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No todas gozamos de la misma suerte.

Aún existen ciertos métodos utilizados por


mucha organizaciones que ponen en desventaja a las mujeres. Esta es una lista con 5
de las prácticas más comunes de discriminación hacia las mujeres.

Latinoamérica también es un foco de discriminación laboral hacia las mujeres.


Según un estudio realizado por la Universidad de Rosario, en países como Colombia,
las trabajadoras femeninas llegan a percibir, en promedio, un sueldo 25% menor al de
sus colegas masculinos. Y esto ocurre a pesar que ambos realicen las mismas
funciones.

Para entender mejor este proceso, el portal de la revista América Económica


entrevistó a Merlín Patricia Grueso para realizar un análisis del panorama laboral
femenino. La especialista e investigadora en temas administrativos dio algunos
alcances de las prácticas de discriminación más comunes contra las mujeres.

Ascensos laborales

El criterio utilizado para las promociones muchas veces se basa en la antigüedad


dentro del trabajo. Sin embargo, ese aspecto puede generar ciertas limitaciones para
las mujeres. Esto debido a periodos de lactancia y cuidado hijos por lo que se ven
obligadas a ausentarse por cierto periodo. Así, priorizar este criterio para un ascenso
puede resultar un acto de discriminación para alguien que recientemente se ha
convertido en madre.

Capacitaciones

Como parte de la formación laboral, es necesario realizar esporádicamente ciertas


inducciones, charlas o cursos al personal. Sin embargo, esto puede ser una práctica
de discriminación para las mujeres. Ciertas empresas deciden realizar estas
capacitaciones fuera del horario laboral, complicando la situación de sus empleadas
que cuentan con hijos. Según Merlín Grueso, las madres primerizas buscan
organizarse, ser más efectivas y culminar sus cosas con anticipación para poder pasar
más tiempo con sus bebés. Quedarse más tiempo puede no ser posible para
estas mujeres.

Evaluación de desempeño

Cada cierto tiempo se suele evaluar nuestro desempeño en el trabajo. Esto puede
convertirse en un problema si el criterio utilizado es netamente subjetivo. Los sesgos y
prejuicios hacia las mujeres que priman en una sociedad machista pueden influir en el
evaluador. De este modo, una mala interpretación podría convertirse en un acto
de discriminación laboral.

Salario

Siempre hemos escuchado que los hombres muchas veces son mejor remunerados
que las mujeres a pesar de realizar una actividad similar. Lamentablemente esta sigue
siendo una tendencia mundial. Según un estudio de la Universidad Complutense de
Madrid, un mayor porcentaje de egresados universitarios suele obtener mejores
puestos que sus pares femeninas.
Y, a diferencia de las mujeres, los varones que ingresan a realizar labores ‘pensadas
para ellas’, suelen recibir un buen salario. Por el contrario, cuando nosotras intentamos
hacer lo mismo, recibimos pagos realmente bajos. Este es un método
de discriminación que llega a todos los países del mundo.

Cada domingo suele revisar el periódico. Pasa sus dedos entre las hojas para
encontrar la palabra "se busca". Existen decenas de opciones, una de ellas llama su
atención, pero se da con la sorpresa que solo solicitan hombres. "No entiendo por
qué", se cuestiona Rosa.

La inserción de la mujer en el campo laboral sigue en ascenso desde hace muchos


años. Según el INEI las mujeres que trabajan se han elevando en más de 20% solo
en la última década. Lo que también ha incrementado la labor de fiscalización de las
entidades públicas que deben velar por los derechos laborales. 

A puertas del Día de la Mujer, conversamos con una representante de la


Superintendencia Nacional de Fiscalización Laboral (Sunafil), ente que carga bajo sus
brazos la función de supervisar, orientar y sancionar a quienes incumplan con sus
obligaciones laborales.

"Las mujeres actualmente ocupan una gran masa laboral. Es bueno que conozcan


sus derechos. Entre ellos tenemos uno que es el de no ser discriminadas, antes,
durante, y fuera de la relación laboral. Antes en la convocatoria de manera directa,
cuando solo solicitan hombres o piden algunas especificaciones", sostiene.

SOBRE LAS DENUNCIAS


Según Haylin Tello Pinto, Intendente Nacional de Prevención y Asesoría de la Sunafil,
existen muy pocas denuncias de mujeres en relación a la discriminación, seguridad
laboral, o derechos relacionados a la maternidad . 

"En lo que es derechos de madre trabajadora tuvimos 50 denuncias, pero tuvimos en


total unas 500 ordenes de orientación hacia las empresas para poder orientarlas sobre
ese tema. El numero fue bajo. Las mujeres no denuncian estos hechos", explica.

En su opinión, esto respondería al desconocimiento que existe en torno a los derechos


laborales, y a la alta tasa de informalidad que existe en el Perú. "La mayor cantidad
de mujeres trabaja en microempresas, la fuerza laboral más grande está ahí, y allí
hay una gran tasa de informalidad". 

De otro lado, Tello señaló que las multas más frecuentes, que concentran la mayor
cantidad de mujeres afectadas, se relacionan a aspectos como remuneración o
registro de control de  asistencia, que implica horas extras.

"Las materias donde hay más infracciones, y en donde predominan las mujeres, es


donde es remuneracion, o el no pago incluso de la remuneracion, luego es la jornada
de trabajo, trabajan muchas más horas", afirma.
En el Perú, un 88% de mujeres considera que se les discrimina en el mercado laboral,
reveló una encuesta de Trabajando.com.

De este total, un 40% señala que un reflejo de este problema es que es poco el
personal femenino que ocupan cargos directivos, mientras que un 35% señala que esto
se debe a que las ofertas laborables son exclusivas para los hombres.En tanto, un 20%
indica que se discrimina con la falta de respeto y los abusos, y un 5% señala que se hace
a través de los salarios.

Al respecto, el country manager de Trabajando.com Perú, Ernesto Velarde, manifestó


que si bien las cifras de participación laboral femenina han aumentado, todavía existen
brechas de desigualdad.

"Factores como el machismo o el temor de que quede embarazada no pueden ser una
justificación para no contratarlas o no darles las mismas oportunidades que a ellos",
afirmó.

La encuesta también revela que el 45% de las encuestadas no se siente valorada en su


centro de trabajo.

Las mujeres en el Perú han logrado avances significativos en cuanto a la igualdad en el


acceso a derechos básicos como la salud y la educación, pero continúan relegadas si de
sus ingresos se trata.

Un ejemplo de ello es que al cierre de 2016, estas ganaban en promedio S/1,100.6


mensuales, 29.2% menos que sus pares masculinos (S/1,555.6), según el informe Perú
Brechas de Género 2017, elaborado por el INEI. Esta situación es similar en las zonas
urbanas y rurales, y se sustenta en el hecho de que las mujeres trabajan menos horas
por dedicarse a sus familias o están ‘menos capacitadas’, tratándose de un problema de
discriminación salarial con una brecha de 28.6% a nivel nacional.

Para la economista Carolina Trivelli, numerosos estudios han demostrado que hombres
y mujeres, con iguales capacidades y experiencia, reciben ofertas salariales distintas, en
las que se le paga menos a la mujer por tener menos “capital humano”. Siendo, además,
uno de los problemas el que “muchos empleadores no reconocen que también hay
procesos en sus centros de trabajo que inhiben el avance de las mujeres”.

Se sostiene también que la discriminación se da porque las mujeres tienen menos


educación, pero se ha determinado que estas, principalmente las jóvenes, están ahora
más preparadas que los hombres, aunque esto no se refleje en sus ingresos. De acuerdo
con el INEI, esto se debe a que eligen carreras menos rentables, como educación,
humanidades, servicio social, entre otras.

“La brecha por diferencias en educación y experiencia requieren procesos de más largo
plazo: asegurar que las niñas terminen la educación básica, que accedan de manera
igualitaria a la educación superior, a las prácticas preprofesionales, etc.”, agrega Trivelli
al respecto.
RETOS EN EL TRABAJO

Este tipo de discriminación no es ajeno en otros países. En EE.UU., por ejemplo, se ha


demostrado que las mujeres ganan menos por problemas de acoso sexual que enfrentan
en sus centros de labores.

Según la agencia Bloomberg, aquellas que han enfrentado experiencias de tocamientos


no deseados, bromas ofensivas u otros hechos considerados como acoso sexual dejaron
sus empleos dentro de los dos años del acoso y acabaron en trabajos menos lucrativos,
problema que se ha visto hasta en Hollywood.

Otro reto son las penalidades del mercado laboral. Trivelli explica que muchos
empleadores favorecen características que desincentivan a las mujeres, tales como
horarios de trabajo y reuniones de comités a horas que generan conflictos con la
maternidad.

“Mientras las oficinas de recursos humanos no incluyan mujeres ni asuman los retos de
la empleabilidad femenina, esto no cambiará”, sostiene la economista.

DATOS

- El Índice de Desigualdad de Género (IDG) de Perú fue de 0.391 en 2016. Mientras más
se acerque a 1, habrá mayor desigualdad.

- Semanas atrás se promulgó la ley que prohíbe la discriminación remunerativa en el


Perú. 

- Al cierre de 2016, la mitad de la población peruana fue mujer, según INEI.

El 6 de octubre último en la Universidad del Pacífico se presentaron los resultados de


un estudio realizado para tratar de determinar cuáles son los principales elementos que
definen que serás discriminado en el mercado laboral aplicado a empresas grandes,
medianas y pequeñas. Una de las conclusiones a la que llega es que las mujeres son
discriminadas en las empresas grandes en el sentido en el que no permiten modelos
laborales que ofrezcan la posibilidad de un balance entre la familia y el trabajo. No
obstante, conforme una mujer escala en la organización hay más posibilidades de poder
acceder a un modelo laboral más flexible que sí permita ese equilibrio. Sin embargo,
muchas mujeres se retiran de esa carrera antes de llegar a esos puestos. Es decir, la
evidencia mostraría que no habría tanta discriminación por género en los procesos de
reclutamiento o de selección de personal de estas grandes empresas, sino más bien en
los procesos de ascensos.

Uno podría verse tentado a lamentarse y hablar sobre cómo la sociedad peruana es
machista y que por eso se dan estos cuadros. Pero la verdad es que éste es un fenómeno
mundial. Por ejemplo, en setiembre la consultora McKinsey sacó un documento que
trataba precisamente este tema, Changing companies’ minds about women. En éste se
comenta cómo los líderes que realmente pretenden colocar a mujeres en los puestos
más altos tienen que enfrentar barreras invisibles que las están retrasando en sus
procesos de ascenso. Esto en un contexto en el que todas las corporaciones alegan estar
comprometidos con la eliminación de esas barreras, pero en el que los resultados no
demuestran que ese compromiso sea sincero. Por ejemplo, solamente el 3% de las CEO
de las empresas del Fortune 500son mujeres. El 3% es, pues, casi nada. Según
McKinsey, la siguiente generación tendrá como obstáculo desmantelar estas barreras
invisibles, las cuales en muchos de los casos son mentales. Aparentemente cuando
gerentes de alto vuelo se comprometen con reducir la discriminación por género en
estas organizaciones realmente tienen la intención de hacerlo. Pero en el momento de
la verdad, surgen creencias y prejuicios que hacen que en la práctica esta forma de
discriminación perdure.
Por su lado, el BID publicó hace unas semanas un documento en el que comenta cómo
las mujeres en el mercado laboral de la región en muchas oportunidades se quedan
atrapadas en el ámbito de la microempresa, por una serie de razones, a pesar de que en
las últimas décadas la presencia de la mujer en el mercado laboral se ha ido
incrementando fuertemente, lo cual a su vez ha contribuido considerablemente a las
economías de sus países.
Algo positivo es que se trata de un tema que está sobre la mesa y que puede que sea
difícil empujar, pero que ya está en la agenda. Organizaciones como el Movimiento
Manuela Ramos levanta información bastante útil para la formulación de políticas
orientadas a promover mayor igualdad de género. De hecho, su Agenda por la igualdad
2011, documento que presentaba una serie de propuestas de medidas durante la
campaña electoral, es un buen repaso de los temas más prioritarios en este ámbito, así
como de información que ayuda a entender mejor la problemática. Por ejemplo, con
respecto a la brecha en los salarios. En la categoría “profesionales, científicos,
intelectuales” una mujer promedio gana el 69.2% que un hombre, lo cual representa un
problema.
Y es que un tema como éste no se puede imponer con una ley. Se tiene que ir
empujando de a pocos. Pareciera que la etapa de crear consciencia y de introducir el
tema a las agendas está en marcha y está rindiendo frutos, aunque insuficientes.
Necesitamos ahora medidas concretas y mayor compromiso.

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