(Diario 699). Las almas mueren a pesar de Mi
amarga Pasión. Les ofrezco la última tabla de salvación, es decir,
la Fiesta de Mi Misericordia. Si no adoran Mi Misericordia morirán
para siempre (Diario 965).
Además está la coronilla de la Misericordia y la hora de la
Misericordia… ¿son acaso novedades de sor Faustina? ¿corresponde
a una imaginación calenturienta? ¿es una nueva Revelación que
sustituye o mejora la anterior?
En verdad conviene ser bien cautos y aplicar la vista y el oído a la
manera del aprendiz. La Iglesia termina este domingo lo que se llama
la Octava de Pascua: durante 8 días se ha prolongado el gozo de la
Resurrección y todos los días han sido tratados como si fuese el
mismo domingo. Ello expresa la alegría pero también la
sobreabundancia de la gracia de la Salvación. Pero las celebraciones
en la Iglesia no solo celebraciones al estilo de un aniversario o un
cumpleaños. Son acciones de Dios: Jesús se acerca de nuevo con
toda su gracia. Pueden dar fe los santos, como Teresa de Jesús: la
participación en la Liturgia, o sea en las celebraciones de la Iglesia, no
son simples cumplimientos. A muchos les gustaría afirmar que, para
los que no tienen impedimento por razones de edad o salud, no es
necesario. Pero la enseñanza de la Iglesia y la experiencia de los
santos dice lo contrario. Dios se hace presente y solo por medio de la
fe se le puede reconocer, entre tantas personas que, quizás, nos
escandalizan con su comportamiento. Como si una muchacha  que
espera que su novio llegue de lejos pero, como le dieron la cola en un
camión de ganado, no lo va a recibir porque el ganado huele muy mal.
En el segundo domingo el Evangelio nos muestra a Jesús resucitado
que se acerca, como el cuadro del Jesús de la Misericordia, para
darnos sus dones y sacramentos, acciones del Espíritu. Son los frutos
de su entrega en la Cruz el Viernes santo, cuando comienza la
novena, que estallan en vida el Domingo de Resurrección y se ofrecen
como salvación en este día. Si se hace la hora de la Misericordia a las
3 pm, no es por la revelación: la revelación recuerda que Jesús
entregó su vida a las 3 de la tarde del Viernes Santo.
Pero ¿por qué de la Misericordia? Porque Dios se complace en
perdonar a todo aquel que quiera recibir su perdón. Porque en las
horas miserables de nuestra vida o de la historia de la humanidad,
Dios nunca está lejos. Porque Dios solo quiere que le demos la
oportunidad de mostrarse a nosotros como quién es. Por eso, hoy más
que nunca y en esta hora difícil de nuestro país: “Jesús, confío en ti”.

[1] Cf.  http://es.wikipedia.org/wiki/Polonia
[2] Cf. BERNSTEIN Y POLETI (1996), Su Santidad, Planeta
[3] Cf. JUAN PABLO II (2004), ¡Levantaos! ¡Vamos!, Plaza Janés, Bogotá.
[4] JUAN PABLO II (2005), Memoria e Identidad, Planeta, Caracas, p. 74.
[5] Cf. http://es.wikipedia.org/wiki/Dote

También podría gustarte