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MOGENS NISS
ROSKILDE UNIVERSITY, DINAMARCA
Y más adelante
También hay una cita británica de más o menos la misma época: En 1919 la
Mathematical Association escribió (Niss, 1981):
Damos ahora un salto a los tiempos modernos donde se han introducido nue-
vas facetas. Zoltan Dienes (en Wain, 1978) propone que
Como preludio al esquema que sigue en el que analizamos estas y otras ra-
zones relacionadas con la enseñanza de las matemáticas, tenemos que poner
de manifiesto que para que un argumento con este efecto evite ser circular
(“la razón por la cual enseñamos matemáticas es porque debemos hacerlo”)
¿POR QUÉ ENSEÑAMOS MATEMÁTICAS EN LA ESCUELA? 11
—requisito mínimo para un razonamiento que tenga sentido— tiene que ce-
ñirse y referirse a asuntos fuera de las matemáticas en sí mismas.
En las citas presentadas, así como en muchas otras publicaciones sobre
el problema de la justificación, encontramos dos categorías principales de
razones: las utilitarias y las de enseñanza en general. Más específicamente
nos encontramos con las siguientes
razones utilitarias
• las necesidades profesionales;
• que la gente tenga un dominio de su vida personal cotidiana;
• requisito previo para estudiar otras asignaturas;
y las siguientes
(Me gustaría que quedara claro que estos argumentos se dan como ejemplos
de lo que podemos encontrar escrito, y por tanto atributos asignados a la en-
señanza de las matemáticas por distintos autores de la especialidad. Así
pues, dichos argumentos no son necesariamente algunos en los que yo crea
o que yo sostenga).
Ambas categorías de argumentos se pueden invocar como ayuda en la
consecución de dos tipos distintos de fines globales de la enseñanza de las
matemáticas. El fin de la enseñanza de las matemáticas puede ser
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Si consideramos las dos categorías de argumentos con los tipos de fines que
acabamos de esbozar como dimensiones de nuestra problemática y las com-
binamos obtenemos lo que podríamos llamar matriz argumento-fin
Las cuatro casillas son no vacías, tanto desde una perspectiva analítica como
en el sentido de que podemos encontrarlas representadas en documentos y
escritos sobre la enseñanza de las matemáticas. En épocas y lugares distintos
se ha dado distinto peso a las distintas casillas. A menudo, la educación bá-
sica proporcionada por la sociedad ha estado dirigida a fines sociales. Por
ejemplo, el argumento utilitario de que las matemáticas tienen una impor-
tante contribución que hacer en la educación de la futura fuerza laboral (p.
e., en épocas anteriores: el hombre como una calculadora viviente) con la in-
tención de que la sociedad disponga de recursos para su mantenimiento y
desarrollo es un ejemplo importante de un par específico (argumento, fin)
que encaja en la casilla superior izquierda. Tradicionalmente, la educación
superior ha puesto relativamente más énfasis en fines individuales como, por
ejemplo, la enseñanza de las matemáticas como “ascensor”, fuerza que im-
pulsa, social (si un individuo es mejor en matemáticas que la media de sus
iguales en formación, ese individuo puede conseguir un empleo que le per-
mitirá alcanzar cotas sociales y económicas más altas (casilla superior dere-
cha)), o como medio de desarrollo personal (p. e. si se ha tenido éxito
aprendiendo muchas matemáticas difíciles en la escuela, se puede uno sentir
animado a comprometerse con otro tipo de empeños que exijan esfuerzo (ca-
silla inferior derecha)).
¿POR QUÉ ENSEÑAMOS MATEMÁTICAS EN LA ESCUELA? 13
Naturalmente, otras disciplinas y otros temas poseen una o más de estas pro-
piedades. Sin embargo las matemáticas tienen una trascendencia única para
la sociedad porque
a. más que ninguna otra disciplina, las matemáticas tienen esas cinco
propiedades al mismo tiempo;
b. en general hay una “irrazonable efectividad de las matemáticas”
(frase acuñada por el físico Eugene P. Wigner) que concierne a
muchos temas y áreas prácticas;
c. debido a (b), las matemáticas están íntimamente ligadas al funcio-
namiento y al desarrollo de la sociedad en general según se pone de
manifiesto en los siguientes sectores:
(1) otras asignaturas de carácter científico (física, ingeniería, biolo-
gía, información, economía, sociología, lingüística);
(2) áreas prácticas especializadas (predicción, toma de decisiones y
control en la esfera social), descripción y pronóstico de fenómenos
y acontecimientos en parcelas de la naturaleza, utilización y coloca-
ción de recursos naturales renovables o para extinguir, diseño,
manejo y regulación de sistemas industriales y técnico-sociales;
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Es verdad que estas implicaciones resultan casi utópicas. Aun así, conse-
guirlas sólo parcialmente representa un avance. Si queremos ir seriamente
en la dirección sugerida arriba, lo que queda no es silencio. El trabajo nos
llama.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Departament of Education and Science (DES)/Welsh Office, Committee of Inquiry
into the Teaching of Mathematics in Schools. (1982). Mathematics Counts
(‘The Cockcroft Report’). London: Her Majesty’s Stationery Office. [Traduc-
ción castellana, Las matemáticas sí cuentan. Madrid: MEC, 1985.]
Ministry of Education (ME). (1958). Teaching Mathematics in Secondary School.
Ministry of Education Pamphlet 26. London: Her Majesty’s Stationery Office.
Niss, M. (1981). Goals as a Reflection of the Needs of Society. En R. Morris (Ed.),
Studies in mathematics education (2, 1-21). Paris: UNESCO
Niss, M. (1994). Mathematics in Society. En R. Biehler et al. (Eds.), Didactics of
Mathematics as a Scientific Discipline (pp. 367-378). Dordrecht: Kluwer.
Wain, G. T. (Ed.). (1978). Mathematical Education. Wokingham and New York:
Van Nostrand Reinhold Company.