Se conoce como paralogismo al raciocinio falso o incorrecto realizado de buena fe por
falta de consciencia de su engaño o falsedad. La palabra paralogismo es de origen latín “paralogismus”, Son los silogismos incorrectos, pero que llevan intención de engañar, y se debe su incorrección a la falta de uno de los términos, a la extensión de las premisas o a las reglas de las premisas, es común que los abogados en sus alegatos o agravios cometan este tipo de vicios de manera involuntaria con la finalidad de convencer al juez de las pretensiones de su cliente. El paralogismo suele aparecer en el discurso esquizofrénico como una alteración a la hora de la conceptualización. De acuerdo a los especialistas, es el propio sujeto quien aporta la interpretación del paralogismo. Immanuel Kant, le dio el nombre de paralogismo trascendental, o paralogismo psicológico, los dialectos por los cuales son llamados “psicología racional” supone poder demostrar lo siguiente: la sustancialidad del alma, simplicidad, personalidad, y el carácter problemático, dudoso, de toda existencia que no sea el del sujeto pensante. En relación a lo anterior, para Kant se llega a un paralogismo con la confusión de la unidad del “Yo pienso” con la unidad trascendental del yo como entidad simple y como personalidad (alma). Por su parte, para Aristóteles, cualquier silogismo falso, corresponde un paralogismo por su premisa ambigua. Para PLANTIN un paralogismo es una argumentación (una inferencia) no válida, cuya forma recuerda a la de una argumentación válida. El paralogismo está del lado del error, el sofisma es un paralogismo que sirve a los intereses o a las pasiones de su autor.