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Ascensos laborales
Capacitaciones
Evaluación de desempeño
Cada cierto tiempo se suele evaluar nuestro desempeño en el trabajo. Esto puede
convertirse en un problema si el criterio utilizado es netamente subjetivo. Los sesgos y
prejuicios hacia las mujeres que priman en una sociedad machista pueden influir en el
evaluador. De este modo, una mala interpretación podría convertirse en un acto
de discriminación laboral.
Salario
Siempre hemos escuchado que los hombres muchas veces son mejor remunerados
que las mujeres a pesar de realizar una actividad similar. Lamentablemente esta sigue
siendo una tendencia mundial. Según un estudio de la Universidad Complutense de
Madrid, un mayor porcentaje de egresados universitarios suele obtener mejores
puestos que sus pares femeninas.
Y, a diferencia de las mujeres, los varones que ingresan a realizar labores ‘pensadas
para ellas’, suelen recibir un buen salario. Por el contrario, cuando nosotras intentamos
hacer lo mismo, recibimos pagos realmente bajos. Este es un método
de discriminación que llega a todos los países del mundo.
Cada domingo suele revisar el periódico. Pasa sus dedos entre las hojas para
encontrar la palabra "se busca". Existen decenas de opciones, una de ellas llama su
atención, pero se da con la sorpresa que solo solicitan hombres. "No entiendo por
qué", se cuestiona Rosa.
De otro lado, Tello señaló que las multas más frecuentes, que concentran la mayor
cantidad de mujeres afectadas, se relacionan a aspectos como remuneración o
registro de control de asistencia, que implica horas extras.
De este total, un 40% señala que un reflejo de este problema es que es poco el
personal femenino que ocupan cargos directivos, mientras que un 35% señala que esto
se debe a que las ofertas laborables son exclusivas para los hombres.En tanto, un 20%
indica que se discrimina con la falta de respeto y los abusos, y un 5% señala que se hace
a través de los salarios.
"Factores como el machismo o el temor de que quede embarazada no pueden ser una
justificación para no contratarlas o no darles las mismas oportunidades que a ellos",
afirmó.
Para la economista Carolina Trivelli, numerosos estudios han demostrado que hombres
y mujeres, con iguales capacidades y experiencia, reciben ofertas salariales distintas, en
las que se le paga menos a la mujer por tener menos “capital humano”. Siendo, además,
uno de los problemas el que “muchos empleadores no reconocen que también hay
procesos en sus centros de trabajo que inhiben el avance de las mujeres”.
“La brecha por diferencias en educación y experiencia requieren procesos de más largo
plazo: asegurar que las niñas terminen la educación básica, que accedan de manera
igualitaria a la educación superior, a las prácticas preprofesionales, etc.”, agrega Trivelli
al respecto.
RETOS EN EL TRABAJO
Otro reto son las penalidades del mercado laboral. Trivelli explica que muchos
empleadores favorecen características que desincentivan a las mujeres, tales como
horarios de trabajo y reuniones de comités a horas que generan conflictos con la
maternidad.
“Mientras las oficinas de recursos humanos no incluyan mujeres ni asuman los retos de
la empleabilidad femenina, esto no cambiará”, sostiene la economista.
DATOS
- El Índice de Desigualdad de Género (IDG) de Perú fue de 0.391 en 2016. Mientras más
se acerque a 1, habrá mayor desigualdad.
Uno podría verse tentado a lamentarse y hablar sobre cómo la sociedad peruana es
machista y que por eso se dan estos cuadros. Pero la verdad es que éste es un fenómeno
mundial. Por ejemplo, en setiembre la consultora McKinsey sacó un documento que
trataba precisamente este tema, Changing companies’ minds about women. En éste se
comenta cómo los líderes que realmente pretenden colocar a mujeres en los puestos
más altos tienen que enfrentar barreras invisibles que las están retrasando en sus
procesos de ascenso. Esto en un contexto en el que todas las corporaciones alegan estar
comprometidos con la eliminación de esas barreras, pero en el que los resultados no
demuestran que ese compromiso sea sincero. Por ejemplo, solamente el 3% de las CEO
de las empresas del Fortune 500son mujeres. El 3% es, pues, casi nada. Según
McKinsey, la siguiente generación tendrá como obstáculo desmantelar estas barreras
invisibles, las cuales en muchos de los casos son mentales. Aparentemente cuando
gerentes de alto vuelo se comprometen con reducir la discriminación por género en
estas organizaciones realmente tienen la intención de hacerlo. Pero en el momento de
la verdad, surgen creencias y prejuicios que hacen que en la práctica esta forma de
discriminación perdure.
Por su lado, el BID publicó hace unas semanas un documento en el que comenta cómo
las mujeres en el mercado laboral de la región en muchas oportunidades se quedan
atrapadas en el ámbito de la microempresa, por una serie de razones, a pesar de que en
las últimas décadas la presencia de la mujer en el mercado laboral se ha ido
incrementando fuertemente, lo cual a su vez ha contribuido considerablemente a las
economías de sus países.
Algo positivo es que se trata de un tema que está sobre la mesa y que puede que sea
difícil empujar, pero que ya está en la agenda. Organizaciones como el Movimiento
Manuela Ramos levanta información bastante útil para la formulación de políticas
orientadas a promover mayor igualdad de género. De hecho, su Agenda por la igualdad
2011, documento que presentaba una serie de propuestas de medidas durante la
campaña electoral, es un buen repaso de los temas más prioritarios en este ámbito, así
como de información que ayuda a entender mejor la problemática. Por ejemplo, con
respecto a la brecha en los salarios. En la categoría “profesionales, científicos,
intelectuales” una mujer promedio gana el 69.2% que un hombre, lo cual representa un
problema.
Y es que un tema como éste no se puede imponer con una ley. Se tiene que ir
empujando de a pocos. Pareciera que la etapa de crear consciencia y de introducir el
tema a las agendas está en marcha y está rindiendo frutos, aunque insuficientes.
Necesitamos ahora medidas concretas y mayor compromiso.