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Hipotesis de los filósofos

Tales de Mileto
Se considera a Tales de Mileto como el primer filósofo de Occidente por haber sido
quien intentó la primera explicación racional a distintos fenómenos del mundo de la que
se tiene constancia en la historia de la cultura occidental. En su tiempo predominaban
aún las concepciones míticas, pero Tales buscaba una explicación racional, lo que se
conoce como «el paso del mito al logos», donde la palabra griega logos alude en este
contexto a «razón», uno de sus significados en castellano. Es muy probable que haya
sido uno de los primeros hombres que llevaron la geometría al mundo griego, y
Aristóteles lo consideraba el primero de los φυσικόι o ‘filósofos de la naturaleza’.
Muchas de estas ideas parecen provenir de su educación egipcia. Igualmente, su idea de
que la tierra flota sobre el agua puede haberse desprendido de ciertas ideas
cosmogónicas de Oriente Próximo.
Anaximandro
El pensamiento de Anaximandro se centra en el principio de todas las cosas (arché) es
ápeiron (sin límites, sin definición), lo cual quiere decir indefinido, lo indeterminado.
Este ápeiron es inmortal e indestructible, ingénito e imperecedero, pero que de él se
engendran todas las cosas. Todo sale y todo vuelve al ápeiron según un ciclo necesario.
De él se separan las sustancias opuestas entre sí en el mundo y, cuando prevalece la una
sobre la otra, se produce una reacción que restablece el equilibrio según la necesidad,
pues se pagan mutua pena y retribución por su injusticia según la disposición del
tiempo.
Anaxímenes
Anaxímenes consideraba que el arché, el principio de todas las cosas, es el aire. De él ha
salido todo por condensación y rarefacción. Sin embargo, el aire no se entiende en su
sentido más literal, pues el alma también sería de este elemento. El aire domina y
mantiene unido al cosmos, de la misma manera que el alma lo hace con el cuerpo.
Anaxímenes creía que la Tierra era plana «como una hoja», y que se formó por la
condensación del aire; los cuerpos celestes, también planos, nacieron a partir de la
Tierra, debido a una rarefacción de su pneuma o exhalación. Estos astros son de fuego
(«aire rarificado») y cabalgan sobre el aire, girando alrededor de la Tierra «como gira
un gorro de fieltro en nuestra cabeza». Además, existen otros cuerpos, sólidos e
invisibles, que servirían para explicar los meteoritos y los eclipses.
Heráclito de Éfeso
Heráclito afirma que el fundamento de todo está en el cambio incesante. El ente deviene
y todo se transforma en un proceso de continuo nacimiento y destrucción al que nada
escapa. Es común incluir a Heráclito entre los primeros filósofos físicos (φυσικοί, como
los llamó Aristóteles), que pensaban que el mundo procedía de un principio natural
(como el agua para Tales de Mileto, el aire para Anaxímenes y el ápeiron para
Anaximandro), y este error de clasificación se debe a que, para Heráclito, este principio
es el fuego, lo cual no debe leerse en un sentido literal, pues es una metáfora como, a su
vez, lo eran para Tales y Anaxímenes. El principio del fuego refiere al movimiento y
cambio constante en el que se encuentra el mundo. Esta permanente movilidad se
fundamenta en una estructura de contrarios. La contradicción está en el origen de todas
las cosas.

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