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FUNCIONES DEL CONGRESO: EL PODER CAMALEÓNICO

El Congreso de la República es, a todas luces, uno de los órganos con más peso dentro
de nuestro Estado, no sólo porque conforma uno de los elementos constitutivos y orgánicos
de este, sino que, además, es el Congreso el que, a partir de la expedición de actos
legislativos y leyes ordinarias, prima facie posibilita la existencia en coexistencia del
pueblo colombiano. Es por eso que en el siguiente ensayo se explicará, de la forma más
sucinta y clara posible, las funciones que este órgano tiene que llevar a cabo dentro de
nuestro Estado.

Algunas personas suelen representar en su mente que el Congreso solo actúa como una
especie de “madre normativa”, es decir, como un simple y llano ente creador de normas
generales y abstractas. Esto es así, debido a el “Legislativo” que se encuentra aunado a la
expresión Poder, sin embargo, el incurrir en este pensar nos llevaría a un trágico y fatal
error.

Es claro que el Congreso engendre normas generales y abstractas, pero hay que hacer
una tajante precisión en aras de hacer espumar la esencia y verdad de esta aseveración; en
primer lugar, nos encontramos que, por regla general, este órgano lleva a cabo una
“función legislativa” que grosso modo consiste en “elaborar, interpretar, reformar y
derogar leyes y Códigos en todos los ramos de la legislación1”, que recuérdese que para el
trámite de éstas, se requieren cuatro debates (el primero en la comisión de origen, el
segundo en la respectiva plenaria y el tercero y cuarto en la comisión y en la plenaria de la
otra cámara), salvo cuando se presente la “reiteración del mensaje de urgencia”. No
obstante, excepcionalmente, también realiza una “función constituyente” con el fin de
reformar la Constitución Política mediante actos legislativos, los cuales deben tramitarse en
dos vueltas, lo que equivale a ocho debates: dos en la comisión respectiva de cada cámara y
dos en plenarias de la Cámara y el Senado.

El Congreso, como previamente se sostuvo, reforma la Norma de normas, crea, modifica


y deroga las leyes de nuestro ordenamiento jurídico. Sin embargo, otra función igual de
imperiosa e importante, aunque mucho menos ejercitada, es la “función de control
político”, que consiste en efectuar una especie de inquisición sobre la conducta oficial de
1
(Ley 5, 1992)
los miembros del Ejecutivo para “requerir y emplazar a los Ministros del Despacho y
demás autoridades y conocer de las acusaciones que se formulen contra altos funcionarios
del Estado2”, valiéndose para aquello, verbi gratia, de la moción de censura y la moción de
observación, ambas mecanismos de control político ejercidos por el Poder Legislativo sobre
el Ejecutivo.

También, el Órgano legislativo ejecuta una función similar a la previamente mentada


que lleva por nombre: “función judicial”. El Congreso tiene la facultad de juzgar,
excepcionalmente, a los altos funcionarios del Estado, entre ellos el Presidente de la
República, por responsabilidad política. En esta función la Cámara de Representantes se
abroga el manto de la Fiscalía, es decir, investiga y acusa, mientras que el Senado el del
“super partes”, pues se encarga de adelantar el juicio contra el Presidente de la República,
los Magistrados de las Altas Cortes y el Fiscal General de la Nación.

Similar -pero para nada igual- a la función previamente mentada aparece “la función de
control público”. El control público -también llamado por otros control social- consiste en
que “cualquier comisión permanente podrá emplazar a toda persona natural o jurídica, para
que en una sesión especial rinda declaraciones orales o escritas, que podrán exigirse bajo
juramento, sobre hechos relacionados directamente con las indagaciones que la comisión
adelante. De hecho, es tal el poder que la renuencia de los citados a comparecer o a rendir
las declaraciones requeridas, será sancionada por la comisión con la pena que señalen las
normas vigentes para los casos de desacato a las autoridades3”. Pareciera ser que
nuevamente aquí el Congreso se quita la faceta de congresista, de mamá normativa y se
coloca la toga de juez de la República..

Además, de esas funciones inquisitivas, juzgadoras el Congreso realiza una “función


electoral” que consiste en la elección de varios cargos, sépase, los cargos de Contralor
General de la República, Procurador General de la Nación, Magistrados de la Corte
Constitucional y de la Sala Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo Superior de la
Judicatura, Defensor del Pueblo, Vicepresidente de la República, cuando hay falta absoluta.
Aquí, sin duda alguna, deja de ser una mamá normativa y se convierte en un mero
sufragante.
2
(Ley 5, 1992)
3
(Const., 1991, art. 137)
Asimismo, el Congreso desarrolla una “función de protocolo”, pues lleva a cabo la toma
de juramento al Presidente de la República por parte del Presidente del Senado, el
otorgamiento de honores a personajes de la vida pública nacional y la recepción de Jefes de
Estado o de Gobierno de otras naciones. También, en estos sucesos el Congreso se
“desnaturaliza” y, aunque suena peyorativo, se transforma en un organizador o ejecutador
de eventos solemnes.

Finalmente, nos encontramos que el Congreso asume las riendas de la gerencia, pues
tiene una “función administrativa” cuya crucial finalidad es la de “establecer la
organización y funcionamiento del Congreso Pleno, el Senado y la Cámara de
Representantes4”. Una función sumamente fundamental, pues piénsese al Congreso como
una gran empresa, seguramente una empresa sin alguien que la administre iría a la quiebra
ergo dejaría de operar y en el futuro desaparecería; eso mismo le sucedería al Congreso si
no se le diera desarrollo a esta función, además, las disposiciones constitucionales y legales
que rezan sobre el Congreso serían, siguiendo a Lasalle (1999)5, meras hojas de papel (p.
49).

En suma, el Congreso, además de ser un órgano sumamente importante en nuestro


Estado, pues conforma uno de los elementos constitutivos y orgánicos de este, y posibilita
la existencia en coexistencia del pueblo colombiano, es un órgano camaleónico, esto es, un
órgano que dependiendo de las distintas circunstancias que se le aparezcan cambiará de
aspecto, un día podrá ser una mamá normativa y otro día podrá ser un gran gerente.

Referencias:

Congreso de la República. (17 de junio de 1992). Ley Reglamento del Congreso. [Ley 5 de
1992].

Constitución política de Colombia [Const.] (1991) Artículo 137 [Titulo V]. 29 Ed. Leyer.

Lasalle, F. (1999). ¿Qué es una Constitución? Recuperado de:


https://norcolombia.ucoz.com/libros/Lassalle_Ferdinand-Que_Es_Una_Constitucion.pdf

4
(Ley 5, 1992)
5
Lasalle, F. (1999). ¿Qué es una Constitución? Recuperado de:
https://norcolombia.ucoz.com/libros/Lassalle_Ferdinand-Que_Es_Una_Constitucion.pdf

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