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UNIVERSIDAD LOS ÁNGELES DE CHIMBOTE ESCUELA PROFESIONAL DE PSICOLOGÍA

FACULTAD DE CIENCIAS DELA SALUD


SISTEMA DE EDUCACIÓN VIRTUAL

La Impotencia o Disfunción Eréctil Masculina


Se denomina así a la incapacidad de mantener la erección de
forma persistente para introducir el pene dentro de la vagina y
realizar de ese modo el acto sexual de forma satisfactoria. En
este trastorno hay diversos matices y diferencias importantes
que lo hacen peculiar. Ni siquiera el órgano que distingue al
hombre es un músculo que se pueda mover a voluntad.
Por otro lado se considera realmente disfunción cuando esa
incapacidad para la erección se presenta de forma persistente,
ya que la impotencia esporádica o eréctil puede considerarse
normal en algunos momentos precisos de la vida, en casi todos
los hombres. La impotencia, también denominada disfunción
eréctil (d.e.) masculina, afecta a un alto porcentaje de hombres.
Por su origen puede ser psicógena, orgánica o mixta. La edad, el estrés, cierta
enfermedades como la diabetes, algunos medicamentos como los ansiolíticos, hipnóticos,
antidepresivos, tranquilizantes, etc., afectan a la disfunción eréctil, pero entre las
principales causas de esta epidemiología están los trastornos psicológicos.

Recientemente se ha descubierto que el tamaño de la circunferencia del pene puede


influir, aunque no es determinante. Medidas menores a los ocho centímetros de
circunferencia tienen más probabilidades de padecer disfunción eréctil que los demás. Un
pene largo y estrecho requiere más irrigación que uno corto y ancho, por lo que los
primeros serán más propensos a la impotencia que los segundos, que serán más aptos
para almacenar sangre en sus cuerpos cavernosos. Lo que sí debe quedar claro es que
el tamaño del pene no limita la capacidad de desfrute, siempre que sea funcional.
El mecanismo de la erección se está descifrando poco a poco, lo que hace más viable la
solución a los problemas de la impotencia. Recientemente los laboratorios farmacéuticos
han encontrado una mina de oro en el descubrimiento de sustancias o fármacos que
solucionan la cuestión.

Tal es el caso de la famosa Viagra, (el viagra, en algunos países) de la que se llegan a
consumir siete pastillas por segundo en todo el orbe, según los datos estadísticos que
reflejan las cifras de ventas de los propios laboratorios. El Uprima, cialis y Levitra son los
últimos inventos que conviertan la impotencia en una cuestión más fácil de resolver a un
nivel farmacológico.

Mecanismo de la erección
La erección depende de un mecanismo fisiológico involuntario. Es un reflejo
neurovascular regido por el sistema nervioso autónomo, es decir que es inconsciente para
el individuo, al igual que otras funciones vegetativas. No obstante, existen diversas
conexiones entre este sistema y la actividad cerebral, capaz de influir en tales
comportamientos. Por ejemplo, la digestión es un acto inconsciente, pero si algo de lo que

Psic. Jorge Paredes Asignatura: Comportamiento sexual


hemos comido nos preocupa por alguna razón, es posible que nos siente mal o que
vomitemos.
Algo parecido ocurre con la erección, que es involuntaria, pero que responde a ciertos
estímulos o fantasías que pueden provocaría. También, en ocasiones puede aparecer por
si sola sin que haya habido estimulación.

La erección se produce gracias a ciertas peculiaridades de los tejidos del pene, como son
los cuerpos cavernosos y el esponjoso, capaces de llenarse de
sangre y aumentar su tamaño y consistencia. Las fibras
nerviosas autónomas actúan sobre vasos sanguíneos de la zona
regulando la afluencia de la sangre al pene. También lo hacen
sobre los músculos que rodean los cuerpos cavernosos y
esponjosos del pene, regulando, mediante esa afluencia de
sangre, su retención o distensión. Cuando dormimos, actúa el
sistema nervioso parasimpático, las arterias se llenan de sangre y
se posibilita la erección. De hecho se considera normal que en
los sueños se produzcan varias erecciones. Cuando estamos en
estado de vigilia, es decir despiertos, actúa el sistema simpático y hace que las paredes
de los cuerpos eréctiles permanezcan contraídas lo que imposibilita la entrada de sangre,
y por lo tanto, el pene se mantenga en estado de flacidez.

Cuando se produce una estimulación de tipo sexual, el córtex cerebral informa y los
centros nerviosos del cerebro, hipotálamo sobre todo, emiten órdenes, por lo que también
se origina una doble interacción entre los dos sistemas simpáticos y parasimpáticos. Este
último se estimula y al hacerlo se produce una dilatación de las arterias del pene, que
aporta sangre a los cuerpos eréctiles, y una compresión de las venas del pene. En el
sistema simpático, por el contrario, se produce una inhibición que produce esa relajación
de las paredes de los cuerpos eréctiles, lo que aumenta la capacidad de los mismos para
contener sangre. Esta acción conjunta y coordinada de los dos sistemas produce el
fenómeno de la erección.

Los diversos medicamentos o fármacos modernos actúan a un nivel local, sobre los
cuerpos cavernosos y esponjosos del pene, aumentando su capacidad eréctil con el
aporte de riego sanguíneo (como es el caso de la Viagra), o bien, actúan sobre el centro
nervioso del cerebro como son el hipotálamo controlando dichas fundones con el mismo
resultado.

Tipos de impotencia o de disfunción eréctil


La impotencia puede ser primaria o secundaria. Se considera impotencia primaria, aquella
en la que el individuo nunca pudo realizar la penetración satisfactoria.
Puede ser el caso de alguien que nunca consiguió una erección con autoestimulación ni
en sueños ni con fantasías eróticas, o el e alguien que sólo la consiguió en esas
circunstancias, pero nunca con la compañera sexual, ni tampoco en las relaciones
homosexuales, ese matiz de nunca será importante para determinar las posibles causas
físicas de la misma.

Psic. Jorge Paredes Asignatura: Comportamiento sexual


La impotencia secundaria es aquella que se produce a partir de un momento dado, en un
hombre que hasta entonces que sí había conseguido la erección con penetración
satisfactoria. Es justo comentar que en las primeras relaciones sexuales se pueda
producir este trastorno transitorio, debido a la inexperiencia y desconocimiento, miedo,
ansiedad, etc. Lo mismo con experiencia con prostituta, por las razones que ya se
explicaron en otro apartado de esta obra. Estos grillazos o impotencias transitorias forman
parte de la normalidad estadística. Ocurre lo mismo con aquellas impotencias
situacionales, en las que no se logra la erección con el coito, pero sí puede tenerla con la
estimulación oral o incluso manipulación de la compañera sexual.
También puede hablarse de las impotencias selectivas, aquellas que se producen
solamente bajo ciertas circunstancias, bien con la pareja habitual, pero no con otras
parejas o lo contrario. Para todas ellas existen tratamientos.

Posibles causas psíquicas y físicas de la impotencia


Como en el caso de la eyaculación precoz, en un momento dado se puede producir un
gatillazo, es decir, una impotencia transitoria y sin importancia, pero que produce cierto
desconcierto o vergüenza. De ahí se pasa a la inseguridad y luego el temor. La
probabilidad de que se repita otro episodio de disfunción eréctil es mayor en estas
circunstancias, por lo que de un hecho aislado e
intrascendente se puede pasar a una disfunción seria,
que afecte tanto al hombre como a la pareja.
Una homosexualidad no asumida, según comentaban
Masters y Jonson es otra de las posibles causas. La falta
de afecto, la falta de atracción por el otro, la monotonía
en las relaciones sexuales, los trastornos sexuales del
otro miembro de la pareja, como la anorgasmia y el
vaginismo, suelen provocar esta disfunción.

También el miedo a dejar a una mujer embarazada,


ciertos detalles de la falta de higiene de la pareja, como
en mal olor, el temor al posible contagio a enfermedades
de transmisión sexual, el SIDA, las preocupaciones laborales etc. Suelen ser factores que
producen o facilitan la aparición de la impotencia.
Se comenta el caso de un señor muy hombre acostumbrado a llevar su casa
económicamente y que por circunstancias laborales acabó en el paro. A partir de ese
momento su mujer debió asumir un papel económico más importante y él recabó un una
impotencia, hasta que volvió a encontrar empleo. Es un típico caso de impotencia
transitoria laboral.
Las causas físicas que la producen son múltiples e inciden numerosos factores.
Enfermedades como la diabetes, que es la responsable de cuatro veces más impotencias,
que en los demás casos.

También la tensión alta, la existencia de alto índice de colesterol, los trastornos


circulatorios periféricos, las enfermedades pulmonares, las pastillas antidepresivas, los
medicamentos que facilitan el sueños, las enfermedades del corazón, las lesiones e la
próstata, etc. Otros factores que pueden dar lugar a que se presente este trastorno son el
consumo de tabaco, de altas dosis de alcohol. Recientes estudios han demostrado que el

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tabaquismo produce impotencia, además de aumentar el riesgo de infarto. La edad de los
hombres es un factor a tener en cuenta, aunque la edad en sí misma no es la
responsable, sino las patologías que con ésta se pueden presentar. El porcentaje de
impotencia en los jóvenes es menor que en los adultos y en los adultos también es menor
respecto a los mayores de 60 años. También resulta evidente que el ímpetu sexual, la
frecuencia de las relaciones sexuales, etc., disminuye con la edad.

La Anorgasmia
Se denomina así a la disfunción sexual que incapacita a la mujer, de forma persistente a
la consecución del orgasmo en las relaciones sexuales consideradas adecuadas. A veces
se extiende a aquellas mujeres que necesitan mucho tiempo de estimulación para sentirse
excitadas, lo que provoca una irritación de la zona y, por consiguiente, un dolor que las
incapacita o inhibe.
Se le conocía con el término de frigidez, pero ese comportamiento se hacía extensivo a
toda la actitud sexual negativa o de rechazo y no es el caso de las mujeres anorgásmicas,
que suelen tener deseo, pero no consiguen satisfacerlo con el orgasmo.
Durante mucho tiempo se esperó de la mujer un papel pasivo, más que receptivo, y los
hombres buscaron su placer sin preocuparse por la satisfacción de la mujer.

La evolución, el conocimiento y las reivindicaciones femeninas han puesto en evidencia


esta carencia y hoy la mujer busca el placer y el orgasmo con la misma intensidad y
derecho que sus compañeros sexuales. Algunas mujeres pueden excitarse tanto como
para desencadenar orgasmo estimulándose sólo los pezones. Otras estimulándose
ciertas partes del cuerpo, no necesariamente la zona genital. Sin embargo, por lo común
se precisa, además de cierta predisposición psicológica, la estimulación de la zona
clitoridiana y vaginal para que aumente el umbral de excitación y desencadenar el
orgasmo.
Las diferencias entre unas y otras mujeres es grande, y las características personales
importantes, por lo que no puede generalizarse. La sexualidad no es una competición o
competencia en la que se establecen marcas o record y en la que en cada carrera se
deben obtener los mejores resultados. El hecho de no conseguir el orgasmo en alguna
ocasión, tampoco es cuestión de alarma, se la experiencia se ha valorado como positiva
en otros términos menos corporales.

La estimulación recibida durante el coito a veces no es lo suficientemente alta como par


estimular el clítoris de forma directa, por lo que o no se consigue el orgasmo o se precisa
de estimulación directa y adicional sobre él, para conseguirlo. Esto no debe cohibir en
absoluto a la mujer, ni el compañero sexual debe pensar que se es menos hombre por no
cumplir unas expectativas falsas.
Conseguir el orgasmo también depende de las condiciones del medio, en cuanto a que
debe ofrecer tranquilidad, seguridad del entorno y respecto a que no existe riesgo al
embarazo, etc.
La respuesta refleja y fisiológica del orgasmo es idéntica sea cual sea el procedimiento
utilizado, clitoridiano, vaginal, etc., para la estimulación. Los habrá más largos, más
intensos, más seguidos, etc., pero la respuesta refleja orgasmática es la misma, por lo
que no hablaremos de dos orgasmos diferentes, clitoridianos o vaginales.

Psic. Jorge Paredes Asignatura: Comportamiento sexual


La causa más común de esta disfunción anorgásmica la encontramos en el
desconocimiento de la anatomía femenina, que da como resultado la falta de una
estimulación adecuada en el clítoris. También los conflictos internos de origen religioso,
represivo, psicológico o el simple rechazo hacia la pareja. También en la del orgasmo,
puede bloquear el mecanismo desencadenante del mismo.
La existencia de conflictos familiares, problemas económicos, instabilidad laboral, largo
etc., hacen que se piense más en otras cosas que en la consecución de un orgasmo.
El abuso de sustancias tóxicas, como ciertas drogas, alcohol, tabaquismo, sedantes y
barbitúricos, antidepresivos, etc., pueden dar como respuestas la falta de orgasmo. En
muchos menos casos se debe a causas orgánicas o lesiones medulares. Mediante una
adecuada terapia sexual se pueden determinar las posibles causas y origen de la
anorgasmia y solucionarla con alto índice de éxito.
El Vaginismo
Se denomina así a la disfunción femenina que impide o imposibilita el acto sexual o coito
porque los músculos que rodean la vagina se contraen de manera espasmódica e
involuntaria y la obstruyen haciendo imposible la penetración. Forzar o intentar la
penetración en esas circunstancias no mejorará la situación sino todo lo contrario. El
Temor que produce la obstrucción puede deberse a múltiples causas que habrá que
analizar. Experiencias traumatizantes como una violación a temprana edad, coitos
dolorosos, hímenes estrechos difíciles de romper, malformaciones vaginales, pueden ser
algunas de las causas físicas, que condicionan ese comportamiento.
Rechazo a la penetración porque la relación es incestuosa, temor desproporcionado a que
se presente un embarazo no deseado, una excesiva y rígida educación religiosa, etc.,
pueden ser las causas psicológicas de que se produzca esa contracción involuntaria de
los músculos vaginales que imposibiliten la penetración.

Con el correspondiente examen anatómico, se detectan las posibles causas orgánicas.


Una vez que éstas son descartadas, se analizan las psicológicas y se precede a la terapia
sexual, que le dará a la mujer la tranquilidad y la confianza suficiente para que la
penetración sea posible. Como no se trata de un acto voluntario, porque la penetración sí
se desea racionalmente, pero se rechaza e impide de forma refleja, habrá que realizar un
proceso para relajar la tensión física que produce la contracción espasmódica.
Para ello se dispone de una serie de dilatadores mecánicos de diferentes tamaños que
son introducidos en la vagina, con el fin de relajar la musculatura y eliminar las
contracciones espasmódicas y rígidas. La disfunción será superada en un tiempo
relativamente corto, a medida que el reflejo que condiciona el espasmo vaya
desapareciendo de forma paulatina, y que los temores se vayan disipando, dando paso a
la comunicación y confianza.

Editorial, G. Guía de educación sexual. Edición 2003 del tercer milenio. Argentina, 2003
García, A El nuevo libro de la vida sexual. Lexus Editores. Barcelona, 2004

Barberan,J “El vaginismo y sus causas”. Junio 2008


http://www.mujeractual.com/salud/ginecologia/vaginismo.html
Sexovida “Anorgasmia femenina”. Junio 2008http://sexovida.com/clinica/anorgasmia.htm
Tuotromedico “Disfunción eréctil”. Junio 2008http://www.tuotromedico.com/temas/impotencia.htm

Psic. Jorge Paredes Asignatura: Comportamiento sexual

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