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PRIMER SEMESTRE
Licenciatura en Derecho
GUILLERMO FLORIS MARGADANT S.
DOCTOR EN DERECEO
GATEDRI,T¡Go DE DEREoEo Ro¡6^No EN Ll\ uN¡vERsrDAD NACToNAL AUTóNolra DE uÉr¡co
EL DERECHO
PRIVADO ROMANO
. COMO INTRODUCCION A LA CULTURA
JURIDICA CONTEMPORANEA
!*
DERECIIOS
REALES
f r¡renda
de garantía { '
lhipot c
En inter& de la seguridad juríüca la dogm;ática no permite, general-
TTt, que Ia fant"sía de las pF* ei¡dz rn-ás flgr€cfu6s'rea.les u"lo, q,r.
el derecho pcitivo ha reconrcido €xpr€sa¡n€nte. Aunque las partes tienen
:¡na amplia facultad de int¡oducir mio¿a¡i¿"¿o eqpeciáes .r, á.r."t o, ,.u-
les cmcretog desde d der€cbo milrano hasta nuestros
días, ociste, por otra
pa¡te, rrnr tendencia fundamental a obligar al público q,r.
esóoja entre
rma limitada $fub de fi$¡ras básicas hodogeneüadas, en" áui"¡u
de dere-
chc reales. En cambio,-tratárdce de dereóhos de crédito, se permite una
más ¡'ndia h:bertad creado¡a por parte a. q"i** ;r.-bÉ"
nigocios jurí-
dicos: allí no hay numerTls (eo"*erá"ió"-ri-il.tió."'
"tátrut'
LOS DERECIIOS REALES xE
El término de "derechos reales" se deriva de la palabra ret, qa i¡ñ.
fica ttcosa".
Hablaremos, primero, del concepto de "cosa" y de las va¡ias ¿ivi*n,
jurídicamente relevantes, que pueden establecerse en relación con €ste@-
cepto. Despu&, trataremos de la propiedad y de la posesión, ¡ fmahca@
expondremos los iura in re aliena (desmembramientos de la propiedad).
123. Coses. Cosas son elementos, corpóreos o incorpóreos, del mrm-
do exterior que pueden producir una satisfacción al hombre. Pueden estar
dentro del comerci euyo c¿tso pueden ser objeto de apropiación pri-
vada-, o fuera del comercio.
IJna cosa puede estar fuera del comercio por razones ffuicas
el sol-, o por razones jurídicas. A su vez, estas razones jurídicas -como
pueden
ser de derecho humano o de derecho divino.
Por razones de derecho humano están fuera del comercio:
1. Las res communes omnium iure naturali, que pertenecen a todos
por derecho natural, como la costa del mar. Aunque tales cosas pertenecen
a todos los ciudadanos, el Estado puede reglameñtar su uso, pára que la
conducta de uno no impida el goce a que los demás tienen derecho. Por
ejemplo, si una fábrica envenena el aire con sus gÍrses o el agua con sus
desperdiciot el Estado interviene para impedir este abuso de vna res corn-
mun?s omntum.
2. Las res publicae que deben estar a disposición del público en gene-
ral (carreteras, por ejemplo). El principio general respectivo es que actos
de derecho priuado, aunque celebrados por el Estado, no pueden separar
estas cosas de su función pública. Sin embargo, una vez "desafectadad' (es
decir, separadas del fin público a que fueron originalmente destinadas)
por actos de derecho púbüco, esas cosas vuelven a entrar en el derecho
privado y son de nuevo res in commercb.'
3. Las res unizte¡sitatun, sustraídas al comercio por €star reserr¡adas
al uso de una corporaeión pública inferior al Egado (munüÉ, por ejeur-
plo). En caso de desafectación, dejan de ser res ext¡a conmaium. F.n"*
están a la disposición, no del romano en gneral, sino de los miernhr,os de
la corporación pública en cuestión. Es p:s:ble que lc bizantinos hayan
pensado en la siguiente sistematización de la materia:
Q 4n communes omnium, a dispci<ión de cualquier ser humano.
b) Res publicae, a disposición de cualquier cirris. -
. c) R91 y,niuersitatum, a disposición dCcualquier miembro de un orga-
nisrno público inferior aI Estado.
Sin embargo, como los bizantinos querían hacer su gran obra jurídica
en forma de un mosaico de citas antiguas modernizadas, y como lós com-
piladores trabajaron con tanta- ptiru, diversos criterios-ciásicor que, por
descuido, se conservaron en algunas citas, se entrecruzan con á nuévo
criterio bizantino. De ahí el resultado, a menudo no muy claro.
1 Véase D.41.2.30. l; D. 41.3.9; D. 45. l. 83. 5.
230 DEREcrro pRwADo RoMANo
2 D. 43. 12. 3.
3 D. 41. l. 14.
4 véase tambiéú l" -*Iiol" tesis profesional del Lic. Salvador Mora Hurtado. EJ
c.uapo hutnato, como objcto de contrito, México, tgso, i ú;;br;;;il;rái';77i;tí;
(¿Lic. Eduardo Pattaresi). en la.pág.
QQ.r ,is-ó"pr, áá_"i.;;á;-ü;;;',, nt^. iZ,
enero 1955. Casi suena a'broma tá decisióir ¿á t¡túnJ-s"ú;;H;;;ñco de
burgo, en el sentido de oue "el cadáver der di ciius no perténece a la hetenciat- Ham_
tín Hdueático, tomo 33,-nrin. O. Zé1. fn"t;-
5 Codex iuris ca¡oiici. artíóulo'i150.
LOS DERECIIOS REALES 231
8
-- 1A.unque, muchas veoes, cG¿¡!¡ llamadas fungibles son también consu-
miblgs- ejemplo, e! patr , no debemos Confundir estos dos concep-
tos. IJn--.por - pero no consumible;
libro nuevo es fungible, un pastel de bodas
es consumible, pero no fungible.
Una quinta división es la de bienes corpóreos e incorpóreos, según que
puedan ser tocadc o no. Las cosas incorpóreas que mentiona Gayo en-su
obra son derechm subjetivos que tienen valor pátrimonial (créditós, dere-
chos reales sobre cmas ajenas).'
Por tanto, un derecho penon{, como el derecho de crédito, puede ser
a su-vez objao de un derecho real, ya que puede tener la propiedad de un
crédito, Así, a causa del aspecto real de mi derecho, éste ie ¡iuede oponer
a terceros, pyesto que puedo prohibir a una tercera peniona que intervenga
en mi relación con mi deudor; sin embargo, ¡ror el aspecto penonal de ñli
$tu1ción jurídica, sólo puedo reclama¡ etcumplimiento de-mi deudor. El
fenómeno de los bienes incorpóreos ha hecho úgb ¡ror tanto, el problema
del "derecho a un derecho".-
El derecho romano no reconoció la existencia de cosas culturales inmate-
riales; nunca desarrolló teorías sobre Ia propiedad industrial o la propiedad
intelectual (derechos de autor, etc.). Muchás veces se ha interprótado esta
circunstancia como una prueba_ del materialismo del rom¿rno típico, pero en
realidad, es una consecuéncia de la üda en la polis antigua, en É i¡.te
normal que cada uno pusiera su ingenio a la dislosición dl=e ti colectividad"raa
que pertenecia y a la cual debía el desarrollo de Ju personalidad.
Esta última división es importante por el hecho de que los bienes in-
-pueden -adquirirse por oicupatio ni tampóco por traditio;
corpóreos no
l?Tpo"o pueden ser objetos de posesión que ésta supoñe un poder
físico sobre -ya
cripción. El pretor y la iurisprudentia-dismnuyen, en loitiempoj clásicos,
la importancia de esta división, creando la quasi possessio y la qlasi traditió
de bienes incorpóreos.
rJna sexta división e_s la de cosas principales y accesorias. Las primeras
determinan el carácter de una combinaa¿n de cosas compuestas, y de ellas
depende quién tiene la propiedad del conjunto en el de quá los .le-
mentos-componentes pertenecieran originalmente a dueños "r"L distintos: acces-
sio c-e-d-ü pincipali (lo accesorio sigue lo principal). Esta distinción tiene
también en-relación con el sig'ienté problema: si vendo una
TT, ¿1" v-endo coo Txr [arrs, l"-t"p* deiu tinacb, etc.? Sí, ya que estos
objetc se hen a5adido a la casa in perpetuum usutn.'o por iaáto, una vez
que estas cqas han q:Fd: incorpo.radas_a alguna combinación, dejan
dg. *q exist€ncia j-ídij" independiente. No importa que la inc'orpo'ra-
ción se haya hecho de tal maneá que el resultado-sea, o'no, un corp:us ex
caso del usufructo, de la posesión de buena fe, etc.). Todo aumento perió-
dico y normal de una cosa, cuyo destino sea separa¡se de ellart' es fruto.
Distinguimos entre fmtos naturales (cosecha) y frutos civiles (resultado
de contratos celebrados en relación con la cosa matriz, por lo que las rentas
son los frutos civiles de un edificio). El derecho modemo añade una tercera
categoúa, los frutos industriales, productos de la cosa matiz y del trabajo
humano; por ejeinplo, la ganancia que alguien obtiene trabajando una
miscelánea de zu propiedad, es fruto industrial de esta tienda.
También distinguimos entre fructus pendentes (como una cosecha en
pie), fructus percepti (frutos separados o cobrados) y fructus neglecti (que
hubieran podido separañie o cobrarse, si el interesado se hubiera tomado
esa molestia).
Pa¡a determinar el importe exacto que repr€sentan los frutos en un
caso determinado, debemos restar antes los gastos normales necesarios para
su producción y separación o cobro. Por tanto, los frutos son una ganancia
neta, quod iustis sumptibus deductis ruperest 18 (lo que sobra después de
deducir los gastos justificados).
125. LA posss¡óN EN cENERAL. En un rincón del palacio de la ciega
diosa de la justicia, vive tma ortraña solterona. Su carácter es complicado
y causa muóhos trastornos a la parifica convivencia de los conceptos jurl-
dicos. Sin embargo, se la tolera, ya que no se puede prescindir de ella.
Aungue de rancio abolengo jurídico, no pertenéce a la alcurnia de los
auténlicos derechos; pero, debido a sus frecuentes intimidades con el dere-
cho de propiedad, permitimos que viva en la antecámara de éste. Me re-
fiero a la posesión.
Entramos en un tema importante y delicado. Como dice Jhering: "IJno
de los signos por los que el jurista se distingue de todo otro hombre, es
la diferencia radical que establece entre las nociones de posesión y de
1n
propiedad."
-
Qr" los clásicos consideraron la diferencia como fundamental, resulta
de la categórica afirmación de Ulpiano: Nihi| commune habet proprietas
cum possessione'u (no hay nada común entre propiedad y posesión).
A este respecto, son importantes, no sólo las teoúas auténticamente
romanas y bizantinas, sino también las reinterpretaciones de von Savigny
(que predominó durante la primera mitad del siglo pasado e influyó en los
Códigm de 1870 y 1BB4) y de Jhering (quien criticó y revisó la teoúa
de von Savigny e inlluyó en el Código de l92B).
La palabra possessb tiene relación etimológica con la raiz de sedere,
sentaxse (exactamente como el término corres¡rondiente en alemán, "Be-
sitz", se ¡elaciona con el verbo "sitzen"), Sine para designar una íntima
12 Sólo sila ce matriz es vn co¡pus er distantibus, como un rebaíro, no es esen-
cial a lc fmtos se¡rarados ¿. -lla.
a3 D.22. 1.46-
1a Primera frase de su obrita La posesión, teoría sinplificada.
15 D. 41. 2. 12. l.
LOS DERECIIOS REALBS E5
relación física entre una persona y una cosa, flue dé a aquélla rme pñL
üdad exclusiva de utilizai ésta. Tal exclusividaá es un rasfo esencial-Cmo
observa von Savigny, el barquero utiliza su barco y también el agua en
que navega;-pero sólo es poseedor del barco, ya que, en su relación-con d
agua, falta el elemento de exclusividad.
Como primer componente del concepto de la posesión encontrarrrog
por tanto, un poder físico y exclusivo sobre un objeto. Este elemento se
suele designar, brevemente, como e) corpus.
Empero, la doctrina rom¿rna añadia a este componente, según la inter-
pretación de von Savigny, aún otro: que el poseédor tenga voluntad de
poseer el objeto como suyo. El animus rem sibl habendi o animus possiden-
di 9, simple4glte, animus, es el elemento subjetivo que debe acbmpañar
al elemento objetivo del corpus, para que podámc háblar de ,,poseiión".
A falta de este segundo elemento en el caso del arrenáatario-,
ef-pod9r que tiene-una persona sobre-comoun objeto ya no se califica de pose-
sión, sino de simple detentación la terminologla de loi co-
-detentio,-en
mentaristas; possessio naturalis, según las mismas fuentes-, que carece de
las consecuencias jurídica.s que naCen de la posesión.
Así cuando un chofer particular lleva un coche a engr¿Nar, su poder
sobre éste no es una "¡los€sión" en el sentido de la teoría áe von Sav-igny;
no tiene el animus rem si.bi habendi, sino sólo un animus repraesentindi.
Segun esta teoría, debemos hablar, en este caso, de detentacién, o sea, un
poder sobre r¡na cosa que pertenece puramente al reino de los hechos, sin
producir la us-ucapi.o, el derecho a los frutos, yr por regla general, sin pro.
tección interdictal.
Ahgra bien, si- presto un libro a Julio, y luego el libro le gusta tanto
que
_qujerg retenerlo, ¿no cambia entonces sa animus?, ¿no pasÍLmos enton-
ces de la detentaciín ala posesión?
I-\o, porque nemo ipse- causam fossessianis mutaÍe potest (nadie puede
cambiar unilateralmente la causa de zu detentacion), frase en h {ue el
término possessio significa, en nuestro ejemplq póssessio naturali. F,n
el caso que presentamos, el origen de la possessio naiuralis s fisl¿n[is 5 in
contrato bilateral, el comodato, el cual exduye, Ixlr su naturaleza, en Julio,
el animus- possidendi; y- "urrilateralmente"'Julio no puede cambiar- esta
"causa" de su detentación.16
- _Esta,posesión es una res facti, non iuris; '? una situación de hecho, no
de derecho, pero p-roduce consecuencias de derecho, hasta el grado de que
se protege incluso la relación de hecho existente entre el ladrón y el objéto
elnbar$.o, p"L
_,^_!T esta serie mediante *lq prá9ticas, los juristas clásicos tenían que
alargar introducción de una figura más. En alguios
l¡a
casos limitativamente.
!j{"s por el derecho, era conieniente otorgar a un
detentador la pcibilidad de recurrir a la protección interdictaljsin que
tuüera que-p€dT para esto la colaboraciónie ra persona a quien debiéra
su poder sobre el objeto por ejempló, el acreedtr prendario
_en c¡restión.
tieneel cgrpus, p.to tto el animus; ¡ror tanto, es un mero detentador de la
prenda. Esto tendría por consecuencia que, para defender Ia prenda con-
tra perturbac-iones_ por parte de terceros, o
lata recuperar la prenda de
terceros quela hubiesen arrancado al acreedór prendaño, éste tÉndría que
pedir la colaboración del propietario de la prenáa. pero, ,ro era con-
"o-o
veniente hacer depender ál alreedor de ra L,r.tr" fe del'propi.tário
d. ,rrru
prenda, se le concedió la facultad de reclamar directarnentl b protección
gT..Trtu,.creando para esto una nueva forma de posesión con ól nombre
de possessio sine anirno; en realidad, .'nta contradiitio in terminis.
, ET. esta categoría se colocaron también el precarista, el enfiteuta, el
deposltano en caso de secuestro y el superficiario.
Bstos poseedores sine animo no son-beneficiados por Ia usucapio; tam-
poco tienen derecho a los frutos --+alvo en los caios etr que derivaran
este derecho de otro tíhrlo, distinto de ra posesión, como eir el caso del
enfiteuta o del acreedor-a¡rticrétice-. pero sí pueden defender su
¡rosesión
y recuperarla mediante 19¡ inle$ictos; ademási pueden recuperar Iós gastos
hecho-s para la conservación de la cosa poseída. ' ¡
22 D. 41. 2. 3. l.
2t D. 41. 2. 15.
240 DERECHO PRWADO ROMANO
2t D. +1.2. {6, parece indicar que se puede conservar la posesión solo animo, mien-
tras que uao no se baya dado cuenta todavía de la pérdida del corBus; pero, descu-
bierta- esta pedida, d'deseo de recuperar la cosa nó es suficient" ó..á ionsérvar la
pose$on.
LOS DERECIIOS REALES 2+I
Es posible que esta situación posesoria sea injusta; en tal caso, como el
interdicto decide una cr¡estión de posesión, y io de propiedad el propie-
tario desposeído puede ejercer la reiaindicatio o ta puuli*na. pa;¿ ¡sa
futura acción, eI interdicto posesorio decide entonces quién tendrá d papel
de actor;- y quién, el más cómodo de dema¡rdado. El que triunfe -err- eI
procedimiento interdictal será, en la eventual acción suLsecuente, el de-
mandado.
Este interdicto es sólo eficaz cuando el soücita¡rte posee nec ai, nec clnm,
nec precario respecto de la penona contra quien se dirige el interdicto. De
lo contrario, el que recibe el interdicto está en libertad de desobedeccr.2'
- !) Para proteger la posesión de bienes muebles contra posibles pert¡r-
bacionesr_procedg 9l interdictum utrubi. Media¡rte este interdicto, el-pretor
concede la posesión la propiedad, desde luege- a la persona que
!ay_a p9¡9ído
-no
el objeto en cuestión, durante más tiempo, en él transcurso
de los últimos doce meses; y luego prohíbe, a ambas putto, que traten de
modificar esta situación posesoria por violencia. La pa*e qué no obtenga
p poslsion, de acuerdo con el prinóipio anterior, pueáe tratá¡ de obte¡rerla
despu&, ejercitando la reiuindicatio o la publiciana.
Este interdicto constituye, desde luegq un anna de dos filos: el resul-
tado puede- ser que el pretor quite la posesión al solicitante para entregar
el_objeto a la persona contra quien se piaiO et interdicto. Todb depende de
saber quiéa ha poseído por más tiempo, dura¡rte los rlltimos doce meses.
A¡te la posibilidad de que el demandado en este procedimiento inter-
dictal resulte tener un mejor derecho a la posesión quq el actor, estos dos
últimos interdictos pueden dar por resultadó, no un Vetinere por parte del
agtgl: tqg un recuperary por parte del dema¡rdado, de manera que su
clasificación como interdicta retlnendae possessionis no es correcta, ei:ricta-
mente hablando.
üI. Si el poseedor pierde la posesión, puede recurri¡ a uno de lm i¿-
terdicta recuperandae possessi.oms. Para inmuebles, encontrarnos a este r€s-
pecto los siguientes:
q) E\interdictu¡n d9 ui, que debe soücitarse en el plazo de un año.
!) U interdictum de ui armata, que puede soücii¿rse sin limitaciones
de tiempo.
- c) EJ interdictum de clandestina possessione, que procede, por ejem-
plo, si alguien aprovecha mi viaje a Grecia para quita-rme un óbjetol sin
que yo me dé cuenta inmediatamente.
-d) El-interdictum de precario, que procede si alguien me pide pres-
tado un objeto, y después no quiere devolvérmelo.
Como en el caso de los intndicta retinendae possessionis, también estos
interdictos sólo son eficaces respecto de personas én relación con las cuales
el solicitante no haya poseído ui, clam- aut precario. No importa que el
25 IJna particularidad de estos interdictos retinendae possessionis que todavía en-
contramos en el artículo 16, in fine, del Código de Procedimientos Civi-les del Distrito
Federal.
D. R.-16.
2+2 DBRECHO PRTVAIX) ROMANO
solicitante haya poseído de mala fe; pero en relación con la persona con-
tra quien se dirige el interücto, su conciencia debe estar limpia.
En los interdicta recuperandae po'rsessionir parece que encontramos a
dos pOseedores respecto de una solá cosa: uno, que solicita el interdicto,
y otó que tiene d corpus y el anirnus, pero que Posee en forya engañosa
iespecto del primero, áe manera que su dereCho a la protección posesoria
es éficaz respecto de cualquier tercero, pero no en relación con la peñona
a quien arr¿ncó la posesion. Sin embargo, como acabamos de ver,-la po-se-
sióñ se pierde por li perdida del corpus; por eso, en caso de despojo, debe-
ría habér r¡n ólo ¡roseedor, el autor del despojo, y no una possessio duorum
in solídum, como propone Ulpiano 26 en contradicción con Paulo.'?
Sin embargo, icómo explicaría Paulo un interdicto pose¡grio-, solicitado
por un no-poseedór? ¿Recónocería qrre la protección irlte{dict4. recuPera-
ioria dura ñrás tiempo que la posesion en l¡ue se fulda? ¿Admitiría que la
interdictal no sólo impara al poseedor, sino también al antiguo
que
- Obsériese guiere
poseedor volver a serlo?
?¡ue la possessio duorutn in solidum no es lo *itT9 que-la
posesión derivada qué encontramos, por ejgmplo, en el caso del deudor
prendario. La priméra queda expücada en el siguiente esguema:
E ,P.
\oW"/
A la segunda corresponde este otro:
?? \"rl más-detalles, sigue siendo importante la obra de Bnur.ls, Recht des Besitzes.
2e Artículo 790 del Codigo Civil.
3o Artículo 793 del Código Civil.
31 Artículo 791 del Código Civil.
3z Artículo 798 del Codigo Civil.
33 Artícr¡lo 826 del Código Civil.
2+4 DERECIIO PRTVADO ROMANO
34 D. B. 1. 9.
LOS DERBCIIOS REALE,S 2+5
38 D. 8. 6. 14. 1.
3e D. 8. 5. 17 pr.
LOS DERECIIOS REALES u7
go, esta importante institución no faltaba completamente en d dr¡&
romanorto donde constituye, junto con la usucapio, la máxima *cpdfu
a la regla fundamental de que quod nostrum est, sine faCto nost¡o d afun
transf erri non pot est.ar
Insistimos en la tesis de que en el sistema romano el derecho de pro-
piedad nunca fue absoluto. Una cita como nullus uidetur dolo facere, qti
suo iure utitur,a2 podría interpretarse en el sentido de que todos pueden
hacer uso de sus derechos sin tener en cuenta los intereses públicos, o lm
privados ajenos y cuando no se viole el derecho positivo-, pero
a esta cita podemos-siempre
oponer Ia famosa declaración de las Instituciones de
n" rei publicae expedit ne quis re su& male utatur, y el malitiis
Justiniano
non est indulgendum,* principios que han dado lugar a la teoría del po-
sible "abuso de derechos", y ? artículos tan sabios como el 16 o el 840
del Código Civil.
La leyenda de la "propiedad romana absoluta" nació en la Revolución
Francesa, peúodo histórico que mostró vivo interés por las antigüedades
griega y romana: la lectura de Plutarco llenaba los ratos de ocio; los hijos
se llamaban Graco, Temístocles, etc. Precisamente fue en esta época cuan-
do se quiso liberar la propiedad de todas las restricciones que el feudalismo
le había impuesto, y a.sí se explica que los escritores politicojurldicos pro-
pagaran la idea de que su meta, una propiedad libre de trabas, sólo signi-
ficaba un regreso a la venerable tradición romana. La admiración tan
incondicional a penionas o épocas, generalmente, se apoya en un fondo de
ignorancia.ou
132. Er-pnosr,ErvrADELA pRopRTETAS AD TEMpus. Dura¡r-
te la fase cliásica, el romano consideraba el derecho de propiedad como per-
petuo; ¡ror tanto, no se podía conceder a nadie derecho de propiedad sobre
determinado objeto, por cicrto ticmpo. Desde luego, a consecuencia de algrin
contrato, un propietario puede tener un deber person¿l de devolver un
objeto de su propiedad a su predecesor, después de cierto tierrpo. Pero
tal figura pertenece al terreno de las ob6gaciones y no de ls dnechos rea-
les; no trata de un "derecho de propiedad por cierto tiempo".
Durante la fase del "derecho vulga"f', todos los conceptos jurídicos
básicos comenzaba¡r a ¡rerder sus claros perfiles, y en vez de establecer una
nítida oposición entre el derecho real sobre la cosa propia (propiedad) y
el derecho real sobre una cosa ajena (ius in re aliena), se consideraban
varios iura in re alima como formas inferiores del derecho de propiedad.
a0 Véase, sobre todo, Dr Rosnnrrs, Emptio ab inaito, "Annali BaÁ",7-8, 1947.
41 D.50. 17. ll (lo que es de nosotros, no puede trasmitirse a otro sin nuestra
intervención).
rz p. 50. 17. 55 (no parece obrar dolosamente, el que ejerce su derecho).
43 I. B. 2: conviene a la comunidad que nadie hagJun mal uso de sus bienes.
ii l'N" hay-que-tener complacencia con la malicia de la gente.', (D. 6. 1. 38.)
a5 Véase mi articulo El gretendído absolutümo dc la própiedad romana, ..Foi.o de
México", núm. 42, sept. 1956, páSe. 3-28.
248 DBREcT{o PRrvADo RoMANo
1_Vq!g robre todo, EnNsr Lrw, West Roman Tulgar Law, The Lau ol Property,
páe._26; -3Íi y 71. Una opinión contraria a la de Levy, en relación con la- tendencia
de Justiniano ¿ rcstablecer las claras distinciones dásicás en esta materia, se encuentra
en rm esh¡dio dc h¿rnr, M.tssorv, "Revue historique du droit", 1934, pfu. 215 y
siguientes.
47 D. 50. t7- t3l-
LOS DERECHOS REALES W)
52 D. 39. 3.
252 DEREcrro pRrvADo RoMANo
etcétera,
-que
el pretor concede al público, en su afiín de acercar el dere-
cho positivo aI derecho natural.
. Bl propietario bonitario no podía hacer con el objeto en cuestión todo
lg qg" podía realizar nropietário quiritario. por ej,tmpl", ilkg"á" p*
$ réspecto de objetos
aindicationem era ineficaz sobre"losl"ut., el testador
i.r_
t",-:* más que la propiedad bonitaria, como veremos; tampoco po_
dian hacerse una ín íure cessio o una mancipatio de un bien sobrb el cüal
el vendedor tuviera únicamente la propiedád bonitaria; y el esclavo que
no ¡rertenecie? más qu9 'jbonitariamenle" a su dueño se'convertía por'lu
manumissb sólo en un latino juniano.
Pero esta situación inferior de la propiedad bonitaria no duraba eter-
namente; mediante la prescripción (urucápio) un año para muebles,
y de dos años para inmuebles-, la'propiédaá -de bonitaria se cánvertía auto-
máhca^mentg en quiritaria, ya que la usucapio veremoe- es un
modo de adquisición reconocido y reglamentado -{omopor el ius ciuile.
A la escala de conceptos: propiédad quiritaria, própiedad bonitaria,
PTFhr -correspondíu, pug, olra- escala de la aóüb riiuind:icatoria, lá
actio publiciana y los inlerdictos.
CgT¿9 J-ustin¡anq zuprime.la distinción entre res mancipi y res ne6
mancipi,^e)im)n¡ando al mismo tiempo la mancipatio, se finalmente
iuntair
de propiedad ro*uitu. Dapués' de ias éit A", simplifica-
It_9:t,!Tg
J-ustrniano observa con. justa razón que la propiedad quiritária, al
9ro-nes:
lado de la bonitaria,. no es nuár* tzi, u^n io,l"i* et super-
rd.qq..-g"
tty"f y!.rbu_? (palabra vacia e inútil), que, por tanto, extirpa de la cien-
cia jurídica.58
. siempre encontramos en Justiniano la tendencia a simplificar y unificar
instituciones semejantes. Estó constituye generalmente ui *érito, aunque
"e-s precisamente en el inviemo, óau h naturaleza se viste de un
",ruttáo
solo color", como observa Jhering. En el presente caso, nadie negará que
la unificación supuso un progreso, aunque, por otra parte, debemos reco-
nocer que la coexistencia de est¿s dos formas de propiedad contribuyó a
aguzar el genio jurídico romano, por las interesa¡rtes'complicaciones que
se presentaban en este dualismo.
Recordemos aquí que el derecho anglosajón también presentó, y, en
1,1.::.^1"yi1 nt ry"tu, tales dualismor-d. irr"titrciones,l"oro"idus'po,
et common leu, y otras semejantes creadas por el equity.
135. r.e copnoprr,o¡o. si person¿¡s tenía¡r un derecho de pro-
-varias
una áe ellas .* prápitturiu áá ,rrru
piedad-sobre un solo objeto-,. cada
ideal- Tales situaciones podían surgir por contrato ejemplo, un"rrotu
con-
trato de sociedad-, a óonsecuencL á" *' herencia^ -por irdivis;f úr un le-
s"dg g atguna donación, pnt commixtáa accidental d;-g;;q etc., por
confusio accidental de líquidos y por algunas causas más.
53 C. 7. 25. l.
LOS DERECHOS REALES 83
Ningun copropietario podía alegar entonces que su d€recb rl'cr-b
reducido a una ¡rarte material del objeto en cuestión, por cqra raó fuL
mos que las cuotas eran "ideales", no "materiales''. En cuanto a gr d
ideal, empero, cada. copropietario tenía un derecho- qug tasilfo
o gravar como quisiera (sin que existiera un "derecho del-podía
tanto" al re
pecto, como actualmente).
En caso de duda sobre el valor de las cuotas, se presumía que éstas
eran iguales.
¿Pero cuiil era el derecho de cada copropietario, no respecto de zu
cuota, sino en relación con el objeto común?
Podía utilizarlo, pero siempre en una forma que no impidiera que los
demás lo utilizara¡r tambien. Además, cada copropietario podía hacer
las re¡raraciones necesariiu¡ y reclamar luego un reembolso proporcional
a los demás. Bn cambio, las modificaciones o, inclusive, mejoras del ob-
jeto sólo podían hacerse con unánime consentimiento de los copropieta-
rios; aquí, la mayoría no obügaba a la minoría.
En caso de despojo o perturbación del derecho de propiedad, o de la
posesión por terceros o por alguno de los copropietarios, cada unó de éstos
podía ejercer en forma independiente la acción que procediese.
En sus relaciones mutuas los copropietarios respondían por la culpa
i,n concreto, es decir, no por una conducta que hubiera sido la tlpica de
aquel abstracto bonus fotnfami,Iias, que tantas veces encontramos en el
derecho romano, sino por una conducta de un grado igual de cuidado
al que solía mostrar en sus demás negocios.
Es evidente que la copropiedad fácilmente se torna en fuente de plei-
tos, lo que orplica que el derecho romano no la viera con muy buenos
ojos.' Cada copropietario podía poner fin a la copropiedad, pidiendo su
división mediante la actio communi diuidundo. Para obtener este resul-
tado, por tanto, bastaba la voluntad de uno contra todos.
136. La, eoqursrc¡ów on LA pRoprEDAD. Los bienes están en perpe-
tua circulación. Parte de ellos se pierde constantemente por consumo o
accidente; otros permariecen por mucho tiempo en circulación, pasando
por interminable cadena de propietarios y poseedores. Aun los objetos de
consumo rápido, como la carne o el pan, suelen pasar por las manos de va-
rios propietarios durante su breve vida. Por ello, el tema de la adquisición
de la propiedad, típico capítulo de la dinámica del derecho, es de gran
importancia.
Que los bienes puedan circular libremente, corresponde aI interés pú-
blico. En nombre de este principio, la Revolución Francesa suprimió, por
ejemplq la vinculación de los bienes inmuebles en mayorazgos u otras
formas fiduciarias.5n Con este tema se relaciona la conocida lucha contra
s La misma idea ha orientado artículos como el 2301 del Código Civil y Ia pre
hibición de la sustitución fideicomisaria del art. 1473 del mismo Código.
25+ DEREcHo pRrvADo RoMANo
110 IJna situación parecida a la propiedad sobre tierras y aguas, tal como la formu-
la el artículo 27 de la Constitución Mexicana.
111 Lo contrario sucede en el derecho moderno, que perrnite la prescripción ad-
quisitiva también al poseedor de mala fe, aunque con ténrrinos más largos. Cfr. art. 1152
del Código Civil y siguientes.
tt2 D. 47.5.92. l.
113 D. 6. 2. ll. 3.
1r4 Irvoc¡¡¡cro III, Cap. 20. X. 2. 26.
rrs 6¡¡. llgg.
270 DERBCIIO PRTVADO ROMANO
-.
Ahora bien, ¿cómo calificamos la fides, en caso de trasmisión del
objeto en cuestión?
{guí et derecho ¡unano distingue entre la trasmisión a título uni-
versal,y, a títr¡lo particulax. Err el piimer cqso, el adquirente ejem-
plor et heredero-- continúa la poiesión del tiasmiteiite, con-por rn b.reñu o
mala fe.tto
. ,N" rmporta lo que el heredero sabe (o cree saber) del fundamento
de la.pcesión que el autor de la herencia haya tenido sobre el objeto
trasmitido. Por tanto, un heredero de buena ie continúa la mala
possessio der de cuius, de manera que no podrá adquirir po, ututopio; fide
e_n cambiq un heredero_ de mala fe puede
-aprovechdr
ra urucapio, ii .i
de cuíus ha actuado de buena fe.
.
En cambio, tratándose de una trasmisión a título particurar, el ad-
quirente a$quie-re una ¡rosesión m.ala flde o bona
fide,'seg6n si propio
pa¡ecer sobre el carácter de su posesión.11? El deréchó méxicano actilal
ha aceptado estos principios romairos.t'8
observemos tódavía- a este que bona fides praesumitur (la
-respecto
lg.lu fe^se.presume), de acuerdo óon D.'a. z. ts. i y erlrtículo 807 üel
Código Civil.
una riltima observación. Acabamos de ver que, si un ¡roseedor de mala
fe trasmite a título particular su posesión a ótro po*.ho" de buena fe
no tratándqe di un objeto iobado-, el nudvo ú*.d." adquiere
-y
una possessio ad usucapiTney, aunque su predecesor nó tuviera
-á"i qu"
ung pos2essio ad interdicú¿. Encontrámos, p:¡re9, una importuot. .*""p"iór,
a la regla fundamental d9 ege
\gmo glus-'iuris ad ariuk translerrt fiiiti
quarn ipse habet.'rs remis,-la diosa áe h iusticia, tenía que hacei una
concesión más a las necesidades del comerció y al interés dÉ personas que
se habían fiado de las apariencias, aunque con esta concesióir violara ^un
principio jurídico tan básico como el citaao.
rY- Possessio. El usucapiente debe tener la posesión del objeto que
quierg usucapir. sin embargo, la mera possessio naiuraris no bastai ni tain-
poco_la posesión sine animó; se requieie una possessio ad usucapíonem.t o
Y, Tempus. Esta po_sesión de6e durar, cuando menos, un año para
muebles y dos para inmüebles.
se- puede afa{ir el tiempo la posesión del predecesor al tiempo del
.de -indiferente
¡roseedor actual. Pa¡a el derecho es {ue, durante el plázo de
la prescripción, el objeto haya carrrbiado va¡iai'veces de poseedor. El
n-!24 en cuestión es una conciiiación de Ia necesidad de rrr-.itu, la segu-
ridad jurídica con el deseo de dar al verdadero propietario un tiemlo
razonable para tratar de recu¡rrar el objeto. La ireiuencia del cambio
pietalio, y que_adquierc la propiedad por este plazo tan breve (c. 11. 58.
B, típic1 medida pctclásica, de- fines aet cuarto siglo d. de
J. C.).
Justiniano, el uniñcador, fundió la usucapió y la piaescriptio rongi
temporis, y creó u11 prescripción de tres añoJ parb muébles y de diez -o
veilte nag inmuebles, segriñ que se tratara dé un propietario praesens
o absens. Dent¡o de esta instituóión valen las reglas exbuéstas sobre la ac-
cessio tempmis y la determinación de la buenio maÍa fe.
Sdgnás,.Justiniano creó la ya mencionada praescriptio longissimi tern-
foris, de treinta años, para cosaÁ robadas que ya se encontraran en manos
de personas de buena fe.
El derecho moderno se conforma con plazos más breves: tres o cinco
años para muebles, según que haya buenJo mala fe, y cinco o diez arios
para inm 'ebles. A estos plazos puede añadirse el período de extinción de
la pena o de la prescripcién de lá acción penal, si eiladrón mismo invoca la
prescripcion, ulgo que el derecho romano nunca había querido permitir.
-Tambien al ooseedor que no uülice el objeto en cuesti6n en uri sentido
socialmente justificado, dejando de cultivar ún tereno, dejando de hacer
reparaciones en una cqa permitiendo que ésta se quede sin habitar, se
9
le.impone un plazo más larlo,l,' sensata- rtisposición que corespondó al
principio romano, ya mencionado, de que expeilit rei, publicae ne quis
male suo iure utatur.
dps. es.ll prescripción u1 Todg originario, o derivativo, de adquirir la
propiedad? Creemos que derivativq puwto que presupone, en óaso de
existir un verdadero propietario, que &te no ütervengá preientando una
dema¡rda reivindicatoria. Además, gravámenes realesf cómo hipotecas y
servidr¡mbres, establecidos por el propietario o sus predecesores, conservaJl
su validez aun en el caso
{e que-el ób¡eto pase a ótras manos'por med.io
de la prescripción. ln camliof es precisar4áte un rasgo típico áe los mo-
dos originarios de adquirir la propiedad, li circunstanóia di que el adqui-
rente obtenga un derecho de propiedad sin otras limitacionei que las irn-
puestas por leyes generales.
1+2. I-os ruRA rN RE aLrENA. Delapropiedad,derechoreal
por excelencia, y su hermana bastarda, la posesióri, plasamoi ahora a los
desmembramientos de la propiedad, en los que la ptenitua de facultades
de-que goza-normalmenté-el propietario, se-reparté entre varios sujetos,
todos-los cuales
FoTan de dereéhoi reales que sapueden oponer a toáo eÍ
pero inferioles
TuTd-", -al gleno -derecho de propiedad. Uño tiene la pro-
piedad, a vec¡es calificada de nuda, mientras que otros gozan de iura ih re
alían, derechm reales sob¡e una cosa ajena. si estos derechos como
-que,
toda rrstricciín ala propiedad, son de-estricta interpretación-t,d llegan a
.ÍTgyry,.la propr$a! recobra su plenitud originai (principio de la"elas-
ticidad de la propiedad).
125 A¡t 1152-ry del Código Civil.
126 Cfr. art.1127 del Código Civil.
LOS DERECIIOS REALES TR
Estos i¿r¿ in re ahi¿na son:
I. Derechos reales de goce.
a,) Servidumbres reales.
ó) Servidumbres personales.
c) Los gemelos enfiteusis y superficie.
II. Derechos reales de garantía.
a) Prenda.
D) Hipoteca,
A¿emás di la diferencia fundamental, claramente expresada en sus
no¡nbres, entte los derechos reales de goce y los de garantia, debemos se-
ñalar algunas diferencias secundarias. -
1. Los derechos reales de garantía son accesorios, es decir, suponen,
Para -su validez, alguna otra relación jurídica, que deben garantizár; los
derechos de goce, no.
2. Los derechos de goce pueden ejercene, generalmente, en varias oca-
siones; en cambio, los derechos de gaiantía seágotan en un solo ejercicio.
3. un derecho de garantía puede establecérse sobre un derécho de
-goce, pero no a la inversa. Si superponemos derechos reales hasta formar
con ellos una estructura vertical o "castillo", los derechos de garantía úni-
caÍlente pueden figulaq como coronación, nunca como base. Por ejemplo,
-¿4 tiene la propiedad de un terrenq y oto{ga sobre él la enfiteusis j Bj
B concede luego-el usufructo de la enfiteusis a C, y C, a su vez, puede
otorgar un derecho de hipoteca sobre este usufructo. Tales acumulaóiones
de derechos reales pueden completarse inclusive por bifurcaciones: si z{ es
propietario, po{á colcedel una hipoteca B r, al misrno tiem¡ro, una
enfiteusis a-.c, después de lo cual,
-c ^ da¡ un derecho de ñipoteca
p"drá
sobre su enfitelsis.
Comencemos ahora por los derechm reales de goce, y 6¡gp ellos, por
la.s servidumbres reales.
143. snnvnu*rnnEs REALEs. son derechos reales sobre un inmueble
ajeno (el fundo sirviente), cuyo aprovechamiento debe aumentar la utili-
dad de un-inmueble prgpio (et fundo dominante), cercano al primero.
Desde luego, no debemos definir la.s servidumbres reales cómo relacio-
nes jurídiqs opgnibles a-terc€ros, entre fundos dominantes y sirvientes, ya
que todas la.s relacione! lurídicas se establecen entre person¿rs, y un ftrnáo
no tiene personalidad jurídica. sin embargo, lo incdrecto de'la fórmula
a¡rterior es perdonable, ya gue, tratándose áe-servidumbres reales, los hom-
bres entre quienes se establéce la relación se designan mediante- los terre-
nos; c1$-a propietario del fundo sirviente queda óbligado, mientras tenga
esta calidad, y cada dueño del fundo dominante reci6e déterminado derl-
cho gj-.*p-lq de _paso--, mientras tenga la propiedad. Así, en caso
-por
de una servidumbre
ryrt, tg permanente son-los teñen,os, mientras que las
peñnnas obligadas y facultadas cambian todo el tiempo. por estor- sr¡ge
D. R.-r8.
27+ DERECHO PRÍVADO ROMANO
127
Con csto no queremos decir que una antigua servidr¡mbre, en circunstancias
ruev-as,ao queda converti¡se en obstáCulo para la économía, como'c"ando **i-
dr.¡mbren¡ral de paso impide construir en ti. ¡¿s.¿¡o q.r", p'o" Ia consirucción
""ude una
nuev?^^qrr€tlra? esri actualmente muy bien situado p..á fitris de edificación.
128 D. 8. l. 15_ l.
::: P.q.q.q.^2 io fina.Cfr. art. ll2t del Códiso Civil.
130 D. g. 2. 26.
r's1 D. g. 4. 12.
a32 D. 8.2.29.
LOS DERECIIOS REALES 275
110 D, g. l. g.
1.1 D. 8. l. l4 pr.
LOS DERECHOS RAALES M
l. Seraitus ílineris: 'n' el derecho de pasar a pie.
2. Seraitus actus: 'n3 el derecho de fasar coir ganadq
el cr¡al imdic-
el de pasar a pie.
3. Seruitus uiae: e) derecho de pasar con carros, que incluye lc dc
anteriores.
Pero en el caso de que alguien tenga la servidumbre aiae y durantc
muchos años no haga más que pasar a pie, sin ganado y sin carros, sobre
el fundo sirviente, ¿no corre pór ello el peligro de perder por no-uso el
derecho de pasar con ganado o carrq conservando sólo la selaitus itineris?
No; las servidumbres son indivisibles y no pueden perderse parcialmente
por prescripción octintiva.
4: Seraitus aquae ductus: el derecho de permitir el paso de agua al
qropio predio mediante canales, etc., construidbs en un pñaio ajeno-. Una
figura muy semejante es la seraítus aquae haustus, es décir, el derecho de
Sacar agua de un rio, gnzo, etc., en terreno ajeno; sin embargo, 6ta es
discontinua, mientras que aquélla es continua.
Servidumbres rurales de creación ¡rosterior, que ya no son res rnancipi,
son las- seraitus pecoris pascendi (derecho de pastoreo en terreno ajeno);
-ut
la s-era-itus pecoris ad aquam adpukus (derechb de que se permita g-
nado beber en_un predio ajeno);la seraitus calcis cóQuendáe (el derecho
de preparar cal en un terreno ajeno) y la seraitus creiae exi¡nendae o ha-
renae fodi,mdge (el derecho de sacar yeso o arena de preüos ajenos).
Las dos riltimas servidumbres no pueden ejercerse más allá de lo que
sea ritil al fundo dominante: fundus fundo seruit.
Las servidumbres urbanas, todas res nec tnancipi, surgen de un modo
natural, de la circunstancia de que Roma era una ciudad en período de
crecimiento, en la que se tratabá de condensa¡ cada va, mayót nrimero
de casas y habitaciones en el mimo espacio de tcrreno. Por sr'muura cer-
cania, los_ propietarios de las casas tenían que llegar a arrqlc entre ú
para combinar su!¡ constn¡cciones (por ejempo, permitiendo-que alguien
apoyara sus vigas
T-una pared ljena), para-consentir molestias lx)r can¡sa
del escurrimiento del agua de llúüa o de las cloacas (seraitus'stíllicidü,
seruüus c.Igacae)- para p¡otegerse contra molestias provocadas
F)r r¡na
constru-cción vecin_a (seraítus luminum, para asegurarla luz neces;ria; J¿r-
uitus altius non tollenü, con el mismo fn; seruitus ne prospectui officiatur,
para asegurarse un bello panoramq etc.) o para permitir que un'balcón
o un techo se encuentren dentro de la columna dé aire qu¿ p€rtenece al
pred]o vecino (seruitul proicicndiy snttitus protegendi, respectivamente).1aa
como estas servidumbres dependen de las muy variibles necesidades
prácticas y de la fantasía de loJ interesados,'el caiálogo completo de las
aa2 De ire, zndat.
taz De agere, ll*at.
. .'nr !-? nqgniedad del suelo, como ya dijimos, implica en el derecho romano la oro-
el infierno", como dicen los juristas medievales- y ta
3ffi1gii#ilr"&;i*t*
278 DERECI{O PRTVADO ROMANO
3. Por renuncia.153
4. Por prescripción extintiva, es decir, por no hacer uso de ella, du-
rante cierto tiem-po,''' o_ por la tolerancia, áurante los mismos plazos, de
actos incompatibles con la servidumbre.
Larahio iurír de esta causa de extinción es evidente: no tiene por qué
pbs¡1ti. un rftimen de excepción, si la persona
-caso,
en cuyo favor se iru .itu-
blecido_ ya
To se interesa poi et. En tal el derecÉo positivo debe eli-
minar las cásca¡as vacías que estorban la práctica juúdica.
El pl-g 4g la prescripción extintiva se cuenta-para servidumbres rura-
-les desde el último aclo d9l ejercicio (por ejempló, la última vez que el
pr',opietario_ del fundo dominante aprove-chó su dérecho de paso), miéntras
que p-ara las servjdumbres urba¡ras cuenta desde el primér momento en
qye el ejercicio de la servidumbre se hizo evidenter¡iente imposible (por
ejemplo, el momento en que el propietario del fundo sirvienie construyó
a mayor altura de lo que permitíá una seruitus altius non tollendi).a68
5. E! prelor comenzó, en tiempos clifuicos, a permitir la seruitus ad
tr:"p-"t.E1 lul is9, la servidumbre podía extinguirie también por el cum-
plimiento del término o de la condición resolutoios.
146. DnrsNSA pRocESAL DE LAs sERvTDUMBREs REALEs. La servi-
dnmbre deriva su eficacia de la actia confessoria, que el titular de la
servidumbre puede dirigir contra el propietario del fundo sirviente. En
cgo de éxito, zu efecto será el de condenar aI vencido a daños y perjui-
gios, y.9büqarle a quitar las eventuales obras que estorben el ejercicio de
la servidumbre; también deberá dar una cautii de non amplius turbando.
Además, el titular de una servidumbre puede pedir li cautio damni
ínfecti, si el estado en que se encuentran árboles, cónstrucciones, etc., del
predio sirviente amenaza la eficacia de la servidumbre. Y, finalmentg re-
mito al alumno curioso a citas como D.43.19.1 pr., D.49.19.3.1t, ú.+g.
?9.1 pt., D. 43.30.29 y otras del Digesto, que indican la oristencia de inter-
dictos,creados para la protección de la quasi possessi.a de servidumbres que
todavía no se hayan convertido por usucapio en servidumbres definitivas.
Así como la posesión- es la apariencia externa de la propiedad, del mismo
rnodo puede haber también u¡a "posesión
4e serviduhbie", si alguien se
conduce e¡<teriormente como si tuviéra aquella servidumbre á su fivor. En
tanto que-la ar¡teltica senridumbre, fund{a en el derecho, se defiende por la
a3tt1 c2nf esso*, l^ posesión de una servidurnb¡e .r ,"'Fiadu por u.r'inter-
gicto---Estos sólo proceden contra personas sobre las cuáles el jolicitante del
rT,t€r.dicto .j9, serr¡idumbre ?r, y, n9c clqm, nec precario, y protegen
F decir
?lo -I" posgión,
"r sin nada sobre la existencia o no-eistencia áe'la señi-
dumbre rnism¡ si la persona contra quien se dirige ei int.rai"to no está
rca
Qfr. a¡t ll2&IV dd Cródigo Civil.
15' Di.z o veinte años sqrin {ue los titulares de las servidumbres estén praes¿ntes
o absmtcs.
rsó Qf¿ D. 8. 2.
6 y art. [28-II del Código Civil.
LOS DEREC}IOS REALES 2BI
r58 D. B. l. 1.
16r S4vo, quizás, en el caso de la enfiteusis perpetua.
raa Qf¡. árt. 890 del Código Civil.
150 D. 7. 1. 56.
282 DEREcHo pRrvADo RoMANo
163 Urna vez más: caaele aut carerc! Cfr. art. 1010 del Código Civil, con una solu-
ción ligeramente distinta.
16. D. 7. 1. 52. Cfr. aÉ. lO24 dd Codigo Civil.
a6r D.7. 1.7.2.
284 DEREcHo pRwADo RoMANo
rz* D. Z. 5. l.
176 Cfr. art. 994 del Código Civil.
176 Cfr. art. 1049 del Código Civil.
rrz Qf¡. art. 1050/1051 del Código Civil.
286 DEREcHo pRrvADo RoMANo
r82 !¡ 6¿se de una baja general de los precios y rentas de innuebles, en com-
binación con cánones constantes, estas figuras pueden dar lugar a situaciones anómalas.
Recuerdo de mi juventud en Holanda, cómo t¡as los_ años depresivos de l93l -19-3q,
casas coristruidas-bajo este régimen juidico se vcndieron a precios meramente" simtt6
licos, ya que el comfrador tenía que pagar periódicamente un canon muy superior a las
rentáj qué pagaría por casas alquiladas.
rsa'¡ '¿i¡lt"ttcii de los créditos gara¡rtizados por fianza, prenda o hipoteca, lla-
*garantizados por la firma") aqudlos créditos cuya
mzmos quirogralarios (literalmenrc
única garantíá es l¿ honradez y solvencia del deudor.
D. R.-19.
290 DEREcHo pRwADo RoMANo
más íntima con este último; entonces, el acreedor compraba algfu fi!
valioso del deudor por la cantidad que el deudor pedía cmo Pr'ú-"no'
y se obligaba a volvtr a vender el objeto al deudor dentro de cierto deuo'
én caso áe que eI deudor le ofreciera un precio que correslrcndiese al üil
ginal precio de compra, o sea, al importe del préstamo,- más los intereses-
Así, en lugar del moderno contrato de prenda, se efectuaba una tras'
misión de la propiedad, sujetándola a un Pacto de retroventa.ls'
Esto ya nó sería posiblé actualmente en Méúco por estar prohibido el
pacto de retroventa, aunque todavía encontramos este sistema excepcio-
nalmente en otros países, donde ücho pacto aún tiene fierza legal.ttt
Bn el derecho iomano, el efecto d¿ tal promesa de retroventa se solía
introducir en la venta poi ,rtt pacturn fidiciae, que facultaba al deudor
de cumplir--a exigiila retrÑenta, mediante vna actio fiduciae.
-despu&
Nó se trataba- de un caso de simulación, puesto que ningún t€rcero'
conociendo las apariencias, se habúa dejado e184ar resP€ctg de la ver-
dadera situación l"fOca. Todos sabían (ue bajo el pactum fiduciae, con
su trasmisión temporal de la propiedad, se escondla, en realidad, una
operación de garañtía. Es una de las consecuencias de la antigua econo-
niía d. conceitou, que obligaba con frecuencia a los romanos a utilizar
un negocio ¡úrlaiáo'para fiáes distintos de los que originalmente hablan
inspirado la institución respectiva.
'Muchas veces, el acreédor fiduciario volvía a prestar el objeto- de la
fiducia al deudor, mediante vn precariutn' o rya, un pr$tamo de uso,
revocable en cualquier momento, al arbitrio del acreedor. Bntonces, en
vez de entregar, piimero, el objeto al acreedor, qara -que &te volviera a
prestarlo al áeudór, se podía recurrir al ya mencionadg. constituhrm pos-
iessorium. Se trataba de una púctica, evidentemente petigrua" que podría
redundar en perjuicio de otr& acreedores: éstm recibirían tm1 nqprcsi¿n
demasiado favoráble de l¡a solvencia del deudor, quien consernaba la pce-
sión de múltiples objetos valiosos, realmentepresadc Por-el acreedor fidu-
ciario. También poá.la suceder que d deudor celebra¡a fra¡¡dulentamente
. la misma clase dé negocio y precariam- co reryecto a un solo
-fid;cia F'n una sitr¡acilin anál-o{ía' el derecho
objeto, pero con divemos acreedores.
*ó4.áó hace intervenir el registro púbüco, para protección de los ¿lc¡ee-
dores.tst
lE? En estricta dogmática, la equiparación de lz lütcic cum credir-ot¿ a la venta
con pacto-áe retroventá, no ei completir-ente oorrect¿;_ en la primera flgiura, un dere'
cto ié profied"d acompañar-como garant4, a un crédi-to;.en la segunda, -no ha.y .:ás
d; ;; flt!"i" áe pr"ñieaaá, que rwertiná-a un propietario anterior e-n determinadas
&r"""ri"""-i".. El déreiho de'cr?dito ha desapareddo-como elemento de esta segunda
solución.
ráa En los contratos entre cervecerías y cantinag en Holanda, las cantinas suelen
garantizar el crédito que les conceden las ceweceríasr- mediante la venta, en un precio
áuv baio. de sus insü¡aciones a las mis¡nas pmveedoras de cerveza, que se compro-
-eíen i úolver a vender las instalaciones ¿ las cantinas por el mismo precio, una vez
que su adeudo quede liquidado. En_este caso, la venta con pacto de retroventa debe
cbmbinarse con r¡n contrato de comodato.
18e Art. 2859 del Código Civil'
292 DEREc¡¡o pRwADo RoMANo
dlffi "#ffi#ffi":.""#i"f"x.:#,##:i#
a$onía fe gna accion *f, p.rr peair de terceros ia tntrega
en cuestión. De abí que el siguient€ paso fuera-ü;;;"ió":;;¿. lo, bienes
pretor
""
por consta'tino v también
*r¡Jl.,T"ffitTffitffftffido nor nuestro derecho
LOS DERECHOS RE,ALBS XB
llamado lgrvius, de la actio seraiana, de carácter real, que permitie d
acreedor hipotecario reclamar estos bienes a cualquier terce-ro. -
Por la actio quasi seraiana, el sistema se e:rtendió a otras rdaclncs
jurídicas, además de las existentes entre un propietario de una hacienda
y su inquilino; así surgió, en diversas etapas, el pignus conaentutn,la hi-
poteca moderna.
l5+. Er. on¡rro DE LA nRENDA o rrrnorncA. El objeto de la prenda
o hipoteca puede ser:
1. Un bien corporal, siempre que se trate de vna res in co¡nmercio.
Si el objeto de la prenda o hipoteca a vn corpus ex distantibus
ejemplo, un rebañe-, el derecho ¡eal de garantía se extiende a todos-por
sus
incrementos. En cambio, si se trata de una hipoteca sobre una bibüoteca
no es "una sola cosa", como ya hernos viste- los libros que se ha-
-que
yan agregado, ¡rosteriormente a la constitución de la hipoteca, no quedan
gravados.
Accesiones naturales--como el aluüón -e i¡s¡smentos del valor del
objeto gravado, por la extinción de algun ius in re aliena ejemplo,
-por lo cual
en c¿No de la muerte de un usufructuario-, mejoran la garantía,
es muy importante en caso de insolvencia del deudor, si el importe del
crédito garantizado es superior al valor original de la prenda o del ob-
jeto hipotecado.
Los frutos de la prenda o del objeto hipotecado entran también auto-
máticamente en la garantía, a no s€r que hubiere un usufructo de consti.
tución a¡rterior a la hipoteca; en tal casq por existir una colisión de derechos,
la regla de prior tempore, potior iure, ya-mencionadq obliga a favorecer al
usufructuario.let
El propietario de la prenda o del bien hipotecado no debía disminrrir
su valor. Por tanto, no podía conceder un usufructo respecto de 4 ni re-
nunciar a las servidumbres reales que existieran en beneficio del mimo,
etcétera. De lo contrario, el acreedór podría pedir que tales actos pendie-
ra¡r eficacia en relación con él o solicitar, inclusive, que el objeto en cu€s-
tión se entregara, en posesión o administración, a algún tercero.
2. Un derecho de crédito (pignus nomínis).
3. Un derecho de usufructo,'ez garantía dudosa por depender de la
vida del titular.
+. Una servidumbre real, siempre que el acreedor sea vecino del
fundo sirviente, figura contraria al principio de que la servidumbre no
puede traspasarse independientemente del fundo dominante.
5. Un derecho de prenda o de hipoteca (subpignus).
\xemássybplgnu,s ha dado lugar a discusiones dogmáticas. La interpre-
t'-ián simple de esta figura no la considera como un derecho de
prnda sobre otro derecho de prenda, sino que alega lo siguiente: de la
rrú G 8. 14. 3.
rtt Cfr. art 2903 del Código Civil.
294 DEREcHo pRrvADo RoMANo
yisml m¿rnera que puedo dar un crédito mío como prenda por una deu-
da mía, también puedg da¡ como-prenda un crédito'garantiiado por una
Según
Bt:".{r FF.-Xni*0", el subpign¿s sería simpleáente una viriación
del pignus nominis.r,
6. Todo un patrimonio presente e, inclusive, futuro.
Quien phe.Sa 4 f.ry"ar;- no es necesariaménte el deudor; 1ea pero, si
no es propieta¡io del objeto de la prenda, ésta no vale iul. Si" á--
bargo, el nepro¡ietario puede dai en pienda un objeto "o*o
del que espera
qbJengr la-propiedad, con Ia condición- de que llegue a ser propieiário
del mismo.le5
155- Los oEnrcgos DEL AoREEDoR pRENDARTo o HrporEcARIo. Iros
derechos del acreedor prendario o hipotecario consistían, en su origen,
únicamente en un derecho real de retención que implicabá la facultad" dé
reclamar la prend_a a cualquier ¡roseedor.ts En cambio, un tercero, posee-
dor de buena o de mal-a-fé, tieie derecho de retenciói por las imlmsae
necessariae (¡ n"t las útileq só19
9n caso de buena fe), de m¿rnera que
también aquí se presmta la posibilidad de una colisióú'de derechos.'En
tiempc de Justiniano,-el_-poseedor puede exigir que el acreedor prendario
agote primero Ias posibilidades ejecutivas que tiéne respecto dei deudor,
antes {e replamar la entr.ega de-la prenda Tbeneficium'excussionis).
- A los derechos que el ?¿reedói b.daárñ-á;ti;lái,tó',lltil:iménte der
derecho de prenda, debemos añadii la facurtad de recuperar los gastos
hechos para 11 conservación del objeto, de reclamar los djños y p.r¡".ri"io,
ryt lu posesión
:rlr.?Soren{ermo,
caballo
de la.prénda (pensemos en el caso'aá qle un
dado en prendl,
otra prenda' si -contagie toda una cuadra) y de exigir
afirmaciones prgpletario de ra prenda'original, rEs-
-1ry $91-
pecto de sus.calidalel
-y su -condición jurídica, resulten ser falsas.
púgica del acreedor puede mejorarse mediante pactos
^_,,^l¡l:1,!_or:-
aolcronates, como los siguientes.
. -1. El pacto anticrético, que autoriza al acreedor
dado en prenda, probablemente renunciando a los intereses.le?
a utilizar un objeto
lee c. B. 34. 3.
'200
Cfr. art. 2BB7 del Código Civil.
201 Cfr. art. 2B86 del Código Civil.
'202 Cfr. art.
2BB7 del Código Civil in fine.
303 D. 50. 17. 54.
296 DER.Ecrro pRryADo RoMANo
,21
9fu. eI yacitadoejemplodelcaballoenfenno,dadoenprenda: D. 13.7. 16. l.
208 C. B. 14. l.
20e c. 5. 37. 20.
298 DEREcHo pRryADo RoMANo
-3. 11. 9+: pa11 el concepto de ,.obligación natural',, véase pág. 3ll.
-1t-o _G_f*o,
,-]i res¡recti_va literatura én D¡nN¡uic-soror.owsrí, up. íi.l pág. 501.
212 !ea^se^!
C. 8. 26. l,2 y 3.
LOS DERECHOS REALES 299
3. Otro inconveniente
uenre dd
del srritema
sistema romano radicó en la
la posibiüdad de
llry1:":-ryT.d?,o. de.cir,
$wtecp gue t""i.*." p;; ;bí; todos los
:,f,HJ."':*y.93_d::1T:,:1t.gf;-aa"¡;;J-p;.a;i.'p,""{,.,p.-
entrarían ;;'J;bj;o aá tahs
:i1T:1:, 1'. ?iqf y g*{itg futy,ros ü-fr*
*y,1.^:^ _q:l:d*,'."
cuando aeaag
f ¡ustinianó- a. ;h;;. li"irsesuridad
Illrldt¡q
ry:l*:
arrrñ.{^
'la¡l^-^ que
^--^ ---salvo
^-l--- pactó
- en contrari*_ los fi*;-;
entrarían- automótícainente en ta
3l._dr,ral1*ry modeqo derecho tururrtiu itp";;;J.
3:: L1*f I -oi"ur," ;-p.ili ;;;,
yu ffi"#;;
g:l.gA gue propoyonaban.un sueto féiit ;" ;.p;;;.;#fi;j;
por partc de compradores de buena fe, y que, frecu'entemente, provoca-
ban litigic.'16
4. otro inconveniente consistió en la defectuosa organización de la
venta- si no había un pacto especial a este respectq poiía efectuarse
sin
pubücidad, si el acrédor peijudicaba dolosainenté 'J ¿;dor, vend.ien-
-y. -atnigo,
dg,d Pi* hipotecado a un por una fracción ¿e s" comer-
cral, el cleudor no tenía más recurso que una acción personal "¿o,contra el
oo,rr1u acción
l:T.d*,y,
le lncumbía al deudor perjudicadoleaL pa¡a-re".rp..ar la cosa. eá.*,a", en tal caso,
la carga de la prueba.
160. co¡¡srrrscróx v rxrr¡¡cróN DE r,os DEREcHos REALE,' DE cA-
ne¡¡d¡._La hi_poteca y la prenda se constituía¡r p"r tor sgui""tes med.ios:
a) ?or coñvenb, rtespu6 der cual lia entrega.o .r.n-"iul, en caso de
.la prendlu; o pr deduct¡laconvenida (véase párLfo r++. p"nil zl.
b) Por resramento _(como legado, er t&tador poüa^ dar uí derecho
de pre¡d1o hipoteca aI acreedo{p.ó * caso de pt esle derecho no
se perle_ccionaba sino mediante la-entrega, ordenadi por"áuel testador).
, ,r) L^ hipoteca podía nacer directáente de Ia iey, en el caso
de los ya mencionados derechos hipotecarios a favor d'ei "o-o
pupilo, de la es-
p-1'1, d:l legatario para g-a?ntizar-el cumprimiento d-el rrlt á.rá, ra rripo-
teca automática a favor de la persona que prestara dinero pÍrra
trucción "' y casos parecidos de h¡lbotieca¿ tacitae.
r ---- una cons-
^i" podia constituirse -por sentencia judicial, en caso de
hipoteca
,la drvrslón
,()..La de
una cosa c¡mún.
prenda podía surgir ¡ror intenrención pretoriE como en caso
, m*s'iones
de ").\u in possession¿p pzira ejercer proiot sobre una
Perso-nl que no colabora con la -¡7¡sfidas
administrición de Ia jüsticia- o en for-
ma d9l |ignus iudicati causa ca?tum, especie a" .mÉrrgo que proccdía
cuando_alguna persona no cumpúa cor, ,rrru sentencia. o- r-
preclásicos e*irtiu" la legis actio de la pignoris
--^-fl P_ti.*p*,
capn, p9r la cual el acreedor, en presencia de testigos y pronunc'iando
ciertas fórmula¡ tradicionales,
¡rodía'tom* poña" á-. áJt [rLados bie_
nes dd deudoí. sabemos m,rf poco de esta forma intermedia
entre Ia
215 D. 20. l. 15. l.
iil Ct" arr 2895 del CrSdigo Civil.
217 D. +2.5.2+. l.
LOS DBREGIIOS REALES 301
justicia, por. propia
-mano y la justicia fundada en intervención oficiar.
rroceclia sólo en relación con argunas dgydT fiscales, militares o sagra-
das,.y.no.exigía Ia intervención d"c autoridad
de un
uso. injustificado de ,r¡ta legis actin detr', haber"b;;.-'p;;-.t "r*
de impugnación.
&istid;; frocedimiento
La hi¡roteca y el derecho de prenda sc extinguen por las siguientes
causas:
¡l-¡aSo de
nq extinqre
^^_:)^rP_or
la,deuda g:rantizada-r'8 Sin embargo, el pago
parciarmente er derecho dc garantía,"'""yi q"é ió,
tTii e-hipoteca so-n indivisibles. si él objetó de'estd dere-
::T"Tt,9:prenda
chos se divide, no se fraccionan los misrrc derechos reátes de garantía
y,
q"r .J contrariq si de la deuda en cuestión * riq"ia.-""r oL., todo el
derecho de prenda o hipoteca zubsiste e,, g""aoui del sardo'Ji
Recordemos además que en el derecho romrno
h deuda.
en el mexicano-,
el derecho real de garantía puede sobrevivir a la-no extinción áe u ¿.,r¿u
garantiz¿da, en c¿.'o pógnus gordi.anum, que acabamos de menciona¡.
lgl
b) lor renuncia,"o la óual ño implica-la'renuncia ¿ cr¿¿ito mismo.
c) Por pérdida del bien
. !tpg,.:u¿o o de la prenda,' .r, "oyo caso la
deud¿ grrantizada conserva, deide luego, su validiz.
. d) Por venta del bien hipotecadJ o de la prenda, en eiercicio del
ius aendendi del acreedorr"' áun cua¡rdo el proa'"ct" l"lu uÉ"tu no aI-
canzara el importe necesario para satisfacer -al acreedor
o los acreedores
hrpotecarios de rango inferior.2z2
. !) P,or confusión.22'- si el deudor, empero, [egaba a ser heredero der
:i:9":nodgimplicaba
srón
uT.u primera túp9te¡a, Ia extinclón ¿" &t, hip"t.; por confu_
que el titular de una eventual ..gt-áa hipo'teca mejo-
rara su
Tmgo.- En este supuesto especial, el derecho -roma¡ro óomenzabj a
la,regla modernJde que [a extinción de rura hipoteca no mejora
T.pt-
lo-. *to, en caso de venta juáicial de r¡n Éien
el rango de las demás.
hipotecado, cuya primera hipoteca se hubiera €xdnguidd;;coJusión entre
acreedor y heredero-der1dor, el valo-1 de la primerJnpotL" se entregaba
al
rteudor,.y sólo si el.producto era zuficiente, a titular de h segunáa
hipoteá
obtendúa satisfacción.
!) P:: prescripción extintivá. si el acreedor omite el ejercicio de la
acción hipotecari4 dlra¡rte cuare¡rta años a partir del prú; momento
en ql¡e acción hubiera podido ejercerse, pierde sui derechos hipo-
-esta
tecarios.22'
161. Er. onnrcrro DE RETENcTórv. ¿No sería el derecho de retención,
zrs Qf¡. a¡t. 2891 del Código Civil.
lt, art- 2890 y 29ll dá Códiso Civil.
,^:! 9f.. 7,.9. 3; cfr. a*. Zg+t-V=r del Oódiso Civil.
9. 13.
221 C. 8. 27. 15.
222 Cfr. att. 2941-V y 2325 del Código
sza D. 50. 17.4i pt.
Civil.
221 Cir. art. 2941-VII del Código
Civil.
302 DERECIIO PRIVAIX) ROMANO
que encontramos, en forma dispersa, a través de las citas del Cupus iuris,
otro derecho real de garantía, al lado de la prenda e hipoteca?
Los diversos casos en que lo encontramos, se basan casi siempre en la
siguiente situación: tisne en su poder un objeto que debe entregar
a otra persona; pero"lgoi*
ésta le !ebe, a su vez, cierta cantidad de dinero en
relación con el objao de que se trata, principio de conexión, que es fun-
damental en esta materia. Por ejemplq un ¡roseedor de buena fe debe
entregar un objeto a su propietariq pero tiene a su vez un crédito contra
&te por las impmsae necessariae et utiles.22'
Este derecho de retención no implica, empero, el "droit de suite" que
daba a la prenda su carácter "real". IJna vez perdido el poder físico so-
bre el objeto, el retenedor no podía volver a reclamarlo, contrariamente
a lo que sucede en caso de una prenda.
Otra diferencia. Aunque el acreedor prendario romano podía vender
la prenda, sin necesidad de obtener una autorizaciín judicial, el retenedor
romano no ¡rcdía vender el objeto retenido.226
En el derecho romano, el retenedor tenía solamente un "derecho de
molestar". Por ejemplo, podía decir: "Mientras no me pagues esta cuen-
ta de cien sestercios, retengo un objeto tuyo que vale mil". En relación
con el objeto, tenía también la facultad de frenar y suspender, mediante
excepciones, reclamaciones dirigidas por el propietario del objeto contra
el retenedor.
En el derecho moderno, la retención se mueve a veces en el sentido
del derecho de 2'? Se considera el retenedor, en ca¡io de quiebra,
como privilegiado, dándole una situación favorable que en el derecho ro-
mano probablemente no tenía. Sin embargq ar¡n en el derecho actual, aI
le falta el "droit de suite", la oponibilidad a terceros, de ma-
nera que no debemos clasificar la retención al lado de la prenda, como
un derecho real de garantía.
162. L¡s ecc¡oNES REALBs. Terminando la materia de los derechos
reales, conviene hacer una lista de las principales acciones reales que he-
mos encontradq conectando así este capítulo con el cuarto.
I. Como acciones reales civiles deben mencionarse:
1. Actio reiaindicatoria, que ejercitaba'el propietario quiritario de
o el detentador de la misma, contra el que
r¡na cosa contra el poseedor
por dolo dejara de pceerla o contra el que fingier-a ser poseedor o de-
tentador.
2. Actio confessoña, que ejercitaba el titular de una servidumbre
contra d propietario dd bien gravado con ella, para hacer reconocer su
derecho.