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Tenía una bicicleta de media carrera, que me regaló Valdi con un moño rojo, en
Mar Del Plata.
Unas cuantas fotos blanco y negro, que me sacó un amigo Gringo en Uruguay.
Tengo una buena amiga en Guatemala, cerca de Antigua, sus hijos dicen que
me recuerdan con amor , fui un personaje raro en su infancia de Concordia.
A una la perdí por el camino, siempre supe que así terminaríamos, aunque fue
la mejor compañera de andanzas en nuestros veintitantos.
Y la última buena amiga que me queda, más lejos de lo que deseo, la nacida
en Lima, criada en Brasil, educada en Miami y descorazonada en Alemania.
Mi fiel y triste Ani.
Ani “Maraña”?, Ani Romaña.
Tengo en el medio del cuore a mi amiga Mona , a quien le dejo el libro Valor
para Cambiar, pues el sólo por hoy es herencia para Baltasar.
Tengo un perro negro en el medio del corazón clavado, que abandoné en Mar
Del Plata cuando tuve que irme. Creo que todavía nos buscamos, aunque sólo
sea en sueños.
Tengo un Machintosh, que se lo dejé en guarda a mi sobrino ,me dijeron que
no anda màs.
Algunos libros de arte correo, en una caja bordeaux de Lion D’Or, en la casa de
Beiró en Buenos Aires, así como algunas fotos de mi vida y la de Baltasar, de
Valdi y mis sobrinos. No sé que es lo que no fue descuartizado en el reparto de
los recuerdos.
Había también recuerdos de Humberto Nilo, que provocó tanto jaleo y movilizó
tantos mails cuando lo echaron de la Universidad de Chile.
Tenía libros que no se encuentran,libros que me han robado, otros que se han
perdido.
Por eso ahora me premian en las bibliotecas.
Tengo discos que doy por perdidos, discos que me han sacado a punta de
pistola en la cabeza.
Por eso ahora me hice pirata.
Tenía collares valiosos y de los otros, pulseras de oro, con dijes, uno de la torre
Eiffel, que nadie pudo arrebatar en ningún tren de la línea Sarmiento.
Tengo un padre viejo, viajero, en quién sabe dónde, que me quiere a pesar de
mis 41 años.
Tengo un hijo al que le debo estar viva, tiene el flequillo recién cortado, un lunar
en la mejilla izquierda
y mucho malhumor por las mañanas
y mucha alegría por las tardes.
Todo lo demás,
no vale nada.
Noviembre 2004.