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TEORÍA DECOLONIAL Y CONSTITUCIONALISMO (ANDINO):

LÍMITES TEÓRICOS Y NUEVOS HORIZONTES

DIEMER LASCARRO CASTELLAR

Universidad Nacional de Colombia.


Facultad derecho, Ciencias Políticas y Sociales
Maestría en Derecho-Perfil Investigativo
Bogotá D.C., Colombia
2015

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TEORÍA DECOLONIAL Y CONSTITUCIONALISMO (ANDINO):
LÍMITES TEÓRICOS Y NUEVOS HORIZONTES.

DIEMER LASCARRO CASTELLAR

Tesis presentada para obtener el título de Magister en Derecho

Director:
Rodrigo Uprimny Yepes

Línea de investigación:

Línea de Investigación:
Transformaciones jurídico identitarias en el moderno-colonial capitalista sistema-
mundo
Grupo de Investigación:
Colectivo de Estudios Poscoloniales/ Decoloniales en América Latina. COPAL

Universidad Nacional de Colombia.


Facultad derecho, Ciencias Políticas y Sociales
Maestría en Derecho-Perfil Investigativo
Bogotá D.C., Colombia
2015
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A todos aquellos que piensan que otro mundo es posible

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AGRADECIMIENTOS
Quiero agradecer tenazmente a todas aquellas personas que, de una u otra manera me
enseñaron grandes cosas, no sólo académicas sino personales, y por ayudarme ayudaron a
construir este proyecto de investigación, sin que el orden en el que las mencione implique
mayor o menor importancia. A mi padre Carlos, y a mi madre, Doris, por tanto apoyo,
confianza y eterno amor. A Carlos Lascarro, mi mejor hermano y compañero de luchas de
vida, por demostrarme lo valioso de la humildad y la verdad del amor de hermano. A
Diana Carrillo, que más que mi jurado, y gracias a sus fuertes críticas, por ponerme de
presente la seriedad que implica asumir una investigación, y sobre todo por abrirme las
puestas de la Universidad Nacional. A Rodrigo Uprimny, mi director de tesis y Andrés
Abel Rodríguez, por haberme permitido participar de ese gran proyecto llamado “Teoría
Constitucional. A todos los profesores que participaron en el texto escrito en coautoría con
Carlos Lascarro, Debates y combates: cartografías constitucionales en América latina”,
Rubén Martínez Dalmau, Roberto Viciano, Oscar Mejía Quintana, Andrés Botero, Ramiro
Ávila Santamaría, Alejandro Medici, Ricardo Sanín, Cesar Baldi, Roberto Gargarella, ya
que sus comentarios ayudaron a elaborar la presente tesis.

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RESUMEN
La presente tesis de maestría tiene como objetivo fundamental explorar, a partir de los
análisis de las recientes experiencias constitucionales de Ecuador (2008) y Bolivia (2009),
los puntos de contacto y los límites teóricos que surgen del dialogo entre la teoría
decolonial y los estudios constitucionales. En ese sentido se reconstruye, en un primer
momento, las diversas y diferentes lecturas que han surgido en torno al nuevo
constitucionalismo latinoamericano. En segundo lugar, se marca un énfasis en la lectura
decolonial, identificándose los principales los límites teóricos de este enfoque. Finalmente,
en un tercer momento, se proponen, desde la idea de analítica decolonial del
constitucionalismo, algunas alternativas para la superación de dichas limitaciones.

Palabras claves: Constitucionalismo Decolonial, Estudios Decoloniales, Analítica


Decolonial, Nuevos Constitucionalismos Latinoamericanos.

ABSTRACT
The present thesis of mastery has as fundamental aim(lens) explore, from the analyses of
the recent constitutional experiences of Ecuador (2008) and Bolivia (2009), the points of
contact and the theoretical limits that arise from the dialog between(among) the decolonial
theory and the constitutional studies. In this sense there are reconstructed, in the first
moment, the diverse and different readings that have arisen concerning(around) the new
Latin-American constitutionalism. Secondly, an emphasis is marked in the reading
decolonial, the principal ones being identified the theoretical limits of this approach.
Finally, in the third moment, they propose, from the idea of analytical decolonial of the
constitutionalism, some alternatives for the overcoming of the above mentioned limitations.

Key Words: Constitutionalism Decolonial, Studies Decoloniales, Analytical Decolonial,


New Latin-American Constitutionalisms.

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CONTENIDO

I. INTRODUCCION Y PLAN DE TRABAJO


1. INTRODUCCIÓN
2. METODOLOGÍA DE TRABAJO
3. ESTRUCTURA DEL DOCUMENTO

II. CAPITULO 1. CARTOGRAFÍAS CONSTITUCIONALES AMÉRICA LATINA


1. Nuevos constitucionalismos latinoamericanos
1.1. Tipologías constitucionales
1.2. El nuevo constitucionalismo latinoamericano
1.3. La Lectura Decolonial
1.4. El Giro Biocéntrico
1.5. La sala de máquinas: Gargarella y el hiperpresidencialismo
1.6. Las perspectivas críticas

III. CAPÍTULO 2. HACIA UNA RADIOGRAFÍA TEÓRICA DE LA LECTURA


DECOLONIAL DEL CONSTITUCIONALISMO.
1. Algunas aclaraciones
2. Plan de trabajo
3. Hacia una radiografía teórica de la lectura decolonial del nuevo constitucionalismo
latinoamericano
3.1. Un enfoque decolonial.
3.2. Una crítica constante al neoconstitucionalismo
3.3. El indígena como sujeto político y el lado oscuro del constitucionalismo
3.4. Procesos de descolonización desde el constitucionalismo
3.5. Una revisión del concepto de poder
3.6. Un giro paradigmático o refundación del Estado
4. Límites teóricos
4.1. Fuentes teóricas y metodologías decoloniales no exploradas
4.2. Una crítica relativamente abstracta a las constituciones y al constitucionalismo
moderno
4.3. Enfoques sumamente decoloniales, pero escasamente coloniales

IV. CAPÍTULO 3. EL CONSTITUCIONALISMO LEIDO DESDE LA TEORÍA


DECOLONIAL
Plan de trabajo
1. Precisiones conceptuales para una articulación entre la decolonialidad y el
constitucionalismo
1.1. ¿Mezclando cosas incompatibles o descolonizando saberes?
2. Introducción de los estudios decoloniales
2.1. Rasgos constitutivitos, categorías y/o conceptos fundamentales de la teoría
decolonial
3. Rasgos constitutivos
3.1. Colonialismo y colonialidad del poder
3.2. La colonialidad es constitutiva de la modernidad
3.3. Una crítica a los discursos eurocentrados e intramodernos
6
3.4. Pensar en términos de sistema mundializado de poder
3.5. La diferencia entre la zona del ser y la zona del no ser: sur-norte
4. Hacia una analítica decolonial del constitucionalismo 55
4.1. La descolonización desde el constitucionalismo y la colonialidad en el
constitucionalismo
5. Las distintas agendas de trabajo de la red modernidad/colonialidad
5.1. La perspectiva macrosociológica
5.2. La lectura fanoniana
5.3. La lectura micropolítica
6. Hacia una crítica decolonial a la concepción liberal del poder político del modelo
neoconstitucional
6.1. Qué entienden los neoconstitucionalistas por el poder
6.2. El poder en el constitucionalismo decolonial
6.3. Bases para un diálogo crítico solidario con el discurso constitucional occidental
7. ¿El Eurocentrismo de Roberto Gargarella?
Del poder liberal al poder decolonial o algunas notas sobre el concepto de colonialidad del
poder del discurso constitucional
7.1. El hiperpresidencialismo, los derechos y las constituciones
7.2. ¿La colonialidad de este análisis?
7.3. El problema de la colonialidad
7.4. Conversaciones entre la decolonialidad y el constitucionalismo
8. El rostro colonial del neoconstitucionalismo
8.1. El neoconstitucionalismo desde el neoconstitucionalismo
8.1.1. El lugar de enunciación del conocimiento y la colonialidad del ser y del saber
8.1.2. El punto cero y la colonialidad del saber en el neoconstitucionalismo
8.1.3. La colonialidad y la poscolonialidad del discurso constitucional
8.1.4. Neoconstitucionalismo y colonialidad del poder

V. CAPÍTULO 4. VALIDACIÓN DE LA HIPOTESIS


Algunas objeciones al constitucionalismo decolonial

CONCLUCIONES FINALES

BIBLIOGRAFIA

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I. INTRODUCCION Y PLAN DE TRABAJO

1. INTRODUCCIÓN
En sus orígenes, el constitucionalismo fundacional buscaba básicamente limitar el poder a
la vez que edificar las bases del estado de derecho moderno. Ambas Revoluciones, la
francesa y la norteamericana (esta última preocupada además por la independencia), más
allá de sus fuertes diferencias, se dedicaron principalmente a esta meta. En el caso
latinoamericano, estas ideas retumban en los “padres fundadores de la patria” buscando
romper con el imperio que habían impuesto las élites hispano-lusitanas en la región. De ahí
que, Roberto Gargarella señale que la gran pregunta que intentaba responder este
constitucionalismo era el problema de cómo lograr la independencia. Posteriormente, a
principios del siglo XX, básicamente en Alemania y en el contexto de la Revolución
mexicana, surge el denominado constitucionalismo social. Según el autor argentino,
además de retomar aspectos del constitucionalismo fundacional, la principal pregunta era
cómo constitucionalizar ciertos derechos sociales que provenían en gran parte de demandas
marxistas; las cuales buscaban incorporar en las cartas constitucionales algunos derechos
sociales que no se les había podido otorgar estatus de justiciabilidad. Más adelante, a partir
de 1945, con posterioridad a los sucesos de la Segunda guerra mundial, en algunos países
como Alemania, España, Italia y Portugal, nace lo que múltiples autores (como Miguel
Carbonell, Ricardo Guastini, entre otros) llaman el neoconstitucionalismo. Uno de los
principales interrogantes que se intenta plantear es el problema por la interpretación, es
decir, qué mecanismos pueden servir para solucionar los conflictos emergidos entre normas
con estructura de principios como son los derechos fundamentales. En ese sentido las cortes
constitucionales se instituyen como uno de los principales actores dentro del sistema
jurídico. Posteriormente, a finales del siglo XX, una serie de investigadores destacan la
emergencia de un nuevo constitucionalismo en América Latina; que puede ser
caracterizado de diversas maneras, y donde cada una de esas maneras conforma una posible
lectura. En ese sentido, autores como Rodrigo Uprimny, Cesar Baldi, Raquel Yrigoyen,
León Moncayo, entre otros, han elaborado un ejercicio cartográfico que hemos llamado
Tipologías Constitucionales, el cual consiste en mostrar una serie de orientaciones comunes
y diferencias importantes que los han llevado hablar de ciclos constitucionales en
Latinoamérica: constitucionalismo multicultural, constitucionalismo pluricultural y
constitucionalismo intercultural.
Otros autores como Roberto Viciano, Rubén Martínez, Albert Noguera, Marcos Criado,
Josefina Méndez han denominado este fenómeno Nuevo Constitucionalismo
Latinoamericano, destacando que su elemento fundamental es la participación activa del
poder constituyente; este modelo es notable en cartas como la colombiana de 1991, la
venezolana del 1999, la carta ecuatoriana de 2008 y la boliviana de 2009. Por otro lado,
pensadores como Eduardo Gudynas y Alberto Acosta han concentrado su atención en el
concepto de naturaleza presente en este nuevo constitucionalismo, particularmente los
casos de Bolivia y Ecuador, afirmando que de este se desprende un Giro Biocéntrico que
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cuestiona fuertemente las políticas neoliberales y la filosofía moderna. Otra de las
perspectivas que se pueden rastrear, es aquella formada desde algunas teorizaciones del
profesor Roberto Gargarella. Según Gargarella, hay que reconocer los cambios que el
nuevo constitucionalismo ha forjado en la parte dogmática de las constituciones, pero, al
mismo tiempo, hay que revisar con detenimiento cómo las mismas han dejado intacta su
parte orgánica y con ello la “sala de máquinas” no ha sido distribuida, alterada, dejándose
la puerta abierta a modelos como el hiperpresidencialismo. Finalmente, encontramos
algunas Perspectivas Críticas, como la presentada por Daniel Sandoval, quien considera
que dichas constituciones arropan consigo una serie contradicciones y antagonismos como
algunas normas opuestas al capital, los conflictos de clases que ellas suscitan, las luchas
entre gobiernos y movimiento sociales, por mencionar sólo algunas. Por su parte, el
mexicano Pedro Salazar Ugarte, otro de los escépticos, sostiene que el nuevo
constitucionalismo no logra responder algunos de los estándares del Estado Constitucional
Democrático, como la certeza y la seguridad jurídica.

Sin embargo, y pese a la variedad de enfoques y posiciones diversas, estas lecturas no han
tenido en cuenta un fenómeno que ha pervivido en América Latina y que las constituciones
de Bolivia y Ecuador han puesto sobre la mesa: el problema de la colonialidad. Dicha
omisión frente a este fenómeno ha generado preocupación en algunos investigadores 1, que

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Como se puede ver hemos optado por estudiar en profundidad una lectura, la decolonial, dentro un conjunto de enfoques
del nuevo constitucionalismo. Es válido entonces que el lector se pregunte ¿por qué esta elección? Pensamos que un autor
al momento de producir conocimientos debe asumir una posición teórica, es decir, debe reconocer su lugar de
enunciación, e intentar romper con aquello que Santiago Castro-Gómez llamó la hybris del punto cero, “la hybris es el
peor de los pecados, pues supone la ilusión de poder rebasar los límites propios de la condición mortal y llegar a ser como
los dioses. La hybris supone entonces el desconocimiento de la espacialidad y es por ello un sinónimo de arrogancia y
desmesura... es aquella tendencia a convertir una historia local en diseño global...”, es decir, pretender que la concepción
que se expone es la única, la verdadera y la que más logra concebir un fenómeno. Por tal motivo, no hablamos en este
documento de una lectura del constitucionalismo, pues esto implicaría aquella arrogancia bajo la cual se pretendería que
esta es la única perspectiva; hablamos de nuevos constitucionalismos latinoamericanos, pero por razones metodológicas,
personales y de tipo teórico, se hizo necesario optar por el estudio de solo una de ellas. En cuanto a las razones
metodológicas. Tenemos que no sería posible abordar un análisis general de los nuevos constitucionalismos
latinoamericanos, pues la extensa bibliografía sobre el tema no lo permitiría. Teniendo en cuenta esto, sólo ofreceremos
una introducción de ellos, para efectos de mostrar de una forma más amplía la discusión, y el lugar en el cual se sitúa la
lectura decolonial. Además de lo anterior, sabemos que es necesario tomar un tema de investigación y delimitarlo,
establecer una pregunta problema y un problema de investigación, el cual gira en esta tesis en torno a la lectura decolonial,
y ello nos obliga a resumir y no profundizar demasiado en los nuevos constitucionalismos. En lo relacionado con las
razones personales. El autor de este documento, le ha llamado la atención el cómo algunos constitucionalistas han tomado
ideas de la teoría decolonial para cuestionar y pensar el constitucionalismo de América Latina y criticar modelos y autores
del constitucionalismo occidental. Es interesante, por ejemplo, cómo varios investigadores toman autores como Enrique
Dussel para replantear el neoconstitucionalismo; cómo las reflexiones decoloniales sirven de puente para imaginar nuevos
problemas; cómo las constituciones de Bolivia y Ecuador “expresan la voluntad de realizar un giro decolonial,
entendiendo por tal un diagnóstico crítico que reconoce la pervivencia de una modernidad del Estado que no puede
entenderse sin su otro rostro oscuro: la colonialidad del poder”. Pensamos que es importante y necesaria la tarea de asumir
tanto la descolonización como la colonialidad del poder en y desde el constitucionalismo. Esta tesis buscar adentrase en
esta difícil y profunda tarea. Finalmente en cuanto a las razones teóricas, ligadas a las personales, la posición del autor es
que el constitucionalismo debe reconocer su relación con la colonialidad, y que dicha forma de poner de mani fiesto el
carácter colonial de este saber puede ser mediante la teoría decolonial, pero con la salvedad que el hacer una crítica
decolonial del constitucionalismo implica también dar por sentado los supuestos modernos bajo los cuales este funciona.
Pongámoslo en términos decoloniales: lo que en esta tesis denominamos constitucionalismo decolonial no constituye una
“absoluta exterioridad” de la modernidad, esto es, una creación que tiene la capacidad de pensar por fuera de la
modernidad, sin contacto con ella, ya que sus fuentes epistemológicas son elaboraciones que la modernidad no ha

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deciden tomar en serio esta tarea y proponer una lectura del nuevo constitucionalismo
desde lo que Arturo Escobar denominó la red modernidad-colonialidad. En ese sentido un
conjunto de autores, entre los cuales encontramos a Alejandro Medici, Ramiro Ávila,
Caterine Walsh, Alejandro Rosillo, Antonio Carlos Wolkmer, Ricardo Sanín, Boaventura
de Sousa, Lucas Machado, Melissa Mendes, Fernanda Frizzo, Alfredo Guevara, Adriano
Corrêa, Vitor Sousa, João da Cruz, Lucas Machado, Alejandro Rosillo, Natalia Martinuzzi,
Cesar Baldi, entre otros, han planteado una visión del constitucionalismo desde pensadores
como Santiago Castro, Ramón Grosfoguel, Arturo Escobar, Enrique Dussel, Walter
Mignolo, Aníbal Quijano y otros miembros de la teoría decolonial. A este análisis lo hemos
denominado la Lectura Decolonial del Constitucionalismo o el Constitucionalismo
Decolonial2. Esta perspectiva se basa especialmente en seis puntos: en un enfoque
decolonial, en tomar al indígena como sujeto político, en poner de presente el lado oscuro
del constitucionalismo, en hacer notorio los procesos de descolonización en este campo del
derecho, en revisitar el concepto de poder y en exponer el giro paradigmático o refundación
que sufre el Estado con estas trasformaciones.
Pero pese a los horizontes que se han vislumbrado desde este bando, los constitucionalistas,
con algunas excepciones3, han caído en una serie de limitaciones al momento de abordar la
red modernidad. Tenemos entonces que en sus trabajos i) hay fuentes teóricas y
metodologías decoloniales no exploradas. En ese sentido, vemos como Dussel, Mignolo,
Castro-Gómez, Walsh, Escobar y Quijano son los referentes más importantes para los
constitucionalistas y que la visión de la colonialidad que estos han incorporado es una
panorámica macropolítica. Pero esta ruta no ha tenido en cuenta otras opciones de trabajo
como la micropolítico, la fanoniana y autores como Fanon, Maldonado Torres, Gordon,

concebido, que no necesitan de ella; por el contrario, el constitucionalismo decolonial es un exterior relativo, es decir, una
categoría que nació de la modernidad: constitucionalismo, pero que busca incorporar elementos no concebidos, opuestos,
distintos, que se basan en otra racionalidad: decolonial. Ver: CASTRO-GOMEZ, Santiago. La hybris del punto cero.
Ciencia, raza e ilustración en la Nueva Granada (1970-1816). Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana. 2005. pp. 18-19 y
61. Ver: 6 MEDICI, Alejandro. Nuevo constitucionalismo latinoamericano y giro decolonial. Seis proposiciones para
comprenderlo desde un pensamiento situado y crítico. En: El Otro Derecho, No. 49. Nuevos diseños constitucionales en
nuestra América. Bogotá. ILSA. p. 21. Ver: 7 IGLESIAS, Pablo, ESPASANDIN, Jesús y ERREJON, IÑIGO.
Devolviendo el balón a la cancha. Diálogos con Walter Mignolo. En: Tabula Rasa, No. 8. Bogotá. 2008. p. 287.
2
Más adelante retomaremos esta idea. Por lo pronto queremos dejar claro que cuando hablamos de “la lectura decolonial
del constitucionalismo” o “constitucionalismo decolonial” no pretendemos sostener que estos estudios constituyen un
afuera, una especie -por parafrasear a Mignolo- de exterior absoluto de la modernidad o por echar mano de la noción de
Antonio Negri y Michael Hardt, un afuera del capital. Estos conceptos son empleados en el sentido de mostrar el roce del
saber decolonial con el constitucionalismo y con el objetivo de crear un paraguas que arrope una serie de autores que han
encontrado puntos de contacto, criticas, fuentes teóricas, problemas y preocupaciones comunes.
3
Los más notables son Caterine Walsh y Boaventura de Sousa Santos. No está de más anotar que estos autores no son
constitucionalista. La primera es una lingüista norteamérica, directora del Doctorado en Estudios Culturales de la
Universidad Andina Simón Bolívar, una reconocida investigadora de temas decoloniales en América Latina; el segundo es
un sociólogo portugués que ha estudiado las epistemologías del Sur, criticando el pensamiento moderno y mostrando
como otras partes del mundo, el Sur, pueden aportan a la construcción del conocimiento. Hemos tomado ambos autores
por constituyen un referente para la construcción de nuestra investigación. Tanto Walsh como Santos son usados en el
estado del arte y en el marco teórico, y para evitar que ambos estadios de la tesis se mezclen hemos optado por “partir”
algunos de los textos de Santos y de Walsh. Esto quiere decir que hemos tenido que tomar de la página 143 a la página
152 para armar el estado del arte, y como la misma autora nos sirve luego para el marco teórico, dejamos hasta esta
página, rompemos el texto, y retomamos la página 131 hasta la 142. Ver por ejemplo: WALSH, Caterine.
Interculturalidad, Plurinacionalidad y Decolonialidad: las insurgencias político-epistémicas de refundar el Estado”. En:
Tabula Rasa, Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca, Colombia. 2008. No. 9.

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entre otros que la red modernidad ha puesto de presente. ii) A demás, en esta lectura
podemos encontrar una crítica relativamente abstracta a las constituciones y al
constitucionalismo moderno. Esto se puede entender como una presunción de la
colonialidad. Para los constitucionalistas, si la colonialidad es la otra cara de la modernidad,
entonces se puede hacer una especie de juicio lógico en el sentido de que si el
constitucionalismo es moderno entonces su otra cara también es la colonialidad. Se
presume que los constitucionalistas europeos están enredados con la colonialidad lo cual
conlleva en últimas a esquivar los argumentos de cómo operaría esta relación. iii)
Finalmente, hemos detectado que sus enfoques han sido sumamente decoloniales, pero
escasamente coloniales. La presunción de la colonialidad genera de igual forma que la
atención se concentre en la descolonización que han propiciado, sobre todo, las cartas
boliviana y ecuatoriana, pues al darse por existente la relación entre colonialidad y discurso
constitucional, lo que queda por mostrar es la otra faceta: la descolonizadora.

De ahí que surja nuestro problema de investigación, el cual busca precisamente analizar y
desarrollar estos principales obstáculos: es decir, los límites y dificultades teóricas que se
presentan en el abordaje entre estudios decoloniales y constitucionalismo, por un lado, y,
por otro lado, una estrategia de superación a los mismos. El estudio de estos límites y las
posibles alternativas hacía la superación de los mismos será de vital importancia ya que
ellos podrían reflejar –en un sentido negativo- la sensación de que el proyecto político
decolonial está siendo desvirtuado, o que se está generando un uso poco estratégico y de
corto avance de las nociones decoloniales. O más bien se trata –entendidos en sentido
positivo- de la recepción e influencia de la inflexión decolonial en otros campos del saber,
de una muestra fehaciente del carácter descolonizador y crítico de la modernidad por el cual
ha optado el constitucionalismo.
Una posible superación de estos límites puede ser explorada desde la categoría de la
analítica decolonial del constitucionalismo. Esto al menos por las siguientes razones: dicha
categoría ataca, teóricamente, cada uno de los tres límites teóricos arriba mencionados. En
cuanto al límite A, la analítica propone una apertura y una diversidad de fuentes, tales como
la micropolítica, la lectura fanoniana y una ampliación de la visión macrosociológica. En
cuanto al límite B, elabora una crítica a discursos como el neoconstitucionalismo y al de
Gargarella, y con ello muestra cómo se desarrolla la colonialidad y al mismo tiempo, en
cuanto al límite C, construye dos momentos necesarios para el estudio de ambos saberes: la
forma de operar, uno, la descolonización y, dos, la colonialidad en el derecho
constitucional. Además, la analítica decolonial advierte sobre las consecuencias que puede
generar la omisión de estos dos momentos, ya que, si únicamente se tiene presente la fase
de descolonización se cae en una presunción de la colonialidad que evita que se den
razones de cómo funciona –la colonialidad- en estas discusiones, y lo más importante, que
se acepte implícitamente o que se deje abierta la sospecha que según la cual las recientes
constituciones y los debates que han surgidos de estas, podrían eventualmente haber
superado el problema de la colonialidad. Otro de los puntos en los que hace énfasis la
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analítica es en reconocer los fuertes vínculos entre modernidad y constitucionalismo
decolonial. Hay casos en los que algunos autores parecen inferir que estos debates nada
tienen que ver con la modernidad. Nuestro concepto, por el contrario, no sostiene un
distanciamiento teórico, sino más bien, como diría Grosfoguel, un diálogo crítico solidario
con occidente.

Sin embargo, es necesario advertir que la analítica podría arrojar consigo varios obstáculos
e incluso inconformidades. Entre ellos, que dicho concepto partió de una ausencia
fundamental: no fue posible encontrar dentro de la bibliografía analizada un trabajo que
tuviera como objetivo principal la pregunta que estructura esta tesis. Es posible hallar
autores que se planean la importancia de la teoría decolonial para explicar y fundamentar el
nuevo constitucionalismo; que ven en este pensamiento una filosofía política situada o en
algunos casos uno de los referentes críticos más importantes para el constitucionalismo de
la región. Pero ninguno de ellos tomó como preocupación principal nuestra pregunta
problema. Ante este vacío, nos vimos en la necesidad de elaborar una noción que llenara
este espacio, inventándonos momentos, conceptos, como la presunción de la colonialidad,
sus consecuencias, y tomando como ejemplo algunos discursos en particular. Nótese que
elegir al neoconstitucionalismo y a Gargarella como objeto de crítica puede generar una
serie de cuestionamientos que estamos dispuestos asumir. A demás, extrapolar nociones
decoloniales al campo del derecho implica asumir una complejidad.

En síntesis, la hipótesis que se manejará será que el uso que le ha dado este modelo
constitucional a la teoría decolonial ha carecido de, hasta cierto punto y en algunos casos,
de engranaje conceptual, y esto lo podemos notar en que hay algunas fuentes teóricas y
metodologías decoloniales no exploradas, en una crítica relativamente abstracta a las
constituciones y al constitucionalismo moderno y en algunos enfoques sumamente
descoloniales, pero con visiones escasamente coloniales. A estos usos los hemos llamado
los límites teóricos del constitucionalismo decolonial. Frente a este problema,
propondremos la noción de la analítica decolonial como una alternativa para su superación.
Dicho concepto nos servirá para poner de presente las distintas agendas de trabajo de la red
modernidad/colonialidad, es decir, aquellos enfoques que no han sido tenidos en cuenta,
como fanoniano y la lectura micropolítica y mirar cómo estas líneas de trabajo podrían
llegar a contribuir al estudio del constitucionalismo; plantearemos algunas ideas que
contribuyan a un análisis decolonial del neoconstitucionalismo y de la narrativa sobre los
derechos y el poder de Roberto Gargarella, para mostrar cómo pervive la colonialidad en
estos análisis y como consecuencia de lo anterior, propondremos dos momentos, ya
mencionados, para el intercambio de ideas entre la red modernidad y el constitucionalismo.

2. METODOLOGÍA DE TRABAJO
Partiendo de la anterior contextualización del problema de investigación, a saber, sobre la
existencia de los límites teóricos que surgen del dialogo entre la teoría decolonial y los
12
estudios constitucionales, y de los obstáculos arriba mencionados, esta tesis de maestría
plantea indagar sobre: i) las principales lecturas en torno al nuevo constitucionalismo
latinoamericano, ii) identificar los límites teóricos de la lectura decolonial del nuevo
constitucionalismo latinoamericano y iii) proponer desde la “analítica decolonial del
constitucionalismo” una alternativa a la superación de los límites teóricos de la lectura
decolonial del constitucionalismo latinoamericano.
Para lograr lo anterior, hemos diseñado la siguiente estrategia o desarrollo metodológico:
La tesis está dividida en cinco capítulos. El primero y el segundo desarrollan el estado del
arte; el tercero el marco teórico. El cuarto por su parte hace relación a validación de la
hipótesis de trabajo. Finalmente, el quinto se encarga de las conclusiones y algunas
recomendaciones para futuras investigaciones sobre el tema.
El primer capítulo tiene como objetivo central indagar las principales lecturas en torno a la
idea de nuevos constitucionalismos latinoamericanos. Se pretende mostrar que existe una
multiplicidad de lecturas en torno a dicho campo de estudio, las cuales analizan prácticas,
textos y estudios constitucionales, entre otros. Para ello, el capítulo se subdivide en seis
partes, esto es, en varias formas de leer o entender el nuevo constitucionalismo: la primera
analiza la categoría de Tipologías Constitucionales. Según Autores como Rodrigo
Uprimny, Raquel Yrigoyen y Cesar Baldi podemos encontrar tres grandes ciclos
constitucionales en la región: el constitucionalismo multicultural, el constitucionalismo
intercultural y el constitucionalismo pruricultural, etapas que van desde la constitución de
Brasil hasta la de Bolivia. La segunda lectura expone la noción Nuevo Constitucionalismo
Latinoamericano de Roberto Viciano y Rubén Martínez Dalmau. Para los profesores
españoles, esta categoría arropa solamente las experiencias constitucionales de Colombia
(1991), Venezuela (1998), Ecuador (2008) y Bolivia (2009), pues en estos textos es posible
encontrar como elemento definidor la participación activa del poder constituyente. En la
tercera parte sólo se menciona la Lectura Decolonial del constitucionalismo para efectos de
que el lector la tenga presente dentro de esta clasificación, ya que ella será desarrolla en el
segundo capítulo. La cuarta realiza una introducción de las críticas que se han formulado
desde el Giro Biocéntrico a las constituciones modernas. Autores como Eduardo Gudynas y
Alberto Acosta, integrantes de este enfoque, centrándose fundamentalmente en las cartas de
Bolivia y Ecuador formulan una concepción de la naturaleza que se opone a las visiones
neoliberales de las constituciones modernas. La quinta, presenta algunas de las críticas que
ha formulado Roberto Gargarella. Según este, se han hecho modificaciones significativas
en la parte dogmática de las constituciones, pero se ha dejado intacto el lado orgánico y en
ese sentido, la distribución del poder o la sala de máquinas no ha sido alterada. Finalmente,
la sexta parte, se dedica a las Perspectivas Críticas del nuevo constitucionalismo. En esta
encontramos autores como Daniel Sandoval y Pedro Salazar Ugarte. Para ellos hay dos
puntos en concreto a cuestionar en las nuevas constituciones. Uno relacionado con los
antagonismos y contradicciones en los cuales estas se desarrollan y el segundo, con los
problemas interpretativos que estas generan por su fuerte contenido indigenista.

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El segundo capítulo tiene como propósito desarrollar los límites teóricos de la lectura
decolonial del constitucionalismo, mostrando cómo en esta han surgido una serie de
dificultades, desbalances y una utilización de la decolonialidad en abstracto. Para ello, este
capítulo estará conformado por cuatro partes: la primera y la segunda realizan algunas
aclaraciones conceptuales tendientes a dejar claro que nuestro objetivo fundamental es
estudiar la forma en la que se han acercado los recientes estudios constituciones a la teoría
decolonial y cómo el pensamiento decolonial ha servido o puede servir como caja de
herramienta para el estudio del constitucionalismo, planteándose el concepto
Constitucionalismo Decolonial. La tercera parte reconstruye, a partir de los trabajos de
autores como Alejandro Medici, Ramiro Ávila, Caterine Walsh, Alejandro Rosillo, Antonio
Carlos Wolkmer, Ricardo Sanín, Boaventura de Sousa Santos, Lucas Machado, Melissa
Mendes, Fernanda Frizzo, Alfredo Guevara, entre otros, una radiografía de este modelo,
desarrollando seis características que lo identifican, y que se pueden encontrar en la
mayoría de estos autores, tales como una crítica constante al neoconstitucionalismo, el
indígena como sujeto político y el lado oscuro del constitucionalismo, procesos de
descolonización, una revisión del concepto de poder y un giro paradigmático o refundación
del estado. Por último, la cuarta parte ofrece una descripción de los principales límites
teóricos de esta visión: fuentes teóricas y metodologías decoloniales no exploradas, una
crítica relativamente abstracta a las constituciones y al constitucionalismo moderno y
enfoques sumamente decoloniales, pero escasamente coloniales.
El tercer capítulo tiene como objetivo proponer la idea de analítica decolonial del
constitucionalismo como una posible alternativa a la superación de los límites teóricos de la
lectura decolonial, mediante la exploración de algunas reflexiones de la red modernidad
colonialidad. Para ello, este capítulo estará estructurado por tres partes: la primera elabora
una introducción de los rasgos constitutivitos, categorías y/o conceptos fundamentales de
este colectivo como la diferencia entre colonialismo y colonialidad del poder, la
colonialidad como algo constitutivo de la modernidad, una crítica a los discursos
eurocentrados e intramodernos, pensar en términos de sistema mundializado de poder y la
diferencia entre la zona del ser y la zona del no ser. La segunda, diseña las bases del
concepto analítica decolonial a partir de dos momentos: la forma de operar la
descolonización y la colonialidad en el constitucionalismo. La tercera parte propone, desde
el concepto mencionado, herramientas para superación de los límites teóricos. En ese
sentido, postulamos algunas agendas de trabajo no tenidas en cuenta por el
constitucionalismo estudiado, como la lectura fanoniana, la lectura micropolítica y una
ampliación de la perspectiva macrosociológica e intentamos revelar cómo estas aportan a la
discusión y amplían las fuentes epistemológicas. Sumado a esto, elaboramos un estudio de
casos. Uno de ellos plantea un análisis decolonial del neoconstitucionalismo en el que se
muestra y el otro evidencia como el discurso de Roberto Gargarella sobre el
hiperpresidencialismo, los derechos y las constituciones se ve enredado con prejuicios
coloniales.

14
De acuerdo a la descripción anterior, se puede apreciar que la metodología empleada es de
tipo cualitativo. Hemos optado por esta ya que: i) el fenómeno estudiado no es cuantificable
en términos matemáticos, sino que versa sobre aspectos sociales, como transformaciones en
algunos espacios de la sociedad, jurídicos, como constituciones y políticos, como procesos
constituyentes, entre otros, es decir, ii) se trata entonces procesos dinámicos, sujetos a
cambios y modificaciones; iii) nuestro interés no es establecer relaciones causa-efecto, sino
comprender fenómenos; v) consideramos que el investigador hace parte de la presente tesis,
y no es un simple observador neutral, sino que toma posición frente a las teorías y críticas
estudiadas, sobre todo en el último capítulo y v) se incorporaran hallazgos que no se habían
previsto al inicio de la investigación como el tema de la presunción de la colonialidad en la
que caen algunos constitucionalistas.

3. ESTRUCTURA DEL DOCUMENTO


Con el objetivo de poner de manifiesto nuestra hipótesis de trabajo, la presente
investigación está desarrollada por tres capítulos, algunas conclusiones y recomendaciones,
antecedidos por una introducción y un plan de exposición. En dicha introducción se plantea
de manera explícita el problema y la hipótesis de investigación para, posteriormente,
describir nuestra metodología de investigación.
El primero y segundo capítulo tratan de dar cuenta del estado del arte del problema. Allí se
describirá el terreno de discusión en torno a las lecturas del reciente constitucionalismo
latinoamericano, que denominamos nuevos constitucionalismos latinoamericanos, para
luego, entrar analizar la lectura decolonial del constitucionalismo, sus características
fundamentales y agendas de trabajo, marcando un énfasis especial en los límites teóricos de
esta lectura.
El tercer capítulo desarrolla el marco teórico a partir del cual se determina que para lograr
superar estos límites teóricos se estima necesario tomar elementos provenientes de la teoría
decolonial que den cuenta de la elaboración de una metodología de trabajo para el estudio e
interrelación entre ambos saber: constitucionalismo y estudios decoloniales, planteando
para ello el concepto de analítica decolonial del constitucionalismo.
Finalmente se exponen algunas recomendaciones para futuras investigaciones sobre el tema
y algunas conclusiones derivadas del trabajo investigativo.

15
II. CAPITULO 1. CARTOGRAFÍAS CONSTITUCIONALES AMÉRICA LATINA
1. Nuevos constitucionalismos latinoamericanos
Las recientes transformaciones constitucionales en América Latina han generado una fuerte
e interesante discusión sobre el tema del constitucionalismo. Para algunos autores la
génesis de este acontecimiento la podemos encontrar en la constitución de Brasil de 1988,
para otros el origen de este fenómeno se haya en la constitución colombiana de 1991, y
para otros investigadores, el punto de inicio de este constitucionalismo son las
constituciones de Ecuador (2008) y Bolivia (2009). Esta oleada de constituciones
incorporará nuevas temáticas al debate constitucional en la región.
En síntesis, y teniendo en cuenta lo que nos interesa exponer en este punto, a estas
transformaciones se les ha dado el nombre de “nuevo constitucionalismo
latinoamericano”4. Pero de esta idea de nuevo constitucionalismo latinoamericano se
desprende una sospecha en virtud de la cual sus expositores, Viciano y Martínez, parecerían
sugerir un constitucionalismo, es decir, un solo modelo constitucional que sería
homogéneo, unificado y sin muchas diferencias en su interior a tener en cuenta.
Ante esto, hemos propuesto la idea no de un modelo constitucional, como lo hacen los
constitucionalistas españoles, sino la tesis de unos nuevos constitucionalismos
latinoamericanos, esto es, múltiples, diversas e incluso antagónicas lecturas sobre el nuevo
constitucionalismo en América Latina. Podría parecer inadecuado, además de ser una
pérdida de tiempo hablar en esta investigación acerca de la importancia de esta pluralidad
de constitucionalismos, e insisto, y no de un nuevo constitucionalismo. Pero no es así.
Estos renglones tienen su razón de existencia, ya que con la idea de nuevos
constitucionalismos queremos dejar claro, en este caso, que la lectura decolonial objeto de
estudio en esta tesis es sólo una lectura del constitucionalismo, perspectiva que por
supuesto encuentra un sin número de razones para ser indagado por separado.
Teniendo esto sobre el tapete, desarrollaré una introducción de los Nuevos
constitucionalismos latinoamericanos que en otro lugar expuse con más detalle 5. Podemos
encontrar seis (6) lecturas del nuevo constitucionalismo: i) Tipologías constitucionales, ii)
el nuevo constitucionalismo latinoamericano, iii) la Lectura Decolonial, iv) el Giro
Biocéntrico, v) la sala de máquinas: Gargarella y el hiperpresidencialismo y vi) las
perspectivas críticas.
Cada una de estas lecturas lectura se caracteriza por tener una tesis central, algunos autores
característicos y una metodología de trabajo 6. La tesis central se caracteriza, como su

4
VICIANO, Roberto y MARTÍNEZ, Rubén. La Constitución democrática, entre el neoconstitucionalismo y el nuevo
constitucionalismo. En: El Otro Derecho-ILSA. Colombia. Vol. 48. p. 65.
5
Si se desea consultar un análisis amplio y detallado sobre las distintas versiones que se pueden encontrar en la literatura
sobre el nuevo constitucionalismo, o más exactamente, una radiografía sobre el tema, puede verse: LASCARRO, Carlos y
LASCARRO, Diemer. Estudio introductorio: nuevo(s) constitucionalismo(s) latinoamericano(s): un mapa de la cuestión.
En: Debates y combates: cartografías constitucionales en América Latina. LASCARRO, CARLOS Y LASCARRO,
DIEMER y LEONEL MARTÍNEZ. 2015 (Por publicar).
6
En este punto tengo que agradecer a Carlos Lascarro por sus valiosos e importantes comentarios y observaciones. Varias
de estas ideas son tomadas, además del “Estudio introductorio” ya citado, de un borrador de la tesis de maestría:
LASCARRO, Carlos. Estudios constitucionales post-91 en América Latina (casos Colombia, Bolivia y Ecuador):

16
nombre lo indica, por el conjunto de argumentos o argumento principal sobre el cual se
basa dicha lectura. A su vez, se caracteriza por una o varias corrientes doctrinarias de la
cual está total o prelativamente influenciada. Por ejemplo, en la lectura realizada por
Roberto Viciano y Rubén Martínez Dalmau, la tesis central perece apuntar en la dirección
de una fuerte influencia de la teoría democrática del poder constituyente y una cierta
tendencia a tomar distancia de los postulados principales del neoconstitucionalismo. Los
autores característicos, sobra decir, son el conjunto de investigadores –que no
necesariamente pertenecen a países latinoamericanos y que no necesariamente son
constitucionalistas– que se encargan de realizar determinada lectura sobre el fenómeno en
cuestión. Algunos de estos, no son exclusivamente académicos sino que en muchos casos
combinan esta actividad con el litigio, el activismo social o la función pública.

La metodología de trabajo consiste en el tipo de enfoque en el que se basa la lectura. Así,


tenemos una multiplicidad de enfoques como el normativo, que se encarga de realizar una
lectura y la posterior comparación entre diversos textos constitucionales. Otros
interdisciplinarios, que buscan acercamientos entre el constitucionalismo y otras disciplinas
(como por ejemplo la lectura decolonial). Unos de tipo descriptivo, los cuales intentan
realizar valoraciones o críticas ya sea frente a los textos constitucionales o investigaciones
sobre nuevo constitucionalismo latinoamericano (como en el caso de la sexta lectura,
específicamente, en el trabajo de Pedro Salazar Ugarte).
De igual forma, encontramos enfoques con fines cartográficos los cuales buscan realizar un
mapa o estado del arte sobre los estudios constitucionales en la región (en esta dirección se
encuentra, a nuestro modo de ver las cosas, el trabajo de César Baldi). De igual forma,
existen lecturas de “difícil clasificación” pues poseen varios enfoques y múltiples
influencias normativas (como en el caso de Ramiro Ávila) o cambios de posiciones teóricas
(como en el caso de Gargarella).

1. Tipologías constitucionales
En esta primera lectura encontramos algunos rasgos fundamentales que nos permiten
unificar a un conjunto de autores y trabajos, que podríamos denominar, con poca
originalidad, tipologías constitucionales, esto es, el estudio de las constituciones y el
constitucionalismo mediante el uso de mapas, tipologías y/o cartografías. En esta vertiente
podemos encontrar estudios que tienen como meta principal exponer los elementos
compartidos, las diferencias y las tendencias comunes presentes en las reformas y cambios
constitucionales de la década de los 80’s hasta el 2008-2009 en América Latina. Ese
objetivo principal ha estado acompañado por otro objetivo que se vislumbra en la intención
de demostrar si en el nuevo constitucionalismo es posible encontrar diversas
particularidades y diferencias que podrían abrir la puerta a sostener que éste es un genuino

Paradigmas, problemáticas e itinerarios teóricos. Bogotá. D.C: Universidad Nacional de Colombia. Facultad de Derecho,
Ciencias Políticas y Sociales, 2015.

17
y nuevo constitucionalismo latinoamericano. Las cartografías, aquí, son precisamente la
herramienta conceptual y metodológica que permite un estudio amplio de las
transformaciones constitucionales, y mediante su utilización, es posible rastrear lo común,
lo diferente y lo novedoso del nuevo constitucionalismo.

De otra parte, los principales autores de estos estudios son Rodrigo Uprimny, Cesar Baldi,
Raquel Yrigoyen y Víctor Moncayo. Respecto a sus autores, las tipologías se han
caracterizado por un dialogo constante y enriquecedor que se ha entablado entre los mismos
autores –y otros– pertenecientes a esta corriente. (Si comparamos esta perspectiva con las
demás estudiadas en este texto, podemos observar que esta es –tal vez– la que más ha
conversado con sus colegas). Vemos como en los trabajos de Uprimny aparecen como
referencia los de Yrigoyen; en los de Baldi, los de Uprimny y Yrigoyen; y en los de
Moncayo los de Yrigoyen y Uprimny. Finalmente, este dialogo ha producido algunas
divergencias y convergencias interesantes –esta sería otra característica–, por ejemplo,
respecto a lo común del nuevo constitucionalismo: la mayoría comparte la opinión según la
cual este fenómeno constitucional se enmarca en el pluralismo y la diversidad, pero para
algunos el punto de arranque no es el mismo: la constitución de Brasil 19987; la
constitución de Canadá de 1982 en términos de referente histórico 8. Ahora, un estudio
juicioso y detallado, mediante el uso de tipologías, permite a los autores destacar
“tonalidades” de pluralismo que constituyen lo diferente y lo novedoso: Bolivia y Ecuador
son ejemplo, a diferencias de las anteriores constituciones latinoamericanas, de un
“constitucionalismo pluricultural” (Yrigoyen), “descolonizador” 9, que va “más allá” de un
esquema de “ciudanía diferencial” como el de la carta colombiana (Uprimny). Como se
puede apreciar, las “tipologías constitucionales” son un motivo más para emplear la noción
Nuevos constitucionalismos latinoamericanos

1.2. El nuevo constitucionalismo latinoamericano.


Otra lectura que podemos rastrear es aquella realizada, principalmente, por los profesores
de la Universidad de Valencia Roberto Viciano y Rubén Martínez Dalmau. La tesis central
de estos autores es que el nuevo constitucionalismo latinoamericano, como lo llaman ellos,
es un diseño constitucional posterior y diferente al neoconstitucionalismo de posguerra. Y
que se caracteriza principalmente por la emergencia del poder constituyente democrático,
como elemento legitimador, en cuatro experiencias constitucionales concretas: la de
Colombia de 1991, la de Venezuela de 1999, la de Ecuador de 2008 y la de Bolivia en
2009. De esta forma, los autores detectaron la emergencia de un nuevo esquema

8
YRIGOYEN, Raquel. Hitos del reconocimiento del pluralismo jurídico y el derecho indígena en las políticas
indigenistas y el constitucionalismo andino. En: BERAONDO MIKEL. Bilbao: Universidad de Deusto, 2006. p. 540. Y
GRIGOYEN, Raquel. El horizonte del constitucionalismo pluralista: del multiculturalismo a la descolonización. En:
RODRIGUEZ CESAR. El derecho en América Latina. Un mapa para el pensamiento jurídico del siglo XXI, México:
Siglo XXI, 2011. p. 145.
9
BALDI, Cesar. Del constitucionalismo moderno al nuevo constitucionalismo latinoamericano descolonizador.
En: Revista Redhes, Revista de Estudios Críticos. Argentina. 2013. Vol. 9. No. 9. p. 58.

18
constitucional en Latinoamérica 10. Sostienen que, la teoría garantista neoconstitucional,
emergida en la posguerra, ha sufrido un vaciamiento del concepto “constitución” en las
últimas décadas, mientras que, “en América Latina, dichas teorías garantistas han sido
asumidas por el nuevo constitucionalismo latinoamericano, que, además, ha sumado una
radical aplicación de la teoría democrática de la Constitución” 11. De esta forma, el nuevo
constitucionalismo latinoamericano revisita ideas del modelo neoconstitucional, como el
problema por la fundamentación de la constitución, para fortalecerlas en sede democrática,
al retomar problemas como el de la legitimidad de la misma 12. En ese sentido, el nuevo
constitucionalismo latinoamericano representaría una teoría democrática de la constitución.
Este proceso, tildado por los autores como “constitucionalismo sin padres”, tendría la
siguiente genealogía: la experiencia constitucional colombiana de 1991 sería el primer
momento del nuevo constitucionalismo latinoamericano: “por razones directamente
relacionadas con las necesidades sociales y la falta de salidas democráticas, y con
precedentes en varios intentos constituyentes latinoamericanos que finalmente fallaron en
su legitimidad, los nuevos procesos constituyentes latinoamericanos tuvieron su inicio en
Colombia a principios de la década de los noventa, pero fruto de reivindicaciones sociales
anteriores”.... “Sin embargo, por tratarse de un primer momento de una nueva construcción
teórica y práctica, el proceso careció del referéndum de ratificación popular que resulta el
aspecto nuclear de legitimación de la Constitución” 13. Posteriormente, la experiencia
ecuatoriana de 1998 fue otro buen intento, pero que no logró, debido al conflicto entre la
Asamblea constituyente y los poderes constituidos, establecer una legitimidad propia del
nuevo constitucionalismo. “Donde puede afirmarse con rotundidad que se produjo el primer
proceso constituyente conforme a los requisitos marcados por el nuevo constitucionalismo,
rescatando la originaria teoría democrática de la Constitución, fue en Venezuela 14 en 1999”.
Una nueva fase de este nuevo constitucionalismo tuvo que esperar casi siete años para
continuar su avanzada: Una fase “caracterizada en particular por elementos formales de las
constituciones, la conforman los dos procesos que tuvieron lugar como continuación de
aquéllos: el ecuatoriano de 2007-2008 y el boliviano de 2006-2009, el más difícil de todos
los habidos, y… es seguramente uno de los ejemplos más rotundos de transformación
institucional que se ha experimentado en los últimos tiempos15. De esta forma “es con las
Constituciones de Venezuela de 1999, Ecuador de 2008 y Bolivia de 2009, que adquiere
10
MÉNDEZ, Josefina y ZALDÍVAR, Martha. Revolución constituyente en América Latina: espina dorsal del
constitucionalismo de los pueblos. En: ROBERTO VICIANO. Estudios sobre nuevo constitucionalismo latinoamericano.
Valencia: Tirant Lo Blanch, 2012. p. 59.
11
VICIANO, Roberto y MARTÍNEZ, Rubén. Aspectos generales del nuevo constitucionalismo latinoamericano. En: El
nuevo constitucionalismo en América Latina, Corte Constitucional de Ecuador. Quito, 2010. p. 16)
12
FIALLO, Lilian y ZALDÍVAR, Abrahán. Un constitucionalismo para el proyecto de emancipación latinoamericano.
En: ROBERTO VICIANO. Estudios sobre nuevo constitucionalismo latinoamericano. Valencia: Tirant Lo Blanch, 2012.
P. 89.
13
VICIANO, Roberto y MARTINEZ, Rubén. Op .cit., p. 23
14
Ya en 2005 sostenían Viciano y Martínez que el proceso constituyente venezolano “es en estos momentos el más
emblemático ejemplo del nuevo constitucionalismo latinoamericano”. Ver: VICIANO, Roberto y MARTÍNEZ
DALMAU, Rubén. El proceso constituyente venezolano en el marco del nuevo constitucionalismo latinoamericano. En:
Ágora. Venezuela. 2005. Vol. 5. p. 56.
15
VICIANO, Roberto y MARTINEZ, Rubén. Op. cit., p., 25.

19
connotaciones relevantes” con las que se consolida este constitucionalismo. Como se puede
notar, para estos autores no hay diferencias a tener en cuenta entre los procesos
constitucionales de Colombia y los de Ecuador y Bolivia, pues en ambos estuvo presente el
elemento democrático, más en unos que en otros16, y esto los lleva a arroparlos bajo el
mismo paraguas: NCL.
1.3. La Lectura Decolonial.
Por obvias razones no desarrollaremos aquí esta lectura, pues en la presente tesis, más
adelante, nos encargamos de esta tarea en detalle.
1.4. El Giro Biocéntrico.
La siguiente lectura sobre el NCL ofrece una perspectiva que se caracteriza por varios
elementos bastante peculiares. En primer lugar, los autores que la componen en ningún
momento intentaron, al menos como objetivo principal, realizar un análisis del NCL. En
segundo lugar, provienen de disciplinas no jurídicas tales como la economía, la ecología
social, entre otras. Tercero, su análisis se centra en un cuestionamiento al concepto de
“desarrollo” –tal como la modernidad occidental lo entendió y lo expandió por el mundo
entero– y las consecuencias sociales, políticas, culturales y ambientales del mismo. Cuarto,
su propuesta se concentra en la idea de un “posextrativismo” que supere la lógica
occidental de manera paulatina y responsable. Y quinto, su posición frente al NCL, en este
caso frente a las recientes constituciones de Ecuador y Bolivia, se puede caracterizar como
un escepticismo moderado –al igual, pero con enfoques distintos, que los autores
pertenecientes a las perspectivas críticas– frente a las mismas: en la medida en que
reconocen, primero, los avances y/o aperturas de los textos constitucionales al hacer frente
a las políticas desarrollistas y neodesarrollistas, pero, segundo, advierten que, dichos textos,
ya sea por razones de políticas gubernamentales o interpretaciones de estos, abren la puerta
a soluciones que solo merman esta problemática pero no la solucionan de fondo.
Autores como el ecuatoriano Alberto Acosta, quien como presidente de la Asamblea
Constituyente ecuatoriana fue uno de los más activos promotores de la idea del Buen Vivir,
y el uruguayo Eduardo Gudynas son quizá los máximos exponentes de esta perspectiva.
Debemos aclarar que, esta lectura, podríamos decir, no existe como tal sino que, luego de
una juiciosa revisión bibliográfica, se puede construir. Es decir, hemos rastreado en estos
autores y otros, un enfoque que pone de relieve un elemento que en muy pocas ocasiones
hace parte de la agenda de estudios constitucionales. De ahí que, haga parte de la
cartografía sobre nuevos constitucionalismos latinoamericanos. Además, este enfoque toma
algunos elementos de la lectura decolonial, es decir, que uno de los elementos de su marco
teórico lo constituye el denominado colectivo modernidad/colonialidad.
1.5. La sala de máquinas: Gargarella y el hiperpresidencialismo.
Una quinta lectura, con fuerte énfasis crítico, la podemos encontrar en la obra del
reconocido profesor argentino Roberto Gargarella. Gargarella intenta ilustrar sobre uno de

16
ARMENGOL, Carlos. Constitución y democracia en el nuevo constitucionalismo latinoamericano. En: Revista del
Instituto de Ciencias Jurídicas de Puebla. México. 2010. Vol. 2, No. 25. p. 63.

20
los posibles peligros que enfrenta el nuevo constitucionalismo latinoamericano. Su análisis
se concentra en la sala de máquinas de las constituciones y cómo ésta es inalterada en
dichos textos. En ese sentido, para el profesor argentino, la tradición constitucional
latinoamericana en general puso un marcado “énfasis en la autoridad centralizada y el
fortalecimiento del poder presidencial”. Por ejemplo, el constitucionalismo fundacional,
basado ampliamente en acuerdos políticos (conservadores y liberales) y preocupado
principalmente por la pregunta por la emancipación, “cualquiera que haya sido el equilibrio
entre liberalismo y conservadurismo, versó “exclusivamente sobre la organización y los
límites del poder17. No incluían cláusulas sociales en beneficio de los desaventajados, ni
proporcionaban amplios derechos de sufragio o asociación… 18 Por su parte, el
constitucionalismo social, en el siglo XX, abanderado por la revolucionaria constitución
mexicana, a pesar de lograr integrar demandas sociales –provenientes de reivindicaciones
afines al marxismo –, “aun así la matriz original, en términos de organización del poder, fue
apenas alterada…Se conjugaba así una constitución de avanzada o vanguardia en materia
de derechos, con una constitución todavía anclada en los siglos dieciocho y diecinueve en
materia de organización del poder”19.
A partir de las reformas constitucionales de finales de los años 80´, y su activación, por
ejemplo, en términos de derechos humanos, se genera una especie de reconciliación entre
algunos sectores de la izquierda frente a las ideas del derecho y el constitucionalismo. La
izquierda ha considerado tradicionalmente al derecho y al Estado como “máquina opresora”
al servicio de la clase dominante. De ahí que las generosas reformas constitucionales –
activismo judicial, herramientas judiciales– en materia de derechos hayan hecho ganar
confianza en un discurso históricamente considerado hegemónico. Pero Gargarella
considera que precisamente, en este punto, se encuentra “una de las principales razones de
los fracasos de estas reformas constitucionales”: pues “es el hecho de que los reformadores
concentraron sus energías en delinear derechos, sin tener en cuenta el impacto que la
organización del poder suele tener sobre los mismos. Luego de las reformas promovidas
por ellos, el núcleo de la maquinaria democrática quedó sin cambios, lo cual dejó los
controles políticos mayormente en manos de los grupos tradicionalmente poderosos”…O,
“resumidamente: porque estaban interesados en modificar la estructura de los derechos, no
se preocuparon prioritariamente por modificar, de modo acorde, la organización del poder”.
Este es entonces el (posible) fracaso de la izquierda constitucional en Latinoamérica. Y por
tal razón la viabilidad y alcance de los derechos se vería seriamente comprometido.
En conclusión, con Gargarella, podemos decir que, si bien debemos resaltar los avances de
constituciones como por ejemplo la de Bolivia, las cuales se han mostrado de manera muy
especial inclinadas por “terminar con la marginación político-social de los grupos

17
GARGARELLA, Roberto. Los fundamentos legales de la desigualdad. El constitucionalismo en América (1776-1860).
Buenos Aires: Siglo XXI. 2005.
18
GARGARELLA, Roberto. Dramas, conflictos y promesas del nuevo constitucionalismo latinoamericano. En: Revista
Anacronismo e Irrupción, Revista de Teoría y Filosofía Política Clásica y Moderna. Buenos Aires. 2013. Vol. 3, No. 4,
Mayo-noviembre. p. 248.
19
GARGARELLA. Op. cit., p. 250.

21
indígenas”, debemos de igual forma resaltar el hecho de que son observables tendencias en
este constitucionalismo a revivir lo que Carlos Nino llamaba híper-presidencialismo,
modelos que, tarde o temprano, por dejar intacta la “sala de máquinas”, terminan por
socavar iniciativas en materia de derechos que las mismas constituciones han priorizado.
Dicho lo anterior, se pregunta el autor: “podemos plantearnos una pregunta a futuro,
pertinente para muchos de los restantes países latinoamericanos que, a diferencia de los
casos del Estado Plurinacional de Bolivia o Guatemala, por ejemplo, no parecen estar
fundamentalmente marcados por la marginación de los grupos indígenas. ¿Qué problema
debería escoger el futuro constituyente latinoamericano, como problema-objetivo a atender
a través de una eventual reforma de la Constitución? ¿Tal vez el problema de la
desigualdad, que viene afectando de modo decisivo el desarrollo constitucional de la
región? Posiblemente, pero en todo caso la pregunta está abierta, y es una que el
constituyente no puede dejar simplemente de lado, como a veces ha hecho” 20.
1.6. Las perspectivas críticas
Todas las lecturas mencionadas hasta ahora, de una u otra manera están, al menos en algún
punto, ya sea explícita o implícitamente, en desacuerdo con el proyecto del nuevo
constitucionalismo latinoamericano de Viciano y Martínez Dalmau. Sería impensable e
incluso ingenuo creer que todos los autores que hemos abordado creen que el NCL es
perfecto. A pesar de ello, nos limitaremos a hacer énfasis en aquellos trabajos que de
manera explícita cuestionan algunos de los principales postulados del NCL. Al respecto,
Viciano y Martínez21 han sostenido que las críticas al nuevo constitucionalismo
latinoamericano han provenido específicamente de la doctrina más conservadora y menos
desarrollada conceptualmente, que crítica el carácter populista de los nuevos textos
constitucionales (los autores españoles se refieren concretamente a Edwards y a Salazar
Ugarte).
En el caso de Salazar Ugarte22, quien proviene de los teóricos de la democracia
constitucional, y por ende le otorgan una mayor importancia al papel de los tribunales o
jueces constitucionales que al poder constituyente, realiza un análisis del NCL desde la lupa
de la teoría constitucional y teniendo como referencia al modelo democrático constitucional
(de ahora en adelante: MDC). Salazar ha argumentado en contra de Viciano y Martínez
que “uno de los rasgos que ofrece identidad al NCL se agota en la aprobación del
documento, y por lo mismo, constituye un elemento que puede ser valorado con
consideraciones de índole política o ideológica pero no mediante consideraciones de teoría
constitucional”23.

20
GARGARELLA, Roberto y COURTIS, Christian. El nuevo constitucionalismo latinoamericano: promesas e
interrogantes. Santiago: CEPAL. 2009. p. 11.
21
VICIANO, Roberto y MARTINEZ, Rubén. La constitución democrática, entre el neoconstitucionalismo y el nuevo
constitucionalismo. En: El Otro Derecho. Debates Constitucionales en nuestra América. Enfoques y tendencias. Bogotá.
2014. No 48. p. 73.
22
SALAZAR UGARTE, Pedro. La democracia constitucional. Una radiografía teórica. México: Fondo de Cultura
Económica, 2006. p. 150.
23
VICIANO, Roberto y MARTINEZ. Op. cit., p. 74.

22
De igual forma, el autor mexicano argumenta que las constituciones del NCL son
ambiguas, complejas, intricadas y contradictorias, ya que recogen tanto libertades negativas
como mecanismos judiciales con derechos de diversas y opuestas tradiciones como la
democracia, el socialismo, el Estado plurinacional, lo que él llama “indigenismo” y
“ecologismo vernáculo” y la sociedad multiétnica. Este tipo de ingeniería constitucional
convierte, argumenta Salazar24, a las constituciones del NCL en fábricas de aporías y
además genera un desafío para la teoría constitucional liberal porque confronta algunos de
sus presupuestos fundamentales. Ello se evidencia en la medida en que estas constituciones
otorgan derechos no solo a las personas sino también a entidades abstractas como la Pacha
mama.
Otra perspectiva crítica, quizá con más argumentos sólidos que la anterior, en torno al NCL
la encontramos en la lectura que, desde la crítica jurídica, realiza Daniel Sandoval
Cervantes. Inspirado en autores como Óscar Correas, Thompson y pensadores
latinoamericanos como René Zavaleta y Ruy Mauro Marini, indaga “críticamente las
condiciones políticas y sociales de Ecuador y Bolivia, comprendiendo el papel que tienen
los nuevos textos constitucionales en la reproducción del capitalismo o la posibilidad de su
uso emancipatorio y las contradicciones a las cuales se enfrentan los procesos sociales
emancipatorios en dichos países” 25. En otras palabras, el autor se pregunta hasta qué punto,
en el NCL, se continúa con la reproducción del derecho capitalista moderno –lo que
llevaría a comprender las actuales contradicciones de dicho diseño constitucional y las
nuevas formas de reproducción del capitalismo– y hasta qué punto se han presentado
nuevas formas de producir lo jurídico –con lo cual se indagaría sobre los posibles
horizontes emancipatorios–.
De esta forma, las constituciones del NCL representarían un intento notable de resistencia
ante políticas neoliberales y se caracterizarían por su elemento legitimador, pues estuvieron
sujetas a la aprobación popular por medio de referendo. “Sin embargo, estas novedades,
ampliamente positivas y esperanzadoras, no implicaron que estas constituciones sean una
representación fiel de las demandas de los movimientos sociales, o bien que implicaran una
ruptura total con las relaciones sociales de dominación capitalista”. Pues las antiguas
oligarquías, a pesar de su derrota, en los casos de Bolivia y Ecuador, reconfiguraron,
lentamente, su presencia y peso en la toma de las decisiones, y, a “pesar del respaldo de los
gobiernos promulgadores de las nuevas constituciones, la relación entre estos y aquellas”,
más en Ecuador que en Bolivia “no ha estado exenta de contradicciones y antagonismos” 26.
Pero a pesar del carácter insurgente del NCL, a este le ha sido imposible escapara a una
serie de antagonismos entre movimientos sociales y los nuevos gobiernos. Lo anterior

24
SALAZAR UGARTE, Pedro. El nuevo constitucionalismo latinoamericano. En: Seminario LASA. (2013: California,
Estados Unidos). Seminario. California: Estados Unidos, 2013. p. 357.
25
SANDOVAL, Daniel. La necesidad de un análisis socio-histórico para el nuevo constitucionalismo: aportaciones desde
la experiencia mexicana. En: WOLKMER ANTONIO y CORREAS OSCAR. Crítica jurídica na América Latina.
Aguascalientes, MISPAT-Universidade Federal de Santa Catarina. 2013. p. 117.
26
SANDOVAL, Daniel. El nuevo constitucionalismo en América Latina desde la historia crítica de derecho. En: El Otro
Derecho. Bogotá. 2014. No 48. Debates Constitucionales en nuestra América. Enfoques y tendencias. pp. 124-125.

23
implica entonces, que “aunque en cierta forma los contenidos normativos, las normas
jurídicas y, por tanto, el sentido deóntico de las nuevas constituciones parecen recoger
dichas reivindicaciones cuando se leen sus textos abstrayéndose de los procesos políticos y
las contradicciones en medio de las cuales estos fueron promulgados… las contradicciones
y antagonismos entre los movimientos sociales y los nuevos gobiernos conllevan un
enfrentamiento entre dos maneras distintas de concebir lo político, lo económico y lo
jurídico”27. El autor concluye entonces, que dichas contradicciones, antagonismos y luchas
ideológicas, esenciales para entender el proceso de transición en la refundación de América
Latina, deben ser un eje fundamental dentro de los estudios sobre el NCL y finaliza
señalando la función de la crítica jurídica dentro del discurso constitucional
latinoamericano: “La tarea de la crítica jurídica consiste en reconocer las condiciones de
esta transición y profundizar las tendencias a la transformación radical de las relaciones
sociales y la superación del capitalismo” 28.
Para cerrar el tema de los nuevos constitucionalismos daremos algunas razones del porqué
de su uso. La idea de nuevos constitucionalismos latinoamericanos surge, por una parte,
como una propuesta por poner de relieve la heterogeneidad, pluralidad y si se quiere
narrativas oposicionales presentes entre las diversas lecturas sobre el constitucionalismo
reciente. No hablamos, en ese sentido, por ejemplo, de nuevo constitucionalismo
latinoamericano como lo hacen Viciano y Martínez, porque dejaríamos de lado otras
lecturas, como las presentadas anteriormente. Por otro lado, esta categoría es presentada
como una apuesta metodológica y teórica por elaborar un estado del arte sobre las
discusiones más importantes que se han gestado en el marco del nuevo constitucionalismo.

Tenemos que la razón de ser de esta categoría o el lugar que ocupa en esta investigación es
que ella nos permite reconocer la pluralidad de constitucionalismos y no pretender la
presumida y arrogante posición, por demás moderna, según la cual la única lectura sería la
decolonial. Teniendo en cuenta esa diversidad, y al mismo tiempo partiendo de los
problemas, interrogantes, dudas y nuevos rumbos que puede aportar y dar el pensamiento
decolonial al constitucionalismo, nos esforzaremos por diseñar un mapa de este lectura
decolonial.

27
SANDOVAL. Op. cit., pp. 126-127.
28
SANDOVAL. Op. cit., p. 131.

24
III. CAPÍTULO 2. HACIA UNA RADIOGRAFÍA TEÓRICA DE LA LECTURA
DECOLONIAL DEL NUEVO CONSTITUCIONALISMO LATINOAMERICANO.

“Para los marginados, la muerte no


juega al ajedrez. Para ellos, la muerte es
una estrategia de resistencia29”.

“Fue como si antes no hubiesen existido,


como si hubiesen nacido en el momento
de su desaparición, es decir, con la
invasión, y fue así como perdieron su
historia”30.

El Derecho Constitucional es un saber que se caracteriza por el cambio constante de


posiciones teóricas, por sus constantes mutaciones, por modificaciones dogmáticas y
políticas provenientes del continente europeo, y por supuesto, por los distintos
acontecimientos de nuestras realidades. Las cortes constitucionales, los derechos
fundamentales, la interpretación constitucional, el Estado como centro de poder y de
producción legal son algunos de los pilares fundamentales bajo los cuales se rige el
Derecho Constitucional y sus grandes trasformaciones. Modelos como el
neoconsticionalismo son líderes académicos que impulsan este tipo de enseñanza, y
comprenden, por utilizar una expresión más amplía que Derecho Constitucional, el
constitucionalismo como una rama del derecho la cual gira en torno a los derechos
fundamentales, y en ese sentido, proclama un modelo constitucional en el que la
interpretación constitucional es una especie de cemento que da sentido, lógica y razón de
ser a este campo jurídico. Cuando se ven las cosas de este punto de vista, se puede
apreciar el porqué de la vasta producción académica del neoconstitucionalismo en el
ámbito de la interpretación.
Por otra parte, y este es un hilo muy importante en la presente investigación, hablar de
temas como la colonialidad en el constitucionalismo no suele ser algo común para los
constitucionalistas. Primero, porque parece que son dos cosas difícil de juntar; segundo,
porque la una nada tiene que ver con la otra; y tercero, porque hacer compañeros de clase
la colonialidad y el constitucionalismo no suele tener mucho sentido. Pero tenemos que los
casos de Bolivia y Ecuador nos llevan a que estos saberes entren en convergencia, se
mezclen, muten de alguna u otra manera; son algo así como un laboratorio para estas
sustancias. Ambos países, más allá de sus grandes problemas sociales, han puesto de

29
SANÍN, Ricardo. Teoría Crítica Constitucional II. Quito: Centro de Estudios y Difusión del Derecho Constitucional.
2014. p. 108.
30
WIGNOLO, Walter. La idea de América Latina. La herida colonial y la opción decolonial. Barcelona: Editorial Gedisa.
2012. Traducción de Silvia Jawerbaum y Julieta Barba. p. 51.

25
presente renovadas reflexiones constitucionales en las que los saberes indígenas entran en
juego dentro de los desarrollos constitucionales. Por ello, un número significativo de
investigadores provenientes del derecho, la sociología, la politología, entre otras ciencias,
han tomado como centro de estudio el derecho constitucional que ha nacido de estas
experiencias.
Antes de exponer de forma muy breve estas posturas, consideramos importante hacer una
aclaración conceptual que sirve como estrategia para esquivar algunas confusiones.
Cuando en este texto hablemos de nuevo constitucionalismo nos estamos refiriendo a
aquellas reflexiones, conceptos, ideas, críticas, categorías, textos, controversias, etc,
derivadas de las experiencias constitucionales de Bolivia y Ecuador, (2008 y 2009. Con
esto intentamos eliminar la confusión que se podría tener entre nuevo constitucionalismo,
ya descrito, y nuevo constitucionalismo latinoamericano, ya que este último concepto en
esta tesis, hace referencia a la noción elaborada por los profesores españoles Roberto
Viciano y Rubén Martínez, y denota una lectura muy particular del nuevo
constitucionalismo.
Entrando en materia, y resumiendo lo dicho anteriormente, podemos decir que es posible
encontrar una serie de estudios sobre el nuevo constitucionalismo. Para algunos, las cartas
constitucionales de estos países, sumado a la Constitución de Venezuela, se han
caracterizado fundamentalmente por su componente democrático, esto es, por la
participación del pueblo como poder constituyente que le da sentido y concreción al texto
normativo. En esta línea de argumentación encontramos autores como Carlos Villabella,
Liliam Fiallo, Abraham Zaldívar, Josefina Méndez, Marcos Criado, Roberto Viciano,
Rubén Martínez Dalmau y otros. Esta versión se podría resumir en la categoría de los dos
últimos autores mencionados, la noción de “nuevo constitucionalismo latinoamericano”.
Según esta, el constitucionalismo de la región ha estado forjado por procesos de fuerte
participación popular, o en palabras de Albert Noguera, de soberanías intensas.
Otra perspectiva es la de aquellos que consideran que efectivamente las cartas
constitucionales estudiadas han producido novedades importantes, como la inclusión de
nuevos derechos, de sujetos poblacionales como los indígenas históricamente excluidos del
pacto constitucional, de contenidos y conceptos constitucionales no conocidos por la
tradición occidental, entre otras; pero para esta postura, a diferencia del nuevo
constitucionalismo latinoamericano, los cambios han sido en la parte dogmática de las
constituciones, la parte orgánica sigue casi intacta, ya que estas transformaciones, no han
logrado superar uno de los problemas más importantes del constitucionalismo
latinoamericano: el hiperpresidencialismo. En esta vertiente, encontramos a Roberto
Gargarella. Para este investigador argentino, influenciado por su maestro Carlos Nino, la
sala de máquinas de las constituciones no han sido alteradas, el poder sigue distribuido de
la misma forma tradicional: ejecutivo, legislativo y judicial.
A diferencia de las lecturas de Gargarella y del nuevo constitucionalismo latinoamericano,
autores como Daniel Sandoval y Víctor Moncayo toman el asunto del nuevo
constitucionalismo y estudian la relación entre el capitalismo y el constitucionalismo.
26
1. Algunas aclaraciones
Antes que todo, valga la pena una aclaración conceptual y metodológica que evite al lector
incurrir en un error: la presente investigación no tiene como propósito central estudiar las
constituciones de Bolivia y Ecuador, mucho menos plantear un análisis normativo de las
mismas. A esto se han dedicado muchos autores31; ello se hará en la medida en que sea
necesario y de una manera muy breve; nuestro objetivo fundamental es estudiar la forma en
la que se han acercado los recientes estudios constituciones a la teoría decolonial (a esta
mezcla la hemos llamado la lectura decolonial del nuevo constitucionalismo
latinoamericano o también la denominaremos constitucionalismo decolonial, esto explica,
al mismo tiempo, el por qué no empleamos la categoría nuevo constitucionalismo
latinoamericano, como se podrá apreciar enseguida); o expresado de otro modo, cómo el
pensamiento decolonial ha servido o puede servir como caja de herramienta para el estudio
del constitucionalismo. Esta aclaración está justificada, ya que la lectura decolonial no se
limita a un análisis de dichas constituciones, incluye otros elementos de los que hablaremos
a lo largo de esta investigación (por ejemplo, la noción de analítica decolonial). Además,
queremos resaltar que estas denominaciones, es decir, lectura decolonial del
constitucionalismo latinoamericano y constitucionalismo decolonial, que deben tomarse
como sinónimos, no significan bajo ninguna circunstancia afirmaciones según las cuales el
reciente constitucionalismo andino es fuerte y especialmente decolonial, o que conformen
una especie de exterior absoluto respecto del constitucionalismo occidental. En otras
palabras, dichos conceptos no arropan algo totalmente novedoso y sin contacto con el
constitucionalismo moderno; ellos son una estrategia conceptual para denominar los
análisis decoloniales del constitucionalismo, y en ese sentido, también sirven para
reconocer los gigantescos espacios modernos que aún perviven dentro del
constitucionalismo latinoamericano. Finalmente, estos conceptos (repetimos, que deben
verse como sinónimos), sirven de puente para el diálogo entre Latinoamérica y occidente.

2. Plan de trabajo
El presente estado del arte estará dividido en tres partes, que son en su mayoría de
contenido descriptivo. Par dar comienzo a este punto, realizaremos una breve introducción
a este capítulo. Luego, en primer momento, 1) presentaremos el contexto de lo que se puede
conocer como nuevos constitucionalismos latinoamericanos con el objetivo de poner de
presente la diversidad teórica que se ha producido en nuestro continente a raíz de los
cambios constitucionales de las últimas décadas. Ello nos permitirá ubicarnos en un
enfoque particular del constitucionalismo, la lectura decolonial, y al mismo tiempo,
posibilita no perder de vista otras concepciones del constitucionalismo que se han gestado
en el vientre latinoamericano. En segundo lugar, intentaremos desarrollar 2) una radiografía
teórica de la lectura decolonial del nuevo constitucionalismo latinoamericano, esto es, un

31
Puede verse, por ejemplo, el corto pero lúcido análisis de Carbonell sobre la constitución del Ecuador. En otras
palabras, un análisis neoconstitucional-normativo del “nuevo constitucionalismo latinoamericano”. Véase: CARBONELL,
Miguel. Desafíos del nuevo constitucionalismo en América Latina. En: Precedente. Cali. 2010. Vol. 8, No 5. p. 54.

27
mapa en el que aparezcan las principales características, tanto teóricas como
metodológicas, de esta lectura, al igual que sus autores más transcendentales y las fuentes
decoloniales empleadas. En ese sentido, se desarrollarán 6 (seis) elementos que construyen
el núcleo central de argumentación de estos estudios: i) una crítica constante al
neoconstitucionalismo, ii) el indígena como sujeto político y el lado oscuro del
constitucionalismo, iii) los procesos de descolonización desde y en el constitucionalismo,
iv) una revisión del concepto de poder, v) un giro paradigmático o refundación del estado y
vi) una caracterización metodológica. La última parte tiene en mente 3) analizar los
principales límites teóricos de esta concepción del constitucionalismo. Tal y como se podrá
observar, la lectura decolonial, a nuestra manera de comprender las cosas, está, por decirlo
de algún modo, fracturada por tres constantes: i) porque en sus debates existen algunas
importantes fuentes teóricas y metodologías decoloniales no exploradas; ii) porque en
algunos casos su crítica a las constituciones y al constitucionalismo moderno brilla por su
abstracción, y iii) porque sus enfoques se han dedicado prácticamente a mostrar los
procesos de descolonización –cuestión en la que ésta lectura expone el que es, tal vez, su
más grande aporte al contitucionalismo–, pero deja de lado la dimensión de la colonialidad
en un rincón. Al final de este capítulo se dará un balance general y una conclusión sobre
esta lectura.

3. Hacia una radiografía teórica de la lectura decolonial del nuevo constitucionalismo


latinoamericano32
Um novo paradigma foi concebido e gestado do
ventre latino-americano. A dor, o medo e agonia do
parto se assentaram sobre os povos que não
pouparam forças para dar-lhe à luz. Mas ele ainda é
débil, ainda hesita em comunicar-se sem se inserir
na língua já dada, agir fora dos moldes já postos e
andar além do pequeno espaço de que dispõe. As
alternativas lhes são obscuras e sem forma e ainda
muito lhe resta a desbravar33.

Esta posición del nuevo constitucionalismo posee varias particularidades que la hacen
compleja, interesante, seductora, e incluso, algunos podrían decir, que se trata de cosas
extravagantes. Una de las primeras características de esta perspectiva es, desde un punto de
vista innovador, que coloca en un plano de importancia la cuestión decolonial. Estos
autores han echado mano de categorías, ideas y reflexiones trabajadas y desarrolladas por el
grupo de investigadores que Arturo Escobar llama el “colectivo de investigación
32
Otro nombre que el autor estuvo tentado a darle a esta lectura decolonial, un poco inspirado en el filósofo esloveno
Slavoj Žižek, es !prohibido para neoconstitucionalistas¡
33
MENDES DE NOVAIS, Melissa. Um novo paradigma constitucional: o árduo caminho da descolonização. En:
WOLKMER ANTONIO y CORREAS OSCAR. Crítica jurídica na América Latina. Aguascalientes, MISPAT-
Universidade Federal de Santa Catarina, 2013. p. 108.

28
latino/latinoamericano modernidad/colonialidad”, y en ese sentido, nociones como
“colonialidad” del poder, del ser, del saber, de la naturaleza, descolonización,
subalternización, modernidad, entre otras, han sido puestas en marcha al momento de
realizar un análisis sobre el nuevo constitucionalismo. Como se puede apreciar, lo que se
juega en este engranaje teórico son los “puntos de contacto” entre dos saberes: la teoría
decolonial y el constitucionalismo. Esta mezcla a su vez ha tomado como tubo de ensayo
las constituciones de Ecuador y de Bolivia; las cuales han servido como plataforma teórica
para el despliegue de las nociones decoloniales, pero vale decirlo, pero su análisis no se
agota en ellas.
Es este acercamiento es el que ha posibilitado el surgimiento de nuevos problemas para el
constitucionalismo, los cuales, sin duda, no estarían en manos de constitucionalistas sino
fuera por la teoría decolonial y por estas constituciones. Lo que se podrá notar en esta
visión es un enfoque muy particular del constitucionalismo, donde el peso de la historia, los
mecanismos y formas del poder, el saber, las formas de dominación, los sujetos
subalternos, la dependencia, y otros temas aparecen en la agenda de estos teóricos. Veamos
los hilos que tejen a esta posición.
Características teóricas y metodológicas
3.1. Un enfoque decolonial. Tenemos que esta particular lectura ve al constitucionalismo
desde la teoría decolonial, lo cual conlleva a que los problemas del constitucionalismo estén
relacionados con la colonialidad del poder fundamentalmente. Vale la pena preguntarnos
cómo ha sido el préstamo de categorías y autores decoloniales por parte de los
constitucionalistas. Los trabajos estudiados permiten ver al respecto cuatro cosas en
concreto: i) un desbalance que puede describirse como una inclinación más descolonial que
colonial, esto quiere decir que los constitucionalistas se han preocupado más por desarrollar
y estudiar los proceso de descolonización emprendidos por las cartas constitucionales
mencionadas, pero se puede encontrar un interés menor por describir cómo opera la
colonialidad en el constitucionalismo. Por ello la sugerencia y la necesidad de echar mano
de la red modernidad colonialidad, ya que ella logra aportar herramientas para dar cuenta
de la relación entre la colonialidad y el constitucionalismo. ii) En esta lectura es fácil
percibir una mayor influencia de ciertos autores decoloniales en concreto, como son el caso
de Enrique Dussel, Walter Mignolo, Santiago Castro-Gómez, Arturo Escobar, Ramón
Grosfoguel, Edgardo Lander y Caterine Walsh, y una menor influencia de pensadores como
Nelson Maldonado Torres, Lewis Gordon.
3.2. Una crítica constante al neoconstitucionalismo
Alejandro Medici –quien sea quizá el que más ha avanzado en esta relación de saberes– ha
sostenido que el neoconstitucionalismo no posee la capacidad para responder y explicar los
nuevos fenómenos constitucionales latinoamericanos. Para Medici, siguiendo a Clavero,
una mirada juiciosa de la historia constitucional latinoamericana nos muestra que nuestro
constitucionalismo no sido un constitucionalismo “de derechos” sino “de poderes”, es
decir, que uno de los factores que ha impedido el desarrollo constitucional son los poderes.
En este punto el autor argentino es un muy incisivo al argumentar que esta noción de poder
29
no corresponde a la típica expresión liberal de la santísima trinidad: legislativo-ejecutivo-
judicial (que plantea el neoconstitucionalismo. Podríamos agregar que esta misma posición
es asumida también por el constitucionalismo popular y en menor medida por el
garantismo). Aquí se marca un giro decolonial al sostener que el constitucionalismo
latinoamericano, en su dinámica de aplicación, se ve relacionado seriamente no sólo con
poderes nominados (la santísima trinidad), sino que existen una serie de relaciones de
poder, tanto molares como moleculares, es decir, poderes innominados producto de la
colonialidad del poder que no son tenidos en cuenta por el constitucionalismo europeo34.
Otro que ha enfatizado en los límites del neoconstitucionalismo es Ramiro Ávila. Para este
autor “los grandes teóricos del neoconstitucionalismo europeo no han dicho nada y
seguramente tienen poco que decir en relación a las novedades del constitucionalismo
ecuatoriano”35. Qué podrían decir Alexy, Ferrajoli o Zagrebelsky sobre la pachamama, el
sumak kawsay, la interculturalidad o la decolonialidad. Estas son nociones pensadas desde
una cosmogonía indígena, mientras que el neoconstitucionalismo es pensado desde un
paradigma universal y europeo; el nuevo constitucionalismo parte de un “paradigma no
universal y único de Estado de derecho, [que reconoce] la coexistencia de experiencias de
sociedades interculturales” 36. Esto dota al constitucionalismo andino de una radicalidad con
la que no cuenta el neoconstitucionalismo europeo.
En palabras de Corrêa de Sousa, el neoconstitucionalismo, a pesar de haber tenido la
fortaleza de “demonstrou a insuficiência do constitucionalismo moderno e, com isso, a
necessidade de trazer novamente a discussão ética ao Direito com a normatividade dos
princípios, mediante o uso da nova interpretação constitucional, da ponderação de
interesses, da força normativa da Constituição”. Y “sem negar os avanços demonstrados
pelo neoconstitucionalismo, o novo constitucionalismo latino-americano opera
transformações muito mais significativas, em verdadeira perspectiva de refundação do
Estado e de ruptura com a lógica política anterior 37. En este sentido podemos sostener que
el neoconstitucionalismo, visto el problema de esta mirada, se ve de frente contra una crisis
que no consiste solamente en su incapacidad para explicar los cambios por los está pasando
el nuevo continente. Esto es sólo la punta del iceberg; esta crisis del neoconstitucionalismo
contiene otra arista que versa sobre su imposibilidad para afrontar problemas históricos de
la región. Ávila insiste, después de ver la crisis desde el balcón del Norte con autores como

34
Medici no hace, en esta crítica, referencia expresa a Gargarella, pero no hay que ser muy astuto para saber que este
cuestionamiento va directo a Gargarella y a su clara tendencia (hiperpresidencialistas) heredada de su gran maestro Carlos
Nino. MEDICI. Op. cit., p. 71. Al final de este escrito realizaré un análisis en el que pretendo mostrar cómo se juega el
concepto de colonialidad en Gargarella, para efectos de verificar mi hipótesis de trabajo. En este aparte tomo trabajos de
Medici que únicamente serán trabajados para cuestionar a Gargarella.
35
AVILA, Ramiro. En defensa del neoconstitucionalismo trasformador: los debates y los argumentos. En: Repositorio de
la Universidad Andina Simón Bolívar. Quito. 2012. p.
36
SOUSA FREITAS, Vitor y CRUZ GONÇALVES, João da. Fundamentos para la comprensión de la propiedad
inmobiliaria agraria desde el nuevo constitucionalismo democrático latino-americano. En: El Otro Derecho. Las luchas
agrarias em América Latina. Bogotá. 2011. p. 64.
37
CORRÊA de SOUSA, Adriano. A emancipação como objetivo central do novo constitucionalismo latinoamericano: os
caminhos para um constitucionalismo da libertação. En: EDUARDO MANUEL VAL Y ENZO. O pensamento pós e
descolonial no novo constitucionalismo latino-americano. Caxias do Sul, Educs, 2014, p. 65.

30
Ferrajoli, Bauman y Fraser, que la crisis, mapeada desde el “pensamiento crítico andino”
del “sur” “no solo es de credibilidad y legitimidad del derecho vigente, sino también de la
estructura social, cultural y económica, de la que el derecho y el estado son solo una
manifestación. La crisis”, afirma Ávila, siguiendo a Walsh, “es de colonialidad”38.
Es interesante cómo el constitucionalista ecuatoriano, por una parte, sitúa su análisis en una
posición epistémica subalterna, ubica y reconoce un lugar de enunciación, el de los sujetos
coloniales, y entabla, de otro lado, lo que Ramón Grosfoguel llamó un diálogo crítico
solidario con el pensamiento occidental, en esta ocasión con Ferrajoli, Bauman y Fraser.
Esta doble operación39 le permite reconocer las grandilocuencias a la vez que demarcar los
límites del neoconstitucionalismo. Por ello afirma Ávila que
“el neoconstitucionalismo surge en Europa como consecuencia y respuesta a sistemas
jurídicos fascistas que se caracterizaron por la violación masiva y sistemática de los
derechos humanos. Tres son los modelos tradicionales, que tienen a su haber graves
violaciones a los derechos humanos y la construcción de un estado legal de derecho
autoritario: Alemania, Italia y España. No es casual, entonces, que éstos hayan
experimentado cambios profundos en la forma de concebir el derecho y el estado; ni
tampoco es casual que los principales doctrinarios del neoconstitucionalismo sean
nacionales de esos países 40.
A modo de resumen, podríamos argüir que se han creado ciertos cuestionamientos a
los presupuestos teóricos del neoconstitucionalismo que escapan de la dinámica
crítica de la modernidad, de teóricos pertenecientes a narrativas constitucionales
como las de García Amado, Bernal Pulido, Jordi Ferrer41, entre otros, y que tales
dardos al neoconstitucionalismo arrancan de enfoques provenientes de la red
modernidad-colonialidad. Es entonces como la noción poder de sirve para mostrar
uno de los giros conceptuales y políticos que postula la versión decolonial del
constitucionalismo. Para esta lectura, el constitucionalismo no sólo debe gastar
esfuerzos por controlar los poderes del estado, por conservar los derechos
fundamentales y su aplicación por fuera del ejecutivo y el legislativo; para esta forma
de pensar el derecho constitucional, este tiene también, además de los retos del
constitucionalismo moderno, la terea pendiente de afrontar la colonialidad. Es de
resaltar que la crítica a la colonialidad es posibilitada por dos factores: el primero de

38
AVILA SANTAMARIA, Ramiro. El neoconstitucionalismo transformador. El Estado y el Derecho
en la Constitución de 2008. Quito: Ediciones Abya Yala. 2011. p. 35.
39
Por razones estricta y necesariamente metodológicas me limitaré sólo a mencionar y comentar, desde un plano
descriptivo, las conclusiones de Ávila. Esto para efectos de no volver difusa la línea que divide el estado del arte con el
marco teórico de esta tesis. Pero a vuelo de pluma podríamos decir que esta doble operación, leída con una lupa
decolonial, no sólo muestra los límites del neoconstitucionalismo, sino que nos pone en la cara su rostro colonial,
particularmente en el sentido que su visión es la de constitucionalistas europeos, o la de constitucionalistas
latinoamericanos, situados epistémicamente en occidente. Sobre esto volveremos al final de esta investigación en el aparte
El rostro colonial del neoconstitucionalismo.
40
AVILA. Op. cit., p. 53.
41
Estas críticas al neoconstitucionalismo no son para nada ingenuas, ni de igual forma carecen de sentido. En todo caso, y
sin desconocer la importancia de estos cuestionamientos, lo que pretendemos resaltar es que estas críticas parten de una
impronta europea en la que las discusiones giran alrededor del estado como centro de producción normativa a diferencia
de lo que ha llevado a cabo el constitucionalismo decolonial, como se ha podido apreciar.

31
ellos tiene que ver con la mención y el cuestionamiento que hace de esta las
constituciones de Bolivia y Ecuador, y un segundo factor está asociado con el
préstamo de categorías tomadas de la teoría decolonial. La noción colonialidad del
poder de Aníbal Quijano toma una centralidad dentro de los espacios de reflexión de
este esquema constitucional. Y la idea de la colonialidad en el constitucionalismo es
sin duda un legado de la teoría decolonial, ella posibilita ampliar el concepto de poder
político y liberal, como lo es el del neoconstitucionalismo, a uno que abarca el liberal,
pero también incorpora la colonialidad en sus cuatro dimensiones: poder, saber, ser y
naturaleza. Más adelante veremos cómo las cartas constitucionales tratadas acá
incorporan artículos e ideas que enfrentar estas dimensiones de la colonialidad.
3.3. El indígena como sujeto político y el lado oscuro del constitucionalismo
La exclusión ocasionada a los pueblos indígenas por parte de las constituciones
latinoamericanas de los siglos XIX y XX posee un lado oscuro que suele ser contado por el
constitucionalismo con una miopía eurocéntrica, es decir, como si las “tecnologías
constitucionales” –por usar prestada una expresión de Beatriz González42– hubiesen sido un
fenómeno natural, una narrativa más de la normal y necesaria historia lineal occidental.
Ahora, para la lectura que analizamos, los sujetos emergentes de este constitucionalismo se
ubican en el marco de un pensamiento situado, dentro de un espacio geopolítico periférico
que pone de por medio que “la ausencia de las capas populares en la historia de la
formación de los poderes constituidos y sus instituciones corresponde a una construcción
colonizada del pensamiento, trazada por la colonialidad del ser: la “clara oposición entre el
mundo europeo (afirmándose como ser del mundo) y la negación del otro (afirmándose
como sumiso dentro de ese proceso elaborado por el ser europeo)”43. Lucas Machado,
influenciado fuertemente por Enrique Dussel, muestra como en el contexto latinoamericano
algunos sujetos fueron historicamente marginalizados e isolados por um pensamento e uma
prática política e jurídica da mentalidade eurocêntrica colonizada44. Machado argumenta
que estos sujetos fueron producidos como ausentes por un discurso antropológico racista
que las constituciones consignaron y acogieron. Como contrapunteo a este racismo
epistémico, los excluídos, resolveram se rebelar contra o modelo opressor, trata-se de
tempos de acertar as contas com o passado de violência e dominação, basta de submissão
e injustiças com marginalizados e excluídos, é chegada a hora de reparar injustiças e
remodelar a sociedade do futuro45. En palabras de este autor
a emergência dos sujeitos políticos construídos histórica e antropologicamente
como negados, a partir da cultura dominante da epistemologia hegeliana do

42
GONZÁLEZ STEPHAN, Beatriz. Las disciplinas escriturarias de la patria: constituciones, gramáticas y manuales. En:
Revista de Investigaciones Literarias. Caracas. 1999. Vol. 6, No. 3. p. 82.
43
MACHADO, Lucas. Reflexiones sobre el proceso constituyente boliviano y el nuevo constitucionalismo sudamericano.
En: Redhes-Revista de Estudios Críticos. Brasil. 2012. Vol. 9, No. 9. p. 95.
44
MACHADO, Lucas. Reflexões histórico-jurídicas e antropológicas: a necessidade de refundar o estado a partir dos
sujeitos negados. En: ANTONIO CARLOS WOLKMER y OSCAR CORREAS. Crítica jurídica na América Latina.
Aguascalientes/Florianópolis, Centro de Estudios Jurídicos y Sociales Mispat-Universidade Federal de Santa Catarina,
2013, p. 160.
45
MACHADO. Op. cit., p. 159.

32
Ser europeu e o mundo dominado [...] O bloco social dos oprimidos foi
incluído dentro de um projeto de modernidade, no qual seu papel foi pré-
definido na chegada dos algozes, tais inventores da forma de ser e viver
determinaram aos bestiais (dentro da concepção do colonizador) seres
humanos que no continente viviam a mácula de ignorante, dóceis, servis,
inocentes, perversos, vagabundos, escravos, subdesenvolvidos; diversos termos
pejorativos para denegrir e reduzir sua existência à servos do velho mundo
com seus saberes retóricos, mitológicos, dogmáticos e inquestionáveis, numa
soberba fétida e arrogante, tais características, atualmente encontram a crise
pela sua própria obra. Os sujeitos construídos como marginais e excluídos,
tomam consciência da sua condição de dependência e ausência da história, e
emergindo no contexto sóciopolítico latino-americano, impulsionados por suas
necessidades, intentam atravessar esse período com uma racionalidade ou
cosmovisão emancipatória, libertária e de rompimento com os sistemas e
instituições de dominação colonial, mais que a ideia de prática política e
jurídica, reinventa a sua posição antropológica no tempo e espaço geopolítico
da América Latina”46.
Bolivia y Ecuador son la plataforma en el ámbito práctico donde logra aterrizar y despegar
un proyecto como el descrito anteriormente. Pero no todo es avanzada, este novo
paradigma se defronta com o velho paradigma que ainda une forças para não se deixar
acabar. Agonizante, o constitucionalismo formal.47 Esto quiere decir que la historia
constitucional ha sido contada viendo a Europa expandiéndose y de lo que se trata, para
esta visión, es contar la historia constitucional viendo a Europa llegando, mostrar la herida
colonial producida por las constituciones sobre los indígenas de las Américas. Se trata,
como ha apuntado Alejandro Rosillo, otro de los autores de esta lectura, “de una nueva
manera de entender la historia: una manera que toma en cuenta la matriz colonial del poder,
donde la clasificación social de la población mundial se da sobre la idea de raza” 48. Al
respecto, Lucas Machado sostiene que los pueblos indígenas, como sujetos insurgentes en
el nuevo constitucionalismo, han intentado reinventar los poderes constituidos, creando de
esta manera espacios para la descolonización del Estado y los derechos y trasformando el
lugar históricamente subalternizado que las constituciones les habían asignado. Es por ello
que, al decir de Bartolomé Clavero, saltamos de un pasado en que las “flamantes
constituciones americanas fueron ante todo la pantalla que ocultaba la continuidad del

46
MACHADO. Op. Cit., pp. 161-162.
47
Mendes de Novais, Melissa. Um novo paradigma constitucional: o árduo caminho da descolonização. En: ANTONIO
CARLOS WOLKMER y OSCAR CORREAS. Crítica jurídica na América Latina. Aguascalientes / Florianópolis, Centro
de Estudios Jurídicos y Sociales Mispat-Universidade Federal de Santa Catarina, 2013, p.p. 109.
48
ROSILLO, Alejandro. Los Acuerdos de San Andrés: hacia una descolonización del derecho. En: Revista de Estudios
Críticos Otros Logos. 2013. No. 5. p. 82.

33
colonialismo” a un constitucionalismo –el del presente– que adopta una “posición íntegra y
decididamente anticolonialista49”.
Otro que ha tomado un camino similar al anterior es Adriano Corrêa de Sousa. Para este
autor las cartas estudiadas aquí han dado un tratamiento especial al sujeito latino-
americano oprimimido, han propiciado las bases para la inclusión del outro y por ello,
sugiere el autor que o movimento teórico da libertação se trata do marco teórico que
acompanha o novo constitucionalismo latino-americano… pela primeira vez o
subcontinente voltou seus olhos para si e pensou o universo a partir de espírito de sua
época50. En esta característica los autores parecen confluir al utilizar la filosofía de la
liberación y en ese sentido, la fuente más utilizada es Enrique Dussel. En esta dirección
apunta Corrêa cuando manifiesta que el constitucionalismo de la región es un
constitucionalismo da libertação51.
Las cartas constitucionales tenían al indígena como sujetos que debían ser domados por la
racionalidad de las constituciones y del Estado, estos tenían que incorporarse a las
directrices legales asumidas desde una posición occidental, sus saberes, sus
espiritualidades, sus formas de pensar, de crear reglas, costumbres, y demás practicas
ancestrales, tenía que subsumirse a las constituciones. Bolivia y Ecuador, al menos en
teoría, modifican de manera significativa la posición que tenía los indígenas dentro de las
constituciones. Ellas permitieron que los pueblos indígenas pudieran participar en la
construcción y conformación de asambleas constituyentes, que fuera posible hablar de un
poder constituyente indígena; edificaron la posibilidad de hablar de un nuevo lenguaje
constitucional con conceptos no pensados desde occidente, no imaginados desde un marco
constitucional moderno: sumak kawsay, Estado Plurinacional, pachamama, colonialidad,
buen vivir, entre otras. Es un nuevo horizonte el que han producido estas constituciones, los
cuales son impulsados desde la teoría decolonial y el enfoque constitucional que
reconstruimos en esta investigación.
3.4. Procesos de descolonización desde el constitucionalismo
Dos pensadores (un sociólogo y una lingüista) bien conocidos en el ámbito latinoamericano
de las ciencias sociales, y no tan conocidos por abogados y constitucionalistas, son
precisamente quienes nos han mostrado esta faceta descolonizadora del constitucionalismo.
Boaventura de Sousa por un lado y Caterine Walsh por el otro. Walsh ha argumentado
cómo las constituciones de Bolivia y Ecuador “desestabilizan la hegemonía de la lógica,
dominio y racionalidad occidentales”, llevando a “repensar y refundar, otras lógicas y
racionalidades […] otras que parten de la diferencia y dan un giro total a la
monoculturalidad y uninacionalidad fundantes y aún vigentes, a la vez que inician caminos

49
CLAVERO, Bartolomé. Entre el constitucionalismo colonial y el constitucionalismo emancipatorio. En: ALAI-América
Latina en movimiento. México. 2014. p. 3.
50
CORRÊA de SOUSA, Adriano. A emancipação como objetivo central do novo constitucionalismo latinoamericano: os
caminhos para um constitucionalismo da libertação. En: EDUARDO MANUEL VAL Y ENZO. O pensamento pós e
descolonial no novo constitucionalismo latino-americano. Caxias do Sul, Educs, 2014, p. 67.
51
Ibid., p. 65.

34
hacia un interculturalizar, plurinacionalizar y descolonizar” 52. Para demostrar esto, la autora
norteamericana realiza un brillante análisis en el que expone, a partir de tres ejemplos, la
forma de operar de la interculturalidad en estas constituciones: 1) En las ciencias y
conocimientos: lo primero que hay que anotar es que las constituciones rara vez tienen
preocupación o interés por este tema. El saber es entendido por las políticas de Estado y por
la modernidad como algo “singular, que parte de una sola racionalidad y que tiene género y
color: es masculino y es blanco”. A contracorriente de esto, la carta ecuatoriana, “al hablar
de conocimientos científicos y tecnológicos y sus enlaces con conocimientos ancestrales
[…] pretende superar el monismo en la definición de la ciencia enfrentando así la
colonialidad del saber”. Dicha constitución le da estatus de conocimiento a los saberes
ancestrales con lo que reivindica la subalternización que se había realizado históricamente
sobre los conocimientos indígenas por parte de la tradición occidental.
2) Los derechos de la naturaleza: el pensamiento moderno ha considerado la naturaleza
como algo exterior al ser humano, como un objeto productor de la economía. Por su parte
estas constituciones intentan cimentar un Estado que rompe con esta forma de ver la
naturaleza. En el este constitucionalismo se recrean “modos otros de concebir y vivir…
basados en el pensamiento, los principios y las prácticas de los pueblos ancestrales”. Según
este paradigma, la naturaleza o pachamama es un ser vivo, con inteligencia, sentimientos,
espiritualidad y los seres humanos no son algo externo a ella, sino que hacen parte de ella.
3) El sumak kawsay o buen vivir: La carta ecuatoriana transgrede los modelos y prácticas
del estado colonial y los esquemas neoliberales53, a la vez que busca construir una
consciencia hacia un sujeto… se “plantea la posibilidad de un nuevo contrato social
enraizado en la relación y convivencia ética entre humanos y su entorno, con el afán de
retar la fragmentación y promover la articulación e interculturalización”.
En lo que toca a Boaventura de Sousa Santos, se puede decir que el sociólogo portugués
conforma uno de los referentes teóricos más importantes de la lectura decolonial. Esto se
puede ver claramente reflejado en la manera en la que este enfoque ha engranado
perfectamente con la idea de constitucionalismo transformador del autor. Aunque Santos no
toma categorías directamente de la red modernidad/colonialidad, lo cual no implica que
exista una incompatibilidad o contradicción entre la red modernidad y sus trabajos, su
sociología, al igual que el modo de comprender las constitucionales, constituyen sin duda
una “sociología decolonial”54. No pretendemos exponer aquí un estudio sistemático de la
obra de Santos; lo que haremos es desarrollar algunos de sus puntos más importantes en la
medida en que estos tengan una relevancia importante y una conexión directa con el
constitucionalismo y la decolonialidad. Santos –y en esta idea no hay que ser demasiado
inteligente para darse cuenta cómo esta idea impacta fuertemente en los textos de Medici,

52
WALSH, Catherine. Of Neo-Constitutionalisms, Lefts, and (De)Colonial Struggles. Thoughts from the Andes in
conversation with Breny Mendoza. En: Feminists@law. United Kingdom. 2012. Vol. 2, No. 12. pp. 143-144.
53
WALSH. Op. cit., p. 2.
54
GROSFOGUEL, Ramón. La descolonización del conocimiento: diálogo crítico entre la visión descolonial de Frantz
Fanon y la sociología descolonial de Boaventura de Sousa Santos. En: Formas otras de saber, nombrar, narrar, hacer. IV
training seminar de jóvenes investigadores en dinámicas interculturales. Barcelona, Memorias, CIBOD. pp. 97-108.

35
Ávila, Corrêa de Sousa, por mencionar algunos– ha sido incisivo al poner de manifiesto las
desajustes del pensamiento occidental, aquellos dilemas a los que la teoría crítica no sido
capaz de encontrar una solución.
La imaginación política occidental no ha contado con las armas suficientes para ser capaz
de producir un pensamiento que conserve dentro de sus posibilidades el contemplar el fin
del capitalismo y/o el fin del colonialismo. No ha tenido las agallas de poner en duda la
célebre frase del marxista norteamericano Fredric Jameson, según la cual es más fácil
imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo 55. Sumado a esto, la tradición crítica
eurocéntrica pasó a caracterizarse y distinguirse por vía de los adjetivos con que califica los
sustantivos propios de las teorías convencionales. De esta forma, el desuso de términos y
conceptos como “socialismo”, “comunismo”, “lucha de clases”, “alienación” son
reemplazados ahora por nociones de la teoría convencional. Por ejemplo, si la teoría
convencional se refiere a la democracia, los teóricos críticos se refieren entonces a la
democracia radical, participativa o deliberativa; algo similar ocurre con el cosmopolitismo,
que ahora los críticos denominan “cosmopolitismo subalterno”, de oposición o insurgente.
Estas dificultades producen una adicional: la relación fantasmal entre la teoría y la práctica.
Santos da en el clavo al manifestar que esta relación fantasmal no puede derivarse
únicamente de un problema de diferencias entre el norte y el sur, del simple decir bajo el
cual la cultura europea, por obvias razones, es distinta a la cultura latinoamericana, y bajo
la lógica de ese razonamiento sostener que la forma de entender ambas porciones del
mundo debe ser distinta. Para el portugués “la distancia fantasmal entre teoría y práctica no
es solamente el producto de las diferencias de contextos. Es una distancia más bien
epistemológica o hasta ontológica” 56 –un poco cercana al diferencial de poder colonial de
Walter Mignolo– que se torna visible cuando se deja en un costado la ceguera
epistemológica del norte y se lanza una mirada abierta hacia los conocimientos populares,
ancestrales y espirituales con los que los movimientos antisistémicos latinoamericanos
construyen sus luchas. Las concepciones ontológicas del ser y la vida que tejen los sujetos
coloniales buscan la armonía con los demás, con los animales, la naturaleza, la pachamama,
el sumak kawsay. Es por ello que este diagnóstico sobre el saber eurocéntrico produce en
Santos la urgencia de sugerir tomar distancia de dicho pensamiento, con la salvedad que
tomar distancia no significa imaginar que es posible la construcción de un exterior absoluto
a la modernidad –sin desconocer los pueblos indígenas que no han tenido contacto con la
modernidad–, o en la terminología de Hardt y Negri, un “afuera del capital. 57” Tampoco
implica echar a la basura el conocimiento moderno u optar por una especie de anti-
modernismo.
Tomar distancia significa “estar simultáneamente dentro y fuera de lo que se critica, de tal
modo que se torna posible lo que llamo la doble sociología transgresiva de las ausencias y
55
ŽIŽEK, Slavoj. El espectro de la ideología. En: Revista Observaciones Filosóficas. México. 2010. No. 11. p. 6.
56
SANTOS, Boaventura. La refundación del estado. Perspectivas desde una epistemología del Sur. Lima: IIDS-IILS.
2010. p. 33.
57
NEGRI, Tony y HARDT, Michel. Imperio. Massachussets: Harvard University Press. 2000. Traducción de Eduardo
Sadier.

36
de las emergencias. Esta sociología transgresiva es de hecho una démarche epistemológica
que consiste en contraponer a las epistemologías dominantes en el Norte global, una
epistemología del Sur… 58” La sociología de las ausencias, entonces, busca “mostrar que lo
que no existe es, de hecho, activamente producido como no-existente, o sea, como una
alternativa no creíble a lo que existe” 59; mientras que la “sociología de las emergencias”
tiene como meta “sustituir el vacío del futuro según el tiempo lineal… por un futuro de
posibilidades plurales y concretas, simultáneamente utópicas y realistas, que se va
construyendo en el presente a partir de las actividades de cuidado” 60.
Esta teoría de Santos sirve como soporte para explicar, justificar y entender 61 los procesos
de descolonización que han aparecido dentro del marco del constitucionalismo
transformador. En Santos es posible encontrar una justificación teórica, filosófica y
descolonial del constitucionalismo. Una vez bosquejada dicha justificación, veamos ahora
cómo se han materializado los procesos de descolonización bajo el constitucionalismo. Para
el sociólogo portugués la descolonización emprendida por las constituciones de Bolivia y
Ecuador son palpables en varios temas y agendas: i) en los movimientos sociales es posible
encontrar nuevos lenguajes, narrativas, imaginarios y propuestas de solución. Antonio
Carlos Wolkmer –otro de los cultores de la lectura decolonial– ha trabajado el tema de los
sujetos y el pluralismo jurídico de la región muy de cerca a Santos. Para él, el actual
derecho constitucional latinoamericano va de la mano con una “filosofía crítica
descolonizadora” y una episteme jurídica liberadora que busca el diagnóstico e a superação
das patologias que cercam os destituídos, as vítimas, os núcleos subalternos e os
excluídos62, y agrega que esta filosofía no se agota en el diagnostico sino que busca la
superación de la condición infernal de los subalternos y los coloca como sujetos con la
potencialidad para producir conocimientos. Los instrumentos hegemónicos, como el
derecho y el Estado, han sufrido una resignificación por parte de los movimientos y las
luchas sociales y con esto se han construido nuevas formas legales, constitucionales y
políticas.
Hay nuevos actores y prácticas transformadoras que, al menos en las últimas décadas no es
posible encontrar en los países del norte63, como las asambleas constituyentes y los
supuestos participativos populares. Los movimientos latinoamericanos de campesinos,

58
SANTOS. Op. cit., p. 37.
59
SANTOS. Op. cit., p. 37.
60
SANTOS. Op. cit., p. 40.
61
Varios autores como Frizzo y Martinuzzi, Corrêa de Sousa, Wolkmer, Machado y Ávila han expresado, como se ha
podido y se podrá notar en las páginas anteriores y siguientes, que el novo constitucionalismo requiere de una justificación
teórica y/o filosófica que dé cuenta de sus orígenes, causas y contradicciones.
62
WOLKMER, Antonio Carlos. Pluralismo jurídico, movimentos sociais e processos de lutas desde América Latina. En:
ANTONIO CARLOS WOLKMER E IVONE FERNANDES M. LIXA. Constitucionalismo, descolonização e pluralismo
jurídico na América Latina. Aguascalientes/Florianópolis, Centro de Estudios Jurídicos y Sociales Mispat NEPE -
Universidad Federal de Santa Catarina, 2015. p.p. 95-96.
63
Habría que hacer una salvedad con España y su proyecto Podemos. Si vemos las cosas desde un punto de vista
geográfico, ubicándonos en América Latina, España seguiría siendo el Norte; si las vemos desde un punto de vista
geopolítico, España entonces sería el Sur. En todo caso concordamos con Oscar Guardiola-Rivera cuando sostiene que el
caso de Podemos es un ejemplo que le puede enseñar mucho a nuestro continente. Véase: “La paz. Una construcción de la
gente común”. Contravía. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=m8TfFrxBglY

37
indígenas, mujeres, afros, pasaron a ser antisistémico y unas claras máquinas de guerra64 en
contra de las políticas capitalistas y las practicas elitista del liberalismo. La guerra del agua
y la guerra del gas son dos ejemplos de esto. Por ello el constitucionalismo trasformador es
un modelo caracterizado por una profunda participación democrática y las constituciones,
como producto de este, son una piel marcada por instituciones democráticas y
participativas.
iii) Hay una tendencia a una concepción de la vida distinta a la forma moderna, y esta se
desenvuelve en una nueva teoría sobre la relación entre naturaleza y ser humano, que logra
cimentar las bases para otros modelos de vida y de economía. Frente a la naturaleza
entendida desde una óptica moderna, el constitucionalismo transformador propone la idea
de pachamama: una armónica relación entre el hombre y la naturaleza en la que el hombre
no es superior y tiene su subordinar y dominar a la naturaleza, sino que ambos son parte de
un mismo todo. La carta ecuatoriana es más radical en este sentido pues le da derechos a la
naturaleza mientras que la boliviana deja algunos espacios para la explotación de esta.
iv) Se le concede estatus de conocimiento a los saberes distintos a los científicos y se
permite la construcción de instituciones a partir de saberes ancestrales, espirituales y
populares. La plurinacionalidad, la interculturalidad, la descolonización, el sumak kawsay,
la democracia comunitaria, un pronunciado lenguaje indígena, un Tribula Constitucional
Plurinacional, el pluralismo jurídico, la democracia intercultural, entre otras son algunas
formas constitucionales basadas en los principios de la filosofía andina e indígena.
3.5. Una revisión del concepto de poder
En otro lugar expusimos –de forma breve y ligera– la que es tal vez una de las cosas en las
que el constitucionalismo, particularmente el neoconstitucionalismo, ha fallado en
América Latina: el concepto de poder que en él se maneja. Sostuvimos que el
neoconstitucionalismo encaja en aquello que denominamos el silencio de los
constitucionalistas65, esto es, aquella forma de concebir el poder de manera débil y angosta
en la quedan por fuera una serie de relaciones de poder que afectan directa o
indirectamente el desarrollo del constitucionalismo. Estos renglones definen claramente
esta característica de la lectura decolonial. El poder para el neoconstitucionalismo está,
preferentemente, y la mayoría de su maquinaría teórica gira alrededor de esta idea, es
decir, del poder dentro del Estado. Hay un silencio frente al capitalismo y frente a la
colonialidad. Sobre eso no se dice nada o en su defecto se dice poco. Ahora, ha sido la
lectura decolonial del nuevo constitucionalismo la que ha intentado romper y fragmentar
esta visión, proponiendo marcos y referentes analíticos de estudio que han servido de base
para repensar el concepto de poder. Tomando ideas de autores como Quijano, Wallestein,
Castro-Gómez, Dussel, estos autores han reflexionado no sólo sobre el presente sino
también sobre el pasado constitucional. De este modo han sugerido un fuerte
64
IÑIGO EREJÓN, Galván. La constitución boliviana y la refundación del Estado: un análisis político. En: Revista
Panorama. Madrid. 2009. No. 107. p. 119.
65
LASCARRO, Diemer y LASCARRO, Carlos. El silencio de los constitucionalistas. En: Revista Latinoamericana
Refundación. México. 2012. p. 6.

38
cuestionamiento a las constituciones de los siglos pasados, pues ellas, bajo la supervisión
de la epistemología del conocimiento occidental, presentaron como “atributos internos de
entidades separadas lo que de hecho [fueron y] son productos históricos de pueblos
interrelacionados (modernidad-colonialidad. 66” Siguieron el saber moderno y de esta
manera clasificaron las poblaciones de acuerdo a la categoría de raza en inferiores y
superiores, barbaros y civilizados, premodernos y modernos, donde los indígenas
encajaban perfectamente en los primeros moldes. Con esto tenemos que las exclusiones de
las constituciones realizadas sobre ciertos sujetos poblacionales no corresponden a algo
típico, natural o común de la época, sino a la estructura tríadica de la colonialidad del
poder presente en los padres constituyentes, constitucionalistas y teóricos y plasmados en
las constituciones. En palabras de Alejandro Medici:

“figuras notables… compartían desde el siglo XIX este racismo epistémico que
justificaba la relación de colonialidad al interior de los nuevos estados que se estaban
organizando en nuestra región: entre otros el venezolano chileno Andrés Bello, el
chileno Victorino Lastarria, el cubano José Antonio Saco, el mexicano Justo Sierra, los
argentinos Esteban Echeverría y Juan B. Alberdi y por supuesto Domingo Faustino
Sarmiento quien en Facundo y Conflictos y armonías entre las razas de América, ya
había teorizado con su prosa encendida sobre los obstáculos a vencer por la
civilización en términos del medio y las razas “nativas” o “mestizas”67.
Al igual que Medici y Alfredo Guevara, el constitucionalista colombiano Ricardo Sanín
también ha hecho expreso su inconformidad con la manera con la que el constitucionalismo
moderno media con el poder. La tesis de Sanín se puede fragmentar en varias partes: i) la
tradición constitucional occidental y occidentalizada, en este caso la implementada por la
mayoría de los teóricos latinoamericanos está soportada por el vacío colosal de perpetuar la
colonialidad, sostiene Sanín, y sin dar muchas razones al respeto, termina convirtiéndola en
una “gigantesca colección de basura editorial”. Frente a esta complicidad epistémica, que
carga sobre sus lomos obedientes y su fe ciega la colonialidad, y que jamás se pregunta:
“¿Por qué se sigue cargando el botín de la colonialidad?”, sale, según el autor colombiano,
a luz un nuevo amanecer político latinoamericano con las constituciones de Venezuela,
Ecuador y Bolivia; amanecer que genera un “auténtico movimiento fenomenológico”.
Esta fenomenología debe comprenderse como una “experiencia de una primera persona
amplificada”, como un “fenómeno no de la primera persona racional y excluyente kantiana,
sino la primera persona como cualquier persona, desde la hegemónica hasta la colonial”, en
síntesis, se trata de una de una “suspensión ontológica que permite la apertura de los
sujetos”68 que interpelan al poder colonial. Seguido a esto, ii) tenemos que ese molde

66
GUEVARRA, Alfredo. Hacia la descolonización jurídica. El caso de la Constitución Boliviana. En: Revista on-line de
la Maestría en Estudios Latinoamericanos. México. 2012. No. 5. p. 5.
67
MEDICI, Alejandro. Los poderes innominados del constitucionalismo latinoamericano. La necesidad de un nuevo
marco de comprensión y comparación crítico situado. En: Redhes-Revista de Estudios Críticos. Argentina. 2012. Vol. 9,
No. 8. p. 61.
68
SANÍN, Ricardo. Teoría Crítica Constitucional II. Quito: Centro de Estudios y Difusión del Derecho Constitucional-
CEDEC, 2012. p. 92.

39
excluyente fue edificado por una maquinaria jurídica y política llamada Estado-nación, la
cual funcionó a través de cuatro falacias: a) la identidad nacional, b) un modelo universal
de cultura, c) teniendo, suponiendo e imponiéndose como esencia y motor de la historia y
d) mediante la reducción de la multiplicidad a la fuerza del uno 69. Como escudo de este
poder colonial, iii) las constituciones nombradas no son simples variaciones de las
tipologías del constitucionalismo moderno occidental, como lo es, por ejemplo, la
Constitución de Colombia, sino que estas son “una nueva forma política, jurídica y cultural
que implica la transformación total de lo que entendemos por constitución” 70.
Por otro lado, hay que agregar que en varios de los textos de Sanín hay un interesante
acercamiento y conversación entre la izquierda radical occidental (Žižek, Laclau 71) con la
teoría constitucional, a través de la categoría “constitución encriptada”; lastimosamente
Sanín en ningún espacio deja claro cuáles son las condiciones decoloniales para esta
conversación, a tal punto, que deja intacta la crítica a Costas Douzinas cuando este, en su
brillante texto el Fin de los Derechos Humanos, sostiene que la “declaración [de los
derechos del hombre] inauguró la modernidad…”72, tendríamos que agregar a esta frase del
profesor de Birkbeck, la segunda modernidad: y la primera qué?

Pero sin duda algo interesante de las reflexiones del profesor colombiano es su
preocupación por las diversas lógicas en las que el poder se esconde dentro, a favor y
en contra de la constitución; postura que sintetiza bastante bien al sostener que “el
primer propósito del encriptamiento del lenguaje es el disimulo y la substracción de
todas las dimensiones del poder […] el poder como fenómeno se torna indescifrable
para todo aquel que no comparta el conocimiento preciso del lenguaje y las claves
con las cuales se encriptó… oculta tras una forma o construcción semántica
incomprensible”.

Lo cual nos lleva a un efecto desastroso: “al no poder saber lo que ellos saben, solo
ellos pueden salvarnos”73. En esta dirección apunta su concepto, ya nombrado, de
constitución encriptada74: a poner sobre el tapete cómo la sofisticación del lenguaje
constitucional constituye una forma de colonialidad cultural.

Puede notarse como la teoría decolonial conlleva a que estos constitucionalistas


manifiesten su inconformismo con el concepto de poder político, y postulen frente a
este inconformiso, una revisión de dicha noción. Pero cuales consecuencias de este
giro decolonial.
69
Ibid., pp. 96-97.
70
SANIN, Ricardo. Diálogos con Ricardo Sanín: crítica al constitucionalismo liberal contemporáneo. En: Revista
Internacional de Ética y política Oxímora. España. 2014. Vol. 7. p. 104.
71
SANÍN, Ricardo. Teoría Crítica Constitucional I. Rescatando la democracia del liberalismo. Bogotá: Universidad
Javeriana, 2009. p. 120.
72
Ibid., p. 102.
73
Ibid., p. 113.
74
SANÍN, Ricardo y MENDÉZ, Gabriel. La constitución encriptada. Nuevas formas de emancipación del poder global”.
En: Revista Redhes-Revista de Estudios Críticos. Buenos Aires. 2012. Vol. 9, No. 8. p. 113.

40
A modo de conclusión, esta discordancia –descrita arriba– con la concepción del
poder del constitucionalismo moderno es retomada en clave decolonial, y su
cuestionamiento conlleva a estos autores a incorporar en el concepto de poder,
además de la trinidad constitucional: legislativo, ejecutivo y judicial del liberalismo,
la estructura tríadica de la colonialidad del poder: la colonialidad del ser, la
colonialidad del poder y la colonialidad del saber. Pero en todo caso quedan varias
dudas sobre el problema de cómo opera la colonialidad en el constitucionalismo. En
pocas palabras, la percepción del poder como poder político es ampliada como
colonialidad del poder.
3.6. Un giro paradigmático o la refundación del estado
En este punto la visión decolonial ha insistido en marcar la distinción y particularidad
de los casos boliviano y ecuatoriano. Esto ha ocasionado que esta colectividad afirme
que los mencionados textos constitucionales conforman un giro paradigmático
respecto al constitucionalismo liberal, social y respecto al neoconstitucionalismo.
Para algunos o novo constitucionalismo ostenta características descolonizadoras,
com o reconhecimento da cosmovisão indígena e com um novo projeto societário,
que busca incluir sujeitos e coletivos historicamente excluídos e marginalizados,
especialmente os indígenas, as mulheres e os campesinos. 75 Pero estos autores van
más allá de dar un par de razones acerca de la especificidad de estos documentos;
sostienen que apesar de se identificar traços comuns e características visíveis no
novo constitucionalismo latino-americano [se preguntan] “é correto afirmar que
esse movimento ressente-se de uma fundamentação teórica76?

El giro de esta lectura del constitucionalismo al parecer es profundo. Fernahnda


Frizzo y Natalia Martinuzzi alegan que el nuevo constitucionalismo pode encontrar
nas teorias pós-coloniais a fundamentação teórica que justifica suas origens, suas
pretensões e suas tendencias77 lo que es sin duda una afirmación muy interesante.
Desafortunadamente las autoras no dan muchas razones sobre ello. Se militan a hacer
una buena síntesis de la teoría poscolonial y la decolonial, pero su texto concede
pocas páginas al tema del constitucionalismo y su fundamentación teórica decolonial.

Para otros teóricos, este giro decolonial proporciona herramientas que sirven para,
mediante el uso de un enfoque decolonial, diferenciar dichas cartas de las
constituciones de Colombia (1991) y Venezuela (1998) y sostener marcadas
diferencias entre el nuevo constitucionalismo (en este caso Cesar Baldi se refiere a lo
que en esta investigación denominamos constitucionalismo decolonial) y el
neoconstitucionalismo europeo. En este sentido, Cesar Baldi sostiene que afirmar que

75
FRIZZO, Fernanda y MARTINUZZI, Natalia. A importância do pós-colonialismo e dos estudos descoloniais na
análise do novo constitucionalismo latino-americano. En: EDUARDO MANUEL VAL y ENZO BELLO. O pensamento
pós e descolonial no novo constitucionalismo latino-americano. Caxias do Sul, RS, Educs, 2014. p. 12.
76
FRIZZO, Fernanda y MARTINUZZI. Op. cit., p. 13.
77
FRIZZO, Fernanda y MARTINUZZI. Op. cit., p. 14.

41
el inicio 78 del nuevo constitucionalismo fue la Constitución colombiana y la
venezolana es colocar “dentro de un mismo proceso tres ciclos distintos de
constitucionalismo pluralista. Por ello, resalta Baldi “razón parece asistir a Raquel
Yrigoyen, Bartolomé Clavero y Ramiro Ávila Santamaría cuando destacan la
especificidad de los procesos ecuatorianos y boliviano en relación al anterior
constitucionalismo latinoamericano”79.

En breves palabras, Baldi tiene como propósito mostrar la especificidad y diferencia


presentes en las cartas constitucionales de Bolivia y Ecuador, cuestión que no se
presenta en las cartas del pasado constitucional latinoamericano, con especial
referencia a la colombiana y la venezolana. Bolivia y Ecuador se enmarcan en un
constitucionalismo latinoamericano descolonizador que diseña las bases de un “nuevo
paradigma constitucional” basado en la refundación del Estado, la consagración de un
catálogo de derechos que rompe con lo generacional y con lo eurocéntrico; en el
reconocimiento no sólo del influjo de la Declaración de la ONU, sino
fundamentalmente construye sus bases a partir del protagonismo indígena; en la
insistencia tanto en la descolonización como en el proceso intercultural80. Concluye
Baldi que equiparar las constituciones de Venezuela y Colombia con las de Bolivia y
Ecuador es “obscurecer el evidente protagonismo indígena y la lucha por un padrón
descolonizador y plurinacional de Estado. Y así no tendría importancia cuestionar
fundamentalmente los parámetros eurocentrados del constitucionalismo” 81.
4. Límites teóricos
En la exposición anterior se mostraron los principales rasgos característicos de la lectura
decolonial, y con ello se construyó una radiografía que permite comprender sus principales
autores, sus fundamentos y agendas de trabajo, las fuentes teóricas más empleadas y sus
principales preocupaciones. Teniendo en mente esta radiografía desarrollaremos en este
aparte los que consideramos los más importantes límites teóricos o si se quiere los
desajustes epistemólogos clavados en esta narrativa constitucional. Estas líneas son
fundamentales descriptivas, ya que conforman la descripción de nuestro estado del arte, una
concreción donde el problema de investigación objeto de esta tesis sale a relucir con un
importante grado de claridad.

78
Esta posición, es decir, aquella en virtud de la cual el inicio o punto de inicio del nuevo constitucionalismo
latinoamericano lo trazaron la constitución de Colombia de 1991 y la constitución venezolana de 1998, la han optado y
sostenido autores como Viciano y Martínez Dalmau, y Albert Noguera y Marcos Criado. Para estos constitucionalistas
españoles el centro de análisis, o por decirlo de algún modo, la luz que ha iluminado el nuevo constitucionalismo ha sido
la teoría democrática radical de la constitución. En otras palabras, un desarrollo profundo, como diría Noguera, de
“soberanías intensas”. Ver al respecto: NOGUERA, Albert y CRIADO, Marcos. La constitución colombiana de 1991
como punto de inicio del nuevo constitucionalismo en América Latina. En: Revista Estudios Socio-Jurídicos.
Bogotá. 2011. pp. 17-23. Para los autores españoles parece que lo más importante es que la constitución sea democrática,
no importa el contenido, pues si la hace el poder constituyente su contenido tiene que ser emancipatorio. La Francia y los
Estados Unidos de los siglos XVIII fueron revolucionarias, democráticas, pero también fueron coloniales.
79
BALDI, Cesar. Del constitucionalismo moderno al nuevo constitucionalismo latinoamericano descolonizador. En:
Revista Redhes-Revista de Estudios Críticos. Buenos Aires. 2013. Vol. 5, No. 9. p. 59.
80
Ibid., pp. 50-65.
81
Ibid., p. 69.

42
Nuestra ruta de trabajo estará centrada en una investigación acerca de la concepción de la
decolonialidad presente en esta perspectiva, marcando nuestro énfasis en tres focos o en
tres límites identificados: i) fuentes teóricas y metodologías decoloniales no exploradas, ii)
una crítica relativamente abstracta a las constituciones y al constitucionalismo moderno y
en iii) un desbalance en la concepción de la teoría decolonial. Queremos anticipar que el
tercer límite es para nosotros el más importante en la medida en que es éste un problema
recurrente y presente en el constitucionalismo decolonial. En este punto no presentaremos
un estudio de los autores de manera separada, como se realizó en el punto anterior. En este
punto analizaremos de manera conjunta estos estudios, especificándose en un autor sólo
cuando ello lo amerite, pero de igual forma esto no implica que no busquemos entablar un
diálogo, el diálogo entre los autores será una de nuestras metas.
4.1. Fuentes teóricas y metodologías decoloniales no exploradas
Entrando en materia, podemos argumentar, respecto a las fuentes teóricas especificas
usadas por estos investigadores, que en ellas encontramos, con escasas excepciones, una
noción de la decolonialidad. Es así que autores como Ramiro Ávila sólo emplean dentro de
sus fuentes a pensadores como Quijano y Walsh; Medici le da más extensión al colectivo y
utiliza a Quijano, Walsh, Castro-Gómez y Grosfoguel; Sanín es quizás quien más explora
este colectivo en términos referentes teóricos, pero es a la vez quien menos aterriza el
discurso decolonial en el constitucionalismo; en torno a Walsh, ésta objeción no sería
posible, pues ella conversa con el colectivo y de hecho es parte de él, específica y
ampliamente con Quijano y Santos, aunque también con Maldonado-Torres y con Franz
Fanon. Los investigadores de Brasil, tales como Frizzo y Martinuzzi, Correa de Sousa,
Freitas y Cruz Gonçalves, Baldi, Wolkmer, Machado, entre otros, marcan un énfasis en la
filosofía de la liberación de Dussel, de ahí el tema del constitucionalismo de la liberación y
el problema del oprimido del que hablan estos constitucionalistas sean fundamentales en
sus estudios, pero de igual forma es posible encontrar influencias de Castro-Gómez,
Grosfoguel, Walsh, Quijano y Mignolo en estos autores. De lo anterior se derivan
consecuencias importantes, ya que, se oscurece y se borra en cierta medida la riqueza y la
variedad de los postulados decoloniales, pues al considerar, en primer lugar,
exclusivamente a un número limitado de ellos, no se toman en cuenta otros
cuestionamientos a la modernidad que son vitales, y en segundo término, como resultado de
lo anterior, al percibirlos como un colectivo y no como una red, sólo se toma en cuenta un
enfoque decolonial que sería el macro-sociológico. No es casualidad que el pensador más
citado sea Aníbal Quijano, principal representante de este enfoque. En estos debates no
aparece la preocupación por problemas como: qué diferencias hay entre escoger un análisis,
al estilo Castro-Gómez, que corresponde a lo que él mismo denomina una mirada
micropolítica, o por optar por un panorama que mire las cosas desde un punto de vista
fanoniano, como el Maldonado-Torres o Silvia Winter, o uno que articule ambas
perspectivas. La lectura decolonial se ha enfocado en una perspectiva micropolítica de la
decolonialidad, específicamente a la desarrollada por Aníbal Quijano, y esto por supuesto
ha generado un número considerable de avances teóricos.
43
Pero el punto acá es que se han dejado de lado otros énfasis de la colonialidad, como el
feminismo decolonial, la visión micropolítica o la lectura fanoniana. Ahora, es necesario
responder a la pregunta acerca de qué diferencias podemos encontrar entre llevar a cabo
una crítica al constitucionalismo desde una visión como la de Quijano o tomar como
referente un enfoque como el feminismo decolonial o el de una lectura micropolítica. Para
responder a esto, realizaremos una presentación del problema, esto es, exponer las
diferencias entre las perspectivas mencionadas y su posible relación con una crítica al
constitucionalismo.
Un enfoque de la colonialidad como el de Quijano implica un cuestionamiento a la
modernidad como proyecto global. En ese sentido, Quijano considera el concepto de raza
como una categoría esencial del sistema mundo que sirve para construir taxonomías en las
que los individuos, dependiendo de patrones como el color de la piel, el sexo, la
subjetividad, la ubicación social, el ser europeo, el no ser europeo, entre otras, posee una
posición ya sea de subordinación o ya sea de privilegios dentro del sistema mundo. Creo
que el constitucionalismo decolonial ha asumido y entendido bien esta idea. Siguiendo a
Quijano, la lectura decolonial ha sostenido que el constitucionalismo moderno incorporó la
matriz colonial del poder en las constituciones al considerar al indígena como un sujeto
atrasado y tener que seguir los parámetros de la civilización moderna, tales como la
escritura y algunos estándares constitucionales. Desde una posición como ésta la
importación de constituciones modernas al continente latinoamericano no se concibe como
una cuestión de trasplantes en las que el problema a debatir sea el de la originalidad82 de
estas, o como han sostenido algunos autores respecto al constitucionalismo fundacional,
sobre el carácter revolucionario y de ruptura con el nuevo orden que las constitucionales
instauraron83.
Para el constitucionalismo decolonial el problema pasaría a ser percibido desde lo que
Walter Mignolo denomina diferencial de poder. Con esta categoría el semiólogo argentino
busca demostrar como conceptos modernos, al ser recibidos en contextos como los del sur,
presentan una serie de limitaciones teóricas, políticas y prácticas. Esta noción es muy
cercana a la zona del no ser de Fanon o a la línea abismal de la que habla Santos. La idea
central acá es exponer, en el caso del constitucionalismo decolonial, cómo nociones
constitucionales modernas como los derechos se ven limitados por relaciones de poder
coloniales. Cuando Medici argumentaba que el constitucionalismo latinoamericano era un
constitucionalismo de poder más que de derechos se estaba refiriendo a los fuertes límites
de modelos como el neoconstitucionalismo para enfrentar el problema del poder en
términos coloniales. Ubicándose entonces en el Sur global del sistema mundo moderno
82
Véase el interesante texto de LOPEZ MEDINA, Diego. Teoría impura del derecho. La transformación de la cultura
jurídica en América Latina. Bogotá: Universidad de los Andes-Legis-Universidad Nacional de Colombia, 2004.
83
Autores como Isidoro Vanegas han enfatizado en que las constituciones del constitucionalismo fundacional,
particularmente los documentos constitucionales que van de 1810 a 1815, constituyeron una ruptura y novedad en el
sentido que gestaron una “resignificación del concepto de constitución” como la “voluntad de instituir una nueva
comunidad política y no simplemente la de habilitar una ya existente”, como lo era la monarquía española. VANEGAS,
Isidoro. El constitucionalismo revolucionario. 1809-1815. Bogotá: Universidad Industrial de Santander, 2012. p.
21.

44
colonial, algo a lo que Quijano le ha otorgado bastante interés, el constitucionalismo
decolonial pone de presente la problemática por cómo la colonialidad del ser, del poder y
del saber tiene una relación directa con las dinámicas constitucionales, en la que hay que
tener en cuenta que no se trata de que al momento de importar categorías al Sur global el
problema es que estamos ante sociedades diferentes, sino que se trata más bien que
Latinoamérica es una sociedad colonial en la que existen unas jerarquías raciales. Esto a
grosso modo sería un resumen de una visión macrosociológica, como la de Quijano, de la
colonialidad elaborada por el constitucionalismo decolonial.
De otro lado, y como lo manifestamos arriba, hay al menos tres perspectivas de la
colonialidad del poder que no han sido exploradas por el constitucionalismo decolonial.
Estas perspectivas son la perspectiva microsociológica y la lectura fanoniana. El abordaje
del constitucionalismo desde estas dos perspectivas se llevará a cabo en el marco teórico y
no en esta parte, con el objetivo de no confundir nuestro estado del arte con el marco
teórico.
4.2. Una crítica relativamente abstracta a las constituciones y al constitucionalismo
moderno
Este límite consiste en que las objeciones que plantea el constitucionalismo decolonial
apuntan al colonialismo, y en el mejor de los casos a la colonialidad de algunos textos
constituciones del siglo XIX hasta la mitad del XX; éste diagnóstico es poco específico, ya
que, una cosa es la crítica del colectivo modernidad/colonialidad a la modernidad y otra
cosa sería la crítica que se puede hacer a la modernidad desde un ámbito constitucional, lo
cual no implica que la modernidad, entendida en un horizonte basto, no arrope al
constitucionalismo. Por ponerlo en términos telegráficos, es muy sencillo sostener que “el
capitalismo… y el derecho constitucional… serían impensables sin la díada
modernidad/colonialidad”84, o sostener que el “neoconstitucionalismo europeo occidental
es colonial” 85, sin preguntarse, al menos, en qué sentido lo son; cuales son las
racionalidades coloniales a través de las cuales las constituciones han operado; o en qué
sentido extrapolar la noción, por ejemplo, de resistencia constitucional al contexto
latinoamericano arrastra la colonialidad.
De otro lado, tenemos que el constitucionalismo decolonial se queda corto al momento de
pensar la colonialidad en las constituciones posbélicas, esto es, en aquellas constituciones
que algunos han denominado la “constitución del neoconstitucionalismo” 86, tales como la
constitución de Brasil (1998) y la de Colombia (1991), textos a los que estos autores
prefieren mostrar sus logros pero no sus sesgos colonialistas. Ha faltado, en este punto,
analizar, asunto sobre el que dejamos de manifiesto que existe una profunda complejidad y
dificultad, lo cual podría justificar este vacío, cómo el modelo neoconstitucional –siguiendo
a Castro-Gómez y a Grosfoguel– resignifica, ya no en un formato moderno, sino

84
SANIN. Op. cit., p. 84.
85
AVILA. Op. cit., p. 35.
86
POZZOLO, Susana. Neoconstitucionalismo y especificidad de la interpretación constitucional. En: Revista Doxa.
Barcelona. 1998. Vol. 2, No. 21. pp. 339-353.

45
posmoderno, las exclusiones provocadas por las diversas jerarquías producidas por el
sistema mundo-moderno/colonial87. Se sabe, como bien lo ha mostrado Beatriz Gonzales
Estefan –que brilla por su ausencia en el constitucionalismo decolonial–, con una clara
impronta foucaultiana y deleuziana, que las constituciones, al igual que los manuales y las
gramáticas del siglo XIX funcionaron como “disciplinas escriturales”, que se impusieron
mediante el Estado-nación, dándole así a la escritura un poder legalizador y normatizador a
las prácticas y a los sujetos, de tal forma que su identidad quedase circunscrita al espacio
escriturado, con el objetivo de lograr la domesticación de la barbarie y la dulcificación de
las costumbres de todo aquello que no se ajustara al homus economicus88. Pero no se sabe
cómo estas exclusiones se han resignificado a partir de las narrativas de estas nuevas
constituciones. Las constituciones neoconstitucionales de la región ya no hablan del estado
de naturaleza del que había que salir imperiosamente; no establecen requisitos de propiedad
y/o posesión para poder acceder a cargos de elección popular o para sufragar, el derecho
universal al voto es algo que las constituciones establecen desde vieja data. Este límite
dejaría abierta una respuesta en la que el constitucionalismo decolonial sostendría que la
colonialidad del poder ha desaparecido en las constituciones neoconstitucionales. Esto sería
seguir una tesis muy cercana a Negri y Hardt en Imperio, según la cual vivimos en un
mundo en el que ha desaparecido la colonialidad. Como lo mostraremos más adelante, la
colonialidad aún pervive de una forma compleja en los discursos neoconstitucionales y los
discursos constitucionales actuales como el de Gargarella. El silencio frente a las nuevas
formas de la colonialidad en el actual discurso constitucional por parte del
constitucionalismo decolonial deja abierta la sospecha a pensar que este posee también su
sesgo colonial.
4.3. Enfoques sumamente decoloniales, pero escasamente coloniales
Con este subtítulo no pretendemos defender la posición según la cual el modelo
constitucional de referencia es fuertemente decolonial, y logra superar la colonialidad.
Nuestra intención es mostrar que esta lectura se ha inclinado y preocupado por cómo el
constitucionalismo de Ecuador y de Bolivia ha descolonizado el Derecho Constitucional,
mediante la creación de nuevas figuras jurídicas como el Estado Plurinacional, la
pachamama, el sumak kawsay. Cuando el constitucionalismo decolonial se refiere al
constitucionalismo moderno, especialmente en sus remisiones a la teoría neoconstitucional,
no tiene la intención, al menos decidida y clara, de determinar líneas de demarcación, esto
es, establecer hasta donde podemos pensar el sur con la teoría constitucional moderna y
donde encontramos sus limitaciones. En el caso del neoconstitucionalismo, el
constitucionalismo decolonial parece más bien preocuparse por exponer sus grandes
victorias, como el amplio catálogo de derechos fundamentales, las técnicas específicas de
interpretación constitucional, el intérprete especializado y los canónicos y cuasi-sagrados

87
GROSFOGUEL. Op. cit., p. 56.
88
GONZÁLEZ STEPHAN, Beatriz. Las disciplinas escriturarias de la patria: constituciones, gramáticas y manuales. En:
Revista de Investigaciones Literarias. Caracas. 1993. No. 5. p. 22.

46
mandamientos de Guastini89 que el neoconstitucionalismo promueve, pero no se ve la
intención de cuestionarlo, de entablar un diálogo crítico solidario, sino más solidario que
crítico. Sólo en algunas ocasiones el constitucionalismo decolonial marca los límites del
constitucionalismo moderno. Con esto lo que en últimas se logra es que proyecto político
decolonial se desvirtúa en cierta medida y que se reduzcan los alcances y los aportes que la
teoría decolonial podría hacer al estudio del constitucionalismo. Superar estos límites será
la tarea que emprenderemos en el siguiente marco teórico que desarrollaremos a
continuación.
Estos tres límites explicados nos llevan a una anticipada conclusión de esta investigación:
el constitucionalismo decolonial al mostrar más interés y más esfuerzos por delinear los
procesos descolonizadores gestados por las constituciones de Bolivia y Ecuador se han
olvidado en gran medida por demostrar cómo opera la colonialidad del poder en el
constitucionalismo. Para nosotros, una estrategia teórica, política y sobre todo
metodológica que hay que tener en cuenta para estudiar la relación entre el
constitucionalismo y la teoría decolonial es una especie de método que podríamos llamar
una analítica decolonial del constitucionalismo. Esta analítica consistiría en analizar tanto
los procesos descolonizadores como los procesos de colonialidad en el constitucionalismo.

89
GUASTINI, Ricardo. La constitucionalización del ordenamiento jurídico: el caso italiano. En: MIGUEL
CARBONELL. Neoconstitucionalismo(s). Barcelona, Trotta. p. 50-57.

47
IV. CAPÍTULO 3. EL CONSTITUCIONALISMO LEIDO DESDE LA TEORÍA
DECOLONIAL

Plan de trabajo
El marco teórico de esta investigación tiene como propósito dar algunos pasos hacia la
superación de los límites teóricos de la lectura decolonial. Con ese objetivo en mente,
desarrollaremos la siguiente intervención: i) proponer varias precisiones conceptuales
necesarias para una articulación entre decolonialidad y constitucionalismo, ii) realizar una
introducción general de los estudios decoloniales, que nos permitan comprender el terreno
en cual estas reflexiones se mueven. Para ello analizaremos sus principales rasgos
constitutivitos y las categorías y conceptos fundamentales. Finalmente, para lograr el
cometido de esta investigación, iii) presentaremos dos puntos que posibilitan la superación
dichos límites teóricos: a) analizaremos las distintas agendas de trabajo de la red
modernidad/colonialidad, en este caso, tres enfoques o líneas de estudio: la perspectiva
macrosociológica, el enfoque fanoniano y la lectura micropolítica. Una vez elaborado este
edificio teórico nos será posible plantear nuevos horizontes para la lectura decolonial. En
este sentido hablaremos de iv) una analítica decolonial del constitucionalismo como una
categoría metodológica que permita un estudio decolonial del constitucionalismo.
1. Precisiones conceptuales para una articulación entre decolonialidad y
constitucionalismo
1.1. ¿Mezclando cosas incompatibles o descolonizando saberes? O ¿Fanon
contra Alexy?
El primer dilema que debemos sortear al instante en que el pensamiento decolonial y el
constitucionalismo se acercan, en ese momento en que el reloj histórico y académico los
cruza, es no perder de vista sus lugares de producción y sus fines: el constitucionalismo
nace en Europa y su fin era mermar los efectos absolutistas de las monarquías,
posteriormente, los efectos de los regímenes totalitarios, y con ello equilibrar poderes y
garantizar los derechos90, en otros términos, su elemento definidor fue el problema de la
relación entre fuerza y derecho 91. Desde el otro lado del continente, la “saga”92 decolonial,
como suele llamarla Alejandro de Otto, nace en América Latina, y uno de sus fines
esenciales es lanzar una crítica potente a la modernidad, para luego, enseñarnos que “otros
mundos son posibles”, su fin no sólo era negativo, criticar la modernidad, sino también
positivo, proponer una salida. Parece entonces que, al menos a primera vista, el
constitucionalismo y el pensamiento decolonial son como el agua y el aceite, difíciles de
combinar. Son narrativas antagónicas, pues la una, aunque no explícitamente, promueve la
expansión del saber constitucional occidental, la otra, busca construir condiciones para que

90
FIORAVANTI, Maurizio. La constitución. De la antigüedad a nuestros días. España: Editorial Trotta, Traducción de
Manuel Martínez Neira, 2001. p. 95.
91
PRIETO SANCHÍS, Luis. Constitucionalismo y positivismo. México: Editorial Fontamara, 1999. p. 16.
92
DE OTTO, Alejandro. Notas descoloniales sobre la escritura de Frantz Fanon. En: Revista Solar. Lima. 2011. No. 7,
año 7, p 69.

48
otros saberes puedan hacer parte del mapa epistémico 93; el constitucionalismo, al menos el
actual, está profundamente influenciado, principalmente, por teóricos europeos o
angloamericanos, como Alexy, Dworkin, Ferrajoli, Atienza, la escuela italiana, y
escasamente, por latinoamericanos, como Nino, entre otros; la inflexión decolonial traza su
línea epistémica con pensadores, principalmente, caribeños o latinos, como Fanon, Aimé
Césaire, Mignolo, Grosfoguel, Dussel, entre otros, y escasamente, con autores
norteamericanos o europeos, como el caso de Walsh y Wallerstein94.
Hay que rememorar el hecho que el colectivo modernidad/colonialidad se separa de los
poscolonial studies precisamente porque esta “teoría seguía situada en el Norte mientras
que [sus] objetos de estudio están situados en el Sur”, le asignaron un privilegio epistémico
a lo que Mallon y Rodríguez llamaron los cuatro caballos del apocalipsis: Foucault,
Derrida, Gramsci y Guha, lo cual los llevo a una inmersión en una “crítica posmoderna”, y
no en una crítica decolonial95. Esto coloca de relieve la importancia, no de la nacionalidad,
sino de la ubicación geopolítica desde la que se habla o se produce el conocimiento, debido
a que “siempre hablamos desde un lugar en las estructuras de poder”. Sobre esto es
llamativa la pregunta que apunta a establecer el lugar de enunciación, la “ubicación
epistémica” desde la que hablan los constitucionalistas. Sobre ello volveremos más
adelante. Tenemos que los orígenes, los fines y las fuentes de estos dos saberes son
distintos, en ese sentido hay que “filtrar” esta combinación, tener precauciones, y analizar
qué conceptos y categorías podemos extrapolar de la decolonialidad al constitucionalismo.
Nos sentimos tentados a sostener que uno de los problemas podría ser el hecho de que
tomarse muy en serio la decolonialidad nos llevaría a convertir el constitucionalismo de una
teoría del derecho (neoconstitucionalismo) o de una teoría democrática de la constitución
(nuevo constitucionalismo latinoamericano) a una teoría constitucional del poder. Hay que
saber hasta dónde podemos llegar con Quijano, cuando empezamos con Alexy y cuando
desechamos a Dworkin.
Este podría llegar a ser un lúcido argumento en contra de la lectura decolonial. Pero
pensamos que el constitucionalismo decolonial logra esquivar estas críticas. Sus teóricos
han sabido conversar con el constitucionalismo europeo, han puesto de manifiesto las

93
CASTRO-GÓMEZ, Santiago y GUARDIOLA-RIVERA, Oscar. El Plan Colombia, o de cómo una historia local se
convierte en diseño global. En: WALSH, CATHERINE, FREYA SCHIWY Y SANTIAGO CASTRO-GÓMEZ.
Interdisciplinar las ciencias sociales. Geopolíticas del conocimiento y colonialidad del poder. Perspectivas desde lo
andino. Quito, Universidad Andina Simón Bolívar-Ediciones Abya Yala, 2002.
94
Esto no quiere decir que los nacidos en Europa sean nuestros enemigos y que a toda hora debamos tener bajo sospecha
sus producciones académicas, ya que, una cosa es la ubicación social, esto es, la condición económica y todo el conjunto
de privilegios que se poseen, y otra, muy distinta, es la ubicación epistémica: aquella posición desde la cual se habla al
producir conocimientos. No necesariamente estas dos esferas están conectadas, pueden darse casos en los que sujetos
ubicados en la parte inferior del sistema mundo moderno colonial piensen, se sientan y vivan como sujetos ubicados en la
parte superior del sistema. Pero pueden darse también casos contrarios. Mignolo sería un ejemplo. Un pensador italiano-
argentino, profesor de una de las mejores universidades norteamericanas (Duke University) y educado en el norte (esta
sería su posición social), pero al momento de pensar y producir conocimientos el semiólogo argentino está ubicado en el
lugar de los sujetos coloniales, o en sus palabras, piensa ubicado desde la “herida colonial”: su posición epistémica. Por
esto hay muchos autores del norte que nos pueden servir y hay que tomar lo mejor de ellos.
95
GROSFOGUEL, Ramón. La descolonización de la economía política y los estudios postcoloniales. Transmodernidad,
pensamiento fronterizo y colonialidad global. En: Tabula Rasa. Bogotá. 2006. No. 4, enero-junio. Traducción de María
Luisa Valencia, pp. 19-20.

49
luchas que se han realizado bajo la lógica del constitucionalismo moderno, las metas
obtenidas por el neoconstitucionalismo y por la teoría democrática de la constitución, y de
la mano con este conjunto de logros han resaltado también los límites de dicho
constitucionalismo y la necesidad de repensar el saber constitucional a partir de la reflexión
crítica decolonial. Hay un claro “diálogo crítico solidario” con el constitucionalismo del
norte que ha hecho posible esta posición. Para terminar, pensamos que, aunque se trata de
modelos con nacionalidades y fines distintos y asimétricos, si es posible hablar de un
constitucionalismo decolonial que una ambos saberes, y lo más importante es que a través
de este encuentro se vislumbran nuevos horizontes para el derecho constitucional y se
muestra la influencia y el impacto de la teoría decolonial en el derecho.
2. Introducción de los estudios decoloniales
2.1. Rasgos constitutivitos, categorías y/o conceptos fundamentales de la teoría
decolonial
Hay una idea central en los estudios decoloniales que comparten casi todos, por no decir
todos, los teóricos de este grupo: las ciencias sociales de finales del siglo XX y comienzos
del XXI han propulsado un fuerte cuestionamiento a la modernidad, mostrando como ésta
está entrelazaba con un lado oscuro la colonialidad; marcando así una acentuada oposición
frente aquellos que pensaban que la modernidad en la periferia o en el tercer mundo era una
cuestión postergada96 o un proyecto inconcluso 97. La colonialidad no es entonces, para este
colectivo, algo que pueda desaparecer o superarse con más modernidad, tampoco es una
especie de desviación, anormalidad o patología de la modernidad; para este colectivo la
colonialidad es algo constitutivo de la modernidad, es su lado oscuro, son dos caras de una
misma moneda. Por ello, la colonialidad sólo puede ser superada cuando de supere la
modernidad, no hay posibilidad de vivir en un mundo colonial que no sea al mismo tiempo
moderno. La idea básica que gira en torno a los debates decoloniales es aquella que sustenta
que una crítica a la modernidad implica necesariamente un cuestionamiento a la
colonialidad. La noción descolonización es entonces una forma de contrarrestar y criticar la
modernidad; una manera o una lógica que pone de presente posibilidades, reglas de juego,
preguntas, respuestas y horizontes descoloniales, no modernos, ni posmodernos.
Desde una mirada decolonial, la colonialidad no es algo lejano y un asunto que nada tiene
que ver con la modernidad, no es su opuesto, es, todo lo contrario, algo inmanente a la
modernidad, es su exterior constitutivo. Por tal razón, al escribirse dentro del colectivo
modernidad/colonial, la barra oblicua: “/” expresa una constitución mutua entre ambas,
denota una jerarquización entre las mismas 98, significando que la modernidad, como
proyecto político, filosófico, espiritual y epistémico no es un fenómeno intraeuropeo, que
nace a exentas y de una manera aparatada, sin contacto con el resto del mundo, relato
pintado por los discursos eurocentrados. Para este colectivo, la modernidad encuentra sus
96
JARAMILLO, Rubén. Colombia: la modernidad postergada. Bogotá: Editorial Temis, 1994.
97
HABERMAS, Jurgen. Modernidad: un proyecto inconcluso. En: NICOLÁS CASULLO. El debate modernidad pos-
modernidad. Buenos Aires, Editorial Punto Sur, 1989.
98
RESTREPO, Eduardo y ROJAS, Axel. Inflexión decolonial: fuentes, conceptos y cuestionamientos. Bogotá:
Universidad del Cauca e Instituto Pensar, 2010, p. 18.

50
condiciones de posibilidad y de existencia en un otro, en el contacto y en la contaminación
con un otro que es lo que le da vida. El contacto con el otro no sólo se interioriza y crea una
subjetividad concreta en el otro sino que de igual modo afecta al nosotros: el roce entre el
colonizado y el colonizador no sólo modifica la consciencia del colonizado, interiorizando
sus modos de vida y de conocimientos, sino que trasforma de igual modo al colonizador,
instituyéndole la creencia de superioridad. Se trata, como ya lo mostraba Frantz Fanon en
1963, la colonización “modifica fundamentalmente al ser”. 99 La colonialidad no puede
entenderse como un proceso que sólo debe tener importancia para los colonizados, pues los
colonizadores también se ven afectados seriamente, como diría Grosfoguel, el yo europeo
es un ego inflado mientras que el otro es un ego desinflado, la pregunta en esta
interpretación gira en torno a dos cuestiones, más no a una sola: cómo desinflar el ego de
los primeros y cómo inflar el ego de los segundos100.
Desde este lugar se produce el conocimiento y las reflexiones del colectivo, su lugar de
enunciación no es universal, ni posee tales dimensiones –cosa que no es así en el
constitucionalismo moderno–, su intención es teorizar desde un lugar geopolítico y corpo-
político concreto: América Latina. Esto no implica, como podría parecer a primera vista,
alejarse del saber y del pensamiento moderno. Esto implica más bien marcar unos límites
de dicho pensamiento, mostrar su lado colonial y poner sobre la meza la posibilidad
alternativa de producir conocimientos descolonizadores.
Ahora presentaremos, teniendo siempre bajo la manga las anotaciones arriba
mencionadas: i) los principales rasgos constitutivitos, ii) las categorías y conceptos
fundamentales y iii) las distintas agendas de trabajo del colectivo modernidad/colonialidad.
Todo ello estará encaminado a que estos elementos nos sirvan para el posterior análisis de
la superación de los límites del constitucionalismo decolonial y por estos motivos
dejaremos de lado o no tocaremos con mucho énfasis algunos puntos del colectivo.
Entiéndase esta introducción con este propósito metodológico, y no con el objetivo de
evitar y esquivar críticas.
3. Rasgos constitutivitos
Según Eduardo Restrepo y Axel Rojas el colectivo de argumentación de la inflexión
decolonial se caracteriza por los siguientes elementos que están presentes, de una u otra
forma, en estos autores:
3.1. Colonialismo y colonialidad del poder: la colonialidad
es un concepto diferente, aunque vinculado con el concepto de colonialismo. Este
último se refiere estrictamente a una estructura de dominación y explotación, donde el
control de la autoridad política, de los recursos de producción y del trabajo de una
población determinada lo detenta otra de diferente identidad, y cuyas sedes centrales
están, además, en otra jurisdicción territorial. Pero no siempre, ni necesariamente,
implica relaciones racistas de poder. El colonialismo es, obviamente, más antiguo, en

99
FANON, Frantz. Los condenados de la tierra. México: Fondo de Cultura Económica, 1963. Prólogo de Jean Paul
Sastre. Traducción de Julieta Campos, p. 31.
100
Ibid., p. 22.

51
tanto que la colonialidad ha probado ser, en los últimos 500 años, más profunda y
duradera que el colonialismo 101.
Tal distinción conforma una herramienta decolonial importante. Castro-Gómez y
Grosfoguel, siguiendo a Quijano, sostienen que la colonialidad del poder, a diferencia del
colonialismo, es uno de los elementos específicos y constitutivos del nuevo patrón de poder
mundial: el capitalismo, que se forma a partir del descubrimiento de América, o como lo
prefiere llamar Dussel, el encubrimiento del otro o el mito de la modernidad. El capitalismo
funciona mediante sus “dos ejes” constitutivos que son la modernidad y la colonialidad, y
se despliegan mediante la creación de identidades (europeo/no-europeo, indio/blanco), de
geo-culturas (centros, periferias y semiperiferias) y la superioridad de los conocimientos
eurocéntricos sobre los no europeos (racionalidad cartesiana/conocimiento ancestrales,
episteme/doxa). Uno de los elementos presentes por naturaleza en la colonialidad es la
clasificación racial. Por ello, todo este entramado de relaciones, en las que confluye la
“estructura triangular de la colonialidad”, arman un concepto de poder que expande las
racionalidades y las lógicas con las que se había pensado el poder. En ese sentido, Quijano
atina cuando cuestiona al liberalismo por pensar que el poder está concentrado
exclusivamente en la autoridad del Estado, y al materialismo histórico por concebir al poder
como algo concentrado en el control del trabajo y sus productos. Quijano agrega que en
estas narrativas hay una “primacía de un elemento” que opera como “determinante o base
de determinaciones”102, un cemento que logra articular las demás lógicas: en el caso del
liberalismo esta última instancia es la autoridad y en el caso del materialismo es el control
del trabajo. Seguir los rumbos del liberalismo o del materialismo para pensar el poder es
quedarse bastante corto; la opción decolonial presenta un panorama amplío sobre el poder:
el capitalismo, entendido como red global de poder103, es un ensamblaje de diversas
máquinas que nunca se cierran –no hay una última instancia–, “no hay una máquina que
llegue a ocupar por entero el espacio social”, en esta red global de poder operan las
dimensiones económicas, políticas y culturales y un número de jerarquías raciales,
sexuales, espirituales y cognitivas, cuyo funcionamiento u operatividad es el de una “serie
de dispositivos heterónomos vinculados en red” 104. Cuando hablamos del poder, desde la
opción decolonial, a esto nos enfrentamos. El constitucionalismo decolonial ve las cosas de
esta forma.
3.2. La colonialidad es constitutiva de la modernidad: la modernidad no puede existir sin
la colonialidad, hay una relación de “co-constitución”, es por esto que Europa sólo puede
definirse a contraluz de un otro, y “al definir un espacio, al trazar unos bordes, al mismo

101
Ibid., p. 93.
102
QUIJANO. Op. cit, p. 101.
103
CASTRO-GÓMEZ, Santiago y GROSFOGUEL Ramón. Prólogo. Giro decolonial, teoría crítica y pensamiento
heterárquico. En: SANTIAGO CASTRO-GÓMEZ Y RAMÓN GROSFOGUEL. El giro decolonial. Reflexiones para una
diversidad epistémica más allá del capitalismo global. Bogotá, Universidad Central-IESCO-Pontificia Universidad
Javeriana, 2007. p. 17-18.
104
CASTRO-GÓMEZ, Santiago. Los avatares de la crítica decolonial. Entrevista realizada por el grupo GESCO. En:
Revista Tabula Rasa. Bogotá, 2012. núm. 16, enero-junio, p. 225.

52
tiempo se define un interior y un exterior”105. Para ello se enmarca todo un proyecto de
clasificación poblacional, que da sus primeras pinceladas con la división tripartita del
mundo hecha por los filósofos griegos como Heródoto, Hiparco, Polibio, Plinio: el mundo
es una gran isla (el orbis terrarum) compuesto por Europa, Asia y África, considerados
estos últimos como pueblos bárbaros; posteriormente esta división mundial dio su segunda
gran pincelada con los intelectuales cristianos de la Edad Media en el siglo XVI, bajo la
cabeza del ejemplo emblemático de San Agustín: en la “ciudad de Dios” sólo habitan los
descendientes de Adam, y los tres hijos de Noé, descendiente de Adam, se asentaron por el
mundo después del diluvio: Jafet, el hijo amado de Noé, llegó a Europa, donde estaban los
“cristianos viejos”, y sus otros dos hijos, que cayeron en desgracia, fueron a parar, Sem a
Asia y Cam a África, territorios donde habitaban los judíos, los moros y los africanos 106.
Esta es, según el filósofo colombiano Santiago Castro-Gómez, la primera modernidad, de
estirpe “aristocrático-cristiana”, con la que ya se empezaba a formar la “hydra de tres
cabezas”107 llamada colonialidad. En este punto vale la pena resaltar la idea de dos
modernidades. Según esta tesis, el descubrimiento de América fundaría la modernidad, la
primera modernidad, pues fue el escenario en el que el pensamiento europeo cristiano se
basó para construir las dos identidades básica del sistema mundo: un “yo” europeo superior
y unos saberes por ende superiores; pero para poder fabricar esta idea de superioridad era
necesario mirar y fijarse en un “otro” que sería lo opuesto a ese yo: otro inferior que carece
de humanidad e incapaz de producir conocimientos. Esta división ontológica y
epistemológica ubicó a los indios americanos en una posición de inferioridad a tal punto
que su vida se convirtió en dispensable. Este otro fue oprimido, subyugado, reducido,
borrado e incorporado al mapa epistémico de la visión del mundo moderno-capitalista. Por
ejemplo, por la pluma del genio de Königsberg, Immanuel Kant –el gran teórico del
derecho–, pasaron los indios americanos, su cerebro se contaminó por las crónicas que los
viajeros llevaron hasta Europa; en sus escritos antropológicos, especialmente en su
“Antropología en sentido pragmático”, propuso una taxonomía humana en la que la
geografía y el color de la piel fueron los puntos organizacionales de la raza: los blancos
eran los europeos, los asiáticos amarillos, los africanos los negros y los indios de las
américas eran la raza roja 108. Se eliminaba la simultaneidad temporal, pues se estaba en la
misma época pero ciertos pueblos estaban en un retraso temporal, en la pre-modernidad.
Para los europeos, contrario sensu, ya estaban dadas las condiciones para la emancipación,
pero los pueblos indígenas eran “autoculpables” debido a que no tenía las condiciones

105
RESTREPO, Eduardo y ROJAS. Op. cit, p. 18.
106
CASTRO-GÓMEZ, Santiago. La hybris del punto cero. Ciencia, raza e ilustración en la Nueva Granada (1750-1816).
Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana/Instituto Pensar, 2004. pp. 56-57.
107
CASTRO-GÓMEZ, Santiago. La hydra de tres cabezas. En: Catedra El Giro decolonial y los universalismos
occidentales. Bogotá. 2008. Universidad de Barcelona.
108
CASTRO-GÓMEZ. Op. cit., pp. 39-40.

53
corporales, mentales y geográficas para llegar a la aufklärung kantiana. El “tiempo
cronológico” era el mismo, pero el “tiempo conceptual” no 109.
3.3. Una crítica a los discursos eurocentrados e intramodernos: para el antropólogo
Arturo Escobar estos discursos se apoyan en la tesis según la cual la modernidad es un hijo
puramente europeo, la modernidad es parida por Europa y sostienen, estas narrativas, que la
modernidad se crea a) históricamente en el siglo XVII en la Europa del norte: Francia,
Alemania e Inglaterra con la Reforma y las revoluciones (Foucault); b) sociológicamente
con la creación de instituciones como los estados nación y algunos rasgos básicos como el
“desmembramiento de la vida social de contextos locales y sus crecientes determinaciones
por fuerzas translocales” (Giddens); c) culturalmente con la aparición del conocimiento
experto, la racionalización del mundo de la vida, la universalización y la individualización
(Habermas, Weber); y d) filosóficamente con la muerte de Dios y la aparición del hombre
como centro del conocimiento y del mundo (Foucault, Heidegger, Nietzsche) 110. Volviendo
al tema de las modernidades, que dejamos inconcluso en los párrafos anteriores, podemos
complementar que, desde un enfoque decolonial, estas concepciones históricas,
sociológicas, culturales y filosóficas corresponden a la segunda modernidad; a las
invasiones de África y Asia hechas por Inglaterra y Francia. En ese sentido, el error de Said
y de los poscolonial studies consiste en no haber visto que el orientalismo no es la
condición de posibilidad de la modernidad, es algo necesario para esta; la condición de
posibilidad de la modernidad fue el occidentalismo, aquel fenómeno racial ocasionado con
el descubrimiento de las américas.
Mientras los relatos intramodernos y eurocentrados ven a “Europa expandiéndose” y
consideran que no hay un tal otro que haya cargado sobre sus lomos lo que sería el triunfo
de Europa, la inflección decolonial hace un giro de tuerca y observa a “Europa llegando”111,
desde la herida colonial y desde un pensamiento no eurocéntrico resalta que este momento
(el XVIII) no es el inicio de la modernidad, argumenta que, por ejemplo, el orientalismo, tal
como lo sintetizó Edward Said 112, corresponde a la segunda fase o a la segunda
modernidad: esa de la eficacia, la biopolítica y la racionalización (Foucault y Weber), esa
de la mentalidad burguesa-liberal en la que Francia, Alemania e Inglaterra se hacen
administradores de la centralidad del sistema-mundo moderno/colonial, mediante los
procesos colonizadores en oriente y Asía, esa del ego cogito cartesiano, del pienso luego
existo: esta es “Europa expandiéndose”. Pero el orientalismo, volviendo al tema, no es el
origen ni la condición de posibilidad de la modernidad, la condición de posibilidad de la
modernidad es el occidentalismo, ya que, “sin el occidentalismo no hay orientalismo
[…además] las colonias más grandes, ricas y antiguas de Europa no fueron las orientales

109
MIGNOLO, Walter. Revisando las Reglas del juego: conversación con Pablo Iglesias Turrion, Jesús Espasadín López
e Iñigo Errejón Galván. En: Revista Tabula Rasa. Bogotá. 2008. No. 8, enero-junio, p. 323.
110
ESCOBAR, Arturo. «Mundos y conocimientos de otro modo». El programa de investigación modernidad/colonialidad
latinoamericano. En: Revista Tabula Rasa. Bogotá. 2013. No. 1, enero-diciembre, p. 55-56.
111
GROSFOGUEL, Ramón. La descolonización de la economía política. Bogotá: Universidad Libre, 2010. p. 46.
112
SAID, Edward. Orientalismo.

54
sino las occidentales”113. Esto quiere decir que el “ego conquiro” antecede al “ego cogito”
cartesiano114; el ego conquiro se formó en los albores de un ethos católico, humanista y
renacentista en Italia, España, Portugal y las colonias americanas en el siglo XVI, momento
epocal en el que el sistema mundo empieza a tejerse. A esto Dussel le llama la primera
modernidad. Para los teóricos decoloniales el momento fundacional de la modernidad se da
en el instante de la colonización a las américas, cuando la episteme occidental denomina a
un territorio que era llamado, antes de llegada de los europeos, Tawantinsuyu, Anahúac y
Abya-Yala, y lo pasa a ser denominado “América”.
3.4. Pensar en términos de sistema mundializado de poder: Quijano lo ha formulado
muy bien al sostener que “la modernidad, el capitalismo y América Latina nacen el mismo
día”115, el 12 de octubre de 1492 se dan las bases para la formación del sistema mundo,
Europa deja de ser una provincia y se inaugura como proyecto global, en términos del
semiólogo argentino Walter Mignolo, la historia local europea se convierte en diseño
global. Aquí se traza un modelo de mundo clasificatorio, que en clave geopolítica, divide el
mundo, mediante la implementación del racismo, en centros, periferias y semiperiferias;
pero este racismo no corresponde a la genealogía teorizada por el pensador francés Michel
Foucault, ya que, para este, el racismo nace en el XIX como una “apropiación conservadora
estatal del discurso de guerra de razas, es decir, de la resignificación de este discurso por
parte del estado en discurso de pureza racial, pureza de sangre…116”. Desde la teoría
decolonial el racismo aparece ya en las invasiones a Al-Al-Ándalus en el XV como un
racismo religioso en el que, cabe destacar, la humanidad de los sujetos no era negada, estos,
los musulmanes y judíos “eran humanos con la religión y el Dios equivocado”. Para la
monarquía cristiana de la época eran vistos como la «quinta columna» del sultanato
otomano en territorio peninsular. La antigua discriminación religiosa del medioevo, tales
como los viejos discursos antisemitas -judeófobos e islamófobos- fueron movilizados
contra estas poblaciones117.
Lo interesante de esta concepción decolonial del racismo en que muestra como a partir de
la conquista de las américas el racismo pasa a ser un discurso racista biológicistas y racista
culturalista, en la que la humanidad es negada. El racismo va a tejerse dentro de la costura
social como una “jerarquía global de superioridad e inferioridad sobre la línea de lo
humano”118. Lo que Fanon aporta a esta teoría es transcendental para la filosofía –y podría,
como intentaremos dar cuenta en los párrafos siguientes, aportar al debate sobre el

113
CASTRO-GÓMEZ, Santiago. La poscolonialidad explicada a los niños. Cuaca-Colombia: Universidad del Cauca-
Instituto Pensar-Universidad Javeriana, 2010. p. 56.
114
MALDONADO-TORRES, Nelson. Sobre la colonialidad del ser: contribuciones al desarrollo de un concepto. En:
SANTIAGO CASTRO-GÓMEZ Y RAMÓN GROSFOGUEL. El giro decolonial. Reflexiones para una diversidad
epistémica más allá del capitalismo global. Bogotá, Universidad Central-IESCO-Pontificia Universidad Javeriana, 2007 p.
134.
115
QUIJANO, Aníbal. “La modernidad, el capitalismo y América Latina nacen el mismo día”. En: ILLA. Lima. 1991.
Vol. 10, enero. p. 2.
116
GROSFOGUEL, Ramón. El concepto de «racismo» en Michel Foucault y Frantz Fanon: ¿Teorizar desde la zona del
ser o desde la zonza del no-ser. En: Revista Tabula Rasa. Bogotá. 2002. No. 16, enero-junio, p. 81.
117
GROSFOGUEL, Op. cit., p. 88.
118
Ibid., p. 93.

55
constitucionalismo decolonial–: esta línea se construye mediante categorías como el color,
la etnicidad, la lengua, la cultura, la religión y va a ser el filtro taxonómico para formular un
mapa y un esqueleto en el que el oprimido del sur es ordenado, armado en sus piezas.
Para Fanon la fenomenología y la ontología del sujeto que es oprimido en el sur no es la
misma de aquel que es oprimido en el norte, debido a que el oprimido en el sur es un no-
ser, un sub-humano, son seres cuya humanidad es puesta en cuestión, mientras que la
humanidad del oprimido en el norte no es negada, este goza de privilegios, sus conflictos
son gestionados de otra forma; para ellos, la emancipación y la paz son la normalidad, hay
un reconocimiento significativo de sus derechos humanos, hay acciones políticas
reconocidas, en el enfrentamiento entre el yo y el otro, la dialéctica hegeliana entre amo y
esclavo funciona, pues la humanidad del otro, del esclavo, existe. En la existencia del no
otro se vive una guerra constante, la normalidad es la violencia y la excepcionalidad son los
momentos de paz.
Pensar en términos de sistema mundo es tener en cuenta cómo el racismo clasifica de
distintas maneras a distintas sujetos en distintas partes del mundo. Norte y sur no son sólo
posiciones geográficas; son ubicaciones geopolíticas, espacios en los que se construyen
saberes, sujetos, espiritualidades y conocimientos. Lo más importe es que estas
construcciones van tener un estatus de superioridad o un desnivel de inferioridad de
acuerdo a la posición en la que sean creados. Así, los conocimientos nacidos en el sur y
desarrollados por los pueblos ancestrales carecieron históricamente del privilegio de ser
ciencia, fueron doxa o mera opinión.
3.5. La diferencia entre la zona del ser y la zona del no ser: sur-norte. Fuertemente
atado a lo anterior, el sistema mundo implica la conformación de espacios geopolíticos, es
decir, la ubicación de zonas: la zona del no ser (sur) y la zona del ser (norte) corresponden a
la división mundial del territorio en lugares de subordinación de unos sobre otros, en donde
unos gozan privilegios y otras soportan esos privilegios. Sobre esto se extraen resultados
que no se pueden pasar por alto, pues estas zonas son un llamado a pensar de manera
situada, desde un lugar geopolítico y corpopolítico de enunciación, esto es, el sujeto que
habla no está descorporalizado ni está en una especie de “plataforma inobservada de
observación”, crea conocimientos desde un lugar específico dentro del sistema mundo
(lugar geopolítico) y desde un cuerpo: occidental, blanco, capitalista (lugar corpopolítico).
Pensar, entonces, desde y en el Sur, implica que debe reconocerse el lugar de enunciación
del conocimiento, y hacía esto apuntala Santos con las epistemologías del sur, en donde el
sur “no es geográfico [como piensan algunos119], sino metafórico: el sur antiimperial”120,
que parte de unos problemas, de unos sujetos, de unos saberes y de unas múltiples y
diversas formas de vida que el pensamiento crítico eurocéntrico no está en la capacidad ni
en la intención de dar cuenta. La “sociología de las ausencias” y la “sociología de las
119
BONILLA MALDONADO, Daniel. Seminario El Constitucionalismo del Sur. Bogotá: Universidad de los Andes,
2014.
120
SANTOS, Boaventura. Introducción: Las epistemologías del Sur. Davos: Foro Social Mundial, Davos, 2011.
Transcripción del texto por Jesús Gutiérrez Amparán y Natalia Bifii, Revisión del texto y redacción final por Bet Mané, p,
16.

56
emergencias” flotan en esta atmosfera como una respuesta por defender el sur, por
imaginar, aquello que la teoría crítica occidental, con escasas excepciones 121, no ha podido:
imaginar el fin del capitalismo (y del colonialismo). Santos insiste en ubicarnos en el
contexto del Sur, y da varias pistas para ello: a) la situación actual rebela que estamos ante
“preguntas fuertes” para las que sólo tenemos “respuestas débiles”, o como sostuvo en otro
lugar, nos encontramos con “preguntas modernas” para las que no hay “respuestas
modernas”. Es decir, que fenómenos relacionados con la búsqueda de la libertad, la
igualdad, la emancipación, son preguntas modernas, pero no podemos responderlas de un
modo moderno, pues la crisis que atraviesa el pensamiento radical ha perdido su vitalidad,
b) ha pasado de sustantivos críticos, como lucha de clases, reificación, fetichismo de las
mercancías, entre otros, a adoptar los adjetivos del pensamiento convencional: democracia
radical, deliberativa, participativa; c) sumado a esto nos topamos con que el pensamiento
crítico occidental se choca de frente con una “relación fantasmal” entre la práctica y la
teoría que ella fabrica: los nuevos sujetos históricos no pensados, como los indígenas,
campesinos, mujeres, gays, lesbianas y en último lugar tenemos una contracción entre
medidas urgentes y el cambio civilizatorio 122.

4. Elementos para una analítica decolonial del constitucionalismo


4.1. La descolonización desde el constitucionalismo y la colonialidad en el
constitucionalismo
Como se pudo percibir, la lectura decolonial se enfoca más en el tema de la
descolonización dejando de lado la pregunta por el lado colonial de este discurso.
En este sentido, y como una alternativa para llenar ese vacío proponemos el
concepto de analítica decolonial. No pretendemos crear una especie de técnica
inspirada en una filosofía foucaltiana o algo parecido; nuestra idea es sencilla:
proponer una forma de acercarse al constitucionalismo desde la red modernidad
colonialidad que dé cuenta de varias precauciones. i) Una de ellas consiste en
considerar, al menos, dos momentos: uno tendiente a exponer cómo han
descolonizado las constituciones analizadas acá el saber, el ser, el poder, entre otros
aspectos, y otro que tenga en mente desarrollar en qué sentido el constitucionalismo
incorpora la colonialidad. ii) Sino tenemos presente estas dos fases podemos caer
en una presunción de la colonialidad en virtud de la cual no es necesario esforzarse
por exponer la complicidad entre la colonialidad y el derecho, ya que, al ser el
derecho moderno se presupone es colonial. iii) Dedicar cierta atención a estudios
concretos sobre colonialidad y constitucionalismo.

5. Las distintas agendas de trabajo de la red modernidad/colonialidad


121
ŽIŽEK, Slavoj. Primero como tragedia, después como farsa. México: Ediciones Akal, 2011. Traducción de José María
Amoroto Salido; ŽIŽEK, Slavoj. Amor sin piedad. Hacía una política de la verdad. España: Editorial Síntesis, 2004.
Traducción de Pablo Marinas; STAVRAKAKIS, Yannis. La izquierda lacaniana. Psicoanálisis, teoría y política. México:
Fondo de Cultura Económica, 2010. Traducción de Lilia Mosconi.
122
SANTOS. Op. cit., pp. 14-15.

57
A lo largo de este escrito se ha comentado que no es sugerible hablar de colectivo, pues con
esta expresión parece que se laceran las diferencias que podemos encontrar dentro de las
reflexiones decoloniales. Sin embargo, la hemos usado en algunos casos, teniendo siempre
en mente los distintos caminos de investigación de la inflexión decolonial, como la
denominan Restrepo y Rojas, para mostrar como algunos autores lo usan
desprevenidamente. De lo cual no se deriva que, necesariamente el empleo indistinto de
colectivo, inflexión o grupo desconozca tales asimetrías o caminos de indagación. Pero lo
que si queremos resaltar –esto arrojará algunos frutos para un posible relectura del
constitucionalismo decolonial– es la importancia de demarca las hojas de ruta y no una
única hoja de ruta de intervenciones decoloniales.
Con ello, la tinta del bolígrafo no escapará a esta diversidad, espontaneidad y riqueza,
presentes en la red modernidad/colonialidad. Hemos optado por reconstruir tres versiones
de la inflexión decolonial, en cada una de ellas exploraremos y concentraremos nuestras
fuerzas en la forma en la que se desarrollan y se desenvuelven tanto la colonialidad del
poder como las luchas por la decolonización. Estas perspectivas que expondremos parten
del presupuesto de otorgar claves para dar cuento de los diversos enfoques en esta esta
narrativa y, sobre todo, de intentar, mediante ellos, abrir la posibilidad hacía la superación
de los límites teóricos del constitucionalismo decolonial.

5.1. La perspectiva macrosociológica


Aníbal Quijano ha sido, por decirlo al estilo deleuziano, el personaje conceptual del este
enfoque. Para este teórico peruano el capitalismo constituye el “patrón de poder mundial”
que opera en el sistema mundo moderno/colonial, a través de la articulación de elementos
como la explotación, la dominación y el conflicto, los cuales juegan un papel controlador
por cuatro áreas básicas de la existencia social: el trabajo, la autoridad, el sexo y la
subjetividad. Cabe resaltar que estos “elementos” y estas áreas básicas si bien no se
presenta la primacía de un elementos sobre otro, en el sentido que no existe una última
instancia que lo determine o fije su sentido de manera radical. En otras palabras, para
Quijano no existe un eje, como por ejemplo la economía, que controle las demás lógicas del
poder, como la cultura, las subjetividades, sino que hay ejes de articulación 123 dentro del
sistema mundo; lo cual no implica la no existencia de un “eje común” que una a esta
totalidad, ya que, la colonialidad del poder sirve y funciona como la bisagra o gozne que
“unifica el conjunto de ordenes constitutivos de una determinada sociedad” 124. En esta
visión, la colonialidad del poder determina la colonialidad del ser y la colonialidad del
saber, debido a que estas son ramificaciones de la primera y están determinadas por aquella.
Optar entonces por la perspectiva macrosociológica implica percibir el poder colonial de
manera jerárquica, piramidal.

123
QUIJANO. Op. cit., p. 101.
124
GERMANA, César. Una epistemología otra: el proyecto de Aníbal Quijano. En: Revista Nómadas- Universidad
Central, Colombia. Bogotá. 2010. Vol. 4, abril, p. 215.

58
5.2. La lectura fanoniana. La obra del pensador Frantz Fanon es sumamente compleja,
diversa y amplía. Poner a dialogar el universo teórico de Fanon con el constitucionalismo
es una tarea para otro momento. Nuestra intención es distinta: mostrar cómo la lectura que
plantea Ramón Grosfoguel de Fanon, en conversación con la obra de Boaventura de Sousa
Santos, arroja elementos de crítica útiles para el constitucionalismo. Entrando en materia, el
concepto de racismo de Fanon resulta pertinente para esta terea ya que, para este autor, el
racismo es una jerarquía global de superioridad-inferioridad sobre la línea de lo humano
que ha sido políticamente producida y reproducida por el sistema mundo moderno
colonial125 y que es construida mediante categorías raciales diversas como el sexo, el color
de piel, la lengua, la cultura o la religión. El punto más importante para Fanon es que esta
línea posee dos dimensiones: la “zona del ser” y la “zona del no ser”. Aquellos sujetos
localizados en el lado superior de esta línea de lo humano viven en lo que él llama la zona
del ser, mientras que aquellos que habitan el lado inferior de la línea de lo humano viven en
la zona del no ser126. Se tiene entonces que ambas zonas son cualitativamente diferentes, y
esta asimetría radica en que, mientras en la zona del no ser los sujetos son racializados
como inferiores, en la zona del ser los sujetos no viven opresión racial sino privilegios
raciales.
Criticando la dialéctica hegeliana del “Yo” y el “Otro”, Fanon argumenta que la
heterogeneidad radica en que en la zona del ser hay conflictos, pero que dichos conflictos
no son raciales y que por tanto la humanidad del Otro no es reconocida. “La zona del ser y
no-ser no es un lugar geográfico específico sino una posicionalidad en relaciones raciales
de poder que ocurre a escala global entre centros y periferias, pero que también ocurre a
escala nacional y local contra diversos grupos racialmente inferiorizados” 127. Resulta
interesante en este momento cómo el sociólogo puertorriqueño Ramón Grosfoguel echa
mano de la noción de la línea abismal de Santos para enriquecer las ideas de Fanon.
Equiparando la zona del ser como el lugar en el que están situados aquellos sujetos que se
hayan por encima de la línea abismal, Grosfoguel, siguiendo a Santos, sostiene que en este
lugar los conflictos son administrados mediante la regulación y la emancipación, es decir,
que en este espacio hay conceptos de libertad, autonomía e igualdad que son acogidos por
las distintas instituciones y por los discursos institucionales y legales, los cuales se pueden
ver reflejados en los derechos y las garantías reconocidas al Otro. La violencia aparecer en
este lugar como la excepción al control y a la regulación de las disputas entre el Yo y el
Otro.
Por otra parte, en la zona del no ser, que Grosfoguel asimila a los sujetos que viven por
debajo de la línea abismal de la que habla Santos, los conflictos se administran con otra
dinámica: los métodos usados por el Yo para solucionarlos utilizan la “violencia perpetúa y

125
GROSFOGUEL, Ramón. La descolonización del conocimiento: diálogo crítico entre la visión descolonial de Frantz
Fanon y la sociología descolonial de Boaventura de Sousa Santos. En: Formas otras de saber, nombrar, narrar, hacer. IV
training seminar de jóvenes investigadores en dinámicas interculturales. Barcelona, Memorias, CIBOD. pp. 97-108 y p.
98.
126
GROSFOGUEL. Op. cit., p. 99.
127
GROSFOGUEL. Op. cit., p. 99.

59
solamente en momentos excepcionales se usan métodos de regulación y emancipación” 128,
pues al negar la humanidad del Otro, al ser este un sub-humano, no posee derechos ni
garantías. La colonialidad es más abierta y brutal: “la colonialidad del ser se refiere a la
normalización de eventos extraordinarios que toman lugar en la guerra. Mientras en la
guerra hay violación corporal y muerte, en el infierno del mundo colonial la muerte y la
violación ocurren como realidades y amenazas diarias. Mortandad y violación corporal
están inscritas en las imágenes de los cuerpos coloniales” 129. El genio fanoniano estuvo
precisamente en mostrar que la “dialéctica de mutuo reconocimiento del Yo y del Otro que
existe en la zona del ser, colapsa, se desploma en la zona del no ser al no haber
reconocimiento de la humanidad del otro”130.
Ante estas cortas reflexiones fanonianas, un lector juicioso tal vez nos preguntaría: qué
tiene esto que ver con el constitucionalismo, y esta duda es la bisagra para engranar Fanon
con el constitucionalismo. A lo largo de esta investigación cuestionamos principalmente el
neoconstitucionalismo. Sostuvimos que dicha teoría considera al poder como poder político
y que, si partimos de las premisas del neoconstitucionalismo, no es posible cuestionarnos
sobre temas relacionados con la colonialidad del poder. Agregamos además que era
entonces urgente buscar otras herramientas teóricas para abordar esta cuestión tales como la
teoría decolonial. En el punto que nos concierne sostenemos que mirar el
constitucionalismo y la aplicación de los derechos desde una orientación como la propuesta
por la lectura fanoniana implica que en contextos como el latinoamericano la
materialización de proyectos como el neoconstitucional se ven frenados y atajados por
relaciones de poder. Sabemos que el problema del poder no es sólo de colonialidad global
entre Sur y Norte, sino que también hay un colonialismo interno que recrea un Sur y un
Norte dentro del Sur. En ese sentido las luchas políticas desde las constituciones por
descolonizar el saber, el poder y el ser deben estar enfocadas al diseño de alternativas a la
modernidad, soluciones pensadas desde la experiencia vivida del Otro en la zona del no ser.
Se trata de una lucha contra el racismo epistémico según el cual el único conocimiento
valido es que nace en la zona del ser. Las constituciones analizadas proponen un escenario
que no puede medirse desde el constitucionalismo occidental, pues si las cosas se llevan a
cabo teniendo en cuenta criterios modernos como la racionalidad, el contenido de la
disposición jurídica, se llega a conclusiones como las de Salazar cuando afirma “un
elemento básico de todo derecho subjetivo es la identificación del sujeto titular y la Pacha
Mama no es un sujeto definido. Si se piensa en la interpretación constitucional las
contradicciones teóricas y las mezcolanzas conceptuales también resultan
problemáticas”131.
Como dice Santos, la trampa de este análisis radica en que se toman criterios modernos
para evaluar concepciones del mundo no occidentales. La lucha es entonces en contra de
128
GROSFOGUEL. Op. cit., p. 100.
129
MALDONADO.TORRES. Op. cit., 148.
130
GROSFOGUEL. Op. cit., p. 100.
131
ZALAZAR UGARTE, Pedro. El nuevo constitucionalismo latinoamericano (una perspectiva crítica). En: México.
Biblioteca Virtual del instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. 2014. p. 359.

60
este racismo epistémico, y apunta a descolonizar y dar apertura a una “ecología de saberes”
puesta en marcha por las constituciones de Bolivia y Ecuador. Ellas formulan saberes
provenientes de experiencias de los pueblos indígenas, es decir, experimentos pensados
desde la zona del no ser. “La institucionalización en el plano constitucional de este
proyecto decolonial, plurinacional, pluricultural, comunitario, democrático participativo
supone también una profunda conmoción de los conceptos de constitución y de las
narrativas de desarrollo hegemónicas y operantes en nuestra región, que se transforman en
un campo de conflicto”132, lo cual apunta hacía una revisión de los conceptos básicos del
constitucionalismo y de la manera en la que este ha sido interpretado.

5.3. La lectura micropolítica


Esta versión surge como una opción que, por un lado, toma la noción de colonialidad del
poder de Quijano, pero, por otro lado, se aleja de ella, incorporando así otras formas de
entender la colonialidad, o más bien las colonialidades. Tomaremos como base las
consideraciones del filósofo colombiano Santiago Castro-Gómez para armar esta lectura,
que es en últimas es la forma en la que éste pensador entiende la colonialidad, para
desarrollar puntos alternativos de crítica al constitucionalismo que nos permitan superar
algunos de los límites teóricos del constitucionalismo decolonial. Para Castro-Gómez,
Aníbal Quijano, el pensador que más ha impactado el constitucionalismo decolonial,
entiende la colonialidad desde un punto de vista macrosociológico y en este sentido la
colonialidad del poder es la estructura mayor o el espectro molar del sistema mundo que
tiene la potencia de dominar los demás espacios de poder como la colonialidad del ser, del
saber, de la naturaleza y del género, entendiéndose esta comprensión, según Castro-Gómez,
como una orientación jerárquica del poder. Explica que “las teorías jerárquicas del poder
sostienen que las relaciones más globales de poder «estructuran» a las menos globales, es
decir que crean las condiciones para que los niveles inferiores queden sometidos a la lógica
de los niveles superiores”133. Para la visión macropolítica “la lógica del capitalismo se
juega por entero en el nivel global del sistema-mundo y todas las demás instancias (el
Estado, la familia, la sexualidad, las prácticas de subjetivación, etc.) son tenidas como
«momentos» inferiores al servicio de una totalidad mayor. Ninguna de estas instancias goza
de una autonomía, ni siquiera relativa, frente a la lógica macro del sistema-mundo. El poder
es una sola red que funciona con una sola lógica en todos sus niveles” 134.
Esta ha sido la óptica que ha dirigido el concepto de colonialidad del constitucionalismo
decolonial. Podemos observar que estos constitucionalistas se han preocupado más por la
colonialidad del poder y cuando han pretendido manifestar las olas de descolonización
producidas por este constitucionalismo han hablado en general de descolonización del
poder, a excepción de Walsh y Santos, como si descolonizar, por decirlo de alguna manera,
132
MEDICI, Alejandro. Teoría constitucional y giro decolonial: narrativas y simbolismos de las constituciones
Reflexiones a propósito de la experiencia de Bolivia y Ecuador. En: Revista Otros Logos, Año I, No. 1. 116.
133
CASTRO-GOMEZ, Santiago. Michel Foucault y la colonialidad del poder. En: Revista Tabula Rasa, No. 6, Bogotá. p.
166.
134
CASTRO-GOMEZ, Santiago. Op. cit., p. 165.

61
implica que las constituciones descolonizan la totalidad de la estructura de las
colonialidades. Cuando utilizamos esta expresión, la totalidad de las colonialidades,
pretendemos dar a entender que no se trata de una sola colonialidad, en este caso la
colonialidad del poder, sino que existen múltiples, diversas y complejas colonialidades.
“Esto quiere decir, por un lado, que la colonialidad del poder no es univoca sino múltiple, y
que en cualquier caso no se reduce a la relación molar entre capital y trabajo. Por otro lado,
significa que el tema de la decolonalidad no puede seguir orientándonos hacia una reflexión
exclusivamente macroestructural, como si de ese nivel dependiera la descolonización de
otros ámbitos de la vida social. Eso conlleva una ignorancia respecto a las lógicas
decoloniales que se dan en múltiples niveles y que en muchos casos se vinculan, sólo de
forma residual, con la economía-mundo, y mucho más con cadenas microfísicas que
afectan los cuerpos, los sentimientos y las relaciones interpersonales”135.
Como contrapunto a esto, Castro-Gómez manifiesta una teoría heterárquica del poder en
donde la “colonialidad no se reduce al dominio económico y político establecido por las
potencias hegemónicas del sistema-mundo sobre los territorios de la periferia... sino que
tiene que ver también, y primordialmente, con los dispositivos de regulación y
normalización que operan a nivel gubernamental... como con las tecnologías de resistencia
y decolonización que operan a nivel molecular” 136.
Nos atreveríamos a decir que, teniendo en cuenta lo expuesto, el constitucionalismo
decolonial como teoría constituye un gesto de descolonización del saber, pero como un
posible movimiento práctico no es como tal un gesto de descolonización del ser, ya que,
como lo sostuvo Ramiro Ávila, “estamos patéticamente colonizados por el “norte”
global”137. Si esto es cierto, la descolonización del ser sería uno de los retos más complejos
para el constitucionalismo, pues implica modular los deseos, la intimidad y la relación que
los individuos establecen con ellos mismos y con los otros. Un sujeto puede ser decolonial
cuando al crear conocimientos toma al saber indígena, por ejemplo, o cuando cuestiona las
bases racismo epistémico, sin que esto implique necesariamente que sus gustos sean
decoloniales, ya que pueden ser moderno.
La diferencia que acuña Grosfoguel entre el lugar epistémico de enunciación y el lugar o la
posición social puede darnos pistas de lo que queremos explicar. Un individuo puede hablar
epistémicamente desde el lugar de un subalterno, pero puede socialmente no estar en este
mismo lugar, es decir tener privilegios económicos, políticos y culturales, en este caso el
lugar de este individuo es un lugar social privilegiado, tal vez pueda ser un empresario o un
reconocido intelectual. Los casos de Boaventura de Sousa y de Walter Mignolo serían uno
de estos ejemplos. Tanto el sociólogo portugués como el semiólogo italiano-argentino
poseen un lugar social con beneficios, piénsese en reconocimiento académico, prestigio,
capital cultural, entre otros, están en un lugar social confortable, pero su lugar de

135
CASTRO-GOMEZ, Santiago. Op. cit., p. 171.
136
CASTRO-GOMEZ, Santiago. Op. cit., p. 168.
137
ÁVILA SANTAMARÍA, Ramiro. El neoconstitucionalismo trasformador. El Estado y el Derecho en la Constitución
de 2008. Quito: Abya Ayala-Universidad +Andina Simón Bolívar-Fundación Rosa Luxemburg. 2011. p. 48.

62
enunciación epistémico es el de los sujetos que vivido la opresión colonial, que están dentro
de la herida colonial, un lugar en el que la muerte no es la excepción sino la regla general.

6. Hacia una crítica decolonial a la concepción liberal del poder político del modelo
neoconstitucional
En el estado del arte sostuvimos que una de las limitaciones del constitucionalismo
decolonial era el grado de generalidad y abstracción con que se cuestionaba el
constitucionalismo moderno, ésta crítica estaba más cercana a un cuestionamiento a la
modernidad en general, de tal forma, que los textos del constitucionalismo decolonial, con
algunas excepciones, no se diferenciaban de un texto del proyecto decolonial, sus
referencias al constitucionalismo como como relato colonial o poscolonial eran por
reglones –fácilmente el texto de Sanín podría ser publicado en una revista como Tabula
Rasa o Nómadas, sin duda sería un buen ensayo sobre el pensamiento decolonial–. Acá
intentaremos aterrizar un poco la discusión, mostrando como la reflexiones decoloniales, a
partir de una comparación entre el concepto de poder del neoconstitucionalismo y el
concepto de poder que subyace en el constitucionalismo decolonial, pueden ayudar a
repensar el constitucionalismo.

6.1. Qué entienden los neoconstitucionalistas por el poder


Salazar Ugarte nos da una pista que nos ubica en la discusión al sostener que la “idea
elemental” del neoconstitucionalismo es que el “poder político debe limitarse a través de
instituciones y mecanismos jurídicos que ofrezcan garantía a las libertades y derechos
básicos de las personas. Agrega el constitucionalista mexicano que “la teoría del poder que
descansa” en el neoconstitucionalismo apuesta por el “sometimiento del poder político a los
rigores del derecho”138. Si bien no podemos deducir de esta afirmación de Ugarte que en el
interior del neoconstitucionalismo hay una teoría del poder propiamente dicha, si podemos
sostener que en ella hay un concepto de poder, y que ese concepto de poder cumple un
papel funcional en el neoconstitucionalismo. Sobre ese limitar se construyen en buena
medida varias categorías del neoconstitucionalismo, como el principio de proporcionalidad,
y nociones como el control de constitucionalidad, la ponderación, la presencia de ciertas
especificidades en la interpretación de la constitución y el papel protagónico de los
tribunales constitucionales, hasta cierto punto, están soportadas y tienen sentido en la
medida en que buscan limitar el poder político. Con ello no queremos subsumir en esta idea
el propósito del neoconstitucionalismo, pues como bien lo ha anotado Ricardo Guastini,
una de las diferencias entre el constitucionalismo y el neoconstitucionalismo, es que el
constitucionalismo tenía como “primer plano” limitar el poder y por ello se hablaba de un
“constitucionalismo de los contrapoderes”; mientras que el neoconstitucionalismo, en su

138
SALAZAR UGARTE, Pedro. El garantismo y el neoconstitucionalismo frente a frente: algunas claves para su
distinción. En: Revista Doxa. España. 2011. No. 34, p. 293.

63
versión ideológica, tiene en “primer plano” garantizar los derechos fundamentales, y por
ello se habla de “neoconstitucionalismo de las reglas” 139.
Pero este limitar el poder político continúa cumpliendo un rol vital dentro de los postulados
neoconstitucionales, pues él demarca un concepto (y no una teoría) del poder, que a su vez
delinea sus contornos teóricos en el proyecto liberal 140 occidental y en esa dirección el
poder es entendido como la autoridad del estado a la que hay que limitar, observándose con
esto una clara inclinación lockeana del poder.

6.2. El poder en el constitucionalismo decolonial


A diferencia del neoconstitucionalismo, el constitucionalismo decolonial está distanciado
de esta tradición y de su forma de comprender el poder; para este discurso constitucional, el
poder es poder político, y hay que limitarlo, pero no se puede seguir pensando las luchas
emancipatorias únicamente con este esquema de análisis. Como se ha podido observar, el
concepto de colonialidad del poder es la ruta tomada por el constitucionalismo decolonial
para re-pensar el poder; esto nos traslada a pensar las dimensiones de la emancipación
desde otra óptica, que plantea rupturas con el constitucionalismo occidental, debido a que
este, formula los procesos emancipatorios dentro de los mandatos impuesto por el
capitalismo, entendido como “red global de poder”, es decir, que para el modelo
neoconstitucional, la emancipación puede logarse sin modificar o alterar las condiciones
materiales y de existencia de los sujetos que acuden a la constitución 141, esto es, no se
refiere una trasformación social para lograr este fin. En el caso del constitucionalismo
decolonial, la emancipación sólo es posible si se alteran los ejes de poder que constituyen y
arman la colonialidad del poder.

6.3. Bases para un diálogo crítico solidario con el discurso constitucional occidental
La izquierda europea, más excantante la tradición de pensamiento ligada a la idea de
multitud, cercana a Antonio Negri y a la tradición italiana denominada “autonomía obrera”,
ha entablado un interesante “diálogo trasnacional” con la perspectiva latino/latinoamericana
de la colonialidad del poder142, que resulta ejemplificante para el constitucionalismo. Pero
hay que advertirlo, esta conversación es reciente y ha tenido poco impacto e influencia en la
izquierda europea. La excepción a esta regla la constituyen Boutang y Vidal, y otras serie
pensadores franceses143, con su llamativo artículo De la colonialidad del poder al imperio y

139
GUASTINI, Ricardo. Formas de (neo)constitucionalismo: un análisis metateórico. En: MIGUEL CARBONELL.
Neoncostitucionalismo(s). Madrid, Trotta, p. 85. 2009.
140
SALAZAR UGARTE. Op. cit, p. 292.
141
UPIMNY, Rodrigo y GARCÍA, Mauricio. Corte Constitucional y emancipación social en Colombia. En:
BOAVENTURA DE SOUSA SANTOS Y MAURICIO GARCÍA VILLEGAS. Emancipación social y violencia en
Colombia. Bogotá, Editorial Norma, 2005.
142
GROSFOGUEL, Ramón. Hacia un diálogo crítico-solidario con la izquierda europea. En: Revista Nómadas,
Universidad Central de Colombia. Bogotá. 2013. No. 26, p. 22.
143
COHEN, Jim. Los nuevos debates poscoloniales en Francia. En: Revista Nómadas, Universidad Central de Colombia.
Bogotá. 2007. No. 26. Traducción de Diógenes Carvajal.

64
viceversa144, en el que los autores (europeos) ponen el acento en una lectura del imperio en
clave poscolonial. En el caso del constitucionalismo, o para ser más precisos, en la lectura
de las constituciones de Bolivia y Ecuador, esto lo ha hecho –desde otra ruta– el pensador
portugués Boaventura De Sousa Santos, mediante lo que algunos han denominado una
“sociología decolonial”145. Cabe dejar claro que Santos no es un constitucionalista, y
pensamos que no está para nada interesado en que lo cataloguen con ese paraguas, pero su
texto Refundación del Estado en América Latina… es un marcado ejemplo de un “diálogo
crítico solidario” con el pensamiento europeo, en el que se establecen las dificultades de la
imaginación política de occidente, como la paradójica situación en la que se encuentra
envuelto de un “fin del capitalismo sin fin”, o un “fin del colonialismo sin fin”, la “pérdida
de sustantivos críticos” que este atraviesa y la “relación fantasmal” entre teoría y práctica,
dibujada por la “distancia epistemológica” y la “distancia óntica” entre el Norte y el Sur 146.
Estos factores llevan a Santos a sugerir e inducir a una toma de distancia respecto a las
reflexiones del Norte, pues “tenemos problemas modernos para los cuales no hay
soluciones modernas”147. De este modo, Santos caracteriza y define un ajuste de cuentas
con la teoría crítica eurocéntrica; su conversación es crítica, pero al mismo tiempo, toma
elementos de ella, y es solidaría en este sentido de la tradición moderna –especialmente de
la Escuela de Frankfurt–, no le interesa una salida en la que se busque un no-contacto, una
exterioridad absoluta con occidente, pues la idea consiste para él, cercano a Castro-Gómez,
en ubicarse en los “intersticios”, en una especie de “mirada bifronte” 148, en pensar a
América Latina en América, esto quiere decir, “desde una zona marginal […] donde se
cruzan, de forma interdependiente, la modernidad y la colonialidad” 149. “Las
epistemologías del Sur tienen que dialogar, contraargumentar con otras epistemologías”…
tanto con el “pensamiento hegemónico” como con el “pensamiento crítico eurocéntrico” 150.
Pero las epistemologías del sur, deben dejar anotado los límites del Norte para pensar el
Sur, deben buscar, tal y como lo hacen Bolivia y Ecuador:
Un constitucionalismo desde abajo, protagonizado por los excluidos y sus aliados,
con el objetivo de expandir el campo de lo político más allá del horizonte liberal, a
través de una institucionalidad nueva (plurinacionalidad), una territorialidad nueva
(autonomías asimétricas), una legalidad nueva (pluralismo jurídico), un régimen
político nuevo (democracia intercultural) y nuevas subjetividades individuales y
colectivas (individuos, comunidades, naciones, pueblos, nacionalidades). Estos

144
MOULIER BOUTANG, Yann y VIDAL, Jerôme. De la colonialidad del poder al imperio y viceversa. En: Revista
Nómadas, Universidad Central de Colombia. Bogotá. 2007. No. 26. Traducción de Alhena Caicedo.
145
Op Cit., GROSFOGUEL, Ramón, p. 81.
146
SANTOS, Boaventura de Sousa. Refundación del Estado en América Latina. Perspectivas desde una epistemología del
Sur. La Paz: IIDS, La Paz, Plural Editores, 2010. p. 30-33.
147
SANTOS. Op. cit., p. 35.
148
CASTRO-GÓMEZ. Op. cit., p. 217.
149
CASTRO-GÓMEZ, Santiago. Crítica de la razón latinoamericana. Bogotá: Editorial Universidad Pontificia Javeriana,
Instituto Pensar, 2011.
150
SANTOS, Boaventura De Sousa. Introducción: las epistemologías del Sur. En: Foro de Davos. Davos. 2011. 27-31 de
enero. Transcripción de la ponencia por Jesús Gutiérrez Amparán y Natalia Biffi, revisión del texto y redacción final: Bet
Mañé, p, 18.

65
cambios, en su conjunto, podrán garantizar la realización de políticas
anticapitalistas y anticoloniales 151.
Retos ante los que el neoconstitucionalismo, y de manera general el
constitucionalismo moderno, no están dispuestos a asumir, ni tienen las armas para
lograrlos, pues estas nuevas formas de institucionalidad y democracia abren un
reluciente amanecer andino que hace posible imaginar horizontes que “rompan con
la tradición jurídica colonial”, “el giro de-colonial emprendido se inscribe en un
proceso histórico más amplio [y jamás pensado por y desde el constitucionalismo
moderno] en el que, desde una perspectiva contra hegemónica, se recuperan y
resignifican los conceptos de democracia y derechos humanos152. Hay que situar
corpopolíticamente y geopolíticamente a los constitucionalistas y las teorías
constitucionales modernas para ver sus imposibilidades y sus grandes fortalezas.
En el siguiente aparte veremos la segunda parte de lo que hemos denominado una
analítica decolonial. En este caso, cómo podría operar la colonialidad en el
constitucionalismo actual a partir de un análisis de colonial del
neoconstitucionalismo y de un constitucionalista: Roberto Gargarella.

7. ¿El Eurocentrismo de Roberto Gargarella?


Del poder liberal al poder decolonial o algunas notas sobre el concepto de colonialidad
del poder del discurso constitucional
Nuestras almas bellas son racistas…153
Roberto Gargarella es sin duda uno de los principales referentes actuales en lo que respecta
a la historia del constitucionalismo en América Latina y uno de los más duros críticos del
nuevo constitucionalismo latinoamericano. Creo que esto nadie lo cuestionaría (como me
digo alguien una vez alguien en la Universidad de los Andes, Roberto es uno de los más
prestigiosos “ninoboys” de Argentina). Pero eso no es lo que quiero debatir en estas breves
páginas; sino poner de presente los límites que están ensanchados en algunas reflexiones de
Gargarella, para, a partir de allí, exponer cómo Gargarella arrasa y se vuelve cómplice de la
colonialidad del saber, como diría Rosembert Ariza, de la Colonialidade do poder jurídico,
y cómo podríamos salir de este eurocentrismo. Para mostrarlo, dividiré este argumento en
tres partes.
La primera de ellas pone de presente la forma en la que Gargarella aborda el problema de
los derechos en las constituciones latinoamericanas, en este caso, me enfocaré en la
“dificultad” que Gargarella encuentra en las estrategias formuladas por los
constitucionalistas para poder poner en práctica los derechos. Luego, en un segundo
momento, daré cuenta acerca de la manera en que este análisis, es decir, el de Gargarella,
parte y está “envuelto” en y desde una perspectiva, en términos de Aníbal Quijano,

151
SANTOS. Op. cit., p. 72.
152
GUEVARA ESCAYOLA, Alfredo. Hacia la descolonización jurídica. El caso de la Constitución Boliviana. En:
Revista on-line de la Maestría en Estudios Latinoamericanos FCPyS UNCUYO. Lima. 2012.
153
SASTRE, Jean Paul. Prólogo. En: FRANZ FANON. Los condenados de la tierra. México, Fondo de Cultura
Económica, 1963. Traducción de Julieta Campos, p. 20.

66
eurocéntrica. En un tercer lugar, estudiaré, tomando como eje de análisis los puntos uno y
dos, algunas posibles rutas de escape, esto es, mostrar como el concepto de colonialidad
puede aportar elementos para salir del eurocentrismo en el que está inmerso el pensador
argentino. Se podrá apreciar, que luego de una comparación entre ver las cosas “como
Gargarella las entiende” y ver las cosas “desde la colonialidad” no son sólo dos puntos de
vista diferentes, son, siguiendo a Mignolo, dos perspectivas distintas.

7.1. El hiperpresidencialismo, los derechos y las constituciones


Las constituciones latinoamericanas en el siglo XIX fueron una “síntesis imperfecta” entre
el proyecto liberal y el proyecto conservador. Según Gargarella:
“Los conservadores chilenos trataron brutalmente a sus opositores en los inicios
de la República Conservadora en 1833. En Argentina, hubo sangrientos conflictos
entre los conservadores unitarios y los liberales federales. La Guerra Federal en
Venezuela (1859-1863) también enfrentó a liberales y conservadores. Y su
confrontación en Colombia a menudo hizo estallar guerras civiles. En México, los
liberales puros lucharon contra las fuerzas de los conservadores santanistas. Pero
entre 1850 y 1870, estas batallas se tradujeron en una alianza que duraría
décadas”154.
Como contrapunteo de esta situación, los textos constitucionales del siglo posterior (XX)
propusieron una atmosfera que dista de la situación anteriormente descrita, y como primera
muestra de ello encontramos la constitución mexicana de 1997, que intenta edificar un
“constitucionalismo más social”, incorporando derechos como la igualdad en el salario, el
derecho a las vacaciones, la alimentación y otra serie de “extraordinarias innovaciones”.
Estas constituciones imponen un extenso y “basto catálogo de derechos” que las hacen la
mejor promesa para sociedades que intentan superar enormes problemas estructurales como
las asimétricas condiciones económicas entre sus ciudadanos. Este tipo de constituciones,
sumadas a un conjunto de características como: i) la existencia y presencia activa de un
tribunal constitucional, ii) de una especificidad en la impetración constitucional, iii) de unas
“nuevas” técnicas de interpretación como la ponderación y iv) de un derecho que funciona
en el marco de un Estado Constitucional es lo que algunos llaman la constitución del
neoconstitucionalismo o un poco cercano a esto el “modelo axiológico de la constitución”.
Pero, para Gargarella este modelo de constitución no ha sido capaz de afrontar uno de los
grandes obstáculos para la aplicación y concreción de los derechos en nuestra región: la
distribución del poder, sino que ha servido como una especie de cortina de humo que
esconde los verdaderos problemas del constitucionalismo. En este estricto sentido me
atrevería a sostener que Gargarella es un escéptico del neoconstitucionalismo. Los
constitucionalistas, e incluso el pensamiento de izquierda y progresista, se han preocupado
porque se incorporen derechos constitucionales en las constituciones, pero han dejado en un

154
GARGARELLA, Roberto. Dramas, conflictos y promesas del nuevo constitucionalismo latinoamericano. En:
Anacronismo e Irrupción, Revista de Teoría y Filosofía Política Clásica y Moderna. Buenos Aires. 2013. Vol. 3, No. 4,
Mayo-noviembre de 2013, p. 247.

67
costado el problema de la distribución del poder155. Es extraño y sospechoso que un tipo tan
astuto y lucido como Gargarella sostenga que el problema de las constituciones, o por lo
menos el principal, es que éstas no han distribuido el poder, sino que lo han concentrado en
el ejecutivo, y esto haya sido la causa por la cual “las promesas constitucionales sigan
siendo aspiraciones y no algo real” 156.
El hiperpresidencialismo, y ésta es quizás la más grande de las herencias de Nino en
Gargarella, es la matriz de análisis desde la cual se presenta este diagnóstico. Gargarella
supone, aunque tiene razones para hacerlo, que las constituciones deberían modificar la
“caja de máquinas”, es decir, la forma en la que reorganizan y distribuyen el poder, y no
mera y simplemente, tal y como lo han hecho, especialmente a partir de las constituciones
posbélicas, tanto en la Europa continental como en América Latina, la parte dogmática (la
“caja constitucional”), incluyendo derechos de todo tipo, con un aire celebratorio. Para
Gargarella, el principio de la separación de poderes es fundamental para la operatividad del
constitucionalismo, y la historia latinoamericana ha estado marcada por una serie de
gobiernos autoritarios y militares que han lacerado este principio.

7.2. ¿La colonialidad de este análisis?


Pero el asunto no es sólo eso; la cuestión va más allá porque este análisis entiende el poder
como un flujo, como una dinámica, como unas estrategias que están y que se juegan dentro
del Estado: para Gargarella, por decirlo de cierto modo, las fichas del ajedrez sólo operan
dentro de la pizarra. Esta visión del constitucionalismo, y esto también vale para el
neoconstitucionalismo, no ha podido ni ha querido superar el espíritu y la fuerte carga
epistémica, política e histórica de la tradición lockeana. En este marco de comprensión el
poder está delimitado y sobre todo limitado, como diría Bartolomé Clavero, a una “trinidad
constitucional”, a un trío pálido, moderno: legislativo, ejecutivo y judicial. Nuestros
constitucionalistas han gastado todos sus esfuerzos en inventarse figuras para interpretar la
constitución, en mostramos a la constitución como un mundo infinito de posibilidades,
como un mar sin fondo, en el que hay que sumergirse para encontrar respuestas a los
problemas que la sociedad le plantea al derecho. Bajo esta vertiente la interpretación
constitucional se convierte en la principal preocupación de los constitucionalistas. Pero este
no es el caso de Roberto Gargarella, pues él no encaja dentro del neoconstitucionalismo,
como ya dijimos, él es un escéptico de esta teoría. El problema de toda esta cuestión, tanto
de Gargarella como del neoconstitucionalismo, es que mantiene un silencio frente al
poder157, pues aunque expone una versión en la que el poder puede entenderse en términos

155
GARGARELLA, Roberto. Pensando sobre la reforma constitucional en América Latina. En: RODRÍGUEZ CESAR.
El derecho en América Latina. Un mapa para el pensamiento jurídico del siglo XXI. Buenos Aires, Siglo XXI, 2011.
SEPULVEDA, Ginés. Apología, Madrid, Editora Nacional, 1975, p. 61.
156
GARGARELLA. Op. cit., p. 247.
157
LASCARRO, Diemer y LASCARRO, Carlos. “El silencio de los constitucionalistas”. En: Revista Latinoamericana
Refundación. México. 2012. Versión disponible en: http://www.refundacion.com.mx/rev/index.php/hemeroteca/421-
ediciones/mayo-2013/derecho-critico/436-el-silencio-de-los-constitucionalistas .

68
lockeanos, sostiene un silencio, un gran silencio frente a los problemas que suscita la
colonialidad del poder158.

7.3. El problema de la colonialidad


La forma de afrontar el poder, aunque desde el discurso constitucional occidental parece
que no se afronta, es de vital importancia, como ya se ha mostrado, para la lectura
decolonial del constitucionalismo. Cuando uno se cuestiona acerca de ¿qué entienden los
constitucionalistas por el poder? La respuesta parece ser no sólo ingenua sino cómplice de
un entramado de redes de poder que capturan al sujeto (humano), que lo postergan, lo
limitan y lo reducen en todo el ámbito humano. Estas redes de poder de las que hablamos
no están dentro de la matriz de poder del discurso constitucional, sino que están fuera de
ella, esto es, no son tenidas en cuenta, carecen de importancia para las discusiones
constitucionales. A estas redes que circunda por el afuera del discurso constitucional las
llamaremos aquí la colonialidad del poder del discurso constitucional. Este concepto es sin
duda mucho más amplio, complejo y problemático, pero lo emplearemos como forma de
pensar un “constitucionalismo situado”. Volviendo a Gargarella, y contrastando su relato
(moderno) del poder con el expuesto y desarrollado por la “red modernidad/colonialidad”,
podemos extender la comprensión de este concepto (poder), y esto a la vez nos posibilita
situarnos epistémicamente.
Esto merece una explicación: el poder, entendido como colonialidad del poder, corresponde
a un conjunto de poderes innominados, es decir, poderes no nombrados por el
constitucionalismo –el afuera que acabamos de comentar–, inexistentes y ausentes desde su
visión, pero existentes y presentes en nuestras realidades. Alejandro Medici –como diría
Nestor Braunstein– “da en el clavo” –y yo agregaría– llamando clavo al clavo, al sostener
que la lectura eurocéntrica del constitucionalismo sobre el estado constitucional es
interesante, pero no permite ver la realidad en la que ha operado esta categoría en América
Latina. En palabras de Ramiro Ávila, el análisis del pensamiento crítico del norte sobre este
punto “es correcto pero incompleto”159. Medici toma de Bartolomé Clavero la idea de que
la contradicción entre derechos y poderes o entre derechos y “poderes facticos”,
“extrajurídicos”, “antijurídicos”, que según autores como Luigi Ferrajoli está presente en el
actual estado constitucional, originada por el capitalismo trasnacional; pero esta crisis entre
derechos y poderes en nuestra región no corresponde a una crisis o confrontación actual,
como lo piensan autores como Ferrajoli, sino a una condición que ya estaba presente en la
historia, en el pasado, y en los inicios del constitucionalismo en América Latina, ya que
nuestro constitucionalismo no es un constitucionalismo “de derechos” sino “de poderes”160.

158
LASCARRO, Diemer y LASCARRO, Carlos. Op. cit., p. 3.
159
ÁVILA, Ramiro. “Neoconstitucionalismo andino o transformador”. En: RAMIRO AVILA. El neoconstitucionalismo
trasformador. El Estado y el Derecho en la constitución de 2008. Quito, Abya Yala-Universidad Andina Simón Bolívar-
Fundación Rosa Luxemburg, 2011. p. 75.
160
MEDICI, Alejandro. Los poderes innominados del constitucionalismo latinoamericano. La necesidad de un nuevo
marco de comprensión y comparación crítico situado. EN: Redhes, Revista de Estudios Críticos. Buenos Aires. 2012. Año
IV, N0. 8, Julio-diciembre, p. 71.

69
Esto conlleva a un marco en el que el poder es percibido como colonialidad del poder,
mostrando que el poder no es sólo autoridad, como pensaba el liberalismo, ni sólo poder
económico como pensaba el marxismo.
Según Quijano, tanto el liberalismo como el marxismo, y nosotros agregamos el
constitucionalismo, esbozaron una concepción del poder en la que éste tenía una fuente que
coordinaba y dirigía la totalidad de la sociedad; así para el materialismo histórico era el
trabajo, para el liberalismo era la autoridad 161. Quijano argumenta que este eurocentrismo
laceraba una innumerable serie de relaciones que luchan por el control social, las cuales
permanecen invisibles en estas tres perspectivas. Esto es lo que sucede con Gargarella, y
también con el neoconstitucionalismo, al comprender el poder desde una “lupa” moderna
deja intactas un conjunto de relaciones sociales de “explotación/dominación/conflicto” que
se “articulan por el control del trabajo” (según el materialismo dialectico), la autoridad
(según el liberalismo y constitucionalismo), [pero también] la naturaleza, el sexo y las
subjetividades162.
Es por tal motivo que hablar, a là Gargarrella, o al estilo neoconstitucional, sólo de
“poderes nominados constitucionalmente” (legislativo, ejecutivo y judicial) y dejar en un
rincón los “podres facticos innominados”163 ligados y producto de la historia colonial y hoy
trasformados en una maquina llamada colonialidad del poder es algo más que problemático.
Pues al luchar demasiado contra la autoridad del Estado se “cuela por la puerta trasera” las
otras formas de dominación/opresión/explotación. En resumidas cuentas: en la concepción
del neoconstitucionalismo y en la de Gargarella el sujeto que se “para” frente al poder
desde una constitución, parece más bien una mariposa frente al cañón de una mágnum.

7.4. Conversaciones entre la decolonialidad y el constitucionalismo


Algo que es necesario poner en la discusión es el por qué el constitucionalismo debería
cambiar su enfoque del poder, y en ese sentido, replantear su visión de la constitución como
texto a una visión de la constitución frente al poder, lo cual no significa desechar los
valiosos aportes del constitucionalismo moderno. El giro de tuerca de esto lo pone a la vista
la teoría decolonial, y el constitucionalismo, lo ha analizado tomando como ejemplo teórico
y práctico las recientes constituciones de Bolivia y Ecuador. Estas constituciones,
parafraseando a Castro-Gómez y a Grosfoguel, dan un “giro decolonial”, pues constituyen
un esfuerzo por confrontar/enfrentar la colonialidad del poder, en sus múltiples ejes: del
poder, del ser, del saber y de la naturaleza. Para la lingüista norteamericana Catherine
Walsh este gran reto lo han afrontado las constituciones de Bolivia y Ecuador, que se han
enmarcado en un proceso de “insurgencias político-epistémicas de refundar el Estado”,
trazando una “ruptura histórica” que tiene como objetivo “sacudir […] su peso colonial,
(neo)liberal e imperial y re-fundar”, esto es, poner en escena “lógicas, racionalidades y
conocimientos distintos que hacen pensar el estado y la sociedad de manera radicalmente

161
QUIJANO. Op. cit., p. 42.
162
QUIJANO. Op. cit., p. 32.
163
MEDICI. Op. cit., p. 12.

70
distinta” a la mirada occidental del mundo 164. Para Walsh, este vuelvo o giro decolonial se
puede ver plasmado en la fuerte intención de estas constituciones por “interculturalizar”,
“plurinacionalizar” y “decolonizar” las estructuras y las instituciones sociales. Para ello es
necesario, en primer lugar, romper con la percepción eurocéntrica del poder del discurso
constitucional, con esa mirada eurocéntrica, que como en el caso de Gargarella, cuestiona la
falta de interés de los constitucionalistas por distribuir el poder y la escasa preocupación de
éstos por el tema del hiperpresidencialismo –algo que no carece de sentido y que es
importante tener en cuenta–, pero el sesgo de esta percepción es que busca afanosamente el
telos de la separación de poderes, esa la principal preocupación.
Ahí parece estar todo. En segundo lugar, empezar a comprender el poder desde un
“constitucionalismo situado” implica empezar a concebirlo (el poder) como una red
global165 de poder llamada capitalismo, conformada por estructuras políticas, económicas y
culturales y por jerarquías sexuales, de raza, de conocimientos y espirituales, en la que no
hay una “única lógica”, como lo piensa, por ejemplo, el liberalismo y el constitucionalismo:
esta lógica determinante sería la autoridad (del Estado). El capitalismo y sus dos “ejes
constitutivos”166: la modernidad y la colonialidad es a lo que hay que enfrentarse.
Hacia este horizonte apunta la decolonización jurídica, y las constituciones mencionadas
emprenden esta tarea; en ese sentido, los estudios decoloniales sirven como hoja de ruta
para fortalecer teóricamente un análisis del constitucionalismo, ellos nos muestran, por
ejemplo, que podemos encontrar por lo menos 14 o 15 estructuras o jerarquías de poder 167 y
una constitución podrá ganar lucha en contra del Estado, pero deja intacta las otras
estructuras y la decolonización no es sólo un problema jurídico estatal, sino también una
lucha por lo público y por “lo común” 168.

8. El rostro colonial del neoconstitucionalismo


Tal y como lo ha sostenido el profesor colombiano Ariza nos encontramos ante la “falta de
reflexão sobre a descolonização jurídica no mundo do direito” 169, y sumaríamos nosotros a
esta falta, una ausencia sobre una discusión en torno a la colonialidad en el
constitucionalismo. Con la meta de suplir, en menor medida, algunos espacios de este
vacío, buscaremos elaborar algunas ideas que permitan ver cómo la colonialidad está
imbricada, en este experimento, en la teoría neoconstitucional. Tomando algunas tesis de
164
WALSH, Catherine. Of Neo-Constitutionalisms, Lefts, and (De)Colonial Struggles. Thoughts from the Andes in
conversation with Breny Mendoza. En: Feminists@law. United Kingdom. 2012. Vol. 2, N0. 1, p. 2.
165
CASTRO-GÓMEZ, Santiago y GROSFOGUEL, Ramón. Prólogo. El Giro decolonial, teoría crítica y pensamiento
heterárquico. En: SANTIAGO CASTRO-GÓMEZ Y RAMÓN GROSFOGUEL. El giro decolonial. Reflexiones para una
diversidad epistémica más allá del capitalismo global. Bogotá, Universidad Central-IESCO-Pontificia Universidad
Javeriana, 2007. p. 17.
166
QUIJANO, Aníbal. “Colonialidad del poder y clasificación social”. En: SANTIAGO CASTRO-GÓMEZ Y RAMÓN
GROSFOGUEL. El giro decolonial. Reflexiones para una diversidad epistémica más allá del capitalismo global. Bogotá,
Universidad Central-IESCO-Pontificia Universidad Javeriana, 2007. p. 94.
167
GROSFOGUEL, Ramón. La descolonización de la economía política. Bogotá, Universidad Libre de Bogotá,
Colombia, 2010. p. 35.
168
CASTRO-GÓMEZ, Santiago. “Los avatares de la crítica decolonial. Entrevista a realizada por el grupo GESCO”. En:
Tabula Rasa. Bogotá. 2012. Núm. 16, enero-junio de 2012, p. 226.
169
ARIZA. Op. Cit., p. 170.

71
Ávila, leídas desde el colectivo modernidad/colonialidad, particularmente desde
Grosfoguel, Mignolo y Castro-Gómez, esbozaremos algunas pistas que permitan “situar
epistémicamente” al neoconstitucionalismo y ver sus limitaciones al momento de pesar
América Latina.

8.1. El neoconstitucionalismo desde el neoconstitucionalismo


8.1.1. El lugar de enunciación del conocimiento y la colonialidad del ser y del saber
El concepto hybris del punto cero de Santiago Castro-Gómez es ilustrativo para nuestros
fines, ya que, con esta noción es posible reconocer y desvirtuar la pretensión de
universalidad de ciertos discursos. El filósofo colombiano ha desvanecido la arrogante
aptitud de universalidad de pensadores como Hume, al mostrar como en su proyecto de la
Ciencia del hombre y en su explicación sobre el origen de la sociedad, basado en una
pasión fundamental: la de adquirir bienes, no estaban fundamentados en un método
analítico experimental alejado de condicionamientos sociales, políticos y de poder. Al igual
que Adam Smith, que siguió algunas de las reglas de Hume, al determinar las leyes de la
naturaleza como arquetipos que regían la vida económica, y concedían lugares a la
naciones, de tal manera que el mercado era un mecanismo natural que regulaba el
intercambio de mercancías, y por ende las naciones estaban ubicadas “en el lugar correcto
que les corresponde”, y ese lugar asignado no puede ser alterado, debido a que trata de un
“plan maestro de la naturaleza 170”. Para Castro-Gómez, tanto Hume como Smith no
producían sus conocimientos desde el punto cero, su saber era expedido dentro de una masa
de relaciones, en palabras del mismo autor, su “lugar de enunciación” fue la burguesía
comercial inglesa, el mercantilismo y el utilitarismo que propugnaban países como
Inglaterra, Francia y Holanda, que ya había marcado las primeras huellas en la disputa por
la centralidad del sistema mundo contra España 171. Por ello ver la economía y lugar de las
naciones como un “plan maestro” de la naturaleza tenía su “ubicación epistémica” en el
marco de unas relaciones de poder que pugnaban por la expansión de estos países por el
resto del mundo.
Otros casos estudiados por Castro-Gómez (y también por el filósofo nigeriano Emanuel
Eze), que nos muestran la relación existente entre la modernidad y la colonialidad, su
relación y como esta relación tuvo una incidencia importante en la formación del
pensamiento moderno, que nos interesan más que los anteriores, debido a la cercanía de
estos pensadores con el constitucionalismo moderno y con el derecho en general, son los de
Locke y Kant. Entrando en materia, es bastante conocida la clásica división de Locke entre
estado de naturaleza y estado civil. El primero hace referencia a un momento histórico de la
sociedad en la que ésta vivía con una economía de subsistencia, un estadio primitivo de
escases permanente, que Locke equiparaba con la forma de vida de los indígenas en las

170
CASTRO-GOMEZ. Op. cit., p. 45.
171
CASTRO-GOMEZ. Op. cit., p. 45.

72
américas. Recuérdese la famosa frase lockeana “en los tiempos primitivos todo el mundo
era una especie de américa.172”
Pero este estado de naturaleza podía, tenía, según Locke, tenía que ser superado por el
hombre. Factores como el crecimiento de la población llevan a la sociedad hacia la
competencia, hacia la creación del comercio y la división racional del trabajo, como
mecanismos de superación de la escasez y de la vida primitiva. Como se puede observar, el
Locke encontramos un patrón evolutivo de la historia de la sociedad humana: la no
simultaneidad de los pueblos.
Con esto, los pueblos de las américas, pese a vivir en el mismo tiempo en el que vivían los
pueblos europeos (el siglo XVII), es decir, hay una simultaneidad en el tiempo en el que se
vive; no pasaba lo mismo con el espacio, pues los pueblos europeos estaban en un estadio
del desarrollo superior y más avanzado, el estado civil, mientras que los habitantes
indígenas estaban inmersos en un estado de naturaleza, eran primitivos. A demás, John
Locke consideraba el derecho a la propiedad como algo fundamental. Era un derecho
imprescindible en un estado civil. Esta concepción de la historia, de los pueblos y de la
propiedad privada no es algo que surgió de la nada o una entidad abstracta. Es una
concepción que estaba influenciada por el naciente capitalismo, la expansión europea y el
contacto que tuvo Locke, a través de crónicas, con los indios americanos.
Por su parte, el maestro de Königsberg, Kant, estuvo de igual manera relacionado con el
tema de la colonialidad del saber y del ser en sus investigaciones filosóficas y
antropológicas. En palabras de Emanuel Eze, Kant construyó una “justificación filosófica”
sobre la “superioridad-inferioridad de las razas”173. Una de los grandes proyectos que
emprendió Kant tiene que ver con una clasificación del conocimiento.
De esta forma, sostuvo que podíamos dividir el conocimiento del hombre en dos grande
esferas: la “geografía física” y la “antropología pragmática”. Estas dos conformaban el gran
proyecto de la “ciencia del hombre”. La primera, la geografía física, se encargaba del
estudio del cuerpo, la experiencia, las cuestiones naturales y corporales de hombre, como el
medio ambiente, la fisionomía y la raza. Todos estos asuntos encuadraban en esta primera
parte de la ciencia del hombre porque ellos trataban de cuestiones que cambiaban con el
tiempo. La antropología pragmática, en cambio, estudiaba la naturaleza moral del hombre,
esa capacidad superior que le permite a ciertos sujetos salir del determinismo natural y
físico y “elevarse al plano de la libertad”. Por este motivo Kant continúo con el binarismo
cuerpo/mente, separándolas, y asignándole el estudio del cuerpo a la geografía física y el
estudio del alma a la antropología pragmática. El alma era un objeto que nunca cambiaba,
así como la moral. Por ello la moral y el alma tenían que ser estudiadas por un tipo de
conocimiento particular y diferente al saber que estudiaba el cuerpo. El punto cero de Kant,
aquella posición según la cual su conocimiento no parte de ningún punto de vista, es

172
FITZPATRICK, Peter. La mitología del derecho moderno. México: Siglo XXI. 1998. Traducción de Nuria Parés.
173
Emanuel Eze. “El color de la razón. La “idea” de raza en la antropología de Kant. En Capitalismo y geopolítica del
conocimiento. En: WALTER MIGNOLO. El eurocentrismo y la filosofía de la liberación en el debate intelectual
contemporáneo. México, Ediciones el Signo, 2001.

73
neutral, está alejado de todo tipo de condicionamientos políticos, sociales, económicos,
como lo expone Castro-Gómez, consiste en analizar objetos que, según Kant, no cambian ni
en el tiempo ni en el espacio: la moral, y realizar la observación de esos objetos a partir de
principios universales.
En otra dirección, no hay que olvidar que Kant le asignó, como ya se mencionó, el estudio
de la raza a la geografía física, y entendió este concepto, la raza, como una “operación
formal del entendimiento”, como “categorías abstractas que establecen semejanzas
formales”. De esta forma, en 1775 Kant sostiene que es posible encontrar cuatro tipos de
razas: i) la blanca, ii) la negra, iii) los hunos (raza mogólica o kalmúnica) y iv) la raza hindú
o hindustánica. Como se puede ver es esta taxonomía no aparecen los indios americanos.
Un giro importante en el tema de las razas se presenta en 1785, cuando Kant, va tener
contacto con la literatura de viajes, los usos y costumbres de los indígenas americanos
mediante las crónicas que viajeros llevaron de las américas a la europea de esa época.
Entonces en 1785 Kant modifica su clasificación racial, y la deja de la siguiente manera: i)
la raza blanca: europea, ii) la raza amarilla: los asiáticos, iii) la raza negra: los africanos, y
finalmente, incluye la raza roja: las américas. Es de anotar que, en esta última taxonomía, la
colonialidad del ser va estar fuertemente impregnada en Kant.
Al concederle a ciertas poblaciones una superioridad moral, la posibilidad de la
autoconciencia, más claramente a la raza blanca o europea, y al designarle el carácter de
“razas moralmente incapaces”, incapaces de lograr la ilustración, de salir del determinismo
natural y regirse por las leyes de la moral, el brillante genio de Königsberg, inferioriza tres
tipos de razas: la amarilla, la negra y la roja, y se hunde de esta forma en el abismo del
racismo epistémico, pues crea, en palabras de Santos, una línea abismal, o en palabras de
Fanon, una “zona del no ser”, que divide el mundo en dos partes: una superior y otra
inferior.
Hemos mostrado con este análisis cómo operaron conceptos como el punto cero, la
colonialidad del ser, la colonialidad del saber y el racismo epistémico en algunos filósofos
del siglo XVII. Esto tenía como objetivo: a) mostrar cómo el colectivo
modernidad/colonialidad muestra el lado oscuro del pensamiento moderno, su lado
colonial, o en otros términos, cómo la modernidad está enlazada e imbricada con la
colonialidad, y b) sustentar algunas bases que nos sirvan, a continuación, para realizar esta
operación en el constitucionalismo, por supuesto, teniendo en cuenta algunas
particularidades del discurso neoconstitucional.

8.1.2. El punto cero y la colonialidad del saber en el neoconstitucionalismo


Sin duda este punto puede ser considerado como el momento más difícil con el que nos
tropezamos en esta tesis de maestría, como el bloque más difícil de encajar en este edificio
teórico. Si se analiza el neoconstitucionalismo desde el neoconstitucionalismo, como lo
hicimos arriba, las discusiones no pueden escapar a un marco ya predeterminado. Si, en
cambio, enfocamos un estudio del neoconstitucionalismo desde, por ejemplo, el
constitucionalismo popular o el garantismo podríamos e incluso desde el nuevo
74
constitucionalismo latinoamericano, podríamos estar ante la presencia de un cambio
significativo en los temas de discusión. Eso creo que no hay que despreciarlo porque nos
ayudaría a ver una serie de límites que la teoría neoconstitucional no podría explicar. Pero
en esta ocasión veremos al neoconstitucionalismo desde la teoría decolonial y
presentaremos algunos elementos o prejuicios coloniales que esta concepción posee. Antes
de esto hay que anotar que la colonialidad del poder no es una noción a-histórica, es decir,
algo que no cambia con el paso de los siglos. Es todo lo contrario, y en ese sentido rompe
con la idea de progreso o la versión lineal de la historia que algunos han achacado a Hegel
en la lectura de Francis Fukuyama. La colonialidad mutua, se transforma y se modifica.
De este modo la colonialidad es un concepto que hay que historizar, que ubicar en unas
condiciones particulares de poder que van a depender de una serie de elementos históricos
en juego. En este orden de ideas, podemos encontrar “tres” 174 grandes etapas en las que la
colonialidad del poder sufrió trasformaciones de grandes proporciones.
i) La primera corresponde a la “invención” o a la “idea” de América: 1492. El
“encubrimiento” del nuevo continente o conquista del “paraíso caníbal” 175 o mundus novus,
produce el nacimiento de un sistema mundo moderno colonial. Este sistema empieza a
desplegarse generando toda una serie de codificaciones y clasificaciones de conocimientos
y poblaciones.
Una de las clasificaciones fundamentales de la colonialidad en esta fase es la división entre
hombre/naturaleza que el reciente constitucionalismo, inspirado en los principios indígenas
y después de más de 500 años ha puesto en jaque. Otro elemento de esta fase de la
colonialidad es la “limpieza epistémica”, bajo la cual todo saber que no es producido desde
el “punto cero”, desde un “punto de observación del mundo que no pertenece al mundo”,
desde un “tribunal de la razón a priori” 176, carece de validez y de neutralidad y no puede ser
considerado como conocimiento, episteme, éste es sólo doxa. Esta limpieza epistémica trajo
aparejada un ordenamiento cronológico de las epistémes en virtud del cual los saberes
modernos y los ancestrales están “cerca en el espacio pero lejos en el tiempo”. Esto quiere
decir que los saberes indígenas son contemporáneos en el tiempo con los saberes modernos
pero están atrás, en un pasado, en la pre-modernidad, respecto a los modernos.
Otra cuestión importante en este momento histórico es que los colonizadores eran los
españoles y los portugueses y los colonizados fueron los indios americanos y los esclavos
negros traídos del África sud-sahariana. El telos en esta modalidad colonial era volverse
europeo. Respecto a las teorías que sirvieron como fundamento para la racialización,
categorización y subalternización de sujetos y saberes podemos anotar que la teología
fundamentó un soporte teórico que justificara tales prácticas coloniales. Este proyecto
colonial es lo que Dussel denomina la primera modernidad.

174
CASTRO-GOMEZ, Santiago. La hydra de tres cabezas. En: Catedra el giro decolonial y los universalismos
occidentales. (28. Marzo: Barcelona, España). Seminario. Barcelona, España. Universidad de Barcelona. 2008.
175
RIVERA, Fernando. Paraíso caníbal. Cosmografía simbólica del Mundus Novus. En: Revista Tabula Rasa. Bogotá.
2009. No. 10. pp. 265-306.
176
CASTRO-GÓMEZ. Op. cit.,

75
ii) Pasando a la segunda etapa, la segunda rearticulación de la colonialidad del poder, que
da sus inicios en 1987 en el marco del capitalismo industrial. En esta fase Inglaterra y
Francia pasan a ser los colonizadores, pues España y Portugal ya habían perdido la
administración del sistema mundo, y los países asiáticos y africanos se constituyen en los
sujetos colonizados. Esta es la segunda modernidad que teorizó Said en Orientalismo. La
racionalidad y las formas estatales y legales que operaron en este momento fueron distintas
a las de la fase anterior. La segunda modernidad no tuvo como conductor o guía la
racionalidad cristiana; se basó en una “racionalidad científico-técnica” y en ella tampoco
estuvieron presentes formas de dominación legal-colonial como la tutela indígena, no que
dio rienda suelta al desarrollo y expansionismo de los estados-nación. Por otro lado, el
capitalismo deja de ser capitalismo mercantil como lo fue en la fase anterior, y pasa a ser un
capitalismo industrial.
Los cambios son importantes también en lo que corresponde a la colonialidad del ser. En
este momento no se trataba de volver europeo al indígena, y en ese sentido todo aquel
nativo que no se incorporara al modelo de la modernidad, por decirlo en un sentido
foucaultiano, la máquina colonial funcionaba con él al estilo de “hacer morir, dejar vivir”.
Así sucedía en la primera fase. En la segunda fase de la colonialidad buscaba incluir a los
indios, a los negros al sistema, hacer funcional su vida y su productividad al capitalismo.
La biopolítica aparecía entonces como el esquema del control de la vida sobre los cuerpos.
Se trata, por ello, de “hacer vivir, dejar morir” y no de “hacer morir, dejar vivir”. 177 Por su
parte, la tercera etapa histórica de la colonialidad corresponde a mayo del 68. Este
acontecer es concebido como un instante en el que el capitalismo logra rearticularse,
trasformando aquello que era resistencia en lógicas adaptables y funcionales al mismo
capitalismo. Desde una concepción posmarxista como la de Laclau y Mouffe, se trata del
declive y el posterior desuso en el que entraría la categoría lucha de sociales, y el auge de
una nueva noción que serviría para repensar la revolución: los movimientos sociales 178.
Se venía de un momento en el que diversos movimientos sociales, movimientos de grupos
afros, feministas, una serie de reformas a la educación, la época de la ley del padre, años en
los que la autoridad aun cumplía un lugar fundamental en la marco de los lazos sociales.
Esta serie de acontecimientos fracturaban la dinámica capitalista y ponían en cuestión el
funcionamiento de la economía. La creación de un conjunto de nuevas categorías como
multiculturalismo, los derechos de los homosexuales y de manera muy general los derechos
de las minorías y su inclusión en los campos político y económicos, entre otras, van a ser,
de una de otra forma, unos aliados del capital, a la vez colmaban las demandas sociales. La
diversidad que parte de un punto de vista contradictorio al sistema se transforma así en una
energía que pone andar el sistema mismo. La posmodernidad resignifica la colonialidad,

177
CASTRO-GÓMEZ. Op. cit,. p. 44.
178
LACLAU, Ernesto y MOUFFE, Chantal. Hegemonía y estrategia socialista. Hacia una radicalización de la democracia.
Madrid: Siglo XXI. 1987.

76
valga la redundancia, en un formato posmoderno: la poscolonialidad del poder179. En esta
forma de dominación posmoderna los saberes empleados para el control de los cuerpos y de
los territorios son, aunque los cimientos del pensamiento moderno no desaparecen, la
biotecnología, la ingeniería genética, la bioingeniería, la ingeniería informática, y otras
afines. Es por ello que la naturaleza para a ser factor un determinante en la dinámica de la
poscolonialidad, pues lo que antes era excluido: el indígena y sus saberes, ahora son
incorporados.
8.1.3. La colonialidad y la poscolonialidad del discurso constitucional
Esta idea de historizar la colonialidad nos sirve para darnos cuenta de las modificaciones
que ha sufrido este concepto en el trascurso de la historia. Por otra parte, en la introducción
que presentamos en el capítulo 1 sobre el constitucionalismo decolonial se pudo observar
que los constitucionalistas no han tenido en cuenta este tema en su agenda de trabajo.
En esta tesis intentaremos avanzar en este sentido. Queremos sostener que no es lo
mismo hablar de la colonialidad del constitucionalismo del siglo XIX y XX que de
la colonialidad o más precisamente la poscolonialidad del constitucionalismo de
finales del XX y principios del XXI. Las siguientes líneas contienen algunas
reflexiones sobre las posibles diferencias que se han ocasionado en este concepto en
el ámbito del constitucionalismo.

8.1.4. Neoconstitucionalismo y colonialidad del poder


Retomemos una idea planteada en el estado del arte. Del análisis de Ramiro Ávila podemos
decir lo siguiente: el neoconstitucionalismo afronta una crisis que tiene dos dimensiones:
una incapacidad para explicar los cambios por los está pasando el nuevo continente y una
imposibilidad para afrontar problemas históricos de la región. Ávila insiste, que la este
crisis percibida desde el pensamiento crítico andino del sur “no solo es de credibilidad y
legitimidad del derecho vigente, sino también de la estructura social, cultural y
económica… esta crisis es ante todo “de colonialidad” 180. Algo que llama la atención del
texto del constitucionalista ecuatoriano es la manera en que sitúa su análisis. Podemos decir
que el autor no lo hace explícitamente, pero un análisis desde la teoría decolonial nos
permitiría hacerlo. Aquí, por tal razón, la referencia a la teoría decolonial no es implícita,
pero clara: son autores pertenecientes al colectivo modernidad/colonialidad los que han
planteado esta necesidad, que consiste en reconocer el lugar desde el cual se produce
conocimientos, sin que esto implique caer ni en particularismos ni en universalismo. Dussel
ha sostenido que es necesario escapar al debate moderno entre universalismo versus
particularismo, y ha propuesto, como alternativa a este debate, la idea de transmodernidad.
Grosfoguel lo ha formulado en términos de un diálogo crítico solidario con el pensamiento

179
CASTRO-GÓMEZ, Santiago. La poscolonialidad explicada a los niños. Cauca: Universidad del Cauca-Instituto
Pensar-Universidad Javeriana. 2005.
180
AVILA SANTAMARIA, Ramiro. El neoconstitucionalismo transformador. El Estado y el Derecho
en la Constitución en 2008. Quito: Ediciones Abya Yala. 2011. p. 35.

77
occidental en donde el sufijo trans significa ir más allá de la modernidad que, a diferencia
de la universalidad en la hay un “uno que define para todos”, es un pluriverso de sentido.
Ahora, busquemos responder la pregunta ¿Cuál es la relación entre la colonialidad y el
neoconstitucionalismo? Para esto, presentaremos lo que podemos llamar tres formas de
neoconstitucionalismo, haciendo la salvedad que la tercera no es un neoconstitucionalismo
como tal. El primero sería el neoconstitucionalismo europeo. Respecto de este modelo
podemos decir que
“el neoconstitucionalismo surge en Europa como consecuencia y respuesta a sistemas
jurídicos fascistas que se caracterizaron por la violación masiva y sistemática de los
derechos humanos. Tres son los modelos tradicionales, que tienen a su haber graves
violaciones a los derechos humanos y la construcción de un estado legal de derecho
autoritario: Alemania, Italia y España. No es casual, entonces, que éstos hayan
experimentado cambios profundos en la forma de concebir el derecho y el estado; ni
tampoco es casual que los principales doctrinarios del neoconstitucionalismo sean
nacionales de esos países”181.
Muchas de las categorías del neoconstitucionalismo fueron pensadas para y por problemas
que la Europa de posguerra vivía. Al traerse las categorías del neoconstitucionalismo a
América Latina no se tenían en cuenta las relaciones coloniales de poder, ni mucho menos
la pregunta por cómo romper con estas relaciones. Por ello, al hablar de influencia, copia
y/o trasplantes, no se trata únicamente de describir el contexto político, social, cultural y
jurídico de Europa y sostener que este entorno, al ser diferente a la atmosfera
latinoamericana, no puede ser aplicado en nuestra región. Es decir que el problema no es
sólo de diferencias; el problema es, parafraseando a Mignolo, del diferencial de poder que
ostentan unos países sobre otros. La noción de poder es fundamental en esta discusión, y la
recepción de la teoría decolonial en el constitucionalismo hace repensar este concepto.
Tenemos que el poder, al no a ser visto o concebido desde la tradición liberal, empieza a
entenderse como colonialidad del poder y el “neoconstitucionalismo europeo” muestra
frente a este giro serios problemas para hacer resistencia, pues por un lado no cuenta con
los elementos necesarios para hacerlo y en segundo lugar su intención de crítica y
cuestionamiento a la colonialidad y al capitalismo es muy escasa. Las reflexiones que se
hacen desde la teoría neoconstitucional tienen una intención muy diferente, la
interpretación de la constitución, la aplicación de esta por partes de los jueces
constitucionales, mecanismos de protección, un amplio catálogo de derechos, en fin, son sin
duda una serie de novedosas e importantes nociones.
Pero lo que queremos resaltar es que es prácticamente imposible comprender el giro del
constitucionalismo decolonial sin salirse del neoconstitucionalismo. Cómo plantear una
crítica decolonial al neoconstitucionalismo, cómo mostrar a los pueblos indígenas como
sujetos políticos y al mismo tiempo poner de relieve el lado oscuro del constitucionalismo,
los procesos de descolonización gestados desde el constitucionalismo, una revisión del
concepto de poder, el giro paradigmático o la refundación del estado y en este momento

181
Ibid., p. 53.

78
agregaríamos la recepción de la red modernidad colonialidad en el constitucionalismo.
Cómo hacer esto desde el neoconstitucionalismo. Pensamos que no se puede. El
neoconstitucionalismo europeo, entonces, no sólo no podría responder a la realidad
latinoamericana, como bien lo apuntan Ávila y Medici, sino que de igual forma no tendría
las herramientas teóricas adecuadas para dar cuenta a nuevas discursividades
constitucionales como el constitucionalismo decolonial.
Para explicar un poco mejor la relación entre la colonialidad y el neoconstitucionalismo
cae como anillo al dedo la pregunta ¿Podemos al menos sostener que desde una lectura
decolonial, en el neoconstitucionalismo quedarían inmersas las sospechas según las cuales
este sería un discurso con pretensión de universalidad y con prejuicios decoloniales? Varios
autores pertenecientes al neoconstitucionalismo han sostenido que para poder explicar y
comprender los cambios surgidos en los “sistemas jurídicos modernos” es necesario acudir
al neoconstitucionalismo, pues estos cambios, que Guastini explica con las seis (6)
condiciones de constitucionalización, son propios de la modernidad jurídica. Se podría
sostener que, si bien es cierto el nivel o el estatus de sistemas jurídicos modernos no
conllevaría a un opuesto o contraluz, que serían aquellos sistemas jurídicos que al no
cumplir con los requisitos de la modernidad jurídica serían sistemas premodernos o
incivilizados al estilo de la colonialidad en la modernidad. Si podemos sostener, en cambio,
que aquellas formas y figuras legales que no logren encuadrarse en el molde de un sistema
jurídico moderno no tendrían la posibilidad de ser aceptadas, y en este sentido el
neoconstitucionalismo sería una especie de plataforma inobservada de observación de
producir derecho. Esto significa que sería un modelo con la capacidad y arrogancia de
explicar cualquier forma legal independientemente si esta es producida en África, Europa o
América Latina. El punto cero de la discursividad neoconstitucional consiste en ser un
constitucionalismo producido en Europa y con la intención de universalidad, es decir, de
ser expandido por América Latina. Ahora ¿Cuál es el lugar de enunciación del
neoconstitucionalismo?

79
V. CAPÍTULO 4. VALIDACION DE LA HIPOTESIS
Una vez llegados a este momento, y tomando como referencia lo expuesto en este
documento, podemos afirmar que de la presente investigación es posible validar nuestra
hipótesis de trabajo. Pero tal y como se ha podido apreciar a lo largo y ancho de este
estudio, esta validación no puede ser de manera sólida y férrea, atándose a unos límites, que
en últimas, si queremos ser algo escéptico, son cuestiones particulares y-o hasta personales.
Es por ello que validaremos nuestra hipótesis, pero nos veremos en la necesidad de
reconocer que es mucho lo que queda por hablar del constitucionalismo decolonial, sus
dudas e inquietudes, sobre todo en lo que corresponde a los límites teóricos y su
superación. Vale la pena recordar nuestra hipótesis, para luego entrar a construir algunos
argumentos que sostienen nuestra afirmación. Citamos textualmente
Nos encontramos con que el uso que se le ha dado a la teoría decolonial ha
carecido de, hasta cierto punto y en algunos casos, de engranaje conceptual, y esto
lo podemos notar en que i) hay algunas fuentes teóricas y metodologías
decoloniales no exploradas, ii) en una crítica relativamente abstracta a las
constituciones y al constitucionalismo moderno y iii) en algunos enfoques
sumamente descoloniales, pero con visiones escasamente coloniales. De otro lado,
para superar estos límites teóricos es necesario plantear una relectura de estos
puntos de contacto que ponga de presente i) las distintas agendas de trabajo de la
red modernidad/colonialidad, es decir, aquellos enfoques que la lectura decolonial
del constitucionalismo no ha tenido en cuenta, como el enfoque fanoniano y la
lectura micropolítica y mirar cómo estas líneas de trabajo no exploradas podrían
llegar a contribuir al estudio del constitucionalismo; y ii) plantear algunas ideas que
contribuyan a un análisis decolonial del constitucionalismo que no sólo tenga en
cuenta la descolonización sino también la colonialidad en el constitucionalismo.
Para ello desarrollamos el concepto de analítica decolonial.

En la primera parte, el estado del arte, expusimos la importancia de construir un panorama


que nos permitiera entender el ambiente en el que surge el constitucionalismo decolonial.
Para ello, elaboramos el concepto de nuevos constitucionalismos latinoamericanos que
buscaban exponer las distintas maneras en las que podían ser abordadas las recientes
trasformaciones constitucionales de la región y lograr de esta manera dejar sentado que la
lectura decolonial no es la única posible ni la que más se acerca a la realidad. Fue una
especie de gesto descolonial por mostrar la diversidad latinoamericana. Posteriormente,
presentamos algunas ideas del por qué decidimos escoger la lectura decolonial. Dentro de
estas dimos tres razones: una de tipo metodológico, una personal y de otra de corte teórico.
Luego en el marco del desarrollo de la reconstrucción de la lectura decolonial nos topamos
con una serie de avances significativos, de hecho, el subtítulo de esta investigación,
“nuevos horizontes teóricos”, estuvo inspirado en esto. Pero también pudimos notar una
serie de limitaciones teóricas: i) hay algunas fuentes teóricas y metodologías decoloniales
no exploradas, pues los constitucionalistas se enfocaron en la mirada de Quijano a la
colonialidad, y dejaron con ello otras perspectivas descoloniales sin explorar; i) una crítica

80
relativamente abstracta a las constituciones y al constitucionalismo moderno, punto que
consistió básicamente en críticas generales, las cuales justificamos por ser una lectura en
construcción. En este límite quisimos criticar en particular el que esta crítica abstracta al
constitucionalismo genera la sospecha de una presunción de la colonialidad, es decir, que
los constitucionalistas daban por sentado que el constitucionalismo, por el hecho de ser
moderno, era colonial, y dejaban en el aire el cómo opera la colonialidad en el
constitucionalismo; iii) en algunos enfoques sumamente descoloniales, pero con visiones
escasamente coloniales. Este límite se refería al hecho que los constitucionalistas se habían
preocupado más por cómo el constitucionalismo, sobre todo, las constituciones de Bolivia y
Ecuador, patrocinaban focos de descolonización, pero se encontró una preocupación menor
por cómo funciona la colonialidad del poder en el constitucionalismo. Como se puede ver
este límite tiene relación con el anterior, sobre todo con el tema de la presunción de la
colonialidad. En síntesis, la investigación logró poner de presente un problema de
investigación: los límites de la lectura decolonial, logró al mismo tiempo, desarrollar este
problema: i) fuentes teóricas y metodologías decoloniales no exploradas, ii) una crítica
relativamente abstracta a las constituciones y al constitucionalismo moderno y iii) enfoques
sumamente descoloniales, pero con visiones escasamente coloniales.
Una vez desarrollado el estado del arte, procedimos a abordar la propuesta del marco
teórico de cómo el constitucionalismo podía superar estos límites teóricos. En ese sentido,
sostuvimos que era necesario ampliar las fuentes utilizadas por los constitucionalistas,
mirando otras perspectivas decoloniales, tales como la fanoniana y la micropolítica, y
enmarcándonos en cómo estas visiones podían aportar al estudio del constitucionalismo.
Respecto al enfoque fanoniano sostuvimos que la zona del no ser y la zona del ser, leídas
desde las ideas de Grosfoguel, y enriquecidas con los estudios de Santos, particularmente,
la noción de la línea abismal, ayudan a un entendimiento del constitucionalismo y nos
permiten apreciar los límites de este modelo al momento de entender el poder. En lo
relacionado con la visión micropolítica, dijimos que una cosa era el intento de
descolonización del saber que ocasionaba el constitucionalismo decolonial, sin que esto
necesariamente implicara la descolonización de otras esferas, como la del ser, pues para
esta lectura la colonialidad del poder no tiene la potencia de dominar en su totalidad el resto
de las colonialidades.
Después, y con el objetivo de superar los límites relacionados con las críticas abstractas al
constitucionalismo y procurar un balance entre un análisis descolonial y otro diseñado para
mostrar la colonialidad, propusimos la categoría de analítica decolonial del
constitucionalismo. Esta tenía la intención de servir como herramienta metodológica para
el cruce entre ambos saberes. Por analítica decolonial entendimos aquella categoría en
virtud de la cual para elaborar un acercamiento entre los estudios decoloniales y el
constitucionalismo se requieren al menos dos etapas: i) exponer los procesos de
descolonización en el constitucionalismo y ii) mostrar de qué manera, cual es la lógica y
cómo se entrecruzan la colonialidad y el constitucionalismo. Teniendo en mente estas dos
etapas, en las cuales no hay una precedencia condicionada en términos cronológicos, es
81
decir, consideramos que no es necesario que una se haga primero y luego la otra, el orden, a
nuestra manera de ver las cosas, no es necesario, realizamos un esfuerzo por demostrar
cómo funciona la colonialidad en dos discurso constitucionales: el neoconstitucionalismo y
las reflexiones de Gargarella. Como se puede percibir el concepto de analítica decolonial
fue clave para superar los límites.
Ella permitió: i) plantear una crítica concreta al constitucionalismo, evitando un poco la
generalidad del constitucionalismo decolonial; ii) posibilitó un enfoque en el que se
planteara el problema de la colonialidad en el constitucionalismo, logrando dar un balance
al desbalance del constitucionalismo decolonial en cuanto a sus enfoques más descoloniales
que coloniales; iii) logró romper con lo que llamamos la presunción de la colonialidad,
mostrando que esta no debe presuponer sino que es necesario demostrarla. Consideramos,
entonces, que la investigación no sólo puso de presente y desarrolló un problema de
investigación, sino que logró crear algunas herramientas metodológicas importantes para
resolver el problema planteado. Por ello, sostenemos que la hipótesis de trabajo de la
presente investigación puede ser validada.
Algunas objeciones al constitucionalismo decolonial
Pero no queremos concluir con estas palabras, pues esto podría llevar al lector a pensar que
quien escribió estas páginas está totalmente de acuerdo con el constitucionalismo
decolonial. Para ello, dedicaremos unos renglones a algunas posibles objeciones que se
pueden hacer contra esta lectura.
i) Por ejemplo, un buen conocedor de Fanon nos podría decir que esta tesis deja en la
basura la complejidad de un enfoque como este, que toma conceptos del psicoanálisis
lacaniano, cuestionando su eurocentrismo; que critica la construcción de cuerpos como
espacios del occidentalismo; el racismo como división estructural del mundo; el concepto
del damné, y lo que Lewis Gordon llamaría el existencialismo fenomenológico de Fanon,
entre otros, los cuales suman una complejidad que no puede fue afrontada desde esta tesis
de maestría. En este sentido, es mucha el agua que queda por navegar. Sólo tuvimos la
oportunidad de mostrar una posible nueva ruta de estudio para el constitucionalismo, a
través del “Fanon de Grosfoguel”, pero serán, sin duda, las futuras investigaciones las que
nos darán claridad sobre este acercamiento. Y manejemos este Fanon pues nos aporta
herramientas para nuestro estudio.
ii) En lo que toca a la crítica relativamente abstracta a las constituciones, alguien podría
decir con facilidad que el objeto del constitucionalismo no es la colonialidad; que un
constitucionalismo que tenga esto como principal referente sería un constitucionalismo muy
particular, bastante influenciado por los estudios decoloniales, o para ser un poco más
extremo, una especie de constitucionalismo social-cultural, demasiado preocupado por
temas como el poder colonial, o podría ser considerado, incluso, una especie de obsesión
foucaltiana por el poder, y bastante olvidadizo de los derechos, que son en últimas uno de
los ejes fundamentales del constitucionalismo actual. Pero nuestra idea fue tomar otras
rutas de trabajo no exploradas.

82
iii) Hablamos de una analítica decolonial del constitucionalismo como una técnica o bisagra
para articular estos saberes, algo que nos permitiría y en gran medida lo logró, unir y
mesclar estos campos, y tenemos la certeza que fue un acierto al menos en algo: para
acercarnos a la teoría decolonial desde el constitucionalismo son necesarias algunas
precisiones y conceptos, pues al estudiar saberes con objetos y técnicas distintas, la
dificultad se presenta como un obstáculo a superar. Sobre ésta analítica decolonial dijimos
que podemos encontrar, por lo menos, dos pasos importantes para entrar en esta relación de
saberes, sin que, y vale la pena esta aclaración, exista un orden preferencial entre ellos: un
paso sería aquella etapa que consiste en exponer cómo opera la colonialidad del poder en el
constitucionalismo, y la otra en cómo se ha presentado el fenómeno de la descolonización
en el constitucionalismo. Pero estas son las únicas etapas de un análisis decolonial.
Dejamos la puerta abierta a la discusión. No poretendemos sostener que son las únicas, pero
si afirmamos que son las únicas que pudimos encontrar o crear.
v) Acá planteamos algunos posibles recorridos que se pueden encontrar en la teoría
decolonial, pero no pretendemos sostener que son los únicos que podemos hallar. El
feminismo decolonial y el problema afro son dos, como lo mencionamos, de las asignaturas
pendientes de lo que dimos en llamar (con todas las precauciones del caso)
constitucionalismo decolonial. Poco se ha dicho sobre el papel de la mujer y la opresión
colonial que esta sufre. La lectura constitucional que estudiamos aquí deja de un lado lo
femenino, y lo mismo sucede con la raza negra. Por su parte, las constituciones objeto de
esta lectura, se refieren en escasos artículos a ambas asignaturas pendientes. En ese sentido,
podemos sostener que un avance en lo que toca a estas dos problemáticas debe tomar de la
teoría decolonial, de pensadoras feministas como Silvia Winter, Nina Pacari, autores como
Fanon, Gordon, Maldonado-Torrez, de Otto, entre otros, para plantear reflexiones sobre
estos tópicos. Uno de los argumentos que planteamos era el hecho de no reducir la lectura
decolonial del constitucionalismo a las constituciones de Bolivia y Ecuador; ellas son un
punto central para la discusión, pero los debates no pueden terminar ni comenzar solamente
con ellas; la teoría cumple el rol de extender y proponer nuevos temas, agendas, situaciones
y discursos que las cartas constitucionales no pueden plantear. Problemas como la
colonialidad del ser, y como entender la dinámica de estas constituciones en el sentido que
ellas buscan reivindicar y poner en la escena política al sujeto colonizado: al indígena. No
solamente gestaron procesos que cuestionan la colonialidad del ser, bajo el supuesto y en
virtud del cual las constituyentes y las constituciones históricamente habían sido creaciones
de las elites y plagadas de nociones excluyentes de la población indígena; sino que
elaboraron procesos descolonizadores, que además de afrontar esta esfera de la
colonialidad, crearon espacios descoloniales en los que la población indígena era el
protagonista. Pero estos espacios decoloniales son más profundos que los textos
constitucionales. Y para llegar a esa profundidad lo podemos hacer, al menos, desde dos
alternativas: primero desde el pensamiento indígena, (el cual, y por obvias razones, no es
objeto de esta investigación, aunque ha estado en algunos puntos inmerso en ella) y
segundo, desde la teoría decolonial.
83
vi) Por otra parte, y por recordar un comentario del psiquiatra francés Lacan, que en uno de
sus seminarios, el “dandi elegante”, como solían llamarlo algunos círculos intelectuales
franceses de la década de los 70s, sostenía que la radicalidad de una teoría consistía en
confrontarse a sí misma desde sus propios presupuestos; la crítica, por muy fuerte y
destructiva que sea en contra una teoría, decía Lacan, no muestra por ello su lado radical; la
radicalidad, valga la redundancia, consiste en aplicar su desarrollo epistémico y político en
contra de sí misma. En ese sentido, la analítica decolonial no alcanzó a cuestionarse, desde
un punto de vista decolonial, a si misma; no logró elaborar ese espacio para cuestionarse
por y en qué sentido la lectura decolonial del constitucionalismo contiene o no elementos
coloniales. Expliquemos esto. En ningún momento sostuvimos que la lectura decolonial
fuera algo totalmente novedoso, o como diría Mignolo, un exterior absoluto de la
modernidad, y por ello, algo fuera de contacto y sin ningún tipo de contaminación o
contagio del constitucionalismo moderno. Por el contrario, nuestra tesis fue que ésta lectura
tomó y toma múltiples elementos del constitucionalismo moderno, es más, y en esto
estamos de acuerdo con Uprimny y Sanchéz, los profundiza, pero al mismo tiempo los
cuestiona. No es posible entonces pensar el constitucionalismo decolonial sin el
contitucionalismo moderno. Son planteamientos opuestos pero necesarios el uno del otro.
Ahora, el lector de preguntará qué tiene que ver esto con el comentario de Lacan. En este
punto es posible sostener que la analítica decolonial no se cuestionó a sí misma desde una
concepción decolonial. Esto quiere decir que no se analizaron qué elementos coloniales
perviven en la lectura decolonial, pues, si argumentamos que el constitucionlismo moderno
y decolonial son necesarios, esto significa que el modelo decolonial tiene rastros del
moderno, y si la modernidad es constitutiva de la colonialidad, es posible preguntar, ¿el
constitucionalismo decolonial es constitutivo del moderno? O ¿Acaso los tribunales
constitucionales de Bolivia y Ecuador no aplican doctrina neoconstitucional? Toda esta
tendencia decolonial del constitucionalismo, ¿ha logrado construir un corpus teórico
suficiente y basto para dar respuesta a los interrogantes constitucionales de la región? O
¿aún sigue siendo necesario echar mano del constitucionalismo del norte? ¿Qué tiene de
colonial un adjetivo como neoconstitucionalismo trasformador? O Cuando Viciano y
Dalmau sostienen que el elemento definidor del nuevo constitucionalismo latinoamericano
es el poder democrático, y que esta tendencia latinoamericana, que tiene, según ellos, como
motor el poder constituyente, sin darle la más mínima importancia al problema de la
colonialidad, no vale la pena aquí preguntarse, ¿constituye este sesgo teórico una visión
moderna de Latinoamérica, una visión desde el punto cero que arrogantemente niega su
lugar de enunciación: el de dos académicos que parados desde europea y desde las teorías
constitucionales del poder constituyente europeas ven el mundo? En conclusión, la
alternativa de una analítica decolonial logra avanzar en algunos puntos, pero presenta
limitaciones en otros.

84
RECOMENDACIONES
Teniendo presente los argumentos de la validación parcial de nuestra hipótesis, nos es
posible desarrollar algunas recomendaciones para investigaciones futuras sobre el tema de
investigación trabajado en esta tesis.
i) La primera de ellas es que al momento de estudiar el tema objeto de la investigación es
recomendable tener presente lo que hemos sostenido sobre la urgencia de una técnica de
investigación que permita tener en cuenta que se trata de temas opuestos, en algunos casos,
pero posibles de trabajar conjuntamente. No sin razones algunos autores han sostenido que
nada tienen que ver los análisis culturales sobre la colonialidad con los derechos
constitucionales; pues mientras los primeros tienen como objeto una crítica al mundo
moderno y a la forma en la que la epistemología occidental construye una visión del sujeto
y del mundo no europeo en la que estos últimos son seres y cosmovisiones que se deben
adaptar a unos fines moderno: desarrollo, democracia, capitalismo, globalización, entre
otros, para poder ser aceptados y que, para poder producir conocimientos deben tomar
como fuente teórica la episteme europea. El constitucionalismo, en teoría, nada tiene que
ver con esto, ya que su objeto son las constituciones, los derechos y la democracia. La idea
entonces de una “analítica” es servir como puente para conectar constitucionalismo y teoría
decolonial. Es una herramienta que posibilita la percepción de elementos tanto coloniales
como decoloniales en el constitucionalismo, pero al mismo tiempo, nos advierte que se
trata de una visión decolonial del derecho constitucional, lo cual en últimas evita que el
investigador pierda las coordenadas y el objeto de estudio del constitucionalismo. De igual
forma, la analítica sirve para demostrar la necesidad de ambos modelos constitucionales: el
moderno y el decolonial.
ii) Tener en cuenta que la teoría decolonial no es un conjunto homogéneo de postulados,
sino que por el contrario es una “red de singularidades” con tópicos o puntos en común. En
ese sentido, es importante explorar rutas no investigadas o escasamente trabajadas. En esta
investigación sostuvimos que las perspectivas más estudiada eran la de autores como
Dussel, Quijano, Walsh, Mignolo, y que en menor medida se habían trabajados teóricos
como Castro-Gómez, Grosfoguel, Maldonado-Torres, Fanon, las feministas decoloniales,
entre otras.
iii) Si bien es cierto podemos encontrar dentro de la lectura decolonial, e incluso, en
pensadores entre comillas aislados de esta, críticas concretas al derecho constitucional y en
general al derecho, , a Gargarella por parte de Medici, al neoconstitucionalismo por parte
de Ávila, al constitucionalismo liberal por parte de Sanín, a la construcción de sujetos en
las constituciones por parte de Wolkmer, Sousa, Baldi, Frizzo, entre otros; sin embargo, ha
predominado, con escasas excepciones, como las mencionadas, criticas abstractas a las
constituciones y al constitucionalismo. No se trata de criticar la generalidad y para preferir
los estudios de casos concretos. Lo que pretendemos recomienda y mostrar son una serie de
trabajos que avanzan en el tema de mostrar la colonialidad de una forma más concreta en el
constitucionalismo. Son una especie de ejemplos de cómo la colonialidad está inmersa en el
tejido constitucional y en el derecho en general.
85
iv) Muy cercana a la primera recomendación. Hay que tener presente que los esfuerzos han
tendido más hacia enfoques sumamente descoloniales, pero visiones escasamente
coloniales. Se recomienda entonces tener presente el concepto de analítica que planteamos
y los dos puntos o etapas que ella contiene, particularmente, plantear visiones coloniales del
constitucionalismo.
iv) Tener en cuenta los nuevos horizontes teóricos que genera la lectura decolonial, es
decir, un conjunto de nuevas agendas teóricas, problemas, temas de investigación, debates,
rutas, cuestionamiento al constitucionalismo modernos desde otros puntos de vista.

86
CONCLUSIONES
A lo largo de este trabajo pudimos apreciar la reconstrucción de un modelo constitucional,
y decimos reconstrucción porque se trata de estudios constitucionales desarrollados sobre
puntos en común pero distantes en cuanto al diálogo, que al tomar de la teoría decolonial
conceptos, logró platear nuevos horizontes teóricos para el constitucionalismo. La pregunta
problema que toamos como base fue ¿cuáles son los principales límites teóricos, es decir,
las dificultades, aquellos usos y aplicaciones de escaso engranaje conceptual, de escasa
articulación, y los nuevos horizontes, esto es, las rutas abiertas hacia la producción de
nuevos problemas, diferentes perspectivas y hojas de ruta, que se generan a partir de los
puntos de contacto entre el constitucionalismo y el pensamiento decolonial?
El estado del arte se dedicó a responder la primera parte de la pregunta. Es así como
expusimos una radiografía de este modelo que sirviera como presentación general de las
ideas más fundamentales de dicho esquema. Denominamos a esta percepción del
constitucionalismo lectura decolonial del constitucional o constitucionalismo decolonial.
En ese sentido, logramos encontrar y desarrollar seis características de este esquema: una
crítica constante al neoconstitucionalismo, el indígena como sujeto político y el lado oscuro
del constitucionalismo, los procesos de descolonización desde y en el constitucionalismo,
una revisión del concepto de poder, un giro paradigmático o refundación del estado y una
caracterización metodológica. Nuestra meta no era analizar la realidad de países
latinoamericanos como Bolivia y Ecuador, que por supuesto afrontan crisis de grandes
dificultades; nuestro propósito fue lograr comprender y exponer el resultado de esta mezcla
de conocimientos.
Posteriormente, logramos identificar que esta versión del constitucionalismo presenta una
serie de limitaciones al momento de entender los postulados coloniales. En este punto
demarcamos y describimos el problema de investigación, le dimos un cuerpo para luego, en
el marco teórico, lograr proponer una solución a este. Dentro de las principales limitaciones
más importantes encontradas están las fuentes teóricas y metodologías decoloniales no
exploradas, una crítica (relativamente) abstracta a las constituciones y al constitucionalismo
moderno y una inclinación más solidaria que crítica, pero no ingenua, con el
constitucionalismo moderno. Lo anterior arrojó como consecuencia un modelo
constitucional con una fuerte influencia decolonial y con una importante crítica al
constitucionalismo moderno, lo cual resulta bastante novedoso para el estudio del derecho
constitucional en la región, pero por otro lado, es testigo de una serie de problemas teóricos
que denominamos límites en el sentido de rutas decoloniales no investigadas, de aquellos
usos y aplicaciones de escaso engranaje conceptual y de escasa articulación. Consideramos
que la versión decolonial del constitucionalismo genera reflexiones que sólo fueron posible
gracias a pensadores como Dussel, Quijano, Grosfoguel, entre otros, pero dejaron de lado,
los constitucionalistas, varias cuestiones importantes de la teoría decolonial, las cuales a su
vez gestaron los límites de los que hablamos acá.
Por otra parte, en el marco teórico intentamos elaborar varias ideas tendientes a la
superación de dichos límites teóricos, estrategias que lograron, aunque sólo de manera
87
parcial, y por tal razón permitieron una validación de la hipótesis sólo en esta parte de la
investigación, que se dieran respuestas a las dudas e interrogantes que quedaron en el aire
en la lectura de colonial. Con esto en mente, presentamos algunas reflexiones, como: una
introducción de los estudios decoloniales: algunos rasgos constitutivos, la diferencia entre
colonialismo y colonialidad y una crítica a los discursos eurocentrados e intramodernos.
Sumado a ello, argumentamos que una forma de superar estos límites era tener en cuenta
las distintas agendas de trabajo de la red modernidad/colonialidad: la perspectiva
macrosociológica, la enfoque fanoniano, la lectura micropolítica, hacia una “analítica
decolonial” del constitucionalismo, la descolonización desde el constitucionalismo. Un
aporte de esta investigación lo constituye la noción de analítica. Su objetivo es mostrar los
dos lados de la lectura decolonial. El lado de la descolonización fue desarrollado por la
lectura decolonial y el otro lado, esto es el de la colonialidad lo intentamos plantear y
ejemplificar en el estado del arte, mediante dos casos teóricos: el primero de ellos tenía la
intención de exponer la colonialidad en el neoconstitucionalismo y el segundo utilizó una
parte de los estudios del constitucionalista argentino Roberto Gargarella.
Finalmente, la validación de la hipótesis de trabajo fue parcial. Esto, ese decir que
defendimos lo expuesto en el estado del arte en lo que respecta a los límites teóricos
construidos. Consideramos que los límites reconstruidos en la primera parte, tales como,
fuentes teóricas y metodologías decoloniales no exploradas, un considerable grado de
abstracción con el que se crítica al constitucionalismo moderno y una inclinación más
solidaria que crítica con el constitucionalismo moderno, logran mostrar de forma clara un
problema de investigación. En ese sentido, estas limitaciones ponen de presente una serie
de dificultades encontradas en la investigación, nos muestran además el cómo los
constitucionalistas, a pesar haber elaborado una serie de avances significativos sobre el
tema, están envueltos en algunas dificultades de tipo teórico y algunas implicaciones
prácticas. Dichas limitaciones son testigo de que las exploraciones decoloniales sólo han
sido en algunos campos y en algunos autores del saber decolonial; que la crítica decolonial
a las constituciones y al constitucionalismo ha creado, tal vez de forma inconsciente, una
“presunción colonial”. En otros términos, los constitucionalistas parten del supuesto según
el cual el constitucionalismo está relacionado, en un grado significativo, y de manera
necesaria con la colonialidad. Esta presunción, al mismo tiempo, tiene el problema que
evita los análisis y los esfuerzos por mostrar precisamente cómo funciona la colonialidad.
Es entonces que el resultado es que esta presunción hace innecesaria los argumentos que
muestren los vínculos entre colonialidad-constitucionalismo. No está de más resaltar que
las limitaciones halladas están conectadas, y como conclusión de esa conexión, tenemos
que la “presunción colonial” produce al mismo tiempo una inclinación más solidaria que
crítica con el constitucionalismo moderno, ya que no se intenta mostrar su lado colonial ni
los efectos que esto genera. En síntesis, las razones expuestas nos permiten validar nuestra
hipótesis en esta parte de la investigación. Lo anterior nos permitió proponer algunas
recomendaciones, tales como: la urgencia de una técnica de investigación que permita tener

88
en cuenta que se trata de temas opuestos, en algunos casos, pero posibles de trabajar
conjuntamente, que en este caso sería el concepto de analítica decolonial.
Tener en cuenta que la teoría decolonial no es un conjunto homogéneo de postulados, sino
que por el contrario es una “red de singularidades” con tópicos o puntos en común; Si bien
es cierto podemos encontrar dentro de la lectura decolonial, e incluso, en pensadores entre
comillas aislados de esta, críticas concretas al derecho constitucional y en general al
derecho, como las hechas a Kelsen por parte de Chávez Vallejo, a Hart por parte de
Fitzpatrick, a Gargarella por parte de Medici, al neoconstitucionalismo por parte de Ávila,
al constitucionalismo liberal por parte de Sanín, a la construcción de sujetos en las
constituciones por parte de Wolkmer, Sousa, Baldi, Frizzo, entre otros; sin embargo, ha
predominado, con escasas excepciones, como las mencionadas, criticas abstractas a las
constituciones y al constitucionalismo.
Tener presente que los esfuerzos han tendido más hacia enfoques sumamente descoloniales,
pero visiones escasamente coloniales. Se recomienda entonces tener presente el concepto
de analítica que planteamos y los dos puntos o etapas que ella contiene, particularmente,
plantear visiones coloniales del constitucionalismo. Tener en cuenta los nuevos horizontes
teóricos que genera la lectura decolonial, es decir, un conjunto de nuevas agendas teóricas,
problemas, temas de investigación, debates, rutas, cuestionamiento al constitucionalismo
modernos desde otros puntos de vista.

89
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Anexos
1. LASCARRO, Diemer y LASCARRO, Carlos. (2012), El silencio de los
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Mayo.

2. LASCARRO, Diemer, LASCARRO, Carlos, et tal. (2012), Diálogos con


Ricardo Sanín: crítica al constitucionalismo liberal contemporáneo. En: Revista
Internacional de Ética y política Oxímora, España.

3. LASCARRO, Carlos, LASCARRO, Diemer et tal. (2013), Teoría constitucional y


pensamiento decolonial. Hacia un nuevo amanecer en Latinoamérica. Diálogos con
Alejandro Médici. (Inédita).

4. LASCARRO, Carlos, LASCARRO, Diemer Lascarro, et tal. (2013), ¿Es posible


decolonizar el constitucionalismo? o Ecuador como lugar decolonial. Diálogos con
Ramiro Ávila Santamaría (Inédita).
5. LASCARRO, Carlos, LASCARRO, Diemer Lascarro, et tal. (2014), Hacia una
(re) construcción de la izquierda constitucional en Latinoamérica. Una discusión
con Roberto Gargarella. (En prensa, Revista El Otro Derecho, ILSA).

6. LASCARRO, Carlos, LASCARRO, Diemer Lascarro, et tal. (2013),


Perspectivas sobre el “neo-constitucionalismo” y el “nuevo constitucionalismo
latinoamericano”. Diálogos con Roberto Viciano Pastor y Rubén Martínez Dalmau.
(Inédita).

7. Constitución de la República del Ecuador 2008.


8. Constitución Política de Bolivia 2009.

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