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TEMPLO DE ARTEMISA, ENTRE LA ARQUITECTURA Y LA ARQUEOLOGÍA

ENSAYO

GUSTAVO ADOLFO CAMPO GARCIA


NORBEY ALEJANDRO CRUZ MESTIZO

FUNDACIÓN UNIVERSITARIA DE POPAYÁN


SANTANDER DE QUILICHAO
2019
TEMPLO DE ARTEMISA, ENTRE LA ARQUITECTURA Y LA ARQUEOLOGÍA
ENSAYO

GUSTAVO ADOLFO CAMPO GARCIA


NORBEY ALEJANDRO CRUZ MESTIZO

Presentado a: Docente Julian Andres Villa Cuenca


Materia: Arquitectura I

FUNDACIÓN UNIVERSITARIA DE POPAYÁN


SANTANDER DE QUILICHAO
2019
La diosa Artemisa, también llamada Diana por los romanos, es una de las mas
veneradas en el Mediterráneo, considerada una diosa salvaje, diosa de la guerra y
protectora de la caza. En Esparta, Artemisa era una de las principales divinidades,
tenía un santuario fundado antes de que terminara de formarse la ciudad. En
Efeso, Artemisa era una especie de diosa maternal y fue aquí en donde se edificó
un templo en su honor, conocido como una de las Siete Maravillas del mundo
antiguo.

Fig. 1 Estatua de la diosa Artemisa

El rey Creso de Lidia, mandó a construir este templo en honor a Artemisa, en


donde además se encontraba una estatua de dos metros de altura en madera y
bañada en oro y plata. La construcción del templo duró aproximadamente unos
120 años y fue dirigida por varios arquitectos, pero el diseño lo realizó el arquitecto
cretense Quersifrón, pero terminado por su hijo Metagenes, debido a su muerte.
La ornamentación interna y externa del lugar estuvo a cargo de artistas escultores
como Scopas.
Fig 2. Diseño del Templo de Artemisa en Efeso

Para la construcción del templo se eligió un terreno rocoso, el material usado fue
mármol. Según Plinio, describe el templo como de 377 pies de largo (115 m) por
180 pies de ancho (55 m), contaba con 127 columnas cada una de 18 metros de
altura, decoradas con relieves de distinto tipo igual a 12 veces el diámetro de la
base, considerado el más grande de todo el mundo griego. Al frente tenía una
triple fila de ocho columnas, una hilera de nueve columnas en el fondo y 21
columnas a cada lado. En el interior, para dividir el templo en tres naves, también
se emplearon columnas. La altura total del templo era de unos 20 metros. La cella
(arquitectura) era alargada y estrecha, como en los templos arcaicos, y al fondo
había un baldaquino, en donde se encontraba la estatua de culto.
El 21 de julio de 356 a.n.e, fecha que coincide con el nacimiento de Alejandro
Magno, un incendio destruyó el templo en su totalidad. El incendio fue provocado
por un pastor llamado Eróstrato, quien, según la historia, estaba loco y quería ser
recordado eternamente, objetivo que se cumplió pues con sus actos dio origen al
término psiquiátrico erostratismo, la manía que lleva a cometer actos delictivos
para conseguir renombre. . Valerio Máximo relató el incendio del Templo de
Artemisa de la siguiente manera: "Se descubrió que un hombre había planeado
incendiar el templo de Diana en Éfeso, de tal modo que por la destrucción del más
bello de los edificios, su nombre sería conocido en el mundo entero".

Fig 3. Erostrato y el Templo en llamas

Alejandro Magno, en el año 334 a.C, se ofreció a reconstruir el Templo, con la


condición de que se hiciera un reconocimiento en su estructura, pero la ciudad se
negó a esta solicitud y los pobladores empezaron a reconstruirlo, dándole nuevas
dimensiones. Se reconstruyó un templo mucho más grande que el anterior,
dirigido por el arquitecto Dinócrates, con 137 metros de largo por 69 de ancho y
casi 20 metros de altura y se se mantuvieron las columnas detalladas. Se amplió
el altar de Artemisa y se construyó otra imagen en honor a la diosa. Alrededor del
altar y la estatua, se agregaron murales tallados y otras inscripciones que no se
encontraban anteriormente. A pesar del gran tamaño, el Templo no volvió a ser
igual de imponente y se utilizó para la banca y como asilo.
Esta construcción duró unos 600 años aproximadamente, viéndose deteriorada
poco a poco por las continuas invasiones y conflictos que sufría la ciudad de
Éfeso. Perdió su interés religioso cuando la mayoría de los efesios se convirtieron
al cristianismo tras la invasión romana en 189 a. C. Se utilizó entonces como
improvisada cantera, y sus mármoles y otros materiales se saquearon para
reutilizarlos en otras construcciones, en su mayor parte fueron utilizadas para la
construcción de la Basílica de Santa Sofía. El templo fue totalmente destruido
durante una invasión que los godos llevaron a cabo a la ciudad en el año 268.

Fig 4. Templo de Artemisa, saqueado y destruido

El Templo siempre se ha considerado como un lugar de interés turístico, ya que se


encontraba en una próspera región, por donde cruzaban viajeros y mercaderes de
toda Asia Menor. Además, se consideraba un símbolo de fe para mucha gente.
Los efesios adoraban a Cibeles, e incorporaron gran parte de sus creencias al
culto de Artemisa, en este templo dejaban a Artemisa lujosos regalos, desde
monedas hasta ricas joyas, pasando por todo tipo de objetos de gran valor, esto
atrajo miles de adoradores de todas partes del mundo.
Se conserva poco de esta maravilla del mundo antiguo. En la Edad Moderna,
varias expediciones arqueológicas llevadas a cabo se dedicaron a recuperar su
memoria. En 1863 el arquitecto John Turtle Wood, por entonces dedicado a la
construcción de estaciones de ferrocarril en Éfeso y alrededores, convenció al
Museo Británico de Londres para que sufragara una investigación arqueológica en
la zona. El objetivo era hallar la antigua maravilla. En el año 1869, Wood halló
restos del templo: unas tablas de mármol enterradas a siete metros de
profundidad. Ya era posible afirmar con propiedad dónde se había erigido el
santuario, pero las excavaciones se interrumpieron en 1874, debido a la escasez
de resultados. Muchos de los restos y piezas que adornaban su interior se
encuentran conservadas en este museo.

Fig 5. Piezas conservadas del Templo de Artemisa

En 1895, Otto Benndorf, catedrático de Arqueología Clásica de la Universidad de


Viena y fundador del Instituto Arqueológico Austríaco, promovió su investigación
para la ciencia de su país. Gracias a un generoso donativo privado, el gobierno
turco autorizó a Austria a excavar en Éfeso. Muchas piezas fueron trasladadas a
Viena y pasaron a engrosar el futuro Museo Éfeso de la capital austríaca. Entre
ellas, una amazona esculpida procedente del altar de Artemisa que salió a la luz
en 1901; pero, a partir de 1906, el gobierno turco prohibió la salida de sus
vestigios fuera de sus fronteras. El Museo Arqueológico de Éfeso, en Selçuk,
atesora, varias estatuas de mármol de la diosa Artemisa representada con tres
filas de mamas.
El prestigioso arqueólogo austríaco Anton Bammer, en 1965, cuando empeór a
excavar en el Artemisión, tuvo la suerte de encontrar el altar sagrado de la diosa,
ubicado en el patio central. Bajo su supervisión también salió a la luz un gran
número de objetos (en oro, marfil, ámbar o terracota) que sirvieron para rendir
culto a Artemisa. Hoy, Bammer colabora con la Selçuk Artemis Culture, Arts and
Education Foundation, una entidad creada en 2007 con el propósito de construir
de nuevo el templo de Artemisa.
El Ministerio de Cultura y Turismo de Turquía aprueba este proyecto, pero se
niega a financiar los 150 millones de euros estimados para su reconstrucción. La
Fundación sigue a la espera que se le asignen unas tierras en Selçuk, a un
kilómetro y medio de la ubicación original de los restos del santuario, para llevar a
cabo su proyecto.
Los arqueólogos austríacos también se ocupan de la restauración y conservación
del yacimiento, situado en una de las regiones de Turquía con más visitas
turísticas. Alrededor de un millón y medio de personas visitan Éfeso cada año.
Una de las características más importantes que aún se pueden ver en el Templo
de Artemisa es una columna que es la única que sobrevive, y que deja ver la
inmensidad que tenía este lugar en el pasado, que llegó a ser hasta cuatro veces
más grande que el Partenón, así como la primera edificación de estos tamaños en
ser construida completamente en mármol en todo el mundo. Hoy es la única
columna del Artemisión que queda en pie y que apenas genera admiración. Ni
siquiera es accesible, pues se alza en medio de un área pantanosa.

Fig 6. Columna del Templo de Artemisa

Finalmente, puede decirse entonces, que sería una gran oportunidad que se
lograra la reconstrucción de este Templo, como baluarte arquitectónico, y que las
piezas arqueológicas que se encuentran dispersas en el mundo, regresaran a su
lugar de origen.
BIBLIOGRAFÍA

ECURED. Templo de Artemisa [en linea]. Disponible en internet:


https://www.ecured.cu/Templo_de_Artemisa
LA VANGUARDIA, Revista Historia y Vida. Historia antigua: El Templo de
Artemisa [en linea]. Disponible en intenet:
https://www.lavanguardia.com/historiayvida/el-templo-de-
artemisa_11330_102.html
TOVAR, Pedro. Templo de Artemisa: características e historia [en linea].
Disponible en internet: https://www.lifeder.com/templo-de-artemisa/

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