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FARMACO INJ

Farmacología del Sistema Nervioso Central


Anatómicamente, el Sistema Nervioso Central (SNC) se divide en siete grandes regiones: 1) Los hemisferios cerebrales; 2) El
diencéfalo; 3) el mesencéfalo; 4) el puente troncoencefálico; 5) la médula obloganda (bulbo raquídeo); 6) la médula espinal.
Los hemisferios cerebrales se dividen en izquierdo y derecho y están conectados por el cuerpo calloso.
La corteza cerebral desempeña funciones de alto nivel como la percepción, la cognición o las funciones motoras y es lugar de
acción de muchos fármacos.
Los denominados núcleos basales modulan las actuaciones corticales tales como el movimiento, el comportamiento y algunos
aspectos cognitivos.
La organización celular del SNC es mucho más compleja que la del SNA ya que existen cientos de miles de neuronas
interconectadas con otras cientos de miles lo que da lugar a una compleja red de conexiones.
Igualmente, el SNC emplea múltiples neurotransmisores, además de la ACh y la noradrenalina que son utilizados también por el
SNA, en el SNC encontramos aminoácidos neurotransmisores como el glutamato, el aspartato, el GABA y la glicina; aminas
biógenas neurotransmisoras tales como la dopamina, la serotonina, la histamina o la adrenalina y la noradrenalina.

Fármacos contra la ansiedad y la depresión


Fármacos Ansiolíticos
La ansiedad es un mecanismo fisiológico que nos prepara para dar respuesta ante lo desconocido, nos pone en estado de alerta
con el fin de superarlo.
Los fármacos ansiolíticos más utilizados son las benzodiacepinas. Las benzodiacepinas actúan de forma selectiva sobre los
receptores A del ácido gamma aminobutírico (GABAA) aumentado su frecuencia de apertura en presencia de GABA . En
ausencia de GABA, las benzodiacepinas no activan los receptores GABAA aunque si pueden activar algunos receptores mutantes.
Hay muchos tipos de benzodiacepinas, y aunque prácticamente todas presentan la misma eficacia ansiolítica, las más utilizadas
en los trastornos de ansiedad son: Clonazepam, Alprazolam, Lorazepam, Diazepam y Clordiaxepóxido.
Otras son utilizadas preferentemente para tratar el insomnio y se verán en el apartado de hipnóticos y sedantes. El Midazolam
puede utilizarse también en los trastornos de ansiedad pero su principal uso en como preanestésico por su efecto de amnesia
anterógrada o como anestésico general en asociación con otros fármacos.
Las benzodiacepinas pueden administrarse por diferentes vías, incluyendo la oral, dérmica, intravenosa e intramuscular.
Los efectos adversos de las benzodiacepinas están en relación con sus efectos farmacológicos, generalmente ocasionados por
desajustes en la dosis. Puede aparecer sedación, somnolencia, ataxia, disartria, incoordinación motora y amnesia anterógrada.
En ocasiones, el uso de benzodiacepinas produce la llamada reacción paradójica caracterizada por ansiedad, excitación,
hiperactividad, agresividad, irritabilidad, desorientación temporoespacial y pesadillas. El uso crónico de benzodiacepinas causa
tolerancia.
Otro grupo de fármacos que se utilizan en la ansiedad generalizada son las Azaspirodecanodionas que incluye fármacos como la
buspirona, gepirona e ipsapirona.
Por último, algunos antidepresivos, neurolépticos, anticonvulsivantes e incluso algunos fármacos antihistamínicos o bloqueantes
beta tienen también efecto ansiolítico y pueden utilizarse en algunas ocasiones con este fin.

Fármacos Antidepresivos
El trastorno depresivo mayor (TDM) y el trastorno bipolar (TB) son trastornos afectivos caracterizados por una desregulación
del estado de ánimo. Ambos trastornos responden al tratamiento con fármacos antidepresivos, aunque en algunos casos no se
logra un control total de la sintomatología. En base a esta teoría, hay dos grandes grupos de fármacos antidepresivos:
 Los inhibidores de la degradación de serotonina (mediante la inhibición de la MAO o MonoAminoOxidasa).
 Los inhibidores de la recaptación de aminas (antidepresivos tricíclicos, inhibidores selectivos de la recaptación de
serotonina, inhibidores de la recaptación de serotonina y noradrenalina y los inhibidores selectivos de la recaptación de
noradrenalina).
Por último se han desarrollado fármacos que interactúan con múltiples dianas y están también indicados en el tratamiento de la
depresión, son los llamados antidepresivos atípicos.
Los inhibidores de la degradación de serotonina, actúan fundamentalmente por inhibición de la MAO, por ese motivo se
denominan comúnmente IMAO, los IMAO más antiguos como la iproniazida, la fenelzina, y la isocarboxacida, producen una
inhibición irreversible tanto de la MAO-A como de la MAO-B y los más modernos como la moclobemida, la befloxatona y la
brofaromina, son reversibles y selectivos de la MAO-A.
El prototipo de los antidepresivos tricíclicos (ATC) es la imipramina otros fármacos de este tipo son amitriptilina, desipramida,
nortriptilina, trimipramina, trazodona y clomipramina. Los que tienen aminas secundarias afectan sobre todo a la
neurotransmisión por noradrenalina y los que tienen aminas terciarias a la serotonina. Inhiben la recaptación de NA y 5-HT
desde el espacio extracelular sin afectar a la recaptación de DA (dopamina).
Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) aparecieron a finales de los años 80 y supusieron una
revolución en el tratamiento de la depresión. El primero que se autorizó fue la fluoxetina (prozac).
Los inhibidores de la recaptación de serotonina y noradrenalina (IRSN) son una nueva clase de fármacos que está resultando
útil cuando los pacientes no responden bien a los ISRS o sufren trastornos médicos o psiquiátricos concomitantes.
Los antidepresivos atípicos son varios fármacos cuyo mecanismo de acción se basa en la interacción con múltiples dianas, entre
ellos se encuentran el bupropión, la mitarzapina, la nefazodona y la trazodona.

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Fármacos contra las psicosis y las manías


Los fármacos utilizados en el tratamiento de la psicosis se denominan neurolépticos o antipsicóticos. Comúnmente los
antipsicóticos se dividen en típicos y atípicos, diferenciándose por su mecanismo de acción.
Antipsicóticos Típicos: el primer antipsicótico típico fue la Clorpromazina que apareció a mediados del siglo XX. Químicamente
los antipsicóticos típicos se agrupan en varias clases de las que las más respresentivas son:
 Las Fenotiazidas con la clorpormacina como principal respresentante.
 Las Butirofenonas cuyo fármaco prototipo es el haloperidol.
La absorción oral de las fenotiazidas no es muy rápida y su biodisponibilidad es baja (30 – 35%) por el alto fenómeno de primer
paso. El haloperidol se absorbe por vía oral mejor que la clorpormacina con biodisponiblidad en torno al 60% y se metaboliza a
nivel hepático con una semivida que oscila entre las 18 y las 24 horas.
Los efectos adversos de los antipsicóticos típicos son los extrapiramidales induciendo síntomas parkinsonianos.
Los fármacos más potentes causan menos efectos sedantes y menos hipotensión pero mayores efectos extrapiramidales y
con los menos potentes ocurre lo contrario. Esto se explica porque cuanto más potentes sean, mayor afinidad presentan por el
receptor D2 (dopamina) y por lo tanto mayor probabilidad de causar efectos adversos relacionados con este mecanismo.
Antipsicóticos Atípicos: se desarrollaron posteriormente a los típicos y presentan una eficacia y unos efectos adversos
diferentes. Varias hipótesis tratan de explicar el mecanismo antipsicótico de estos fármacos, por un lado podría estar
relacionada con el bloqueo de los receptores D2 y D4, por otro con el bloqueo de los receptores D2 y 5-HT y por último su menor
afinidad por los receptores D2 parece que evita los efectos extrapiramidales. Los  fármacos antipsicóticos atípicos más comunes
son:
 La Risperidona
 La Clozapina

Estabilizadores del estado de ánimo


El litio y la lamotrigina son los más utilizados en la depresión bipolar y el ácido valproico resulta de utilidad en la irritabilidad y la
impulsividad. La manía también responde al tratamiento con algunos antipsicóticos.
El litio se suele administrar en forma de Carbonato de Litio. A concentraciones terapéuticas penetra en la célula a través de
canales de sodio produciendo diversos efectos intracelulares cuyo resultado final es la reducción de la neurotrasmisión
adrenérgica, muscarínica y serotoninérgica a nivel del SNC.
El margen terapéutico del litio es escaso. Se recomienda mantener valores de 1,2 a 1,5 mEq/l para lograr el efecto antimaniaco
y de 0,7mEq/l para la profilaxis de recidivas. El control de las concentraciones plasmáticas de litio ha de hacerse por las
mañanas, 10 – 12 horas después de la última dosis y depositando la sangre en un tubos sin aditivos.
A pesar de estos inconvenientes, el litio es el tratamiento más eficaz para el trastorno bipolar y el único que ha demostrado en
ensayos clínicos que disminuye el riesgo de suicidio en pacientes con este trastorno.

Fármacos hipnóticos y sedantes


Se considera que una sustancia es hipnótica cuando es capaz de inducir y mantener el sueño sin producir anestesia.
Los hipnóticos son fármacos para tratar el insomnio, comparten algunas características con los ansiolíticos. Por ello, algunos
fármacos utilizados para la ansiedad, son también útiles para tratar el insomnio. No existe ningún fármaco que tenga las
características de un hipnótico ideal. Pese a ello, algunos fármacos resultan útiles en el tratamiento del insomnio. No obstante,
conviene recordar que con frecuencia el insomnio es un síntoma de una patología de base por lo que tratar el insomnio sin tener
en cuenta la causa que lo origina puede llevarnos a fracasos del tratamiento.
Las benzodiacepinas facilitan la conciliación del sueño y aumentan su duración, sin embargo modifican la arquitectura del
sueño ya que disminuyen la duración de la fase REM y aumentan la fase 2 y la NREM.
Por ejemplo el  Flurazepam tiene larga duración del efecto y facilita la aparición y el mantenimiento del sueño sin que presente
insomnio de rebote notable, sin embargo el Triazolam sí causa con frecuencia insomnio de rebote.
Hay que prestar especial atención a los ancianos ya que se pueden producir desajustes en las dosis y cuadros confusionales.
Antes de la aparición de las benzodiacepinas, las propiedades sedantes-hipnóticas de los Barbitúricos como el fenobarbital eran
aprovechadas en el tratamiento del insomnio.

Fármacos contra la epilepsia


Las crisis epilépticas se producen por funcionamiento anómalo de los canales iónicos y las redes neuronales originando un foco
de activad neuronal que emite descargas de forma paroxística, sincrónica y descontrolada. Los síntomas varían según el origen
de las neuronas cerebrales que dan lugar a la crisis y pueden ir desde síntomas motores muy llamativos con pérdida de
consciencia (crisis tonicoclónicas), alteraciones de las funciones somáticas no motoras (olfato, vista, etc.) o alteraciones de las
funciones superiores (memoria, lenguaje, capacidad de compresión) o incluso combinaciones de diferentes alteraciones.
Es fundamental determinar el tipo de crisis para ofrecer un tratamiento adecuado ya que muchos fármacos antiepilépticos sólo
son útiles para un tipo de crisis, no siendo eficaces e incluso estando contraindicados en otros.
Las crisis focales siguen tres pasos concretos:
1)Debido a la inhibición circundante, las descargas locales pueden quedar circunscritas a un área denominada foco, sin originar
ninguna patología asociada.
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2)Cuando una crisis focal se difunde y acaba por afectar a ambos hemisferios se habla de crisis generalizada secundaria.
3)Las crisis que se originan en regiones cerebrales centrales y difunden rápidamente a ambos hemisferios se denominan crisis
generalizadas primarias.
Los fármacos antiepilépticos actuales se clasifican en 4 grupos según su mecanismo de acción:
1)Fármacos que potencian la inhibición mediada por los canales de sodio.
2)Fármacos que inhiben los canales de calcio.
3)Fármacos que potencian la inhibición del GABA.
4)Fármacos que inhiben los receptores de glutamato.

Fármacos que potencian la inhibición mediada por los canales de sodio


Se incluyen en este grupo fármacos que actuando directamente sobre el canal de sodio, acentúan su inactivación potenciando
de esta manera la inhibición de las células.
Estos fármacos resultan útiles en el tratamiento de crisis focales y de crisis secundarias generalizadas, si bien algunos de ellos,
por presentar otros mecanismos de acción, pueden ser utilizados en el tratamiento de las crisis generalizadas primarias, en
general, tienen poco efecto sobre estas. Se incluyen en este grupo: Fenitoína, Carbamazepina, Lamotrigina, Lacosamida, el
ácido valproico.

Fármacos que inhiben los canales de calcio. Hay dos grupos de canales de calcio sobre los que estos fármacos pueden
actuar: Los canales de calcio tipo T y los canales de calcio activados por voltajes altos (AVA).
Fármacos que potencian la inhibición mediada por el GABA. Los fármacos de los dos grupos anteriores presentan una buena
correlación entre su mecanismo de acción y sus propiedades clínicas. Entre estos fármacos lo que se usan en la epilepsia son
las benzodiacepinas, los barbitúricos y la vigabatrina.
Fármacos que inhiben los receptores de glutamato. El glutamato es el principal neurotransmisor excitador del SNC por lo que
su exceso de activación es una parte clave en la génesis de algunos tipos de crisis.
En modelos animales se ha observado, que la inhibición de los receptores NMDA y AMPA de glutamato puede inhibir la
generación de la crisis y tener un efecto protector neuronal. Sin embargo, por el momento, los efectos adversos sobre el
comportamiento que tienen estas sustancias hacen que su uso clínico esté muy limitado.
Por último, uno de los fármacos más recientes autorizados en el tratamiento de la epilepsia es la Rufinamida. Su uso se
aprobado para tratar crisis focales y crisis atónicas en el síndrome de Lennox–Gastaut.

Farmacología en enfermedades degenerativas del Sistema Nervioso Central


Las enfermedades degenerativas del SNC se caracterizan por la destrucción neuronal y la pérdida de funciones cognitivas,
motoras o ambas.
Las enfermedades degenerativas más estudiadas y para que las existen más fármacos son la Enfermedad de Parkinson y la
Enfermedad de Alzheimer. La esclerosis lateral amiotrófica (ELA) es otra enfermedad degenerativa de la que hasta el momento
solo se dispone de muy pocos fármacos que tengan efectos llamativos.
Farmacología en la enfermedad de Parkinson
Como comentábamos al principio de este apartado de farmacología del SNC, la enfermedad de Parkinson está ocasionada por
la destrucción de neuronas dopaminérgicas en la sustancia negra del cuerpo estriado que forman parte de los núcleos basales,
los cuales desempeñan un papel fundamental en la regulación del movimiento intencionado.
Una buena parte del procesamiento de la información que se realiza en los núcleos basales, se lleva a cabo en el neoestriado, a
través de las llamadas vía directa y vía indirecta. La activación de la vía directa por dopamina estimula el movimiento mientras
que la dopamina al activar la vía indirecta lo inhibe. El equilibrio entre ambas vías, regula el movimiento. En la enfermedad de
Parkinson el déficit de dopamina reduce la actividad de la vía directa mientras que se hiperestimula la vía indirecta con el
resultado de inhibición del movimiento.
Cuando se manifiestan los síntomas de la enfermedad de Parkinson, al menos el 70% de las neuronas de la sustancia negra se
han destruido. La destrucción de estas neuronas provoca los síntomas típicos de la enfermedad: rigidez, resistencia al
movimiento pasivo, pérdida de equilibrio y temblor en reposo.
Los tratamientos actuales frente a la enfermedad se basan en la restitución dopaminérgica pero no consiguen evitar que
continúe la destrucción neuronal, sin embargo ofrecen utilidad en el control de los síntomas sobre todo en las fases iniciales
cuando se diagnostica la enfermedad logrando una calidad de vida aceptable.
La restitución de dopamina no puede realizarse administrando directamente dopamina ya que esta no atraviesa la BEH (barrera
hematoencefálica), por ello en el tratamiento de la enfermedad se usan precursores de la dopamina como la levodopa,
agonistas dopaminérgicos e inhibidores de la degradación de dopamina.

Farmacología en la enfermedad de Alzheimer


La enfermedad de Alzheimer (EA) se manifiesta por un conjunto de síntomas cognitivos y neuropsiquiátricos. Se produce una
pérdida progresiva de memoria, atención, capacidad comunicativa y orientación visuoespacial.
En la EA son muchas las neuronas que sufren degeneración pero de forma inicial destaca la degeneración de neuronas
colinérgicas que produce una reducción de la actividad colinérgica normal. A esta pérdida de la actividad colinérgica se
atribuye el déficit cognitivo y funcional por lo que los tratamientos actuales intentan restituir la actividad colinérgica. La única
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estrategia terapéutica viable hoy en día en el tratamiento de la EA es la sintomática aunque se investigan otras posibilidades
para retrasar el desarrollo de la enfermedad.
El primer inhibidor de la ACE con efectos clínicamente desmostrables fue la Tacrina pero mostró abundante hepatoxicidad por lo
que hoy en día está en desuso. Actualmente disponemos de tres inhibidores: Donepezilo, Galantamina y Rivastigmina.
Farmacología de la esclerosis lateral amiotrófica
La esclerosis lateral amiotrófica (ELA), es un trastorno de las neuronas motoras del asta ventral de la médula espinal y las
neuronas corticales que les proporcionan los impulsos aferentes. Se caracteriza por debilidad de avance rápido, atrofia,
fasciculaciones musculares, espasticidad, disartria, disfagia y anormalidades respiratorias.
El Riluzol se absorbe por vía oral e inhibe la liberación de glutamato además de tener otros efectos. Tiene pocos efectos
adversos y es bien tolerado.
El medicamento más útil para la terapéutica sintomática de la espasticidad en la ELA es el Baclofen que actúa como agonista
GABA.

Psicomiméticos de abuso
Algunos conceptos clave:
⤷ Alucinógeno: fármaco o sustancia vegetal que produce distorsiones sensoriales.
⤷ Dependencia: necesidad de dosis mayores para prevenir el inicio de síntomas de abstinencia.
⤷ Drogas de diseñador: forma químicamente alterada de un medicamento aprobado que produce efectos similares de venta
ilegal.
⤷ Escena retrospectiva (flashback): fenómeno que ocurre mucho después del uso de LSD, donde se reviven efectos
alucinógenos en una especie de destello de memoria.
⤷ Psicomimético: fármaco o sustancia que induce patrones psíquicos y conductuales característicos de la psicosis.
⤷ Sinestesia: distorsión de la percepción sensorial, generalmente relacionado con el uso del LSD.
⤷ Tolerancia: necesidad de consumir dosis más grandes para obtener los efectos deseados.
⤷ Tolerancia cruzada: tolerancia farmacológica común a medicamentos similares. Las dosis de un medicamento tomadas poco
después de otro reducen sus efectos.
Alucinógenos del tipo LSD (dietilamida del ácido lisérgico)
Es uno de los alucinógenos más potentes hasta ahora descubierto. No se ha determinado certeramente su mecanismo de
acción, aunque se sugiere una actividad agonista de serotonina (5-HT).
El LSD es absorbido fácilmente en conducto gastrointestinal y su metabolismo es hepático. Los efectos psíquicos duran,
generalmente, cerca de 12 horas cuyos efectos pico ocurren a la primer o segunda hora después de la administración oral y su
semivida es de 1,7 horas aproximadamente. Entre sus efectos comunes se encuentran distorsiones sensoriales y
seudoalucinaciones. Es posible que se suscite una sinestesia en la que pueden “ver sonidos” o “escuchar imágenes visuales”.
Además de los efectos psicomiméticos, el LSD es un potente estimulante del SNC, pudiendo observar piloereccion, dilatación de
pupilas, mayora actividad en reflejos neuromusculares, taquicardia, y aumento de la tensión arterial.
El LSD produce una secuencia de efectos relacionados con la dosis, divididas en 3 fases:
 Fase somática: inicialmente después de la absorción, estimulación del SNC y cambios autónomos.
 Fase sensorial: distorsiones sensoriales y seudoalucinaciones que el usuario sabe que no son reales (efectos deseados por el
usuario).
 Fase psíquica: máximo efecto de la sustancia. Ocurre una desorganización de los procesos intelectuales, despersonalización y
alucinaciones auténticas (el usuario cree que son reales) y episodios psicóticos. Experimentar esta fase se considera un “mal
viaje”.
El LSD también se acompaña de imágenes retrospectivas o flashbacks que pueden ocurrir en cualquier momento después de su
administración.
Sus efectos adversos son tolerancia y taquicardia.

Marihuana (THC)
Componente que se extrae de la planta Cannabis sativa. La resina que se extrae se conoce como hashish, y la marihuana
propiamente dicha es la planta seca y desmenuzada que se fuma como tabaco. Posee sustancias farmacológicamente activas,
compuesto que se denominan canabinoides. El principal canabinoide activo es el tetrahidrocanabinol (THC).
Los canabinoides son sumamente liposolubles, cuyos efectos luego de fumar comienzan a los 5 a 15 minutos y, generalmente,
duran 3 a 4 horas, con efectos pico a los 30 a 90 minutos. Al ser liposolubles, se distribuyen por todo el cuerpo y es secuestrado
por el tejido adiposo para luego ser metabolizado vía hepática.
Su mecanismo de acción no está del todo esclarecido, aunque se ha descubierto un receptor cerebral a donde se unen los
canabinoides, el receptor canabinoide, sobre el cual ejerce una actividad agonista. Sus efectos provocan la estimulación del
apetito, xerostomía (sensación subjetiva de sequedad de la boca por mal funcionamiento de las glándulas salivales),
alucinaciones visuales, delirios y aumento de la actividad sensorial.
Sus efectos adversos son tolerancia, taquicardia e hipotensión.

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Anfetaminas
Son varios los fármacos agrupados bajo esta denominación, incluidos la propia anfetamina, la dextroanfetamina y la
metanfetamina (“speed”). Son básicamente aminas simpatomimeticas con estructuras químicas muy similares a la
norepinefrina (NE) y dopamina (DA). De todas maneras, existen algunas diferencias farmacocinéticas entre los fármacos y los

neurotransmisores.
A diferencia de la NE y la DA, las anfetaminas son liposolubles y no son afectadas por mecanismos ni por enzimas, por lo tanto se
absorben bien por via oral y pasan fácilmente al cerebro y producen efectos de varias horas de duración.
Provocan la inhibición de la monoaminooxidasa. Sus efectos son el aumento de la alerta, la disminución de fatiga y apetito, e
insomnio. Sus efectos adversos son tolerancia y taquicardia. Se elimina por orina.

Cocaína
Es absorbida en el conducto intestinal y todas las membranas mucosas. Sus efectos demoran 3 a 5 minutos después de la
administración intranasal, alcanzando un efecto máximo en 20 a 30 minutos, y duran 60 a 90 minutos.
Es un estimulante poderoso del SNC y produce euforia notable, confianza en uno mismo y sensaciones intensificadas de
destreza física y mental. La cocaína inhibe la recaptación de monoaminas (dopamina, noradrenalina y serotonina) debido a
que actúa específicamente sobre sus recaptadores; de hecho, lo que a veces se denomina receptor de la cocaína es el
recaptador de dopamina. Sus efectos adversos son arritmias, depresión y convulsiones.

Metilxantinas
Estos compuestos se encuentran en sustancias consumidas de manera habitual como el mate, las bebidas colas, el café, etc.
Su mecanismo de acción no está del todo dilucidado. Inhiben la fosfodiesterasa (FDE), lo que se traduce como un aumento del
AMPc intracelular, especialmente en corazón y vasos sanguíneos, produciendo un efecto similar al que producen los β-agonistas.
Son bloqueadores del receptor de adenosina, principalmente en SNC. Éste interacciona con una proteína Gi (inhibitoria), por lo
que su bloqueo da como resultado una estimulación del mismo, y otros mecanismos menos comprendidos.
Estimulación del SNC: disminuyen la fatiga y la somnolencia, aumentan el estado de alerta, disminuyen la coordinación fina y la
precisión aritmética. A diferencia de las anfetaminas no generan conductas estereotipadas o cuadros psicóticos, ni siquiera a
dosis muy altas. Son estimulantes del centro de la respiración. A dosis más altas causan agitación y nerviosismo, insomnio,
palpitaciones, vómitos, convulsiones (refractarias al tratamiento), coma y muerte.

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