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Habilidad de pensamiento crítico y pensamiento creativo

Pensamiento crítico
Analizar experiencias e información y ser capaz de llegar a conclusiones
propias. La persona crítica no acepta la realidad de manera pasiva, “porque
siempre ha sido así”. Por el contrario, se hace preguntas, se cuestiona
rutinas, investiga. Requiere la puesta en acción de un proceso activo de
reflexión que permite llegar a conclusiones alternativas. Si nos hacemos
preguntas sobre el mundo y la manera en que nos relacionamos,
obtendremos cada vez mejores argumentos y razones para orientar
nuestro comportamiento.

Usando el pensamiento crítico se piensa sobre lo que pensamos, se


descubre que no todo es lo que parece, que no todo lo que se hace por
costumbre tiene sentido. Desarrollar el pensamiento crítico abre abanicos
de posibilidades, dejando atrás la idea de que las cosas son blancas o
negras, positivas o negativas. Da paso a los matices y propone ver más de
dos veces, preguntar, escuchar, dudar.

El pensamiento crítico en sí implica ser capaz de dejar de lado las


diferentes falacias y sesgos para centrarse en buscar una verdad lo
más justificada y razonable posible, buscando pruebas y evidencias
respecto a que lo que se dice o hace sea verídico. Se basa en la
búsqueda de la objetividad, obviando los elementos subjetivos y
manipulativos que otras personas o incluso uno mismo puede introducir
en el análisis de la información

Qué habilidades implica tener pensamiento


crítico?
Hemos hecho una descripción de lo que es pensamiento crítico. Sin
embargo cabe preguntarse ¿qué es necesario exactamente para tenerlo?
Tener un pensamiento crítico supone que el individuo que lo tiene posee
en algún grado las siguientes habilidades o rasgos.

1. Capacidad de reflexión
Para ser capaz de tener una mentalidad crítica es necesario ser capaz
de reflexionar sobre las cosas en términos abstractos. Es decir, ser
capaz de asociar la información que nos llega con su significado a un
nivel tanto superficial como profundo, así como las implicaciones que
dicha información tiene con respecto al resto de la realidad.

2. Flexibilidad
El pensamiento crítico implica la capacidad de dudar de que lo que
percibimos o creemos percibir sea cierto, aceptando la posibilidad de
que existan otras alternativas diferentes de la o las propuestas. Así,
es necesaria cierta flexibilidad mental que nos permita visualizar que
otras perspectivas diferentes de la habitual pueden ser objetivas y
producir los resultados buscados.

3. Lógica y detección de sesgos


La capacidad de visualizar la lógica o falta de ella en las cosas que
analizamos, así como los posibles fallos y sesgos puedan tener las
afirmaciones y pensamientos respecto a ellas, resulta fundamental en
este aspecto. Si no somos capaces de detectar aspectos concretos de la
argumentación que no se acaben de corresponder con la realidad o a los
que les falte explicación, no es posible hacer una crítica fundada.

4. Teoría de la mente
Es necesario tener en cuenta que todas las afirmaciones y opiniones son
elaboradas por seres humanos, que presentan sus opiniones en base a
lo que ellos consideran correcto. Así pues, el conocimiento puede estar
sesgado incluso a propósito, si se busca con su transmisión un
objetivo.

 Artículo relacionado: "Teoría de la Mente: ¿qué es y qué nos


explica sobre nosotros?"

5. Capacidad de dudar de las cosas


Para no aceptar cualquier explicación es necesario ser capaz de
cuestionarse la veracidad de ésta. Sin embargo, es necesario que las
dudas se circunscriban a lo razonable, pues de lo contrario se podría
dudar de todo principio existente. Y si bien sería un tipo de pensamiento
crítico, el escepticismo excesivo no llevaría a ninguna resolución.

6. Motivación y curiosidad
Para dudar de algo es de gran utilidad que aquello de lo que dudamos
nos sea significativo. Podemos ser críticos con algo que no nos importe,
pero la presencia de una motivación alta y de curiosidad respecto al tema
o a los argumentos dados implica que se intentará buscar una
solución veraz y justificable.
¿Quién lo dijo?
¿Alguien que conoces? ¿Alguien que tiene una posición de poder o autoridad? ¿Es
importante fijarte en quién lo dijo?

¿Qué fue lo que dijo?


¿Hablo de hechos concretos o solamente dio una opinión? ¿Se refirió a una situación
completa o solo mostró lo acontecido de forma parcial? ¿Dejó algo importante fuera?

¿Dónde lo dijo?
¿Lo dijo en público o en privado? ¿Otras personas presentes pudieron dar una visión
diferente de lo que se dijo?

¿Cuándo lo dijo?
¿Fue antes, durante o después de un acontecimiento importante? ¿es importante considerar
el momento?

¿Por qué lo dijo? 


¿Explicó el razonamiento detrás de su opinión? ¿Estaba tratando de hacer quedar bien o
mal a alguien?

¿Cómo lo dijo?
¿Lo dijo triste, feliz, enojado o indiferente? ¿Lo escribió o lo dijo? ¿Pudiste entender con
claridad lo que dijo?

Pensamiento creativo

Pensar creativamente es la capacidad para idear algo nuevo,


relacionar algo conocido de forma innovadora o apartarse de
esquemas de pensamiento o conducta habituales. Usar la razón y la
“pasión” (emociones, sentimientos, intuiciones, fantasías, etc.)
para ver la realidad desde perspectivas diferentes que permitan
inventar, crear y emprender con originalidad. Esto permite
cuestionar hábitos, abandonar inercias y abordar la realidad de
formas novedosas. Pensar y actuar creativamente en la vida
cotidiana es aprender a estrenar ideas, costumbres, maneras de ser y
hacer la vida. Una persona requiere creatividad para pensar distinto
sobre sí misma, para refrescar las relaciones que mantiene, para
intervenir de maneras nuevas y distintas en su contexto vital. La
creatividad permite y enseña a llenarse de “primeras veces” para
recuperar la curiosidad y el asombro, que se opacan cuando
recorremos una ruta única, cuando nos dejamos llevar por la rutina.

1. Fomenta el hábito de la lectura


La lectura es una fuente de conocimientos e ideas nuevas que se
van incorporando a la mente del lector. Quien lee siempre tendrá de
donde nutrirse para conseguir soluciones creativas o para crear su propio
contenido en base a lo que haya leído con anterioridad.

2. Vive nuevas experiencias


Salir de la zona de confort es indispensable; aquellos que se
mantienen encerrados dentro de la rutina no terminan de alcanzar su
potencial creativo. La mente funciona como un paracaídas, para que
funcione hay que abrirla. La mejor forma es descubriendo nuevas
experiencias.
3. Anota tus ideas
La creatividad suele ocurrir a veces cuando menos nos lo
imaginamos; en la cola del banco o del supermercado suelen venir a
nuestra mente algunas ideas geniales. Es recomendable anotarlas en el
móvil o en una hoja de papel para luego poder estudiarlas mejor.

4. Encuentra cosas que te apasionen


Cuando encontramos actividades que nos generan goce, podemos estar
seguros de que nuestros recursos creativos saldrán a relucir durante la
ejecución de estas prácticas. La pasión y la creatividad van de la mano, y
se unen para que logremos cosas únicas cuando disfrutamos de hacer
algo que nos gusta.

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