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INTRODUCCIÓN

Aspectos Generales
Relación Dosis-Respuesta
Toxicidad
Manifestaciones de intoxicación
Diagnóstico y Tratamiento

ASPECTOS GENERALES
De la Toxicología

La Toxicología es la ciencia que trata de los tóxicos o venenos.Si bien esta temática ha preocupado a la Medicina desde
tiempos antiguos, su organización como ciencia se debe a Mateo Orfila, quien entre los años 1814 y 1817 publicara sus
libros Traité de Poisons y Eléments de Chimie Médicale, obras fundamentales para el desarrollo de la naciente Toxicología. En sus
aspectos básicos, ésta considera las propiedades químicas de los tóxicos y los principios generales involucrados en la
absorción, distribución en el organismo, transformación bioquímica, eliminación y acciones de ellos sobre los diferentes
tejidos y órganos. Sobre estas bases se estructuran divisiones basadas en criterios de aplicación, como son -por ejemplo- la
Toxicología Experimental, Toxicología Analítica, Toxicología de los Alimentos, Toxicología Laboral, Toxicología Forense,
Toxicología Ambiental, Ecotoxicología y Toxicología Industrial, entre las ramas mejor caracterizadas. Pertenece también a
este grupo la Toxicología Clínica o Médica, que tiene como objetivo al paciente intoxicado.En esta obra se tratan
principalmente aspectos aplicados a la clínica de las intoxicaciones más frecuentes en animales grandes y pequeños de
nuestro país, sin olvidar -por cierto- aspectos de las otras ramas de importancia para la toxicología veterinaria de Chile.

De los tóxicos o venenos


Se entiende por tóxico o veneno a "cualquier sustancia ajena al organismo y que, en estado sólido, líquido o gaseoso, afecte
a los fenómenos vitales cuando contacte con la superficie orgánica o cuando penetre al organismo por una vía adecuada, no
mediando en ello fenómenos térmicos o mecánicos sino las propiedades químicas de la sustancia". Si bien algunos autores
reservan el uso de la palabra "veneno" para los tóxicos administrados maliciosamente, pensamos que en la práctica no cabe
tal diferenciación y que ambos términos son sinónimos. Pero, por otra parte, la administración a personas de elementos
radiactivos con propósitos homicidas ha variado el enfoque original de la Toxicología, por cuanto tales sustancias no actúan
por medios químicos sino físicos (radiaciones). En todo caso, ello hasta el momento es una situación sólo aplicable a la
toxicología humana.

Para ser considerada como tóxico, la sustancia debe ser exógena (esto es, debe tratarse de un xenobiótico); ello aleja del
ámbito de la Toxicología a fenómenos como el síndrome urémico, en el cual son sustancias propias del organismo las que
se acumulan en éste y lo afectan hasta llevarlo a la muerte. Por otra parte, la sustancia no debe afectar al organismo por
medios térmicos ni mecánicos; por ello, y aunque resulten nocivos para el ganado y animales de compañía, no son
fenómenos tóxicos las quemaduras, causticaciones, lesiones por congelación o los daños causados por espinas y espigas de
vegetales, para mencionar sólo a algunos ejemplos. El término "ponzoña" tuvo en siglos pasados la connotación de tóxico
o veneno. Hoy, al menos en en nuestro país, se le reserva en el habla corriente para denotar el veneno de animales que lo
introducen mediante un aparato picador especializado (ponzoña de alacranes o abejas, por ejemplo), aunque también se le
usa para caracterizar al propio aparato picador.

Tipos generales de tóxicos


En términos amplios, los tóxicos se clasifican en dos grandes grupos:

A) Tóxicos locales o de contacto: son aquellos que provocan efectos deletéreos al actuar sobre la piel o mucosas (como los
cáusticos y algunas sustancias que hacen nocivas a ciertas especies de hiedras, por ejemplo). Es necesario considerar,sin
embargo, que estos venenenos sólo tienen importancia relativa en toxicología veterinaria, ya que la densa capa pilosa de la
mayoría de los animales los protege contra los efectos de estas sustancias.

B) Tóxicos generales: son los que penetran al organismo a través de una vía apropiada y producen efectos dañinos cuando
la dosis es suficiente para tales efectos. Se les subdivide en "tóxicos sistémicos", cuando afectan a todo el organismo o a
un número importante de sistemas, y en "tóxicos órgano-específicos", cuando dañan de preferencia a un órgano en
particular. Así, el ácido cianhídrico es buen ejemplo de tóxico sistémico, puesto que afecta a todas las células del organismo,
en tanto que los alcaloides pirrolizidínicos del Senecio erraticus afectan de preferencia al hígado (confiriendo a esta planta su
conocido carácter hepatotóxico).

Exposición
El concepto de "exposición" en Toxicología implica que -para actuar como tóxico- una sustancia debe necesariamente
tomar contacto con el organismo; ella eventualmente actuará en forma sistémica (si se absorbe por una vía apropiada) o
bien en forma local, si su actividad se limita a la piel o mucosas. Por tanto, no basta la mera existencia de una sustancia
potencialmente venenosa en el entorno de animales enfermos o muertos para considerar a priori que éstos han sido
intoxicados por ella; por el contrario, debe demostrarse que ha existido exposición a la sustancia para fundamentar el
diagnóstico.

Vías de exposición

Las vías de exposición de tóxicos generales que poseen interés veterinario incluyen las siguientes:

A. El tracto digestivo, siendo la vía oral la más frecuente en las intoxicaciones de interés veterinario. En efecto, los
alimentos contaminados con tóxicos naturales o sintéticos, las plantas tóxicas, las sustancias venenosas ingeridas por los
animales de corta edad por curiosidad o juego, errores de dosificación en fármacos administrados por vía oral son ejemplos
de la importancia de la exposición digestiva en la etiopatogenia de numerosas intoxicaciones. Un caso especial lo constituye
la transferencia de tóxicos desde la madre al hijo lactante a través de la leche.

B. El tracto respiratorio, ingresando a los pulmones -y desde éstos al torrente circulatorio- gases tóxicos (como CO, H2S y
otros), líquidos en forma de spray (como es el caso de numerosos pesticidas de uso ganadero y hogareño) y elementos
sólidos microparticulados (como el plomo tetraetilo en la bencina, un hecho ya del pasado en Chile).

C. La piel y mucosas, como ocurre en el caso de la absorción transcutánea de fenoles y de algunos pesticidas, que tienen
capacidad de absorberse a través de la piel intacta. En países extranjeros son importantes las especies de iguanas y sapos
cuyo veneno -secretado por glándulas de la piel- puede causar intoxicación por absorción transcutánea cuando se les
captura con las manos desnudas o son mordidos por los animales. Debe tenerse presente que si bien muchos tóxicos no
atraviesan la piel normal, pueden ser absorbidos si ésta presenta excoriaciones extensas, heridas, zonas inflamadas o
denudadas de epidermis.

D. La placenta sirve como vía de transferencia de tóxicos desde el organismo materno al feto in utero, lo que puede causar
abortos o malformaciones congénitas.

E. No puede olvidarse, finalmente, la vía parenteral en los casos en que se inyectan medicamentos que causan
intoxicaciones, bien por sobredosis, por reacciones anafilácticas u otras. La inoculación de venenos animales (serpientes,
escorpiones, arañas, insectos) también se considera como exposición parenteral.

Toxinas

Entre las sustancias tóxicas se reserva el término de "toxina" para aquellos venenos producidos por seres vivos, bien sean
vegetales (fitotoxinas), animales (zootoxinas), hongos (micotoxinas) o bacterias (exo y endotoxinas).

Las fitotoxinas poseen enorme importancia para la Medicina Veterinaria. Si bien este tema ha sido abordado in extenso en
el libro "Plantas Tóxicas para el Ganado en Chile", en la obra presente merece un capítulo aparte el estudio de las
intoxicaciones causadas por la contaminación de moluscos bivalvos con las toxinas producidas por algunas microalgas del
fitoplancton marino, origen de los distintos tipos de "marea roja" en seres humanos. Por otra parte, aunque en esencia no
correspondan al ámbito de la Toxicología los fenómenos causados por toxinas bacterianas, algunas toxiinfecciones (como el
botulismo, por ejemplo) pueden tener cabida en esta ciencia. Ésta obviamente aborda los fenómenos causados por hongos
basidiomicetos (callampas, setas o champiñones, que no poseen mayor trascendencia veterinaria), como también aquellos
causados por hongos miceliados, inductores de numerosas micotoxicosis en los animales y seres humanos.

Dentro del tema que nos ocupa cabe señalar la escasa ocurrencia de intoxicaciones de animales domésticos por zootoxinas
en el territorio nacional, dada la escasez de especies animales con capacidad tóxica en nuestro entorno (Cuadro Nº 1).
CUADRO Nº 1
ALGUNOS ANIMALES CON CAPACIDAD TÓXICA

TIPO DE ANIMAL PRINCIPALES PROBLEMAS


Ofidios* Inflamación, necrosis,anafilaxia,neurotoxicidad
Escorpiones** Dolor, inflamación, anafilaxia
Iguanas (monstruo de Gila)* Inflamación,vómito,shock
Sapos* Cardiotoxicidad, neurotoxicidad
Arañas:
Loxoceles laeta (araña de rincón) Necrosis,anafilaxia,trastornos neuromusculares
Latrodectus mactans (araña del trigo)
Insectos (hormigas,abejas,avispas) Dolor,inflamación,anafilaxia
Animales marinos naturalmente tóxicos* Trastornos gastrointestinales,neurotoxididad

*Sin importancia en Chile


**Escasa importancia en Chile

Sustancias artificiales

Las sustancias artificiales potencialmente tóxicas forman un listado impresionante, calculándose que anualmente ingresan al
mercado mundial no menos de 1500 productos con tales características. Muchos de ellos son medicamentos, siendo
estudiados entonces por la Farmacología y Terapéutica al analizar los efectos de dosis excesivas de éstos, así como al
estudiar las llamadas "reacciones adversas a medicamentos" (RAM), que no se abordan en esta obra.

RELACION DOSIS-RESPUESTA

1. Dosis

Se entiende por "dosis" la cantidad de una sustancia administrada de una sola vez. Sin embargo, se necesitan otros
elementos para caracterizar apropiadamente a este parámetro, siendo los más importantes el número de veces en que se
administra la sustancia (por ejempo, 500 mg de aspirina en dosis única), frecuencia (500 mg de aspirina cada 6 horas ) y el
tiempo total de administración (100 mg de aspirina diarios por 90 dias).Se entiende por "dosis total" la suma de todas las
dosis individuales; así, en los ejemplos anteriores, 500 mg de aspirina cada 6 horas hacen una dosis total en 24 horas de 2
gramos Para investigar el efecto tóxico de una sustancia cualquiera en animales de experimentación, se eleva
progresivamente la dosis hasta que aparezcan signos de envenenamiento; se define así la menor dosis que causa un efecto
tóxico ("dosis umbral"), bajo la cual no hay efecto deletéreo demostrable.

El fraccionamiento de la dosis total generalmente reduce la probabilidad de que ella cause intoxicación, debido a que el
organismo podrá eventualmente contrarrestar los efectos de cada dosis subumbral antes de recibir la siguiente. En tal caso,
una dosis total que sería nociva si se recibiese de una sola vez, podría resultar inocua al recibirse fraccionada durante cierto
lapso. Así, por ejemplo, 30 mg de estricnina ingeridas de una sola vez pueden ser fatales para un ser humano adulto, pero
no lo serán 3 mg de la sustancia ingeridos diariamente durante 10 días, debido a la acción de los mecanismos que la
metabolizan y a la eventual eficiencia de aquellos que la eliminan del organismo. No obstante, cabe observar que los
llamados "tóxicos acumulativos" actúan sobre la base de la ingestión periódica de dosis subumbrales (ordinariamene
pequeñas), apareciendo el cuadro clínico de la intoxicación cuando el veneno alcanza un nivel acumulado suficiente en los
tejidos orgánicos para desencadenarlo; este es el caso en Medicina Veterinaria, por ejemplo, de la intoxicación crónica por
cobre en los rumiantes, en donde los signos clínicos aparecen tras un prolongado período de latencia subclínica.
2. Relación dosis respuesta

La relación "dosis-efecto" es la relación entre la dosis de una sustancia y el efecto que ella provoca a nivel individual. Al
incrementar la dosis suele aumentar la intensidad (o gravedad) del efecto en el individuo. En la llamada "relación dosis-
respuesta", la relación se establece ahora entre la dosis y el porcentaje de individuos que presentan un efecto determinado
en la población expuesta; al incrementarse la dosis, lo corriente es que aumente el número de individuos afectados en esa
población. Esta relación se basa fundamentalmente en los datos aportados por experimentos de intoxicación aguda sobre
animales y en los obtenidos empíricamente de los casos clínicos. El conocimiento de la relación dosis-respuesta permite
establecer experimentalmente que una sustancia causa efectivamente los efectos observados; también permite definir la
dosis umbral y, al determinarse la curva dosis-respuesta, la velocidad con que aparecerán los síntomas de la intoxicación al
comparar diversos tóxicos. Entonces, podrá compararse la toxicidad de éstos en igualdad de circunstancias.

Dentro de una población expuesta, la mayoría de las respuestas a un tóxico son similares. Sin embargo, puede encontrarse
alta variabilidad de respuestas, siendo algunos individuos resistentes y otros sensibles al tóxico; ello se observa en la figura
siguiente, en donde la respuesta a una misma dosis puede ser mínima (en individuos muy resistentes al tóxico) o máximas
(en individuos muy sensibles), aunque la mayoría de los miembros de la población presentan una respuesta promedio.

Como se aprecia en la figura siguiente, las respuestas a una dosis en una población se expresan generalmente como la media
± 1 desviación estándar, lo cual comprende al 68% de las respuestas individuales. La variación puede también presentarse
como la media ± 2 desviaciones estándar, lo que incorpora al 95% de las respuestas. A mayor desviación estándar, mayor la
variabilidad de las respuestas. Por ejempo, una respuesta de 15 ± 8 mg indica una variabilidad de respuestas
considerablemente mayor que 15 ± 2 mg.
2.1. Dosis umbral

La relación dosis-respuesta para un tóxico cualquiera puede graficarse mediante curvas. Se aprecia en la figura anterior que
la curva de dosis-respuesta presenta una forma sigmoidea. El punto en el cual aparece toxicidad por primera vez es el nivel
de "dosis umbral". Antes de tal punto, la respuesta es cero (bien porque efectivamente no se produce aún tal respuesta, o
bien porque esta es tan insignificante que no puede ser detectada con los medios disponibles). Desde ese punto, la curva se
eleva con mayores niveles de dosis. En la curva hipotética mostrada previamente aún no hay respuesta con dosis menores a
10 mg, en tanto que la DL 50 se obtiene con 25 mg; se aprecia, por otra parte, que con dosis de 35 mg el 100% de los
individuos sufre efectos tóxicos. El umbral para un efecto tóxico ocurre en el punto en que se sobrepasa la capacidad
orgánica para destoxicar a un xenobiótico o para reparar la injuria causada por el tóxico. Sin embargo, este último concepto
debe manejarse con cautela, ya que la mayoría de los órganos poseen reserva funcional, de manera que la pérdida de alguna
función del órgano no reduce la eficiencia funcional global de éste. Por ejemplo, el desarrollo de cirrosis hepática puede no
causar efectos clínicos hasta que al menos el 60% del órgano haya sido reemplazado por tejido fibroso.

2.2. Forma y pendiente de la curva

El conocimiento de la forma y de la pendiente de la curva de dosis-respuesta es extremadamente importante para predecir


la toxicidad de una sustancia a niveles específicos de dosis. Las diferencias mayores entre tóxicos pueden existir no sólo en
el punto en que se alcance el umbral sino que también en el porcentaje de la población que responda por unidad de cambio
de dosis (la pendiente de la curva). Como se ilustra en la figura anterior, si bien el tóxico A tiene un umbral mayor que el
tóxico B, su pendiente es -no obstante- más pronunciada que la de este último y ello lo hace alcanzar su máximo efecto en
forma más rápida.
Al transformar las curvas sigmoideas en rectas, y considerando una población en la que se prueban tres sustancias tóxicas
diferentes (A, B y C), en la última figura se aprecia que la sustancia A necesita menor dosis para iniciar su efecto tóxico y
para alcanzar la LD50 que B y C; por tanto, A presenta mayor toxicidad que las otras sustancias. También se observa que
las rectas B y C tienen distinta pendiente y que, aunque B inicia su efecto tóxico a mayor umbral que C, ejerce el 100% de
su respuesta con menor dosis que ésta; la sustancia B es entonces más tóxica que la sustancia C.

TOXICIDAD

Toxicidad

Se entiende por "toxicidad" a la cantidad de una sustancia que, bajo un conjunto específico de condiciones, causa efectos
perjudiciales. La toxicidad indica la potencia de una sustancia venenosa y no la afección producida por ésta (concepto que
corresponde a "intoxicación" o "envenenamiento"). La toxicidad se expresa como la cantidad de la sustancia en mg/kg de
peso vivo que origina efectos biológicos determinados, en un tiempo dado y en una especie establecida. Existen diversos
indicadores de toxicidad, siendo uno de los más usados la "dosis letal 50" (LD50); este es un indicador estadístico de
toxicidad aguda, el cual señala la cantidad del tóxico que causa la muerte del 50% de los animales intoxicados. Con el
nombre de "LC50" ("concentración letal 50") se proyecta el indicador anterior a la toxicidad de un gas en el aire, aunque
también se le suele referir al agua.

Es frecuente señalar la concentración de un tóxico o la dosis administrada utilizando al "ppm" (partes por millón) como
unidad de medida. Al respecto debe recordarse que 1 ppm equivale indistintamente a 1 g/tonelada, 1 mg/kilogramo y a 1
ug/gramo. Es también frecuente referirse a la concentración de los tóxicos en términos porcentuales (%) y en numerosas
ocasiones se hace necesaria la interconversión de estas unidades. Para convertir ppm a % se correrá la coma decimal 4
puestos a la izquierda; lo inverso se realizará para convertir % a ppm.

Toxicidad relativa

Son tantos los venenos que pueden afectar a los animales domésticos, y tales las variaciones inter e intraespecíficas de
toxicidad, que -en vez de intentar recordar la toxicidad propia de una sustancia- en Medicina Veterinaria, para propósitos
prácticos, resulta preferible incluirla dentro del rango de “toxicidad relativa” . Este concepto incluye a los venenos en unos
pocos grupos, los cuales se presentan en el Cuadro N° 1.
CUADRO N° 1
ESQUEMA DE TOXICIDAD RELATIVA

TOXICIDAD DE LA SUSTANCIA DOSIS TOXICA


Extrema 1 mg/kg o menos
Alta 1-50 mg/kg
Moderada 50 - 500 mg/kg

Leve 0.5 - 5 g/kg

Inocua > 5 g/kg

Toxicidad aguda, subaguda y crónica

La toxicidad "aguda" señala los efectos de una o de varias dosis administradas en 24 horas, pudiendo aparecer sus efectos
en pocas horas o días. La toxicidad "subcrónica" (que fuera llamada "subaguda" hasta hace poco tiempo) se refiere a los
efectos producidos por una exposición prolongada (semanas a 3 meses) a una sustancia, generalmente en dosis inferiores a
las necesarias para causar una intoxicación aguda. La toxicidad "crónica" implica la exposición al tóxico durante más de 3
meses, pudiendo llegar a varios años, en los cuales ordinariamente no se aprecian signos de enfermedad durante un período
prolongado.

Dosis y toxicidad

Para la Toxicología es básico asumir que existe una relación entre la reacción del organismo a un tóxico (la "respuesta" o
"efecto") y la cantidad de éste que haya recibido (la "dosis"). Es también fundamental la noción de que existirá una dosis
bajo la cual no ocurrirá respuesta alguna, o que esta será tan insignificante que no podrá ser medida con los medios
disponibles ("dosis umbral"). De igual manera, es pertinente asumir que una vez que se haya alcanzado la respuesta máxima
a un tóxico, cualquier aumento en la dosis de éste no redundará en un aumento del efecto, como se observa en la siguiente
figura.

Fig.1. Curva dosis-efecto

Como se aprecia en el cuadro siguiente, diversas sustancias pueden resultar tóxicas en dosis elevadas, mientras que en dosis
menores pueden resultar inocuas (e incluso terapéuticamente útiles, en el caso de medicamentos). De allí el aforismo de
Paracelso "Dosis sola facet venenum" (sólo la dosis hace al veneno).
CUADRO N° 2
DOSIS INOCUA,TOXICA Y LETAL DE VARIAS SUSTANCIAS EN
SERES HUMANOS

Dosis inocua
SUSTANCIA Dosis tóxica Dosis letal
o útil

Alcohol etílico
0.05% 0,1% 0.5%
Nivel hemático de etanol

Monóxido de carbono
< 10% 20-30% > 60%
% unido a hemoglobina

Secobarbital
0.1 mg/dl 0.7 mg/dl > 1 mg/dl
Nivel hemático

Aspirina 1 -2 tab. 20 tab. 68 tab.


tableta 500 mg (0.5 - 1 g) (10 g) (34 g)

Factores que modifican la toxicidad

No obstante, por más que resulte un factor de capital importancia, la dosis no es el único elemento a considerar en la
toxicidad de un veneno. En efecto, la toxicidad también depende de factores propios de la sustancia (estado físico en que
actúa, forma química de ella), de la vía de ingreso al organismo, de las características del animal sobre el cual actúa (especie,
sexo, raza, edad, estado gestacional, plano nutritivo) y de otras variables que no reseñaremos aquí. En el Cuadro N° 3 se
presentan los principales factores que modifican la toxicidad de una sustancia.
CUADRO N° 3
FACTORES QUE MODIFICAN LA TOXICIDAD

-Identidad química
-Características físicas
Dependientes del tóxico
-Vehículo
-Formulación
-Dosis
-Vía de administración
Dependientes de la exposición
-Frecuencia de la exposición
-Tiempo de la exposición
-Especie, raza, variedad
-Edad, sexo
-Individualidad
Dependientes del animal
-Estado nutricional
-Gestación
-Enfermedades concurrentes o anteriores
-Factores climáticos
Dependientes del ambiente
-Stress ambiental, defectuosa estabulación
Toxicocinética.

Al analizar el concepto de toxicidad, es preciso referirse a la toxicocinética de las sustancias venenosas, así como a su
metabolismo, por cuanto ambos parámetros pueden afectar tanto la eventual presentación de intoxicaciones como la
magnitud clínica de éstas. La toxicocinética considera a la forma cómo ingresa un veneno al organismo y a lo que le ocurre
una vez dentro de éste. El estudio de la cinética (movimiento) de las sustancias químicas en el organismo fue originalmente
una materia propia de la Farmacologia, razón por la cual se generalizó el uso del término "farmacocinética"; contribuyó a
ello el que los estudios toxicológicos originalmente se realizaran con medicamentos. Sin embargo, pronto tales estudios
incluyeron a drogas no medicamentosas, contaminantes ambientales, sustancias que constituyen riesgos ocupacionales y
otras, que hacen preferible el término "toxicocinética" dentro de la Toxicología. Con alguna frecuencia, la literatura
especializada utiliza el término "disposición" ("forma en que dispone el organismo de un xenobiótico") como sinónimo de
toxicocinética.

Lo que realmente determina la magnitud de efectos del tóxico es la concentración de éste en los órganos, siendo las células
sus sitios activos. Si bien tal concentración está directamente relacionada con la dosis, se encuentra también bajo la
influencia de los procesos conocidos con la sigla ADME: a) Absorción, b) Distribución en el organismo, c) Metabolismo,
d) Excreción. Anormalidades en cualquiera de estos procesos tienen indudable influencia sobre la concentración del tóxico
en sus sitios activos, siendo entonces capaces de modificar la magnitud de sus efectos.Algunos aspectos de la toxicocinética
de alta importancia son los siguientes:

- Permanencia y concentración de la sustancia en el sitio de ingreso al organismo


- Cantidad que pueda ser absorbida y tasa de la absorción
- Distribución en el organismo y concentración en sitios orgánicos específicos
- Eficiencia de la biotransformación y naturaleza de los metabolitos
- Capacidad de la sustancia (o de sus metabolitos) para atravesar la membrana celular y contactar con componentes
específicos de la célula (por ejemplo, DNA).
- Cantidad y duración de los depósitos del tóxico (o de sus metabolitos) en los tejidos orgánicos.
- Sitios y tasa de excreción

Biotransformación

Se entiende por tal el metabolismo de la sustancia, el cual clásicamente origina metabolitos menos tóxicos que el compuesto
original ("desintoxicación"); sin embargo, en algunos casos se da la situación inversa, apareciendo metabolitos de mayor
toxicidad que la sustancia original ("bioactivación"). La biotransformación opera en dos fases, en cada una de las cuales
participan distintas enzimas:

A. Las enzimas de Fase 1 añaden o exponen grupos funcionales mediante oxidación, reducción o hidrólisis, preparando a la
molécula para reaccionar con enzimas de la siguiente fase. Pertenecen a este grupo enzimas como citocromo P450, flavin
monooxigenasa (FMO), alcohol dehidrogenasa y varias esterasas.

B. Las enzimas de Fase 2 catalizan reacciones de conjugación de xenobióticos -ya transformados en la Fase 1- con
compuestos endógenos como el ácido glucurónico (glucuronidación), aminoácidos (aminoacidación), glutatión
(glutationización), acetato (acetilación), sulfato (sulfatación) y grupos metilo (metilación), entre los más importantes.

La absorción, distribución, biotransformación y eliminación son procesos interrelacionados, como se observa en la


siguiente figura.
FIGURA N° 1
TOXICOCINETICA Y BIOTRANSFORMACION

MANIFESTACIONES DE INTOXICACION

EFECTOS SISTEMICOS DE LOS TOXICOS

Según su forma de actuar, los venenos se clasifican en dos grupos fundamentales.Existen tóxicos locales (que actúan
dañando la piel o mucosas) y generales (que ingresan al organismo por una vía apropiada y producen efectos deletéreos al
distribuirse en el organismo). En algunos casos el efecto ocurre sólo en un determinado sitio (el órgano blanco específico),
mientras que en otros el efecto es generalizado; este se trata del "efecto sistémico". Este puede ocurrir de diferentes
formas:

A. Intoxicación aguda. En este caso las manifestaciones de intoxicación ocurren horas o -máximo- días despues de la
exposición al tóxico. Generalmente esta se trata de una dosis única, aunque también puede tratarse de una serie de dosis
recibidas durante un lapso de 24 horas. La muerte es una resultante frecuente de intoxicaciones de tipo agudo, aunque
pueden también ocurrir fenómenos no letales (trastornos respiratorios, diarrea u otros problemas derivados de la acción de
tóxicos en cantidades menores a las necesarias para producir la muerte).

B. Intoxicación subaguda ("subcrónica"). Las intoxicaciones subagudas resultan de exposiciones repetidas a tóxicos
durante varias semanas y hasta 3 meses. Esta situación es común en pacientes sometidos a terapias prolongadas con
determinados fármacos, siendo también frecuentemente causados por la exposición prolongada a contaminantes
ambientales; la exposición laboral al plomo en el ser humano, con la resultante anemia, es buen ejemplo de esta situación.

C. Intoxicación crónica.Esta forma de intoxicación representa el daño acumulativo sobre diversos órganos y sistemas de
venenos diversos, el que toma meses o años en presentarse como una entidad clínicamente reconocible.Los tóxicos que
actúan de esta manera se denominan "tóxicos acumulativos"; la acumulación orgánica del tóxico pasa generalmente
desapercibida hasta que -al sobrepasarse un umbral de daño- se manifieste como entidad clínicamente reconocible. La
intoxicación crónica por cobre en las especies rumiantes es buen modelo de este tipo de fenómenos.En el ser humano, la
bronquitis crónica del fumador y la cirrosis hepática del alcohólico constituyen bien conocidos ejemplos de intoxicación
crónica.

D. Carcinogénesis. Este se trata de un complejo proceso de diferenciación y crecimiento anormal de células que conduce
al cáncer. Diversos tóxicos pueden actuar como iniciadores de cambios precancerosos celulares, y también como
promotores del progreso de éstas hacia el cáncer.

E. Embriotoxicidad. Este concepto señala los efectos de ciertos tóxicos sobre el embrión o feto. Es posible que tales
efectos puedan resultar de la exposición a ciertos tóxicos de algun progenitor antes de la concepción, aunque con mayor
frecuencia es la exposición de la madre gestante (y del embrión o feto en desarrollo) a ellos. Los venenos que producen este
tipo de fenómenos suelen actuar directamente sobre las células del embrión, destruyéndolas o dañándolas, lo que lleva a un
anormal desarrollo de órganos. Es posible también que actúen induciendo mutaciones en las células germinales de los
progenitores, las que se transmiten al óvulo fertilizado y de allí la formación de embriones anormales. En especies de interés
ganadero, el consumo de algunos vegetales por la hembra gestante en períodos precisos de la gestación es causa de aborto o
nacimiento de teratos por los mecanismos antes señalados.

F. Genotoxicidad. En este caso el tóxico daña el DNA celular, alterando su expresión genética ("mutación"). Si la
mutación ocurre en una célula germinal, el progenitor no es dañado pero el defecto es transmitido a generaciones futuras. Si
la mutación ocurre en células somáticas, ella puede causar alteración del crecimiento celular (que puede llevar a cáncer) del
animal expuesto; tratándose de una hembra gestante, el embrión o feto puede ser dañado, pudiendo morir (aborto) o nacer
con deformidades (teratogénesis o malformaciones congénitas).

EFECTOS DE LOS TÓXICOS EN LOS SISTEMAS ORGÁNICOS

Con gran frecuencia aparecen en los textos de Toxicología Veterinaria clasificaciones de los tóxicos según el sistema
orgánico que afecten preferentemente, teniéndose entonces tóxicos digestivos, nerviosos, reproductivos, etc. No obstante,
si bien es cierto que algunos tóxicos afectan exclusivamente a un órgano o sistema (por ejemplo, la estricnina es un clásico
veneno nervioso), no lo es menos que muchos otros - que afectan exclusivamente a un órgano o sistema en dosis
determinada, o al actuar en forma aguda- suelen extender sus efectos a otros órganos o sistemas al elevarse la dosis o al
actuar en forma crónica, relativizando entonces su clasificación original. Por otra parte, también debe considerarse que la
ruta de exposición puede modificar la forma de actuar de algunos tóxicos. El problema se complica aún más al considerar el
factor “especie” dentro de este contexto, pues algunas sustancias son venenosas para ciertos animales y, a la misma dosis e
incorporados al organismo por la misma vía, no lo son para otros. Por las consideraciones precedentes, no creemos
pertinente la clasificación de los tóxicos según el sistema orgánico preferentemente afectado.

DIAGNOSTICO Y TRATAMIENTO DE LAS INTOXICACIONES

DIAGNOSTICO

1. Diagnóstico premortal

El diagnóstico de una intoxicación basado exclusivamente en la sintomatología del caso puede ser extremadamente dificil o
aun imposible. En efecto, cada órgano o sistema puede reaccionar con un número limitado de respuestas, originando
fenómenos clínicamente detectables, en tanto que suman miles los tóxicos que pueden desencadenarlos. Por otra parte,
cuando el clínico observa a un paciente con manifestaciones de enfermedad supuestamente causada por un veneno, sólo
aprecia una parte del cuadro total, obteniendo una imagen de un momento del problema. Además, la intoxicación puede ser
aguda o crónica, modificando ello el cuadro clínico; por otra parte, puede variar la presentación del cuadro según la
magnitud y frecuencia de la exposición, la especie involucrada y el tiempo transcurrido desde la más reciente exposición,
entre otros factores.

Idealmente, la confirmación de un cuadro de intoxicación debe realizarse considerando varias premisas: A) Historia de
exposición al tóxico, B) Cuadro clínico, C) Tiempo desde su inicio, D) Duración de efectos compatibles con el potencial
tóxico del agente supuestamente involucrado, E) Detección del tóxico en el paciente (por ejemplo, cantidad de plomo en la
sangre). En algunas ocasiones, puede agregarse una sexta premisa: F) Evidencia específica de un trastorno bioquímico de
relevancia diagnóstico (como sería el caso de la inhibición de la actividad de acetilcolinesterasa en plasma o eritrocitos en
caso de intoxicación por insecticidas organofosforados). No obstante, en situaciones prácticas raramente puede contarse
con la totalidad de los recursos diagnósticos.
A pesar de su importancia, la historia clínica suele ser una de las partes menos atendida del diagnóstico. La siguiente
información es importante para obtener una historia clínica adecuada, especialmente en el ámbito rural:

-Especie y raza
-Sexo, edad, peso
-Número de animales afectados
-Número total de animales potencialmente expuestos
-Tiempo desde que se inició el cuadro
-Ambiente, hábitos del (de los) animal (es)
-Historial sanitario (vacunaciones, tratamientos antiparasitarios, etc.)
-Alimentación
-Síntomas observados por el dueño o encargado antes del arribo del médico veterinario
-Observación clínica metódica
-Progresión de los signos clínicos (por cuanto diversas intoxicaciones pasan por etapas,debe compararse lo informado por
el dueño o encargado con lo observado por el profesional).

2. Diagnóstico postmortal

Dado que numerosos diagnósticos toxicológicos no sólo se basan en la identificación de residuos de tóxicos en el
organismo, sino que también en el hallazgo de lesiones compatibles con la intoxicación y/o la ausencia de evidencia de
otras enfermedades, es necesario realizar una necropsia completa toda vez que ello resulte posible. Durante la necropsia
deben obtenerse muestras para análisis químicos y para estudios histopatológicos u otros que resultaren necesarios.

La química analítica puede aportar evidencias concluyentes sobre el rol etiológico de un tóxico específico en el cuadro
observado. Sin embargo, por cuanto sólo se encuentra aquéllo que es buscado, el análisis químico resulta más útil para
confirmar el rol causal de un veneno que para diferenciarlo entre varios de ellos. Idealmente debe demostrarse que el tóxico
estaba presente en el entorno, que el animal estuvo expuesto a éste y que la sustancia fue absorbida en cantidad suficiente
para causar intoxicación. Para obtener resultados analíticos consistentes deben obtenerse muestras apropiadas para remitir
al laboratorio, las que deben manejarse adecuadamente. Las muestras remitidas deben ser acompañadas de una historia
clínica completa. Las muestras deben ser refrigeradas o congeladas pero no deben lavarse previamente. Las muestras de
sangre entera no deben congelarse. Deben envolverse las muestras de manera segura (bolsa de plástico o polietileno doble),
identificando cada una apropiadamente y remitirlas al laboratorio lo antes posible; durante el trayecto, las muestras deben
mantenerse refrigeradas. Se debe solicitar al laboratorio de manera precisa qué debe buscar en las muestras.

Entre las muestras más utilizada para análisis toxicológicos se encuentra la sangre entera sin congelar, plasma o suero
congelado, usándose EDTA como anticoagulante; basta enviar 5-10 ml de estos fluidos, igual que de orina (congelada).
Debe remitirse tanta cantidad de material vomitado como sea posible, congelado y en frasco herméticamente cerrado. Si el
paciente no hubiese vomitado y se hubiese recurrido a lavado gástrico, puede remitirse el líquido inicial del lavado (usando
sólo agua para tal efecto). En ciertas intoxicaciones el pelo constituye una muestra útil, de la cual deben remitirse 5-10
gramos (sin lavar y en frasco o bolsa plástica sellada), extremando los cuidados para no contaminar la muestra con
sustancias extrañas. Entre las muestras obtenidas de cadáveres es necesario remitir hígado y riñón (100 gramos de cada uno,
de ser posible), así como de contenido gástrico o ruminal (200-500 gramos). Es útil en ciertos casos enviar muestra de
tejido adiposo, de cerebro (medio cerebro, congelado) y de humor acuoso (enviar un ojo entero).

Por otra parte, dependiendo del caso, se recurre al envío de muestras de alimento, agua y cebo sospechoso. La muestra de
alimento debe obtenerse a la brevedad posible, tanto para evitar que desaparezca la porción dañina al proseguir su consumo
como para evitar ulteriores casos de intoxicación. Deben remitirse al laboratorio 2 kg de muestra mezclada, obteniendo
submuestras de distintos lugares del alimento presuntamente causal. Las muestras de agua deben remitirse en frasco de
vidrio limpio y con tapa hermética, lleno hasta los 2/3 de su capacidad.

Sin perjuicio de lo expuesto precedentemente, estimamos particularmente útil el material que al respecto ha preparado el
Grupo de Sanidad Animal de la Estación Experimental Agropecuaria Balcarce, perteneciente a INTA (Instituto Nacional
de Tecnología Agropecuaria, Argentina), presentado en internet.
TRATAMIENTO

El tratamiento del animal intoxicado, cualquiera sea su especie, precisa de los siguientes pasos:

1. Estabilizar las funciones vitales


2. Prevenir mayor absorción del tóxico
3. Facilitar la remoción del tóxico del organismo
4 .Administrar el antídoto apropiado (si este existiese)
5. Administrar terapia de apoyo y mantener al paciente bajo observación

Deberá considerarse que la mayoría de los procedimientos descritos en los párrafos siguientes son sólo aplicables
a las pequeñas especies.

1. Estabilizar las funciones vitales

Ante un caso de intoxicación, el objetivo debe ser preservar la vida del paciente. Ello ha dado origen al aforismo: "Tratar al
paciente y no al tóxico". Para tal efecto, las siguientes medidas son prácticamente mandatorias:

A. Asegurar que las vías aéreas se encuentren abiertas. Si no lo estuvieren, deberá iniciarse la aspiración de secreciones y
eventualmente la colocación de un traqueotubo.

B. Si el paciente contase con vías abiertas pero no respirase, iniciar la reanimación respiratoria. Puede administrarse
doxapram (Viviram®) en dosis de 1-5 mg/kg endovenoso para tratar la depresión respiratoria en perros y gatos, pero debe
considerarse que la sustancia tiene un estrecho margen de seguridad y puede causar convulsiones, hipertensión y arritmias
cardíacas, por lo cual conviene iniciar el tratamiento con la dosis menor y elevarla en caso necesario.

C. Mantener una adecuada función cardíaca. Si no hubiesen pulsaciones, iniciar la reanimación con masaje cardíaco y
ventilación asistida si se dispusiese de ella. Si existiese arritmia, deben primeramente corregirse los desequilibrios ácido-base,
de flúidos y electrolitos; de no ser ello suficiente, debe iniciarse la administración de fármacos antiarrítmicos (lo que
dependerá del tipo de arritmia y del animal tratado).

D. Prevenir la aspiración de vómito, manteniendo la cabeza más baja que el cuerpo

E. Tratar el shock con soluciones electrolíticas, glucocorticoides u otras medidas pertinentes.

F. Controlar la hiperactividad del Sistema Nervioso Central (convulsiones), si la hubiere. En las especies pequeñas,
comenzar con diazepam (0.5 mg/kg endovenoso o intramuscular, cada 10-20 minutos hasta por 3 veces). Si no diese
resultado, utilizar fenobarbital (6 mg/kg endovenoso), pudiéndose luego recurrir al pentobarbital (de efecto más lento).

G. Si existiese hipotermia, elevar la temperatura orgánica mediante frazadas, bolsas de agua caliente o lámparas infrarrojas.
Recordar que puede ocurrir hipotermia al utilizarse anestesia prolongada para el tratamiento de algunos cuadros tóxicos,
como es el caso de la intoxicación por estricnina; también es posible la hipotermia en pacientes en coma y aún como parte
del propio cuadro clínico.En estos casos deberá evitarse la quemadura por calor excesivo, especialmente si el paciente se
encuentra inconsciente. Por el contrario, recurrir al hielo o a baños de agua fría para controlar la hipertermia (usualmente
generada por convulsiones persistentes aunque también por tóxicos como la aspirina y los insecticidas bloqueadores de
acetilcolinestera).

2. Prevenir ulterior exposición y absorción del tóxico

A. En especies mayores, trasladar a los animales de potrero, o cambiar el alimento, y eventualmente cambiar de abrevadero.

B. Descontaminación gastrointestinal:

a- Provocar vómito administrando una cucharada de sal (la estimulación faríngea del vómito es un procedimiento
controversial y poco efectivo) o de agua oxigenada 10 volúmenes(3%), en dosis de 1-2 ml/kg. El jarabe de ipecacuana no es
de uso frecuente en Chile y es de incierta efectividad emética, por lo que su uso tiende a descontinuarse. La apomorfina es
un opiáceo sintético que se utiliza exclusivamente en perros mediante inyección (0.04 mg/kg intramuscular o endovenoso,
0.08 mg/kg subcutánea) o por vía subconjuntival (1-2 gotas de la solución inyectable). La xylazina es un agonista alfa2
adrenérigo, usado primariamente como sedante; no obstante, es frecuentemente utilizado como emético aunque sólo en
gatos (0.5-1.1 mg/kg por vía subcutánea o intramuscular), ya que no provoca vómito en forma consistente en perros. No es
necesario inducir vómito si el animal ya ha vomitado espontáneamente. Deberá recordarse que la efectividad del vómito
para descontaminación gástrica se reduce rápidamente pasada 1 hora de la ingestión del tóxico.Hacer vomitar al paciente
está contraindicado al existir convulsiones, coma o cuando el tóxico se trate de sustancias corrosivas (hidróxido de
sodio, algunos desengrasantes para el lavado de vajilla, baterías alcalinas que se degradan en el estómago, blanqueadores de
telas) o hidrocarburos (bencina, parafina, trementina y solventes, entre otros). No deben administrarse sustancias eméticas
a roedores, conejos, caballos ni rumiantes, porque estos animales no poseen el reflejo del vómito.

b- Recurrir al lavado gástrico cuando el vómito esté contraindicado.Este procedimiento debe realizarse encontrándose el
paciente inconciente o anestesiado. Para ser efectivo, debe usarse una sonda de diámetro grande y abundante cantidad de
líquido (5-10 ml/kg) en cada lavado; el líquido puede tratarse de agua tibia o suero salino. Se reduce el riesgo de aspiración
al mantener la cabeza del paciente más baja que el tórax. Tras los lavados iniciales, puede utilizarse una suspensión ligera de
carbón activado para los lavados siguientes, finalizando el procedimiento administrando una suspensión de carbón activado
en dosis de 1-2 g/kg al 10-20% en agua tibia.

c- La dilución del tóxico con agua o leche es controvertida, ya que este procedimiento puede aumentar la absorción de
muchos venenos.Sin embargo, es útil cuando se administra el agua o la leche junto a un protector de la mucosa
gastrointestinal, especialmente en caso de sustancias corrosivas. El sucralfato puede usarse con buenos resultados para tales
efectos.

d- La administración de laxantes o purgantes es un recurso útil para reducir la absorción de tóxicos, disminuyendo el
período de tránsito de éstos en el tracto digestivo. Se les utiliza en conjunto con carbón activado u otros adsorbentes. Los
productos más usados son la vaselina líquida (5-25 ml, vía oral, dos veces al día), purgantes salinos (sulfato de sodio o
magnesio en dosis de 10-25 g en perros y de 2-4 g en gatos, y de hasta 0.5 kg en animales grandes, vía oral), recurriéndose
también al sorbitol para tales propósitos (3 mg/kg oral).

e- El carbón activo o activado produce la adsorción de numerosos tóxicos, cuyo atrape en el lumen gastrointestinal
previene su absorción. En general, el carbón activado se administra en dosis de 1-2 g/kg en una suspensión al 10-20% en
agua para las pequeñas especies; para las especies grandes la dosis es de 1 kg/500 kg. Si bien puede administrarse este
producto en conjunto con purgantes salinos o sorbitol, no debe usarse vaselina líquida en paralelo pues esta sustancia
reduce la eficiencia del carbón. Debe enfatizarse que el pan quemado no tiene el efecto adsorbente del carbón activado.
Otros productos, tales como sucralfato y suspensiones de kaolín e hidróxido de aluminio o magnesio, aunque no sustituyen
al carbón activado, constituyen útiles recursos secundarios para evitar la absorción de tóxicos.

f- Otro recurso para evitar absorción de tóxicos consiste en administrar sustancias que formen con éstos complejos
inabsorbibles. El sulfato de sodio o magnesio, por ejemplo, forma tales complejos con el plomo o el bario, así como las
soluciones de calcio con los oxalatos solubles. El bicarbonato de sodio, por otra parte, se usa en seres humanos como
solución para lavado gástrico en la intoxicación por compuestos de hierro, al formar carbonato ferroso poco soluble.

C. Bañar a los animales sujetos a exposición cutánea de tóxicos, usando detergente suave para vajilla y abundante agua
corriente. Puede ser necesario cortar el pelo. Para el caso de exposición ocular, lavar los ojos con abundante agua.

3. Facilitar la remoción del tóxico

a- La diuresis forzada es un método efectivo para aumentar la eliminación renal de muchos tóxicos.Se la indica
especialmente en casos de intoxicación severa o ingestión de una dosis potencialmente letal, así como en las ocasiones en
que estén afectadas las las vías normales de eliminación. Para la diuresis forzada se administran diversos sueros por vía
endovenosa en infusión relativamente rápida; por ello el procedimiento debe realizarse con precaución, por cuanto puede
llegar a producir edema pulmonar o cerebral, desequilibrios ácido-base y electrolíticos. Por tanto, el método se reserva para
ocasiones en que los eventuales beneficios superen los riesgos y debe realizarlo personal experimentado.

b- La diuresis osmótica promueve la excreción y reduce la toxicidad renal de divesos tóxicos. Es corriente utilizar una
solución 5% de manitol por vía endovenosa, en dosis de 10 mg/kg/hora; ya que el procedimiento eleva la pérdida renal de
sodio y potasio, puede ser necesario recurrir a la infusión de solución Ringer con potasio. La diuresis osmótica con manitol
no debe realizarse en animales anúricos, sujetos a edema cerebral, o que presenten hemorragia intracraneana. La urea es una
alternativa al manitol, utilizándose en dosis equivalente a la mitad de éste. La solución de glucosa al 50% es una alternativa
al manitol muy segura, administrándose a razón de 1 ml/kg endovenoso en forma lenta.
c- El uso de furosemida u otro diurético es también un recurso útil para eliminar tóxicos por vía renal. En general, la
furosemida se usa en dosis única cuando hay insuficiente respuesta a la diuresis osmótica.El medicamente se usa a razón de
2-4 mg/kg por vía endovenosa o intramuscular cada 8 horas, según necesidad.

d- El llamado "atrape iónico" se basa en que muchos tóxicos son ácidos o bases débiles cuya reabsorción renal puede
reducirse si se les mantiene ionizados, aumentando su eliminación si se modifica apropiadamente el pH urinario. Así, la
alcalinización urinaria eleva la excreción de compuestos ácidos como la aspirina, mientras que la acidificación de la orina
facilita la excreción de sustancias alcalinas como anfetaminas y diversos alcaloides.

El cloruro de amonio oral (100 mg/kg en caninos, 20 mg/kg en felinos) por vía oral es un excelente acidificante urinario.
La acidificación urinaria está contraindicada al existir insuficiencia hepática o renal, como también mioglobinuria,
debiéndose controlar el potasio plasmático y el pH urinario al utilizarse este procedimiento.Para alcalinizar la orina se usa el
bicarbonato de sodio (1-2 mEq/kg endovenoso cada 3-4 horas), procedimiento al cual se recurre en la intoxicación por
barbitúricos, salicilatos, aspirina y etilenglicol, entre las más frecuentes. Debe evitarse la presentación de alcalosis
metabólica.

e- El paciente puede ser dializado para remover tóxicos que no se encuentren fuertemente unidos a proteínas.Aunque esta
es la mejor opción al existir insuficiencia renal, no se ha generalizado en Medicina Veterinaria la diálisis de pacientes
gravemente intoxicados.

4. Antídotos

Si bien existe un amplio listado de antídotos para diversos tóxicos, con frecuencia la terapia con estos productos no
redunda en los beneficios esperados. Los antídotos para casos particulares de intoxicación serán señalados al tratar éstos.

PLAGUICIDAS o PESTICIDAS

Acaricidas Herbicidas Insecticidas Molusquicidas Rodenticidas

Desde tiempos antiguos los seres humanos han utilizado diferentes sustancias para atacar las plagas o pestes que destruyen
sus cosechas y enferman a su ganado o a ellos mismos, afectando su sustento y su calidad de vida. Tales sustancias se
conocen con el nombre de "plaguicidas" o "pesticidas". El uso de pesticidas no sólo ha reducido las pérdidas causadas por
plagas diversas sino que ha facilitado la adopción de métodos modernos en la agricultura y ganadería a gran escala,
conducentes a incrementar la producción de alimentos, a reducir los costos de producirlos, a mejorar la calidad de los
productos y a prevenir la presentación de diversas enfermedades en las plantas de interés agrícola, en los animales
domésticos y en los seres humanos, llevando como consecuencia a una mejor calidad de vida de éstos.

Empero, el uso a gran escala de pesticidas, los que a menudo presentan algunas características indeseables, ha sido
acompañado de diversos problemas para los animales y seres humanos. Originalmente la investigación sobre estas
sustancias hacía énfasis en su toxicidad aguda; en la actualidad, sin embargo, el conocimiento sobre ellas implica también
conocer las manifestaciones de su toxicidad crónica, su persistencia en el medio ambiente, su incorporación a las cadenas
tróficas, su acumulación en el organismo animal, la existencia de sus residuos en los alimentos y, en suma, los efectos para
la Salud Pública de todo ello. El avance de la investigación en el tema condujo a la búsqueda de nuevos y más eficaces
plaguicidas, lo cual se tornó en una necesidad imperiosa al apreciarse que numerosas pestes adquirían resistencia a los
productos hasta el momento eficaces para su control. Pero, a poco andar, pudo constatarse que los nuevos pesticidas
podían también generar considerables efectos negativos en la salud del hombre y de los animales, deteriorando además el
ambiente. Ello motiva una incesante búsqueda por hallar pesticidas más eficientes para el control de las plagas, menos
dañinos para los seres humanos y animales, como también menos agresivos para el entorno ambiental.

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) estima que, pese a que el 80% de los
pesticidas que se distribuyen a nivel mundial es usado en naciones económicamente desarrolladas, el 99% de las
intoxicaciones y accidentes de seres humanos con plaguicidas se produce en naciones con desarrollo intermedio y
subdesarrollado. La carencia de regulación, de educación y de higiene ambiental son los factores principales de este
fenómeno. Gravitando todo lo anterior sobre la Salud Pública, estas mismas deficiencias se proyectan a las intoxicaciones
del ganado en el agro, y a la de los animales de compañía en el hogar: la toxicología de los pesticidas impone entonces a los
Médicos Veterinarios la doble tarea de tratar con plaguicidas de uso agropecuario y de uso hogareño.
El Ministerio de Agricultura, a través del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), es responsable en Chile de regular y
restringir la fabricación, importación, exportación, distribución, venta, tenencia y aplicación de pesticidas para uso agrícola y
pecuario; por su parte, corresponde al Ministerio de Salud, a través del Instituto de Salud Pública (IPS), gestionar lo
referente a plaguicidas de uso hogareño y humano. Si bien caben dentro del concepto de pesticidas un amplio grupo de
sustancias, los plaguicidas de mayor interés para la toxicología veterinaria se encuentran comprendidos dentro de los
acaricidas, herbicidas, insecticidas, molusquicidas y rodenticidas. Debe considerarse, sin embargo, que algunas sustancias
tienen cabida en más de uno de estos grupos.

Nomenclatura de Plaguicidas

Existen tres formas de nombrar a los plaguicidas:

• Nombre comercial: es el nombre que el fabricante le da al producto formulado (uno o más ingredientes activos más
aditivos). Ejemplo: Tamaron ® 600 SL.
• Nombre común: es el nombre del ingrediente activo del plaguicida. Ejemplo: Metamidofos.
• Nombre químico: es el nombre que se usa para describir la estructura química del ingrediente activo en los plaguicidas.
Ejemplo: O,S-dimetil-fosforamidotioato

Etiquetado de Plaguicidas
El SAG ha adoptado normas elaboradas por la Organización Mundial para la Salud (OMS) y la FAO para el etiquetado de
los envases de pesticidas, que se ejemplifican a continuación.
Se muestra a continuación un ejemplo del etiquetado conforme a las normas SAG en un pesticida para uso agrícola. La
etiqueta debe llevar una franja en todo el borde inferior, cuyo color corresponde al riesgo toxicológico del producto según
normas de la OMS; la franja lleva, además, símbolos, palabras y pictogramas recomendados por la FAO, destinados a un
manejo seguro del producto.
ACARICIDAS

Ivermectina, selamectina

Para el tratamiento de enfermedades producidas por ácaros en los animales domésticos, tales como los diversos tipos de
sarna y la infestación por garrapatas, se recurrió durante largo tiempo a insecticidas inorgánicos; estos fueron reemplazados
por insecticidas organoclorados, organofosforados y carbamatos, los cuales -a su vez- también debieron sustituirse debido a
la adquisición de resistencia de los ácaros a estos productos. Si bien varios insecticidas antiguos siguen utilizándose como
acaricidas, especialmente en combinaciones con productos de más reciente incorporación al mercado, entre éstos hay
fármacos que -no obstante su eficacia terapéutica- pueden causar intoxicaciones a los animales.

AMITRAZ

Las formamidinas constituyen un pequeño grupo de sustancias de efecto insecticida y acaricida. Entre ellas se utiliza
el amitraz, fármaco de uso externo utilizado para el tratamiento de ectoparásitos (garrapatas, pulgas, piojos, ácaros de
diversos tipos de sarna) en perros, cerdos y rumiantes. En Chile se le ha usado extensamente para el tratamiento de la sarna
demodécica canina. El amitraz es también usado como acaricida en agricultura y horticultura, e igualmente para el control
de la varroasis en apicultura.

Si bien el amitraz puede causar intoxicación por vía oral, inhalatoria o transcutánea, la mayoría de los cuadros tóxicos son
provocados por ingestión; por cuanto el producto suele estar incluído en collares antipulgas y antigarrapatas al 8-9% como
ingrediente activo, los collares pueden causar intoxicación al ser chupados o masticados. También se le encuentra en el
comercio en forma de solución al 12,5%, usadas para el tratamiento tópico de lesiones localizadas, para el tratamiento por
aspersión y para la preparación de soluciones para inmersión (baños). En perros se le utiliza en concentración al 0,0125%
para el tratamiento de garrapatas, o en concentración al 0,0250% para el tratamiento de sarna demodécica. Por cuanto la
sustancia es inestable y se enriquece paulatinamente en un metabolito tóxico llamado 2,4 DMPMF, el producto comercial
no debe usarse pasados 18 meses desde la fecha de su elaboración; deben descartarse de inmediato los restos que hayan
sobrado de soluciones para baños por igual motivo.

Los perros tienen en general buena tolerancia al amitraz. No obstante, en


razas como el Yorkshire Terrier, Chihuahua y Poodle enano se recomienda
reducir a la mitad la dilución para el baño y no sumergir al animal
enteramente en éste, pues suelen mostrar signos de intoxicación leve
(sedación o somnolencia) dentro de 2-6 horas, la que puede durar 48-72
horas. Ocasionalmente se ha descrito prurito a continuación del
tratamiento, con duración de 24-48 horas; se atribuye el fenómeno a una
alergia cutánea provocada por los ácaros muertos. Las intoxicaciones son
generalmente causadas por soluciones de amitraz muy concentradas,
aplicaciones demasiado seguidas del producto o al ser usadas en perros menores de 4 meses de edad, que son muy sensibles
a la sustancia; la mayoría de las veces, sin embargo, el efecto es breve y los síntomas desaparecen espontáneamente y sin
secuelas. Es posible que algunos de los síntomas de la intoxicación sean causados también por el xileno y el propileno que
se encuentran en productos para baños.

Los casos leves de intoxicación suelen recuperarse espontáneamente en 7-10 días. Se acepta que menos del 1% de los
animales bañados con amitraz presentan reacciones graves al producto. La sustancia es un agonista alfa2 adrenérgico e
inhibidor de la enzima monoamino oxidasa (MAO). Los pacientes gravemente intoxicados presentan síntomas entre 30 y
120 minutos de haber sido expuestos al amitraz, apreciándose náusea, tialismo, vómito, diarrea, poliuria, ataxia, midriasis,
desorientación, depresión o excitación (según la magnitud de la dosis tóxica), hipotensión, bradicardia, hipotermia,
convulsiones y coma. El laboratorio clínico suele demostrar aumento de niveles de transaminasas hepáticas, como también
hiperglicemia y glicosuria (debido a la depresión que provoca el amitraz en la secreción de insulina), por lo cual debe
evitarse el uso de este fármaco en pacientes diabéticos. Los gatos son más sensibles que otros animales al amitraz, por lo
que se desaconseja el uso de este producto en felinos. También está contraindicado su uso para el tratamiento de
ectoparásitos en equinos, pues suele causar reducción del peristaltismo intestinal, constipación y cólico por impactación del
colon.

El tratamiento de la intoxicación es de tipo sintomático, recordándose al respecto que los pacientes deben mantenerse en
ambiente temperado por sufir hipotermia. Investigaciones de Andrade y Sakate (2003) señalan buenos resultado de
yohimbina para el tratamiento de la intoxicación en perros, en dosis de 0.1 mg/kg endovenoso lento; también han
reportado un exitoso tratamiento al utilizar atipamezole, un potente alfa2 antagonista, en dosis de 0.2 mg/kg por vía
endovenosa lenta cada 3-4 horas, según necesidad; sin embargo, se carece aún de suficientes experiencias clínicas para
validar estos resultados. Cuando la intoxicación es causada por el baño, la piel debe descontaminarse con abundante agua
corriente y un detergente suave.

IVERMECTINA y SELAMECTINA

Las lactonas macrocíclicas son productos naturales obtenidas de hongos del género Streptomices; reciben también el nombre
de "endectocidas", por su efecto antiparasitario externo e interno. Estas sustancias se dividen en dos grandes grupos: A)
Avermectinas, encontrándose entre ellas ivermectina, adamectina, doramectina, eprinomectina y selamectina. B)
Milbemicinas, grupo al cual pertenecen milbemicina oxina y moxidectina.

Si bien varias lactonas macrocíclicas se usan como insecticidas, acaricidas y nematocidas en diversas especies animales, el
mercado mundial ha dado preferencia a la ivermectina, sustancia eficaz contra la mayoría de los ácaros y piojos y que -
además- posee un amplio espectro nematocida; es por ello un producto ampliamente utilizado para el control de ecto y
endoparásitos en perros, gatos, caballos, ganado rumiante y cerdos. La ivermectina para uso veterinario se encuentra en
Chile en forma de preparados orales (pasta) e inyectables (solución 1%); existen también preparados de ivermectina para
uso humano (cápsulas blandas, gotas orales, comprimidos, crema tópica). En otros países también se la encuentra en
preparados orales, inyectables, pour-on, aditivo para piensos y pipetas. La mayoría de las intoxicaciones ocurren cuando se
utilizan en pequeños animales productos formulados para animales de granja.

La ivermectina paraliza a los parásitos potenciando


la acción de un neurotransmisor inhibitorio, el
ácido gamma aminobutírico (GABA), sustancia
que contribuye a regular la transmisión desde las
neuronas motoras a las células musculares de los
endo y ectoparásitos sensibles. En los mamíferos,
las neuronas productoras de GABA y las que
poseen receptores para la sustancia están
confinadas al sistema nervioso central; el fármaco
no franquea con facilidad la barrera
hematoencefálica, por lo cual posee un amplio
margen de seguridad en los animales domésticos.
Sin embargo, tal barrera no impide eficazmente el paso de la ivermectina en los animales jóvenes, para los cuales se
encuentra contraindicado el fármaco. Son muy sensibles a la ivermectina los perros adultos de la raza Collie y sus cruzas, y
algo menos sensibles los adultos de razas de tipo pastor (Old English Sheepdog, Shetland Sheepdog, Australian Cattledog y
Pastor Alemán, especialmente).

Los síntomas aparecen generalmente entre 2 y 6 horas de la exposición, aunque pueden presentarse en forma retardada (24-
72 horas).. La rápida presentación (menor a 2 horas) del cuadro clínico confiere un mal pronóstico a la intoxicación. En las
pequeñas especies se ha descrito ataxia, temblores, midriasis, tialismo, anorexia, vómito, bradicardia, ceguera parcial y
depresión, aunque -especialmente en gatos- también se ha observado inquietud e irritabilidad, desorientación, torneo y
empuje con la cabeza. El cuadro suele evolucionar hacia el coma en 4 a 6 días. Algunas reacciones anafilácticas fueron
provocadas por preparados inyectables, que cesaron al suprimirse el polisorbato 80 como estabilizador agregado a dichos
productos. Signos nerviosos de tipo central (temblores, ataxia, debilidad, vómito, depresión, tetraparesia) se han descrito en
cerditos y terneros tratados con ivermectina para el combate de nemátodos por vía parenteral. Signos similares y
comportamiento anormal (empuje sobre objetos inanimados) también se han descrito en equinos, siendo los potrillos más
lábiles a la intoxicación que los adultos. No es recomendada la aplicación inyectable de ivermectina en caballos, en los
cuales se utiliza el medicamento en forma de pasta.

No se han encontrado un antídoto eficaz para la sustancia, habiéndose propuesto para tales efectos la picrotoxina,
fisostigmina, flumanezil y otros antagonistas de GABA; sin embargo, faltan antecedentes para recomendar el uso de
cualquiera de estos medicamentos. Hasta el momento el tratamiento de la intoxicación es de tipo sintomático. La
recuperación total de los pacientes puede durar semanas.

La misma amplitud de acción de ivermectina tiene la selamectina, aunque su uso está restringido a las mascotas.La
selamectina es una sustancia de uso tópico mucho más segura que la ivermectina para perros y gatos, pudiéndose usar a
partir de las 6 semanas de edad en estas especies; no obstante, algunos perros Collie son también sensibles a los efectos del
producto. Por otra parte, se han reportado reacciones adversas a la selamectina, como alopecía e inflamación en la zona de
aplicación, prurito, anorexia, vómito, diarrea y tialismo, entre los observadas con mayor frecuencia.
HERBICIDAS

Fenoxiherbicidas Dinitrofenoles Dipiridílicos

Los herbicidas son compuestos químicos destinados al control de las plagas vegetales conocidas como “malezas” o “malas
hierbas”, las que disminuyen el rendimiento de las cosechas al competir con las plantas útiles por los principios nutritivos
del suelo, por el agua o la luz solar, etc., situación que también se da en los jardines y parques. Por otra parte, las semillas de
las malezas suelen contaminar y depreciar las cosechas de granos. Además, las propias malezas suelen ser plantas venenosas
y causar cuadros tóxicos cuando son consumidas; éstos pueden también ocurrir cuando los granos se encuentran
fuertemente contaminados con semillas de vegetales venenosos, haciéndose tóxico el alimento elaborado con dicho
material.

Durante los pasados 25 años la industria de los herbicidas ha mostrado un crecimiento sostenido, llegando al mercado con
productos más eficientes para para el control de malezas y -paralelamente- de baja toxicidad para los animales y seres
humanos. Sin embargo, aunque poco frecuentes, pueden ocurrir accidentes tóxicos por el uso de estas sustancias. La
mayoría de los problemas para la salud animal o humana provocados por herbicidas en el medio rural derivan de la
inapropiada utilización de estos productos, o bien de la descuidada conservación o eliminación de sus envases (lo que
permite al ganado una exposición directa a ellos). El consumo de plantas tratadas con herbicidas normalmente es de bajo
riesgo, siendo también reducido su potencial residual . Es aún más infrecuente la presentación de intoxicaciones en
animales de compañía, que pudieran verse expuestos por vía cutánea en parques o jardines tratados recientemente con
ciertos herbicidas.

Desentendiéndonos de clasificaciones útiles para fines agronómicos (totales vs selectivos, de contacto vs sistémicos, etc.),
para fines de la toxicología veterinaria a los herbicidas se les divide en inorgánicos y orgánicos. Se describirán solamente las
sustancias de mayor importancia en ambos grupos, para las condiciones de Chile.

1. HERBICIDAS INORGANICOS

Las sales de arsénico, como el arsenito de sodio o potasio y el trióxido de arsénico, el sulfamato de amonio y el bórax
(tetraborato de sodio) fueron usados mundialmente en gran escala pero son ya de interés histórico, habiendo sido
reemplazados por productos más eficientes como herbicidas. El sulfato de cobre es poco usado ya como herbicida, aunque
todavía tiene cierta demanda como fungicida en viñas y frutales. Por su parte, el clorato de sodio o potasio fue muy usado
para la eliminación de malezas en las bermas de las carreteras y en las vías férreas, pero también han desaparecido del
mercado nacional.

2. HERBICIDAS ORGANICOS

Existe una gran cantidad de herbicidas orgánicos, los cuales en su gran mayoría carecen de interés para la toxicología
veterinaria. Si bien es cierto que la literatura especializada abunda en datos toxicológicos sobre ellos, no lo es menos que se
trata de información obtenida en animales de experimentación, carentes del necesario sustento clínico. Entre aquellos que
poseen relevancia toxicológica consideramos los siguientes:

2.1. Fenoxiherbicidas (fitohormonas de síntesis)

Estos productos perturban el metabolismo de las hormonas de crecimiento de las plantas. Los representantes más
conocidos son el 2,4-D y el 2,4,5-T . Los herbicidas de este grupo son en general de baja toxicidad; experimentalmente se
ha demostrado la mayor labilidad a sus efectos en los perros, siendo los rumiantes y aves los más resistentes a ellos. Los
bovinos precisan de una ingestión de al menos 10 días para intoxicarse con fenoxiherbicidas, presentando pérdida de
apetito y de peso, apatía, depresión, debilidad, atonía ruminal, meteorismo, diarrea y ataxia. La sintomatología
neuromuscular (debilidad, depresión, contracciones musculares clónicas) descrita en bovinos y caninos es de tipo
experimental, al igual que la sintomatología reproductiva en rumiantes (celos irregulares, atrofia ovárica y aborto). El
tratamiento de la intoxicación por fenoxiherbicidas es de tipo sintomático.Se acelera la depuración orgánica de estos
compuestos -de carácter ácido- mediante la alcalinización de la orina.

Los fenómenos tóxicos indirectos causados por los fenoxiherbicidas son de mayor importancia que los de tipo directo. Ello
porque algunos mejoran la palatabilidad de ciertas malezas tóxicas (especialmente del Sorghum halepense o maicillo), con lo
cual desaparece el rechazo del ganado a éstas y pueden consumirlas hasta intoxicarse. En otros casos, elevan el contenido
de nitrato en plantas silvestres y cultivadas, intoxicándose el ganado por tal motivo. Además, suelen llevar dioxinas como
contaminantes (razón de la prohibición del 2,4,5-T en Chile).
Algunos fenoxiherbicidas

2.2.Dinitrofenoles (compuestos nitrados)

Los representantes mejor caracterizados de este grupo de herbicidas son el dinitrofenol (DNP),
dinitrobutifenol (DNBP) y dinitroortocresol (DNOC). Estas sustancias se absorben por vía
digestiva, cutánea y respiratoria, siendo altamente riesgosos para la salud de los animales. La
intoxicación con estos herbicidas puede producirse por ingestión directa, a través de las plantas
tratadas con ellos, al respirarlos cuando se usan en forma de spray, o bien por exposición cutánea
al producto. Se caracterizan por desacoplar la fosforilación oxidativa y, en consecuencia,
provocan grave hipertermia con sed intensa, hiperhidrosis, taquipnea, taquicardia, acidosis
metabólica, oliguria e incluso convulsiones; la muerte ocurre en 2-3 días. Producen coloración
amarilla en el pelo, la piel y las mucosas, lo cual suele confundirse con ictericia.El rigor mortis se DNOC
instala rápidamente en los cadáveres.

2.3. Dipiridílicos

Estos herbicidas están representados por el paraquat y el diquat, siendo más tóxico el primero (el cual se encuentra
prohibido en Chile). El paraquat es considerado como el más tóxico de los herbicidas de uso corriente. Es posible la
intoxicación por este tipo de herbicidas al ingerirlos
directamente, o bien a través de las plantas tratadas con
ellos.

El diquat produce trastornos gastrointestinales, como


anorexia, gastritis y meteorismo, así como daño renal,
excitación y convulsiones en casos severos de intoxicación.
Se ha descrito intoxicación aguda por paraquat al usarse
maliciosamente altas dosis de este producto, observándose
estimulación del Sistema Nervioso Central (hiperestesia, Herbicidas dipiridílicos
ataxia, convulsiones); el tóxico es también necrosante de
tegumentos, causando úlceras orales y gastrointestinales. En dosis moderadas induce letargia, anorexia, vómito, cólico y
diarrea. Este veneno puede también provocar degeneración tubular renal y necrosis hepática centrolobulillar. Los signos
respiratorios de la intoxicación generalmente aparecen 2-7 días después de la exposición al producto, pudiendo hacerse
progresivamente más severos a lo largo de 1-3 semanas.Se presenta inicialmente taquipnea y disnea de creciente severidad,
sonidos húmedos pulmonares y cianosis, como consecuencia de edema y hemorragia pulmonar (a veces mortal); este
cuadro suele desembocar en fibrosis pulmonar, que conduce a grave insuficiencia ventilatoria. El tratamiento de
plantaciones de marihuana con paraquat ha sido reportado como causa de muerte o insuficiencia pulmonar grave en los
adictos.

El tratamiento de la intoxicación por herbicidas dipiridílicos consulta la inmediata eliminación del tóxico, induciendo
vómito o administrando un purgante salino. Se preconiza administrar a continuación bentonita o arcillas adsorbentes, lo
cual no resulta un procedimiento práctico en nuestro ámbito. Debe administrase carbón activado en todos los casos,
siguiéndose el tratamiento sintomático correspondiente.Algunos reportes señalan buenos resultados al tratar con selenio o
vitamina E a los animales intoxicados.

INSECTICIDAS

Organoclorados Organofosforados y carbamatos Piretroides

La actual proliferación de insecticidas se inició hacia 1942, cuando aparecieron en el mercado los primeros productos de
síntesis con capacidad letal para los insectos. Hasta entonces, el arsenal para el combate químico contra éstos sólo contaba
con algunos compuestos arsenicales y azufrados, extractos de ciertas plantas y productos puros obtenidos de éstas (como la
nicotina y la rotenona), completando el listado unas pocas sustancias más.

La búsqueda de nuevos y más eficaces insecticidas, que permitan controlar a los insectos que han ido desarrollado
resistencia a los productos previamente utilizados; que contaminen en la menor forma posible al medio ambiente; que
permanezcan en éste el menor tiempo posible; que no se introduzcan en las cadenas tróficas; que no dañen la salud humana
y que, en fin, no dejen residuos detectables en alimentos de origen vegetal ni animal destinados al consumo humano,
explica la incesante investigación sobre el tema y la permanente aparición de nuevos tipos de insecticidas en el mercado.

El uso de ciertos insecticidas se encuentra restringido a la agricultura, mientras que otros poseen un amplio espectro de uso
(agricultura, ganadería, hogar, animales de compañía, seres humanos). Todos ellos -en mayor o menor medida- representan
un riesgo toxicológico. Nos referiremos especialmente a los insecticidas organoclorados, organofosforados,carbamatos y
piretroides. Vale la pena recordar que, en busca de la eficacia, insecticidas de varios tipos pueden formar parte de la fórmula
de un mismo producto comercial.

INSECTICIDAS ORGANOCLORADOS

Desde su incorporación al arsenal de plaguicidas a inicios de la década de 1940, los insecticidas organoclorados (IOC)
tuvieron un éxito resonante en el control de insectos dañinos para la agricultura, para la ganadería (ectoparásitos) y para la
salud humana (moscas, mosquitos y otras clases de insectos). Los IOC tienen al DDT (dicloro-difenil-tricloroetano) como
su máximo exponente. Se considera a éste como el insecticida más notorio del siglo XX y como el más eficaz jamás
producido para el control de insectos vectores de enfermedades como la fiebre amarilla, la malaria y otras de similar
trascendencia para la Salud Pública; destacó también por su importancia para el control de ectoparásitos del ganado y de
pequeños animales, de insectos dañinos para la agricultura y de insectos hogareños.

La mayoría de los IOC son altamente lipofílicos, lo cual explica su buena absorción a través de la exposición por vía
digestiva y dérmica; sin embargo, por ser de baja solubilidad en agua, la vía inhalatoria no resulta particularmente riesgosa.
Por otra parte, muchos de ellos son pobremente metabolizados y pueden tener prolongadas vidas medias en el organismo;
de allí que sus residuos en los alimentos de origen animal motiven legítima preocupación a las autoridades sanitarias.
Los IOC poseen alta resistencia a la degradación por factores naturales, lo que explica su prolongada persistencia en el
ambiente (años a décadas, según el producto). No obstante sus ventajas iniciales, los IOC han desaparecido
progresivamente del mercado mundial por los siguientes motivos:

- Adquisición de resistencia por los insectos a este tipo de sustancias


- Introducción a las cadenas tróficas, con biomagnificación en ellas
- Acumulación en la grasa de animales y seres humanos
- Carácter teratogénico y cancerígeno de algunos de ellos
- Rechazo de los mercados internacionales a productos vegetales y animales con residuos de IOC.
Los IOC se clasifican en varios grupos según su estructura química. Así, en el grupo de los difenilos clorados se incluyen el
DDT, metoxicloro, dicofol, clorobencilato; en el de los cicloalcanos clorados el HCH (hexaclorociclohexano) o BHC
(hexacloruro de benceno), cuyo isómero gamma se comercializó con el nombre de lindano; entre los ciclodiénicos clorados
se incluyen aldrín, dieldrín, endrín, metoxiclor, endosulfán, heptacloro, clordano y mirex; en el grupo de los terpenos
clorados se halla el toxafeno.

El mecanismo de acción de los IOC varía también según su


estructura química. Aunque este aspecto no ha sido
satisfactoriamente dilucidado en varios de estos compuestos, se
postula que los difenilos clorados actúan sobre los
axones reduciendo el ingreso de Na+ y el egreso de K+; con ello
depolarizan parcialmente la neurona y reducen el umbral para la
formación de nuevos potenciales de acción. Por su parte, los
compuestos ciclodiénicos clorados y el lindano actúan inhibiendo
competitivamente la unión del ácido gamma aminobutírico
(GABA) en sus receptores postsinápticos; siendo éste un
neurotransmisor inhibitorio, la reducida funcionalidad del GABA
resulta en excitación.En general, los IOC tienen menor toxicidad
aguda para los mamíferos que los insecticidas que vinieron a
reemplazarlos (organofosforados y carbamatos, especialmente).
No obstante, el metabolismo de estas sustancias requiere de
conjugación con sulfatos o glicuronatos para ser luego excretados
por la orina; por la deficiente glicuronidación en los felinos, éstos
resultan bastante lábiles a la intoxicación por IOC,
particularmente por lindano.

La legislación chilena prohibe el uso y comercialización de todos


los IOC en el territorio nacional. Empero, existe un activo
contrabando de algunos de estos productos desde países vecinos.
Ello, sin embargo, tiene mayor importancia por sus efectos sobre
la problemática medio-ambiental y la Salud Pública que sobre la
toxicología clínica veterinaria, por ser infrecuentes las
intoxicaciones por este tipo de productos en las especies
domésticas.

Los signos de intoxicación por IOC incluyen ansiedad, Algunos insecticidas organoclorados (De Ensley, 2012)
hiperestesia o depresión, temblores, fasciculaciones (cabeza,
cuello, hombros), movimientos masticatorios en vacío, ataxia, rigidez de las extremidades, midriasis, tialismo y convulsiones
severas que pueden precipitarse por estímulos externos, con períodos intermedios de comportamiento normal. Debido a las
crisis convulsivas es corriente detectar hipertermia. Sólo ocasionalmente se ha descrito la presentación de vómito.La muerte
puede presentarse en minutos, horas o días, o bien puede no ocurrir. El pronóstico de esta intoxicación es reservado. Los
síntomas generalmente ceden en 1-2 días pero la completa recuperación puede tardar semanas.Los compuestos
ciclodiénicos causan más actividad convulsiva que los compuestos alifáticos. Todos los IOC, particularmente el lindano,
pueden dañar gravemente al hígado al actuar en altas dosis.

El diagnóstico presuntivo se basa en la historia clínica (exposición reciente al tóxico) y en la sintomatología. Puede realizase
la búsqueda de IOC en muestras de piel y pelo (en caso de exposición cutánea a éstos), de tejido adiposo, hígado, cerebro y
contenido gastrointestinal. Debe también investigarse la presencia de IOC en el alimento sospechoso. La necropsia no
señala lesiones específicas para la intoxicación y, por otra parte, el análisis histopatológico tampoco las demuestra en el
tejido nervioso; es posible observar lesiones hepáticas en caso de que la intoxicación sea causada por lindano o por
compuestos ciclodiénicos.

Por cuanto no se conoce antídoto para la intoxicación por IOC, el tratamiento es sintomático.Si ha existido exposición
dérmica, el paciente debe bañarse con detergente suave y abundante agua; se recomienda el uso de guantes gruesos de goma
para realizar esta tarea, para evitar la exposición del operador al tóxico. En casos de exposición oral reciente es
recomendable provocar vómito; se recurre a continuación a la administración de carbón activado y de un purgante salino.
La terapia de diazepam y barbitúricos para controlar las convulsiones puede extenderse a 24 o más horas.Debe controlarse
la funcionalidad hepática en caso de intoxicación por lindano o difenilos clorados.
INSECTICIDAS ORGANOFOSFORADOS Y CARBAMATOS

Los insecticidas organofosforados (IOP) y carbamatos (CM) tienen similar manera de actuar ("insecticidas
anticolinesterásicos"), aunque ello no implica una completa identidad toxicológica. Desde mediados del siglo XX se les
utiliza extensamente en el entorno agropecuario y hogareño; poseen por ello alto potencial tóxico tanto para animales de
granja y de compañía como para los seres humanos. Estos insecticidas reemplazaron a los insecticidas organoclorados
(IOC) por la creciente resistencia de los insectos a éstos, por sus desfavorables efectos sobre la salud del hombre y de los
animales, así como por los perjuicios al ambiente que producen; sin embargo, los IOP -y algo menos los CM- son mucho
más venenosos para los animales que los IOC.

Los IOP derivan de gases bélicos de efecto nervioso (sarin, tabun, soman y otros), provenientes de los ácidos fosfórico y
tiofosfórico. No menos de 40 IOP se encuentran en el mercado mundial y algunos de ellos están considerados dentro de
los tóxicos más potentes de uso agrícola; pertenecen a este tipo de insecticidas el diazinón, fention, clorpirifos, coumafos,
malatión, dimetoato, forato, paratión, metilparatión, fenclorfots y ruelene, entre los más representativos. Por su parte, los
insecticidas de tipo CM son derivados del ácido carbámico. Desarrollados por su amplio espectro de acción sobre los
insectos y por tener menores efectos tóxicos sobre los vertebrados que los insecticidas precedentes, resultan también
ventajosos en cuanto tienen aún menor persistencia ambiental que éstos; el metiocarb, carbaril, carbofurán, aldicarb,
metomil y propoxur se incluyen entre tales compuesto.

Mecanismo de acción

Los IOP y CM comparten la acción de inhibir la enzima acetilcolinesterasa en la sustancia gris del Sistema Nervioso
Central, placa motora y sinapsis preganglionares y postganglionares en el sistema parasimpático (colinérgico), en donde es la
acetilcolina el neurotransmisor. Dado que la acetilcolinesterasa degrada a la acetilcolina tras la estimulación nerviosa, la
inhibición de la enzima por los IOP y CM redunda en la acción incontrolada de acetilcolina y de ello resulta la excesiva
estimulación de funciones de tipo muscarínico (corazón, ojos, glándulas, tracto gastrointestinal y sistema respiratorio),
nicotínico (musculatura esquelética) y centrales (sinapsis de la corteza cerebral y de distintos tractos encefálicos y
medulares).

La acción inhibitoria sobre acetilcolinesterasa de estos insecticidas no es del todo similar. Así, una vez que un IOP se
combina con acetilcolinesterasa, el complejo insecticida-enzima sufre paulatinos cambios ("envejecimiento") que llevan a su
inactivación definitiva . En efecto, los IOP inactivan a la acetilcolinesterasa fosforilando al grupo hidroxilo de la serina que
se encuentra en el sitio activo de la enzima, estableciendo con éste un enlace covalente. Nuevos enlaces se establecen en
función del tiempo: el "envejecimiento" es gradual y ello implica que la degradación del complejo IOP-enzima por
antídotos como el 2-PAM u otras oximas sea progresivamente más dificil y que termine por hacerse irreversible
(inactivación definitiva). Una vez inactivada la enzima, hay acumulación de acetilcolina en el cerebro, sistema nervioso
somático y autónomo, produciéndose la sobreestimulación de los receptores para el neurotransmisor. No hay
envejecimiento comparable en el caso del complejo CM-enzima y, de hecho, su inestabilidad permite que el complejo se
degrade espontáneamente; por ello no se recurre al tratamiento con oximas en la intoxicación por insecticidas de tipo CM.
Los IOP pueden también combinarse con otras esterasas; entre ellas tienen importancia práctica las siguientes:

A. Seudocolinesterasas (butirilcolinesterasas), que se encuentran en tejido nervioso, hígado, sangre (suero y plasma) y
eritrocitos. Su función fisiológica es aún desconocida. La actividad de estas enzimas es también inhibida al unirse a IOP y
CM, lo que se utiliza para el diagnóstico de intoxicación por estos productos.

B. Carboxilesterasas, que se encuentran en diversos tejidos. La inhibición de una carboxilesterasa específica llamada
"neuropathy target esterase" (NTE, ex "esterasa neurotóxica") está asociada a una neuropatía retardada inducida por los
IOP.

Los IOP pueden absorberse por vía cutánea, digestiva y respiratoria. La presentación y duración de los síntomas depende
del compuesto actuante, grado de exposición, vía de absorción, solubilidad en lípidos y tasa de degradación metabólica.

Aspectos clínicos

El cuadro clínico puede aparecer entre pocos minutos a horas después de haberse producido la exposición al tóxico. La
sintomatología de la intoxicación por IOP cae dentro de 3 categorías: (1) efectos muscarínicos, (2) efectos nicotínicos, y (3)
efectos sobre el Sistema Nervioso Central.
1. Efectos muscarínicos. Estos provocan síntomas clásicos de estimulación colinérgica:

1.1. Cardiovasculares: bradicardia, hipotensión


1.2. Respiratorios: rinorrea, broncoespasmo, broncorrea, cianosis
1.3.Gastrointestinales: tialismo, náusea, vómito, hipermotilidad del tracto digestivo, cólico, diarrea
1.4.Urinarios: polaquiuria, incontinencia urinaria
1.5.Oculares: visión borrosa, miosis
1.6.Glandulares: hipersecreción lacrimal, hipersecreción sudoral

En los animales de compañía puede existir midriasis en lugar de miosis, y taquicardia en vez de bradicardia, por
excesiva secreción de adrenalina en caso de temblor severo o convulsiones. Los equinos muestran cólico, tialismo,
diarrea severa y deshidratación
por hiperhidrosis.

2. Efectos nicotínicos. Estos


afectan la musculatura
esquelética. Incluyen
fasciculaciones de los músculos
faciales, párpados y lengua, que
progresan a temblor
generalizado; pueden
presentarse calambres y
debilidad muscular, que llega
hasta parálisis.Con frecuencia se
produce ataxia y posición rígida.

3. Efectos centrales. Incluyen


ansiedad, intranquilidad y
confusión,siendo frecuente la
depresión. Hay también ataxia y,
en forma menos frecuentes,
convulsiones con movimientos
de pedaleo.

La muerte ocurre generalmente


por insuficiencia respiratoria, a
Efectos de los insecticidas organofosforados y carbamatos
la cual concurren la
broncoconstricción e intensa broncorrea, la parálisis de la musculatura respiratoria (por intensa estimulación sobre los
receptores nicotínicos) y también por depresión respiratoria central. Si bien los síntomas indicados son también producidos
por insecticidas CM, la intoxicación por estos compuestos tiende a ser menos severa y de más corta duración.

Efectos retardados

Es posible que ocurran fenómenos neurológicos algún tiempo después de ocurrir una intoxicación aguda por varios IOP,
presentándose polineuritis, parálisis de laringe o de miembros, ceguera, sordera u otras manifestaciones de axonopatías,
debidas a inhibición de la NTE. Los perros parecen ser más resistentes que los gatos a la presentación de este problema, el
cual ha ocurrido en felinos días o semanas después de haber sido expuestos a dosis mínimas de IOP.

Diagnóstico

El diagnóstico de laboratorio de la intoxicación por IOP se basa en constatar una reducción significativa de la actividad de
seudocolinesterasa eritrocitaria o plasmática. La seudocolinesterasa eritrocitaria representa a aquella parte de la enzima que
se encuentra en la sustancia gris del Sistema Nervioso Central, en los nervios periféricos, tejidos, músculos y en los mismos
eritrocitos. La acetilcolinesterasa plasmática es una proteína sintetizada por el hígado y se la encuentra en circulación, como
también en el propio hígado, páncreas, corazón y sustancia blanca del sistema nervioso central.

Si bien la fracción eritrocitaria permite obtener mejores resultados diagnósticos (en una intoxicación severa, la actividad de
seudocolinesterasa eritrocitaria es menor que 10% de lo normal), la fracción plasmática es más fácil de obtener y de analizar,
por lo cual se prefieren sus resultados para detectar exposición a IOP y CM; en animales pequeños intoxicados con IOP o
CM su actividad se reduce en 50% o más. Empero, es posible que el nivel de depresión enzimática no se encuentre bien
correlacionado con la magnitud de los fenómenos clínicos; al respecto se ha demostrado que exposiciones crónicas a
pequeñas dosis de IOP pueden deprimir el nivel de actividad de acetilcolinesterasa a muy bajos niveles, presentándose sólo
mínima sintomatología.

Por cuanto media un tiempo prolongado entre la presentación del paciente al médico veterinario y la obtención de
resultados enzimológicos, en las especies menores se recurre a la administración diagnóstica de bajas dosis de atropina
(0.01-0.05 mg/kg). Si aparecen los signos típicos de atropinización (boca seca, midriasis, taquicardia) con dosis tan reducida,
el cuadro no se debe a un tóxico anticolinesterásico. Por el contrario, si no aparecen los signos de atropinización, existe
fuerte sospecha de que el cuadro es producido por alguno de estos tóxicos.

En la necropsia de animales muertos por insecticidas anticolinesterásicos no se aprecian lesiones específicas. Hay evidencia
de hipersecreción salival y bronquial; en algunas ocasiones se aprecia edema pulmonar, hemorragias en la mucosa del tracto
gastrointestinal y en otras mucosas. Es posible detectar inhibición de seudocolinesterasa en el cerebro, cuya actividad en
casos severos se ha descrito reducida en más del 70%. Es preciso congelar la muestra de cerebro para prevenir reversión
espontánea de actividad y evitar falsos negativos, especialmente en casos de intoxicación por CM. Es posible detectar el
tóxico causal en contenido gástrico y ruminal. Es infrecuente su detección en hígado debido a la rápida metabolización de
estos tóxicos; tampoco es corriente detectarlos en piel, en casos de exposición cutánea.

Tratamiento

En casos de reciente exposición al tóxico, debe provocarse vómito, o bien realizar lavado gástrico; debe seguirse con
administración de carbón activado y un purgante salino.Es perentorio bañar a los pacientes sujetos a exposición cutánea,
para lo cual debe usarse un detergente suave. Por otra parte, debe mantenerse permeable la vía aérea, por cuanto los
pacientes pueden morir por asfixia.

Se debe administrar sulfato de atropina, aunque debe recordarse que se trata sólo de un tratamiento sintomático ya que esta
sustancia es el antagonista farmacológico de la acetilcolina sólo en los sitios de actividad muscarínica; puede también
controlar algunos efectos de origen central pero no controla efectos nicotínicos. Las dosis efectivas del fármaco son
aproximadamente 10 veces superiores a las dosis usadas para preanestesia, encontrándose generalmente comprendidas
entre 0.1 y 0.5 mg/kg, variando la dosis según la evolución de la bradicardia, disnea, cianosis y actividad sensorial. Puede
utilizarse hasta un tercio de la dosis total estimada por vía endovenosa y el resto por vía subcutánea o intramuscular. La
dosis debe repetirse (generalmente cada 4-8 horas) hasta la remisión total de los síntomas muscarínicos; suele necesitarse un
período de 24 horas o más para tal efecto. En equinos, el tratamiento con atropina debe realizarse con extremo cuidado
debido a que el fármaco produce estasis intestinal; debe realizarse fluidoterapia junto a la aplicación de atropina, debido a la
intensa sudoración que la intoxicación produce en esta especie.

Para el control de las convulsiones se preconiza el diazepam, en dosis de 0.5 mg/Kg endovenoso o intramuscular,
repitiendo cada 10 minutos por 3 veces si fuese necesario. Si ello no diese resultado, cambiar a fenobarbital (6 mg/kg
endovenoso hasta cesar las convulsiones) y hacer terapia de mantención con pentobarbital. Se indica, además, la
administración de suero bicarbonatado para controlar la acidosis metabólica provocada por las convulsiones; por otra parte,
ello permite disminuir la dosis de atropina necesaria y acortar el período de recuperación del paciente.

Las oximas (2-PAM, pralidoxima, obidoxima) constituyen los verdaderos antídotos de los IOP, por ser capaces de
defosforilar el complejo y restaurar -por tanto- la actividad colinesterásica en los sitios de acción respectivos. No tienen
actividad, sin embargo, sobre los sitios ubicados en el sistema nervioso central, por no atravesar la barrera
hematoencefálica. Por otra parte, las oximas deben administrarse dentro de 24 horas de haberse producido la intoxicación,
pues el envejecimiento del complejo impide su acción. Se utiliza el cloruro de obidoxima (Toxogonin® en Chile), en dosis
de 20-50 mg/kg por vía endovenosa en solución 5%, infundiendo lentamente por el riesgo de paro respiratorio; puede
repetirse cada hora la mitad de la dosis inicial. Es también factible la vía intramuscular, pudiendo repetirse 1 hora después.
No es necesario utilizar oximas para tratar la intoxicación por CM, debido a la inestabilidad del complejo carbamato-
enzima.

El pronóstico de la intoxicación en pacientes apropiadamente tratados es excelente; de no ser así, es malo para el caso de
intoxicación por IOP y reservado para el caso de intoxicación por CM. Debe prevenirse al dueño sobre el riesgo de re-
exposiciones al tóxico y sobre la necesidad de extremar el cuidado del paciente, dado que toma tiempo la completa
recuperación de la actividad de esterasas.
INSECTICIDAS PIRETROIDES

Las piretrinas son insecticidas naturales obtenidos de ciertas especies de crisantemos o piretros, sustancias que en la
actualidad han sido reemplazadas por productos de síntesis ("piretroides"), más estables que las piretrinas naturales y con
mejor efecto residual. En la búsqueda de piretroides poco tóxicos para los mamíferos, altamente eficaces en baja dosis para
la lucha contra insectos y de baja persistencia ambiental, estas sustancias han evolucionado desde los productos de primera
generación (aletrina) a los de segunda (tetrametrina, resmetrina, bioresmetrina, bioaletrina y fonotrina), tercera (fenvalerato,
permetrina) y a los actuales de cuarta generación, que incluye a cipermetrina, decametrina y otros que cumplen con los
requisitos buscados.

Algunos piretroides

Estas sustancias son hoy ampliamente utilizadas en productos comerciales para el control de insectos en el ganado, el hogar
y animales de compañía. Los productos utilizados para el control de pulgas en pequeñas especies (champús, rocíos, baños,
collares, productos spot-on) constituyen la fuente principal de intoxicación por estas sustancias. Siendo compuestos
lipofílicos, los piretroides tienen buena absorción por casi todas las rutas; sin embargo, la rápida hidrólisis de los enlaces de
tipo ester en el tracto digestivo resultan en una baja toxicidad por vía oral. Por otra parte, los compuestos absorbidos son
rápidamente metabolizados, lo que también reduce la toxicidad de estas sustancias.

Los piretroides se clasifican en tipo I (carentes del grupo alfa-ciano-3-fenoxibencilo) y tipo II (que poseen tal grupo). Las
piretrinas y los piretroides de tipo I actúan sobre los canales de sodio, prolongando la conductancia del sodio y reduciendo
la del potasio, lo cual resulta en descargas repetitivas de los nervios. Algunos representantes del tipo I, como aletrina,
pueden afectar también a los receptores nicotínicos de acetilcolina. Los piretroides de tipo II actúan igualmente sobre los
canales de sodio, depolarizando la membrana de las neuronas, pero también deprimen la unión del GABA y el glutamato en
los receptores respectivos. La toxicidad de los piretroides tipo II es superior a la de los piretroides tipo I. La más tóxica de
estas sustancias es la decametrina la cual, sin embargo, posee un coeficiente de seguridad 60 veces mayor que el del
malatión (un insecticida organofosforado sólo débilmente tóxico).

Si bien los piretroides no se absorben prácticamente por la piel, son alergizantes y pueden causar dermatitis (especialmente
los de tipo I). Los felinos son más susceptible que otros animales a la intoxicación por estos productos debido a la
insuficiente conjugación hepática con glicuronato típica de esta especie; ello hace que los insecticidas piretroides deban
formularse en menores concentraciones para uso en gatos, y que -con gran frecuencia- las intoxicaciones ocurran en éstos
por el uso de productos formulados para perros u otras especies. Se observa alta variación individual a una misma dosis y
vía de exposición a piretroides en felinos.

Los síntomas de intoxicación suelen ocurrir varias horas después de la exposición al tóxico, aunque existen casos de
presentación retardada (hasta 24 horas). El cuadro clínico puede manifestarse con temblores, tialismo, vómito, depresión o
hiperestesia, hiperactividad, parestesias, convulsiones, disnea y muerte. Sin embargo, el cuadro es generalmente reversible,
recuperándose los pacientes dentro de 24 -72 horas. El tratamiento de la afección es de tipo sintomático.
MOLUSQUICIDAS
(Metaldehido)

El único molusquicida de importancia toxicológica práctica para especies de interés veterinario es el metaldehido, usado
generalmente como pellet o polvo para el control de babosas y caracoles. Se trata de un polímero de acetaldehido que
resulta venenoso sólo por vía oral. El metaldehido para uso doméstico se encuentra en concentración de 3 a 3,5% y para
uso agrícola de 6%. La palatabilidad del cebo de metaldehido es alta, por lo que puede intoxicar especialmente a los
animales de compañía en la temporada primaveral, cuando aparecen caracoles y babosas en los jardines; aunque con escasa
frecuencia, el producto también ha causado intoxicación a equinos y rumiantes, al utilizarse para el control de caracoles y
babosas en potreros.

El metaldehido es degradado a acetaldehido y a otros aldehidos en el estómago, lo cual confiere olor a formaldehido al
contenido gástrico de los animales intoxicados. Durante largo tiempo se sostuvo la hipótesis de que la mayoría de los
síntomas del envenenamiento por metaldehido eran causados por el acetaldehido absorbido; no obstante, esta sustancia no
se encontró en la sangre ni en la orina de caninos experimentalmente intoxicados con la sustancia y, por el contrario, se ha
descrito la presencia de metaldehido en cerebro, hígado y sangre de ratas envenenadas. Es posible, por tanto,que sea el
propio metaldehido el cual -al absorberse en cantidad suficiente- reduzca el nivel de ácido gamma aminobutírico (GABA),
neurotransmisor inhibitorio en el Sistema Nervioso Central; no obstante, si bien este efecto parece desempeñar un rol
central en la intoxicación, no puede perderse de vista que también el metaldehido deprime la actividad de noradrenalina y
serotonina, elevando paralelamente la actividad de monoamino oxidasa (MAO).

Los primeros síntoma de la intoxicación por metaldehido suelen aparecer a los 15-20 minutos de la ingestión, aunque
pueden retardarse a 3-4 horas. En una primera fase, el paciente se observa inquieto y presenta fasciculaciones, taquicardia y
jadeo; es frecuente que el dueño confunda las fasciculaciones con escalofríos febriles. Al agravarse el cuadro aparece ataxia
con rigidez de las extremidades, convulsiones tónicas y tonico-clónicas, movimientos de pedaleo, midriasis, ceguera,
tialismo, hipertermia, nistagmo (especialmente en gatos), opistótono, vómito, acentuación de la disnea y a veces
comportamiento alucinatorio; se presenta relajación anal y vesical, con diarrea y polaquiuria. Hay finalmente intensa
depresión, coma y muerte; ésta ocurre entre 4 y 24 horas del inicio del cuadro y se debe a parálisis respiratoria. En
rumiantes y caballos intoxicados se ha descrito ataxia, ceguera, disnea, cianosis, tialismo, sudoración, excitación,
hipertermia, odontoprisis, empuje con la cabeza, nistagmo, convulsiones o desmayo, temblores y tetania.

En animales que sobreviven a la fase aguda de la afección suele presentarse falla hepática grave en 3-4 días, que conduce a
la muerte. La necropsia no brinda lesiones de significación diagnóstica. Contribuyen al diagnóstico el olor a acetaldehido
(similar al del formaldehido o acetileno, aunque no tan pronunciado) del aire espirado y del contenido gástrico. Puede
identificarse acetaldehido en éste, así como en el flúido usado para lavado gástrico (que debe ser de inmediato congelado si
se desea remitirlo al laboratorio diagnóstico). Es importante detectar metaldehido en el cebo sospechoso. En pequeñas
especies, suele observarse la presencia de pellets en el material vomitado. Esta intoxicación se confunde fácilmente con la
producida por estricnina; deben también considerarse en el diagnóstico diferencial las intoxicaciones con insecticidas
organoclorados y organofosforados, con algunos rodenticidas (compuesto 1080, brometalina, fosfuro de zinc), con
metilxantinas (chocolate) y plomo.

El tratamiento consulta la inducción de vómito, el lavado gástrico y la administración de carbón activado, así como la
administración de diazepam (1-5 mg/kg) o acepromazina (0,01 mg/kg) para controlar las convulsiones, junto con
hidratación para corregir la deficiencia hídrica y los desequilibrios electrolíticos; la diuresis forzada no es necesaria en
caninos, por cuanto la excreción urinaria de metaldehido en esta especie es menor que 1%. En esta intoxicación existe
acidosis metabólica (de causa incierta), la cual se trata con suero Ringer lactato o suero bicarbonatado. Debe combatirse la
hipertermia que presenta el paciente.Conviene monitorizar las enzimas hepáticas 72 horas después del inicio del cuadro, y
en adelante cuantas veces se estime necesario, para detectar posible daño hepático. Por otra parte, cabe recordar que la
actividad convulsiva origina mioglobinuria, la cual puede llevar a insuficiencia renal; la hidratación adecuada del paciente
debe complementarse con los análisis de orina y sangre apropiados para evitar esta posibilidad.
RODENTICIDAS
Brometalina Escilirrósidos Fosfuro de zinc Colecalciferol Estricnina
Anticoagulantes

Diversos roedores, de distribución mundial, constituyen plagas que causan daños económicos en cosechas, alimentos
almacenados, viviendas y estructuras en general; y, como fuera reconocido hace muchos años, trasmiten enfermedades
como la peste bubónica, la leptospirosis y fiebres hemorrágicas. Entre ellos cabe destacar a las especies Rattus rattus (rata
negra o de los tejados), R. norvegicus (rata café, guarén) y Mus musculus(ratón doméstico, laucha), pertenecientes a la familia
Muridae. Por otra parte, en Chile posee considerable importancia el roedor silvestre Oligoryzomys longicaudatus (ratón de cola
larga),de la familia Cricetidae, transmisor de la hantavirosis.

El hombre ha ensayado los más diversos métodos para el control de roedores, que van desde los simplemente mecánicos y
físicos hasta el uso de rodenticidas químicos y biológicos. Los métodos físicos y mecánicos, como el uso de trampas,
construcciones a prueba de ratas y otros, resultan efectivos a pequeña escala y en situaciones específicas, pero no en casos
de epidemia de roedores o ante la presencia de estos animales como plagas, por lo que son los métodos químicos de control
los que más se han empleado a nivel mundial.

Como fases del proceso de evolución de los rodenticidas químicos se comenzó utilizando diversos tóxicos de acción rápida,
como la escila roja, fosfuro de zinc, sulfato de talio, sulfato de estricnina, fluoroacetato de sodio (1080), alfa-naftil tiourea
(ANTU) y muchos otros, que se fueron descartando por su elevada toxicidad en otros animales y el hombre, así como por
la ocurrencia de numerosos accidentes causados por defectuosa manipulación y almacenamiento, muchos de consecuencias
fatales; además de su baja efectividad, que obligaba a aplicaciones frecuentes y por ello generaba gastos excesivos.

ANTICOAGULANTES (dicumarol y derivados)

La línea de investigación iniciada a raíz de un grave síndrome hemorrágico sufrido por bovinos y equinos en Norteamérica,
el cual fuera provocado por consumo de heno de trébol dulce (Melilotus alba) azumagado, permitió demostrar que las
cumarinas de la planta eran transformadas por los hongos en un potente anticoagulante (dicumarol). Con el nombre de
warfarin, esta sustancia empezó a utilizarse como raticida hacia 1940; le siguieron otros productos de primera generación
(coumarin, indandiona, clorofacinona, difacinona, cumatetralil), caracterizados por tener corta vida media y requerir de
dosis repetidas para producir la intoxicación.

Ambos aspectos fueron notablemento mejorados en los productos de segunda


generación, como dipacinona y pindona, que requieren generalmente de una sola
dosis para producir la intoxicación. Productos de tercera generación son
difenacoum, bromadiolone, brodifacoum, difenacoum, flocoumafen y difethialone,
que han surgido como respuesta a la resistencia desarrollada por los roedores a los
productos de primera y segunda generación. Debe enfatizarse que las plantas del
género Melilotus son silvestres en Chile y no constituyen un recurso forrajero, por lo
que no revisten riesgo toxicológico.

El dicumarol y sus derivados se absorben por vía oral y también por la piel,
teniendo como órgano blanco al hígado. Allí interfieren competitivamente el
metabolismo de la vitamina K. Esta es producida por vegetales (vitamina
K1=fitoquinona) y por microorganismos intestinales (vitamina K2=menaquinona),
siendo la vitamina K3 (menadiona) un producto de síntesis. Cualquiera sea su
forma, la vitamina se inactiva ( “vitamina K epóxido”) tras ser utilizada por los hepatocitos para la síntesis de factores de la
coagulación II,VII,IX y X; es reactivada mediante un proceso en el cual la enzima “vitamina K epóxido reductasa”
desempeña un rol clave. La vitamina es almacenada por el hígado en forma de vitamina K activa, con lo cual reanuda su
ciclo. Los rodenticidas anticoagulantes inactivan a la enzima antes señalada, con lo cual la vitamina no puede ser reactivada
y deriva de ello una grave coagulopatía.
Toxicidad

Todas las especies son susceptibles a la intoxicación por rodenticidas anticoagulantes. Los individuos en edades extremas
son más susceptibles que los jóvenes y adultos a la intoxicación. Esta aparece generalmente por consumo de cebo tóxico; es
factible -aunque no frecuente- la presentación del cuadro por consumo de animales muertos por estos rodenticidas.Se
estima posible la presentación de intoxicación cuando se ingiere una dosis igual o superior al 10% de la LD50 para la
especie.

Aspectos clinicos de la intoxicacion

En la presentación y curso de cuadros tóxicos intervienen el tipo de producto, la cantidad de veneno absorbida, el tiempo
transcurrido desde su ingestión y la magnitud de los fenómenos hemorrágicos que hayan provocado. Así, con alguna
frecuencia ocurren cuadros sobreagudos (muerte sin síntomas) o agudos (violentos y de rápida evolución) debidos a grave
hemorragia encefálica o pericárdica. Sin embargo, la presentación más frecuente es de tipo subagudo, en el cual la sangre se
hace incoagulable entre 2 a 5 días después de haber ocurrido la exposición al tóxico; el período de latencia obedece a la
existencia de factores de la coagulación formados antes de la ingestión del veneno, que deben reducirse significativamente
para que se produzca el cuadro hemorrágico. Generalmente se observa una presentación gradual del cuadro, que se inicia
con síntomas vagos tales como letargia, debilidad y anorexia; estos pueden pasar desapercibidos para el amo o encargado,
quienes sólo suelen notar intolerancia al ejercicio.

En los cuadros más avanzados corrientemente se aprecian uno o más de los siguientes fenómenos:

- Depresión, anorexia, palidez de mucosas


- Epistaxis
- Emisión de sangre no coagulada por la vulva, simulando celo inminente en la perra
- Emisión de sangre no coagulada con los excrementos (hematoquecia), o bien fecas alquitranadas (melena)
- Hematuria
- Presentación de uno o más hematomas sin causa aparente, o por traumas mínimos (sacudimiento de orejas, por ejemplo).
- Dificultades en la locomoción (hematomas intra o intermusculares, hemartrosis)
- Hemorragia conjuntival (petequias, equímosis), escleral o de la cámara anterior del ojo (hifema)
- Tos (hemorragia pulmonar), disnea (hemotórax)
- Dolor abdominal y signo de chapoteo positivo (hemoperitoneo)
- Debilidad, disnea, taquicardia, como producto de la intensa anemia
Diagnóstico

Debe sospecharse la intoxicación al apreciarse hemorragia incontrolable por cualquiera de las cavidades naturales, como
también por la presentación de hematomas auriculares, sublinguales u otros sin causa aparente. Para el diagnóstico debe
considerarse la exposición previa del paciente a cebos rodenticidas a base de anticoagulantes o la posible exposición a
cadáveres de roedores intoxicados con tales cebos. El consumo de cebos tóxicos ubicados en las cercanías de acequias,
bodegas de alimentos y receptáculos para basuras destapados es causa corriente de intoxicación.

Los análisis hematológicos rutinarios revelan inicialmente anemia


regenerativa normocítica normocrómica, que cambia a
macrocítica a las 72 horas, con recuento plaquetario normal o
levemente subnormal. Las pruebas de hemostasis relevan elevado
tiempo de coagulación, de protrombina y de tromboplastina
parcial. El tiempo de coagulación puede encontrarse aumentado
desde antes que aparezcan los primeros síntomas del problema.
En animales asintomáticos pero sospechosos de haber
consumido rodenticidas anticoagulantes, es recomendable realizar
el tiempo de protrombina basal, repitiéndolo a las 48 y 72
horas.No debe administrarse vitamina K en este período, ya que
ello puede falsear los resultados.

A la necropsia se observa hemorragia masiva interna y falta de


coagulación postmortal en las cavidades cardíacas.Puede
realizarse la búsqueda de rodenticidas anticoagulantes en muestras
de sangre entera, hígado, contenido gástrico y cebo sospechoso,
aunque no se recurre a estos análisis en forma rutinaria; todas las Hematoma auricular
muestras deben enviarse refrigeradas al laboratorio.

En el diagnóstico diferencial deben tomarse en consideración las trombocitopatías de tipo idiopático o autoinmunitarias,
hemofilia, enfermedad de von Willebrand, así como trastorno hepáticos crónicos y DIC entre las causas más frecuentes de
grave diátesis hemorrágica.

Tratamiento

El paciente debe mantenerse lo más tranquilo posible, evitando innecesarias manipulaciones para evitar hemorragias. Toda
intervención quirúrgica se postergará hasta que se haya restablecido la hemostasis.

Si la pérdida de sangre es severa, la volemia debe recuperarse con sangre entera fresca, que además aporta factores de la
coagulación. La sangre fresca (hasta 24 horas de su obtención) debe ser citratada (citrato de sodio 3,85%= 1 ml por 9 ml de
sangre) y perfundirse por vía endovenosa, en dosis de 10-20 ml/kg de peso y a una velocidad de 4-6 ml/minuto. A los 10
minutos de iniciada la transfusión, y en adelante cada 30 minutos hasta 2 horas post-transfusión, debe controlarse la
temperatura, color de mucosas, frecuencia cardíaca y respiratoria para detectar precozmente la presentación de shock. Si la
anemia o hipovolemia no son severas, puede recurrirse a transfusión de plasma (9 ml/kg), el cual puede conservarse a -
70°C hasta por 12 meses, o bien a soluciones electrolíticas.

En todos los casos debe utilizarse una terapia intensiva a base de vitamina K1, cuyos resultados son mejores que los
obtenidos con otras formas de la vitamina por actuar de forma inmediata y porque su acción se extiende a 12 horas. Si bien
se ha preconizado un tratamiento de ataque por vía endovenosa cada 12 horas, en dosis de 3-5 mg/kg para caninos y
felinos, es posible la ocurrencia de fenómenos anafilácticos graves y por ello esta forma de tratamiento no se utiliza
corrientemente. La vitamina puede inyectarse por vía SC o IM, utilizando agujas del menor diámetro posible para evitar
hemorragias locales. Para animales pequeños se recomiendan dosis de 0.25-2.5 mg/kg en caso de intoxicación por
rodenticidas anticoagulantes de corta acción, y de 2.5-5 mg/kg para el tratamiento de productos de efecto prolongado. Para
equinos se utilizan dosis no superiores a 2 mg/kg y para bovinos el máximo recomendado es de 1.5 mg/kg.

En caninos y felinos el tratamiento inyectable se suspende al recuperarse la coagulación sanguínea, reemplazándose por
administración oral en dosis de 2.5- 5 mg/kg/día por tiempo suficiente. Si bien numerosos casos se recuperan dentro de 5
días, en no pocas oportunidades pueden producirse recaídas hasta 3-4 semanas después, al suspenderse el tratamiento antes
de tiempo. De hecho, la recomendación general es continuar el tratamiento por 10-14 días para los compuestos de primera
generación, y entre 21-30 días para los de segunda y tercera generación.Los hematomas y las hemorragias por las cavidades
naturales se resuelven espontáneamente durante la convalecencia, período en que debe extremarse el cuidado para evitar
traumatismos y en el que se atenderá a un adecuado soporte nutricional del paciente.

BROMETALINA

Este rodenticida está clasificado dentro de los compuestos difenilamínicos usados contra los roedores resistentes al
warfarin.La brometalina desacopla la fosforilación oxidativa en el Sistema Nervioso Central y en las mitocondrias hepáticas,
resultando de ello una reducción de ATP y depresión en la funcionalidad de la bomba del Na/K; de ello resulta una gradual
incapacidad de las células para mantener los gradientes osmóticos, lo que causa edema cerebral, acumulación de flúido en
las vainas de mielina y alta presión del líquido céfalo-raquídeo, con falla de conducción de los impulsos nerviosos en la
médula espinal. El paciente muere por parálisis respiratoria.

Brometalina

La brometalina produce en perros dos cuadros diferentes, según la dosis ingerida. El cuadro agudo se presenta tras la
ingestión de una dosis elevada, apareciendo bruscamente dentro de 24 horas de la exposición al veneno con síntomas como
anorexia, temblores, hiperestesia, afonía, carreras sin rumbo de tipo episódico, ataxia, convulsiones, hipertermia y rigidez de
los músculos extensores en las extremidades anteriores (fenómeno de Schiff-Sherrington), coma y muerte en 15 -60 horas.
Con dosis menores, el cuadro clínico se produce de manera gradual y progresiva dentro de 3-14 días de la exposición,
manifestándose por vómito, temblores musculares, hiporreflexia, depresión y parálisis posterior que puede ser
ascendente.El análisis histopatológico revela espongiosis difusa de la sustancia blanca causada por vacuolas llenas de líquido
en las vainas de mielina.Es frecuente la recuperación espontánea en 2-4 días de los casos menos graves.

El pronóstico es grave en el cuadro agudo, o al aparecer síntomas severos en el cuadro retardado. Debe diferenciarse esta
intoxicación de la rabia, distemper y otras enfermedades que cursan con encefalitis.Otros tóxicos pueden causar síntomas
similares, como estricnina, insecticidas organofosforados, carbamatos y organoclorados, permetrina y metaldehido, entre los
más frecuentes.La presencia simultánea de edema cerebal y rigidez de los miembros anteriores motiva fuerte sospecha de
intoxicación por brometalina.

La brometalina es altamente tóxica para los gatos. La intoxicación produce en ellos ataxia, tetraparesia o parálisis con rigidez
de los músculos extensores, depresión, anisocoria, nistagmo, opistótono y convulsiones.

El tratamiento es de tipo sintomático, ya que no existe antídoto para esta intoxicación. El edema cerebral se trata con
manitol o furosemida y corticoides, usándose diazepam o barbitúricos para el control de las convulsiones. En los cuadros
agudos el tratamiento es frecuentemente ineficaz.

FOSFURO DE ZINC

Este producto (Zn3P2) es un polvo gris opaco cuya capacidad tóxica deriva de su transformación a gas fosfina (PH3) a pH
ácido, por lo que en el estómago del cadáver se detecta olor a ajo o acetileno; la sustancia es fuertemente emetizante debido
a la grave inflamación de la mucosa gástrica que provoca, siendo -además- irritante pulmonar. El fosfuro no transformado
se absorbe y causa compromiso hepático, renal y cardíaco. Los gatos pueden intoxicarse por consumo de roedores muertos
por este tóxico.

Los síntomas de intoxicación pueden aparecer entre 15 minutos y 4 horas de la ingestión del tóxico (presentación rápida), o
entre 12-18 horas (presentación lenta), por la mezcla de productos de fosfuro de acción rápida y retardada en el mismo
rodenticida. El cuadro se inicia con vómito (a menudo con sangre) y cólico severo; a veces hay hiperestesia y convulsiones,
aunque es más corriente la presentación de ataxia y postración. La muerte ocurre por paro cardiorrespiratorio. La necropsia
revela intensa gastroenteritis, olor típico en el estómago, congestión hepática y renal, edema pulmonar. El tratamiento es
sintomático. Se preconiza administrar una suspensión de hidróxido de aluminio y magnesio para elevar el pH del estómago
y reducir la producción de fosfina; la misma suspensión protege a la mucosa gástrica de la severa inflamación. Las muestras
de contenido gástrico para análisis de fosfuro de zinc o fosfina deben preservarse congeladas en envases que no permitan
su contacto con el aire.
ESCILIRRÓSIDOS

La escila roja (red squill) proviene de la cebolla albarrana (Urginea maritima), una planta del área mediterránea, desecada y
molida. Se trata del más antiguo rodenticida conocido, el cual resulta muy seguro para los animales domésticos porque es
fuertemente emetizante, poco palatable y debe ingerirse en alta dosis para que produzca intoxicación. El producto natural
ha dado origen a derivados de síntesis (“escilirrósidos”), presentes en diversos rodenticidas.

Los síntomas de intoxicación por escilirrósidos aparecen durante las primeras 12 horas de la ingestión del tóxico, con
vómito frecuente y signos derivados del compromiso del SNC: ataxia, hiperestesia, convulsiones alternadas con períodos de
depresión, muriendo el paciente en 2-3 días. La necropsia revela intensa gastroenteritis, a menudo hemorrágica, y
congestión de diversos órganos y de vasos mesentéricos. El tratamiento es sintomático.

COLECALCIFEROL

Los raticidas a base de colecalciferol (vitamina D3) se han obtenido como resultado de la resistencia desarrollada por
diferentes roedores al warfarin; existen productos a base de colecalciferol puro, o bien este acompaña al warfarin o sus
derivados en distintas combinaciones.

La sustancia produce una clásica intoxicación por vitamina D. El colecalciferol aumenta la absorción intestinal y la
reabsorción renal de calcio, y además promueve osteolisis; en consecuencia, aumentan paralelamente el calcio y el fósforo
en circulación, lo que genera intensa calcinosis (calcificaciones metastásicas de tejidos blandos), especialmente en el riñón,
hígado, corazón, aorta y tracto gastrointestinal.

Los animales afectados muestran anorexia, letargia, debilidad, vómito, diarrea, polidipsia, poliuria y -raramente-
convulsiones. La bioquímica clínica muestra hipercalcemia, hiperfosfatemia y azotemia.El urinálisis revela hipostenuria
(densidad urinaria 1002-1006), con proteinuria y glicosuria. Las lesiones incluyen calcificación de la mucosa gástrica,
miocardio,arterias coronarias,vías aéreas terminales, páncreas y vejiga, con cambios degenerativos en el riñón (que se aprecia
moteado) y el corazón. La tiroides puede observarse aumentada de tamaño y pálida. El radiodiagnóstico suele revelar el
carácter radio-opaco de los riñones.Esta afección debe diferenciarse de la hipercalcemia producida por tumores malignos,
de la hipercalcemia juvenil y del hiperparatiroidismo. Deben también descartarse la piometra, diabetes mellitus y
enfermedades renales inductoras de hipostenuria.

El tratamiento busca evitar ulterior absorción del tóxico al estimular el vómito y administrar carbón activado en dosis
repetidas si la exposición ha ocurrido antes de 3 horas. El paciente debe recibir hidratación intensiva con suero fisiológico,
recurriéndose a diuresis forzada mediante furosemida (2.5-4.5 mg/kg por vía oral, 3-4 veces al día); no deben usarse
diuréticos tiazídicos porque reducen la excreción renal de calcio.

Para manejar la hipercalcemia se recurre al pamidronate, un bifosfonato usado en medicina humana para tales efectos, en
dosis de 1.3-2 mg/kg; se administra por vía endovenosa diluido en suero fisiológico y durante un período de 2 horas.Para
evitar los efectos tóxicos del colecalciferol se utiliza dexametasona (1 mg/kg subcutáneo o endovenoso, 4 veces al día) o
prednisona (2-3 mg/kg por vía oral, 2 veces al día).Idealmente deben realizarse análisis hemáticos de calcio, fósforo, urea y
creatinina cada 12 horas.

ESTRICNINA

La estricnina es un alcaloide indólico obtenido de la semilla del árbol Strychnos nux-vómica y de otros vegetales del mismo
género. Usada originalmente como estimulante nervioso, el riesgo involucrado en el tratamiento llevó a suspender su
utilización para tales efectos. La estricnina fué también usada en clínica de rumiantes por su presunto carácter estimulante
de los movimientos ruminales, lo que no corresponde a la realidad. En la actualidad, salvo su incorporación en preparados
homeopáticos ("nuez vómica"), el uso de esta sustancia se ha restringido a la exterminación de roedores y de otros animales
silvestres que tienen carácter de plaga. En diversos países se le sigue utilizando para exterminar perros vagabundos y se la
encuentra también asociada a algunos raticidas en distintos productos comerciales.

La intoxicación se produce por vía oral. Se trata de un polvo blanco que se ioniza en el ambiente ácido del estómago y se
absorbe rápidamente, por lo que el período de latencia de la intoxicación es breve : 30-60 minutos en la mayoría de los
casos, pudiendo extenderse hasta 2 horas según la dosis ingerida y el estado de repleción gástrica. La estricnina es
metabolizada en el hígado; se elimina por orina una cantidad significativa de la sustancia originalmente ingerida. El alcaloide
actúa selectivamente sobre el Sistema Nervioso Central, especialmente sobre la médula espinal, antagonizando
competitivamente a la glicina en las células de Renshaw; siendo la glicina un neurotransmisor inhibidor en tractos nerviosos
que conducen estímulos motores a la musculatura esquelética, el tóxico estimula la actividad refleja en toda la musculatura
estriada y ello origina convulsiones y tetania.

Caracteristicas clinico-patologicas de la intoxicación

La intoxicación se observa de preferencia en perros, siendo rara en gatos. Se inicia


con un aura aprensiva, observándose luego hipertonía muscular, que se manifiesta en
retracción de las comisuras labiales y erección de las orejas; se detecta rigidez de la
musculatura cervical, torácica y abdominal, al igual que dificultad para flectar
articulaciones (codo, rodilla), con marcha rígida. Estos signos iniciales pueden pasar
desapercibidos al dueño. Aparece luego hipersensibilidad a estímulos táctiles,
auditivos y visuales, que causan violentos sobresaltos; estos signos se agudizan hasta
la aparición de períodos de tetania (que pueden durar entre pocos segundos a
aproximadamente un minuto) en los que se observa cuello extendido, opistótono,
extensión de las extremidades ("postura de caballete") y midriasis. La tetania afecta Estricnina
también a la musculatura respiratoria, apreciándose disnea y cianosis; el paciente
puede morir por apnea en uno de tales períodos, en los que se mantiene la conciencia.

Los períodos tetánicos son seguidos de crisis convulsivas tónico-clónicas, en las que ocurren movimientos mandibulares y
pedaleo; suele observarse intensa polipnea en estas circunstancias. Las crisis reducen su intensidad progresivamente hasta
llegar a la calma total durante algunos minutos; sin embargo, estímulos diversos desencadenan nuevamente la fase tetania, la
cual puede también ocurrir espontáneamente. Al progresar la afección, las crisis se suceden con mayor frecuencia y son de
mayor duración, reduciéndose el período de reposo. La acentuada actividad muscular eleva la temperatura rectal hasta 41° C
y produce acidosis metabólica. Desde su inicio al término mortal, el cuadro típico suele durar entre 30 minutos a 2 horas.

En la necropsia destaca la rapidez con que se instala el rigor mortis y la permanencia del fenómeno hasta por 12 horas; no
hay lesiones de significación diagnóstica, limitándose a la presentación de hemorragias agonales en diversos órganos. Para el
diagnóstico debe considerarse que en la intoxicación por estricnina no hay diarrea ni emisión frecuente de orina, dada la
hipertonía de los esfínteres que produce el tóxico; ello lo diferencia de intoxicaciones con otras drogas convulsivantes. Es
posible la ocurrencia de vómito, aunque este es un fenómeno raro en esta intoxicación. Se puede utilizar el contenido
gástrico, material vomitado, hígado, riñón y orina para el análisis de estricnina.

Tratamiento

El tratamiento de la intoxicación por estricnina persigue:

A. Evacuar el estómago mediante lavado gástrico o inducción de vómito, si se está todavía dentro del lapso adecuado para
tales efectos. El lavado puede realizarse con solución de permanganato de potasio 1/1000 para oxidar la estricnina, o de
ácido tánico 2% para precipitarla. El vómito puede inducirse en perros con apomorfina (0,04 mg/kg IV, o bien 0,08 mg/kg
SC, o 1-2 gotas de la solución inyectable en el saco conjuntival) o acepromazina (0,01 mg/kg por vía subcuánea), y con
xilazina en gatos en dosis de 0,44 mg/kg; este medicamente es menos efectivo en caninos, en los cuales se utiliza en dosis
de 1-2 mg/kg por vía intramuscular.No debe inducirse vómito en períodos de convulsiones. Tras el vómito o lavado
gástrico es ideal administrar carbón activado, en dosis de 1-2 g/kg de peso, suspendiendo cada gramo en 3- 5 ml de agua o
suero fisiológico.

B. Controlar las convulsiones, idealmente con anestesia barbitúrica. Si las condiciones no lo permitiesen, debe utilizarse
para tales efectos el diazepam por vía endovenosa (0,5-1 mg/kg). Existen reportes del uso exitoso de relajantes musculares
(metocarbamol: 100-200 mg/kg IV), aunque no se trata de una medida terapéutica frecuente.

C. Facilitar la excreción renal del tóxico mediante diuresis forzada con furosemida, o bien administrar manitol 5% en suero
fisiológico. La excreción mejora en orina ácida, utilizándose como acidificante cloruro de amonio por vía oral en dosis de
100 mg/kg para caninos y 20 mg/kg para felinos.

D. Atender a la hidratación orgánica y controlar la acidosis metabólica, recurriéndose para ello al suero Ringer lactato 1/3 o
1/6 M, sólo o combinado con suero glucosalino.
D. Mantención del paciente abrigado, en ambiente oscuro y sin ruido al menos durante 48 horas en el hospital, por
cuanto es frecuente que reaparezca el cuadro neurológico en animales que han sido devueltos a su hogar aparentemente
curados.

METALES PESADOS Y OTROS ELEMENTOS

Arsénico Azufre Cobre Fluor Mercurio


Molibdeno Plomo Selenio Talio Zinc

Los metales son parte integral de la corteza terreste y se cuentan entre los agentes tóxicos de origen natural conocidos por
la humanidad desde tiempos remotos, por más que muchos metales sean componentes normales del organismo animal y
que varios de ellos -actuando en cantidades muy pequeñas- desempeñen funciones de vital importancia para éste. Algunos
metales, como el cadmio, mercurio y plomo, tienen alto peso molecular, no poseen rol fisiológico conocido y pueden
producir efectos tóxicos en bajas dosis. Otros, como el cobre y el zinc, son esenciales para la vida pero resultan tóxicos en
dosis relativamente altas. Por su parte, metaloides como el arsénico y no metales como el selenio son tóxicos en bajas dosis
(aunque este último sea también un elemento esencial).

El concepto de "metal pesado", a pesar de ser frecuentemente utilizado, carece de una base científica rigurosa o de una
definición química precisa. Si bien muchos de los elementos que se incluyen en este concepto tienen una gravedad
específica superior a 5, existen diversas excepciones a esta regla. Aunque hay aproximadamente una veintena de metales que
satisfacen tal requisito, sólo unos cuantos tienen importancia práctica para la toxicología veterinaria. Destacan entre ellos el
molibdeno, el cobre,el mercurio y el plomo; otros causan intoxicaciones de manera poco frecuente o no se han descrito
como causales de intoxicación en Medicina Veterinaria y por ello no son abordados en esta obra. En este capítulo, por otra
parte, es habitual incluir elementos que desde el punto de vista químico no son metales propiamente tales; se encuentra
entre ellos un metaloide como el arsénico y no metales como el flúor y el selenio.

En términos generales, las intoxicaciones de los animales por metales pueden ser agudas o crónicas. Las primeras son hoy
menos frecuentes que antaño, dado el mejor conocimiento del tema por la Medicina Veterinaria y por el público, lo cual ha
llevado al mejor control de agentes tóxicos clásicos como plomo, mercurio, arsénico y talio, así como al uso más racional y
cuidadoso de aquéllos que -como el cobre y el selenio- se utilizan corrientemente como aditivos a la ración del ganado y de
animales de compañía. Sin embargo, sigue siendo posible la presentación de cuadros agudos por una sobreexposición de los
animales a algunos de ellos, tanto en condiciones rurales como urbanas.

La intoxicación crónica implica una exposición prolongada de algún elemento, ordinariamente en baja dosis, la cual da
origen a la acumulación de éste en el organismo. En algunos casos, tal acumulación puede producirse preferentemente en
un órgano o sistema determinado (como es el hígado en caso del cobre, o el esqueleto en caso del plomo, por ejemplo), o
bien podrá realizarse en forma difusa. No obstante, deberá considerarse que la acumulación orgánica de un metal no
siempre causa una intoxicación clínicamente detectable. Así, en tiempos recientes se concede particular atención a los
efectos de pequeñas cantidades de metales acumulados en el organismo sobre fenómenos tales como deficiencia
reproductiva, aparición de defectos congénitos, inmunodepresión y carcinogénesis, dificilmente atribuibles a priori a
toxicidad de algún elemento metálico.

Numerosos autores han examinado los variados condicionantes de intoxicación por metales en los animales domésticos,
incluyendo aspectos químicos, biológicos, fisiológicos, farmacológicos, ambientales y otros que, de resultar necesario, se
abordarán n someramente en la descripción de la intoxicación del metal pertinente para permitir una mejor comprensión
del tema.

ARSENICO

El arsénico es un elemento semimetálico, el cual se encuentra en la naturaleza formando parte de compuestos inorgánicos y
orgánicos en varios estados de oxidación (valencias). Se admite que las formas inorgánicas son más tóxicas que las formas
orgánicas, aunque existe considerable variación de toxicidad en los compuestos arsenicales de uno y otro tipo. La
intoxicación por arsénico se denomina arsenicismo, el cual puede ser de tipo agudo, subagudo y crónico.
ARSÉNICO INORGÁNICO

El arsénico inorgánico se halla en la naturaleza formando compuestos como las piritas (FeS2, FeAs2) y los sulfuros (As2S2,
As2S3). Tanto en sus formas trivalentes (tales como el trióxido de arsénico (AS2O3) y las sales del ácido arsenioso llamadas
arsenitos), como en sus formas pentavalentes (arseniatos y otros), el arsénico inorgánico posee diversos usos industriales y
se le encuentra como componente de pinturas, herbicidas y defoliantes, insecticidas, molusquicidas, fungicidas,
preservativos de madera y otros productos. En forma de sulfuro se le encuentra -entre otros- en minerales de cobre, plomo,
hierro, níquel y cobalto. La aplicación de calor para el refinado de cobre suele originar trióxido de arsénico, el cual al
volatilizarse y ser arrastrado por los gases de la chimenea se transforma en un importante contaminante ambiental; en
Chile, el humo de industrias procesadoras de mineral de cobre que contiene arsénico inorgánico ha contaminado el
ecosistema agropecuario con este elemento en algunas zonas del país. El arsénico inorgánico en agua de bebida
de ríosnaturalmente contaminados causó un severo problema de Salud Pública a mediados del siglo XX en la Región de
Antofagasta.

Areas mundiales de arsenicismo endémico

Las formas trivalentes son más absorbibles y más tóxicas que las formas pentavalentes, por su capacidad de interactuar con
grupos sulfhidrilos de las proteínas, lo cual afecta la funcionalidad de numerosas enzimas. Tras absorberse, una fracción de
las formas pentavalentes se transforma en el riñón en arsénico trivalente. Sin importar la forma en que se haya absorbido
(tri o pentavalente), se considera que el efecto tóxico es causado por el arsénico trivalente. Éste se distribuye especialmente
en tejidos ricos en enzimas oxidativas, como el tracto gastrointestinal, hígado, riñones, pulmones y piel. Los capilares del
tracto gastrointestinal son muy sensibles a los efectos tóxicos del arsénico; el daño de los endotelios provoca transudación y
hemorragia en estómago e intestinos. Son también particularmente sensibles a la intoxicación los capilares y túbulos renales,
que se edematizan y degeneran, ocurriendo proteinuria y cilindruria como consecuencia. Existe también acumulación de
arsénico inorgánico en la queratina de diversos fanereos.

Es posible la presentación de cuadros sobreagudos de arsenicismo, caracterizados por muerte súbita. En los cuadros agudos
(bovinos) se presenta intenso dolor abdominal, tialismo, gastroenteritis severa con diarrea acuosa, negruzca y fétida, atonía
ruminal, taquicardia, oliguria, hipotensión, temblor, ataxia y postración. La situación lleva a shock por deshidratación y
muerte, ordinariamente dentro de 1-3 días. En la necropsia se constata severa abomasitis y enteritis, casi siempre de tipo
hemorrágico, apreciándose mucus y sangre en el contenido gastrointestinal, el cual es de mal olor; la mucosa gastrointestinal
se desprende con facilidad y es frecuente la presentación de zonas de necrosis en ésta. El hígado puede presentarse de color
amarillento y friable, debido a degeneración grasa; es infrecuente el hallazgo de eritema y edema pulmonar. Los riñones
presentan severa degeneración y necrosis tubular, con esclerosis glomerular, detectándose paralelamente proteinuria,
cilindruria y hematuria.
Abomasitis hemorrágica Abomasitis y úlceras hemorrágicas

Los bovinos son más lábiles que otros animales a los efectos sobreagudos y agudos del arsénico inorgánico. Aunque en
forma poco frecuente, también se ha descrito arsenicismo agudo en equinos. El cuadro presenta síntomas y lesiones
similares a las descritas anteriormente; la necropsia señala, además, úlceras hemorrágicas en el colon. En los cuadros de
arsenicismo subagudo se ha descrito depresión, anorexia, diarrea acuosa que contiene restos de mucosa, poliuria y polidipsia
seguidos de anuria, deshidratación, hipotensión y muerte. En esta forma de la intoxicación, y especialmente en la forma
crónica, puede observarse paresia seguida de parálisis posterior, temblor y raramente convulsiones, como expresión de daño
nervioso provocado por el arsénico trivalente. El arsenicismo crónico, aunque bien documentado en seres humanos, es
muy raro en animales.

El arsenicismo en las pequeñas especies es hoy infrecuente, al haberse eliminado el tóxico de la mayoría de los pesticidas de
uso hogareño. Debe sospecharse intoxicación por arsénico inorgánico en especies mayores al ocurrir gastroenteritis severa,
con debilidad, postración, muerte rápida y solo mínimo compromiso del sistema nervioso central. Para el diagnóstico debe
analizarse el contenido del elemento en hígado, riñón y contenido gastrointestinal. La concentración normal de arsénico en
el hígado es menor que 1 ppm; en animales intoxicados corrientemente se observan valores mayores a 3 ppm (generalmente
8-10 ppm), aunque pueden hallarse niveles de sólo 2-4 ppm tras varios días de ocurrida la exposición. En orina y contenido
gastrointestinal se considera confirmatorio de la intoxicación el hallazgo de niveles mayores a 2 ppm, ordinariamente dentro
del rango de 10-20 ppm. Por cuanto el arsénico se acumula en los fanereos, su investigación en pelo es un recurso aplicado
en patología forense humana y veterinaria, aunque útil únicamente en casos crónicos de la intoxicación.

El tratamiento contempla la inducción de vómito (pequeñas especies), la administración de carbón activado, de purgantes
salinos, medidas protectoras de la mucosa gastrointestinal y apoyo hidrosalino. En la bibliografía toxicológica veterinaria se
preconiza el uso de ácido tióctico, D- penicilamina y succimer para el tratamiento del arsenicismo agudo en las pequeñas
especies, aunque en su mayoría se trata de resultados experimentales no confirmados aún por la práctica clínica. También se
recomienda como antídoto el uso de dimercaprol (British anti-lewisita, BAL) en dosis de 1.5-5 mg/Kg intramuscular, 2-4
veces al día por 10 días o hasta recuperación, tratamiento válido para animales mayores y menores. Para los animales
mayores se utiliza tiosulfato de sodio en dosis de 30-40 mg/kg en solución 20%, por vía endovenosa, 2-4 veces al día
aunque con resultados poco confiables; en equinos ha dado buenos resultados la administración de la sustancia por vía oral,
en dosis de 20-30 g/ 300 ml de agua, así como el ácido tióctico por idéntica vía.

ARSÉNICO ORGÁNICO

El ácido arsanílico y diversas sales de los ácido fenilarsónico y bencenarsónico son aditivos corrientes en la ración de cerdos
y aves, siendo usados como promotores de crecimiento (al mejorar la eficiencia alimenticia) y para el tratamiento de algunas
enfermedades entéricas. Las intoxicaciones por estas sustancias generalmente obedecen a su errónea dosificación en los
alimentos. Los cuadros tóxicos causados por arsénico orgánico afectan especialmente al sistema nervioso, produciendo
desmielinización de tractos medulares y nervios periféricos, ceguera y otros fenómenos de origen central, cuya
fisiopatología no es del todo conocida.
Intoxicación por arsénico orgánico (posición de "perro sentado")

En cerdos intoxicados por compuestos de arsénico orgánico se observa inicialmente temblor de la cabeza, que da paso a
ataxia y paraplegia; se aprecia ceguera progresiva y eritema en animales de piel blanca. Es frecuente que los cerdos afectados
adopten la posición de "perro sentado". En aves intoxicadas destaca la ataxia. En la necropsia no se detectan lesiones
macroscópicas de significación diagnóstica, debiendo recurrise al hallazgo histopatológico de degeneración y gliosis en
nervios periféricos para confirmar la afección. La muerte se debe especialmente a deshidratación y desnutrición, pues los
animales afectados no pueden acercarse a los bebederos o comederos. No hay tratamiento específico para la intoxicación. Si
su diagnóstico se realiza a tiempo, el reemplazo del alimento causal eventualmente permitirá la recuperación de los
pacientes que recién inician el curso clínico de la enfermedad; en animales en que éste ya se encuentra avanzado, el cambio
de alimentación no impedirá la progresión irreversible a ceguera y parálisis posterior.

EL PROBLEMA DEL AGUA POTABLE RICA EN ARSENICO EN EL NORTE DE CHILE

Algunos cursos de agua ubicados en el desierto del norte chileno son naturalmente ricos en arsénico. El incremento
poblacional de la ciudad de Antofagasta obligó al uso de aguas ricas en arsénico desde 1955 hasta 1970 (río Toconce: 800
ppb, río Holajar: 1300 ppb), estimándose una ingesta promedio diaria de 580 ppb (en circunstancia que la norma chilena
para el elemento en agua de bebida para el ser humano admitía en la época una ingesta máxima de sólo 50 ppb/día).
Aunque tales niveles aparentemente no causaron intoxicaciones agudas, evidencias clínicas de arsenicismo crónico en la
población de Antofagasta motivaron la instalación de la primera planta potabilizadora de agua en 1960, la cual redujo el
nivel del elemento en agua a 80 ppb; de allí en adelante, nuevas plantas y nuevas tecnologías lograron rebajar el nivel del
elemento en agua potable para dicha ciudad a 10 ppb (2003), cumpliéndose cabalmente con la respectiva normal
internacional. Si bien las medidas implementadas permitieron terminar la crisis de Salud Pública en la II Región,
investigaciones retrospectivas demuestran que el uso de aguas con alto contenido del elemento durante décadas ha sido
causal importante de mortalidad por algunos tipos de cánceres en la zona. Se desconoce la importancia de las aguas ricas en
arsénico para la ganadería regional.
AZUFRE

El azufre es un elemento no metálico que se encuentra en la naturaleza en varios estados de oxidación: sulfuro (-2),
elemental (0), sulfito (+4) y sulfato (+6). Se le utiliza en variados procesos industriales (fabricación de pólvora, ácido
sulfúrico, fósforos, vulcanización, blanqueo de papel), así como en agricultura (fungicida), vinicultura y en medicina (sulfato
de magnesio: sal inglesa, tiosulfato de sodio) y otros. Durante siglos fue usado como antiparasitario externo, rol que hasta
hoy se mantiene en la medicina popular.

La intoxicación por azufre se presenta de preferencia en las especies rumiantes. El azufre aportado en los alimentos, al igual
que el sulfato contenido en el agua de bebida, son en parte transformados en sulfuro por la microbiota ruminal y utilizados
por ésta en la síntesis de sus aminoácidos azufrados, como también en la de tiamina, biotina y otras sustancias. Otra parte se
transforma en ácido sulfhídrico (H2S), que es eructado, inhalado y absorbido en los alvéolos.

Se ha descrito la intoxicación aguda por ingestión de azufre elemental, de tipo accidental, que ocurriera al administrarse un
exceso de azufre flor a bovinos para mejorar la utilización del nitrógeno no protéico que recibían como aditivo en su ración,
situación que provocó una rápida y sustantiva formación de ácido sulfhídrico en el rumen. Los animales intoxicados
presentaron cólico, taquicardia, taquipnea, estasis ruminal, diarrea fétida, deshidratación, acidosis metabólica, postración y
fuerte olor a H2S en el aire espirado. En los cadáveres se constató irritación ocular y de las vías respiratorias superiores, así
como áreas de edema, hemorragia y necrosis en el tracto gastrointestinal y respiratorio.

Una presentación más frecuente es la forma subaguda, que origina polioencéfalomalacia (necrosis cerebrocortical). Ésta
afecta de preferencia a rumiantes jóvenes y se caracteriza por síntomas neurológicos como letargia, excesiva salivación,
temblores en la cabeza y cuello, hiporreflexia, falta de respuesta a estímulos auditivos o visuales fuertes; los animales se
mantienen con la cabeza en alto, pudiendo también observarse ataxia, empuje con la cabeza, opistótono y odontoprisis. En
los cadáveres destaca la edematización y reblandecimiento de los hemisferios cerebrales (que en los casos más graves
conduce a cavitación), así como la coloración amarillenta de la sustancia gris cortical; la histopatología señala necrosis de
ésta, y ocasionalmente de áreas del tálamo y del tallo encefálico. Las áreas de necrosis cortical fluorescen al ser iluminadas
con luz ultravioleta.

Posición en alto de la cabeza Areas de reblandecimiento y cavitación

Las lesiones antes indicadas son también producidas por la deficiencia severa de tiamina, aunque no está claro aún el rol de
esta vitamina en la intoxicación por azufre; en efecto, no siempre pueden demostrarse las alteraciones de los parámetros
bioquímicos que caracterizan a la hipovitaminosis B1 ni la respuesta favorable a la administración terapéutica de tiamina.

Es factible que la polioencéfalomalacia subaguda pueda presentarse en animales que pastorean en praderas a base de plantas
con alto contenido de proteinas azufradas, como la alfalfa, o que consuman plantas silvestres ricas en ellas (como algunas
crucíferas). No obstante, es más frecuente la enfermedad en rumiantes que consumen dietas ricas en concentrados, y
especialmente si a éstos se les añaden aditivos derivados del maíz o de la remolacha azucarera (melaza), a los que se
incorpora azufre en su elaboración. Por otra parte, un importante rol etiológico desempeña el abrevamiento con aguas ricas
en sulfato, capaz per se de provocar la intoxicación; al respecto se ha señalado que 500 mg/l de sulfato en agua aportan
aproximadamente la mitad de la ingestión máxima de azufre recomendada para rumiantes, y que niveles mayores a 0,4% de
sulfato en agua conducen a intoxicación por el elemento. Es más frecuente, sin embargo, que se sumen los niveles de
sulfato en agua a los del azufre dietético para alcanzar niveles tóxicos entre ambos. Al respecto debe enfatizarse que, en
temporadas de calor, los animales deben beber una mayor cantidad de agua, ingiriendo entonces una cantidad superior de
sulfato. Las aguas ricas en sulfato desempeñan también un rol etiológico en el llamado "vértigo ciego" ("blind staggers"),
originalmente atribuidos a una excesiva ingestión de selenio.

El diagnóstico diferencial de la polioencéfalomalacia debe considerar la deficiencia grave de tiamina, la intoxicación por
plomo, la intoxicación por cloruro de sodio y diversas encefalitis. Se deberá determinar el contenido de azufre de la dieta
(alimentos y aditivos), así como el de sulfato en el agua de bebida. El tratamiento consulta la inyección de tiamina: 10
mg/kg 3-4 veces al día durante 5 días; se recomienda inyectar la primera dosis por vía endovenosa y las restantes por vía
intramuscular. Deberá modificarse la alimentación y el abrevamiento del ganado.

COBRE

El cobre posee diversas aplicaciones industriales y agropecuarias. Cabe destacar su uso como fungicida en agricultura,
especialmente como oxicloruro de cobre (Cu2(OH)3Cl) y óxido cuproso (Cu2O); también se le utiliza en empresas
ganaderas, fundamentalmente en forma de sulfato de cobre (CuSO4) para pediluvios contra el foot-rot, así como para el
control de distoma hepático mediante la eliminación del caracol vector de este parásito en cursos de agua usados para
abrevar al ganado. La intoxicación por cobre presenta características distintas en rumiantes que en no rumiantes (cerdos,
perros).

INTOXICACIÓN POR COBRE EN RUMIANTES

En rumiantes se describen formas agudas y crónicas de envenenamiento por cobre:

1. Intoxicacion aguda
Se ha descrito la presentación de intoxicación aguda por cobre en ovinos que, por no haberse atendido oportunamente sus
necesidades de bebida, movidos por la sed bebieron la solución de sulfato de cobre usada en pediluvios. Por otra parte, en
diversas partes del mundo también se la ha descrito por consumo accidental (o errónea administración) de oxicloruro de
cobre al ganado rumiante, así como al consumir el ganado ovino pasto contaminado con óxido cuproso usado como
fungicida en frutales. La intoxicación aguda por cobre ha sido experimentalmente causada en ovinos adultos y en terneros
mediante la administración oral del elemento en dosis de 20-100 mg/kg de peso, las que debieron elevarse a 200- 800
mg/kg de peso vivo para causarla en bovinos adultos.

En alta dosis, el cobre metálico produce fuerte inflamación de la mucosa gastrointestinal, por lo que la intoxicación aguda
está caracterizada por severa gastroenteritis, con lesiones hemorrágicas y necróticas en el tracto digestivo. Los animales
afectados generalmente se observan letárgicos y presentan sed intensa, intenso cólico y odontoprisis, tialismo y diarrea
acuosa de tipo hemorrágico (a veces de color gris verdoso, según el producto que la haya causado), apreciándose visos
metálicos en el excremento. La muerte ordinariamente se produce a las 24-48 horas por deshidratación y/o perforación
intestinal, pudiendo presentarse parálisis posterior o convulsiones antes de la muerte. La intoxicación aguda por cobre es
poco frecuente; su tratamiento es exclusivamente sintomático.

2.Intoxicación crónica
La intoxicación crónica por cobre afecta a los rumiantes, y entre éstos de preferencia a los ovinos. Esta forma de la afección
obedece a ingestión prolongada de cantidades pequeñas del metal, el cual se acumula en el organismo hasta alcanzar niveles
tóxicos. Las manifestaciones clínicas del problema pueden tardar semanas a meses en presentarse, dependiendo ello de la
dosis de cobre diariamente ingerido y de los niveles dietéticos de otros elementos que -como el molibdeno, el azufre, el
calcio y el zinc- pueden modificar la absorción intestinal del cobre. En nuestro país, la intoxicación crónica por cobre ha
ocurrido a través del agua de bebida contaminada con relaves provenientes de minas de cobre o con residuos industriales
líquidos (RILes) de industrias procesadoras del metal. También ha sido provocada al consumirse pastos contaminados por
el humo de industrias procesadoras de mineral de cobre.

La intoxicación crónica en rumiante posee tres fases (aunque algunos autores sólo consideran a las dos primeras):

A. Prehemolítica. Corresponde a un período de acumulación orgánica de cobre de duración variable, en el cual el metal se
acumula progresivamente en los órganos (especialmente en hígado). Se trata de una fase asintomática; sólo poco antes de
iniciarse la segunda fase podrían detectarse algunos síntomas inespecíficos, o bien anormalidades de bioquímica clínica que
sugieren daño hepático.
B. Hemolítica. La acumulación tisular de cobre afecta la membrana celular y lisosomal; la peroxidación de los lípidos de
membrana provoca daño celular el cual, sobrepasado un límite de dificil cuantificación, causa la brusca excreción del cobre
acumulado en los tejidos al torrente sanguíneo, con severa destrucción de eritrocitos (hemólisis). La fase hemolítica puede
ser desencadenada por stress de diversos tipos, aunque ello no es un requisito indispensable para la aparición de los
síntomas. En esta fase se observa depresión, anorexia, estasis ruminal, postración, disnea, taquicardia, mucosas pálidas y
hemoglobinuria; se aprecia ictericia cuando el animal sobrevive lo suficiente (24-48 horas) para que este signo alcance a
desarrollarse. La mortalidad en la masa suele ser elevada. Es posible la muerte de animales por un sólo episodio hemolítico
de particular severidad, o bien tras varios episodios menores de hemólisis.

C. Posthemolítica. Si bien muchos animales se recuperan satisfactoriamente del envenenamiento, otros -debido a lesiones
crónicas en hígado y riñón, especialmente- sobreviven en malas condiciones generales y deben eliminarse de las
explotaciones por resultar improductivos.

Aspectos diagnósticos

La presencia de animales enfermos con hemoglobinuria es clásicamente el primer signo de la enfermedad. Además los
ovinos enfermarán y morirán primero que los bovinos en el predio afectado. El hemograma de los animales que se
encuentran en la segunda o tercera fase de la intoxicación muestra una anemia intensa con cuerpos de Heinz, pudiéndose
detectar metahemoglobinemia. En la necropsia se observa al hígado aumentado de volumen, friable, de color café
amarillento o definitivamente ictérico. La vesícula biliar se observa repleta de bilis densa y oscura. El bazo se aprecia
aumentado de volumen, friable y de color muy oscuro. Los riñones también se presentan aumentados de volumen, friables
y de color muy oscuro a negro azabache, por efecto de la hemoglobinuria. Se observa ictericia en los animales que
sobreviven el tiempo suficiente para que este signo se desarrolle. La histopatología muestra degeneración y necrosis de los
hepatocitos y del epitelio tubular renal.

Ictericia Hígado ictérico, riñones muy oscuros

Existiendo sospecha de muerte por intoxicación crónica por cobre, es perentorio investigar la concentración del metal en
hígado (materia seca, MS). Los valores normales del elemento en este órgano fluctúan ordinariamente entre 200 y 400 ppm
MS en animales adultos; en casos positivos de intoxicación tales cifras suelen duplicarse o triplicarse. En un cuadro masivo
de intoxicación en bovinos descrito en Chile por Parada et al. (1985) se observó un nivel hepático promedio de 953 ppm,
siendo el correspondiente valor en animales normales de 193 ppm; el análisis del metal en pelo arrojó un valor promedio de
119 ppm, contrastante con un nivel de sólo 8,2 ppm en controles sanos. Los valores de cobre hemático en animales
enfermos no se encuentran estrechamente correlacionados con la magnitud de la enfermedad, por lo que su valor
diagnóstico es pobre. Según las circunstancias, deberá investigarse el contenido del metal en agua de bebida y en pasto;
valores de cobre en agua de bebida del orden de 1-2 ppm son normales, así como niveles del elemento variables entre 8 y
11 ppm MS en vegetales provenientes de terrenos no contaminados por vía aérea con cobre.

Tratamiento

Para el tratamiento de esta intoxicación se ha acudido a la administración oral de molibdato de sodio o amonio (50-500 mg)
o tiosulfato de sodio (1 gramo) diarios, por un período de hasta 3 semanas. Estos tratamientos intentan impedir una ulterior
absorción de cobre desde el intestino, y por ello deben ser tratados también los animales que se encuentren en la primera
fase de la intoxicación, pero no tienen efecto significativo sobre los que ya se encuentran en la segunda fase. Con igual
finalidad se preconiza el tetramolibdato de amonio inyectable, en dosis de 1,7-3,4 mg/kg por vía subcutánea, día por medio
durante 3 veces; no obstante, se trata de un promisorio tratamiento experimental del cual no existe aún suficiente
experiencia clínica. En la generalidad de los casos, el tratamiento es sólo sintomático.

INTOXICACION CRONICA POR COBRE EN OTRAS ESPECIES

1. Cerdos
Los cerdos son bastante resistentes a la intoxicación crónica por cobre y el metal es usado como aditivo a la ración de estos
animales, ordinariamente en dosis de 125-250 ppm. La intoxicación en esta especie es rara, casi siempre debida a defectuosa
dosificación o mezcla inadecuada del elemento en la ración. Pocas veces la afección cursa con fenómenos hemolíticos,
predominando en el cuadro clínico-patológico las manifestaciones de daño hepático y renal.

2. Perros
La intoxicación crónica por cobre en caninos es un trastorno genético de tipo autosomal recesivo, el cual impide la
adecuada excreción biliar del cobre proveniente de los alimentos. La afección se ha descrito fundamentalmente en la raza
Bedlington Terrier, aunque parece existir también en la raza West Highland White Terrier y Doberman Pinscher. El
problema, que aparece entre los 2-6 años de edad, origina manifestaciones hepáticas y neurológicas. Tampoco hay en este
caso manifestaciones hemolíticas significativas, presentándose intranquilidad, pérdida de peso, vómito, diarrea, dolor a la
palpación hepática e ictericia como síntomas más frecuentes. La afección tiene mucha semejanzas con la llamada
degeneración hepatolenticular o enfermedad de Wilson en el ser humano.

EL PROBLEMA DE LOS TRANQUES DE RELAVE PARA LA TOXICOLOGIA VETERINARIA EN CHILE

Para la obtención de cobre en Chile se utiliza especialmente la hidrometalurgia, que precisa de grandes volúmenes de agua.
No más del 3% del material extraído del mineral cuprífero corresponde al cobre que se desea producir, descartándose el
porcentaje restante en forma de solución (relave); en términos generales, los relaves están compuestos por sólidos que no
presentan mayor interés económico y por agua con reactivos . El relave se acumula en estanques construidos en quebradas,
cuencas cerradas o rajos mineros abandonados, provistos de un muro de contención (tranques de relave); en éstos, los
sólidos son separados mediante sedimentación de las "aguas claras", que ordinariamente se reutilizan por la propia industria.
Idealmente, los tranques se construyen en terrenos que no permitan una significativa percolación del relave a capas
profundas del suelo (lo que pudiera contaminar aguas subterráneas) y que no causen accidentes contaminantes de aguas
superficiales o de suelos aledaños por deslizamiento del terreno, filtraciones o colapso del tranque.

Durante largo tiempo los tranques de relave de industrias mineras ubicadas en la cordillera andina se construyeron en altura;
no obstante, a consecuencias del terremoto de 1965, cuando el colapso del tranque de la mina El Soldado causara una
avalancha que arrasó el pueblo El Cobre (con muerte de 280 personas) , los tranques se construyen en los valles y el relave
es llevado a ellos desde las plantas concentradoras a través de ductos o canales.En 1949, la contaminación del río Cachapoal
por relaves de la mina El Teniente ocurrió aguas arriba de la bocatoma de un sistema de canales y acequias que servían para
irrigación de terrenos de uso agropecuario, causando mortalidad especialmente en ganado rumiante. Desde entonces vienen
reportándose derrames de relave, que han contaminado cursos de agua y terrenos de uso agropecuario en diversas regiones
del país.

Características generales de un tranque de relave


Los relaves no sólo contienen cobre sino que otros componentes del material extraído y sustancias químicas utilizadas en
diferentes fases del proceso metalúrgico. Entre las sustancias de mayor importancia halladas en los relaves de la minería
chilena se encuentran cobre, hierro, molibdeno, arsénico, plomo y diversos sulfatos. Esto hace que la intoxicación del
ganado por consumo de aguas o pastos contaminados con relaves no provoque una intoxicación pura por cobre, sino que
una afección en la cual participan diversas sustancias.

FLUOR

El fluor es un elemento no metálico que se encuentra en la naturaleza ordinariamente en forma de fluoruro, anión
monovalente combinado con otros elementos en diversos minerales. En el suelo se le halla generalmente como fluoruro de
calcio (CaF2), el cual mineraliza en rocas como fluorita. El contenido de fluor en agua potable se ajusta al nivel de 1 ppm
para la prevención de caries dentarias, una práctica que no es universalmente aceptada. Además, siendo el fluor un tóxico
celular, se le usa también con efectos germicidas en productos para la higiene oral. Se describen en Medicina Veterinaria la
fluorosis aguda y crónica.

Fluorosis aguda

La fluorosis aguda estuvo generalmente asociada al uso de fluoruro de sodio (ascaricida), de importancia histórica, así como
a la ingestión de un rodenticida a base de fluoracetato de sodio (compuesto 1080), cuyo uso está prohibido en Chile. No
obstante, en tiempos recientes esta forma de intoxicación ha sido causada en animales de compañía-especialmente perros-
por ingestión de dentífricos fluorados. Un tubo de pasta de dientes fluorada puede contener 75-500 mg de fluoruro de
sodio (la forma más soluble del elemento), dependiendo de la marca. La absorción del elemento es rápida y con dosis
menores a 1 mg/kg pueden ya observarse efectos tóxicos: gastroenteritis, arritmias cardías, alteración respiratoria y
fenómenos nerviosos, seguidos por colapso y muerte algunas horas después; se describe también reducción de los niveles
circulantes de calcio y magnesio en la intoxicación aguda, por la formación de sales insolubles de estos elementos con el
tóxico . La dosis fatal de fluoruro de sodio asciende a 5-10 mg/kg para el perro.

Fluorosis crónica

La fluorosis crónica se describe preferentemente en bovinos, afectando especialmente a los animales jóvenes de razas
lecheras. Este tipo de fluorosis ha sido causado en diferentes lugares del mundo por:

A. Erupciones volcánicas, cuyas emisiones ricas en fluor contaminan el ecosistema agropecuario. Esta situación, descrita en
Chile a consecuencia de la erupción del volcán Lonquimay (Región de La Araucanía), se ha observado también en Islandia,
así como en Nueva Zelandia y otras islas del Pacífico.

B. Utilización de rocas fosfóricas (fosforitas) ricas en fluor, como fuente del fósforo incluido en mezclas minerales para el
ganado. Esta ha sido la causa principal de fluorosis en Inglaterra y se la ha descrito -además- en Australia y otros lugares del
planeta en donde debe reforzarse el contenido de fósforo dietético por la deficiencia de los suelos en este elemento. Por la
misma razón, el uso intensivo de fertilizantes fosfóricos (superfosfato) plantea razonable inquietud sobre la eventual
acumulación de fluor en terrenos de uso agropecuario.

C. Contaminación industrial del terreno, vía aire o agua de regadío, por fundiciones de aluminio, cobre o acero, fábricas de
ladrillo o cerámica, plantas generadoras de electriciadad a carbón, industrias procesadoras de fosfatos. La contaminación
industrial de los sistemas agropecuarios por efluentes líquidos y por humo de industrias de aluminio fue reconocida ya a
mediados del siglo XIX como un problema mayor de la industrialización europea.

D.Ingestión de agua de pozos profundos naturalmente rica en el elemento, que causa flurosis humana y animal
especialmente en zonas de la India, Bangladesh, Australia y Africa del Norte.

Al investigar la presentación de fluorosis crónica producida por altos valores de fluor en pasto, se ha visto que la
enfermedad ocurre tras una ingestión prolongada del elemento (3-6 meses), en dosis no menores que 40 ppm MS/día;
niveles de fluor del orden de 1-15 ppm MS se han descrito en vegetales de zonas no contaminadas con el elemento, cifras
que pueden elevarse a 100 - 1000 ppm MS en plantas provenientes de terrenos contaminados por industrias o
volcanes. Aproximadamente la mitad del fluor absorbido se elimina por vía renal y el resto se deposita en huesos y dientes,
con muy poca acumulación en tejidos blandos; en animales intoxicados se han observado valores en hueso (metacarpo)
mayores que 3000 ppm, contrastantes con niveles normales de 400 -1800 ppm en animales normales.
Manifestaciones de fluorosis crónica

En cuadros de fluorosis crónica severa ocurridos en bovinos se ha descrito deterioro del estado general, grave reducción de
fertilidad y de la producción de leche, desnutrición, anemia e hipotiroidismo. Si bien se atribuyen estos síntomas a efectos
metabólicos del elemento, ya que su exceso puede afectar la funcionalidad de diferentes enzimas, las lesiones óseas
(osteofluorosis) y dentarias pueden también afectar la nutrición y estado general de los enfermos al impedir tanto una
correcta masticación como la deambulación en busca de alimento.

Si bien los dientes suelen verse afectados en forma más severa que los huesos en casos de ingestión excesiva de fluor, tal
fenómeno se encuentra limitado al período de formación dentaria (antes de 30-36 meses de edad). La fluorosis dentaria
provoca atrofia y necrosis de los ameloblastos, resultando de ello la característica hipoplasia del esmalte; además, éste
presenta una coloración café por depósitos del elemento. Generalmente ocurre una paralela atrofia de odontoblastos,
alterándose la producción de dentina; ésta se observa también de color café. Casos severos de fluorosis crónica afectan
igualmente a la pulpa dentaria, cuyas células se atrofian y necrosan, reemplazándose la pulpa por tejido fibroso. En la
fluorosis dental severa se detecta un desgaste irregular de los incisivos y molares permanentes formados después de iniciarse
la excesiva ingestión de fluor; es posible observar, además, estrías dentarias longitudinales con apariencia de tiza,
especialmente en los incisivos. Estos dientes, además, presentan manchas oscuras -de café a negras- que no deben
confundirse con las causadas por sustancias tintóreas de algunos vegetales ensilados. Los dientes finalmente se reblandecen,
perdiendo su corona; a veces se aprecia pérdida completa de los incisivos.Por otra parte, puede ocurrir grave retardo en la
erupción de la dentadura definitiva.

Fluorosis dental severa ( web.vet.cornell.edu)

En el hueso, el fluor reemplaza a los grupos OH- de la apatita, formándose fluorapatita; con ello se afecta la estructura
cristalina de los minerales óseos y la mineralización esquelética. En términos generales, se produce un desequilibrio en la
remodelación ósea que favorece en forma neta a la función osteoblástica (osteogénesis). Se explica así la presentación de
áreas esqueléticas con densidad ósea superior a la normal (osteoesclerosis, osteopetrosis). La formación de exóstosis en las
zonas de inserción de tendones, ligamentos, cápsulas articulares y periostio, al lacerar los tejidos blandos provoca intensos
dolores y -como consecuencia- causan claudicación severa de una o más extremidades.Las exóstosis se observan
preferentemente en las superficies mediales de metacarpos, metatarsos y costillas; se postula que habría también formación
de exóstosis vertebrales, causa posible de la xifosis que presentan algunos enfermos.Puede también detectarse sensibilidad a
la masticación por lesiones mandibulares y a veces artritis erosiva coxofemoral en animales sujetos a osteofluorosis.
Neoformación ósea Osteopetrosis Exostosis

Diagnóstico

Para el diagnóstico de fluorosis crónica se recomienda el examen clínico de los dientes incisivos en el rebaño; no deben
considerarse los dientes de leche ni los permanentes que hicieron erupción antes de iniciarse una elevada ingestión de fluor.
Por otra parte, si no existiese una fuente obvia de fluor, debe investigarse la concentración del elemento en alimentos,
aditivos minerales a la ración y agua de bebida; al respecto se postula que en los aditivos minerales la relación fósforo: fluor
no debe ser < 100: 1 para evitar la presentación de fluorosis. El examen de fluor en orina obtenida de varios animales y
mezclada en una sola muestra, resulta un método aceptable para la investigación de fluorosis en el rebaño; los valores
normales del elemento (2-8 ppm) se elevan a 15-20 ppm en casos positivos de fluorosis.La necropsia no revela lesiones de
trascendencia diagnóstica en tejidos blandos. Puede determinarse la concentración del elemento en riñón, comparando su
valor con el hallado en riñones obtenidos de animales normales. Por razones prácticas no se recurre ordinariamente a la
determinación de fluor en hueso.

Tratamiento

El tratamiento de la fluorosis es poco efectivo en ambos tipos de la intoxicación.Los animales expuestos a una elevada
dosis de fluor deben recibir gluconato de calcio por vía endovenosa para prevenir o controlar una concomitante
hipocalcemia. Se preconiza la ingestión de leche o de hidróxido de magnesio para reducir la absorción intestinal del fluor.
En bovinos expuestos a fluorosis crónica, con idéntico propósito se recomienda la adición a la ración de carbonato de
calcio, óxido de alumino, sulfato de aluminio, boro o metasilicato de magnesio. No obstante, si bien se han observado
algunos efectos positivos de estas sustancias, ninguna tiene efecto curativo sobre los efectos crónicos del fluor sobre el
organismo.

FLUOROSIS BOVINA Y VOLCANISMO EN CHILE

El volcán Lonquimay (Región de La Araucanía) entró en erupción en 1988 y se mantuvo en actividad durante 13 meses.
Sus emanaciones cubrieron el valle andino del mismo nombre, abarcando la contaminación una superficie de
aproximadamente 4.000 km2. Se vieron expuestos a los efectos nocivos de los gases y piroclastos del volcán los habitantes
del pueblo de Lonquimay y pequeños campesinos habitantes del valle, como también una masa ganadera estimada en
25.000 bovinos, 50.000 ovinos y 3.000 equinos.

En 1989, investigadores de la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad Austral determinaron en pastos


contaminados un valor promedio de fluor de 281 ppm M.S.,siendo el valor referencial (v.r.) < 40 ppm. En bovinos que
presentaron osteofluorosis clínica se determinó en suero sanguíneo un nivel promedio de fluor de 1,30 ppm (v.r.<0,2 ppm),
y en orina de 87 ppm (v.r.< 20 ppm); en hueso desgrasado, el elemento alcanzó un valor promedio de 10.707 ppm (v.r.<
400 ppm).No se detectó contaminación significativa del agua de bebida con fluor.Si bien se observó fluorosis dentaria en
un limitado número de casos, muchos animales presentaron grave erosión dentaria y aún pérdida de coronas; no obstante,
ello se debió al efecto abrasivo de las cenizas que cubrieron los pastos y no a la ingestión de fluor. Los investigadores de
este caso señalan la posibilidad cierta de que ocurra fluorosis crónica en ganado que ingrese a los campos contaminados
años después de haber ocurrido la polución del ecosistema agropecuario con fluor.
MERCURIO

El mercurio se encuentra en la naturaleza como mercurio elemental (Hº) en forma de mercurio metálico o vapor de
mercurio; como sales de mercurio (tales como cloruro mercúrico, óxido mercúrico y otras, colectivamente llamadas
"mercurio inorgánico") y como compuestos órganomercuriales ("mercurio orgánico"), que incluyen formas alquiladas
(etil,metil,dietil,etc) y ariladas, como el acetato fenilmercúrico. El volcanismo es la principal fuente natural de mercurio en el
ambiente; la combustión de carbón (mucho más que la de otros combustibles fósiles) es la principal fuente antrópica de
mercurio en la biósfera.

El mercurio posee amplios usos industriales: termómetros, barómetros, amalgamas dentales, pinturas anti-fouling marinas,
algunos tipos de baterías, fungicidas , antisépticos, diuréticos, productos eléctricos, etc. La toxicidad del mercurio metálico
(líquido) es baja; no más del 0,01% ingerido es absorbido en el tracto gastrointestinal, por lo cual resulta improbable que la
ingestión del mercurio contenido en un termómetro roto cause intoxicación. El vapor de mercurio es mucho más tóxico
que el anterior. Las sales de mercurio inorgánico se absorben fácilmente desde los pulmones, pero su absorción desde el
tracto digestivo y la piel es reducida (sólo 7-15%). Los compuestos organomercuriales se absorben a través de todas las
rutas, incluyendo la vía cutánea. De hecho, se estima que las formas alquiladas -especialmente el metilmercurio y el
etilmercurio- constituyen las formas más tóxicas de este elemento. Las formas inorgánicas del mercurio se eliminan
básicamente por vía renal, en tanto que las formas orgánicas lo hacen fundamentalmente mediante la bilis.

La intoxicación por mercurio inorgánico -hidrargirismo o mercurialismo- puede ser de tipo agudo y crónico.La intoxicación
aguda por mercurio inorgánico provoca signos gastrointestinales, renales, dérmicos y nerviosos; aunque rara, es posible la
intoxicación crónica por sales de mercurio, cuyas manifestaciones son básicamente nerviosas. La intoxicación por formas
inorgánicas de mercurio son hoy muy escasas, al haberse retirado del comercio los antisépticos, fungicidas y diuréticos a
base de mercurio que constituían las fuentes principales de envenenamiento por el metal en Medicina Veterinaria.

En condiciones anaeróbicas, las formas inorgánicas vertidas al mar son transformadas en orgánicas por bacterias del lecho
marino, ingresando de tal forma a la cadena trófica; existe bioacumulación y magnificación de los niveles en la cadena,
alcanzando niveles tóxicos en los animales y personas que se alimentan de productos marinos. El mercurio orgánico es
liposoluble y franquea las membranas biológicas con facilidad; tras absorberse, se une a los eritrocitos y es transportado por
éstos a todo el organismo, acumulándose de preferencia en encéfalo, hígado, riñón y también en los fanereos.

Bioacumulación del metilmercurio en la cadena trófica marina

Como se viera en los accidentes de Minamata (1956) y Niigata (1965) en Japón, las principales manifestaciones de
intoxicación crónica por mercurio orgánico (fundamentalmente metilmercurio) en seres humanos son de tipo neurológico,
dada la alta afinidad del tóxico por el encéfalo:
- Trastornos sensoriales: visión en túnel, sordera, parestesia en extremidades y lengua
- Trastornos motores: ataxia, dislalia, disgrafia, parálisis, convulsiones
- Trastornos síquicos: depresión, confusión, pérdida de memoria, retardo mental .

Otros efectos del metilmercurialismo observados en el "síndrome de Minamata" son hiperhidrosis, tialismo y alto
porcentaje de muertes, siendo también significativo el porcentaje de malformaciones congénitas en la población expuesta.

Los mamíferos marinos y otras formas de vida


marina pueden contener concentraciones
extraordinariamente altas de mercurio en sus
organismos, sin que ello trastorne su salud. Tal
tolerancia a los efectos tóxicos del elemento se
debe a la formación intracelular de complejos
insolubles de mercurio-selenio, en relación 1:1.

Aunque rara veces observado en la práctica, el


metilmercurialismo ha sido descrito especialmente
en gatos -y raramente en perros- tras el consumo
prolongado de peces contaminados con
metilmercurio. La sintomatología observada tras
exposición oral a esta forma del elemento incluye
ataxia posterior,hipermetria, paresia, abducción de
las extremidades posteriores, pérdida de
reacciones posturales, trastornos de
propriocepción, ceguera, opistótono, convulsiones Malformación congénita en víctima de Minamata
y parálisis final. Diversos tipos de lesiones en
neuronas y tractos del Sistema Nervioso Central explican la sintomatología observada. La alta sensibilidad de la especie
felina a la intoxicación por metilmercurio la convierte en un vigía biológico de la intoxicación.

Se ha recomendado la administración oral de leche y clara de huevo al existir ingestión de sales de mercurio, para reducir la
absorción del metal al ligarlo a la proteína de estos alimentos. Otros procedimientos han sido expuestos en la sección sobre
"Tratamiento". En seres humanos afectados por mercurialismo se utiliza corrientemente la quelación del metal mediante
dimercaprol (BAL) o succimer (DMSA, un quelante análogo al BAL de uso oral y de menor toxicidad), como también la D-
penicilamina; no existe información suficiente sobre el uso de estas sustancias en toxicología veterinaria por la escasa
presentación de la intoxicación en las especies domésticas.

MOLIBDENO

Este metal posee usos industriales que le dan un alto valor en el mercado internacional. El molibdeno chileno es un
subproducto de la gran minería del cobre, especialmente de minerales ubicados en el norte del país. La intoxicación por
molibdeno (molibdenosis) ha ocurrido en Chile al contaminar una industria procesadora de molibdenita (MoS2) los
terrenos aledaños utilizados para ganadería.

Tipos de intoxicación

1. Molibdenosis natural

Hacia 1930 se investigó la causa de una extraña enfermedad que ocurría en áreas limitadas del sur de Inglaterra (cuyos
suelos eran localmente conocidos con el nombre de “peat”), en los cuales -no obstante vegetar lozanamente diversas
plantas forrajeras- no podían introducirse rumiantes pues pronto desarrollaban diarrea pertinaz y síntomas de deficiencia de
cobre; dicha afección, conocida durante siglos, fue llamada “teart” o “peat scours”. Los animales afectados recuperaban su
salud al ser trasladados a otros terrenos, recayendo si se los reintroducía a los campos problemas, en los cuales se mantenían
sanos los equinos. Se detectaron altos valores de molibdeno tanto en suelo como en vegetales en tales lugares y la
subsecuente investigación en animales demostró elevados valores del metal en el hígado y otras vísceras. Más tarde pudo
constatarse que la excesiva ingestión de este elemento trastorna la absorción intestinal y el metabolismo orgánico del cobre
en rumiantes, provocando una deficiencia orgánica de este elemento (hipocuprosis). No se han detectado en Chile terrenos
naturalmente ricos en molibdeno.
2.Molibdenosis industrial

Los conocimientos adquiridos al estudiar la forma natural de la enfermedad permitieron detectar con prontitud el origen
antrópico de casos de características clínicas similares.Se observó en tales situaciones que el suelo era enriquecido con
molibdeno a lo largo de los años por el humo emitido por industrias procesadoras de mineral de molibdeno, o bien por
aquéllas que utilizan al metal en sus procesos industriales. Este tipo de contaminación aérea del ecosistema agropecuario
con molibdeno, causante de molibdenosis industrial, ha ocurrido en diversas partes del mundo y fue descrito en Chile en
1979.

Fisiopatologia de la molibdenosis

Se ha demostrado que en la fisiopatología de la molibdenosis interviene una compleja interacción ruminal entre el
molibdeno, el cobre y el azufre, por lo que la intoxicación sólo afecta a los rumiantes. En efecto, existiendo una elevada
ingestión de molibdeno, éste reacciona con sulfuros derivados del metabolismo ruminal del azufre y forma tiomolibdatos
(Tabla N° 1), de los cuales tri y tetramolibdatos combinan y hacen inabsorbible al cobre aportado por los alimentos
(tiomolibdatos de cobre); por otra parte, se postula que la absorción de mono y ditiomolibdatos impide la adecuada
metabolización orgánica del cobre. Los síntomas de hipocuprosis son similares a los que se observan en una deficiencia
orgánica de cobre inducida por bajos valores naturales de este elemento en el alimento, aunque en la hipocuprosis natural
pocas veces se observa diarrea; este signo es provocado por alteraciones mitocondriales debidas a deficiencia de citocromo
c oxidasa (una enzima cobre-dependiente) en las vellosidades intestinales, los que rápidamente se revierten al administrar
oralmente bajas cantidades de cobre.

TABLA N° 1
FORMACION DE TIOMOLIBDATOS EN EL RUMEN
1. MoO4= + H+ + HS-® H2O + MoO3S = (monotiomolibdato)
2. MoO3S= + H+ + HS-® H2O + MoO2S2= (ditiomolibdato)
3. MoO2S2= + H+ + HS- ® H2O + MoOS3= (tritiomolibdato)
4. MoOS3= + H+ + HS- ® H2O + MoS4= (tetratiomolibdato)

En terrenos naturalmente ricos en molibdeno se ha observado que la enfermedad se presenta al existir valores del metal en
suelo iguales o mayores que 0,8 ppm en extracto de saturación; sin embargo, tales niveles son considerablemente mayores
en suelos industrialmente contaminados con el elemento. Interesa también considerar los valores del metal en los vegetales,
cuyo contenido se encuentra influenciado por:

- La cantidad de molibdeno en el suelo.


- El pH del suelo, facilitando el pH alcalino la absorción por la planta y desfavoreciéndolo el pH ácido.
- La familia botánica a la cual pertenezcan los vegetales, siendo superior la absorción en las leguminosas (fabáceas) que en
otras plantas.

En el caso observado en Chile fueron descritos valores del orden de 900 ppm M.S. en muestras de alfalfa obtenidas en la
cercanía de la industria contaminante, siendo alcalino el pH del suelo.

La presentación de molibdenosis también está influenciada por la relación Cu: Mo en el pasto. En promedio, los vegetales
forrajeros contienen 8-11 ppm de cobre y 3-5 ppm de molibdeno en materia seca (MS), para una relación normal
aproximada de 2:1 entre ambos metales. Se ha visto que ocurre molibdenosis cuando, encontrándose normal el valor de
cobre en los vegetales, se eleva el contenido de molibdeno de la planta a 6-10 ppm . En todo caso, se acepta como riesgosa
para la presentación de la enfermedad una relación Cu:Mo < 2:1 en los vegetales. Las plantas no son dañadas por altos
niveles de molibdeno en sus tejidos.

Sintomatología

El primer síntoma de molibdenosis en aparecer es una diarrea acuosa, con espuma, rebelde a los tratamientos
convencionales; es clásica, sin embargo, la remisión espontánea de la diarrea al trasladarse los animales a potreros cuyos
suelos y plantas contienen una cantidad normal de molibdeno. La diarrea, que se inicia en tiempo variable (ordinariamente
breve) según la magnitud de los niveles de molibdeno en pasto, hace pensar en un problema parasitario y en enfermedades
infecciosas como la paratuberculosis; sin embargo, los análisis para confirmar tales afecciones resultan negativos y son
inconducentes los tratamientos instituídos para controlarlas.
Por otra parte, dependiendo de la magnitud de las reservas orgánicas de cobre, en tiempo menor o mayor aparecen los
síntomas de hipocuprosis:

- Despigmentación del pelo (“acromatriquia”), tornándose grisáceo o café el pelo negro y amarillento el pelo rojo; se
observan también cambios en la coloración de las capas blancas, que muestran estrías ("chorreaduras") de tonos grises.
- Depilación periorbitaria bilateral (“anteojeras”)
- Falla de la muda estacional del pelo, persistiendo en primavera-verano el pelaje propio de otoño-invierno.
-Trastornos esqueléticos, detectándose signos de raquitismo en animales en crecimiento: estatura subnormal, incurvamiento
de los huesos largos de las extremidades, artromegalia en las extremidades y rosario costal. En animales adultos, por otra
parte, se detectan dolores osteoarticulares consustanciales a una osteomalacia de progresiva gravedad.
- Trastornos reproductivos, caracterizados por irregularidades en el ciclo estral (estros silentes, subestros o anestros)
concomitantes con hipoplasia ovárica; en los machos se detecta atrofia testicular y falta de líbido. La fertilidad del rebaño
puede caer a cero.
- Anemia cupropriva

Acromatriquia (izquierda) en bovino afectado por molibdenosis crónica

Diagnostico

Para el diagnóstico debe recurrirse al análisis de molibdeno en el suelo, y de molibdeno y cobre en los vegetales. En los
animales afectados puede investigarse el nivel de molibdeno en suero o plasma sanguíneo, cuyo valor normal promedio es
de 0,05 ppm; empero, salvo en casos muy graves de la afección, el valor del molibdeno hemático puede hallarse normal
debido a que las concentraciones del metal en sangre no están estrechamente correlacionadas con los valores tisulares del
elemento. En cadáveres se investiga de preferencia la concentración del metal en hígado, cuyo valor normal es de 3 - 4 ppm
MS. Tiene también valor diagnóstico la cesación de la diarrea al administrar cobre por vía oral, o al trasladar al ganado
afectado a praderas que contienen cantidades normales de molibdeno y cobre.

Al sospecharse molibdenosis industrial, deberá recordarse que el problema aparece tras un período más o menos
prolongado de contaminación aérea del terreno con humos industriales. Dicho período depende de los siguientes factores:

- Magnitud de la emisión de molibdeno a la atmósfera por la industria


- Tiempo transcurrido desde que se inició la contaminación del terreno
- Distancia a la chimenea del terreno contaminado: los valores del metal en suelo y pasto varían en relación inversa a la
distancia de la chimenea de la industria contaminante.
- Dirección del viento, encontrándose los mayores valores a sotavento de la chimenea y en la dirección del viento
predominante.

Además, en caso de contaminación aérea, el análisis de las muestras de vegetales después de lavarlas mediante una técnica
ad hoc reduce significativamente los valores encontrados en ellas antes del lavado. Por otra parte, el análisis del metal en
dos niveles u horizontes de suelo contaminado por vía aérea revelará una concentración de molibdeno significativamente
mayor en el horizonte superficial (0-5 cm) que en el horizonte profundo (25-30 cm), cuyos niveles se distribuirán en
relación inversa a la distancia de la chimenea contaminante.

En el caso de molibdenosis industrial que se presentara en Chile, se investigó la concentración de molibdeno en pelo negro
de bovinos lecheros intoxicados. Los valores encontrados (2.08 ± 0.22 ppm) resultaron significativamente superiores a los
hallados en pelo negro de bovinos normales (0.30 ± 0.09 ppm) que se usaron como control. La misma investigación
permitió demostrar una paralela deficiencia orgánica de zinc en los animales intoxicados, debida probablemente a bloqueo
en la absorción digestiva de este elemento por la ingestión de niveles de molibdeno inusualmente elevados.

Tratamiento

El tratamiento oral de la molibdenosis con sulfato de cobre en el agua de bebida (30 g/100 litros) o con la sal (en
concentración de 1-5%) sigue siendo la terapéutica más efectiva y barata para la afección; ello hace cesar la diarrea en 48-72
horas, pero la remisión de los otros síntomas de hipocuprosis sólo se inicia semanas después de instituido el tratamiento. La
inyección de glicinato de cobre, con propósitos curativos o preventivos, no ha respondido en la práctica a las esperanzas
depositadas en tal sustancia.
PLOMO

La intoxicación por plomo (saturnismo o plumbismo) es frecuente en Medicina Veterinaria, ya que el metal se encuentra en
numerosos productos de uso industrial y casero; entre ellos, algunas pinturas, grasas y aceites para motores, baterías de
autos, aceite de linaza, masilla, soldadura, linóleo, plomadas para pesca, pelotas de golf y otros, cuya ingestión ha sido causa
importante de intoxicaciones en los animales. El uso de cajas de baterías plomadas como braseros en entornos de extrema
pobreza fué causa de cuadros tóxicos en seres humanos y animales de compañía en Chile, como también la inhalación
prolongada de gases de plomo en fábricas artesanales de postones. La contaminación del entorno agropecuario por
emanaciones de industrias procesadoras de plomo ha provocado cuadros de saturnismo masivo en ganado en otras
latitudes.

Aspectos toxicológicos relevantes

El plomo elemental y los compuestos inorgánicos de plomo se absorben por ingestión e inhalación; los compuestos
orgánicos -como el plomo tetraetilo- también lo hacen por vía cutánea. Las formas orgánicas de plomo se absorben desde
el tracto digestivo más eficientemente que las formas inorgánicos, por cuanto las primeras son más solubles en lípidos que
las segundas. La absorción pulmonar es casi completa cuando las partículas del metal tienen un diámetro menor que 1 um.
El riesgo de intoxicación humana y animal representado por la adición de plomo tetraetilo a la bencina no existe ya en
nuestro país, por haberse prohibido el uso de este aditivo al combustible.

La ruta de exposición más común en las especies domésticas es la digestiva. La absorción de plomo varía con la edad de los
individuos en todas las especies; en seres humanos, la absorción en los niños es de alrededor del 50% del plomo ingerido,
valor que desciende a 10-20% en los adultos. Este fenómeno, y la curiosidad (que lleva a los animales a ingerir objetos con
plomo ), explican que los casos clínicos de intoxicación ocurran con mayor frecuencia en los animales jóvenes. Entre las
especies mayores el saturnismo se observa preferentemente en bovinos y, entre las pequeñas especies, la intoxicación se
describe con mayor frecuencia en caninos. En los rumiantes, los objetos de plomo ingeridos pueden permanecer retenidos
en el retículo, prolongando la exposición al metal por largos períodos.

El plomo absorbido es transportado por los eritrocitos a todos los tejidos pero se acumula de preferencia en los huesos
(60%) y en el hígado (25%); el riñón, el cerebro y la médula espinal son también importantes sitios de acumulación del
metal. Este se excreta fundamentalmente por vía biliar, siendo escasa la excreción por vía urinaria. Existe transferencia al
feto a través de la placenta, por lo que es posible que la muerte fetal y aborto formen parte de la nosología del saturnismo.
También existe transferencia de plomo a la leche.

El metal ejerce sus efectos en distintos niveles orgánicos. Así:

1. Sistema hematopoyético: la exposición prolongada al plomo inhibe la síntesis de precursores de la hemoglobina,


causando anemia y acumulación de ácido delta aminolevulínico (d-ALA) en la sangre y orina (Figura N° 1); también se
reduce la vida media de los eritrocitos.
FIGURA N° 1
TRASTORNO DE LA ERITROPOYESIS INDUCIDO
POR EL PLOMO

En blanco, las enzimas principalmente afectadas por el plomo

2. Sistema digestivo: en la intoxicación crónica por plomo se observa anorexia y, en el ser humano, la llamada “linea del
plomo” (una linea de color púrpura o negra en el borde gingival, causada por el depósito de sulfuro de plomo); en los
cuadros agudos hay gastroenteritis, manifestada por cólico, diarrea y vómito.

3. Sistema nervioso: el plomo puede dañar el endotelio de los capilares cerebrales, resultando de ello edema cerebral y
hemorragia. En el cerebro, los cambios morfológicos van desde una proliferación capilar difusa a espongiosis, gliosis y
necrosis cortical. En estudios experimentales se apreciaron lesiones microscópicas cerebrales hasta en el 89% de los caninos
intoxicado con plomo. Repetidamente se ha descrito degeneración de grupos de neuronas en animales afectados por
intoxicación aguda y crónica, y -con alguna frecuencia- degeneración axonal y desmielinización en nervios periféricos. Es
posible la presentación de parestesias.

4. Hígado y riñón: Se describen fenómenos degenerativos en los hepatocitos y en las células de los túbulos renales en casos
menos graves de saturnismo animal; en casos severos las lesiones llegan hasta la necrosis de las células tubulares, con la
consecuente insuficiencia renal.

5. Inmunidad deprimida, en casos subclínicos

6. Muerte fetal y aborto (fenómenos que se han visto sobre todo en cuadros experimentales)

Sintomatología

1. Bovinos

Casi siempre se observa en esta especie el cuadro agudo. El lamido de murallas pintadas con pinturas plomadas y la
ingestión de pinturas descascaradas han sido causales frecuentes de saturnismo en bovinos, aunque el riesgo de intoxicación
por estas causas se ha reducido al eliminarse el plomo de las pinturas. No obstante, sigue siendo alto el peligro que
representa la ingestión de pedazos de baterías antiguas de vehículos destruidas por la intemperie. Se debe sospechar
saturnismo toda vez que haya aparición súbita de una afección caracterizada por la presentación simultánea de síntomas
nerviosos asociados a síntomas digestivos más o menos discretos, que evoluciona hacia la muerte en 1-3 días. Si la muerte
es muy rápida, sólo se observan síntomas nerviosos.
Entre los síntomas digestivos se aprecia anorexia, cólico,
tenesmo persistente, odontoprisis, sialorrea, masticación en
vacío, atonía ruminal, diarrea negruzca y fétida (que puede
faltar) y -raramente- necrosis de la mucosa oral y del tracto
gastrointestinal. Los síntomas nerviosos se caracterizan por
fasciculaciones, ataxia, ceguera, empuje con la cabeza sobre
objetos inanimados, torneo, balanceo de la cabeza,
movimientos pendulares rítmicos de las orejas y opistótono;
algunos casos cursan con depresión, pero otros manifiestan
hiperestesia y agresividad. El cuadro puede tener un final
convulsivo. El saturnismo en bovinos puede confundirse
con rabia, listeriosis, polioencéfalomalacia y con
intoxicaciones como las producidas por insecticidas
organofosforados, carbamatos, urea y arsénico.

2. Equinos Tenesmo persistente

En los caballos hay bastante similitud clínica con la observada en bovinos. Por otra parte, hay frecuente presentación de
hemiplejia laríngea por parálisis del nervio laringeano recurrente, lo cual puede provocar confusiones con el cuadro de
"caballo roncador" no causado por saturnismo. Ocasionalmente se presenta parálisis labial y faríngea en el saturnismo del
equino (especialmente de curso crónico), regurgitándose por la nariz los alimentos y el agua.

3.Caninos y felinos

También se aprecian en estos pacientes los síntomas gastrointestinales y nerviosos en paralelo descritos en otras especies,
pudiendo el cuadro ser de tipo agudo o crónico. Los signos gastrointestinales más frecuentes incluyen anorexia, vómito
intermitente, diarrea y -en algunos animales -cólico severo. Entre los fenómenos neurológicos más frecuentes se describe la
presentación de comportamientos similares a histeria (ladridos o aullidos continuos, correr sin rumbo, morder objetos
inanimados, empuje con la cabeza), además de masticación en vacío, fasciculaciones, ataxia, hiperestesia, ceguera y
convulsiones. Tal sintomatología se confunde frecuentemente con la del distemper, especialmente en animales jóvenes; en
el diagnóstico diferencial debe considerarse, además, la epilepsia, el parasitismo gastrointestinal severo, encefalitis de diversa
etiología, rabia y otras intoxicaciones. Aunque con escasa frecuencia, se ha descrito la presentación de megaesófago tanto
en perros como en gatos jóvenes intoxicados con plomo; en estos últimos también se ha observado hemiplejia laringea.

Aspectos diagnósticos

La historia clínica no siempre permite confirmar la exposición de los animales afectados al metal. Por cuanto el 90% del
plomo circulante se encuentra unido a eritrocitos, la determinación del metal debe realizarse en sangre entera (usando
EDTA o heparina como anticoagulante) y no en plasma o suero sanguíneo. Si bien se considera que niveles de plomo
iguales o superiores a 0,6 ppm de sangre entera son concluyentes para el diagnóstico de saturnismo, es frecuente la
existencia de falsos negativos por cuanto no hay una correlación estrecha entre la severidad de los síntomas y el nivel de
plomo en sangre. Un buen recurso diagnóstico consiste en detectar el aumento de la plomburia después de la inyección
endovenosa de un quelante apropiado (vide infra), aunque el método no ha ganado mayor aceptación en medicina
veterinaria. Por otra parte, la determinación del nivel de ácido delta-ALA en orina no parece tener en animales la misma
utilidad diagnóstica que en seres humanos. Para el diagnóstico en animales mayores sospechosos de haber muerto por
saturnismo se recurre a la determinación de plomo en hígado y riñón; el hallazgo de valores superiores a 10 ppm en ambos
órganos (especialmente en la corteza renal ) es consistente con el diagnóstico de saturnismo.

En caninos y felinos, el hemograma revela rubricitosis y gran número de eritrocitos nucleados; en ocasiones se detecta la
presencia de puntillado basófilo en las células rojas. Salvo en cuadros subagudos y crónicos terminales, el urinálisis no suele
revelar más que daños inespecíficos leves del riñón. Al examen radiológico pueden determinarse bandas radio-opacas ("
líneas del plomo”) en las metáfisis de los huesos largos de animales jóvenes, por incorporación del metal en el sitio de
osificación endocondral; ello causa una zona densa de cartílago mineralizado. En ocasiones es también posible detectar la
presencia en forma difusa de material radio-opaco en el tracto gastrointestinal.

Las lesiones provocadas por el plomo en el tracto digestivo suelen reducirse a moderada gastritis y/o enteritis. El hígado se
observa de color pálido y al examen histopatológico presenta degeneración centrolobulillar. Los riñones suelen presentarse
hiperémicos o hemorrágicos, con evidencia histopatológica de degeneración y necrosis tubular; no obstante, es posible la
ausencia de lesiones renales macroscópicas en animales mortalmente intoxicados por plomo. Los vasos cerebrales se
presentan hiperémicos y mediante microscopía es posible constatar daño en los capilares cerebrales.

Tratamiento

Cuando la ingestión de plomo ha sido muy reciente, debe administrarse un purgante salino para evitar mayor absorción del
tóxico. Se han probado diversos agentes quelantes para el tratamiento del saturnismo en pequeñas especies pero la terapia
más efectiva se basa en la administración de edetato disódico cálcico (CaNa2EDTA) por vía endovenosa en dosis de 110
mg/kg dos veces al día durante 2-5 días, con recuperación generalmente en 36-48 horas. El medicamente se ha utilizado
también por vía subcutánea a igual dosis, disuelto en suero glucosado 5%, e incluso por vía oral con buenos resultados.
También se considera útil para el tratamiento de la intoxicación en el perro la administración de tiamina, 2-4 mg/kg/día por
vía subcutánea, en forma complementaria al tratamiento con edetato disódico cálcico.

Alternativamente puede recurrirse a la D-penicilamina por vía oral, en dosis de 100 mg/kg diarios por 1-2 semanas; este
medicamento se ha demostrado efectivo para el tratamiento del saturnismo en caninos, aunque es posible la presentación
de anorexia y vómito como fenómenos secundarios. En perros intoxicados con plomo se ha demostrado que el uso de
succimer o DMSA (ácido meso-2,3 dimercaptosuccínico), administrado oralmente por 10 días en dosis de 10 mg/kg cada 8
horas, reduce efectivamente los niveles circulantes del metal y hace desaparecer los síntomas de la intoxicación; esta
sustancia es igualmente efectiva en gatos y puede ser administrada por vía rectal en pacientes que vomitan.

No existe tratamiento efectivo para el saturnismo en las especies mayores. Si bien la administración de un purgante salino
es una medida recomendada para el caso de ingestión reciente de plomo, deberá recordarse que la absorción del metal
puede continuar debido al plomo residual que permanece en el rumen. Se ha utilizado exitosamente el edetato disódico
cálcico para el tratamiento del saturnismo bovino, aunque el costo de la medicación es una severa limitante en este caso; se
le reserva -al igual que la rumentotomía- para animales de alto valor económico.

EL PROBLEMA DEL PLOMO EN ARICA Y ANTOFAGASTA

La acumulación negligente de 20.000 toneladas de residuos mineros ricos en plomo en terrenos baldíos de Arica, en cuyas
inmediaciones se construyeron poblaciones posteriormente, ha provocado una situación de emergencia sanitaria al
demostrarse niveles de plomo en sangre superiores a los máximos permisibles en niños que viven en tales lugares; se acepta
que el arrastre de plomo por los vientos predominantes y la cercanía de las habitaciones a los lugares de acumulación de
mineral explican la situación de plumbismo crónico en la población aledaña a éstos. En Antofagasta, una situación similar
es producida por el acopio descuidado de minerales ricos en plomo en tránsito en los patios del ferrocarril Antofagasta-
Bolivia, como también en instalaciones del puerto de dicha ciudad, en donde la cercanía de las habitaciones humanas y los
vientos juegan un rol determinante en los valores elevados de plomo en sangre de sus habitantes.

SELENIO

El selenio es un nutriente esencial y se le incorpora a las dietas de los animales para evitar la presentación de enfermedad
deficitarias en el elemento, tales como la enfermedad del músculo blanco en rumiantes, la hepatosis dietética del cerdo y la
diátesis exudativa de las aves. Una dosis excesiva en el alimento o en las sales minerales ha sido causa de intoxicación
(ordinariamente subaguda o crónica) en diversas especies domésticas; por otra parte, en algunas oportunidades la
administración preventiva de selenio se realiza en forma inyectable (como selenito de sodio, la más soluble de sus sales),
causando selenismo iatrogénico por error de dosificación. La selenosis se encuentra asociada al consumo de algunas plantas
que concentran en sus tejidos al elemento, destacando entre ellas diversas especies de Astragalus ("hierba loca").

Excesivas cantidades de selenio en el organismo provocan dos efectos generales: inhibición de las reacciones de óxido-
reducción celulares y el reemplazo del azufre en diversas moléculas. El primer efecto conduce a una citotoxicidad
generalizada, en tanto que el siguiente provoca trastornos en estructuras y funciones que precisan del azufre; este efecto, sin
embargo, es más visible cuando el exceso de selenio se establece de forma crónica y, al respecto, son particularmente
notorios los problemas que se observan en la selenosis crónica causados por la queratina selenada.

La selenosis aguda ocurre ordinariamente por sobredosis parenteral del elemento. Dentro de 1-2 horas, se presenta
anorexia, disnea severa, secreción espumosa nasal, cianosis, temblor, hipertermia, ceguera, taquicardia, arritmias cardíacas,
ataxia y postración, con muerte en 2 horas a 7 días. Las lesiones más significativas consisten en edema pulmonar agudo,
hidrotórax y corazón pálido. La selenosis subaguda suele presentarse en cerdos que reciben 20-25 ppm de selenio en la
dieta durante varias semanas. Ello desemboca en poliomalacia simétrica, que cursa con cuadriplejia flácida, decúbito
esternal, inicialmente ataxia y luego postración; es posible observar algún grado de alopecía y separación de las pezuñas a
nivel de la banda coronaria. La selenosis crónica presenta notables similitudes con los síntomas y lesiones descritas en la
llamada "alkali disease", provocada por altos niveles de selenio en plantas que- como varias hierbas locas- crecen de
preferencia en terrenos seleníferos. Esta forma del problema se aborda en la sección correspondiente del libro Plantas
Tóxicas para el Ganado.

Si bien se ha intentado el tratamiento del selenismo con acetilcisteína por vía endovenosa (140 mg/kg inicialmente,
seguidos cada 6 horas por la mitad de dicha dosis), y también con algunas sales de cobre, los resultados han sido
inconstantes. Hasta el momento la prevención constituye la mejor medida contra la enfermedad.

EL PROBLEMA DE LOS PREPARADOS A BASE DE SELENIO-VITAMINA E EN EQUINOS

En los deportes hípicos suelen utilizarse empíricamente y en forma indiscriminada preparados a base de selenito de sodio y
vitamina E, bien sea por vía oral o bien como inyectables endovenosos, que supuestamente evitarían lesiones musculares
derivadas del ejercicio intenso. En abril de 2009, murieron 21 caballos de un equipo de polo momentos antes de iniciar su
competencia en el campeonato nacional de dicho deporte en Estados Unidos, los que presentaron insuficiencia cardíaca
izquierda aguda, edema y hemorragia pulmonar masivos, así como grave hipertermia; la muerte de la mayoría de ellos se
produjo dentro de un período de 2 a 12 horas después de haber recibido una inyección endovenosa de un preparado a base
de selenito de sodio-vitamina E. Pudo demostrarse que, por error del encargado de la preparación del producto, éste
aportaba 5 ppm/ml de selenito de sodio en vez de 0,5 ppm/ml (la concentración prescrita), siendo 3,3 ppm/ml la dosis
letal de selenio para equinos.

Un grave problema con preparados de este tipo ocurrió también en nuestro país, en donde los animales intoxicados
presentaron anorexia grave, emaciación, dificultad respiratoria y lesiones tegumentarias, caracterizadas por pérdida
espontánea o arrancamiento con poco esfuerzo de los pelos de la crin y/o de la cola, así como por areas de alopecia en el
cuello, tronco y extremidades; en algunas ocasiones, la alopecia abarcó prácticamente la totalidad del cuerpo. Además se
observaron problemas podales que, en algunos casos, condujeron a la eutanasia del paciente por presentarse exungulación.
El preparado causal fue retirado del mercado (Dr.L.Francesetti, comunicación personal, 2009).

TALIO

El talio es un metal pesado que, en forma de sulfato de talio, durante décadas se utilizó como rodenticida y ocasionalmente
como hormiguicida. Por su elevada toxicidad para los animales y los seres humanos, el uso del talio se ha descontinuado en
muchos países, encontrándose prohibido en Chile. Este metal se absorbe por vía digestiva y cutánea, distribuyéndose por
vía sanguínea a distintos órganos. Se trata de un elemento citotóxico directo, que ingresa a las células intercambiándose por
el potasio; se combina con grupos SH- mitocondriales, interfiriendo la fosforilación oxidativa y el metabolismo aerobio.

La intoxicación por vía oral con talio presenta sus primeros síntomas ordinariamente dentro de 48 horas, apreciándose
anorexia, estado nauseoso, vómito, cólico, diarrea severa (en ocasiones hemorrágica), úlceración lingual (gato), temblor,
neuropatía periférica (causante de dolor en las extremidades, ataxia, parestesias, parálisis), ceguera, convulsiones. Tras un
lapso variable (2-5 días), que aparenta la curación del cuadro, se presentan las manifestaciones cutáneas de la enfermedad:
eritema, formación de pústulas (que ordinariamente se inician en la nariz y orejas, extendiéndose al tronco y región axilar) y
costras. Más tarde se presenta alopecía en diferentes regiones del cuerpo (las que son reversibles). El paciente puede morir
por daño cardíaco y renal severo.El talio es necrotizante local, por lo que pueden presentarse úlceras en todo el tracto
digestivo.

El diagnóstico considera la historia de exposición al talio, las características clínico-patológicas del cuadro y el hallazgo de
niveles significativos de talio en sangre y orina. Para el tratamiento se preconiza el lavado gástrico con solución 1% de
ioduro de sodio. La difeniltiocarbazona constituye el antídoto para este metal, administrándose 70 mg/kg por vía oral
aunque sólo es efectivo dentro de las primeras 24 horas. Buenos resultados se obtienen al administrarse en conjunto con
ferricianuro de potasio (azul de Prusia) en suspensión oral, en dosis de 100 mg/kg dos veces al día durante 14 días. Otras
medidas terapéuticas tienden al soporte orgánico.
ZINC

La intoxicación con zinc ha sido descrita en varias especies animales, aunque especialmente en perros. Ha sido causada por
ingestión de tornillos y tuercas de jaulas de metal galvanizado para transporte de mascotas, de agua de estanques
galvanizados, de cierres de cremallera a base de aleaciones de zinc y de diversos objetos fabricados con el metal. Gran parte
de los casos ocurridos en Estados Unidos han sido provocados por la ingestión de monedas de centavo, que contienen
99% del elemento. En el ambiente ácido del estómago, el zinc es liberado y forma sales solubles que se absorben y
distribuyen en el organismo.

El metal tiene propiedades corrosivas sobre la mucosa gastroentérica, por lo que una ingestión alta del elemento provoca
vómito como signo predominante; por el contrario, como se observa en las intoxicaciones subagudas y crónicas del
elemento, cantidades menores se absorben y dañan especialmente al hígado, riñón y sistema hematopoyético. Los signos de
la afección están caracterizados por depresión, anorexia, vómito, diarrea y debilidad; además, la intoxicación produce
hemólisis (con la consiguiente anemia), hemoglobinuria e ictericia. Las lesiones predominantes en caso de intoxicación por
zinc afectan al hígado (vacuolización y necrosis centrolobulillar) y al riñón (necrosis tubular), observándose lesiones
hemorrágicas en la mucosa gástrica. El laboratorio clínico señala aumento de bilirrubina, de fosfatasa alcalina y de enzimas
hepáticas, hipofosfatemia, isostenuria o hipostenuria, proteinuria y azotemia.

El tratamiento de la afección es de tipo sintomático. Se discute la pertinencia de utilizar quelantes en esta intoxicación. Se
ha señalado la utilidad del CaEDTA en dosis de 100 mg/kg día por vía endovenosa, o subcutánea (diluido y dividido en 4
dosis diarias), durante 3 días. También la de d-penicilamina, 110 mg/kg/dá por 7-14 días, y de BAL (3-6 mg/kg 3 veces al
día durante 3-5 días). En todo caso, el uso de quelantes para el tratamiento no se encuentra aún suficientemente validado
por la experiencia clínica.

BIOTOXINAS

Marea roja Cianobacterias (algas verde- azuladas) Arañas Abejas y avispas

Se llaman "toxinas" las sustancias venenosas producida por animales, plantas, bacterias u otros organismos. A estas
sustancias también se les suele llamar "biotoxinas", por cuanto este término no sólo enfatiza el origen biológico de ellas,
sino que -además- permite diferenciarlas claramente de venenos de origen no biológico. La mayoría de las toxinas no están
compuestas de manera simple, por una sola sustancia, sino que -por el contrario- son mezclas de varios compuestos
químicos que a menudo actúan sinérgicamente para producir sus efectos tóxicos.

Entre los animales, vegetales y protistas existen numerosas especies productoras de toxinas. Al respecto cabe recordar
existen toxinas producidas por bacterias (exo y endotoxinas), cuyo análisis no consideramos pertinente en esta obra.
También las hay producidas por algas (ficotoxinas), que sí han sido consideradas en ella. En cuanto a las toxinas producidas
por plantas (fitotoxinas), ellas han sido comentadas en la obra "Plantas Tóxicas para el Ganado en Chile"). Resta por
considerar las gran variedad de toxinas producidas por animales marinos y terrestres (zootoxinas) de los que,
afortunadamente, nuestro país se encuentra libre en la inmensa mayoría de los casos. Por ello, no se consideran en esta obra
las intoxicaciones producida por especies animales (insectos, peces, anfibios, escorpiones, ofidios) que, aunque pueden
producir intoxicaciones al ganado, a los animales de compañía e incluso a los seres humanos en otras latitudes, son ajenos al
ámbito nacional. Se comentan, sin embargo, los fenómenos tóxicos causados por arañas de los
géneros Latrodectus y Loxoceles, de importancia en Chile, como también los causados por algunos himenópteros (abejas,
avispas), por cuanto la agresión de estos insectos a los animales es corriente en nuestro ámbito.

MAREA ROJA (FAN)

Con este nombre se denominan las coloraciones anormales de las aguas marinas causadas por la acelerada reproducción de
ciertas microalgas planctónicas, cuyos pigmentos originan los colores anormales; este es un fenómeno normal en la biología
de las microalgas ("floraciones algales"). En su mayoría, las microalgas que causan estos fenómenos se ubican en el grupo
de los dinoflagelados. Es importante destacar que la coloración del agua durante las floraciones de microalgas puede variar
desde el rojo al amarillo y café.
Diferentes coloraciones del agua en "mareas rojas"

Por cuanto son relativamente pocas las microalgas productoras de toxinas, la mayoría de las mareas rojas no poseen
relevancia para la Salud Pública. En la actualidad las mareas rojas tóxicas se conocen con la sigla FAN ("floraciones algales
nocivas"). Las FAN constituyen un fenómeno mundial. Aunque la mayoría de las mareas rojas descritas en nuestro país no
han tenido carácter tóxico, la sobrepoblación de microalgas agota el oxígeno del agua y mueren por ello peces, mariscos y
mamíferos como lobos marinos, que la marea deposita en las playas ("varazones"). Ello constituye también un grave
problema para la industria salmonera, cuyos peces mueren asfixiados por encontrarse encerrados en jaulas.

Si bien en Chile se han descrito episodios de marea roja desde 1827, el fenómeno sólo empezó a causar alarma pública a
partir de la década de 1970, por la intoxicación mortal de mariscadores en el extremo sur del país al consumir bivalvos que
contenían altos niveles de veneno paralizante de moluscos (VPM). Este constituye en realidad un conjunto de sustancias
entre las cuales tiene especial relevancia la saxitoxina, producidas por microalgas del género Alexandrium. Tiene también
importancia nacional el veneno diarréico de moluscos (VDM), producido por especies del género Dinophysis, conjunto de
venenos en el cual desempeña un rol central el ácido okadaico. Por otra parte, si bien se ha identificado en el país la
microalga productora de toxina amnésica (ácido domóico), no parecen haberse producido intoxicaciones por ella hasta el
momento; no obstante, su detección episódica ha obligado en varias ocasiones a prohibir la extracción de bivalvos en aguas
costeras de diversas regiones.

La presentación de FAN en aguas marinas nacionales está abarcando áreas cada vez mayores, presentándose en zonas
donde no se las había descrito previamente y cada incidente tiende a durar más que en años previos. No es aún claro el por
qué de tales situaciones. En los primeros meses de 2016 se produjo una FAN de inusitada gravedad (a base de VPM),
caracterizada como una catástrofe ambiental, que abarcó las aguas costeras desde la latitud de Valdivia hasta el archipiélago
de Chiloé; el fenómeno impidió la extracción de bivalvos en el área afectada durante varios meses (especialmente en la Isla
Grande de Chiloé), generando una grave crisis económica y considerable trastorno social.

En una misma área geográfica pueden coincidir las microalgas


productoras de VPM y VDM, presentándose intoxicaciones por ambos
tipos de sustancias en una misma zona. Las intoxicaciones por VDM
(caracterizadas en lo esencial por diarrea y vómito) son menos graves
que las producidas por VPM, dado que este tóxico causa parálisis
generalizada de la musculatura estriada y en los casos más graves
provoca parálisis mortal de la musculatura respiratoria. No existen
antídotos para estos venenos.

Por su carácter de filtradores, los moluscos bivalvos son transvectores


(acumulan la toxina en sus partes comestibles pero no son afectados por
ella). Esto resulta de gran importancia para la Salud Pública, ya que no
presentan características externas ni manifestaciones organolépticas que
permita identificarlos con facilidad. Para la detección rápida de VPM se
utiliza en Chile el bioensayo ratón según método AOAC. El VPM no es Alexandrium catenella, princial productor de VPM en
destruido por la cocción ni por aditivos culinarios; la máxima cantidad Chile
aceptable de saxitoxina en carne de moluscos asciende a 80 mcg/100 g
de tejido.
INTOXICACIÓN POR CIANOBACTERIAS (ALGAS VERDE-AZULADAS)

Los florecimientos de cianobacterias (algas verde-azuladas) en aguas dulces tienen el potencial de afectar significativamente
la salud de los animales y de los seres humanos. Tales fenómenos ocurren en aguas dulces estancadas o de escasa corriente
(lagos, lagunas,tranques,arroyos) que han sido enriquecidas con nutrientes (particularmente nitrógeno y fósforo) por las
actividades agrícolas, ganaderas y otras de origen humano. Aparte del aspecto visible de tales florecimientos, y del mal olor
ambiental y mal sabor del agua que generalmente producen, pueden generar efectos nocivos a los animales y seres humanos
que beban de las aguas así contaminadas. Los casos de intoxicación por cianobacterias han sido descritos en bovinos,
ovinos, equinos, cerdos, perros, gatos, aves silvestres y peces, además de seres humanos.

Florecimiento de cianobacterias

No todo florecimiento de cianobacterias es tóxico pues, de un total de 2000 especies, sólo se ha identificado el carácter
toxigénico en 80 de ellas. Entre las toxinas de cianobacterias destacan las microcistinas, específicamente hepatotóxicas, y las
anatoxinas, de carácter neurotóxico. Las microcistinas son producidas especialmente por miembros del género Microcystis.
La intoxicación por estas sustancias es de muy rápida presentación, por cuanto provocan necrosis hepática. Los animales
afectados presentan debilidad, vómito, diarrea, intensa palidez de las mucosas, shock y muerte en pocas horas; los que
alcanzan a sobrevir más tiempo sufren hipoglicemia, hiperkalemia, nerviosismo, decúbito y muerte convulsiva. La necropsia
señala aumento de tamaño del hígado, que contiene gran cantidad de sangre y presenta acentuación del patrón lobulillar; la
histopatología señala necrosis centrolobulillar. Es posible la sobrevivencia de algunos intoxicados, que posteriormente
pueden mostrar fotosensibilización hepatógena; sin embargo, por el daño hepático -y posiblemente renal- sufrido, estos
animales ordinariamente quedan inhabilitados para la producción.

Microcystis spp
Las especies del género Anabaena, entre otros, producen anatoxinas de varios tipos. Las anatoxinas-a y homoanatoxina-a
son potentes agonistas colinérgicos en los receptores nicotínicos para acetilcolina en las neuronas y uniones
neuromusculares; la intoxicación provoca rápida presentación de temblores y rigidez muscular, seguida de convulsiones y
muerte por parálisis respiratoria en pocas horas. La anatoxina-a(s), por su parte, actúa provocando inhibición irreversible de
acetilcolinesterasa (en forma parecida a la acción de insecticidas organofosforados y carbamatos, aunque sólo a nivel
periférico). La intoxicación se caracteriza por excesiva producción de saliva y lágrimas, diarrea y polaquiuria, temblores,
convulsiones y muerte por falla respiratoria dentro de 30 minutos.

El tratamiento para la intoxicación por cianobacterias se ha intentado con poca frecuencia y sólo raramente ha sido exitoso.
No existe antídoto para microcistinas ni para anatoxinas. La prevención de este problema pasa por evitar la eutroficación de
aguas superficiales, lo que pocas veces está en las manos del ganadero.

ARAÑAS

Si bien en el mundo existen no menos de 3000 especies de arañas, y se estima que no más de 100 pueden producir
picaduras de importancia médica, en Chile sólo dos especies son peligrosas: la "araña del trigo" (Latrodectus mactans) y la
"araña de los rincones" (Loxosceles laeta), cuyos síndromes en seres humanos son bien conocidos. No así en los animales
domésticos, ya que o son poco corrientes las mordeduras a éstos, o bien son dificiles de diagnosticar con certeza. En efecto,
es posible que en el primer momento sus mordidas no resulten particularmente dolorosas, por lo que la araña puede
retirarse y no ser observada dentro del lapso mínimo de 30 minutos que demoran en aparecer los primeros síntomas
locales; es también posible que las lesiones por mordedura de estos artrópodos queden ocultas por el pelaje de los animales.
Probablemente por ello sean particularmente escasas las descripciones de accidentes tóxicos causados por arañas en la
literatura veterinaria mundial y deba recurrirse a los síndromes humanos para su mejor comprensión.

Latrodectus mactans es conocida como "viuda negra" en otros países, por el color negro del adulto (siendo de color café
cuando jóvenes) y en Chile como "araña de poto colorado", por la mancha roja en forma de reloj de arena que presenta la
hembra en el abdomen. Este animal vive generalmente fuera de las viviendas, en sembrados, troncos y árboles caídos, bajo
hojas, rocas y piedras. En general son animales tímidos y no agreden si no se sienten amenazadas. Sus mordeduras ocurren
en los meses de temperaturas cálidas, cuando aumentan las labores agrícolas y las personas y animales invaden con mayor
frecuencia su hábitat (paseos campestres, picnics, etc.). Loxosceles laeta, por su parte, ocupa una gran variedad de habitats,
aunque de preferencia el interior de las casas, bodegas, garages y leñeras; es frecuente encontrarla en entretechos, rincones
oscuros de habitaciones, detrás de cuadros, ropas colgadas en las paredes, closets, estantes y cara inferior de muebles.

Araña del trigo Araña de los rincones

El veneno de L.mactans es una mezcla compleja de sustancias, destacando entre ellas la a-latrotoxina, polipéptido que
estimula la secreción descontrolada de neurotrasmisores (acetilcolina y noradrenalina). Es posible que la mordedura de esta
araña curse con poco o ningún dolor. El síndrome (latrodectismo) se inicia dentro de 30 minutos a 2 horas, con dolor
sordo en el sitio de la agresión, mialgias y calambres que se extienden a todo el cuerpo, con rigidez de la musculatura
abdominal; en 2-3 horas se presenta gran secreción salival, ocular, nasal y sudoral (hombre), taquicardia y prurito. La
debilidad, fatiga, oliguria e insomnio pueden durar meses si no existe el debido tratamiento. Experimentalmente se ha
demostrado la alta labilidad de los gatos a la mordedura de esta araña; los felinos muestra inquietud, respiración rápida y
superficial, rigidez muscular dolorosa, salivación excesiva, vómito, diarrea, temblores, ataxia, parálisis y muerte en 4-5 días.
El tratamiento es de tipo sintomático, recurriéndose a analgésicos y relajantes musculares; el uso de gluconato de calcio para
esta afección ha sido abandonado. Si bien existe un antídoto contra el veneno de esta araña, es poco frecuente su uso en
Medicina Veterinaria.
El veneno de Loxosceles laeta posee propiedades necrotizantes, vasoconstrictoras
locales, trombogénicas y hemolíticas. La mordedura puede producir dolor
urente y constante desde el inicio, o bien aparecer tras un período de latencia
variable (5 minutos-4 horas) con intenso prurito local. Se desarrolla a
continuación una pápula firme, de tamaño variable, que luego evoluciona a
vesícula, rodeada por un área clara y ésta por una halo eritematoso
("escarapela"). La vesícula se ulcera y puede extenderse en superficie y
profundidad, produciéndose después una escara negra. Es posible la
presentación de manifestaciones sistémicas en 3-4 días: anemia hemolítica,
hematuria, trombocitopenia, coagulopatía intravascular diseminada y falla renal
mortal. El tratamiento es también de tipo sintomático. Para este caso existe
también un antiveneno (Suero Antiarácnico), de uso en medicina humana.

"Escarapela"

ABEJAS Y AVISPAS

Entre las especies terrestres que pueden causar daños a los animales y seres humanos mediante su picadura se encuentran
las abejas y las avispas; tienen importancia toxicológica nacional la abeja europea (Apis mellifera), la abeja africana o
africanizada y la avispa chaqueta amarilla (Vespula germanica). La abeja africanizada es un híbrido de la subespecie natural
africana (Apis mellifera scutellata) con abejas domésticas pertenecientes a varias subespecies de Apis mellifera (A.
mellifera mellifera, A. mellifera iberica y probablemente otras).

Abeja europea Abeja africana Avispa chaqueta amarilla

Abejas y avispas inoculan el veneno contenido en una glándula mediante el aguijón de su aparato picador, el cual presenta
diferencias según el tipo de insecto. En el caso de las abejas, el aguijón termina en una rebarba que impide extraerlo una vez
producida la picadura, muriendo el insecto al intentarlo; por ello, las abejas pueden picar sólo una vez. No así las avispas,
cuyo aguijón carece de rebarba, y que por ello pueden picar en múltiples ocasiones. Por su hábito alimenticio, la avispa
chaqueta amarilla no sólo pica sino que también muerde.

Aparato picador de la abeja Aguijón de la abeja


Los animales y seres humanos pueden sufrir numerosas picaduras al ser agredidos por un enjambre de abejas europeas,
situación que puede producir la muerte. Esto es aún más grave para el caso de las abejas africanizadas, que poseen un
instinto más agresivo que su contraparte europea, son de vuelo más rápido, suelen atacar en enjambre y que siguen por
largas distancias a la víctima en su huída. Las avispas suelen también atacar en enjambres, recibiendo la víctima múltiples
picaduras. Se ha señalado muerte de bovinos por ataque de enjambres de abejas africanizadas, y de cerdos por enjambres de
avispas.

El veneno de estos insectos es una mezcla compleja de proteinas, péptidos y moléculas orgánicas pequeñas. La picadura de
una sola abeja o avispa raramente causa más que inflamación y dolor local transitorio. No obstante, en seres humanos
sensibles puede provocar shock anafiláctico (que puede resultar mortal,) dentro de 30 minutos de la picadura, por el
componente antigénico del veneno. La ocurrencia de esta clásica reacción no se ha demostrado fehacientemente en los
animales domésticos, aunque se ha descrito anemia hemolítica inmunomediada por picadura de abejas en perros.

Los componentes propiamente tóxicos (no antigénicos) del veneno provocan inflamación aguda y fuerte dolor en el área de
la picadura (que conserva insertado el aparato picador si el insecto se tratase de abeja). Los perros y gatos agredidos
generalmente presentan lesiones faciales, periorbitarias y/o auriculares, por tratarse de las zonas menos protegidas del
cuerpo. El hábito de algunos perros de intentar cazar insectos en vuelo puede resultar en lesiones en la mucosa oral o de la
lengua. De igual manera, el jugueteo de los gatos con sus víctimas suele desembocar en picaduras en las manos y la nariz.

Lesiones faciales Lesiones en nariz y mano

En casos de picaduras múltiples pueden presentarse reacciones sistémicas. Dentro de los síntomas apreciados en perros
atacados por enjambres de abejas se encuentran depresión, hiporreflexia, hipertermia, hematemesis, hematoquecia,
hemólisis, hemoglobinuria, rabdomiolisis, leucocitosis, shock, coagulopatía intravascular diseminada, así como un trastorno
respiratorio similar al síndrome de distress respiratorio agudo del ser humano. El aumento de NUS y alanina transaminasa
han sido considerados como indicadores de daño renal y hepático.

El tratamiento de la picadura presupone extraer el aparato picador de la lesión, si fuese posible; éste no debe apretarse, sino
rasparse con un cartón duro o tarjeta de crédito, colocando compresas frías en la zona. En caso de shock se recurre a la
inyección de adrenalina, en dosis de 0,01 mg/kg por vía endovenosa o intramuscular; es también recomendable utilizar
glucocorticoides (dexametasona: 2-8 mg/kg endovenoso lento, o bien predinsolona: 11-30 mg/kg). Se recurre también a la
administración de antihistamínicos (difenilhidramina: 0,5-2,2 mg/kg por vía intramuscular, o endovenosa muy lenta),
aunque ello es discutido por diversos autores.
MEDICAMENTOS

Anti-inflamatorios no esteroidales (AINES) Aspirina Acetaminofeno (Paracetamol)

La cantidad de medicamentos que pueden producir efectos tóxicos en los animales domésticos es muy amplia,
encontrándose entre ellos numerosos fármacos que pueden ser conseguidos sin receta médica ("over-the-counter drugs",
según la terminología inglesa corriente). Las intoxicaciones pueden deberse a la administración del fármaco por el propio
dueño, que generalmente ignora la posología, contraindicaciones, etc. del medicamento, o bien de la exposición accidental a
éste.

Entre los medicamentos que con mayor frecuencia se hallan en los hogares están los llamados anti-inflamatorios no
esteroidales (AINES), a los que se recurre por sus propiedades analgésicas, anti-inflamatorias y antipiréticas; la aspirina es el
más antiguo de estos fármacos, encontrándose plenamente vigente a pesar de la constante introducción al mercado de
AINES más modernos. Es también importante el uso hogareño frecuente del acetaminofeno o paracetamol, que no
provoca algunos de los problemas causados por la aspirina (por no pertenecer al grupo de los AINES), pero cuyo uso en
gatos resulta altamente riesgoso. Por otra parte, en la medicina de equinos son corrientemente utilizados AINES como la
fenilbutazona, de cuya inapropiada dosificación pueden surgir graves consecuencias para la salud del animal. En la presente
sección de la obra examinaremos únicamente los fenómenos tóxicos provocados por los fármacos antes indicados.

ANTI-INLAMATORIOS NO ESTEROIDALES (AINES)

Los anti-inflamatorios no esteroidales (AINES) son asequibles sin receta médica, por lo que se les halla corrientemente en
los hogares. Pertenecen a este grupo de medicamentos la aspirina (ácido acetilsalicílico), ibuprofeno, naproxeno,
ketoprofeno, fenilbutazona, piroxicam, tenoxicam, indometacina y otros. Estas sustancias destacan por sus propiedades
analgésicas, antipiréticas y anti-inflamatorias. Aunque el acetaminofeno (paracetamol) posee algunas de estas propiedades
terapéuticas, no pertenece a este grupo de compuestos.

Todos los AINES tienen un mecanismo de acción similar, pero su toxicidad varía según el compuesto y la especie animal.
Así, los gatos son bastante más sensibles a la aspirina que a otros AINES, mientras que los perros lo son al naproxeno. Si
bien los AINES pueden causar accidentes tóxicos mediante una sola dosis elevada, es más frecuente que los produzcan al
ser administrados en dosis bajas a lo largo de semanas o meses. La epidemiología de las intoxicaciones en animales de
compañía señala que éstas se presentan con mayor frecuencia en perros (70%) que en gatos u otras especie.

El mecanismo común de acción de los AINES se basa en impedir la síntesis de prostaglandinas (PGs). Tal síntesis se inicia
con la oxidación del ácido araquidónico por enzimas ciclooxigenasas (COX) o lipooxigenasas, que -tras posterior
metabolización por otras enzimas- originan eicosanoides: prostaglandinas (PGs), leucotrienos (LTs), tromboxanos (TXs) y
prostaciclinas (PGIs). Los AINES se combinan con el sitio activo de las COXs, impidiendo la oxidación del ácido
araquidónico. Dentro de ellas, COX1 es la encargada de sintetizar PGE2 . Ésta es secretada por la mucosa gastrointestinal,
causa relajación del músculo liso y vasodilatación, lo que favorece la irrigación de la mucosa gástrica y del riñón. Además,
inhibe la producción de ácido clorhídrico y de pepsina, estimulando la del mucus gástrico. Pero a esta misma PG, junto a
otras del grupo, se las encuentra en el exudado inflamatorio, generando vasodilatación, aumento de permeabilidad vascular
y de la respuesta dolorosa a sustancias algógenas diversas; también se la encuentra en el centro de la termorregulación, en
donde desempeña un rol fundamental en la elevación febril de la temperatura orgánica.

Si bien la depresión en la síntesis de PGs por los AINES tiene efectos terapéuticos positivos al reducir la inflamación, el
dolor y la fiebre, no es menos cierto que el su uso prolongado de éstos también reduce las defensas de la mucosa gástrica
contra el efecto irritante de sus propias secreciones; por otra parte, la pérdida de las acciones vasodilatadoras de PGE 2 y
PGI2 puede conducir a injuria hipóxica renal, especialmente si los AINES se utilizan durante tiempo prolongado. Aunque la
mayoría de los AINES inhiben todas las isoformas de COX, se ha desarrollado una línea COX 2 específica (celecoxib,
deracoxib, diclofenaco, etodolaco, ketorolaco, flosulide, meloxicam) que produce menos efectos indeseables sobre las
funciones fisiológicas de PGs, aunque no los elimina del todo.

Signos comunes de sobredosis de AINES son la gastritis (aguda o crónica), que puede llevar a la úlcera gástrica o gastro-
duodenal que puede perforarse. En estos casos es corriente la presentación de anorexia, pérdida de peso, vómito
(frecuentemente con sangre), dolor abdominal, diarrea, melena. También se han descrito problemas a nivel intestinal,
conducentes a enteropatía con pérdida de proteínas (especialmente en equinos), y úlceras que -al cicatrizar- provocan
estenosis del diámetro intestinal. El laboratorio clínico muestra hipoalbuminemia en casos de ulceración gastrointestinal o
enteropatía con pérdida de proteína, así como anemia hipocrómica microcítica por pérdida oculta de sangre. También es
posible la presentación de trombocitopenia o de alteraciones en la funcionalidad plaquetaria.

La nefropatía por AINES se ha descrito en los seres humanos, caballos (fenilbutazona), perros (naproxeno) y gatos
(meloxicam), que provocan necrosis papilar renal tras el uso indiscriminado crónico de estas sustancias; en casos extremos
han producido insuficiencia renal con resultado mortal. El naproxeno también ha producido en perros daño hepático, con
ictericia y niveles circulantes elevados de enzimas hepáticas.
El tratamiento de la intoxicación por AINES ha sido reseñado en la sección sobre aspirina.

ASPIRINA
(Ácido acetilsalicílico)

El ácido acetilsalicílico, más conocido con el nombre comercial de aspirina, es llamado "el analgésico del siglo XX". Fue
sintetizado en 1893 por la industria Bayer y se inició su venta en 1899; aunque otros medicamentos le disputan hoy el favor
del público, su comercialización sigue siendo masiva e indiscriminada. Suele producir intoxicaciones en las pequeñas
especies por error de dosificación de los dueños, siendo raro en nuestro medio el envenenamiento por ingestión accidental
del medicamento. Los gatos son más susceptibles que otros animales a la intoxicación por aspirina, debido a la deficiente
conjugación con ácido glicurónico en esta especie; en efecto, la vida media del fármaco en el perro es de unas 7,5 - 8 horas,
siendo en el gato de 38 - 45 horas, al administrarse aspirina en dosis única de 25 mg/kg.

El ácido acetilsalicílico es rápidamente absorbido desde el estómago y duodeno, siendo hidrolizado a ácido salicílico por
esterasas especialmente en el hígado; es conjugado en este órgano con ácido glucurónico o glicina, excretándose el
conjugado por vía renal. La transformación hepática del ácido salicílico a salicilúrico y fenol glucourónido es saturable, por
lo que la vida media de la aspirina se alarga notablemente en casos de intoxicación con el fármaco en todas las especies. Si
bien el envenenamiento puede ser también causada por productos a base de salicilatos, éstos no son usados en Chile con
igual frecuencia que en otros países, al menos en los animales domésticos.

Los síntomas de la afección aparecen ordinariamente a las 4-6 horas de la exposición


oral. La intoxicación con aspirina estimula la actividad respiratoria, ocurriendo
taquipnea. Los animales intoxicados presentan, además, anorexia, depresión, temblor,
debilidad, ataxia, letargia y finalmente coma. Generalmente ocurre vómito abundante,
dado el carácter irritante directo de la aspirina sobre la mucosa gástrica; en 10-20%
de los pacientes la gastritis puede terminar en ulceración de la mucosa y hemorragia,
con hematemesis.

Por otra parte, altas dosis de aspirina inhiben la ATP sintetasa, con lo cual
desacoplan la fosforilación oxidativa; la energía que iría a la producción de ATP es
entonces disipada en forma de calor, presentándose hipertermia. Si bien la
hiperventilación inicial tiende a inducir alcalosis respiratoria, la elevada producción de
ácidos debido al aumento del metabolismo anaeróbico, la escasa excreción renal de
fosfato y sulfato, así como la elevada pérdida de bicarbonato por esta vía,
contribuyen a la presentación de acidosis metabólica. Ordinariamente se constata
aumento de sodio y descenso de potasio en circulación.

En pacientes gravemente intoxicados se ha descrito hiperglicemia y glicosuria, aunque no es infrecuente el hallazgo de


hipoglicemia. Es común la presentación de edema pulmonar y convulsiones; además, en animales intoxicados con particular
severidad puede ocurrir necrosis del hígado, detectada in vivo por la elevación de los niveles circulantes de enzimas
hepáticas. Formando parte de los llamados anti-inflamatorios no esteroidales (AINES), la aspirina inhibe las ciclooxigenasas
(lo cual reduce la síntesis de eicosanoides), por lo que puede ocurrir defectusa funcionalidad plaquetaria, con aumento del
tiempo de sangría; en gatos sobrevivientes al problema se ha detectado anemia con cuerpos de Heinz y
trombocitopenia. En pequeñas dosis diarias, el fármaco es usado en seres humanos para reducir el riesgo de trombosis, ya
que inhibe la formación de tromboxano (estimulante de agregación plaquetaria sintetizado por las plaquetas mismas).

El tratamiento precisa la descontaminación gastrointestinal con eméticos o lavado gástrico dentro de las dos primeras horas
de exposición, laxantes y administración de carbón activado.La acidosis debe tratarse con suero bicarbonatado o Ringer
lactato, lo cual también favorece la excreción renal del tóxico; puede recurrirse a la diuresis forzada mediante furosemida
para tal efecto.El tratamiento de la hipertermia requiere de baños helados o aplicación de bolsas de agua fría. En caso de
hipoglicemia se recurre a la infusión endovenosa de suero glucosado. Para la protección de la mucosa gástrica se recurre a
inhibidores de la bomba protónica (omeprazol), bloqueadores de receptores H 2 de histamina (cimetidina, ranitidina,
famotidina), que también se utilizan en el tratamiento de la ulcera gástrica en paralelo al sucralfato. También se recomienda
el uso de misoprostol (prostaglandina sintética análoga a la PGE1 natural), aunque el uso de este medicamento en hembras
gestantes se encuentra formalmente contraindicado por producir aborto.

ACETAMINOFENO (PARACETAMOL )

EL acetaminofeno, más conocido en nuestro medio como paracetamol, es ampliamente utilizado como sustituto de la
aspirina. La tableta de paracetamol adulto contiene 500 mg de la sustancia, en tanto que la tableta de paracetamol infantil
contiene 80 mg; la solución oral para niños contiene 100 mg/ml del medicamento. La intoxicación por acetaminofeno
puede obedecer tanto a su inapropiada dosificación como a la ingestión accidental de la sustancia. La dosis tóxica de
paracetamol en gatos se estima en 50-100 mg.

El acetaminofeno reacciona en fase 1 con citocromo P450, lo que origina un metabolito altamente reactivo llamado N-acetil-
para-benzoquinona-imina (NAPQI); en la mayoría de los mamíferos, éste es desintoxicado al reaccionar en fase 2 con ácido
glucurónico, apareciendo metabolitos atóxicos que se excretan por orina. En tales especies (perro y hombre entre ellas),
fracciones poco importantes de NAPQI son también sulfatadas o glutationizadas en fase 2, dando origen a metabolitos
atóxicos. En gatos, sin embargo, hay deficiencia de la enzima glucuronil transferasa y falla la glucuronidación del NAPQI;
de hecho, la glucuronidación de esta molécula en perros alcanza un 50-60%, cifra que en gatos apenas alcanza al 3%. Por
consiguiente, el exceso de NAPQI en felinos es conjugado con glutatión (molécula ampliamente difundida en las células
orgánicas y que las protege del daño provocado por elementos oxidantes), cuya depleción a menos del 70% permite la
unión del metabolito tóxico a membranas celulares: ello lleva a injuria oxidativa y muerte celular (típicamente en el
hígado). Además, el tóxico es inductor de metahemoglobinemia y anemia a cuerpos de Heinz, especialmente en felinos.

Los gatos son mucho más sensibles a la intoxicación por acetaminofeno que otras especies. Ello se debe, en primer lugar, al
deficiente mecanismo de conjugación con ácido glucurónico en el hígado, lo cual conduce a una elevada presencia de
NAPQI libre y a una rápida depleción de las reservas orgánicas de glutatión; además, el exceso de acetaminofeno deprime la
síntesis orgánica de este compuesto. Por otra parte, los eritrocitos del felino se encuentran deficientemente protegidos
contra la agresión oxidativa de NAPQI, lo cual explica la rápida formación de metahemoglobina en esta especie. En efecto,
la hemoglobina felina contiene 8 sitios reactivos -SH (comparado con 2 o 4 en otras especies), lo cual facilita su oxidación.
Este fenómeno conduce a la desnaturalización y a la precipitación de la hemoglobina en el citoplasma eritrocitario en forma
de cuerpos de Heinz; la agresión oxidativa también causa fragilidad eritrocitaria y la consecuente anemia hemolítica, con
metahemoglobinemia y metahemoglobinuria.

En felinos los signos se desarrollan entre 3-12 horas


(ordinariamente dentro de 4 horas) de la exposición al tóxico,
cursando con depresión progresiva, debilidad, vómito,
disnea, taquicardia, mucosas pálidas o de color café, y
finalmente cianosis. El examen hemático señala eritrocitos
con cuerpos de Heinz y metahemoglobinemia (sangre de
color rojo-café), detectándose elevados niveles circulantes de
enzimas hepáticas. La orina presenta una coloración oscura al
contener altos niveles de metahemoglobina (cuando ésta
supera un 20% en la sangre). Un tercio de los animales
intoxicados muere cuando la metahemoglobina circulante
alcanza 50%. En algunos pacientes felinos se aprecia edema
de la cara y de los cojinetes plantares de los miembros
anteriores, de origen incierto. Los signos de la afección se
desarrollan en caninos ordinariamente entre 1-2 días de la
ingestión de la sustancia, apreciándose anorexia, vómito,
dolor abdominal y shock. Cuerpos de Heinz
Mucosas color café Edema facial Metahemoglobinuria

En casos de reciente exposición al acetaminofeno, se recomienda la eliminación del tóxico mediante eméticos o lavado
gástrico, administración de carbón activado y un purgante salino. Se preconiza también la administración de N-acetilcisteína
(que provee la cisteína requerida para aumentar la síntesis de glutatión), en dosis inicial de 140 mg/kg ( y hasta de 280
mg/kg en casos muy graves) por vía oral o endovenosa en solución al 5%, seguidos de 4-6 dosis de 70 mg/kg por vía oral
cada 4 horas; no debe administrarse el medicamento por vía oral si se ha recurrido previamente al carbón activado. Como
alternativa al medicamento anterior se ha propuesto al sulfato de sodio en solución 1,6% por vía endovenosa, en dosis de
50 mg/kg cada 4 horas y por 3 veces, aunque su eficacia está por demostrarse en condiciones de terreno. Para revertir la
metahemoglobinemia puede recurrirse al azul de metileno (1,5 mg/kg vía IV) o al ácido ascórbico (vitamina C); ésta se
administra por vía oral en dosis de 30 mg/kg oral cada 6 horas, las veces que resulte necesario.

GASES TÓXICOS

Monóxido de carbono (CO)


Acido sulfhídrico (H2S)
Anhídrido sulfuroso (SO2)
Amoníaco (NH3)
Dióxido de nitrógeno (NO2)

MONÓXIDO DE CARBONO

El monóxido de carbono (CO) es un gas inodoro, incoloro, no irritante, algo más liviano que el aire, indetectable sin
medios técnicos apropiados.Se produce generalmente por la combustión incompleta de hidrocarburos, situación en que la
cantidad de oxígeno no es suficiente para alcanzar a la etapa final de CO2 . Las intoxicaciones por este gas no son
frecuentes en los animales domésticos, aunque sí lo son en seres humanos durante el invierno (cuando se recurre a
calefactores a parafina o gas mal regulados, o a sistemas de calefacción con deficiente tiraje y ubicados en espacios poco
ventilados). En países con inviernos rigurosos, existe riesgo de exposición de animales y seres humanos en sistemas de
producción intensivos calefaccionados con sistemas de combustión a hidrocarburos, en donde la ventilación debe reducirse
en razón del intenso frío. Se describen cuadros tóxicos en mascotas transportadas en la maleta de autos que recibían
emanaciones ricas en CO de tubos de escape en mal estado. Por otra parte, se ha señalado que siempre existirá un
componente de intoxicación por CO en casos de inhalación tóxica de humo.

El CO se combina fácilmente con la hemoglobina, la mioglobina y los citocromos. La afinidad del gas con la hemoglobina
(Hb) es 200-300 veces mayor que la del oxígeno. En consecuencia, en una atmósfera rica en CO se produce fácilmente
carboxihemoglobina (HbCO), lo que altera el transporte de oxígeno a los tejidos. Por otra parte, la misma HbCO induce
una desviación a la izquierda de la curva de disociación de la Hb, con lo que ésta no entrega su oxígeno a los tejidos en
forma expedita. Por todo ello las células sufren hipoxia, tanto más rápida cuanto mayor la cantidad de CO en el aire
respirado. La mioglobina cardíaca tiene también alta afinidad por el CO, lo que contribuye a explicar la vulnerabilidad del
corazón a esta intoxicación. En condiciones de hipoxia tisular, el organismo sufre acidosis metabólica. Si bien todos los
órganos son sensibles a la hipoxia, esta afecta de preferencia al encéfalo y corazón.
Es frecuente hallar muertos a los animales y seres humanos gravemente intoxicados por CO. En casos de menor gravedad
se describe debilidad, fatiga, depresión, intolerancia al ejercicio, disnea, náusea, vómito, desmayo, convulsiones, coma. La
sangre venosa de los intoxicados con CO adquiere coloración rojo cereza (similar a la observable en la intoxicación
por cianuro) y las mucosas presentan una coloración rosada intensa. Cerdas y ovejas gestantes sufrieron abortos al ser
sometidas experimentalmente a concentraciones subletales de CO en el aire inspirado, aunque no existen antecedentes de
que ello ocurra en condiciones de terreno. Cabe esperar que los sobrevivientes a esta intoxicación presenten lesiones
nerviosas derivadas de la hipoxia.

Los intoxicados deben ser removidos de inmediato del lugar en que se encuentran, para respirar aire fresco. Es ideal la
administración de oxígeno al 90-95%, aunque ello -siendo norma en la intoxicación de los seres humanos- no es práctica
frecuente en el tratamiento de los animales intoxicados. Debe también atenderse a la acidosis metabólica esperable en este
envenenamiento.

ÁCIDO SULFHÍDRICO (SULFURO DE HIDRÓGENO)

El ácido sulfhídrico (H2S) es un gas incoloro, más pesado que el aire, inflamable y explosivo, con olor a huevos podridos.El
ser humano puede detectar este olor en el aire a una concentración del gas en el aire tan baja como 0,025 ppm, aunque a
200 ppm ya no lo percibe por cuanto el gas paraliza el mecanismo olfatorio; a 300 ppm hay riesgo mortal inminente. El H2S
es producido ordinariamente por descomposición de materia orgánica azufrada: fosos sépticos, estanques de recuperación
de estiércol para abono, espacios cerrados con materia orgánica en descomposición, etc. Entre los gases tóxicos, ocupa el
segundo nivel después del monóxido de carbono. El H2S se combina con el Fe3+de citocromo c oxidasa, bloqueando la
generación aerobia de energía; en consecuencia, produce hipoxia y acidosis metabólica mediante un mecanismo similar al
del cianuro. En bajas concentraciones, este gas es irritante ocular y de las vías respiratorias; en niveles mayores induce
estimulación respiratoria seguida de apnea (por paralizar el centro respiratorio). Los intoxicados sufren colapso súbito,
pérdida de conciencia y apnea, pudiendo morir por asfixia si ésta se prolonga. Los sobrevivientes suelen presentar
problemas neurológicos y pueden morir posteriormente por edema pulmonar. La intoxicación por H2S es infrecuente en las
especies domésticas, aunque se ha descrito intoxicación mortal por el gas en bovinos estabulados en condiciones propias de
inviernos rigurosos, por el gas producido en estanques de recuperación de estiércol. Los pacientes deben ser removidos de
inmediato del lugar y recibir aire fresco y oxígeno al 90-95%, atendiéndose también a la acidosis metabólica que presentan.

ANHÍDRIDO SULFUROSO (DIÓXIDO DE AZUFRE)

El anhídrido sulfuroso (SO2) es un gas incoloro, de olor penetrante, no inflamable ni explosivo. Por su carácter
higroscópico, reacciona con la humedad ambiental formando ácido sulfúrico y sulfuroso, formando parte de la "lluvia
ácida". Su origen es el resultado de la combustión de combustibles fósiles (petróleo y sus derivados, carbón, gas natural) y
de diversos procesos industriales; las emisiones volcánicas también originan SO2. Este gas es un irritante ocular, nasal y de
las vías aéreas, que produce conjuntivits, rinitis, disnea, trastornos síquicos, edema pulmonar, colapso cardiovascular. La
información sobre cuadros tóxicos en animales producidos por anhídrido sulfurosos es particularmente escasa.

AMONÍACO

El amoníaco (NH3) es un gas más liviano que el aire, de olor penetrante, irritante sobre las mucosas, detectable en lugares
en que se acumulan desechos orgánicos (excremento y orina entre ellos). En bajas concentraciones es irritante sobre la
mucosa ocular y nasal; en altas concentraciones reacciona con el agua tisular para transformarse en hidróxido de amonio, un
álcali muy fuerte, de lo que resultan lesiones necróticas. La exposición a altas concentraciones provoca también edema
pulmonar. La intoxicación de los animales con este gas es infrecuente; en el último decenio sólo se ha descrito muerte de
bovinos por el escape de amoníaco anhidro gaseoso (usado como fertilizante) de sus estanques.No existe tratamiento
específico para la intoxicación.

DIÓXIDO DE NITRÓGENO

En el proceso de ensilaje de vegetales, durante los primeros días de fermentación se producen importantes cantidades de
gas, especialmente CO2 y una mezcla de diversos óxidos de nitrógeno; entre éstos los de mayor trascendencia son el óxido
nítrico (NO) y el dióxido de nitrógeno (NO2), derivados del nitrato (NO3-) contenido en el material ensilado. El NO2 es un
gas de color rojo-café, más pesado que el aire, de olor a líquido blanqueador y de carácter irritante por cuanto reacciona con
el agua tisular para originar ácidos nitroso y nítrico. La intoxicación por este gas ocurre en países con inviernos rigurosos,
en donde el ganado bovino se mantiene confinado y está expuesto al gas tóxico que escapa desde el silo contiguo. Bajas
concentraciones del gas pueden ser asintomáticas, o bien causar irritación ocular, tos, edema pulmonar e incluso distress
respiratorio agudo; el NO2 que pudiera absorberse desde los alvéolos puede causar metahemoglobinemia. En altas
concentraciones, el gas puede causar muerte súbita por espasmo laríngeo y bronquial, así como por apnea refleja. En la
necropsia suele apreciarse neumonía intersticial, hemorragia y enfisema pulmonar.En operarios que trabajan en silos de tipo
torre, el gas puede causar la muerte o bien provocar bronquiolitis fibrosa obliterante, que los incapacita laboralmente en
forma permanente ("silo fillers disease").

MICOTOXICOSIS DEL GANADO

Aflatoxinas Ocratoxinas Tricotecenos Zearalenona


Tremorgenos Ergotismo Vértigo del paspalum Eczema_facial
Festucosis Leucoencefalomalacia Lupinosis Mal_del_babeo
Carbones Royas Carie Ensilaje_azumagado

INTRODUCCION

Diversos hongos -saprófitos o patógenos- pueden desarrollarse en sustratos tan diversos como plantas en pie, segadas,
henificadas o ensiladas, así como en granos y en las raciones confeccionadas con éstos, en tortas o afrechos, orujos y
pomasas, harinas, etc., teniendo la capacidad de producir metabolitos que pueden intoxicar al ganado y seres humanos al
consumir alimentos contaminados por tales sustancias. Estas se conocen con el nombre de micotoxinas; los hongos que
las producen son llamados hongos toxigénicos y las enfermedades que causan se denominan micotoxicosis. Los hongos
toxigénicos sólo producen toxinas al conjugarse factores apropiados del ambiente y del sustrato en que se desarrollan. Entre
los factores ambientales mejor conocidos se encuentran la humedad, temperatura, luminosidad y aireación (para el caso de
productos almacenados), en tanto que el contenido en nutrientes y la humedad resultan importantes condiciones del
sustrato para que los hongos toxigénicos elaboren sus toxinas.

Es corriente clasificar a los hongos toxigénicos en dos categorías:

A) Hongos de terreno, que encuentran las mejores condiciones para desarrollarse y elaborar sus toxinas antes de la cosecha
de las plantas o de sus granos, y

B) Hongos de almacén, que hallan las condiciones necesarias al ser guardados en condiciones inapropiadas los productos
básicos y los alimentos elaborados con ellos.

Si bien esta división es aún válida, el carácter mutuamente excluyente de tales categorías tiende a debilitarse ya que algunas
micotoxicosis son causadas por hongos que fueron exclusivamente de almacén y que hoy suelen contaminar gravemente a
las plantas y los granos antes de su cosecha.

Aunque algunas micotoxicosis del ser humano y el ganado han sido conocidas durante siglos, el estudio sistemático de estas
enfermedades se inició hacia 1960, al descubrirse que la llamada “enfermedad X” causante de daño hepático mortal en
centenares de miles de crías de pavo y de otras aves de corral en Inglaterra, era provocada por harina de maní importada
desde Brasil contaminada con aflatoxinas. El considerable volumen de investigación mundial que el hecho originara ha
permitido un mejor conocimiento de diversas micotoxicosis. En la actualidad concitan la atención mundial algunas
enfermedades causadas en herbívoros al consumir plantas que portan hongos toxigénicos en la intimidad de sus tejidos de
manera inaparente (endófitos), un problema que también ocurre en nuestro país.

Aunque se ha identificado un número elevado de micotoxinas, no todas tienen idéntica importancia práctica. Por ello, sólo
se abordarán de manera resumida aquéllas de mayor trascendencia para la toxicología veterinaria.

MICOTOXICOSIS DE MAYOR TRASCENDENCIA VETERINARIA


AFLATOXICOSIS (no descrita en Chile)

Las aflatoxinas son producidas básicamente por los hongos Aspergillus flavus y A. parasiticus. Al ser expuestas a radiaciones
ultravioleta, estas sustancias emiten intensa fluorescencia azul (grupo B: blue) o verde (grupo G: green). Si bien se han
descrito numerosas aflatoxinas, tienen importancia práctica las aflatoxinas B1, B2, G1 y G2; las aflatoxinas del grupo M son
derivados metabólicos de las primeras y se excretan a través de la leche. Los hongos productores de aflatoxinas se
desarrollan de preferencia en granos (particularmente en maíz) en condiciones de alta temperatura y humedad ambiental,
propias de climas tropicales o subtropicales; por ello, las aflatoxicosis no constituyen un problema de particular importancia
para el ganado nacional, aunque no es desdeñable la posibilidad de que la intoxicación pudiera originarse por consumo de
granos importados contaminados con estas toxinas, o por consumo de vegetales deficientemente ensilados.

La aflatoxina B1 se detecta con mayor frecuencia que otras en los


alimentos. Se trata de la aflatoxina de mayor toxicidad, constituyendo –
además- una sustancia de elevada potencia cancerígena. Sin embargo, este
carácter no se observa con frecuencia en aflatoxicosis de terreno, como
tampoco es corriente comprobar en éstas el carácter mutagénico y
teratogénico comprobados experimentalmente en todas las aflatoxinas.
Empero, en la práctica es frecuente detectar el efecto depresor de
inmunidad de estas sustancias, especialmente en aves y cerdos; por otra
parte, es en ambas especies en donde mejor se aprecia el efecto
hepatotóxico de las aflatoxinas.

Las aves son altamente susceptibles a los efectos de aflatoxinas. En los


cuadros agudos de aflatoxicosis aviar (hoy infrecuentes) se observa
inapetencia, ataxia, convulsiones y muerte, apreciándose en los cadáveres Aflatoxinas
degeneración y necrosis hepática, así como lesiones hemorrágicas en
diferentes órganos. En la actualidad dominan en el mundo las formas subagudas y crónicas de la afección, caracterizadas
fundamentalmente por depresión del crecimiento, deficiente conversión alimenticia, despigmentación del plumaje, reducida
producción de huevos, fragilidad de la cáscara, hemorragias en diversos órganos (lo que eleva el decomiso de pollos broiler
en mataderos) y alta mortalidad. Destacan fenómenos hepáticos menos severos en las formas hoy predominantes de
aflatoxicosis aviar, apreciándose megalocitosis, proliferación de conductos biliares e hiperplasia nodular del tejido fibroso.

En cerdos, la ingestión de bajas dosis de aflatoxinas deprime la ganancia de peso y eleva la susceptibilidad a diversas
enfermedades infecciosas. En los enfermos se describe inapetencia, pérdida de peso y deficiente estado general. En la forma
aguda de la afección se aprecia diarrea (a veces hemorrágica), ictericia, ataxia, convulsiones y muerte; la necropsia revela
lesiones hemorrágicas diseminadas, encontrándose sangre líquida en las cavidades orgánicas. Al examen histopatológico se
constata necrosis hepática centrolobulillar e intensa proliferación de conductos biliares, predominando la fibroplasia en los
cuadros subagudos y crónicos.

Los ovinos son altamente resistentes a los efectos de aflatoxinas, siendo muy raros los cuadros de aflatoxicosis natural en
ellos. Son también bastante raros los casos naturales de aflatoxicosis en bovinos, cuyas características clínicas y patológicas
semejan a las observadas en cerdos. Las aflatoxicosis no parecen afectar a los equinos, al menos de manera clínicamente
significativa.

OCRATOXICOSIS (no descrita en Chile)

Las ocratoxinas constituyen un grupo de sustancias producidas especialmente por Aspergillus ochraceus y por Penicillium
viridicatum, las que afectan de preferencia a aves y cerdos. Los hongos indicados se desarrollan en granos de cereales y
precisan de baja temperatura ambiental para producir sus toxinas, por lo que las ocratoxicosis se describen de preferencia
en países nórdicos. En Chile se ha descrito la presencia de ocratoxinas en productos para consumo humano (merkén),
aunque no la intoxicación por estas sustancias.

En aves, las ocratoxinas producen problemas de conversión alimenticia, reducción del crecimiento, fragilidad ósea y
descenso en la producción de huevos; éstos suelen mancharse con heces diarréicas ricas en uratos. Al examen postmortem
se observa nefrosis, deposición de uratos en las serosas y hemorragias en los proventrículos.

El carácter nefrotóxico de las ocratoxinas se observa claramente en cerdos, en los que la intoxicación causa depresión,
ascitis, poliuria, sed intensa y paresia posterior; el urinálisis revela proteinuria y glicosuria. A la necropsia los riñones se
presentan pálidos, grandes y el examen histopatológico revela grave daño tubular. Las características clínico-patológicas de
la ocratoxicosis porcina motiva los nombres de “nefropatía micótica” y “nefrosis fungal” con que también se la conoce.

Las ocratoxinas son sinérgicas con citrinina, sustancia igualmente nefrotóxica producida por los hongos antes mencionados
pero que –unilateralmente considerada- no parece tener rol etiológico en micotoxicosis alguna.
INTOXICACION POR TRICOTECENOS (probable presencia en Chile)

Los tricotecenos constituyen un vasto grupo de sustancias producidas por hongos incluidos en diferentes grupos
taxonómicos, entre los cuales destacan los pertenecientes al género Fusarium. Los tricotecenos de mayor importancia
incluyen al deoxinivalenol (DON), nivalenol, toxina T-2, diacetoxiscirpenol (DAS) y tricotecenos macrocíclicos (verrucarina
A, roridina A, satratoxinas), que han causado epidemias en el ganado y graves intoxicaciones en seres humanos. Se han
descrito cuadros tóxicos causados por tricotecenos al desarrollarse los hongos en cereales y leguminosas, coles, pastos secos
y alimentos almacenados, especialmente al existir baja temperatura ambiental; ocasionalmente se ha observado el desarrollo
de los hongos en plantas en pie, con producción de micotoxinas antes de la cosecha.

La llamada toxina T-2 es el tricoteceno mejor estudiado. Esta sustancia tiene efecto necrosante por contacto y deprime la
producción de eritrocitos y linfocitos. El envenenamiento por toxina T-2 es ordinariamente causado por consumo de
granos de maíz y otros cereales que sustentan el desarrollo de Fusarium roseum o F. tricinctum. En aves, la toxina produce
necrosis y úlceras en el tracto digestivo superior, alteraciones en el metabolismo lipídico, anemia, depleción de linfocitos y
despigmentación del plumaje, detectándose daños graves en hígado y riñón. En cerdos, por otra parte, la micotoxina
provoca ulceración y necrosis en la boca, esófago y estómago, causando diarrea. Al igual que el DAS, la toxina suele
producir lesiones hemorrágicas en cerdos. Estos son muy lábiles al DON, sustancia que en baja dosis produce rechazo del
alimento (“refusal factor”), lo que provoca baja ganancia de peso, y que en dosis mayores induce vómito (“vomitoxina”) y a
veces diarrea.

En bovinos, el consumo de maíz, orujo de cervecería ensilado, tortas oleaginosas y otros ingredientes alimenticios
contaminados por F. tricinctum ha provocado intoxicaciones caracterizadas por anorexia, debilidad, epistaxis, diarrea
hemorrágica y muerte; en la necropsia se describen hemorragias extensas. Esta afección suele señalarse en la literatura
especializada con diversos nombres, siendo “fusariotoxicosis”, “intoxicación por maíz azumagado” e “intoxicación por
hongo rojo” las más frecuentes.

Un tipo especial de intoxicación por tricotecenos es la llamada “estaquibotriotoxicosis”, enfermedad no descrita en Chile
que es causada por satratoxinas producidas por el hongo Stachybotris chartarum (ex S. atra), que se desarrolla principalmente
en heno. Esta micotoxicosis afecta de preferencia a equinos y bovinos de algunas zonas europeas, en los que causa lesiones
necróticas orales, leucopenia y hemorragias en diversos órganos.

INTOXICACION POR ZEARALENONA (probable presencia en Chile)

La zearalenona, micotoxina producida por diversos hongos del género Fusarium, se comporta como sustancia luteotrópica
en hembras porcinas adultas, pudiendo causar anestro prolongado; además, en bajas cantidades puede desencadenar
vulvovaginitis. En chanchillas tiene efecto estrogénico. En criaderos porcinos afectados por esta micotoxicosis suele
describirse subfertilidad, estros irregulares, seudopreñez, partos prematuros y reducción del tamaño de la camada, con alta
mortalidad perinatal por debilidad de las crías.

Aunque los rumiantes son menos susceptibles que otras especies a la intoxicación por zearalenona, la contaminación del
heno y de diversos vegetales ensilados con altas cantidades de la micotoxina ha provocado en países nórdicos drástica
reducción de fertilidad en bovinos, destacando en la intoxicación la prolongada duración de los celos y la presentación de
aborto durante el primer tercio de la gestación.

INTOXICACION POR TREMORGENOS (descrita en Chile)

Los tremorgenos son micotoxinas que inducen temblores, ataxia, vértigo o convulsiones en los animales que consumen
alimentos contaminados con ellas. Se describen al menos cinco grupos de tremorgenos (penitrem, paspalitrem,
fumitremorgen, verruculogen y triptoquivalina), producidos fundamentalmente por hongos de los
géneros Penicillium y Aspergillus, frecuentes contaminantes de granos de cereales (especialmente de maíz).

Entre las micotoxicosis tremorgénicas destaca el vértigo del ryegrass ("ryegrass staggers"), trastorno que afecta al ganado
(especialmente ovino) que pastorea en praderas de ballica inglesa o perenne (ryegrass perenne) parasitada por el hongo
endófito Neotyphodium lolii. Un importante porcentaje de praderas de ballica perenne en Chile se encuentra parasitada por
este hongo, habiéndose demostrado la presentación de vértigo del ryegrass en la IX Región; evidencias empíricas señalan su
presentación también en la VI Región.

Los animales afectados aparecen normales hasta que son excitados; se presenta entonces marcha rígida, ataxia y frecuentes
caídas. Ya postrados, sufren temblores generalizados y presentan abundante tialismo, opistótono, nistagmo, retroversión del
globo ocular y ocasionalmente convulsiones. Si se les deja solos, los enfermos se levantan espontáneamente, para caer
nuevamente o recuperar una aparente normalidad. En bovinos se presentan síntomas similares a los antes descritos, aunque
suele observarse únicamente debilidad de las extremidades anteriores; en los casos más severos, los enfermos se apoyan en
los carpos, manteniendo erguidas las extremidades posteriores. En los equinos, por otra parte, marcha vacilante y torneo
son los síntomas observados con mayor frecuencia.

No existe tratamiento para esta afección, la cual desaparece espontáneamente en pocos días al cambiarse la alimentación a
forrajes no contaminados por el hongo causal. Hay escasa mortalidad, ordinariamente de tipo accidental, y la necropsia no
revela lesiones de significación diagnóstica.

Por otra parte, la chépica o pasto Bermuda (Cynodon dactylon) puede también causar fenómenos tremorgénicos
("bermudagrass tremors") en bovinos y equinos. A los pocos días de iniciado el consumo de la planta aparecen temblores
ligeros en diversos grupos musculares, estado que puede mantenerse sin variación durante tiempo prolongado a condición
de que los animales no sean excitados; si ello ocurre, el temblor se agrava y aparece hiperestesia, debilidad, ataxia, vértigo y
convulsiones en los animales afectados con mayor severidad. La mortalidad es escasa, ordinariamente debida a accidentes
durante las crisis convulsivas. Hay recuperación espontánea pocos días después de cesar el consumo del pasto problema,
atribuyéndose el síndrome tremorgénico a la parasitación de la planta por el hongo endófito Balansia epichloe.

Algunos coirones (Festuca spp) son también inductores de micotoxicosis tremorgénicas. Antiguas referencias dan cuenta del
carácter tóxico de F. hieronymi, coirón que crece en las alturas cordilleranas de las primeras regiones del país, formando
espesas matas de pasto tierno, con abundante follaje. Consumido con agrado por el ganado, provoca -no obstante- una
afección denominada "tembladera", de características clínicas similares a las del "bermudagrass tremor". También es
conocido el carácter tóxico de F. argentina y F. tembladerae (coirón del huecú), plantas que se encuentran en los cajones
cordilleranos desde la latitud de Valdivia al sur y en la Patagonia chileno-argentina, las que producen fenómenos
tremorgénicos conocidos con distintos nombres vernáculos ("chucho, pataleta, tembleque, huecú, huaicú"); esta afección se
presenta con frecuencia en la zona del lago General Carrera. Por otra parte, antiguas referencias señalan la inducción de
temblores también por coirones andinos del género Stipa (Achnatherum), encontrándose entre ellos la paja vizcachera (S.
leptostachya) y el pasto del guanaco (S. saltensis). En distintos países se ha descrito la contaminación endofítica de plantas
silvestres pertenecientes a los géneros Festuca, Poa y Stipa que inducen cuadros tremorgénicos, aunque no se ha determinado
con certeza el carácter fungal del problema en la mayoría de estos casos.

VERTIGO DEL PASPALUM (probable presencia en Chile)

El hongo Claviceps paspali suele parasitar a Paspalum dilatatum, planta que en nuestro país es conocida con los nombres de
camarote, pasto miel y chépica gigante según la región. El ciclo biológico del hongo es similar al del Claviceps purpurea. El
consumo de camarote fuertemente parasitado por C. paspali puede causar en rumiantes el "vértigo del paspalum", una
micotoxicosis tremorgénica con claras similitudes al "vértigo del ryegrass", cuya presentación en la Región de Coquimbo
fuera descrita hacia 1940 (pero no después de tal fecha). Se conoce con el nombre de paspalitrem la micotoxina causante de
la afección.

ECZEMA FACIAL (descrita en Chile)

Esta es una micotoxicosis causada por la esporidesmina, sustancia producida por el hongo saprófito Pithomyces chartarum,
que se desarrolla en ballica perenne muerta o dañada en la pradera. El trastorno afecta a los rumiantes durante otoños
cálidos y lluviosos, en rastrojos y en praderas con escaso crecimiento vegetativo, en las cuales existe abundante cantidad de
plantas muertas o dañadas. Brotes mortales de eczema facial han sido diagnosticados en bovinos de la zona sur del país.

La esporidesmina es hepatotóxica y origina por ello fotosensibilización; el daño hepático puede ser tan grave como para
causar la muerte. Siendo éste el caso, la enfermedad aparece en forma súbita, apreciándose depresión, letargia, anorexia,
fotosensibilización e ictericia; no obstante, estos dos últimos síntomas no son constantes, pudiendo los enfermos morir sin
haberlos presentado. En la necropsia destaca el severo daño hepático; al examen histopatológico se aprecia
colangiohepatitis, fibrosis portal, proliferación de conductos biliares, necrosis focal y áreas de hiperplasia regenerativa. La
gravedad del cuadro hepático puede explicar las manifestaciones nerviosas que presentan algunos enfermos. Es corriente el
hallazgo post-mortem de hemorragias de variable magnitud en diversos territorios orgánicos.

Los ovinos son muy susceptibles al eczema facial; la enfermedad causa en ellos alta mortalidad y los sobrevivientes suelen
eliminarse de las explotaciones por su reducida fertilidad y mal estado general. La administración oral de sales de hierro y de
zinc protege eficazmente al ganado rumiante contra los efectos de la esporidesmina.
FESTUCOSIS (descrita en Chile)

Diversas variedades de Festuca arundinacea (festuca) se cultivan en amplias regiones del planeta. Sin embargo, la planta -en si
misma inocua - puede provocar la "intoxicación por festuca" o "festucosis" al encontrarse invadidos sus tejidos por el
hongo endófito Neotyphodium coenophialum, que posee algunos de los alcaloides también sintetizados por Claviceps purpurea; se
concede importancia fundamental a la ergovalina en la etiopatogenia de la afección. La festuca es ampliamente cultivada en
Chile, especialmente en la Región de Los Ríos; un alto porcentaje de praderas constituidas por la variedad K-31 se
encuentran infectadas por el hongo mencionado, el cual ha causado festucosis en yeguas en la zona centro-sur del país.

En bovinos, la intoxicación por festuca puede producir uno o más de los


siguientes fenómenos:

- Baja ganancia de peso en novillos y pérdida de peso en adultos en pastoreo.


- Hipertermia estival, fenómeno que afecta preferentemente a los novillos. En
ocasiones la temperatura se eleva hasta 40,3° C, aparentemente por un trastorno
de termolisis. El problema se acompaña de inapetencia.
- Necrosis grasa (lipomatosis), fenómeno que se detecta post-mortem en la
grasa abdominal pero no en la grasa subcutánea.
- Reducción en la tasa de concepción y en la producción de leche, trastornos
derivados de la inhibición de hormonas reproductivas y galactogénicas
provocada por algunos alcaloides del hongo. Por otra parte, el déficit lácteo de N.coenophialum en festuca
las madres conduce a menores pesos al destete de los terneros.
- "Pie de festuca", enfermedad que en su forma leve se caracteriza por claudicación de las extremidades posteriores, y que
en su forma grave es indistinguible del ergotismo gangrenoso.

Pie de festuca

En equinos, el consumo de festuca tóxica no produce hipertermia, necrosis grasa ni tampoco el "pie de festuca" caracteriza
a la intoxicación en esta especie graves trastornos reproductivos y de lactogénesis, apreciándose:

- Prolongación del tiempo de gestación, observándose en ocasiones períodos gestacionales de hasta 13 meses.
- Alta frecuencia de distocias, como consecuencia del gran tamaño del feto, de la defectuosa presentación de éste y de la
insuficiente preparación del tracto reproductivo para el parto. La placenta se presenta engrosada y, con relativa frecuencia,
ocurre separación placentaria prematura.
- Agalactia total, por cuanto algunos alcaloides del endófito interfieren la secreción de prolactina; el recién nacido muere
por falta de alimento. Cuando la agalactia es subtotal, en la muerte del potrillo interviene también la insuficiente ingestión
de inmunoglobulinas calostrales.
- Con menor frecuencia se produce aborto durante el último tercio de la gestación, seguido de retención placentaria y
metritis séptica.
LEUCOENCEFALOMALACIA (no descrita en Chile)

Esta micotoxicosis, que provoca alta mortalidad en equinos, se debe al consumo de alimentos contaminados con Fusarium
verticilioides (ex moniliforme), productor de fumonisinas; de éstas, se considera a fumonisina B1 como la principal inductora de
la intoxicación. La enfermedad se inicia con inapetencia y decaimiento, apareciendo a continuación manifestaciones
neurológicas: cabeza gacha, labio inferior pendiente, parálisis faríngea, ceguera, ataxia, colapso y muerte (que puede ser
precedida de convulsiones), como resultado de la necrosis colicuativa que afecta a la sustancia blanca cerebral. La
micotoxina daña también al hígado y es posible que los animales mueran en lapso breve debido a una grave insuficiencia del
órgano, con síntomas neurológicos atribuidos al resultante síndrome hepatoencefálico. Las fumonisinas producen en cerdo
un cuadro tóxico diferente, caracterizado por edema pulmonar e hidrotórax.

LUPINOSIS (no descrita en Chile)

El uso de algunas variedades de lupino dulce (Lupinus spp) como forraje para rumiantes puede provocar esta micotoxicosis,
que ocurre en diversas partes del mundo al desarrollarse en tal planta el hongo Diaporthe toxica (ex Phomopsis
leptostromiformis) y contaminar las semillas y partes aéreas del vegetal con sus toxinas. La enfermedad ha provocado fuertes
pérdidas a la ganadería ovina especialmente en Australia occidental, en donde el problema está relacionado al pastoreo del
ganado en rastrojos de lupino contaminado por el hongo en temporadas de lluvias estivales y otoños tibios.

En la forma aguda de la afección, poco frecuente, los enfermos se apartan del rebaño y se les aprecia letárgicos y
desorientados, con anorexia parcial o total, muriendo días o semanas después de haber cesado el consumo del rastrojo
tóxico. En la forma crónica se aprecia anorexia parcial, progresivo desmedro orgánico, ictericia y a veces
fotosensibilización; la afección es reversible sólo en sus inicios y en tanto cese el consumo del material tóxico. Las
micotoxinas (phomopsinas A y B) son hepatotóxicas y las lesiones que producen guardan similitud con las causadas por el
consumo de plantas ricas en alcaloides pirrolizidínicos, como los senecios (Senecio spp) y otras. No debe confundirse la
lupinosis con la “intoxicación por lupino”, causada por algunos alcaloides de la planta misma.

MAL DEL BABEO (no descrito en Chile)

Esta es una afección debida a la contaminación del trébol rosado (Trifolium pratense) con el hongo Rhizoctonia leguminicola,
cuya toxina (slaframina) es transformada en el organismo de rumiantes y equinos en un producto que al estimular
receptores para acetilcolina provoca síntomas muscarínicos. El trastorno se caracteriza básicamente por excesiva
producción de saliva y lágrimas, diarrea y poliuria; se trata de un problema ordinariamente benigno, que desaparece al
suministrar alimento no contaminado a los animales afectados.

PROBLEMAS CAUSADOS POR ALGUNOS HONGOS EN VEGETALES

INTOXICACION POR CARBONES O POLVILLOS NEGROS

El carbón del maíz (Ustilago maydis), no obstante desarrollarse preferentemente en la


mazorca, puede ocasionalmente invadir toda la parte aérea del vegetal; por tanto, el
consumo de la planta fresca, ensilada o en forma de rastrojo, así como el grano,
severamente contaminados por el hongo pueden causar cuadros caracterizados por
gastroenteritis grave y por aborto en bovinos. Los ovinos y equinos son afectados con
menor frecuencia, observándose en ellos gastroenteritis y, a veces, síntomas similares a
los del ergotismo nervioso.Por otra parte, el desarrollo de Ustilago sppen cebada verde,
henificada, ensilada o en sus granos puede causar un cuadro tóxico en bovinos
caracterizado por tialismo, aquinesia ruminal, diarrea, temblores, descenso en la
producción de leche, paresia posterior e ictericia.

U.maydis
INTOXICACION POR ROYAS

Como otras poáceas, la avena suele sustentar el desarrollo de Puccinia spp (royas
o polvillos colorados y amarillos), especialmente en primavera y otoños
lluviosos. Entre los fenómenos causados por cereales atacados por estos
hongos se ha descrito –en distintas combinaciones- dermatitis,
fotosensibilización, diarrea severa (a veces hemorrágica), poliuria, hematuria,
ictericia, parálisis posterior, aborto y muerte. En nuestro país se ha señalado la
presentación de aborto en vacunos que pastoreaban en avena afectada
por Puccinia coronata (roya amarilla, roya en corona), aunque faltan evidencias
confirmatorias del caso.

P.coronata (roya en corona) en avena

INTOXICACION POR CARIE O POLVILLO HEDIONDO

La planta de trigo y el grano de este cereal pueden servir de sustrato para el desarrollo de diversos hongos toxigénicos, por
lo que su consumo suele asociarse a la presentación de cuadros tóxicos. Así, se ha observado cólico, diarrea, poliuria,
parálisis faríngea, rigidez muscular, ataxia, aborto y muerte en bovinos por consumo de trigo atacado por Tilletia triciti.

INTOXICACIONES CAUSADAS POR HONGOS EN VEGETALES ENSILADOS

La contaminación del ensilaje de maíz u otras plantas con hongos diversos suele provocar cuadros tóxicos cuyas
características clínicas dependen del tipo de hongo incriminado, de la intensidad de la contaminación con micotoxinas, del
tipo de éstas y de la especie afectada, entre los factores mejor conocidos. En general, las características nosológicas de estos
cuadros se inscriben dentro del amplio espectro sintomatológico y lesional que se ha analizado precedentemente; por lo
general se constatan a la necropsia lesiones hemorrágicas de variable intensidad, casi siempre acompañadas de severo daño
hepático. Suele aislarse del ensilaje de maíz azumagado hongos de los géneros Penicillium y Aspergillus, productores de varias
toxinas capaces de inducir lesiones como las señaladas anteriormente; es frecuente, sin embargo, que tales cuadros sean
causados por la acción simultánea de varios hongos toxigénicos.

PLANTAS TOXICAS

En Chile existen numerosos vegetales capaces de afectar la salud o la productividad del ganado actuando mediante las
sustancias tóxicas que contienen; ellos se tratan en el libro electrónico "Plantas Tóxicas para el Ganado en Chile".
También existen plantas de jardín y de interior capaces de provocar cuadros tóxicos a los animales de compañía; ellas se
analizan en la sección "Plantas Ornamentales Tóxicas" de esta obra .
PLANTAS ORNAMENTALES TOXICAS

Bulbos (narciso, jacinto, tulipán) Corona del inca (Euphorbia pulcherrima) Hierba gatera (Nepeta cataria)

Hortensia (Hydrangea spp) Lilium (Lilium spp) Lirio del valle (Convallaria majalis)

Rododendros y azaleas (Rhododendron


Marihuana (Cannabis sativa) Pluma, flor de la pluma (Wisteria spp)
spp)
Plantas con cristales de oxalato de calcio (manto de Eva, oreja de elefante, caladium, diefenbaquia, cala, filodendro,
monstera)

Existen numerosas plantas de interior o de jardín (a las que colectivamente incluimos bajo el título de "plantas
ornamentales") que representan un riesgo toxicológico para los pequeños animales. En general, entre éstos son los de
menor edad los que se intoxican con ellas, por cuanto las comen o mastican por curiosidad o por juego; no obstante, es
posible la intoxicación de animales adultos, especialmente si la exposición a estos vegetales se debe a soledad o a stress
síquico de diverso origen. En algunas ocasiones el riesgo de intoxicación por una planta determinada es real, encontrándose
amplia información en la literatura especializada sobre los aspectos clínicos del caso; en otros, el riesgo es sólo virtual ya
que, si bien la planta posee sustancias venenosas, sólo esporádicamente causa intoxicación y ello se refleja en la escasa o
nula información sobre las características clínicas del cuadro en la literatura correspondiente. Por otra parte, existen
ejemplos -como es el caso de la corona del inca (Euphorbia pulcherrima)- en donde el carácter fuertemente tóxico de la planta
se ha basado en la repetición a lo largo de décadas de informaciones poco confiables, las que persisten aún cuando la
evidencia empírica y experimental demuestre su escasa toxicidad. En esta sección de la obra se incluye a la marihuana
(Cannabis sativa) pues, aunque sin propósitos ornamentales, se le suele encontrar en patios, jardines e interiores y con alguna
frecuencia provoca cuadros tóxicos en los pequeños animales. Se presesenta a continuación sólo algunas de las numerosas
plantas ornamentales que pueden verse involucradas en la presentación de intoxicaciones en perros y gatos.

PLANTAS CON CRISTALES DE OXALATO DE CALCIO EN SUS TEJIDOS

Diversas plantas ornamentales (especialmente las pertenecientes a la familia Araceas) poseen en sus tejidos cristales de
oxalato de calcio en forma de manojos de microagujas contenidas en una cápsula gelatinosa (conjunto llamado "rafidio"),
las que provocan lesiones inflamatorias al enclavarse en la mucosa oro-faríngea cuando el vegetal es masticado. Estos
cristales se encuentran especialmente en los tallos y hojas de la planta. Sin embargo,existe evidencia de que en la
etiopatogenia de las lesiones inflamatorias participan potentes proteasas del vegetal las que -estimulando la secreción de
kininas e histamina- desencadenarían las lesiones, viéndose la aparición de éstas facilitada por el efecto mecánico de las
microagujas de oxalato. Además, el efecto exclusivamente mecánico y local de éstas no puede explicar la presentación
esporádica de fenómenos generales tales como excitación, espasmos musculares y convulsiones.

Los síntomas de inflamación y dolor oral ocurren


prácticamente de inmediato, cuando la planta es
masticada, observándose gran intranquilidad,
sacudimiento de cabeza e intenso tialismo. Es
corriente la inflamación extensa de la lengua y de la
faringe; puede ocurrir disnea, aunque sólo
raramente se ha descrito obstrucción grave de la
vía aérea. Es infrecuente la presentación de nausea,
vómito o diarrea. La intensidad de los signos
decrece en 2-4 horas, aunque en algunos casos
pueden persistir durante varios días.

Para el tratamiento se preconiza el lavado


abundante de la cavidad oral con agua, Imágenes microscópicas de rafidios
administración de leche o agua (para diluir las
proteasas) así como la administración parenteral de medicamentos analgésicos, anti-histamínicos y anti-inflamatorios,
recurriéndose a la hidratación por vía endovenosa al presentarse vómito o diarrea severa.
ALGUNAS PLANTAS QUE POSEEN CRISTALES DE OXALATO DE CALCIO EN SUS TEJIDOS

Oreja de elefante (Alocasia spp) Manto de Eva (Colocasia spp)

Caladio (Caladium spp) Caladio (Caladium spp)

Diefenbaquia (Dieffenbachia spp) Monstera (Monstera deliciosa)

Filodendro (Philodendron spp) Cala (Zantedeschia spp)


CORONA DEL INCA, POINSETTIA (Euphorbia pulcherrima).
El carácter fuertemente venenoso de esta planta se ha sustentado a lo largo de los años a base de informaciones poco
confiables, basadas en el caso -que data de 1919- de una niña que muriera supuestamente tras comer pétalos de esta flor; no
obstante, los numerosos reportes posteriores de niños que han consumido dicho material no aportan evidencia que permita
seguir sosteniendo tal carácter y, por otro lado, la evidencia experimental tampoco señala a la planta como gravemente
venenosa para el hombre ni para los animales domésticos. Debe considerarse, sin embargo, que su savia puede provocar
dermatitis de contacto, pudiendo también causar inflamación de la mucosa oral al intentar consumirse el material vegetal.
En estos casos, el tratamiento es únicamente sintomático.

Corona del inca (Euphorbia pulcherrima)

LILIUM (Lilium longiflorum y otras).


El género Lilium contiene numerosas especies y variedades cuya elevada capacidad tóxica sólo ha sido descrita en gatos, en
los que produce insuficiencia renal aguda; en perros que han consumido cantidades significativas de la planta sólo se han
observado problemas gastrointestinales menores, que no implican riesgo para la vida. Todas las partes de la planta son
tóxicas para los gatos, especialmente las flores. Se desconoce aún la identidad
de la sustancia tóxica en este vegetal.

Los signos de intoxicación por lilium se inician dentro de 3 horas de haberse


consumido la planta, presentándose vómito, tialismo, anorexia y depresión.
Dentro de 12 - 24 horas se hacen evidentes poliuria y cambios en la
composición normal de la orina indicadores de insuficiencia renal. Alrededor
de 24 horas post-ingestión ya es evidente la deshidratación del paciente, con
polidipsia y hallazgos urinarios de insuficiencia renal en rápida evolución. Al
encontrarse ésta plenamente instalada, se presenta acentuación del vómito,
oliguria, anuria, debilidad, postración, hipotermia y muerte dentro de 3-7 días.
En la necropsia los riñones se aprecian aumentados de volumen, observándose
también edema perirrenal; pueden detectarse úlceras orales y gastrointestinales
provocadas por el síndrome urémico. La histopatología renal demuestra severa
necrosis de los túbulos proximales, en cuyo lumen se observan cilindros
hialinos o granulares. En algunos casos se ha descrito vacuolización de las
células acinares pancreáticas. Lilium (Lilium spp)

La patología clínica señala glucosuria, proteinuria, cilindruria e isostenuria, que se presentan dentro de 12 horas post-
consumo de la planta. En sangre, es constante la elevación temprana del nitrógeno uréico sanguíneo y la creatinina,
siguiéndoles el potasio y el fósforo. Los valores de urea típicamente se incluyen en el rango de 75-200 mg/dl, siendo común
hallar los de creatinina en el rango de 15-20 mg/dl (aunque se han descrito valores de hasta 53 mg/dl).

No existe terapia antidotal para esta afección, debiéndose recurrir al tratamiento sintomático de ella. Los gatos que se hayan
observado ingiriendo lilium deben llevarse a una clínica de inmediato; se deberá inducir el vómito, siguiéndose con la
administración de carbón activado y de un purgante salino. En casos en que ya se presentasen síntomas, deberá controlarse
el vómito y rehidratar al paciente, atendiendo la acidosis metabólica e hiperkalemia concurrentes. El pronóstico es favorable
si el tratamiento se instituye dentro de las primeras 6 horas post-consumo, pero es desfavorable a malo si el tratamiento se
inicia cuando ya existen signos claros de insuficiencia renal.
MARIHUANA (Cannabis sativa)

El producto conocido con el nombre de marihuana corresponde a una mezcla de tallos, hojas y flores cortadas, desecadas y
molidas de Cannabis sativa, cuya resina es rica en sustancias sicoactivas (canabinoides); se considera al delta-9-
tetrahidrocanabinol (THC) como el principal y más potente canabinoide. Los perros y los gatos naturalmente rechazan el
consumo de marihuana. Los cuadros de intoxicación ocurren generalmente cuando la planta es mezclada en alimentos que
se les ofrecen (mantequilla, galletas, brownies), o se les fuerza a consumir cigarrillos de marihuana o a inhalar el humo
(aunque la presentación de intoxicación en este caso no es corriente). Estudios extranjeros señalan que el 95 -97% de los
casos de intoxicación ocurren en perros.

Los canabinoides son altamente lipofílico y sus metabolitos se fijan


rápidamente en órganos ricos en lípidos, como el cerebro. Se cree que el
THC actúa sobre un receptor cerebral selectivo para canabinoides, de lo que
derivan los efectos sobre el sistema nervioso central que provoca este
tóxico. En perros, éstos suelen presentarse entre 30 y 90 minutos post-
ingestión y su duración puede alcanzar las 72 horas.

Aproximadamente sólo un tercio de los pacientes presenta síntomas


Marihuana (Cannabis sativa) digestivos (vómito, diarrea, tialismo); en la mayoría de los casos se presentan
ojos vidriosos, midriasis, ataxia severa, depresión o alternancia de depresión
y excitación, desorientación, somnolencia, bradicardia, temblor, hipotermia. Con menor frecuencia tambien se ha
observado la presentación de vocalizaciones incontroladas, incontinencia urinaria, disnea, y, en raras ocasiones,
convulsiones, coma y muerte.

El diagnóstico se basa en historia de exposición a marihuana y la presentación de los signos antes indicados. No obstante,
debe destacarse la dificultad de obtener en estos casos una historia certera, por cuanto involucra el consumo de drogas en el
entorno hogareño del paciente, cuyo frecuente ocultamiento puede conducir a confusión diagnóstica con cuadros
producidos por efedrina y drogas similares, amfetaminas, nicotina, metilxantinas (chocolate), opioides y benzodiazepinas,
etilenglicol, alcohol etílico, amitraz, ivermectina y brometalina.

El tratamiento de esta intoxicación es exclusivamente sintomático. En casos de reciente exposición por vía digestiva se
preconiza provocar vómito o lavado gástrico, administrándose carbón activado a continuación. Deberá recordarse que el
THC tiene efecto anti-nauseoso, por lo que la inducción de vómito puede dificultarse. En casos que presenten hiperestesia
o convulsiones debe administrarse diazepam. Los pacientes comatosos deben recibir flúidos por vía endovenosa, tratando
la hipotermia concurrente; se les debe rotar con frecuencia para evitar edema de declive y prevenir la presentación de
úlceras de decúbito. El tratamiento y observación se mantendrán hasta la resolución completa del caso (72 horas
aproximadamente). Los dueños deberán considerar el riesgo de que esta intoxicación se repita de no controlarse
debidamente la exposición al tóxico en el hogar.
LIRIO DEL VALLE (Convallaria majalis)
Esta planta ornamental,también llamada muguet, contiene saponinas (de efectos gastrointestinales) y glucósidos
cardiotóxicos. No obstante, ambos tipos de tóxicos son escasamente absorbidos desde el tracto intestinal, por lo cual la
planta no representa un riesgo toxicológico de importancia. En la intoxicación se ha descrito náusea, vómito, diarrea, cólico
y tenesmo, seguidos horas después por signos cardiovasculares (hipotensión, bradicardia, bloqueos aurículo-ventriculares de
I-III grado,asistolía). Otros signos son depresión, fatiga, confusión, hiperkalemia, hiperhidrosis, temblores. La sintomatolgía
se presenta 5-24 horas post-ingestión y la muerte puede ocurrir entre 10 horas y 4 días.

Lirio del valle (Convallaria majalis)

PLUMA, FLOR DE LA PLUMA (Wisteria spp)


El carácter tóxico de esta planta ha sido debatido en diversas oportunidades. Aunque en la actualidad se le considere dentro
de las plantas ornamentales venenosas, su toxicidad no parece ser elevada y existen escasas referencias a intoxicaciones
producidas por este vegetal en perros o gatos. Las semillas y las vainas que las contienen constituyen las partes tóxicas del
vegetal, cuyo veneno se trataría de un glucósido insuficientemente caracterizado; los síntomas de la intoxicación son de tipo
gastrointestinal (náusea, vómito, diarrea, cólico), generalmente de mediana intensidad, y su tratamiento es sintomático.

Pluma, flor de la pluma (Wisteria spp)


HORTENSIA (Hydrangea spp)
Las hojas y sus retoños son las partes venenosas de esta planta, en la cual se ha descrito la presencia de un glucósido
cianogénico (hidrangina) y de saponinas, aceites y resinas. Los síntomas de intoxicación son de tipo gastrointestinal, los que
pueden ser severos (incluso con presentación de diarrea hemorrágica). Estos no corresponden a los de una intoxicación
cianhídrica, siendo probable que los causen los restantes componentes tóxicos de la planta. La intoxicación por hortensia se
describe con poca frecuencia.

Hortensia (Hydrangea spp)

BULBOS DE PLANTAS ORNAMENTALES (jacinto, narciso, tulipán)

Jacinto (Hyacinthus orientale) Narciso (Narcissus spp) Tulipán (Tulipa spp )

Bulbos de jacinto Bulbos de narciso Bulbos de tulipán


Los bulbos de numerosas plantas ornamentales contienen sustancias capaces de intoxicar a los animales y a los seres
humanos; se presentan tres ejemplos clásicos de ellos. Los cuadros de intoxicación son raros, casi siempre provocados por
el mordisqueo de bulbos aún no enterrados o bien desenterrados por juego o curiosidad; los pacientes son animales de poca
edad, o bien adultos aburridos o estresados. La intoxicación causada por los bulbos de las plantas arriba señaladas causa
gastroenteritis (casi siempre de carácter leve a moderado), pudiendo también provocar dermatitis de contacto.

RODODENDROS Y AZALEAS (Rhododendron spp.)

Rododendro (Rhododendron spp) Azalea (Rhododendron spp)

Todas las partes de estas plantas, especialmente las hojas, contienen grayanotoxinas (ex-andrómedotoxina), glucósidos que
afectan el tracto digestivo, sistema circulatorio y sistema nervioso. Los síntomas gastrointestinales son los primeros
en aparecer, generalmente dentro de 6 horas post-ingestión, e incluyen tialismo, náusea, vómito (a veces explosivo), cólico y
temblor. Al progresar estos signos se manifiestan trastornos en la frecuencia y ritmo cardíaco, presentándose temblores y
convulsiones seguidas de coma y muerte, aunque no todos los animales intoxicados mueren. La intoxicación por estas
plantas es poco frecuente.

HIERBA GATERA (Nepeta cataria)


Las hojas y tallos de esta planta de la familia de la menta inducen cambios conductuales exclusivamente a los gatos, aunque
un tercio de ellos no es afectado por este vegetal. Las sustancias inductoras del comportamiento anormal son aceites
esenciales y un monoterpeno (nepetalactona) contenidos en las hojas y tallos. Estas sustancias se absorben por vía nasal y
permanecen aún en plantas desecadas. Los gatos huelen repetidamente la planta y en poco tiempo muestran signos
característicos de la intoxicación: frotamiento contra la planta, ataxia y caídas, revolcamiento persistente, tialismo, consumo
de cantidades altas del vegetal; la ingestión provoca vómito y diarrea, fenómenos que son autolimitantes. Los signos
persisten por una hora aproximadamente; tras un lapso de dos horas, los animales se hacen nuevamente sensibles al efecto
de la planta. No se han reportado casos graves de intoxicación por la hierba gatera.

Hierba gatera (Nepeta cataria)


ALIMENTOS Y ADITIVOS

CHOCOLATE

El chocolate se obtiene de las semillas tostadas del cacao, fruto de Theobroma cacao. La excesiva ingestión de chocolates, de
cacao en polvo o de otras formas del producto usados en repostería, pueden causar intoxicación en las pequeñas especies;
no obstante, por ser menos discriminativos en su alimentación, están más expuestos los perros que los gatos a sufrir el
problema. Las sustancias que hacen tóxico al chocolate son metilxantinas, especialmente teobromina y cafeína.En la
mayoría de los chocolates y productos que lo utilizan, la teobromina es la sustancia predominante y la cafeína se encuentra
en concentraciones mucho menores; no obstante, se estima que ambas sustancias contribuyen al síndrome clínico. La
concentración de metilxantinas varía según el tipo del producto. Así:

- Cacao (cocoa) en polvo: 28,5 mg/g


- Chocolate amargo para repostería: 16 mg/g
- Chocolate semidulce: 5,4 -5,7 mg/g
- Chocolate con leche: 2,3 mg/g (forma como se encuentra en confites y en la mayoría de mezclas preenvasadas).

La teobromina inhibe la fosfodiesterasa, lo que eleva el cAMP y la secreción de catecolaminas. Además, las metilxantinas
inhiben competitivamente los receptores para adenina, resultando de ello estimulación del sistema nervioso central,
taquicardia e hiperdiuresis. También aumentan la entrada de calcio al retículo sarcoplásmico, elevando la contractilidad del
músculo estriado y cardíaco; por el contrario, relajan la musculatura lisa.

Los signos de intoxicación ocurren dentro de 6-12 horas de la


ingestión. Inicialmente se presenta vómito, diarrea,
intranquilidad, meteorismo, poliuria/polidipsia. Los signos
progresan a hiperactividad, ataxia, temblores y convulsiones.
Hay además taquicardia, extrasístoles, hipertensión, taquipnea,
cianosis, hipertermia y coma; es mucho menos frecuente la
presentación de bradicardia e hipotensión. Hay posibilidad de
hipokalemia tardía. La muerte se debe a falla respiratoria y/o
grave disrritmia cardíaca. Debido a la prolongada vida media de
la teobromina en perros, los signos pueden extenderse hasta por
72 horas. En ocasiones, se aglutinan en el estómago grandes cantidades de chocolate, las cuales no pueden evacuarse
fácilmente mediante el vómito o lavado gástrico. Los cadáveres sólo presentan lesiones agonales.

El tratamiento es de tipo sintomático: estabilizar la condición clínica del paciente, realizar descontaminación gastrointestinal
mediante eméticos (en caso de ausencia de vómito) o lavado gástrico. Por el contario, si ya se presentase vómito, controlar
éste mediante metoclopramida (0,2-0,4 mg/kg SC o IM, repitiendo según necesidad).Puede recurrirse también a la
administración de carbón activado, utilización de catárticos, controlar las convulsiones con diazepam o barbitúricos (según
gravedad del cuadro), favorecer la hidratación mediante la administración endovenosa de fluidos apropiados y el control de
las disrritmias cardíacas. Para las taquiarritmias se preconiza propranolol (0,02-0,06 mg/kg IV lento) o metoprolol (0,2-0,4
mg/kg IV lento); para las bradiarritmias está indicada la atropina (0,01-0,02 mg/kg).

CEBOLLA Y OTROS

Si bien el consumo de especies cultivadas y silvestres de cebolla y plantas botánicamente cercanas se consideran riesgosas
para los animales domésticos, sólo unas pocas resultan de interés toxicológico. Entre éstas se encuentran la cebolla
cultivada (Allium cepa), el puerro (A. ampeloprasum var porrum), el ajo (A.sativum) y el cebollín o ciboulette (A.schoenoprasum).
Estas plantas plantas pueden causar intoxicación en animales mayores (tema analizado en el libro Plantas Tóxicas para el
Ganado ) y en animales de compañía. Las especies del género Allium contienen diversos organosulfóxidos en hojas y bulbos,
los que al ser ingeridos se transforman en compuestos organosulfurados (especialmente alil propil disulfuro y n-propil
disulfuro), que se absorben rápidamente y actúan como oxidantes fuertes sobre los eritrocitos, causando hemólisis. Este
efecto no es prevenido por la cocción de la planta.

El daño oxidativo es favorecido por la baja actividad antioxidante de catalasa en los eritrocitos del perro; en gatos, por su
parte, la hemoglobina normal es 2-3 veces más susceptible a la agresión oxidativa que la hemoglobina de otras especies. La
oxidación de los residuos beta-3 cisteína expuestos en la hemoglobina resulta en la formación de sulfohemoglobina y,
siendo ésta menos soluble que la hemoglobina normal, precipita en forma de cuerpos de Heinz que se unen a la membrana
de los eritrocitos, incrementando la fragilidad de éstos. Además, el daño oxidativo directo a la membrana lleva también a
lisis celular. La oxidación de la hemoglobina origina metahemoglobina, lo cual agrava aún más la hipoxia causada por la
anemia hemolítica.

La intoxicación se ha descrito en animales de compañia asociada al consumo de plantas frescas, jugos, suplementos
dietéticos, preparaciones en polvo para cocinar, cebollas deshidratadas, pudiendo ocurrir por el consumo único de una alta
cantidad del producto, o bien de cantidades menores aunque repetidas. En el primer caso, los signos de intoxicación suelen
ocurrir dentro de las primeras 24 horas de la ingestión, demorándose varios días en el segundo caso.

La afección se caracteriza por letargia, debilidad, palidez de mucosas, anorexia, dolor abdominal, vómito, diarrea,
hemoglobinuria, ictericia, taquicardia, taquipnea, intolerancia al ejercicio y al frío. Dentro de los primeros días se detecta
olor a cebolla o ajo en el aire espirado. El hemograma revela anemia a cuerpos de Heinz y tinción eccéntrica de la
hemoglobina (eccentrocitosis), así como la presencia de metahemoglobina y elevados niveles de bilirrubina. En la orina se
detecta alta cantidad de cilindros de hemoglobina. La necropsia revela lesiones consustanciales con anemia hemolítica
severa, aunque no son específicas de esta intoxicación.

El pronóstico varía según la magnitud de la anemia hemolítica. Para el tratamiento se recurre a la inducción de vómito (si
éste no existiese), o bien lavado gástrico, administrando a continuación carbón activado. Las restantes medidas terapéuticas
se dirigen a proporcionar soporte general al organismo.

UVAS Y PASAS

Por razones hasta el momento desconocidas, muchos perros desarrollan insuficiencia renal aguda tras el consumo de uvas
(32 g/kg ) o pasas (11-30 g/kg ). La intoxicación puede afectar a perros de toda raza, sexo o edad y el problema es causado
por uvas de distintas cepas, frescas o guardadas. No se sabe por qué algunos perros sufren necrosis del epitelio tubular y
desarrollan insuficiencia renal aguda dentro de 72 horas del consumo de uvas o pasas, mientras que otros pueden consumir
impunemente cantidades sustancialmente mayores de este material. Todas las hipótesis elaboradas para explicar la etiología
del fenómeno se han demostrado falsas hasta el momento. La afección no se ha podido reproducir experimentalmente aún
y sólo ha sido descrita en países del hemisferio Norte.

La mayoría de los perros afectados presentan vómito y/o diarrea dentro de 6-12 horas de ingestión de pasas o uvas, cuyos
restos pueden detectarse en el material vomitado. Se produce anorexia, letargia, debilidad, dolor abdominal, deshidratación,
polidipsia, oliguria que evoluciona a anuria, temblores, coma y muerte. Los pacientes presentan azotemia progresiva,
aunque los niveles de creatinina tienden a elevarse más rápido y de manera desproporcionada respecto a los del nitrógeno
uréico sanguíneo. Desarrollándose anuria, el desenlace es casi siempre fatal ( a menos que se realice diálisis peritoneal o
hemodiálisis); no obstante, aún en este caso el pronóstico es reservado.

El tratamiento es sintomático. Debe inducirse vómito en pacientes que no lo hayan presentado espontáneamente, seguido
de administración de carbón activado. Se recomienda una agresiva terapia de flúidos al menos durante 48 horas. Debe
promoverse la diuresis administrando furosemida (2 mg/kg endovenoso) o dopamina (0,5 - 3 mcg/kg/minuto,
endovenoso)

UREA

La urea, ampliamente utilizada como fertilizante, también se la utiliza como fuente de nitrógeno no protéico (NNP) en la
producción de rumiantes (con el fin de reducir el costo de la proteina en la ración). Si bien existen varias sustancias que
pueden aportar NNP al ganado (Cope,2012), la urea es la más barata y por ello la más utilizada. No obstante, el ganado
debe acostumbrarse paulatinamente a la inclusión de esta sustancia en la ración, so pena de sufrir intoxicación por este
aditivo. Hay también limitantes prácticas para su uso seguro, a saber:

· La dieta debe ser rica en energía.


· La urea no debe reemplazar a más del 33% de la proteína de la ración, o
· No debe sobrepasar una cantidad equivalente al 3% del concentrado en la ración, o
· No debe sobrepasar una cantidad equivalente al 1% de la ración total MS
Transgresiones a estas limitantes dan origen a intoxicaciones, las que también pueden ocurrir cuando el ganado no ha sido
paulatinamente adaptado a la inclusión de urea en su alimentación, cuando la mezcla del producto con los restantes
ingredientes de la ración ha sido inadecuada, o bien cuando accidentalmente el ganado consume una gran cantidad del
producto. En tales casos, la excesiva producción de amoníaco lleva a alcalosis ruminal y ésta desencadena una severa
alcalosis metabólica, componente esencial de la intoxicación.

La afección -de curso breve y fatal- es


más común en el otoño, cuando se
cambia la alimentación del ganado de una
ración a base de voluminoso a otra
suplementada con urea; en feed-lots, la
enfermedad ocurre especialmente cuando
el ganado es sometido a una ración de
acabado. También suele ocurrir la
intoxicación cuando por enfermedad se
suspende la administración de urea y esta
se reinicia posteriormente sin un nuevo
período de acostumbramiento.

El ganado afectado muestra los primeros


síntomas de intoxicación entre 20 y 60 minutos después de ingerir la dosis tóxica de urea, apreciándose depresión, letargia,
inquietud y luego hiperestesia; cesa la rumia y aparece timpanización, cólico, fasciculaciones y temblores, ataxia y tetania,
cayendo el paciente con los miembros extendidos y rígidos. La respiración es laboriosa, observándose también sudoración y
tialismo. El pH urinario es característicamente alcalino; hay amoniemia elevada (3-6 mmol/l) y hematocrito elevado en 10-
15% sobre lo normal, dada la hipovolemia que causa la transferencia osmótica de líquido desde el sistema circulatorio al
lumen ruminal. La enfermedad dura 1,5-2 horas, y la mortalidad suele alcanzar el 80%. Las lesiones no son específicas de la
intoxicación, aunque en la necropsia se detecta fuerte olor amoniacal al abrir el rumen, siendo muy alto (8-10) el pH del
contenido ruminal.

El tratamiento raramente resulta posible, dada la súbita presentación y rápida evolución del cuadro clínico, así como el alto
número de animales afectados en forma simultánea. Se preconiza la acidificación ruminal con 2-6 litros de ácido acético 2%
(o en su defecto la misma cantidad de vinagre, reduciéndose a 0,5-1 litro para ovejas). La administración de agua helada (40
litros) para reducir la actividad de la microbiota ruminal es de dudosa utilidad y su factibilidad en nuestro medio resulta
cuestionable. La hidratación endovenosa, control de la alcalosis metabólica, inyección de cardiotónicos y otras medidas de
apoyo terapéuticoasí como la realización de rumenotomía para el recambio de contenido ruminal, tienen idénticas
restricciones prácticas.

SAL (CLORURO DE SODIO)

La adición de sal (NaCl) a las raciones de los animales puede causar intoxicación por esta sustancia, la que ocurre
preferentemente en criaderos de cerdos y aves. La toxicidad del cloruro de sodio se encuentra íntimamente relacionada a la
disponibilidad de agua de bebida, por lo que la intoxicación suele llamarse "síndrome de toxicidad del ion sodio-deprivación
de agua". Si la ingesta hídrica es suficiente, la mayoría de los animales puede tolerar una ingesta de sodio moderadamente
alta elevando la excreción renal de la sustancia; no obstante, si la cantidad de sodio en la ración es muy alta, puede causar
intoxicación independientemente de que exista adecuada disponibilidad de agua de bebida. Por tanto, la afección puede ser
consecuencia de una deprivación de agua (con ingesta normal de sodio), como ocurre al fallar la bomba que surte de agua a
los bebederos, o de un exceso de sodio en la ración (independiente de la disponibilidad de agua); este caso es
ordinariamente producido por una defectuosa mezcla de la sal en la ración, bien por falla de la mezcladora o por error
humano.

La afección ocurre con mayor frecuencia en cerdos, los que muestran una sintomatología nerviosa que se confunde
fácilmente con la producida por la peste porcina clásica, enfermedad de Aujeszky, meningitis estreptocócica y otras
afecciones neurológicas. La intoxicación afecta a un número plural de animales, los que se aglomeran alrededor de los
bebederos tratando de obtener agua de bebida. Se observa sed, depresión, anorexia, ceguera, temblores, ataxia, empuje con
la cabeza, torneo, deambulación sin rumbo, posición sentada, decúbito lateral con opistótono y convulsiones finales. El
cuadro suele iniciarse 24-36 horas desde el inicio de la deprivación de agua y/o excesiva ingestión de sodio y puede durar
hasta 48 horas. La afección se caracteriza histopatológicamente por una meningoencefalitis eosinofílica, que constituye una
lesión patognomónica de esta intoxicación en los cerdos. En el plasma, el sodio se encuentra en niveles de 160 mEq/l o
mayores, al igual que en el líquido céfalorraquideo.
En aves, la afección produce depresión, debilidad, disnea y muerte súbita. En bovinos, la intoxicación por sal es poco
frecuente; en esta especie ella se caracteriza por gastroenteritis, debilidad, deshidratación, ceguera, ataxia, temblores y
paresia posterior, pudiendo morir dentro de un lapso de 24 horas. También la intoxicación es infrecuente en perros,
habiendo sido causada por ingestión excesiva de sal (utilizada como emético de emergencia), así como por consumo de
amasijo de panadería rico en cloruro de sodio; en perros el problema se presenta con vómito, diarrea, temblores y
convulsiones. La lesión patognomónica no se presenta consistentemente en estas especies, ni aún en los cerdos que han
sobrevivido más de 24 horas a la afección.

Para el tratamiento debe suspenderse de inmediato el consumo de alimento rico en sal y administrar agua fresca en
pequeñas cantidades en forma frecuente durante 2-3 días; no obstante, fallece la mayoría de los enfermos.

IONÓFOROS

Las sustancias conocidas como "ionóforos" son obtenidas de hongos del género Streptomyces. Originalmente utilizadas para
el control de coccidiosis, promotoras de eficiencia alimenticia y de crecimiento en varias especies de interés económico,
también se les utiliza en la actualidad para prevenir la presentación de enfisema/edema pulmonar bovino, reducir la
incidencia de meteorismo en rumiantes, prevenir la presentación de acidosis ruminal y reducir la incidencia de cetosis
subclínica en bovinos lecheros. De los ionóforos existentes (monensina, lasalócida, salinomicina, narasina, maduramicina,
laidlomicina y semduramicina), en Chile sólo está permitido el uso de los dos primeros. Por su larga y extendida utilización
mundial se tienen de monensina más y mejores antecedentes que de los restantes ionóforos.

A pesar del elevado número de animales que es tratado mundialmente con estos productos, las referencias a cuadros
tóxicos producidos por ellos en condiciones de terreno son particularmente escasas. Los cuadros tóxicos producidos por
monensin se deben -en la gran mayoría de los casos- a errores en su dosificación, a una deficiente mezcla del producto en el
alimento, al ser usado conjuntamente con sustancias que potencian sus efectos (tiamulina, cloramfenicol, antibióticos
macrólidos), o bien al usarse en especies para las cuales no están indicados; a este respecto cabe destacar la extrema
labilidad de los equinos a la intoxicación con ionóforos. Un caso a considerar es la intoxicación sufrida por bovinos por la
maduramicina contenida en el guano de aves usado como suplemento a su ración.

Si bien el mecanismo de toxicidad de los ionóforos no se encuentra aún totalmente esclarecido, se admite que estas
sustancias producen degeneración y necrosis de las células musculares estriadas y miocárdicas, con signos secundarios
atribuibles a insuficiencia cardíaca y a daños en diversos órganos. En bovinos, los signos de intoxicación aparecen
ordinariamente dentro de 24 horas de la exposición, caracterizándose por anorexia, letargia, diarrea, descenso en la
producción de leche, ataxia, decúbito permanente y coma, pudiendo morir dentro de 3-14 días de iniciado el cuadro. En el
caballo se describe anorexia, debilidad, sudoración, temblor, pulso yugular, disnea, paresia que evoluciona a parálisis de las
extremidades, parálisis lingual; no se describe diarrea en esta especie.

No se han encontrado antídotos para la intoxicación por ionóforos, cuyo tratamiento hasta el momento es de tipo
sintomático.

PRODUCTOS HOGAREÑOS

En todos los hogares existen sustancias que, por descuido o accidente, pueden producir intoxicaciones a los animales de
compañía. En esta sección de la obra se presentan las sustancias mejor caracterizadas en tal sentido, según las condiciones
válidas para el entorno nacional.

Pilas alcalinas Jabones y detergentes Hipoclorito de sodio Marihuana Etilenglicol

1. Cáusticos

1.1.Ácidos. Ácidos fuertes se encuentran en productos para limpieza de la taza del inodoro, líquidos anti-óxido, baterías de
auto, sanitizadores de piscina y otros. Los ácidos producen necrosis coagulativa en los tejidos, con dolor inmediato a la
exposición (lo que suele evitar un contacto más prolongado con la sustancia). La exposición oral causa ulceración de la
mucosa, vocalizaciones dolorosas, hipersalivación; si hubiese ingestión del producto, disfagia, esofagitis (pocas veces
ulcerativa), vómito (con o sin sangre) y, raramente, ulceración de la mucosa gástrica. La exposición cutánea causa dermatitis
con intenso dolor, siendo posible la ulceración de la zona. Las lesiones son al principio de color lechoso, haciéndose negras
paulatinamente. La inhalación de vapores de tales productos produce traqueobronquitis, disnea, edema pulmonar y
neumonitis; la exposición ocular, erosión o ulceración de la córnea.

Para el tratamiento se encuentra formalmente contraindicado el intentar neutralizar el ácido con un álcali suave, por la
posibilidad de reacciones exotérmicas que lesionen más aún los tejidos. En las exposiciones orales se recomienda diluir el
ácido con agua o leche; no debe inducirse el vómito ni hacerse lavado gástrico, por el riesgo de aumentar la injuria
corrosiva. Tampoco debe administrarse carbón activado, que no es efectivo para esta intoxicación. El tratamiento del
cuadro digestivo es sintomático: analgésicos, protección de las mucosas con sucralfato, antieméticos, mantener la
hidratación del paciente por vía endovenosa y, si las circunstancias lo requiriesen, alimentación vía tubo de esofagostomía o
gastrotomía. Para los cuadros dérmicos debe instaurarse de inmediato el lavado de la zona con agua corriente durante 15-30
minutos y, para las lesiones oftálmicas, el lavado ocular con agua corriente tibia o solución salina durante igual lapso. En
caso de inhalación de vapores, deberá recordarse que la presentación de edema pulmonar puede retardarse hasta 24 horas,
lapso en que el paciente deberá mantenerse en observación.

1.2. Álcalis. Diversos álcalis fuertes se encuentran en productos para destapar cañerías, detergentes lavavajillas, lejía, pilas
alcalinas, limpiadores para tazas de inodoro, limpiadores para piscinas y para radiadores de autos. Los álcalis penetran
rápidamente a los tejidos y causan necrosis de licuefacción, por lo que no suelen producir una reacción dolorosa inmediata
(y ello puede prolongar la exposición al producto, con mayor grado lesional). La aparición de los síntomas puede retardarse
varias horas. Los cuadros digestivos agudos se caracterizan por hipersalivación, chasquido de labios, protrusión de la lengua
(signo frecuente en gatos), disfagia, vómito (con o sin sangre), melena, dolor abdominal, depresión. Puede haber ulceración
faríngea o esofágica. En cuadros inhalatorios se presenta tos, disnea, estertores broncopulmonares húmedos. Para el
tratamiento se siguen los lineamientos expuestos para el caso de intoxicación por ácidos.

2. Pilas alcalinas

Las pilas alcalinas, presentes en numerosos artículos hogareños (juguetes, controles remotos, relojes, computadoras,
calculadoras) constituyen un riesgo especialmente para los perros, ya que al ser ingeridas pueden actuar tanto como cuerpo
extraño como a través del gel alcalino que contienen, el cual puede producir necrosis de licuefacción en la mucosa cuando
los jugos digestivos corroen el metal que lo protege, o bien cuando la pila ha sido masticada antes de ser ingerida. Para el
diagnóstico suele requerirse de imagenología; la extracción de la pila, si no ha podido ser expulsada mediante vómito,
precisa de intervención quirúrgica.

3. Jabones y Detergentes

Los jabones son sales sódicas o potásicas de ácidos grasos, solubles en agua, manufacturadas al tratar grasas o aceites (o sus
ácidos grasos) con un álcali o base fuerte (hidróxido de sodio o potasio), dando origen a la reacción química de
saponificación. La ingestión de jabón ordinariamente no causa más que vómito o diarrea, ordinariamente autolimitante. Los
detergentes poseen mayor eficiencia limpiadora porque contienen mezclas de surfactantes. Se les halla en gran variedad de
formas comerciales, cada una con su propio nivel de toxicidad. Tales productos ordinariamente incorporan otras sustancias
como agentes coadyuvantes: ablandadores del agua (polifosfatos, silicatos, carbonatos), blanqueadores (perboratos), además
de agentes auxiliares (enzimas, estabilizadores de espuma, perfumes, colorantes, etc.), algunos de los cuales pueden
contribuir a la mayor toxicidad del producto.

A los detergentes suele clasificárseles en aniónicos, catiónicos y no iónicos. Los primeros se encuentran en gran variedad de
productos hogareños: jabones de tocador, champús, polvos y líquidos para lavado de loza y de ropa, entre los más
frecuentes. Son en general poco tóxicos, pudiendo causar irritación gastrointestinal, aunque en exposiciones digestivas
severas se ha descrito anorexia, vómito, diarrea, distensión gastrointestinal. La exposición ocular puede cursar con
bléfaroespasmo, conjuntivitis y queratitis erosiva. Los detergentes catiónicos (entre los que se incluyen los amonios
cuaternarios) forman parte de productos tales como ablandadores de tela, sanitizantes y desinfectantes de sanitarios,
productos anti-óxido. Poseen alta toxicidad, provocando lesiones inflamatorias en todo el tracto digestivo,
anorexia,vómito,diarrea, hipotensión, debilidad muscular, depresión, edema pulmonar convulsiones y coma. En los ojos
producen queratitis ulcerativa, y en la piel dermatitis y alopecía. Los detergentes no iónicos son menos tóxicos que los
anteriores y forman parte de los jabones de tocador y pastas de afeitar.

Los detergentes en envases a presión suelen ser muy concentrados y, al ser mordidos, pueden ser aspirados o inhalados;
producen espuma en el tracto respiratorio (a veces hasta en los alvéolos mismos), con riesgo de asfixia. Por otra parte, el
vómito inducido por la ingestión de detergentes suele contener espuma y ésta puede alcanzar la vía respiratoria y los
pulmones. El tratamiento de la intoxicación por detergente es también sintomático; se enfatiza no inducir vómito, por lo
anteriormente expuesto.
4. HIPOCLORITO DE SODIO

El hipoclorito de sodio (“cloro hogareño”) se encuentra en numerosos productos destinados al blanqueo de telas, limpieza
de diversas superficies, sanitización de piscinas e higiene de sanitarios. La exposición a estos productos puede causar
trastornos respiratorios, cutáneos, gastrointestinales y oculares en todas las especies. La exposición al tóxico en los animales
de compañía se produce al morder o masticar envases que contienen el producto concentrado, al beber de baldes en donde
éste se ha diluido en agua, e incluso al nadar en piscinas recientemente tratadas con productos a base de hipoclorito de
sodio. Ordinariamente, éstos contienen al tóxico en solución 3-10%, cuyo pH varía entre 9 (moderadamente irritante) a >
11 (corrosivo), aunque la concentración de la sustancia en productos para sanitización de piscinas es considerablemente
mayor.

El riesgo de un producto en particular depende de la concentración del hipoclorito, de su pH y de la dilución que se haya
realizado. En general, concentraciones inferiores a 10% sólo son moderadamente irritantes, aunque si su pH es menor que
3.5 o mayor que 11 se puede producir injuria corrosiva ácida o alcalina. La ingestión de soluciones débiles y de moderado
pH raramente causan trastornos mayores que hipersalivación, depresión, anorexia, vómito o diarrea; no así al ingerirse
soluciones concentradas, que suelen provocar lesiones corrosivas gastrointestinales. La inhalación aguda causa de inmediato
tos, carraspera, rinitis y arcadas; estos pacientes pueden también desarrollar traqueitis, bronquitis y edema pulmonar dentro
de 12-24 horas. La exposición ocular provoca epífora, bléfaroespasmo, edema de párpados y aún queratitis ulcerativa. La
exposición cutánea causa irritación moderada de la piel y decoloración del pelaje. El tratamiento es de tipo sintomático,
siguiendo los lineamientos generals antes expuestos.

ETILENGLICOL

Varios alcoholes poseen importancia toxicológica; entre ellos el etanol, metanol, isopropanol y etilenglicol (C 2H6O2), pero
de ellos sólo el último tiene importancia veterinaria. La intoxicación por etilenglicol puede afectar a todos los animales
domésticos, aunque se observa con mayor frecuencia en perros. Si bien la sustancia forma parte de líquidos utilizados en
sistemas de intercambio térmico (a veces usados en colectores solares), algunos sistemas de frenos y de transmisión
hidráulica, productos para lavandería industrial, líquidos para revelado de fotos en color, solventes en las industria de
pinturas y de plásticos, tintas y barnices para madera, el envenenamiento es causado fundamentalmente por ingestión de
líquido anticongelante para radiadores de automóviles, al cual el tóxico confiere el sabor dulce que lo hace atractivo para los
animales; dicho líquido se compone de etilenglicol casi en su totalidad. Por la benignidad del invierno en nuestro país (a
excepción del extremo sur y de los centros deportivos ubicados en las cumbres andinas), la intoxicación no se describe en
Chile con frecuencia similar a la de países con inviernos rigurosos, en los cuales el envenenamiento ocurre prácticamente de
manera estacional (otoño e invierno) y se cuenta entre las causas más frecuentes de intoxicaciones hogareñas en animales de
compañía. La mortalidad en perros alcanza hasta un 70%.

La gravedad del envenenamiento por etilenglicol no obedece a la sustancia misma, sino a los metabolitos que derivan de
ella. El etilenglicol se absorbe rápidamente en el tracto digestivo y sufre biotransformaciones hepáticas que explican su
toxicidad. Como se aprecia en la siguiente figura, en un primer paso la enzima alcohol dehidrogenasa lo transforma en
glicoaldehido y éste es rápidamente metabolizado a ácido glicólico. La oxidación de éste a ácido glioxílico es más lenta; en
estas circunstancias, la acumulación de ácido glicólico inicia la acidosis metabólica y el daño renal. El ácido glioxílico es
metabolizado a ácido fórmico, ácido oxálico y otras sustancias. El último ácido daña el epitelio tubular renal, exacerba la
acidosis y forma cristales de oxalato de calcio. Se piensa que los ácidos glicólico y oxálico son los metabolitos que producen
mayor nefrotoxicidad, siendo la carga ácida total responsable de la acidosis metabólica en esta intoxicación.
Metabolismo del etilenglicol (de Osweiler, 1996)

Se describen tres etapas en la intoxicación por etilenglicol. La etapa I aparece entre 30 minutosa a 4 horas de la ingestión del
tóxico (aunque su presentación puede retardase a 12 horas). Debido a que el etilenglicol produce inicialmente efectos
similares a los del alcohol etílico, esta etapa se caracteriza por signos nerviosos similares a los de una intoxicación etílica:
depresión, somnolencia, ataxia, taquicardia, náusea y vómito, polidipsia y poliuria. En ocasiones predomina la somnolencia
y el dueño no se percata del problema en curso. Esta etapa remite y el paciente se encuentra aparentemente normal, pero
ordinariamente 4 a 6 horas después ingresa a la etapa II (lapso que puede retardarse a 12 - 24 horas post-ingestión del
veneno), más grave que la primera. En ella se observa depresión, anorexia, taquicardia y taquipnea (que evoluciona a
respiración de Kusmaul), miosis, vómito, deshidratación, hipotermia, hiporreflexia; un número significativo de pacientes no
sobrevive esta etapa.

Los sobrevivientes ingresan a la etapa III, que ocurre entre 24 y 72 horas (en gatos, 12-24 horas), caracterizada por falla
renal aguda, con oliguria que puede progresar a anuria, y se debe a daño tubular producido por los metabolitos del
etilenglicol. Se presenta anorexia, naúsea, vómito, azotemia e isostenuria.La mayoría de los pacientes son llevados a consulta
en esta etapa; muchos de ellos muestran -además de los signos antes indicados- dolor abdominal, riñones sensibles y
aumentados de volumen, deshidratación e incluso convulsiones.

El examen hematológico revela aumento del hematocrito y de proteinas plasmáticas por deshidratación; se elevan también
los niveles circulantes de urea, creatinina y fósforo. Suele detectarse hiperglicemia, hiperkalemia e hipocalcemia. Hay
acidosis metabólica, frecuentemente con pH menor que 7.3 y alta osmolaridad plasmática. En la orina se detecta pH bajo,
con o sin proteinuria o glicosuria, cristaluria y baja gravedad específica.La necropsia suele mostrar gastroenteritis
hemorrágica y edema pulmonar; mediante histopatología se detecta necrosis tubular renal y gran cantidad de cristales de
oxalato de calcio en el lumen tubular. En países en donde la intoxicación por etilenglicol es frecuente se utilizan kits
diagnósticos para la detección del tóxico en la sangre, los que no se encuentran en Chile.
El tratamiento consulta la inducción de vómito o lavado gástrico
cuando la ingestión del tóxico ha sido reciente. La administración
de carbón activado en esta situación es motivo de debate, ya que
el producto no parece brindar el mismo efecto benéfico que en
otras intoxicaciones. El antídoto es el 4-metilpirazol (4-MP), que
previene la metabolización del etilenglicol bloqueando
selectivamente a la enzima alcohol dehidrogenasa. El
medicamento, en solución 5% se usa en perros por vía
endovenosa en dosis inicial de 20 mg/kg , seguida a las 12 y 24
horas de 15 mg/kg, finalizando con una dosis de 5 mg/kg a las 36
horas. No se ha determinado aún una dosis satisfactoria para
felinos.

Cristales birrefringentes de oxalato de calcio en el riñon

No se comercializa el 4-MP en nuestro país, por lo cual se previene la metabolización del etilenglicol inhibiendo
competitivamente a la alcohol dehidrogenasa con etanol (alcohol etílico). El etanol se administra por vía endovenosa
diluido al 20% en suero fisiológico, en dosis de 5.5 ml/kg cada 4 horas, tratamiento que se repite al menos 5 veces; de allí,
cada 6 horas por las veces que resultaren necesarias. El etanol se utiliza en gatos en dosis de 125 mg/kg iniciales, seguidos
de 30 mg/kg a las 12, 24 y 36 horas.

La terapia con 4-MP o con etanol no debe administrarse en perros más allá de las 8 horas de ingestión del tóxico, y en gatos
no más allá de las 3 horas, ya que pasados tales límites la alcohol dehidrogenasa ha podido metabolizar todo el etilenglicol
ingerido y no podrá prevenirse la aparición de sus metabolitos tóxicos.

Se corrige la grave acidosis metabólica con solución de bicarbonato 5% en dosis acorde al tamaño del animal. Además,
debe atenderse a la apropiada rehidratación del paciente. En casos en que no exista edema pulmonar puede utilizarse la
diuresis osmótica para tratar de eliminar los metabolitos por vía urinaria; de no ser ello posible, se recurre con buenos
resultados a la furosemida, aunque ello no es esperable si el paciente ya se encuentra en la fase III de la intoxicación. La
diálisis de pacientes anúricos no siempre brinda el éxito esperado.

PRODUCTOS INDUSTRIALES

Siendo enorme la cantidad de productos industriales que tienen la potencialidad de causar intoxicaciones en los animales
domésticos, son relativamente pocos -sin embargo- los que adquieren relevancia toxicológica. Dedicarmos la presenTe
sección sólo a tres de ellos: el petróleo y sus derivados, los fenoles y cresoles contenidos en el alquitrán de hulla (coal tar) y
algunos de sus derivados, y en las dioxinas.

Petróleo y derivados Fenoles y cresoles Dioxinas

PETRÓLEO Y DERIVADOS

El petróleo crudo está constituido por una mezcla de hidrocarburos de distinto peso molecular, cuyas propiedades varían
de acuerdo al tipo de hidrocarburos que contenga. En el proceso de refinación éstos son separados para obtener diferentes
derivados, cuyo listado es amplio. Entre los derivados del petróleo de interés toxicológico cabe mencionar las gasolinas
(bencinas), kerosene (parafina), gas oil (diesel), fuel oil, aceites para motores, solventes para pinturas, asfalto y otros. La
exposición a petróleo o a sus derivados puede limitarse a lesiones por contacto con tegumentos, aunque su absorción por
vía transcutánea, digestiva o respiratoria puede llegar a producir trastornos sistémicos, incluyendo compromiso del sistema
nervioso central.

La contaminación y muerte de vida marina por derrames de petróleo desde barcos accidentados constituye un conocido
ejemplo de ecotoxicología. La intoxicación de ganado rumiante (especialmente bovinos) con petróleo crudo o aceites
pesados ocurre esporádicamente en pasturas cercanas a campos petrolíferos, o bien al contaminarse los terrenos por
ruptura de oleoductos, volcamientos de vagones estanques (trenes, camiones) u otras circunstancias de tipo accidental. Los
productos de petróleo que con mayor frecuencia han producido intoxicaciones en animales de compañía son generalmente
combustibles: gasolina, kerosene, aceite diesel, aunque también algunos solventes y aceites lubricantes. La volatilidad de
algunos de ellos permite su inhalación, resultando en daño pulmonar. Perros y gatos pueden ingerir directamente algunos
derivados del petróleo, aunque también puede ello ocurrir al asearse el pelaje contaminado por éstos; dado que ciertos
productos son inductores de vómito, por su carácter volátil pueden también pasar a la vía respiratoria y causar neumonitis
química.

Son muy escasas las referencias a intoxicaciones por petróleo y derivados en animales mayores; en bovinos se ha descrito
meteorismo tras la ingestión de petróleo crudo o aceites pesados, con escasas consecuencias posteriores a la resolución del
problema. Se han reportado intoxicaciones con mayor frecuencia en animales de compañía, especialmente en perros,
porque numerosos derivados del petróleo se encuentran en el interior del hogar o almacenados en el garage o bodega
(gasolina, kerosene, aceites para motores, solventes de pinturas, por ejemplo), y pueden ser ingeridos o inhalados desde
envases abiertos o derramados. Por cuanto la composición de cada derivado es distinta según los hidrocarburos y sustancias
acompañantes (xileno, tolueno, benceno y otras) que contenga, las manifestaciones clínicas pueden variar. En general, las
lesiones irritativas afectan a la piel, o bien a la mucosa orofaríngea (que se presenta enrojecida y dolorosa), provocando
intenso tialismo y sacudimiento de cabeza. Las lesiones se extienden al esófago y estómago en caso de ingestión del
producto, provocando también carraspera, tos, disnea, olor a petróleo o derivado en el aire espirado, disnea y fiebre (si
hubiese neumonitis), además de vómito. En casos más severos aparecen singos nerviosos: fasciculaciones, temblores, ataxia,
convulsiones y coma.

El tratamiento de la intoxicación sistémica es de tipo sintomático, encontrándose formalmente contraindicada la


estimulación de vómito. Se preconiza lavado gástrico y administración de carbón activado (aunque la efectividad de ello es
discutida), como también de protectores de la mucosa gástrica (sucralfato, famotidina), además de medidas tendientes a
mantener la homeostasis orgánica. La descontaminación de la piel debe realizarse mediante lavado con abundante agua
corriente y jabón líquido o detergente suave para vajilla.

FENOLES, CRESOLES Y OTROS

De la destilación del carbón mineral bituminoso (hulla) se obtienen numerosas sustancias, entre las cuales destacan
compuestos fenólicos, la creosota cruda (mezcla de fenoles, cresoles, naftaleno, aceites antracénicos y otros) y el alquitrán
de hulla (coal tar, coaltar), con usos en terapéutica dermatológica. El alquitrán y la creosota también pueden ser obtenidos
del petróleo y la madera. Fenoles y cresoles se encuentran en diversos antisépticos, germicidas, productos para limpieza y
desinfectantes hogareños, champús a base de alquitrán. La creosota ha sido utilizada como preservante de madera y ha
dado origen a intoxicaciones en cerdos. De la destilación seca de la madera se obtiene la creolina (mezcla de fenol y cresol),
que resulta peligrosa para las especies domésticas por sus constituyentes. También se encuentran cresoles en el asfalto para
carreteras, papel alquitranado para construcciones y materiales aislantes para techos.

En altas concentraciones, fenoles y cresoles producen necrosis coagulativa en la piel y mucosas, lesiones que se ulceran y
adquieren color blanquecino. Por otra parte, en dosis menores estas sustancias se absorben por vía oral y transcutánea,
pudiendo producir lesiones hemáticas (metahemoglobinemia, anemia hemolítica), necrosis centrolobulillar hepática y
necrosis tubular renal; además, estimulan el centro respiratorio, por lo que los animales intoxicados presentan
hiperventilación. Por cuanto la combinación con ácido glicurónico es esencial en la metabolización de estas sustancias, y
siendo el gato deficitario en este mecanismo de desintoxicación, este animal resulta especialmente lábil al envenenamiento
con fenoles, cresoles y similares.

Los pacientes afectados localmente muestran lesiones ulcerativas dolorosas en la piel y mucosas; eventualmente estas
lesiones pueden afectar a los ojos, causando queratitis ulcerativa. Los animales intoxicados en forma sistémica presentan
jadeo, olor fenólico (arómatico) al espirar, hiperactividad, aprehensión, fasciculaciones, temblores, ataxia, tialismo, vómito,
mucosas de color oscuro, ictericia (si sobreviven el tiempo suficiente para que se desarrolle este signo), arritmias cardíacas,
coma. Según la magnitud de la intoxicación, la muerte puede presentarse entre 15 minutos y 4 días. No obstante, en la
"intoxicación por alquitrán de hulla" (coal tar poisoning) en cerdos es frecuente el hallazgo de cadáveres sin presentación de
síntomas previos. En casos leves de la afección se ha descrito aborto en cerdas y presentación de hiperqueratosis en
terneros.

En la necropsia suelen detectarse las lesiones en piel, boca y esófago, riñones pálidos y aumentados de volumen, hígado
moteado, así como edema peritoneal y ascitis. Los exámenes de laboratorio señalan proteinuria, hemoglobinuria y/o
hematuria, cilindruria a base de cilindros epiteliales, como manifestaciones de la necrosis tubular renal. Consustanciales con
la necrosis centrolobulillar del hígado, también se detecta aumento de las enzimas hepáticas en circulación. Al hacer
reaccionar 1 ml de orina con 0,1 ml de cloruro férrico 20%, la aparición de una coloración púrpura señala el pasaje urinario
de fenoles y sus metabolitos.

Edema peritoneal, ascitis, hígado moteado

Como medida de emergencia, en el hogar del paciente puede intentarse reducir la concentración de tóxicos en el estómago
administrando leche o clara de huevo.No existe antídoto para esta intoxicación, para cuyo tratamiento se preconiza el
lavado gástrico seguido de administración de carbón activado. El carácter volátil de los tóxicos enfatiza no recurrir al
vómito inducido, ya que existe riesgo de que pueda producirse neumonitis química por esta vía. Debe realizarse la
descontaminación de la piel mediante lavado abundante con jabón líquido suave y agua corriente, tomando la precaución de
utilizar guantes de goma para evitar la exposición del operario; la descontaminación ocular puede realizarse con abundante
agua corriente o solución salina. Otras medidas terapéuticas son inespecíficas, tendientes a dar el necesario soporte al
organismo del paciente.

DIOXINAS y SIMILARES

Las dioxinas forman parte de un amplio grupo de hidrocarburos aromáticos polihalogenados. Entre ellos, los bifenilos
policlorados (PCB) y bifenilos polibromados (PBB) han sido producidos industrialmente para cumplir diversas aplicaciones.
No así las dioxinas (dibenzo-p-dioxinas policloradas: PCDD) y los dibenzofuranos policlorados (PCDF), que se forman
durante la combustión de diversas sustancias orgánicas. Varios productos han sido prohibidos por contener estas
sustancias; entre ellos, el herbicida y defoliante 2,4,5-T (conocido como el "agente naranja" en la guerra de Vietnam), los
jabones bactericidas a base de hexaclorofeno y preservativos de madera que contienen pentaclorofenol.

En realidad, más que a una sola sustancia, el término "dioxina" se aplica a una familia de compuestos que incluye a 75
dibenzo-p-dioxinas policloradas (PCDD), a 135 dibenzofuranos policlorados (PCDF) y a 12 bifenilos policlorados (a los
que se conoce como "dioxin-like PCBs"). Estas sustancias no poseen utilidad alguna y su presencia como contaminantes
ambientales deriva de la incineración o combustión de productos naturales y sintéticos (madera, plásticos, caucho, bencina,
carbón, residuos urbanos sólidos, etc.) También se producen como contaminantes en la fabricación del papel, de pesticidas
clorados y desinfectantes. Es importante destacar la emisión de dioxinas al ambiente por volcanes e incendios forestales.

Las dioxinas emitidas al ambiente viajan por el aire -a menudo a través de largas distancias- y se depositan en el agua y el
suelo. En el agua se unen a elementos particulados en suspensión y al plancton. En el terreno, estas sustancias se depositan
sobre las plantas o se unen a las partículas del suelo, de manera que son transferidas a los animales herbívoros a través de
los vegetales. Es conocida la bioacumulación de las dioxinas en las cadenas tróficas y su lenta degradación en el ambiente.
En los animales y seres humanos, las dioxinas se acumulan preferentemente en el hígado y el tejido adiposo, siendo muy
prolongada su persistencia en el organismo. En general, salvo accidentes, el riesgo mayor para la Salud Pública deriva del
consumo de alimentos de origen animal contaminados por estos compuestos, particularmente carnes, productos lácteos,
peces y mariscos.
La toxicidad de las dioxinas depende del número y posición de los átomos de cloro en el núcleo dioxina. No obstante su
cantidad, no más de una docena de dioxinas representa riesgo toxicológico. Entre ellas, se consideran al HCDD (hexacloro-
dibenzo-p-dioxina) y al TCDD (tetracloro-dibenzo-p-dioxina) como los representantes más tóxicos de este grupo,
constituyendo un riesgo sanitario. Las dioxinas provocan efectos agudos y crónicos.Entre los primeros destacan dermatitis
(cloracné) y manchas de la piel en forma de parches, degeneración hepática, depresión inmunitaria e interferencia en la
fisiología reproductiva; el carácter teratogénico de estos compuestos, así como el efecto carcinogénico del TCDD, se
inscriben dentro de los fenómenos crónicos. También se ha descrito depresión hematopoyética, fotosensibilización (por
aumento de porfirinas en circulación), daño renal y descenso de peso no atribuible a baja ingesta de alimentos, tanto en
animales de experimentación como en seres humanos crónicamente intoxicados por dioxinas. En pollos y aves de postura
se produce retención de líquidos (ascitis, hidropericardio, hidrotórax) por aumento de la permeabilidad capilar.

TCDD

En diversas partes del mundo se ha producido grave exposición accidental de la población a las dioxinas. Al respecto es
emblemático el accidente de Seveso (Italia), ocurrido en 1976, cuando la explosión en una planta productora de pesticidas
clorados provocó la emisión al ambiente de TCDD y causó severos trastornos (especialmente lesiones cutáneas y daños
hepáticos) a la población expuesta, como también graves daños a la ganadería local. Por otra parte, destaca también la
intoxicación sufrida por campesinos de Japón y Taiwan al utilizar un aceite comestible contaminado con dioxinas. Se ha
reportado el uso de dioxinas con propósitos criminales, siendo el caso más conocido el de Viktor Yuschenko, presidente de
Ucrania, cuya cara fuera desfigurada por el cloracné.

Víctimas de Seveso (1976) Caso Yuschenko (2004)

Los incidentes por contaminación de alimentos con dioxinas se vienen sucediendo cada vez con mayor frecuencia en el
mundo, aunque algunos eventos han revestido mayor significación que otros. Entre éstos, la grave contaminación de
alimentos para uso animal que desembocó en la llamada "crisis de las dioxinas" en Bélgica (1999), la cual obligó a la
eliminación de 60.000 cerdos y 7 millones de pollos, provocando un significativo trastorno político. En tal ocasión el origen
del problema estuvo en la contaminación de grasas usadas en raciones para el ganado por un aceite de uso industrial con
altos niveles de dioxinas. De igual manera, elevados niveles de dioxinas en productos de origen animal han sido detectados
en Francia, Irlanda, Alemania y Brasil, incidentes que han provocado considerables pérdidas a los productores. Por otra
parte, en 2008 se detectaron dioxinas en carne de cerdos chilenos exportada a Corea, lo que motivó el cierre temporal de
los mercados asiáticos a este producto; el origen de la contaminación se halló en aceites utilizados en la fabricación de
raciones para animales. En 2013 nuevamente se detectaron niveles peligrosos de dioxinas en el ámbito nacional, esta vez en
carne de pollo que no alcanzó a los mercados.

Hasta el momento, la prevención de la contaminación del ambiente y los alimentos con dioxinas reposa en dos premisas:
control estricto de los procesos industriales, para reducir la formación de dioxinas al máximo posible, y la adecuada
incineración del material contaminado; este aspecto, sin embargo, es combatido por organizaciones ambientalistas que
objetan las emisiones a la atmósfera de otros contaminantes provocadas por la incineración.

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