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ISFD19

Profesorado de Lengua y Literatura


Prof. M. L. Turcatti
Alumna: Mónica Bernardos
2018

Trabajo práctico n°2


Tema: Edipo Rey de Sófocles

Actividades:

1. Seleccione 3 (tres) imágenes de Internet que refieran a la tragedia de Sófocles,


“Edipo Rey”. En un epígrafe, indique la referencia al pasaje que corresponda.

Episodio V – Suicidio de Yocasta al descubrir la verdad


Episodio V – Edipo cegado luego de
descubrir la verdad

Episodio II – Tercer agón. Asesinato de Layo

2. Seleccione y compare dos lecturas críticas en torno de “Edipo rey” de Sófocles.

Una tragedia tan interesante como Edipo Rey, de Sófocles, no puede más que llevar a
realizar un análisis de la misma en tanto y en cuanto en ella se observan distintas formas de ver la
tragedia griega.
Es en este sentido que la crítica, de la mano de Schlesinger y Festugiére, hayan adoptado
sus diferentes puntos de vista en relación al hombre griego.
Comenzaremos por la interpretación que Schlesinger pone de manifiesto acerca de Edipo
Rey. Para esto retoma los conceptos de historiador y poeta de Aristóteles para quien el poeta es
un creador de fábulas. Sin embargo, el filósofo deja de lado la cuestión de que el argumento del
drama es una parte del mito y que, por lo tanto, este nunca podrá ser una creación del poeta. De
la misma forma, Aristóteles nada dice del carácter sagrado del teatro.
Ahora bien, en el caso de Sófocles, nos encontramos con una versión del mito a la que
tenemos que encontrar el significado que el poeta quiere sugerir.
Schlesinger se va a apoyar fuertemente en los conceptos de Aristóteles acerca del modelo
de tragedia. En primer lugar existe una relación entre carácter/acción: del carácter particular del
hombre deriva una determinada acción. Para Aristóteles esta relación opera al revés: como la
tragedia es imitación de acciones, vida, felicidad e infelicidad, estas dos últimas están en la acción
yel fin es una acción y no una cualidad. Es decir, el ser (constituido por las acciones) antes que
sus accidentes (cualidades). Por o tanto, el poeta debe crear una vida humana, compuesta de una
sucesión de acciones y luego modelar los personajes en función de la verosimilitud o necesidad
de ser agentes de esa existencia.
Pero, la tragedia no es imitación de cualquier existencia humana sino que tiene que
despertar sentimientos en los espectadores y, en este caso, de conmiseración y temor. Las
acciones deben modificar y alterar la existencia de manera brusca (se consigue mediante la
peripecia y el reconocimiento); se debe pasar de una forma de existencia a otra: de la felicidad a
la infelicidad. Ambos estados están en la acción, son las acciones de los hombres los que
permiten este pasaje.
Si la tragedia debe imitar acciones, entonces es lógico pensar que estas acciones son
llevadas a cabo por elección del hombre, por su libre albedrío y por lo tanto, no hay incidencia de
factores externos (azar o voluntades extrañas al agente). Pensar en una tragedia signada por el
destino no está en la idea aristotélica de tragedia.
Aristóteles también plantea la idea de que el hombre, en la consecución de sus actos
puede cometer algún error involuntario. Sus acciones pueden recaer negativamente sobre las
personas, no ya por así quererlo sino por ignorancia. Es decir, lleva a cabo determinada acción en
determinada circunstancia porque juzga erróneamente las condiciones particulares en las que
actúa.
Este tipo de acciones son las que Aristóteles considera aptas para conformar el argumento
de una tragedia. El error en el que cae el personaje, que lo lleva a pasar de una situación de
felicidad a una de desgracia, es lo que genera en el público la conmiseración y el temor. El error
es un defecto del conocimiento y difiere de la injusticia puesto que en este caso, el mal es
deliberado.
Por último, Aristóteles excluye tanto el drama moral como la tragedia del destino, porque el
error tiene su origen en el sujeto. En este sentido, Edipo Rey es la tragedia que más se aproxima
al concepto de tragedia aristotélico.
Con respecto a la posición de Festugiére, éste pone su atención en el destino. El final de
Edipo ya está signado por los dioses. En este aspecto, para los griegos, el hombre cumple su
trabajo como mejor puede pero los dioses intervienen para modificar o trastocar todo.
El caso de Edipo también es tomado por nuestro crítico partiendo de la idea de que, en un
principio, Edipo es inocente, pero además, busca hacer el bien. Frente a esta idea de esforzarse
por hacer el bien es que cae en desgracia. Si bien mató a su padre, Edipo desconocía el lazo. Por
eso, cuando hay que buscar al asesino de Layo, se pone al frente de la investigación puesto que
se debe hacer justicia.
Ahora bien, pesa sobre Edipo un oráculo: “Matarás a tu padre y te casarás con tu madre”.
Criado por los reyes de Corinto, intenta torcer ese destino y se aleja. Sin embargo, los dioses han
acomodado todo para que la profecía se cumpla.
Buen gobernante, buen esposo y padre, Edipo podría considerarse feliz, pero los dioses
son celosos de la felicidad del hombre y cual marionetas manejan su destino.
Dentro de este caos aparece la grandeza. La grandeza de Edipo reside en el
reconocimiento de su error; el castigo, en su propia mutilación. Edipo posee una grandeza moral
que lo glorifica. Los dioses, lo admiran en su infortunio. Edipo acepta su destino.
Para los griegos la idea de un dios justo o bueno no tiene peso. Consideran que los dioses
tienen un sentimiento humano: los celos y por ello, el hombre debe ser abrumado.
Festugiére habla de una grieta en el marco de la idea de una Fatalidad sobrenatural.
Esquilo la encuentra en la justicia, pero para Sófocles no hay grieta alguna.
A modo personal estimo que en Edipo Rey se observan las dos posturas puesto que
abordar la obra implica también un modo de leerla como así también se tiene en cuenta la
enciclopedia que posee el lector. Sí destaco que la idea de conmiseración aparece reflejada
según se adopte la idea de la predestinación o la idea del error fatal.

Bibliografía:

Festugiére, A.-J. (1986), Selección de La esencia de la tragedia griega, Bs. As., Ariel.
Schlesinger, E. (1950), “Fundamentos de la interpretación”, en El Edipo Rey de Sófocles, Bs. As., U. de
La Plata.

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