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TEXTO ARGUMENTATIVO

POR: Zahira Bernal Valles.

PANDEMIA Y DESACATO SOCIAL: LAS CONSECUENCIAS DE INCUMPLIR LAS


NORMAS.

Durante los últimos meses hemos visto numerosos casos de incumplimiento de las
normas de prevención contra la COVID-19 como fiestas clandestinas, reuniones
sociales, práctica de deportes grupales, entre otros. Es así, que desde que se inició el
estado de emergencia en nuestro país, se han registrado incontables casos de
personas que han infringido las normas de confinamiento y distanciamiento social
decretadas por las autoridades para prevenir la expansión de la COVID-19.

Estas transgresiones y desacatos se han visibilizado aún más a raíz de que las
restricciones personales han ido disminuyendo. En ese sentido, se han podido
apreciar diversas noticias acerca de fiestas clandestinas, reuniones sociales, personas
que transitan sin mascarilla, jóvenes practicando deportes colectivos, entre otras
situaciones que se encuentran prohibidas por la pandemia.

Todo lo anterior, deja al descubierto que el desacato a las normas es parte de la


cultura y costumbres de nuestra sociedad, en la que la transgresión a las reglas se ha
vuelto una práctica común y constante entre la población. Es así, que gran parte de la
población tiene una tradición contraria al respeto a las normas, por eso, para muchas
personas es más fácil desobedecerlas, aun cuando se les dice que eso podría
perjudicarlos. Un claro ejemplo de esto se refleja en un reciente caso de resistencia a
la autoridad, que terminó con un saldo trágico de un hombre muerto y un agente
policial herido en una trifulca, mientras se realizaba un operativo en un parque de la
Urbanización Playa Rímac en el Callao. Estas personas que manifiestan este
comportamiento errado prefieren continuar con su vida normal para no angustiarse por
la pandemia y se aferran a la idea irracional de que a ellos no les va a pasar nada,
pero este último hecho suscitado en el Callao ha demostrado que no siempre es así.

A modo de conclusión, podemos decir con certeza que a través de los diversos hechos
suscitados en este tiempo de pandemia, ha quedado demostrado que somos aún una
sociedad en desarrollo y que todo lo acontecido ha servido también para evidenciar
nuestras carencias donde hay mucho trabajo por hacer aún. Ojalá transitemos por un
camino más certero, para dejar de ser egoístas y más bien por el contrario ser cada
vez más empáticos con los demás.

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