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Rimas de Gustavo Adolfo Bécquer.

1. Localización o contexto de cada uno de los textos.


2. Tema de cada uno de los poemas.
3. Explicación del contenido de los poemas.
4. Métrica y recursos formales de cada uno de los poemas.
5. Rasgos propios del Romanticismo en los dos primeros poemas (Rima XXIV y Rima XI)

Rima XXIV Rima XI


Yo soy ardiente, yo soy morena,
Dos rojas lenguas de fuego yo soy el símbolo de la pasión,

que a un mismo tronco enlazadas de ansia de goces mi alma está llena.


¿A mí me buscas?
se aproximan y, al besarse,
No es a ti, no.
forman una sola llama.
Mi frente es pálida, mis trenzas de oro:
puedo brindarte dichas sin fin,
Dos notas que del laúd
yo de ternuras guardo un tesoro.
a un tiempo la mano arranca,
¿A mí me llamas?
y en el espacio se encuentran
No, no es a ti.
y armoniosas se abrazan. Yo soy un sueño, un imposible,
vano fantasma de niebla y luz;
Dos olas que vienen juntas soy incorpórea, soy intangible:
a morir sobre una playa no puedo amarte.
y que al romper se coronan ¡Oh ven, ven tú!
con un penacho  de plata.

Dos jirones de vapor


que del lago se levantan
y, al juntarse allá en el cielo,
forman una nube blanca.

Dos ideas que al par brotan;


dos besos que a un tiempo estallan,
dos ecos que se confunden;
eso son nuestras dos almas.

Rima XXI Rima XXXVII


¿Qué es poesía? dices mientras
Antes que tú me moriré; escondido
clavas
en las entrañas ya
En mi pupila tu pupila azul;
¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo el hierro llevo con que abrió tu mano

preguntas? la ancha herida mortal.


Poesía... eres tú.
Antes que tú me moriré; y mi espíritu,

en su empeño tenaz,

se sentará a las puertas de la muerte,

esperándote allá.

Con las horas los días, con los días

los años volarán,

y a aquella puerta llamarás al cabo…

¿Quién deja de llamar?

Entonces, que tu culpa y tus despojos

la tierra guardará,

lavándote en las ondas de la muerte

como en otro Jordán;

allí donde el murmullo de la vida

temblando a morir va,

como la ola que a la playa viene

silenciosa a expirar;

allí donde el sepulcro que se cierra

abre una eternidad,


todo cuanto los dos hemos callado,

allí lo hemos de hablar.

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