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CÓMO COMPRAR UN COMPUTADOR Y NO MORIR EN EL INTENTO

(Un ejemplo casi real de un sufrido neo-usuario)

Por: Ing. Jorge Luis Carranza Lujan*

El Sr. kokonet, es un profesional liberal con una pequeña oficina donde usa máquina de escribir,
calculadora y toneladas de papel en su trabajo diario. Un amigo le visita y suelta el inconfundible:
¿por qué no te informatizas?. Ahí comienza su tragedia: se le ponen los dientes largos, entrecierra
los ojos y comienza a encenderse una lucecita en su cerebro. Informática = Productividad,
Informática = Competitividad, Informática = Crecimiento, surgen presurosas las ecuaciones
empresariales.

Su amigo le asegura que desaparecerá la mayor parte del papel, que podrá intercambiar información
con todo el mundo, que escribir un documento será cuestión de segundos, y otras promesas
similares.

Raudo y veloz, corre a un proveedor informático más cercano, donde le comentan las virtudes de los
nuevos computadores, y los precios cada vez más bajos de las últimas tecnologías. Tras varias
semanas de intentar lidiar con términos que no ha utilizado nunca, y unos 1,000 dólares, decide
comprar un computador Pentium IV, sin saber todavía bien lo que quiere decir dicha expresión. Para
las aplicaciones de oficina le habría bastado (y sobrado) un computador Pentium III a 1.0 Ghz, pero
ya están obsoletos y ni siquiera se fabrican.

En cuanto lo instala en casa, enciende el computador el monitor y observa las primeras palabras
mágicas: inicio

Oh, Dioses, estoy en la antesala de la modernidad. Después de teclear su clave, con el lógico
resultado negativo, descubre que necesita aprender algo más de informática, comenzar el largo rito
iniciático de los aspirantes a la élite de elegidos.

Después de una semana de aprendizaje se encuentra con un amigo que le ofrece instalar una gran
variedad de programas para mejorar la productividad del computador. Días después el "colega" que
llega a su casa con montones de CDs repletos de valiosa información. Con un parche en el ojo, le
instala Windows XP, Microsoft Office 2003, Corel Draw. (para diseños), autocad 2005 (para hacer
planos), Visual Net (para la programación) y multitud de pequeños programillas (utilidades los llamó)
denominados winzip, Acrobat, Winamp, Norton, antivirus (algo de médicos), etc.

Con la cabeza llena de conceptos nuevos, y algo más alegre (al fin tengo todo instalado), prueba el
computador, y tras unas hermosas pantallas a todo color, le sale un mensaje que dice algo así como
"Esta aplicación ha transgredido la integridad del sistema". Horrorizado, llama a su amigo, quien lo
tranquiliza diciéndole que no se preocupe son los primeros pasos en el largo trajinar que le espera
recorrer.

Los problemas siguieron presentándose cada día, enviando mensajes en pantalla azul, por que se
vio en la obligación de llevar el computador a su proveedor, donde le dicen que había un problema
en la tarjeta de gráficos (si yo sólo quería escribir una carta), y que ya está solucionado. (La
garantía, ya se sabe)

Cada una de sus amistades le describía las indudables ventajas de uno u otro programa. Word,
Excel, Power point, Access y un sinfín de nombres le eran constantemente defendidos por unos y
otros partidarios a muerte de las diversas opciones de software. Tanta vehemencia le costó más de
un dolor de cabeza, y algún que otro mareo.

Un tiempo después, cuando ya había sido capaz de escribir varias cartas (en una incluso puso las
negritas), y almacenado cierta cantidad de información, el disco duro de 40 Gb dijo que estaba lleno
(pues sí que ocupan las cartas). En la tienda le dijeron que era un problema sin importancia, algunos
discos duros fallan últimamente, pero que no se preocupara. En menos de un mes llegarían los
nuevos. Contento de que la internacionalización de los mercados le permitiera una tan rápida
sustitución de componentes, esperó 7 semanas hasta que llegó realmente un nuevo disco duro (de
80 Gb, pero no se preocupe, no le vamos a cobrar más).

Nunca aprendió a manejar el scanner, y seguía sin saber qué hacer con el computador. Cuando vió
lo que ocupaban en disco duro 10 Mb páginas de imagen y texto digitalizado decidió seguir un curso
diseño y de mecanografía (por computador, claro).

Tuvo que volver a la tienda varias veces, porque el ratón se negaba a corretear, al teclado se le
hundió una tecla (ah, el INTRO; no se preocupe, casi no se usa), y el monitor se ponía en negativo
cada vez que arrancaba Windows. Pero al fin pudo comenzar a meter todos sus datos en Word,
Excel, Visual net.

Hasta que llegó al fatídico día en que conoció al Sr. Sábado 14. No era uno de sus clientes, sino que
se presentó sin avisar, y encima en fin de semana. En la tienda le dijeron que todas sus cartas, los
sistemas, datos de contabilidad y la cartera de clientes habían desaparecido, que tendría que
restaurarlos de sus copias de seguridad. ¿Copias de qué? dijo él, y la expresión del técnico le hizo
saber que desconocía algo fundamental en la vida de los Informáticos.

Hoy en día, nuestro protagonista es un experto en Informática. No sólo controla y domina Windows,
sino que se conecta a Internet, y otras nets variadas, donde recoge la mejor información, la más
actualizada, la más avanzada, sobre su gran pasión informática. Ha probado también otros
programas. Se pasa noche y día con su joystick y su casco de realidad virtual, jugando en Red para
mayor gloria de Telefónica (dicen que una semana que estuvo enfermo bajaron 4 puntos las
acciones)

Lo de menos es que haya dejado de atender su empresa, que haya varias solicitudes de embargo, y
que los acreedores llamen continuamente a su tienda.

Al fín, el Sr. KOKONET es feliz con su computador; ha descubierto la razón de su existencia.

Jefe del centro de computo Hospital la caleta


Docente universitario: UPSP, ISTP “CSR”, BITEC
jcarranzal@hotmail.com

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