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Una Mirada Cronológica a la Literatura

María Victoria Camayo Vásquez

La literatura existe desde tiempos inmemoriales, desde la época antigua hasta la


actualidad, este arte basado en la escritura, es una oportunidad para la expresión
del ser humano. Dentro de la evolución de la literatura se encuentran muchas
etapas, en donde reconocidos escritores han plasmado todas sus creaciones,
convirtiéndolas en referente para cada periodo de la historia universal.

En cada una de estas etapas se describen características específicas, iniciando


con la Literatura de la antigüedad, desarrollada en Mesopotamia y Egipto, y en
donde puede decirse que surgió la escritura como tal, se caracteriza
principalmente por relatos llenos de mitología, misticismo y moral, exaltando la
importancia de los dioses.

En la etapa clásica, sobresale la Literatura Griega, donde se destacan sus


géneros, como son la épica y la epopeya, la poesía lírica, el teatro, la tragedia y la
comedia y con reconocidos autores como Sófocles, Homero, Horacio y otros.

Posteriormente se encuentra la Literatura Medieval, que comprende todas las


obras escritas entre comienzos del siglo XIII y finales del siglo XV, en castellano
medieval. Contiene géneros de carácter popular, como los cantares de gesta
(siglos XII y XIII) o los romances (siglo XV). Y géneros de carácter culto, como las
obras del mester de clerecía (siglos XIII-XIV), los cuentos del infante don Juan
Manuel (siglo XIV) o la producción de los poetas mayores del siglo XV, tales como
Jorge Manrique, Juan de Mena y el marqués de Santillana.

La característica principal de estos géneros es que fueron escritos para enseñar y


para ser transmitidos oralmente. También, se escribieron con el objetivo de
transmitir valores cristianos y ofrecer modelos de comportamiento. Fueron creados
para entretener a su auditorio, es así como son reconocidas las obras medievales,
por su carácter de literatura oral-popular, que implicaba su recitado con frecuente
acompañamiento musical.

Otros géneros que se destacan son la lírica tradicional y la poesía épica (cantares
de gesta y romances). Los cuales, a partir del siglo XIII, serían testimonios de
composiciones orales anteriores en el tiempo. Ambos géneros conforman lo que
se denomina la literatura del mester de juglaría, o sea, literatura compuesta para
ser recitada.

Por su parte, la poesía lírica es el que muestra la realidad en primera persona. Es


decir, desde el punto de vista del ser humano, con una visión personal e intimista
de la vida. Era utilizada por el poeta para dar salida a sus sentimientos, opiniones,
experiencias o estados de ánimo a través del verso.

La poesía lírica contiene dos subgéneros:

1. Géneros mayores: en donde se ubican:

- Canción: Suelen ser obras optimistas y de admiración. Su temática es el amor, la


belleza, la amistad o Dios.

- Himno: Canción de exaltación de sentimientos a todos los niveles, a la religión o


a la patria. Son poemas que celebran la unión de un grupo humano concreto.

- Elegía: Es un poema melancólico de despedida, que se da por la muerte o


ausencia de una persona cercana, ya sea en lo personal, ya sea en lo colectivo.

- Égloga: Se trata de una charla amistosa en ambiente pastoril, con temas como el
amor y la naturaleza. Se usa un lenguaje cuidadoso.

- Oda: canción que expresa sentimientos de forma tranquila y reflexiva. El lenguaje


es más cuidado y la exaltación queda en un segundo plano.

- Sátira: Es una crítica o censura, ya sea a elementos particulares o colectivos.


2. Géneros menores: aquí se encuentran:

- Madrigal: Es un poema de amor corto.

- Epigrama: También es un poema corto pero con ánimo de burla

- Letrilla: Poema con estribillo y metro corto que se escribía para ser cantado.

La narrativa en verso es otro género de la literatura medieval, que cuenta una


realidad que puede ser real o inventada, pero ajena al autor. Es decir, sin relación
a su vida o su forma de pensar. El autor se convierte en narrador de la historia, y
no en el protagonista. Cuenta con tres subgéneros:

1. Epopeya: Se trata de una narración detallada sobre hechos de especial


relevancia para una comunidad. Combina la realidad con la leyenda, la fantasía y
la imaginación.

2. Poema épico: Poema que sirve para resaltar las hazañas de un héroe nacional
para convertirle así en leyenda de una comunidad. Se conocía como cantar de
gesta.

3. Romance: Caracterizado por un escenario popular, métrica fija y versos


octosílabos, asonantados en los pares. Se dividía en romancero viejo, nuevo y
moderno.

Dentro de la prosa, el género más representativo es la novela, una narración


extensa en la que se combina descripción y diálogos, con varios personajes en la
trama. Su clasificación es extensa y contiene la novela bizantina, caballeresca,
sentimental, pastoril, cuento, picaresca, pedagógica.

También existen otros géneros narrativos menores, que son la leyenda, cuento o
poema de corta extensión que combina misterio y fantasía, pero con una base de
realidad y la Fábula, cuento didáctico cuya moraleja pretende dejar un poso moral
y una reflexión. Sus protagonistas suelen ser animales.
La prosa narrativa de ficción es un tercer género de la literatura medieval. Su
temática gira en torno a los conflictos y complicaciones derivadas de las relaciones
de varios personajes. Estos no necesitan presentación, sino que son sus diálogos,
pensamientos y acciones que los describen.

Finalmente está el teatro medieval del que no se tienen muchos datos. Hasta el
siglo XV, Juan de Encina publica sus obras, es considerado padre del teatro
castellano, una de sus obras es La Égloga de Plácida y Vitoriano.

La literatura medieval tiene una excelente obra, reconocida universalmente, es La


Celestina, que muestra el paso entre el siglo XV al XVI, un cambio de época que
revolucionó las artes y la literatura.

La filóloga Elia Tabuenca (2019), recopila el argumento de esta magna obra en las
siguientes palabras:

“En esta obra se nos presenta a Calisto, un joven de la nobleza que se enamora
locamente de Melibea. Al intentar seducirla, la joven lo rechaza y, desesperado,
Calisto le pide consejo a Sempronio, su criado. Este le recomendará que lo deje
todo en manos de Celestina, una hechicera del pueblo que dicen que tiene
muchos remedios para el amor.

Calisto sigue las recomendaciones de su criado y, por ello, va a visitar a la


Celestina. La alcahueta terminará consiguiendo que Melibea se enamore del joven
noble pero la manera de lograr este enamoramiento no será por hechizos o
pociones sino, más bien, mediante artimañas.

Los sirvientes quieren poner a prueba el poder que tiene Celestina y, por este
motivo, le prometen que se dividirán la cadena de oro si realmente consigue que
Melibea se enamore de Calisto. Como lo consigue, la mujer cobra el collar y los
sirvientes reclaman su parte, pero la alcahueta no quiere dársela. Al final, movidos
por la avaricia, terminan matando a Celestina. Ante este crimen, la justicia los
encarcelará.
Calisto y Melibea están a punto de verse por la noche. El joven, cegado por el loco
amor, se cae al bajar una escalera y, trágicamente, esta se rompe y Calisto
muere. Melibea, dolida por lo sucedido, subirá a una torre y se lanzará desde ella
por no soportar el accidente de su amado”.

La Celestina se puede estructurar en cuatro partes de la siguiente manera:

1. El amor como acción principal: Un amor trágico que en todo momento muestra
la dualidad que existe entre el amor y la muerte.

2. Primera parte de La Celestina: Los dos enamorados se encuentran y superan


los obstáculos del camino para poder llevar a cabo su relación amorosa. El autor
define los personajes con sus vicios y virtudes más destacados.

3. Segunda parte de la obra: es aquí donde se describe la muerte, también la


pasión entre los dos amantes que coincide con la muerte de Calisto.

4. Final de La Celestina: en el final de la obra hay un monólogo de Pleberio en el


que concluye que la muerte ha terminado venciendo al amor. Un final trágico.

El personaje principal de la obra es la Celestina, descrita por muchos como una


mujer malvada y sin escrúpulos, el autor la describe como una alcahueta de
amores, pues ella vive del vicio y de las pasiones de los hombres. Ella se mueve
por el dinero y con todas sus acciones solo muestra un interés por lo material. Es
un personaje avaro que terminará con un destino trágico causado por su propia
avaricia.

Muchos analistas literarios describen a la celestina como “un personaje mítico que
encarna la moral sin escrúpulos. Para conseguir sus propios objetivos no hay nada
que la pare y, de hecho, gracias a que la sociedad está corrupta, ella puede
sobrevivir y enriquecerse”.

Calisto, es un personaje perteneciente a la nobleza y que se deja llevar por sus


pasiones, especialmente por Melibea, una dama que lo rechaza en un primer
momento. El proceso de amor que vive Calisto está muy lejos de ser un proceso
agradable, pues sufre de forma profunda, siente un amor doloroso y angustioso.
Estas emociones son las que le harán acudir a una persona de moral tan
cuestionada como es Celestina. Calisto es el personaje que encarna el amor ciego
y totalmente incontrolado.

Melibea, es un personaje femenino muy llamativo e interesante. Muestra una


mujer con carácter y una fuerte personalidad, una mujer a la que no le preocupa
apartarse de sus padres, y engañar o fingir para conseguir sus deseos. Estando
enamorada, Melibea será más poderosa e irá a defender sus sentimientos cueste
lo que cueste, es por este motivo que nada la retiene a pactar con Celestina o a
engañar a su familia.

La Celestina se describe como una tragicomedia, pues en la narración hay


escenas con elementos de la comedia, pero también toca el tema de la muerte,
enmarcada en la tragedia. Los temas tratados en la obra son el amor, la avaricia y
la muerte, narrados a través de una mezcla del lenguaje popular y culto,
incorporando diálogos y elementos populares guiados también hacia el lenguaje
cómico.

En conclusión, puede decirse que La Celestina, se caracteriza por ser una obra de
gran influencia, que se tradujo a diferentes idiomas, y que esta mujer causó tal
impacto que fue pintada por Picasso.

El Cantar del Mío Cid, es otra espectacular obra, de autor anónimo y escrita
alrededor del 1200. Es considerada una de las primeras grandes obras literarias
medievales, está escrita en lengua romance y está compuesta por tres cantares.

También se conoce como El poema de Mío Cid, se destaca por sus versos
característicos de la época medieval girando sobre dos temas: las bodas de las
hijas del Cid campeador y la epopeya guerrera que Cid atraviesa para que se
respete su nobleza.
La docente Adriana Morales, realiza un resumen del Cid Campeador, en tres
cantares que se muestran a continuación:

- Primer cantar: las aventuras del Mío Cid empiezan cuando es desterrado por el
rey Alfonso VI de Castilla. Rodrigo Díaz tenía la misión de ir a cobrar a García
Ordóñez los tributos que le debía al rey. García Ordóñez humilla al Cid y ambos se
enfrentan en lo que sería conocido como el Combate de Labra.

A pesar de que el Cid vence en la batalla, García se venga indicando a los


mestureros (los calumniadores) que le dijeran al rey que Ruy Díaz se había
quedado con parte del tributo. El rey cree en los rumores y destierra a Rodrigo
Díaz.

Así comienza el periplo de Ruy acompañado de 300 caballeros, entre los cuales
se encontraba su sobrino Minaya Álvar Fáñez. Deja la ciudad de Vivar y pasa por
Cárdena para despedirse de su esposa Jimena y sus dos hijas doña Sol y doña
Elvira.

En la última noche, antes de entrar en la tierra de los moros, Ruy sueña con el
arcángel San Gabriel con el mensaje de que su vida sería venturosa a partir de allí
y que se llenaría de honores y victorias. Rodrigo Díaz cruza el río Duero y se
apodera del castillo de Castejón en Alcarria y el castillo de Alcocer en el reino de
Aragón. Con el botín manda a su sobrino con 30 caballos como un regalo para el
rey y otros presentes para su esposa e hijas. Se enfatiza la lealtad del Cid al rey.

El Cid tiene su primera campaña donde se apodera de Zaragoza y Teruel que


eran tributarias del conde Ramón Berenguer II de Barcelona, a quien también
derrota y apresa en Tévar. Pero, luego de tres días, Cid lo deja en libertad
ganándose el respeto del conde, quien lo toma como su protector. Este tipo de
gestos habituales en el Cid es lo que ganaría la simpatía de los moros.

- Segundo cantar: El cantar de las bodas


El Cid se propone conquistar Valencia, que era una de las tierras codiciadas por el
rey. Luego de tres años, se apodera de Valencia y manda nuevamente a su
sobrino para dar el mensaje al rey, acompañado de otros cien caballos. El rey
perdona al Cid y permite el reencuentro con sus hijas y esposa en Valencia.
Además, le sugiere el casamiento de sus hijas a los infantes de Carrión. A pesar
de que el Cid no está de acuerdo, la mujer y sus hijas no presentan ninguna
negativa, así que se celebra la boda que durará quince días.

El cantar termina con la humillación de los infantes de Carrión por todos los
presentes cuando huyen al ver aparecer un león doméstico.

- Tercer cantar: El cantar de la afrenta de corpes

Los infantes Carrión deciden marcharse a Carrión con las hijas del Cid después de
la boda. El Cid les regala dos espadas y tres mil marcos como despedida. Al salir
de Valencia, los infantes amarran a doña Sol y doña Elvira y las empiezan a azotar
como venganza a la humillación que sufrieron por causa del león.

Las hijas huyen y vuelven a Valencia a contarle a su padre lo sucedido. El Cid


exige justicia ante la Corte y pide que le devuelvan las dos espadas y los tres mil
marcos. Ante la negativa de los infantes, se resuelve que se enfrenten a duelo con
los hombres del Cid. Los infantes de Carrión son derrotados en el duelo, por lo
que las hijas se casan con los infantes de Aragón y Navarra.

Es importante, resaltar los personajes de esta obra, ellos son:

- Rodrigo Díaz: Ruy o Cid.

- García Ordóñez: quien causa el destierro del Cid.

- Minaya Álvar Fáñez: sobrino del Mío Cid.

- Rey Alfonso VI de Castilla: rey de Castilla.


- Doña Sol: hija del Cid, cuyo nombre real es Cristina.

- Doña Elvira: segunda hija del Cid, nombre real María.

- Doña Jimena: esposa del Cid

- Conde Ramón Berenguer: primer moro en tomar al Cid como su protector.

- Infantes de Carrión: con quienes las hijas se casan por primera vez.

- Infantes de Aragón y Navarra: con quienes las hijas se casan por segunda vez.

El Cantar del Mío Cid, se ubica dentro de los cantares de gesta, donde los poemas
épicos se definen como narraciones en verso de carácter heroico. Su objeto era
cantar o relatar la vida de personajes importantes, sucesos notables o
acontecimientos de vida nacional que merecieran ser divulgados. Su probable
origen es que un poeta, que se ha servido de materiales del patrimonio popular o
colectivo, los haya redactado.

A lo largo de los siglos los romances se han visto influenciados por raíces
germánicas, (la crueldad de las venganzas de la mujer), francesas, debido a las
numerosas peregrinaciones a Santiago, y arábigas (las "archuzas", semejantes a
nuestra épica).

Los temas abordados en este cantar son el restablecimiento del honor del héroe,
perdido a causa del destierro. Entonces el concepto del honor equivalía a posición
o rango social. La ascensión del Cid al poder es otro de los temas. El destierro que
sufre el héroe supone el desamor del rey y la muerte jurídica del Cid. Para
conseguir el poder lucha y gana batallas y riquezas a las que se les concede gran
importancia en la obra. En la lucha por el poder son importantes las hijas, por las
que siente gran ternura, pero las mueve en el tablero según sus conveniencias
como cualquier señor medieval.

También hay que destacar el tema de la integridad. El Cid se demuestra íntegro


en un sentido cristiano, feudal y social. Esta integridad le gana la adhesión de sus
vasallos y su generosidad y fidelidad le hacen recuperar el favor del rey. Es tierno
y humano en el amor a su familia y a sus amigo, religioso, cortés, astuto, discreto
y valiente en la lucha.

La escritora Silvia Patón, escribe su opinión sobre esta obra diciendo:

“Una insigne epopeya como la del Cid bien merecería una mayor atención, un
cuidadoso estudio sobre alguno de los aspectos del poema; si bien, yo me
conformo con resaltar lo más trascendental, en tan breve artículo, de esta inmortal
obra.

Del “Cantar” cabe afirmar no sólo que fue una obra escrita o pensada por un autor
leído que no desconocía la época del Cid. Si se desecha, por otro lado, el carácter
erróneo o inventado de algunas de las afirmaciones que contiene sobre todo en
cuanto a la vida de don Rodrigo, al nombre real de sus hijas y a los hechos que
relata, el “Poema del Cid” puede considerarse una obra fundamental en la
literatura española”.

Puede concluirse entonces que este poema, tiene un gran valor histórico, porque
gran parte de los personajes y hechos que muestra están legitimados
históricamente. El realismo es otro valor, pues las batallas, los lugares geográficos
citados, las costumbres, vestidos y comida, aparecen descritos con fidelidad y con
una base real.

Seguidamente, se expondrá lo concerniente a la Literatura del Renacimiento


Español, que se desarrolló a partir del gran movimiento Renacentista del siglo XVI,
dando inicio con la literatura renacentista en España a un periodo conocido como
Siglos de Oro, el cual se desarrolla en los siglos XVI y XVII.

Dentro de esta literatura se desarrollaron los Géneros:

- Poesía, que utiliza una nueva métrica, el verso endecasílabo, combinado con el
heptasílabo, la aparición de estrofas como la lira, la estancia y el soneto (dos
cuartetos y dos tercetos con rima consonante), y en el uso de un lenguaje
elaborado y culto, pero más sencillo que el que se usara en el siglo XVII.

- Novela, destacando la novela sentimental (amores desdichados), novela pastoril,


novela morisca (relatos de amor y guerra de árabes granadinos) y novela bizantina
(aventuras inverosímiles de una pareja de enamorados). También la novela
picaresca, que se caracteriza por reflejar la sociedad tal como se estaba viviendo.
En aquella época era recurrente la mendicidad infantil, por eso los personajes de
estas novelas son pícaros, jóvenes y niños que se ganan la vida mendigando y
pasando penurias. Dentro de este género, es "El Lazarillo de Tormes" la obra más
representativa.

Dentro de las características de esta literatura se encuentra la métrica, adoptando


versos (endecasílabo y heptasílabo), la rima consonante ya que, a partir de la
última vocal acentuada, todos los sonidos coinciden. Las estrofas (lira, Silva,
octava real, tercetos encadenados, soneto) procedentes de Italia. La lengua en
esta época está dominada por la naturalidad y la sencillez, con un léxico sencillo.
Los temas preferidos por la poesía renacentista son el amor, concebido desde el
punto de vista platónico; la naturaleza, como algo idílico; la mitología, utilizada
como tema central o como ornamento para un asunto amoroso y la belleza
femenina, siguiendo siempre un mismo ideal clásico.

Una de sus obras más representativas es El ingenioso Hidalgo Don Quijote de la


mancha, escrita por el español Miguel de Cervantes Saavedra el cual fue
influenciado por la historia basada en un manuscrito árabe inventado por el
historiador Cide Hamete Benengeli. Es la obra maestra española por excelencia y
se dice que no existe otra obra de ficción igual en todo el mundo.

Las hazañas de don Quijote están contenidas en dos tomos que narran tres
salidas. Por un lado, la “Primera parte” denominada como El ingenioso Hidalgo
Don Quijote de la Mancha está formada por 52 capítulos y en ella se encuentran la
primera salida y la segunda salida. El segundo tomo, cuyo título es El ingenioso
Caballero Don Quijote de la Mancha, contiene 74 capítulos en los que se narra la
tercera salida.

Para el docente Granados Luna, “Cervantes afirmó varias veces que su primera
intención era mostrar a los lectores de la época los disparates de las novelas de
caballerías. En efecto, el Quijote ofrece una parodia de las disparatadas
invenciones de tales obras. Pero significa mucho más que una invectiva contra los
libros de caballerías. Por la riqueza y complejidad de su contenido y de su
estructura y técnica narrativa, la más grande novela de todos los tiempos admite
muchos niveles de lectura, e interpretaciones tan diversas como considerarla una
obra de humor, una burla del idealismo humano, una destilación de amarga ironía,
un canto a la libertad o muchas más.

Entre otras aportaciones más, el Quijote ofrece asimismo un panorama de la


sociedad española en su transición de los siglos XVI al XVII, con personajes de
todas las clases sociales, representación de las más variadas profesiones y
oficios, muestras de costumbres y creencias populares. Sus dos personajes
centrales, don Quijote y Sancho, constituyen una síntesis poética del ser humano.
Sancho representa el apego a los valores materiales, mientras que don Quijote
ejemplifica la entrega a la defensa de un ideal libremente asumido. Pero no son
dos figuras contrarias, sino complementarias, que muestran la complejidad de la
persona, materialista e idealista a la vez”.

Los personajes, se describen desde la imaginación y presentan características


muy peculiares, ellos son:

- Don Quijote de La Mancha: su nombre es Alonso Quijano, un Hidalgo de 50


años, escuálido, seco de carnes, seco el rostro, devorador de libros de caballerías,
hasta el punto de creerse uno de ellos. Un gran religioso y devoto de su doctrina.
Su personaje interpreta los ideales más altos a que aspira la situación humana, lo
inaccesible y lo excelso, la limpieza del alma y la nobleza espiritual.
- Sancho Panza: Es un campesino, labrador del campo, vecino de Alonso Quijano.
Básico, tosco, de estatura baja, imprudente y vulgar, hambriento, dormilón y flojo
pero muy leal a su patrón. Este personaje significa la realidad, lo material, el temor
y la envidia.

- Rocinante: Don Quijote creía que todo caballero debía de tener un caballo como
transporte para sus proezas. Por eso, tratando de imitar al Cid Campeador y su
"Babieca", o de Alejandro Magno y su "Bucéfalo", él acoge su propio caballo al
que denomina con el nombre de "Rocinante".

- Dulcinea del Toboso: Otro de los elementos para su aliento heroico y aventurero
era el tener la imagen de una bella dama. Una musa motivadora de entusiasmos y
de sus proezas inmortales, y para ello eligió a Aldonza Lorenzo una campesina
humilde, con un olor de ajos y comisionada de la limpieza del corral de los cerdos
de su padre. Don Quijote le remplazó su nombre con el de Dulcinea del Toboso ya
que él lo consideraba, melodioso, peregrino y significativo.

- El ama y su sobrina: Estas son un ejemplar de las mujeres campesinas de la


tierra en la que Don Quijote efectúa sus proezas, estas son: supersticiosas,
ignorantes, atrevidas y con un gusto a los rumores.

- Sansón Carrasco: Es un muchacho estudioso, que se disfraza de caballero


andante para lidiar en contra Don Quijote y oprimirlo, para así convencerlo de sus
alucinaciones y retornarlo su hogar.

- El Cura: Devoto religioso de principios irrefutables, con buenas intenciones.

- Maese Nicolás: Es el peluquero del pueblo, quiere ayudar en la recuperación de


su amigo.

- Los Molinos: Son emblemas significativos de la novela.

- Cide Hamete Benengeli: es el narrador de la historia, estimado como un


encantador instrumento literario del autor.
- Cardenio: Mártir de los castigos de amor

- Dorotea: intenta junto al cura, el barbero, Cardenio, ayudar a su amigo Don


Quijote para que éste recupere la razón.

- Don Fernando: Hijo del Duque Ricardo e interno camarada de Cardenio.


Traiciona a éste y se escapa con Luscinda.

- Ginnes de Pasamonte: Reo, detenido y condenado a las galeras. Rescatado por


Don Quijote en una de sus heroicas proezas.

- Los Duques: Es una pareja de nobles que se distraen con las demencias de Don
Quijote. Dentro de la "diversión" hacen traspaso a Sancho de una "ínsula".

- Zoraida: Mujer bella, creyente cristiana, ángel de Dios entre una cuadrilla de
musulmanes.

- Leandra: Excéntrica de amor se escapa con un militar, en seguida, este la deja


por el camino.

- Marcela: Pastora de ovejas a la que se le acusa por el fallecimiento de


Crisóstomo, su enamorado.

- El Vizcaíno: Escudero de una mujer. Mantiene un encuentro con Don Quijote en


el que sale mal herido.

- El Cautivo, el Mozo de las Mulas, los Cuadrilleros: Estos personajes sin


denominación sobre quienes el escritor de apoya para desplegar otras ocurrencias
de la novela.

- Otros personajes secundarios: que surgen en la historia como son el ventero


Palomeque, el Zurdo, Cuadrilleros, delincuentes, caballeros andantes venidos a
menos, moros, adivinos, gigantes.

Joseph Conrad, nos dice: "El ejemplo más ilustre, don Quijote de la Mancha, sigue
siendo para todo el mundo el único hidalgo genuino y eterno”. A Don Quijote,
como señala Rubén Darío, nadie le ha podido vencer todavía, porque es todo
fantasía y todo corazón, “Noble peregrino de los peregrinos, / que santificaste
todos los caminos / con el paso augusto de tu heroicidad”.

Pedro Guerrero, afirma en la página La Opinión de Murcia que: “Es el Quijote uno
de los personajes más geniales, contradictorios y poderosos de la mitología
literaria de todos los tiempos, y una identificación de humanismo, idealismo y
también realismo que hacen del personaje de Cervantes un signo de disidencia en
la libertad, en el encuentro de la utopía (idealismo renacentista) y la realidad
(existencialismo barroco), concertándose en una novela moderna, la primera en la
historia de la literatura, el primer signo de modernidad literaria, adelantada y con
influencia también a dos movimientos distintos y futuros de Cervantes, el
Romanticismo y el Realismo”.

Todo lo anterior confirma la relevancia que esta obra encarna para la Literatura, es
realmente maravillosa la magia que encierra, y simboliza de cierto modo la libertad
y ese mundo utópico o irreal que en algún momento sueñan todos los seres
humanos.

A continuación, se abordará El Barroco Español, una corriente surgida a la par con


el Renacimiento, durante el Siglo de Oro, pero, totalmente diferente. Durante el
Barroco español reinan diferentes reyes en España: Felipe II, Felipe III, Felipe IV y
Carlos II, cuyos reinados estuvieron caracterizados por la decadencia política,
económica y social, múltiples guerras, crisis económica, la división del cristianismo
y la Inquisición. Fue un período de profunda inestabilidad y crisis.

En la literatura, se experimenta una manifestación excesiva de adornos,


inestabilidad, contrastes (entre lo trágico y lo cómico, entre lo sagrado y lo profano,
entre lo grotesco y lo sublime...), en comparación con el equilibrio y la armonía
característicos de la literatura del Renacimiento.
El estilo barroco busca la expresividad de la lengua, pero en función de si se cuida
más la forma o el contenido, surgen dos tendencias literarias distintas, que se
pueden llegar a complementar ya que buscan lo original y complicado frente a lo
sencillo del Renacimiento.

Se evidencia un uso y manejo de los recursos formales en la escritura de manera


exagerada, pero es imposible opacar la carga ideológica que posee la literatura
barroca. Las obras de los escritores, a razón de las diversas crisis que se
manifestaban en el contexto de producción, manifiestan una marcada sujeción a
las concepciones religiosas de orden católico. Hay un apego hacia la
Contrarreforma, un apoyo a la maquinaria devocional que significaba el pontificio
en aquel entonces.

La lírica y la poesía barrocas, emplean estrofas de origen culto y buscan una


mayor complejidad formal a través de la acumulación de elementos y mediante la
ostentación. Dentro de los autores que destacan dentro de la lírica, encontramos a
Luis de Góngora, Lope de Vega y Quevedo.

La narrativa barroca es muy variada, aunque destacan sobre todo dos


subgéneros: la novela y la prosa doctrinal, que se describen a continuación:

1. Novela:

- Novela picaresca: es el género más representativo de la novela barroca. Se


asienta tras la novela picaresca del Renacimiento, donde resaltaba la novela El
Lazarillo de Tormes. Destacan El buscón de Quevedo y Guzmán de Alfarache de
Mateo Alemán.

- Novela cortesana: subgénero que trata de historias de amor en palacios y


ambientes distinguidos. Destacan como ejemplo: Novelas ejemplares de
Cervantes.
2. Prosa doctrinal. Su objetivo no es otro que enseñar y satirizar a través de
diferentes temas. Dentro de la prosa doctrinal, destacan Saavedra Fajardo,
Gracián y Quevedo.

Entre los escritores más destacados está, Luis de Góngora y Argote, Francisco de
Quevedo y Villegas, María de Zayas, Félix Lope de Vega, Calderón de la Barca y
Miguel de Cervantes Saavedra, con su obra el Ingenioso Hidalgo don Quijote de la
Mancha, descrito anteriormente y que se clasifica en diferentes géneros literarios
debido a la riqueza de sus escritos.

Para finalizar, se puede concluir que el Barroco fue un periodo artístico en el cual
los individuos expresaron la religiosidad, la espiritualidad, tanto en las artes de la
literatura, escultura, pintura y entre otras. El barroco es el desenlace de una serie
de corrientes artísticas y culturales previas que hicieron coincidir en este estilo
artístico.

Ahora bien, si por medio del Barroco hubo oportunidad de expresión, qué decir del
Neoclasicismo, movimiento creado en Francia durante el siglo XVII que tuvo su
etapa dorada durante los años del siglo XVIII. Una época de la historia conocida
como «El siglo de las luces» en el que es fundamental el cambio de régimen para
la introducción de las primeras características liberales. La Revolución Francesa
se enmarca como el punto clave para el surgimiento del Neoclasicismo, una
rebelión social que acabó con la Monarquía absoluta y consiguió la libertad de
expresión de una forma nunca antes vista.

Se caracterizó esencialmente por el pensamiento ilustrado, basado en la


concientización del pueblo francés a partir de las ideas de un grupo de
intelectuales. Un movimiento en el que destacaban tres aspectos por encima del
resto: razón, ciencia y progreso. Sin dejar atrás la discriminación de las ideas
religiosas y los privilegios de la nobleza, se le considera el verdadero precursor de
la Revolución Francesa.
Las obras de este periodo están basadas en las cuestiones sociales del día a día.
Principalmente, son situaciones en las que el pueblo se une para enfrentarse al
poder que los tenía esclavizados. Puede decirse que el Neoclasicismo se basa un
poco más en la razón y la libertad dejando un poco más apartados a los
sentimientos.

Las obras literarias del Neoclasicismo están ambientadas en un regreso al pasado


en el que prima el estilo grecolatino. La imitación de los escritores y literatos de la
Antigua Grecia es un rasgo común de una prosa exquisita en la que se deja de
lado todo lo relacionado con el mundo fantástico, basando sus obras en la moral,
la crítica y la didáctica.

Un texto que se define con estas características es el Contrato Social, de Juan


Jacobo Rousseau, un libro que ha generado gran polémica porque plantea que la
sociedad no es obra de Dios, sino resultado de la voluntad del hombre; así como
también dice que el problema está en conciliar la obediencia, el orden y la
autoridad con la libertad inalienable de los individuos.

Juan María Segura responde la gran incógnita: ¿Por qué fue tan importante la
obra “Del Contrato Social”? Porque quitó todo tipo de argumento y legitimidad (sí
es que algo le quedaba) al régimen Monárquico establecido; porque dejó tan
abiertos algunos temas que pudieron ser continuados hacia las direcciones más
diversas y hasta contrarias; porque fue bandera de una causa que necesitaba
bandera, pero que existía antes de ella.

Se puede concluir que, El contrato Social es una de las obras que más influencia
han ejercido en el terreno de la teoría y la práctica política del mundo moderno. A
pesar de que esta obra es del siglo XVI describe de manera acertada los temas
políticos, sociales y de estado, aplicables a los tiempos actuales.

En el Contrato Social, las ideas de Rousseau tenían un claro carácter subversivo,


atentaba contra las monarquías absolutas imperantes en Europa. Nadie puede ser
sometido a una autoridad cualquiera que sea, la ley obtiene su carácter obligatorio
del pacto social. Admitir que una voluntad particular puede obligar a los
ciudadanos, es someterlos a la voluntad, al dominio del otro hombre.

La visión rousseauniana del origen del poder constituye una culminación en el


aspecto humanístico renacentista, pues desenmascara el carácter ideológico de la
consideración tradicional de que todo poder proviene de Dios.

El sujeto de la soberanía es siempre el pueblo soberano a quienes esta encarga la


ejecución de las leyes y el mantenimiento de la libertad, tanto civil como política.
Los individuos, al pasar al estado civil, no hacen cesión de sus derechos, ni
abandonan su libertad. El único orden social legítimo es un estado parlamentario y
liberal.

España, un país en donde la literatura se manifestó en su gran esplendor, y es por


esto que es fundamental hablar del Romanticismo Literario que se dio en esta
región, pero antes se describe de forma general.

El Romanticismo se caracteriza por la creación de obras profundas e íntimas y su


lema como movimiento cultural es la libertad en todos sus frentes. Es una reacción
contra el espíritu racional y crítico de la Ilustración y el Clasicismo. Para la
literatura, el Romanticismo fue un movimiento cultural que se produce al final del
siglo XVIII, pero que no termina de establecerse del todo en la cultura, hasta el
siglo XIX.

El Romanticismo en España es tardío y breve ya que el realismo tuvo mayor


fuerza y predominó desde mediados del siglo XIX. Así que podríamos considerar
que el romanticismo literario se desarrolla desde en la primera mitad del siglo XIX
y el posromanticismo hasta la década de los 70 del siglo XIX. El romanticismo
literario español es confuso y complejo.

Se pueden considerar dos tipologías en la literatura: el romanticismo tradicional y


el liberal. El romanticismo tradicional defiende valores tradicionales normalmente
asociados a la Iglesia y a la Patria. Y el romanticismo liberal o revolucionario se
apoya en el historicismo y la dialéctica hegeliana.

Se caracterizaba por la entrega a la imaginación, a la subjetividad, a la libertad de


pensamiento, expresión y a su amor a la naturaleza de manera expresa.
Básicamente, fue une estilo de vida que se contraponía las normas de la época y
que se expresaba a través de la literatura.

En una época en donde la razón y la intelectualidad tenían los papeles más


importantes, la imaginación, y la sensibilidad era una forma de expresar el
desacuerdo con los parámetros que dictaban la sociedad. En esa época, el ser
humano, necesitaba salir de generaciones de normas y dictaduras que les hacía
pensar de una determinada manera. Debido a eso, el romanticismo, se
caracterizaba por los sentimientos, la razón de ser y los impulsos del ser humano,
basados en la libertad.

Otras características que cabe mencionar son:

- Rechazo del Neoclasicismo, pues se da una mezcla del verso y la prosa o la


alternancia de lo cómico y lo dramático en el teatro.

- Nuevo lenguaje: Aparece un nuevo estilo más enfático y expresivo con el uso de
las formas, exceso verbal e ironías y el vocabulario romántico

- Temas románticos: Subjetivismo, amor y sentimientos, ansia de felicidad y


posesión de lo infinito, naturaleza e historia, la religión, conflictos sociales, rechazo
de la vida y culto a la muerte

- El “yo” antes de todo: superación del mundo a través del yo, en donde el hombre
se va a aislar de forma consciente para poder pensar y dejar aflorar todos sus
sentimientos de manera natural en la soledad. El ser no racional hace que se deje
lugar también a las fantasías y a que la imaginación sea mucho más grande de lo
que era antes.
- Libertad: El héroe de todas las historias es una persona libre completamente de
la sociedad donde se hace necesario volar y dejar todo para que la propia
expresión sea la verdadera protagonista.

- Idealismo: nace la idealización del mundo.

- Naturaleza: La naturaleza toma una especial importancia para los románticos ya


que los une con la vida y hace que sus estados de ánimo en general cambien.

Los autores más destacados son:

- Ángel Saavedra, El duque de Rivas: a más famosa de sus obras es Don Álvaro o
la fuerza del sino (1835), reconocida como la primera obra de romanticismo en
España.

- José de Espronceda: considerado el escritor más representativo de la primera


etapa del romanticismo español.

- Mariano José de Larra: escritor que se destacó por su ironía, mordacidad y


capacidad crítica en todo tipo de escritos, ensayos y artículos periodísticos.

- José Zorrilla: Es un poeta y dramaturgo español que cultivó todos los estilos de la
poesía: épico, lírico y dramático.

- Rosalía de Castro: Entre sus obras más destacadas podemos destacar obras
maestras de la literatura gallega, española y mundial, como Cantares gallegos
(1863), Follas novas (1880) o, ya en castellano, En las orillas del Sar.

- Gustavo Adolfo Bécquer: Uno de los escritores del romanticismo (en este caso
de su período tardío) más conocidos y reconocidos, aunque algunos ya le
clasifican dentro del posromanticismo. No tuvo éxito en vida y solo tras su muerte
se reconoció su talento. Algunas de sus obras más emblemáticas son sus Cartas
desde mi celda o Libro de los gorriones y Rimas y Leyendas.
Este último, según la crítica literaria Raquel Hernández, es una obra de Gustavo
Adolfo Bécquer que inaugura la etapa de renovación poética en los últimos años
del Romanticismo y da paso a la etapa que conocemos como literatura
contemporánea. Aunque en un primer momento las Rimas de Bécquer se
publicaron en diferentes periódicos madrileños, fueron sus amigos quienes, tras la
muerte del famoso poeta, decidieron editarlas bajo el título Rimas y Leyendas en
1871, con el fin de ayudar a su mujer viuda y a sus hijos.

Las Leyendas más populares de Gustavo Adolfo Bécquer:

1. La ajorca de oro:

Pedro, un joven enamorado, acaba robando la ajorca de oro que se encontraba en


manos de la Virgen en la Catedral, ya que su novia le había confesado que estaba
disgustada al no tenerla. A pesar de haberse negado en un principio, Pedro
accede y, a pesar de que cierra los ojos para no ver lo que hace, cuando por fin
los abre las diferentes figuras a su alrededor se acercan hacia él y se desmaya del
impacto. Cuando lo encuentran tirado con la ajorca entre las manos él solo puede
explicar que la ajorca era de la virgen. Así, queda constancia de que se ha vuelto
loco tras cometer un delito por amor.

2. La Rosa de pasión:

Cuenta la historia de amor entre una judía hermosa, Sara, y un joven cristiano. El
padre de Sara, Daniel Leví, se entera de que su hija está enamorada de un
cristiano y toda la comunidad judía comience a conspirar contra los cristianos.
Reúne al día siguiente a todos los judíos en una iglesia abandonada, donde
preparan una cruz. Sara se entera y acude allí para confesar enfadada que tiene
un nuevo padre, porque ahora es cristiana. Esto provoca que el padre furioso la
agarre a la cruz y se la deje al resto de los judíos para que hagan con ella lo que
quieran.
Un día, un arzobispo encontró una hermosa flor en los muros de la iglesia.
Decidieron cavar y encontraron los huesos de una mujer muerta. Esta flor fue
conservada y hoy es bastante común. Es conocida como la Rosa de la Pasión.

3. El beso:

Relata la llegada de los soldados franceses durante la Guerra de la


Independencia. Al no encontrar dónde hospedarse, un grupo de soldados debe
pasar la noche en un convento abandonado. Al día siguiente, el capitán de este
grupo se reúne con sus amigos y declara no haber dormido casi nada por haber
estado con una mujer. Al contarle a estos que esa mujer es de mármol, sus
compañeros empiezan a burlarse de él, a lo que responde invitándoles esa noche
a ir al convento a beber y a verla.

Cuando ya estaban allí festejando con champán, el capitán habló de las


inscripciones en las estatuas, afirmando que se trataban de un marido y su mujer.
Luego, escupió a la figura masculina diciéndole que le daba de beber e intentó
besar a la mujer. Pero, antes de que llegara a tocarla, cayó ensangrentado y
muerto al suelo, supuestamente herido por el guante de mármol de la estatua del
hombre.

Entre las Rimas de Bécquer, se pueden destacar las siguientes:

Rima IX

Besa el aura que gime blandamente

las leves ondas que jugando riza;

el sol besa a la nube en occidente

y de púrpura y oro la matiza;

la llama en derredor del tronco ardiente

por besar a otra llama se desliza;


y hasta el sauce, inclinándose a su peso,

al río que le besa, vuelve un beso.

Rima XXI

¿Qué es poesía?, dices, mientras clavas

en mi pupila tu pupila azul,

¡Qué es poesía! ¿Y tú me lo preguntas?

Poesía... eres tú.

Rima XXIII

[A ella. No sé...]

Por una mirada, un mundo;

por una sonrisa, un cielo;

por un beso... ¡Yo no sé

qué te diera por un beso!

Rima XXXVIII

Los suspiros son aire y van al aire.

Las lágrimas son agua y van al mar.

Dime, mujer, cuando el amor se olvida,

¿sabes tú adónde va?


Rima LIII

Volverán las oscuras golondrinas

en tu balcón sus nidos a colgar,

y otra vez con el ala a sus cristales

jugando llamarán.

Pero aquellas que el vuelo refrenaban

tu hermosura y mi dicha a contemplar,

aquellas que aprendieron nuestros nombres...

¡esas... no volverán!

Volverán las tupidas madreselvas

de tu jardín las tapias a escalar,

y otra vez a la tarde aún más hermosas

sus flores se abrirán.

Pero aquellas, cuajadas de rocío

cuyas gotas mirábamos temblar

y caer como lágrimas del día...

¡esas... no volverán!

Volverán del amor en tus oídos

las palabras ardientes a sonar;

tu corazón de su profundo sueño

tal vez despertará.


Pero mudo y absorto y de rodillas

como se adora a Dios ante su altar, ...

como yo te he querido...; desengáñate,

¡así... no te querrán!

Los poemas de Gustavo Adolfo Bécquer bailan siempre alrededor de una melodía
y esto lo consigue gracias a la repetición de las mismas estructuras sintácticas.

Como sus creaciones están cargadas de emoción y misterio, utiliza con frecuencia
el recurso de los puntos suspensivos, y las interrogaciones y exclamaciones como
final de sus poemas. Con lo que respecta a la métrica de sus versos, prefiere la
rima libre y asonante, marcando una tendencia neopopularizante. La brevedad en
todos los sentidos definiría su poesía ya que nunca suele excederse de tres
estrofas

Finalmente, puede decirse que el Romanticismo literario español marcó un antes y


un después. Sólo hay que ver el tipo de novelas y cómo pensaba la gente, antes y
ahora.

Ahora se dará una mirada a el Realismo, un movimiento cultural del siglo XIX que
también se manifestó en la literatura y cuya figura principal es Balzac. El realismo
literario, acabó con esa corriente, tanto en los aspectos ideológicos, como en los
formales.

Es, por tanto, una mirada subjetiva de cada autor de la propia época que les tocó
vivir. Algunos decidieron dejar por escrito ámbitos en los que se movían, mientras
que otros prefirieron mostrar los barrios bajos, o el ámbito de la guerra.

El Realismo literario es un movimiento literario que se inició a mediados del siglo


XIX. La característica de las obras de este movimiento fue principalmente
dedicarse a presentar un retrato fidedigno y realista de la sociedad de la época. La
idea de los autores de este movimiento era observar, cual antropólogos, a la
sociedad, la cultura, las personas y las acciones de esta gente.

El Realismo literario en España, surge a mediados del siglo XIX, España vivía una
época bastante agitada, porque acababa de empezar su guerra contra Francia y
recién habían perdido a Cuba y a las islas Filipinas. A pesar de los momentos en
que estaban pasando y la guerra que mantenía, la influencia del realismo,
proveniente de Francia, caló hondo en los españoles de la época, haciendo que se
uniesen a una corriente mucho más objetiva que la que iban a dejar atrás.

El realismo literario español se manifestó principalmente en la novela, aunque


también tuvo algunos representantes en el teatro y en la poesía.

Cada movimiento literario se destaca por unas características muy claras que
tienen que ver con la realidad de la época, con los sentimientos que se van
generando en estos escritores que son tanto personajes como observadores de la
realidad que se vive y que siempre engancha con el pasado movimiento literario
con el que vendrá después. Las características principales son:

- Reflejo de los valores e inquietudes de la clase burguesa como son el


individualismo o el materialismo.

- Visión objetiva de la realidad

- Defensa de una tesis. Las obras enfocan una realidad desde una determinada
concepción moral.

- Lenguaje coloquial y popular para situar a los personajes en su ambiente real.

- Temas cercanos al lector de la época: infidelidades, defensa de los ideales


burgueses, problemas matrimoniales, éxodo del campo a la ciudad, ambientes
regionales y costumbristas, valores modernos frente a los valores tradicionales,
ansia por el ascenso en la escala social, malestar de la mujer por su papel en la
sociedad
- Abundantes descripciones.

La literatura española ha contado con grandes escritores dentro de este


movimiento literario, autores que aún siguen siendo relevantes en la actualidad.
Entre ellos cabe mencionar a:

- Juan Valera: Un autor que no terminaba de encajar en el romanticismo ni en el


Realismo, porque era algo exagerado y extremista en sus novelas, ya que tenía
mucha imaginación y ninguna de sus ideas, acababa bien encajada, pero más
tarde, empleando su tierra natal, Andalucía, creó novelas con personajes que
encajaban con la ideología realista.

- José María Pereda: Amante del mundo, porque viajaba al extranjero con mucha
frecuencia y diputado. Más tarde se dedicó a escribir y encontró un equilibrio en
donde cogía a personajes cercanos de sus altas tierras, les ponía el acento y
trataba de representarlos al más puro estilo realista, pero con toque estéticos
como el amor en la naturaleza y la ignorancia de los deberes políticos.

- Pedro Antonio Alarcón: Comenzó como escritor de viajes, pero escribía novelas
al más puro estilo realista, en donde se le notaban las relaciones religiosas con las
que solía tratar, defendiendo a los jesuitas. No terminó de gustar mucho su novela
de connotaciones religiosas, pero sí el Sombrero de tres picos, que inspiró un
ballet.

- Benito Pérez Galdós: Escritor progresista y anticlerical, pero que, aun así,
compartía ideas con personas de diferentes corrientes. Sus creencias eran
republicanas, pero fue evolucionando hasta un socialismo humanista, que fue
expresando en sus novelas.

- Ramón De Campoamor: “La libertad no consiste en hacer lo que se quiere, sino


en hacer lo que se debe”. Hablar de Ramón de Campoamor es hablar de una
estrella de la poesía de segunda mitad del XIX. Es hablar del Paulo Coelho de su
época. Es hablar del autor del sentido común. Es hablar de una auténtica
celebridad cuyos poemas, frases y versos eran memorizados y plagiados por
todos sus contemporáneos.

Desde postales, a pasquines, pasando por canciones, la obra de Ramón de


Campoamor inspiró a toda una generación, convirtiéndolo en todo un referente.
Aunque claro, echando un ojo a su imposible catálogo de obras, lo raro hubiera
sido que no triunfara. Tanto en teatro como en filosofía, Ramón de Campoamor
fue prolífico como pocos. No obstante, fue la poesía, igual de prolífica, la que lo
elevó a los altares de la historia literaria patria. Sus temas más recurrentes fueron
el positivismo y el costumbrismo religioso y social, aunque también dejaba
resquicios para el amor, la libertad o la amistad.

- Gabriel García Márquez: Cien años de soledad, Crónica de una muerte


anunciada, El coronel no tiene quien le escriba, El amor en tiempos del cólera…
Gabriel García Márquez es historia de la literatura. Este colombiano no sólo supo
plasmar en su obra y sus historias el realismo más exacerbado, sino que lo hizo
en un lugar imaginario que ya es leyenda para quienes amaron al autor: Macondo.

En Macondo tenían lugar la mayoría de sus obras, y era donde se desataba la


magia de lo cotidiano. Gabriel García Márquez no necesitaba de trucos, ni efectos
de artificio, sus historias, sus personajes, sus creaciones dotaban de magia a lo
accesible. Quizá por eso llegó a tantos millones de personas. No en vano, fue el
gran exponente del denominado realismo mágico.

Una de las obras más reconocidas de este género es Pepita Jiménez de Juan
Valera, trata sobre un joven llamado Luis de Vargas que estudiaba para ser cura.
El vivía con su tío, pero se estaba quedando con su padre, por lo que muy a
menudo le escribía a su tío. La historia se desarrolla por medio de estas cartas.
Conoce a Pepita Jiménez de quién se enamora al igual que su padre. Es entonces
cuando tiene que elegir entre tomar su vocación o el que puede que sea el amor
de su vida. Al final Luis confiesa su amor a Pepita Jiménez y abandona su
vocación se casan y tienen un hijo.
El tema principal además del amor, es la dualidad del protagonista al tener que
elegir entre el amor de su vida y su vocación religiosa. Como temas secundarios
están la religión, el celibato, la familia, el trabajo, la posición económica, la moral,
la amistad y la toma de decisiones importantes.

Pepita Jiménez se desarrolló en el siglo XIX en España, en un pueblo ubicado en


el sur, llamado Andalucía. Siguiendo el modelo de Cervantes, Valera hace pensar
en la recuperación de un manuscrito encontrado en los papeles de una catedral de
Andalucía, en el que se narra (en dos partes, una primera epistolar y una final ya
narrativa) una historia sobre unos personajes a los que se cambiará el nombre
para preservar su identidad.

La estructura de la obra es muy bien cuidada. Se estructura en cuatro partes:


empieza con un prólogo, cuyo narrador aparentemente es un editor que narra el
encuentro de un manuscrito, papeles de un deán en una catedral andaluza. Esta
técnica es llamada de “manuscrito encontrado” y sirve para dar verosimilitud y
autenticidad a la obra; después sigue con una parte epistolar compuesta de quince
cartas llamada “Cartas de mi sobrino”, donde don Luis narra parte de la historia y
ahí vemos como gradualmente va progresando su pasión por Pepita Jiménez y
sus cuestionamientos acerca del amor a Dios y el amor a Pepita; ofreciendo al
lector un grandioso análisis de conciencia; en “Paralipómenos”, que significa cosas
olvidadas, hay la reconstrucción de los acontecimientos sucedidos posteriormente
a las cartas de don Luis, Paralipómenoses narrado en el comienzo por el editor y
en su mayor parte por el deán, en el hay diálogos entre los personajes y
percibimos la omnisciencia del autor que selecciona bien los acontecimientos
“Paralipómenos” es narrado en relato y el deán narra como la vocación de don
Luis se rinde ante los encantos de Pepita Jiménez; y por último el epílogo, “Cartas
de mi hermano”, donde el padre de don Luis, don Pedro, narra los acontecidos, a
través de fragmentos de cartas, cuatro años después del matrimonio de don Luis y
Pepita Jiménez cerrando la novela con un final feliz. La obra está escrita en dos
diferentes formas: epistolar en la primera y última parte, y en tercera persona y
con el uso de diálogo en “Paralipómenos”.

Se muestran cuatro narradores: un editor, en el prólogo; don Luis, en “Cartas de


mi sobrino”; nuevamente el editor y el deán en “Paralipómenos”; y el cuarto
narrador es el padre de don Luis, don Pedro en el epílogo en “Cartas de mi
hermano”.

La obra es narrada en primera y tercera personas con un narrador omnisciente en


“Paralipómenos” La obra tiene una prosa graciosa, inteligente y con un exceso de
elaboración.

Los personajes principales de la obra son:

- Pepita Jiménez: Joven de 20 años rubia de ojos verdes, de esbelta figura. De


alma caritativa, noble y de buenos sentimientos, enamorada de Don Luis.

- Don Luis de Vargas (Galán): Joven de 22 años, delgado, de cabello y ojos


negros. Muy amable y generoso, estudioso y piensa en convertirse en sacerdote.

- Pedro De Vargas (Papá De Don Luis): hombre de 58 años, robusto y de buena


condición física y económica. Trabajador, le gusta mucho el campo y es
enamorado de Pepita.

- El Señor Dean (Tío de Don Luis, Hermano de Don Pedro): Hombre muy elegante
y culto, de compresión delgada y de gran estatura. Persona muy centrada en sus
pensamientos, noble, además inteligente.

Los Personajes Secundarios son:

- Gumersindo (Tío y Esposo de Pepita): Hombre de 80 años, su salud es muy


mala y de complexión robusta. Hombre muy ahorrativo, muy codo, pero generoso
y de muy buen humor, es tío y esposo de Pepita
- Señor Vicorio (Sacerdote): Era un hombre delgado y de edad considerable. Era
un buen consejero, de alma muy noble, un sacerdote muy caritativo, apreciaba
mucho a Pepita y a Luis.

- Antoñona (Nana de Pepita): Mujer de 40 años de apariencia muy robusta y


morena, muy alegre. Era muy vulgar en sus comentarios, aunque era muy buena
persona, era nana de pepita

Otros personajes que aparecen en la obra y que aparecen ocasionalmente son:

- Francisca Gálvez (Mamá de Pepita): Mujer de complexión delgada, alrededor de


40 años. Vulgar y de instintos groseros, pero quería mucho a pepita ya que era su
hija

- Conde de Genazahar (Pretendiente de Pepita): De complexión robusta y


alrededor de 30 años. Burlón, jugador y parrandero, enamorado de Pepita, pero
como ella lo rechaza se burla y habla mal de ella cada vez que puede.

- Currito (Primo de Luis): De baja estatura y de complexión delgada, físicamente


es muy parecido a Luis. Es de buenos sentimientos, aunque al principio se burlaba
de Luis, después cambio eso por su admiración hacia él.

- Doña Casilda (Mama de Currito): De complexión muy robusta y de edad


avanzada. Es una persona muy generosa y de buenos sentimientos.

Esta historia se desarrolla entre huertas y campos verdes y hermosos, con ríos de
aguas cristalinas, cubiertos de hierbas olorosas y flores de mil clases. Todos en el
pueblo, por lo general son muy religiosos, alegres, de buenas costumbres y de
pensamientos muy conservados.

Esta obra es entretenida, es una bella historia de amor que está muy bien escrita
de forma que hay suspenso y entretenimiento en ella.

Desde la perspectiva de la crítica literaria Lilia Casado, expresa su opinión sobre


la obra Pepita Jiménez, diciendo que:
“Escrito en plena época costumbrista y en el momento en el que estaba en boga la
novela de tesis (ésa que exponía las ideas del autor sobre un determinado asunto
a través de los distintos personajes), curiosamente, Pepita Jiménez no es ni una
cosa ni la otra. A pesar de que pudiera parecerlo.

Un argumento que desarrolla el enamoramiento del aspirante a cura y la joven


viuda bien podría dar juego a la elaboración de una novela de tesis. Sin embargo,
como señaló el propio Juan Valera en el prólogo que hizo para esta obra en 1888,
con ella no pretendía instruir, ni sentar cátedra, ni reflexionar sobre los problemas
de la iglesia en aquel momento, ni sobre la situación de la mujer, ni enjuiciar, ni
criticar… No quería, en definitiva, hacer una novela de tesis sino, simple y
llanamente, una novela para disfrutar, para ser leída con placer y recordada con
cariño.

Y eso es justo lo que consiguió. Y lo hizo de varias formas: a través de una historia
muy bien contada en la que triunfa el amor por encima de todo (de los prejuicios,
del qué dirán, de la vocación religiosa, incluso de la propia familia), de unas
pinceladas del costumbrismo andaluz de la época (el casino, las faenas del
campo, la vida en una pequeña localidad, la costumbre de recibir, el visiteo, las
tertulias…), de un estilo sencillo, aparentemente lleno de ingenuidad y de
inocencia pero que esconde un rico sustrato ideológico y literario; de un certero y
bien recreado análisis psicológico de los personajes y del retrato realista,
verosímil, de una forma de vivir, de sentir… de amar.

Y es que el amor, el proceso de enamoramiento, el cómo va surgiendo y creciendo


hasta llegar a su momento álgido, al momento en el que estalla y ya no se puede
ocultar, ni luchar contra él; el momento en el que hay que ponerse en su bando y
batallar por él, por conseguirlo, por defenderlo, por construirlo, por conquistarlo;
todo este proceso es el gran protagonista de esta novela, basada (según cuenta
Andrés Amorós en la introducción, en hechos reales, en una historia familiar,
ligeramente modificada para convertirla en literatura). En ella, el autor va
dándonos pistas, narradas en primera persona, del nacimiento del amor en Don
Luis y, a través de sus ojos, de las reacciones de Pepita. Somos testigos,
interpretando esas pistas y señales, de cómo va cambiando don Luis, de qué
aspectos aprecia de Pepita, de cómo lucha contra esa atracción que ni él mismo
se atreve a admitir, de cómo se niega a abrir los ojos cuando su tío, el Deán, le
advierte de ello, de cómo se escuda en una cierta arrogancia, cómo calcula más
sus propias posibilidades, cuando se cree a salvo de ese amor, gracias a su
fuerza de voluntad y a la ayuda de Dios. Cuando el amor le vence, el narrador
cambia, se convierte en un narrador en tercera persona omnisciente (incluido el
guiño a Cervantes gracias a ese narrador ni autor ni testigo, ese narrador que
encuentra unos papeles que nos va revelando –e incluso criticando-, pero que no
ha escrito él) que describe los acontecimientos ocurridos desde fuera, a través de
la perspectiva que ofrecen distintos personajes implicados en la trama.

Este cambio de narrador marca la estructura de la obra, divida en dos partes


principales a las que se añade un epílogo que, según el propio narrador, podría
hasta sobrar. La primera parte, con el descriptivo título de “Cartas de mi sobrino”,
incluye, claro está, las cartas del sobrino de quien, supuestamente, escribe la
historia, el Deán. O sea, las cartas que Don Luis va enviando a su tío, en las que
va dando cuenta de los pormenores de su estancia en su tierra natal.
Formalmente, estas cartas permiten una gran libertad creativa y, al hablarnos en
primera persona, nos permiten conocer los sentimientos del protagonista no sólo
sobre Pepita, sino sobre la vida en el campo, la contraposición Madrid/provincias,
sus preocupaciones, la esclavitud que siente en casa de su padre, el placer de
recordar lugares, sendas, rincones; sus ideas religiosas… Todo ello hace que
prime la psicología frente a la acción, que importe más la inspección psicológica
que el autor lleva a cabo en la mente del personaje, que lo que realmente le ocurre
a éste.
En la segunda parte, como hemos dicho, la perspectiva narrativa cambia. Los
“Paralipómenos”, como el epílogo de la tercera parte, están narrados en tercera
persona omnisciente, con ese juego literario al que ya hemos aludido. Así, la
perspectiva se abre, se multiplica, dando cabida al punto de vista de más
personajes relacionados con el argumento principal. Esta apertura, sin embargo,
no significa que se pierda la indagación psicológica, aunque sí es cierto que en
esta parte final la acción adquiere mayor importancia. No es para menos. Es el
momento de la explosión del amor, de la lucha, de la rendición, de la venganza y
de la consumación.

Si importante resulta la introspección psicológica no menos importante es el


diálogo, que aparece en esta novela limitado en la primera parte (las cartas sólo
permiten transcribir pequeños parlamentos, no reproducir diálogos enteros, como
sí ocurre en la segunda parte) y que, en las demás, ayuda a completar la imagen
que de los personajes nos habíamos formado, gracias a la caracterización
realizada por Don Luis. Y fundamental resulta ser, para la comprensión de lo
ocurrido y de los sentimientos de cada uno, y también para mostrar su
personalidad y su forma de ver y entender el mundo, el larguísimo intercambio
dialéctico que mantienen Don Luis y Pepita Jiménez una vez que el amor ha
explotado, una vez confesados sus amores mutuos, una vez emprendida la lucha
del uno por el otro.

El amor es, como decíamos, el gran protagonista de la novela. Pero, en muchas


ocasiones, se nos presenta casi casi como un amor místico. Uno de los objetivos
de Valera al escribir esta obra era homenajear a los místicos españoles, recrear y
poner en valor la literatura mística española, abundante y magnífica, según revela
el propio autor. Por eso, aprovecha la formación religiosa de Don Luis para poner
en su boca citas, referencias, argumentos y reflexiones relacionadas con la
corriente mística (además, claro está, de con toda la cultura clásica y bíblica, signo
de la profunda formación del aspirante a cura). Éste es el marco que sirve al
protagonista para hablar del amor sensual con los términos del amor místico,
fundiendo uno y otro, como ya hicieran, por ejemplo, San Juan de la Cruz o Fray
Luis de León, y utilizando las mismas imágenes y metáforas que caracterizaron a
este tipo de literatura (fusión de almas, rayos, alegría inefable, amor como
misterio, relación amor/muerte…).

Todo ello hace de Pepita Jiménez la gran novela de Juan Valera. Una obra
madura, redonda, que combina hábilmente los recursos lingüísticos y literarios y
que, bajo su aparente sencillez, oculta una gran riqueza”.

Ahora, se realizará un recorrido por la Generación del 98, nombre con el que se
conoció a un grupo de escritores que, nacidos en fechas cercanas y movidos por
un acontecimiento de su época, se enfrentan a los mismos problemas y
reaccionan de modo semejante ante ellos. También llamada "generación del
desastre" en alusión a la pérdida de Cuba como colonia española, se abocó, entre
otras cosas, a resaltar la belleza del sobrio paisaje castellano y a desarrollar una
renovación estilística que omitió la retórica del siglo XIX, es reconocido por todos
como guía espiritual Miguel de Unamuno.

Su propósito principal elevar a España de su postración y de su descrédito,


ponerla a la par de las otras naciones de Europa y darle un espíritu, un tono y una
dignidad distintos, contribuyendo a la solución de sus problemas. La generación
del 98 fue un severo juez para los que habían llevado a España a la ruina material
y moral, y decidió, en un frustrado y noble afán romántico, cambiar la situación
social y política de este país.

La principal fuente de inspiración de los noventayochistas es Castilla, a la que


ellos consideran el corazón de la identidad hispana. Emplean el paisaje,
monumentos, tipos e historia de la región castellana en sus ensayos, novelas,
poemas, obras de teatro, pinturas, y fotografías.

Dentro de las características de esta generación se pueden mencionar:


- La literatura. Cada época literaria ha tenido sus modelos; los autores de la
Generación del 98 sienten especial debilidad por Gonzalo de Berceo, Jorge
Manrique, Miguel de Cervantes y Francisco de Quevedo. Admiran a Larra y a los
ilustrados porque ya habían sufrido y analizado estos problemas.

- La historia. En ésta es donde buscan estos escritores la esencia de España, los


valores de la patria y la raíz de los problemas presentes.

- El paisaje. Ven en el austero paisaje castellano el reflejo del alma y la esencia


que buscan. Recorren la meseta de Castilla describiendo minuciosamente la
pobreza de sus pueblos, la sencillez de sus gentes y lo extremado de su clima.
Esperaban captar, a través de este paisaje, el alma de España.

La generación del 98 se caracterizó por emplear un lenguaje castellano sencillo


(incluso empobrecido para algunos autores), capaz de llegar a todos los estratos
sociales.

Los escritores del movimiento reemplazaron la retórica recargada y de difícil


interpretación por frases concisas y simples, en las que se destacaba el contenido
socio-político por sobre la belleza del estilo y del arte literario.

El uso de un lenguaje simple no resultaba impedimento para transmitir contenidos


complejos y revolucionarios para la época. Autores como Azorín y Unamuno, que
fueron influenciados por pensadores como Nietzsche y Schopenhauer,
evidenciaron su intención de ampliar el nivel intelectual de la población española
en general, tras difundir corrientes filosóficas del irracionalismo europeo.

La influencia del modernismo y de la gran crisis que atravesaba España luego de


la guerra resultaron una situación insostenible, aunque de gran inspiración para
los artistas, tanto escritores como pintores o músicos.

Los artistas del movimiento tuvieron en común las siguientes características:


- El sentimiento patriótico. Fomentaban el orgullo nacionalista.

- La creación de nuevas formas de expresión literaria. Como la novela


impresionista.

- El uso de un lenguaje sencillo y de fácil interpretación. Priorizaban el contenido


por sobre la belleza en el uso de la retórica.

- La ideología política de izquierda. Como el anarquismo y el socialismo.

- La preocupación por el sentido de la vida. Fomentaban los cuestionamientos


existencialistas.

Entre los principales precursores de la generación del 98 se destacan los


siguientes autores españoles:

Joaquín Costa (1846 – 1911)

Ángel Ganivet (1865 – 1898)

Miguel de Unamuno (1864 – 1936)

José Martínez Ruiz -Azorín (1873 – 1967)

Ramiro de Maeztu (1875 – 1936)

José Ortega y Gasset (1883 – 1955)

Pío Baroja (1872 – 1956)

Vicente Blasco Ibáñez (1867 – 1928)

Ramón María del Valle-Inclán (1866 – 1936)

Antonio Machado Ruiz (1875 – 1939)

Manuel Machado Ruiz (1874 – 1947)

Rafael Narbona en el 2015, dice que: “Ya no hay escritores como Unamuno, sin
miedo a enfrentarse a “los hunos y los otros”. No podemos inventar una figura
semejante, pero sí recordar sus palabras, señalando que Don Quijote “no peleaba
por ideas. Era espiritualismo; peleaba por espiritualismo” (Del sentimiento trágico
de la vida, 1912). La generación del 98 no fue una ocurrencia de Azorín, sino un
punto de convergencia entre grandes espíritus, que más tarde seguirían un rumbo
propio, singular. ¿Qué queda del 98? Indudablemente, su espíritu. Quizás
adormecido, relegado o incluso vituperado desde ciertas opciones ideológicas,
pero vivo en sus libros, invitando a contemplar España con los ojos del alma”.

Se conoce como Generación del 27, al grupo de poetas españoles que


representaron a los más notables de la literatura del siglo XX. Estos poetas fueron
influenciados por movimientos europeos como el simbolismo, futurismo y
surrealismo, pero no representan un pensamiento revolucionario ni de inclinación
política o social.

En el desarrollo de esta generación se describen tres etapas:

- Primera etapa: hasta 1927, aproximadamente.

A principios de esta etapa se dejan sentir los tonos becquerianos, junto a algunos
resabios modernistas. Pronto es notorio el influjo de las primeras vanguardias. El
magisterio de Juan Ramón Jiménez les orienta hacia la “poesía pura”. El gran
instrumento de este arte “puro” es la metáfora, con audacias deslumbrantes que
han aprendido de Ramón Gómez de la Serna y de otros vanguardistas. Por todo
ello se les acusa de “Herméticos”, de “fríos”, de “deshumanizados”. En esto, como
hemos visto antes, sintonizan con el Ortega de “La deshumanización del arte”
(1925). El deseo de perfección formal motiva un primer acercamiento a los
clásicos. A ello responde el cultivo de formas estróficas tradicionales (entre 1925 y
1927) que se observa en libros como “Versos humanos” de G. Diego, o “Cal y
canto” de Alberti. Todo ello desemboca en el fervor por Góngora.
- Segunda etapa: de 1927 a la Guerra Civil

Los poetas, ya en su plena madurez, comienzan a sentirse un tanto cansados de


las aventuras formalistas. Se inicia así el proceso de “rehumanización” de su lírica.
Se produce la irrupción del Surrealismo, que señalaba asimismo una dirección
diametralmente opuesta a la poesía “pura”. Pasan a primer término los eternos
sentimientos del hombre: el amor, el ansia de plenitud y las, frustraciones, la
inquietud ante los problemas existenciales, etc. Pablo Neruda funda en Madrid la
revista “caballo verde para la poesía”, en la que aparece el “Manifiesto por una
poesía sin pureza”, es decir, inmersa en las circunstancias humanas y sociales
más concretas. El acento social y político se introduce en la poesía. Alberti,
Cernuda o Prados adoptan una concreta militancia revolucionaria. Y de forma más
o menos activa, todos los demás se mostrarían partidarios de la República, al
estallar la guerra.

- Tercera etapa: después de la Guerra

Acaba la guerra civil. Lorca ha muerto en 1936. Los demás, excepto Aleixandre,
Dámaso Alonso y Gerardo Diego, parten hacia una un largo exilio. El grupo
poético del 27 se ha dispersado. Cada uno sigue una forma particular de hacer
poesía, pero ninguno abandonará el cultivo de una poesía que cada vez será más
humana.

Las obras de la Generación del 27 se caracterizaron por el uso constante y audaz


de la metáfora y de nuevas palabras creadas con el fin de transmitir emociones
intensas en los poemas. Se desatacaron autores como Federico García Lorca y
Rafael Alberti.
La Generación del 27 se caracterizó por la particularidad de sus obras. En los
comienzos, los versos hacían hincapié en el arte. Luego, tras la influencia del
surrealismo y otras corrientes de la época, el movimiento elaboró una poesía con
énfasis en la expresión de los sentimientos y temas tabúes, como la
homosexualidad. A este tipo de obras se las denominó “poesía humanizada”.

Este tipo de poesía contenía un lenguaje orientado hacia la intelectualidad y la


belleza, donde se hacían presentes las figuras retóricas como la metáfora, para
expresar temáticas surrealistas. La estructura de los versos era la clásica, como
un soneto, villancico o romance. Además, utilizaban técnicas fueras de a métrica
(conjunto de reglas), como:

- Versos libres. No estaban sujetos a medida ni a rima.

- Versos blancos. Estaban sujetos a medida, pero no a rima.

- Versículos. No tiene un número fijo de rimas o de sílabas (entre 8 y 12 sílabas).

Los artistas buscaban aportar una vía de escape a la gente que estaba sufriendo
calamidades durante los tumultuosos años que precedieron al estallido de la
Guerra Civil, alejándose del discurso dominante. Por desgracia, a los intelectuales
en general, y en particular a aquellos que pertenecían a la Generación del 27, no
les fue bien durante la guerra, como quedó cruelmente demostrado con la
ejecución de Federico García Lorca. Tan sólo unos días después de estallar el
conflicto fue secuestrado y asesinado, y nunca más se supo de él ni de sus restos.
Otros miembros tuvieron que enfrentarse a un final prematuro que causó un golpe
de efecto para todos aquellos involucrados en el grupo.

Algunos de los principales autores de la Generación del 27, son:

Adriano del Valle (1895-1951)

Dámaso Alonso (1898-1990)

Emilio Prados (1899-1962)


Federico García Lorca (1898-1936)

Gerardo Diego (1896-1987)

Jorge Guillén (1893-1984)

Luis Cernuda (1902-1963)

Manuel Altolaguirre (1905-1959)

Melchor Sánchez Almagro (1893-1966)

Pedro Salinas (1891-1951)

Rafael Alberti (1902-1999)

Vicente Aleixandre (1898-1984)

La obra Bodas de Sangre de Federico García Lorca, se escribió en 1933, durante


una etapa en la cual quiso alejarse de la poesía para acercarse a la realidad. De
esta forma, podía reflejar el tedio y restricción de la vida en los Pueblos del Sur de
España.

En el 1933, luego de un gobierno de coalición de partidos republicanos y


socialistas, se celebran unas elecciones en las cuales triunfa la derecha. El país
vive una época turbulenta de dilemas políticos y sociales. La creciente ola de
violencia incluye la quema de iglesias.

De su estadía en la huerta de San Vicente, surgió la inspiración de García Lorca


para su triunvirato de obras trágicas centradas en la vida restringida de mujeres:
"La casa de Bernarda Alba", "Yerma" y "Bodas de Sangre".

El título de la obra anticipa el contenido de la misma, insinuando y resumiendo el


asunto, ya que luego de la boda, efectivamente corrió la sangre. Además, al oír el
título, el lector se ve intrigado y atraído por su sensacionalismo. El título "Bodas de
Sangre" es uno simbólico, ya que representa el desenlace de la historia.
En cuanto al argumento se describe así: La Madre del Novio habla con el sobre
los asesinatos de su esposo e hijo mayor. Debido a estas muertes, la madre odia
todo tipo de armas, pero especialmente las navajas. Luego, conversan sobre el
trabajo del novio en la viña y sobre sus deseos de casarse y quedan en ir a pedir
la muchacha. Cuando el hijo se marcha, llega la vecina.

La madre tiene dudas sobre el carácter de la Novia, así que inquiere sobre ella
con la vecina, quien le informa que hace un tiempo tuvo una relación con
Leonardo Félix, familiar de los hombres que asesinaron al marido y al hijo mayor
de la Madre.

La suegra de Leonardo y su mujer le cantan a su hijo. Cuando llega Leonardo, su


mujer y suegra le hacen reclamos por su comportamiento extraño. Al surgir el
tema de la boda de la Novia los esposos discuten. Entonces llega una muchacha a
contar que ha visto los regalos que el Novio y la Madre le compraron a la Novia y
Leonardo se marcha disgustado.

La Madre y el Novio van a pedir la mano de la Novia. Una vez se han presentado
los regalos, el Padre habla de su interés por la unión de las tierras de ambas
familias. La madre rememora las muertes trágicas, dice que no puede olvidarlo.
Ambos padres desean tener muchos nietos; el Padre quiere hombres para trabajar
las tierras y la Madre nietas para que la acompañen. Antes de irse, acuerdan la
fecha de la boda. Más tarde, la Criada le pide a la Novia ver los regalos, pero ella
no accede. Entonces la Criada le cuestiona a la Novia si Leonardo la ha visitado,
pero ésta lo niega.

La Criada prepara a la Novia para la boda. Debido a su actitud, la Criada le


pregunta si no quiere casarse, pero la Novia dice que si quiere. Se puede oír a los
invitados acercándose.
El primero en llegar es Leonardo quien se enfrenta a la Criada. Cuando llega la
novia en ropas menores, él le reclama y le dice que su casamiento fue obra de
ella; siente la necesidad de desahogarse. Cuando llegan los invitados él se aleja.
La novia sale una vez está preparada, tiene un traje negro. Después de que el
Novio, la Madre y el resto de los invitados llegan a casa de la Novia, todos se
marchan a la Iglesia.

Luego de la boda, el Padre y la Madre hablan de sus expectativas. En medio de la


algarabía, se encuentran los novios. La trata a la Novia con dulzura, pero esta se
comporta de manera extraña, pidiendo que la deje recostarse sola porque tiene
dolor de cabeza.

Cuando la gente procura a la Novia para comenzar el baile, el Novio sale a


buscarla donde la dejó, pero no la encuentra. Entonces entra la mujer de Leonardo
gritando que su esposo y la Novia han huido juntos. La Madre se debate entre
animar a su hijo a perseguirlos o hacer que se quede, pero al final le dice que los
persiga y le pide a sus familiares que lo ayuden. La madre anticipa la lucha que
esta por venir.

Luego de una persecución llena de suspenso, en la cual son cómplices los


leñadores, la luna traiciona a la pareja que huye. En el combate, mueren tanto el
Novio como Leonardo. Los hombres mueren a la misma vez, ambos por la herida
de un puñal pequeño.

Una vez la Madre se encuentra sola en su casa con la vecina, y ya que todo el
pueblo se ha enterado de lo sucedido, la Novia se presenta ante ella, diciendo que
ha venido para que la mate. La Vecina se sorprende al verla y teme una pelea,
pero la Madre solo la golpea una vez. La Madre reclama por la honra de su hijo y
la Novia trata de explicar porque huyo, clarificando que aún es virgen. La Madre
expresa su desinterés por saber si es pura o no. Cuando la Novia le pide llorar
junto a ella, la Madre le dice que puede, pero en la puerta. Entonces la Madre, la
Mujer y la Novia recuerdan a los dos hombres y el poder de esos pequeños
puñales que pudieron quitarles la vida.

La temática central de la obra es el amor contrariado, ya que toda la obra gira


alrededor del triángulo amoroso de Leonardo, la Novia y el Novio. Algunos temas
secundarios son:

- Muerte: La muerte marca a la Madre, llevándose a su esposo y dos hijos.

- Infidelidad: La novia traiciona a su marido al huir con Leonardo.

- Honra: La honra del Novio y la Novia se ponen en juego con la huida.

- Destino: El destino trágico persigue a los protagonistas.

- Naturaleza: La naturaleza forma parte de la historia, ya que influye en los


sentimientos.

Los temas secundarios se relacionan al tema central ya que surgen de él, por ese
amor contrariado es que ocurren los hechos que traen consigo la muerte, la
infidelidad y el destino. Por las acciones en nombre de ese amor es que se ve el
cumplimiento de un destino y el papel que juega la naturaleza en el mismo.

La estructura de la obra se puede definir de la siguiente forma:

Introducción: Se plantea el triángulo amoroso cuando el Novio habla de sus


deseos de casarse con la Novia y la madre descubre que ella había tenido un
novio anterior llamado Leonardo.

Desarrollo: La historia va desarrollándose cuando se establecen las expectativas


para el matrimonio y se conoce de la tensa vida familiar de Leonardo y sus
intenciones de seducción.

Punto Culminante: El acto decisivo en la trama es la huida de la Novia con


Leonardo.
Desenlace: La historia termina con la muerte del Novio y Leonardo, cada uno a
manos del otro.

Los personajes adquieren valor de acuerdo a su función en esta lucha en la que


se encuentran todos los elementos del universo (Apolinio y Dionisio). El hecho de
que todos aparezcan con sus nombres genéricos, a excepción de Leonardo,
encaja con la intención de Lorca de dotarles de un carácter universal: personajes
prototípicos.

Se distinguen tres tipos fundamentales de personajes:

- Apolinios: defensores de la sociedad convencional represora

- Dionisíacos: personajes instintivos, irracionales (la novia, Leonardo, la luna, la


mendiga)

- Personajes corales

1. La madre:

- Prototipo de mujer salvaguarda de las tradiciones primitivas, arcaicas, atávicas


de la tribu

- Posee un ancestral código del honor

- Lorca la identifica con la fuerza telúrica y primigenia de la vida

- Para la madre, la boda tiene un sentido renovador, es parte del proceso de


fecundación

- La amenaza de exterminio que pesa sobre ella la impulsa en su anhelo de vida


nueva

- La sangre de sus hijos es sustancia divina por ser fuente generadora de vida, por
lo tanto, es sangre sagrada para ella

- Simbólicamente la madre es voz oracular, vaticina el destino que intenta evitar


2. El padre:

- Personaje análogo (aunque más materialista)

- Este hombre entiende la boda como una transacción comercial entre las dos
familias, no tiene en cuenta los sentimientos

- Ve la unión sexual de dos seres con fines reproductivos y proseguimiento de su


casta

3. La mujer (de Leonardo)

- Es una mujer resignada

- Mantenedora del convencionalismo social, la tradición y el matrimonio

- Consiente la infidelidad por mantener su estatus social

- No está satisfecha sentimentalmente

4. La suegra y la vecina

-Objetivan los temores de los demás personajes desde un distanciamiento crítico y


popular

- Defensoras de la tradición

5. La criada

- Posee la sabiduría de la elemental existencia que ordena la naturaleza de los


hombres

6. Leonardo

- Al igual que el héroe trágico rompe con el esquema de un comportamiento


tradicional e inicia una violenta fuga hacia otro mundo para satisfacer su deseo de
encontrarle sentido a su destino individual

- Desde el principio está determinado por una extraña culpabilidad de origen


- Personaje configurado desde el pasado, es presentado como “el malo” de la
historia desde que comienza la obra

- Leonardo simboliza el sueño de un ideal de relación humana integral

7. La novia

- Contrae matrimonio por convencionalismo y tradición

- Tras la muerte de Leonardo permanece defensora del acto heroico

- Confiesa y defiende las razones de su proceder

- Al sentirse humillada por la madre apela a su honradez en la que encuentra la


fuerza para conservar la autoridad moral que necesita en su defensa

- La honra intacta es la que aporta la dimensión redentora y da sentido al sacrificio


que ella experimenta como un martirio

- La novia por tanto representa la rebeldía posible de la mujer dentro de la


sociedad del momento

8. Los leñadores

- Presagian la muerte y lo trágico

- Son personajes corales

- Suplican a la luna para evitar el sacrificio

- Están caracterizados por una acción propia que simbólicamente representa la


misma función interruptora de la vida (talar árboles) que cumple la luna

- Son considerados compañeros míticos de Dios

- Constituyen una colectividad mítica en un típico rito de exaltación a un dios de


las religiones agrarias en el que el propio Dios acaba encarnándose en el director
del coro
9. La luna

- Símbolo del acoso existencial de muerte

- Decide el fin de los fugitivos

- Su luz penetra las oscuridades y forja el cuchillo de la muerte

- Dispone el sacrificio

- Exige sangre humana

10. La mendiga

- Coincide con la luna en su propósito de procurar la muerte

- Ella augura la visión de muerte centrada en la imagen de la alcoba con los cofres
abiertos en espera de los cuerpos muertos inmolados por las navajas y envueltos
en los blancos hilos

- Se transforma en mensajera de la tragedia

- Se erige en juez de actos de los hombres

11. Las muchachas (dos muchachas y una niña)

- Se identifican con las tres Parcas, son hilanderas que limitan a su antojo la vida
de los hombres

- Cada una preside un paso de la vida: el nacimiento, el matrimonio y la muerte

- Regulan la duración de la vida con la ayuda de un hilo (una lo hila, otra lo enrolla
y otra lo corta)

Para finalizar, se concluye que la Literatura ha pasado por diferentes etapas y que
en cada una de ellas se destacan escritores que han sido y siguen siendo muy
importantes en este arte. Además, se pudo identificar cada una de las
características de las etapas al igual que las obras destacadas pertenecientes a
ellas.

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