Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Bleiberg
1
Profesor de Psiquiatría del Departamento de Psiquiatría y Ciencias del Comportamiento del Baylor College of
Medicine. Jefe de Psiquiatría del Texas Children’s Hospital. Analista didáctico y supervisor del Instituto Psicoa-
nalítico Houston-Galveston.
AIEDEM:
Asociación
Internacional
Para
el
Estudio
y
Desarrollo
de
la
Mentalización
www.asociacion-‐mentalizacion.com
Tratamiento
basado
en
la
mentalización
para
adolescentes
y
familias
2
1
Introducción habilidades y actitudes necesarias para res-
Una chica de 17 años que participaba en taurar la capacidad de mentalizar.
un grupo de terapia basada en la mentaliza- En este capítulo:
ción, a quien le fue presentada la noción de 1. Revisaré el proceso de la mentalización, sus
mentalización como la habilidad para aten- componentes y su papel en la autorregula-
der y comprender los estados mentales in- ción y el apego.
tencionales que están en la base de nuestra 2. Examinaré los cambios del desarrollo neu-
conducta, mientras comprendía que se le rológico que tienen impacto en la capaci-
estaba invitando a pensar en cómo accede- dad de mentalización del adolescente y el
mos a la mente –la propia y la de los demás- papel de una mentalización que queda
comentó: “Oh la mente... es un lugar que comprometida debido a la vulnerabilidad
asusta” y añadió: “¡y allí seguro que no te del adolescente, donde a veces se produce
gustaría ir solo!” (J. Allen, 2006). un colapso en la capacidad de adaptación,
Tal grito desde el alma muestra el reto que lleva a la psicopatología, en general, y a
que supone el tratamiento basado en la los trastornos de la personalidad emergen-
mentalización. Si la mente puede ser un lu- tes, en particular.
gar que asusta, probablemente no haya lugar 3. Discutiré los principios, objetivos y carac-
más terrorífico que la mente de un adoles- terísticas fundamentales de la terapia basa-
cente, donde existe una convergencia de da en la mentalización y su aplicación con
cambios en el desarrollo neurológico junto adolescentes (TBM-A) y con familias
con demandas psicosociales y del desarrollo, (TBM-F).
que comprometen la habilidad de mentali-
zar. La terapia basada en la mentalización ¿Qué es la mentalización?
anima a los pacientes a involucrarse en la La mentalización se refiere a la capacidad
mentalización desde varios contextos enfo- de entender e interpretar la conducta humana,
cados en las relaciones: en un contexto cara la propia y la de los demás, basada en estados
a cara en una psicoterapia individual, en el mentales como por ejemplo, pensamientos,
contexto de un grupo de iguales en una te- sentimientos, necesidades, deseos, así como
rapia de grupo, y/o en el contexto de la in- también ideas erróneas, engaños y/o desilu-
teracción de una familia en una terapia fa- siones. Dicha interpretación nos ayuda a ver
miliar, en los cuales se presta continuamen- la conducta y a las personas como seres inten-
te atención a: a) los contextos emocionales y cionales y, hasta cierto punto, predecibles
relacionales específicos en el que la mentali- (Allen, J., et al, 2008; Bateman, A., Fonagy, P.,
zación se vuelve “tan terrorífica” que colap- Luyten, P., 2012). La mentalización es un as-
sa y/o es defensivamente inhibida y a, b) las pecto de la cognición social que yace en lo
nuclear del ser humano, otorgando solidez al
sentido de sí mismo –como agente continuo y
unitario-, y en nuestra habilidad para partici-
1
Artículo
original
en
inglés:
Bleiberg,
E.
(2013)
par en interacciones recíprocas, duraderas y
Metalizing-‐Based
Treatment
with
Adolescents
and
efectivas con otras personas.
Families.
Child
and
Adolescent
Psychiatric
Clinics
of
Centrarse un la experiencia subjetiva y la
North
America,
2(2),
295-‐330
intencionalidad –es decir, en la fuerzas diná-
micas que dirigen el comportamiento hu-
Traducción
de
María
Noel
Firpo
AIEDEM:
Asociación
Internacional
Para
el
Estudio
y
Desarrollo
de
la
Mentalización
www.asociacion-‐mentalizacion.com
Efrain
Bleiberg
3
mano- es el sello característico del enfoque rística sino una habilidad polifacética, cuya
psicodinámico. El marco de la mentalización funcionalidad y adaptación residen en el equi-
enfatiza, sin embargo, no lo que tenemos en librio flexible entre varias dimensiones del
nuestra a mente, es decir, el contenido de procesamiento de la experiencia. Luyten et al,
nuestros pensamientos y motivaciones, sino identificaron las siguientes cuatro dimensio-
las capacidades y procesos que utilizamos para nes de la mentalización (Figura 1):
acceder e interpretar estados mentales. Al 1. automática/ implícita - controlada/
hacer esto, el concepto de mentalización une explícita
un marco clínico y teórico arraigado en la 2. centrada en lo interno – centrada en lo
tradición psicodinámica y en la teoría del ape- externo
go, con el esfuerzo de la neurociencia para 3. orientada hacia el sí mismo - orientada
aclarar los procesos cerebrales que subyacen a hacia los demás
la capacidad mentalizadora (Frith & Frith, 4. cognitiva – afectiva
2006; Luyten et al, 2012), y a las investigacio-
nes sobre el desarrollo que tienen el objetivo Automática/implícita – controlada/explícita
de documentar las trayectorias que llevan a La dimensión fundamental de la mentali-
una sólida mentalización o a las disfunciones zación es la polaridad de la mentalización
específicas asociadas con condiciones psico- automática/implícita versus la mentalización
patológicas (Fonagy et al, 2002; Allen et al controlada/explícita. La mentalización auto-
2008). Desde esta perspectiva todos los desór- mática (Satpute & Lieberman, 2006) es una
denes psiquiátricos conllevan una mentaliza- forma de proceso paralelo muy rápido e irre-
ción disfuncional, conectada a trastornos en la flexivo que es activado por señales o indicios
experiencia personal y a una capacidad dete- específicos y que requiere poco esfuerzo, aten-
riorada para comprender y relacionarse con ción, conciencia o intención. Esta forma de
otras personas. procesamiento es no-verbal y está codificada
Un conjunto creciente de estudios de como recuerdos implícitos cuya activación
neuroimágenes (Luyten et al, 2012) documen- genera patrones procedimentales fisiológicos,
ta que la mentalización es una capacidad di- motrices, perceptuales y afectivos.
námica, afectada por el estrés y la impulsivi- Por otra parte, la mentalización controla-
dad, particularmente en un contexto de rela- da o explícita supone el proceso secuencial y
ciones de apego. Además, esta capacidad di- relativamente lento de la representación de la
námica no es una habilidad unitaria o caracte- experiencia. Requiere atención, consideración
AIEDEM:
Asociación
Internacional
Para
el
Estudio
y
Desarrollo
de
la
Mentalización
www.asociacion-‐mentalizacion.com
Tratamiento
basado
en
la
mentalización
para
adolescentes
y
familias
4
AIEDEM:
Asociación
Internacional
Para
el
Estudio
y
Desarrollo
de
la
Mentalización
www.asociacion-‐mentalizacion.com
Efrain
Bleiberg
5
Figura
2:
Un
modelo
d e
cambio
comportamental
de
la
relación
entre
el
estrés
y
la
menta-‐
lización
controlada
o
automática
(basado
en
Luyten
et
al.,
2012)
AIEDEM:
Asociación
Internacional
Para
el
Estudio
y
Desarrollo
de
la
Mentalización
www.asociacion-‐mentalizacion.com
Tratamiento
basado
en
la
mentalización
para
adolescentes
y
familias
6
Por ejemplo, una chica de 16 años, al disposición para la afiliación social que va a
darse cuenta de que su terapeuta echó un dirigir las habilidades sociales y cognitivas que
vistazo al reloj para comprobar cuánto constituyen las interacciones humanas (Stern,
tiempo quedaba para terminar la sesión, 2002).
exclamó: “¡Sé que no soportas mis reclamos
y necesidades!”. Al relatar el incidente en El sistema de apego
una sesión de grupo ella “no podía dejar de El sistema de apego, como Bowlby (1969;
pensar” que sus compañeros la considera- 1977; 1982; 1988) señaló, se activa mediante el
ban “repugnante, gorda, con necesidades y miedo, es decir, mediante señales internas que
una imbécil”. han sido asociadas por la evolución a la ame-
Las intervenciones terapéuticas promo- naza de la seguridad y la supervivencia del in-
vidas por el método basado en la mentaliza- dividuo. El estrés asociado a esas señales, tales
ción tienen como objetivo restaurar o pro- como el hambre, el frío, o sonidos fuertes, acti-
mover una mentalización más equilibrada va un patrón de procedimiento de la fisiología,
en contextos específicos de apego y estrés en la motricidad, la vocalización y el afecto que ha
los cuales se pierde el equilibrio, adaptando evolucionado para buscar la disponibilidad de
las intervenciones a las capacidades de men- un cuidador (Bowly, 1977; 1982), junto con la
talización que el paciente muestra en ese experiencia de una “sensación de seguridad” o
momento. “refugio seguro” (Sroufe and Waters, 1977).
Este patrón se asocia con la desactivación del
¿Cómo surge la mentalización?: los estado de estrés que es el resultado de la reac-
precursores del mentalizar ción del cuidador al dar una respuesta que
El desarrollo de la mentalización está es- coincide, que es recíproca, que protege y regula
trechamente asociado al hecho de que el bebé la angustia del niño y sus señales emocionales
está “pre-adapatado” o “pre-dispuesto”, esto (Sroufe, 1996). Este patrón de interacción ge-
es, que está preparado biológicamente para nera un “modelo operativo interno” (Bowlby,
relacionarse socialmente (Emde, 2005), una 1977; 1982) del sí mismo como efectivo y de
los demás como receptivos, que subyace al pa-
AIEDEM:
Asociación
Internacional
Para
el
Estudio
y
Desarrollo
de
la
Mentalización
www.asociacion-‐mentalizacion.com
Efrain
Bleiberg
7
trón de apego seguro. Cuando el estrés se des- Como cuando se le pregunta a un niño de
activa se activa la exploración y el aprendizaje, tres años qué es lo que su madre quiere por
dando paso a una expectativa procedimental su cumpleaños, y el niño responde sin duda
del infante en tanto eficaz a la hora de suscitar alguna: “una nave espacial”. Es con esa mis-
respuestas tranquilizadoras y protectoras por ma seguridad con la que el mismo niño sim-
parte de cuidadores receptivos. plemente sabría que “hay un monstruo deba-
Investigaciones en la infancia demuestran jo de la cama” a pesar del esfuerzo de sus
que los niños están dispuestos y son capaces padres por tranquilizarle. Esta seguridad in-
de orientarse hacia otros seres humanos dica para él que “lo que está en mi mente” es
(Stern, 1985; 2004), y de reconocer y buscar “lo que es real”.
una relación contingente (causa-efecto) entre Otra ilustración del isomorfismo entre
sus señales emocionales (como el llanto de un “mental” y “real” se encuentra en los adultos
bebé) y el resultado social de esa señal (Ger- que experimentan recuerdos traumáticos co-
gely, 2004). Por ejemplo, cuando un padre mo si se trataran de sentimientos reales, los
responde a los llantos del niño diciendo “cari- cuales son revividos en vez de recordados. La
ño, tienes muchísima hambre” y después pro- joven citada anteriormente que reacciona en-
cede a calmar al bebé y hacerlo sentir mejor, furecidamente cuando su terapeuta mira el
alimentándolo, el bebé está listo para relacio- reloj con la convicción de que “si yo pienso
nar que la respuesta del padre es contingente que odia estar conmigo y desea que me vaya,
–está causada– por su llanto. entonces él realmente odia estar conmigo y
está deseando que me vaya, me está echando”,
Equivalencia psíquica es una asimilación frecuentemente experi-
Esta disposición para buscar un “empare- mentada por pacientes con TLP.
jamiento” contingente y procedimental es un El desarrollo de la mentalización contro-
conductor del primer modo de procesamiento lada/explícita requiere un aporte ambiental
prementalizador: la equivalencia psíquica. En particular dado por un contexto de apego.
la equivalencia psíquica los niños tratan de Como muestra la observación cuidadosa de
provocar un “emparejamiento” en otro ser las interacciones madre-hijo (Tronick,2007;
humano de su estado interno procedimental Sroufe, 2005: Stern, 2004), el cuidador pro-
de afecto y activación fisiológica. Este precur- medio sintoniza con éxito a las señales que le
sor de la mentalización incluye la activación da su hijo un tercio de las veces, un porcentaje
del sistema de neuronas espejo, el cual está probablemente mejor que los que tienen la
implicado en la comprensión -en un sentido mayoría de terapeutas con sus pacientes. La
automático, implícito y corporal-, de las emo- mayoría de cuidadores mantienen una inter-
ciones y acciones de otras personas y en la acción altamente contingente (Moveland and
evocación en otras personas de una compren- Watson, 2002) mediante el uso de señales
sión corporal de nuestras emociones y actos comunicativas tales como el contacto visual y
(Gallese et al, 2004). Esta disposición genera la la exageración (también llamada “marcaje”
convicción de que “lo que siento y percibo” es [Gergerly, 2004]), y un “espejamiento” lige-
lo mismo – está emparejado- a lo que otros ramente distorsionado de las señales afectivas
sienten y perciben. del niño: la imitación exagerada que es obvia
Esta combinación de lo que es el “yo” – en los arrumacos y carantoñas (motherese en
(lo que yo experimento)- y lo que asumo que inglés).
comparto con otros, puede ser encantador.
AIEDEM:
Asociación
Internacional
Para
el
Estudio
y
Desarrollo
de
la
Mentalización
www.asociacion-‐mentalizacion.com
Tratamiento
basado
en
la
mentalización
para
adolescentes
y
familias
8
Estas cualidades de apego parecen facilitar veremos, la mentalización- que debes adquirir
algunas condiciones de desarrollo interrela- para sobrevivir y adaptarte”. Un apego sinto-
cionadas y algunos logros: nizado y contingente parece advertir al niño
1) El mantenimiento de un nivel de activa- de que adquirir información nueva es algo
ción “óptimo”. Este es el punto de activación seguro.
que ni es desmesurado, ni induce a la pelea 3) La adquisición de control voluntario de
(agresión), ni al congelamiento (disociación), la atención: la imitación contingente y remar-
ni a la huida (ansiedad), ni falla al relacionar- cada parece facilitar la llegada simultánea de
se. las estructuras cerebrales subyacentes a la ca-
2) La activación de la atención y el apren- pacidad de dirigir la atención voluntariamente
dizaje: una excitación óptima en la presencia (Fearon y Belsky, 2004). La habilidad para
de una figura de apego reguladora que imita dirigir la atención, a su vez, permite a los ni-
contingentemente en un tono emocional y ños adquirir una perspectiva personal, esto es
acompasado, y marca esta respuesta, activa la que aquello que ven no es necesariamente lo
atención y el aprendizaje (Csibra y Gergely, que otros ven; en cambio, ellos pueden dirigir
2006). Esta activación del aprendizaje, sugie- la atención de otros hacia su propia perspecti-
ren Csibra y Gergely, es una adaptación evo- va, un hito del desarrollo –atención conjunta-
lutiva para la pedagogía, una disposición in- que se consigue normalmente a los 9 meses
terna para adquirir información vital y social (Figura 4). (Baron –Cohen, 2005).
en el contexto de apego. Como Csibra y Ger- 4) El “desacoplamiento” de lo mental y
gely señalan, parecería que el contexto de ape- procedimental y la representación de la ex-
go ha evolucionado para inducir al bebé a periencia: La respuesta contingente de “es-
responder al mensaje: “presta atención, voy a pejamiento” y “marcaje” del cuidador no se
enseñarte unos conocimientos esenciales – presenta a los niños como una copia de su
como ‘hacer y no hacer’, el lenguaje y, como propia respuesta –los padres no lloran como
AIEDEM:
Asociación
Internacional
Para
el
Estudio
y
Desarrollo
de
la
Mentalización
www.asociacion-‐mentalizacion.com
Efrain
Bleiberg
9
AIEDEM:
Asociación
Internacional
Para
el
Estudio
y
Desarrollo
de
la
Mentalización
www.asociacion-‐mentalizacion.com
Tratamiento
basado
en
la
mentalización
para
adolescentes
y
familias
10
AIEDEM:
Asociación
Internacional
Para
el
Estudio
y
Desarrollo
de
la
Mentalización
www.asociacion-‐mentalizacion.com
Efrain
Bleiberg
11
AIEDEM:
Asociación
Internacional
Para
el
Estudio
y
Desarrollo
de
la
Mentalización
www.asociacion-‐mentalizacion.com
Tratamiento
basado
en
la
mentalización
para
adolescentes
y
familias
12
AIEDEM:
Asociación
Internacional
Para
el
Estudio
y
Desarrollo
de
la
Mentalización
www.asociacion-‐mentalizacion.com
Efrain
Bleiberg
13
cultura, las presiones económicas y las opor- apego (Battle et al, 2004; Crawford et al, 2009;
tunidades, la propia historia familiar y su fun- Johnson et al 2006; Lyons-Ruth et al, 2005;
cionamiento actual y, fundamentalmente, un Zanarini, 2009).
cerebro que sufre una reorganización masiva
que compromete su capacidad para tomar TLP: Familiar y hereditario
diversas perspectivas, activar la regulación “de Estudios de pacientes psiquiátricos (Whi-
arriba abajo” del estrés, del afecto exagerado y te et al, 2003; Zanarini et al, 2009) muestran
del sistema de apego. Es esta “tormenta per- que el TLP es común entre miembros de una
fecta” biopsicosocial que probablemente crea misma familia, y estudios con gemelos (Bor-
las condiciones para la vulnerabilidad en la novalova et al, 2009; Distel et al, 2008; Torger-
capacidad de adaptación y la aparición de TLP sen et al, 2008) documentan que el TLP es
en muchos adolescentes. Como Baird et al, hereditario. El modelo de desarrollo que me-
(2005) describieron, el efecto de los cambios jor describe la aparición de los fallos de la
del desarrollo neuronal en adolescentes vulne- mentalización característicos del TLP es un
rables es como “atar un motor de 330 caballos modelo transaccional “diátesis-estrés. Este
a una caja de cartón” (p1046). La “caja” en modelo fue evaluado por Belsky et al (2012)
cuestión es la frágil habilidad para mentalizar, en un estudio longitudinal prospectivo con
una habilidad que se pierde precipitadamente una cohorte de nacimientos de 1.116 familias.
cuanto el “motor de 330 caballos” de las nece- Este estudio demostró que los factores consti-
sidades de la excitación emocional y apego se tucionales (diátesis), por ejemplo, tempera-
activan. Mecanismos de defensa, tales como la mento agresivo o ansioso o la disposición
inhibición activa de la mentalización, proba- constitucional para la intensa afectividad ne-
blemente se organizan durante la adolescencia gativa, inestable y reactiva, y el bajo umbral
con el objetivo de enfrentarse a la intensa de- para la activación de respuestas motoras im-
sesperación e indefensión adolescente. pulsivas, ejercen influencia en el entorno me-
En resumen, la adolescencia parece ser el diante:
punto del desarrollo en el cual las dificultades a) el impacto de la capacidad de los padres
precoces en el apego y en el desarrollo de la para sintonizar emocionalmente y menta-
mentalización aúna esfuerzos con la reorgani- lizar, particularmente en los padres con
zación del desarrollo neuronal que debilita la un temperamento similar y/o historia de
mentalización y la regulación del afecto me- trauma
diada por la mentalización, el control de los b) el deterioro de la capacidad del niño para
impulsos y la capacidad de representar al sí beneficiarse de las cualidades reguladoras
mismo y a sus relaciones. Esta convergencia de una relación de apego.
tiene lugar en una época de múltiples deman-
das psicosociales y retos del desarrollo que La desorganización del apego
por lo tanto crean las condiciones de la expre-
El desarrollo apego desorganizado esta
sión sintomática del TLP.
inmerso en una compleja cascada del del
Las raíces de un déficit en la mentaliza-
desarrollo (Carlson et al, 2009; Kobak et al,
ción pueden ser rastreadas hasta la interac-
2009). Las condiciones para la desorganiza-
ción entre las vulnerabilidades constituciona-
ción del apego están presentes cuando las se-
les (Koenisberg et al, 2002; New et al, 2008; Ni
ñales de angustia del niño y la activación del
et al, 2007; 2009; Siever et al, 2002; Skodol et
apego evocan aflicción y una respuesta no
al, 2002) y la exposición al abandono, trauma
mentalizadora en el cuidador. La respuesta
y invalidación en las primeras relaciones de
AIEDEM:
Asociación
Internacional
Para
el
Estudio
y
Desarrollo
de
la
Mentalización
www.asociacion-‐mentalizacion.com
Tratamiento
basado
en
la
mentalización
para
adolescentes
y
familias
14
Figura
5:
Adaptación
de
el
modelo
de
sistemas
duales
de
activación:
implicación
de
la
hi-‐
peractivación
del
apego
(Mayes,
2000)
AIEDEM:
Asociación
Internacional
Para
el
Estudio
y
Desarrollo
de
la
Mentalización
www.asociacion-‐mentalizacion.com
Efrain
Bleiberg
15
AIEDEM:
Asociación
Internacional
Para
el
Estudio
y
Desarrollo
de
la
Mentalización
www.asociacion-‐mentalizacion.com
Tratamiento
basado
en
la
mentalización
para
adolescentes
y
familias
16
Figura 6: Círculos viciosos de los problemas de mentalización en el contexto familiar
AIEDEM:
Asociación
Internacional
Para
el
Estudio
y
Desarrollo
de
la
Mentalización
www.asociacion-‐mentalizacion.com
Efrain
Bleiberg
17
mentalización mientras que se desarrolla una para manejar la excitación emocional sin
relación de apego: esto es restablecer la men- “apagar” la mentalización.
talización cuando se pierde y mantenerla en De este modo, un objetivo básico del
funcionamiento cuando está presente. TBM-A es ayudar a las familias a reemplazar
Con el objetivo de estimular la mentaliza- los ciclos coercitivos y no mentalizadores por
ción, la mente del paciente, es decir la expe- discusiones mentalizadoras que puedan dar
riencia subjetiva del paciente, se vuelve el cen- paso a un optimismo realista que se asocia a
tro del tratamiento. El objetivo es que los pa- una sensación de elección y autonomía, a una
cientes y sus familias sepan más sobre cómo comunicación más efectiva y a una mayor
piensan y se sienten sobre sí mismos, sobre confianza.
otros y sobre ellos mismos en relación con La noción de ciclos coercitivos, conduci-
otras personas; cómo sus pensamientos y sen- dos por la activación emocional y amenazas a
timientos dan una dirección y un significado a la seguridad y la continuidad del sí mismo y
su conducta; y cómo las distorsiones que tie- sus figuras de apego, ayuda a los padres a apre-
nen al comprenderse a sí mismos y a los de- ciar la naturaleza de los problemas experimen-
más llevan a una conducta inadaptada, inclu- tados por los adolescentes y sus familias y defi-
so cuando tal conducta suele ser un esfuerzo ne un objetivo crucial: conseguir que los padres
para mantener cierta sensación de seguridad, participen en el tratamiento. Esta participación
estabilidad y control, para controlar los sen- intenta conseguir cambiar las discusiones sobre
timientos angustiantes e incomprensibles. “comportamientos que se necesitan controlar”,
Es importante considerar en el marco de discusiones que parecen un “diálogo de sor-
la mentalización, la gran vulnerabilidad que dos” entre los padres que se lamentan del
tienen para que su mentalización decaiga, en comportamiento “fuera de control” de sus hi-
particular los adolescentes con TLP, como jos los cuales se enfurecen y rechazan los inten-
hemos señalado anteriormente. Por lo tanto, tos de sus padres para controlarles, en conver-
es de vital importancia en el TBM-A recono- saciones mentalizadoras que permitan a los
cer la necesidad propia de la etapa adolescente miembros de la familia “oír” y comprender la
del un “andamiaje mentalizador”, normal- perspectiva de cada uno. Este cambio tiene el
mente proporcionado por la familia del ado- propósito de reavivar los marcadores de la
lescente, que apoya y actúa de puente en la mentalización: curiosidad, respeto, empatía,
transición del adolescente a una mayor com- mutualidad, y autonomía en todos los miem-
petencia de mentalización y estabilidad. bros de la familia. La empatía, por supuesto, no
Pero las interacciones no-mentalizadoras descarta el establecimiento de límites. Los pro-
y coercitivas en familias de adolescentes con cesos de apego que propician la mentalización,
TLP, refuerzan la no-mentalización tanto en como hemos mencionado antes, están cons-
adolescentes como en sus padres, algo que truidos en una base de confianza engendrada
lleva a círculos viciosos y los refuerza, ya im- por unos cuidados efectivos, sensibles, y regu-
passes sin solución. Como hemos destacado ladores, que incluyen apoyo y contención del
antes, los padres agonizan, sintiéndose atasca- estrés y de reacciones defensivas automáticas
dos, indefensos, enfadados y avergonzados, de lucha-o-huida, que llevan conductas des-
dando lugar a castigarlos, criticarlos, recha- tructivas y auto-destructivas.
zarlos antes de entenderlos, mentalizar y ofre- El TBM-A se encuadra por lo tanto en
cerles un apoyo empático, proporcionales ayudar a los padres a mantener su propia
límites efectivos y servir como modelo para mentalización primero, de manera que pue-
conectar los pensamientos y sentimientos, y dan apoyar la mentalización de sus hijos, algo
AIEDEM:
Asociación
Internacional
Para
el
Estudio
y
Desarrollo
de
la
Mentalización
www.asociacion-‐mentalizacion.com
Tratamiento
basado
en
la
mentalización
para
adolescentes
y
familias
18
así como las instrucciones de seguridad dadas mentalización, incluida una capacidad dete-
por una azafata de una aerolínea, la cual indi- riorada para interpretarse a sí mismo y a los
ca que los padres se pongan en primer lugar la demás, y unos modos no adaptados y no men-
máscara de oxígeno, antes de buscar la forma talizadores de percibir, sentir, pensar, enfren-
de ayudar a sus hijos a respirar. Este acerca- tar la comunicación y relación con otros.
miento implica la invitación de los padres a Ahora bien, la relación entre el deterioro
explorar las experiencias y situaciones en las de la mentalización y los trastornos neuropsi-
cuales se sienten golpeados por la confusión quiátricos y adictivos es bidireccional: los dé-
emocional y luchan para adoptar una posición ficits en la mentalización exacerban los pro-
mentalizadora y la identificación de las inter- blemas neuropsiquiátricos/adictivos mediante
venciones y recursos que pueden apoyarles a la interferencia con la capacidad para colabo-
ellos y a su capacidad mentalizadora. rar y hacer uso de la ayuda. La disfunción
Para ayudar a crear un marco común con neuropsiquiátrica/adictiva afecta a la impulsi-
los padres y ayudarlos a contrarrestar los sen- vidad, al control de la atención, a la regulación
timientos de vergüenza, culpabilidad, y deses- afectiva, a la cognición y el impulso, interfi-
peranza que alimentan los ciclos no- riendo todo esto con la capacidad de mentali-
mentalizadores, la TBM-A proporciona a la zación.
familia una formulación mentalizadora. Dicha De este modo, el segundo objetivo del
formulación consiste de un perfil de la menta- TBM-A consiste en valorar y proporcionar
lización del adolescente y de la familia, que “reparación” psicoterapéutica, educativa y/o
incluye tanto las fortalezas (una revisión de la farmacológica para los síntomas neuropsi-
capacidad de la familia de entender empáti- quiátricos que aparecen o bien durante la des-
camente y de ofrecer soporte) como las debi- compensación psicobiológica aguda y/o como
lidades (un resumen de las formas particula- los rasgos de personalidad vulnerables que
res –como por ejemplo, escapar hacia el modo representan una diátesis permanente a la dis-
hacer-de-cuenta o focalizarse exclusivamente función. Las intervenciones específicas del
en el comportamiento observable, dejando de TBM-A que serán mencionadas luego, tienen
lado lo que ocurre en la mente- y de los con- como objetivo ofrecer oportunidades para
textos interpersonales –por ejemplo, cuando practicar la restauración de la mentalización,
uno se siente vulnerable y desea apoyo y vali- aspirando finalmente a poner en marcha una
dación o al sentirse excluido- en los cuales la rehabilitación de la mentalización.
mentalización falla o es inhibida). Esta formu- En resumen:
lación, por lo tanto, resalta cómo es que los 1) El TBM-A pretende reemplazar los ciclos
quiebres en la mentalización dan paso a con- coercitivos no- mentalizadores que afectan a
ductas coercitivas y a reacciones defensivas los adolescentes y sus familias por conversa-
del tipo “lucha-o-huida” que socavan la reci- ciones mentalizadoras que pueden promo-
procidad y colaboración, así como la capaci- ver una remoralización optimista, basándo-
dad de involucrarse en el tratamiento. se en una mejora del sentido de autonomía y
La formulación que se ofrece a la familia entendimiento.
también incluye el trazar un perfil de las ca- 2) Este cambio o remoralización es reforza-
racterísticas neuropsiquiátricas, vulnerabili- do al proporcionar a la familia la formula-
dades adictivas y diagnósticos de los adoles- ción mentalizadora, que describe las fortale-
centes. Como fue sugerido anteriormente, zas y debilidades de la mentalización del
todos los trastornos psiquiátricos y adictivos adolescente y su familia; evalúa los estreso-
de la adolescencia implican la disfunción de la res que afectan a la mentalización de los
AIEDEM:
Asociación
Internacional
Para
el
Estudio
y
Desarrollo
de
la
Mentalización
www.asociacion-‐mentalizacion.com
Efrain
Bleiberg
19
AIEDEM:
Asociación
Internacional
Para
el
Estudio
y
Desarrollo
de
la
Mentalización
www.asociacion-‐mentalizacion.com
Tratamiento
basado
en
la
mentalización
para
adolescentes
y
familias
20
lización. La Tabla 1 contiene una lista de ins- Un aspecto importante del desarrollo de
trumentos en inglés. una formulación diagnóstica de la mentali-
Una evaluación comprehensiva de la zación es la participación de los adolescen-
mentalización se apoya también en evaluacio- tes y las familias en la evaluación constante
nes clínicas en diversos contextos de apego. La de sus propias capacidades de mentaliza-
participación de los adolescentes y sus fami- ción. Para facilitar tal participación, el
lias en intervenciones individuales, de familia TBM-A incluye grupos psicoeducativos, los
y de grupo permite una evaluación clínica “in- cuales son conocidos como grupos educati-
situ” de la capacidad de mentalización y de las vos de mentalización explícita. Estos grupos
vulnerabilidades del joven y su familia, parti- utilizan discusiones y juegos de rol que in-
cularmente en relación con los desafíos que tentan explica de manera concreta qué es la
conllevan las distintas sesiones. mentalización y a cómo puede uno recono-
cer una buena mentalización de una mala
AIEDEM:
Asociación
Internacional
Para
el
Estudio
y
Desarrollo
de
la
Mentalización
www.asociacion-‐mentalizacion.com
Efrain
Bleiberg
21
AIEDEM:
Asociación
Internacional
Para
el
Estudio
y
Desarrollo
de
la
Mentalización
www.asociacion-‐mentalizacion.com
Tratamiento
basado
en
la
mentalización
para
adolescentes
y
familias
22
riencia subjetiva del paciente. Este interroga- tento de averiguar acerca de su vida mental y
torio no es un ejercicio de investigación con- experiencia.
creta, sino un intento de entablar una conver- - La habilidad de mantener una postura
sación sobre los detalles de los pensamientos y mentalizadora activa, sin juzgar, que privilegie
sentimientos del paciente y los significados y la exploración conjunta de los estados menta-
relaciones en los cuales estos pensamientos y les del paciente.
sentimiento se generan. Los terapeutas por Una de mis imágenes favoritas al enseñar
consiguiente tratan de despertar la curiosidad la postura inquisitiva/no-saber es que los te-
sobre “¿qué esta pasando en tu mente?”, pre- rapeutas en formación se imaginen a sí mis-
guntando “¿cómo fue ‘tal cosa’ para ti?”. Las mos sentados al lado del paciente, centrándo-
competencias implicadas en la adopción de se con el paciente en un “mapa mental” hecho
esta postura incluyen: de los estados mentales intencionales de este
- La habilidad de comunicarse con los último.
pacientes y las familias de manera clara y di- Al ilustrar como funciona la mentaliza-
recta, utilizando afirmaciones simples, no ción, los terapeutas no le dicen al paciente lo
ambiguas, ni metafóricas, para evitar los ma- que los pacientes sienten o piensan, mucho
lentendidos. menos lo que realmente sienten o piensan, sin
- La habilidad de adoptar una postura que antes el paciente sea consciente de ello.
de “no saber” que manifieste a los adolescen- Por lo que el terapeuta del TBM no interpreta
tes y sus familias un interés genuino y un in- al paciente las razones inconscientes
AIEDEM:
Asociación
Internacional
Para
el
Estudio
y
Desarrollo
de
la
Mentalización
www.asociacion-‐mentalizacion.com
Efrain
Bleiberg
23
subyacentes que explican su experiencia y los terapeutas animan a sus pacientes a que
motivación. En cambio, en una postura de toleren el desconocimiento, eso quiere decir
mentalización, los terapeutas mantienen una que se evite la exactitud y que se sea un “ex-
posición cuidadosa y “de no saber”. Es decir, perto” sobre lo que está en la mente de otra
persona. Hacen esto mediante la de-
mostración de que solo podemos averiguar la
AIEDEM:
Asociación
Internacional
Para
el
Estudio
y
Desarrollo
de
la
Mentalización
www.asociacion-‐mentalizacion.com
Tratamiento
basado
en
la
mentalización
para
adolescentes
y
familias
24
perspectiva del otro mediante la investigación su propia mentalización, por ejemplo “me
y el estar abiertos a sorprendernos –o a cam- equivoqué al no darme cuenta” o “me con-
biar de opinión–, por la información que ob- fundí”, reconociendo que cuando en toda falla
tenemos. de la mentalización –incluso la del terapeuta-
Al aprender la perspectiva del paciente, todos juegan un papel. Estos modelos de auto-
los terapeutas reconocen que todos experi- revelaciones honestas, valentía y apertura,
mentamos interacciones de modo subjetivo y están al servicio de sugerir que: a) los fallos en
basado en impresiones. Por lo que al identifi- la mentalización son inevitables, son el verda-
car las diferencias de las perspectivas, entre el dero centro del tratamiento y son provocados
terapeuta y el paciente o entre los miembros por defensas susceptibles de ser comprendidas
de la familia, los terapeutas aceptan y validan y por malentendidos inevitables, y b) ofrecen
las perspectivas individuales antes de desafiar- la mejor oportunidad terapéutica para apren-
las o de invitar a la consideración de múltiples der a cómo mentalizar en momentos emocio-
perspectivas. Por ejemplo, un terapeuta po- nalmente desafiantes.
dría afirmar: “Puedo ver cómo llegas a esa Mantener el equilibrio: Tal como se ha
impresión, pero cuando pienso en ello, se me señalado anteriormente, la esencia de una
viene a la mente que él podría haber estado mentalización funcional es el equilibrio entre
preocupado por algo en vez de estar ignorán- varios aspectos de la mentalización: automáti-
dote”. ca y controlada, afecto y cognición; externa e
Al mostrar honestidad y transparencia interna, propia y de los demás. El equilibrio
hacia más de una perspectiva –y la valentía también es central en obtener una activación
que requiere mantenerse abierto y no a la de- afectiva óptima, ni mucha ni poca, en la cual
fensiva–, los terapeutas del TBM controlan y la mentalización opera, y el grado de activa-
reconocen sus propios errores y los fallos de ción del sistema de apego -la distancia inter-
AIEDEM:
Asociación
Internacional
Para
el
Estudio
y
Desarrollo
de
la
Mentalización
www.asociacion-‐mentalizacion.com
Efrain
Bleiberg
25
personal- es tal que permite la conexión em- acaba de ocurrir, emocionalmente e interper-
pática y la conciencia de ser una mente dife- sonalmente, en el momento que la mentaliza-
rente. ción comienza a fallar. Por último, “la inte-
Las competencias implicadas en mantener rrupción de la no-mentalización” supone c)
el equilibrio incluyen el monitoreo del des- ayudar a los pacientes y a otros miembros de
equilibrio que se produce entre los varios as- la familia a identificar cuando su propia men-
pectos de la mentalización y la respuesta a este talización comienza a fallar y a requerir una
desequilibrio con “movimientos opuestos”, es “pausa”, antes de que el mayor estrés les im-
decir: cuando el paciente está predominante- pida escuchar, comprender o explicar su pun-
mente centrado en la introspección, se le invi- to de vista. Este requerimiento es la señal,
ta a poner la atención en la mente de otras para ellos mismos y para los demás, de la ne-
personas, por ejemplo, “¿cómo crees que se cesidad de dar un paso atrás para reflexionar y
siente tu madre con esto?”, cuando se centra utilizar la mentalización controlada.
solo en las otras personas, se le invita a consi- Resaltar y marcar la buena mentalización:
derar su propia perspectiva, cuando el afecto Con el objetivo de incrementar la habilidad de
es lo que domina, se recurre a una postura las personas para conectar y entender los pen-
controlada, reflexiva, y viceversa samientos, sentimientos e intenciones, los
El mantener el equilibrio se consigue terapeutas ponen en práctica las siguientes
también mediante la adaptación de las inter- competencias: a) buscar activamente ejemplos
venciones al nivel de mentalización y excita- o casos de buena mentalización; b) “destacar”
ción del paciente. Finalmente, mantener el y marcar positivamente esos ejemplos espon-
equilibrio también implica promover cuida- táneos de buena mentalización, por ejemplo
dosamente en las sesiones con la familia y en diciendo: “Johnny, cuando le contaste a tus
grupo, interacciones “naturales” acerca de padres cómo te sentías cuando ‘te comías la
temas problemáticos, e intervenir en momen- cabeza’ porque pensabas que la habías fasti-
tos críticos para demostrar cómo esos pro- diado, me impresionó lo claro que fuiste y
blemas son perpetuados por malentendidos y cómo te diste cuenta que tus padres estaban
quiebres en la mentalización. tratando de comprender cómo te estabas sin-
Intervenir para interrumpir la no- tiendo”; c) ampliar estos ejemplos animando a
mentalización: Una premisa básica del mode- otros a prestar atención y evaluar las interac-
lo de TBM es que las interacciones no- ciones que generan una buena mentalización,
mentalizadoras son el núcleo donde ocurren la cual permite una comunicación efectiva y la
la mayoría de los impasses que generan con- resolución de problemas.
ductas coercitivas, defensivas y sintomáticas y
por lo tanto, son el objetivo primario de las El circuito de la mentalización
intervenciones terapéuticas. (mentalizing loop):
Las competencias implicadas en la inte- Los pasos implicados en el circuito de la
rrupción de la no-mentalización incluyen: a) mentalización (Figura 9) proporcionan un
identificar cuándo la mentalización falla (ver marco que orienta al terapeuta, sin seguir una
la sección sobre “la evaluación de la mentali- secuencia rígida, para facilitar el proceso de
zación”); b) interrumpir los momentos de no- mentalización con los adolescentes y sus fami-
mentalización, lo que incluye la habilidad del lias, y/o con los grupos adolescentes.
terapeuta para “ralentizar” e invitar al pacien- El primer paso consiste en que el terapeu-
te, a la familia, o al grupo a “hacer una pausa” ta se dé cuenta de cuándo hay una ruptura en
y “rebobinar”, es decir darse cuenta de lo que
AIEDEM:
Asociación
Internacional
Para
el
Estudio
y
Desarrollo
de
la
Mentalización
www.asociacion-‐mentalizacion.com
Tratamiento
basado
en
la
mentalización
para
adolescentes
y
familias
26
AIEDEM:
Asociación
Internacional
Para
el
Estudio
y
Desarrollo
de
la
Mentalización
www.asociacion-‐mentalizacion.com
Figura
10:
Abanico
de
intervenciones
Efrain
Bleiberg
27
AIEDEM:
Asociación
Internacional
Para
el
Estudio
y
Desarrollo
de
la
Mentalización
www.asociacion-‐mentalizacion.com
Tratamiento
basado
en
la
mentalización
para
adolescentes
y
familias
28
más crisis y de pérdida de los límites terapéu- impasse interpersonal, y de los sentimientos
ticos. asociados a cada paso. Las acciones deberían
Las intervenciones de apoyo respetan y rastrearse hasta los sentimientos que las pro-
validan los relatos del paciente además de vocaron, “rebobinando” los acontecimientos y
manifestar el deseo del terapeuta de com- estableciendo en cada momento, los estados
prender el impacto emocional de la situación mentales que llevaron a acciones impulsivas,
actual asociada a una mayor angustia y al fallo desadaptadas o hirientes. La tarea de los tera-
en la mentalización. Las intervenciones son peutas consiste en ayudar a los pacientes a
presentadas de forma simple, clara y con pre- conectar las acciones e interacciones a pensa-
guntas y afirmaciones inequívocas. Las inter- mientos y sentimientos, y ser capaz de elabo-
venciones complejas, tales como aquellas que rar la comprensión de ambos de esos pensa-
acarrean significados simbólicos o hipótesis mientos, sentimientos y otros estados menta-
sobre el origen en el pasado de los patrones les, en una forma que provoque más discurso
relacionales actuales, requieren una mentali- y mayor curiosidad.
zación muy reflexiva y controlada, precisa- Al aclarar y elaborar conexiones entre
mente la cual el paciente carece, por lo menos sentimientos, pensamientos, acciones y rela-
en los moments de angustia o, como es el caso ciones, se ayuda a los adolescentes a entender
de los adolescentes o pacientes con TLP, de que existen sentimientos “escondidos” y
manera constante. Utilizando las competen- “perspectivas faltantes” que llevan a malen-
cias descritas en el apartado sobre la postura tendidos y fallas en la mentalización. En el
terapéutica, los terapeutas intentan destacar y proceso de elaboración, los terapeutas están
ensalzar la buena mentalización del paciente, pendientes de los fallos de los pacientes para
y exploran sus efectos positivos, dando una comprender su propia mente y/o la de otros, y
mayor sensación de control y una mejora de cuando el fallo es evidente, los terapeutas
la habilidad para recibir ayuda y apoyo. Los cuestionan al paciente y buscan lograr un en-
terapeutas exploran esos efectos desde la tendimiento alternativo.
perspectiva de ambos, del paciente y del otro, Cuando finalmente, los terapeutas ofrecen
por ejemplo: “es impresionante cómo has re- un resumen de lo que han entendido luego de
suelto lo que te pasaba a ti y a… ¿cómo fue una clarificación, son cuidadosos, como
para ti el haberlo resuelto?” y a continuación, cuando presentan la formulación de la menta-
por ejemplo: ¿cómo crees que se sintió tu ma- lización mencionada antes, ellos no están
dre cuando le explicaste cómo te afectaban las compartiendo una verdad real sobre la vida
cosas? mental del paciente, sino solamente su propia
2. Aclaración y elaboración: La aclaración perspectiva.
y la elaboración, pueden ser utilizadas en los 3. Confrontación y desafío: El alcanzar un
momentos en los cuales los pacientes estás nivel más elevado de mentalización le permite
menos activados y más mentalizadores. al terapeuta desafiar y confrontar al paciente.
La aclaración supone un esfuerzo activo Al desafiar y confrontar, los terapeutas in-
para ordenar o reconstruir el contexto emo- tentan despertar la curiosidad en los pacientes
cional e interpersonal que condujo a la ruptu- sobre sus propias motivaciones y que se den
ra de la mentalización. Los terapeutas se com- cuenta que los estados mentales y las motiva-
prometen con los pacientes en un esfuerzo ciones se pueden por un lado ocultar, ignorar
activo para tejer una imagen detallada de la o rechazar, y por el otro, tratar de entenderse.
secuencia conductual e interpersonal que lle- Los terapeutas ayudan a identificar cómo
vó a la ruptura de la mentalización o a algún la no-mentalización y los patrones automáti-
AIEDEM:
Asociación
Internacional
Para
el
Estudio
y
Desarrollo
de
la
Mentalización
www.asociacion-‐mentalizacion.com
Efrain
Bleiberg
29
cos, impulsivos, adictivos proporcionan alivio sado (el “allí-y-entonces”) basado en la actual
y una sensación –falsa o ilusoria-, de control, relación (el “aquí-y-ahora”) paciente-
seguridad y conexión. Esto era algo que Jason terapeuta, sino que conlleva una secuencia
reconoció: “insensibilizarse” con drogas le bien definida de intervenciones, que siguen la
ayudaba cuando se sentía fuera de control y secuencia revisada en el abanico de interven-
humillado. Tal discusión permite la articula- ciones (Tabla 7), que valida la experiencia del
ción y explicación de la comprensible reticen- paciente; clarifica y elabora el afecto y el con-
cia a interrumpir el comportamiento impulsi- texto de relación; y desafía ofreciendo una
vo y no-mentalizador que todo el mundo perspectiva alternativa. En la mentalización de
siente3. También prepara el camino para una la transferencia, de todas formas, la explora-
exploración del dolor y el precio asociado a la ción de la experiencia del paciente se realiza
impulsividad y a los patrones de no- sobre la relación actual con el terapeuta.
mentalización, y para discutir la valentía re- Aclarar los sentimientos del paciente y los
querida para cambiar y lograr el control real. pensamientos e interacciones asociados a esos
El propósito de la confrontación y el desa- sentimientos, debe incluir una referencia a la
fío es estimular en el paciente un interés en contribución actual. Los terapeutas aceptan su
asumir el riesgo de aprender a autocontrolarse contribución en el origen de algún acting-out,
y ser más efectivo en las relaciones, a través de en lugar de esconderse detrás de la premisa de
ejercitar la capacidad de entender y represen- que el “paciente distorsiona” la realidad.
tarse los estados mentales propios y de los Asumiendo la responsabilidad de sus propios
demás, de una forma más compleja y acerta- errores y desaciertos, es una poderosa forma
da. de demostrar a los pacientes que el coraje, la
4. La mentalización de la transferencia: autenticidad y apertura generan mayor efecti-
Mentalizar la transferencia sería el paso final vidad en la capacidad de ser un agente, de
en el abanico de intervenciones. Ésta se vuelve autocontrolarse y de relacionarse adecuada-
posible cuando los pacientes demuestran la mente. La capacidad de los terapeutas de mo-
capacidad para comprometerse con una men- nitorizar sus propios fallos en la mentaliza-
talización más compleja, a pesar de los incre- ción, y como éstos contribuyen a un acting-
mentos en la excitación y en la cercanía emo- out es una habilidad clave de los terapeutas de
cional. TBM-A y es además un foco central en las
La relación entre los pacientes y terapeu-
tas estimula inevitablemente el desarrollo de
un vínculo de apego, por lo tanto la angustia y
los fallos en la mentalización aumentan. La
relación terapéutica ofrece una oportunidad
única para experimentar y practicar la menta-
lización en un contexto de intensidad afectiva
y cercanía emocional.
En el TBM, la mentalización de la transfe-
rencia no se refiere a la interpretación del pa-
3
Lo
que
en
psicoanálisis
se
conoce
como
“ganancia
primaria”.
(NdT)
AIEDEM:
Asociación
Internacional
Para
el
Estudio
y
Desarrollo
de
la
Mentalización
www.asociacion-‐mentalizacion.com
Tratamiento
basado
en
la
mentalización
para
adolescentes
y
familias
30
AIEDEM:
Asociación
Internacional
Para
el
Estudio
y
Desarrollo
de
la
Mentalización
www.asociacion-‐mentalizacion.com
1
Efrain
Bleiberg
31
AIEDEM:
Asociación
Internacional
Para
el
Estudio
y
Desarrollo
de
la
Mentalización
www.asociacion-‐mentalizacion.com
2
AIEDEM:
Asociación
Internacional
Para
el
Estudio
y
Desarrollo
de
la
Mentalización
www.asociacion-‐mentalizacion.com
3
Efrain
Bleiberg
33
que pasan de él o que desean hacerle daño, controlarle y humillarle. Esto lo hace sentir muy
solo, enfadado y agobiado. Entonces él piensa que la única manera de controlar sus sentimien-
tos es distraerse o insensibilizarse, fingiendo que no le importa, que ni se siente solo, ni enfa-
dado, ni agobiado. La manera que encuentra de distanciarse de esos sentimientos de vulnera-
bilidad, es convertir sus sentimientos en acciones, en especial acciones sobre su propio cuerpo,
como cuando se autolesiona o se droga, o realizando acciones para hacer sentir a los demás
tan solos, enfadados y agobiados como él.
La mentalización en la familia: La familia de Jason ha estado “atascada” en un “diálogo
de sordos” en el cual todo el mundo siente que no se le escucha, ni se le entiende y piensan
que es muy desesperante que nadie más pueda apreciar la perspectiva individual, y tomar en
cuenta las propias necesidades y sentimientos.
Los padres de Jason ven los problemas de su hijo de formas muy diferentes y se culpan
el uno a otro por las dificultades que ven en él. Cuando se sienten estresados, los padres tie-
nen la dificultad de abrirse a otra perspectiva diferente, por lo cual los lleva a un círculo vi-
cioso en el cual, cuando Jason se encuentra más angustiado y se siente enfadado e incom-
prendido, adopta comportamientos que son más angustiantes para sus padres, lo que los
lleva a no comprender a su hijo. A su vez, esto lleva a Jason a sentirse más angustiado, enfa-
dado e incomprendido, y así sucesivamente, hasta que todo el mundo se siente desesperado
y fuera de control.
Plan de tratamiento: Jason y sus padres se han puesto de acuerdo para participar en un
plan de tratamiento que empezará con un periodo de hospitalización. El propósito de esta fase
es ayudar a cambiar los ciclos viciosos descritos arriba para que Jason y sus padres puedan
recuperar la sensación de control, esperanza y conexión basada en una mejor habilidad para
comprenderse entre sí, comunicarse y colaborar más efectivamente.
Un objetivo importante es planificar cómo Jason podría comprender y controlar sus sen-
timientos de una manera que pueda enfrentarse a ellos sin la necesidad de sus comportamien-
tos autodestructivos, que perjudican su salud y sus relaciones. Estos incluyen el abuso de sus-
tancias, las autolesiones y su absorción en la pornografía. Completar un plan que interrumpa
estos patrones autodestructivos, controlando las crisis y que esto se mantenga después de
abandonar el hospital, es un objetivo de esta fase del tratamiento.
Un segundo objetivo de la hospitalización será estabilizar los síntomas de la depresión y la
ansiedad que hacen muy difícil a Jason sentirse seguro, efectivo y capaz de pensar claramente
y comprender sus sentimientos o los de los demás. Otro objetivo es confeccionar un plan de
medicación. Evaluar sus capacidades psicológicas y de aprendizaje, será también parte del ob-
jetivo, para saber cómo aprende y cómo puede utilizar en su beneficio su maravillosa inteli-
gencia para acomodar el tipo de procesamiento que es relativamente débil en él.
El objetivo final de la hospitalización consiste en tener una oportunidad para que Jason y
su familia practiquen cómo mantener la mente de cada uno efectivamente comprometida –
cómo mentalizar- en situaciones desafiantes en las cuales es difícil mantener la mente bajo
control. Las sesiones individuales, de grupo y de familia les brindarán la oportunidad para
poner esto en práctica en varias situaciones que presenten diferentes tipos de desafío. Jason y
sus padres tienen previsto luego de la hospitalización participar en un programa de sesiones
semanales individuales y de grupo, y sesiones mensuales en familia, durante un año. Una vez
al mes, el equipo también se reunirá con Jason y sus padres para evaluar su progreso.
AIEDEM:
Asociación
Internacional
Para
el
Estudio
y
Desarrollo
de
la
Mentalización
www.asociacion-‐mentalizacion.com
Tratamiento
basado
en
la
mentalización
para
adolescentes
y
familias
34
Referencias
Allen, J. (2006). Personal Communication. Allen, J.G., cally oriented partial hospitalization: an 18-month
Fonagy, P., Bateman, A.W. (2008a). Mentalizing in follow-up. American Journal of Psychiatry, 158(1),
Clinical Practice. Washington, DC, American Psy- 36-42.
chiatric Publishing,
Bateman, A. W., & Fonagy, P. (2004). Psychotherapy for
Allen, J., Lemma, A., Fonagy, P. (2012). Drug Addiction Borderline Personality Disorder: Mentalization
in Handbook of Mentalizing in Mental Health Prac- Based Treatment. Oxford: Oxford University Press.
tice. Edited by Bateman A, Fonagy P, Washington,
Bateman, A. W., & Fonagy, P. (2006a). Mentalization
DC: American Psychiatric Publishing, pp 445-461.
Based Treatment for Borderline Personality Disor-
Angold, A., Costello, A.J. (2001): The epidemiology of der: A Practical Guide. Oxford: Oxford University
depression in children and adolescents, in the De- Press.
pressed Child and Adolescent, 2nd Edition (Cam-
Bateman, A. W., & Fonagy, P. (2008). 8-year follow-up
bridge Child and Adolescent Psychiatry Series).
of patients treated for borderline personality disor-
Edited by Goodyear IM. Cambridge, UK, Cam-
der - mentalization based treatment versus treat-
bridge University Press, , pp143-178
ment as usual. American Journal of Psychia-
Arnsten, A.F.T. (1998): The biology of being frazzed. try. 165(5); 631-638
Science 280:1711-1712,
Bateman, A. W., & Fonagy, P. (2009). Randomized
Arnsten, A.F.T. (2000): Stress impairs prefrontal controlled trial of outpatient Mentalization-based
cortical function in rates and monkeys: role of do- Treatment versus Structured Clinical Management
pamine D1 and norepinephrine alpha-1 receptor for borderline personality disorder. American Jour-
mechanisms. Prog Brain Res 126:183- 192. nal of Psychiatry, 166(12), 1355-1364.
Arnsten, A. F. T., Mathew, R., Ubriani, R., Taylor, J. R., Bateman, A., Fonagy, P., Luyten, P. (2012). Introduc-
& Li, B.-M. (1999). alpha-1 noradrenergic receptor tion and Overview in Handbook of Mentalizing in
stimulation impairs prefrontal corical cognitive Mental Health Practice. Edited by Bateman, A.,
function. Biological Psychiatry, 45, 26-31. Fonagy, P., Washington, DC: American Psychiatric
Publishing, pp 3-43.
Asen, A., Fonagy, P. (2012). Mentalization-Based
Family Therapy in Handbook of Mentalizing in Bateman, A., Fonagy, P. (2012). Antisocial Personality
Mental Health Practice. Edited by Bateman, A., Disorder in Handbook of Mentalizing in Mental
Fonagy, P., Washington, DC: Health Practice. Edited by Bateman, A., Fonagy, P.,
Washington, DC: American Psychiatric Publishing,
American Psychiatric Publishing, pp 107-128. Baird, A.
pp 289-308.
A., Veague, H. B., & Rabbitt, C. E. (2005). Develop-
mental precipitants of borderline personality disor- Battle, C. L., Shea, M. T., Johnson, D. M., Yen, S.,
der. Dev Psychopathol, 17(4), 1031-1049. Zlotnick, C., Zanarini, M. C., et al. (2004). Child-
hood maltreatment associated with adult personality
Bateman, A. W., & Fonagy, P. (1999). The effectiveness
disorders: findings from the Collaborative Longitu-
of partial hospitalization in the treatment of border-
dinal Personality Disorders Study. J Personal Dis-
line personality disorder - a randomised controlled
ord, 18(2), 193- 211.
trial. American Journal of Psychiatry, 156, 1563-
1569. Becker, D. F., Grilo, C. M., Edell, W. S., & McGlashan,
T. H. (2002). Diagnostic Efficiency of Borderline
Bateman, A. W., & Fonagy, P. (2000). Effectiveness of
Personality Disorder Criteria in Hospitalized Ado-
psychotherapeutic treatment of personality disorder.
lescents: Comparison with hospitalized adults.
Br J Psychiatry, 177, 138-143.
American Journal of Psychiatry, 159(12), 2042-2047.
Bateman, A. W., & Fonagy, P. (2001). Treatment of
Belsky, J., Caspi, A., Arseneault, L. (2012) et al: A test of
borderline personality disorder with psychoanalyti-
Diathesis-stress Theories of the Etiology of Border-
AIEDEM:
Asociación
Internacional
Para
el
Estudio
y
Desarrollo
de
la
Mentalización
www.asociacion-‐mentalizacion.com
Efrain
Bleiberg
35
line Personality Disorders in a Birth Cohort of 12 its Relation to Cognitive Development. Biological
year old Children. Developmental Psychopathology. Psychology, 54 (1- 3), 241-257.
24(01). 251-265
Chabrol, H., Mantovany, A., Chouicha, K., Callahan, S.,
Bleiberg, E. (2001). Treating personality disorders in & Mullet, E. (2001). Frequency of borderline per-
children and adolescents: A relational approach. sonality disorder in a sample of French high school
New York: Guilford. students. Canadian Journal of Psychiatry, 46, 847-
849.
Bleiberg, E., Rossouw, T., Fonagy, P. (2012). Adolescent
Breakdown and Emerging Borderline Personality Chanen, A. M., Jackson, H. J., McGorry, P. D., Allot, K.
Disorder in Handbook of Mentalizing in Mental A., Clarkson, V., & Yuen, H. P. (2004). Two-year
Health Practice. Edited by Bateman, A., Fonagy, P.. stability of personality disorder in older adolescent
Washington, DC: American Psychiatric Publishing, outpatients. J Personal Disord, 18(6), 526-541.
pp 463-509.
Choudhury, S., Blakemore, S.-J., & Charman, T. (2006).
Bondurant, H., Greenfield, B., & Tse, S. M. (2004). Social cognitive development during adolescence.
Construct validity. of adolescent BPD. Can Child SCAN, 1, 165-174.
Ado Psychiatry Review, 13(3), 53-57.
Cohen, P., Crawford, T. N., Johnson, J. G., & Kasen, S.
Bornovaloba, M. A., Gratz, K. L., Daughters, S. B., Nick, (2005). The children in the community study of
B., Delaney-Brumsey, A., Lynch, T. R., et al. (2008). developmental course of personality disorder. J
A multimodal assessment of the relationship be- Personal Disord, 19(5), 466- 486.
tween emotion dysregulation and borderline per-
Coid, J. W. (1993). An affective syndrome in psycho-
sonality disorder among inner-city substance users
paths with borderline personality disorder? Br J
in residential treatment. Journal of Psychiatric Re-
Psychiatry, 162, 641-650.
search, 42, 717-726.
Crawford, T. N., Cohen, P., & Brook, J. S. (2001).
Bornovaloba, M. A., Hicks, B. M., Iacono, W. G.,
Dramatic-erratic personality disorder symptoms: II.
McGue, N. (2009). Stability, Change and Heritability
Developmental pathways from early adolescence to
of Borderline Personality disorder Traits from Ado-
adulthood. J Personal Disord, 15(4), 336-350.
lescence to Adulthood: A Longitudinal Twin Study.
Developmental Psychopathology 21 (4) 1335-1353. Crick, N. R., Murray-Close, D., & Woods, K. (2005).
Borderline personality features in childhood: a
Bowlby, J. (1969). Attachment and Loss, Vol. 1:
short-term longitudinal study. Dev Psychopathol,
Attachment. London: Hogarth Press and the Insti-
17(4), 1051-1070.
tute of Psycho-Analysis.
Csibra, G., & Gergely, G. (2006a). Social learning and
Bowlby, J. (1977). The making and breaking of affec-
social cognition: The case for pedagogy. In M. H.
tional bonds II: Some principles of psychotherapy.
Johnson & Y. M. Munakata (Eds.), Processes of
British Journal of Psychiatry, 130, 421-431.
chanage in brain and cognitive developement. At-
Bowlby, J. (1982). Attachment and loss, Volume I: tention and Performance (Vol. XXI, pp. 249-274).
Attachment (second ed.). New York: Basic Books. Oxford: Oxford University Press.
Bowlby, J. (1988b). A Secure Base: Clinical Applications Dahl, R. E. (2001). Affect Regulation, Brain Develop-
of Attachment Theory. London: Routledge. ment, and Behavioral / Emotional Health in Adoles-
cence. CNS Spectrums, 6(1), 60-72.
Bradley, R., Conklin, C. Z., & Westen, D. (2005). The
borderline personality diagnosis in adolescents: Damasio, A. (1999). The Feeling of What Happens:
Gender differences and subtypes. Journal of Child Body and Emotion in the Making of Consciousness.
Psychology and Psychiatry, 46(9), 1006-1019. New York: Harcourt Brace.
Carlson, E., Egeland, B., Sroufe, L. (2009). A Prospective De Clercq, B., & De Fruyt, D. (2003). Personality
Investigation of the Development of Borderline disorder symptoms in adolescence: A five- factor
Personality Symptoms. Developmental Psycho- model perspective. Journal of Personality Disorders,
pathology, 21 (14) 1311-1334. 17(4), 269-292.
Casey, B. J., Giedd, F. N., & Thomas, K. M. (2000). Diamond, G. S., & Liddle, H. A. (1999). Transforming
Structural and Functional Brain Development and Negative Parent - Child Interactions: From Impasse
to Dialogue. Family Process, 38, 5-26.
AIEDEM:
Asociación
Internacional
Para
el
Estudio
y
Desarrollo
de
la
Mentalización
www.asociacion-‐mentalizacion.com
Tratamiento
basado
en
la
mentalización
para
adolescentes
y
familias
36
Dimaggio, G., Lysaker, P. H., Carcione, A., Nicolo, G., Quieting the affective storm of Borderline Personali-
& Semerari, A. (2008). Know yourself and you shall ty disorder. Am J Psychiatry 166:522-558.
know the other... to a certain extent: multiple paths
Jogems-Kosterman, B. J., de Knijff, D. W., Kusters, R., &
of influence of self- reflection on mindreading. Con-
van Hoof, J. J. (2007). Basal cortisol and DHEA
scious Cogn, 17(3), 778-789.
levels in women with borderline personality disor-
Distel, M.A., Trull, T.J., Derom, C.A. (2008). Et al: der. J Psychiatr Res, 41(12), 1019-1026.
Hertability of Borderline Personality Disorder fea-
Johnson, J., Cohen, P., Smailes, E., Kasen, S., Oldham,
tures is Similar across Three Countries. Psychologi-
J., Skodol, A., et al. (2000). Adolescent personality
cal Medicine 38 (9), 1219-1229.
disorders associated with violence and criminal
Fearon, R. M., & Belsky, J. (2004). Attachment and behavior during adolescence and early adulthood.
attention: protection in relation to gender and cu- American Journal of Psychiatry, 157, 1406-1412.
mulative social-contextual adversity. Child Dev,
Keysers, C., & Gazzola, V. (2006). Towards a unifying
75(6), 1677-1693.
neural theory of social cognition. Prog Brain Res,
Fergusson, D. M., & Horwood, L. J. (1999). Prospective 156, 379-401.
childhood predictors of deviant peer affiliations in
Killgore, W. D., Oki, M., & Yurgelun-Todd, D. A.
adolescence. Journal of Child Psychology and Psy-
(2001). Sex-specific developmental changes in
chiatry and Allied Disciplines, 40, 581-592.
amygdala responses to affective faces. Neuroreport,
Fonagy, P., & Luyten, P. (2009). A developmental, 12(2), 427-433.
mentalization-based approach to the understanding
Kobak, (2009) et al Koenigsberg, H. W., Harvey, P. D.,
and treatment of borderline personality disorder.
Mitropoulou, V., Schmeidler, J., New, A. S., Good-
Development and Psychopathology, 21(4), 1355-
man, M., et al. (2002). Characterizing affective in-
1381.
stability in borderline personality disorder. Am J
Fonagy, P., Gergely, G., Jurist, E., & Target, M. (2002). Psychiatry, 159(5), 784-788.
Affect Regulation, Mentalization and the Develop-
Lieberman, M. D. (2007). Social cognitive neuroscience:
ment of the Self. New York: Other Press.
a review of core processes. Annu Rev Psychol, 58,
Frith, C. D. (2007). The social brain? Philos Trans R Soc 259-289.
Lond B Biol Sci, 362(1480), 671-678.
Lombardo, M. V., Chakrabarti, B., Bullmore, E. T.,
Frith, C. D., & Frith, U. (2006a). The neural basis of Wheelwright, S. J., Sadek, S. A., Suckling, J., et al.
mentalizing. Neuron, 50, 531-534. Gallese, V., Key- (2010). Shared neural circuits for mentalizing about
sers, C., & Rizzolatti, G. (2004). A unifying view of the self and others. J Cogn Neurosci, 22(7), 1623-
the basis of social cognition. Trends Cogn Sci, 8(9), 1635.
396-403.
Ludolph, P. S., Westen, D., Misle, B., Jackson, A.,
Garnet, K. E., Levy, K. N., Mattanah, J. J. F., Edell, W. S., Wixom, J., & Wiss, F. C. (1990). The borderline
& McGlashan, T. H. (1994). Borderline personality diagnosis in adolescents: symptoms and develop-
disorder in adolescents: Ubiquitous or specific? mental history. Am J Psychiatry, 147(4), 470-476.
American Journal of Psychiatry, 151(9), 1380−1382.
Luyten, P., Fonagy, P., Lemma, A. (2012). Depression in
Gergely, G. (2004). The role of contingency detection in Handbook of Mentalizing in Mental Health Practice.
early affect-regulative interactions and in the devel- Edited by Bateman, A., Fonagy, P., Washington, DC:
opment of different types of infant attachment. American Psychiatric Publishing, pp 385-417.
Social Behavior, 13, 468-478.
Luyten, P., Fonagy, P., Lowyck, B., Vermote, R. (2012):
Giedd, J. N., Blumenthal, J., Jeffries, N. O., Castellanos, Assessment of Mentalization in Handbook of Men-
F. X., Liu, H., Zijdenbos, A., et al. (1999). Brain de- talizing in Mental Health Practice. Edited by Bate-
velopment during childhood and adolescence: a man A, Fonagy P pp 43-65, Washington, DC: Amer-
longitudinal MRI study. Nat Neurosci, 2, 861-863. ican Psychiatric Publishing,
Gogtay, N., Giedd, J. N., Lusk, L., Hayashi, K. M., Lyons-Ruth, K., Yellin, c., Melnick, S., Atwood, G.
Greenstein, D., Vaituzis, A. C., et al. (2004). Dynam- (2005). Expanding the Concept of Unresolved Men-
ic mapping of human cortical development during tal States of Mind are Associated wit atypical Mater-
childhood through early adulthood. Proc Natl Acad nal Behavior and Infant disorganization. Develop-
Sci U S A, 101(21), 8174-8179. mental Psychopathology 17, 1-23.
Goodman, M., Hazlett, E.A., New, A. S., (2009) et al: Mayes, L. C. (2000). A developmental perspective on
AIEDEM:
Asociación
Internacional
Para
el
Estudio
y
Desarrollo
de
la
Mentalización
www.asociacion-‐mentalizacion.com
Efrain
Bleiberg
37
the regulation of arousal states. Seminars in Perina- Rossouw, T., Fonagy, P., (2012). Mentalization-based
tology, 24, 267-279. treatment for self-harm in Adolescents: a random-
ized control trial. Journal of the American Academy
Mayes, L. C. (2006). Arousal regulation, emotional
of Child and Adolescent Psychiatry. 51(12); 1304-
flexibility, medial amygdala function, and the im-
1313
pact of early experience: comments on the paper of
Lewis et al. Ann N Y Acad Sci, 1094, 178-192. Satpute, A. B., & Lieberman, M. D. (2006). Integrating
automatic and controlled processes into neurocog-
McManus, M., Lerner, H., Robbins, D., & Barbour, C.
nitive models of social cognition. Brain Res, 1079(1),
(1984). Assessment of borderline symptomatology
86-97.
in hospitalized adolescents. Journal of the American
Academy of child psychiatry, 23(685-694). Suchman, N. (2012) et al: At Risk Mothers of Infants
and Toddlers in Handbook of Mentalizing in Mental
Moffitt, T. E., Caspi, A., Harrington, H., & Milne, B. J.
Health Practice. Edited by Bateman A, Fonagy P,
(2002). Males on the life-course- persistent and
Washington, DC: American Psychiatric Publishing,
adolescence-limited antisocial pathways: follow-up
pp 309-346.
at age 26 years. Dev Psychopathol, 14(1), 179-207.
Sharp, C., & Romero, C. (2007). Borderline personality
Nelson, E. E., Leibenluft, E., McClure, E. B., & Pine, D.
disorder: a comparison between children and adults.
S. (2005). The social re-orientation of adolescence: a
Bull Menninger Clin, 71(2), 85-114.
neuroscience perspective on the process and its
relation to psychopathology. Psychological Medi- Siever, L. J., Torgersen, S., Gunderson, J. G., Livesley,
cine, 35, 163-174. W. J., & Kendler, K. S. (2002). The Borderline Diag-
nosis III: Identifying Endophenotypes for Genetic
Neumann, I. D. (2008). Brain oxytocin: a key regulator
Studies. Biological Psychiatry(51), 964-968.
of emotional and social behaviors in both females
and males. Journal of Neuroendocrinology, 20(6), Siever, L. J., & Weinstein, L. N. (2009). The neurobi-
858-865. ology of personality disorders: implications for
psychoanalysis. J Am Psychoanal Assoc, 57(2),
New, A. S., Hazlett, E. R., Buchsbaum, M. S., Goodman,
361-398.
M., Mitelman, S. A., Newmark, R., et al. (2007).
Amygdala PerFrontal Disconnection in Borderline Skarderud, F., Fonagy, P., Lemma, A. (2012). De-
Personality Disorder. Neuropsychopharmacology, pression in Handbook of Mentalizing in Mental
32, 1629-1640. Health Practice. Edited by Bateman A, Fonagy P,
Washington, DC: American Psychiatric Publish-
Ni X, Chand, Chan K, McMain, S., & Kennedy J. (2009).
ing, pp 385-417.
Serotonin Genes and Gene - Gene Interactions in
Borderline Personality Disorder in a Matched Case - Skodol, A. E., Siever, L. J., Livesley, W. J., Gunder-
Control Study - Progress. Neuropsycho Pharmacol- son, J. G., Pfohl, B., & Widiger, T. A. (2002). The
ogy and Biological Psychiatry, 33, 128-133. borderline diagnosis II: biology, genetics, and
clinical course. Biol Psychiatry, 51(12), 951-963.
Ni, X., Sicard, T., Bulgin, N., Bismil, R., Chan, K.,
McMain, S., et al. (2007). Monoamine oxidase a Slade, A., & Sadler, L. (2007). 'Minding the Baby'. In
gene is associated with borderline personality disor- L. C. Mayes, P. Fonagy & M. Target (Eds.), De-
der. Psychiatr Genet, 17(3), 153-157. velopmental science and psychoanalysis. Lon-
don: Karnac.
Offer, D., & Offer, J. B. (1975). From Teenage to young
manhood: A psychological study. New York: Basic Solomon, J., & George, C. (1996). Defining the
Books. Caregiving System: Toward a Theory of Caregiv-
ing. Infant Mental Health Journal, 17, 183-197.
Pine, D. S., Grun, J., Maguire, E. A., Burgess, N.,
Zarahn, E., Koda, V., et al. (2002). Neurodevelop- Solomon, J., George, C., & Dejong, A. (1995). Chil-
mental Aspects of Spatual Navigation: A Vitual dren classified as controlling at age six: Evidence
Reality FMRI Study. Neuroimage, 15 (2), 396-406. of disorganized representational strategies and
aggression at home and at school. Development
Pronin, E., Gilovich, T., & Ross, L. (2004). Objectivity in
and Psychopathology, 7, 447-463.
the eye of the beholder: divergent perceptions of bias
in self versus others. Psychol Rev, 111(3), 781-799. Sowell, E. R., Peterson, B. S., Kan, E., Woods, R. P.,
Yoshii, J., Bansal, R., et al. (2007). Sex differences
in cortical thickness mapped in 176 healthy indi-
AIEDEM:
Asociación
Internacional
Para
el
Estudio
y
Desarrollo
de
la
Mentalización
www.asociacion-‐mentalizacion.com
Tratamiento
basado
en
la
mentalización
para
adolescentes
y
familias
38
viduals between 7 and 87 years of age. Cereb adolescent personality pathology. British Journal
Cortex, 17(7), 1550-1560. of Psychiatry, 186, 227-238.
Sowell, E. R., Peterson, B. S., Thompson, P. M., White, C.N., Gunderson, J.G., Zanarini, M.C., Hud-
Welcome, S. E., Henkenius, A. L., & Toga, A. W. son, J.I. (2003). Family Studies of Borderline of
(2003). Mapping cortical change across the hu- Borderline Personality Disorder: A Review. Har-
man life span. Nat Neurosci, 6(3), 309- 315. vard Review of Psychiatry 11 (1) 8- 19.
Spear, L. (2007). The Developing Brain and Adoles- Winograd, G., Cohen, P., & Chen, H. (2008). Ado-
cent - Typical Behavior Patterns: An Evolution- lescent Borderline Symptoms in the Community:
ary Approach. In D. R. a. E. F. Walker (Ed.), Ad- Prognosis for Functioning Over 20 Years. Jour-
olescent Psychopathology and the Adolescent nal of Child Psychology and Psychiatry(49), 993-
Brain (pp. 9-30). New York, New York: Oxford 941.
University Press.
Yurgelun-Todd, D. A., & Killgore, W. D. (2006).
Sroufe, L. A. (1996). Emotional development: The Fear-related activity in the prefrontal cortex in-
organization of emotional life in the early years. creases with age during adolescence: A prelimi-
New York: Cambridge University Press. nary fMRI study. Neuroscience Letters, 406(3),
194-199.
Sroufe, L. A. (2005). Attachment and development:
a prospective, longitudinal study from birth to Zanarini, M. (2003). Childhood interview for DSM-
adulthood. Attach Hum Dev, 7(4), 349-367. IV borderline personality disorder (CIBPD).
Unpublised manuscript. McLean Hospital and
Sroufe, L. A., & Waters, E. (1977). Attachment as an
Harvard Medical School.
organizational construct. Child Development,
48, 1184-1199. Zanarini, M. C., Barison, L. K., Frankenburg, F. R.,
Reich, D. B., & Hudson, J. I. (2009). Family His-
Stern, D. (2004). The present moment in psycho-
tory Study of the Familial Coaggregation of Bor-
therapy and everyday life. New York: Norton.
derline Personality Disorder With Axis I and
Stern, D. N. (1995). The Motherhood Constella-
Nonborderline Dramatic Cluster Axis II Disor-
tion: A Unified View of Parent-Infant Psycho-
ders. Journal of Personality Disorders, 23(4),
therapy. New York, N.Y.: BasicBooks.
357-369.
Stiglmayr, C. E., Ebner-Priemer, U. W., Bretz, J.,
Behm, R., Mohse, M., Lammers, C. H., et al.
(2008). Dissociative symptoms are positively re-
lated to stress in borderline personality disorder.
Acta Psychiatr Scand, 117(2), 139-147.
Suchman, N., Decoste, C. et al (2010): The Mothers
and Toddlers program: An attachment-based
parenting intervention for substance-using
women. Attachment and Human Development
12:483-504.
Torgersen, S., Czajkowski, N., Jacobson K. (2008) et
al: Dimensional Representations of DSM-IV
Cluster B Personality Disordres in a Population-
Based Sample of Norwegian Twins: A Multivari-
ate Study. Psychological Medicine 38 (11) 1617-
1625.
Tronick, E. (2007). The neurobehavioral and social-
emotional development of infants and children.
New York: W.W. Norton & Company.
Uddin, L. Q., Iacoboni, M., Lange, C., & Keenan, J.
P. (2007). The self and social cognition: the role
of cortical midline structures and mirror neu-
rons. Trends Cogn Sci, 11(4), 153-157.
Westen, D., Dutra, L., & Shedler, J. (2005). Assessing
AIEDEM:
Asociación
Internacional
Para
el
Estudio
y
Desarrollo
de
la
Mentalización
www.asociacion-‐mentalizacion.com