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COLECCIÓN

LA SOCIOCRÍTICA

Edmond Cros

A
ARCO/LIBROS, S. L.
Colección PERSPECTNAS
Biblioteca de Teoría Literaria y Literatura Comparada
Dirección: M.' DEL C. BOBES NAVES

Para Annie Bussitre

© 2003, L'Harmattan, París. Edición original en francés titulada La


sociocritiqut; Traducción del francés por Francisco Linares Alés
y Carmen Avila Martín, con revisión del autor.

© by Arco/Libros, S.L., 2009


Juan Bautista de Toledo, 28. 28002 Madrid
ISBN: 978-84-7635-779-8
Depósito legal: M-41.145-2009
Printed in Spain ~Impreso por Fer Digital, S. A (Madrid)
210 ~·=-- ·¡ 1
collar ("episodios ensartados"). Cualesquiera que sean los J
méritos y la aportación de estas dos obras maestras, nos es 1
forzoso constatar en efecto que el material narrativo en 1
ellas está, en un primer nivel, muy a menudo, redistribui-
do sobre este último esquema: los capítulos que se suceden
desarrollan, en cada uno de los dos relatos, un solo y mis-
¡
mo "tema" (los hechos delictivos en el relato picaresco, los CAPÍTULO 9
ejemplos de comportamiento extraño de Don Quijote) y
pueden dar la impresión de simples series inconexas. Sin PARA UNA DEFINICIÓN DE LA NOCIÓN
duda, más allá de esta composición, aparecen unas líneas DE IDEOLOGEMA
de fuerza (las evoluciones respectivas de Don Quijote y de
Sancho, la ascención de Guzmán hacia la gracia a que aca-
bo de referirme). Estas líneas de composición, en los dos 9.1. LA DEFINICIÓN DADA POR J. KR!STEVA
casos, construyen una progresión que anuncia la organi-
zación "circular" que caracteriza a la novela moderna y de En "Problemes de la structuration du texte",J. Kristeva
la cual acabamos de hablar. Pero la coexistencia de estos (M. Foucault et alii, Théorie d'ensemble, París, Seuil, 1968, pp.
dos esquemas es un nuevo indicio del proceso de gestación 297-316) considera la noción de ideologema en el marco
que redistribuye los antiguos modelos. de una reflexión que ella desarrolla sobre los problemas
El crisol en el que la forma novelesca se forja y donde de la estructuración del texto. Después de haber diferen-
vienen a deconstruirse los modelos anteriores (del roman- ciado el discurso, objeto de cambio entre un destinador y
ce al libro de caballerías y a la novela corta), es un espacio un destinatario, y el texto, abordado como un proceso de
complejo alimentado por tres fuentes -lo épico, la retóri- producción de sentido, se interesa por este último en tanto
ca y lo carnavalesco- y recorrido por tensiones habituales que aparato trans-lingüístico. Al respecto escribe:
en todo proceso histórico mayor. Si bien su advenimiento El texto es pues una productividad, lo que quiere decir: l. su re~
acompaña una cierta fase de expansión de la burguesía, ladón con la lengua en la cual se sitúa es re-distributiva [ ... ], 2.
el género novelesco, desde sus orígenes, se presenta sin el texto es una permutación de textos, una intertextualidad: en
embargo como un espacio conflictual portador de valores el espacio de un texto numerosos enunciados tomados de otros
subversivos. textos se cruzan y se neutralizan.

Detengámonos, con ella, en esta "interacción textual


que se produce en el interior de un solo texto" y que hace
aparecer este mismo texto como ideologema. jehan de Sain-
tré, de Antaine de la Salle, elegido para ilustrar su propues-
ta, es considerado por ella como el resultado de una trans-
forrr;ación. de numerosos códigos: la escolástica, la poesía
cortes, la literatura oral (propagandística) de la ciudad, el
c~rnaval. Al incorporarse en las nuevas estructuras, estos
diferentes enunciados cambian de significación:
En el aparato del texto novelesco, con su no-disyunción,
con su carácter transformacional, el enunciado escolástico
la máscara, el pregón publicitario, etc., se interpenetran ~
212 LASOCIOCRÍTICA PARA UNA DEFINICIÓN DE LA NOCIÓN DE IDEOLOGEMA 213

producen un conjunto ambivalente. Este conjunto nuevo Refiriéndose, a este respecto, a Ch. S. Peirce,J. Kristeva
se opone a los conjuntos de partida. Tiene una función habla de la "infinitización" del discurso que, relativamente
que lo liga a otras manifestaciones discursivas d~ la épo- liberado de su dependencia del "universal" (del concepto,
ca, y esta función hace que la era que se anuncia, la del de la idea en sí), se convierte en una posibilidad de muta-
Renacimiento, posea una unidad discursiva más o menos ción, una constante transformación que, aunque sometida
definida que la distingue de la época precedente (!bid., p. a un significado, es capaz de múltiples generaciones, por
312). Al estudiar el texto como una intertextualidad se le tanto, de una proyección hacia aquello que no es pero que
piensa, pues, dentro de (el texto de) la sociedad y la his- será, o más bien, podrá ser. Y este futuro, el signo lo asu-
toria. El ideologema de un texto es el foco baJO el ~1_1alla me no ya como ocasionado por una causa extrínseca, sino
racionalidad cognoscente aprehende la transformacwn de como una transformación posible de la combinatoria de
los enunciados (a los cuales el texto es irreductible) en un su propia estructura (I!Jid., p. 315).
todo (el texto) al mismo tiempo que las inserciones de esta Oponiendo entre ellos estos dos ideologemas,J. Kriste-
totalidad en un texto histórico y social (!bid., p. 313). va parece evocar la posible definición de una tipología de
Sobre esta base teórica Julia Kristeva opone dos ideo- las culturas en función del "tipo de relación que estas man-
logemas: tienen con el signo" (l. Lotman). Si el signo, en efecto,
a. el s{mbolo, que caracteriza a la sociedad europea es el ideologema fundamental del pensamiento moderno,
hasta los alrededores del siglo XV, un nuevo ideologema estaría, a su parecer, "en proceso de
b. el signo, "localizable en la sociedad y la novela que constitución a partir del siglo xx con las nuevas estructu-
culmina con la economía burguesa". ras textuales (Mallarmé, Lautréamont) ".
Los dos ideologemas implican la irreductibilidad de Se puede, pues, sintetizar de la manera siguiente las
los términos (de los simbolizadores a los universales, en el proposiciones de J. Kristeva:
caso del símbolo; del referente al significante y del signifi- l. Foco semiótico donde vienen a deconstruirse enun-
cante al significado, en el caso del signo), pero se diferen- ciados anteriores para hacer aparecer un nuevo sentido, el
cian uno del otro en que: ideologema es el producto de este proceso de producción.
l. "el signo remite a entidades menos amplias, más con- 2. Como producto de este mismo proceso, el ideologe-
cretas que el símbolo -éstas son universales reificados, con- ma da al texto sus coordenadas históricas y sociales.
vertidos en objetos en el sentido fuerte de la palabra; rela- Las observaciones de J. Kristeva son enormemente su-
cionada dentro de una estructura de signo, la entidad en gestivas, pero sirven sobre todo para la interpretación de
cuestión (el fenómeno o el personaje) resulta, de golpe, tras- la ruptura que separa la Edad Media de la Modernidad.
cendentalizada, elevada al rango de una unidad teológica"; Me parece en consecuencia indispensable intentar prolon-
2. mientras que en la lógica del símbolo dos unidades gar y precisar esta noción, preguntándose, además, si esta
opósitas (el bien y el mal por ejemplo) son exclusivas la es aplicable al funcionamiento ideológico que opera en lo
una de la otra, en una práctica semiótica dependie?_te del pretextual y. el discurso social.
signo toda contradicción se resuelve por una.conexi_on del Este nuevo examen se impone tanto más cuanto esta
tipo de la no-disyunción, es decir, de l~ ambivalenCia. Lo.s
noción ha sido divulgada bajo otra forma que recoge, en-
términos apósitos son siempre exclusivos, pero son cogi·
tre otros, el Glos~aire pratique de la critique contemporaine, de
dos en un engranaje de diferencias múltiples y siempre po-
sibles (las sorprcesas en la estructura narrativa) que crean la Marc Angenot (Editions Hurtubise, Québec, 1979):
ilusión deo una estructura abierta, imposible de cerrar, con Se denominará ideologema toda máxima, subyacente a un enun-
ciado, cuyo tema circunscribe un campo de pertinencia particular
fin arbitrario.
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(ya sea "el valor moral", "el Judío", "la misión de Francia" o ''el ma inscribe y redistribuye, en el mecanismo de su propia
instinto materno"). Estos temas están determinados o definidos estructuración, coordenadas históricas y sociales.
por el conjunto de las máximas donde el sistema ideológico les
permite figurar.
Estos ideologemas constituirian un sistema ideológico 9.2. PARA UNA NUEVA DEFINICIÓN
en la medida en que funcionan a la manera de los lugares
( topoi) aristotélicos, como principios reguladores subya, Yo definiré el ideologema como un microsistema se-
centes a los discursos sociales a los cuales les confieren au- miótico-ideológico subyacente a una unidad funcional
toridad y coherencia. Este sistema ideológico incorporaría y significativa del discurso. Esta última se impone, en un
los lugares de la antigua retórica, que no son sino los más momento dado, en el discurso social, donde presenta una
generales de los "ideologemas", aquellos cuya pertinencia recurrencia superior a la recurrencia media de los otros
histórica es la más duradera al mismo tiempo que su espec- signos. El microsistema así planteado se organiza alrede-
tro de aplicación es el más amplio. dor de dominantes semánticas y de un conjunto de valo-
Lo que separa tal concepción de la de J. Kristeva está res que fluctúan a merced de las circunstancias históricas.
claro: además de que es esencialmente percibido en el Tomemos el caso de una lexía como Patrimonio, cuya re-
campo de lo pretextual, el ideologema, en este último currencia a lo largo de los dos últimos decenios del siglo
caso, no es el producto, por esta misma razón además, del XX es particularmente sorprendente: sobre los primeros
trabajo de estructuración intertextual. Depende de un ya semas que ella articula (propiedad individual, transmisión,
ahí transhistórico sin que se plantee al respecto el proble- figura del Padre) se proyecta un sistema de valores (estabi-
ma de los factores históricos susceptibles de esclarecer el lidad, perennidad, anclaje en la circunstancia identitaria).
contexto de su emergencia. Por otro lado, nada se nos dice Cuando, bajo el efecto de ciertas circunstancias históricas,
sobre la manera en que funciona en tanto que principio se sustituye o se añade a la definición original (que implica
regulador subyacente a los discursos sociales. exclusivamente una propiedad privada) la extensión del
Notemos, ante todo, que la distinción entre la materia empleo del término a una propiedad colectiva, la combi-
pretextual y el texto no es pertinente, si se admite (como natoria estructural de lo que, originariamente, no es más
hace J. Kristeva, en el mismo artículo y en otros lugares, que una lexía, se encuentra rectificada y esta misma recti-
siguiendo en este punto a M. Bajtin) que la noción de in- ficación hace aparecer un ideologema que va en adelante
tertextualidad implica que se considera como textos tanto a insertarse con modos específicos en el discurso social.
la historia y la sociedad como cualquier otra práctica se- Mientras que la lexía, sobre cuyo soporte se ha construido
miótica -"la acepción de un texto como un ideologema el ideologema, surge esencialmente del discurso jurídico,
determina el proceso mismo de una semiología que, estu- el ideologema se extiende sucesivamente al discurso reli-
diando el texto como una intertextualidad, lo piensa por gioso (los bienes raíces de una Iglesia, el patrimonio de
lo tanto dentro de (el texto de) la sociedad y la historia" San Pedro), al discurso humanista (el patrimonio de la hu-
(1/Jid., p. 313). manidad), al discurso científico (el patrimonio biológico),
Esta observación me permite considerar un campo de al discurso administrativo (la salvaguarda del patrimonio),
investigación dedicado a examinar los procesos de trans- al discurso ecológico (el patrimonio paisajístico), al dis-
formación que operan en toda la extensión del discurso curso político (el patrimonio de los candidatos a la elec-
social, aproximándome así a lo que he presentado ant<;s ción presidencial, por ejemplo). Examino en la segunda
como la divulgación de un concepto originalmente mas parte de este capítulo los factores históricos que intervie-
complejo, proponiendo como principio que el ideologe· nen en estas nuevas estructuraciones, articulándose sobre
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uno, sobre varios, o sobre todos los semas originales. En el 9.3. UN EJEMPLO: EL USO ACTUAL DEL TÉRMINO "PATRIMONIO"
caso del discurso político, el concepto de patrimonio está
entendido simplemente como los bienes de los que uno Me propongo seleccionar algunos diccionarios para
sería propietario supuestamente desde hace bastante tiem- efectuar un repaso rápido de las definiciones que se dan
po. Esta extensión corresponde a un abuso del lenguaje, de la palabra patrimonio. Comencemos por la edad clásica.
pero está claro que el término es utilizado aquí en lugar de Covarrubias (España, 1611) no recoge más que una sola
otros términos que serían más apropiados: fortuna, rique- acepción:
za (para ciertos candidatos), simple desahogo, o economía "Lo que el hijo hereda del padre", acepción repetida
(para otros). Ocultando estas diferencias, el ideologema por el famoso Trésor des deux langues espagnole et Jrancaise de
desempeña plenamente su rol ideológico. La reactivación César Oudin (Francia, 1675). Poco más de cien años des-
de uno de estos semas no puede sin embargo intervenir pués de Covarrubias, el Diccionario de Autoridades (España,
nada más que en la medida en que la problemática del dis- 1737) añade un solo empleo por extensión: "Los bienes
curso identitario satura en cierto modo el discurso social personales, adquiridos ... ", extensión que no está atesti-
(ver injra). guada en el de Francisco Sobrino (1734), el cual, aunque
La eficacia discursiva e ideológica del ideologema no observa, para el primer sentido, que la expresión designa
procede tanto del grado de su recurrencia como de la apti- igualmente los bienes heredados de la madre, apunta una
tud que muestra para infiltrase e imponerse en las diferen- lexía: "el patrimonio de San Pedro", a propósito de la cual
tes prácticas semióticas de un mismo momento histórico. se contenta con decir que esta expresión designa una "pro-
En él se cruzan y se interpenetran los diferentes códigos vincia del estado de la Iglesia".
que constituyen una formación discursiva, esto hasta el Abramos ahora el Littré, compuesto entre 1860 y 1880.
punto de presentarse bajo la apariencia de un "conmuta- Da cuatro acepciones:
dor" discursivo que, asegurando esta función de cambio de l. Bienes de herencia que descienden [ ... ] de los pa-
agujas, entraña una total inestabilidad de los campos no- dres y las madres a sus hijos.
cionales. Pues nada es más irreductible a una noción que 2. Por extensión, se dice de los tronos, de las cargas, de
el ideologema tal como yo lo concibo. Hablar de nociones las prerrogativas que se trasmiten hereditariamente como
a propósito de lexías como patrimonio o posmodernidad, es un patrimonio.
una laxitud verbal productora a su vez de confusión. De 3. Fig. Lo que se considera como una propiedad patri-
hecho, en el ideologema se oculta, bajo la apariencia de monial. Cada descubrimiento en las ciencias es el patrimo-
un concepto, un funcionamiento que, en la práctica, con- nio de todas las naciones.
funde los límites del campo nocional. 4. Se decía de los bienes raíces de cada iglesia. El Patri-
Se ha considerado a menudo los fenómenos ideológi- monio de San Pedro.
cos como espacios discursivos de no-disyunción sin tener Constato que desde principios del siglo xvn hasta el
en cuenta los elementos que son productores de estas am- final del siglo XIX, el campo semántico de la palabra no ha
bivalencias. Es fundamentalmente a esta función conmu- sufrido ninguna transformación notable, en la medida en
1
tativa que le permite conectarse con redes múltiples, a lo
que el ideologema debe su eficacia.
Examinemos, a partir de estas cuantas indicaciones,
¡ que lo que es adquirido por un individuo tiene vocación
de integrarse en el patrimonio que será transmitido por
los padres a sus hijos.
tres lexías que pueden ser consideradas como ideologe- l La edición de 1987 de Larousse en cinco volúmenes,
mas, a saber, las de Patrimonio, Posmodernidad y Cultura. por el contrario, transcribe una clara ampliación de los
empleos: esta añade en efecto a las acepciones atestigua-
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das por todos hasta aquí (items 1 y 2), las siguientes: "bienes de familia", así definidos, implican un tipo parti-
3. Herencia común de un grupo. cular de derecho de propiedad. El artículo 544 del código
4. Conjunto de bienes, derechos y obligaciones de las napoleónico, que estipula que "la propiedad es el derecho
cuales una persona puede ser titular o depositario. de disfrutar y de disponer de las cosas de la manera más
5. Elementos alienables y transmisibles que son la pro- absoluta", no sería aplicable, en nuestro código de valores,
piedad, en un momento dado, de una persona, de una fa- al menos, al patrimonio. Se desprestigia el que dispone de
milia, de una empresa o de una colectividad pública (la cursiva él a su voluntad y lo gasta, interrumpiendo de ese modo la
es mía en todos los casos). cadena de transmisión. No se gasta un patrimonio; se mal-
La definición del beneficiario del patrimonio se ha ex- gasta o, peor todavía, se lo disipa, verbos cargados de senti-
tendido a círculos que no son los de la familia; algunas do; disipar es, en efecto, reducir a la nada, a una humareda
lexías históricas han desaparecido: son las que se aplicaban destinada a desvanecerse en el espacio, un bien cargado de
a la Iglesia (los bienes raíces). Mientras que Littré privi- memoria; el que disipa un patrimonio es un antidemiurgo
legia la aplicación del término a las clases que detentan que con la pérdida del patrimonio aniquila el nombre del
el poder ("tronos, cargas, prerrogativas". Para Littré, sólo Padre. Aplicado a un bien, sea el que sea, la carga simbó-
ciertas clases tienen un patrimonio; los otros, aunque lo lica del término transforma, en el nivel de las estructuras
tienen, se contentan con una herencia), Larousse levanta mentales, un derecho de propiedad en un simple derecho
acta de un empleo indiferenciado, desacralizado, que di- de usufructo. Debo asumir, lo hemos visto por otro lado en
gamos. la consideración de algunas acepciones, las cargas de un
Estable durante cerca de tres siglos, el campo nocional patrimonio, mantenerlo, cueste lo que cueste, para trans-
del término ha evolucionado de forma significativa y se mitirlo intacto, a mi descendencia, a mi hijo, para que a su
11 presenta, en este final del siglo XX, bajo la forma de un vez lo transmita a su propio hijo.
ii ideologema complejo que demanda ser examinado. Esta revisión rápida y esquemática del campo nocional
i!:¡i Volvamos, sin embargo, a la simplicidad de la definición cubierto por el término de patrimonio, muestra cuánto
i:l
'·1 original ("lo que el hijo hereda del padre"). La palabra este valor está profundamente anclado en el corazón del
ii en efecto obtiene sentido fuera del contexto diacrónico. discurso identitario. Más allá de la perennidad, que se le
!:i
Describe ya en sí la superposición sobre un bien material asocia como valor auténtico, inscribe y proyecta el fantas-
de un bien simbólico, y es esto, por otro lado, lo que lo ma de un ego familiar que, a través de las vicisitudes de la
distingue del de la herencia. Es esta dimensión simbólica Historia, tendría vocación de ser eterno. El respeto que
la que le da sentido en la medida en que hace intervenir rodea la necesidad de la trasmisión del patrimonio testi-
¡:' el nombre del padre: el patrimonio es el bien que el padre monia sin duda, a su modo, la angustia que el sujeto pue-
! lega a su hijo; es la perpetuación del nombre del padre de sentir ante la perspectiva de la muerte, pero testimonia
¡· i a través y por medio de los bienes que son legados a los
¡, ¡ igualmente el temor que suscita todo proceso de indiferen-
!''
hijos. El patrimonio está constituido por lo que se llama ciación, porque mi patrimonio es lo que, materialmente,
"los bienes de familia", para distinguirlos jurídicamente de concretamente, señala y pregona mi especificidad, acota el
los "bienes gananciales". Es, en lo que se lega, lo que se ha espacio de un ego transhistórico y estable.
recibido; se lega una herencia pero se transmite un patri- La convergencia de los sernas primeros que contiene
monio. El patrimonio es, con el nombre del padre -que (propiedad, transmisión, figura del Padre) no agota su sig-
es el primer y más precioso elemento- lo que asegura la nificación. Se puede leer, más allá del discurso jurídico, la
continuidad; es la supervivencia de una familia. De esta proyección de un sistema de valores (estabilidad, perenni-
función obtiene la aureola sagrada que lo caracteriza: los dad, anclaje en la circunstancia identitaria). Como todo

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220 LA SOCIOCRíTICA PARA UNA DEF1NIC1ÓN DE LA. NOCIÓN DE IDE0LOGEi\1A 221

ideologema, se nos presenta bajo la forma de un micro- El patrimonio que calificamos de simbólico corresponde a
sistema discursivo complejo en el seno del cual fluctúan, este valor inmaterial, y debería ser más exactamente defi-
de manera dinámica, dominantes semánticas a merced de nido como un bien patrimonial desprovisto de todo valor
las circunstancias históricas que rectifican los contornos, mercantil.
acusan las latencias o atenú:m las dominantes originales, Todo patrimonio no puede ser más que simbólico. Esto
y, a fin de cuentas, controlan su promoción así como los es más evidente todavia si nos referimos a las tesis de J. La-
modos de su inserción en el discurso social de una época. can, que no podemos pasar por alto aquí. Para Lacan, en
Es en esta perspectiva y bajo esta forma como yo deseo efecto, es el nombre del padre el que, al mismo tiempo que
examinar su funcionamiento en el conjunto discursivo de es fundamento del inconsciente, abre acceso al lenguaje.
este fin de siglo. El lenguaje es en consecuencia, en el sentido pleno del
Se comprenderá, después de lo que acabo de decir, que término, el primer patrimonio de todo sujeto individual o
pueda dudar de hablar del patrimonio simbólico, puesto colectivo. El patrimonio sólo existe como patrimonio por-
que la expresión no sería nada más que una redundan- que se llama patrimonio.
cia. Sin la carga simbólica que es su aureola, el patrimonio Llegamos así al sentido que los diccionarios presentan
se reduce, en efecto, a una herencia. Esto es evidente si como derivados por extensión de la primera acepción, y
se toma el término simbólico en su acepción más exten- según el cual un término que originariamente designa a
dida: un '.'bien de familia" transmitido de generación en un bien propio por excelencia, se aplica a bienes colecti-
generación representa un valor tanto social como afectivo vos. Que se pueda hablar del "patrimonio" de tal hombre
que no tiene literalmente precio. Si ese bien es vendido a político por oposición al término "bienes gananciales", del
alguien que es extraño a la familia, ese valor es para siem- patrimonio de una ciudad, de una nación, e incluso del
pre disipado en (y con) la transacción; se trata de un valor patrimonio de la humanidad, testimonia la adaptabilidad
que no es "monedable"; no existe más que por un acto de de las latencias semióticas del ideologema, que pueden
denominación que hace de un bien ordinario sometido a ser reactivadas a merced de las diferentes semiosis en el
las leyes del mercado un lugar de memoria donde el sujeto seno de las cuales se encuentran convocadas (necesidad
viene a reactivar la conciencia que tiene de su identidad. de distinguir los bienes actuales de un hombre político en
El narrador de Cien años de soledad describe la epidemia relación a lo que hubiera podido adquirir en el curso de
de insomnio que se abate sobre Macando y que conlleva su mandato; visión humanista que privilegia la solidaridad
para sus habitantes la pérdida de la memoria y por tanto internacional, etc.). Señalo de paso que entre la acepción
del lenguaje. Para hacer frente a las consecuencias previsi- primera, que designa esencialmente una propiedad indivi-
bles de esta epidemia y desde el momento en que ellos la dual, y su extensión a una colectividad, no hay verdadera
identifican como tal, los habitantes del pueblo adhieren a antinomia sino una simple transferencia de la incidencia
cada objeto de la vida cotidiana una etiqueta donde han de la propiedad y de la identidad. Tal transferencia acen-
inscrito el nombre de ese mismo objeto. Imaginemos por túa la eficacia discursiva e ideológica del término, porque
un instante que una epidemia semejante o una epidemia implica que esta colectividad se vea como una gran fami-
parecida que afectara a la memoria, se abate sobre nuestra lia esencializada por un ser extratemporal que se esconde
sociedad; sería el final de la noción de patrimonio, no ha- bajo la figura del padre, ocultando así las diferenciaciones
bría más que bienes sometidos exclusivamente a las leyes y las tensiones sociales para proteger la imagen de un espa-
del mercado. El patrimonio existe, pues, cuando un valor cio esencialmente consensual.
inmaterial, articulado por su parte sobre un sistema espe- Me detendré en esa parte del patrimonio colectivo que
cífico de representaciones, se añade a un valor mercantil. es despojada de todo valor de mercancía y que se suele
222 LA SOCIOCRÍTICA PARA UNA DEFINICIÓN DE LA NOCIÓN DE IDEOLOGEMA 223

calificar de "patrimonio simbólico", noción que recorta la dificaciones que afectan al imaginario social. Aunque esta
de cultura. explicación sea convincente, ¿es suficiente para explicar la
La función objetiva que desempeña la cultura en una extraordinaria moda que beneficia a este término de "pa-
sociedad se extiende manifiestamente por toda la ampli- trimonio" desde hace al menos dos decenios?
tud del c~mpo nocional del ideologema que nos interesa. Haría falta, para intentar responder a la pregunta, si-
Los dos términos (Patrimonio/Cultura) no dicen sin tuar este ideologema en el marco de una formación dis-
embargo la misma cosa, incluso si se aplicar: a un mismo cursiva que se presenta, a su vez, como marcada por la pos-
objeto. Considero el de patrimonio como el mterpretante modernidad o por Jo que sería la posmodernidad. Uno
de la noción de cultura. En efecto: se sorprende al pensar que los dos ideologemas (Patrimo-
nio/Posmodernidad) han surgido de un mismo lugar y en
l. "Patrimonio" concreta la función idéológica desem- un mismo momento. Por esta razón no me parece posible
peñada por la cultura por la aureola santificadora que le examinar el uno sin tomar en cuenta el otro.
confiere el Nombre del Padre;
2. confiere a esta función una visión dinámica, ponien-
do de relieve el papel jugado por la sucesividad de las ge- 9.4. ÜTRO EJEMPLO: EL TÉRMINO "POSMODERNIDAD"
neraciones en el proceso de transmisión;
3. nos hace pensar que este bien transmitido de gene- Si existe una ideología posmoderna, debemos conside-
ración en generación constituye una propiedad que nos rar que ésta modeliza tanto los efectos de recepción como
habría llegado intacta a través de los siglos. los procesos de producción. No hay lectura inocente, en
el sentido de que toda lectura, o todo análisis, se opera a
Los dos últimos puntos merecen un rápido comentario. partir de un punto situado en el tiempo y en el espacio.
A fin de mostrar cómo estos dos ideologemas (cultura y Tampoco existe una inmanencia del sentido, signo inmu-
patrimonio) funcionan el uno en relación al otro.' remito a table y estable que se ofrezca a un desciframiento que se-
mi noción de sujeto cultural*. En efecto, contranamente a ría, en términos absolutos, lo único aceptable. Al texto li-
la imagen que se nos ha propuesto oficialmente y a la fun- terario le confiere un sentido esta instancia ideológica que
ción objetiva que se le ha atribuido generalmente, la cul- califico de sujeto cultural*. En el texto poético, leemos lo
tura es un espacio cuyos contornos sufren rect1ficacwnes que somos o hacia lo que tendemos en tanto que sujeto
periódicas y se funda sobre una herencia mu~~o menos colectivo, los fantasmas que nos asedian o el porvenir que
auténtica de lo que se pretende. Cada generaC!on adapta presentimos. Las lecturas que se hacen de los textos están
y se apropia a su manera de la herencia cultu.ral, y esta siempre datadas e indiciadas en el campo sociocultural. El
adaptación transcribe las incesantes refiguracwnes que texto poético es así el espejo donde se ha investido y don-
afectan a los contornos del sujeto cultural. El proceso de de se reconoce un mismo sujeto transindividual. Este se
transmisión del patrimonio cultural efectúa sobre el bien reactiva en su propia imagen, pero también se reactiva en
simbólico un trabajo de deconstrucción que cobra toda su las imágenes que pueden ser consideradas desde un cierto
significación cuando este mismo proceso es reinsertado en punto de vista como señuelos de él mismo. Quiero decir,
el contexto histórico. por esto, que la lectura que yo hago hic et nunc de un texto
Notemos, en consecuencia, que el ideologema "Pa.tri- pasado se fija alrededor, no de lo que fue, sino de lo que yo
monio", cuya utilización, como lo hemos visto, dota al b1e~ soy en tanto que sujeto cultural. Este reorganiza, a su ma-
transmitido de valores evidentes de perennidad, de estabi- nera, las estructuras y las semióticas textuales. La semiosis
lidad, de inalterabilidad, surge de un discurso que tiende de la recepción deconstruye a su manera la semiosis de la
a ocultar, o que oculta objetivamente, las incesantes mo- producción.
224 LA SOC!OCRíTICA PARA UNA DEFINICIÓN DE LA NOCIÓN DE IDEOLOGEMA 225

Dicho de otro modo, la posmodernidad no se deja ver relación al moderno·precedente), o por el posmoderno o
necesariamente en la producción cultural actual. Soy yo incluso por un neo. Estos juegos de la semántica tienen una
mismo, como lector o analista, el que proyecta una supues- dimensión fascinante: la noción de neo, en efecto, que se
ta posmodernidad en esta producción, y eso por pertene- ha impuesto desde los dos o tres últimos decenios, descri-
cer a un sujeto cultural* que surge de la posmodernidad. be un espacio donde vienen a abolirse dos utopías contra-
Como decía, cada generación adapta y se apropia de la he- dictorias de las cuales vamos a volver a hablar, la utopía del
rencia cultural, y esta adaptación transcribe las incesantes progreso y la utopía de la tradición, la utopía del futuro
rectificaciones que afectan a los contornos del sujeto cul- y la utopía del pasado, conjunción significativa donde se
tural. Joyce, que hacía una lectura "modernista" de Flau- inscribe de nuevo esta semiótica de la espera, de la perple-
bert, es, a los ojos de Colín Mac Cabe, a la vez feminista jidad y, en cierto sentido, del vacío, pero igualmente con-
y portavoz de una plurietnicidad, mientras que Frederic junción de dos simulacros, simulacro de la modernidad y
Jameson hace de él un autor antiimperialista. Uno y otro simulacro de lo antiguo por mediación de la cual la semán-
nos dan, pues, lecturas que se pueden calificar de "posmo- tica denuncia la inautenticidad y el emborronamiento que
dernas". Ocurre igual con los mitos: la coreografía creada afecta a nuestros puntos de referencia culturales.
por Pina Baush de Orfeo y Eurfdice para la ópera de Gluck, Pongámonos en la perspectiva modernidad-modernismo
es expresionista. Para J. M. Villégier, la Medea de Thomas /posmodernidad-posmodernismo, para destacar en primer lu-
Corneille es diferente a la vez de la de Eurípides y de la de gar que los dos primeros términos de estos dos binomios
su hermano Pierre, y todavía más de la que él mismo ha ( modernidad/posmodernidad:) tienen una acepción mucho
puesto en escena. más amplia que los segundos. Las expresiones de "moder-
Aceptar la noción de posmodernidad implica, pues, nismo" y de "posmodernismo" corresponden a construc-
que los contornos de un sujeto cultural que habrían sido ciones intelectuales que han sido instituidas o delimitadas
modelados por la modernidad hayan sufrido, bajo el efec- en los campos históricos más o menos amplios estructura-
to de condiciones socioculturales determinadas, rectifica- dos por un conjunto de factores convergentes y concomi-
ciones progresivas suficientamente marcadas para hacer tantes. Modernismo y posmodernismo se ven así como los
acceder este mismo sujeto a una identidad nueva. efectos de la modernidad o de la posmodernidad. Estas
La expresión que se ha impuesto lo indica por otra dos últimas nociones se supone que describen periodos
parte: no tiene sentido más que por relación a lo que pre- históricos divididos de forma objetiva. Modernismo y pos-
cede; describe un periodo vivido como una espera, como modernismo transcriben unas tomas de conciencia, remi-
una época de transición, no estabilizada, que no puede ser ten a un vivido y a un imaginario, es decir, a la manera en
definida nada más que por relación a la que la precede. que los factores objetivos de la modernidad o de la posmo-
El prefijo pos sugiere a la vez un balance, una herencia y dernidad han sido interiorizados o incluso compensados
una fractura, dicho de otro modo, un campo nocional es- por construcciones poéticas que tienden a abolirlos.
tructurado alrededor de la continuidad y de la ruptura, lo La coexistencia en el imaginario social, por una parte,
que no era el caso de la modernidad, que transcribía -o al de los efectos directos producidos por los factores históri-
menos parecía transcribir- una ruptura radical con el pa- cos, y por otra parte, de los fenómenos de compensación
sado. Porque "moderno" no es sinónimo de nuevo; lo nue- que estos mismos factores generan, enturbia nuestra per-
vo tiene vocación de convertirse en antiguo y sugiere un cepción en la medida en que estos fenómenos son tanto
movimiento cíclico. Lo moderno está connotado esencial- más fuertes cuanto que las constricciones sociohistóricas
mente como ruptura, no puede ser reemplazado más que son sentidas y vividas más profundamente. La confusión
por otro moderno (surgido él mismo de una fractura en que arrastramos entre factores históricos objetivos, efectos
226 LA SOCIOCRÍT!CA PARA UNA DEFINICIÓN DE LA NOCIÓN DE IDEOLOGEMA 227

directos y efectos reaccionales de estos mismos factores, materias primas por las naciones productoras de bienes in-
explican sin duda que las apreciaciones que han sido apor- dustriales. Tal es el factor esencial que explica la aparición
tadas por la crítica especializada sobre las características del modernism.o hispanoamericano: una integración total
del modernismo, hayan sido y continúen siendo tan con- y definitiva del subcontinente en el comercio internacio-
tradictorias, como lo pone de manifiesto J. L. Marfany. nal en tanto que suministrador de materias primas, pero
Así, al final de nuestro siglo xx, la homogeneización una ausencia no menos total de todo verdadero mercado
de la vida social, que es ella misma un producto de los pro- nacional. A continuación, la racionalización y la moder-
cesos de producción y comercialización estandarizados, y nización que beneficia al sector primario, la reinversión
que produce en el sujeto el sentimiento de que ha perdido de beneficios, no en el sector de la producción industrial,
su identidad tanto en sus lugares de trabajo como en sus sino en la importación de los bienes de consumo (factores
lugares de esparcimiento, genera de forma reacciona! y históricos que conllevan el desarrollo del sector terciario,
compensatoria la exaltación de la subjetividad y las formas de la inmigración europea; y también, de forma correlati-
pervertidas que esta misma exaltación supone (exacerba- va, la emergencia y la consolidación de las clases medias,
ción del individualismo, incomunicabilidad, aislamiento, la expansión y la organización de las grandes concentra-
rechazo de toda solidaridad colectiva, etc.). Es así como el ciones urbanas), están en el origen de las profundas modi-
ultraliberalismo, la internacionalización creciente y cada ficaciones que afectan a las prácticas y a las producciones
vez más insolente de los intereses capitalistas, la aparición culturales.
de zonas económicas a la escala de continentes enteros, la Este surgimiento histórico de la ciencia suscita el mito
interdependencia económica de las naciones, suscitan la del progreso y de la racionalidad, conformado por la filo-
nostalgia del terruño, la fragmentación regional, el replie- sofía positivista antes de serlo por ciertas vanguardias de
gue sobre el espacio fundador del origen, un listado cada los primeros decenios del siglo xx, del fu turismo de Mari-
vez más atento y escrupuloso de todo lo que puede per- netti al creacionismo de Huidobro. Recordaremos aquí las
tenecer al patrimonio material o simbólico, la multiplica- posiciones de Rimbaud ("Hay que ser absolutamente mo-
ción de las prácticas conmemorativas, donde está llamada derno") o incluso de Apollinaire ("¡Al final estás cansado
a reactivarse la colectividad primitiva... Al contrario, para de este mundo antiguo!"). Impulsando las utopías sociales
citar ejemplos de efectos directos, señalemos que la socie- y las investigaciones estéticas de la Bauhaus o del construc-
dad de consumo instituida por la lógica de las necesidades tivismo ruso, ese nuevo mito privilegia las figuraciones del
de la producción y el empleo de nuevos materiales, han futuro plasmadas en unas ciudades radiantes y el tiempo
modificado profundamente nuestra relación con el obje- histórico lineal donde se encuentra proyectada la realiza-
to e instalado en nosotros la conciencia de lo efímero del ción final de una sociedad ideal así como la funcionalidad
mismo modo que el desarrollo de los media han impuesto del objeto, de la arquitectura y del urbanismo. Utopía y fun-
la figura del simulacro. cionalidad acotan el campo nocional de la modernidad.
El término de modernidad puede ser entendido -lo Entre los fenómenos reacciona/es citemos la filosofía
sabemos- como que describe los tiempos modernos pero de Bergson, que se muestra sobre todo, en el dominio de la
se encuentra reactivado, bajo otras formas, al final del siglo temporalidad. Esta filosofía alimenta A la recherche du temps
XIX y a comienzos del siglo xx. Así entendida, la moder- perdu y los debates en torno a la concepción del arte por
nidad se funda sobre una revolución tecnológica y cien- el arte o de la autonomía del arte, tan querida por otras
tífica y una nueva fase de expansión del capitalismo que vanguardias como el expresionismo, concepciones que re-
corresponde al desarrollo del imperialismo clásico funda- chazan, a su manera, el culto a la funcionalidad; esta filo-
do sobre la explotación de los países suministradores de sofía suscita también la exaltación de la intuición y de la
228 LASOCIOCRÍTICA PARA UNA DEFINICIÓN DE LA NOCIÓN DE IDEOLOGEi\1A 229

espiritualidad como formas de conocimiento, exaltación de conciencia y una toma en cuenta previas de estas dis-sin-
que tiende a desmitificar el culto a la razón. En México, El cronías. El modernismo, considerado en esta perspectiva,
Ateneo de la juventud, primero, y después, en el decenio de transcribe, por (y en) unas construcciones poéticas y por (y
los años 1920-1930, el grupo de Los contemporáneos, testi- en) unos sistemas semióticos, el proceso extremadamente
monian el impacto de estos efectos compensatorios, igual complejo en el curso del cual la interiorización por el suje-
como, por otro lado, la familia de pensamiento que se ha to cultural de esas dis-sincronías (esos desfases) actúa sobre
reagrupado más tarde alrededor de Octavio Paz. el imaginario social y remodela sus representaciones.
Ahora bien, está claro que esta apología de la irracio- El hombre moderno es el que es, el que se cree o el que
nalidad, la toma en consideración por Bergson de la inte- es percibido como diferente no solamente de sus contem-
rioridad, o incluso la exploración por Proust del tiempo poráneos sino incluso de todos los que le han precedido
pasado y de la memoria, que, unas y otras, corresponden en la Historia. En un mundo en el que fuéramos todos mo-
a tomas de posición reaccionales contra los efectos produ- dernos no habría modernidad. La extrapolación de esta
cidos por los factores históricos de la modernidad, parti- indicación permite definir el periodo de la modernidad
cipan de sistemas filosóficos o poéticos a la vez complejos por el carácter incompleto de la modernización, dicho de
y radicalmente innovadores. Aun denunciando en cierto otro modo, por la "sincronía de lo no-sincrónico" (lo "dis-
nivel las derivas de los valores que acompañan al proceso sincrónico "), es decir, por la coexistencia de realidades
histórico que los arrastra, estos sistemas de pensamiento que emergen de diferentes momentos de la Historia. El
L proceso de Kafka realizaría esta estructura, si nos atenemos
' quedan sin embargo marcados por los estigmas de la mo-
dernidad. Estas contradicciones internas señalan sin duda a la lectura que de él hace Frederic Jameson:
11
la dinámica de todo proceso. Desearía, sin embargo, in- Joseph K es un joven banquero que vive para su trabajo, un solM
li tentar explicar cómo y por qué este tipo de tensiones no- tero ~ue pasa sus tardes ociosas en una taberna y para el que los
cionales es más particularmente constitutivo del serna de dommgos son penosos, cuando no se vuelven más penosos inclu-
la modernidad. Constato por otra parte que, en los dos so por las invitaciones que le hacen sus colegas de trabajo para
1
¡ participar en reuniones sociales profesionales insoportables. En
i últimos decenios del siglo XIX, en el momento en el que medio de este aburrimiento de una modernidad organizada, sur-
! se inicia la polémica que, en el dominio de la teología y ge de pronto algo un poco diferente y es precisamente esta vieja
de la exégesis, opondrá los modernistas y los integristas, el burocracia arcaica que acompaña la estructura política del impe~
dec~dentismo se pone de moda con la aparición en 1885 rio. Tenemos así una coincidencia muy sorprendente: una eco-
de A rebours, de Huysmans. Ahora bien, la noción de deca- nomía moderna o al menos en proceso de modernización, y una
estructura política antigua ("Modernity after Postmodernism",
dencia que -señalémoslo- obsesiona el final del siglo XIX Sociocriticism, V-2, 1989, pp. 23-41).
pero que ha desaparecido de nuestro horizonte cultural,
implica una puesta en perspectiva de la temporalidad, y El sentimiento de la modernidad corresponde a la inte-
una dinámica. riorización por el sujeto cultural de los efectos producidos
Este nuevo valor que es la modernidad no puede en por estos desfases del desarrollo, factores de choque más
efecto surgir más que en el contexto de una moderniza- o menos graves. Remito al origen de la noción de moder-
ción incompleta. No se puede uno sentir moderno más nismo en la historia del pensamiento francés, a saber, un
que en la medida en que los que están alrededor suyo no conjunto de doctrinas que apuntan a renovar la exégesis,
lo son; uno no puede aspirar a serlo más que cuando se la teología y la doctrina social de la iglesia católica para po-
siente atrasado en relación con los que están alrededor. Di- nerlas de acuerdo no solamente con lo que se cree que son
cho de otro modo, sea cual sea el caso de la figura tratada, las necesidades de la época, sino incluso y sobre todo con
el concepto de modernidad no puede existir sin una toma el estado de los conocimientos científicos. En una Francia
230 LASOCIOCRÍTICA PARA UNA DEFINICIÓN DE LA NOCIÓN DE IDEOLOGEMA 231

que permanece, en su aplastante mayoría, rural, y donde Volvamos entonces sobre la naturaleza de este umbral
el mito de la ciencia no opera nada más que para una pe- que nos haría pasar de una era a otra era nueva: coincide
queña minoría de intelectuales, los integristas se oponen a con la llegada de la tercera revolución industrial, inmedia-
la interpretación simbólica del mensaje erístico que hace tamente después de la segunda guerra mundial y con la
esta corriente de pensamiento, irónicamente calificada por última fase de la expansión del capitalismo internacional.
ellos de "modernista". Este esfuerzo de adaptación hecho Este proceso de expansión reabsorbe progresivamente las
por algunos para hacer coincidir un tiempo presente con últimas zonas de no-sincronía que resultan de la moder-
las mentalidades ancladas en el pasado y, por otra parte, la nidad, integrándolas en un sistema económico, político y
imposibilidad en la que se encuentran los otros para acep-: cultural que el sujeto cultural presenta como totalmente
tar esta actualización, trascriben con una gran precisión homogéneo a más o menos largo término. Es a la pro-
la diferencia que separa, en el campo de lo simbólico, dos yección imaginaria de este espacio que está por venir a lo
momentos de la historia diferentes. que nosotros llamamos posmodernidad. Esta proyección
Si la homogeneización que ha afectado a la sociedad imaginaria y esta dimensión visionaria, construidas, una y
francesa ha borrado las huellas de esta fractura, ¿cómo no otra, sobre la extrapolación a la cual se abandona el sujeto
ver que este debate se ha desplazado en el tiempo y en el cultural a partir de lo que él víve e interioriza en su coti-
espacio haciendo estallar la cohesión de las sociedades que dianeidad, amputan el imaginario social de toda dimen-
permanecían hasta ese momento fuera del proceso de ho- sión utópica y, en estas circunstancias, las revoluciones no
mogeneización económica y cultural? A la luz de estos dos pueden ser otra cosa que simulacros (mayo del 68, movida
ejemplos sucesivos de integrismo que nos da la historia, española, liberación sexual...).
es claro que el proceso de homogeneización que, a partir Este ideologema (la posmodernidad), bien pensado,
de los países llamados, significativamente además, avanza- me parece que transcribe fielmente la interiorización por
dos, se extiende actualmente a los países del tercer mundo, parte del sujeto cultural de una vísión de lo que está por
constituye el factor esencial de lo que designamos con el venir que sería definida por el término, el punto de llega-
nombre de posmodernidad. Este periodo se muestra, por da de esta marcha progresiva hacia una homogeneización
ello, estrechamente articulado sobre el precedente cuyas socio-económica y socio-cultural total. Esta dimensión ví-
tendencias realiza y acentúa, tendencias exacerbadas de al- sionaria genera una angustia colectiva cuyas huellas y sín-
guna manera por el desarrollo lógico de los factores histó- tomas se inscriben en las construcciones, las semióticas y
ricos fundadores de la modernidad. Se comprende enton- las estructuras poéticas y narrativas. Esta angustia está, sin
ces que esta misma exacerbación pueda provocar efectos embargo, ya ahí, en el vacío semántico del ideologema que
reaccionales y compensatorios de una gran fuerza. se ha impuesto y que transcribe la imposibilidad e'h la cual
Pero parece también que este ideologema -la posmo- nos hallamos de denominar el Tiempo a cuyo umbral es-
dernidad- no es extensible, por el momento, al conjunto tamos.
de las sociedades. Las estructuras macroeconómicas hacen
aparecer zonas que permanecen todavía en la m?derr;i-
dad, definidas como acabo de hacerlo por la coexistenCia 9.5. CULTURA Y MUNDIALIZACIÓN
de "dis-sincronías"-, zonas que corresponden a los países
del tercer mundo. El cumplimiento de la modernización Los contornos de las prácticas culturales están sufrien-
corresponde, pues, al fin de la modernidad y la entrada en do una serie de rectificaciones debidas al impacto del pro-
una era nueva que llamamos posmodernidad porque no ceso de mundialización que se está desarrollando. Antes
sabemos cómo calificarla. de cuestionar el proceso de esta articulación debemos, en
232 LA SOCIOCRÍTICA PARA UNA DEFINICIÓN DE LA NOCIÓN DE IDEOLOGEi\1A 233

primer lugar, tratar de definir el sentido y el significado del cional, el obrero, el funcionario, el policía, el deportista, el
vocablo cultura. estudiante, el alumno, el profesor, el político, el abogado,
Cada uno de nosotros vive rodeado por un universo de el juez, el clérigo, etc. Descartaré, de momento, estas re-
vocablos en el que está totalmente y profundamente in- presentaciones generadas por la palabra en los respectivos
merso. Hemos interiorizado este universo y este funciona sujetos transindividuales de un mismo período histórico.
como un velo de mediación que nos permite nombrar y Lo que me interesa ahora en efecto es, por una parte, lo
por lo mismo reconocer la realidad o, mejor dicho, lo que que un vocablo significa generalmente en la vida cotidiana
creemos que es la realidad. Solemos dar por cierto que y, por otra, la manera como éste se inserta en formacio-
este universo semiótico es algo estable y, digamos, peren- nes discursivas sucesivas, en la diacronía: qué adjetivos se
ne. Dicho de otra forma, actuamos y hablamos de manera le adjunta, con qué expresiones se le asocia, en qué prác-
no-consciente como si los vocablos que utilizamos en nues- tica semiótica está empleado y en qué ocasiones, etcétera.
tra vida cotidiana hubieran existido siempre con la misma Esta reconstitución diacrónica de lo que ha significado un
significación, como si esta no hubiera cambiado. vocablo en las diferentes épocas del pasado resulta difícil
Sin lugar a duda, parte del vocabulario de una lengua y por lo mismo discutible por demasiado aproximativa, ya
se va perdiendo; surgen nuevas expresiones y la lengua se que la precisión de esta significación depende de varios
renueva constantemente. Es esta una primera forma de re- factores individuales y colectivos, pero se suele considerar
novación, la más fácilmente perceptible, que da cuenta de que nos podemos fiar de las acepciones que proponen los
las modificaciones que intervienen en la infraestructura, diccionarios históricos, por lo menos para tener una idea
pero otras modificaciones trastornan la semántica de for- de su sentido.
ma mucho más solapada y de manera más radical. Es esta Más allá de este universo de significantes supuestamen-
la que me va a interesar. te perenne y estable a primera vista, el flujo de la historia
En este caso, no cambian los significantes pero el sen- no se detiene nunca, ocasionando distorsiones entre sig-
tido de los significantes sí evoluciona más o menos brusca- nificantes y significados. Los neologismos no son suficien-
mente o más o menos solapadamente. Como el Arcipreste tes, ni el renuevo perpetuo de la lengua, para colmar estas
de Hita comemos cada día pan pero el pan del Li!Jro de brechas. Los referentes cambian pero la lengua no puede
Buen Amor no era exactamente el nuestro. En un ensayo cambiar constantemente la red de significantes para adap-
anterior recordé la definición que Covarrubias da del ítem tarse a las rectificaciones que afectan a los referentes. El
"trabajo": "el cuydado y diligencia que ponemos en obrar continente del significante se aleja constantemente del
alguna cosa, especialmente las que son manuales que por continente del significado a más o menos alta velocidad
eso llam'1tmos trabajadores a los que las exercitan", defini- con arreglo al ritmo del 1bdo histórico. Es evidente que este
ción que nos remite a la vez al campo de la ética y al campo juego que se instala entre los dos espacios se presta a toda
del materialismo dialéctico en la medida en que evoca de clase de manipulaciones, equívocos, confusiones o polé-
manera absolutamente sorprendente el valor de uso que K. micas. Por lo general, dichas rectificaciones no son sufi-
Marx opone al valor de cambio. De todas formas, esta defi- cientemente evidentes para que las podamos percibir de
nición dista mucho de lo que entendemos por "trabajo" en inmediato o a corto plazo. No pasa lo mismo con las expre-
los días actuales. Supongo que podríamos hacer observa- siones o las palabras que se refieren a los puntos clave de
ciones similares a propósito de gran parte del vocabulario la vida social, entendida en un sentido amplio, o a las su-
que estamos manejando cada día. Es evidente también que puestas nociones encargadas de reproducir el conjunto de
el término "trabajo" no significa lo mismo para el desem- los valores morales o sociales. El proceso de rectificación
pleado, el jubilado, el ejecutivo de una empresa multina- semiótica es tanto más fuerte cuanto más en disputa está
234 LASOCIOCRÍTICA PARA UNA DEFINICIÓN DE LA NOCIÓN DE IDEOLOGEMA 235

una problemática cuyo soporte aparente no es nada más sar Oudin, de la misma época (la primera edición es de
que una palabra. Ciertas palabras, en efecto, condensan 1607), cultura está traducido por: "labourage, culture, cul-
y cristalizan, digamos, los grandes cuestionamientos que tivement" y, luego, parece excluir el empleo metafórico
agitan una sociedad en un momento determinado de su que sin embargo está presente en el caso de culto ("Culto
inserción histórica. Tal es el caso en mi opinión de las dos por labrado: élaboré, orné, poly, accoustré proprement"). César
palabras que nos interesan aquí. Oudin no conoce pues el término de culture en su sentido
Para mejor entender cómo funciona este proceso de metafórico, y la serie de sinónimos que propone por culto,
rectificación, remito a la manera como se puede desplegar aunque algo distinta de la serie de Covarrubias, incluye un
un abanico o abrir las páginas de un libro. Si abrimos de adjetivo interesante ('vestido con elegancia') que remata
esta forma la portada de un vocablo vemos que este se pre- la descripción del grupo social al cual se atribuye la calidad
senta con dos tipos de estructuraciones, una estructura- de ser culto.
ción semántica y una estructuración de valores. Cualquier En el Dictionnaire de la langue fran(aise classique, de J.
alteración que afecte a una de estas dos estructuraciones Dubois et R. Lagane (París, Berlín, 1960), que presenta el
desestabiliza el sistema semiótico privativo de la palabra vocabulario vigente en el siglo xvn, viene el verbo cultiver
implicada, vaciando a esta palabra de todo contenido se- con un solo sentido: "Entretenir de bonnes relations avec
mántico antes de re-estructurarse y generar un ideologema quelqu'un".
o un nuevo ideologema. En adelante, este ideologema va a En el Diccionario de Autoridades (1729) está reseñado el
infiltrarse en el discurso social y funcionar en este discurso vocablo cultura y definido de la forma siguiente: "metapho-
social como una placa giratoria que redistribuye en todas ricamente es el cuydado y aplicación para que alguna cosa
las prácticas semióticas su contenido, un contenido que ya se perficione: como la enseñanza en un joven para que
ha venido a ser esencialmente ideológico (sobre esta defi- pueda lucir su entendimiento".
nición del ideologema, véase supra). Veamos lo que pasa También está señalado cultivo con un sentido algo pa-
con la "noción" de cultura. recido: "metaphoricamente es la disposición de los medios
El término no existe en el diccionario de Covarrubias para que alguna cosa llegue a su entera perfección".
(1611). Sólo aparecen los ítems cultivar y éulto. Dice Cova- En cuanto a culto, dice: "se aplica regularmente al estilo
rrubias de cultivar: "Propiamente es labrar la tierra para puro, limpio, terso y elegante y al que le usa.- Por abuso
que dé fruto, a colendo. Cultivado, cultura, agricultura. Cul- se aplica al estilo afectado y a la persona que usa de voces
tivar el ingenio, exercitarle, a verbo colo, colis". Y de culto: peregrinas y poco intelegibles, huyendo de la pureza que
"Viene del verbo colo, que sinifica pulir y adornar; así que debe tener un buen estilo".
el lenguaje culto es un modo de hablar bien trabajado y Francisco Sobrino, en su Diccionario nuevo de las dos len-
cultivado para el púlpito, digno de las materias altas y divi- guas española y francesa (1734), no difiere de estas definicio-
nas que en él se predican, apacible al oído, honesto y casto, nes, al menos en cuanto confiesa utilizar el diccionario de
no mal sonante ni descomedido". la Academia (Diccionario de Autoridades). Hay que observar,
Interesante es notar que el vocablo cultura, que a prin- sin embargo, que Sobrino no menciona el francés culture
cipios del siglo xvn no parece existir todavía, va a surgir en su sentido metafórico. En efecto, en la Primera Parte
más tarde, convocado por el adjetivo culto, en el contexto (español/francés) dice:
de la oratoria sagrada y de una serie de valores morales (la Cultura, metaph.: le soin et application de perfection-
castidad, la honestidad, la mesura) privativos de "la gente ner quelque chose.
honrada". Cultura: culture, labourage (culture se entiende aquí
En el Tesoro de las dos lenguas española y francesa, de Cé- como sinónimo de labourage ya que, si no fuera el caso, el
236 LA SOCIOCRÍT!CA PARA. UNA DEFINICIÓN DE LA NOCIÓN DE IDEOLOGEMA 237

sentido metafórico hubiera sido mencionado en el ítem han la "noción" de cultura con el campo de la religión y de
anterior). Jo sagrado. Más importante, sin embargo, es lo que sigue.
· Estilo culto: maniere de parler affectée et obscure. Ma- Prosigue en efecto Casares: (2) "Resultado de este mejora-
niere de parler nettement et élégamment. miento, en el individuo y en la sociedad", definición que se
Culto: enseigné, instruit. encuentra también además en el Diccionario de la Academia
En la Segunda Parte (francés/ español): (ed. de 1947): "Resultado o efecto de cultivar los conoci-
Cultiver, en parlantdes terres: cultivar, cultiver des plan- mientos humanos y de afinarse por medio del ejercicio las
tes, des arbres, des fleurs: cultivar plantas, árboles, flores. facultades intelectuales y morales", y que se repite en el
Culture: fa<:on qu' on donne aux terres, aux vignes. Diccionario de uso del español, de María Moliner, aunque en
Cuando aparece por primera vez en un diccionario en este caso podemos observar algunas formulaciones especí-
el siglo XVIII, el vocablo cultura reproduce, pues, fielmen- ficas que examinaremos más adelante. Dice Moliner para
te, a nivel de la metáfora, su etimología: remite a una acti- la segunda acepción del término: "Conjunto de los cono-
tud moral y a una acción que está en servicio de la perfec- cimientos no especializados adquiridos por una persona
ción. Me llama la atención lo parecido de esta defi.nición mediante el estudio, las lecturas, los viajes, etc.".
con la defi.nición que Covarrubias da del ítem 'trabajo' Hasta ahora la cultura se entendía como una virtud
("el cuydado y diligencia que ponemos en obrar alguna aplicada a construir un ideal de perfección; estaba orien-
cosa" 11 "el cuydado y aplicación para que alguna cosa se tada hacia un algo ideal que quedaba por edificar, pero
perfi.cione"): el trabajo y la.cultu~a se nos pres;ntan. como ahora, en el siglo xx, es algo ya edificado, ya construido cuya
dos modalidades de una misma VIrtud que sena mdiferen- existencia precede al surgimiento del sujeto como tal. En
temente el cuidado, la diligencia o la aplicación en servi- adelante, en las democracias burguesas, la cultura va a fun-
cio de la perfección. Su entorno semiótico viene acotado cionar como una realidad primera. Se le podría aplicar la
por los adjetivos que definen culto: "puro, limpio, terso y fórmula utilizada por Althusser referente a la ideología y
elegante", pero proyecta también a un medio ambiente afirmar que ella me interpela como sujeto, fórmula que ¡,'
específico: "... terso y elegante y al que lo usa", Jo cual apo- equivale, de hecho, a plantear la cuestión del advenimien-
ya las observaciones de César Oudin ("accoustré propre- to del sujeto y de su alienación por un ya-aquí ideológi-
ment" o sea: "vestido con elegancia"), que remite a una co, inscrito tanto en las prácticas sociales e institucionales
élite socioeconómica. El adjetivo culto, por otra parte, se como en el lenguaje (véase más arriba).
ha desplazado del campo de la práctica religiosa al campo Regresando a las definiciones de María Moliner, se nota
(nada alejado además en aquella época) de la educación, con la mayor nitidez cómo el sistema semiótico-ideológico
mientras que culto pasa de la práctica oratoria a la práctica de la palabra resulta radicalmente transformado no solo
literaria escrita. por la perversión del sistema que acabamos de ver, sino
En el siglo xx (a mediados de siglo), el serna del mejo- también en otros aspectos. Las virtudes morales (aplica-
ramiento sustituye al serna de la perfección, en el Dicciona- ción, diligencia, cuidado, perfección) han desaparecido,
rio ideológico de la lengua española, de julio Casares, en el que sustituidas por el conocimiento, el estudio y la experien-
la cultura viene definida como: ( 1) "Mejoramiento de las cia. Pero ella prosigue en el apartado que sigue al anterior
facultades físicas, intelectuales y morales del hombre". Esta citado: "Conjunto de Jos conocimientos, grado de desarro-
es la primera rectificación importante, en la medida en llo científico e industrial, estado social, ideas, arte, etc., de
que, con esta modificación, pasam~s del plano de lo abso- un país o una época: 'La cultura clásica. La cultura mo-
luto y de la ética al plano de lo relatiVO y del empmsmo. Ya derna"'. Para entender m!'jor el alcance de este apartado
han desaparecido los últimos enlaces explícitos que liga- remito a lo que propone Emile Littré en su Diccionario, de
238 LA SOCIOCRínCA PARA UNA DEFINICIÓN DE LA NOCIÓN DE IDEOLOGEMA 239

1866: después de tres definiciones que se refieren, de una visión original humanista en la que se enraizó la "noción"
forma u otra, al cultivo agrícola, termina con una cuarta a principios del siglo xvm ("aplicando la primera palabra
que dice brevemente lo siguiente: "La culture des lettres, al grado de perfeccionamiento social o de las relaciones
des sciences, des beaux-arts". Sobre este pasaje de Littré humanas ... ") y, por otra, una dimensión materialista que
conviene hacer dos observaciones: la primera es que la im- ya se nos presenta como hegemónica y que relaciona ex-
portancia mínima que concede a la acepción metafórica plícitamente la cultura con el "desarrollo científico e in-
sugiere que el vocablo tiene, en su época, un índice de dustrial".
recurrencia relativamente bajo, por lo menos si se compa- En el diccionario de María Moliner aparece, pues, per-
ra con la recurrencia que presenta en los días actuales; la fectamente cuajado el ideologema cultura que operó a lo
segunda es que mientras que Littré sólo menciona los cam- largo del siglo xx hasta, más o menos, el decenio de los
pos del conocimiento, Moliner, un siglo más tarde, evoca ochenta, sin que, de momento, me parezca posible deter-
los conocimientos especializados o no especializados y el minar con precisión el momento de su aparición. Un ideo-
grado de desarrollo científico e industrial. logema cuyo sistema semiótico:
En esta última parte de la definición, asoma la valora- l. Presenta la cultura como un espacio preexistente al
ción de la producción industrial y del mercado, mientras sujeto, con las consecuencias que evocaba yo más arriba,
que, originalmente, nos estábamos moviendo en el campo o sea la interpelación del sujeto por un ya-aquí (la adqui-
de lo sagrado y de la ética. Pero este mismo apartado se- sición en efecto implica la preexistencia de lo que se ad-
gundo de Moliner introduce otrá dimensión cuando hace quiere). Insisto en esta diferencia radical con arreglo a la
constar que en el siglo xx se entendía una cultura como definición dada en el siglo anterior, en la que se presenta-
privativa de un país o de una época. Efectivamente, una ba la cultura como una virtud aplicada a la búsqueda de un
cultura, tal como se entiende el vocablo hoy en día, solo ideal de perfección.
existe en la medida en que se diferencia de las demás y sus 2. Se estructura en torno a los sernas de la instrucción
límites vienen señalados por un sistema de diferenciación, del progreso y del desarrollo industrial. En este plano, se no:
cualesquiera que sean las divisiones y la tipología adopta- tará en el tiempo transcurrido entre la definición de Emile
das (culturas nacionales, regionales, de clase, etc.). Littré y la de María Moliner, o sea, más o menos en un
No pasemos por alto el último apartado ("Se ha pro- siglo, la desaparición de los campos de la literatura y de las
puesto, sin que haya llegado a cuajar la idea, una distin- bellas artes así como la reducción de la concepción de las
ción entre "cultura" y "civilización", aplicando la primera ciencias al "desarrollo científico e industrial" o al "progre-
palabra al grado de perfeccionamiento social o de las rela- so científico y material". Los tres sernas puestos en escena
ciones humanas y reservando la segunda para el progreso aquí delimitan un horizonte fácil de identificar como el
científico y material"), que, a primera vista, contradice el transfondo de la historia de nuestras sociedades desde la
contenido del apartado anterior en el que la cultura viene segunda mitad del siglo XIX (a partir del positivismo) hasta
definida como el "conjunto de los conocimientos, grado la segunda guerra mundial aproximadamente.
de desarrollo científico e industrial [ ... ] de un país o una 3. A pesar de que distingue dos niveles -el individual y
época". Esta definición en efecto, según el último aparta- el colectivo (una persona, un país, una época)-, pone de
do, correspondería pues a la "civilización". En realidad, no relieve y valora especialmente el sema de la diferencia;
se trata de una contradicción sino de una ambigüedad sig- 4. relaciona la "noción" de cultura con la élite. Esta ca-
nificativa que da cuenta del proceso de deconstrucción se- racterística se puede descifrar también en el entorno se-
mántica e ideológica que está operando, en la medida en miótico del ideologema, con la definición del adjetivo culto
que coexisten en unos renglones, por una parte algo de la que da el mismo diccionario:

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240 LA SOC!OCRÍTICA PARA UNA DEFINICIÓN DE U NOCIÓN DE IDEOLOGEMA 241

"Culto,-a: [... ] 2. -(aplicado a las personas) 'Ilustra- na!, sobre el esquema manifiesto de: nosotros (los andaluces,
do. Instruido'. Poseedor de conocimientos aprendidos los españoles, los franceses etc.) somos todos semejantes pero distin-
por el estudio, la lectura, etcétera. -(aplicado a países) tos a nuestros vecinos o a las demás nacionalidades. En efecto,
En posesión de una cultura adelantada. -Se aplica a las la cultura, tal como la hemos entendido y la entendemos
palabras o expresiones usadas sólo por personas cultas todavía, es el espacio ideológico cuya función objetiva con-
o en lenguaje literario. -Específicamente a las palabras o siste en enraizar una colectividad en la conciencia de su
expresiones adaptadas del latín o el griego a un idioma, propia identidad. Repitámoslo: solo existe en la medida
que no han sufrido las modificaciones propias de la deri- en que se diferencia de las demás. Asume el papel objetivo
vación popular". de baluarte contra la doble amenaza que representan los
Más explícita todavía es esta concepción en el Dicciona- elementos supuestamente antisociales en el interior, y las
rio ideológico, en el que Casares presenta la lista de las ana- eventuales y siempre posibles agresiones desde fuera, por
logías siguientes: "cultura, civilización, progreso, adelan- lo cual se presenta a la vista como el sistema de represen-
tamiento, mejoramiento, perfección (Instrucción, etc., V. taciones más apropiado a la defensa de los intereses de las
Enseñanza), sabiduría, ciencia, arte, cortesía, costumbres, burguesías nacionales que imperan en las épocas corres-
etc., luces, ilustración, helenismo, hispanidad, indigenis- pondientes. En otro plano funciona como una memoria
mo, intelectualidad". colectiva que sirve de referencia y por consiguiente es vivi-
La distancia que separa, para un mismo significante, su da oficialmente como guardiana de continuidad y garante
contenido semiótico-ideológico original de lo que ha ve- de la fidelidad que el sujeto colectivo debe observar para
nido a ser al final del siglo XX, es, sin lugar a duda, im- con la imagen de sí mismo que de este modo recibe. Como
presionante. Pero hay que observar que el sistema de este representación de algo que sería una esencia nacional o,
ideologema es, en el mismo proceso de sus rectificaciones, de todas formas, colectiva, la cultura es el campo donde
una construcción histórica en la que queda almacenada lo ideológico se manifiesta con mayor eficacia, tanto más
la memoria de la evolución socio-económica de nuestras cuanto que se incorpora a la problemática de la identifica-
sociedades. Se levanta en efecto sobre las fases sucesivas ción donde la subjetividad es conminada a sumergirse en
de una revolución tecnológica y científica, así como sobre el seno de la misma representación que la aliena.
nuevas extensiones del capitalismo que han suscitado el Desde hace más o menos tres decenios, este ideologe-
mito del progreso debido al desarrollo de la ciencia y de ma ha venido a ser sin embargo un espacio de disputa y
la racionalidad aplicada a la producción, mito elaborado a polémica. Como sistema semiótico-ideológico resulta to-
partir de la filosofía positivista a mediados del siglo XIX, y talmente desestabilizado: en efecto, su estructura básica
que se ha prolongado más allá del final de la segunda gue- organizada en torno al concepto de diferenciación, se ve
rra mundial. A lo largo de este período se ha fortalecido puesta en tela de juicio, ya que al vocablo "cultura" se le ad-
el concepto de Estado-Nación, que llega a su apogeo con junta un adjetivo ("cultura mundial", "cultura industrial")
el papel de regulador que le confiere Keynes en el plano o un determinante ("cultura de masas") semánticamente
económico, y que está al servicio de los intereses económi- contradictorios con las nociones de "especificidades" u
cos de las burguesías nacionales, manteniendo las barreras "originalidades" que hacen que una cultura determinada
aduaneras, el orden y el respeto a la propiedad privada. En solo existe como tal por ser distinta a las demás. Desde este
este contexto, la cultura, cuya representación se estructu- punto de vista, la defensa que hace el gobierno francés de
ra como vimos en torno a un sistema de diferenciaciones, la "excepción cultural" es emblemática, ya que lo que se
desempeña un papel central en la necesaria construcción reivindica en esta postura es la salvaguardia de las culturas
de la cohesión y de la conciencia de una identidad nacio- nacionales. Se trata de impedir la mundialización de la cul-
242 LA SOCIOCRÍT!CA PARA UNA DEFINICIÓN DE LA NOCIÓN DE IDEOLOGEMA 243

tura. Y, en efecto, no tiene sentido hablar de una cultura Primero, un enfrentamiento de intereses económicos
mundial, ya que el serna de la diferenciación es incompatible entre Europa y Estados Unidos. La cultura, en efecto, ha
con el proyecto de globalización. Por lo mismo, visto a través venido a ser, merced a los enormes progresos técnicos de
del ideologema que nos interesa (todavia vigente, aunque las comunicaciones y multimedias, una fuente de acumu-
discutido), proponer una cultura mundial es en realidad lación considerable. Según la ONU, el volumen de los inter-
proponer la muerte de cualquier cultura o, por lo menos, cambios internacionales en este campo se ha incrementa-
la negación de lo que es (o lo que era) ésta hasta ahora y do, entre 1980 y 1991, de sesenta y siete a doscientos mil
desde el siglo XVIII. Desprovistos sucesivamente, primero millones de dólares. En los Estados Unidos, la cultura es
de su dimensión sagrada y, luego, de su dimensión sim- el sector más remunerador de las exportaciones del país
bólica colectiva, los objetos y las prácticas culturales ya se (más de treinta mil millones de dólares en 1997). La indus-
nos presentan como atrapados en la red mercantilista y to- tria del cine en los Estados Unidos extraía, en 1998, el 50%
talmente cosificados. Lo que nos amenaza entonces no es de sus ingresos, del extranjero (30% en 1980), y poseía
nada menos que la desaparición del nivel simbólico con el 70% del mercado europeo (56% en 1987), el 83% del
todas las consecuencias que esta desaparición puede pro- mercado latinoamericano y el 50% del mercado japonés.
vocar en la imaginación del sujeto y en la vida social. Las películas extranjeras proyectadas en los Estados Uni-
Esta desestabilización transcribe el relajamiento de los dos representan sólo el 3% del mercado. Y las concentra-
lazos de sujeción nacional: las sociedades industriales re- ciones de las actividades culturales en torno a unas pocas
sultan cada vez más integradas en la economía mundial, y empresas se aceleran tanto en la industria del cine como
las clases dominantes ya no tienen por qué interesarse por en la prensa o la televisión (F. Houtart, Délégitimer le capita-
el bienestar colectivo a nivel de la nación. Ya se nota cuán lisme. Reconstruire l'espérance, Bruselas, Colophon, 2005, pp.
claramente las rectificaciones sufridas por las estructuras 79-80).
del ideologema -en este caso, la pérdida de las representa- Estrechamente relacionada con este primer aspecto
ciones de los lazos cívicos y nacionales- transcriben el des- está la rectificación programada de los contornos del con-
vanecimiento del poder de las burguesías nacionales en
cepto de Estado-Nación, cuya esencia, como vimos más
provecho de una verdadera burguesía mundial que está
arriba, se halla transcrita en el serna de la diferencia, que
surgiendo.
Estamos, pues, en un momento de transición en don- constituye la estructuración central del ideologema. Este
de coexisten el ideologema del siglo pasado y el proceso serna implica una toma de conciencia de una identidad
de su deconstrucción, lo cual facilita todo tipo de mani- nacional, constantemente revivificada en las prácticas cul-
pulaciones. A nivel explícito, lo que está en disputa es el turales vigentes en todos los campos de la vida social de
alcance y el valor simbólicos de la cultura, frente a una una colectividad determinada. Este elemento afecta a las
concepción esencialmente mercantilista que la transforma capas más profundas del sujeto en la medida en que este se
en un producto de consumo, como los demás. Sin lugar a construye a sí mismo, en gran parte, en torno al punto de
duda así es en la realidad, pero detrás de estas posturas se referencia vital que representa el sentido de pertenencia
juega un enfrentamiento mucho más complejo y radical. que constituye a nivel simbólico. Es verdaderamente este,
Esta difracción entre el funcionamiento del ideologema y por lo mismo, un punto neurálgico que los discursos polí-
el funcionamiento del proceso de su deconstrucción, más ticos explotan con efectos máximos, como lo acabamos de
allá de la portada lisa, inocente, y tranquilizadora del vocablo comprobar en las polémicas que se han desencadenado
"cultura", transcribe por lo mismo una de las fases más im- recientemente con ocasiones múltiples (campañas para la
portantes del enfrentamiento geopolítico de la historia ratificación de la constitución europea, para preservar la
¡; contemporánea. concepción de los servicios públicos, "modelo europeo"
,,,,1!

11

~.
244 LA SOCIOCRÍTICA PARA UNA DEFINICIÓN DE LA NOCIÓN DE IDEOLOGEMA 245

de las relaciones sociales, o defensa de los componentes gradual pero sistemático del contrato social sobre cuya base se
naturales del queso "fermier" francés hecho con leche no edificó el Weljare State, una de las mayores conquistas sociales en la
historia de la civilización occidental, o sea, el seguro social como
esterilizada, etc.). En todos estos casos, cuando se maneja expresión de la solidaridad entre humanos y de la eficacia del
el concepto de excepción, lo que está en disputa no es nada sistema mixto subyacente. El desmantelamiento del contrato so-
más que el serna de la diferencia, o sea, que (esta utilización cial está muy avanzado en todos los países de la Unión europea
de la excepción) coincide con la defensa del contenido (Citado por Houtart, p. 28).
ideológico del ideologema. Por algo, el discurso de las corrientes neoliberales abo-
Pero, precisamente, el Estado-Nación es uno de los ga por "menos Estado" y por la destrucción del "Estado-
últimos obstáculos que se levantan frente a la progresión Providencia", tomando el pretexto de la deuda pública y la
triunfante de la globalización. En la fase anterior de exten- necesaria adaptación a las exigencias del mercado.
sión del capitalismo, la principal contradicción del sistema La disolución de la dimensión colectiva en la construc-
era la tendencia permanente a la sobreproducción (o al ción de la identidad del sujeto tiene algo que ver con algu-
subconsumo) debida a la inadecuación entre el salario y el nas características atribuidas a la llamada posmodernidad
reparto del producto social. Bajo la influencia de Keynes, o mundialización, y señaladas por G. Bois, tales como "la
se resolvió parcialmente el problema recurriendo a la in- desustanciación de la democracia" ("la crisis de la políti-
tervención política para proteger la paz social, necesaria ca de partidos, papel creciente del dinero en la vida po-
para aumentar la producción y, luego, el consumo de ma- lítica, cuestionamiento de alternativa real entre derecha
sas. El Estado intervenía como regulador o árbitro en las e izquierda, papel dirigente de los medios de comunica-
negociaciones entre los sindicatos y la patronal. Ahora, sin ción, conversión del ciudadano en consumidor y mero
embargo, el proceso de la mundialización y el control uni- espectador, etc.") o "la disolución del lazo cívico y social"
lateral por parte de los monopolios técnicos y financieros (G. Bois "A favor de una aproximación histórica a la mun-
de los centros dominantes, tienden a aniquilar los efectos dialización ", Izquierda y futuro, 3, Granada, 2003, pp. 3-4,
de las políticas nacionales (Véase Houtart, op. cit., p. 20). citado por A. Chicharro, El corazón periférico. Sobre el estudio
"La característica principal -escribe Fran~ois Houtart- es de literatura y sociedad, Granada, Universidad de Granada,
que hoy en día, el espacio de la gestión de la acumulación pp. 27-28).
ya no se corresponde con los espacios sociales y políticos" Lo que me llama más especialmente la atención es la
(!bid., p. 22). Las posibilidades de intervención del Estado coherencia objetiva que se va estableciendo en este mo-
son cada vez más limitadas. Aunque las empresas transna- mento histórico en el que vivimos, entre varios elementos
cionales necesitan instituciones que por una parte garan- que, a primera vista, se podrían considerar como simples
ticen la propiedad y el orden y, por otra parte, se hagan epifenómenos: cuestionamiento del papel del "Estado-Pro-
cargo de las infraestructuras, su estrategia consiste en limi- videncia" y hasta del Estado-Nación, rectificaciones de la
tar en todo lo posible las intervenciones del Estado y con- noción de cultura, demolición de las barreras aduaneras,
seguir que este desista de las responsabilidades que le in- descomposiciones de ciertas entidades nacionales, reagru-
cumbían hasta ahora en el sector de los servicios públicos paciones de otras, etcétera. Sin embargo, esta convergen-
(educación, salud, transportes públicos, energía, correos), cia no es casual sino el resultado de la lógica del sistema
para tener nuevos campos de explotación en donde inver- que se va extendiendo desde el decenio de los ochenta del
tir. Escribe Riccardo Petrella lo siguiente: siglo pasado y que hemos nombrado sucesivamente pos-
modernidad, transmodernidad y ahora, de manera mucho
Una de las mayores características en la evolución de las socie- más clara, mundialización o globalización (véase supra).
dades europeas desde los años setenta, es el desmantelamiento
Tales son las palabras en efe.cto que venimos usando para
246 LA SOC!OCRÍTICA PARA UNA DEFINICIÓN DE LA NOCIÓN DE IDEOLOGEMA 247

designar la última fase de expansión del capitalismo, pero fábrica de Ford en el estado de Ohio, con piezas de re-
¿qué realidad se oculta detrás de la palabra? cambio fabricadas por Nissan en una fábrica de Tenessee
Sería muy ingenuo pensar que nos estamos encaminan- y 1u ego comercializadas por Ford y Nissan en los Estados
do hacia la construcción de una sociedad mundial de fra- Unidos y en Japón. Pregunta Reich: "¿Quién es Ford? ¿ Nis-
ternidad donde se compaginarían "la eficacia del mercado san? ¿Mazda?" (!bid.).
y la generosidad social" y reinaría una especie de auténtica El mismo estudioso precisa, en lo referente a la nacio-
"democracia planetaria". Con estas etiquetas verbales, es- nalidad de los obreros, que, en 1990, el 40% de los asala-
cribe Antonio Chicharro en El corazón periférico, tratamos riados de la IBM son extranjeros, proporción que sigue en
de reconocer el "proceso dominante en torno al cual se. aumento. Por otra parte, la mayoría de los 43 500 asalaria-
ordena la mayor parte de las transformaciones del mundo dos de la Whirlpool que trabajan en 45 países diferentes,
contemporáneo, en todas sus esferas de actividad, tanto no son americanos. De las 40 000 personas que emplea la
materiales como culturales. Dicho proceso apareció a los Seagan Technology, 27 000 trabajan en Asia. Sin lugar a
comienzos de los años ochenta (con raíces naturalmente duda podríamos multiplicar los ejemplos.
más antiguas) y no ha dejado de acelerarse después. Obtie- Con esta sencilla y rápida observación regresamos a lo
ne su fuerza en la convergencia de sus diversos resortes o que decíamos más arriba del desvanecimiento de las bur-
procesos constitutivos (económicos, políticos, culturales) y guesías nacionalistas y del cuestionamiento que afecta los
conduce al alumbramiento de una nueva sociedad posmo- fundamentos de su discurso ideológico, tal como estaban
derna de caracteres radicalmente nuevos" (Bois, 2003, p. grabados en el ideologema que nos interesa. Pero, ¿qué
3, citado por Chicharro). está pasando con este ideologema? Hemos visto que
Este proceso pasa primero por la interpenetración eco- coincide de momento su funcionamiento con el funcio-
nómica que desconoce las fronteras tanto en el sector de namiento del proceso de su rectificación, lo cual significa
los procesos de producción como en la comercialización, que lo que estaba y sigue transcribiendo se pone en tela
la financiación o la investigación científica. Un economis- de juicio y se cuestiona. Mientras tanto, el significante sin
ta de Harvard, Robert Reich, refiere varios ejemplos de embargo circula en todas las prácticas semióticas (cultura
dicha interpenetración que opera en todas las fases de la industrial, cultura de empresa, cultura del rap, cultura del
fabricación: así es como un coche deportivo, financiado Internet, etc.) y, las más de las veces, circula ya vaciado de
por Japón, diseñado en Italia, y armado en el estado de su significado anterior que se articulaba con un momen-
Indiana (Estados Unidos), México y Francia, lleva los más to histórico determinado. Ya está atrapado en la red del
recientes componentes electrónicos concebidos en el es- campo léxico del mercado en busca de nuevas formas de
tado de Nueva Jersey y fabricados en Japón (citado por estructuraciones.
Houtart, 2005, p.18). En cuanto a las imbricaciones de em-
presas, Reich señala también que, a principios de 1991, la
japonesa Mazda produce coches de marca Ford ~ro?e en
la fábrica de Mazda en Flat Rock (estado de Mrchrgan).
Parte de la producción se exporta a Japón donde se vende
con la marca de Ford. Otro vehículo concebido por Mazda
se fabrica en la fábrica de Ford en Louisville (estado de
Kentucky) y después es vendido en los depósitos de M~?a
en los Estados Unidos. Nissan concibe un nuevo camron
en San Diego (California): los camiones se arman en una

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