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GUIA DE LOS FIELES

Para La Santa Misa Cantada


FORMA EXTRAORDINARIA DEL RITO ROMANO SEGÚN
LAS DISPOSICIONES DE S.S. BENEDICTO XVI EN EL MOTU
PROPIO SUMMORUM PONTIFICUM

II domingo de Adviento
Kyrial XVII - Adviento
Iglesia del Salvador de Toledo

-
II DOMINGO DE ADVIENTO
I clase, morado
Se omite el Gloria. Credo. Prefacio del Adviento o, en su defecto, de la
Santísima Trinidad.

Estamos ya en pleno adviento, o por mejor decir, en franca expectativa


de la venida del Salvador del mundo. La Iglesia quiere hoy elevarnos,
para que alcancemos a ver al que avanza hacia nosotros con dulce y
suave majestad. La ausencia de pecado y un deseo cada vez más
ardiente de llegar a Belén, acompañando a José y a María que viajan
escoltados de ángeles hacia Jerusalén, será nuestra mejor disposición
para este domingo y para la semana que con él empezamos.
Además del Mesías, a quien anuncian, dos grandes profetas iluminan la
liturgia de este domingo: Isaías y Juan Bautista. Isaías es el profeta por
excelencia del advenimiento mesiánico. La Iglesia nos hace oír su voz en
el introito; voz que resuena en la epístola y el evangelio, en que Cristo y
san Pablo se refieren a lo que él había dicho. El propio san Juan Bautista,
el último de los profetas y el inmediato precursor de Cristo, alegaba la
palabra de Isaías. Su lugar en la liturgia del Adviento desborda
ampliamente este segundo domingo. No hay día en que no nos haga leer
la Iglesia en maitines algún pasaje de sus profecías; de él se toman las
lecturas de los tres días de Témporas, y en la noche de Navidad son sus
palabras las que cantarán, en el Emmanuel nacido de la Virgen, las
grandezas divinas del Príncipe de la Paz. Dos enseñanzas principales
nos proporciona la misa de hoy: Jesús es el Mesías de los «pobres», de
todos aquéllos que, conscientes de su miseria, recurren a él (evangelio).
Es también el Salvador, tanto de los paganos como de los judíos; en
adelante, el pueblo de Sión será la Iglesia abierta de par en par a todas
las naciones de la tierra (epístola).

IGLESIA DEL SALVADOR DE TOLEDO –ESPAÑA-


A.D. 2020
ORACIONES PREPARATORIAS
PARA LA SANTA MISA
ORACIÓN DE OFRECIMIENTO DE LA MISA
Señor, concédenos poder participar con verdadero amor, atención y piedad en
la santa misa que te ofrecemos, primero, para adorarte y agradecerte todos
los beneficios que nos has hecho; segundo, para pedirte perdón de nuestros
pecados y los de todos los hombres; tercero, para suplicarte las gracias que
nos son necesarias para nuestra vida y para este día en concreto. Te ofrezco
en particular esta Misa de hoy para... (expresa aquí la intención que quieras).
Concédenos, Señor, asistir a esta Misa con los mismos sentimientos de amor
y piedad de tu Madre al pie de la Cruz. Con el espíritu y fervor con que la
vivieron los santos. Te suplico que nos ayudes a prepararnos para recibirte
dignamente, lo mejor que podamos. Amén.

ORACIÓN DE SAN AMBROSIO


Señor mío Jesucristo, me acerco a tu altar lleno de temor por mis pecados,
pero también lleno de confianza porque estoy seguro de tu misericordia.
Tengo conciencia de que mis pecados son muchos y de que no he sabido
dominar mi corazón y mi lengua. Por eso, Señor de bondad y de poder,
con mis miserias y temores me acerco a Ti, fuente de misericordia y de
perdón; vengo a refugiarme en Ti, que has dado la vida por salvarme, antes
de que llegues como juez a pedirme cuentas.
Señor no me da vergüenza descubrirte a Ti mis llagas. Me dan miedo mis
pecados, cuyo número y magnitud sólo Tú conoces; pero confío en tu infinita
misericordia.
Señor mío Jesucristo, Rey eterno, Dios y hombre verdadero, mírame con
amor, pues quisiste hacerte hombre para morir por nosotros. Escúchame,
pues espero en Ti. Ten compasión de mis pecados y miserias, Tú que eres
fuente inagotable de amor.
Te adoro, Señor, porque diste tu vida en la Cruz y te ofreciste en ella como
Redentor por todos los hombres y especialmente por mí. Adoro, Señor, la
sangre preciosa que brotó de tus heridas y ha purificado al mundo de sus
pecados.
Mira, Señor, a este pobre pecador, creado y redimido por Ti. Me arrepiento
de mis pecados y propongo corregir sus consecuencias. Purifícame de todos
mis maldades para que pueda recibir menos indignamente tu sagrada
comunión. Que tu Cuerpo y tu Sangre me ayuden, Señor, a obtener de Ti el
perdón de mis pecados y la satisfacción de mis culpas; me libren de mis
malos pensamientos, renueven en mí los sentimientos santos, me impulsen
a cumplir tu voluntad y me protejan en todo peligro de alma y cuerpo.
Amén.
A SPERGES ME

(Sólo en la misa mayor del domingo)


El rito del “Asperges” consiste en rociar agua bendita sobre el altar, los ministros y el
pueblo fiel mientras se entona dicha antífona. Tomado de la noche de Pascua, este rito nos
recuerda nuestro bautismo y la condición de estar en gracia de Dios y limpios de pecado
para asistir con verdadero fruto a la Santa Misa. Este rito se hace los domingos en la Misa
Mayor en recuerdo de que en la Pascua del Señor hemos sido purificados de todo pecado.
Al llegar al altar, el sacerdote entona la Antífona.
DE PIE

Me rocia-
rás, Señor
con el hiso-
po y seré
purificado.
Me lavarás
y seré más
blanco que
la nieve.
Sal.50. Ten
piedad de
mí, Señor,
según tu
gran mise-
ricordia.
Gloria al
Padre y el
Hijo y al
Espíritu
Santo.
Como era
en el
principio,
ahora y
siempre, y
por los si-
glos de los
siglos.
Amén
En el domingo de Pasión se omite el Gloria Patri.
Repetida la antífona Asperges, el sacerdote canta:

V/.Ostende nobis, Domine, V/.Muéstranos, Señor, tu


misericordiam tuam. misericordia.
R/. Et salutare tuum da nobis. R/.Y danos tu salvación.
V/.Domine, exaudi orationem meam. V/. Señor, escucha mi oración.
R/. Et clamor meus at te veniat. R/. Y llegue a ti mi clamor.
V/.Dominus vobiscum. V/.El Señor esté con vosotros.
R/. Et cum spiritu tuo. R/. Y con tu espíritu.
V/.OREMUS: Exaudi nos, Domine V/.OREMOS: Ecúchanos, Señor santo,
sancte Pater omnipotens, aeterne Padre omnipotente, Dios eterno; y
Deus: et míttere digneris sanctum dígnate enviar a tu santo ángel
Angelum tuum de caelis, qui para que guarde, favorezca,
custodiat, foveat, protegat, visitet proteja, visite y defienda a todos
atque defendat omnes habitantes los que habitan en esta morada.
in hoc habitáculo. Per Christum Por Cristo nuestro Señor.
Dominum nostrum. R. Amen. R. Amen.

“Derramaré sobre vosotros un agua pura


que os purificará:
de todas vuestras inmundicias e idolatrías
os he de purificar;
y os daré un corazón nuevo,
y os infundiré un espíritu nuevo;
arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra,
y os daré un corazón de carne.”

Ez 36,25-26
Al toque de la campana, comienza la Santa Misa con la procesión de entrada. El sacerdote
revestido con los ornamentos sagrados se dirige hacia al altar donde se renovará el santo
sacrificio de la Misa. Al llegar a las gradas del altar, el sacerdote junto con los ministros
rezan las oraciones preparatorias. Al mismo tiempo el coro interpreta el introito.
DE PIE
INTROITO Isaías 30, 30. Salmo 79, 2.
El introito es la antífona de entrada, tomada normalmente de la Sagrada Escritura, que
recoge los sentimientos que la Iglesia tiene en este día al celebrar la Sagrada Liturgia.

PÓPULUS SION, ecce Dóminus vénit PUEBLO DE SIÓN, he ahí que viene el
ad salvándas gentes: et audítam Señor a salvar a las naciones; el Señor
fáciet Dóminus glóriam vocis suæ hará brillar la majestad de su voz para
in lætítia cordis vestri. V/. Qui alegría de vuestro corazón. V/. Tú que
regis Israël, inténde qui dedúcis gobiernas a Israel, atiende; tú que guías
velut ovem, Joseph. V/. Glória a José como a una oveja. V/. Gloria al
Patri et Filio et Spiritui Sancto. Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Sicut erat in principio et nunc et Como era en el principio, ahora y
semper, et in saecula saeculorum. siempre, por los siglos de los siglos.
Amén. Amén.
KYRIE
Cuando el sacerdote sube al altar, el coro comienza el canto del Kyrie alternando con el
pueblo. Después de venerar el altar con un beso, lo inciensa. El canto del Kyrie, en lengua
griega, expresa la súplica de perdón por los pecados. Se recita 3 veces en honor a la Santísi-
ma Trinidad. El humo del incienso simboliza la oración de los santos, y la nuestra, que sobre
todo durante la Misa debe dirigirse hacia Dios igual que el incienso que se eleva al cielo.

Señor,
ten
piedad.
Cristo,
ten
piedad.
Señor,
ten
piedad.

En Adviento, no se canta el “Gloria”


ORACION COLECTA
(ver hoja propia del día)
Terminado el Kyrie, el sacerdote invita a los fieles a unirse a la oración de la Iglesia con el
saludo Dominus vobiscum. El contenido de la oración expresa las intenciones de este día así
como la disposición interior que hemos de tener.

V/.Dominus vobiscum. V/. El Señor esté con vosotros.


R/. Et cum spíritu tuo. R/. Y con tu espíritu.
Oremus: Oremos:

EXCITA, Dómine, corda nostra ad MUEVE, Señor, nuestros corazones para


præparándas Unigéniti tui vias: ut preparar los caminos de tu Unigénito; a
per ejus advéntum, purificátis tibi fin de que, por su venida, merezcamos
méntibus servíre mereámur. Qui servirte con almas purificadas. Él, que
tecum vivit et regnat, in unitate vive y reina contigo en la unidad del
Spíritus Sancti Deus, per omnia Espíritu Santo y es Dios por los siglos
saecula saeculorum. Amen. de los siglos. Amén.

SENTADOS
EPISTOLA
Cada vez que se celebra la Santa Misa, la Iglesia como Madre y Maestra nos ofrece para
nuestra instrucción la Palabra de Dios. Al final de la lectura, los fieles responden:
Romanos 15, 4-13
Vengan de donde vinieren y cualquiera que sea el medio a que pertenezcan,
el llamamiento de Dios se dirige a todos los hombres, sin distinción de
méritos o privilegios. Al recordárselo san Pablo a los fieles, llegados tanto
del paganismo como del judaísmo, da gracias a Dios, citando las Escrituras,
por esta vocación universal, fundamento de la esperanza cristiana.
LÉCTIO EPISTOLÆ BÉATI PAULI LECTURA DEL APÓSTOL SAN PABLO A
APÓSTOLI AD ROMÁNOS: LOS ROMANOS.
Fratres: Quæcúmque enim scripta Hermanos: Todas las cosas que han
sunt ad nostram doctrínam scripta sido escritas, para nuestra enseñanza
sunt: ut per patiéntiam, et están escritas, para que, por la
consolatiónem Scripturárum, spem perseverancia y consolación que dan
habeámus. Deus autem patiéntiæ, las Escrituras, tengamos esperanza. El
et solacii, det vobis id ipsum Dios de la perseverancia y del consuelo
sápere in alterutrum secundum os dé a sentir una misma cosa entre
Jesum Christum: ut unánimes, uno vosotros conforme a Jesucristo; para
ore honorificétis Deum et Patrem que unánimes, a una, glorifiquéis a
Dómini nostri Jesu Christi. Propter Dios, Padre de nuestro Señor
quod suscipite invicem, sicut et Jesucristo. Por tanto, recibíos los unos
Christus suscepit vos in honorem a los otros como Cristo os recibió, para
Dei. Dico enim Christum Jesum gloria de Dios. Yo os digo que
ministrum fuisse circumcisionis Jesucristo fue el ministro de la
propter veritatem Dei, ad circuncisión, por la veracidad de Dios,
confirmandas promissiones cumpliendo lo prometido a los padres.
patrum: gentes autem super Mas también los gentiles deben
misericordiam honorare Deum, glorificar a Dios por su misericordia,
sicut scriptum est: Proptérea según está escrito: Por esto te alabaré,
confitébor tibi in gentibus, Dómine, Señor, entre las naciones, y cantaré a tu
et nomini tuo cantabo. Et iterum nombre. Y en otro lugar: Alegraos,
dicit: Lætámini, gentes, cum plebe gentiles, con su pueblo. Y otra vez:
eius. Et iterum: Laudáte omnes Alabad al Señor todas las gentes, y
gentes Dóminum: et magnificate ensalzadle todos los pueblos. Y
eum omnes populi. Et rursus Isaias asimismo Isaías dice: Brotará el
ait: Erit radix Jesse, et qui exsúrget vástago de Jesé, y el que se levanta
regere gentes, in eo gentes para gobernar a las naciones: en él
sperabunt. Deus autem spei repleat esperarán las gentes. El Dios de la
vos omni gaudio, et pace in esperanza os colme de todo gozo y de
credendo: ut abundetis in spe, in paz en el creer; para que abundéis en
virtute Spiritus Sancti. la esperanza por la virtud del Espíritu
Santo.
Se responde:
R/. Deo gratias R/. Demos gracias a Dios.

GRADUAL Y ALELUYA
Terminada la Epístola, el coro interpreta el Gradual tomado del libro de los Salmos como
respuesta a la Palabra de Dios; y a continuación –excepto en Septuagésima y Cuaresma- el
Aleluya. Ambos son tomados normalmente del libro de los salmos. Su función es ayudarnos
a interiorizar la Palabra de Dios. Aleluya es una palabra hebrea que significa “alabad a
Dios”; y expresa de alegría y júbilo.
GRADUAL Salmo 49, 2-3. 5
EX SION spécies decóris ejus: Deus DE SIÓN, hermosura perfecta, Dios va
maniféste vénit. V/. Congregáte illi a manifestarse. V/. Congregad en su
sanctos ejus, qui ordinavérunt derredor a los fieles, que concertaron
testaméntum ejus super sacrifícia. alianza con él por sus sacrificios.

ALELUYA Salmo 121, 1


ALLELÚJA, ALLELÚJA. V/. Lætátus ALELUYA, ALELUYA. V/. Me he
sum in his, quæ dicta sunt mihi: in alegrado en lo que se me ha dicho:
domum Dómini ibimus. Allelúja. Vamos a la casa del Señor. Aleluya.
DE PIE
EVANGELIO
De toda la Sagrada Escritura, la Iglesia venera de modo especial los Santos Evangelios que
nos transmiten las enseñanzas y obras de Nuestro Señor Jesucristo. La proclamación del
Evangelio va precedida de una procesión con el turiferario y los ceroferarios. El sacerdote
inclinado en el centro del altar pide al Señor que lo haga digno ministro de su evangelio.
Con el Dominus vobiscum invita a los fieles a escuchar con atención las divinas enseñanzas.

V. Dominus vobiscum. V. El Señor esté con vosotros.


R. Et cum spiritu tuo. R. Y con tu espíritu.
V. SEQUÉNTIA SANCTI EVANGÉLII V. LECTURA DEL SANTO EVANGELIO
SECÚNDUM MATTHǼUM.. SEGÚN SAN MATEO.
R. Gloria tibi, Domine. R. Gloria a ti, Señor.
Después de invitar a los fieles a escuchar el santo evangelio, lo inciensa.
Mateo 11, 2-10
Jesús se declara Mesías al referirse a Isaías 61, 1-3: «... para los pobres es la
buena nueva». Y afirma a continuación: «Bienaventurados los que no
encuentren en mí ocasión de escándalo.» No nos hagamos un Mesías, ni una
religión según nuestras propias concepciones.
In illo témpore: Cum audisset En aquel tiempo, Juan, que había oído
Joánnes in vinculis ópera Christi, en la cárcel las obras del Mesías,
mittens duos de discipulis suis, ait mandó a sus discípulos a preguntarle:
illi: «Tu es qui venturus es, an alium «¿Eres tú el que ha de venir o tenemos
expectamus?» Et respondens Jesus, que esperar a otro?». Jesús les
ait illis: «Euntes renuntiate Joánni, respondió: «Id a anunciar a Juan lo
quæ audistis, et vidistis. Cæci que estáis viendo y oyendo: los ciegos
vident, claudi ambulant, leprosi ven y los cojos andan; los leprosos
mundantur, surdi audiunt, mortui quedan limpios y los sordos oyen; los
resurgunt, pauperes evangelizantur: muertos resucitan y los pobres son
et beatus est, qui non fuerit evangelizados. ¡Y bienaventurado el
scandalizatus in me.» Illis autem que no se escandalice de mí!». Al irse
abeuntibus, cœpit Jesus dicere ad ellos, Jesús se puso a hablar a la gente
turbas de Joánne: «Quid existis in sobre Juan: «¿Qué salisteis a
desertum videre? arúndinem vento contemplar en el desierto, una caña
agitátam? Sed quid existis videre? sacudida por el viento? ¿O qué
hominem mollibus vestitum? Ecce salisteis a ver, un hombre vestido con
qui móllibus vestiúntur, in domibus lujo? Mirad, los que visten con lujo
regum sunt. Sed quid existis videre? habitan en los palacios. Entonces, ¿a
prophetam? Etiam dico vobis, et qué salisteis?, ¿a ver a un profeta? Sí,
plus quam prophetam. Hic est enim, os digo, y más que profeta. Este es de
de quo scriptum est: Ecce ego mitto quien está escrito: “Yo envío a mi
Angelum meum ante fáciem tuam mensajero delante de ti, el cual
qui præparábit viam tuam ante te.» preparará tu camino ante ti”.
Terminada la lectura, los fieles responden:
R. Laus tibi, Christi. R. Alabanza a ti, Cristo.
El sacerdote vuelve a ser incensado y besa reverentemente el misal.

SENTADOS
HOMILÍA
El sacerdote exhorta a los fieles.
CREDO
Como respuesta a la Palabra de Dios proclamada en la Epístola y en el Evangelio y explicada
en la predicación, todos los fieles cantan el Credo: resumen de la fe que profesamos y que
nos une a los cristianos de todos los siglos. El sacerdote entona las primeras palabras del
Credo que es seguido por el coro y los fieles.

Creo en un
solo Dios,
Padre Todo-
poderoso,
Creador del
cielo y de la
tierra, de
todo lo
visible y lo
invisible.
Creo en un
solo Señor,
Jesucristo,
Hijo único de
Dios, nacido
del Padre
antes de
todos los
siglos: Dios
de Dios, Luz
de Luz, Dios
verdadero de
Dios verda-
dero, engen-
drado, no
creado, de la
misma natu-
raleza del
Padre, por
quien todo
fue hecho;
que por
nosotros, los
hombres, y
por nuestra
salvación
bajó del cielo,
(DE
RODILLAS)
y por obra
del Espíritu
Santo se
encarnó de
María, la
Virgen, y se
hizo hombre;
y por nuestra
causa fue
crucificado
en tiempos
de Poncio
Pilato; pade-
ció y fue
sepultado, y
resucitó al
tercer día,
según las
Escrituras, y
subió al cielo,
y está
sentado a la
derecha del
Padre; y de
nuevo vendrá
con gloria
para juzgar a,
vivos y
muertos, y su
reino no
tendrá fin.
Creo en el
Espíritu
Santo, Señor
y dador de
vida, que
procede del
Padre y del
Hijo, que con
el Padre y el
Hijo recibe
una misma
adoración y
gloria, y que
habló por los
profetas.
Creo en la
Iglesia, que es
una, santa,
católica y
apostólica.
Confieso que
hay un solo
Bautismo
para el per-
dón de los
pecados. Es-
pero la resu-
rrección de
los muertos
(SE SIGNAN)
y la vida del
mundo futu-
ro. Amén.

OFERTORIO
V.Dominus vobiscum. V. El Señor esté con vosotros.
R. Et cum spiritu tuo. R. Y con tu espíritu.
V. Oremus V. Oremus
SENTADOS
El sacerdote prepara las ofrendas y ofrece el pan y el vino que se convertirán el Cuerpo y la
Sangre de Cristo. Ofrécete tú también con tu vida, tus trabajos, tus sufrimientos… Mientras
tanto el coro canta la antífona propia, y seguidamente puede cantarse otro motete o canto
apropiado.
Antífona del Ofertorio
Salmo 87, 7-8
Se reconocerá en este canto del ofertorio los llamamientos a la salvación y
misericordia de Dios, que repite la Iglesia todos los días al terminar las
oraciones al pie del altar, cuando comienza la misa.
DEUS, tu convérsus vivificábis nos, et OH DIOS, si te vuelves a nosotros, nos
plebs tua lætábitur in te: osténde darás vida, y tu pueblo se alegrará en
nobis, Dómine, misericórdiam tuam, ti; muéstranos, Señor, tu misericordia,
et salutáre tuum da nobis. y danos tu Salvador.

ORACIÓN DEL KEMPIS PARA UNIRNOS AL SACRIFICIO DE CRISTO


Señor, en la sencillez de mi corazón, me ofrezco a Ti. Recíbeme con la santa oblación
de tu Precioso Cuerpo, que hoy te ofrezco en la invisible presencia de los ángeles
para que aproveche para mi salvación y la de todo tu pueblo. Señor, te presento
también sobre el altar de tu misericordia todos mis pecados y delitos que he
cometido en tu presencia para que borres todas las manchas de mis pecados y me
restituyas tu gracia que perdí pecando. Te ofrezco también todo lo bueno que he
hecho aunque sea poco e incompleto, para que Tú lo restaures y santifiques, lo
recibas con agrado, lo hagas digno de Ti y siempre lo conviertas en mejor. Te
ofrezco igualmente todos los piadosos deseos de las personas religiosas, las
necesidades de parientes, amigos, hermanos y hermanas que más aprecio. Te
ofrezco además oraciones y sacrificios especialmente por quienes de alguna forma
me perjudicaron, entristecieron o insultaron me ocasionaron algún daño u ofensa.
Haz que nosotros vivamos de manera que seamos dignos de gozar enteramente de
tu gracia y de alcanzar la Vida eterna. Así sea.

SECRETA
Terminados los ritos del ofertorio y la incensación, el sacerdote dice en voz baja la oración
secreta que concluye cantando e hilándola con el canto del prefacio
PLACÁRE, QUǼSUMUS, Dómine, TE ROGAMOS, SEÑOR, te aplaques con
humilitátis nostræ précibus et nuestras humildes oraciones y
hóstiis: et ubi nulla súppetunt ofrendas; y como no podemos alegar
suffrágia meritórum, tuis nobis méritos de ningún valor, socórrenos
succúrre præsídiis. Per Dóminum con tu auxilio. Por nuestro Señor
nostrum Iesum Christum, qui tecum Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y
vivit et regnat in unitate Spiritus reina en la unidad del Espíritu Santo y
Sancti Deus. es Dios.
DE PIE
V/. Por los siglos
de los siglos. R/.
Amén. V/. El Se-
ñor esté con vo-
sotros. R/. Y con
tu espíritu. V/.
Levantemos el
corazón. R/. Lo
tenemos levan-
tado hacia el
Señor. V/. Demos
gracias al Señor
nuestro Dios. R/.
Es justo y nece-
sario.
PREFACIO DE ADVIENTO
(en su defecto, prefacio de la santísima Trinidad para los domingos; y prefacio común para
las ferias de Adviento)
El prefacio es un canto de acción de gracias donde los fieles son invitados a unirse y una
verdadera profesión de fe en la Trinidad Santísima a quién se ofrece el sacrificio de la misa.
Otros prefacios están al final, del folleto.
Vere dignum et iustum est, Verdaderamente es digno y justo,
aequum et salutare, nos equitativo y saludable, que te demos
tibi semper et ubique gratias gracias en todo tiempo y lugar, Señor
agere: Domine, sancte Santo, Padre todopoderoso y eterno
Pater, omnipotens aeterne Deus: Dios, por Jesucristo nuestro Señor; él es,
per Christum Dominum nostrum; Dios misericordioso y fiel, el Salvador
Quem perdito hominum generi que habías prometido al género humano
Salvatorem misericors et fidelis perdido por el pecado, para que la
promisisti: cuius veritas instrueret Verdad instruyese a los ignorantes,
inscios, sanctitas iustificaret la Santidad justificara a los impíos, la
impios, virtus adiuvaret Fortaleza ayudase a los débiles.
infirmos. Dum ergo prope est ut Mientras está cerca aquel a quién tú nos
veniat quem missurus es, et dies envías, -ya viene-, y el día de nuestra
affulget liberationis nostrae, in hac liberación ya brilla, llenos de confianza
promissionum tuarum fide, piis en tus promesas, nos llenamos de
gaudiis exultamus. Et ideo cum piadosos gozos. Y por eso, con los
Angelis et Archangelis, cum Ángeles y los Arcángeles, con los Tronos
Thronis et Dominationibus, y las Dominaciones, y con toda la milicia
cumque omni militia caelestis del ejército celestial, entonamos a tu
exercitus, hymnum gloriae tuae gloria un himno, diciendo sin cesar:
canimus, sine fine dicentes:

PREFACIO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD


Vere dignum et justum est aequum et Verdaderamente es digno y justo, equitativo
salutare, nos tibi semper, et ubique y saludable, que te demos gracias en todo
gratias agere: Domine sancte, Pater tiempo y lugar oh Señor Santo, Padre
omnipotens, aeterne Deus. Qui cumm todopoderoso y eterno Dios! Quien, con tu
unigenito Filio tuo, et Spiritu Sancto, Hijo unigénito y el Espíritu Santo, eres un
unus es Deus, unus es Dominus: non solo Dios, eres un solo Señor: no en la
in unius singularitate personae, sed unidad de una sola persona, sino en la
in unius Trinitate substantiae. Quod Trinidad de una sola sustancia. Porque
enim de tua gloria, revelante te, cuanto creemos, por habérnoslo Tu
credimus, hoc de Filio tuo, hoc de revelado, acerca de tu gloria, creémoslo
Spiritu Sancto, sine differentia igualmente de tu Hijo, y del Espíritu Santo,
discretionis sentimus. Ut in confe- sin haber diferencia ni separación. De modo
ssione verae, sempiternaeque que, al reconocer una sola verdadera y
Deitatis, et in personis Proprietas, et eterna Divinidad, sea también adorada la
in essentia unitas, et in majestate propiedad en las personas, la unidad en la
adoretur aequalitas. Quam laudat esencia y la igualdad en la majestad. A la
Angeli atque Arcangeli, Cherubim cual alaban los Ángeles y los Arcángeles, los
quoque ac Seraphim: qui non cessant Querubines y los Serafines, que no cesan de
clamare quotidie, una voce dicentes: cantar diariamente, diciendo a una voz:
SANCTUS
Mientras se canta el Sanctus, el sacerdote comienza el Canon: parte central de la Santa Misa
por la que se renueva el sacrificio de Cristo para el perdón de los pecados.
Santo,
Santo,
Santo es el
Señor Dios
de los
ejércitos.
Llenos
están el
cielo y la
tierra de tu
gloria.
Hosanna en
el cielo.
Bendito el
que viene
en nombre
del Señor.
Hosanna en
el cielo.

Ya está cerca la consagración. Pide a Dios por la Iglesia, por el Papa, los obispos y sacerdotes,
por los religiosos, por todos los cristianos, por tus intenciones y necesidades.

“Jesucristo,
la víspera de su
pasión, tomó el pan en sus santas y
venerables manos, y levantado los
ojos al cielo hacia ti, oh Dios, su
Padre omnipotente, dándote gracias, lo bendijo, lo partió y los dio a sus
discípulos diciendo: Tomad y comed todos de él:
PORQUE ESTE ES MI CUERPO.

"Del mismo modo, tomando también


este precioso Cáliz en sus santas y
venerables manos, dándote de nuevo
gracias, lo bendijo y lo dio a sus
discípulos, diciendo Tomad y bebed de él;
PORQUE ESTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE,
DEL NUEVO Y ETERNO TESTAMENTO, MISTERIO DE FE,
LA CUAL SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROS Y POR MUCHOS
EN REMISIÓN DE LOS PECADOS"

Da gracias a Dios por el inefable don de la Eucaristía que Cristo ha dado a su Iglesia y por
todas las gracias recibidas. Pídele a Jesús presente en el Altar en el sacramento de su Cuerpo
y de su Sangre por el eterno descanso de los difuntos. También para que nosotros tengamos
la gracia de participar de la felicidad del cielo junto con los santos.

El sacerdote termina de forma solemne el canon, cantando:


V. Per omnia saecula saeculorum. V. Por todos los siglos de los siglos.
R. Amen. R. Amén.
DE PIE

PADRENUESTRO
El Sacerdote comienza el rito de la comunión cantando el Padrenuestro.
Al Padrenuestro se le llama también ‘la oración dominical’ por haber sido enseñada por
Nuestro Señor Jesucristo. En la liturgia extraordinaria –desde tiempos de San Gregorio que lo
introdujo en la liturgia romana- lo canta solamente el celebrante recordando que Cristo fue
quien se lo enseñó a los discípulos.
V. Oremus. Praeceptis salutaribus V. Oremos. Teniendo en cuenta la
moniti, et divina institutione formati, orden del Señor y aleccionados por el
audemus dicere: divino Maestro, nos atrevemos a
exclamar:
PATER NOSTER, qui es in coelis; PADRE NUESTRO, que estás en los
sanctificetur nomen tuum; adveniat cielos. Santificado sea tu nombre.
regnum tuum: fiat voluntas tua sicut Venga a nosotros tu reino. Hágase tu
in coelo et in terra. Panem nostrum voluntad así en la tierra como en el
quotidianum da nobis hodie; et cielo. El pan nuestro de cada día
dimitte nobis debita nostra, sicut et dánosle hoy; y perdónanos nuestras
nos dimittimus debitoribus nostris. deudas, así como nosotros
Et ne nos inducas in tentationem. perdonamos a nuestros deudores. Y
R. Sed libera nos a malo. no nos dejes caer en la tentación.
R. Mas líbranos del mal.
EMBOLISMO
La oración “libera nos” es un ampliación de la última petición del Padrenuestro, implorando
la protección de la Virgen y de los santos. El Sacerdote la recita en voz baja:
Libera nos, quaesumus Domine, ab Líbranos, Señor, de todos los males
omnibus malis praeteritis, pasados, presentes y futuros; y por la
praesentibus, et futuris: et intercesión de la gloriosa siempre
intercedente beata et gloriosa semper Virgen María, Madre de Dios, y de tus
Virgine Dei Genitrice Maria, cum bienaventurados Apóstoles San
beatis Apostolis tuis Petro at Paulo, Pedro, San Pablo y San Andrés, y
atque Andrea, et omnibus sanctis, da todos los demás Santos danos
propitius pacem in diebus nostris: ut bondadosamente la paz en nuestros
ope misericordiae tuae adjuti, et a días; a fin de que, asistidos con el
peccato simus semper liberi, et ab auxilio de tu misericordia, estemos
omni perturbatione securi. Per siempre libres de pecado y al abrigo
eumdem Dominum nostrum Jesum de cualquier perturbación. Por el
Christum Filium tuum. Qui tecum mismo Jesucristo tu Hijo, nuestro
vivit et regnat in unitate Spiritus Señor, que contigo vive y reina en
Sancti Deus. unidad del Espíritu Santo.
Y la concluye cantando:
Per omnia saecula saeculorum. Por los siglos de los siglos.
R. Amen R. Así sea.
Y realiza la Fracción de la Hostia, que concluye con el rito de la paz:
V. Pax Domini sit semper vobiscum. V. La paz del Señor sea siempre con
R. Et cum spiritu tuo. vosotros.
R. Y con tu espíritu.

CORDERO DE DIOS
Mientras el sacerdote realiza la conmixtión (la mezcla de una pequeña partícula del pan
consagrado con el Sanguis del Cáliz), y se prepara para la comunión; los fieles y el coro
cantan el Agnus Dei.
Cordero de
Dios que
quitas el
pecado del
mundo, ten
piedad de
nosotros. (2)
Cordero de
Dios que quitas
el pecado del
mundo, danos
la paz.
Aprovecha estos momentos para prepararte a recibir la Comunión.
Puedes utilizar esta oración que también el sacerdote recita.
Oh Señor Jesucristo, Hijo de Dios vivo, que, por voluntad del
Padre cooperando el Espíritu Santo, diste la vida al mundo por tu
muerte: líbrame, por tu sagrado Cuerpo y Sangre de todas mis
iniquidades y de todos los demás males, y haz que cumpla siempre
tus mandamientos y no permitas que jamás me aparte de Ti,
quien siendo Dios, vives y reinas con el mismo Dios Padre y con el
Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.

CONFITEOR
Cuando el sacerdote termina de comulgar los fieles se preparan de forma inmediata a recibir
la sagrada comunión recitando el Confiteor.
Confíteor Deo Omnipoténti, beá- Yo, pecador, me confieso a Dios
tæ Maríæ semper Vírgini, beato todopoderoso, a la bienaventurada siem-
Michaéli Archángelo, beato pre Virgen María, al bienaventurado San
Joanni Baptístæ, sanctis Após- Miguel Arcángel, al bienaventurado San
tolis Petro et Paulo, ómnibus Juan Bautista, a los santos Apóstoles San
Sanctis, et tibi, Pater: quia peccávi Pedro y San Pablo, a todos los Santos y a
nimis cogitatióne, verbo et opere: vos, Padre; que pequé gravemente con el
mea culpa, mea culpa, mea pensamiento, palabra, y obra, por mi
máxima culpa. Ídeo precor culpa, por mi culpa, por mi grandísima
beátam Maríam semper Vírginem, culpa. Por tanto, ruego a la biena-
beátum Michaélem Archángelum, venturada siempre Virgen María, al
beátum Joánnem Baptístam, bienaventurado San Miguel arcángel, al
sanctos Apostólos Petrum et bienaventurado San Juan Bautista, a los
Paulum, omnes Sanctos, et te, Santos Apóstoles San Pedro y San Pablo, a
Pater, orare pro me ad Dóminum todos los Santos, y a vos, Padre, que
Deum nostrum. roguéis por mí a Dios nuestro Señor.

El Sacerdote vuelto hacia el pueblo dice:


V/. Misereátur vestri omnípotens V/. Dios tenga misericordia de
Deus, et dimíssis peccátis vestris, vosotros y perdone vuestros pecados
perdúcat vos ad vitam ætérnam. y os lleve a la vida eterna.
R/. Amen. R/. Amén.
V/. Indulgéntiam, absolutiónem et V/. El Señor todopoderoso y mise-
remissiónem peccatórum vestrórum ricordioso os conceda la absolución y
tríbuat vobis omnípotens, et el perdón de vuestros pecados.
miséricors Dóminus. R/. Así sea.
R/. Amen.

COMUNIÓN DE LOS FIELES


Después tomando una Sagrada Forma del copón, los muestra al pueblo diciendo:
V. Ecce Agnus Dei, ecce qui tollit V. He aquí el Cordero de Dios, he aquí
peccata mundi al que quita los pecados del mundo
Y, junto con los fieles, dice por tres veces:
R. Domine, non sum dignus ut intres R. Señor, yo no soy digno de que
sub tectum meum; sed tantum dic entres en mi casa, pero di una sola
verbo et sanabitur anima mea. palabra y mi alma será salva.
A continuación, distribuye la Sagrada Comunión.
En la Forma Extraordinaria, la Sagrada comunión se
recibe de rodillas –las personas que no estén impedidas-
y en la boca.

Antífona de Comunión
Durante el momento de la comunión el coro interpreta la antífona de comunión propia de la
misa del día. Si la distribución de la comunión se alarga, se puede interpretar otros cantos
apropiados.
Baruc 5, 5. 4, 36
JERÚSALEM SURGE, et sta in excélso, LEVÁNTATE, JERUSALÉN, ponte en lo
et vide jucunditátem, quæ vénit tibi a alto, y mira el regocijo que te viene de
Deo tuo tu Dios.

DE PIE
ORACIÓN POSTCOMUNION
(ver hoja propia del día)
Terminada la purificación de los vasos sagrados el sacerdote, invita a los fieles a la acción de
gracias por los dones recibidos.
V/.Dominus vobiscum. V/. El Señor esté con vosotros.
R/. Et cum spíritu tuo. R/. Y con tu espíritu.
Oremus: Oremos:
REPLÉTI CIBO spirituális alimóniæ, SACIADOS ya con el manjar espiritual,
súpplices te, Dómine, deprecamur: te suplicamos, Señor, que por la
ut hujus participatióne mystérii, participación de este misterio nos
dóceas nos terréna despicere et enseñes a despreciar lo terreno, y amar
amare cælestia. Per Dóminum lo celestial. Por nuestro Señor
nostrum Iesum Christum, qui tecum Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y
vivit et regnat in unitate Spiritus reina en la unidad del Espíritu Santo y
Sancti Deus, per omnia saecula es Dios por los siglos de los siglos.
saeculorum. Amen. Amén.

DESPEDIDA
Nuevamente desde el centro del Altar, el sacerdote saluda a los fieles:
V. Dominus vobiscum. V. El Señor esté con vosotros.
R. Et cum spíritu tuo. R. Y con tu espíritu.

Y los despide cantando o diciendo:

V. Id, la misa ha
terminado.
R. Demos gracias a Dios.

BENDICION
DE RODILLAS
El Sacerdote reza inclinado y en voz baja la oración Placeat tras la cual imparte la bendición
final de la santa Misa.
V/. Benedicat vos Omnipotens Deus V/. Os bendiga Dios Omnipotente,
Pater, Filius et Spiritus Sanctus. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
R/. Amen. R/. Amén.
A continuación, lee el Último Evangelio en secreto,
mientras el coro y el pueblo entonan un canto de acción de gracias.
ORACIONAL
ALMA DE CRISTO
Alma de Cristo, santifícame Anima Christi, sanctifica me.
Cuerpo de Cristo, sálvame Corpus Christi, salve me.
Sangre de Cristo, embriágame Sanguis Christi, inebria me.
Agua del costado de Cristo, lávame Aqua lateris Christi, lava me.
Pasión de Cristo, confórtame Passio Christi, conforta me.
Oh mi Buen Jesús, óyeme O bone Iesu, exaudi me.
Dentro de tus llagas, escóndeme. Intra tua vulnera absconde me.
No permitas que me aparte de Ti Ne permittas me separari a te.
Del maligno enemigo, defiéndeme Ab hoste maligno defende me.
En la hora de mi muerte llámame In hora mortis meae voca me.
y mándame ir a Ti, Et iube me venire ad te,
para que con tus Santos te alabe ut cum Sanctis tuis laudem te
Por los siglos de los siglos. in saecula saeculorum.
Amén. Amen.

OFRECIMIENTO
Recibe Señor toda mi libertad. Recibe Súscipe, Dómine, univérsam meam
mi memoria, mi entendimiento y toda libertátem. Accipe memóriam, inte-
mi voluntad, todo cuanto tengo o llectum atque voluntátem omnem.
poseo, Tú me lo has dado: todo te lo Quidquid hábeo vel possídeo, mihi
devuelvo a tu divina voluntad, para largítus es: id tibi totum restítuo, ac
que ella me gobierne, sólo te ruego tuae prorsus voluntáti trado guber-
que me concedas tu amor, junto con nandum. Amores tui solum cum
tu gracia, y seré bastante rico, no pido grátia tua mihi dones, et dives sum
otra cosa. satis, nec áliud quidquam ultra posco.

ORACIÓN A LA VIRGEN
Oh María, Virgen y Madre Santísima, O María, Virgo et Mater sanctíssima
he recibido a tu Hijo amadísimo, que ecce, suscépi dilectíssimum Filium
concebiste en tus inmaculadas entra- tuum, quem immaculáto útero tuo
ñas, criándolo y alimentándolo con tu concepísti, genuísti, lactásti, atque
pecho, y lo abrazaste amorosamente. suavíssimis ampléxibus strinxísti.
Al mismo que te alegraba contemplar Ecce, cuis aspéctu laetabáris et
y te llenaba de gozo, te lo presento y ómnibus delíciis replebáris, illum
te lo ofrezco con amor y humildad ipsum tibi humíliter et amánter
para que lo abraces, lo quieras con tu repraesénto et óffero tuis brácchiis
corazón y lo ofrezcas como supremo constringéndum, tuo córde
culto de latría a la Santísima Trinidad, amándum, sanctíssimaeque Trínitate
por tu honor y por tu gloria y por mis in suprémum latríae cultum, pro tui
necesidades y las de todo el mundo. ipsíus honóre et gloria et pro meis
Te ruego, piadosísima Madre, que me totiúsque mundi necesitátibus
alcances el perdón de todos mis offeréndum. Rogo ergo te, píísima
pecados y gracia abundante para Mater, ímpetra mihi véniam ómnium
servirte desde ahora con mayor peccátorum meórum, uberémque
fidelidad, y por último, la gracia de la grátiam ipsi deínceps fidélius
perseverancia final, para que pueda serviéndi, ac dénique grátiam finálem,
alabarte contigo por los siglos de los ut eum tecum laudáre possim per
siglos. Amén. ómnia saecula saeculorum. Amen

ORACIÓN DEL SANTO PADRE PIO


Quédate conmigo, Señor, porque es necesario tenerte presente para que Yo
no te pueda olvidar. Tú sabes que tan fácilmente te abandono. Quédate
conmigo, Señor, porque Yo soy débil y necesito de tu fortaleza, para que no
caiga tan frecuentemente. Quédate conmigo, Señor, porque tú eres mi vida y,
sin Ti, yo estoy sin fervor. Quédate conmigo, Señor, porque tú eres mi luz y,
sin ti, yo estoy en la oscuridad. Quédate conmigo, Señor, para mostrarme tu
voluntad. Quédate conmigo, Señor, para que Yo pueda escuchar tu voz y
seguirte. Quédate conmigo, Señor, porque yo deseo amarte mucho y siempre
estar en tu compañía. Quédate conmigo, Señor, si tú deseas que yo sea fiel a
ti. Quédate conmigo, Señor, pobre como mi alma es, yo deseo que sea un
lugar de consolación para Ti, un nido de amor. Quédate conmigo, Señor,
porque se hace tarde y el día se está terminando, y la vida pasa. La muerte, el
juicio y la eternidad se acercan. Es necesario renovar mi fortaleza, para que
yo no pare en el camino y por eso te necesito. Se está haciendo tarde y la
muerte se aproxima, tengo miedo de la oscuridad, las tentaciones, la aridez,
la cruz, los sufrimientos. O como te necesito, mi Jesús, en esta noche de
exilio. Quédate conmigo, esta noche, Jesús, en la vida con todos los peligros,
te necesito. Déjame reconocerte como lo hicieron tus discípulos en la
partición del pan, para que la Comunión Eucarística sea la luz que dispersa la
oscuridad, la fuerza que me sostiene, el único gozo de mi corazón. Quédate
conmigo, Señor, porque a la hora de mi muerte, quiero permanecer unido
contigo, sino por la Comunión, por lo menos por la gracia y el amor. Quédate
conmigo, Señor, porque solamente eres tú a quien yo busco, tu amor, tu
gracia, tu voluntad, tu corazón, tu espíritu, porque te amo y te pido no otra
recompensa que amarte más y más. Con un amor firme, te amaré con todo mi
corazón mientras aquí en la tierra y continuaré amándote perfectamente
durante toda la eternidad. Amén.
RORATE CAELI
Enviad, cielos, el
rocío de lo alto, y
que las nubes
lluevan al Justo.

1.No te enojes
Señor, no te
acuerdes más de
nuestra maldad. La
ciudad del Santo
está desierta; Sión
ha quedado arrasa-
da, Jerusalén,
desolada, la casa
de tu santidad y tu
gloria, donde te
alabaron nuestros
padres.

2.Hemos pecado y
estamos mancha-
dos. Hemos caído
como las hojas y
nuestras maldades
nos arrastraron
como el viento. Nos
escondiste tu
rostro
y nos dejaste con
nuestra iniquidad.

3. Mira, Señor, la
aflicción de tu
pueblo y envía al
Prometido:
envíanos al Cor-
dero que rige la
tierra, desde el
desierto de Petra
hasta el monte de
la hija de Sión, para
que rompa el yugo
de nuestra
esclavitud.

4. Consuélate,
pueblo mío,
consuélate, que
pronto llegará tu
salvación; ¿Por qué
te consumes de
tristeza? ¿Por qué
se renueva tu
dolor? Te salvaré,
no temas: yo soy el
Señor, tu Dios, el
Santo de Israel, tu
redentor.

VEN SALVADOR
1. Vino a enseñarnos el sendero, 3. Nuestro Señor vendrá un día,
vino a traernos el perdón. lleno de gracia y majestad.
Vino a morir en un madero, De nuestro pueblo Él será guía,
precio de nuestra redención. juntos iremos a reinar.
2. Por una senda oscurecida, 4. Brilla en la noche nueva Aurora,
vamos en busca de la luz. Sol de justicia, Sol de Paz;
Luz y alegría sin medida todos los hombres le añoran
encontraremos en Jesús. al que viene a salvar.
RORATE CAELI. Canto ambrosiano
Cielos enviad el
rocío (2), y las nubes
lluevan al Justo. (2)
Que se abra la tierra,
(2) y germine el
Salvador. He aquí
que la Virgen dará a
luz un Hijo y le
pondrá por nombre
Enmanuel. Entonces
los montes
destilarán la dulzura
y las montañas
fluirán leche. Y el
Verbo se hizo carne,
y el Salvador ha
nacido por nosotros.
Venid vayamos a
Belén y veamos al
Verbo y adorémosle.
Jesús, Jesús, Jesus,
ten piedad de
nosotros. Amén.
VENI EMMANUEL
Ven, ven, oh
Emmanuel,
libera al Israel
cautivo que
llora en el exilio
privado del Hijo
de Dios.

R/. Alégrate,
alégrate, Israel!
El Emmanuel –
Dios con
nosotros- va a
nacer por ti.

Ven, ven, Rey de


las naciones,
ven, Redentor
de todos, para
que salves a tus
siervos que se
sienten
culpables de sus
pecados.

Ven, ven, oh Sol


naciente, con-
suélanos
viniendo, aparta
la niebla de la
noche y las te-
rribles tinieblas
de muerte.

Ven, Llave de
David abre las
mansiones
celestiales, haz
seguro el
camino de lo
alto y cierra los
caminos
infernales.
Ven, oh Vara de
Jesé, libra a los
tuyos de las
garras de los
enemigos, de la
vista del tártaro
y de la caverna
infernal.

Ven, ven, Señor,


que diste al
pueblo la ley
sobre la cumbre
del Sinaí en la
majestad de la
gloria.

Ven, oh
Sabiduría que
ordenas todas
las cosas, ven,
para enseñar el
camino de la
prudencia y de
la gloria.
Augusta Madre del Redentor, que siempre eres Puerta del Cielo abierta, y
estrella del mar, socorre a tu pueblo caído, que anhela resucitar; tú que
generaste, con maravilla de la naturaleza, a tu santo Creador, Virgen antes y
después, que de la boca de Gabriel acogiste aquel saludo, ten piedad de los
pecadores.

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