Cuenta una leyenda popular, que un tigre asolaba la ribera de un río.

Luego de atacar, se refu-

editorial
giaba en la ribera opuesta. Con el fin de proteger a sus crías, los demás animales decidieron unirse
para cruzar el río y atraparlo. Desconocían la profundidad del caudaloso río y cruzarlo los atemoriz-
aba. El tigre hizo correr la voz de que jamás podrían consumar la hazaña. Los animales más pequeños
temían ahogarse y los más grandes no querían enfrentar solos al enemigo. Escuchando unas y otras
opiniones, un audaz potrillo frunció el ceño y dijo: “¡Atrevámonos! Estudiemos la profundidad del
río e ideemos un plan”. Así, descubrieron que los más pequeños podían cruzar montados sobre los
más grandes y todos juntos podrían escarmentar al tigre. Y así lo hicieron.
Cuántas veces los argentinos hemos escuchado que “no podemos”: “porque no somos capaces”,
“porque el enemigo es muy poderoso”, “porque la tarea es muy difícil”, en fin, “porque somos argen-
tinos”. Esta descalificación intencionada refuerza la idea de que no podemos enfrentar a nuestro tigre
ni cruzar nuestro río.
Acorralados por el tigre, estamos en la orilla. Debemos converger con todos los que empujan
desde abajo y atrevemos a enfrentar los males que nos aquejan para realizar los cambios necesarios.
La Argentina es un volcán. Sufre una gravísima crisis política y económica, ahondada por el go-
bierno delarruista. Una dependencia atroz la atenaza. Aun en este clima, se perciben signos alentado-
res para pensar en otra Argentina: la tenaz batalla de los trabajadores aeronáuticos contra el vacia-
miento de Aerolíneas Argentinas, la persistente unidad, organización y combatividad de los desocu-
pados y jubilados en los cortes de ruta y otras luchas populares. Por distintas vías, estos hechos qui-
eren ser minimizados. También se quiere desvalorizar el masivo “voto bronca”, que cambió el sen-
tido de contención política que siempre han tenido las elecciones y abrió un cauce esperanzador. El
llamado “voto bronca” no es sólo el repudio a las ofertas electorales, expresa también la búsqueda de
otros caminos verdaderamente democráticos, que no se limiten a la aceptación resignada de la cor-
rupción política y de las traiciones a las promesas electorales.
Los trabajadores de la cultura, artistas e intelectuales también luchan. Lo hemos hecho contra el
recorte presupuestario, con la organización de distintos nucleamientos y actos de protesta, que tuvi-
eron como hitos el abrazo al Teatro Cervantes y la maratón musical en defensa del Conservatorio
López Buchardo. Estas y otras experiencias se reproducen en todo el país y propician la confluencia
para un cambio necesario, por una Argentina en la que “democracia”, “justicia” y “equidad” sean
algo más que palabras.
Los signos de esa otra Argentina están también en propuestas como la del Foro Argentino de la
Deuda Externa, de no pagar la deuda fraudulenta e ilegítima, tal como la consideró el dictamen del
juez Ballestero en la causa iniciada por Alejandro Olmos. Están en atreverse a decir: ¡No a la guerra
imperialista; ni un soldado argentino ni ayuda de ningún tipo! ¡Ninguna base militar yanqui en
Argentina!, tal como plantearon artistas e intelectuales argentinos en distintas ciudades del país. Estas
manifestaciones desenmascaran el rumbo expansionista del gobierno de Bush (h) y sus aliados, que
en el contexto de la recesión, intenta fortalecer su poderío militar en Afganistán, además de instalar
bases militares en otras partes del mundo, como en el Norte y en el Sur de nuestro país.
Esta otra Argentina reclama mayor democracia. Desde abajo, y desde adentro de nuestra tierra,
busca decidir. Intenta construir una verdadera unidad popular que tenga como centro a los más casti-
gados por la crisis y por la política oficial, para que —como decía Artigas— por fin “los más necesita-
dos sean los más favorecidos”. Allí reside, fundamentalmente, la esperanza y la solución a los prob-
lemas más acuciantes. Algo de esa otra Argentina, de esa marea que confluye hacia la orilla, que
crece, produce, construye, crea, estudia, critica, canta, pelea contra el recorte, la represión, la subesti-
mación, tiene un espacio en las páginas de nuestra revista.

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Año 8, Nº 18, diciembre de 2001 - verano

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2 la marea
índice
Poema de tapa / Nazim Hikmet

El poe­ma de ta­pa de es­te nú­me­ro per­te­ne­ce al ma­yor poe­ta tur­co

del Si­glo XX: Na­zim Hik­met (Es­tam­bul, 1902 - Mos­cú, 1965). Gran
par­te de su obra fue es­cri­ta en las dis­tin­tas pri­sio­nes a las que fue con­
fi­na­do (du­ran­te un to­tal de die­ci­seis años) por las ti­ra­nías de su país,
4 Creatividad, sujeto y sociedad de­bi­do a su mi­li­tan­cia co­mu­nis­ta y acu­sa­do de in­ci­tar a su pue­blo a la
Por Fernando Fabris
re­be­lión.
Sus Car­tas, di­ri­gi­das a su es­po­sa des­de la cár­cel, se cuen­tan en­tre
9 Educación popular en la Argentina actual: los me­jo­res poe­mas de amor de to­dos los tiem­pos, sin que men­gue su
Aportes para un debate es­pí­ri­tu re­vo­lu­cio­na­rio: "Pe­ro, que­ri­da, / tran­qui­lí­za­te: / Si la ma­no
Por Diana Milstein ve­llu­da de al­gún cín­ga­ro / ter­mi­na echán­do­me la so­ga al cue­llo, / el­
los en va­no mi­ra­rán / en los ojos azu­les de Na­zim / pa­ra ver allí el
14 Apuntes sobre la lucha y la represión mie­do. / En el al­ba de mi úl­ti­ma ma­ña­na / ve­ré a to­dos, a ti y a mis
Por Diana Kordon, Lucila Edelman, Darío Lagos, Daniel Kersner ami­gos, / y lle­va­ré tan só­lo ba­jo tie­rra / la pe­sa­dum­bre de un can­to
in­con­clu­so." (…) "Sin jac­tar­me, que­ri­da, / pa­sé co­mo una ba­la es­tos
15 Libros diez años de en­car­ce­la­mien­to: / pues ten­go, co­mo en­ton­ces, sal­vo es­te
mal al hí­ga­do, / el mis­mo co­ra­zón y el mis­mo pen­sa­mien­to." (…) "Es­
16 No a la guerra, el hambre y la represión: tar pre­so… No es ésa la cues­tión. / La co­sa es no en­tre­gar­se: ¡ésa es
Panel debate la co­sa!"
Jorge Brega, Jorge Carrizo, Juan González, Enrique Oteiza

21 Dossier: Sonríe, Gran Hermano vigila

22 Realtiy Shows: una mirada El enemigo
Por Mirta Caucia
I
27 "Game Over" a comienzos del siglo
Por Isabel Requejo
Es enemigo del obrero Redjep, el tejedor de Brusa,
........................................................................................................... enemigo de Hasán, obrero ajustador de Karabuk,
enemigo de la viejita Hatdjen, la campesina pobre,
30 Primeros planos para otra Argentina enemigo también de Suleymán, el obrero rural,
Por Paula Maether enemigo del hombre como yo, como tú,
enemigo de todo hombre que piensa.
32 Joaquín Giannuzzi: "Soy un poeta standard"
Entrevista Jorge Brega Pero como la patria es el hogar de esta gente,
su enemigo, querida,
38 Alcira Argumedo: La decadencia del imperio también es enemigo de la patria.
y el "espejismo de inmortalidad"
Entrevista Cristina Mateu

44 Transgénicos ¿solución al hambre del mundo? II

Por Juan Gutman Nuestros brazos son ramas que se cargan de frutas
y que nuestro enemigo sacude día y noche, golpeándo-
Música popular nos.
Y para despojarnos más fácilmente, más tranquilamente,
48 Entrevistas a: ya no encadena más, querida, nuestros pies
(48) Claudio Sosa, (51) Duende Garnica, (54) Sergio Castro,
(56) Rafael Amor sino la raíz misma de nuestro pensamiento.

60 La omisión de lo afroamericano
en el folclore argentino          
Por Octavio Sánchez
 
63 Trabajo y vida cotidiana : Marcelino Báez
Por Víctor Delgado

(Traducido de la antología francesa de 1964, por Amaro Villanueva: "Nazim

64 Marejadas Hikmet. Antología Poética", Editorial Quetzal, Buenos aires, 1968.)la marea 3
Aída Carballo, Autorretrato con autobiografía, grabado

Crea
tividad,
sujeto y
sociedad
Escribe Fernando Fabris

A partir de la observación del proceso creativo en la vida cotidiana de pacientes

psiquiátricos y de su labor en la organización de Talleres Creativos, Fernando
Fabris escribe una síntesis de su experiencia que nos permite repensar los víncu-
los entre individuo y sociedad, salud mental, trabajo y creatividad.

L
a creatividad es una capacidad existente o potencial en todas
las personas. Presenta en cada sujeto modalidades diferentes
y magnitudes variables. Es el resultado emergente de la ar-
ticulación de capacidades cognoscitivas, emocionales y
prácticas y está íntimamente asociada a la posibilidad de encontrar
nexos, de forma novedosa, en gran cantidad de va-riables que
operan simultáneamente en una situación dada.
Esta característica se hace presente tanto en la creatividad de
un hecho cotidiano simple (hacer la comida, reorganizar los
muebles, colgar una lámina en una pared, etc.) como en la crea-
tividad más compleja, aquella que se pone en juego en las cre-
aciones culturales populares, como por ejemplo el desarrollo de
estrategias adecuadas en las luchas sociales.
Son formas complejas de creatividad, también, las que se
presentan en la investigación científica y tecnológica así como en
el campo artístico. Creatividad es innovación. Como dice una
definición tradicional, es encontrar soluciones adecuadas a pro-
blemas nuevos o soluciones nuevas a problemas conocidos.
 Creatividad, sujeto y sociedad
El entrenamiento de la creatividad
La creatividad es una capacidad inalienable de cada ser hu-
mano. Esta capacidad puede entrenarse y favorecerse desde la
implementación de técnicas específicas que requieren la cons-
trucción de un “espacio creativo”, es decir un lugar donde se fa-
vorezca la comunicación expresiva y se estimule la aparición de
lo nuevo.
Los resultados logrados en el empleo de las técnicas creativas
muestran su eficacia en diversos campos: el aprendizaje, la psico-
terapia, lo artístico, la promoción institucional y comunitaria. En
todos los casos permite soluciones operativas e integradoras en el
sentido de formas de pensamiento y acción que elevándose de lo
inmediato guardan sin embargo un contacto estrecho con las rep-
resentaciones, imágenes y afectos que están comprometidos en la
situación de que se trate. Las técnicas crea-tivas potencian y per-
miten una modalidad de funcionamiento psíquico caracterizado
por la fluidez y la flexibilidad interna así como una forma multi-
lateral y práctica de conexión con la situación que se debe abord-
ar y resolver. Por medio de estas técnicas se desbloquea, despierta
y desarrolla la capacidad creativa
Las dos fases del proceso creativo
En todo proceso creativo se presentan dos fases que se inter-
conectan e interactúan: la fase activa y la receptiva. Estas dos
fases pueden ser observadas en la creatividad que emerge en la
vida cotidiana. A las personas se nos presentan en el diario vivir
momentos creativos en los que hallamos inesperadamente una
solución que antes, esforzada e infructuosamente, habíamos in-
tentado lograr. Nuestra actitud habitual suele ser desechar lo que
se produce espontáneamente en ese “estado creativo” ya que lo
calificamos de “irracional”, “absurdo”, “oscuro”, “insignificante”,
etc. Actúa allí una matriz mental hipercrítica que califica esa prác-
tica u ocurrencia creativa como una locura o falta de “racionali-
dad”. A esa desestima de la propia creatividad contribuyen moti-
vos emocionales, conceptuales, culturales e ideo-lógicos.
La idea o imagen que “nos llega”, inquietante pero nueva, es
un producto creativo que al ser desestimado “se pierde”. Se blo-
quea así la posibilidad de expresión y cambio. Aunque no lo se-
Un juego entre terapeuta y paciente, Festival Latinoamericano de Artistas
Internados y Externados de Hospitales Psiquiátricos
6 la marea
pamos el producto creativo es el resultado de un silencioso proceso
elaborativo en el que estuvimos ocupados, a menudo casi sin sa-
berlo.
El producto creativo, la solución a veces imprevista a un prob-
lema que nos ocupó con anterioridad, suele llegar de una zona de
uno mismo que tenemos la impresión de no conocer; aparece en el
marco de cierta extrañeza como “algo en mi” que hace presente lo
nuevo. Lo nuevo en esa circunstancia no surge tanto del esfuerzo
consciente de búsqueda sino de cierto abandono circunstancial de
esa búsqueda, aparece cuando “se deja de buscar”. Pablo Picasso,
trabajador incansable en el campo de la pintura solía decir “yo no
busco, encuentro”.
Esa idea o imagen inesperada se nos presenta en contextos
cotidianos en cierto sentido inestructurados: cuando se va de un
lado a otro, en la calle, en el baño, al despertarse o poco antes de
dormir. En esas circunstancias de “pasaje” de una situación a otra,
las defensas psíquicas y las actitudes rígidas se debilitan y per-
miten la aparición de imágenes y percepciones que son la materia
prima de la idea o conducta nueva. Allí aparece el producto “es-
pontáneo” de la creatividad. Por supuesto que la cali-dad de lo que
aparece en el momento creativo espontáneo está vinculado al tra-
bajo previo, al esfuerzo activo realizado previamente, orientado a
un fin, que es el logro del objeto de la crea-tividad. Aquel objeto de
la creatividad o producto creativo es, lo sepamos o no, la respuesta
a una necesidad.
Reafirmemos esta idea: el momento receptivo, espontáneo, en
el cual la solución “nos llega” guarda una relación de proporciona-
lidad dialéctica con el trabajo activo previo, realizado consciente-
mente. Por lo tanto lo consciente y activo es parte de una totalidad
orgánica que incluye también lo espontáneo y receptivo. Son las
dos fases de un proceso único. Al decir de algunos autores crear es
también dejarse crear.
Las dos fases creativas incluidas en el proceso total
Las dos fases creativas se suceden y alternan en un proceso
total que tiene varios momentos. Al ser la conducta humana un
“continuo” es en cierto sentido arbitrario marcar un comienzo y un
fin del proceso creativo. A los fines didácticos podemos señalar la
siguiente secuencia.
Un momento inicial en el que se entra en contacto, se registra,
consciente o inconscientemente, una necesidad. El sujeto, en esa
circunstancia comienza una tarea de focalización; enfoca la situ-
ación problemática. Se produce un estado de movilización interna
o “incubación” en el cual, al decir de Enrique Pichon-Rivière, se
depositan objetos internos. De esa manera aumenta la significación
subjetiva del problema planteado y el sujeto pasa a estar inmerso
en el mismo. Luego de un trabajo elaborativo, de búsqueda interna
y externa, aparece un “nuevo emergente”: la idea, imagen o con-
ducta creativa. El sujeto opera sobre esa imagen que como dijimos
emergió en un momento de espontaneidad; realiza un trabajo ac-
tivo y consciente que va a apuntar a la objetivación del producto
creativo y eventualmente a su comunicabilidad.
Creatividad individual y social
La creatividad que se pone en juego en un sujeto es a pesar de
su manifestación individual un proceso esencialmente social. La
persona “habla” en su hacer pero también “es hablado” en el sen-
tido de que somos en cada aquí y ahora portavoces de nuestra
propia historia así como de los otros más inmediatos y me-
diatos. El hecho creativo, en su aspecto más espontáneo, revela la
presencia de otros internalizados que intervienen en forma incon-
sciente pero eficaz. Por eso se dice que el escritor es un “estratega”
que inventa tramas pero también es una especie de “se-cretario”
que organiza lo que se le aparece e impone. Es el estratega del
descubrimiento aunque también un receptor de la estrategia de sus
personajes internos.
Esta modalidad de funcionamiento del proceso creativo, a la
que ya nos referimos, es la forma en que se expresan, en un mismo
momento, las dos fases de la creatividad: la activa y la receptiva.
El momento receptivo es en el cual “llegan” las imágenes e ideas,
es un momento de espera activa y requiere de la posibilidad de
darse tiempo, aceptar lo desconocido y no convencional y encon-
trar el lugar que lo favorezca. Aparece entonces la solución espe-
rada respecto de algo en lo que estamos inmersos. Junto con la
solución esperada aparece una percepción más integrada de no-
sotros mismos como sujetos, la integración de mente, cuerpo,
emoción y mundo (“me volvió el alma al cuerpo”, “percibo mejor
la situación y me siento parte de la misma”).
La matriz censurante de lo creativo tiene como dijimos antes
determinantes conceptuales, emocionales e ideológicos. La orga-
nización social capitalista entrena y aprovecha la creatividad de
un sector “especializado” que se pone al servicio de la reproduc-
ción de las relaciones capitalistas. Se intenta perpetuar la lógica de
un sistema que curiosamente está organizado alrededor, no de la
satisfacción de las necesidades humanas, sino de la obtención de
la máxima ganancia. Este anhelo de la máxima ganancia, que por
efecto de la “costumbre” nos parece “natural” desvirtúa las condi-
ciones de la creatividad misma y es el que fundamenta las formas
de uso de la creatividad por parte del poder (ejemplo: la publici-
dad comercial, la creatividad empresarial, etc.). Por eso suele ser
contradictorio la aplicación de técnicas creativas y participativas
en contextos empresariales, donde la distancia social y de poder
(clases sociales) de los participantes es muy elevada y donde el
destino de la creatividad de los empleados, obreros, trabajadores
en general, es la apropiación unilateral por parte de la empresa del
beneficio logrado.
En términos generales el propio sistema, para resguardar sus
“intereses” trata de inhibir y bloquear la creatividad popular. Las
formas como busca hacerlo son propias de cada coyuntura históri-
co-política pero todas se asientan sobre una situación básica de-
scripta por Carlos Marx hace más de 150 años: la escisión capital-
ista de los productores respecto de sus productos así como la
enajenación respecto de las condiciones en que se produce. La
alienación social de la mayoría es la base histórico-económica de
la angustia social, la inseguridad básica y el sufrimiento producido
por la presión de la escasez y por el bloqueo del poder “verse
expresado” y reflejado en el producto así como la obstrucción de
la necesidad de idenficación con los otros con quienes se produce.
Si bien la creatividad es un hecho social aparece como algo mera-
mente individual, producto de la genialidad. En la mayoría de las
personas la propia capacidad creativa aparece como algo ajeno,
extranjero, no propio; un producto escindido del productor y por
eso, desechable.
La práctica creativa en el hospital psiquiátrico
Este proceso de alineación y ocultamiento de la creatividad
inherente a todas las personas se me hizo progresivamente evi-
dente por la observación de la vida cotidiana aunque en particu-
lar en el trabajo sostenido durante 10 años en el ámbito del hospi-
tal psiquiátrico. Pude constatar en esa práctica que al enfermo
mental se le adjudican erróneamente dos aspectos dicotómicos:
por un lado la suma pública de la irracionalidad, incapacidad y
peligrosidad, y antagónicamente la suposición de una especial
capacidad para la creatividad y una genialidad proporcional a su
locura. Ambas cosas son erróneas y falsas. La persona que enfer-
ma gravemente es alguien sumido en un profundo sufrimiento que
impone, por lo general, la paralización de su capacidad creativa.
El loco crea “a pesar” de su locura y no por su locura; crea esen-
cialmente en los momentos de salud, en los que por medio de una
posibilidad creativa nueva logra ganarle una bata-lla al sufrim-
iento y la enajenación.
La instalación sostenida, en el ámbito del hospital psiquiátri-
co, de dispositivos creativos nos mostró una y otra vez que en el
contexto adecuado el sufrimiento intolerable de la locura podía
ser expresado, objetivado en la producción creativa-artística y
elaborado psíquicamente. La creación de objetos creativos
—plás- ticos, literarios, teatrales, periodísticos, musicales, etc.—
fue seguida en todos los casos del necesario momento de comu-
nicación de lo creado. Por ello el dispositivo de trabajo apuntó a
sostener la “salida” habitual del paciente internado del ámbito de
internación. Para ello realizamos decenas de presentaciones en
los más diversos ámbitos comunitarios e institucionales.
La comunicación del producto creativo, realizada por los mis-
mos pacientes, es esencial para el proceso de cura ya que la lo-
cura tiene no sólo determinantes internos sino contextuales. En
todos los casos la “salida” extramuros de los pacientes fue espe-
cialmente productiva para todos.
La experiencia de “la salida” hacía visible “la salud de los
enfermos” y por lo tanto apuntaba a transgredir una regla im-
plícita pero básica del manicomio: que nadie o casi nadie debe
curarse. Por esta transgresión fuimos objeto de todo tipo de sabo-
teos y nuestra tarea se desarrolló en la casi totalidad de su du-
ración en lucha contra las políticas oficiales. Por supuesto que
Los Talleres Creativos Artísticos
Los Talleres Creativos Artísticos del Hospital Neuropsiquiátrico “Dr.
A. Korn” de Melchor Romero (1989-1998) funcionaron con un dis-
positivo básico que consiste en la realización de un Taller Expresivo
seguido de una reunión de Grupo Ope-rativo cuya tarea es la refle-
xión sobre lo producido.
Los Talleres Creativos Artísticos fueron cofundadores de la Red
Argentina de Arte y Salud mental, asociación que agrupa a todas las
experiencias similares desarrolladas en los psiquiátricos de la
Argentina.
La Red organiza los Festivales Latinoamericanos de Artistas
Internados y Externados de Hospitales Psiquiátricos los cuales con-
sisten en una experiencia única en el mundo que agrupa, durante 5 ó
6 días a aproximadamente 500 personas, de las cuales el 75 % son
personas internadas. Las mismas comparten sus producciones artís-
ticas y participan de actividades de tipo congresal. En contacto con
el sufrimiento y las complicaciones que la enfermedad mental pro-
duce elaboramos estrategias que apunten a sostener las experiencias
que se realizan en cada hospital del país e ir aprendiendo cómo
“transformar la locura”.
la marea 7
 Creatividad, sujeto y sociedad
hicimos acuerdos con las distintas gestiones de dirección del
hospital aunque siempre nuestra atención principal se dirigió a la
base, a la construcción de la más amplia unidad posible “por
abajo” (enfermeros, sindicalistas combativos, algunos profesion-
ales, la mayoría de los pacientes).
En las presentaciones públicas de las producciones artísticas
de las personas internadas constaté reiteradamente un mismo
emergente: la conmoción del público asistente que disfrutando de
una poesía o una representación teatral descubría el inmenso po-
tencial que tenían aquellos seres sufrientes y abandonados. Se les
hacía evidente las capacidades conservadas y la posibilidad ex-
presiva de quienes en la representación social como dije antes son
los depositarios de la irracionalidad y la incomunicación.
La constatación de la capacidad del “incapaz” así como de la
posibilidad de elaboración de su sufrimiento, produce un fuerte
impacto en el público asistente que relaciona rápidamente lo que
observa en otros a la propia vida. Tal vez exista aquí una resonan-
cia e identificación de los aspectos “heridos” del otro con los
aspectos “heridos” propios y de las necesidades y capacidades del
otro con las propias. Toda historia personal contiene el recuerdo
de una creatividad que fue censurada, reprimida o que no tuvo el
lugar apropiado donde poder desarrollarse. El “publico” hace
consciente entonces aquella historia de necesidad y frustración de
la creatividad: el loco desde su debilidad y su fortaleza se trans-
forma en el “espejo” donde mirarse, dramatiza ese juego de
“muerte y resurrección” que la historia de cada uno contiene. Por
ello el enfermo mental es, al decir de Enrique Pichon-Rivière, el
“depositario y símbolo de su estructura social”. En tanto ser su-
friente “desposeído” de su racionalidad nos presenta, ampliada, la
situación básica de las amplias mayorías. En tanto sujeto que
elaborando su sufrimiento pudo producir una comunicación artís-
tica eficaz se transforma en un líder con el cual poder indentifi-
carse. Es en término generales un espejo que muestra la propia
alienación social, la separación cotidiana, social y violenta de las
propias capacidades creativas.
La creatividad de los pacientes, sostenida y posibilitada por
en un espacio grupal-institucional —los Talleres Creativos
Artísticos— muestra que las condiciones vinculares-sociales son
determinantes del destino de satisfacción o frustración de las
necesidades creativas, de la posibilidad de la creatividad —en
tanto elaboración y salida de la locura— o de la inhibición de la
creatividad, como reforzamiento de la misma.
En la escena social de nuestro país, podemos observar desde
hace ya algunos meses un inmenso despliegue de creatividad
popular, una “nueva vuelta de espiral” en la lucha social, aquella
que partiendo de las necesidades de subsistencia y el deseo de un
presente y futuro distinto, crea día a día nuevas formas de desa-
rrollar el combate. En esa lucha se juega un presente y un futuro
de felicidad o infelicidad. En la búsqueda de la satisfacción de las
necesidades objetivas y subjetivas, este creciente protagonismo
colectivo, apunta de diferentes maneras a la modificación de las
relaciones sociales de producción, relaciones que se muestran
como una traba para la satisfacción de las necesidades sociales.
Esta forma de creatividad, sin duda la más profunda, apunta a
disminuir y abolir la separación de los productores respecto de
sus productos, a hacer el medio social más habitable y con ello
gene-rar las condiciones de una forma de vida menos alienada,
más humana. n
Fernando Fabris es Psicólogo y Psicólogo Social. Ha publicado recientemente
Conversaciones con Fidel Moccio sobre creatividad. Psicoterapia, psicodrama, cuerpo,
grupo, arte, expresión.
8 la marea
¿Qué es la locura?
Es una membrana que no nos permite razonar, pero, en todo loco
hay un sinónimo de incompresión. El loco, no ve nada rosa
en su vida, y va haciendo equilibrio como una navaja que es el
filo de la vida, pero no de la muerte. Tal vez, comprendamos, y
vemos diariamente, un prisma; nuestros terapeutas pueden
lograr lo rescatable del paciente, pero un loco, nunca, nunca
puede integrarse; los terapeutas luchan por devolverlos a la
sociedad, pero ésta no perdona. Por eso este Evento de Artistas
de Hospitales e internos, nos hace sentir como en nuestra propia
casa, desde “dame un pucho” hasta “tomá la medicación”.
La luz no llega a sus mentes, llega el ejecutor, la guadaña.
(Este texto surgió como salida a un momento crítico vivido por su
autora; el registro de una pérdida y un sufrimiento intolerable
pareció sumirla en un silencio profundo. La presencia de sostén y
compañía ayudó a la elaboración creativa de lo siniestro. Pocas
horas después emergió el bienestar y un producto creativo: el po-
ema “¿Qué es la locura?”, publicado en Romper Barreras: poesías
y testimonios desde un Hospital Psiquiátrico”. Ediciones Cinco.
Bs.As., 1998.)
Un volcán en erupción
Había una vez en un país del sur un volcán que se cansó de cal­
lar. Los que estábamos cerca nos asustamos y salimos
co-rriendo, nos protegimos.
Algunos murieron, el paisaje cambió.
Las piedras quizás se transformen en flores.
Los paisajes se renuevan.
¿Por qué digo quizás? Tengo que hacer, no tener miedo.
Para que cambie y nazca un paisaje nuevo algo tiene que morir
y crecer con más fuerza.
Ojalá sea con más fuerza como el maíz que cuando se entierra el
grano muere, pero de ahí sale una vaina con tres puntas.
Cuando pudimos mirar el paisaje esplendoroso, nos deslumbra­
mos con las llamas embravecidas.
No seguimos huyendo, nos tomamos de las manos para ver
la lava.
Los grandes volcanes se convierten en hermosos lagos.
Hay que ver como reconstruir el pueblo.
Los sobrevivientes vieron la luz.
Después de muchos años pudieron navegar en el lago y salió el
arco iris a pesar del fuego.
Habíamos aprendido lo que era un volcán. A no asustarse y
ayudar a la transformación. Había que quedarse. Todos juntos
podíamos lograrlo.
El impacto fue tan poderoso, como un símbolo de muerte
y renacimiento
(Creación colectiva producida el 7/8/2001 en un Taller de
Creatividad en ocasión de una de las jornadas de lucha social que
vienen recorriendo nuestro país. Dicho Taller está dirigido por el
Dr. Fidel Moccio y funciona en la Primera Escuela Privada de
Psicología Social fundada por Enrique Pichon-Rivière.)
 Educación popular
en la Argentina actual

Aportes para un debate

Escribe Diana Milstein

Los cambios políticos y económicos de las últimas décadas, en la Argentina y el

mundo, llevaron a abandonar experiencias avanzadas de educación popular, des-
plazando el interés hacia supuestos programas “para los sectores populares”. Se
despolitizó la educación convirtiéndola en un problema técnico-pedagógico. La
autora analiza este proceso y propone recuperar el sentido general de educación
popular en la Argentina de hoy.

M uchos espacios políticos construidos durante las

décadas de los años 60 y principios de los 70 en
la Argentina, se desdibujaron durante los 80 y los
90. Espacios en los que había posiciones, perspectivas y
acciones en discusión; en los que estaban relativamente
claros los sujetos colectivos que quedaban incluidos y ex-
cluidos, así como también las temáticas que se discutían.
Entre ellos, el conformado por las preocupaciones y ac-
ciones concretas para desarrollar alternativas que traduz-
can y afirmen la perspectiva popular en la educación.
El terrorismo de Estado produjo, obviamente, un corte
abrupto en la construcción del movimiento de la educación
popular. Las que no resultan obvias son las explicaciones
que han circulado para dar cuenta de los des-plazamientos
y redefiniciones que, en nombre de la actua-lización de los
planteos de la educación popular, se produjeron en los 80
y los 90. Quienes tuvieron un fuerte protagonismo, no han
explicitado las razones por las cuales

la marea 9
 Educación popular en la Argentina actual
las experiencias aisladas e importantes que mantuvieron la
continuidad de los planteos iniciales, a través de acciones
con niños y adultos en diversos ámbitos, se mantuvieron en
un anonimato silencioso.
Las luchas sociales de los 60 y 70 contribuyeron a crear
esos espacios de construcción colectiva en la Argentina, de
manera más o menos simultánea con otros países de
América Latina.
El espacio de lo popular en educación incluía un con-
junto plural de fuerzas que discutían entre sí, generadas en
distintas situaciones histórico-sociales. Las experiencias de
alfabetización en Brasil y Perú, inspiradas y promovidas por
Paulo Freire, los debates en torno a los alcances de una
pedagogía de la liberación; las repercusiones continentales
de los grandes logros educativos de la Revolución Cubana;
los análisis de las relaciones entre la dependencia, el colo-
nialismo y la educación, entre la reproducción de la socie-
dad y la transmisión escolar de ideología, son algunas de las
manifestaciones más sobresalientes dentro de un conjunto
muy rico de prácticas tendi-
entes a impulsar la transfor-
mación de la realidad.
A partir de los años 80 y
con más fuerza después de los
90, muchos de los que gener-
aron aquellos espacios han for-
mulado diversos replanteos
que se alejan de la preocu-
pación militante por la relación
entre transformación política,
intereses populares y prácticas
educativas. En el mismo perío-
do, las luchas sociales en la
El homenaje diario a la bandera en una escuela rural Argentina se desarrollaron de
de Santiago del Estero manera incesante, aun con las
dificultades de organización
masiva originadas en las nuevas formas que tomó el capital-
ismo: “plata dulce” y desindustralización, deuda externa y
devaluaciones, privatizaciones y cesantías masivas, rebajas
de sueldos y precarización de las condiciones de empleo,
dictadura de los banqueros y ajuste perpetuo. Las modifica-
ciones en la composición de la clase trabajadora y de las
capas medias; la diferenciación entre quienes trabajan y
quienes “son” desocupados; la no contención por parte de
los encuadramientos sindicales y políticos tradicionales re-
specto de los desocupados, jóvenes, jubilados, mujeres, fa-
mi-liares de víctimas de la violencia policial, de los sin casa,
etc., fueron interpretadas, apresurada y no inocentemente,
como “desaparición del sujeto popular”.
En este sentido, resulta ilustrativo lo que ocurrió en el
movimiento de educación popular, en cuanto se modificaron
sustancialmente las acciones y los temas en debate. Ya no
estuvo en discusión la búsqueda de pedagogías de liber-
ación. Los debates se centraron en acompañar procesos de
“transición democrática” con pedagogías “demo-cratizado-
ras”. Se abandonó la preocupación por desarro-llar nuevas
experiencias junto a los movimientos populares y el eje se
desplazó hacia el interés por lograr relaciones con organis-
mos estatales y privados con el objeto de desarrollar progra-
mas “para los sectores populares”.
Tres señalamientos nos permitirán condensar las críti-
10 la marea
cas a este viraje y replantear las posibilidades del movi-
miento de educación popular en la Argentina. El primero se
refiere a la forma en que actualmente se anali-za la realidad
para encuadrar lo que ha sido denominado por los “espe-
cialistas” como “refundamentación de la edu-cación popu-
lar” o “replanteo de sentidos”. El segundo se relaciona con
el uso del lenguaje, es decir, la instalación de conceptos
“nuevos “ y el intento de desinstalar otros, argumentando
su caducidad e inutilidad. El tercero atañe a las formas de
análisis para el desarrollo de los replanteos, en especial la
fragmentación y clasificación de temas.
La realidad
Nuestro primer señalamiento incluye dos aspectos: la
caracterización de la realidad y la forma de plantear la re-
orientación del movimiento de educación popular. Las
tendencias que criticamos conciben la realidad como una
suerte de cambio continuo y progresivo, mundializado de
manera relativamente homogénea. Llamo la atención en
especial sobre quienes dan por supuesta una realidad glo-
balizada que produce efectos irreversibles en la consti-
tución de la sociedad y en la aparición de poderes anónimos
e impersonales, casi inasibles.1 Mirada así la realidad so-
cial, sólo parecen posibles aquellas modificaciones que
atenúen las desigualdades, que actúen en forma paliativa
sobre los sectores “excluidos” o “marginados”.
De este modo, la realidad queda definida de manera
acrítica y son excluidos del análisis la naturaleza del poder,
las contradicciones entre naciones opresoras y oprimidas,
los antagonismos entre clases y sectores sociales, así como
las relaciones de fuerza entre géneros, etnias y religiones.
Se da por aceptada una realidad definida desde el Poder en
la que los sujetos populares no tienen otra opción que
aceptarla tal como está dispuesta y actuar sólo para no ser
tan “aplastados”.
Desde esta perspectiva, las propuestas de acción giran
en torno a lo que en Ciencias Sociales se denomina “inter-
vención”:2 cómo vincularse y gestionar con estamentos del
Estado y de empresas privadas, cómo conseguir financi-
amientos, cómo asistir a los problemas que los discursos
oficiales señalan como prioritarios, cómo contrabalancear
los efectos más negativos de la nueva realidad social, etc.
El lenguaje conceptual
Nuestro segundo señalamiento se relaciona con el anterior
en tanto el lenguaje —en particular los conceptos utiliza-
dos y los que se dejaron de utilizar— no respondió a la
lógica del desarrollo del conocimiento sino a la visión y la
experimentación de la realidad predominante en los 80 y
los 90. Un ejemplo ilustrativo es el uso indiscriminado del
1. Las críticas formuladas a la noción de globalización por Chomsky, Bourdieu,
Petras, Borón, entre otros, han contribuido a poner en evidencia que esta noción
no es una categoría teórica que permite abarcar la actual etapa del desarrollo del
capitalismo.
2. Llamo intervención en educación a la incorporación a la educación de profe-
sionales y técnicos convocados por organismos públicos o privados para orientar
la búsqueda de soluciones a problemas previamente definidos por estos organis-
mos, y que en general producen el desplazamiento de la figura del maestro, el
profesor y el pedagogo por la de un “especialista” que habla en nombre de la
ciencia y la teoría.
concepto de exclusión, que sus-
tentó, en parte, el programa de
acción para la educación popu-
lar en un sentido completamente
antagónico al de los años 60 y
70. La noción de sujeto “exclui-
do” tuvo al menos tres propósi-
tos: Primero, producir la caduci-
dad de conceptos claves para
comprender la realidad social,
entre ellos el de clases sociales. Educación popular que permita establecer relaciones productivas, dinámicas y activas con la cultura
Segundo, desdibujar los térmi-
nos pueblo y popular. Tercero, ocultar la naturaleza de La irrupción de movimientos sociales organizados bajo
fenómenos como la desocupación y la subocupación, im- formas inéditas —comisiones de desocupados, organiza-
prescindibles para el actual funcionamiento del sistema ciones de mujeres, jóvenes, H.I.J.O.S., familiares de vícti-
capitalista. Los modos de análisisEste uso de conceptos mas, entre otras— articulados con organizaciones sindi-
guarda relación con nuestro tercer señalamiento: todo cales, políticas y fundamentalmente en torno al piquete,
análisis incluye clasificaciones mediante las cuales se se- alcanzó en los últimos tiempos una envergadura tal que
paran y agrupan los fenómenos. La educación popular se evidencia el ridículo de las hipótesis sobre la “desapa-
constituyó vinculando la pedagogía y la política. A partir rición” del pueblo. Queda así dilucidada en forma práctica
de los 80 se empezó a trabajar la “especificidad” de lo la dirección en que debe orientarse cualquier perspectiva
pedagógico, la “autonomía” de lo pedagógico con respecto interesada en comprender a los sujetos colectivos popu-
a lo político, y circularon discursos preocupados por los lares.
riesgos de un supuesto reduccionismo de lo pedagógico a Esto señala el único camino posible para reencauzar el
lo político. En definitiva, estos planteos derivaron en for- movimiento de educación popular, en tanto está directa-
mas de razonamiento y de propuestas que aislaban lo mente vinculado a la posibilidad de articular las prácticas
pedagógico de lo político y lo económico. Se esperaba así educativas con las luchas populares. No se trata de repetir
encontrar un ámbito para la educación popular en el nuevo mecánicamente experiencias del pasado, ni de otros lugares,
contexto político mundial y nacional, sin los riesgos y “er- sino de recuperar el sentido general de tales expe- riencias.
rores” cometidos en el pasado reciente. Es decir, encontrar en cada momento y lugar, las formas
De este modo, repensar la educación popular significó inéditas para que las prácticas educativas actúen, ellas tam-
enunciar la caducidad de las posiciones políticas anterio- bién, como organizadoras de las luchas, y contrariar la ten-
res y retomar los problemas pedagógicos “puros” como dencia de la educación pública y privada a excluir a las
foco central a partir del cual pensar las relaciones entre la mayorías de sus posibilidades de establecer relaciones pro-
educación y los “sectores populares”. Algunas de sus ma- ductivas, dinámicas y activas con la cultura.n
nifestaciones extremas son los proyectos que en nombre
de la educación popular articularon políticas del Banco
Mundial de “lucha contra la pobreza y la exclusión so- Diana Milstein es Profesora de la Facultad de Ciencias de la Educación de la
Universidad del Comahue.
cial”.
Se despolitizó la educación popular convirtiendo los
problemas políticos en problemas técnico-pedagógicos. Se
neutralizó por tanto el espacio de la educación popular,
que es fundamentalmente de acción política (lo que in-
cluye a la teoría).
El viraje producido en los 80 por muchos de los que
habían protagonizado experiencias en educación popular,
se dio junto a discursos políticos y de las ciencias sociales
que señalaban la desaparición del sujeto popular como
protagonista activo de los procesos políticos en el mundo:
“desaparición de la clase obrera”, “fin de la lucha de
clases”, “muerte de las ideologías”, “fin de la Historia”.
Así se silenció la existencia de un proceso ininterrumpido
de luchas sociales en la Argentina, que en las nuevas
condiciones históricas necesitaron encontrar nuevas for-
mas de reagrupamiento, de resistencia y de aparición en el
escenario público. Ahora se puede entender con mayor
claridad las causas del anonimato silencioso de experien-
cias de educación popular al que hacíamos referencia al
inicio de este artículo; se trata en realidad de un anoni-
mato silenciado por los nuevos discursos que hablaban en
nombre de la educación popular.

la marea 11
Casi 3000 luchadores populares están sometidos a procesos que, como en el caso del “Perro”
Santillán, se acompañan de persecución e intimidación a los familiares. A ello se suma la
reinstalación de la tortura como instrumento de represión política. Esto tiene enorme
gravedad, más aún en presencia de la campaña imperialista, que busca restringir
las libertades democráticas so pretexto de combatir al terrorismo.
Apuntes sobre
la lucha
Escriben Diana Kordon, Lucila Edelman, Darío Lagos, Daniel Kersner
E
n las canciones populares, en el nombre que se elige para un
equipo de fútbol en un barrio, en los diarios, en la televisión
aparece la palabra piquetero como expresión de fuerza, de
decisión, de ponerse de pie, de enfrentar activamente la re-
alidad. Aparece también como la representación que encarna el
deseo de cada uno de decir basta, de poner fin a una situación
social que derrumba realizaciones y expectativas de presente y de
futuro, y el deseo de reconocernos como argentinos compartiendo
nuestra historia.
La práctica de las luchas sociales en nuestro país en los últi-
mos años, particularmente la de los desocupados, ha generado
esta nueva representación social: los piqueteros, “los internaciona-
lmente conocidos como piqueteros” (Juan Carlos Alderete en
Plaza de Mayo).
Entendemos la representación social como "el producto y el
proceso de una elaboración psicológica y social de la realidad" 1
y como una forma "de conocimiento socialmente elaborado y
compartido, que tiene una forma práctica y concurrente en la
elaboración de una realidad común en el conjunto social" 2.
Picket: Palabra originaria del inglés que designa un grupo o
línea de personas que permanecen o marchan frente a un comer-
cio, fábrica, edificio gubernamental, etc., para protestar sobre algo
o evitar que la gente entre durante una huelga 3. El término piquet-
ero recoge la memoria colectiva de una modalidad de lucha del
movimiento obrero: el piquete de huelguistas organizados para
impedir la entrada al trabajo de los rompehuelgas (“carneros” en
lenguaje popular). Ha sido llevado al lenguaje del arte, en decenas
de películas.
Aquello que tuviera su inicio en Cutral Co y Plaza Huincul,
12 la marea
localidades devastadas por la desocupación masiva que siguió a
la privatización de YPF, aportaba la novedad de poblaciones en-
teras protagonizando cortes de ruta. Esta característica creativa
de lucha se fue extendiendo por todo el país y distintos sectores
sociales.
Muchos piqueteros se definen a sí mismos como trabajadores
desocupados, donde la identidad básica está dada por el hecho de
ser trabajador y la identidad circunstancial por estar desocupado.
Si históricamente el piquete era la defensa activa de la huelga,
hoy este término está extendido a las prácticas sociales que in-
cluyen el corte de ruta por parte de los trabajadores (ocupados y
desocupados), de los productores agrarios y de otros sectores que
despliegan esta modalidad ocupando el espacio público.
La representación social de piquetero ha sido acuñada en la
lucha y se ha constituido en un referente para todas las respuestas
sociales que surgen frente a la política económica y social del
gobierno. Sobre ella operan diferentes discursos, que expresan las
posiciones y actitudes de las distintas clases sociales.
Desde el gobierno y los sectores dominantes argumentan:
-Cortar las rutas es ilegal y antidemocrático, pues se vulnera el
derecho a circular libremente del resto de la población.
-La gente concurre a los piquetes pagada u obligada.
-El piquete es una forma de violencia.
Con estas inducciones se tiende, en primer lugar, a situar el
ejercicio de los piqueteros en el terreno delictivo;
piquetero=delincuente, luego a deslegitimar una práctica política
solidaria y finalmente a validar una particular definición de la
violencia que naturaliza la violencia represiva y sataniza la nec-
esaria violencia de las luchas sociales.

y la represión
Otro argumento es aquel que desde un supuesto legitimar los
reclamos, habla del sistema de puntaje democráticamente estab-
lecido en asamblea, como una expresión de falta de solidaridad.
Esto se refiere a la decisión de las asambleas sobre las prio-ri-
dades para la asignación de los planes, sobre la base de que estos
son siempre menos que los necesarios. Cada uno lucharía enton-
ces sólo por sí mismo y no para los otros. Propuesta en la que se
separa la lucha en defensa de las propias reivindicaciones de la
solidaridad, exaltando la existencia de un supuesto amor más a-
llá de las condiciones materiales concretas y las relaciones so-
ciales.
Estos discursos tienen como objetivo desarticular el movi-
miento. Se proponen incidir en primer lugar sobre aquellos que lo
protagonizan y aislar el movimiento respecto de otros sectores de
la población que objetivamente comparten su problemática.
Además buscan generar consenso para avalar y justificar la
represión, tanto en sus formas de represión directa (Por ejemplo:
asesinatos en Cutral Có, Corrientes y Salta), como por medio de
la judicialización, ya que la represión, como ocurrió aún en los
peores momentos del terrorismo de Estado, requiere siempre la
creación de niveles de consenso y control social.
Con referencia a la cuestión represiva, es necesario tener en
cuenta que el terrorismo de Estado de la última dictadura militar
y la impunidad posterior produjeron un impacto tan grande que
posteriormente las amenazas y la represión frecuentemente son
vivenciadas como si se repitiera el modelo de la dictadura geno-
cida: secuestro, desaparición, tortura y asesinato. Esto no sola-
mente ha quedado inscripto como un mito o una fantasía, sino que
ha sido, particularmente durante el menemismo, utilizado co-
Asamblea de Desocupados de La Matanza
mo amenaza explícita por parte del gobierno. De este modo se
refuerzan sentimientos de temor, indefensión e inseguridad, así
como ansiedades persecutorias, que agigantan la anticipación del
peligro.
Desde la asunción de los gobiernos constitucionales, posterio-
res a la dictadura, la lucha popular tiene mártires que han sido
a-sesinados por las fuerzas represivas: Victor Choque y Teresa
Rodríguez iniciaron la ya larga lista de trabajadores que dieron su
vida defendiendo su dignidad.
Como ha ocurrido siempre en la historia la represión acom-
paña las políticas de explotación y opresión. Actualmente asume
dife-rentes modalidades, como la detención y en algunos casos
ejemplificadores la prisión, la utilización de la policía y/o la gen-
darmería para atacar las manifestaciones o los cortes de ruta y los
procesos judiciales.
Estos procesos judiciales pretenden dar un matiz de legitimi-
dad a la represión. Las carátulas de los juicios son monstruosas.
La sentencia a Emilio Alí y las acusaciones contra Raúl Castells
son un ejemplo de ello. Esto contrasta con la impunidad de los
res-ponsables de los grandes negociados que han comprometido
el patrimonio nacional, y no vacilaron en hacer volar Río Tercero
para encubrir sus acciones.
Más de 2800 luchadores populares están sometidos a proce-
sos que penden como una amenaza permanente de cárcel a ser
utilizada en el momento necesario por los sectores dominantes.
Estos procesos se acompañan, como en el caso del “Perro”
Santillán, de persecuciones e intimidaciones personales y a los
familiares.
Tiene enorme gravedad la reinstalación de la tortura como
la marea 13
 Apuntes sobre la lucha y la represión
instrumento de represión política. Es sabido que
en las comisarías y servicio penitenciario de la
provincia de Buenos Aires la tortura se
emplea habitualmente contra los pre-
sos comunes. Esto ha sido denun-
ciado reiteradamente, incluso
por jueces federales 4. Su
aplicación, como
ocurrió con to-
dos los dete-
nidos en Salta,
en la represión
de los piquetes
de Mosconi y
Tartagal, con-
stituye un salto
cualitativo en la
represión.
En estos
días el gobier-
no, pese a haber sufrido una ab-
soluta derrota en el plano electoral,
profundiza un plan económico para el cual
requiere la implementación de nuevas medidas represivas que in-
tentará legalizar por vía del Congreso. Por otra parte la decisión
represiva coincide con una campaña internacional que pretende re-
stringir las libertades democráticas de los pueblos, en el marco de la
agresión imperialista, so pretexto de combatir el terrorismo.
El desarrollo creciente de la lucha de los trabajadores ocupados,
desocupados y otros sectores sociales, frente a la política de ajuste
ubica en otra perspectiva la comprensión de la situación políticia y
social. Porque se logra salir del efecto alienante que inducen los
sectores dominantes. En el despliegue del movimiento social se
pueden elaborar otros discursos que significan de otro modo la re-
alidad. Dicho de otra manera, la práctica social como acción o
conjunto de acciones, es una experiencia que permite la salida
colectiva del efecto del discurso alienante y construye simultánea-
mente otros discursos.
A partir de la experiencia piquetera de La Matanza, experiencia
construida a lo largo de muchos años, se ha generalizado la práctica
de la asamblea como instancia de resolución soberana. Esta pone en
cuestión las ideas dominantes que pregonan que el pueblo no delib-
era ni gobierna sino a través de sus representantes. Este ejercicio de
democracia directa inquieta por su modalidad y contenido a los
sectores dominantes y es convergente con la gran crisis de represen-
tatividad que ha fisurado al sistema político en nuestro país (el
aluvión de votos en blanco, nulos o no votantes es una contundente
expresión de esto). La asamblea piquetera se constituye así en una
elemento altamente cuestionador del orden establecido y de las
formas de posicionarse frente a ese orden. Simultáneamente, la
participación en una asamblea es una experiencia concreta que per-
mite afirmar el sentimiento de pertenencia al conjunto al mismo ti-
empo que cada persona sabe y siente que su opinión tiene lugar e
importancia para los otros.
Existe una relación de interioridad entre la práctica social,
siempre de carácter colectivo, y la elaboración personal de situa-
ciones eventualmente traumáticas. Esto es más evidente aún en
las situaciones de crisis social como la actual. Es por ello que la
posición que se adopte será fundamental para la elaboración
psíquica y social de la situación. La adaptación activa a la reali-
dad, que incluye el tratar de transformarla, incide en tres planos
14 la marea
simultáneamente: en la persona, en sus vínculos y grupos de
pertenencia y, finalmente, en el cuerpo social en su conjunto. En
lo personal posibilita la salida del aislamiento y de la parálisis, de
acción o de pensamiento, a la vez que contrarresta los sentimien-
tos de culpa y los autorreproches por la situación padecida.
La actitud activa para enfrentar una realidad adversa, y la
práctica social que esta supone, enriquece a quien la ejerce y al
colectivo. Produce una mirada más abarcativa sobre los hechos,
acota la vivencia personalista de quien sufre una tragedia (¿por
qué a mi? solemos preguntarnos sobre una situación que provoca
un alto grado de sufrimiento).
Esta expansión de la mirada, tanto sobre la realidad inme-
diata como sobre la mediata, posibilita también una visión dife-
rente sobre uno mismo ampliando la capacidad de análisis y
reacomodando el mundo emocional y afectivo. Permite sustra-
erse a las inducciones culpabilizantes y desvalorizantes que se
suman en sus efectos a las situaciones de pérdida, preservando
la autoestima.
El miedo forma parte de los sentimientos normales en los
seres humanos, acompaña muchas veces a las personas cuando
tienen que afrontar una situación difícil. El sentirse parte de un
conjunto que protagoniza la lucha, ayuda a manejarlo y a sentirse
más seguro y potente. Este tema es particularmente importante en
lo que hace a cómo afrontar la represión, reduciendo su efecto
intimidatorio y su eficacia.
Si bien el camino no es sencillo ni lineal, hay triunfos y de-
rrotas, así como la lucha es capaz de reinstalar la esperanza, las
expectativas de futuro y la confianza en la propia fuerza frente al
escepticismo, también es la lucha, al tomar en sus manos por
parte de los protagonistas las exigencias de libertad, la denuncia
de los hechos represivos, las banderas y nombres propios de cada
uno de los mártires, la que puede enfrentar la acción del aparato
represivo. Las heroicas experiencias de nuestro pueblo enfrentan-
do a la dictadura más terrible de nuestra historia, presentes en la
memoria colectiva, son un punto de referencia para afrontar las
formas actuales de la represión. n
Luis D’Elía y Juan Carlos Alderete durante una Asamblea de los desocupados
de La Matanza
Arriba: el “Perro” Santillán en la lucha del Ingenio La Esperanza
Los autores integran el Equipo Argentino de Trabajo e Investigación PsicoSocial. El EATIP
brinda asistencia psicológica ante problemas de origen social y a personas afectadas por
violaciones a los derechos humanos.
1 Denise Jodelet.
2 Denise Jodelet.
3 Diccionario Longman Contemporary English.
4 Clarín. 9/08/01

Adolfo Colombres.
La emergencia civilizatoria
de nuestra América.
Edición del Centro de
Investigación y desarrollo
de la Cultura Cubana
“Juan Marinello”. La Habana.
En este nuevo libro, Adolfo Co-
lombres convoca a los intelectu-
ales de América Latina a retomar
en su campo el latinoamericanismo
abandonado en las últimas déca-
das, frente a la hegemonía de las
tendencias neoliberales y social-
demócratas. Sigue en ello la
tradición de pensadores como
Bonfill Batalla y Darcy Ribeiro,
quienes, a su juicio, dejaron
planteado el problema civilizatorio
ante el final del Siglo XX. "No
definirnos como civilización es, de
hecho, aceptar ser el furgón de
cola de Occidente y renunciar al
futuro", señala Colombres. Incide
sobre ello –dice– la fractura exis-
tente entre cultura y educación en
nuestros países, la cual trajo apare-
jada el desconocimiento de la his-
toria de nuestros pueblos, la igno-
rancia de su patrimonio y sus va-
lores culturales, obturando así la
posibilidad de los sujetos de trans-
formarse en ciudadanos conscien-
tes y activos en la resolución de su
destino individual y colectivo.
Razón por la cual "plantear la
emergencia civilizatoria es anclar
una política en una identidad (y en
la memoria) como conjunto de es-
trategias que despliegan tanto los
individuos como los pueblos para
dar respuesta a la dialéctica de la
historia".
A lo largo de los trabajos aquí re-
unidos, el autor revisa viejos y
nuevos problemas, como el de la
relación de la cultura de masas, los
medios de comunicación, la cul-
tura popular y el pos-modernismo,
lo que constituye al libro en un
necesario aporte a la crítica del
discurso alienante inducido por
las teorías de la globalización.
J. C.
Osvaldo Guglielmino.
Juan sin Ropa.
Editorial Biblos.
Buenos Aires. 2000.
La reedición de estos escritos poé-
ticos publicados en 1949 y 1957
reponen la expresión criolla en una
Argentina “colonizada pedagógica,
cultural y mentalmente” desde los
centros de poder con el fin de “an-
ular nuestra soberanía nacional y
extender el dominio absoluto de su
sobernía”.
El Jabalí.
Revista Ilustrada de Poesía.
Este N°12, correspondiente a 2001,
contiene un homenaje al poeta
Jorge Zunino, recientemente falle-
cido, y otro a Arthur Rimbaud con
artículos de Eduar-do Azcuy y
Enrique Molina. También poemas
de Gary Snyder, Leopoldo Castilla,
Juan García Gayo y otros autores.
Cuadernos del P.I.E.A.
Revista Interdisciplinaria de
Estudios Agrarios.
Buenos Aires, Octubre, 2001.
En su número 15, se publican
artículos sobre La confiscación y
embargo de Rosas de G. Banzato;
Las políticas agrarias a partir de la
caída del peronismo de S. Lázzaro;
El papel de la Mediería en el agro
moderno de R. Benen-cia y G.
Quaranta.
Hojas de Jujuy.
Revista de cultura de Jujuy pre-
senta en setiembre una nota sobre
las cuestiones de género y el len-
guaje de Pedro Di Pietro, un in-
forme sobre la expedición sueca
del Erland Nordenskiöld a Salta y
Jujuy a principios del siglo XX, un
artículo sobre educación socialista
en México de Belinda Arteaga
Castillo, un cuento de Jorge
Calvetti, fotografías de Marcelo
Seguí y arte digital de María Cielo
Ogando.
Fútbol, cultura y sociedad:
imágenes y palabras.
Esta publicación del Area Inter-
disciplinaria de Estudios del De-
porte de la Facultad de Filosofía y
Letras de la UBA presenta una re-
seña de las Jornadas realizadas en
agosto/setiembre de este año.
Convergencia, revista de
Ciencias Sociales.
Del Centro de Investigaciones y
Estudios Avanzados de la Facultad
de Ciencias Políticas y Adminis-
tración Pública, Universidad
Autónoma del Estado de México.
Esta publicación abordó en sus úl-
timas ediciones profundos análisis
sobre la cuestión jurídicas y de
justicia en relación a los indígenas
de Eduardo Andrés Sandoval
Forero, Ezequiel Maldonado y
Carlos Patiño; tópicos sobre glo-
balización, comunicaciones y cul-
tura escritos por Jacques A.
Wainberg, Michel Paty y Javier
Esteinoy Madrid, entre otros tan-
tos temas y autores que pueden
leerse en sus páginas.
Berta Wexler.
Las Heroínas altoperuanas
como expresión de un
colectivo.
Edit. Revista Historia Regional,
Sección Historia (ISP) y Centro de
Estudios Interdisciplinarios sobre las
Mujeres (UNR).Rosario, 2001.
El trabajo muestra cómo el pro-
ceso de independencia favoreció
la participación de estas mujeres
altoperuanas, criollas, indias y
mestizas, ricas y pobres en la
guerra. El libro sigue el recorrido
que estas mujeres realizaron en la
organización, transporte de mate-
riales y alimentos, asignación de
recursos financieros, el traslado
de familias, la organización de las
tropas de hombres y mujeres y la
participación en las acciones de
guerra. Apoyado por un anexo
documental y un abundante mate-
rial bibliográfico la autora mues-
tra con eficacia las alternativas de
una opción colectiva.
“Desprolijidades” en la
asignación de subsidios a
revistas de cultura
Este año la Secretaría de Cultura de
la Nación otorgó subsidios a revis-
tas culturales. Su objeto: “la promo-
ción de aquellas revistas de relevan-
cia y de importante significado en
el medio cultural”. Varias revistas
meritorias obtuvieron así una
pequeña ayuda (aunque sin fecha de
pago). Otras, a las que no les falta
financiación, también la obtuvi-
eron.
Pese a cumplir largamente con los
requisitos estipulados en las bases
del concurso, revistas como La
Marea, Temas de Psicología So-
cial, La Güacha (poesía) y otras,
no fueron merecedoras del subsidio,
según el criterio de un jurado do-
minado por el oficialismo y por
empleados de los grandes diarios.
Además de dos funcionarios de la
Secretaría (Elba Casetta y Darío
Sztajnszrajber), integraron el ju-
rado el sociólogo Luis Quevedo,
colaborador de Clarín y de la pro-
pia Secretaría, y los periodistas
Victor Ghitta, de La Nación, y
María Moreno, colaboradora de
Página 12 y de la revista Latido.
Jus-tamente, esta última estuvo en-
tre las premiadas. Latido, una re-
vista de gran tirada y de alto presu-
puesto, cuyo lanzamiento se empe-
ñó en publicitar el Grupo Clarín,
integra el multimedio Telefónica
Media y su portal de internet Terra.
Según afirma la página web de este
monopolio internacional,
“Telefónica Media adquirió Telefé,
Radio Continental, 8 canales del
interior, un aumento de su partici-
pación en Azul Televisión hasta el
50% de su capital y en otras tres
televisoras provinciales, config-
urándose así como una de las prin-
cipales compañías mundiales del
sector audiovisual, con una capital-
ización superior a los 1.800 mil-
lones de dó-lares”. Tantos gastos,
obligaron a Latido a buscar finan-
ciación en otro lado. La presentaron
al subsidio de la Secretaría en el
rubro “subjetividad”, y lo obtuvi-
eron.
Temas de Psicología Social Nº 20.
Apareció el último número de la pu-
blicación de la Primera Escuela de
Psicología Social fundada por el Dr.
Enrique Pichon-Rivière. En él se
publican parte de los debates y tra-
bajos presentados en las 2ª Jornadas
Latinoamericanas de Piscología So-
cial y 4ª Jornadas de Homenaje al
Doctor Enrique Pichon-Rivière,
cuyo tema central es "Cambios y
polémicas en la vida social hoy".
la marea 15
 Trabajadores de la cultura se manifiestan
Con el título “No a la guerra, el hambre y la represión”, el 26
de octubre La Marea organizó un panel de debate en el an-
fiteatro de la Asociación de Trabajadores del Estado.
Participaron Jorge Carrizo, sociólogo, profesor de la UBA;
Juan González, Secretario General de ATE
nacional, y Enrique Oteiza, sociólogo, investigador,
profesor de ciencias sociales en la UBA. La coordinación estu-
vo a cargo de Jorge Brega por la dirección de nuestra revista.
El público, compuesto por docentes, artistas plásticos y otros
trabajadores de la cultura intervino activamente en el debate
con los panelistas. En estas páginas publicamos una síntesis
de las intervenciones.

NO a la guerra,
A
l darle inicio, Jorge Brega enmarcó el acto en la
tradición de los intelectuales del campo popular
argentino, comprometidos con la lucha antiimpe-
rialista y por la emancipación nacional y social.
Otra tradición -dijo- es la de nuestra propia revista:
“Quienes la editamos nos hemos pronunciado con anteri-
oridad ante hechos similares. Desde ya, lo hicimos contra
la agresión británica en Malvinas, que también era presen-
tada como un combate de la democracia contra la tiranía.
Pero los ingleses no le arrebataron por segunda vez las islas
a la dictadura, sino al conjunto del pueblo argentino”.
“En la revista Nudos en la Cultura Argentina -agregó-
nos pronunciamos también contra la invasión social-impe-
rialista a Afganistán, que la dictadura videlista apoyaba
burlando el boicot norteamericano para llevarle trigo a
Moscú. Nuestra revista promovió y publicó solicitadas de
intelectuales argentinos en repudio al ataque. Después, en
1985, reporteamos a la delegación del Frente Unido
Nacional de Afganistán 1 que visitó nuestro país en-
cabezada por Abdul Qayún. Este frente, como otros gru-
pos patriotas, no estaba financiado por EE.UU., como sí lo
estuvieron más tarde los talibán. El Dr. Qayún, un mar-
xista-leninista revolucionario, fue asesinado más tarde en
Pakistán, justamente donde funcionaban las escuelas ta-
libán.
“EE.UU. esgrime ahora la lucha contra el terrorismo
para ocultar el motivo de siempre: plantarse sobre las
reservas petrolíferas y gasíferas en el corazón de Asia.
También a nosotros nos duele el terrorismo indiscriminado
que mata a gente del pueblo, trabajadores y niños ino-
centes. No es un método de lucha que compartamos. El
imperialismo norteamericano ha atraído hacia su propio
territorio el terror que ha aplicado por décadas sobre otros
países. Pretende hacernos creer que con sus bombardeos
criminales va a liberar al pueblo afgano de la opresión
ultra-reaccionaria de los talibán. Algunos aquí recordarán
un libro muy leído en su momento: Los condenados de la
tierra. En él, o tal vez en Sociología de la liberación,
Frantz Fanon se refiere al velo de la mujer musulmana.
Las familias argelinas consideraban prácticamente prosti-

16 la marea

el hambre
y la represión
tutas a sus hijas cuando se quitaban el velo, no tanto por
que se mostraran al descubierto como por considerar que
se entregaban a la cultura del opresor francés. Sin em-
bargo, cuando esas mujeres se vestían a la europea para
facilitar su infiltración entre las fuerzas enemigas durante
la guerra de liberación, eran comprendidas. Del mismo
modo, nosotros deberíamos aspirar a que las mujeres af-
ganas se liberen, no ya gracias al falso paternalismo ang-
lo-yanqui, sino por su propia acción revolucionaria.
“El gobierno de De la Rúa y antes el de Menem æcon-
cluyó Brega antes de presentar y dar la palabra a los pan-
elistasæ nos han hundido en la desocupación y el hambre
(también nos han expuesto a atentados terroristas) como
consecuencia de sus políticas obsecuentes con los imperi-
alismos. Para aplicarlas, necesitan acrecentar la represión
a las luchas populares. Debemos oponernos y reclamar la
libertad de los luchadores populares encarcelados o
perseguidos. Y decir no al envío de tropas o cualquier tipo
de ayuda a la coalición de potencias que agrede al pueblo
afgano.”
Más de un centenar de artistas plásticos se manifestaron contra la guerra imperialista.
Jorge Carrizo
A continuación, Jorge Carrizo caracterizó a la guerra
como una agresión imperialista contra un pueblo y un país
oprimidos, presentada como batalla global contra el ter-
rorismo.
“Pero -se preguntó- ¿cuál es el terrorismo que combate?
¿Será acaso el de las intervenciones de sus marines en
América latina a principios del Siglo XX, cuando practica-
ban la política del “Gran Garrote”, política que sufrieron
Panamá, Cuba, Nicaragua o México hasta 1915, y poste-
riormente, en la década de 1950, la Republicana
Dominicana, Guatemala y aún sigue sufriendo Cuba?
¿Serán los planes con que organizaron el golpe con
Pinochet y el Operativo Cóndor? ¿O más próximamente,
las intervenciones en Grenada, Panamá, Haití, Colombia?
¿Serán los ataques criminales contra Hiroshima y
Nagasaki? ¿Contra Vietnam, Irán, Irak, Yugoslavia? ¿O el
apoyo al terrorismo practicado por el Estado israelí contra
el pueblo palestino? Desde ese punto de vista, es cier-
la marea 17
 No a la guerra, el hambre y la represión
to lo que plantea Noam Chomsky cuando dice que EE.UU.
es el principal estado terrorista del mundo”.
Al referirse a los atentados, Carrizo opinó que el te-
rrorismo, sobre todo cuando es utilizado como medio de
lucha por un extremismo nacionalista o religioso, produce
-en su indiscriminación- víctimas inocentes en el campo
del pueblo y crea confusión en su seno. “Los pueblos que
luchan en el mundo contra la explotación social y nacio-
nal -señaló-, los trabajadores y miembros del movimiento
pacificista y revolucionario norteamericanos o de países
europeos, los que realizaron las movilizaciones anti-glo-
balización en Seattle, por ejemplo, no son responsables de
los crímenes del imperialismo norteamericano”.
“El móvil de EE.UU. -continuó Carrizo- es asentar sus
intereses militares y económicos, particularmente petrole-
ros, en una área estratégica que estuvo siempre en disputa
por las grandes potencias, como es el Asia Central, el Mar
Caspio y ese corredor entre Europa y Asia que —se sabe
también ahora— es eje de un importante tráfico de drogas
y armas.
“En el marco de una crisis mundial, EE.UU. puede
pensar que las inversiones en la guerra lograrán revertirla.
En esta guerra EE.UU. cuenta con la colaboración de otras
potencias imperialistas como Inglaterra y Rusia, pero esto
puede ser como esas confluencias entre mafias, que acuer-
dan cómo operar en determinada zona pero el verdadero
fin es fortalecer la presencia propia y acordar el reparto del
botín.”
“Frente a esta situación, el gobierno argentino adoptó la
misma actitud de servilismo que tuviera el de Menem
cuando firmó los acuerdos que incluyeron a nuestro país
como un aliado extra OTAN y que De La Rúa prolonga
ahora planteando la aplicación del Tratado Interamericano
de Asistencia Recíproca TIAR, que fue el mismo instru-
mento que los norteamericanos se negaron a aplicar ante
la agresión británica en la Guerra de Malvinas.
“(…) La embajada norteamericana pretende una insta-
lación militar propia en Chubut y pide que se asigne a las
fuerzas armadas argentinas la seguridad interna y que se
las destaque a la Triple Frontera. La aceptación del go-
bierno sería una claudicación a la soberanía nacional, así
como viene claudicando respecto del patrimonio nacion-
al.”
Por último, Jorge Carrizo sostuvo que el abandono que
hacen algunos de la teoría del imperialismo —cuyo centro
ESCUELA SUPERIOR DE PSICOLOGIA SOCIAL
DE MENDOZA
“Dr. Enrique Pichon-Rivière”
Directora: Lic. Nora Petri de Bauzá
Carrera: Nivel terciario • Modalidad: Técnica
Título que otorga: • Técnico Superior en Operación Psicosocial
(especializado en trabajo grupal, institucional y comunitario)
Título intermedio: • Técnico en comunicación y trabajo grupal
25 de Mayo 547 • 1º Piso • Mendoza • Tel.: (0261) 4235813
18 la marea
es la existencia de países imperialistas y países oprimi-
dos— para reemplazarla por distintas variantes de la
teoría de la globalización, puede operar como un freno a
la crítica activa de quienes se oponen a la guerra. Las
tesis de la “globalización” plantean que no existen esta-
dos nacionales, que el mundo globalizado es unipolar y
sólo se le oponen las distintas formas de fundamentalis-
mos religiosos y étnicos. Según estas teorías, existiría
una situación de “empate” en la que no hay que estar ni
con uno ni con otro. “Entiendo –dijo– que es imposible
ser neutral y hay que oponerse a la guerra. Es necesaria
una gran campaña de repudio contra esta nueva guerra
de agresión imperialista iniciada por los EE.UU. con el
pretexto un acto de justicia. La posición ‘ni con uno ni
con otro’ es riesgosa por la propia naturaleza de la situ-
ación y por la necesidad de constituir una importante
fuerza en cada país que, como viene sucediendo en
Chiapas, Ecuador, etc., permita enfrentar este avance
imperialista y recuperar nuestra soberanía para construir
con los países hermanos otros futuro.”
Juan González
El secretario de ATE celebró el lema de la mesa ob-
servando que “guerra, hambre y represión“ son temas
inse-parables y el “No” del título resultaba claro en la
definición de la denuncia. “La historia de la humanidad
-dijo- es la lucha por la satisfacción de las necesidades
para la vida. La organización de las comunidades en los
estados modernos tiene que ver con la organización
política soberana para resolver la vida en un territorio
determinado. En América Latina, la militarización de
nuestros paí-ses con la Doctrina de Seguridad Nacional,
elaborada en el Norte, buscó la destrucción de las fuer-
zas populares para apropiarse del territorio y sus riquezas
naturales. La democracia, como gobierno del pueblo que
va construyendo la identidad y la soberanía nacional, es
un obstáculo para esa política. Por eso se generaron las
dictaduras en América latina, de las que todavía tenemos
huellas. Incluso tuvieron una planificación militar con-
junta para la desaparición de militantes populares, como
fue la operación Cóndor”.
González señaló que aquellos que se apropiaron de
todo, se apropiaron también del mercado, al punto que
hoy, al no poder expresarse como gobierno, lo hacen a
través del mercado, que aconseja o cambia ministros y
gobiernos. Opinó que la democracia recuperada en
América Latina es restringida y condicionada, una de-
mocracia formal vacía de contenido y de representación
política de fuerzas populares. “Es importante plantear
esto -señaló- porque en la guerra está en disputa la so-
beranía, el poder y su apropiación. El resultado de este
proceso es nuestro país es 14.000.000 de pobres: cada
vez más excluidos. (…) La democracia no está en que
nos convoquen cada cuatro años a decidir cómo sigue
nuestra historia. Por el contrario, la democracia, como
gobierno del pueblo, es la construcción constante de con-
senso político social para ir resolviendo la vida de todos.
El objetivo fundamental de la dictadura fue la desinte-
gración social y la destrucción de las fuerzas populares.
El disciplinamiento social mediante el terror se ins-
taló en América latina para evitar la participación y la
construcción de la identidad colectiva. Quienes participa-
ron en la planificación de ese proceso hoy están gober-
nando. Son los que transfirieron al pueblo la deuda ex-
terna privada, entregaron nuestro patrimonio y nos sigui-
eron endeudando a costa de que algunos siguen acumu-
lando todo. Para cambiar eso la única forma es construir
un poder popular. Reconstruir el poder colectivo de de-
cisión política, que no es un acto electoral, es asumir entre
nosotros la capacidad de decidir y resolver nuestra vida.
“(...) Para mantener la desintegración social funciona el
mecanismo del terror. El temor a la desocupación es uno
de los mecanismos de disciplinamiento social. Otro es la
represión, cuando ya no alcanzan los mecanismos asisten-
cialistas de control social y se generan conflictos que su-
peran al miedo. Por eso: hambre, represión y también
guerra. Porque en la globalización de este pensamiento
único, que no es tal, sino hegemónico, el poder financiero
mundial ha superado la identificación del viejo concepto
de imperialismo y nación. Ya no tiene nación ni patria el
poder globalizado. Entonces se da la contradicción de
cómo seguir sosteniendo la explotación y el avance del
poder globalizado ante un conflicto social también glo-
balizado. Están el G7, el FMI, el BM y otras organiza-
ciones de la estructura neoliberal capitalista internacional,
que garantizan los objetivos de este poder financiero con-
centrado, sometiéndonos a sus designios. El Banco
Mundial y la Organización Mundial de Comercio son or-
ganismos internacionales que, con el ALCA, quieren
convertirnos en una simple área de libre comercio.
“Para terminar, quiero decir que esta guerra es parte de
un conflicto mundial en el cual estamos involucrados
aunque no seamos el escenario. El eje es la Doctrina de
Seguridad Nacional que intenta instalar un orden en
América latina con la militarización en el sur, y en fusión
de eso la represión y el terrorismo desde el poder del
Estado para destruir toda fuerza opositora. Hoy este plan-
teo se está haciendo como Doctrina de Seguridad Mundial.
Y tiene las facultades del terror de un Estado que quiere
sostenerse como Estado imperial para destruir toda
oposición. Antes, todo acto sospechoso era subversivo,
hoy es terrorismo (más allá de Bin Laden). Es la misma
ideología y la misma política que nosotros conocemos
bien. La forma de oponernos es incluirnos, no pedir que
nos incluyan, para recuperar la soberanía, nuestros terri-
torios, nuestra forma de vida y construir la identidad
popular.”
Enrique Oteiza
Enrique Oteiza consideró importante reconocer que
existe ya una situación de guerra y esto implica un antes y
un después claramente diferenciables. “Una guerra æpre-
cisóæ desata un proceso maniqueo, con la opción entre el
bien y el mal (‘se esta conmigo o contra mí’) y la desapa-
rición de toda posibilidad de diálogo, de posiciones inter-
medias. Los discursos de Bush al parecen salidos de un
manual de operaciones simbólicas y discursivas asociadas
necesariamente a toda guerra.
“Otra característica es que una vez desencadenado el
proceso es impredecible. Su evolución en el tiempo y su
resultado final casi nunca se ha desenvuelto de acuerdo
con lo previsto por quienes iniciaron la guerra. Esto en el
Siglo XX fue más que elocuente; hay más de 70 millones
de víctimas de ambas guerras. Debemos establecer una
diferencia entre una guerra como la que estamos viviendo
y las formas de intervención que un poder imperial aplica
a diario en el mundo. América Latina es el libro abierto de
todas las formas de intervención que el imperialismo
puede aplicar. Sin embargo, cuando se desencadena una
guerra es otra cuestión. Si me lo permiten, voy a contar
una anécdota de mis años de exilio. Durante un período
trabajé en Ginebra en el Instituto de Desarrollo Social de
Naciones Unidas. Después de mucho tiempo de entrar al
Palacio de las Naciones, reparé en una placa que estaba
sobre una puerta que sólo abren cuando va un jefe de
Estado. La placa dice: “Este Palacio de las Naciones ha
sido construido por La Liga de las Naciones como testi-
monio de la coo-
peración en aras
de la preser-
vación de la paz
y la convivencia
de los pueblos”.
La fecha: enero
de 1939. Me pel-
lizqué y lo leí de
nuevo. En esa
fecha Hitler ya
había anexado
Austria y se
había firmado el
vergonzoso pac-
to de Mu-nich
con Cham-
berlain, se había
firmado el pacto
Ribbentrop-
Molotov, todos
hechos de prim-
erísima magni- Enrique Oteiza, Jorge Brega, Jorge Carrizo y Juan González
en el debate organizado por La Marea
tud, todos por
fuera de la Liga
de las Naciones, que se había constituido después de la
Primera Guerra para que no volviera haber otra guerra
mundial. Muy poco después de aquella inauguración
solemne con todos los representantes de países miembros
de la Liga, incluida la Argentina, Alemania invade Polonia
y se desencadena con toda su dinámica espantosa la
Segunda Guerra Mundial. Alarmantemente parecido a lo
que ha pasado con el orden Internacional construido
después de la Segunda Guerra y tras la caída del Muro de
Berlín. Casi todo pasa por fuera de las Naciones Unidas,
salvo cuando es útil para las superpotencias dominantes.
“Contra la Pimera Guerra Mundial aparecen dos fi-
guras totalmente solitarias que parecían excéntricas y
cuya protesta tuvo efecto cero: Bertrand Russell en
Londres y Einstein en Berlín. Y por supuesto los dirigen-
tes revolucionarios en Rusia, lo que aparece claro en la
autobiografía de Trotsky, quien señala que esa guerra in-
tercapitalista no era el problema del movimiento re-volu-
cionario ruso, que tenía otros objetivos: la transfor-
la marea 19
 No a la guerra, el hambre y la represión
ropeos a extender la guerra, que era
una de las ambiciones iniciales de
Bush. Todo encubierto por palabras
como “libertad” o “contra el terro-
rismo”, que tienen un olor a pe-tró-
leo que apesta. Mucho más en el
caso de Bush, que representa de
manera directa los intereses de la
industria de armamentos.
“Nosotros tenemos que afirmarnos
con el mayor vigor del que seamos
capaces y decir no a la guerra. La
historia del Siglo XX tiene mártires
de sobra. En la Argentina algo apren-
dimos de terrorismo y terrorismo de
Estado, sobre impunidad y guerra.
El no a la guerra es fundamental. Y
coincido que tiene que ser un no con
un contenido específico, ligado a la
lucha que nosotros estamos desar-
Afiche de la manifestación de los artistas plásticos en Buenos Aires rollando. Tenemos que impulsar ca-
da vez más la lucha contra las formas
mación de la sociedad y la instauración del socialismo. La de imperialismo que están en las causas de las guerras.
guerra hace desaparecer la ética y el derecho internacional Tenemos que luchar por un cambio interno por medios
preexistente, que en parte incluye muchas conquistas de la pacíficos, políticos, organizando un poder de base popular,
lucha de los pueblos, como el derecho a la identidad, a la una articulación política que pueda producir un cambio de
autodeterminación, a las distintas formas de la vida, a la rumbo a las políticas que se están llevando a cabo en la
preservación de los derechos humanos.” Argentina a nivel nacional y de alineamiento internacional
Oteiza se refirió luego a las causas de la guerra actual, automático. Sostener muy claramente nuestra posición de
que adjudicó a un orden mundial injusto, explotador y no a la guerra nos obliga también a definir el papel que
perverso. “Cómo es esta guerra -dijo- es una pregunta queremos para Argentina en la posguerra. Habrá que
fundamental. Ciertamente no es como las guerras mundia- luchar más duro que nunca por la instalación de un nuevo
les entre los países capitalistas desarrollados, ni como los orden mundial. Cualquiera sea el resultado de la guerra no
conflictos de la Guerra Fría, donde había un equilibrio se puede aceptar el orden actual o cualquier otro que no
entre las potencias basado en el terror nuclear y las guerras sea satisfactorio.
se desarrollaban en la periferia, por el control de los países “(…) Hay que ser claro contra la guerra y también con-
que se iban independizando, para impedir que se instalara tra el terrorismo. En función de nuestros objetivos no po-
en ellos algún régimen afín al bloque socialista del demos dejar de condenar la ética de que el fin justifica los
COMECON, o a China. (…) La guerra anterior en medios. No podemos aceptar, desde los valores por los
Afganistán fue parte de la Guerra Fría. La Unión Soviética que luchamos, que mueran miles de trabajadores. No te-
no podía permitir que se instalara en su frontera un régi- nemos que caer en ningún tipo de confusión respecto a
men que no le fuera afín. EE.UU. tampoco podía permitir eso. Y tenemos muy claro las formas de terrorismo que
que se instalara un régimen afín a la URSS. En el medio han apoyado los EE.UU., que condenamos igualmente. El
estaba el pueblo que luchaba por su propia subsistencia y atentado de Oklahoma no fue de Bin Laden, EE.UU. allí
su independencia, que fue sacrificada. Su territorio sufrió no declaró la guerra porque hubiese sido una autoinmo-
pérdidas espantosas. Un gobierno fue establecido, acepta- lación. Hay que condenar la guerra y tener muy claras las
do por Occidente, mientras se derrumbaba la Unión causas. Hay que sumarse a todo lo que se pueda oponer a
Soviética. No hubo ningún Plan Marshall para ayudar a esto y luchar por un nuevo orden. Hacer todo aquello que
ese pueblo destruido a salir de la miseria más negra. Ahora hicieron los países periféricos, desde los No Alineados a
viene la guerra actual, que Bush definió que va a ser larga. otras formas de lucha. Debemos encontrar también nuevas
Hunttington, uno de los intelectuales orgánicos del poder formas y algunas están surgiendo. Gracias.” n
hegemónico en EE.UU., profeta de la guerra de civiliza-
ciones, había afirmado que la próxima guerra sería entre el
islam y occidente. Ni bien se desencadenó el conflicto
hizo declaraciones diciendo que no era la guerra que él
profetizaba. Quedó aterrorizado como Frankestein por el
monstruo que había anunciado. No creo que la dinámica 1 El Frente Unido Nacional de Afganistán, una alianza muy amplia de fuerzas
de la guerra vaya a llegar a la profecía de Hunttington. democráticas, estableció, al fin de la lucha contra la ocupación soviética, un go-
Europa tiene interés en que la guerra no asuma el carácter bierno democrático laico en la provincia de Nimruz, al sudoeste de Afganistán. A
diferencia de los Talibán y de la Alianza del Norte, no se aliaron a potencias ex-
de esa profecía porque en su propio territorio viven mi- tranjeras. Hoy ponen el centro en la lucha contra la agresión norteamericana y
llones de islámicos. Hay una resistencia de los países eu- pugnan por consolidar una “tercera fuerza” de carácter democrático-popular.

20 la marea

r eality shows:
MIRAR
Los griegos consideran a la lechuza sím-
bolo de la sabiduría porque es el animal que
puede ver en la oscuridad de la noche. La
caricaturización de Diógenes buscando la
verdad del hombre alumbrado con una lint-
erna refiere a lo que puede captarse a través
de los ojos. Ver, mirar, el ojo humano, una de
las partes más sensibles del cuerpo, se fue
desarrollando a través del tiempo como un
componente activo de la experiencia y el
conocimiento.
¿De qué clase es esta mirada que hoy queda
pendiente, fascinada, en el seguimiento de los
reality? ¿En qué necesidad o en qué carencia
se monta el negocio “global” que los produjo,
multiplica y dispersa? ¿Cuánto hay de mór-
bido y monstruoso en esa dependencia de las
imágenes que la pantalla muestra y alimenta?
La visión durante horas de un grupo de
personas simplemente conviviendo parecería
lo más lejano a lo que conocemos por tiempo
televisivo, y también lo más aburrido. Sin
embargo, millones en el mundo quedan “pren-
dados” de este tipo de espectáculo. ¿Qué es lo
que ven? ¿Qué miran? En principio, podría
estar la curiosidad de ver reflejada la hoy des-
lucida vida cotidiana, vuelta espectáculo a
través de la pantalla. Sería así un fenómeno
emparentado con aquel éxito de Víctor Hugo
y el folletín en el siglo XIX, cuando el desa-
rrollo de la técnica, la producción y las condi-
ciones de vida permitieron el acceso de ma-
nera masiva a la lectura, y los sectores so-
ciales que se incorporaban podían verse en los
personajes que aparecían en sus páginas. En
los reality, personas presuntamente elegidas
entre “el montón”, anónimos como casi todos
nosotros, pasan a convertirse de repente en
22 la marea
figuras interesantes para millones, a popu-
larizarse, a llenar la pantalla.
Sin embargo, el gancho de la “vida real” no
es suficiente para mantener la atención en los
tiempos del zapping. Entonces, las producto-
ras incorporaron ingredientes: la competencia,
la “diversidad” de los participantes y la exa-
cerbación de situaciones y sentimientos que
habitualmente nuestra cultura impone ocultar:
es decir, poner fuera del alcance de los ojos.
Aquí, en cambio, millones pudieron ver a
través de la televisión alemana cómo Kerstin
tuvo sexo con Alex durante la transmisión de
Gran Hermano, seguidos por el ojo implaca-
ble de una cámara infrarrojo que atravesó la
oscuridad. En realidad, la escena apenas fue
sugerida por una serie de movimientos debajo
de las sábanas, mucho menos de lo que ofre-
cen la mayoría de las películas, y ni qué hablar
de las pornográficas. Pero el hecho de seguir
una situación “real”, con sexo “real” y en ti-
empo “real” bastó para llevar el rating que
venía en los escasos 6 puntos a cifra record,
ser noticia en la prensa de todo el mundo y
e-levar a 32.000 dólares el precio del minuto
publicitario (ver Gran negocio “global”).
Desde entonces, millones siguieron cada se-
gundo de Gran Hermano en los países donde
se dio, a la pesca de un instante parecido.
El cuerpo y la sexualidad están entre los
primeros “ganchos” para la mirada. Así lo
demostró pioneramente La casa transparente,
armada en enero de 1999 en Chile, donde una
construcción diseñada en vidrio permitía
seguir a la actriz Daniela Tobar en su “vida
cotidiana”. Lo más esperado era el momento
del baño. Y aquí, los videos difundidos sobre
Tamara aumentaron su popularidad y la de
Gran Hermano y la hicieron centro por unos
días de un sinnúmero de programas.
Pero el sexo solo no alcanza. La picardía
Escribe Mirta Caucia
entonces está en seleccionar participantes
“atractivos para el público”, como señaló Sergio
Vainman (ver recuadro). Poner a disposición
del ojo la posibilidad de fisgonear en vidas
ajenas con casi siempre algo ocultado o consid-
erado ocultable. “Necesitaban al personaje lés-
bico alcohólico”, declaró Ruthie, participante
de Survivor en EE.UU., que durante la serie
salió de un boliche borracha, chocó con su auto
y fue obligada por la producción a internarse y
volver al programa. El mundo gay es otro in-
grediente elegido en casi todas las versiones.
Disputar al espectador se torna difícil en un
mundo donde la televisión convencional, el
cine, Internet y las revistas especializadas
hacen “navegar” el ojo donde le plazca. En la
competencia por dar algo más, ¿qué mejor que
mostrar la agonía y la muerte, eso que el res-
peto y el pudor han obligado a mantener siem-
pre lejos de la ajena mirada? Los realizadores
de The Real World, de MTV, tuvieron que
agradecer contar con esto en su menú. Claro
que se esforzaron por ayudar a la primicia: en-
tre sus participantes seleccio nar-
on a Pedro, un jo-ven
cuba-no de Mi-
ami, enfermo
de HIV,
que vivió
sus últi-
m o s
días,
c a s i
agónico,
en la fil-
mación, y
mu-rió poco
después de grabar
el programa y mientras
se estaba transmitiendo. La difusión de la noti-
cia, claro, hizo saltar el rating y ganar fama.
El vivir “mirado” o el mirar “viviendo” intenta reemplazar cualquier otra actividad. Sin
embargo, no alcanza con fisgonear; a este modelo televisivo extremadamente competitivo
necesita ofrecer y estimular las peores miserias en tiempo y formato real para atrapar au-
diencia. En estas páginas un exhaustivo análisis desnuda el trasfondo ideológico y político
que subyace en este formato mediático.
una mirada
SER MIRADO
La propuesta encaja con la sed de “ser al-
guien”, en una sociedad donde el desarrollo
personal y la identidad están permanente-
mente amenazados y devastados. Ser, en tiem-
pos de los medios masivos, es asimilado por
muchos a ser mirado. “Los aspirantes dicen
que se sienten atraídos por el desafío y que
quieren participar de esta experiencia porque
creen que va a ser única en sus vidas”, afirm-
aba Vainman a propósito de los miles de aspi-
rantes para Gran Hermano en la Argentina.
En 1997 Jennifer Ringley, hasta entonces des-
conocida, inició una práctica luego multipli-
cada: a través de cámaras digitales conectadas
a su PC puso su intimidad bajo el ojo de mi-
llones de navegantes de Internet que visitaban
por día su página. Christos Kendiras, un
mecánico griego, asesinó a su suegra y a un
amigo, secuestró un micro con 33 turistas
japoneses, y después de recorrer más de 200
kilómetros, amenazar con asesinar a todos,
provocar un despliegue policial inédito y ar-
mar un revuelo internacional, pidió hablar con
un famoso conductor de televisión y se en-
tregó ante las cámaras. Christos, por unos
ins-tantes, mientras concitaba millones de
miradas, habrá sentido en medio de su
alienación su individualidad restaurada.
Con más realismo, desde el otro lado del
mostrador Vainman deshace la ilusión: “En la
tele todo es de una fugacidad aterradora. Uno
no tiene tiempo de asentarse en algo que ya
aparece otra cosa que lo reemplazó. Los que
trabajamos en este medio tenemos permanen-
temente la sensación de ir al vacío y perderlo
todo. (...) El que busque la trascendencia a
través de la televisión está corriendo detrás de
una zanahoria que nunca va a alcanzar”.
En los reality, las acciones terminan en el
vacío. Ni los protagonistas ni los espectadores
pueden conocer ni elaborar nada; lo que se
vende como participación no es en realidad
más que un sometimiento pasivo a lo que más
allá de la pantalla productores, directores, gui-
onistas... y el rating arman.
“Los novelistas son como los buitres”, dijo
uno vez Mario Vargas Llosa. Se refería a que
escarban entre la carroña en busca de sus ma-
teriales. Pero la carroña los precede, y lo que
construyen es ficción. En los reality en cambio
se estimula la aparición de la carroña, y se
ofrece como reali-
dad de la vida hu-
mana. Los partici-
pantes son adrede
puestos en condi-
ciones de aislamien-
to, poco espacio,
competencia (por el
premio y por el rat-
ing) y juz-gamiento
que exa-cerban los
peores sentimientos.
“Con la seducción de mirar las relaciones in-
terpersona-les y la seducción de la sexualidad,
se está contrabandeando una visión muy per-
versa de las relaciones interpersonales y los
vínculos entre humanos. (...) Son sujetos ex-
perimentales para una mirada que los juzga -el
público que vota quién se tiene que ir-, que ni
siquiera tiene protagonismo en el grupo de
pertenencia de esos sujetos. (...)El conflicto no
es visto como algo para ser resuelto, sino que
su resolución debe ser la supresión del otro”,
señalaba en un reportaje Ana Quiroga a prin-
cipios de este fenómeno en la Argentina. Vaya
un ejemplo de las consecuencias: uno de los
participantes expulsados de la versión sueca de
Survivor se suicidó después de dejar la isla.
DETRAS DE LA MIRADA
La avidez del ojo, su papel en el cono-
cimiento, la posibilidad de elaboración que
ofrece enfrentar con la mirada lo que se oculta,
o lo que no querríamos ver, fueron siempre, y
lo siguen siendo, una necesidad humana.
Muchas veces lindante con lo impúdico. Hace
poco, Pablo Mehanna, un profesio-nal de la
cámara, expuso una serie de tomas en las que
sigue la agonía de su padre, desde su última
internación hasta el crematorio. La escritora
Gabriela Liffschitz armó
una muestra con fotos que
tomó de su propio cuerpo
tras sufrir una mastecto-
mía. Ese quiebre del límite
entre lo que se debe
mostrar y lo que no, entre
lo público y lo privado,
conserva en estos ejemp-
los cierto sentido, se of-
rece como exorcizador,
catártico -al menos para
sus autores- del espanto y el dolor que pro-
ducen la mutilación y la muerte. Lo criticable
de los reality, en cambio, es que con la apari-
encia de desocultar ocultan la vida real de las
personas reemplazándola por una fantochada.
En un espacio artificial, con rígidas normas,
los productores mueven los hilos para que cada
cual se comporte como es esperado para hacer
un éxito del programa.
Mirados “vivir” por millones, o mirando
“vivir” sentados detrás de la pantalla, la activi-
dad (siempre transformadora de este mundo y
parte de la condición humana) es reemplazada
por el voyeurismo, y el sadismo y la crueldad
son entonces las propuestas más “avanzadas”.
Sadismo y crueldad que recrean,
la marea 23
 en un círculo perverso, los que padecen par-
ticipantes convertidos de sujetos en objetos
(su principal actividad es durante las 24 horas
ser mirados), y espectadores fascinados por
esa pseudorrealidad, que asemejan aquellos
encadenados de la caverna platónica confun-
diendo la vida con las sombras que alguien
proyectaba en la pared-pantalla.
La entronización del sadismo y la crueldad
en la televisión, por otra parte, no es exclusiva
de los reality: ha desbordado las series y lle-
gado a la publicidad (baste recordar a esa
“cajita vengadora” que “heroicamente” aplas-
taba a un chico, o la de pizza “Sibarita”) y se
manifiesta también en el ensañamiento con
que lo íntimo y privado es arrasado y con-
vertido en espectáculo.
Los “escándalos” de Tamara o las infideli-
dades en Confianza ciega tienen que disputar
rating con faranduleros reales que se pasean
mostrando intimidades por Rumores, Memo-
ria, Intrusos, Nominados, armando a veces
altercados que duran varios programas.
Gran Hermano compite con el sitio de
Internet donde el sheriff de una cárcel de
Arizona, Joe Arpaio, expone la vida de los
internos con uniforme a rayas y ropa interior
rosa a través de las imágenes que durante 24
horas recogen cuatro cámaras. “¡Primera
telecámara en vivo desde una cárcel! Pueden
verse escenas de violencia o comportamiento
sexualmente inapropiado. ¡Véalo ahora!” pro-
pagandiza la entrada a la página.
Battle royale (del japonés Kinji Fikasaku)
y Series 7 (del yanqui Daniel Minahan), fic-
ciones sobre reality donde los participantes
deben eliminarse físicamente hasta quedar un
ganador, son ampliamente superadas en cuan-
to al sadismo por la pena de muerte, y por la
transmisión de las ejecuciones en la TV
norteamericana. En junio de este año, por
ejemplo, millones siguieron cada paso de la
de Timothy Mc Veigh, acusado por el atentado
de Oklahoma, respetando apenas el ins-tante
de la expiración. Un grupo de 232 privi-
legiados pudo gozar de la muerte misma en
vivo a través de la televisión cerrada.
Ficción y realidad pierden en el medio los
límites. Aviones perforando las Torres
Gemelas sin ningún muerto; guerra sin cadá-
veres; cuerpos destrozados chorreando sangre
de a decenas en cada serie, que reaparecen
enteros en la próxima. La manipulación de
imágenes llevada al paroxismo a través de
sofisticados equipos que permiten incorporar
algo que no está a una escena transmitida en
vivo (se usan en publicidad, pero podrían
también mostrarnos la invasión de un ejército
donde nunca hubo nada). Mentiras verdad­
eras y verdades mentirosas. Saturación de
imágenes dudosas, mezcladas,
24 la marea
contradictorias con lo que más allá del ojo
conocemos. Armar, montar, “realitizar” la fic-
ción, ficcionalizar la realidad. Mostrar para
tapar; mirar para no ver nada.
EL GRAN HERMANO
“La televisión recibía y transmitía a un
mismo tiempo. Cualquier palabra que pronun-
ciara Winston, como no fuera en voz muy baja,
sería captada de inmediato por el aparato; to-
davía más, mientras permaneciera dentro del
campo visual de la placa metálica, podía ser
visto a la vez que oído. Desde luego, no existía
medio de comprobar en un momento dado si
era uno objeto de vigilancia o no, como tam-
poco resultaba posible determinar el sistema
de que se valía la Policía del Pensamiento para
intervenir los aparatos particulares o determi-
nar la frecuencia con que lo hacía. (...) Había
que vivir como acechado en todo momento
por ojos invisibles, salvo en la oscuridad más
absoluta, y como si cada sonido emitido fuera
captado por oídos extraños. (...) EL
HERMANO GRANDE OS VIGILA.” (De la
no-vela de George Orwell, 1984).
El Hermano Grande de Orwell inspiró el
nombre de Gran Hermano. Lo que en 1948
-año en que se escribió la novela- era pura fic-
ción con que se metaforizaba el terror a una
sociedad totalitaria, se ha convertido hoy en
realidad. Paradójicamente, no estamos en el
comunismo, al que según los críticos 1984
parodiaba, sino en el capitalismo más desar-
rollado, “salvaje”, “global” o como se le qui-
era llamar a esta etapa de los imperialismos.
Como Winston, por un lado somos bom-
bardeados desde las pantallas con lo que los
medios transmiten a fin de controlar nuestro
consumo, decirnos cuáles y cómo deben ser
nuestros afectos, cuál nuestra cultura y nuestra
ideología. Y por el otro, vía satélite, somos
permanentemente espiados.
Faxes, correos electrónicos, telex, Internet,
teléfonos fijos y celulares, no importa incluso
si se trata de fibra óptica o cables de telefonía
submarina, el Echelon vigila para los yanquis
y los británicos -que lo hacen llegar a Canadá,
Australia y Nueva Zelanda- 3.000 millones de
comunicaciones diarias. En cualquier lugar,
somos captados por alguno de sus 120 saté-
lites, y tal vez al mismo tiempo por el
Frenchelon de los franceses o el Sorm de los
rusos. Nuestra escritura y nuestras voces son
seleccionadas si a las supercomputadoras es-
cuchas les suena alguna “palabra clave” re-
gistrada.
Nuestras modestos ordenadores vienen
desde la fábrica y los servicios de red con Net-
scape y Lotus les aditamentan para que la
NSA norteamericana y el FBI puedan ser
partícipes de nuestras operaciones cotidianas.
Después del escándalo del “Carnívoro”
-sistema incorporado para la vigilancia del
FBI en EE.UU.-, una convención internacio-
nal sobre cibercriminalidad realizada a fines
de agosto en Francia prácticamente legaliza el
espionaje electrónico: la policía puede pene-
trar, barrer, copiar y supervisar los contenidos
de la computadora (art. 14 del documento
emitido) y las empresas que administran los
accesos a la red están obligadas a guardar una
grabación de datos de los usuarios.
Además de las agencias de inteligencia y la
policía convencional, también somos expues-
tos a través de las empresas a otra “policía”:
los “cookies” insertados en los discos rígidos
por las agencias colocadoras de anuncios en
Internet permiten seguir nuestras huellas elec-
trónicas, archivar qué movimientos realiza-
mos. Para uso más doméstico, al módico pre-
cio de 99 dólares se vende en EE.UU. software
para que los jefes controlen y registren todos
los mails enviados y recibidos por sus em-
pleados.
Como en el mundo de Winston, los teléfo-
nos de nuestra sociedad, además de servir para
comunicarnos, son micrófonos abiertos que
registran nuestras voces en el ambiente aún
cuando no los estamos utilizando. Y marcan
nuestra posición para el ojo de algún Gran
Hermano: el checheno Dzokhan Dudayev fue
asesinado por un misil tras ser localizado gra-
cias o desgraciadamente por su celular.
Las cámaras llegaron a las fábricas, donde
lo que los trabajadores hacen dentro y fuera de
la línea es controlado; a los comercios (“Sonría,
lo estamos filmando”); las estaciones, las ofi-
cinas, los bancos, la calle... y, sobre todo,
cualquier manifestación en la que protesta-
mos. Una movilización no podría preciarse de
tal sin la presencia del helicóptero filmando.
Orwell advierte sobre los totalitarismos
construyendo ficcionalmente una horrorosa
sociedad que no existía. Con su compulsión a
espiar y ser espiados, a la pasividad, la vio-
lación de la intimidad y un ilimitado sadismo,
Gran Hermano y los reality parecen, inversa-
mente, invocar, de la misma manera enreve-
sada en que suelen hacerlo los sueños, la ate-
rradora realidad en que hoy vivimos.
Mientras fascinados nos entregamos al
seductor abrazo de la muerte, cambiando
actividad transformadora por voyeurismo,
por sobre nuestra mirada, y por sobre los
que son mirados, EL HERMANO
GRANDE NOS VIGILA. n
Mirta Caucia es Licenciada en Letras y periodista.
GRAN NEGOCIO “GLOBAL”
El furor de los reality show lleva menos
de tres años, pero ya ha demostrado ser,
mientras dure, un jugoso negocio “global”,
con el que han hecho fortunas no solo los
empresarios del espectáculo.
Los principales exponentes del género
son sin duda Survivor (en la versión local
Expedición Robinson) y Gran Hermano (Big
Brother). Entre sus antecedentes se
cita The Real World, que desde 1992
emite la cadena yanqui MTV, donde un
grupo de jóvenes convive durante seis
semanas en una isla o ciudad elegidas.
Pero sin duda son deudores en primer
lugar de la ficción: nadie satiriza me­
jor los reality antes de los reality que
The Truman Show, ese magistral film
de Peter Weir.
Expedición Robinson, el pionero en
nuestro país, responde al formato del
programa Survivor (sobrevi-vientes),
perteneciente a la empresa inglesa
Planet 24 y emitido por primera vez en
Suecia. De allí pasó con distintos nom­
bres a Austria, Holanda, Alemania y
Dinamarca, pero llegó a su mayor éxito en
los EE.UU., donde la CBS puso en juego un
premio de un millón de dólares. El último
episodio en ese país fue visto por más de 50
millones de personas. Tanto éste como los
otros formatos son vendidos con severas exi­
gencias sobre su puesta y funcionamiento,
que deben respetar al milímetro las pautas
originales.
Gran Hermano o Big Brother llegó des-
pués, pero por sus características se convirtió
en uno de los más reproducidos y famosos.
Fue ideado por John De Mol, un empresario
del espectáculo holandés, de 45 años, dedi­
cado a crear formatos televisivos exportables,
productor de más de 300 programas en su
país. La idea inicial se llamaba La Jaula
Dorada. Big... fue emitido por primera vez
durante 1999 por la TV holandesa y al cabo
de 100 días logró acaparar el 45 por ciento
de la audiencia. El éxito le sirvió de trampolín
para ser vendido a otros países. La empresa
Endemol -resultado de la fusión en 1994 de
Mol con Joop van den Ende- fue la encargada
de exportar el producto. En el 2000 llegó a
Alemania, recorrió luego Inglaterra (donde
otro magnate del espectáculo, Charlie
Parsons, le hizo juicio argumentando que le
habían robado la idea), España, etc. En el
2000 Ende vendió su parte
de Endemol, que cotizaba en Bolsa desde
1996, y Mol se alejó de la cuestión empresari­
al para dedicarse a la creativa.
En marzo del 2000 Telefónica compró Big
Brother pagando nada más y nada menos que
5.000 millones de dólares, cifra que motivó la
caída de su gestor en la empresa española,
Juan Villalonga.
Todo por dos pesos
Si bien este tipo de espectáculo demanda
una fuerte inversión inicial (7,5 millones de
dólares le costó a RTL2 de Alemania trans­
mitir Big Brother con 28 cámaras y 70 micró­
fonos, en una casa de 153 metros cuadrados; 4
millones gastó Telefé en la versión local), el
margen de ganancias que proporciona es al­
tísimo. Por empezar, el ciclo dura varias se-
manas, a razón de 24 horas al día, con un
elenco por el que se paga una suma ínfima, y
con algunos protagonistas que se vuelven ver­
daderos éxitos de público sin que se coticen a
los cachet de las estrellas taquilleras. Con el
producto base se obtienen, además, varias
horas de programación extra: especiales se­
ma-nales, resúmenes, mesas de debate, etc.
Pero todo este ahorro no es nada si se com­
para con las sumas millonarias que deparan
los negocios anexos. Por empezar, el paquete
que se vende incluye habitualmente televisión
de aire, cable e Internet. El acceso a una señal
di-gital para seguir minuto a minuto lo que
sucede implica uno de esos productos extra:
en España, los espectadores pagaron 61 pese­
tas para seguir lo que sucedía en la versión
local de Big Brother a través de cuatro cáma-
ras: jardín, pasillo y baño, cocina y salón. En
la Argentina, el acceso por cable a Gran
Hermano cotizaba entre 15 y 25 pesos, según
la modalidad de pago, o haber comprado
antes tres “packs premium”.
Otra cuantiosa fortuna dejan las llamadas
para votar quién se va y participar de sorteos.
En Inglaterra, los fanáticos de Big... podían
recibir las novedades en sus celulares, abo­
nando, por supuesto, una cuota espe­
cial por el servicio. (Con todo esto
queda más claro el interés de Telefónica
para adquirir los derechos.)
La publicidad, además, llega a co­
tizarse a cifras altísimas en estos pro­
gramas, y una buena parte es vendida
por anticipado. En Holanda, en 1999,
se recaudaron por Big... 10 millones de
dólares por este concepto. En Alema-
nia, el minuto alcanzó los 32.000
dólares y el 80 por ciento del espacio
fue vendido por anticipado. Para
Survivor, en CBS, llegó a los 600.000
dólares.
Y siempre puede haber más: en mu­
chos países se editaron videos con las
partes más salientes, con las que no se vieron,
libros, CD, etc. etc. Las audiencias de los
distintos lugares fueron encuestadas y agru­
padas por edad, sexo, clase social y niveles
de consumo. Un análisis que permite dirigir
la publicidad, pero también tantear con qué
mercado se cuenta para el lanzamiento de
nuevos productos. En la Argentina, según las
mediciones de Ibope, el 54% de los especta­
dores de Gran Hermano pertenecían a los
sectores de menor poder adquisitivo; el 71%
de los de Expedición Robinson, en cambio, a
población de recursos económicos medios y
altos.
La mina de oro en que se han convertido
los reality y formatos exportables en general
ha llevado a competir a los grandes monopo­
lios internacionales de los medios por “nue­
vas ideas”. Pearson Producciones, por ejem­
plo, parte de la multinacional propietaria del
diario Financial Times y de la editorial
Penguin Books, tiene 130 programas en el
aire en 30 países del mundo, entre los que la
Argentina no está ausente: Audacia (antes
Codicia) y El precio justo, están entre los
buzones que nuestros empresarios le han
comprado, eligiendo costos más bajos y me­
diano éxito probado, antes que invertir en la
creatividad y el desarrollo de los autores y
artistas nacionales.
la marea 25
 OFENSIVA INFINITA
A poco de aparecer, los reality han invadido
el mercado. Los monopolios europeos y yanquis
de la producción televisiva compiten por crear
nuevos modelos y en cada país, a su vez, los
canales pelean puntos de rating inaugurando
más espacios dedicados al género. En la Argen-
tina, a Expedición Robinson y Gran Hermano,
con sus segundas partes, se sumaron Solos en la
casa (un mixto entre reality y programa de com­
petencias), El Bar, Confianza ciega, el reality de
los actores, y la lista sigue abierta.
En la disputa por los espectadores (es decir,
del negocio), los que tienen la paternidad de la
criatura se han lanzado a proyectos cada vez
más audaces. La alimentación del sadismo y la
perversión de las relaciones humanas parecen
ser el factor más importante para lograr puntos
en esa competencia desenfrenada.
MTV, entre los yanquis, puso ya en octubre
del ‘99 Fear (Miedo), inspirado en El proyecto
Blair Witch, una película de Daniel Myrick y
Eduardo Sánchez, que con muy poca inversión
recaudó en el primer fin de semana 29 millones
de dólares y más de 4 mil millones en total. Es
decir, trataron de seguir su jugoso ejemplo.
En Fair, el o la participante -se muestran
cinco por programa- tienen que ir a una peni­
tenciaría o un hospital abandonados, una su­
puesta casa embrujada, una morgue, etc., so­
los, con una cámara en la mano que registre lo
que pasa y deben permanecer allí todo lo que
aguanten. Lo fundamental es ver cómo lloran
y
LA REALIDAD DE TRABAJO
“Actualmente se ha perdido la génesis autoral.
Vaivenes del mercado. Cuestiones de comercial­
ización e industrialización. Los canales han deja­
do de ser productoras para convertirse en emiso­
ras o, en todo caso, en coproductoras. Sucede que
los productores tienen sus ideas y esas ideas son
las que más o menos elaboran y después lo dan a
escribir, lo dan a coser afuera. (...)Ahora es un
programa de Tinelli, de Suar, de Pergolini o de
Repetto, que también tienen su sello, pero no el del
autor, sino el de la productora que los rea-liza.”
Estas palabras son de Sergio Vainman, autor de
varios éxitos televisivos (Verano del ‘98, Montaña
rusa, Los machos, Zona de riesgo, entre otros).
Fueron vertidas en un reportaje que se le hizo co­
mo “guionista” de Gran Hermano (suplemento
“Espectáculos” de La Nación, 12/1/01).
La labor de Vainman para el reality de Telefé em­
pezó con el casting, colaborando en elegir a los
participantes “más atractivos para el público”. Y
una vez en la casa, consistió en seguir con un
26 la marea
se retuercen de miedo. Otra de las “grandes
ideas” fue inaugurada por al televisión alemana.
Se trata de Abnehmen in Essen (“Adelgazar en
Essen” y también “Adelgazar comiendo”), una
versión de Gran Hermano con personas obesas.
Además del “espectáculo” que ofrece la lucha se
esas personas por bajar de peso, se vende un CD
y un libro contando la vida de las mujeres que
participan y los entretelones de la realización del
programa.
Ni lerda ni perezosa, la productora Endemol,
de Holanda, lanzó otro, donde seis hombres y
seis mujeres también obesos, encerrados en un
castillo, compiten por llevarse en oro el equiva­
lente del peso que pierdan durante el ciclo. El
que retrocede en la balanza es descalificado.
Pero el sadismo llega a más: los participantes
son sometidos a “tentaciones” lanzadas por la
producción, como sabrosas pizzas, helados, etc.
que no pueden comer. El público si quiere parti-
cipa, pidiendo la dieta por Internet (abono de
servicios mediante) y yendo a pesarse en tres fe­
chas fijas en 250 farmacias de un listado.
Alemania, entonces, redobló la apuesta: La Gran
Dieta será rodado en un centro de rehabilitación,
con masajistas, consejos, etc. etc.
En la Argentina estamo viendo Confianza ciega
donde el “juego” consiste en someter a parejas al
trabajo de seductores especialmente contratados
para hacerles perder su lealtad. Si los involucra­
dos se resisten, no hay espectáculo. A una de las
parejas que habría tenido esta actitud se le su-
equipo las historias que se iban desarrollando,
ayudando a productores, directores y editores a
atender -según dijeron- las más interesantes.
La anonimización y subordinación de los au­
tores a las productoras que describe Vainman como
signo de estos tiempos va mucho más allá en los
reality. En ellos ni siquiera podemos hablar de un
producto nacional original: todo los formatos no
son más que una copia de la matriz comprada a
alguna multinacional yanqui o europea.
El reality no solo sacó de la producción a los
autores y a los ciclos nacionales: también reem­
plazó el trabajo de decenas de artistas que los
podrían haber interpretado.
En una depreciación del trabajo similar a la
que viven hoy todas las ramas de la industria, los
nuevos protagonistas de horas y horas de produc­
ción son personas con poca o ninguna experiencia,
que deben soportar el aislamiento y el encie-rro
durante semanas, perciben una paga mucho menor
a la de los actores profesionales y no tienen
rió dejar el programa y fijar fecha de casamiento,
para recuperar espectacularidad con el evento.
Las productoras llevan cada vez más allá los
límites. Endemol, padre de Gran Hermano, lan­
zó en febrero de 2000 The Bus: una cámara
sigue a once jóvenes viajando por el país en
micro. Mark Burnett, productor ejecutivo de
Survivor, no conforme con las aventuras ter­
restres, quiso hacer un programa en el espacio.
Ya tenía la locación de la estación espacial rusa
MIR, con la módica inversión de cuarenta mil­
lones de dólares. Pero el proyecto se cayó
cuando la MIR quedó fuera de actividad y fue
lanzada al mar.
En una competencia -y una locura- que
parece no tener fin, la multinacional inglesa
Pearson acaba de inventar Public property
(“Propiedad pública”). En ese reality un parti-
cipante pondrá su vida en manos del público.
Serán elegidos treinteañeros indecisos, y la cá­
mara los seguirá desde que terminen sus estu­
dios, mientra eligen trabajo, hacen un posgrado,
se casan... La mujer o el hombre estarán obliga­
dos a seguir los consejos de los espectadores.
Las sugerencias serán recogidas y seleccionadas
por un tutor. Endemol, por supuesto, no iba a ser
menos: prepara Quiero un hijo tuyo, donde mu­
jeres de treinta y pico, solteras y sin hijos, con la
ayuda del público elegirán entre un grupo de
hombres al donante de esperma ideal para ser
inseminadas. ¿Quién da más?
ningún tipo de regimentación laboral ni sindicali-
zación. Con la fugacidad del medio, además, algu­
nas pasan a ser estrellas por un rato, y esa po-pu­
laridad es aprovechada, también a precios módicos,
para otros roles, en la mayoría de los casos tan fu­
gaces como la propia fama. Así vimos a Picky,
protagonista de Expedición Robinson, como actriz
en Ilusiones en el mismo canal (13); o a Martín
Viaña y Gastón Trezeguet, de Gran Hermano, pro­
movidos por Telefé, etc. etc. Acto-res, movileros,
opinólogos... el negocio da para todo (a sus ge­
stores).
El mismo fenómeno se ha dado en todo el mun­
do, lo que hace pensar que bien puede ser parte del
paquete vendido con el formato la receta para ali­
mentar la popularidad de algunos. Por supuesto,
aquí en el Tercer Mundo todos deben conformarse
con ganancias más modestas: ¿quién podría ha-
cerse rico como Zlatko, un mecánico alemán, que
tras participar en la versión de Gran Hermano
grabó un disco y conduce un show propio?
 “GAME OVER”
a comienzos de siglo
Escribe Isabel Requejo

La imposición sistemática de imágenes fragmentadas, no es algo nuevo. Sin

embargo, Isabel Requejo advierte que las imágenes reiteradamente difun-
didas del ataque a las Torres Gemelas y el Pentágono, tras una aparente
asepsia mediática, ocultan una estrategia que pretende reforzar y soste-
ner las representaciones comunicativas del “Nuevo Orden Mundial”.

E
l lenguaje —en todas sus formas y
representaciones, sean orales, gráfi-
cas, audiovisuales— se ha erigido en
instrumento del así denominado
“Nuevo Orden Mundial”. El uso y difusión
mundial de distintas formas y estrategias
comunicativas pueden ser funcional,
ideológica y estructuralmente necesarias pa-
ra el sosteni-miento, reforzamiento e incluso
modificación de tal orden mundial y de sus
representaciones. Un ejemplo: la imposición
de una dicotomía económico-belicista, pre-
sentada como cruzada humanitaria, ha sido
“re-creada“ por el Gran Hermano visible de
Estados Unidos; el presidente Bush: El Bien
(nosotros, USA; el mundo civilizado) El Mal
(ellos, terroristas, talibán, quienes los cobi-
jan, y especialmente Bin Laden).
Hoy la cara del mal tiene barba, usa ropas
blancas y en el mes de setiembre se ha difun-
dido por el mundo más que el logo de Coca
Cola (ícono que, sin duda, representaría al
Bien). En tiempos de Bush padre, el mismo
personaje era el Bien, un “guerrero de la
libertad”: armado hasta los dientes combatía
al comunismo en Afganistán. Reagan era
presidente; Bush, vice. En aquellos años se
filmó Rambo 3 para difundir la imagen
buena de los afganos musulmanes. Holly-
wood y el Pentágono estaban de acuerdo y
Silvester Stallone miraba con ojos de cord-
ero manso a los musulmanes. Hace trece
años, Reagan decía que Laden y compañía
eran el “equivalente moral de los Padres
Fundadores de América”; en cambio hoy,
para Bush hijo, Osama es “the most want­
ed”: su cabeza cotiza en Bolsa a cinco mil-
lones de dólares.
Este proceso de imposición sistemática
de representaciones, mentiras, significa-
ciones, no es una estrategia nueva, pero se ha
incrementado y perfeccionado a partir del
ataque a las torres y al Pentágono. Día tras
día observamos procesos de epitafio o tras-
vestimo lingüístico-ideológico, re-seman-
tizaciones, creaciones de eslóganes y procla-
mas, mitos y verdades con ropaje y carna-
dura lingüístico-comunicativa. Se crean es-
pacios para su difusión y legitimación:
Congreso de los E.E.U.U.; estadios de fút-
bol; the White House… Se muestran esce-
narios desde los que el poder avala sus ac-
ciones y sus “errores involuntarios”; se de-
monizan otros espacios y protagonistas; se
difunden, en grageas convenientemente se-
leccionadas, imágenes de la miseria, la des-
protección de los talibanes, del odio musul-
mán, de la resistencia —como siempre— de
David frente a Goliat.
La televisión demuestra visualmente la
superioridad militar de los yanquis frente a
las armas obsoletas de los talibanes.Y a esta
diferencia abismal, a esta injusticia histórica,
se la designa con el nombre de “guerra”. De
un lado, la tecnología más impresionante; del
otro, pueblos cuya esperanza de vida no llega
a los 40 años, sometidos al analfabetismo, el
hambre, la muerte, la desolación. Una gue-rra
—no tan virtual—, tansformada en único
camino para desterrar al terrorismo y cazar a
Bin Laden. Ya no hace falta que Hollywood
refuerce la ideología del Pentágono, porque
la televisión juega este rol con eficacia,
aunque con contradicciones.
Aunque parezca colateral, los nuevos dis-
cursos, las nuevas formas de usar y manipular
el lenguaje estableciendo relaciones dicotómi-
cas, excluyentes, es parte esencial del orden
mundial. Es una cara tan visible y necesaria
de comprender como la pobreza o la ex-
clusión, ya que coexiste un proyecto económi-
co-político-militar con otro que podríamos
llamar lingüístico-comunicacional. Sus suje-
tos y predicados carecen de inocen-

la marea 27

Helicóptero utilizado por las tropas
norteamericanas
cia; están sostenidos por una gramática insoli-
daria, mítica en parte, encubridora, cuyo su-
jeto son las bombas y su predicado los pueb-
los más oprimidos del mundo.
El ojo anónimo de la T.V.
11 de setiembre de 2001. Día del maestro.
Tucumán: asamblea en la Facultad de Filosofía
y Letras para discutir medidas de lucha en
defensa de la educación pública y contra el
ajuste nacional. En medio del debate, un com-
pañero, exaltado entra al aula donde estamos
reunidos profesores y alumnos diciendo “ha
ocurrido un desastre en Estados Unidos, están
bombardeando New York; aviones usados
como misiles; las To-rres gemelas incendia-
das, un avión ha caído sobre el Pentágono:
caos, comienza la tercer guerra mundial…”
¿De dónde había recibido la información nue-
stro colega? Obviamente, de la televisión.
A diferencia de la guerra del Golfo o de
Kosovo, las imágenes de los ataques a las To-
28 la marea
rres Gemelas y al Pentágono
carecían de logos de identifi-
cación de su fuente de emisión.
Me llamó la atención esta depurada im-
agen aparentemente sin autores. ¿Por qué la
omnipresente CNN, que como dice su slo-
gan, "está ahí donde acontecen los hechos",
no se adjudicó las imágenes? ¿Dónde fu-
eron editadas antes de ser difundidas?
¿Desde qué centro de emisión con al-
cance mundial se emitieron y procesa-
ron?¿Quién seleccionó los ángulos de
visión y el escenario? Estrategia mediática
poco frecuente —la ausencia de logotipos—
frente a una "noticia" de impacto mundial,
una “primicia” que cualquier canal quisiera
adjudicarse.
El anonimato de la fuente, la ausencia de
marcas de identidad televisiva y comercial,
no ha sido casual. Un ojo despojado, imagen
Represión a manifestantes estadounidenses contra la guerra
producida desde una prolija cirujía audiovi-
sual e ideológica que recorta el universo ex-
tenso y lo reduce a una miniatura reiterada:
una, dos, cien, diez mil veces (por hora, día,
minuto) las Torres son horadadas y se des-
ploman. Montaje mediático sin víctimas.
Una imagen sin “dueños” en el país donde
hasta el aire tiene dueños, circula el mundo y
lo atrapa en círculos concéntricos: la de
quien mira, la de quien emite. Tal vez la
CNN, emblema de USA, decidió que no
podía poner su logo en un día vivido como
de derrota y ataque en su territorio.
La televisión occidental procuró que en el mun-
do la historia empezara y terminara en Washington
y New York. ¿Y del otro lado del mundo ?: nada.
Mirando la TV (no sólo ese día ), puede
tenerse la sensación de que nada peor puede
ocurrirle al mundo. Para la mayoría de las
cadenas nacionales e internacionales casi no
existió ningún otro acontecimiento en el uni-
verso que valiera la pena registrar y difundir.
La memoria del mundo también se construye
o debilita minuciosamente desde las apa-
rentemente anónimas pantallas de los televi-
sores.
El día 11 de setiembre quedará en la his-
toria como el derrumbre de las Torres
Gemelas; lo demás es polvo, ausencia de
historia, una nada superficial comparada con
el ataque terrorista. ¿Puede pasarle al “mun-
do” algo peor que el hecho de que los sím-
bolos emblemáticos del poder financiero,
político y militar de EE.UU. sean traspasa-
dos por aviones comandados por terroristas?
El mensaje ha sido ése, a pesar de su apar-
ente incontaminada asepsia mediática.
Porque “las víctimas“ vistas, reiteradamente
impactadas y demolidas, han sido los emble-
mas arquitectónicos, los edificios en sí mis-
mos, más que los seres humanos. Como dijo
la CNN: “New York no volverá a ser igual
sin las Torres”. ¿Cómo aceptar esta delib-
erada y editada transformación del dolor hu-
mano que se presiente, en mera simbología
visual cuasi arquitectónica?¿Cuál es desde
la percepción mediática capitalista, el verda­
dero capital que se ha perdido? ¡Cuánta
ausencia de seres humanos ha habido en es-
tas imágenes! A pesar de que trabajadores de
cincuenta países, personas de distinto origen,
edad, sueños, esperanzas, amores y temores,
 En la representación visual de la noticia del atentado los principales sujetos fueron las Torres
fueron súbitamente transformados en polvo
y en espanto. La etapa posterior: remoción
de los escombros.
¿Dónde están los desaparecidos del "ú-
nico mundo posible"; del nuevo orden mun-
dial que cae en fragmentos?.¿Los únicos
"muertos" son las Torres? Han sido el "su-
jeto" de la noticia y se secundarizó el ataque
al Pentágono. ¿Cómo representarnos subje-
tivamente a las víctimas sin víctimas; cómo
emparentarnos humanamente con los que
del otro lado han sufrido y sufren cuando los
principales “cuerpos heridos” son edificios?
.Escamotear imágenes de dolor y de muertos
en el Primer Mundo puede ser una estrategia
a fin de evitar sufrimiento subjetivo; pero
llama la atención, por su contraste, el hecho
de que esas mismas cadenas televisivas o la
National Geographic, se empecinen en mos-
trar cuerpos famélicos en Ruanda, niños
hambrientos en Afganistán, calles humeantes
en todas partes del mundo con manifestantes
enfurecidos… Sujetos del Tercer Mundo en
primer plano; sujetos del Primer Mundo,
Bombas lanzadas sobre pueblos indefensos
anonimizados, en tercer plano.
La deshumanización llega a los me-
dios, ya había llegado a los videojuegos
infantiles.
¿Así serán las nuevas y viejas víctimas de los
actos de violencia en y del Primer Mundo
sobre el Tercer Mundo? Cuerpos ausentes
para miradas entrenadas en la globalización
televisiva. Pero los cuerpos están; las vidas
exis-tían; los rostros de personas desapareci-
das que manos desesperadas pegan en los
troncos de los árboles, esperando una señal,
una esperanza.
Del otro lado del ojo anónimo de esta te-
levisión semi virtual, quedó la pesadilla de
los miles de hombres, mujeres y niños que
llorarán interminables ausencias. Son los que
humanamente, angustiosamente, y a pesar de
la distancia y las diferencias, podemos re-
conocer como nuestros semejantes. Así como
lo son, hoy más que nunca, el pueblo afgano,
los miles de refugiados, la infancia que
muere y seguirá muriendo mientras los mis-
iles norteamericanos calan hondo y des-
truyen hasta el polvo de la tierra que los vio
nacer.
¿Cómo continúa esta historia “del
mundo”?.¿Quiénes serán sus demiurgos,
hacedores, portavoces, sus nuevas víc-
timas y luchadores? ¿Qué papel nos
cabe como habitantes de una patria en
la que, mediante un decreto, el gobi-
erno de Tierra del Fuego cedió parte
de su territorio para la instalación de
una base norteamericana que realizará
“estudios nucleares con fines pacífi-
cos”?
Epílogo
(desde este lado del mundo)
“20 de setiembre, Día de la
Primavera. Tucumán, pronóstico reservado e
incierto; persistente, dolorido y hermoso
Jardín de la República, en el que otras voces
de alarma
—desde el gobierno— han decretado que el
“humo de las cubiertas emite sustancias
cancerígenas peligrosas, por lo que se re-
comienda a la población abstenerse de que-
mar gomas en los cortes de calles, rutas”,
etc.
El humo gris, denso, siniestro de las
Torres Gemelas expandiéndose enloquecido
a través de una ciudad lejana. En medio del
caos, un ojo humano, un camarógrafo, pudo
registrar y transmitir, pese a esa niebla, la
soledad de un cuerpo femenino de piel
morena. Recuerdo el polvo adherido a sus
ojos. Lleva una cartera pequeña, viste un
traje sastre, y mira con tristeza, incredulidad
y pavor ese nuevo e injusto Apocalipsis.
Existen a la vez otros humos: el humo
negro de las cubiertas encendidas por los
pueblos hambrientos, desesperados, que
luchan denodadamente, sin misiles, con la
tremenda urgencia de transformar esta in-
merecida historia de mentiras, prebendas y
saqueos. Y el humo bestial de las bombas
que caen sobre pueblos indefensos, acciones
bélicas transformadas por la TV en diminu-
tos puntos verdes o blancos; en meros esta-
llidos de color hasta que alguien decida, una
vez más un nuevo “Game Over”…
Como dice Eduardo Galeano: “en la lu-
cha del Bien contra el Mal, siempre es el
pueblo el que pone los muertos”. n
Isabel Requejo es doctora en Letras, psicóloga social y
responsable de Lingüística y Educación del CERPACU,
Universidad Nacional de Tucumán.
la marea 29
 Primeros planos
de la otra Argentina
El nuevo cine documental
Escribe Paula Maether
Desafiando las dificultades económicas, los estudiantes y jóvenes cineastas pusieron la
Argentina profunda en primer plano y mostraron sus realizaciones en el marco del Festival
anual que organiza la Escuela de Cine de Avellaneda. Aquí un panorama del festival y un
reportaje a Humberto Ríos, documentalista de larga trayectoria y docente de esa escuela.
U
na serie interesante de documentales se vio en las cuatro
jornadas del III Festival de Cine y Video Documental,
organizado por la Escuela de Cine de Avellaneda.
Produc-ciones en su mayoría de escaso presupuesto, a
cargo de jóvenes realizadores que muestran un gran compromiso
con la realidad histórica y política de la Argentina.
Ya son innumerables los artistas y trabajadores de la cultura
que, sensibilizados y afectados por la situación, forman parte de
las grandes oleadas de lucha que sacuden a nuestro país. Brindan
su arte como herramienta de la lucha, plasmando imágenes que los
medios oficialistas se empeñan en ocultar. Imágenes como las
vistas en Matanza (premiada como mejor documental), real-
ización del grupo 1º de Mayo que refleja las luchas del movi-
miento obrero de forma conmovedora al registrar vivencias del
gran movimiento de masas que se ha generado en ese lugar, a
partir de una familia del barrio María Elena como protagonistas.
Gracias a este y otros documentales, vuelven en primer plano,
imágenes de una gran movilización cortando el puente Chaco-
Corrientes. Nos es posible estar en una humilde casa, con niños
comiendo alrededor de una mesa, mientras una mujer peina a su
hija y cuenta cómo es su vida en Cutral Co después de los acon-
tecimientos que protagonizaron. Y ver una sucesión de caras y
manos curtidas hilvanando otras historias de esta Argentina con-
vulsionada, sangrante, conmovedora.
Fue grato y sorprendente ver todo este material documental y
—al calor de ellos— participar del debate abierto con la gente del
campo audiovisual y de los medios masivos de comunicación.
Una de las mesas organizadas abordó la relación del documen-
tal político y la crisis social. Allí se reunieron dos generaciones de
documentalistas: la de los realizadores históricos del documental
argentino, como Humberto Ríos y Octavio Gettino. Y la otra,
representada por distintos grupos de realizadores. Entre e-llos:
Claudio Remedi, Gabriela Jaime (Boedo Films), Ana María
Angheira, Carlos Braun (Contra Imagen), Fernando Kirchner
(Cine Insurgente), Paula Maether (Pehuén Producciones, CCC).
Las diferentes experiencias pusieron en discusión la necesidad
de reflejar la realidad, denunciar lo injusto. La referencia a las
problemáticas de los setenta mostró que, a treinta años, el debate
sobre la búsqueda de una salida, aún no está cerrado en la Argen-
tina. Fue imposible no remitirse a La Hora de los Hornos de
Solanas/Gettino o Faena de Humberto Ríos, cuando las imágenes
actuales dieron cuenta de las puebladas de Cutral Co, Corrientes,
Jujuy o La Matanza. Aún con enfoques distintos, búsquedas esté-
ticas diferentes, las emparenta el compromiso ante el desampa-
30 la marea
ro. Ambas generaciones han buceado en la historia para dar una re-
spuesta a su difícil y conmocionante presente.
El festival cerró con un debate sobre los medios masivos y la
manipulación de la información. Fueron parte del panel Rodolfo
Hermida, ex director de la Escuela de Cine de Avellaneda, ex
Director de programación de Canal 7; Javier Hick, camarógrafo de
Canal 13. Pilar Sánchez, coordinadora de prensa de la Corriente
Clasista y Combativa; Marcia Paradiso, Licenciada en comuni-
cación, docente Escuela de cine de Avellaneda; Indymedia grupo
periodístico independiente y Luis Cruz periodista.
El principal debate giró en torno a dos posiciones. Una planteada
por Rodolfo Hermida quien sostuvo que la fragmentación, la i-ma-
gen transformada en el tiempo y el espacio es ya una forma de ma-
nipulación. La otra posición confrontó con este planteo de Hermida,
al señalar que, si bien eso era cierto, hacer sólo hincapié en ello se-
cundarizaba el carácter de la manipulación política y comercial que
hacen los medios monopolicos, al poner en el mismo plano a quienes
intentan trabajar con las imágenes y a los grandes medios masivos.
Negando el carácter de clase de los mismos, a través de los cuales se
instalan y se interpretan temas acorde a las nesecidades políticas y
funcionales de este sistema, donde la parcialización, tergiversación y
ocultamiento de la realidad tiene fines cuidadosamente planeados y
en ningún caso librados al azar.
A ese fin se dieron ejemplos, mostrando la situación de glo-bal-
ización de la información, las noticias armadas y dirigidas, los mon-
tajes construidos en base a datos falsos, en momentos claves. Tal
como contó Pilar Sánchez sobre lo sucedido en el programa de
Mariano Grondona, armado con apócrifos denunciantes contra los
piqueteros, en la semana donde estaba en juego la suspensión de los
planes Trabajar. O lo mencionado por Sebastián sobre los hechos de
General Mosconi. Allí el periodista que filmó y denunció a los fran-
cotiradores fue amenazado y dejado sin trabajo.
Estos y muchos otros ejemplos fueron dejando en soledad la
posición del ex director de Canal 7. Demostrando cómo y para qué
se manipula la información en la Argentina y en el mundo.
Teniendo en cuenta los atentados del 11 de Septiembre y la
cobertura de la CNN —con una manipulación y homogeneización
digna de una propaganda hitleriana— negar esta situación es no so-
lamente grave sino también una postura cómplice.
No es posible una verdadera libertad de expresión y de recep-
ción, ni terminar con esta manipulación monopólica de los me-dios,
sin cambiar este sistema.
Es importante seguir sosteniendo este tipo de discusiones que
han generado profundos planteamientos en el medio audiovisual.n
El poder de la mirada
Reportaje a Humberto Ríos
Escribe Paula Maether
H
umberto Ríos documentalista, docente del IDAC y del
E-NERC, como realizador ha sido testigo y a la vez protago-
nista de grandes acontecimientos en nuestro país. Gradua-do
en Bellas Artes y formado cinematográficamente en la
Escuela de Cine de París, integró el Cine de Base con Solanas y
Gettino. Realizador, entre otros documentales, de México de la
Revolución Congelada, con Araymundo Gleyzer. Hacedor, también, de
Faena que marcó otro concepto estético en el documental argentino.
—¿Cómo fue tu vinculación con el cine?
—En Francia, había llegado aventureramente con algunos compañeros
de Bellas Artes, y me vinculo con Deli Camusso quien luego sería con
Fernando Birri el fundador de la Escuela de Cine de Santa Fe.
Camusso entonces trabajaba como fotógrafo con un director ital-
iano y yo fui su ayudante. Esto me entusiasmó y pensé que podía
dedicarme, también, al cine. Aunque era bastante difícil porque no tenía
beca, la escuela era de tiempo completo y no podía trabajar. Entonces
hablé con el Director de la Escuela de Cine, quien me dice que siendo
extranjero y sin hablar bien el idioma sería difícil dar el examen de in-
greso. Me puse a estudiar francés con libros prestados durante tres
meses. Como no tenía con quien practicar discutía en la calle con los
franceses. Logré dar el examen y conseguí media beca.
—¿De dónde sacaste tanta tenacidad?
—Siempre debí vencer obstáculos difíciles. Nací en La Paz, Bolivia,
llegué a los nueve años a Buenos Aires. En aquella época, en la es-
cuela primaria, ser boliviano era como ser negro en una escuela blanca
norteamericana. Tuve que vencer la exclusión y la discriminación.
Luego todo cambió.
—¿Por qué elegiste el documental como forma de expresión ci-
nematográfica?
—Lo ficcional me sujetaba a una historia que tenía que estar armada,
dentro de un sentimiento actoral; me gustaba, pero no me interesaba
tanto como lo que podía ver en la calle. La imagen más cruda, más
bella, era la realidad.
—¿Cómo empieza tu acercamiento al cine político?
—En París un amigo, Francisco Guerrero, me preguntó si yo conocía
a Chaplin. ¿Chaplin?, claro, es un cómico, hace reir, contesté. ¿Sólo
hace reir?, también hace pensar, me dijo. Pensar en cosas que uno casi
nunca piensa. Mi amigo me enseñó a ver el cine de Chaplin. Cuáles son
los valores que ataca y cuáles los que defiende. Empecé a entender que
el cine no era simplemente contar historias, que tenía algo que podía ser
más importante que eso.
Luego en la escuela me vinculo con compañeros franceses que
ayudaban a la resistencia del pueblo argelino. Se me abrió un panorama
mucho mas grande, y pasó a ser un compromiso físico: participé de
reuniones, ya no era un curioso. A partir de ahí ya no pude separar este
compromiso de mi labor.
De regreso a la Argentina me trasladé con todo este bagaje,que in-
cluye también lo estético, influenciado por la nueva ola francesa.
Vuelco algunos de estos conceptos en mi documental Faena. Los cli-
mas, la musica , la voz en off, la visión de un mundo mucho mas pro-
fundo.
Paula Maether integra el equipo de filmación Pehuén Producciones
—¿Aquí formaste parte de algún movimiento o grupo en parti-
cular?
—Integré el grupo Cine de Base en el que estaban Pino Solanas y
Octavio Gettino. Participé indirectamente en el proyecto de La hora de
los hornos,colaborando en la productora que ellos tenían en ese mo-
mento.
—¿Cómo fue tu relación con Raymundo Gleyzer?
—Fue alumno mío en la Universidad de Artes de La Plata. Coincidíamos
en varios aspectos aunque políticamente militábamos en sitios difer-
entes. Participé con él como camarógrafo en varios documentales en
Córdoba e hicimos juntos México de la Revolución congelada. Fue
parte de un largo viaje; la película fue filmada casi en forma clandes-
tina.
—En el debate dentro del Festival contaste que en esa época se
planteaba el cine como un arma revolucionaria. ¿Qué opinión
tenés al respecto?
—Creo que el cine por si solo no puede producir una revolución social.
Acaso pueda producir una revolución en el lenguaje, también puede
ayudar a procurar una mayor conciencia, a despertar mentes, a que
estén más abiertas a esos cambios. Pero para nuestros enemigos de esa
época el cine era un arma mortífera. Había que eliminar a los cineas-
tas que intentaban cuestionar, por eso desaparecio Gleyzer, Cedrón y
tantos otros. Yo me exilié en México.
—Desde los 70 hasta ahora han pasado más de 30 años, ¿Seguís
sosteniendo que el cine documental puede ayudar a modificar algo
de esta realidad?
—Viendo hacia atrás todo lo que uno hizo, y más viendo lo que otros
compañeros hicieron, tengo la sensación de haber sido testigo de esos
momentos y esos testimonios, tanto Kris Maker con su Mayo del 68, a
Solanas con La hora de los hornos o Glauber Rocha con Dios y el
Diablo… , están dejando enseñanza, de un hacer, de un cuestionar, de
todo lo que es opresivo al hombre. Y esto es válido.
Nuestro hacer es un hacer constante, el motivo de todo cineasta
documental comprometido es permitir que algo pueda ser cambiado.
—En tus clases algo que siempre me impresiona es eso que decís:
miren, observen ¿por qué insistís tanto en esto?
—Todos los objetos, las cosas, tienen un doble sentido ,el sentido de la
mirada externa. ¿Qué significa eso? Por ejemplo: si uno toma una
prenda de alguien, es una prenda igual a cualquier otra, pero es de al-
guien porque alguien la tomó, porque la eligió.
Hay que preguntarse sobre esto. ¿Por qué Buñuel utiliza los ele-
mentos normales de la calle, de las casas y los transforma en algo que
tiene más significado de lo que representa? Hay que lograr ver la inter-
relación, la integración, cómo se intercambian sentimientos o acciones.
Los porqué de cada elemento.
—¿Qué les dirías a aquellos que intentan elegir este medio o
formarse como documentalistas?
—Una sola cosa. Vivan con la mayor alegría y la mayor rabia. Nos
enoja lo que está pasando y eso nos motiva a pensar cómo intentar
cambiarlo. Que los demás no piensen que estamos equivocados, dem-
ostremos que estamos en lo cierto. Es posible que no lo veamos pero
sabremos que hemos contribuido a caminar juntos. n
la marea 31
La
modestia de
Giannuzzi parece
desmentida por una creciente
valoración de su labor poética.
Entre otros reconocimientos,
se cuentan el Premio Nacional
de Poesía y la reciente edición de
sus obras completas, volumen que
mereció el premio al libro del año
(compartido con una novela de Juan José Saer)
en la última Feria Internacional del Libro de Buenos Aires.
Lola marea
32 que sigue es una charla en torno a sus concepciones poéticas.
Para Giannuzzi, los poetas
expresan el drama de la época
Joaquín Giannuzzi:
“Soy un poeta standard”
Entrevista Jorge Brega
––¿Qué significación personal tuvo para usted la pu-
blicación de sus obras completas por Emecé?
––Por supuesto, la satisfacción del reconocimiento.
Además me permitió tener una visión retrospectiva de
mi vida. Un panorama de todo lo que hice que me per-
mitió echar una ojeada sobre mi trabajo y de paso cor-
regirlo, dado que con el paso del tiempo uno va agudi-
zando su ins-trumento crítico y cuestionando la propia
obra.
––¿Y efectivamente corrigió algo?
––Sólo aquello que me pareció demasiado grueso. En
definitiva, una vez publicado un poema es irremedia-
ble.
––¿Cómo fue recibido el libro?
––La crítica fue favorable. Será porque no me peleo con
nadie (ríe).
––En su juventud usted cursó estudios de ingeniería.
¿Existe algún contacto entre aquella vocación y la
precisión constructiva de sus poemas?
––Yo encontraba allí, en la matemática sobre todo, un
ideal de perfección que no veía en otras actividades
humanas. Me admiraba la construcción de sistemas per-
fectos. El sistema perfecto, en el orden científico o
filosófico, es tranquilizador para la conciencia. Donde
no hay una ley, uno se siente incómodo y hasta ame-
drentado. Pero no veo una relación con mi poesía.
––Sin embargo, la admiración por un sistema per-
fecto podría relacionarse con su concepción del poe-
ma como un todo acabado.
––Es posible que yo considere al poema como un objeto
que tiende a la perfección. Qué se entiende por perfec-
ción es algo quizás subliminal, subjetivo. ¿Cómo podría-
mos reconocer un poema perfecto? Es como definir la
poesía, todos sabemos lo que es pero no podemos
definirla. Cuando leemos un poema podemos tener la
sospecha de que es perfecto pero no podríamos decir por
qué. Quizá podríamos hablar del ensamblado de las
partes, de una construcción armónica... Pero incluso la
poesía moderna rompe con las construcciones armóni-
cas y tiende a la fragmentación. O a la deconstrucción,
como se dice hoy. Para no hablar de la poesía experi-
mental, que busca siempre nuevos códigos de comuni-
cación.
––¿Usted tuvo que ver alguna vez algo con lo experi-
mental?
––No, soy un espíritu conservador (ríe). Intentarlo es
una de mis ambiciones, pero ya es un poco tarde. Lo que
busca toda vanguardia son nuevos métodos de comuni-
cación y de escritura. Ya Ezra Pound decía "vengan con
algo nuevo".
––Sin embargo él tenía obsesión por…
––Por la tradición.
––Y por la descripción precisa del objeto.
––Claro. Pero la forma tiene que ser nueva. Por eso uno
de los reproches que le hace Rimbaud a Baudelaire, na-
da menos que a aquél al que algunos consideran el cre-
ador de la poesía moderna, es que siga apegado a las
viejas formas. Rimbaud dice "la invención de nuevos
mundos reclama nuevas formas".
––Traía lo de Pound porque usted también ha dicho
que la prueba suprema es lograr el poema descripti-
vo puro.
––Tal vez haya sido arbitrario. Lo que quise decir es que
un texto descriptivo es una gran prueba para un escritor.
De ahí el famoso consejo que le da Flaubert a Maupassant
cuando le dice "ponte delante de un árbol y descríbelo".
Para mí, expresar es describir, no interpretar. Sea que
hablemos del mundo exterior, de la materia sensible, o
del mundo interior. La poesía expresa, no in-
la marea 33
 Joaquín Gianuzzi
Texto para un cuarto de hotel
Señor pasajero:
No arroje preservativos. por el inodoro.
Sea responsable después del amor,
evite un coágulo en las arterias de la Nación.
Llévelos consigo colmados de su jugo
y dónelos al banco de semen general.
Allá sabrán qué hacer con tanta
energía germinal, su derecho a desmentir
la muerte propia. Mientras tanto
confíe en su continuación personal
y en el porvenir de la especie.
Gracias por la colaboración: su gesto aplazará
el sollozo terminal que se atribuye al mundo.
El escándalo
Nadie oyó nada en el edificio.
¿Acaso aquello no había merecido un grito
en medio de la noche? Tampoco veíamos señales
cuando coincidíamos con ellos en el ascensor,
y no hay universo dotado
para escuchar el antiguo lamento. La policía
halló los cuerpos en la cama matrimonial
y en la mesa de luz, dos vasos
y un frasco de píldoras vacío y volcado.
La gente del consorcio abría la boca
en los pasillos. Una comunidad ofendida
por el escándalo de la muerte deseada:
allí nomás detrás de la puerta
donde el juez y su nariz alzada
aplicaban a la escena una burocracia de hielo.
Nada parecía estar fuera de lugar. Había
paz y esmero en el placard, ningún mensaje
en los cajones o en el teléfono.
Un estado de intimidad secreta, donde las cosas
no entregaban revelación, ni siquiera
el amor por Van Gogh revelado en las paredes.
La única elocuencia se insinuaba
en un par de colillas estrujadas en el cenicero,
y el crucifijo de la cabecera
levemente desviado de su línea vertical.
34 la marea
terpreta. Tampoco se rige por pensamientos específicos.
Puede haber una idea detrás del poema, pero no es la
misión del poeta pensar sino expresar. De todos modos
quisiera decir que soy un poco renuente a teorizar sobre
la poesía. No es que yo desprecie ese ejercicio, al con-
trario -hay grandes teóricos de la poesía a quienes ad-
miro-, pero confieso que me produce una especie de an-
gustia y hasta de fatiga física. Será por mi propia impo-
sibilidad de aprehender la naturaleza de la poesía. Sin
contar la imposibi-lidad de la palabra.
—¿Contra esa imposibilidad lucha siempre el poeta?
—Exactamente, todo el tiempo está luchando. Y en algu-
nos poetas se da de manera dramática. El caso más evi-
dente es Vallejo.
––¿Qué le importa más, que el poema alcance el cora-
zón o la razón del lector?
––Lo ideal para mí, mi propósito, es una oscilación o
armonización entre ambos destinatarios. Suponiendo que
la poesía sea una forma de conocimiento. Yo supongo
que lo es, no en el sentido lato del término; es un nivel
de la experiencia distinto al pensar convencional.
––Su poesía tiene un notorio tono argentino y rasgos
de un pensamiento nacional. ¿Usted se siente inte-
grado a alguna corriente poética o tradición en este
sentido?
––No. Incluso el proceso de desarrollo que siguió mi
poesía tuvo distintas etapas. Hay una poesía adscripta a
lo clásico donde no hay un compromiso visible. Por más
que yo creo que el único compromiso que tiene el poeta
es con la palabra. Más allá de eso, puede haber pen-
samientos direccionales que apunten a lo social, a lo
lírico o a los grandes temas: el amor, Dios, el ser. Y la
muerte: el arte de Occidente no es sino una larga queja
contra la muerte. Como dice el verso de Baudelaire: "el
ardiente sollozo que rueda a través de las edades". Yo he
oscilado entre todos esos planteos trascendentes, si se les
puede llamar así. En cuanto al tono nacional, creo que
todos los poetas lo tienen. Los poetas de cada uno de los
países de habla española (para hablar sólo del español)
tienen un acento particular; del que, por otra parte, no
nos podemos librar.
––Los temas que acaba de mencionar son indagados
por su poesía a través de objetos y hechos cotidianos.
––Vivimos un mundo de particularidades. La poesía to-
ma los datos inmediatos de la conciencia, del mundo de
la cotidianidad, y construye imágenes sobre ese mundo
exterior: el mundo de las cosas. Yo procuré seguir esa
línea, llevar la poesía a las cosas. Y viceversa, llevar las
cosas a la poesía. Existe también una tendencia de poesía
demasiado abstracta. Cuando nos lean dentro de cin-
cuenta años, si es que nos leen, dirán: "pero esta gente no
vivía entre las cosas". Sólo aparecen elaboraciones men-
tales. Claro que esto no implica que no se puedan escribir
grandes poemas sin hacer mención de las cosas.
—En sus poemas las cosas están muy enfocadas.
Incluso se ha visto allí un gesto objetivista. Un verso
de su poema "El cristo de Mantegna" se refiere al
pintor como "ese maniático del ojo realista". ¿Se ve a
sí mismo en esa definición?
––No. Esa es una visión que yo le atribuyo a Mantegna.
Él pinta con fidelidad a la realidad sensible. Yo me
definiría, con perdón de la modestia, como un realista
obvio.
––¿Por qué obvio?
—Porque en mi verso la elaboración de la imagen es
poco sutil. De un realismo grueso. Ya he dicho que me
considero un poeta standard.
––¿En qué sentido?
—En el de ser un poeta más. No sobresalgo, soy un
poeta común. Es lo que pienso de mí poesía. Y es posi-
ble que muchos críticos piensen lo mismo y no lo digan
(ríe).
—Un elemento típico en sus poemas, además de los
objetos cotidianos, es la referencia a situaciones muy
propias de nuestra época, a menudo violentas.
—Los poetas de todos los tiempos expresan el drama de
la época. Aunque casi nunca en forma explícita. A veces
hay que leer en los intersticios del poema y ver lo que
se está agitando. Para mí es una obsesión la impronta de
la época en la poesía. Lo histórico, los valores de una
época, determinan a veces las formas artísticas.
—¿El periodismo dejó alguna marca en su escritura
poética?
—Lo he pensado, pero no. Tal vez algún tono peroiodís-
tico, a veces. Puede hallarse más en la mirada hacia el
mundo. O en la elección de ciertos temas. Por ejemplo,
en mí es casi obsesivo el tema del azar, del accidente, lo
policial. Es decir, el drama de la discordia humana que
revela diariamente el periodismo, pero no porque yo
haya sido periodista.
—¿La historia personal tiene que ver con el estilo?
—Diría que todo poema es autobiográfico. Casi siempre N.N.
se habla desde el Yo. Aunque, insisto, no necesariamente
en forma explícita. Personalmente, he intentado en el
último período no hablar desde el Yo. Pero por supuesto Desenterraron lo que quedaba
siempre están presentes las obsesiones, los valores en un remoto cementerio.
éticos y estéticos, la impronta personal. No siempre me
(Los forenses habían mirado para otro lado.)
gusta relacionar vida y obra, pero evidentemente, cierta
corriente crítica indaga la personalidad del autor a En el piso del cráneo yacía un plomo abollado
través de su obra, así como otra corriente estudia la con entrada en el centro de la frente.
relación entre época y obra. En mi caso, no creo que mi
origen social haya determinado un estilo, tal vez sí un Todo un lenguaje: crimen y naturaleza muerta.
punto de vista de la realidad, una ideología. Los antropólogos estudiaron el agujero
—¿Cómo llegó a la poesía? astillado en los bordes
—En los últimos años de la escuela primaria, cuando
me dan como deber una composición, descubro el goce y la estructura dental cuyo mapa
de la escritura. Ahí nace el impulso poético que no se guardaba un remoto archivo,
detuvo has-ta ahora. La poesía renueva permanente-
a cargo de malhumorados burócratas.
mente sus formas y parecería que tiene una fuente inag-
otable de recursos. Por eso yo defino a la poesía como El hombre que estuvo allí
una eterna juventud. respirando a puro cerebro
—¿Puede mantener joven al poeta también?
emitía ahora señales indescifrables
—Supongo que sí. Al menos le da una razón para vivir,
aunque parezca demasiado ambicioso. Yo en definitiva desde un terror asfixiado en la oscuridad:
le doy una trascendencia casi cósmica. Lo adscribo a lo un desconocido pidiendo su nombre
religioso. Uno reemplaza a Dios por la poesía en el
corazón. Algunos ven en este planteo una idealización –honor al que tienen derecho perros y caballos–
exagerada, pero yo lo siento así. el mismo con que volvería a ser enterrado
—Discutible o no, subyace un cierto optimismo
grabado en una lápida rebosante de identidad:
acerca de la práctica poética, que se contrapone al
pesimismo que embarga a muchos de sus poemas. un documento personal bajo el sol y la lluvia.

la marea 35
 Joaquín Gianuzzi
Llamando a Rimbaud
Pero qué ocurre con tu esqueleto sin intervenir:
aquí está occidente cocinándose
en su agonía social, pero indemne todavía
a la espina iluminada
que le clavaste en su costado. Qué tal entonces una
instantánea resurrección
regresado a tus ojos azules
y a tu pierna perdida
y venirte a bailar un rock con los muchachos.
Sería bueno que trajeras algo
del sol desesperado que devoraste en Africa
y la cólera de tu chispa de oro
para alumbrar la danza de la nueva vida.
Venite a darles respiración sublevada
contra al viejo desierto,
ayúdalos a robar el fuego, a reventar el Super Shopping
y expulsar del planeta a sus altos funcionarios
con exactas escupidas
en la plena mentira de sus ojos.
—Justamente, yo me defino como un pesimista jovial.
Quizá parezca una contradicción. Es una manera de exor-
cizar el pensamiento pesimista que proporciona la histo-
ria: en el pasado, el presente y, casi seguro, el futuro. La
realidad siempre le da razón a los pesimistas, estadística-
mente hablando. El espectáculo de la historia no es alen-
tador respecto al destino del hombre. No quisiera caer en
el lugar común de situar en el pasado una estación del
paraíso, pero es evidente que se ha producido en el mundo
una degradación de la energía espiritual, una especie de
entropía que tiene como destino final el caos.
—¿Tiene alguna expectativa (parece que no) en
cuanto al futuro, en particular de nuestro país?
—Puedo decir que mantengo mis utopías. Más por
desesperación que por convicción. No tengo esperanzas,
aunque quizá sí expectativas.
—Usted estuvo siempre vinculado a un movimiento
popular como el peronismo. ¿Cree que se revi-
talizará, o que pueda ser reemplazado por otro mo-
vimiento?
—El peronismo no nace con Perón, ya sabemos que vi-
ene del fondo de la historia. Es lo que llamamos la cor-
riente nacional, por oposición a la línea liberal. Son las
dos grandes líneas históricas que llevaron a una larga
guerra civil, que quizás subterráneamente prosigue. De
manera que el peronismo tiene el porvenir asegurado
(ríe). Incluso podría llegar a tener otro nombre. Es una
corriente que tiene sus ideólogos y dirigentes históricos.
Podríamos partir de San Martín y pasar por Dorrego,
Rosas, Irigoyen, Perón…, esto ya se ha dicho, es un
lugar común. Es la corriente subterránea del espíritu
nacional. El rumor eterno del pueblo. n

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36 la marea

Giannuzzi con Manuel J. Castilla en Salta, 1946.
Joaquín O. Gianuzzi nació en Buenos Aires en 1924. Su últi-
mo libro publicado es Obra Poética, que reúne sus ocho
volúmenes de poesía aparecidos entre 1958 (Nuestros días
mortales) y 2000 (Apuestas en lo oscuro). Obtuvo entre otros
premios el “Vicente Barbieri” (SADE), los del Fondo Nacional
de las Artes 1963 y 1977, el Gran Premio de Honor de la
Fundación Argentina para la Poesía, Primer Premio Municipal
de Buenos Aires (1980), Segundo Premio Nacional de Poesía
(1981) y Primer Premio Nacional de Poesía (1992). Los poe-
mas publicados en estas páginas son inéditos. Otros textos de
Gianuzzi en La Marea: ver N˚5 y N˚16.
Dalia en el viento
Erguida junto al pilar donde acuden
los borrachos y todos los perros del mundo
busca la luz que demanda su juventud.
En la alta profundidad, ordenados
sus pétalos violáceos
en tomo a un centro dorado que actúa como un ojo,
oscila sobre un fino tallo articulado.
Hacia un fondo de cielo nuboso y cerros verdiazules
entona una danza circular
hasta que el viento la abandona
y desmayando su cabeza en la piedra
exige un poder imperial sobre el paisaje.
Pero no intenta inyectar su sangre a ese anciano
allí abajo derrumbado en un sillón
con hojas orinadas a sus pies,
obstinado en no abandonar sus huesos
que dentro de sí mismo cavan su propia tumba.
La cucaracha
Una vez más triunfante
sobre venenos combinados, obstinación
de la noche, sus lúcidas antenas palpan
el olor de mis restos
en la baja escoria de la cocina.
Una luz instantánea la paraliza: es pequeña
de un rubio apagado, pero sería una gema dorada
si pudiera escapar de la naturaleza.
Un sensible sistema de alarma a retaguardia
le advierte la cercanía del asco humano.
¿Mis ideas de exterminio
han de tener por destino esta inocencia patógena
o acaso están errando el blanco?
Con un rápido movimiento se oculta
en un hilo de sombra bajo la puerta:
allí espera y vigila los planes que trama
la bestia de mi poder, sabiendo
que puedo ser su condena. Pero prepara contra el caos
una estrategia de supervivencia
que no le ha fallado bajo los más crueles imperios
ni en quinientos millones de años: Continua y leal
al primer susurro de Dios consagrado a su especie.
La rama caída
Una ráfaga de viento ha quebrado
la rama del gladiolo bermejo.
Caída junto a la cerca de alambre
como un brazo vencido por una brusca fatiga.
En el vasto entorno, el paisaje atiende
a su propio verdor creado por la lluvia.
Ahora, la intensidad del sol
marchita el bermejo hacía un marrón reseco
y el tallo oscurece adherido a la tierra.
Muy vagamente sabemos por qué sucede esto ante nosotros
ebrios de identidad y permanencia:
unos pocos días consumarán la disolución
pero lenta es la muerte
en este final que olvidaremos.
la marea 37
 El 11 de setiembre se evidenció la vulnerabilidad del coloso de América, no sólo debido al
atentado sino también a la previa y profunda crisis económica que atraviesa. Tiempo antes
de este suceso, la socióloga Alcira Argumedo –autora de Los Silencios y las Voces de América
Latina– conversó con La Marea sobre la inviabilidad del capitalismo para sostener sus mer-
cados en la actual crisis. Explica aquí esta imposibilidad, y su tendencia a crear una población
sobrante, disfuncional al propia sistema.

Alcira
Argumedo:
La decadencia del
y el “espejismo de
Entrevista Cristina Mateu

–En su libro Los silencios y las voces de América, usted
cuestiona la política capitalista que nos lleva a una pola-
rización social cada vez más aguda, con la conformación
de “nuevos castillos medievales”, como serían los coun-
tries y barrios privados.
–Sitúo el tema en grandes períodos históricos. Después de
la Segunda Guerra Mundial, en el marco del mundo bipolar,
se produce una verdadera revolución durante treinta años.
Podríamos llamarla la Revolución del Tercer Mundo. Entre
1945 y 1973, las naciones coloniales y neocoloniales que es-
taban bajo la hegemonía de potencias capitalistas occidentales
—o de Japón, en el caso de China y Corea—, comienzan a
cuestionar por primera vez después de varios siglos el poder
de esas potencias en términos militares, económicos, cul-
turales y políticos. Plantean valores de una nueva ética so-li-
daria, no solamente la libertad y la igualdad planteadas por la
Revolución Francesa y restringida a la población blanca de
los países centrales. Esta nueva ética solidaria supone la jus-
ticia social, la equidad, las relaciones horizontales entre las
naciones del mundo, la defensa de la dignidad de las distintas
etnias e identidades culturales. Los negros, los chinos, los
indígenas, han sido considerados seres menos que humanos
por la llamada cultura universal de Occidente. Esto es parte
del análisis crítico que debemos formular.
–¿Desde dónde plantea usted ese análisis crítico?
–El pensamiento crítico de las ideas dominantes en Europa
y Occidente en general —que también signa mucho del pen-
samiento crítico de Marx, que si bien es uno de los más bril-
lantes críticos libertarios, no puedo eludir su situación
histórica— se formula en países autónomos, con horizontes
de cultura más o menos homogéneos. Pensemos en Alemania,
Francia, Inglaterra, etc. En Alemania, los campesinos se trans-
forman en proletarios al llegar a las ciudades y serán explota-
dos por las burguesías alemanas y los junkers (los grandes
señores de la tierra alemana). Es decir, hay un mismo uni-
verso de tipo cultural, y obviamente, el énfasis de Marx va a
ser en lo socio-económico (hay una reformulación marxista

38 la marea
imperio
inmortalidad”
de esto en Mao Tsetung). En los pueblos de
América Latina y del Tercer Mundo, la pro-
blemática de la explotación social se articula con
la de la subordinación nacional y la de la hetero-
geneidad cultural. Esto requiere de un pensamien-
to más complejo, que es el que emerge en esta
etapa que podríamos llamar de la Revolución del
Tercer Mundo. Planteo que desde sus propias ma-
trices culturales requiere una actualización, una
modernización, pero que no puede comprar el
pensamiento occidental como un todo, sino con
una mirada crítica y creativa.
–¿Cómo se expresó históricamente este
planteo crítico desde el Tercer Mundo y qué res-
puesta tuvo?
–En el marco de esta Revolución que cuestiona
núcleos de poder decisivos —como sucede con la de-
rrota norteamericana en Vietnam—, el aumento de los
precios del petróleo, la Conferencia de los No
Alineados, el nuevo orden mundial de la información
y las comunicaciones, que plantea que se puedan es-
cuchar múltiples voces y no meramente la voz del
amo, da lugar a una gran restauración conservadora.
Esta es la ofensiva diseñada por Kisinger, la Escuela
de las Américas, las dictaduras militares, el terrorismo
de Estado en América Latina y que en otras áreas se
manifiesta de manera diversa.
la marea 39
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40 la marea
Piqueteros en un corte de ruta en La Matanza
En el marco de esa contraofensiva, y como consecuencia de la suba del petróleo, se
va a producir una revolución científico-tecnológica, que es un punto de inflexión, un
corte cualitativo, sobre todo en el campo civil, con las tecnologías de la Revolución
Industrial. Esto no parece que tienda a cerrar el ciclo de las dos grandes opciones de
alta concentración de poder, que emerge a partir de los sujetos más dinámicos nacidos
con la Revolución Industrial: el capitalismo burgués y el socialismo en función del
proletariado, pero un socialismo pensado como alta concentración del poder. Esto tiene
que ver con condiciones estructurales, como el hecho de que los recursos estratégicos
fundamentales de la Revolución Industrial tienden a la concentración: la industria pe-
sada, el petróleo, las economías de escala, etc.
Al igual que lo sucedido con la Revolución Industrial, la disminución del tiempo
del trabajo necesario genera opciones civilizatorias. Estamos hablando de 75 y 80 %
menos de tiempo de trabajo humano, que no son personas. En el marco de esta con-
traofensiva restauradora de las potencias capitalistas se va impulsando una reconver-
sión salvaje, es decir, un desplazamiento de trabajadores, en lugar de buscar alterna-
tivas en la disminución de las jornadas laborales. Como ya sucedió en la historia: en
etapas de mayor crecimiento, como fueron los famosos años de oro, tanto para el
socialismo como para el capitalismo la jornada laboral bajó masivamente de 72 a 40
horas.
En el marco de estos gobiernos neoliberales, que se conjugan con las reconversiones
salvajes, se ha dado una polarización inédita y acelerada de la riqueza a nivel interna-
cional y en el interior de cada una de las ciudades. Esto genera un fenómeno por el cual
el capitalismo mismo se torna inviable.
Con la caída del bloque soviético cayó la expresión de un socialismo de alta con-
centración de poder. Un socialismo que no tuvo en cuenta el respeto a las identidades
culturales, a las formas de participación, y que fue la veta socialimperialista de la
Unión Soviética, con su despliegue militar en Europa del Este, en la frontera china, en
Afganistán y con su guerra armamentista y espacial con los Estados Unidos. Todo esto,
unido a su retraso tecnológico, fueron las claves del derrumbe de esos modelos social-
istas que sin duda presentaban distorsiones muy serias. La caída del bloque soviético
no hizo sino preanunciar la caída de la otra gran opción que es el capitalismo.
–¿Este sería el fin del capitalismo?
–Muchas veces se ha dicho que el capitalismo tendía a destruirse. Creo que no es un
sistema eterno. De alguna manera, se está dando la tesis final de Marx. Marx pensaba
que el capitalismo estallaría cuando se conjugara la creciente concentración y centra-
lización de la propiedad de las fuerzas productivas, con saltos en el desarrollo de esas
fuerzas productivas que llevaran a la automatización cuasi total. Este es el momento. Se
observan situaciones que vuelven estructuralmente inviable al capitalismo.
Por una parte, la drástica reducción de los mercados. La tendencia del flujo de
riquezas sigue siendo de pobres a ricos, de sur a norte. Según datos del programa de
Naciones Unidas para el Desarrollo, el 20 % de la población del mundo concentra el
85% de las riquezas. La tendencia indica que en 20 años este porcentaje será mayor. A
su vez, entre ese 80% de pobres, se produce el 97% de los nacimientos en el mundo.
Dado el crecimiento demográfico y la tendencia a la concen-
tración, quedarán mercados muy chicos para el salto cualita-
tivo en la producción que generan las tecnologías de avanza-
da. Esto se manifiesta en la recesión de Japón que lleva ya
diez años. Nadie puede decir que Japón no sea eficiente, no
haya llevado adelante una reconversión tecnológica de avan-
zada, no disponga de capitales financieros. Es decir, tiene todo
para llevar adelante un capitalismo exitoso, salvo mercados.
Esto está sucediendo con las misma economía nortea-meri-
cana. Ésta creció sobre la base especulativa, sobre la base de
la sustracción de recursos en aquellas áreas donde funcionó la
llamada globalización, una falacia que de todas ma-neras le
permitió una cierta dinamización. Pero ha entrado en crisis, la
bajada del valor de las acciones (de un Bill Gates, etc.) apare-
cen como crisis financieras pero son crisis típicas de sobre-
producción. Esto es irreversible en el marco del desarrollo
capitalista. Creo que uno de los factores que tiende a hacerlo
inviable es su propia dinámica de acumulación, que le resta
mercado. Y un capitalismo sin mercados es inviable. Durante
un cierto tiempo puede manejarse con la especulación finan-
ciera, pero es un globo que termina por estallar.
El otro factor, adicional y complementario, que vuelve
inviable al capitalismo a mediano plazo, es la disminución
drástica en los requerimientos de tiempo de trabajo humano.
En la forma que está resuelto, deja a la población desocupada,
subocupada, etc.; ya no como un ejército industrial de reserva,
como modo de disciplinar salarios y trabajadores, sino que lo
cuantitativo se transforma en cualitativo. Esta población so-
brante, excedente, que se vuelve disfuncional, permite du-
rante un tiempo la disminución de los salarios, pero se vuelve
disfuncional en la medida que queda como población exclui-
da, es decir, pobreza sin salida.
–¿Esa población sobrante no tiene posibilidades de
incorporarse al mercado?
–Esa masa inmensa y creciente de población sobrante está
atrapada y sin salida. Obviamente, se la empuja a conductas
de desesperación, como puede ser el incremento del delito,
etc., pero sobre todo a la migración hacia las áreas más ricas.
Encontramos que la globalización ha producido un fenómeno
feudal. Esto es lo que se ve en Europa Occidental. Está la
Europa blanca y rica que establece muros feudales hacia el
sur frente a los musulmanes y africanos negros, hacia el este
y sudeste frente a los turcos y eslavos. De alguna manera se
encuentran en una situación muy similar a la del Imperio
Romano. El Imperio Romano cayó por tres factores funda-
mentales: el primero, la presión demográfica por la filtración
hormiga de los bárbaros en el interior del Imperio. Si uno va
a las grandes ciudades de Europa Occidental o de Estados
Unidos se da cuenta que los nuevos bárbaros ya están ahí. El
segundo factor es el crecimiento demográfico de los “bár-
baros”. La población blanca, en una actitud muy típica de la
decadencia —también pasó en Grecia— disminuye en térmi-
no absolutos, deja de crecer, subliminalmente ha dejado de
tener idea de futuro, mientras las otras poblaciones siguen
creciendo potencialmente. Esto ya está generando un incre-
mento de presión demográfica, que fue el segundo gran factor
que llevó a la caída del Imperio. Y el tercero fue la degra-
dación moral de sus clases dirigentes. Degradación que se
venía insinuando con los Calígulas, los Nerones, y se refuerza
en los siglos II y III con los Cómodos, etc. Sólo algu-
gunos emperadores logran hacer subsistir un poco más el
Imperio, pero lo clave es la degradación moral y la incapacidad
de gestar alternativas englobadoras que den una nueva mística
civilizatoria.
–Estos tres factores se dan sobre la base de una deca-
dencia económico-social. Hoy el capitalismo está en crisis
y no logra mantener sus mercados, sino que los destruye.
–Claro, sobre la base de la decadencia que no sólo no ge-
nera mercados, sino que no genera una cultura capaz de englo-
bar, convocar a una nueva edad civilizatoria. Por el contrario,
está en una de sus expresiones más empobrecidas del lucro, el
consumo, un materialismo cortoplacista. Se ve en su producción
estética, alrededor de los cables de televisión. Es una decadencia
clara de su capacidad cultural. Estamos a las puertas de un cam-
bio profundo en los esquemas de articulación y ordenamiento
social muy similar a lo que se dio en la etapa de la Revolución
Francesa, en donde los potenciales y requerimientos de la revo-
lución científico-tecnológica obligan a diseñar modelos de alta
integración, democratización o socialización, llamalo como
quieras, podemos no discutir por el término que usemos. Lo que
sí es cierto, que por las características de sus recursos estratégi-
cos no tienden a la concentración sino a la descentralización, el
recurso del conocimiento debe esparcirse, sus fuentes son de-
mocratizantes, como lo es el sistema educativo, la recalificación
laboral, las universidades, etc. Lo que hace que estos modelos,
no solamente sean injustos e inviables por las dos razones ante-
riores, sino también profundamente irracionales en la medida
que tienden a aniquilar —a través de la degradación educativa,
etc.— las fuentes del recurso que requieren para seguir adelante
con una nueva etapa. Recursos para afrontar una edad de la histo-
ria, diseñar nuevos esquemas productivos y de servicios, donde
una de las claves que hay que discutir en profundidad es qué es el
conocimiento.
El conocimiento no es solamente los saberes sistemáticos,
denominados científicos o académicos, éstos son algunas de las
formas importantes del conocimiento. Pero cuando se habla de
conocimiento en este nuevo esquema se incluyen diversos sa-
beres y capacidades potenciales creati-
vos y de innovación, que generalmente
suelen tener los sectores populares, que
han debido desarrollar en situaciones
críticas diligencia y creatividad para so-
brevivir. Eso da saberes, sabiduría, que
es muy importante, y es decisivo el tipo
de definición que se tenga del cono-
cimiento. Se vuelve a plantear esta cosa
de civi-lización y barbarie si se vuelve a
pensar que el único conocimiento válido
es el conocimiento sistemático, llamado
científico, que por lo demás debe ser
reformulado, porque hay una serie de
concepciones que pueden volver a fun-
damentar la exclusión, ahora ya no entre
civilizados y bárbaros, sino entre cultos
e ignorantes. Seattle y las protestas contra la globalización
–Ese conocimiento tiene como base la práctica y las
necesidades.
–Prácticas, necesidades, tradiciones, saberes, una gama
infinita de factores, farmacopea, formas de abordaje de los
la marea 41
 La decadencia del imperio...
problemas, modalidades de cooperación, de intercambio, de
reciprocidad, de la relación, etc., al cual se le puede agregar
información y conocimientos de otro tipo. Acá no hay un
conocimiento vertical, sino un conocimiento horizontal, de
intercambio de una gama heterogénea de saberes. Eso es lo
que da creatividad, no el conocimiento de las élites ilumina-
das con el conocimiento científico, que generalmente viene
de los países occidentales del Centro.
–Algunos imaginan mundos paralelos, con ese 20% de
ricos en barrios privados y countries, y por fuera un
mundo ajeno de marginales viviendo vidas paralelas. O
como mostraron algunas películas de ficción, un mundo
subte-rráneo perfecto, cuidado, con tecnología, abasteci-
do, y otro superpoblado, depredado y con harapientos
incultos en condiciones infrahumanas.
–Esto es absolutamente inviable para los de los countries.
Siempre doy el ejemplo de Brasil. Si uno analiza, hace unos
años, en la zona de Copacabana o cerca de allí, algunos
podían tener un departamento maravilloso mirando al mar y
al cerro, pero no podían bajar porque estaba el “arrastrão”,1
esa invasión de chicos sobrantes absolutos, que tienen pocas
alternativas de vida fuera de la prostitución, la mendicidad, el
robo. Entonces, un día esos propietarios no pudieron bajar. El
tema es que en unos diez años esos chicos suben a buscarlos.
No hay viabilidad para eso. Deberán moverse en helicóptero
o usar los misiles “personales” que hicieron los norteameri-
canos para que los afganos pelearan contra los rusos.
–Lo que pasó en Seattle, en Davos o en la última re-
unión del G8 en Génova.
–Claro, es todo un símbolo lo que sucedió en Génova.
Estos privilegiados escondiéndose cada vez más ocultos, en un
barco, debiendo bajar corriendo por los sótanos. Eso simboliza
la inviabilidad y la ceguera de esos sectores dominantes que
creen que pueden, con un poder aparentemente omnipotente,
seguir saqueando al 80 o 85% de la población mundial.
Reproduce aquello que Toynbee llamaba el “espejismo de la
inmortalidad”, con el que mostraba cómo los grandes poderes
concentrados o los grandes imperios entran a actuar con im-
punidad porque han concentrado el máximo de su poder y se
creen eternos. Y eso se produce en los mismos momentos en
que se están desarticulando sus bases de sustentación y van a
caer. Ejemplificaba con el imperio mongol en el siglo XIII y
XIV, con el imperio romano en el siglo IV, imperios que en-
traron en el espejismo de la inmortalidad y cayeron. A veces es
muy difícil ser contemporáneo de transformaciones de tal
magnitud en la historia, sobre todo porque uno vive cotidiana-
mente y no se da cuenta de la magnitud de las transforma-
ciones. Esto ya ha pasado en la historia, la ceguera de las
clases dominantes, la misma que vemos hoy en la Argentina.
Dos ejemplos típicos lo muestran. Uno es el diario íntimo
de Nicolás II, el Zar de Rusia, que en los mismos momentos,
los mismos días que le tomaban el Palacio de Invierno —con
que se daría un vuelco decisivo a la historia, en su vida y en
la de su familia—, él escribía en su diario que su corazón latía
de alegría porque la pesca había estado maravillosa. El otro
ejemplo es el de María Antonieta y Luis XVI. En la corte, a
la aristocracia y al alto clero no se lo tocaba, para que sigan
con los grandes festines de Versailles. Mientras, el país esta-
llaba agobiado por las deudas contraídas en la guerra, con
una
42 la marea
situación social crítica con los sans-coulettes, los excluidos
de entonces, antiguos artesanos o trabajadores de los gremios
que los primeros impactos de la revolución industrial dejaron
desocupados -como los piqueteros de hoy- a quienes se les
quería cobrar más impuestos. Así terminaron. Esto tiene si-
militudes muy significativas con la situación actual. Entonces
esa mirada de la polarización es trivial.
–En cuanto a los piqueteros, el crecimiento que alcan-
zaron y su elevado grado de organización muestran ese
cúmulo de saberes que usted menciona. Sin duda tienen
experiencias previas…
–Históricas, atávicas, que vienen de raíces populares.
América Latina tuvo durante 500 años una resistencia cons-
tante. Nuestros pueblos sufrieron genocidios, represiones
brutales y siempre volvieron a resurgir, nunca se declararon
vencidos y sometidos. Simplemente se fueron replegando,
cada nueva generación fue presentando su batalla. Se ve en
Perú, México, Argentina. Aquí aparece una cosa nueva que es
muy significativa que es la horizontalidad de la construcción
del poder. Esto me parece clave, si bien en esto hay simili-
tudes, no necesariamente copia, con el zapatismo, porque una
de las ca-racterísticas de esta nueva restauración conservadora
fue la posibilidad de cooptación de los dirigentes sociales,
políticos, sindicales. Esta idea de que son delegados con deter-
minado mandato —no representantes o dirigentes, muchos de
los cuales tienden a pensar que ese cargo es una propiedad
privada y, por tanto, pueden decidir por ellos mismos—, y que
sin ese mandato dejan de ser delegados, genera una forma
nueva de un potencial muy grande, en término de poder social.
Esto, creo, es lo que está preocupando muchísimo, porque es
de una gran sabiduría. No vamos a plantear mistificaciones, ya
que todos estos procesos pueden llevar a mistificaciones, y en
todos estos procesos hay errores, pero es la construcción más
inteligente que veo hoy en la Argentina; por lo menos la que
tiene mayor capacidad de crecer sin distorsiones. Esta resolu-
ción asambleísta, más allá de que tenga infiltrada gente, apara-
tos, etc, es un resguardo inapelable. Esto viene de aque-llos
saberes, despreciados por los grandes doctores e intelectuales;
es una construcción que tiene raíces profundas, muy popu-
lares. Son saberes y formas de relación claves, entre ellas la
solidaridad, la reciprocidad y sobre todo la búsqueda de la
dignidad. Esto me parece fundamental, aparece como un mo-
vimiento que va a revertir una de las más brutales agresiones
de este modelo, que junto con la desocupación y el hambre,
etc., lo que pretende quebrar es la dignidad. Esto está dando a
aquellos sectores más golpeados un nuevo lugar en el mundo,
por lo tanto una dignidad, que significa un potencial impresio-
nante de transformación y espero que no sea distorsionado.
–El descrédito a la capacidad y saberes de los sectores
populares por las clases dominantes y por algunos seudo-
progresistas, llega hasta negarles la posibilidad de orga-
nizarse y de decidir. Entonces se dice “alguien los organi-
za, son llevados”, etc., se los considera sujetos fácilmente
manejables.
–También, me temo, desde sectores de izquierda. Y desde
la definición de “carenciados”: carecen de agua corriente, de
electricidad, de plata, y también de inteligencia, razón, sa-
beres... Sin embargo, el potencial que se encuentra allí es
impresio-nante, es el potencial y la inteligencia que está sur-
giendo en
el desarrollo de las organizaciones pi-
queteras, que surge de las entrañas de
la tierra. Muestran una inteligencia,
una estrategia y un comportamiento
político que debe envidiar el grueso de
los sectores políticos y sindicales de
este país.
–En su libro, usted plantea una
revisión de los grandes teóricos na-
cionales, Hernández Arregui, Jau-
retche, que tenían una visión nacio-
nal contra la dependencia y las po-
tencias dominantes, antiimperialista,
y no como mera exaltación de las
particularidades de nuestro país.
–La tesis que allí planteo —que
José Luis Romero, entre otros, demues-
tra como historiador— es que las Valorizar los saberes no sistemáticos
grandes ideologías del mundo central
son síntesis sistematizadas de experiencias históricas, ideas,
aspiraciones, demandas, valores, de determinados sujetos
históricos; que pueden tener elementos comunes y peculiari-
dades, de acuerdo a las distintas regiones. En el liberalismo
jurídico, la teoría del contrato social refleja la revolución
burguesa en el mundo feudal. La tesis de Romero, en el ciclo
de la revolución contemporánea, es que había una densidad
de ideas, propuestas y experiencias vitales de nuevos sujetos
históricos. Las ideas de Marx, aún cuando él no hubiera nac-
ido, las hubiera procesado algún otro.
Entonces, mi planteo es que América Latina también tiene
un sujeto: los sectores populares, con sus características
históricas y conformación. Tienen similitudes, ser explotados,
pero al mismo tiempo, grandes diferencias con los proletarios
europeos. Entre otras, las problemáticas de identidades cul-
turales, creencias distintas. Se conjugan tres grandes ver-
tientes en ella. Una es la de las culturas originarias indígenas, humano que se debe promover es la multiplicidad de expre-
con dos características: más allá de que algunas fueran jerar-
quizadas o igualitaristas, eran sociedades de amparo, garan-
tizaban el bienestar del conjunto de sus poblaciones, y por
otro lado tenían una inteligente adaptación al medio, de man-
era tal que podían establecer equilibrios ecológico-sociales
que permitieron que en América, antes de la llegada de los
occidentales, nunca existieran las hambrunas o las pestes que
acosaron a Europa en el siglo XIV. Una segunda gran ver-
tiente son las tradiciones negras que vienen con la esclavitud.
Y la tercera vertiente es la que llamaríamos del cristianismo
primitivo. El cristianismo, que en sus primeros siglos fue un
movimiento esencialmente popular, dirigido y encabezado
por el hijo de un carpintero, integrado por pescadores, artesa-
nos, un movimiento de reivindicación social de amplitud en
cuanto a la inclusión de todos los seres humanos, tuvo otro
momento distinto cuando la Iglesia se convirtió en religión
oficial del Imperio Romano. Estas dos vertientes del cristia-
nismo también llegan a América con los occidentales. Llegan
los seguidores de Torquemada y la Inquisición, y por otro
lado franciscanos, dominicos, bajo clero, que se articulan con
los sectores populares y son los que van a permitir el sincre-
tismo religioso. Este sincretismo permitió la conformación de
unamasa con fuertes aportes comunitarios e igualitarios.
En la etapa de la independencia estas ideas empiezan a
sistematizarse y son sincrónicas
las propuestas de Hidalgo y Moreno,
con la de Artigas, Monteagudo, con
las de Alexander Petion en Haití y
la Revolución Negra, la de Bolívar
y Simón Rodríguez en Venezuela.
Ese potencial en Latinoamérica no
se explica solamente por pacto de
individuos, ni por intercambio en el
mercado, ni por la lucha de clases y
el desarrollo de las fuerzas produc-
tivas. Tiene otra lógica de articu-
lación, la idea es que allí subyace
un potencial teórico muy grande
que, obviamente, debe ser enrique-
cido con la incorporación crítica del
pensamiento más avanzado de oc-
cidente que es lo que hará Artigas
con Rousseau, y luego Mariátegui
con Marx. Mariátegui decía que el
marxismo debe ser traducido al quechua, no quiere decir que
capital se dice intiponi, quiere decir que tiene que incorporar
ciertas ideas y procesarlas junto con las propias para en-
riquecerlas. También, lo planteaba Martí. Hay una gran corri-
ente de pensadores, líderes, ensayistas, literatos —la literatura
ame-ricana toma esto más que las ciencias sociales latino-
americanas— que genera un potencial teórico para pensar las
nuevas alternativas de la historia. Esto no significa no leer a
Hegel ni a Marx, sino aprovechar el potencial teórico au-
tónomo, no autárquico, que da cuenta de la experiencia social
del sujeto popular altamente heterogéneo y complejo, que
tiene ciertos puntos en común en sus demandas. Desde ahí
debemos pensar la nueva edad de la historia. Así como los
chinos la piensan desde ellos, los islámicos desde ellos, etc.
Esto lleva, primero, a romper con la idea de civilización o
barbarie y a reconocer que lo más rico y característico de lo
siones culturales, donde la diferencia debe ser la base de la
igualdad. Diferencia que da cuenta de riqueza, no homogeini-
zación en función de una cultura dominante, creo que vamos
hacia eso. Se ve con la cultura islámica, que la quieren reducir
a los taliban, pero es una distorsión terrible de esa cultura que
ha dado durante los siglos XIV y XV grandes aportes cul-
turales. También con los chinos en donde se plantea que una
cosa es occidentalizarse y otra modernizarse. En esta nueva
etapa en la que se cierran las opciones de alta concentración
del poder vamos al mismo tiempo hacia una nueva edad de la
historia, en donde la heterogeneidad y la diferencia van a ser
de una gran riqueza, y que va a ser necesario practicarla como
base de una nueva igualdad entre los seres humanos, recono-
ciendo que todos los seres que habitan este planeta son huma-
nos y que no hay superiores ni inferiores, científicos e igno-
rantes, hacia una nueva concepción verdaderamente humana
de la sociedad. En este marco Jauretche, Scalabrini mostraron,
tiraron puntas de la experiencia argentina que conjugaron con
la riqueza de ese pensamiento que, en general, tiende a ser
silenciado. n
1. A los inicios de la década del '90, siendo gobernador de Río de Janeiro Leonel
Brizola, masas de niños miserables de la calle y moradores del Norte de Rio comen-
zaron a llegar a las playas de Copacabana e Ipanema, en el Sur en forma de "arrastrão";
es decir, innumera-bles de ellos corrían tumultuosamente por la playa, llevándose lo
que agarraban a su paso.
la marea 43
 La experimentación biológica produjo organismo transgénicos que con-
tienen otras especies incorporadas a su genoma. Estos organismos apli-
cados a la producción de los alimentos abrieron un largo debate en torno
a los efectos sobre la salud humana, sobre la ética de la manipulación
genética, etc. Otros contraponen que significa un avance científico que
solucionaría el hambre del mundo. En esta nota el autor destaca que,
entre otras cosas, la apropiación y control de los capitales monopólicos
sobre las investigaciones, patentes de producción y comercialización de
estos organismos transgénicos son una traba para ello.

Trans
¿Soluciónal
Escribe Juan Gutman
Un poco de historia

En rigor, hace mucho que el hombre viene utilizando plantas o

D
esde hace ya varios años las aplicaciones de técnicas
biotecnológicas en la producción agropecuaria se han
masificado. Hoy en día, gran parte de los alimentos pro-
ducidos y consumidos en la Argentina son genéticamente
modificados. Esto ha dado lugar a un gran debate, no sólo en el
seno del pueblo, sino también entre distintos grupos monopóli-
cos y bloques imperialistas, que han desatado una feroz guerra
comercial por un botín de miles de millones de dólares. En esta
discusión se mezclan argumentos técnicos o científicos con
cierto grado de verdad y otros totalmente falsos, producto de los
intereses de cada sector. Resulta imprescindible debatir y definir
una posición independiente, con bases objetivas, que tenga en
cuenta las necesidades del pueblo y que no caiga en las trampas
que tienden los distintos monopolios. Como el tema es complejo
e involucra a distintas áreas, este artículo no pretende agotarlo y
se trataremos sólo algunos aspectos del mismo.
animales para la producción con características determinadas a
priori. Esto fue logrado en base a la selección genética de las me-
jores variedades, mediante la cruza de aquellos individuos (ya sean
plantas o animales de determinadas especies) que presentaban al-
gún tipo de particularidad buscada. Las bases teóricas de estas
técnicas fueron estudiadas por primera vez alrededor de 1865 por
el monje checo Gregor Mendel. Con el cruzamiento artificial de
organismos que presentan mayor resistencia a patógenos, o mejor
rendimiento económico, o simplemente mejor sabor, se ha obteni-
do gran variedad de plantas y animales que la humanidad ha con-
sumido desde hace siglos.
Durante los primeros años del siglo XX la química brindó im-
portantes descubrimientos que dieron lugar a nuevas herramientas
para la producción agropecuaria, como la capacidad de sintetizar el
amonio (nutriente fundamental para las plantas) de un modo muy
barato, primero en el laboratorio y luego en la industria. Pero los

44 la marea
génicos:
hambre mundial?
adelantos no pudieron aplicarse plenamente hasta después de final-
izada la Segunda Guerra Mundial, ya que durante muchos años el
amonio se utilizó en la producción de nitratos para explosivos 1.
Recién a partir de los años 50 se produjo una verdadera revo-
lución, inicialmente en los países centrales, en lo que respecta a las
técnicas utilizadas para la producción en el campo. Este proceso,
conocido como “Revolución Verde”, tuvo tres componentes funda-
mentales: I) la introducción de las variedades híbridas de alto ren-
dimiento en cereales, II) la utilización masiva de agroquímicos y
III) la mecanización intensiva de las prácticas agrícolas 2.
Según algunas corrientes ideológicas, este proceso se
inició cuando se evidenció el problema de que en pocos años
la producción de alimentos no iba a ser suficiente para satis-
facer la de manda de todo el planeta, debido al rápido crec-
imiento de la población mundial. Pero resulta difícil creer
que las grandes corporaciones a-groalimentarias pudieran
estar tan preocupadas por el hambre en el mundo, al punto
de poner como centro de sus investigaciones el mejoramien-
to de la alimentación de millones de personas en los países
dependientes del Tercer Mundo. Más bien parece que el in-
terés de estas multinacionales por el avance de la ciencia se basa en
la búsqueda permanente por mejorar su tasa de ganancias. De todos
modos, la aplicación de estas técnicas produjo un impresionante
salto en la productividad de las cosechas y permitió generar exce-
dentes de reservas alimentarias.
Sin embargo, por motivos diversos, la productividad de estas
tecnologías comenzó a acotarse y nuevas tecnologías han sido de-
sarrolladas 2. La aplicación de técnicas de ingeniería genética o
bio-logía molecular (también llamadas de ADN recombinante)
surgieron entonces representando un enorme potencial tecnológi-
co.
La irrupción del ADN
Desde el descubrimiento de la estructura del ADN a mediados
de Siglo XX por los premios Nobel J. Watson y F. Crick, hasta la
clonación de animales, no han pasado muchos años. Pero el desa-
rrollo de la biología molecular ha sido enorme, como el de ninguna
otra área de la ciencia. La biotecnología reunió el conjunto del
conocimiento haciéndolo aplicable a distintos aspectos de la vida
la marea 45
 diaria, como el del tema de esta nota, o la creación de nuevas drogas y sus-
tancias de uso medicinal.
Respecto de su aplicación a la producción agropecuaria, las técnicas de
Equipo e
Argentino de Investigación
modificación genética permiten transformar el patrimonio hereditario de las
Trabajo Social plantas por métodos de ingeniería genética. Esto implica una enorme capaci-
dad transformadora, ya que la introducción de características genéticas deseables ya no está limi-
tada por la compatibilidad reproductiva entre especies. Estas técnicas aportan la posibilidad de

E AT I P
l Asistencia, Docencia e
Investigación psicológica en
problemas de origen social
l Atención a afectados por
violaciones de Derechos
Humanos
Comité ejecutivo
Diana Kordon - Lucía Edelman - Darío Lagos
Daniel Kersner y otros.
controlar la expresión espacio-temporal de los genes en forma muy precisa. Es posible desarrollar
variedades vegetales con características muy diversas e interesantes. Por ejemplo:
- plantas transgénicas resistentes a organismos patógenos de distinto tipo como hongos, bacterias,
virus o nematodes,
- plantas transgénicas con resistencia a herbicidas,
- modificación de rutas metabólicas de las plantas, lo que puede retrasar el proceso de maduración
de sus frutos (como se ha logrado exitosamente con el tomate) o la modificación de ciertas
moléculas de uso industrial, introduciendo distintos grados de polimerización o ramificación (caso
de los almidones y otros biopolímeros) y de insaturación o largo de cadena (caso de los aceites)
2.
La ingeniería genética también crea la posibilidad de utilizar plantas para la producción de
moléculas de distinto tipo que hasta ahora se extraían de otros organismos o se elaboraban con
métodos menos eficientes. Es posible producir de este modo drogas de interés farmacológico
(como insulina, por ejemplo), anticuerpos e incluso biopolímeros plásticos.

Graciela Taquela (Córdoba) El desarrollo biotecnológico y la guerra comercial

Vivian Bird (Mar del Plata)
No todos los bloques imperialistas reaccionaron de igual manera frente a la biotecnología
Sede: Rodríguez Peña 279 3˚ A aplicada a la producción de alimentos. Para Europa, su actividad agropecuaria representa un alto
(1037) Buenos Aires - Argentina costo. Dada la ventaja competitiva de la producción primaria del Tercer Mundo, principalmente,
Tel./Fax: 54-11-4382-1340 los gobiernos europeos deben gastar gran cantidad de dinero en subsidios para sus propios pro-
eatip@cvtci.com.ar ductores. Por lo tanto, la introducción de cultivos y técnicas que implican una reducción de costos,
agudiza el contraste y obliga a un mayor gasto en subsidios.
A su vez, los EE.UU. han optado por usar a fondo la biotecnología en el campo (también en
INSTITUTO medicina y otras áreas) y han logrado un importante liderazgo mundial en estas técnicas. Se con-
virtieron en el principal productor de organismos genéticamente modificados (OGM) del mundo
SUPERIOR DE y en importantes exportadores de esta tecnología, logrando mayor penetración en aquellos países
PSICOLOGIA del Tercer Mundo donde poseen hegemonía política y económica. Aprovechando su ventaja tec-
nológica avanzaron en materia “legal”, para asegurarle a sus monopolios la propiedad de los
SOCIAL DE descubrimientos. Esto se expresó durante la década del 80 con la habilitación por parte de la Corte
TUCUMAN Suprema de Justicia de EE.UU. y de la Oficina de Patentes y Marcas (PTO) de ese mismo país.
para patentar organismos enteros (unicelulares, como bacterias, y multicelulares, como plantas y
animales). Una vez conseguida su supremacía entre las potencias imperialistas a nivel mundial,
(S.E. 1161) luego del derrumbe de la URSS en los 90, el Acuerdo General Sobre Tarifas Aduaneras y el
Comercio (GATT, convertido en 1995 en la Organización Mundial de Comercio, OMC) aprobó
Avala la Escuela de Psicología Social
fundada por el
que “lo que se puede proteger ya no es sólo el organismo modificado o el procedimiento que ha
Dr. Enrique Pichon-Rivière permitido obtenerlo, sino además, la información genética que contienen todas las aplicaciones
en 1967 permitidas” 3.
Simultáneamente han inundado los medios con una campaña que “vende” a los OGM como el
Rectora: Psicóloga
remedio para el hambre mundial. Plantean que sin la biotecnología no hay salida para satisfacer
el crecimiento de la demanda de comida que con- llevará el aumento de la población mundial en
Josefina Racedo los próximos cincuenta años, dado que las técnicas convencionales habrían llegado a su techo de
productividad 1.
Desde 1996:
La forma que han encontrado los europeos para oponerse y resistir la ofensiva norteamericana
Carrera de nivel terciario
con títulos oficiales de:
fue la de generar dudas acerca de la seguridad de consumir OGM. A través de ONGs como
Greenpeace, o de sus propios ministerios de agricultura, realizan campañas de desprestigio con
TECNICO EN COMUNICACION argumentos a veces ciertos y otras veces no. Es cierto que en
Y TRABAJO GRUPAL - 3 años determinados casos, la utilización de algún organismo modifi-
TECNICO SUPERIOR EN cado puede dar lugar a perjuicios potenciales para el hombre.
PSICOLOGIA SOCIAL - 5 años Ultimamente se ha discutido sobre el uso intensivo del glifosato
sobre la soja transgénica, resistente a este herbicida 4, o el
C.Alvarez 722 efecto del insecticida Bt del maíz transgénico sobre las orugas
(4000) San Miguel de la mariposa monarca 5. Sin embargo, en ambos casos se han
de Tucumán formulado duras críticas, desde distintos sectores, sobre la falta
Tel.: 0381-4217070

46 la marea
de rigor científico con que fueron hechos estos estudios, y por lo
tanto de sus conclusiones 6. Los medios de comunicación afines a
estos sectores han calificado a los OGM como “comida Frankenstein”,
los han hecho ridículamente culpables de la aparición del “mal de la
vaca loca” (EEB, encefalopatía espongiforme bovina) y llaman a las
empresas biotecnológicas “aprendices de brujo de la agroaliment-
ación” 7.
Ninguno de éstos parece ser el problema principal de la uti-
lización de los OGM. Pero sí existen otros puntos flacos, y están
enfocados en la mayoría de las plantas utilizadas comercialmente, en
las que la modificación genética introducida involucra resistencia a
herbicidas o a patógenos. Los organismos blanco de estos proced-
imientos –malezas o insectos– pueden a su vez revertir su suscepti-
bilidad a los herbicidas e insecticidas. Estos procesos, aunque poco
probables, pueden ocurrir por mecanismos diferentes. Por un lado,
eventos de cruzamiento sexual entre especies distintas no son muy
raros en la naturaleza. Así, se abre la posibilidad de una transferencia
del gen involucrado en la resistencia a los herbicidas desde la planta
transgénica (soja o maíz) a una maleza u otra especie perjudicial en
términos ecológicos y económicos 8. A su vez, la efectividad de los
insecticidas es muy sensible a la aparición de resistencias en los in-
sectos blanco, por procesos evolutivos de corto término (como los
que se observan en bacterias que afectan la salud humana, que se
tornan inmunes a los antibióticos utilizados comercialmente) 8.
La evaluación del riesgo de que ocurra este tipo de modifica-
ciones, propagándose en gran escala, es realmente muy complicada,
teniendo en cuenta la cantidad de variables involucradas. Y aunque
se cree que la probabilidad es muy baja (sobre todo en la soja), no se
puede subestimar, considerando los graves perjuicios que traería
para la ecología y sobre todo para los pequeños productores.
Lo concreto es que todas las innovaciones técnicas, industriales
o medicinales implementadas por el hombre en todos los aspectos de
la vida a lo largo de toda su historia han conllevado riesgos. Desde
la utilización del fuego hace millones de años, los motores a vapor
durante la Revolución Industrial, los antibióticos mencionados u
otras sustancias para combatir enfermedades, desde simples resfríos
hasta la poliomelitis o el cáncer. Todas han implicado a la vez ben-
eficios y perjuicios. Lo importante es poder realizar una profunda
evaluación objetiva de estos dos aspectos y definir qué es lo que
predomina en un momento determinado.
La situación de la Argentina y del resto de los países dependi-
entes
¿Dónde entran los países dependientes del Tercer Mundo como
Argentina en este juego? La hegemonía yanqui dentro del bloque
dominante, lograda en los primeros años de la década del 90, se ex-
presa también en esta área. Actualmente, Argentina es el segundo
país del mundo en materia de implantación de OGM con 5.500.000
hectáreas de soja transgénica en 1999, contra 50.000 en 1996 9. Esta
soja resistente al glifosato (denominada RR), como así también este
mismo herbicida, son producidos por la multinacional norteameri-
cana Monsanto, que se aseguró de esta manera un negocio multimil-
lonario. (Es importante recordar que esta empresa vendía el “Agente
Naranja” que utilizaban los bombarderos norteamericanos en
Vietnam.)
Si bien es real que la soja transgénica, la siembra directa y la
utilización del glifosato representan en conjunto una reducción de
costos para el productor y un menor deterioro de su tierra y del am-
biente (ya que el glifosato es un herbicida más “ecológico”), existen
varios puntos oscuros.
Los productores argentinos se han hecho muy dependientes de
esta empresa, quedando en una posición de indefensión respecto de
sus intereses, en gran medida contrapuestos con los propios. Por otro
lado, la mayoría de los países europeos consideran la soja transgénica
como de segunda, y han establecido un precio diferencial para ella,
sensiblemente menor al de la soja no transgénica. Por lo tanto, al me-
nos una parte de la ventaja conseguida se pierde debido a este hecho.
¿Todo esto significa que hay que rechazar la aplicación de la bio-
tecnología para la producción de alimentos en Argentina? No. No es
una salida rechazar el desarrollo científico que objetivamente implica
progreso para una sociedad en determinado momento histórico. La
lucha debería orientarse hacia conseguir apoyo económico y político
para la investigación científica comprometida con el trabajo de los
campesinos pobres, los pequeños y
medianos productores, los trabaja-
dores y el resto del pueblo. Es po-
sible desarrollar una biotecnología
que sea parte de un proyecto nacio-
nal. De nada sirve sembrar sospe-
chas sobre la utilidad científica o
tecnológica de estos avances en la
biología per se, entrando en el
juego de los distintos grupos impe-
rialistas.
Es objetivo que la aplicación
de las técnicas de ingeniería gené-
tica al desarrollo de plantas (y
también animales) con nuevas
propiedades traen grandes benefi-
cios. Se habla de que hasta ahora la
investigación ha sido orientada a
los productores agro-pecuarios
más que a los consumi-dores. Pero
actualmente se abre una nueva
etapa donde la mo-dificación bus-
cada tiene como objetivo crear ali-
mentos más nutritivos o menos
dañinos para la salud (como la cantidad y tipo de aceites y grasas) y
hasta incluso se están creando plantas-vacunas, que al ingerirse inmu-
nizan frente a alguna enfermedad.
De todos modos, es falso que la biotecnología resolverá el pro-
blema del hambre en el mundo. La propiedad de la tierra y las formas
de producción son el principal problema para los miles que sufren el
latifundio, la explotación y la usura. La investigación, ya sea más
teórica o más práctica debe estar al servicio de ellos. En síntsis, necesi-
tamos una investigación que esté científicamente probada, que sea
técnicamente eficiente y socialmente justa. n
Juan Gutman es investigador del INGEBI, Instituto de Genética y Biología Experimental
en la UBA.
1 Norman E. Borlaug (Premio Nobel de la Paz 1970). “Feeding the world in the 21st.
Century: The role of agrucultural science and technolog”. Discurso dado en la Universidad
de Tuskegee. Abril, 2001.
2 Alejandro Mentabery. “La nueva frontera verde”. Encrucijadas (UBA) Noviembre 1995.
3 Jean Paul Marechal. “La biodiversidad, asimilada a una mercancía”. Le Monde
Diplomatique, diciembre de 1999.
4 Carol Abousleiman. “La alimentación transgénica cuestionada”. Le Monde Diplomatique,
diciembre de 1999.
5 “Transgenic pollen harms monarch larvae”. Nature, 20 de mayo de 1999.
6 Klaus Ammann: “Los OGM, entre mentiras e histeria”. Mundo Científico, enero de 2000.
7 Francois Du. “Los aprendices de brujo de la agroalimentación”. Le Monde Diplomatique,
septiembre de 2000.
8 L. L. Wolfenberger y P. R. Phifer. “The ecological risks and benefits of genetically engi­
neered plants”. Science, 15 de diciembre de 2000.
9 Carol Abousleiman. “Un mercado muy codiciado”. Le Monde Diplom., octubre de 1999.
la marea 47
 mús ic a
popular
Entrevista Jorge Carrizo
—Tucumano, nacido en Monteros, integrante de una familia
con una fuerte influencia musical, como la de tu tía Mercedes y
tu hermano Coqui, ¿qué significan todas estas referencias en tu
formación?
—Lo primero que recuerdo es la infancia. Mi papá tenía un negocio
de calzado en Monteros. Quizá lo que más me marcó es esa viven-
cia de un pueblo azucarero que dependía del ingenio Nuñorco. Papá
trabajaba esencialmente con la gente del Ingenio y yo vi –ya entran-
do en mi adolescencia, entre los años '84-'86– cómo se empezaba a caer
la industria azucarera, si bien esto ya había comenzado en la época
de Onganía. Ahí ya se veía de cerca lo que hoy sucede en todo el
país: el cierre de fábricas, los cortes de ruta, la corrupción en los
traspasos de dueños que vaciaban empresas y se iban con millones
de dólares debiendo al Estado, dejando todo en quiebra, como
sucedió con el Ñuñorco. Y eso lo pagaron los obreros y lo pagó mi
papá, cuya honestidad le impidió ser un apretador con las deudas. A
punto tal que se fundió en esa época, pagando antes a todos sus
empleados. A la par yo iba creciendo musicalmente, cantando, co-
mo todos en la escuela, canciones de Serú Giran, Leon Giecó, que
sentía me representaban como joven. En esa época, pasada la dicta-
dura militar, tenía un dúo de "música contemporánea", como la
llamábamos, con guitarra y flauta, y después seguí cantando solo.
—¿Y el folklore?
—Por entonces el folklore me entró más por las letras que por la
música. Pero no del lado tradicional, sino a través de temas como
“Barco quieto”, “Serenata para la tierra de uno”, o de obras como
las de los Hermanos Núñez, en Tucumán, que aunaban la parte
48 la marea
armónica con una poesía social paisajística que me llamaba la aten-
ción. Si bien de chico yo iba a los festivales de Monteros –festivales
grandes, de 25-30.000 personas, que se realizan desde hace 35 años–
y convivíamos allí todos los meses de noviembre, recién en el año
'86 entré en el folcore. La influencia que yo veo en esta época es la
que ejerció Mercedes Sosa, más desde lo testimonial que desde lo
folcórico. Recuerdo haber estado en el teatro Opera cuando ella re-
gresó, o cuando vuelve a Tucumán con León Gieco y toda una
movida. El haber convivido con ellos en Monteros, eso me marca,
no la influencia folcórica. El folcore lo descubro después, cuando
paso esa barrera de enojo que yo creo que inconscientemente tenía
con el folcorista tradicional, ese que tenía una venda en los ojos en
la época más dura del país, que la sigue teniendo, que es obsecuente,
que le da lo mismo quién esté en el gobierno. Son los folcoristas que
marcan la estética de Cosquín. Un Julio Maharbiz, por ejemplo. Y
no solamente yo, la juventud estaba enojada, por eso buscaba en el
rock nacional. Entonces, yo quiebro esa barrera por medio de la in-
fluencia de Mercedes Sosa, que me dio la posibilidad de escuchar
otras cosas, y así me encuentro con Yupanqui, con Castilla. Ya en esa
época estaban Raúl Carnota, Jacinto Piedra, Peteco Carbajal, el
Tarragó Ros de antes, Teresa Parodi, Zito Segovia, que es uno de mis
referentes y uno de los olvidados de la música de nuestro país.
Entonces ingreso de lleno en el folcore, con mi primer trabajo que es
Como los sauces al viento, del año '91, en el que aparecen letras de
Néstor Soria que hablan de personajes de los ingenios
–como el Come Gente– y del Duende Garnica, de quien grabo "La
Forestal". Allí entro con este canto y no lo abandono más, si bien el
Desde hace algunos años, Claudio Sosa viene ocupando un lugar propio, en
base a calidad y trabajo, dentro de una nueva generación de músicos argenti-
nos que han tomado el folklore como una expresión que los identifica, lejos de
un tradicionalismo conservador y envejecido, y próxima, en cambio, a las
necesidades que, permanentemente renovadas en su contenido y en su forma,
surgen de la experiencia cotidiana de nuestro pueblo. Para hablar de esta
nueva perspectiva, y en vísperas de la salida de su nuevo trabajo "Flores y
ayuno", accedió a conversar con "La Marea".

Claudio Sosa:
“Que el canto
se vuelva necesario”
proceso ideológico venía madurando desde unos años atrás.
—¿Podrías recrear ese proceso?
—En 1989 yo me había presentado en Cosquín con canciones de
tucumanos como Chichi Costello. Al Duende Garnica lo conozco
en Córdoba, donde yo viví esos años y de donde regresé con la idea
de ir fusionando el canto de Tucumán con esto más nuevo. Conviví
también con músicos santiagueños, en la época que estaba saliendo
Horacio Banegas, que provenía junto a su hermano Coco, del grupo
Los Tobas... Y ahí viene el debate de si se podía usar la batería o la
guitarra eléctrica en el folcore, discusiones que eran y son, según
creo, retrocesos. Soslayan el mensaje. Yo discutiría, en todo caso, si
el mensaje es bueno o malo, directo o no, nunca se me ocurriría
impugnar a un grupo por eso. Esas vallas se tienen que romper. El
folcorista joven hoy en día lucha para tener más coincidencias con
los otros músicos, ya sean de rock o de tango. Porque tenemos el
mismo elemento y la misma formación. Cuando yo hago música la
hago sin pensar si es folcore. La hago porque es música y porque es
la letra lo que va al frente. De eso se trata.
Retomando tu primera pregunta, creo que la influencia más grande
de Mercedes Sosa fue la de mostrarme que existía algo más copado
que el hecho de cantar en un festival, más jugado, que en algún
momento tiene que aflorar si es auténtico y si realmente ha llegado
al alma y al corazón del público. A mí me gustan los festivales,
pero desde lo esencial. Disfruto más un festival en Tilcara, o en
Purmamarca, que son mucho más auténticos, que lo que se quiere
vender como auténtico en Cosquín.
—¿Qué expresa para vos Cosquín?
—Como artista, Cosquín es un puesto de lucha. No es cierto que en
Cosquín están todos. Yo creo en la necesidad de cambiar Cosquín,
de recuperar un espacio que existía con gente como Cafrune, muy
ligada a un cambio en lo folcórico. Si eso se perdió, fue como se
perdieron otras cosas en el país.
—Nos gustaría que amplíes alrededor de esa corriente de músi-
cos jóvenes que empezó a desarrollarse en esos años...
—El movimiento de un nuevo cancionero argentino y latinoameri-
cano está en marcha hace muchos años. Estoy convencido de que
después de Victor Jara, Quilapayún y otros artistas hay un movi-
miento de jóvenes aquí en la Argentina que está surgiendo y que
está buscando al igual que los otros. Yo empiezo con la idea de los
Encuentros en el año 1992, como participante de uno realizado en
Neuquén, al cual también habían concurrido, entre otros, gente co-
mo Ricardo Vilca, Enrique Banegas, el Coyita Mercado, Miguel
Trafipán, Hernán Gamboa, de Venezuela, y allí nos encontramos
con músicos de Neuquén. Y en 1993 decidí hacer un Encuentro en
Tafí Viejo al cual convoqué a Vilca, a Ika Novo, al Coqui y Pajarín
Saavedra, a Gustavo Patiño, Coplanacu, a músicos de Santiago del
Estero. Fue un encuentro de cuatro días, muy importante, con mu-
ralistas en la calle, con teatro callejero, con debates, por el cual
circularon 1.200 personas por noche. Por eso digo que existe un
movimiento, aunque consciente o inconscientemente se lo quiere
tapar. Existe mucha gente en los medios de difusión que no reac-
ciona al cambio. Entonces es más fácil pasar lo que está de moda, o
hablar de que no hay creadores. Inclusive escuché a Victor Heredia
decir los otros días que ya no había creadores y trovadores en la
Argentina, y entonces pensé ¡qué venda tiene en los ojos! Porque
nosotros, en mi generación, tenemos grandes trovadores, como el
Pica Juárez, y dentro de su generación existen grandes trovadores
olvidados, como Marziali. Y es muy duro decir nosotros, porque es
como si uno se separara de bando, y no es así. Estamos en un mo-
vimiento hace muchos años. El sustento de peñas como las de
Coplanacu no existiría sin tener atrás toda esta nueva corriente que
puede expresar en el escenario una música hecha con honradez. La
otra discusión de si se canta o no lo social, involucra algo más pro-
fundo, es cuestión de aprendizaje.
—Lo que llama la atención en este movimiento es cómo ha sa-
bido eludir una estética deformante, de modo que lo nuevo
recrea y avanza con respeto sobre lo creado por los grandes
maestros populares, reconocidos o anónimos.

la marea 49
 mú s i c a
popular

In n D
au ic
e
raíces

gu i e
ra m b
mo r e
s
—Las fuentes de la creación en la Argentina son muy vastas. En Tucumán tenemos las coplas
libros - ciber café de los valles Calchaquíes, que serían lo más natural. Las copleras en los valles usaban las
música - teatro copleadas como un medio de comunicación, más que como un hecho musical en sí. Después,
videos - eventos hablar del folcore con raíces sería hacer hincapié en algo tal vez discutible, porque estaríamos
hablando de muy poco tiempo, en cuanto se refiera a antigüedad, en muchos ritmos. Por eso yo
Agrelo 3045 - (entre Rioja y Urquiza) - Capital
insisto en que lo más importante es el mensaje escrito, más allá de la rítmica o la coreografía,
que yo respeto porque quiero, no porque sean intocables. Lo más importante de Yupanqui es lo
que dice en sus canciones. Por eso no me interesa la discusión de si los folcoristas nuevos usan
batería o guitarra eléctrica. Yo prefiero que alguien me diga: "tu mensaje está equivocado",
pero no pongo el centro en si la chacarera tiene la estructura que tiene que tener, eso ya es una
cuestión académica. Para mí es más importante ir a cantar a un corte en La Matanza. Eso es lo
real, cantar en el corte y tratar que ese canto se vuelva necesario a la gente que lo está escuch-
ando.
—Este es un rasgo nuevo que pareciera extenderse entre muchos artistas. La idea de que no habría
que estar adelante, ni atrás, sino acompañando el proceso actual de luchas populares...
—Creo que es una actitud de vida. En mi caso, esa actitud me la enseñó mi papá. Él tuvo que
cerrar un negocio, pero primero le pagó a los empleados y luego perdió todo. No tuvo una ac-
titud individualista. Yo creo que es muy importante la enseñanza de los padres a los hijos, sobre
todo en ese punto, porque es un respeto hacia el humano. Y eso es lo que me marca a mí artís-
ticamente. Uno podría encerrarse en una música, ver los acordes, estudiando si es una chac-
arera trunca o de otro tipo –eso alguien lo tiene que hacer–, pero no es mi caso. Yo me siento
más útil tratando de encontrar autores, interpretarlos, y esa interpretación tratar de hacerla útil
para la gente, para su lucha. Es necesario que la gente se sienta identificada y no entienda que
toda la música, o los músicos, son descomprometidos. Ponerse a la par de esa lucha, dentro de
lo que uno puede. Es una discusión que tenemos en cada encuentro de músicos. No sirve sólo
subirse a un escenario, cantar y sacar un disco que tenga canciones testimoniales. Hay que ver
qué más se puede hacer. Y eso se logra tratando de traer más compañeros músicos para que
realmente tomen conciencia.
—"Astillas de un pago" se destaca por esa definición de contenidos que te preocupa. ¿Qué
relación podría establecerse con el nuevo trabajo, Flores y ayuno, que estás preparando
ahora?
El autor, el compositor, el cantante —Hay una continuidad con los anteriores. Pero por suerte creo que en Flores y ayuno con-
El nuevo disco de Sergio Castro: seguimos una interrelación más directa de todos sus elementos, sobre todo en función de las
letras. Comienza con la antigua zamba de Arsenio Aguirre “Horizonte de octubre”, que describe
guerra, no quieras venir! la nostalgia de Tucumán; tiene un tema del Coyita Mercado, “Clavelito tilcareño”, otro de
Carnota, “Flores del campo”, uno de Fandermole. Después están los temas del Duende
“Chacarera del olvidado”, “Desde el alma”, “Náufrago en la Capi”...; hay un tema que canto
con Melania Pérez, “Paloma del alma mía”... En fin, creo que es un disco que se acerca bastante
y es continuación de Astillas de un pago. Con una instrumentación distinta, porque acá tengo
vientos y mucha presencia del clarinete. En “Desde el alma”, incluimos a Ricardo García, ex
integrante de Memphis, haciendo una guitarra eléctrica bien blusera, que le da un clima muy
adecuado a esta canción que para mí constituye el alma del disco. Incluye también dibujos y un
mural de Carpita, identificado con esa canción, que empieza con esa secuencia de vida que es
el campo, el paisaje, y dspués termina con la niñez y esos jóvenes que van a luchar por su fu-
turo. Desde allí parte la idea de Flores y ayuno. Dar un mensaje de realidad, pero también de
esperanza. Yo creo que hay esperanza en la medida en que la gente marcha, está cortando la
ruta, sean diez, veinte, cien, mil, diez mil... Y la intención es que este disco sirva para contrar-
restar ese individualismo de hacer la vista gorda de lo que nos pasa, que es lo más fácil. Para
no ser indiferentes.
Contacto: Crystal Music, de Carlos Klavins —Este año se realiza a fines de noviembre el Encuentro de Músicos de Provincia en
e-mail: crystalmusic@agora.com.ar Buenos Aires. ¿Cuáles son sus perspectivas frente a las severas limitaciones presupuestar-
www.crystalmusic.com.ar ias impuestas al sostenimiento oficial de la cultura?
Tel/fax: 54 (03548) 45-2187
—La continuidad en el funcionamiento logrado con mucho esfuerzo por peñas como La
Eulogia, el Desalmadero, la Peña del Colorado, demuestran que estamos en el momento de
salir juntos y luchar todos por un espacio más grande. Esto sólo se puede lograr a partir de un
movimiento, como lo ha hecho la gente del tango. La realización del Encuentro el año pasado
Especializada en demostró que existe un público numeroso que sigue estas propuestas. Ahora hay que demostrar
Psicología Social a este público que no solo se sube a cantar, sino mostrar también lo combativo. n
24 de noviembre 997
(1224) Buenos Aires
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50 la marea
El canto del Duende Garnica:
“Lo que la tierra
te va pidiendo”
Testigo de su época y su lugar, el santiagueño Duende Garnica —musiquero y
coplero— vibra y sufre las premuras de los provincianos en la gran ciudad.
"Naufrago en la Capi” —dice— habla de todos los obreros que mueren a diario en
la construcción y los co-provincianos que “han venido a tener un sueño en Buenos
Aires y han terminado en Morón, Berazategui, Florencio Varela, Isidro Casanova,
Laferrére, muy pocos viven en el centro y todos han terminado mal". Hablamos
con el Duende de su producción, de la renovación folclórica, de las necesidades
sociales y de algunas imposturas musicales.

la marea 51
 m ús ic a
popular

–Muchos sostienen que el la música folcore está cristal-
izado, que se repite. En tus trabajos aparece renovado.
¿Formás parte de un nuevo movimiento?
—El folcore es una cuestión de actitud. No sé si lo mío es
folcore; es música de ahora. Soy un coplero que está mi-
rando lo que pasa. En cuanto a si se renueva la trova…, tal
vez se esté renovando. Un amigo de Santiago organizó un
festival en un club de barrio, con un certamen para dúo,
pareja de baile y conjunto, en el que se inscribieron 380.
O hay una necesidad o una enorme desocupación de músi-
cos. Muchos, incluso los medios de comunicación, no
tienen acceso a esa gente que produce música y letras. Los
medios pueden hacer conocer una canción. No es lo mis-
mo una canción que se cante en la escuelita de Atamisqui,
a que Claudio Sosa la cante delante de tres mil personas.
Los músicos que hacen lo que hago yo no tienen espacio.
Hay que jugarse y venir a Buenos Aires. Aquí lugares
para tocar hay, pero tampoco pasa por eso. No pasa por el
lugar o por si grabás o no un CD, sino por levantar las
necesidades más urgentes que tiene tu pueblo.
–Como surge en vos la decisión de incluir esas necesi-
dades en el folcore.
–Hay cosas que uno decide y otras que te eligen a vos, hay
como una llama encendida. Vengo de una provincia que
genera mucha música nativa, una provincia con doble
lengua: quichua y castizo, una provincia que con lo que
robó la Forestal alcanzaba para sostener muchos años la
economía del país. Provincia de hacheros, la peor explot-
ación que hubo en Latinoamérica se dio allí. Yo les he
escrito algunas de mis canciones, como 6 de diciembre,
que habla de los hacheros. Santiago no es sólo la provin-
cia en que nacieron los hermanos Avalos y se formaron
grupos con nombre que llevan su música por Argentina y
el mundo. Llevan con su música una realidad. Hemos
tenido también un tipo que ha traído una renovación total,
se llamaba Jacinto Piedra. Grabó solo y le voló la peluca
a todos, los despeinó. Yo nunca grabé. En 1983 me fui a
estudiar arquitectura a Córdoba. Siempre fui autónomo,
nunca trabajé en dependencia, pinté filetes, carteles...
Algunos músicos fueron tocando mis temas; el primero
que levantó una copla mía fue Carlos Marrogán allá en
Santiago, el otro Ramón Pallares. Y en una actitud íntegra
de trabajo, Claudio Sosa, un tucumano, un gran hermano
que canta estas cosas. Santiago ha tenido un achatamiento,
el caudillismo todavía existe, es como una patria chica.
–¿Cómo te impactó el Santiagueñazo?
–Tenía que ocurrir en Santiago, la provincia más pobre
con el índice más alto de analfabetos, dirigida por el cau-
dillismo. Los changos no depredaron, cuando entraron a la
casa de todos esos guanacos, como a la casa del Negro
Paz, se repartieron lo que había. En un rancho un changui-
to que era hachero tenía un sillón de la Legislatura, a la
señora que se llamaba Juana le decía: “¡Nina, sentate
aquí!”, porque así se llamaba la esposa de Paz. Fueron a
pedir lo que es justo. Y con un fósforo mostraron bronca
contra las instituciones, contra toda esa gente que tiene y
no da. Porque en los pueblos chicos se nota más cuando
uno tiene. Eso va a tener que cambiar, van a venir los hijos
de Malvinas, nuestros hijos, y van a dar vuelta la pelota.
El Santiagueñazo fue el primero y fue necesario. En la
provincia más antigua y más pasiva se levantaron.
–Tu relación con Claudio Sosa, un tucumano, echa por
tierra el viejo enfrentamiento que las clases domi-
nantes han promovido entre Tucumán y Santiago del
Estero.
–Sí, eso lo imponen las clases dominantes, como también
la chabacanería que reproducen músicos y artistas que
fomentan el crear divisiones que nunca existieron entre
los pueblos. Hay muchos humoristas que creen que el
humor pasa por degradar al peón golondrina más grande
en la historia de nuestro país, que es el santiagueño, gente
que vive viajando, escribe y añora. Hombres que han tra-
bajado en la manzana, en la pirquiñada, en la deflorada, en
el Valle de Neuquén, en Buenos Aires. Los santiagueños
siempre están yendo y volviendo. Aquí en Buenos Aires
hay un movimiento, Mosanti, que tiene casi setecientos
mil santiagueños. Otras provincias también han tenido
una población migrante, pero esta provincia la añoranza la
manifiesta en lo cultural. Santiago tiene un semillero en
música y creación.
–La cultura dominante ensalsa una música que llama
“popular” por sus ritmos sencillos y repetitivos, vacíos
de contenido social. Tus canciones en cambio, son po-
pulares fuera de ese esquema.
–Cuando uno hace estas cosas es porque la misma tierra
lo va pidiendo. Pero a la vez hay que ir estudiando. Yo leí
tanto el Martín Fierro como a Wittman, Rimbaud, Martí,
Tejada Gómez. Vengo de una familia humilde y me parece
importante no el estudiar sino el conocer. No se puede es

Vínculo PRIMERA ESCUELA de PSICOLOGIA SOCIAL del NEUQUEN

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la conducta humana

52 la marea
cribir algo insulso, sin sentido. En estos diez años que
trabajo con Claudio Sosa hemos visto fenómenos musi-
cales protegidos que avanzaron un montón, pero no han
podido con la ternura y con la furia, ni con la rabia y la
decencia.
–Se asegura que la “globalización” permitirá la di-
fusión de la música mundial a los lugares más aislados.
¿Esto podría generar mezclas en que las músicas nati-
vas pierdan rasgos característicos?
– A mí me gustaría cantar el Olvidao y que se escuche por
Internet y que llegue donde llegue. Cuando yo era
changuito pagaba una monedita para ir a ver la televisión
en blanco y negro desde atrás de un alambrado. Mis hijos
tienen hoy ciento ochenta canales. No sé si llegaremos a
entrar, pero si podemos meter algo allí hay que hacerlo. Si
un japonés quiere levantar Zamba del Laurel y que así
conozcan a Tejada Gómez es bárbaro. Pero si de repente
lo usan para otra cosa, como arruinar el planeta o sobor-
nar, o hacer una red de tráficos de órganos…
Park porque la entrada es gratis y se llena con 20.000
personas reclamando por una necesidad. Un montón de
estos monstruitos, “referentes” folclóricos, fueron a fir-
mar autógrafos y aprovecharse de esa necesidad. Si vos
les decís vení, vamos a la salita de Morón, te dicen que no
porque va a ver poca gente, o inventan excusas. He visto
cadávares que han cantado para personajes oficiales y me
pareció una falta de respeto total. Creo que si podés ir al
Luna Park también tenés que ir a la salita de Morón,
porque allí también te precisan para juntar guita para una
operación al corazón o un cumpleaños de abuelos hu-
mildes. n
Náufrago en la Capi

–¿Cómo es la relación de los músicos con las discográ-

ficas?
–Si ellos te quieren vender te venden, cantes lo que cantes. Algunos bolsillos
no encuentran razón
Si vendés, a ellos no les interesa lo que digas. Debe haber
de ser la migaja
un frente popular que tenga como actitud tener en cuenta
del mundo interior.
lo que quiere la patria, un frente tanto sea de ajedrecistas,
Dejaste tu pueblo,
futbolistas, músicos, artistas. Se cercenan muchos espa- desnudo al partir,
cios. Cosquín está cercenado, hay lugares donde siempre el monte secreto,
tocan los amigos de tal o cual. A la vez, si como músico te el polen, la miel.
dicen “tomá, te garpo tanto”, vas y lo hacés. En mi caso,
mis pibes tienen que comer. No por estar haciendo cosas De aquel algarrobo
con una actitud revolucionaria tenés que cagarte de ham- que fuiste ayer,
bre, no es así. no quedan ni gajos
de buen corazón,
–A veces imponen transformaciones a los artistas. sos mano barata
Soledad cambió su imagen y estilo, tal vez presionada trepando en el tren
por el rating discográfico. Así hay artistas que van cabecita negra,
perdiendo contacto con las necesidades del sector so- último vagón.
cial que venían expresando.
Pensar que vienes,
–Las discográficas tienen su kiosco montado. Hubo un
de adentro del sol,
tiempo en que cierta gente quiso ponerme vincha y pluma
pensar que sueñas,
y hacerme grabar. Yo dije que no. Porque no quiero que se
con vino mejor.
mercantilice un producto que dura lo que dura, luego se
evapora y te mandan a morir a una góndola. Si vienen y No creo en gobiernos
quieren que yo labure, yo laburo. Yo quiero laburar. Si e- que calmen mi sed
llos no te dan pie para que hagas lo tuyo, se la pierden e- ni creo en migajas
llos. Por ejemplo, en el disco de Claudio Sosa hay seis de buen corazón,
composiciones mías. Nosotros no vendemos, trabajamos. soy mano barata
trepando sin fe.
–¿Qué opinión tenés de las experiencias de La Marea Hoy se mató el Cholo
y el Modacuna en Cosquín. en la construcción.
–Me parece bien que ustedes trabajen allí porque son se-
rios. Los he visto en Cosquín y en otros lugares. Al esce- Y en la primavera
nario del Festival de Cosquín yo no subo hace ocho años; del tango fatal
competí con canciones mías y toqué con Alfredo Avalos, volverás un día
colgao de la cruz
Raúl Carnota, con mucha gente. En estos ochos años fijate
sin guita, sin charqui,
todo lo que pasó: muchos músicos populares olvidados, y
cansado de andar
muchos monstruitos nuevos inventados que luego pasan.
borracho en la Capi
Ahora, algunos van bañaditos y planchaditos a “zapar” al perdiste la luz.
Luna Park. Estuve ahí por la lucha de Aerolíneas y ví
montones de músicos que fueron a figurar. Van al Luna

la marea 53
 m ús ica
popular

Sergio Castro, músico y cantautor de Cutral Co - Plaza Huincul, Neuquén

Un re­por­ta­je des­de dos pue­blos

pa­ta­gó­ni­cos que des­pués de las
pue­bla­das con­ti­núan lu­chan­do por la
sub­sis­ten­cia, con el apor­te de ar­tis­tas
lo­ca­les que rea­fir­man su iden­ti­dad cul­tu­ral.

Entrevista de Dora Baro y Fernando Cruz

S
ergio Castro llegó a Neuquén llevado por los avatares de su
labor docente:
—Yo soy de Villa María, Córdoba. Me vine a la Pata-gonia,
a Santa Cruz primero, en 1989. Soy profesor de historia y fui
a trabajar en una escuela secundaria. Esto acostumbro decirlo porque
no me gusta que se crea que yo soy el “cultor pata-gónico” de la
música. Eso se usa mucho entre los músicos patagónicos, lo respeto,
pero a mí no me cabe porque no soy de aquí. Yo soy un autor argen-
tino, escribo sobre cosas que me rodean, sobre la Patagonia y tam-
bién sobre cosas universales: la paz, la guerra, los chicos de la calle,
sobre Cutral Co, sobre Santa Cruz. Por eso siempre aclaro que no
tengo intenciones de convertirme en Verbel ni en Jiménez Agüero.
—¿Cómo es tu actividad artística en la zona y qué cambió con
la repercusión de tu canción Cutral Co?
—Actualmente tengo mucha actividad. He tenido épocas muy ma-
las, donde el teléfono sonaba una vez cada seis meses. Después
vinieron épocas mejores. En estos últimos dos o tres años tengo una
intensa actividad en la música. Afortunadamente vengo componien-

Reconstruir la identidad
desde la cultura popular
do muchísimo. El estreno de Cutral Co en el Tremn Tahuen del 95,
el año anterior a las puebladas, fue un antes y un después para mí.
Hace poco alguien me comentaba: “escuchar esa canción cuando
uno sale fuera de Cutral Co y Plaza Huincul provoca escalofríos en
la piel”. Es lo mejor que te pueden decir sobre una canción. Hasta
tal punto ha calado en los que vivimos en estas ciudades.
—¿Qué llegada tiene tu obra al resto del país?
—Cutral Co ha repercutido en otras provincias y también Al sur del
viento, que fue grabada por León Gieco. Cuando estuve en el último
Cosquín tocando en las peñas, advertí un reconocimiento en el am-
biente musical, que es algo muy difícil de conseguir. Encontrar el
apoyo de artistas que tienen historia en el medio es algo que im-
pacta fuerte, porque uno por ahí no sabe bien cuál es el camino que
va llevando. Y cuando me encuentro con músicos de cierto nivel
que me escriben, me llaman, me invitan a su casa, es algo que me
impone nuevos compromisos.
—¿Cuál es tu sentido de pertenencia con el lugar luego de vivir
años aquí?
—Cuando uno viene acá lo primero que impacta es el viento y el
frío. En Santa Cruz, en Puerto San Julián, que es un pequeño
pueblito lejos de todo, a 400 Km. de Comodoro y a más de 300 de
Río Gallegos, yo me veía aislado. Me dije “yo acá no aguanto”.
Después hice una familia y el sentido de pertenencia, el arraigo, lo
empecé a tener a partir de mis hijos. Ellos son patagónicos, son
neuquinos. Un día los vi jugar en el patio entre el viento y la tierra.
Les dije que se vengan adentro, pero siguieron jugando normal-
mente. Ahí me dije“acá sonamos”, mis hijos no son cordobeses, y
si yo tenía una idea de regresar… Además aquí tengo mi casa y mis
amigos, que son co-mo si los hubiera conocido de toda la vida. Ya
tengo afectos que cuan-do me voy extraño. Cuando me vine de San
Julián, y le fui a decir a un santacruceño con el que habíamos hecho
una gran amistad que me iba, fue uno de los grandes llantos en mi
vida. Y para él también.

54 la marea
Hemos llorado los dos en el living de su casa. Esas cosas van cons-
truyendo la pertenencia.
—Quizás, pese a las dificultades, el hecho de recorrer la
Argentina en un momento tan especial tuvo un significado muy
fuerte. Fuiste viendo la realidad, lo cotidiano de cada lugar, y
ahora tenés más cosas para decir a través de tus canciones.
—Totalmente. A veces a mí me ubican dentro de la literatura, de la
poesía —como lo han hecho en el Gran Libro del Neuquén—, y lo
agradezco mucho, pero yo no me defino como un poeta, más que
nada soy un contador de historias en mis canciones.
—¿Cuáles son tus referentes musicales?
—Yo vengo de una familia humilde. En mi casa se escuchaba
folclore, nunca una música más compleja. Me empecé a formar
con Yupanqui, con los Cantores del Alba. De adolescente empecé
a escuchar a Serrat y también tango. Uno se va formando con
toda una mezcla. Conocí a Sui Generis, a Charly, a Milton
Nascimento. Hacia el final del Proceso, cuando tenía alrededor de
20 años, todo empezó a resurgir culturalmente, y ahí nos encon-
tramos con que había un Mario Benedetti, un Silvio Rodríguez,
un Pablo Milanés, un León Gieco. Ahí terminé de cerrar el cír-
culo de lo que quería hacer. En el 82 escuché Informe de la situ­
ación, de Victor Heredia. Esa canción me cambió la estructura de
lo que yo venía escribiendo, y me propuse escribir así. Y después
toda esa cosa de que uno se va despertando al mundo, leyendo a
Sábato, a Galeano, y se va haciendo toda una mezcla en la cabeza
que después en algún lado sale. Escucho a Sting, por ejemplo, y
se me modifican cosas. No me encasillo, no pienso si es inglés o
norteamericano, eso no me importa mucho
—¿Qué temas te inspiran para componer?
—Bueno, están los temas sociales e históricos. Tengo una Cantata
para las puebladas; la canción Un niño en la ruta, que escribí en la
pueblada. Estoy terminando una cantata sobre leyendas mapuches
que es parte de un proyecto de recorrer las escuelas primarias. Y
tengo la Cantata a la Patagonia Trágica, que la hice justamente en
Santa Cruz.
—¿El hecho de ser profesor de Historia ha favorecido la pro-
ducción de tus canciones?
—Sí, muchísimo. La historia te abre una estructura muy amplia. Yo
la he usado y la uso permanentemente.
—¿Tus canciones favorecen la comunicación con tus alumnos?
—Sí, tengo una comunicación excelente, porque los jóvenes sienten
la música muy cerca de ellos. Incluso muchos me acercan sus pro-
pias canciones. Como ellos escuchan toda la música comercial,
“globalizada”, uno por ahí piensa que nuestras canciones los pueden
aburrir. Sin embargo, las entienden perfectamente y se emocionan
igual. No son tontos ni meros consumistas. Eso he aprendido yo de
los adolescentes. Es bueno también hacerles conocer la cultura lo-
cal. Esta globalización que impone leer tal o cual autor no hace bien
a la formación de los chicos. Me parece fundamental tomar lo que
nos rodea, críticamente, porque no todo lo que nos rodea sirve, pero
me parece muy bueno que los docentes trabajen con poesía y
música regional, como muchos lo están haciendo.
—Son las cosas que contrarrestan la penetración cultural que
tenemos. En algunas instituciones no se conmemora el Día de la
Tradición y sí se festeja Hallowing. ¿Qué opinás de esto?
—Por supuesto que hay una penetración cultural muy fuerte. Pero
el aporte que viene de afuera a veces es bueno. No tenemos que
con-siderar que todo lo extranjero es mejor, pero tampoco me gusta
esa cuestión nacionalista, chauvinista, de que lo que viene de afuera
no sirve. No estoy en contra de los músicos que vienen de afuera,
algunos aportan cosas muy buenas, claro que me gustaría que los
mú-sicos locales tengamos la misma difusión, para que la gente nos
co-
nozca. A mí, por ejemplo, Bob Dylan me gusta mucho; es del imperio
pero es muy bueno, y el tipo no tiene la culpa de mi deuda externa.
—¿Qué espectativa tenés hacia el futuro en nuestra ciudad?
—Hay un par de proyectos muy buenos. Este es un pueblo petrolero,
minero, gasífero, que puede desaparecer, otros pueblos petroleros en
el mundo han desaparecido. Pero creo que si nosotros nos quedamos,
de alguna manera esto tiene que salir adelante. Mientras haya proyec-
tos hay vida. Sería muy duro que acá no hubiera proyectos, entonces
ahí sí me preocuparía, pero cuando se hicieron las puebladas salieron
a la luz muchas propuestas de la gente. Hay que quedarse a pelearlas
aquí.
—En este compromiso está también el arraigo del que hablá-
bamos antes…
—El compromiso, sí. No sé si estaré para siempre en Cutral Co, pero
el tiempo que me quede haré lo que tenga que hacer de la mejor
manera posible y me voy a comprometer. Me parece que ahí está el
punto. Me parece que si todos pudiéramos cumplir con esa meta, ahí
está el verdadero arraigo. No tanto el hecho de subirse a un escenario
y decir viva la Patagonia o viva Cutral Co, no es necesario.
—Al comienzo nombraste el Tremn Tahuen, el mayor evento
cultural que tenemos. ¿Qué opinás de él?
—El Tremn Tahuen es una de las poquísimas fiestas de cultura popu-
lar gratuitas de la Patagonia. Lamentablemente, un sector de Cutral
Co todavía no ha entendido que es un evento de la comunidad y
cuesta mucho conseguir auspicios para financiarlo. Es el principal
problema que tiene el Tremn Tahuen; no en cuanto a lo que significa,
porque es conocido en toda la Patagonia y los músicos nos encontra-
mos todos los años ahí, con miles de personas durante las tres noches.
Es un evento cultural que deberíamos defender entre todos. En nues-
tro país la cultura siempre se ha sostenido desde lo popular, los sec-
tores acomodados poco han hecho. Pero ahora es tan grave la prob-
lemática de la cultura que es necesario que otros sectores aporten.
—¿Cómo evaluás las puebladas? ¿Qué se ha conseguido, qué se
ha perdido?
—Creo que no se consiguió lo que en su momento se esperaba con-
seguir. Sí creo que marcó un hito de lucha muy importante aquí en la
zona, que estaba muy acostumbrada a que “papá YPF” era todo. Por
lo que me han contado, la gente esperaba que hasta la bombita de la
luz se la cambiara YPF. Eso habla de una pasividad de la comunidad
que no es buena en ningún lugar del mundo. Pero una pueblada de
20.000 personas en la ruta es la contracara de lo que venía ocurriendo.
Y ha sido fundamental en el país. Cutral Co ha marcado un hito de
lucha popular fuertísimo. ¿Si hemos ganado algo o no? Se ganó algún
Plan Trabajar, pero yo no veo industria, no veo una comunidad que
floreció después de las puebladas. Pero si me preguntás qué hubiera
ocurrido si no hubieran pasado las puebladas, me parece que hoy no
estaríamos hablando acá en Cutral Co. Entonces me quedo con ese
símbolo, con esa marca popular muy grande. Creo que nadie quiere
que se repita una cosa de esas; tratemos de florecer de alguna manera,
de cumplir los proyectos de que hablábamos recién. n
Sergio Castro nació en Villa María, Córdoba, en 1961. Reside en Plaza Huincul. Es profesor
de historia, autor y compositor. Grabó cuatro discos con canciones propias: el primero, "Qué
fuerza tiene mi pueblo" (1986). Fue revelación en el Festival Nacional de Villa María en
1984. En 1995 su tema "Cutral Co" se convierte en una especie de himno para la ciudad.
Rubén Patagonia la graba en su disco del mismo nombre y su versión integra el disco
"Cosquín 99". Este año obtuvo el segundo premio en el Festival de la Canción de Punta
Arenas 2001 con "Pintura de un lunes". En noviembre edita su cuarto trabajo discográfico,
"Guerra, no quieras venir", que será distribuido en todo el país.
Dora Baro es profesora de nivel primario y terciario; Fernando Cruz es artista plástico;
ambos en Cutral Co -Plaza Huincul, Neuquén. Realizaron también una entrevista al pintor
neuquino Oscar Campos, que publicaremos en nuestro próximo número.
la marea 55
 mús ic a
popular

Rafael Amor
A pesar de los silencios
Asegura que los cantores se forjan en el pueblo y reniega de las discográ-
ficas que conciben al artista como una invención de laboratorio. Este poe-
ta y músico argentino lleva tres décadas residiendo en España y se proc-
lama un cantante político, a quien los años 90 no hicieron mella: “Otros
claudicaron, yo seguí mi camino”. Despreocupado del dinero y la fama su
lucha es contra el olvido. “Qué más que el recuerdo del pueblo puede
pedir un cantor resistente y popular”, reflexiona mientras piensa en el
regreso.

56 la marea
A
ncho y barbado. Errante —“pero no tan errado”,
dirá—, la levedad del andar y la tranquilidad de sus
gestos no acusan la carga. En verdad, este cantor y
poeta, de 53 años, porta una obra prolífica inspirada
en la ternura popular, que el tiempo en vez de mitigar va mul-
tiplicando. En España aseguran que se trata de uno de los
grandes poetas populares de nuestro tiempo. También afirman
que es un cantor que todo lo mira con una “interminable
mirada de seda y fuego”. Quizá, él prefiera esa otra cosa que
también dicen: “Payador infatigable, sudaca convencido,
porteño hasta las entrañas”.
Rafael Amor nació en Buenos Aires y es hijo de un afa-
mado cantor de la Orquesta Típica de Canaro y de una arte-
sana de bordado americano. Tempranamente, en los promet-
edores ‘60 se hizo músico y cantor. En 1973, cuando su rep-
ertorio folcórico comenzaba a ser reconocido, partió para
España, donde actualmente reside. Allí editó casi todos sus
discos, y es de los pocos artistas que aún pueden trashumar
permanentemente su geografía. Muchos ya lo reconocen co-
mo “uno de los últimos grandes juglares” de entresiglo. En
uno de sus tantos regresos, conversamos durante una mañana
en el bar Homero.
—La trashumancia, dice con humildad, más que con una
elección estética tiene que ver con mis necesidades materia-
les. Si me quedo quieto como los patos de la kermes, me
bajan a pelotazos. Tengo que caminar, andar… Trabajar para
trabajar, aunque parezca un juego de palabras. Me invento
laburo. Seis años atrás compré un auto usado, con doce mil
kilómetros. Ahora tiene seiscientos setenta mil. Canto en
pueblos que tienen cuatro casas, hago recitales donde habi-
tan 20 personas. Tan pronto canto en el Teatro principal de
Zamora que inauguró la Reina de España, en el Teatro de
Guijón, junto a Marcel Marceaux, y después canto en
Zamalamarra, en un boliche para 25 personas. En invierno,
a veces, tengo que cantar casi dentro de la estufa, de tan
pequeños que son algunos locales.
Vive en la campiña, a 50 km de Madrid y a poco menos
de Segovia, en Navacerrada, un pueblito con 700 habitantes.
Tiene una amiga payasa y un par de amigos más, lejos del
“lavarropas de la farándula”. Los domingos a la mañana des-
punta el vicio en su propio programa radial de dos horas y
media en una FM del pueblo, con alcance a toda la sierra de
Madrid “para difundir las voces más desoídas en los medios.
Desde Yupanqui, León Ferré, Chabuca, hasta Woody
Wuhrie”.
España lo hizo acreedor de numerosos premios y distin-
ciones. El público que le ha sido fiel a lo largo de casi tres dé-
cadas, profesa gran cariño por su persona y respeto por su
obra.
—En todo ese tiempo no hice más que componer y cantar
para ellos. Mi relación es frontal, personal. Canto, vendo los
discos, entrego al público unos papelitos que dicen: “Hay
gente que se niega a pasar por el aro, a hacer la pirueta ar­
bitraria que el domador le exige, Yo soy uno de esos. Por eso,
me cuesta tanto decirle cuándo actúo, cuándo salen los dis­
cos. Si usted quiere, déjeme la dirección, el teléfono, el correo
electrónico…”. Formé una red de comunicación con más de
seis mil contactos personales en toda España. Suplo así el si-
lencio de los medios de comunicación que cada día están más
cerrados para los que enfrentamos al sistema. Hablo con la
gente. Los llamo, les mando un mensaje por correo electróni-
co anunciándoles que me presento en su pueblo. Me ase-
guro ese público que me quiere ver. Luego voy a los periódi-
cos, trato de que cubran la información, pero sin depender de
ellos. Y a los discos los hago y vendo por mi cuenta. Es pura
autogestión. Muchas veces intenté armar un grupo de artistas
en resistencia, pero allá es casi imposible. Alguien que lo
entendió es Diego Dana y con él trabajamos juntos.
—¿Esa forma juglaresca, “artesanal”, no es ana- cróni-
ca, en el denominado “primer mundo” y en la era de las
superproducciones, agentes artísticos, represen-
tantes…?
—Soy artista del tercer mundo, por lo tanto mi empresa tam-
bién lo tiene que ser. No puedo trabajar con la cabeza del
primer mundo, aún estando en él. Allí los medios de difusión
hacen una selección ideológica. Puede que te acepten como
“una particularidad” pero no vas a ser el convidado a su mesa.
En España, afortunadamente, tengo el reconocimiento del
público. Siempre que aparecí en la TV tuve buena reper-
cusión. Sin embargo no soy el “exitoso”, porque otros deciden
que no lo sea. Así lo han dispuesto los medios de difusión que
están al servicio de la dictadura burguesa. Eso explica que no
sea proporcional el espacio que me brindan los medios con el
trato y el reconocimiento del público. Cada día dispongo de
menos difusión periodística.
Hay dos caminos, el trashumante y el “oficial” que se da
a partir de la televisión. En España se da un proceso que
pronto se dará aquí: los artistas que tienen acceso a la tele-
visión, van a un pueblo y carecen de público. Son sólo “exi-
tosos” en las pantallas de TV.
—No es su caso. Con sus versos y una guitarra a-rremete
contra la parafernalia de las grandes empresas promo-
toras de espectáculos. No le va tan mal.
—Tampoco me resulta fácil. Ante todo, no soy quien elige
ser marginal. Simplemente quiero ser un artista que llega
con su mensaje. Ocurre que para ser un “integrado” al
sistema hay que pasar por el aro. Si no aceptás, te ponen el
rótulo: triste, aburrido, peligroso… Busco zafar de tal dicta-
dura del gusto y lucho como puedo. Trato de comprender las
necesidades del público, darle lo mejor que tengo. Si a pesar
de los silencios impuestos, subsisto quiere decir que el
pueblo tiene necesidad de este cantor trashumante que no lo
subestima. Que sabe que, además de los reality y otras ba-
suras, la gente necesita que el artista llegue a su pueblo para
hablar de sus propios sueños. En esos papelitos que doy a
cada uno de ellos, digo: “ustedes son mi escudo contra el
olvido”. Van pasando los años y milagrosamente el público
me recuerda. A veces se acercan para decirme cosas que me
dan empuje. Hace poco, después de actuar en un pueblo de
Santander vino un señor, me abrazó y me recordó que, unos
20 años atrás yo había cantado gratis, en Portugalete —Vizcaya—
cuando las fiestas estaban prohibidas, y que ni él ni mucha gente de
su pueblo lo habían olvidado. Luego pronunció algo que me
hizo lagrimear: “tú nunca te has vendido, no te importó ni el
dinero ni la fama y has sido siempre fiel a ti mismo”. Qué
más puede pedir un cantor resistente y popular, que el buen
recuerdo...
Rafael Amor llegó a España cuando hizo eclosión la
canción de autor y sobre todo, la canción sudamericana.
Algunos de sus temas, como No me llames extranjero y
Elegía a un tirano, constituyeron verdaderos himnos en to-
das las mani-
la marea 57
 m ús ica
popular
festaciones por la democracia. Sus materiales discográficos
como Personajes, El loco de la vía, La Crisálida, Un Directo
de Amor, Batemusas, entre otras grabaciones individuales y
colectivas, hicieron de él un artista perdurable y coherente,
aún en los 90 cuando los efluvios del pragmatismo y la pre-
conizada muerte de las ideologías horadaron demasiadas vo-
luntades y talentos populares.
— Un buen día decretaron la muerte del "cantautor de protes-
ta", nombre con que nos encarpetaron y pretendieron archi-
varnos en los pelusientos estantes en donde se arrincona lo
justo y lo verdadero, pero pasado de moda. Claro, muchos
compañeros quedaron en el camino. Se reciclaron, se comie-
ron el anzuelo de la modernidad y los tapó el tiempo.
Personajes, que el pueblo había puesto en ellos cierta repre-
sentatividad, de pronto entregaron todo su pasado por apare-
cer al lado del poder o sustentando ideas reaccionarias. Yo
seguí mi estrella y ahora que escampa, me encuentran en el
sitio de siempre. Advierten que lo que canté todo estos años,
contrariamente a lo que nos predijeron, no perdió vigencia. La
lucha sigue siendo la misma y por lo tanto yo continúo siendo
polémico.
—¿Usted ha dicho que no acuerda con el rótulo de “can-
tautor”?.
—Es una palabra que no me define. Me gusta más que me di-
gan folclorista. Cantautor también puede ser Perales. Es una
expresión nacida en los despachos de los pelotudos que mane-
INSTITUTO DE ESTUDIOS
D capitalismo lo combate con todos sus métodos, porque sabe
PSICOSOCIALES
E —¿Y eso cómo incidió en su obra?
P DE ENTRE RIOS
E nuevo, con nuevas condiciones. Y luego vendrán otros proce-
R
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PSICOLOGIA SOCIAL (1º A 5º AÑO)
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58 la marea
jan las casas discográficas. Soy cantor. Un cantor que canta
desde su clase. Por eso mientras muchos claudicaron, se di-
luyeron o fueron ganados por el escepticismo mi proceso, aún
en los 90, fue de un mayor compromiso con los problemas
sociales y con el mundo de las ideas revolucionarias, antiim-
perialistas.
—Se proclama, sin vueltas, un cantante político.
—Sí. Igual que Julio Iglesias es un propagandista de las clases
dominantes y un cantante político. ¿O no cantó para el Apartaid,
para Pinochet y también llenó el estadio de Vélez para cantar a
los genocidas del Ejército de la Argentina? Es exponente y
difusor de un sistema de vida. Igual que Gloria Stefan o Celia
Cruz, para quien la vida es un carnaval y no para de elogiar al
capitalismo y sus basuras. Todos ellos son cantantes políticos.
Y su campo de proselitismo es más abarcador que el mío.
Como ellos, yo canto desde mi clase. Cuando escribo o canto,
no puedo despojarme de mi ideología.
—También suele definirse como cantor marxista.
—Es que soy marxista. No siento ninguna excepcionalidad
para callármelo. Sin embargo no siempre lo fui. A medida que
se fueron derrumbando en mi cabeza mitos como la
Democracia, o la imagen idílica del ser humano por encima
de sus intereses, comencé a leer literatura materialista. Lenin,
Mao…; me permitieron una mayor comprensión de la reali-
dad. También descubrí que más o menos siempre había pen-
sado así. Hasta entonces había sido un comunista espontáneo.
Porque ésto es así: hablás con el colectivero y de repente de
veinte ideas que tira, doce corresponden al pensamiento
marxista y él no lo sabe. El marxismo está en muchas cabezas
porque es la claridad y es inexorable el camino hacia eso. No
hay un mundo de ideas más completo que el del marxismo. El
que implica el final de su trapalonería.
—Mucho. Porque pasé de un anarquismo pequeño burgués
(algunas cosas conservo) revoltoso a vislumbrar la necesidad
de la dictadura del proletariado. Que es un barajar y dar de
sos con nuevas contradicciones, a los que tampoco el pueblo
debe temer. Pero nada de ésto se gana provocando o asus-
tando burgueses con canciones altisonantes. No soy un cantor
de esas características. El marxismo es sensible a la sencillez
de los hombres. Hace poco un amigo me decía hablando de
los piqueteros “son pancistas, piden de comer; no quieren
cambiar el sistema”. Sucede que el tipo que no come no pinta
un cuadro, no hace una melodía, no sirve una mesa. Qué
revolución no se hace para preservar la materia, la vida. Qué
hay de malo en pretender comer. La revolución no persigue
principios altruistas, tan sólo busca dar solución a las necesi-
dades del pueblo. Ni será una zaga de principios puros. La
revolución es el gran desorden de los oprimidos, que ayuda-
dos por la teoría se encargarán de concederle armonía nece-
saria para triunfar.
—Recién citó a los piqueteros. Actuó solidariamente para
ellos en La Matanza. ¿Que representa esto para un artista?
—Mis canciones son el resultado de mirar y ver, tratando de
descubrir la esencia de las cosas. Siempre me sirve fundirme
con la gente, para reafirmarme en mi clase. Para ver las cosas
desde donde debo mirarlas. Soy hijo de trabajadores. Yo mis-
mo soy un trabajador, un artesano que aún puedo sobrevivir
con lo que produzco. Quizá conserve esa pátina de una clase
media que ya no existe, pero me asumo como parte de esa
masa que desgraciadamente está más al límite. Creo haber
traspasado esa última frontera, ese desencuentro que las ideas
dominantes interpusieron entre nosotros. Estoy contento de
haber asumido totalmente mi clase, entonces cuando voy a la
Matanza me siento entre mi gente.
Sus pares argentinos ubican a Rafael Amor entre los au-
tores más destacados de su generación. Han grabadoan sus
temas, entre otros, Mercedes Sosa, José Larralde, Facundo
Cabral, Los Cuatro de Córdoba, Cantoral y Alberto Cortéz,
con quien tiempo atrás también realizó una gira por los prin-
cipales escenarios de América Latina.
— Se dice de usted que es un renovador del canto popular.
Su origen musical ocurrió en un período muy rico al darse
nuevas propuestas estéticas en la Argentina. ¿Se reconoce
en alguno de aquellos movimientos?
—En esos años, en la Argentina, experimentamos una gran
ebullición artística. Primero hubo una reacción frente al fol-
core paisajista y patriotero; en muchos casos reaccionario y
portador de un falso nacionalismo. Creo que Nuevo Cancionero
marcó una división. Pero Yupanqui había sido un precursor de
aquel canto. Mucho antes había aunado las dos cosas: el
paisaje y el hombre, con una visión social fuerte. Yupanqui
era para nosotros como una montaña. En cuanto al Nuevo
Cancionero, para los que recién nos iniciábamos marcó un
rumbo. Isella, que fue un gran melodista, Castilla, Mátus, Tito
Francia, fueron los que comenzaron; luego se sumaron
Petrochelli, Lima Quintana y otros más. Su corazón
De cara al invasor
El autor de “No me llames extranjero”, repara en los úl-
timos acontecimientos mundiales y comenta: “Esta declaración
de guerra de los EE.UU. es una cerebral y macabra maniobra,
para nada visceral como pretenden hacernos creen. Viene a
coronar el largo plan de extermino al que históricamente son
sometidos los pueblos del tercer mundo. Mientras, el cerco del
hambre también sube hacia los países llamados del primer
mundo, que están peleando por la hegemonía del imperialismo
capitalista. Cercados y con la economía al borde de la re-
cesión, buscan aprovechar el momento para establecer una
férrea lucha contra el “terrorismo”, dicen ellos, en la que invo-
lucrarán —estoy seguro— a todo el que luche por su libertad,
su identidad y derecho a la autonomía. Además de adueñarse
del petróleo de los países árabes, muchos de cuyos pueblos no
son ni locos ni fundamentalistas, como está de moda decir. Y
aunque algunos son ciertamente reaccionarios, encarnan una
lucha antiimperia-lista, primero contra los rusos y ahora con-
tra los yanquis.
La dicotomía entre Democracia y Bandidos fanáticos, es
puro maniqueísmo. Alá y Mahoma son dioses del fundamen-
talismo de unos. El Dinero, el Capitalismo, son dioses del
fundamentalismo de los otros. Los pueblos merecemos otra
suerte. Y tener presente nuestras raíces es algo preponderante
para que no nos anulen ni uniformen. Para plantarnos de cara
al invasor que viene con la goma de borrar es preciso autore-
ferenciarnos a partir de nuestra propia identidad. No hay una
manera de ser universal si no se es de algún lado. El hecho
territorial existe. Y no es una cuestión que nos divida. Es algo
objetivo, que no podemos obviar. Y cada uno, con sus con-
notaciones, puede aportar a la unidad o hermandad de los
pueblos, reconociendo particularidades. Por eso es bueno in-
fundir también como elemento revolucionario el respeto,
primero que nada a lo nuestro y el amor a nuestras cosas.
fue Armando Tejada, que le cantó hasta las comidas típicas.
Brilló además como poeta lírico, no solamente social. Fue un
movimiento muy importante. Sin embargo, otros poetas sin
pertenecer al Nuevo Cancionero, como Jaime Dávalos por
ejemplo, también abordaron la problemática social con gran
calidad poética. Me siento un poco heredero de todo eso.
Porque el sustento de mi poesía sigue siendo el mismo. Puede
que haya variado en su forma, no en contenido.
—¿Encuentra similitudes con este nuevo auge del folclo-
re?
— No me parecen comparables. Los años 70 fueron de una
gran efervescencia militante. Pero las condiciones objetivas
actuales parecen estar más próxima de esos cambios sociales
que entonces también buscábamos. Pero no existía esta crisis
y la lucha en aquel ti-
empo, al menos desde
mi lugar de músico, era
más idílica. Hoy la situ-
ación es más descarnada.
El pueblo no tiene qué
comer. Y los artistas, la
mayoría de ellos inmer-
sos en el mismo drama,
comparten esa desgra-
cia. Hay una conexión
mayor del artista con la
realidad y esto más tarde
o más temprano tiende a
reflejarse en la produc-
ción.
“Mis canciones, con
contenido social o senti-
mentales, son canciones de Amor”, dice Amor jugando con las
Palabras. Y sueña con permanecer más tiempo en la Argentina,
recorrerla palmo a palmo con su guitarra y su poesía. “Hacer
lo mismo que hago en España. Comprarme un auto viejo que
funcione a gas y salir a caminar. Quiero cantar en cada uno de
los pueblos que me reciban”, dice esperanzado.
—¿Es tiempo de cantores errantes, también en la
Argentina?
—Sí. A pesar de la dependencia económica y de ser un país
ocupado por los grandes capitales monopólicos, dentro de la
canción popular encuentro una actitud de resistencia que nos
viene dada de antes. Posiblemente aún no exista una vanguar-
dia de músicos como en los 70, pero el verdadero movimien-
to es la gente. Los folcloristas estamos con necesidad de refle-
jar en nuestra producción la ocupación imperia-lista y la
problemática social. Que es más reafirmación y más resisten-
cia. Muchos artistas populares trabajamos para eso. Claro,
siempre que el canto se endurece resurje el tema del poder. El
enemigo es poderosísimo y trata de apartarnos de este cami-
no. Las compañías discográficas se creen forjadoras del des-
tino de los cantores y se empeñan en hacerte creer que no
existe otro camino que el que trazan ellos. Conciben el pro-
ducto (musical) como una invención de laboratorio. Desdeñan
el camino popular. Pero los cantores se forjan en el pueblo,
cantándole de frente. La experiencia muestra que la realidad,
la necesidad de expresión popular, va generando sus represen-
tantes y sus propios movimientos. No creo que haya otro
ámbito de pelea, de lucha, que el de la propia masa. Una van-
guardia para ser tal tiene que estar inmersa en ella. Desde ahí
proyecto todas mis esperanzas. n
la marea 59
La omisión de lo afroamericano en la música folclórica argentina

En los estudios de la música folcórica argentina siempre tienen explícitas re-

ferencias sobre los aportes indígena e hispánico pero se omite, en la mayoría
de los casos, mencionar el imprescindible aporte africano en su conformación,
negando explícitamente todo ascendente negro. El autor de esta nota busca
las claves de tal omisión y su relación con el pensamiento latinoamericano.

“A los blancos hizo Dios,

A los mulatos, San Pedro,
Y a los negros hizo el diablo
Para tizón del infierno.”

MARTIN FIERRO
(El Gaucho Martín Fierro, Primera Parte, Canto VII, 1872)

“¡Calibán, verdadero demonio,

demonio de nacimiento,
en quien nada puede la educación!”

PRÓSPERO
(La Tempestad, Acto Cuarto, Escena Primera, 1612)

Repensar el
grado cero
Escribe Octavio José Sánchez

C
uriosamente, los estudiosos de nuestro folcore,
haciendo referencia especialmente a las provin-
cias de Cuyo, no dudan en afirmar que los gé-
neros folcóricos de esta región descienden di-
rectamente de ritmos peruanos, ocultando la raíz afro
de éstos. Me refiero específicamente a la conocida
relación existente entre Cueca cuyana y Zamacueca
peruana (Carlos Vega 1987:17). Los investigadores,
por un lado, aceptan y explicitan la genealogía y no-
tablemente, por el otro, olvidan, omiten o disimulan el
negro color del ancestro.
Desde el punto de vista técnico-musical, este problema
puede abordarse mediante la identificación y análisis de pa-
la teoría de la binarización de los ritmos ternarios africanos en
América Latina desarrollada por el cubano Rolando Antonio
Pérez Fernández (1986).
El prejuicio como programa
Ninguno de los protagonistas del drama de la conquista y
colonización estaba en una posición cultural estable. El eu-
ropeo, fuera de su tierra, por voluntad propia, reclutado, o
cumpliendo condena. El aborigen, sometido, vencido, aplasta-
do, pero en su paisaje. Y el africano, desterrado, sobreviviente
de la travesía, vejado, con su grupo social despeda-

60 la marea
 tud: “en 1501 el tráfico fue considerado
libre; en 1506 prohibido; en 1516 fue re-
establecido atendiendo a una apelación de
Las Casas ante la corona española; en
1517, también como fruto de su actuación
en defensa de los indios, se reglamentó la
entrada legal de negros esclavizados y se
estableció que sólo podían ser importados
con «asiento» previo” (Costa Pinto
1963:369).
Este es el verdadero punto de partida,
la configuración inicial de nuestra historia
y nuestro pensamiento. Cada una de las
culturas protagonistas tiene miles de años
de historia, de expresión, de música, de
narraciones, de mitos, de héroes, que para
nada niego. Pero en el traumático y vio-
lento encuentro de las tres está el verda-
dero comienzo desde el que podemos re-
construir nuestra sujetividad.
Para Arturo Andrés Roig, el punto de
partida está precisamente en la obra de
Las Casas. “Y todos ellos, que integran
esa larga historia de la afirmación y au-
toreconocimiento de un sujeto, tienen un
referente inevitable, tal como lo anticipa-
mos, vale decir, ese «grado cero» his-
tórico de sujetividad desde el que partió y
parte nuestra realidad latinoamericana, tal
como quedó expresado de modo patético
en la Brevísima relación de la destrucción
de la Indias (1552) de Fray Barto-lomé de
Las Casas” (Roig 1993:168).
Propongo repensar ese «grado cero»
incluyendo al africano junto al español y
al aborigen. Desde este nuevo recomien-
zar, temas como la brecha entre los con-
ceptos culto y popular, o la formulación
de políticas culturales, adquieren otra di-
mensión. Relacio-nando este último tema
con el problema planteado en la introduc-
ción creo ver un principio de explicación.
“Cada una de las culturas protagonistas de nuestra historia tiene miles de años de Latinoamérica, y la Argentina en particu-
expresión, música, narraciones...”
lar, ha sufrido la alternancia de gobiernos
zado, absolutamente desnudo. Es importante, también, el hecho oligárquicos, populismos y dictaduras militares al servicio de
de que el choque cultural que sufre el africano es también contra los intereses de la oligarquía. Nestor García Canclini, en su
otras etnias o grupos tribales de su propio continente que jamás intento de discriminar y clasificar paradigmas de políticas
se habían puesto en contacto. culturales en Latinoamérica, encuentra uno al que denomina
La actitud de Fray Bartolomé de Las Casas de sugerir a la “El tradicionalismo patrimonialista”. Nos dice que “Esta
corona española que sustituya a los esclavos indios por escla- posición ha surgido especialmente en los Estados oligárquicos
vos africanos puede interpretarse de distintas maneras. y en los movimientos nacionalistas de derecha”, afirmando más
Considero valiente y fundamental la postura lascasiana con adelante que muchos de sus rasgos son reasumidos por corri-
respecto al indígena; incompleta, por otro lado; pero no es mi entes populistas (García Canclini 1987:30-34). El paradigma se
intención abrir juicio sobre este tema. Sin embargo, veo ya basa en la preservación del patrimonio folcórico, pensado es-
aquí un fenómeno que se irá repitiendo a modo de ecos, a lo táticamente e inmaculado de ideología. Se buscan símbolos que
largo de la historia y del pensamiento latinoamericano. Es sinteticen el Ser nacional, recurriendo a esencias prehispánicas,
sorprendente que un hombre tan lúcido, tan decidido, tan va- características indígenas, costumbres de la época colonial o
liente no haya advertido —y desconozco los motivos— que relacionadas con la gesta de la Independencia.
era tan injusta y tan cruel la situación tanto para el indio como Incluso se ha querido afirmar el nacionalismo sobre
para el africano. Su influencia se ve reflejada en la fluctu- un origen racial puro en los países andinos o meso-
ación de la legislación española en relación con la esclavi- americanos.

la marea 61
 Mejor tener ascendencia real incaica que de negro
esclavo africano. Toda una generación de autores
llamados «indigenistas», por ejemplo, tendió, en
cierta época, a subestimar, cuando no a negar del
todo, la contribución y la influencia y a veces hasta
la presencia del negro en ciertas áreas de América
latina para poder, sobre esas bases, destacar como
lo deseaban la contribución, la influencia y la pres-
encia del indio en las sociedades nacionales de
América latina» (Costa Pinto 1963:361).
Llevado este razonamiento al tema que nos ocupa, es
fácil entender el “descuido” de no explicitar el compo-
nente afro en la conformación de nuestros géneros musi-
cales, considerando que el desarrollo de las obras de mu-
sicología, especialmente las del musicólogo argentino
Carlos Vega, que han servido de base a esta ciencia en
todo el continente, estuvo enmarcado en este paradigma.
El fenómeno no es exclusivamente argentino; hasta en el
mismo Caribe, donde las características étnicas de la po-
blación son evidentes y son actuales, los prejuicios “racis-
tas y nacionalistas, que arrastraban al desprecio del negro
y a la exaltación del indio“ (Fernando Ortiz 1993:73) pro-
vocaron una apreciación errónea de las características
musicales de estas culturas, llevando a asociar unívoca-
mente el aspecto rítmico con lo afro, saltando desde ahí al
calificativo de “ruidoso”, negándole todo elemento
melódico que sí era atribuido al aporte indígena con sus
“bellos cantos y melodías”.
Nuestro folcore musical, el cuyano y gran parte del ar-
gentino, pertene-
cen al cancionero
originado en la
costa peruana, es-
pecíficamente en
Lima y su puerto,
El Callao, hecho
afirmado por el
mismo Vega al de-
finir el Cancio-
nero Ternario Oc-
cidental. En esta
capital, centro ad-
ministrativo, mili- Que un fenómeno tenga sus raíces en otro tiempo histórico no debe llevarnos al
error de pensar “en pasado”
tar y religioso de
media Sudamérica, la población negra siempre fue un por-
centaje importante, alcanzando en un momento el 50% de
la población. Obviamente, el proceso de transculturación
que aquí se desarrolló alcanzó las manifestaciones musi-
cales y es hoy la música de la costa, y desde el tiempo de
la colonia, fusión de lo hispánico con lo afroperuano.
Gracias al comercio, a razones políticas, militares y ad-
ministrativas, la comunicación entre Lima y las provincias
de Cuyo fue bastante fluida durante toda la colonia. No fue
necesario que hubiera una gran concentración de esclavos
en estas provincias para que la contribución cultural afri-
cana fuera decisiva en la conformación de sus géneros
tradicionales. De todos maneras, el hecho de que en los
rasgos de la población cuyana no sea evidente la ascen-
dencia afro, como sí lo es en Cuba o Brasil, a excusado en
cierta forma a los musicólogos en su “olvido”.
Desde el mismo marco del paradigma oligárquico se de-
62 la marea
finieron los conceptos de música folcórica y popular rela-
cionándolos con lo tradicional, lo estático, el museo,
negando una de las características de lo folcórico que es el
dinamismo, inclusive reaccionando contra los creadores,
los artistas que basan sus composiciones en el lenguaje
popular, pero incorporando su propuesta artística; estos
hasta han sido tachados de traidores y extranjerizantes.
Lo que yo defino como música folcórica o popular, no
está relacionado necesariamente con rural, iletrado, , anó-
nimo, de transmisión oral, elementos de la definición más
ortodoxa. Considero dentro de estas categorías a las cre-
aciones musicales, no necesariamente anónimas, que se
basan en un lenguaje, un sistema de códigos, establecido
en una comunidad, y desde el cual el artista desarrolla su
propuesta creativa. El lenguaje característico de los distin-
tos géneros, se originó en una comunidad, en un lugar
geográfico, en un momento histórico y bajo condiciones
socioculturales determinadas. Que un fenómeno tenga sus
raíces en otro tiempo histórico no debe llevarnos al error
de pensar “en pasado”. Así como cambian las condiciones
donde se establece el sistema de códigos, cambia el mis-
mo sistema incorporando o desechando elementos, y
cambia la comunidad donde reside el sistema, expandién-
dose. “El folcore no desaparece, sino que, al ser un hecho
eminentemente social, igual que la sociedad, evoluciona”
(María Teresa Linares 1974:2).
Las afirmaciones de los folcorólogos argentinos han
propiciado el desarrollo de prejuicios entre los mismos
artistas, tradicio-nalistas, “culto-res de lo nues-tro”, fre-
nando el natural
desarro-llo de
nuestra música.
En Cuyo se dice
que está prohi-
bido el uso de
instrumentos de
percusión en la
música folcó-ri-
ca, desconocien-
do que en sus
ancestros a-
froperuanos el
cajón y la guita-
rra, son los ins-
trumentos básicos. Y justamente, se toca cajón hoy en
Perú y en Cuba por la prohi-bición que pesaba sobre los
esclavos de tocar sus tambores. Pasadas las prohibi-
ciones, los géneros populares afroperuanos y afrocuba-
nos se desarrollaron a niveles tan altos que, como en el
caso cubano, ha influido hasta en el desarrollo del jazz,
también una expresión afroamericana, y de la música
pop internacional. “Y si el torrente de los ritmos africa-
nos no ha inundado completamente la música de
América se debe al prejuicio social que ha impedido
hasta ahora a los blancos aceptar como digna de la
«civilización occidental» una orquesta de tambores ne-
gros” (Ortiz 1993:202).
Este prejuicio, que muchas veces ha llegado hasta el
racismo, llamativamente ha fluctuado su dirección, seña-
lando a veces lo africano, otras lo indígena, y en general,
todo lo no europeo. Las categorías de “Civilización” y “Bar-
barie” formuladas por Sarmiento están en la piel, en la piel
viva del problema. El planteo sarmientino no termina en su
Facundo sino que se acentúa en su obra última Conflicto y
armonía de las razas en América (1883). “En efecto, un fuerte
racismo enturbia las páginas de esta obra de la vejez, a tal
extremo que si para los positivistas del 80 —que comulgaron
con el racismo— pudo tener valor programático, para no-
sotros, los aspectos que podría mostrar como rescatables, se
nos presentan irremediablemente invalidados” (Roig
1993:33).

Nuestra clave

Así como costó tanto tiempo reconocer y tomar a Calibán

como nuestro símbolo, costará repensar ese “grado cero”, re-
comenzar desde esa configuración que incluye al indígena, al
español y al africano. Costará ampliar ese punto inicial desde
donde construir al sujeto latinoamericano; desde donde produce
y se objetiva, compone y habla, toca y canta. Es la construcción
de nuestra identidad, de nuestro proyecto de identidad como
nación y como continente, desde donde leemos el pasado. En su
des-tierro, en las entrañas del monstruo, escribió Martí su lectura
de aquel entonces. “El indio, mudo, nos daba vueltas alrededor,
y se iba al monte, a la cumbre del monte, a bautizar sus hijos. El
negro, oteado, cantaba en la noche la música de su corazón, solo
y desconocido, entre las olas y las fie-ras. El campesino, el cre-
ador, se revolvía, ciego de indignación, contra la ciudad desde-
ñosa, contra su criatura” (José Martí 1980:103). Y escribió tam-
bién su proyecto de hermanar la vincha y la toga, de desestancar al
indio, de darle su lugar al negro, a los que se alzaron y vencieron,
merecedores de la libertad.
El desafío es doble, porque, como nos propone Fernández
Retamar, debemos señalar con claridad también a nuestro
Próspero. “Asumir nuestra condición de Calibán implica
repensar nuestra historia desde el otro lado, desde el otro
protagonista” (Roberto Fernández Retamar 1974:52).
Esta actitud, que en el padre Las Casas fue sincero des-
cuido en su pelea por la dignidad humana, fue y es aún mul-
tiplicada por políticos y literatos, musicólogos y artistas,
filósofos e historiadores, reproducida como ecos, repeticiones
distorsionadas al chocar contra la muralla del prejuicio, del
racismo, del euro-pometrismo, para peor, ejercidos todos por
La contribución cultural africana fue decisiva en la conformación de los géneros
latinoamericanos. Es el mismo Próspero que se nos aparece tradicionales musicales
de variadas maneras, en nuevas formas, que logró en algún
momento hacernos perder la memoria, y que ahora nos habla
de “globalización” pero ejerciendo el centralismo, del “fin de
COSTA PINTO, L. A. “Negros y blancos en América Latina”. En: Revista de la
las ideologías” pero imponiendo el neocapitalismo y que, Universidad de Buenos Aires. Buenos Aires, UBA, Quinta época, año VIII, núms. 3-4,
para colmo, nos quiere distraer con debates entre modernismo julio-diciembre 1963.
FERNÁNDEZ RETAMAR, Roberto. Calibán. Apuntes sobre la cultura de nuestra
y postmodernismo. América. 2º ed. México, Diógenes, 1974.
Nuestra identidad, nuestra contraseña, nuestra palabra clave, GARCIA CANCLINI, Néstor. Políticas culturales en América Latina. 3º ed., México,
Grijalbo, 1987.
«atención artistas y pensadores», nos la dice el propio Martí: HERNANDEZ, José. Martín Fierro. Buenos Aires, Anaquel, 1983.
“Crear es la palabra de pase de esta generación” (Martí LINARES, María Teresa. La música y el pueblo. La Habana, Pueblo y Educación,
1974.
1980:104). Nosotros, la generación de Nuestra América. n MARTI, José. Nuestra América. En: Ismaelillo/Versos sencillos y otras páginas.
Buenos Aires, Centro editor de América Latina, 1980.
Octavio S. Sánchez es un estudioso del folclore argentino. ORTIZ, Fernando. La africanía de la música folcórica de Cuba. La Habana, Letras
Cubanas, 1993.
PEREZ FERNANDEZ, Rolando Antonio. La binarización de los ritmos ternarios af­
Primeras ediciones: ricanos en América Latina. La Habana, Casa de las Américas, 1986.
ROIG, Arturo Andrés. Rostro y Filosofía de América Latina. Mendoza, EDIUNC,
HERNANDEZ, José. Martín Fierro. 1872/1879.
1993.
MARTI, José. Nuestra América. 1891. SHAKESPEARE, William. “La Tempestad”. En: Teatro completo. 2º ed. Buenos
ORTIZ, Fernando. La africanía de la música folcórica de Cuba. 1950. Aires, El Ateneo, 1958.
SHAKESPEARE, William. La Tempestad. 1612. VEGA, Carlos. “Breve estudio preliminar”. En: Alberto Rodríguez. Cancionero
VEGA, Carlos. Breve estudio preliminar. En: Alberto Rodríguez. Cancionero Cuyano. 1938. Cuyano. Mendoza, Ediciones Culturales de Mendoza, 1987.

la marea 63
 Trabajo y vida cotiada / El arpa de Marcelino
A
peyeréy, tierras rubescentes. Lugar de enramadas
espinudas y sol animoso. Hasta ahí llegó, fina-
lizando el siglo 19, la gran Campaña del Norte a
cumplir misión “depuradora”. Entonces, tobas,
wichis y pilagás son masacrados y sus tierras dispuestas a
merced del desenfreno y la rapiña, que en esos tiempos
portaba el nombre de Organización Nacional. Desde enton-
ces casi que no hay justicia. Primero, el reparto generoso
preñando la zona de latifundistas. Algunos, todavía hoy, no
pueden exhibir más que títulos incriminantes. Y entre los
islotes que apenas dejan sus grandes extensiones se fueron
asentando los sin tierra. Los pobres del campo, fundarios
perpetuos de un transcurrir donde la gran estancia lo puede
todo.
Sonidos que nacen
de la tierra
—Sí, ahí mismo soy nacido. O sea que vengo de Formosa,
no soy oriundo de Entre Ríos, yo. Vivo nomás, pero de
allá soy. En Apayeréi hice mi escuela primaria. Estuve
como hasta los 16 años en la escuela. Cansé a mi maestro.
Cuando era chico mi padre nos dejó, se fue. Sí se fue. Se
casó con otra mujer y nos quedamos huérfanos, vamos a
ponerle. Yo tenía cuatro, el mayor cinco y el más chico un
año. Entonces mi madre como recurso entró a trabajar
como lavandera y para planchar la ropa en un campo
hasta que se juntó con mi padrastro. Nosotros nos quedá-
bamos en una casita. Y antes de ir a la estancia nos
cocinaba en una ollita negra de tres patas. Ella dejaba pre-
parado eso y se marchaba a trabajar. Como no teníamos
reloj nos guiabamos por rayas, nomás por la sombre que
dejaba el sol en el patio. A tal reya eran las diez, a tal otra
las once y así… Entonces mi hermano mayor cuando la
sombra llegaba a una raya determinada sabía que tenía que
bajar la olla del fuego porque ya estaba el cocido. ¡Era una
espectáculo, eso!. Y cada vez que teníamos hambre nos
acercábamos y comíamos de la olla.
“Mismos cultivos, mismos padecimientos”
—Nos fuimos criando así. Una vida dura, sí. Aunque no
nos dábamos cuenta. Luego mi madre se juntó. Se juntó y
tuvimos padrastro, no. Mi padrastro tenía chacra y nosotros
empezamos a trabajar desde chicos. Con seis o siete años
carpíamos, juntábamos algodón. Es decir, en todas partes
es la misma vida. Chaqueños, formoseños… Mismos cul-
tivos, mismos padecimientos.
Hace 20 años que estoy acá en Federal. Cuando allá
64 la marea
Muchos arribaron menesterosos del Paraguay, fatigados
de guerra y antiguos despojos; otros son nativos nomás,
igualmente arrebatados de derechos. Y cuentan que la
tierra siempre fue motivo de disputa. Ya entre patrones
inescrupulosos. Ya entre los Señores y ellos. Las ligas
agrarias, en los años 60 y 70 promovieron arduas luchas
por la tenencia del suelo. También en los 90 hubo ar-
remetidas campesinas, que los estancieros apenas lograron
sofocar, con matones alquilados, a fuerza de voltear ran-
chos y devastar sembrados.
Apayeréy se llama el lugar. La historia bulle hincada en el
arpa de Marcelino Báez, músico rural, ido de esa zona y
afincado en Federal, Entre Ríos.
no se usaba riego. Nunca he visto. Ahora voy una vez por
año y tampoco por allá he visto máquina de riego; dicen
que hay canales. Ha de haber, entonces, no sé…
“Si uno no tiene uñas el sonido no es igual”
—Y a los catorce años empecé con el arpa, con un señor
paraguayo que vivía en mi pueblo. Yo iba a la escuela a la
mañana. A la tarde la única tarea que hacía era encerrar los
terneros para ir a ordeñar la vaca al otro día. Encerraba los
terneros y me iba a la clase de arpa. Y cuando empecé con
el arpa dejé de lado la escuela. El maestro me perseguía
por las uñas. De vez en cuando él me cortaba las uñas,
entonces mi arpa dejaba de sonar. Si uno no tiene uñas el
sonido no es igual.
Y cuando terminé la escuela, le compré el arpa al hom-
bre. Y con este mismo señor me fui a Asunción y viví tres
meses allá, y dos meses estudié con un profesor. Después el
bolsillo mío no aguantó y volví. Trabajé en casa un año,
sembré algodón. Junté todo el algodón y volví a Paraguay,
compré un arpa y ahí me quedé más o menos unos siete
años viviendo en Asunción, hasta mis veinte. Y más después
me buscaron de Fomosa para tocar arpa. Y tuvimos un con-
junto cinco años, luego nos dispersamos todos.
“El trabajo lo lleva a uno”
—De dónde he salido músico yo no sé. Mi padre verda-
dero, algo rasca la guitarra. Algunas veces que yo voy de
allá nos encontramos y cantamos con mi padre. Mi papá
es paraguayo, mi madre argentina, hija de una pa-ragua-
ya y de un argentino. Mi abuelo era de Buenos Aires,
se fue a Formosa como policía, allá a mi pueblo. Eso es
lo que me contaba mi madre. Y de ahí se conoció con mi
abuela. No creo que se hayan casado. Juntados, nomás
serían.
Yo me he ido del pueblo. No creo que sea el arpa que
me llevó lejos, no. El trabajo lo lleva a uno para otros
sitios. Mi padrastro, todavía tiene esa tierra. Plantan al-
godón, maíz y después las sustancias alimenticias, man-
dioca, batata… todo lo que se pueda consumir, no.
“Entonces, la vuelta ya no se da”
—La tierra siempre allá ha sido problema. Hubo gente
que ocupó tierras ahí, no me acuerdo el año pero conozco
una ocupación en el 76, 77 o más antes. Gente que en-
traron, ocuparon la tierra y ahí están. Como 20 familias
eran. Y están ahí trabajando esa tierra. Gente joven, hijos
de campesino que no tie-nen tierras y son muchos de fa-
milia; entonces entraron en ese campo de un Para-guayo,
decían. Tampoco me recuerdo cuántas hectáreas toma-
ron. Entraron a destroncar montes, arboles enor-mes,
gente muy laburadora.
Sembraron algodón,
maíz y también sandía.
Los quisieron sacar,
no pudieron. Esas tier-
ras están a 500 metros
de la chacra de mi pa-
drastro. Y los primeros
meses tuvieron que re-
currir a los vecinos. Y
siempre venían a casa,
que éramos vecinos ya
hechos, no. Venían a
pedir hasta como traba-
jo, porque en un prin-
cipio pasaban hambre.
Los patrones le decían
“intrusos”. No sé, para
mí era buena gente, con
ganas de trabajar sin
tener dónde. Y bueno,
después ya…yo vivo
acá y hay mucha gente
en mi pueblo que no
conozco, se me borraron un poco. Más seguido me
gustaría ir. El mayor de mis hermanos todavía vive allá, el
otro se fue a Clorinda, él tiene su panadería y vive de eso.
Pero sí, casi todo es campo lo que rodea a Apayeréy, de
5000 hectáreas para arriba. La gente del pueblo trabaja en
ellos. O se aleja como yo. Entonces, la vuelta ya no se
da.
“Vine con ese arpa roto”
—Mi segundo arpa fue comprado con una cosecha de al-
godón. Y lo tengo todavía, ahí en el campo, arriba…Una
vez en Formosa que hacía una calor de 45 grados, fuimos
a tocar a un pueblo que se llama Güemes. Entonces se
quebró el diapasón de ese mi arpa viejo. Lo traje así a
Federal, vine con ese arpa roto. Y aquí me lo arregló un
carpintero. Con ese arpa fui un festival en Chajarí y salí
segundo.
“Y vivo a lo que yo quiero hacer”
—Acá, en Entre Ríos trabajo de encargado en un campo.
Pero no me quejo, ando bien. Los patrones nunca me jodi-
eron, nunca vienen a mandonearme. Y vivo a lo que yo
quiero hacer, en cuestiones de trabajo. Ellos viven en
Buenos Aires y vienen cada 15 días.
En los tiempos libres que quedan, toco el arpa, sí se-
ñor. A dios gracias, mi patrón nunca me hizo problemas. Si
yo tengo que salir, él nunca me dijo que no. Inclusive
cuando fui a Cosquín, el señor me preguntó si me iba y yo
le respondí que no sabía y me dijo sí andá, andá…
Mi trabajo es la ganadería nomás, la agricultura es tarea
de otro. A ratos sí, le ayudo en la agrícultura. En la fumi-
gación, por ejemplo, hago de banderillero y de equipo de
tierra. Un año hice de equipo de tierra para llevar en ve-
hículo los herbicidas, el agua y todo los elementos para
cargar el avión. Cuando hago de banderillero es tranquilo,
solo pongo cuidado que no me fumiguen.
“Yo sólo voy siendo”
—Y ya estando en Federal, como el patrón nunca me creó
problemas. Los sábados me desocupaba y ya me ocupaba
de mis asuntos. Y si tenía que tocar arpa me marchaba o si
tenía que jugar fútbol, también. Entonces seguí con mi ar-
pa, tocando en las fiestas del pueblo. Mi relación con la
gente de Entre Ríos fue buena desde un principio y después
que estuve acá a los tres o cuatro años más o menos, lo
conocí a un señor que ahora es mi compadre y formamos
trío con él y su hermano. Actuamos en el Festival Nacional
del Chamamé, acá en Federal. En Chajarí, en el Festival del
taipero. En General Campos, también, me acompañó un
chaqueño que vive en San José de Feliciano y el útimo año
un guitarrero de Formosa. Después del trío que armé con
mi compadre, estuve con los hermanos de Entre Ríos, de
Sauce de Luna, que son muy conocidos en la provincia.
Con ellos estuve en varios festivales en Villaguay, en
Nogoyá, en Alcaraz, en todos los festivales regionales.
Hoy camino por Federal y toda la gente me saluda. Es
la capital nacional del chamamé. Pero en la zona no hay
quien toque arpa, yo sólo voy siendo. Hay que llegarse
hasta Concordia para escuchar otro arpa. A la gurisada del
pueblo menos le gusta, ya. Más al campo es muy diferente.
A veces voy a las fiestas, colaborando no, nunca cobro. A
las escuelas o a festivales que se hacen a beneficio de al-
guna gente enferma. Y allí el arpa gusta a todos, sí. Yo me
he dado cuenta: toco y se hace la rueda. Es lindo eso. Será
lastimoso que se pierda, no la costumbre.
“Algo nos ha de estar uniendo”
—En Cosquín he conocido muchos músicos, un intercam-
bio lindo fue ese. Uno me invito para actuar en Santiago,
no sé como han de tomar el arpa los santiagueños. Creo
que le ha de gustar porque cuando yo toqué, los santigue-
ños allí comenzaban a revolear su poncho. Entonces, eso
me ha gustado mucho. Músicos que hacen cosas de otras
regiones. Porque la música que hacen ellos es de ellos,
nomás. Y lo que hago yo siempre es música del litoral,
más bien del Paraguay; pero en el fondo algo nos ha de
estar uniendo. No puedo decir qué, pero escuchar a esos
santiagueños me trajo recuerdos de cuando yo vivía en
Formosa. De mis cuestiones en Apayeréy. n
la marea 65
 Capital Federal
Número 17
El 21 de julio, en la Peña del
Colorado, Josefina Racedo y Jorge
Brega presentaron el último número
de nuestra revista. Un animado
público colmó los salones disfrutan-
do de la música de Duende Garnica
y de la lectura de poemas en la voz
de Norma Guaminí Nieto.
Teatro
Una función especial de
Bartleby de H. Melville, dirigida
por David Amitin, fue auspiciada en
setiembre por nuestra revista. La
obra -que recibió entre otros pre-
mios el “ACE” a mejor Dirección,
fue presentada en el Ombligo de la
Luna. El equipo de la revista
agradece al elenco y al director su
noticias y actividades
disposición.
Plenario Nacional
El Modacuna realizó su plenario
anual nacional el junio en la sede de
la Primera Escuela de Psicología
Social. Se funcionó en comisión en
las que se analizaron experiencias
regionales y nacionales realizadas
por el Movimiento desde su fun-
dación, fundamental, en relación a
los procesos sociales de lucha. Los
informes fueron expuestos en el ple-
nario donde se acordaron iniciativas
y perspectiva del movimiento.
Encuentro de
instrumentos autóctonos
Los días 6 y 7 de octubre se
desarrolló en el Centro Cultural San
Martín el Encuentro de Instrumen-
tos Autóctonos (Charango, aerófo-
nos y percusión folclórica). Bajo
la coordinación de Ricardo Gold-
Solidaridad con
Aerolíneas
El desmantalamiento de Ae-
rolíneas Argentinas hizo emerger
en nuestro pueblo el repudio al
despojo del patrimonio y debilita-
miento de la soberanía nacional,
responsabilidad de gobiernos que,
como los de Menem y De la Rúa,
han hecho del servilismo ante a
los poderes mundiales su sello
distintivo.
La resistencia de los trabaja-
dores aeronáuticos conmovió al
país, y como símbolo de ella la
bandera nacional aglutinó la emo-
ción de miles. En solidaridad con
esa lucha, el Movimiento de
Defensa Activa de la Cultura
Nacional (MODACUNA) y La
Marea se manifestó nacionalmente
con la consigna “No puede haber
identidad sin soberanía, ni
66 la marea
man, el encuentro reunió un impor-
tante núcleo de músicos, docentes,
luthiers y estudiantes de música
practicada con instrumentos autóc-
tonos (folclórica, andina y otras ex-
presiones), que participaron activa-
mente durante dos días de mesas-
debate, muestras y clínicas musi-
cales. Por ellas desfilaron Evelio
Campos, Bernabé Montellanos,
Nuria Martínez, María Teresa Co-
rral, Mitimaes, Indio Universo, do-
centes del Conservatorio Manuel de
Falla, de la Escuela de Música
Popular de Avellaneda, de la Escue-
la Taller de Artes y Artesanías
Folclóricas de Morón, del Taller
Música para Todos de Hurlingham,
etc. Cada día, las sesiones culmin-
aron con recitales abiertos al públi-
co, realizados en la Plaza Seca, en
los que lució el arte de los distintos
músicos presentes, en un clima de
auténtica confraternidad (La Marea
tuvo un stand permanente).
Los CD de Claudio Sosa
El nuevo CD de Claudio Sosa y
toda su producción musical puede
encontrarse en: www.claudioso-sa.com.ar;
claudiososa@ciudad.-com.ar. Teléfonos:
011-155315-2519 / 4300-9842 /
4821-4617.
Actores y trabajadores
de la cultura contra el
ajuste
El ajuste en la cultura significa
un recorte de más del ochenta por
ciento sobre los presupuestos.
Artistas y trabajadores de la cultura
han realizado diferentes manifesta-
ciones contra este achique. El 10 de
octubre se cumplió un abrazo sim-
bólico al Teatro Nacional Cervantes
MODACUNA y La Marea de Capital en el acto de solidaridad con
Aerilíneas Argentinas
cultura sin libertad”. Los actos se
desarrollaron durante la última sema-
na de julio en Buenos Aires, Rosario,
Paraná, Santiago del Estero, Tu-
cumán, Mendoza y otras ciudades.
con al adhesión del MODACUNA.
También participó la banda Santa
Revuelta y se representó una obra
crítica a la gestión del secretario de
Cultura Lopérfido, escrita por
Beastriz Matar, dirigida por H.
Urquijo, con la actuación de Luisa
Kuliot, Lidia Catalano, Carlos Gui-
di, Derli Prada, entre otros.
Artistas plásticos
contra la guerra
Con la consigna “Los artistas
plásticos contra la participación
argentina en la guerra”, Mildred
Burton, Elda Cerrato, Diana Do-
wek, León Ferrari, Eduardo Igle-
sias Brickles, Ana Maldonado,
Adolfo Nigro, Luis Felipe Noé,
Juan Carlos Romero, María Inés
Tapia Vera y Horacio Zabala ma-
nifestaron contra la participación
argentina en la guerra de Afga-
nistán. Más de un centenar de plás-
ticos, intelectuales, trabajadores de
la cultura, representantes de orga-
nismos de derechos humanos, tales
como Enrique Oteiza y Nora
Cortiñas acompañaron la marcha.
Durante la caminata desde Florida
y Paraguay hasta la Cancillería
Argentina se fueron pegando a-
fiches realizados por el grupo. Allí
se entregó una de las pancartas que
expresaba “no a la Guerra“ con la
firma de todos los presentes.
También en Mendoza y Rosa-
rio los artistas realizaron actos de
repudio que expresan el sentimien-
to nacional y antiimperialista que
late en la mayoría de los artistas e
intelectuales, y su creciente
oposición a la política de vaci-
amiento material y cultural del
gobierno de De la Rúa.
En ellos confluyeron artistas plásti-
cos, músicos populares —tales como
Ramón Ayala, Duende Garnica,
Claudio Sosa— murgas, y otras ex-
presiones culturales.
la marea 67