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PRIMERA PALABRA

LUIS MARÍA ANSON


de la Real Academia Española

Concordia y conciliación
B
eethoven, del que aho- el nuevo camino emprendido el dibujo publicitario, con la fi- Argentina. En Buenos Aires
ra se cumple el CCL conduce a la violencia. Jorge gura de una niña que saborea- nació su hija Aitana y murió su
aniversario de su naci- Luis Borges fundó en 1922 la ba chocolate Suchard. El ma- perra Niebla. Después vino la
miento, creía que la poesía era revista Proa. Un año después, trimonio pudo comprar una fecunda estancia en Italia. En
el sonido de la música; Alber- Ortega y Gasset alumbró la Re- casita de veraneo en Punta del el Trastévere conocí yo al poe-
ti, que era la propia música vista de Occidente. Roberto Ali- Este: La Gallarda, título de la ta. En la Embajada de España,
para la armonía y la concordia fano dirige ahora, con pulso ópera escrita por el poeta, es- Alberti saludó por primera vez,
de todos. Cuando Manuel certero, Proa. trenada en Sevilla en 1992 con en 1976, a Don Juan Carlos I.
Fraga abrazó a Pasionaria y La figura de María Teresa Montserrat Caballé y Ana La Monarquía de todos aco-
Rafael Alberti y Santiago Ca- León, tan bella, tan elegante, Belén. Luis Jiménez de Asúa gió con los brazos abiertos al
rrillo a Adolfo Suárez; cuan- tan interesante, tan revolucio- fue vecino del matrimonio Al- matrimonio. El Rey entregaría
do Dolores Ibarruri ascendió naria, fundadora de El mono berti, cuando Rafael y María años más tarde el Premio Cer-
al sillón del Congreso para pre- azul, se agiganta tras las lec- Teresa se trasladaron a la ca- vantes al poeta, y en su discur-
sidir por razones de edad las turas que Proa alberga. “Yo lle Pueyrredon, con balcones so afirmó:“El pueblotantas ve-
primeras Cortes democráticas, pertenecía a la secta de Alber- sobre los jardines de La Reco- ces desconcertado, muchas
en España se produjo el mi- ti y recitaba sin cesar poemas leta. Allí escribió sus prime- más certero y generoso, nun-
lagro de la concordia y la con- de El alba del alhelí y de Cal y ros poemas, todavía adoles- ca olvida a quienes le interpre-
ciliación entre los dos conten- canto”, escribe Octavio Paz. cente, Aitana, la hija adorada tan y modulan en sus sueños.
dientes de la guerra incivil que Recuerdo una cena con él y del matrimonio. La gran literatura viene del
concluyó cuando el Ejército con Luis Rosales, aquí en Ma- Alberti y Borges se detesta- pueblo y a él vuelve”. No, no
vencedor franquista despojó drid, en la que el autor de El ban, pero por la casa del poeta se equivocó la paloma, no se
en 1939 al pueblo español de laberinto de la soledad nos des- español desfilaron durante equivocaba. Rafael dedicó un
la soberanía nacional. lumbró recitando a Alberti. aquellos años: Pablo Neruda, poema a la Reina Sofía.
Aquel milagro histórico Requeni, fascinado por Miguel Ángel Asturias, Lola Recorrió el poeta la España
conseguido en 1977 y que ha María Teresa, visita a Rafael Membrives, Margarita Xirgu, democrática, acompañado por
mantenido en España cua- en su casa porteña de Avda. de Ernesto Sábato, Sánchez-Al- Nuria Espert, recitando sus
renta años de paz, prosperidad Las Heras. “Haga patria, mate bornoz, Alejandro Casona, Or- versos y, siendo yo director del
y libertad, está siendo des- a un estudiante”. Este eslogan tega y Gasset, Rosa Chacel, ABC verdadero, ganó el Pre-
cuartizado por unos Gobiernos del peronismo en el poder es- Manuel de Falla, Nicolás mio Mariano de Cavia. El día
tórpidos o débiles incapaces tremecía al matrimonio exilia- Guillén, León Felipe, Vittorio de la cena de los Cavia pro-
de conservar lo conseguido. do. Alberti vivía, sobre todo, Gassman, Paco Rabal… “Mi nunció, por la tarde, en el ce-
Quiero recordar ahora lo que gracias a la venta de sus dibu- patria son mis amigos”, escri- menterio civil, el discurso fú-
escribí sobre Rafael Alberti an- jos. Manolo Rivera me dijo un bió María Teresa León en Me- nebre por Pasionaria que
tes de su muerte, con la espe- día: “Rafael habría sido un moria de la melancolía. acababa de morir y, por la no-
ranza de que algunos recapa- gran pintor, pero eligió la poe- Desde 1940 a 1963, Rafael che, leyó un gran texto litera-
citen y se den cuenta de que sía”. El poeta cultivó incluso y María Teresa vivieron en la rio en la casa de ABC. ●

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“PARA CAMBIAR ALGO,
CONSTRUYE UN NUEVO
MODELO QUE CONVIERTA
AL ANTERIOR
EN OBSOLETO”

Exposición
Curiosidad radical.
Espacio Fundación Telefónica
En la órbita
C/ Fuencarral 3, Madrid
Entrada gratuita con reserva previa en la web
espacio.fundaciontelefonica.com
de Buckminster Fuller
#CuriosidadRadical
#RetoEducativoFuller 16 septiembre 2020 - 14 marzo 2021
Escucha el podcast El Mito de Fuller

Imagen: Hazel Larsen Archer. Buckminster Fuller en su clase de Black Mountain College, verano de 1948. Cortesía The Estate of Hazel Larsen Archer / Black Mountain College Museum + Arts Center.
BEETHOVEN 250
El 17 de diciembre de 1770 nacía en Bonn Ludwig van
Beethoven, titán eterno de la composición musical, que
transitó de las fórmulas clasicistas al vanguardismo
más innovador. A punto de celebrar el 250 aniversario
de esa fecha, nos adentramos en su gigantesca y
poliédrica figura. Daniel Barenboim nos recuerda su
viaje vital a la raíz de sus partituras. El autor de su
monumental biografía, Jan Swafford, nos desvela los
recovecos íntimos de su personalidad contradictoria.
Ramón Andrés, Cibrán Sierra y Arturo Reverter des-
granan, respectivamente, sus tres vertientes creati-
vas: sinfónica, camerística y lírica. Además, los compo-
sitores Tomás Marco, Teresa Catalán, Jesús Rueda,
Raquel García-Tomás, José María Sánchez-Verdú y
Fabián Panisello reflexionan sobre la influencia que ha
tenido en su propia obra y su enorme potencial fagoci-
tador. Álvaro Guibert, por su parte, detalla cómo
amplió el campo de los pentagramas, abriendo nuevas
vías para la renovación de los cauces establecidos.
Victoria Stapells destapa la identidad de la ‘amada
inmortal’, a la que aludía ardorosamente en su corres-
pondencia. Abordamos también el uso de su música en
el cine y su huella en Alemania y Austria. Para cerrar,
Miguel Ángel Marín cuestiona su omnipresencia en los
auditorios, dificultando la escucha de autores contem-
poráneos, arrinconados por su descomunal legado.

RETRATO
DE BEETHOVEN,
DE JOSEPH KARL
STIELER, 1820
Estructura
y emoción
DANIEL BARENBOIM

C
uando en 1988 dirigía por primera vez en
Bayreuth El anillo del Nibelungo, recibí un
regalo maravilloso: la visita de Pierre Bou-
lez. Se alojaba en mi casa y era algo único
tener la posibilidad de debatir con él cada
noche, tras la función, sobre unas obras que él conocía de
memoria y en profundidad. Boulez recordaba entonces sus
primeras representaciones de El anillo en Bayreuth, doce
años antes, y me contaba que, musicalmente, había to-
mado un camino muy distinto del mío. “Como composi-
tor que soy, yo estaba interesado en el esqueleto de El
anillo”, decía, “y tengo la impresión de que a usted le in-
teresa más la sangre y el músculo. Para mí esto va sobre todo
de lo estructural; usted, en cambio, quiere expresar lo va-
riable. Por eso mis tempi eran más rápidos. Pero estoy seguro
de que, con la experiencia, usted también llegará a cono-
cer mejor el esqueleto”. Me sentí halagado, por supues-
to, pero sobre todo me pareció muy interesante lo que Bou-
lez decía. Además, creo que con las sonatas para piano
de Beethoven he vivido un proceso semejante.
Comencé muy pronto a tocar las sonatas en concierto,
algunas ya a los ocho años, y la Sonata Hammerklavier y la
Sonata Op. 111 a los trece o catorce. A mi padre, que fue
el único profesor de piano que tuve, le criticaron bastan-
te entonces, pero él opinaba que convenía ocuparse de
las grandes obras tan pronto como fuera posible, y no im-
portaba si aún no se tenía en absoluto la madurez nece-
saria, pues –así lo expresaba él– la madurez no llega si las
partituras permanecen metidas en el armario. Así que
aprendí pronto que Beethoven no exige solo capacidad téc-
nica para tocar unas notas en ocasiones muy difíciles,
sino una verdadera madurez de pensamiento. En ese sen-
tido, es totalmente distinto a Mozart. Artur Schnabel tie-
ne una frase maravillosa: “Mozart es demasiado fácil para
los niños y demasiado difícil para los adultos”. Lo que
quería decir es que, para un artista experimentado, pue-
de ser muy difícil encontrar la expresión adecuada a esa na-
turalidad que en Mozart es absolutamente necesaria.
Con Beethoven ese problema no existe: él es de una com-
plejidad inmensa, y la lucha es una parte orgánica de
cada representación.
Hace ahora sesenta años que me ocupo del ciclo com-
pleto de las sonatas. El primer recital en 1960 me llegó
casi por casualidad. Había dado muchos conciertos de niño,

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BEETHOVEN 250

aunque con dieciséis años –ya no era un niño, pero tampoco mismo quien toca, el contacto con el sonido es directo y per-
un adulto– me encontré de pronto con la agenda vacía. Estaba manente. Es de todo punto falsa la creencia según la cual, por
muy deprimido, lo cual puede parecer extraño para un chico tener un metrónomo, algo ha de ser tocado exactamente como
de esa edad. Pero un día, en Tel Aviv, me encontré por la calle se marca. El desafío consiste mucho más en comprender a través
con un conocido que me preguntó qué andaba haciendo. Le ex- del sentimiento la estructura de una obra, para más tarde es-
pliqué que iba a la escuela, pero que no tenía conciertos y tructurar ese sentimiento. Ese es, en esencia, el secreto de lo
que por eso estaba muy triste. Entonces él me contó que aca- que constituye ‘hacer música’. No me gusta la palabra ‘inter-
baba de hacerse cargo en Tel Aviv de la dirección de la Beit pretación’. Beethoven no necesita intérpretes, no necesita
Sokolov, la Casa de los Periodistas. Es un edificio famoso en traductores.
el que se han celebrado muchas ruedas de prensa históricas. De joven no era todavía consciente de estas cosas, pero creo
Dentro hay una bonita sala, y me invitó a que tocara allí. Le dije: que desde entonces he aprendido a encontrar, cada vez más a
“Vale, pero me gustaría tocar todas las sonatas de Beetho- menudo, un equilibrio entre los extremos, y a unir el esque-
ven”. Creo que no entendía mucho de música y no sabía real- leto con la libertad. El primer contacto con una obra como la
mente en qué se estaba metiendo. Pero fue así como ocurrió Hammerklavier tiene que ser un shock: es algo inmenso, titánico,
que de pronto estaba yo, al mismo tiempo, terminando mis con muchísimos detalles, colores y conexiones. Después em-
estudios preuniversitarios y tocando por primera vez, cada sá- piezas poco a poco a estudiarla. Esto atañe, por supuesto, a las
bado durante dos meses, el ciclo com- notas, pero también y sobre todo con-
pleto de las sonatas de Beethoven. En- siste en un análisis casi científico
tonces aún no conocía, claro, todas las BEETHOVEN NO SÓLO de la forma, de la dinámica, del ritmo.
sonatas, así que cada semana, entre los Y a medida que vas profundizando en
conciertos, tenía que estudiarme dos pie- EXIGE CAPACIDAD TÉCNI- este análisis, te vas alejando de ese pri-
zas nuevas. Fue una experiencia increí- CA PARA TOCAR UNAS mer shock emocional. Es parecido a cuan-
ble para mí y he de decir que la disfruté do te cruzas con alguien que tiene una
mucho. Curiosamente, desde entonces NOTAS DIFÍCILES SINO personalidad fuerte: sientes lo poderosa
he tocado siempre las treinta y dos so- que es esa personalidad, pero después
natas en el mismo orden. Salvo mi último
UNA VERDADERA MADU- conoces a esa persona y aunque, en cier-
ciclo en Berlín, en la sala Pierre Boulez, REZ DE PENSAMIENTO to sentido, te aproximas a ella, en otro
en el que las toqué en orden cronológi- te alejas. Con la música ocurre algo pa-
co en que surgieron. Como en la vida, recido, cuando uno realmente piensa en
en la música me interesan sobre todo las EL PRIMER CONTACTO la música y a través de la música. Es un
relaciones entre elementos diversos. Por proceso complicado que dura toda la
eso tenía tantas ganas de poder sentir por CON LA HAMMERKLAVIER vida: en mi caso, en lo que respecta a las
una vez, de un modo tan directo, la evo- ES UN SHOCK: ES INMENSA, sonatas de Beethoven, sesenta años. Tie-
lución artística de Beethoven. Se trataba ne mucho que ver con un trabajo racio-
de un gran viaje. TITÁNICA... LUEGO TOCA nal, y hay artistas que tienen miedo a este
análisis, porque temen perder con ello
HACER UN ANÁLISIS CASI
i me detengo a pensar en los ar- la frescura y la naturaleza improvisadora
S tistas del pasado que han tenido CIENTÍFICO DE LA FORMA del instinto. Yo, por el contrario, estoy
una fuerte influencia en mí, me convencido de que saber más siempre es
vienen a la mente, en lo que a Beethoven mejor que saber menos. El aspecto na-
respecta, Furtwängler y Edwin Fischer, a quienes llegué a co- tural y emocional no se ve perjudicado por eso. Pues, en un con-
nocer de niño. Furtwängler, sobre todo, era altamente expresi- cierto, debo tocar cada pieza como si la estuviera inventando en
vo en su manera de hacer música. Creo que él también busca- ese momento. El trabajo lógico ha de quedar fuera y el públi-
ba ese esqueleto del que hablaba Boulez, pero desde fuera la co ha de tener la sensación de que la pieza está siendo descu-
impresión era de gran libertad, de una explosión. Cuando tenía bierta ‘aquí y ahora’. A veces se deben saber ciertas cosas para
unos treinta años leí La dirección de orquesta, de Richard Wagner. permitirse después poder olvidarlas. En ese sentido, la músi-
En ese libro habla de que tomarse ciertas libertades en el ca es filosófica. La música es arquitectónica, es emocional y
tempo no sólo está permitido, sino que es absolutamente ne- es filosófica.
cesario para dar forma a una frase. Por supuesto, no se puede Muchas cosas vienen con la experiencia, pero experiencia
exagerar con esa libertad; todo ha de ocurrir imperceptible- nunca significa rutina. La rutina es el gran enemigo de la mú-
mente, como en un constante tira y afloja. La decisión sobre sica, es el intento de repetir mañana lo que te ha salido bien hoy.
el tempo es quizás la más importante que debe tomar un mú- La experiencia, sin embargo, significa aprender algo nuevo cada
sico, y sobre todo un director de orquesta, ya que cuando es uno día, en cada ensayo, en cada concierto. ■

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Un mosaico de cartas, diarios y memorias que forman en
conjunto un vívido retrato del genial compositor alemán.
BEETHOVEN 250

Jan Swafford
mana. ¿Hasta qué punto su mi-
tificación distorsiona su verda-
dera personalidad?
R. Para contestar, me remi-

“Beethoven es el
tiré a Borges: “La gloria es una
forma de incomprensión, quizá
la peor”. Es imposible perci-

humanista supremo
bir un monumento en un altar
como a una persona de carne
y hueso.
P. Tradicionalmente, se

de los compositores” dice que fue un hombre exce-


sivo, megalómano, apasionado,
salvaje, alcohólico, desconfia-
Es el autor de Beethoven, la monumental biografía publicada por Acantilado hace do, huraño, caótico, extrema-
damente sensible, obsesionada
un par de años, un estudio de cerca de mil quinientas páginas ya ineludible para con el dinero… ¿Todo eso es
entender al totémico compositor alemán. Swafford habla con El Cultural del cierto?
R. Sí, lo es de algún modo,
sacrificio extremo que supuso escribirla, de la infinidad de contradicciones pero sobre todo fue un para-
de la personalidad de su biografiado y de la potencia intemporal de su legado. noico. Sospechaba que otros
oportunistas le copiaban sus
ideas, lo cual no es no es del
Revela Jan Swafford (Chatta- y ahora está metido en faena referirse a Beethoven. Prefiere todo infundado en lo que
nooga, Tennessee, 1946) que con una de Mozart), ha cuaja- definirlo como un artesano atañe a su etapa vienesa. Sos-
medirse con Beethoven no ha do un volumen que, sin renun- muy consciente de su trabajo. pechaba también que sus ami-
sido un empeño del que haya ciar a la musicología y al análisis ¿Por qué? gos le robaban dinero y le mal-
salido indemne. Y se entien- técnico de partituras, funciona Respuesta. Porque la pala- trataban. Esto último era quizá
de: por la enormidad del per- como texto divulgativo (no ol- bra genio está muy manida en su peor defecto. Al final de su
sonaje. Primero estuvo dos años videmos que es profesor de la actualidad, tanto que se ha vida fue deshonesto en alguna
paralizado por el miedo. Iba composición en el Conserva- convertido en un cliché insig- ocasión. Por ejemplo, prome-
acumulando libros y documen- torio de Boston). nificante. Pero la genialidad de tiendo obras a diversos edito-
tos hasta que varias montañas se Su narración, además, se Beethoven está fuera de toda res, en parte porque creía que
elevaron sobre su escritorio. tensa por momentos con nervio duda y a la exploración de sus era pobre cuando no lo era,
Luego, tras el vértigo inicial, periodístico, lo que hace más raíces dedico todo el libro. pero también porque sentía un
tomó por fin velocidad de cru- digerible el atracón de casi fuerte compromiso con su so-
cero durante otros siete años. 1.500 páginas que finalmente ANGUSTIA Y TRIUNFO brino y quería dejarle una
Avanzaba de manera más o me- entregó a la imprenta. Una lec- P. En el subtítulo emplea cuantiosa herencia, algo que
nos satisfactoria en su empeño tura, en definitiva, idónea para dos sustantivos en concreto: consiguió hacer.
por diseccionar concienzuda- intentar comprender las con- ‘angustia’ y ‘triunfo’ [en la ver- P. Uno de los tópicos que le
mente los recovecos del ser hu- tradicciones éticas (como el sión original inglesa]. ¿Por qué persiguen es que fue una per-
mano y del talento inconmen- choque entre su egocentrismo cree que ambos sustancian su sona muy contradictoria. Por
surable del compositor. Pero y la defensa de ideales eman- vida? ejemplo, esa obsesión con el di-
el ritmo no era suficiente para cipadores de la condición hu- R. Por una razón muy sen- nero y su materialismo egocén-
completar la empresa en un mana) y estéticas (como su for- cilla: su música es un triunfo trico se conjugaba con una gran
plazo razonable. La cosa se mación clasicista forzada por su y, por otro lado, él sufrió una generosidad con sus amigos.
podía eternizar. Así que duran- pulsión romántica) que jalona- barbaridad, física y mental- Realmente, ¿era tan marcado el
te tres años se unció al escritorio ron la trayectoria vital y artísti- mente. Así que esos dos tér- contraste?
y se esforzó como un galeote. El ca del genio de Bonn. minos lo resumen perfecta- R. Sí, lo fue, desde luego.
resultado ha merecido la pena. Pregunta. Bueno, discúlpe- mente. A él, por ejemplo, le afectaba
Swafford, también compositor, me, que a usted eso de ‘genio’ P. También baja al compo- mucho el dolor y el sufrimien-
aparte de autor de otras bio- no le gusta nada. De hecho es sitor del pedestal mítico y se to ajeno. Intentó de hecho ayu-
grafías (Brahms, Charles Ives un término que evita usar para aproxima a su dimensión hu- dar a personas que muy poco

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BIOGRAFIAR AL MITO

tiempo antes consideraba sus


enemigos.
P. Si la deriva ‘canonizado-
ra’ continúa aumentando,
¿teme que las nuevas genera-
ciones pierdan el interés en él?
R. La mejor manera de evi-
tarlo es recordar continuamen-
te a la gente que fue una per-
sona como el resto de nosotros,
aun con un talento y una dis-
ciplina extraordinarios. Si los
grandes deportistas son recor-
dados años y años, los artistas
merecen el mismo derecho.
Pero, eso sí, debemos siempre
mirarles cara a cara. Eso es lo
que he intentado con mi libro.

CONTRA LA CANONIZACIÓN
Swafford recela de los fastos
conmemorativos porque pue-
den petrificar la visión mitifi-
cada de Beethoven. Es un he-
cho irrebatible que están
reforzando su monopolio en los
atriles, incluso a pesar de que
la pandemia ha aguado bastan-
te los planes celebratorios. Sin
embargo, el aluvión de ciclos
que se están desarrollando en
su nombre también es una
oportunidad para que nuevos
públicos se acerquen a la clási-
ca y, más concretamente, a su
mutante legado musical.
El biógrafo estadouniden-
se pide un plus de energía para
no desperdiciar tanta visibili-
dad: “Lo que me encantaría es
que las orquestas toquen la
Quinta sinfonía como si fuera la
primera vez que lo hacen, por-
que habrá millones de personas
que se acerquen también a Be-
ethoven por primera vez, y será
maravilloso para ellos, todo un
descubrimiento. Hay muchos
“FUE PROBABLEMENTE EL PRIMER COMPOSI- músicos que están un poco can-
sados de interpretar a Bee-
TOR EN ESCRIBIR PARA LA ETERNIDAD. ESTARÍA thoven, y se nota. Esa rutina
MUY FELIZ SI SUPIERA DE SU FAMA ACTUAL” institucionalizada es el peligro”.
P. Ha dedicado doce años

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BEETHOVEN 250

de su vida a este estudio de “LA SORDERA LE P. ¿Cree que fue más re- difícil determinar cómo le in-
más de mil páginas. ¿Cuáles volucionario en su música de fluyeron pero es seguro que lo
fueron las principales difi- HIZO BUCEAR EN SU cámara que en la sinfónica? hicieron.
cultades que afrontó para lle- R. La gran revolución fue
MENTE. EL RESULTA-
varlo a término? la Heroica. Quedó claro desde POCAS BATUTAS CONVINCENTES
R. La verdad es que los úl- DO ES EL SUBLIME muy temprano y lo sigue es- P. Los gustos musicales son
timos tres años trabajé casi tando hoy. Pero lo más rup- muy fluctuantes pero la popu-
como un esclavo. Sólo al capí- ESTILO DE LOS turista en muchos aspectos laridad de Beethoven nunca ha
tulo de la sinfonía Heroica, por REVOLUCIONARIOS son los cuartetos de cuerda declinado. ¿Cuál es la clave de
ejemplo, le dediqué dos me- y sus sonatas para piano, No este fenómeno?
ses. Iba detallando el proceso CUARTETOS fueron entendidos ni bien co- R. Qué le voy a decir… El
de composición de la obra al nocidos durante mucho tiem- poder y la humanidad de su
mismo tiempo que analiza-
DE CUERDA” po. Incluso Rimski Korsakov, obra. Fue educado para sentir
ba la versión definitiva. Un a finales del XIX, dijo que los que era un deber, un deber sa-
contraste realmente duro. últimos cuartetos son una cla- grado, expresar su pasión por la
P. Ha escrito también sen- mujer que cortejó y que luego ra manifestación de los efectos música. Y lo hizo más directa-
das biografías de Brahms y fue preguntada sobre el motivo de la sordera y la locura en Be- mente que cualquier otro de
Charles Ives. ¿Sintió más pre- de su rechazo: “Era feo y esta- ethoven. Cuesta creer que él, sus colegas. Él es, creo, el hu-
sión al remangarse con Beet- ba medio loco”. Era un hombre profesor de Stravinski, dijera manista supremo entre los
hoven? muy ensimismado, propenso algo así, pero lo dijo. compositores.
R. Estuve un par de años a arrebatos de ira y con diarrea P. Asegura que él acabó P. ¿Cuál ha sido en su opi-
atenazado por la idea de tener crónica. Podría continuar pero convertido en un compositor nión el director que mejor ha
que enfrentarme a él. El prin- seguro que ya ha cogido la romántico más por la deman- entendido su música?
cipal problema fue abordar la idea… da de su público que por incli- R. No me decantaría por na-
montaña de documentación La pérdida de audición, nación personal. Eso rompe el die porque reconozco que soy
que tenía que leer y procesar. aparte de afectar el vínculo con cliché de artista insobornable. muy arbitrario al juzgar inter-
Mis libros sobre Ives ocupan sus coetáneos, también tuvo R. Siempre decía que hacía pretaciones. Pero apuesto a que
una balda y media. Los de su influjo en la labor creativa. de su capa un sayo y que no le encontraría muy pocos que me
Brahms, dos y media. Y los de ¿Hasta qué punto condicionó influía nada ni nadie, pero eso convenzan en todos los movi-
Beethoven, más de dos estan- su escritura? ¿Habría sido muy es obviamente falso. Fue un mientos de la Quinta sinfonía.
terías completas. Ahora estoy diferente de no padecerla? Son hombre de finales del XVIII, P. Si Beethoven conociera
terminando una de Mozart: preguntas inevitables. Swafford o sea, de la Ilustración, pero sus su gigantesca fama hoy, 250
una librería fina. también se las plantea. “No hay seguidores eran románticos. La años después de su nacimien-
manera de saber cómo la alteró. respuesta de estos a su músi- to, le haría muy feliz, ¿no?
FEO Y MEDIO LOCO Está claro que le obligó a bu- ca, incluida la de críticos fer- R. Sin duda. La idea de que
P. Por cierto, ¿en todos esos cear en su propia mente con vientemente románticos como un compositor pudiera escri-
documentos que fue acumu- mucha profundidad. Tenía que E.T.A. Hoffman, tiene mucho bir obras para un repertorio es-
lando encontró algún dato que componer de manera muy di- que ver con su obra final. Es table y devenir inmortal era
confirmara su posible ascen- ferente porque ya no podía algo muy nuevo en su época.
dencia española por vía de su estudiar sus partituras tocán- Monteverdi, por ejemplo,
abuela paterna? dolas al piano. El resultado es “SIEMPRE DECÍA era el compositor más pro-
R. No, la verdad es que no el sublime estilo de su última minente en la suya pero sólo
sé mucho de ella aparte de que etapa”. QUE HACÍA DE SU cincuenta años después de
estuvo encerrada veinte años en P. ¿Qué rasgos destacaría morir había sido olvidado
CAPA UN SAYO Y
un convento por sus graves pro- de este estilo postrero, tan completamente. Händel fue
blemas con el alcohol. Horrible. experimental? QUE NO LE el primero en afianzarse en el
P. Horrible fue también la R. Su música parece casi repertorio. Haydn y Mozart
relación de Beethoven con el improvisada, como el flujo de INFLUÍA NADA NI no pensaban en esos térmi-
universo femenino: una fuente la conciencia. Se hizo más NADIE PERO ESO ES nos. Beethoven sí, y eso le
inagotablede sufrimiento. Apar- grande y más pequeña, más otorga peso y seriedad a su
te de por la sordera, ¿por qué fue simple y más compleja… OBVIAMENTE música. Probablemente, fue
tan desastrosa esta faceta? Amplió los límites en todos el primero en escribir para la
FALSO”
R. Me limitaré a citar a una los sentidos. eternidad. ALBERTO OJEDA

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UN MÚSICO SOBRE UN MAR DE NUBES

LA BIOGRAFÍA ILUSTRADA ESENCIAL PARA


CONOCER AL GRAN ARTISTA MUSICAL,
QUE NO PUEDE
PUE FALTAR EN TU ESTANTERÍA.

Escritaa por
or el divulgador Ramón Gener.
Gener
BEETHOVEN 250

Sinfonías como
principio de esperanza
Los nueve hitos que conforman el ciclo sinfónico de Beethoven son diseccionados
por el ensayista y poeta, que acaba de publicar Filosofía y consuelo de la música
(Acantilado). Y concluye que su máxima aspiración, plasmada nota tras nota,
es salvar a la condición humana e indicarle el camino definitivo hacia la libertad.

RAMÓN ANDRÉS

E
l ilustre pianista amigo de
Beethoven, Johann Baptist
Cramer, señaló que sólo la
música del maestro alemán
podría consolarnos de la pér-
dida de Mozart. Sin entrar en una valoración
de esta naturaleza, lo que sí puede suscribir-
se es que la obra de Beethoven fue un modo
de restañar su memoria, aunque pronto tomó
una dirección muy distinta a la del autor de
Don Giovanni, y no tanto por cuestiones mu-
sicales, que también, sino por el diferente
espíritu que alientan las composiciones de
ambos. Que algunos estudiosos identifiquen,
por ejemplo, la obra de Mozart con la filo-
sofía de Kant, y otros asocien a Beethoven
con el pensamiento de Hegel, explica, aunque
de manera imprecisa, la diferente percep-
ción que se tiene de su música. Sin embar-
go, ya lo sabemos, las cosas no son tan senci-
llas, tan llanas.
En el paso de los siglos XVIII al XIX se pro-
dujo una ruptura ideológica y estética tan ina-
pelable, que difícilmente podríamos encontrar
un vínculo entre los dos genios. Es cierto que
los cielos encapotados del Sturm und Drang
ya habían dejado una luz tenebrosa en algunas
de las partituras de Haydn, pero este embate
pasional y ‘tormentoso’ carecía de la radicali-
dad que años más tarde, no muchos, condi-
cionó el sentir romántico. El nuevo siglo, más
que un tiempo, fue una actitud, una prome-
sa, de modo que no debe sorprender que el en-

14 EL CULTURAL 13-11-2020
UN VIAJE SINFÓNICO INFINITO

cuentro entre Goethe y Beethoven en el bal-


RAMÓN ANDRÉS IDENTIFICA neario de Teplitz, que tuvo lugar en el mes
A BEETHOVEN CON LOS de julio de 1812, fuera, por así decir, poco
SUPERVIVIENTES DE LA BALSA
amigable. Dos mundos equidistantes, dos mi-
DE LA MEDUSA, DE GÉRICAULT
radas, dos horizontes.
Lo que diferenciaba a Beethoven de sus
inmediatos antecesores era capital: en su mú-
sica subyacía una voluntad, un auténtico pro-
yecto, del que Haydn y Mozart carecían. De
hecho, el siglo XIX nació –no sólo en lo mu-
sical– como una gran propuesta que, lo mismo
que Hegel en sus páginas filosóficas, tenía
como intención culminar la Historia, y, en el
caso que nos ocupa, la historia de la música. Se
trataba de crear una totalidad, un ideario de-
finitivo e incontestable. No es casual que en
la misma época en que Beethoven compuso
la primera de sus sinfonías, finalizada en 1800,
tuviera en mente la creación de una partitu-
ra como Las criaturas de Prometeo, el titán que
pugna por retornar el fuego a la Humanidad.
El temperamento de Beethoven encontró
en la sinfonía un instrumento privilegiado con
el que construir un lenguaje nuevo, subjetivo,
una forma vehemente y descriptiva capaz de
expresar las pasiones de manera desnuda,
sin necesidad de veladuras. Sólo en algunas de
las sonatas pianísticas y en los últimos cuar-

FUE EN LA COMPLEJIDAD
DE UNA GRAN ORQUESTA
DONDE PUDO TRABAJAR
CON UNA INQUIETANTE
MATERIA PRIMA:
EL DESTINO

tetos de cuerda alcanzó la continuidad y la


altura del repertorio sinfónico, tan influido
ya por los ecos literarios, como correspondía al
pleno Romanticismo. Es ahí, en la compleji-
dad de una gran orquesta, donde pudo tra-
bajar más resueltamente, y hacerlo con una in-
quietante materia prima: el destino. Quien
escuche las nueve sinfonías advertirá la epo-
peya que se encierra en ellas, el encarnizado
MUSEO DEL LOUVRE

combate que implica la búsqueda del abso-


luto. Y si es verdad que sus dos primeras sin-
fonías están todavía alentadas por la maestría

1 3 - 1 1 - 2 0 2 0 EL CULTURAL 15
BEETHOVEN 250

de Haydn, la Tercera, conocida como Heroica (opus 55), irrum- rena quietud, lo que persigue es convocar a todos aquellos
pe con la decisión de un nuevo y arrebatado sinfonismo, muy que están implicados en el deseo de conquista de un mundo
plástico y de gesto impositivo. superior. Todo en Beethoven es un compromiso de acerca-
miento, un anhelo de anticipación de la utopía.
s en esta composición, escrita en los años 1803 y 1804, El sinfonismo del siglo XIX está profundamente determi-
E donde se vislumbran los fundamentos de la que será
su propuesta, una música capacitada para expresar,
nado por la épica beethoveniana, cuya intención, heroica y obs-
tinada, lo sitúa en la posición de un superviviente enfrentado
como nunca antes, el conflicto interior humano, una metafísi- por designio a la adversidad, como si fuera una de aquellas des-
ca de complejos acordes que pregunta con obsesión por la me- garradas y últimas figuras que luchan con denuedo en La bal-
lodía del devenir. Y aquí, en este punto, es donde, en lo sinfó- sa de la Medusa, de Géricault. Pura dificultad, pura desventu-
nico, podemos hablar del que hemos llamado su proyecto: ra, pero desafío al fin, que es de lo que trata el alma romántica.
pensar el destino de los pueblos, afianzar el sentimiento de Conflicto y firmeza. Aunque sólo sea una coincidencia, no
esperanza y hacer de ella una patria, una espera que no está está de más decir que los primeros borradores de la universal
en el futuro, sino en el ahora y, por eso mismo, permite vivir la Novena sinfonía coinciden en el tiempo con la finalización de
salvación en el propio pre- la turbadora obra del pintor francés, ahora mencionado. Porque
sente. Si, a efectos políticos, también en la que fuera la última de sus páginas sinfónicas se
pero también morales e in- SU QUINTA SINFONÍA aspira, por dramática que sea, a la salvación, a la empecinada
telectuales, la Revolución ES UN CONJURO afirmación de la vida y al pronunciamiento de un definitivo ca-
francesa había quedado en mino de libertad.
entredicho, las generaciones ANTE LA FINITUD, El coro que eleva los versos de la oda de Schiller es una
posteriores se vieron impe- declaración moral, no sólo un acto de fe, sino una restitución,
lidas a la apuesta por una fra-
UN ALEGATO una especie de definitiva donación de la tierra a sus moradores.
ternal comunidad, cuya en- EN FAVOR DE LA Los hace propietarios de pleno derecho. Ahora, cada uno de los
carnación podría llevar muy seres humanos tiene bajo los pies el edén de su dignidad.
bien el nombre de Europa. ARMONÍA DE Este es el significado de una composición de aires titánicos, es-
No es tanto una sustitución LOS HOMBRES trenada en mayo de 1824 –es decir, tres años antes del falleci-
como el empeño de huma- miento del compositor–, que nunca dejó de obsesionar a mú-
nización de un nuevo reino. sicos como Mahler.
Es innegable que su primer
e impetuoso –y no menos ingenuo– apoyo a Napoleón habría , sin embargo, en el fuero interno de Beethoven, y eso
que entenderlo en este sentido: el futuro emperador se pre- Y es llamativo después de lo que acabamos de decir,
sentaba como la única posibilidad de una concordia entre los se libraba una batalla sin cuartel entre la exaltación
hombres, lo que auguraba, de conseguirlo, una feliz y definitiva y la misantropía. Quienes le conocieron hablan de un ser hu-
victoria sobre toda forma de opresión. raño e impulsivo, colérico a veces, desmañado y muy des-
No encontramos una sinfonía de Beethoven en la que no confiado, de alegría pasajera. Su alumno y amigo, el cercano
haya un pulso por revelar y conquistar la trascendencia, por ofre- Ferdinand Ries, lo recuerda con un gran desaliño, la barba a
cer un lenguaje a momentos arriesgado con el que paliar, si medio afeitar, despeinado, el piano lleno de manchas de tin-
se quiere decir así, la fatalidad de la muerte. Qué es, si no, la ta porque, con sus distracciones y gestos bruscos, casi siem-
Quinta de su serie sinfónica –madurada entre los años de 1805 pre torpes, derramaba el tintero una y otra vez. El caos de su
y 1808–, la cual puede entenderse como un conjuro ante la estudio no debía envidiar en nada al que Diderot había teni-
finitud, como un alegato en favor de la armonía entre los hom- do en París. Es cierto que su carácter estaba condicionado
bres, fáciles presas de la discordia. La vocación de su música es por el continuo fracaso amoroso en el que vivió, y también,
utópica, profética, se siente incómoda con el nihilismo; no no es difícil adivinarlo, por la sordera que le torturó en lo
trata tanto de afirmar como de elevar los espíritus a una re- más hondo y durante décadas. No deja de ser llamativo que
gión luminosa, esa misma a la que había aspirado su coetáneo esta falta auditiva coincida con el inicio de su ambiciosa es-
Hölderlin. Pero Beethoven no permite, como hiciera este critura sinfónica.
poeta, la melancólica lejanía, porque busca el cuerpo a cuer- Si Beethoven representa la instauración de una esperanza
po con quien escucha su música: lo interpela e insta a tomar par- laica –queremos decir de una esperanza universal–, hoy vi-
tido, lo sujeta por la solapa como hace aquel decidido ángel viría nuestro mundo como una dolorosa distopía. Ni en el
de Rilke en las Elegías de Duino. Y este mismo ímpetu es el que peor de los casos hubiera podido imaginar las muchas derrotas
se manifiesta, aunque en otra dimensión, en su Sexta sinfonía, y humillaciones que iban a padecer cuantos se esforzarían en
la célebre Pastoral, que, por más que describa un paisaje y el nombre de la igualdad y la fraternidad. El coro unánime de su
violento desatarse de una tormenta, para luego llegar a la se- Novena sinfonía se oiría muy a lo lejos en un finale desolato. ■

16 EL CULTURAL 13-11-2020
BEETHOVEN 250

En la recámara
de Beethoven
Su legado camerístico es impresionante. En él, explica
Cibrán Sierra, violinista del Cuarteto Quiroga y
catedrático de la Universidad Mozarteum de Salzburgo,
se desnudó emocional y lingüísticamente, plasmando la
constante tensión con editores y mecenas, y haciendo
aflorar sus apasionantes contradicciones estéticas.

CIBRÁN SIERRA VÁZQUEZ

“Q
ué sencillo es pensar que sus grandes referentes
te estás percatando de lo (Haydn y Mozart) y del
que Beethoven te intenta mismo modo que lo harían
contar y, sin embargo, todos sus sucesores, desde
cuando crees que has Schubert a Widmann, pa-
comprendido la proyección [dibujando sando por Mendelssohn,
dos tercios de un círculo sobre un papel en Schumann, Brahms, Schön-
blanco], de repente [dibujando una pro- berg, Berg, Bartók, Janácek,
tuberancia sobre ese círculo], te das cuen- Shostakovich, Ligeti o
ta de que no has entendido nada”. Así Kurtág, por mencionar sólo
se expresaba el filósofo Ludwig Witt- a algunos. De hecho, Bee-
genstein ante la escucha de una de las thoven, que batalló toda su
últimas y más enigmáticas composiciones vida por mantener un férreo
del compositor alemán, el Opus 131, per- control sobre sus obras publi-
teneciente a uno de los corpus musica- cadas, quiso inaugurar su catá-
les sobre los cuales se han derramado más logo precisamente con músi-
ríos de tinta, causando caudalosas y tur- ca de cámara –los tres tríos con
bulentas controversias musicológicas e in- piano Opus 1– y cerró su vida
terpretativas: sus cuartetos de cuerda. componiendo dos obras para
La fascinación que han provocado es- cuarteto de cuerda –su último y diversas agrupaciones instrumentales.
tas obras desde su aparición en vida del Opus 135 y el Finale alternativo que es- Siguiendo esta impresionante producción,
compositor hasta nuestros días está ple- cribió por imperativo editorial para susti- podemos observar de manera privilegia-
namente justificada; como intentaremos tuir a la monumental Gran Fuga que ce- da la evolución de la escritura musical be-
resumir en estas breves líneas, fue en el rraba originalmente su Opus 130–. ethoveniana más íntima y personal, que
terreno del cuarteto de cuerda y la músi- En total, su legado camerístico inclu- nos revela todas sus apasionantes con-
ca instrumental de pequeño formato, la así ye dieciséis cuartetos de cuerda origina- tradicciones estéticas: la batalla dialéctica
llamada música de cámara, donde Bee- les, diez sonatas para violín y piano, sie- entre pathos y ethos, el conflicto entre lo
thoven volcó lo más íntimo, honesto, ex- te tríos con piano, cinco tríos de cuerda, apolíneo y lo dionisíaco, entre esencia po-
perimental y revolucionario de su len- cinco sonatas para violonchelo y piano, y pular y voluntad de trascendencia; el difí-
guaje musical, al igual que lo habían hecho una pléyade de obras para vientos, piano cil equilibrio entre Eros y Tánatos, en-

18 EL CULTURAL 13-11-2020
UN GIGANTE EN FORMATO MÍNIMO

BOCETOS DEL CUARTETO OP.95,


SERIOSO, DONDE SE VE LA LOCURA
DESORDENADA DE SU ESCRITURA

que un género que hasta 1750 era


prácticamente un recurso utilitario
y funcional, una mera herramienta
para amenizar en segundo plano reu-
niones sociales de la alta nobleza, ac-
tividades institucionales y cortesa-
nas, bailes o festejos de cámara,
pasara en menos de un lustro a con-
vertirse –con el cuarteto de cuer-
da como buque insignia– en un gé-
nero de culto, la piedra de toque
de cualquier compositor digno de
merecer tal nombre? La explica-
ción es compleja y daría para cen-
tenares de apasionantes páginas,
pero podemos apuntar aquí, su-
cintamente, algunos elementos
de interés.

L
a revolución filosófi-
ca, estética y, a la pos-
tre, social, política y
económica, con la que el terre-
moto cultural de la Ilustración
puso Europa patas arriba, tuvo
también su impacto musical.
El mundo cambiaba a gran
velocidad de la mano de co-
rrientes de pensamiento que
iban perfilando el tablero
cultural de forma cierta-
mente revolucionaria. Des-
de perspectivas humanistas,
escépticas y racionalistas,
una nueva generación edu-
cada en el cartesianismo y el empirismo
tre convalecencia y curación, entre die fer- fue construyendo una nueva mentalidad
ne Geliebte (la amada lejana) y Dios; y la que acabó coronando la música instru-
pugna constante entre el Beethoven mental, despojada de la palabra, como el
VOLCÓ LO MÁS ÍNTIMO, compositor (Komponist), preocupado por medio idóneo para condensar y comuni-
HONESTO, EXPERIMENTAL el sentido lingüístico de la escritura, y el car los valores de universalidad que re-
poeta sonoro (Tondichter), sólo interesa- vestían de autenticidad el juicio estéti-
Y REVOLUCIONARIO DE SU do en el “dictado de su inspiración”. co. De mano de la emergente ágora
Para acercarnos a su obra, es impres- ciudadana nacían también los conciertos
LENGUAJE MUSICAL EN EL
cindible visualizar el contexto cultural públicos, y los nuevos actores sociales,
PEQUEÑO FORMATO, QUE que hizo posible que Beethoven, como desde los burgueses hasta la baja nobleza,
todos los grandes creadores europeos compitieron con la aristocracia cortesana
HA CAUSADO TURBULEN- del momento, otorgase a la música de cá- y el alto clero en revalorizar su capital so-
TAS CONTROVERSIAS mara un papel tan relevante en su pro- cial convirtiéndose en promotores cultu-
ducción compositiva. ¿Cómo es posible rales y mecenas de nuevos creadores. En

1 3 - 1 1 - 2 0 2 0 EL CULTURAL 19
UN GIGANTE EN FORMATO MÍNIMO

Op. 29, primeras sonatas para para violon- TRAS SUS ÚLTIMOS gente que nunca, pues propone, como
chelo Op. 5, para violín Opp. 12, 23 y 24, dijo Adorno, la perfecta paradoja entre ne-
y para trompa Op. 17), el que se dirige a CUARTETOS VINO EL gación y extensión del lenguaje clásico.
un público potencial (cuartetos Opp. 59, 74 y Beethoven, en su obra camerística –y
DILUVIO, UNA LARGA
95, tríos Op. 70 y Op. 97, Sexteto de vientos muy paradigmáticamente en sus cuar-
Op. 71, sonatas para violín Opp. 47 y 96, SOMBRA DE INHIBICIÓN tetos–, traza el perfil musical más político
y para violonchelo Op. 69) y el que, en sus de todos los compositores europeos mo-
últimos años, recluido en su sordera, es- VESTIDA DEVOCIÓN dernos, por su constante agenda de rup-
cribe para un público ideal, que no existe… QUASI RELIGIOSA tura poética y desafío al orden, jugando
escribe porque tiene que escribir (sonatas para con el límite del caos y desnudando con
violonchelo Op. 102 y últimos cuartetos de enorme humanidad y fragilidad una
cuerda Opp. 127, 130, 131, 132 y 135), se- dialéctica musical que más que una bús-
llando con histórico lacre el certificado de madurez, con la Gran Fuga como epíto- queda de síntesis es, sobre todo, un de-
defunción del artesano y celebrando con me y aquelarre– trazó una larga sombra de sinhibido y librepensador ejercicio de
contestataria rebeldía el nacimiento del inhibición, vestida de devoción román- contradicción.
artista romántico, en un gesto creativo tica quasi religiosa, de la que Europa sólo
que podríamos hoy traducir, al hilo de empezaría a despertar tras el preludio na música inefable escrita desde
lo que propone Eugenio Trías, con una la-
pidaria paráfrasis al estilo del Rey Sol: “la
brahmsiano al universo sonoro alumbra-
do por la Segunda Escuela de Viena. Gra-
U la recámara de su silencio que re-
sulta ser, como dijo Stravinsky al
Música soy Yo”. cias a ese nuevo horizonte, incubado en describir esa mastodóntica fuga que cierra
En efecto, después de los últimos el estudio y redescubrimiento de sus úl- su Cuarteto Opus 130, “radicalmente con-
cuartetos de Beethoven vino el diluvio. timas obras de cámara, el legado beet- temporánea, y que permanecerá siendo
Su obra camerística –especialmente la de hoveniano sigue hoy vivo y quizás más vi- contemporánea por siempre”. ■

1 3 - 1 1 - 2 0 2 0 EL CULTURAL 21
BEETHOVEN 250

Fidelio, una utopía liberadora


Fue la única incursión operística de Beethoven. Hizo tres versiones entre 1805 y 1814 y, a su modo, es una
exaltación feminista y un modelo de eclecticismo, ya que conjuga las tradiciones alemana, francesa e italiana.

ARTURO REVERTER

B
eethoven no tenía en 1805 ninguna experiencia nore ou l’amour conjugal, sobre el drama francés de Nicolas Bouilly
en el teatro. La primera versión de la que a la basado en un hecho histórico sucedido durante la Revolución
postre sería, después de algún que otro baldío francesa. La protagonista era una dama a la que el propio Bouilly
intento, su única ópera, se titulaba Fidelio, oder reconocía haber ayudado para salvar a su marido. La de Gaveaux
die eheliche Liebe (Fidelio o el amor conyugal). Se es- era la primera ópera que empleaba este sujeto concreto y tie-
trenó, con muy poco éxito, ante una audiencia compuesta ne ese mérito, aunque, a la postre, no sea más que una suce-
casi exclusivamente por militares, el 20 de diciembre de aquel sión de canciones agradables alternadas con el diálogo habla-
año en el Teatro An der Wien. A pesar de que el libretista Sonn- do. Más sustancia tienen las dos óperas subsiguientes sobre el
leithner había introducido numerosas modificaciones respec- asunto: Leonora, ossia L’amore coniugale de Ferdinand Paër, es-
to a la historia original, el equilibrio teatral se resentía y la trenada en Dresde el 3 de octubre de 1804, y L’amor coniugale
música, por inspirada que en algunos casos pudiera ser, no de Simon Mayr, que, por su parte, vio la luz el 26 de julio de 1805
contribuía a evitarlo. Como tampoco la discutible labor de los en Padua.
cantantes. Aconsejado por sus amigos, el compositor cortó ra- Formalmente, Fidelio posee una gran diversidad estilística.
dicalmente la obra, la redujo de tres a dos actos, compuso una Por un lado proviene directamente de las tradiciones del sings-
nueva obertura (conocida hoy como Leonore III) y la elevó de piel alemán o de la spieloper vienesa cultivados por Mozart (El
nuevo a la escena del citado teatro el 29 de
marzo de 1806, esta vez con el título Leono-
re, alcanzando un éxito estimable.
Mucho después, en 1814, el músico de-
cidió desempolvar la partitura y revisarla a fon-
do, para lo que contó con el poeta, drama-
turgo y actor Georg Friedrich Treitschke. El
resultado, precedido de otra obertura, se es-
trenó, con el título de Fidelio, el 23 de mayo de
1814, esta vez en el Kärntertortheater, y tuvo
una excelente acogida. Desde siempre Fide-
lio se ha considerado una obra no ya repre-
sentativa de un canto al amor conyugal, fe-
minista a su modo, sino una creación por
encima de todo política, progresista, de ínfu-
las libertarias, que por ello mantiene hoy día
una vigencia extraordinaria en cualquier la-
titud. La obra ocupa, por muchas razones, y
a pesar de sus desigualdades, una posición úni-
ca en la historia de la ópera del XIX.
Es una obra que se inscribe en la estela
de lo que en Francia se dio en llamar opéra à
sauvetage (Retungsopern en alemán), ópera de
rescate, cuya máxima representante era Les
deux journées de Cherubini, en la línea ya mar-
cada, en 1798, por Pierre Gaveaux con su Léo- PUESTA EN ESCENA DEL FIDELIO DE CHRIS KRAUS, LEVANTADA EN EL

22 EL CULTURAL 13-11-2020
ÚNICA INCURSIÓN EN LA ÓPERA

rapto en el serrallo, La flauta mágica) o por Weber (Der Freischütz). del acto es el sobrecogedor coro de prisioneros, una página
Por otro, como en las obras del salzburgués, se enriquece con magistral, en la que se dan cita los elementos individuales y polí-
aportaciones de la escuela italiana, así la gran aria de Leonore ticos fundamentales del drama. Es una magnífica metáfora de la
–cuyo modelo es la de Fiordiligi del segundo acto de Così fan tut- condición humana y su sojuzgamiento bajo un poder injusto. Un
te–, esa impresionante Abscheulicher! Wo eilst du hin? Estamos ante canto de carácter auténticamente religioso: “¡O cielo! ¡Qué fe-
un expresivo canto de amor de un lirismo encendido, en cuya licidad! Libertad, ¿nos eres devuelta?” Para el musicólogo Ba-
parte allegro toma protagonismo un trío de trompas que dotan sil Deane no hay en la historia de la ópera un momento tan
al fragmento de una energía superior. Es el momento en el profundamente conmovedor, de significado tan universal, como
que todo el ímpetu de la mujer para abordar su aventura que- la salida de esos anónimos prisioneros de las tinieblas a la luz.
da concentrado: “Mi fuerza es la del deber que me inspira la cons- Beethoven desarrolló un segundo acto admirablemente cons-
tancia de los lazos del amor conyugal”. truido en el que se expone una suerte de utopía política libe-
radora. La patética aria de Florestan tras ese recitativo monu-
l género de ópera cómica de influencia francesa puede mental iniciado por un terrorífico sol natural agudo –Gott! Welch
A pertenecer todo el primer cuadro del primer acto, Dunkel hier!– expone una melodía que se contiene en el seno
ocupado por ese doméstico y un tanto insulso diálogo de las tres oberturas Leonore. Es fundamental el cuarteto entre
entre y Jaquino y Marzelline y la subsiguiente aria de ésta. Leonore, Florestan, Rocco y el recién llegado Pizarro, que vie-
Otra cosa es el cuarteto Mir ist so wunderbar, que nos adelanta ne con las aviesas intenciones de liquidar por sí mismo al pri-
ya algo del drama que va a sobrevenir; es un canon que nos sionero. Pero surge Leonore, que en un furibundo si bemol agu-
sumerge en otro mundo. Aquí toma una nueva dimensión ale- do revela su identidad. Tras un silencio impresionante
jada del texto original francés. Los cuatro personajes exponen sobreviene otra típica frase beethoveniana, envuelta en etérea
sus distintos pensamientos. Curiosamente, la aplicación de la es- calma. Entonces suena la trompeta –la que aparece en Leonore
tricta forma de canon proporciona a la música un especial pathos, III– anunciando la visita del ministro, lo que ocasiona un cie-
una humanidad de excelsa serenidad. El punto culminante rre espectacular y tumultuoso a la escena.
El finale se inicia con uno de los característicos crescendos
masivos del compositor. Un allegro vivace da paso al coro festi-
FIDELIO ES UNA METÁFORA DE LA vo. Tras la llegada del ministro don Fernando la multitud re-
clama el justo castigo para Pizarro. Leonore es invitada a reti-
CONDICIÓN HUMANA Y SU SOJUZGA- rar los grilletes a su marido y entonces, luego
MIENTO BAJO UN PODER INJUSTO. de un cambio de tonalidad, Beethoven in-
troduce oportunamente un extracto de su
UNIVERSAL Y CONMOVEDORA temprana Cantata a la muerte de José II, que ha-
bla del ascenso hacia la luz, lo que concede un
instante de serena reflexión sobre el miste-
rio de la gracia divina. El coro, sobre el exci-
tante presto molto final, introduce unas líneas
de la Oda a la alegría de Schiller: “Que el que
ha conquistado el amor de una noble mujer
una su alegría a la nuestra...”. Un cierre muy
lógico a este clima victorioso en el que la li-
bertad y el amor lo conquistan todo. “La mú-
sica –dijo una vez Beethoven– es una reve-
lación de más alto valor que toda sabiduría y
filosofía”. Y se pregunta Deane: “¿Se podría
contradecir al compositor después de la caí-
da del telón?”. La frase de Rolland es también
definitiva: “La gran y clásica humanidad de
Leonore –inaugurada en el Alceste y el Orfeo
de Gluck, así como en algunas escenas de Mo-
zart– permanece como un monumento de la
JJAVIER DEL REAL

mejor Europa, que en el umbral del siglo XIX


habían entrevisto Goethe y Beethoven y que
cien años de tormentos no habían permitido
TEATRO REAL EN 2008, CON CLAUDIO ABBADO GOBERNANDO EL FOSO realizar después”. ■

1 3 - 1 1 - 2 0 2 0 EL CULTURAL 23
BEETHOVEN 250

La huella del genio


en seis partituras
¿Qué ha enseñado Beethoven a nuestros compositores? ¿Cuál es su legado? ¿Figura
demasiado en las programaciones? ¿Su mejor obra? Seis compositores escriben sobre su
relación con el autor de la Gran Fuga. ¿El resultado? Un referente ético, un músico atem-
poral e independiente, un permanente laboratorio de ideas y un visionario que rompió las
reglas para ser escuchado por las nuevas generaciones, que aún se quedan sin aliento.

necesaria para sobrevivir. Él re-


Vivir presenta el nexo entre la admi-
ración pública y la incomprensión
en la música de este público ante lo diferen-
te. Desde mi punto de vista be-
Jesús Rueda neficia, da visibilidad, a la músi-
ca sinfónica.
e Beethoven he apren- Hay algo en la música de Bee-
D dido a no ser un compo- thoven que supera a muchos com-
sitor de fin de semana, positores, como su enorme poder
a intentar vivir con y en la músi- de conectividad y comunicación
ca como si fuera tu propio espa- con el oyente, tal vez basado en
cio doméstico, a no aceptar lo que sus cambios de ritmo y humor que
me viene impuesto (él ya lo sorprenden; también en el hilo
aprendió de Mozart) o, al menos, continuo temático, todo muy bien
a tener una posición crítica con las articulado. Sus fórmulas temáticas
modas imperantes. Me gusta su son sencillas, directas e inmedia-
ambición (superando la forma tas. Él era un gran improvisador
para rozar la Música), su diario, METTE PERREGAARD (uno de los más grandes de su
que no encuentro traducido en es- tiempo) y esta característica le per-
pañol (¡a qué espera Acantilado!), y su temperamento (de mal ge- mitía probar múltiples soluciones a los problemas musicales
nio pero al mismo tiempo con un amor inmenso por todo lo que constantemente le surgían.
que le rodeaba). Una de mis obras prefereidas es el Cuarteto n.13 (opus 130)
Su huella en la composición contemporánea la encontra- en su primerísima versión no publicada, pero que podemos fá-
mos, sin duda, en sus sinfonías y cuartetos. Pero sobre todo el Be- cilmente reconstruir. En los tiempos pasados la figura de editor
ethoven de la obra tardía –el de la forma musical incomprensible tenía un peso muy importante, tanto como para cambiar las obras
y que rompe la convención clásica– ha sido lo que ha marcado del último Beethoven y él asumirlo sin más. El caso es que el edi-
a fuego el siglo XX, basado en la incomprensión pública por su tor de Beethoven le recomendó eliminar el último movimiento
novedad, en el cambio hacia territorios desconocidos. En las pro- del cuarteto debido a su notable longitud y a los atrevimientos
gramaciones, nos aproximamos al punto en el que si no hay técnicos que planteaba. Beethoven escribió un nuevo final y el
Beethoven el público puede desinteresarse. Y, al contrario, si movimiento desgajado paso a ser una obra independiente que él
no hubiera Beethoven tal vez la música actual ya hubiera desa- bautizó como Gran Fuga, una pieza que ha alimentado no po-
parecido de los auditorios. Una cierta dosis de Beethoven es cos sueños creadores en los siglos sucesivos. ■

24 EL CULTURAL 13-11-2020
COMPOSITORES BAJO SU INFLUJO

Un creador
con superpoderes
Raquel García-Tomás

eethoven me enseñó a tocar el piano. La época de mi


B

SILVIA GÓMEZ CISNEROS


vida que más contacto tuve con su música fue durante
mis años de conservatorio. Siento que el hecho de ha-
berme iniciado en su obra a nivel práctico y no mediante el puro
análisis teórico me hizo crear una conexión más ‘táctil’ (o vis-
ceral). La huella de Beethoven en mi discurso musical se pue-
de encontrar en el uso que hago de células motívicas. Casi
todas mis piezas utilizan motivos reconocibles que se trans- Pensamiento vertical
forman y/o se reformulan conforme la obra se desarrolla. La
composición contemporánea es fruto de muchas ‘huellas’ que Fabián Panisello
no sólo vienen del mundo de la música clásica, ni siquiera
del de la música en el sentido más transversal. Me refiero a eethoven me ha puesto sobre varias pistas impor-
que hay muchos aspectos extramusicales que nos influyen. B tantes a nivel compositivo, tanto en su alto grado
No sabría decir cuál es ‘la huella’ de Beethoven, pero es de formalización sintáctica, como también desde su
evidente que algo nos debe haber llegado al siglo XXI: es trabajo en el ámbito celular y motívico. Destaca su pensa-
un compositor canónico que llevamos siglos estudiándolo miento ‘vertical’: implica un árbol genealógico de variación y
en los conservatorios. Su esencia se ha ido filtrando en el tra- derivación de ideas básicas enormemente activo y que sor-
bajo de intérpretes, compositores y directores. prende aún hoy por lo que tiene de atemporal o independiente
Beethoven no es el único omnipresente en los auditorios, de un estilo histórico concreto. Esto está directamente rela-
si bien es el que parece que más se suele programar cada cionado con uno de los temas clave en su obra: la variación que
temporada. Junto a él hay otros compositores que también irradia a cualquier compositor del presente que lo estudie
están presentes de manera regular, y que acaban configuran- detenidamente.
do una imagen canónica del repertorio. Esta imagen no sólo En cuanto a la forma global, me interesa especialmente
puede ser perjudicial para la música contemporánea sino cuando se salta las reglas autoinfringidas o de época y reúne
que también perjudica a los coetáneos de Beethoven que no en un movimiento elementos de varios (movimientos) dis-
entraron en el canon, como por ejemplo las mujeres compo- tintos, o cuando exacerba una idea simple o célula hasta la
sitoras o compositores no centroeuropeos. Entre sus obras, me exasperación y la convierte en motor de la composición. Tam-
gusta la Sonata nº1 en Fa menor (Op. 2 nº1). La toqué en mis años bién me fascina su uso del contraste en la obra instrumen-
mozos. Ahora, mientras la escucho, me dan unas ganas tre- tal, casi del género dramático. La verdad es que la relación
mendas de volverla a tocar. La sensación que tengo es que me de su obra con las formas heredadas o su concepto armónico
da alas, como si pudiera volar con superpoderes. Más allá de lo me han influido menos.
emocional, es una obra de gran calidad que está dedicada a Jo- Su omnipresencia en los auditorios diría que no es perju-
seph Haydn, un compositor al que también admiro. ■ dicial, pero sí creo que las versiones a menudo mediocres
que se escuchan no benefician ni al público ni al músico que
las interpreta. Creo en las versiones con riesgo, que por suer-
te también hay, aunque en mucha menor medida y por intér-
pretes que se cuestionan a fondo el lenguaje, que lo estu-
dian desde diversas perspectivas en vez de simplemente
repetir versiones standard. Si hay un trabajo de versión reno-
vado y profundo creo que pueden aportar mucho, dada la
extraordinaria calidad de muchas de sus obras.
De elegir una obra me quedaría con los cuartetos de cuer-
da en general, por representar una suerte de laboratorio de ideas
y soluciones en un formato a su vez de síntesis y al mismo tiem-
ROSA TAMARIT

po poderosamente expresivo. Difícil destacar uno: el op 95 en


Fa menor, pero también los últimos, la Gran Fuga... ■

1 3 - 1 1 - 2 0 2 0 EL CULTURAL 25
BEETHOVEN 250

e Beethoven se puede aprender desde el


Un genio D manejo emocional de la forma abstracta has-
ta el tema no melódico o su singular empleo
constructivo de las densidades. Mientras su música nos interese,
su influencia perdurará de las maneras más insospe-
Tomás Marco chadas porque si nos interesa más allá de su mo-
mento es porque su huella alcanza al nuestro. No sé
si con motivo del aniversario la presencia será excesiva pero lo cierto es que hace muchos años
que Beethoven se toca en los repertorios, especialmente los orquestales, mucho menos que otros
que no le son superiores. Ni él ni ningún compositor del pasado es perjudicial para la música con-
temporánea. Lo que es perjudicial es la rutina, la falta de criterio y la gazmoñería de la mayor par-
te de los organizadores y grandes intérpretes. Es difícil escoger una sola obra entre las muchas
importantes pero, si tengo que mencionar una de las grandes, me inclinaría por la Gran fuga op.133
VICENTE LÓPEZ TOFIÑO

ya que engloba todo su genio constructivo. Hay obras menores que de repente me interesan mu-
cho. Últimamente he estado deslumbrado por la Sonata n. 24 en fa sostenido mayor, op.78, ‘A Te-
resa’. Incluso he usado materiales de la misma para mi Ligetoven, la obra que escribí para el ci-
clo Beethoven-Ligeti del CNDM y el Círculo de Bellas Artes. ■

Un modelo de libertad
Teresa Catalán

ara mí fue un modelo de libertad. Recorrió el cami-

JULIO JAIME
P no que consideró necesario en su expresión. Con
honestidad y mucho talento dio importantísimos
pasos adelante. Beethoven es un referente ético, porque fue
consecuente con lo que quiso hacer. Su sombra se proyecta tin- Desde la cúspide luminosa
tando de forma indeleble el
camino de la historia de la mú- José María Sánchez-Verdú
sica. Es un imprescindible del
que aprender y con el que dis- isto desde la música de creación, Beethoven aparece
frutar. En algún sentido, los V siempre como una referencia en múltiples aspec-
clásicos nos hacen una com- tos. Siempre está (o su aura). La obra de Beetho-
petencia desleal (esta frase es ven atesora un espíritu crítico estético e histórico enorme. El
de uno de mis maestros, esfuerzo, la exigencia, la lucha con la forma y con los mode-
Ramón Barce), y es verdad los históricos, son parte esencial de todo su legado, desde los
que para el espectador es más continuos borradores y su gran corpus creativo hasta sus car-
amable escuchar una obra que tas o sus cuadernos de conversaciones. Su huella es una som-
ya tiene un modelo previo, bra muy alargada que tapa, oscurece y abraza a la vez a nu-
que le confirma en el acomo- merosísimos nombres de la creación posteriores. Beethoven
do de lo conocido, antes de observa alzado desde una alta cúspide luminosa. Es una re-
CELIA BERLINCHES verse obligado a descubrir un ferencia siempre actual. Y nuestra sociedad también ha po-
contenido al que se debe en- tenciado y exprimido esa elevación de su figura como genio, sin
frentar sin expectativa. Está bien que el espectador reciba el re- separar esa visión decimonónica romántica de la visión que pue-
pertorio histórico, pero no solamente. Las estadísticas de- de articular hoy en nuestra sociedad. De su obra apuesto por
muestran que la música hasta el siglo XIX está sobreprogramada, la Gran Fuga para cuarteto de cuerda. Es una obra maestra de
y no solo en las orquestas. Los programadores deberían incluir un visionario que rompe los marcos, expande los límites, aúna
con regularidad las propuestas de los compositores vivos. Pro- y relee múltiples aspectos de la propia tradición, y a la vez
bablemente, el caladero de la creación musical contemporánea lanza una propuesta hacia un futuro en el que todavía nos
no es el de los abonados a los ciclos sinfónicos, sino el del pú- deja sin aliento hoy, observando y escuchando cómo de libre
blico que consume la producción más reciente. ■ y sin fronteras fue su creación, su mundo y sus utopías. ■

26 EL CULTURAL 13-11-2020
GALERÍA HELGA DE ALVEAR
Doctor Fourquet 12, 28012 Madrid I 34 91 468 05 06 I www.helgadealvear.com

19 noviembre - 28 noviembre 2020

Santiago Sierra
La gran fila

10 diciembre 2020 - 6 febrero 2021

James Casebere
On the Water’s Edge

MUSEO DE ARTE CONTEMPORÁNEO HELGA DE ALVEAR


www.fundacionhelgadealvear.es
BEETHOVEN 250

Un siglo (o dos) por


Es grande la tentación de calificar a este úl-
timo Beethoven como moderno o vanguardista,
pese al anacronismo con que nos chocan estas
palabras aplicadas a los años diez y veinte del si-

delante de todos
glo XIX. El hecho es que la trascendencia de
la figura de Beethoven, comparable solo a la
de Bach, hace que su trayectoria se nos apa-
rezca desplegada en dos dimensiones tempora-
les paralelas. Las célebres tres etapas del viaje
Beethoven marcó en el siglo XIX algunos itinerarios que no se de Beethoven –o, más bien, el continuo que
recorrieron hasta el XX, y veremos si en el XXI. Fue un claro las abarca– se desarrollan, por una parte, en un
tiempo biográfico, que medimos en años. El Be-
precursor de la modernidad, que pasó de la efusión emocional ethoven clásico trabaja, aproximadamente, en-
a la instrospección íntima y aislada. tre 1785 y 1802, con una edad entre los quince
y la treintena; el ‘heroico’, en el decenio si-
guiente y, el tardío, desde 1813, aproximada-
ÁLVARO GUIBERT mente, hasta su muerte a los 57 años, en 1827.
Pero la obra de Beethoven se despliega a la

L
a figura y la obra de Beethoven producen una vez en una flecha de tiempo más amplia, de dimensión histó-
sensación tan clara de progreso, de avance en rica, que no podemos medir más que en siglos. Beethoven,
el camino, que todos coinciden en describir su que nace en el XVIII, en la Alemania de la Ilustración, hace
catálogo de composiciones como un viaje que, sonar en sus primeras obras los últimos ecos del Antiguo Régi-
parte del mundo clásico, construye el románti- men, reúne en las siguientes toda la vehemencia emocional y
co, lo recorre hasta dejarlo atrás y termina llegando –a la vez la fuerza emancipadora de la revolución, creando una música que
que creando– un universo nuevo. Tradicionalmente, ese viaje define los términos en que se librará la batalla romántica durante
se ha simplificado en tres jornadas: los célebres tres estilos o tres todo el siglo XIX y, en sus últimas composiciones, abre un ca-
maneras de Beethoven: la clásica, la heroica y la tercera o tardía, mino sonoro que no será recorrido hasta el siglo XX. No exa-
que no tiene sobrenombre descriptivo, sino solo cronológico, geraré diciendo que también el XXI, porque aún estamos tra-
lo que da una idea de lo misterioso que resulta este último es- tando de saber por dónde va nuestro siglo.
tilo. Abundando en la simplificación, se puede decir que a la ma-
nera clásica pertenecen, entre otras obras, las dos primeras sin-
fonías, los dos primeros conciertos para piano y la primera ¿Q ué hay de moderno en las últimas sonatas y los últimos
cuartetos de Beethoven? ¿Por qué llamar a esa músi-
colección de cuartetos. Son obras de aspecto y contenido no- ca vanguardista y no sencillamente rara? El último Bee-
vedoso, pero que se insertan en la estela de Haydn, Mozart o Cle- thoven es moderno por antirromántico: abandona la agita-
menti. No ocurre así en las siguientes sinfonías, desde la He- ción, la desmesura, la grandiosidad y la expresividad directa
roica hasta la Octava, los tres últimos conciertos para piano, los en favor de una actitud serena y recogida y de una expresión se-
cinco cuartetos centrales, la única ópera, Fidelio, y la sonata de cundaria, que guarda el botín de la creación tras una celosía
violín A Kreutzer, que conforman, con otras, la etapa heroica. Son de innovación árida, como harán luego muchos músicos mo-
obras de dimensiones desbordantes y de un dramatismo y po- dernos. Con ellos comparte, además, un rasgo técnico: la ten-
der expresivo nunca oídos hasta entonces. De hecho, algunas de dencia a recurrir al contrapunto, que culmina con la avasalladora
ellas fueron recibidas con recelo. Aún andaban sus coetáneos Gran fuga. Las construcciones sonoras de Anton Webern, que
lidiando con estas novedades y tratando de inspirarán, por adhesión o rechazo, a casi
encaramarse a estas alturas, cuando Beet- todos los compositores del siglo XX, tienen
hoven subió un tercer escalón y se instaló EL ÚLTIMO BEETHOVEN el mismo fundamento contrapuntístico
en unos oteros asombrosos, lugares de se- que muchas de las obras tardías de
renidad y vértigo, saturados de luz, desde ES MODERNO POR ANTI- Beethoven. En ellas, Beethoven se mues-
los que se adivinan los rasgos de una mú- tra como un creador íntimo, que no
sica que sus colegas compositores tardarían
RROMÁNTICO: DEJA LA busca la universalidad de manera
un siglo en escribir y el público, algunos de- AGITACIÓN Y LA DESME- inmediata, sino que la alcanza, como los sa-
cenios más en aceptar. Hablamos de las cin- bios de la antigüedad, a base de intros-
co últimas sonatas para piano, los últimos SURA EN FAVOR DE LA pección y aislamiento. En eso de subirse
seis cuartetos de cuerda, la Misa solemne y INNOVACIÓN ÁRIDA a la torre de marfil –más, me temo, que
la Novena sinfonía. en lo de alcanzar la universalidad– Beet-

28 EL CULTURAL 13-11-2020
SALVADOR DALÍ:
CABEZA DE BEETHOVEN
(1973).FUNDACIÓN
GALA-SALVADOR DALÍ

hoven fue seguido también por los modernos. Consecuencia de tonces de las sinfonías), Beethoven escoge como música prin-
esta actitud creativa es, en ambos casos, la necesidad de una es- cipal un himno sencillo, fácil de oír y memorizar, y lo trata,
cucha activa por parte del público. La idea de que escuchar mú- además, de manera transparente para el espectador. Esta vez
sica tuviera que ser una experiencia amable, la había quebra- Beethoven apela directamente a todos, a las masas, a los mi-
do Beethoven ya en sus cuartetos Razumovsky y la abandonó llones de la oda de Schiller. Dos años después, en sus dos últi-
por entero en sus últimas composiciones. ¿Por entero? En re- mas composiciones, el Cuarteto opus 135, y la segunda versión
alidad, no. del final del Opus 130, Beethoven adopta también un estilo cer-
Hay al menos dos ocasiones en las que el último Beetho- cano. Nos lo imaginamos girando en su formidable ascensión
ven baja de la torre y se codea con sus congéneres. La prime- en espiral, regresando una y otra vez al pasado, aunque viéndolo
ra, durante la composición de la Novena sinfonía. Entre inno- desde cada vez más arriba. En el último giro, hay una mirada
vaciones inimaginables (incluidas la de tomar como asunto para a las formas clásicas y, a la vez, al futuro. Eso mismo, crear futuro
la obra de arte la propia duda del artista al crear y la de rom- mirando a los clásicos, es lo que harán los compositores mo-
per el principio de abstracción instrumental, propio hasta en- dernos al poco de establecida la modernidad. ■

1 3 - 1 1 - 2 0 2 0 EL CULTURAL 29
BEETHOVEN 250

Calabazas y amores inmortales


La relación con el universo femenino fue una fuente de desdichas recurrente en la vida de Beethoven. La historiadora y
crítica musical Victora Stapells, coautora también de Beethoven: un retrato vienés (Tirant), repasa las mujeres que le
inspiraron algunas de sus partituras y desvela la identidad de la ‘amada inmortal’, a la que remitió apasionadas cartas.

VICTORIA STAPELLS

P
ese a que tenía numero- nudo, pero por poco tiempo…”. En su Una vez establecida su residencia en
sas amigas, alumnas y juventud, y antes de marcharse de Bonn, Viena en 1792, la vida del genio se cru-
mecenas, Beethoven no se fijó en Jeanette d’Honrath y Eleono- zaba con muchas mujeres bellas y ta-
conseguía nunca mante- re Breuning. Posteriormente, en torno a lentosas. Hablaremos de algunas de ellas.
ner una relación amoro- 1800, se encaprichó de la joven Giuletta Therese Malfatti (1792-1851) era hija de
sa duradera. Su amigo Ferdinand Ries es- Guicciardi; en su dedicatoria de la sona- uno de sus médicos. El compositor sin-
cribió: “Beethoven disfrutaba mucho ta Claro de luna recordaba los momentos tió una atracción especial por su destreza
de la compañía de las mujeres, especial- felices que había pasado con ella, aunque al piano y le envió algunas de sus com-
mente de las de rostro bello y juvenil (…) como Daniel Barenboim sugiere, el pri- posiciones para que practicara. Pidió su
si veíamos a una joven hermosa, se gira- mer movimiento sea una especie de mar- mano en matrimonio pero fue rechaza-
ba, la observaba directamente a través de cha fúnebre, clara alusión al final de su re- do. Es preciso añadir que ha existido cier-
sus anteojos (…) Se enamoraba a me- lación con la bella muchacha. ta controversia sobre la dedicatoria de

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EL HOMBRE RECHAZADO

ANTONIE BRENTANO RETRATADA


POR JOSEPH KARL STIELER (1808); GIULETTA
GUICCIARDI Y THERESE MALFATTI

piró hasta tal punto al músico que le llegó


a dirigir nada menos que 14 cartas de amor
entre 1804 y 1807, llamándola su “única
amada”; y compuso para ella la canción An
die Hoffnung, op.32 (A la esperanza). Du-
rante el invierno de 1805, escribió: “Mis
sentimientos de amor por vos, estimada
Josephine, comenzaron a florecer en mi
interior y fueron creciendo más y más”.
Durante sus dos matrimonios infelices, los
momentos de placer para Josephine fue-
ron, seguramente, sus lecciones de piano.
A Therese le decepcionó enormemente
el rechazo de su hermana al compositor:
“El amor materno la llevó a renunciar a su
propia felicidad… ¿qué no habría podi-
do hacer ella de este Héroe?”.

N o cabe duda del hechizo que


Amalie Sebald (1787-1846),
cantante berlinesa, ejercía so-
bre el genio: “Si la luna brilla esta no-
che tanto como el sol durante el día,
veréis al más pequeño de los seres en
vuestra casa”. Bettina Brentano (1785-
Für Elise en 1810. Pudo transcribirse in- ENTRE SUS OBJETOS 1859), o Elizabeth Arnim, era, por su par-
correctamente y que su destinataria te, escritora y amiga de Goethe. Es po-
podría haber sido, en realidad, There- PERSONALES, SE EN- sible que Beethoven albergara algún
se; de hecho, durante un tiempo, tuvo en sentimiento hacia la joven. “Si Dios me
CONTRÓ UNA EPÍSTOLA
su poder la partitura autografiada. concede unos pocos años más, debo vol-
Anna Marie Erdödy (1778/9-1837) era ARDIENTE DE 1812: ver a veros, querida Bettina; así me lo dice
una condesa húngara y pianista de gran mi voz interior, que jamás se equivoca.
talento que tocaba las obras del compo- “HARÉ POSIBLE QUE Las mentes también pueden amarse”. Y
sitor. Coincidió con él a partir de 1808 PODAMOS VIVIR JUNTOS” firmaba: “Vuestro más sincero amigo y
cuando organizaba fiestas con actuacio- hermano sordo, Beethoven”.
nes del genio. Era “mujer hermosa, me- Estas mujeres, y otras cuyos nombres
nuda, delicada”, pero sufría una enfer- no ha revelado la historia, iban y venían
medad incurable y “renqueaba con sus de húngaro, recibieron clases del genio en la vida del compositor. Pero hubo una
pies hinchados de un fortepiano a otro”. durante unas semanas de 1799 en Viena. que tuvo en él un impacto mayor que
Son detalles enunciados por J. R. Reich- En sus memorias recuerda la amistad con ninguna otra y está rodeada del mayor de
hardt y recogidos por H. C. Robins Lan- la primera, que duró hasta el final de su los misterios, objeto de ensayos, tesis
don en Beethoven, his Life, Work and World. vida. Nunca se casó y murió a la avanza- académicas, conferencias, películas y no-
El compositor la llamaba su beichtvater da edad de 86 años. Puede que junto a velas. A causa de una larga declaración de
(padre confesor) y en 1819 le envió su su cama hubiera un retrato de Beethoven, amor que se encontró entre sus objetos
felicitación de año nuevo bajo forma de que le dedicó su Sonata para piano n. º personales a su muerte, las posibles fé-
un canon, catalogado como WoO176. A 24, op. 78. Por su parte, Josephine von minas que encendían las emociones de
ella, fueron dedicados los dos Tríos para Brunsvik (1779-1821) fue descrita por su Beethoven han ido variando a cada ge-
piano, op. 70. hermana como una mujer “siempre gra- neración de investigadores. Esta epístola
Therese von Brunsvik (1775-1861) y ciosa y distinguida; (con) un tacto per- se ha convertido en una de las más fa-
su hermana Josephine, hijas de un con- fecto y un gusto muy refinado”. Esta ins- mosas de todos los tiempos. En ella no

1 3 - 1 1 - 2 0 2 0 EL CULTURAL 31
BEETHOVEN 250

constaba ni la dirección ni el nombre de una mujer de rasgos bellos y fuerte per- junio de 1823: “Treinta y tres variacio-
la destinataria. Titulada para la posteridad sonalidad. Hija de un diplomático aus- nes sobre un Vals [de Diabelli] para pia-
como carta “a la amada inmortal”, era triaco, coleccionista de arte y secretario de noforte, respetuosamente dedicadas a
un ardiente y efusivo texto escrito a lá- la corte, adoraba a su padre. Sin embar- Frau Antonie Brentano, y compuestas
piz entre el lunes 6 y el martes 7 de ju- go él la obligo a casarse con un rico mer- por Ludwig von Beethoven, op. 120”.
lio. Parece que el año pudo ser 1812 por cader de Frankfurt quince años mayor
la marca de agua del papel y las circuns- que ella con quien tuvo cuatro hijos. n lo que respecta al verano de
tancias personales del compositor. Volvía a Viena a menudo y probable- E 1812, el estudioso Maynard So-
A finales de junio, el músico se diri- mente, en mayo de 1810, conoció a Be- lomon examinó una serie de do-
gió hacia Teplice para disfrutar de sus ter- ethoven. Meses después escribió: “[Be- cumentos de aquella época que incluían
mas. La mañana del 6 de julio comenzó ethoven] camina como un dios entre listas de pasajeros de diligencias, registros
a redactar su primera carta: “Mi ángel, mortales; su excelsa actitud contrasta con de hoteles y previsiones meteorológicas,
mi vida, ¿puede nuestro amor existir si no la realidad mundana...”. tras lo cual defendió que Antonie era la
es con sacrificios, sin desearlo todo? (...) Si Por parte del compositor, la primera mujer para la que Beethoven había es-
pudiéramos estar unidos, sentiríais este versión de su canción An die Geliebte crito la apasionada carta. Dio a luz a su
dolor tan poco como yo. Quizá nos veamos WoO140 se presentó a Antonie –se ob- último hijo ocho meses después de su en-
pronto...”. Aquella tarde continuó: “Haré serva la letra de ella en una esquina de la cuentro con Beethoven en Teplice. El po-
posible, para vos y para mí, que podamos primera página–, además, era para piano bre niño nació con severos problemas tan-
vivir juntos. ¡Viviremos una vida maravi- y guitarra, y Antonie era una consumada to físicos como mentales e hizo sufrir a
llosa! (...) Sin embargo, por mucho que me guitarrista. Fue una de las varias com- su madre a lo largo de su vida hasta su
améis, yo os amo más aún. (...) Oh, Dios… posiciones de aquella época en las que muerte en 1850.
¿no es nuestro amor algo auténticamen- Beethoven, siempre con mensajes de Antonie sublimó el amor que le pro-
te celestial?”. El 7 de julio por la maña- dedicatoria, expresaba su amor: “De- fesaba en una actitud de devoción y total
na escribiría su última carta: “Cuando to- jadme beber de vuestra mejilla la lágri- fidelidad. Encontró consuelo en la igle-
davía estoy en la cama, mis pensamientos ma caída de vuestros plácidos ojos…”. sia y como filántropa de las artes. Por des-
se vuelven hacia vos, mi amada inmor- En 1821-1822, pensaba en Antonie gracia, la correspondencia que mantuvo
tal. Esperando lo que el destino nos de- Brentano mientras componía sus Sona- con Ludwig se ha perdido. No obstan-
pare (...) nunca habrá nadie que posea tas 31 op. 110 y 32 op. 111. Sin embar- te, en su diario encontramos una anota-
mi corazón (…) Oh, Dios, ¿por qué debe go, la única dedicatoria completa data de ción sin fecha: “Existe entre las personas
uno abandonar a quien tanto ama? Mi vida una comunión espiritual y emocional que
en V[iena] es miserable...”. Beethoven fir- no es necesario preparar. Se entienden
ma sus cartas como “Vuestro, Ludwig” en un instante”.
o “L, que os ama”; y en la última añade: Pero para Beethoven esta relación fue
“Eternamente vuestro, eternamente mía, otra experiencia de amor no correspon-
eternamente nuestros”. dido. En 1816 le envió una copia del re-
trato que le hizo Blasius Höfel, en la que
e la lectura de las cartas se ex- escribió: “Un grabado que representa mi
D trae que la anónima mujer de- rostro; muchas personas ven en él tam-
bió de encontrarse por las mis- bién el reflejo de mi alma”.
mas fechas con Beethoven y alojarse Beethoven concluyó su ciclo de seis
cerca de él, pues el compositor hace re- canciones An die ferne Geliebte (A la amada
ferencia a su proximidad. ¿Quién era ella? lejana) en abril de 1816 con los textos de
¿Recibió realmente estas cartas? Si así un joven estudiante de medicina en Vie-
fuera, ¿sería todavía posible encontrar al- na, Aloïs Isidor Jeitteles. Solomon con-
guna clave para averiguar su identidad en cluye que Beethoven estaba pensando en
algún estante o cajón polvoriento? La in- Antonie cuando las compuso aunque no
vestigación cuidadosa y las teorías más re- pudiera nombrarla expresamente. Aque-
cientes nos llevan a pensar en alguien llos poemas de amor melancólicos e in-
que reflejaba la intensidad de una rela- tensamente anhelantes, situados en un
ción entre dos personas apasionadas que entorno rural, habían llegado al alma del
sentían una gran incertidumbre por su compositor para quien sus relaciones con
futuro. PRIMERA PÁGINA DE LA MISTERIOSA CARTA las mujeres fueron fuente de desdicha
Antonie Brentano (1790-1869) fue ‘A LA AMADA INMORTAL’ durante toda su vida. ■

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BEETHOVEN 250

Bonn-Viena,
el eje existencial
Beethoven amó Bonn: su círculo de amigos, sus calles, sus paisajes...
Allí forjó su personalidad, a base de dificultades familiares y económicas. Pero
el triunfo imperecedero se lo brindó Viena, capital de la música entonces, y
donde, a su muerte, en 1827, se movilizaron 20.000 personas para glorificarle.

Entre su casa natal, en la calle se exhibe el último pianoforte Em Höttche, que ha


Bongasse número 20 de Bonn que utilizó, con sus teclas des- mantenido un ‘criterio
(pleno centro histórico), y su gastadas por el impacto violen- historicista’ en su deco-
tumba, en el Cementerio Cen- to de sus dedos, que intentaban ración. Allí, dicen, acudía
tral de Viena, median 56 años extraerle una vibración sufi- a bailar con un ligue
de una fructífera pero ator- ciente para que su maltrecho suyo, antes de que su re-
mentada existencia. Son el aparato auditivo pudiera per- lación con las mujeres
punto de partida y de llegada cibirla. El edificio fue remo- deviniera en desastre ab-
del itinerario vital de Beetho- delado recientemente para soluto. Beethoven goza-
ven. Miden la distancia que va ofrecer sus mejores galas en el ba asimismo los paseos
del niño introvertido que, por aniversario. A finales del siglo por las colinas que la ro-
culpa de la prematura muerte XIX, tras acoger un cabaret en dean la urbe renana: la
de su madre y el alcoholismo el que se lucían mujeres ligeras naturaleza era un claus-
de su padre, tuvo que hacerse de ropa, amenazaba ruina. Un tro inspirador para él.
un hombre demasiado rápido y grupo de amigos, agrupados en Vería también con
aquel sordo huraño que con- torno al editor Hermann Neus- agrado que le han erigi-
gregó en su funeral a más de ser, lo compraron y lo sanearon. do una imponente esta-
20.000 personas, hito primige- Poco después fueron adqui- tua en la Münsterplatz,
nio en la construcción post mor- riendo el fondo documental frente a la catedral, y
tem del mito. Ambos lugares son que constituye la base de la co- que se ha bautizado una
destinos de peregrinaciones lección actual. Aparte de a sala de conciertos con su
masivas cada año. Coinciden tu- Neusser, hay mucho que agra- nombre, la Beethoven-
ristas de curiosidad efímera (la decer al vigilante que, en 1944, halle, inaugurada por
del selfie compulsivo) y meló- se la jugó lanzando al jardín ve- Paul Hindemith con su
manos a los que se les caen las cino las bombas incendiarias Nobilissima visione en
lágrimas de emoción. La fuerza que le llovieron desde los avio- 1959. Aunque esta de-
magnética del tótem ya hace nes aliados. nominación fue impulsada ya fugio de los artistas de Bonn,
décadas que no discrimina. por Liszt en el siglo XIX, donde paladeaba el placer del
En Bongasse 20 hoy se alza JOVEN BAILONGO cuando se celebró el primer intercambio de ideas en ma-
la Casa Museo del compositor. Beethoven sería muy feliz si Beethovenfest. En la actuali- teria política, filosófica, litera-
Custodia el archivo de parti- pudiera verlo. Comprobaría dad, cada mes de septiembre, ria… Un despertar que aconte-
turas (autógrafas algunas, como que su vocación de posteridad este festival convoca a decenas ció en compañía de las familias
la de la Sexta sinfonía y la de la habría cristalizado en la ciudad de orquestas y ensembles en del conde Ferdinand von
sonata Claro de luna) y docu- a la que tan apegado se sentía. torno a las partituras de su rica Waldstein y del doctor Franz
mentos de Beethoven más im- No solo al círculo de amista- cosecha. Gerhard. Aunque la influen-
portante del mundo, un festín des que había trabado allí sino Esa riqueza empezó a ger- cia más fecunda fue la de Ch-
para investigadores. También también a sus tabernas, como la minar en el Zehrgarten, el re- ristian Gottlob Neefe, que re-

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UNA VIDA, DOS CIUDADES

PATIO DEL MUSEO


BEETHOVEN DE VIENA

PAUL BAUER

caló en Bonn como organista de ES DIFÍCIL SEGUIRLE LA PISTA EN VIENA: bien temperado de Bach, otra ilu-
la corte del arzobispo y prínci- minación.
pe elector de Colonia Maximi- HABITÓ EN UNAS SETENTA CASAS, PRUEBA Las capacidades descomu-
liamo Federico. Neefe disparó nales de Beethoven acabaron
las inquietudes del joven, has-
DEL CAOS DOMÉSTICO QUE FUE SU VIDA desbordando los miserables ob-
ta entonces embridado por su jetivos de su progenitor y, a la
padre, que, como hiciera tam- larga, las fronteras de Bonn.
bién el de Mozart, lucía a su en Colonia en 1778. Gracias a su Después de esas lecturas ya Viena era el epicentro mun-
vástago como un niño prodigio nuevo mentor, Beethoven se nada podía ser igual, claro. Me- dial de la música. Instalarse allí
en recitales de piano, una hu- empapó en Shakespeare, Schi- nos todavía cuando Neefe puso era un peaje inevitable para se-
millante errancia que comenzó ller, Voltaire, Beaumarchais… también en sus manos El clave guir ampliando su formación.

1 3 - 1 1 - 2 0 2 0 EL CULTURAL 35
BEETHOVEN 250

Neefe, al diseccionar su pri- SU CASA NATAL EXHIBE PARTITURAS pietario. Posee una preciosa
mera composición (Nueve va- vista desde su cuarta planta so-
riaciones sobre una marcha de AUTÓGRAFAS COMO LA DE LA SONATA bre la Ringstrasse y la Univer-
Ernst Christoph Dressler), que sidad. En ella trabajó en su
CLARO DE LUNA Y LA SEXTA SINFONÍA
manufacturó con tan ópera Fidelio y en piezas
sólo 11 años, advirtió: de piano como la famo-
“Se convertirá en un se- sa Para Elisa. La ocupó
gundo Mozart”). Y pre- intermitentemente en-
cisamente la leyenda le tre 1804 y 1815. Un año
sitúa, cuando cumplió antes de este último, en
16, en Viena, tocando 1814, había comenzado
ante el autor de La flau- el Congreso de Viena,
ta mágica, que al escu- un acontecimiento clave
charlo hizo su propio va- que hizo de Viena un
ticinio: “Fijaos en ese aleph diplomático y polí-
chico, algún día el mun- tico. Destinado a restau-
do hablará de él”. La in- rar el orden internacional
tención de ponerse bajo tras los ‘desmanes’ de
su instrucción la truncó la Napoléon, devino tam-
tuberculosis de su ma- bién en una gigantesca y
dre. Beethoven debió re- prolongada francachela
gresar para enterrarla y donde la música, escan-
asumir responsabilida- ciada en cientos de fies-
des domésticas excesivas tas y recepciones, cobró
para un adolescente, in- un protagonismo abso-
cluso de aquella época. luto. Beethoven compu-
Pero retornar a Viena era so al efecto una cantata,
estrictamente necesario, El momento glorioso, de-
así que cinco años des- dicada a los jerifes reuni-
pués estaba de nuevo en dos.
la capital austriaca. Ya era una estrella,
Haydn tomó el relevo de que había estrenado en
MICHAEL SONDERMANN

Neefe, inculcándole los el Theater an der Wien o


patrones compositivos el Kärntnertortheater. El
clasicistas, que luego big bang de su populari-
trascendería. dad había estallado y
ESTATUA DE BEETHOVEN EN LA MÜNSTERPLAZT DE BONN nada iba a parar su ex-
AL BORDE DEL SUICIDIO pansión. Lo evidenció la
En Viena ya permaneció el res- blemente la conexión con su me. Ese domicilio, en Probus- multitud que se movilizó en su
to de su vida, es decir, 35 años entorno. En su casa de Heile- gasse, 6, donde compuso la Sin- entierro. Y las diversas necro-
seguidos. Allí sobrevino el genstadt, entonces municipio fonía Heroica, acoge el Museo logías ditirámbicas que apare-
triunfo y el reconocimiento. independiente y hoy parte del Beethoven de Viena, donde se cieron en los papeles. Buen
Pero su relación con la ciudad elegante distrito vienés de Dö- muestra una panoplia de sus ejemplo es la publicada por el
(y sus habitantes) fue difícil. bling, fue donde escribió el fa- pedestres audífonos (léase doctor Wilhelm Christian Mü-
Bien es cierto que estuvo muy moso testamento en el que ex- trompetillas). ller en Allgemaine Musikalische
mediatizada por la tirantez presa su desesperación por ese Su pista en Viena es com- Zeitung, en la que le dedicaba
constante con sus mecenas y tormento íntimo: el de un mú- plicada de seguir. Habitó en esta elocuente enumeración:
editores: su tozuda genialidad sico incapaz de oír. El suicidio unas setenta casas, claro signo “La más sublime majestuosi-
era difícil de encarrilar por los se perfila entonces como una del caos doméstico en que se dad, la melancolía más profun-
gustos musicales en boga. La solución pero su creencia de convirtió su vida. Hoy se con- da, la delicadeza más sutil, la
sordera, además, se le empezó que estaba destinado a escri- serva una en su estado original, broma más caprichosa, la senci-
a manifestar poco tiempo des- bir una página imperecedera en la conocida como Pasquala- llez más infantil y el más alo-
pués, distorsionando inevita- la historia de la música le redi- tihaus, por el nombre de su pro- cado regocijo”. ALBERTO OJEDA

36 EL CULTURAL 13-11-2020
EL CULTURAL | ESPECIAL
© BEETHOVEN JUBILÄUMS GESELLSCHAFT GMBH / SONJA WERNER

© GNTB / FRANCESCO CAROVILLANO


ESTATUA DE BEETHOVEN EN BONN Y PANORÁMICA DE LA CIUDAD EN LA QUE SE OBSERVAN ALGUNAS DE SUS SIETE COLINAS

Alemania, a vista
SON MUCHOS LOS LUGARES gráfica así como objetos
de Alemania donde los de uso cotidiano, instru-
viajeros amantes de la mentos, material de ar-
cultura y de la música chivo y representaciones
pueden encontrar y dis-
frutar la herencia de
Beethoven. Más allá de
Bonn, su ciudad natal, y
de Beethoven de Beethoven y su ma-
dre pertenecientes al
arte más reciente. Tan-
to marcó esta geografía al
Bonn, su ciudad natal, y la naturaleza que la rodea
más allá de este 2020, músico que el día de su
año en el que se cele- (incluidos el Rin, sus colinas y las localidades vecinas) muerte pidió que le tra-
bran los 250 años de su jeran vino añejo del Rin
marcaron la personalidad y la obra de Beethoven. Las
nacimiento. Y es que el y de la zona de Mosela.
compositor dejó en Ale- recorremos en el 250 aniversario de su nacimiento. Otra manera de su-
mania una huella muy mergirnos en el mundo
profunda tanto por su de Beethoven es a través
música universal como por su condición perciben en la nueva ruta abierta en Sie- del podcast al que lleva el código QR que
de viajero. Bonn se sitúa en el valle del berngebirge. aparece bajo estas líneas y en algunas
Medio Rin. Entre las montañas de Sie- Con ocho años Beethoven viajó has- de las actividades que se han preparado
bengebirge (Siete Colinas) pasó los pri- ta la cercana Colonia para dar un con- en Bonn con motivo de su 250 aniver-
meros 22 años de su vida. Entre sus edi- cierto. Entre las paradas de su gira in- sario. Entre las más destacadas, el con-
ficios se encuentra su casa natal, las cluyó Coblenza, Limburgo, Fráncfort del cierto del 17 de diciembre a cargo de Da-
tabernas que frecuentaba y sus rinco- Meno, Wurzburgo, Núremberg y Ra- niel Baremboim, que dirigirá a la
nes preferidos, que le sirvieron de ins- tisbona. Otro de sus viajes lo realizó en West-Eastern-Divan Orchester, la expo-
piración para sus grandes creaciones. 1791 con su patrón, el Príncipe elector sición Inside Beethoven!, que podrá verse
En las 22 paradas históricas del re- Maximiliano Francisco, con el que re- en su casa natal desde el 13 de marzo has-
corrido “BTHVN” (consonantes de su corrió los ríos Rin y Meno en barco, ha- ta el 16 de mayo de 2021, la semana
apellido, con las que firmaba) se pueden ciendo una breve parada en Aschaffem- BTHVN 2021 (12 al 14 de mayo) y el
apreciar hasta qué punto la ciudad marcó burgo. Cinco años más tarde una de sus Festival Beethoven (20 de agosto al 10
su carácter indomable. El joven com- giras de conciertos más importante lo lle- de septiembre). IVÁN CORREA SANZ
positor acostumbraba a observar y a apre- varía a Dresde, Leipzig y Berlín.
ciar la belleza de su paisaje con un te- En una de esas localidades, en Eh- En este podcast pueden descubrirse
lescopio. En las excursiones a Bad renbreitstein (Coblenza), se encuentra la la ciudad natal de Beethoven, sus viajes
Godesberg, Königswinter y Siegburg casa natal de su madre, María Magdale- por Alemania así como monumentos
pueden rastrearse sus primeras y deci- na, donde puede verse una exposición y museos que lo recuerdan.
didas inquietudes. Las mismas que se sobre su vida que incluye pinturas y obra www.germany.travel/beethoven
BEETHOVEN 250

La Novena con la que


ficción, haciendo hincapié en
su estatus de genio románti-
co. En la época del cine mudo,
encontramos filmes de corto

Kubrick sacudió el cine metraje como Beethoven (1908),


de Victorin-Hippolyte Jasse,
donde vemos sobre todo a un
Buñuel, Hitchcock, Scorsese, Spielberg... Los grandes maestros del cine han utilizado hombre pasional.

(con mayor o menor tino) las vigorosas composiciones de Beethoven. También ha AMOR INMORTAL
En 1936 aparece la primera
habido acercamientos a su inmensa figura desde la ficción, pero con escasa fortuna.
película que indaga en el tema
de la ‘amada inmortal’, cuya
identidad sigue siendo un mis-
ED HARRIS INTERPRETA
AL COMPOSITOR EN terio. Se trata de Un gran amor
COPYING BEETHOVEN de Beethoven (Abel Gance), que
apuesta por Giulietta Guicciar-
di, una de las candidatas más ci-
tadas. En 1994, en Amor inmor-
tal, Bernard Rose planteaba
otra hipótesis: que era su cuña-
da Johanna, algo improbable
según los expertos.
Otros filmes han preferido
partir de una obra del compo-
sitor, como es el caso de Heroica
(Walter Kolm-Veltée, 1949).
Aquí asistimos al desencanto de
Beethoven con Napoleón, al
que le iba a dedicar la Tercera
sinfonía, un argumento sobre
el que volverá Simon Cellan-Jo-
La lista de cineastas que han re- imágenes de violencia y sexo, y la Sinfonía No. 6, op. 68 es la pro- nes en un telefilme de la BBC
currido a Beethoven para la en su espíritu una poderosa eu- tagonista de una de las mági- de 2003 con Ian Hart como pro-
banda sonora de alguna de sus foria al escuchar La Novena Sin- cas secuencias del genial filme tagonista. Mientras que Copying
películas es vastísima y vario- fonía. Una composición que Fantasía (1940), en concreto, Beethoven (Agnieszka Holland,
pinta, e incluye a maestros aparece también en El club de la dirigida por Jim Handley. 2006), con un poderoso e im-
como Buñuel (La edad de oro, los poetas muertos (Peter Weir, En cualquier caso, el cine pecable Ed Harris, se centra en
1930), Lubischt (Remordimien- 1989), cuando el profesor Kea- no solo ha recurrido al compo- la improbable relación de un
to, 1932), Hitchcock (Sabotaje, ting juega al fútbol con sus sitor germano para engalanar crepuscular Beethoven con una
1942), Polanski (La semilla del alumnos, o en La jungla de cris- bandas sonoras sino que desde estudiante a la que contrata para
diablo, 1968), Truffaut (La no- tal (John McTiernan, 1988), principios del siglo XX se ha que copie la Novena sinfonía en
via vestía de negro, 1968), Scor- cuando los supuestos terroristas acercado a su figura desde la un pentagrama.
sese (La edad de la inocencia, consiguen abrir la caja Y hay más películas
1993) o Spielberg (Lincoln, fuerte. Para Elisa tiene que han retratado al
2012). Sin embargo, no son tan- una importancia clave en EL PROTAGONISTA DE LA compositor, como la bi-
tas las películas que nos traen una de las secuencias zarra Las alucinantes
directamente a la cabeza al ge- más tensas de Django de-
NARANJA MECÁNICA SIENTE aventuras de Bill y Ted
nio cuando pensamos en ellas. sencadenado (2012), pelí- BROTAR EN SU CABEZA (Stephen Herek, 1989),
Quizá la más obvia sea La cula en la que Taranti- pero parece que aún está
naranja mecánica, pues el pro- no hace convivir a IMÁGENES DE VIOLENCIA por llegar el filme que le
tagonista, Alex DeLarge, sien- Beethoven con James CON LA NOVENA SINFONÍA haga justicia de manera
te brotar en su cabeza crudas Brown o Tupac Sakur, y definitiva. JAVIER YUSTE

38 EL CULTURAL 13-11-2020
En noviembre
os planteamos estas preguntas

¿hablamos? ¿habrá escapatoria?

Siglo mío, bestia mía


Tribus de Lola Blasco con dirección de Marta Pazos
de Nina Raine con dirección de Julián Fuentes Reta 11 NOV - 20 DIC 2020
6 NOV - 27 DIC 2020 | Teatro Valle-Inclán Teatro Valle-Inclán | Sala Francisco Nieva

¿enamorarse de un hombre 20 años ¿se puede lavar la sangre?


menor?
Querido capricho Macbeth
de Tomás Cabané en colaboración con Tomás Pozzi de William Shakespeare con diseño de puesta en
20 NOV - 13 DIC 2020 escena de Gerardo Vera y dirección de Alfredo Sanzol
Teatro María Guerrero | Sala de la Princesa 27 NOV 2020 - 17 ENE 2021 | Teatro María Guerrero

Centro Nacional

Todas las preguntas de la temporada y


las entradas en
dramático.es
BEETHOVEN 250

¿Queremos más Beethoven?


Hay un denominador común en las programaciones: Beethoven manda. Es un monopolio que se apuntaló en el
siglo XIX y que, inevitablemente, estrecha la diversidad y las oportunidades de la creación contemporánea. Lo
denuncia Miguel Ángel Marín, responsable musical de la Juan March y profesor en la Universidad de La Rioja.

MIGUEL ÁNGEL MARÍN

40 EL CULTURAL 13-11-2020
OMNIPRESENCIA EN ATRILES

L
as estadísticas son implacables. Los estudios so- Bonn ya aparecía coronado en la cima de todas las tempora-
bre los compositores más interpretados en las das durante nada menos que siete décadas seguidas, desde 1890
salas de conciertos del mundo entero coinciden hasta 1970 (excepto una, la de 1942-43, en plena Guerra Mun-
en el mismo diagnóstico: Beethoven encabe- dial). La consecuencia de este férreo predominio en las salas de
za invariablemente todos los listados. En los re- conciertos es evidente: a más Beethoven, menos diversidad.
cuentos anuales de la última década presentados por la web Como las algas que al proliferar consumen el oxígeno del agua
Bachtrack, el alemán aparece siempre entre las dos primeras po- y causan la muerte de plantas y peces, Beethoven produce hi-
siciones, inmutable, alternándose con Mozart. En el ámbito es- poxia al dejar sin aire los programas para la supervivencia de otros
pecífico de las orquestas, su poderío aún resulta más incues- compositores. ¿Alguien espera en este Año Beethoven otro
tionado, sin resquicio para otras opciones. Los análisis sobre las resultado distinto al de un mayor fortalecimiento, si cabe, de
prácticas de programación en las orquestas norteamericanas pu- esta supremacía? El problema, por supuesto, nada tiene que ver
blicados por Harry E. Price para el periodo 1982-87 y por James con la grandeza inconmensurable de uno de los genios indis-
Hielbrun para 1995-2001 proyectan exactamente la misma cutibles en la historia de la humanidad. La cuestión es, más bien,
realidad que los realizados sobre la veintena larga de orquestas de proporciones y equilibrios.
españolas por la Fundación Autor (periodo 1997-2002) y por Esta hipertrofia, además de perniciosa, es anómala. Visto con
Sánchez Quinteiro (2014-17). la perspectiva histórica que ofrecen mil años de historia musi-
Pese a tener modelos de gestión y de financiación casi opues- cal, esta situación es extraña por más que ante nuestros ojos ten-
tos, las orquestas a ambos lados del océano comparten una ga todas las trazas de normalidad. Durante siglos, la expectati-
obsesión por Beethoven sin parangón. Esta asfixia beethove- va de los oyentes fue escuchar la obra de sus contemporáneos
niana no es, en absoluto, un fenómeno de nuestro tiempo. En o, como mucho, la de una generación anterior. Conforme avanzó
un estudio ambicioso sobre la historia de la programación en las el siglo XIX, la noción de que la música del pasado debía re-
orquestas estadounidenses más prestigiosas (Mueller), el de cuperarse fue tomando fuerza, en paralelo al surgimiento de los
clásicos: autores que por su inigualable maestría debían per-
MASIVO FUNERAL DE manecer en la memoria viva. Con las vanguardias históricas
BEETHOVEN, PINTADO POR de comienzo del siglo XX se terminó de quebrar esta tenden-
FRANZ XAVER STÖBER
cia secular. La programación de la sala de conciertos se escoró
definitivamente hacia el pasado, cada vez más remoto con la
eclosión de la música antigua, y la creación actual se fue redu-
ciendo a un gueto del que hoy nadie sabe muy bien cómo sa-
carla. La comparación con las prácticas de consumo cultural
en otras artes como la pintura, la literatura o no digamos el
cine, hace más evidente esta anomalía del mundo musical al
mostrar convivencias equilibradas entre el canon del pasado y
las grandes figuras del presente.

demás de esta fractura con la música de nuestro tiem-


A po (digamos, por precisar más, los siglos XX y XXI),
hay otras dos razones poderosas que explican el pre-
dominio beethoveniano. A partir de la revolución musical en
la transición del siglo XVIII al XIX, transformadora por com-
pleto de los sistemas de producción y consumo de la música an-
clados desde la Edad Media, el concierto público –tal y como
hoy lo conocemos– se asentó como principal espacio social y
estético para escuchar música. La corte, la iglesia, el salón e
incluso la calle dejaron progresivamente de ser centros rele-
vantes para la escucha de música en vivo, cuyo centro de gra-
vedad se trasladó definitivamente al auditorio. Es, por tanto,
natural que el repertorio mejor adaptado a la sala de conciertos,
el concebido en origen con esta función, haya acabado acapa-
rando el protagonismo. Esto ayuda a explicar que otros gran-
des compositores de la historia cuya música no se creó para este
espacio estén hoy poco representados o directamente margi-
nados en nuestra vida concertística. Machaut, Dufay, Pales-

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