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Nombre: Emanuel Pérez Montero

Código: 55764
Reflexión
La confianza como fundamento de las relaciones sociales y profesionales
Para comenzar con mi reflexión, entre las muchas definiciones que existen o que cada uno
podemos tener frente a lo que es la confianza, podemos ver que a manera general
La confianza es la seguridad o esperanza firme que alguien tiene de otro individuo o de
algo, También se trata de la presunción de uno mismo y del ánimo o vigor para obrar.
En la actualidad El trabajo en equipo exitoso y una buena relación social se basa en la
confianza. Cada miembro del equipo en su caso o cada una de las dos personas que hacen
parte de la relación social, debe generar y deben ser capaz de confiar totalmente en las
otras personas con las que trabaja o lleva su relación social, manifestando los problemas
que pueden surgir y que afectan al ambiente del equipo o relación social y avanzando
todos juntos hacia la consecución de los objetivos o de una buena convivencia.
A nivel social, la confianza en uno mismo es un tesoro muy apreciado. En este sentido, hay
mucha y rica información sobre cómo aumentarla para disfrutar de un mayor crecimiento
personal. En contraste con la confianza personal, encontramos la confianza social, que no
es menos importante pero que sí ha gozado de menos atención.
Pero ¿por qué la confianza social es tan importante? En primero lugar porque influye y
mucho en nuestra movilidad social. Nos hace más atrevidos, abiertos y buscadores de
oportunidades. Recordemos que no dejamos de ser sociales, parte de un entorno que nos
puede debilitar o fortalecer. En este sentido, nos ayudará a evitar problemas como la
ansiedad social, el miedo a lo desconocido o los celos en las relaciones de pareja, sin
embargo hay que tener en cuenta que en las fases iniciales de una relación.
Además la base de la comunicación es la confianza. Es ella la que determina, en última
instancia, la precisión y el volumen de información que se intercambia. Esto es así porque
muchos objetos de comunicación pueden hacer a una parte vulnerable con respecto a la
otra. “El conocimiento y la información no pueden ser intercambiados libremente cuando
una parte no está segura de cómo la otra va a usar la información.” La confianza se forma
a través de un proceso gradual de conocimiento e interacción, en la experiencia personal
de comunicación con el otro, y si bien está asociada, en primer lugar, al sistema personal
de valores éticos, está también condicionada socialmente, con castigos explícitos o
implícitos para los que la violan (por ejemplo, la reducción del intercambio de
información).
Sin embargo La confianza profesional representa en el mundo de hoy un elemento clave
para un buen desarrollo del trabajo y del éxito. Los individuos establecemos relaciones,
tanto personales como profesionales, solamente con las personas con las que confiamos.
Por eso quiero hacer un énfasis en lo que dice el gran filósofo Fayol quien indicó: “Una
persona más propensa a tener en cuenta los efectos que sus acciones provocan en su
entorno, estará en mejores condiciones de interaccionar en una organización sin inducir a
su alrededor comportamientos defensivos o bloqueantes de confianza. Esto es aún más
importante en el caso del directivo, cuya labor consiste en lograr compromisos de sus
subordinados hacia los objetivos de la empresa, para lo cual ha de inducir en ellos un
mínimo de confianza.” Esto nos dice que Fayol también establecía la confianza como un
elemento esencial para la consecución de las metas, ya que el ejecutivo debía lograr la
confianza de sus subordinados, a fin de que éstos le obedecieran usando la racionalidad.
Naturalmente nacemos confiados y la experiencia nos vuelve desconfiados. “La lógica del
corazón”, dice que debemos ser capaces de recuperar la inocencia de nuestras primeras
andanzas, porque la confianza, la generosidad, el optimismo y la amistad son
fundamentales para emprender cualquier tipo de iniciativa: deberíamos “desaprender” la
desconfianza que la experiencia nos ha otorgado.
La confianza también forma una parte importante del capital social, siendo la impulsadora
del trabajo en equipo y la cooperación mutua. Si los actores confían mutuamente, y en
base a esta confianza ambos deciden cooperar, obtendrán el mejor resultado colectivo.
Por eso para finalizar tenemos que tener siempre claro que el fundamento de la confianza
solo puede residir en la honestidad, y que será después, con el progreso de la relación,
cuando pueda desarrollarse la benevolencia y que la confianza en la competencia
profesional suele conducir a la confianza en la buena voluntad. De tal forma que la
confianza del consumidor en la competencia técnica y profesional de la empresa para
ofrecer adecuadamente el servicio requerido tiene a propiciar en el consumidor la
aparición de un sentimiento de afecto hacia esta y a dar por sentadas su honestidad e
integridad, tanto en sus motivaciones y valores como en sus buenas intenciones
comerciales.

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