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Patrimonio Inmaterial y Gestión de la Diversidad

Book · January 2005

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Gunther Dietz
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Patrimonio inmaterial y gestión de la diversidad / [Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico ; coord. científicos, Gema
Carrera Díaz y Gunther Dietz ; autores, Gema Carrera Díaz ... (et al.)]. - [Sevilla] : Consejería de Cultura, 2005
392 p. : il. ; 24 cm. -- (PH Cuadernos ; 17)
Referencias bibliográficas
D.L. CA-770-2005
ISBN 84-8266-567-7
1. Etnología-Patrimonio inmaterial 2. Patrimonio cultural-Protección 3. Multiculturalismo 4. Cultura-Aspecto social I.
Carrera Díaz, Gema II. Dietz, Gunther III. Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (Sevilla) IV. Andalucía. Junta.
Consejería de Cultura
39:7.025.3
316.73:7.025.3

© JUNTA DE ANDALUCÍA. Consejería de Cultura

Edita: JUNTA DE ANDALUCÍA. Consejería de Cultura


Coordinación de la edición: Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico
Coordinación de la colección: Isabel Luque Ceballos
Gestión editorial: Fátima Marín Crespo
Coordinadores científicos: Gema Carrera Díaz y Gunther Dietz
Traducciones: ITC Interpretación, Traducción y Comunicaciones, S.L
Año de edición: 2005
Portada: Antonio Iglesias
Diseño: Manuel García Jiménez
Impresión: GRAFICOLOR
ISBN: 84-8266-567-7
Depósito Legal: CA-770-2005

Esta obra(excepto las fotografías) está bajo una licencia Attribution-NonCommercial-NoDerivs 2.5 Spain de Creative Commons.
Para ver una copia de esta licencia, visite http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/es/ o envie una carta a Creative
Commons, 559 Nathan Abbott Way, Stanford, California 94305, USA.
http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/es/deed.es
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PH cuadernos
Patrimonio inmaterial y gestión de la diversidad

CONSEJERÍA DE CULTURA Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico


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Presentación
Román Fernández-Baca Casares
Director del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico
PH CUADERNOS Patrimonio inmaterial y gestión de la diversidad

4
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Aunque la multiculturalidad no es una nueva condición de las sociedades actuales, y


mucho menos de la andaluza, históricamente y por definición multicultural, parece
cada vez más necesario definir un modelo de gestión de la pluralidad creciente de
nuestras sociedades, en el sentido étnico y cultural, es decir, sociedades que viven
una relación entre la dimensión económica, social, política o simbólica de diferentes
grupos culturales, la mayor parte de las veces, en situación de desigualdad.

Uno de los factores que lo provocan, aunque tampoco es nuevo, es el actual proceso
de movimientos migratorios, producido principalmente por la dinámica de la globali-
zación. La consecuencia de todo este proceso de transformaciones gracias a las rela-
ciones interétnicas y al multiculturalismo pueden ser positivas o negativas dependien-
do de cómo gestionemos el cambio y de qué medidas se tomen por parte de todos
los responsables: la sociedad civil receptora o inmigrante, los medios de información,
y sobretodo, la propia administración local, autonómica o estatal. Los cambios pue-
den ser muy positivos pues podrían crear una mejora material y un enriquecimiento
cultural de los diferentes colectivos sociales conduciéndonos a una sociedad plural e
intercultural desde el reconocimiento efectivo de derechos individuales y colectivos;
pero si no se interviene correctamente podrían generarse conflictos, malestar y frac-
cionamiento social crecientes.

La respuesta debe ser al mismo tiempo plural y darse desde todos los ámbitos (ideo-
lógico simbólico, normativo y desde la práctica social), y debe tener en cuenta el freno
que implica la dinámica homogeneizadora de la globalización, que impone el indivi-
dualismo y la eliminación de las diferencias, aunque no de las desigualdades.

Por la parte que nos toca, desde la propia administración de cultura, y en concreto
desde el IAPH como centro en el que e intenta abordar el patrimonio cultural en toda
su complejidad, entendiendo a las identidades culturales y la cultura como patrimo-
nio, en todas sus acepciones o manifestaciones materiales o inmateriales, creemos
necesario pensar sobre el fenómeno del multiculturalismo y prestar la atención nece-
saria para que se respete la diversidad cultural y la interculturalidad. Para ello el patri-
monio cultural y su gestión, puede ser una herramienta y una plataforma más desde
la que actuar.

Pero además este fenómeno se va a reflejar en la dinámica cultural de nuestra socie-


dad actual y está íntimamente ligado con el patrimonio cultural que en ella se gene-
re, por lo que será el patrimonio cultural de una sociedad plural y multicultural y el
patrimonio cultural de las nuevas generaciones deberá reflejar este pluralismo cultu-
ral. Nosotros valoramos positivamente este proceso y creemos necesario que se pro-
duzca un diálogo de mutuo respeto e intercambio igualitario entre las culturas que
conviven y convivirán en Andalucía.
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Índice
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008 Introducción 178 La gestión de la diversidad cultural

180 El efecto dominó en el patrimonio etnológico


012 Patrimonio cultural, interculturalidad y Fuensanta Plata García y Concha Rioja López
globalización
196 Patrimonio etnológico: recreación de identidades y
014 La evolución del patrimonio (inter) cultural: políticas cuestiones de mercado
culturales para la diversidad Juan Agudo Torrico
Gema Carrera Díaz
214 Proyecto RIHLA: las huellas de la memoria. Itinerarios
030 Del multiculturalismo a la interculturalidad: de la cultura inmaterial entre Andalucía y Marruecos en
evolución y perspectivas el marco de la Iniciativa Europea Interreg III-A
Gunther Dietz Carlos Sánchez de Las Heras

230 El patrimonio de todos y todas. Hacia la


052 Patrimonio inmaterial y diversidad multiculturalización de las bibliotecas andaluzas
cultural Suhail Serghini Ouariachi y Carmen Madrid Vilchez

054 La Convención para la Salvaguardia del Patrimonio 244 La patrimonialización de la identidad en México: cultura
Cultural Inmaterial indígena en la museología oficial y en el museo
Fernando Brugman comunitario Yucu-Iti
Anne Slenczka
068 El patrimonio intangible como instrumento para la
diversidad cultural ¿una alternativa posible? 272 El patrimonio en un contexto urbano multicultural: el
Victoria Quintero Morón caso de Ciutat Vella de Barcelona
Jordi Moreras Palenzuela
084 Patrimonio inmaterial y urbanismo cosmopolita en el
Mediterráneo: una visión crítica desde el proyecto 286 Integración y modelo de convivencia. La experiencia de la
“Mediterranean Voices” comunidad senegalesa en el barrio de San Jerónimo
Raoul Bianchi Ousseynou Dieng

098 Diferencias culturales y patrimonios compartidos: la 296 Discurso experto, educación intercultural y la
"Toma de Granada" y la Mezquita Mayor del Albayzín patrimonialización de la "cultura de origen"
Javier Rosón Lorente Adela Franzé Mudanó

108 Más allá de la política. Experiencias estáticas, 316 Los derechos humanos en las políticas de la gestión de
fetichismo y el "choque de las civilizaciones" en el la diversidad
Mediterráneo. Javier de Lucas Martín
Thomas Hauschild, Sina Lucia Kottmann y Martin Zillinger
330 Multiculturalismo y plurinacionalidad en la frontera
128 La música andalusí como patrimonio cultural circum- italiana del Norte-Este
Mediterráneo Ivan Pivotti
Dwight D. Reynolds
340 La diversidad cultural: ¿problema o solución? migraciones,
142 El flamenco como objeto de deseo. Autenticidad, derechos y culturas en la Andalucía de la globalización
mercado y políticas culturales Emma Martín Díaz
Cristina Cruces Roldán
362 El consumo del patrimonio cultural: migración norte
156 Diversidad y patrimonio en clave Latinoamericana europea en Andalucía
Sergio de Zubiría Samper Caroline Olivier

164 Diversidad cultural e identidad. Una aproximación desde 376 Mediación intercultural: formación y praxis de
la República Dominicana convivencia. La experiencia de Sevilla Acoge
Ana Aliende Urtasun Manuel Vicente Sánchez Elías
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Introducción

Durante la preparación de este libro la UNESCO ha adoptado la Convención para la Protección de la


Diversidad Cultural.

Después de tres años de negociaciones y de forma casi unánime -con los votos en contra de Estados
Unidos e Israel- la 33º Conferencia General de la UNESCO adoptó, el 20 de octubre de 2005, la
Convención para la Protección de la Diversidad de Contenidos Culturales y las Expresiones Artísticas.
El propósito central de este instrumento jurídico internacional, que entrará en vigencia tres meses
después de que haya sido ratificado por treinta países, es el reconocimiento de que los bienes cultu-
rales producidos en todo el mundo son expresiones de una rica y diversa identidad cultural, y por lo
tanto no pueden ser tratados como simples mercancías, ni regidos por las normas del libre comercio.
Definitivamente, la sociedad andaluza, española y la europea están convirtiéndose en sociedades plu-
riétnicas o multiculturales, produciéndose una relación entre la dimensión económica, social, política
o simbólica de diferentes grupos culturales.

La multiculturalidad no es una nueva condición de Legados multiculturales en tiempos de globalización


las sociedades actuales, y mucho menos de la La multiculturalidad es un legado histórico de nues-
andaluza. Sin embargo, tras varios siglos de políti- tras sociedades, pero éste se transforma sustancial-
cas monoculturales y nacionalistas, de intentos de mente en tiempos de globalización, tiempos en los
erradicar o invisibilizar esta multiculturalidad histó- que las fronteras entre lo propio y lo ajeno se desdi-
rica, ahora vuelve a ser redescubierta, se torna nue- bujan y redefinen vertiginosamente: hoy "todas las
vamente visible y palpable en nuestras sociedades culturas son de frontera" (García Canclini 1989).
contemporáneas. Por ello, parece cada vez más Concebir el legado cultural y las tradiciones caracte-
necesario definir un modelo de gestión de la plura- rísticas del propio grupo -nacional, étnico, lingüístico
lidad creciente de nuestras sociedades. Entende- o regional- como inmutable e intocable resulta cada
mos esta pluralidad (re-) emergente de forma amplia, vez más difícil y artificial. La noción misma de lo
PH CUADERNOS Patrimonio inmaterial y gestión de la diversidad

para describir y analizar sociedades que se caracteri- patrimonial, del canon cultural que una determinada
zan por relaciones complejas y heterogéneas entre sociedad considera digno de conservar, promover y
los grupos culturales, subculturales y/o étnicos que transmitir a las próximas generaciones, se vuelve pro-
la componen y que incluyen dimensiones no sólo cul- blemático y a menudo impugnado. Aun así, es para-
turales, sino asimismo económicas, sociales, políti- dójicamente en estos tiempos de globalización,
cas y simbólicas. Estas relaciones frecuentemente se conectividad mediática y compresión temporal-espa-
articulan en situaciones de desigualdad, por lo cual cial cuando resurge la necesidad de autodefinirse y
la diversidad y la desigualdad son fenómenos estre- de delimitarse de "lo global" desde "lo local", de re-
8 chamente entrelazados. arraigarse en tradiciones locales o regionales para
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sobrevivir los embates de la hiper-modernidad impe- como a las identidades colectivas de autóctonos y
rante (Friedman 1999). forasteros, el patrimonio cultural de toda sociedad
necesariamente se mezcla, hibridiza y reformula
Como consecuencia, la diversidad cultural de nues- (Bhabha 1994, García Canclini 1999). En muchos de
tras sociedades no se reduce, sino que se incremen- los clásicos países de inmigración (Estados Unidos,
ta en tiempos de globalización. La globalización, por Canadá o Australia) el nuevo canon cultural de lo pro-
tanto no es equiparable a una supuesta homogeneiza- pio se pretende definir a partir de la amalgama (mode-
ción, estandarización y occidentalización del mundo, lo integracionista) o de la suma (modelo multicultura-
sino que abarca asimismo nuevas formas de re-locali- lista) de las diferentes culturas, comunidades y genera-
zación (Beck 2000), de creatividad cultural, de re-defi- ciones de migrantes. Esta opción es rechazada en gran
nición de identidades y de re-constitución de sujetos parte de las sociedades europeas de acogida, cuyos
colectivos. Esta creciente diversidad cultural, que particulares patrimonios histórico-culturales a menudo
cuestiona la tradicional definición del patrimonio his- son utilizados por movimientos autóctonos nacionalis-
tórico de "las naciones" (Smith 1997), surge de la tas (por ejemplo Front Nacional en Francia) y/o regio-
combinación de tres procesos distintos, aunque nalistas (por ejemplo Vlaams Blok en Flanders) de
obviamente interrelacionados: orientación xenófoba, que justifican con argumentos
"culturalistas" (Balibar & Wallerstein 1988) la exclusión
(a) la creciente integración supra-nacional de los vie- y discriminación de los colectivos alóctonos.
jos Estados-naciones de cuño europeo en bloques
continentales y hemisféricos (por ejemplo, la lenta, Hacia una redefinición del patrimonio
pero paulatina "europeización" de las identidades
nacionales en los países de la Unión Europea); Frente a esta instrumentalización del legado cultural
de las viejas regiones y naciones europeas, en dife-
(b) la (re-) aparición de identidades sub-nacionales y rentes ámbitos tanto políticos y sociales como acadé-
regionalismos que "desde abajo" cuestionan el micos se comienza a plantear la necesidad de re-defi-
monopolio del Estado-nación en la identificación y nir y re-negociar el concepto mismo de patrimonio,
gestión del patrimonio colectivo (por ejemplo, la fede- para liberarlo de sus dos principales sesgos: su carga
ralización y la creciente devolución de competencias esencialista, purista y homogeneizadora, así como su
PH CUADERNOS Patrimonio inmaterial y gestión de la diversidad

en el Estado de las Autonomías); y tradicional paternalismo estatal. Ambos sesgos se


tornan aún más problemáticos en las clásicas regio-
(c) el establecimiento de redes, diásporas y comuni- nes de tránsito e intercambio cultural como la
dades trans-nacionales producto de procesos migra- Cuenca Mediterránea, en la cual la distinción entre lo
torios pendulares y continuos que van más allá de las autóctono y lo alóctono, así como entre lo propio y lo
clásicas pautas de emigración e inmigración. ajeno resulta sumamente artificial y relativa.

A raíz de la concatenación de estas tendencias contem- Sin embargo, ¿cómo concebir lo patrimonial de una
poráneas, que afectan tanto a las prácticas culturales determinada sociedad a partir de sus rasgos inhe- 9
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rentemente mestizos, híbridos y cada vez más diver- transformaciones y de qué medidas se tomen por
sos? Sostenemos que es posible identificar cuatro parte de todos los responsables: la sociedad civil
tendencias actuales que pretenden des-esencializar autóctona, el asociacionismo migrante y las organiza-
y re-adaptar la decimonónica noción del patrimonio ciones de las minorías, los medios masivos de comu-
a los tiempos de la globalización contemporánea: nicación y, sobre todo, la propia administración local,
autonómica o estatal. Los cambios pueden ser muy
* la federalización y devolución de lo patrimonial: se positivos, pues podrían crear una mejora material y
reconoce el carácter diverso del patrimonio cultural un enriquecimiento cultural de los diferentes colecti-
nacional o estatal a partir de las culturas territoria- vos sociales y culturales conduciéndonos a una
lizadas a nivel sub-nacional o regional, a cuyos ges- sociedad plural e intercultural desde el reconocimien-
tores autonómicos, provinciales e incluso municipa- to efectivo de derechos individuales y colectivos. Sin
les se devuelve la competencia para identificar, defi- embargo, si no se interviene adecuadamente podrían
nir y desarrollar sus respectivos patrimonios históri- generarse o profundizarse conflictos, tensiones y frac-
co-culturales; cionamientos sociales.

* la democratización y "ciudadanización" de lo patri- La respuesta institucional a los desafíos arriba traza-


monial: se amplía la noción misma del patrimonio dos sigue siendo una tarea pendiente. Esta respuesta
hacia el patrimonio intangible (UNESCO 2003) de los debe ser plural, debe darse desde todos los ámbitos
pueblos, barrios, ciudades y regiones, complemen- (ideológico simbólico, normativo y desde la práctica
tando el excesivo énfasis en lo monumental y arqui- social) y debe tener en cuenta el riesgo que implica la
tectónico (la cultura oficial, vista "desde arriba") con dinámica homogeneizadora como una de las facetas
el legado oral, la memoria histórica y la praxis cultu- de la globalización neoliberal, que impone el indivi-
ral de los propios ciudadanos (la cultura cotidiana, dualismo de mercado y la eliminación de determina-
vista "desde abajo"); das diferencias, aunque no de las desigualdades.

* la "multiculturalización" de lo patrimonial: los Para contribuir al intercambio entre los análisis aca-
sujetos colectivos supuestamente portadores de las démicos y las primeras experiencias piloto de ges-
tradiciones culturales "patrimonializadas" y recono- tión de la diversidad, en este libro pretendemos par-
cidas oficialmente ya no se limitan a la población tir de un acercamiento a esta cambiante fenomeno-
autóctona mayoritaria, sino que incluye asimismo a logía contemporánea de lo patrimonial centrándo-
colectivos minoritarios, sean éstos autóctonos (o nos en el patrimonio intangible, su proceso contem-
"autoctonizados", como el caso del pueblo gitano poráneo de multiculturalización y las consecuencias
en Andalucía) o alóctonos, inmigrantes; para la gestión de la diversidad patrimonial. Para
analizar los potenciales y riesgos que ello implica
* y la privatización y comercialización de lo patrimo- para el futuro de las políticas de gestión de la diver-
nial: a partir de justificaciones a menudo abierta- sidad, las contribuciones aquí presentadas girarán
mente neoliberales sobre la inviabilidad del Estado en torno a las siguientes interrogantes básicas:
como gestor del patrimonio cultural, se promueve la
participación tanto de la iniciativa privada como de * ¿Qué entendemos por patrimonio intangible frente
la sociedad civil -a través de partenariados público- a nociones "monumentalistas" de la gestión del
privados (PPP)- en la gestión y explotación comer- patrimonio?
cial y turística del legado identificado como patrimo-
PH CUADERNOS Patrimonio inmaterial y gestión de la diversidad

nio de una determinada sociedad. * ¿Qué implica el reconocimiento del patrimonio


intangible para las políticas de promoción del lega-
La gestión de la diversidad cultural como tarea do histórico y de la memoria colectiva?
pendiente
* ¿Es necesario volver tangible el patrimonio intan-
El impacto que tendrán estas tendencias de "multi- gible de las ciudades y regiones históricas?
culturalización", "ciudadanización", devolución y/o
"folklorización" de lo patrimonial puede ser positivo o * Quienes pueden/deben explotar y comercializar el
10 negativo. Ello dependerá de cómo gestionemos estas patrimonio intangible?
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ría recibidos continuamente por parte del Instituto


* ¿Cómo se conjuga la gestión del patrimonio monu-
mental de las regiones y ciudades con la difusión de Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH) y particular-
las tradiciones orales de sus habitantes autóctonos y mente de su Departamento de Formación y
alóctonos? Comunicación, que ha acogido este trabajo conjun-
to en su prestigiosa serie PH Cuadernos. En segun-
do lugar, agradecemos a la Universidad Internacio-
* ¿Qué aportan el multiculturalismo y las políticas
de identidad al ámbito de la conservación y promo- nal de Andalucía (UNIA) el apoyo obtenido mediante
ción del hábitat en regiones demográfica y cultural- la celebración en su Sede La Cartuja de Sevilla del
mente diversas y complejas? curso de verano "Patrimonio intangible, multicultu-
ralidad y turismo cultural en ciudades históricas",
que ha tenido lugar en septiembre de 2004 y de
* ¿Cómo ampliar la participación de los diferentes
colectivos en la protección, gestión y transmisión cuyo seno han surgido varias de las contribuciones
inter-generacional de su patrimonio local? aquí reunidas. Por último, quisiéramos expresar
nuestro reconocimiento al proyecto Mediterranean
Voices : Oral History and Cultural Practice in
* ¿Cuáles son los mecanismos idóneos para incluir
a las comunidades inmigrantes y/o a grupos mino- Mediterranean Cities, que desde 2002 a 2005 ha
ritarios en la transmisión del patrimonio local com- sido coordinado por la London Metropolitan
partido? University/Center for Leisure and Tourism Studies y
patrocinado por el programa "Euromed Heritage II"
de la Comisión Europea.
* ¿Qué desafíos presenta el pluralismo cultural y
religioso, y su reconocimiento público en las ciuda-
des multiculturales?

* ¿Qué pautas de difusión y consumo cultural del


patrimonio intangible existen por parte de autócto-
nos y forasteros?
Notas
Para responder escalonadamente a estas interro- 1
Proyecto ME8/AIDCO/2000/2095-05. En el marco de este proyecto, del
gantes, este libro se divide en tres apartados princi- cual han surgido varias de los capítulos aquí reunidos, se han recopilado,
pales: en primer lugar, un apartado teórico-concep- analizado y comparado las prácticas culturales plasmadas en historias de
vida, memorias y otros testimonios orales de los barrios multiculturales
tual en el cual enmarcamos los debates tanto sobre más característicos y emblemáticos de doce ciudades históricas de la
patrimonio cultural como sobre multiculturalismo e cuenca del Mediterráneo (cfr. ).
interculturalidad; en segundo lugar, un apartado
que ofrece estudios de caso sobre el patrimonio
intangible en contextos de diversidad cultural; y un Bibliográfía
tercer apartado que incluye ejemplos y buenas prác-
BALIBAR, E. & WALLERSTEIN, I (1988) Raza, nación y
ticas de proyectos piloto desarrollados en el ámbito clase. Madrid: IEPALA
de la gestión de la diversidad cultural. Al seleccio-
nar los estudios de caso, así como los proyectos BECK, U. (2000) What is Globalization? Cambridge: Polity
piloto, hemos procurado diversificar al máximo los BHABHA, H. (1994) The Location of Culture. London - New
ejemplos, aportando casos tanto del ámbito anda- York, NY: Routledge
luz como de regiones vecinas de la cuenca del
PH CUADERNOS Patrimonio inmaterial y gestión de la diversidad

FRIEDMAN, J. (1999) The Hybridization of Roots and the


Mediterráneo y del contexto latinoamericano. Abhorrence of the Bush. In: M. Featherstone & S. Lash (eds.):
Spaces of Culture: city, nation, world, pp. 230-256. London:
Reconocimientos y agradecimientos Sage

GARCA CANCLINI, N. (1989) Culturas híbridas: estrategias


Cerramos estas líneas introductorias expresando para entrar y salir de la modernidad. México: CNCA - Grijalbo
nuestro reconocimiento y agradecimiento a las insti-
GARCA CANCLINI, N. (1999) La globalización imaginada.
tuciones que han apoyado y patrocinado esta inicia- Barcelona: Paidós
tiva editorial desde sus inicios. En primer lugar, agra-
decemos el interés mostrado y el apoyo y la aseso- SMITH, A. D. (1997) La identidad nacional. Madrid: Trama 11
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01_ Patrimonio cultural,


interculturalidad
y globalización

La evolución del patrimonio (inter) cultural:


políticas culturales para la diversidad. Gema
Carrera Díaz

Del multiculturalismo a la interculturalidad:


evolución y perspectivas. Gunther Dietz
14
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La evolución del
patrimonio (inter) cultural: políticas
culturales para la diversidad
Gema Carrera Díaz, Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico

Con este capítulo se pretende reflexionar sobre la relación entre la evolución del concepto de patrimonio cultural
y su utilidad para la gestión de la creciente diversidad cultural que se da en nuestra sociedad. Para ello, se ana-
liza el cambio que sufre el propio concepto de patrimonio cultural ante la constatación de la diversidad cultural
y mediante la incorporación del concepto antropológico de cultura a la gestión patrimonial. Este proceso es resul-
tado de las reflexiones teóricas, generadas fundamentalmente desde la UNESCO, y corre paralelo al auge de los
movimientos sociales en pro del reconocimiento de su especificidad cultural y derechos culturales, políticos y
económicos. Este mismo proceso se analizará en el contexto andaluz, intentando detectar, en todos los casos,
las incoherencias entre el desarrollo teórico y la plasmación de estas reflexiones en la práctica cotidiana de la
gestión patrimonial. Asimismo, intentaremos ver los aspectos políticos, jurídicos y económicos, que además de
las políticas culturales, son necesarios para que se respeten los derechos culturales y la diversidad cultural. Por
último, la reflexión se centrará en el nuevo cambio sufrido por el concepto de patrimonio cultural, a raíz de las
dinámicas de la globalización mercantilista, hacia una idea de patrimonio entendido como "recurso económico",
que se reflejará también en las políticas culturales actuales, tanto europeas como regionales.

The evolution of (Inter)cultural Heritage: cultural policies for diversity

This chapter aims to reflect on the relationship between the evolution of the concept of cultural heritage and its utility for managing the growing
cultural diversity of our society. For this purpose, it analyses the transformation of the concept of cultural heritage itself, based on evidence of
cultural diversity and through the incorporation of the anthropological concept of culture in heritage management. This process is the result of
theoretical reflections, mainly on the initiative of UNESCO, and coincides with the dramatic increase in social movements vindicating the recog-
nition of their cultural specificities and cultural, political and economic rights. This process is analysed within the Andalusian context, the aim
being to detect, in all cases, inconsistencies between theoretical development and the expression of these reflections in the daily management
of heritage. We will also try to identify the political, legal and economic aspects and cultural policies required to ensure cultural rights and cultu-
ral diversity are respected. The study concludes by focusing on the new change in the concept of cultural heritage, resulting from the dynamics
of mercantilist globalisation, towards an idea of heritage understood as an "economic resource", which will also be reflected in current European
and regional cultural policies.
PH CUADERNOS Patrimonio inmaterial y gestión de la diversidad

"Los hombres, mujeres y entidades ciudadanas de Sevilla firmantes de este manifiesto nos declaramos a favor del justo y libre acercamiento social, económico, político y cultural entre los
pueblos y países del mundo, dentro de los valores democráticos que defendemos y que quisiéramos ver reforzados en el siglo XXI en todo el mundo. [ ] Abogamos por un pensamiento
crítico, libre y democrático. No aceptamos los principios y contenidos del pensamiento único y de su reflejo en las políticas exterior y de inmigración, centradas en solucionar problemas
sin establecer una verdadera política de solidaridad con los pueblos y países del mundo." Manifiesto del foro social de Sevilla 2002.Otro Mundo es posible, otra Europa es posible.

1. Manifestación contra la Cumbre de Jefes de Estado para la inmigración, Sevilla 2002. Gema Carrera Díaz 15
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La potencialidad de la noción de patrimonio cultu- tes países europeos, incluida la “Lista de Patrimonio
ral como herramienta para la consecución de una Mundial”; y por otro lado, a las crecientes reivindica-
sociedad plural frente a las dinámicas homogenei- ciones identitarias (fundamentalmente étnicas y de
zadoras actuales debe enmarcarse históricamente género), unido a la evidencia de los costes sociales,
en la segunda mitad del siglo XX, y conceptualmen- culturales, medioambientales (en su amplia diversi-
te, en la incorporación del concepto antropológico dad), que estaba comportando y comporta la globa-
de “cultura” a la gestión patrimonial. Esto, junto a lización mercantilista.. Es decir, se despliega un
la participación de los agentes sociales en los pro- doble movimiento, que se retroalimenta, uno ligado
cesos de patrimonialización actuales, son dos de directamente con el patrimonio y las políticas cultu-
los factores a tener en cuenta si queremos relacio- rales y otro unido a las reivindicaciones y los movi-
nar el patrimonio cultural con la gestión de la diver- mientos sociales.
sidad y con el objetivo de conseguir una sociedad
plural e intercultural. En este contexto, el concepto antropológico de cultura
contribuyó enormemente a cambiar o enriquecer el
El patrimonio, como construcción de carácter sociopo- concepto de patrimonio cultural y a convertirlo en una
lítico a partir del refuerzo simbólico de determinados herramienta de reivindicación de los grupos más des-
elementos, sirve para la consolidación de un determi- favorecidos y hasta el momento, silenciados en las
nado “nosotros colectivo” que hasta los años 50 se prácticas patrimonialistas.
había restringido a la dimensión material u objetual de
una parte de la cultura, representando a las élites Cuando hablamos de cultura, desde la antropología,
sociales con mayor poder político-religioso o económi- nos estamos refiriendo a la expresión de la identidad
co, o a los gustos e ideales estéticos de la cultura occi- de un pueblo que surge como resultado del esfuerzo
dental. Pero la concepción clásica del patrimonio domi- de adaptación al medio físico1 y socioeconómico que
nante hasta finales del siglo XIX y buena parte del XX, todo grupo humano realiza durante el cambiante
era antidemocrática y elitista en un doble sentido: en lo tiempo histórico. La identidad cultural se entiende
referido a su objeto de contemplación, y por el hecho aquí de forma dialéctica, y no esencialista, como
de que su estudio y comprensión eran accesible a muy resultante de una experiencia histórica colectiva en
pocos, siendo sujeto de atención únicamente de los todos los ámbitos (económico, político, social y cultu-
estudiosos de determinadas disciplinas ligadas al estu- ral), que genera un conjunto de valores y actitudes
dio del objeto artístico. compartidas. La identidad cultural 2, tendría su plena
manifestación en la cultura, que es la decantación de
este proceso histórico (Lacomba 2001:5-7). Por ello,
no es el voluntarismo de algunos o el capricho, o los
La constatación de la diversidad y su intereses, de otros, lo que hace surgir un pueblo, sino
relación con el patrimonio cultural el proceso histórico, la serie de situaciones, relacio-
nes y contextos internos y externos, en sus diversas
Desde los años 50, pero fundamentalmente desde dimensiones –económica, social, política y simbólica-
fines de los 80 y durante los 90, hasta nuestros interpretados y expresados desde el prisma de su cul-
días, en diversos ámbitos de la tutela patrimonial tura; una cultura que nunca será cerrada ni estática,
(sobre todo, en la UNESCO), se introduce un nuevo sino cambiante (Moreno 2002 b: 73).
concepto de patrimonio ligado al concepto antropo-
lógico de cultura, que aporta nuevas perspectivas A partir de estos presupuestos, lo más deseable sería
PH CUADERNOS Patrimonio inmaterial y gestión de la diversidad

teóricas y nuevos protagonistas en el campo del que el patrimonio cultural de un pueblo estuviese for-
patrimonio. mado por aquellas formas, expresiones, modelos de
comportamiento, actividades, conocimientos y valo-
Ello se debía, por un lado, a la constatación de la raciones que constituyen el resultado de un proceso
presencia de una visión eurocentrista del patrimonio histórico compartido, y que contribuyen a definir o se
y la preeminencia de la suntuosa producción artísti- convierten en referentes de su identidad. Es en este
co-monumental relacionada con las élites eclesiásti- sentido, en el que el patrimonio cultural está ligado
cas, militares o nobiliarias de occidente, en la mayor al concepto de identidad y al reconocimiento de la
16 parte de los catálogos de protección de los diferen- diversidad cultural, y en el que resulta novedoso el
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2. Puertas. Gema Carrera Díaz

concepto de patrimonio “inmaterial” reivindicado por testimonio histórico, deberá ser estudiado como un
la UNESCO. complejo en el que coexisten la materia y su organiza-
ción, los significados culturales y los valores estéticos,
Juan Agudo (2003:16) señala tres ejes sobre los que la memoria social, el papel urbano actual, las funcio-
gira el creciente reconocimiento de la diversidad cultu- nes pasadas y presentes. En consecuencia, su preser-
ral como patrimonio de la humanidad: vación deberá significar mucho más que la presencia
de un objeto apto para el consumo turístico o estético
* La valoración de esta diversidad étnica como uno (Waisman, M, 1994:10).
de los medios para contrarrestar las dramáticas con-
secuencias de las políticas de xenofobia y racismo * En los años 60 se logra un pequeño triunfo frente al
que se han dado y se siguen dando en la historia de sacrosanto derecho de la propiedad privada en el
la humanidad. campo de los bienes culturales: en las Constituciones
y legislaciones europeas, comienza a plasmarse el
* El desarrollo a partir de los años 50 de la teoría de reconocimento y la reglamentación de la tutela y cus-
los bienes culturales (comisión Franceschini), ponién- todia pública de los bienes culturales como bien
dose en cuestión el valor en sí de los mismos, como colectivo. Y ello se hace necesario dado los fuertes y
objeto y la afirmación de que su valor no proviene tanto rápidos cambios socioeconómicos producidos desde
de su materialidad, rareza, antigüedad, prestigio de el final de la II guerra, y en consonancia con la idea
autor, o belleza estética, como de su valor simbólico y de progreso y modernidad, que impone dinámicas
por ser testimonio de una cultura presente o pasada. muy agresivas con los restos del pasado. Este proceso
PH CUADERNOS Patrimonio inmaterial y gestión de la diversidad

Se diría por tanto, que el patrimonio “material” no se unido al liberalismo económico atroz que rige la globali-
entiende ni tiene sentido sin el “inmaterial”, es decir, zación del mercado lleva a la siempre mayor y más rápi-
sin los valores que le dan sentido e importancia a esos da pérdida de arquitecturas vernáculas, tradiciones cul-
bienes como referentes de una cultura determinada. turales, paisajes, sistemas de subsistencia, etc., de las
diversas culturas del mundo.
El patrimonio “histórico–artístico” pasa a ser “patrimo-
nio cultural” porque se democratiza su contenido y los Todos estos aspectos se encuentran relacionados
sujetos que lo definen. Un edificio, no podrá ser consi- entre sí, y son a la vez causa y efecto. Plantear
derado meramente como un objeto artístico o como un desde algunas instancias, como la UNESCO, que el 17
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concepto antropológico de cultura debía estar liga- esta desigualdad jurídico-política y de derechos funda-
do al de patrimonio, se hacía necesario cuanto más mentales se debe al problema económico que lo sus-
se constataba la diversidad interna de los Estados- tenta: este estado de cosas es funcional al sistema
Nación europeos con diversos movimientos nacio- económico de mercado neoliberal.
nalistas en su seno, o durante el proceso de desco-
lonización de Asia y África. Momentos en los que se Por todo ello, debemos actuar desde una actitud no
replanteantearon los esquemas eurocentristas occi- sólo de tolerancia -que significa, a lo más, la acepta-
dentales y el mono-culturalismo de sus propias ción de la coexistencia entre extraños-, sino de recono-
construcciones político-administrativas. Estas reivin- cimiento, respeto, valorización y apoyo del despliegue
dicaciones se reflejaron en el ámbito patrimonial en de las diversas culturas en un horizonte de diálogo
movimientos como el de la Nueva Museología que, democrático intercultural que hoy no es aún posible
en 1972, en el transcurso de la “Table ronde de más que como proyecto, por la asimetría y desigualdad
Santiago du chili“ organizada por ICOM, tuvo su en que se encuentran los grupos humanos que consti-
primera manifestación pública e internacional. En tuyen sus soportes. Esta actitud, para ser algo más que
ella se reafirmó el papel social del museo y el carác- un vacío discurso “políticamente correcto”, requiere
ter global de sus intervenciones. cambios legales en diversos ámbitos, muy especial-
mente en lo que refiere a la consideración y derechos
Los movimientos sociales se dejan entrever en las for- de los inmigrantes de países externos a la Unión
mulaciones patrimoniales más avanzadas, porque se Europea. Y supone, también, una profunda transforma-
necesitaba una herramienta que diera fe de la diversi- ción en el concepto de ciudadanía en la dirección que
dad cultural y del valor y necesidad de esta diversidad, ya señaló Blas Infante, cuando soñaba una Andalucía
dada la efervescencia de los movimientos étnicos y las “en la que nadie sea extranjero”. (Moreno, 2001)
afirmaciones identitarias en contextos de desigualdad.
No nacía el multiculturalismo o el pluralismo cultural, Como afirma Bereciartu (1988), en el momento en el
sino que se constataba que la diversidad era una con- que se conformaron los Estados Naciones, se cometie-
dición “natural” de la existencia humana, y que hasta ron errores históricos en los cuales se encuentran algu-
el momento los sistemas jurídicos de las democracias nas de las causas del renacimiento de los nacionalis-
occidentales la habían simplemente negado. mos: se confundió la unificación nacional con la uni-
formidad nacional originándose con ello un proceso de
El problema, por tanto, trasciende al propio campo de tabula rasa contra las particularidades de las viejas
las políticas culturales, y por supuesto, al ámbito de formaciones sociales, acompañado del proceso de
acción y formulación de las teorías sobre patrimonio y su centralización que pretendía el control cultural, político
tutela. Se trata fundamentalmente de abordar un proble- y socioeconómico de todo el territorio estatal.
ma, no sólo patrimonial, sino político, jurídico y econó-
mico, en toda su complejidad. De otra parte, se encuentran las situaciones extre-
mas de los estados postcoloniales que, como resul-
En el seno de la mayor parte de los estados occiden- tas del colonialismo, han quedado conformados en
tales, no existían, ni existen los instrumentos jurídicos el continente africano, asiático o sudamericano: ver-
o políticos para integrar de forma igualitaria los diferen- daderos mosaicos culturales (los que han sobrevivi-
tes grupos sociales que conviven en nuestras socieda- do) donde conviven miles de grupos étnicos diversos
des actuales, y que con la globalización mercantilista dentro de las mismas fronteras políticas. En este con-
se debaten en relaciones cada vez más desigualitarias. texto postcolonial, los movimientos indigenistas rei-
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Ello se debe, en primer lugar, a un problema político- vindicaban su derecho a defender su cultura y defen-
jurídico propio del modelo de Estado Nación, homoge- derse de las interpretaciones exógenas de sus pro-
neizador y no pluralista, en el que todavía existe un pias costumbres.
concepto cerrado de ciudadanía directamente relacio-
nado con el de nacionalidad, lo cual implica necesa- A partir de 1970, aproximadamente, comienzan a uti-
riamente una desigualdad en los derechos políticos y lizarse en antropología por primera vez los términos
económicos de los diferentes grupos que conviven, y étnico y etnicidad con una significación distinta. La
en última instancia, se niega o anula el principio de constatación de un mundo cada vez más complejo y
18 igualdad de los Derechos Humanos. En segundo lugar, pluriétnico y la evidencia de unos instrumentos meto-
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dológicos obsoletos dieron lugar a la aparición de nue- cuando en 1952, se le encarga al antropólogo Lévi-
vos conceptos en el estudio de la etnicidad, que des- Strauss, un documento que, en el contexto de pos-
plazaban a un lado los estudios de comunidad y la guerra, sentara las bases para la lucha contra el
etnocéntrica tradición tribalista. Estos estudios de etni- racismo: Raza e Historia (1952). Con este texto se
cidad contribuyen a constatar que, a pesar de la nega- pretende negar cualquier supremacía racial-cultural
ción de la pluralidad interna en el seno de los Estados y se enfatiza el valor y la riqueza de la diversidad cul-
Nación desde que se conformaron, y de los genocidios tural, siendo esta diversidad la que debe preservar-
y etnocidios perpetrados en pro de la homogeneidad, se como patrimonio.
la mayor parte de estos Estados, son pluriculturales
(no sólo porque incluyen diferentes grupos étnicos sino Sin embargo, la producción de convenios y recomen-
por la propia diversidad interna -de género, clase daciones de la UNESCO no deja de vislumbrar un
social- que hay en el seno de cada grupo). concepto restringido a la dimensión material (tal y
como se recoge en el artículo 1 de su Constitución)
Entre los elementos que conforman la noción de etnici- hasta el año 1972, cuando se firma el Convenio para
dad se encuentran: la idea de orígenes comunes3 para la protección del Patrimonio Cultural y Natural, cono-
los componentes de un grupo étnico; la idea de distin- cido también como Convenio del Patrimonio Mundial..
ción o diversidad4 con respecto a otros grupos; y la Nace intentando responder a la necesidad de cómo
idea de que dos o más grupos deben interactuar5. representar de forma global y coherente a las culturas
del mundo.
En Andalucía los estudios sobre la etnicidad y la iden-
tidad andaluza van a ser muy importantes. Los andalu- Desde la citada Convención del Patrimonio
ces han sido conscientes de esta identidad en momen- Mundial , la UNESCO ha continuado en su línea de
tos importantes en los que se movilizaron, y a pesar de defender la diversidad cultural y la identidad como
todas las dificultades impuestas, para conseguir el patrimonio cultural frente al concepto decimonóni-
grado de autonomía del que hoy gozamos, la existencia co del patrimonio artístico-monumental. Así lo ha
de Andalucía como pueblo está reconocida en su dejado ver en sucesivas convenciones, informes y
actual Estatuto de Autonomía. Pero su existencia no recomendaciones 6, desde 1982 hasta la actuali-
implica exclusión sino todo lo contrario. Andalucía es dad, defendiendo:
una construcción histórica dialéctica, en la que la rela-
ción/asimilación ha sido la dinámica sostenida entre * la relación entre culturas e identidades colectivas,
las diferentes etnias y culturas que se han sucedido y cada cultura representa un conjunto de valores úni-
que han convivido en nuestra región. Su propia identi- cos e irreemplazable, ya que las tradiciones y formas
dad histórica se va conformando al ir asumiendo las de expresión de cada pueblo constituyen su manera
aportaciones “externas”. Este pluriétnico pasado es el más lograda de estar presente en el mundo (UNES-
fundamento de la compleja cultura andaluza y de su CO, 1982);
rico patrimonio cultural.
* la afirmación de la identidad cultural para contribuir
a la liberación de los pueblos y al respeto de los
demás. Por el contrario cualquier forma de negación
¿Se plasma la constatación teórica de la
niega o deteriora dicha identidad; Todas las culturas
diversidad, en la producción de políticas forman parte del patrimonio común de la humanidad.
culturales coherentes en la UNESCO y en La identidad cultural de un pueblo se renueva y enri-
PH CUADERNOS Patrimonio inmaterial y gestión de la diversidad

Andalucía? quece en contacto con las tradiciones y valores de los


demás (UNESCO, 1982);
De forma paralela, e interactuando con estas nuevas
herramientas conceptuales, la relación entre patri- * o bien mediante la definición y defensa de la deno-
monio cultural y derechos colectivos, y más concre- minada “cultura tradicional y popular” como conjun-
tamente, la cuestión de la diversidad cultural como to de creaciones que emanan de una comunidad cul-
patrimonio colectivo, se viene planteando a través tural fundadas en la tradición expresadas por un
de las recomendaciones y convenciones de la UNES- grupo o por individuos y que reconocidamente res-
CO desde poco después de su fundación (1945), ponde a las expectativas de la comunidad en cuanto 19
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3. "Pero la ciudad no cuenta su pasado, lo contiene como las líneas de una mano, escrito en las esquinas de las calles, en las rejas de las ventanas, en los pasamanos de las escaleras,
en las antenas de los pararrayos, en las astas de las banderas, cada segmento surcado a su vez por arañazos, muescas, incisiones, comas." Italo Calvino. Las ciudades invisibles.
Marruecos. Gema Carrera Díaz

expresión de su identidad cultural y social; las nor- abundantes, entre otros, los saberes y habilidades tra-
mas y valores se transmiten oralmente... Sus formas dicionales, rituales mágico-religiosos, asentamientos
comprenden, entre otras, la lengua, la literatura, la humanos, paisajes culturales e itinerarios culturales.
música, la danza, los juegos, la mitología, los ritos,
las costumbres… (UNESCO, 1989). * Revisión de los criterios culturales para la inscripción
en la lista, cercanos al concepto antropológico de cul-
Más adelante, en 1994, un comité de expertos acordó tura valores asociados a acontecimientos o tradiciones
que los bienes incluidos en la lista no debían basarse vivas, ideas creencias…
en criterios meramente estéticos sino también, históri-
cos y antropológicos, es decir, en el significado econó- * Cuando Japón ratifica el convenio en 1992, se revisó el
mico, social, cultural y simbólico, más que en la forma criterio de autenticidad acordado en la carta de Venecia,
de los bienes. Estamos hablando de un concepto de ligado al criterio europeo (Conferencia de Nara, 1994);
patrimonio que incluye ya la doble dimensión: mate-
rial–inmaterial, incluso cuando nos referimos a los bie- * La adopción de la figura de paisaje cultural fue el pri-
nes artísticos o monumentales en el sentido clásico. mer paso para intentar poner de manifiesto la relación
Dicho de otro modo, la lista del patrimonio mundial entre patrimonio cultural y natural, y el reconocimiento
debía reflejar de forma global, multidimensional y no de su carácter indisociable por parte de muchos gru-
simplificada la historia de la humanidad, y por tanto pos humanos, si no, todos. En este sentido, ya se
sus dimensiones intelectual, estética y religiosa..., había avanzado algo dos años antes, cuando en 1992,
PH CUADERNOS Patrimonio inmaterial y gestión de la diversidad

incluyendo las culturas vivas (Lévi –Strauss 2001:159). la UNESCO estableció la categoría de “Paisajes
Culturales” como: lugares que han sido creados, for-
Para ello el Comité del Patrimonio Mundial llevó a mados y preservados por los vínculos y las interaccio-
cabo una serie de medidas para identificar el patrimo- nes entre el hombre y su entorno. El éxito de su con-
nio escasamente representado y revisar los criterios de servación depende del mantenimiento de esos víncu-
inscripción en la lista: los. Definieron tres categorías de paisaje cultural7.

* Para comenzar seleccionaron África y Oceanía, Más tarde, y tras un largo proceso de elaboración de 10
20 detectando como patrimonios poco representados y años de duración, el 1 de marzo de 2004 entra en vigor
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La Convención Europea del Paisaje, norma de obligado ¿Y el Patrimonio Inmaterial?


cumplimiento para 29 países europeos, y en ausencia
de legislación propia, referencia indirecta para todos los Aunque desde los años 50, la teoría de los Bienes
demás países, principalmente para los integrantes del Culturales y la UNESCO, defiende los valores inma-
Consejo de Europa. La Convención Europea del Paisaje teriales de cualquier tipo de patrimonio, últimamen-
tiene sus antecedentes inmediatos en la Carta del te la UNESCO viene desarrollando informes y reco-
Paisaje Mediterráneo -Carta de Sevilla- que fue elabora- mendaciones concretos8 para la definición del patri-
da en 1992 por las regiones de Andalucía, Languedoc- monio inmaterial o intangible y las estrategias para
Roussillon, Toscana y Veneto, y adoptada por la protegerlo, dadas sus particularidades como patri-
Conferencia de Poderes Locales y Regionales del monio vivo y dinámico que debe seguir desempe-
Consejo de Europa (resolución 1994/256) en una con- ñando un papel social, político, económico y cultu-
ferencia de regiones mediterráneas celebrada en ral significativo.
Taormina (Sicilia), (Zoido, 2001).
Este patrimonio inmaterial o patrimonio intangible, se
En Andalucía, la Ley Patrimonio Histórico de Andalucía plasma en nuestra legislación andaluza (Ley 1/1991),
(1/1991), con su definición de “Lugar de Interés y se salvaguarda mediante la figura de Actividad de
Etnológico” (aquellos parajes naturales, construcciones Interés Etnológico: prácticas, conocimientos, saberes,
e instalaciones vinculados a formas de vida, cultura y rituales y expresiones verbales, estéticas y artísticas
actividades tradicionales del pueblo andaluz, que merez- que constituyan exponentes significativos de la forma
can ser preservados por su interés etnológico), enfatiza de vida del pueblo andaluz o de alguno de los colec-
también la huella que la cultura ha dejado en el paisaje. tivos que lo forman.

El Paisaje Cultural como figura puede ser un instru- En el ámbito internacional, la UNESCO, en la
mento útil para la consecución del respeto de la diver- Convención para la Salvaguardia del Patrimonio
sidad cultural. En este sentido, en el Primer Informe Cultural Inmaterial (París, 17 de octubre de 2003),
Mundial sobre la Cultura (1998), la UNESCO declara reconoce la importancia que reviste este patrimo-
que la preservación de la diversidad cultural es nece- nio, como crisol de la diversidad cultural y garante
saria, fundamentalmente, para garantizar los dere- del desarrollo sostenible. La necesidad de preservar
chos de las minorías y de la biodiversidad del plane- la diversidad cultural inherente al género humano, a
ta. Esta unión entre lo natural y lo cultural no está través de la salvaguardia del patrimonio inmaterial
siempre tan presente como sería deseable, ¿qué está se ha destacado también en la Recomendación de
ocurriendo con estas actividades “tradicionales” liga- la UNESCO sobre la Salvaguardia de la Cultura
das a la explotación de los recursos locales de una Tradicional y Popular de 1989, así como en la
forma ecológica y respetuosa con el medio, que ha Declaración Universal de la UNESCO sobre la
tenido como resultado en Andalucía, la conformación Diversidad Cultural de 2001 y en la Declaración de
de tantos paisajes culturales? Sin duda, el territorio en Estambul de 2002.
el que vivimos ofrece posibilidades y establece condi-
ciones al grupo que lo habita. Resultado de la interac- La Convención para la Salvaguardia del Patrimonio
ción hombre/medio a lo largo del tiempo, junto a Cultural Inmaterial define el Patrimonio Inmaterial
otros condicionamientos históricos, dan lugar a activi- como usos, representaciones, expresiones y técnicas
dades económicas, formas de vida, formas arquitec- que, junto con instrumentos, objetos, artefactos y
tónicas, costumbres, formas de organización del espacios culturales que le son inherentes, las comu-
PH CUADERNOS Patrimonio inmaterial y gestión de la diversidad

espacio que se concretan en los diferentes paisajes nidades, los grupos y en algunos casos, los individuos
que hoy componen Andalucía. Muchos de ellos son reconozcan como parte integrante de su patrimonio
los actuales Espacios Protegidos, que en algunos cultural. Dicho patrimonio se transmite de generación
casos, y eludiendo la importancia de la mano del en generación, es recreado constantemente por las
hombre en su creación y mantenimiento, están suje- comunidades y grupos en función de su entorno, inter-
tos a políticas conservacionistas excesivamente acción con la naturaleza y su historia, infundiéndoles
ambientalista. A veces, romper este vínculo y proteger un sentimiento de identidad y continuidad contribu-
el medio ambiente sin tener en cuenta “lo cultural” yendo así a promover el respeto de la diversidad cul-
conlleva consecuencias lamentables. tural y la creatividad humana (París, 2003). 21
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Lo importante en este concepto de patrimonio es la Andalucíal: el Plan General de Bienes Culturales (1989-
incorporación de los sujetos sociales como protago- 1995); la Ley 1/1991, de 3 de julio de Patrimonio
nistas necesarios para su mantenimiento y conser- Histórico de Andalucía. Otro documento, que sin ser
vación, frente a las dinámicas anteriores en las que instrumento legal, constituye un referente esencial es el
las prácticas patrimoniales al uso consistían en Informe del Defensor del Pueblo sobre la Identidad del
introducir tradiciones y prácticas sociales en museos Pueblo Andaluz (2001)
a partir de elementos materiales o recreaciones en
vivo (ecomuseos/museos etnográficos...), es decir, El artículo 1 del Estatuto de Autonomía reconoce a
convirtiendo comportamientos y formas de vida, en Andalucía como nacionalidad o pueblo y es este el
objetos “tangibles”. La UNESCO recomienda, que motivo por el que se le otorgan los poderes que ejer-
este patrimonio debe ser documentado, pero sobre ce como Comunidad Autónoma. Andalucía, como
todo, además de documentarlo, se debe conservar expresión de su identidad histórica y ejercitando el
en su contexto original, manteniendo vivas las expre- derecho del autogobierno que la Constitución reco-
siones culturales mediante el fomento de su revitali- noce a toda nacionalidad, se constituye en Comuni-
zación y reforzando los mecanismos de transmisión dad Autónoma. Su identidad cultural es el resultado
entre generaciones. Para ello, ha diseñado, entre de un determinado proceso histórico, en el que se
otros, el Programa Tesoros Humanos Vivos para han ido articulando las diferentes dimensiones, eco-
incentivar a los transmisores, actores y creadores nómicas, políticas, sociales, simbólicas, formas de
para que conserven, transmitan sus conocimientos y percibir y de entender el mundo de los diferentes
mejoren sus habilidades y capacidades. Los protago- pueblos que vienen conviviendo en este mismo
nistas son los sujetos sociales, y el patrimonio intan- espacio desde hace más de 2000 años. Hay que
gible puede ser una herramienta para su superviven- remontarse a la época romana para conseguir el pri-
cia en el agresivo contexto socioeconómico de la glo- mer mapa territorial de la península en el que la pro-
balización mercantilista. vincia Bética prefigura, ya hace 2000 años, lo que
hoy es el espacio andaluz en sus estructuras básicas
Es decir, preservando su identidad y su cultura, una (Cano, 2001:18). Se puede decir que el factor terri-
comunidad puede defenderse de los cambios que torial, el factor de continuidad histórica, y la persis-
comporta la globalización. La antropología demues- tencia de ciertos rasgos estructurales, nos pueden
tra que es el proceso social y no el objeto producido ayudar a afirmar que, Andalucía existe y que no es
lo que se debe preservar para garantizar la creativi- necesaria inventarla. La identidad de un pueblo,
dad continuada de una comunidad... Por encima de como la de un río, es compatible con la movilidad y
todo, el deseo de preservación debe estar encamina- continua renovación de las partículas que lo compo-
do a hacer posible que quienes son depositarios de nen (Domínguez Ortiz, 1980:11).
culturas tradicionales continúen ofreciendo modelos
alternativos de comportamiento y criterios diferentes Uno de los objetivos de Andalucía como Comunidad
de “éxito” a los encarnados en las formas de vida Autónoma y para cuya consecución, ésta ejercerá
que compiten con ella (Prott 2001: 156-157). sus poderes es el de afianzar la conciencia de identi-
dad andaluza, a través de la investigación, difusión y
conocimiento de los valores históricos, culturales y
lingüísticos del pueblo andaluz en toda su riqueza y
Del patrimonio como identidad en diversidad (art.12.3); y uno de los medios para lograr
Andalucia este objetivo es el que ordena en el artículo 19.2 los
PH CUADERNOS Patrimonio inmaterial y gestión de la diversidad

poderes de la Comunidad Autónoma velarán porque


Andalucía es pionera como comunidad autónoma en el los contenidos de la enseñanza e investigación en
contexto estatal en dar este paso adelante en la amplia- Andalucía guarden una esencial conexión con las
ción del concepto de patrimonio cultural. Además del realidades, tradiciones, problemas y necesidades del
propio Estatuto de Autonomía de Andalucía, a finales pueblo andaluz.
de los 80 y primeros años de la década de los 90, se
empezaron a desarrollar dos de los instrumentos políti- Un instrumento fundamental que generó la Consejería
co-jurídicos fundamentales para establecer y defender de Cultura coherente con estos principios es eI I Plan
22 la relación entre identidad y patrimonio cultura en General de Bienes Culturales 1989-95 (1993), que
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recuerda el mandato estatutario de afianzamiento de lo otorga. Lo que hoy está en la ley andaluza como
la identidad de los andaluces y señala como uno de “patrimonio etnográfico o etnológico” se le debería
sus objetivos, el de la divulgación del Patrimonio llamar “patrimonio cultural de Andalucía” porque, de
como instrumento para la identificación de la socie- acuerdo con las recomendaciones de la UNESCO,
dad andaluza con su propia cultura, teniendo en para declarar como bien cultural una escultura, un
cuenta que la consideración de ese patrimonio como fresco, un paisaje, un conjunto urbanístico, una fies-
señas de identidad de una colectividad es el medio ta, un cante, un poblado ibero, y difundirlo, ponerlo
más eficaz de protección y defensa (Junta de en valor, etc., uno de los criterios principales, debe
Andalucía 1993:61). ser su significación para la identidad cultural actual
o de la memoria histórica de un pueblo, en este caso
Tras la entrada en vigor del I Plan General de Bienes los andaluces, entendiéndolos no como grupo homo-
Culturales, se necesitaron dos años para redacción géneo, sino contemplados en toda su diversidad
y aprobación de la Ley 1/1991, de 3 de julio, de (Moreno, 2002 a, b).
Patrimonio Histórico de Andalucía, siendo la tercera
comunidad autónoma en contar con normativa pro- Andalucía tiene un pasado multicultural en el que
pia después de Castilla La Mancha y País Vasco. se producen síntesis culturales y formas históricas
Esta ley, aunque en su denominación se refiere al de existencia que conforman los fuertes cimientos
patrimonio histórico y no al cultural, como sería de sobre los que se alza su identidad. En este pasado
esperar por su contenido, se realiza en consonancia multicultural que configura la Andalucía actual radi-
con los principios estatutarios, para afianzar la iden- ca una de las grandes ventajas de la cultura anda-
tidad cultural andaluza, respondiendo a las defini- luza. Frente a la deshumanización de las relaciones
ciones de patrimonio cultural más avanzadas según impuestas por la lógica del mercado, y frente a las
los postulados de la UNESCO. En ella se reconoce teorías “progresistas y modernizadoras” con las que
como parte del patrimonio de Andalucía, la identi- nos abruman, la mayor parte de los códigos y expre-
dad de los andaluces a través del denominado patri- siones de la misma son ajenos a la mercantilización
monio etnológico, los lugares, bienes, o actividades que implica la globalización (la conciencia de iden-
que alberguen o constituyan formas relevantes de tidad, la sociabilidad y la capacidad para asociarse
expresión de la cultura y modos de vida propios del colectivamente, son un factor de resistencia a la
pueblo andaluz. globalización y a las tendencias homogeneizadoras
en general). La cultura andaluza desvirtuada se uti-
Se incorpora así a nuestro concepto de patrimonio lizó en el pasado como imagen del nacionalismo
un enfoque integral y moderno que abarca tanto lo español, vaciada de contenido y de capacidad rei-
material como lo inmaterial, las herencias del pasa- vindicativa. Ahora, tendencias revestidas de indivi-
do como las realidades contemporáneas. Ahora no dualismo postmoderno reflejadas en determinadas
sólo están representados los objetos excepcionales, directrices culturales, intentan hablar de “cultura
sino también aquellos que forman parte de la vida que se produce en Andalucía” pero no, de “cultura
cotidiana, culturas del trabajo, creencias, tecnolo- andaluza”, porque la primera se puede vender, la
gías, paisajes culturales. Su interés viene determi- segunda, no exactamente. Es decir, el lenguaje mer-
nado, no tanto por su singularidad o excepcionali- cantilista se está haciendo eco también en el len-
dad, sino por su función social o su carácter de guaje de las políticas culturales. Y en este sentido,
marcador identitario. los valores solidarios o la capacidad asociativa son
contrarios a los valores globalizados de la competi-
PH CUADERNOS Patrimonio inmaterial y gestión de la diversidad

Uno de los problemas heredados de la tradición patri- tividad o la eficacia económica, que se confunden
monial decimonónica es, que se sigue vinculando el con modernización. La homogeneización que impo-
patrimonio con las disciplinas, cuando en realidad ne la globalización ha introducido en el discurso
las delimitaciones no están claras. De modo que político un nuevo silenciamiento de los rasgos
hemos pasado de una visión “elitista” del patrimo- “incómodos” de nuestra identidad. Con esta nueva
nio, que consideraba a los bienes con un valor intrín- mixtificación de la identidad andaluza, se perdería
seco (por su belleza, excepcionalidad, etc.), a una también la noción de cultura abierta y tolerante, y
visión disciplinaria (también elitista), en la que el con ello, el potencial de Andalucía para lograr una
bien tiene valor porque una autoridad de expertos, se mejor convivencia con los nuevos “andaluces inmi- 23
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grantes”. Por ello, sería necesario recuperar, estu- las legislaciones más avanzadas en este sentido,
diar y difundir el variado, y rico patrimonio cultural que ya en el año 1991, usaba la identidad cultural
material e inmaterial que es expresión de la identi- del pueblo andaluz como criterio para seleccionar el
dad y de la multiculturalidad histórica andaluza, patrimonio etnológico.
antes de que éste se convierta totalmente en un
mero objeto de consumo. ¿Se están plasmando en la práctica estas propuestas
teóricas? Por otro lado, ¿sirve el patrimonio, como
Por estas razones nuestras políticas culturales para reflejo de la identidad, para solucionar problemas de
ser coherentes con políticas migratorias más justas convivencia con otros seres humanos y con nuestro
y con un proyecto de interculturalidad cada vez más entorno natural, de un modo más justo que el
necesario, deben asumir que el reforzamiento de la impuesto por el modelo neoliberal, o como una
identidad no se contrapone al multiculturalismo y a forma alternativa de desarrollo al impuesto? ¿Se está
la aspiración de interculturalidad. Sí se contrapone defendiendo realmente, en general, y en Andalucía
a la homogeneización impuesta desde los centros en particular, esta idea de patrimonio ligado a la
de poder cultural, político y económico que están identidad que defienden, la UNESCO, el Estatuto de
interesados en que los pueblos pierdan su identi- Autonomía de Andalucía , la Ley andaluza de
dad. En Andalucía, como en cualquier otra socie- Patrimonio Histórico y el I Plan General de Bienes
dad, existe actualmente una mayor diversidad cul- Culturales? O por el contrario, ¿el discurso de patri-
tural que casi en cualquier otro tiempo. Y esta diver- monio como cultura y como identidad, se ha aban-
sidad constituye una riqueza, aunque esto sea donado, no sólo en la práctica, sino que se está
negado por la ideología del globalismo. Diversidad empezando a diluir e incluso a evitar en la teoría, y
que procede tanto de la diversidad interna de la cul- las políticas culturales están asumiendo cada vez
tura andaluza, como de la presencia de nuevas más estos principios del liberalismo económico?
minorías culturalmente diferenciadas. Y en el futu-
ro, por este doble motivo, la diversidad se acentua- Ahora nos resulta familiar que se hable de la cultura
rá. Debemos prepararnos para ello desde su valora- como recurso y como producto más que como identi-
ción como un enriquecimiento y no como un proble- dad. Por eso, si la cultura se entiende como factor
ma. (Moreno, 2001) estratégico de la economía, nuestro análisis no puede
dejar de contemplar de dónde vienen y cómo se for-
mulan estas políticas económico-culturales que afec-
tan al patrimonio cultural.
Praxis del patrimonio cultural como
identidad

En definitiva, el concepto antropológico de cultura, Del patrimonio como identidad al


que muy débilmente se había incorporado al de patri- patrimonio como recurso
monio cultural, ha servido sin duda, para enriquecer
el marco conceptual, los instrumentos legales y las Cuando aún no se había consolidado del todo el patri-
declaraciones de intenciones de muchas instituciones monio cultural, entendido en este sentido amplio que
internacionales, estatales, regionales o locales dedica- recogen los documentos que hemos ido confrontando
das a la tutela patrimonial. Aunque el nivel discursivo de ámbito internacional y autonómico, irrumpen los
es rico en conceptos y matices, la mayor parte de las problemas más acuciantes, aparte de los ligados
PH CUADERNOS Patrimonio inmaterial y gestión de la diversidad

veces, los problemas se presentan cuando se intentan directamente con la gestión, que nos encontramos
llevar a la práctica estos modelos teóricos. cuantos nos dedicamos al patrimonio cultural: los
relacionados con los mecanismos ideológicos, econó-
En la UNESCO, el grueso de los bienes en la Lista micos y políticos derivados de la globalización mer-
siguen siendo europeos, y tipológicamente conti- cantilista. Estos mecanismos, finos e intrincados,
núan predominando los tesoros artísticos; el proble- afectan también, a veces consciente y otras incons-
ma se traduce de forma idéntica a nivel estatal en cientemente, a las actuaciones generadas por los sis-
España, o a escala autonómica, al menos en el temas administrativos de nuestros gobiernos y/o de
24 caso de Andalucía, a pesar de contar con una de la Unión Europea, de las que formamos parte. Ésta,
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sin ir más lejos, es la estructura política-administrati- culturales sobre el turismo son positivos en casi todos
va creada para facilitar el libre y buen funcionamien- los aspectos. No puede decirse los mismo en sentido
to del mercado único entre sus estados miembros, y contrario, ya que una política turística conducida sin
entre estos y el llamado “Mediterráneo sur”. acierto termina por ser agresiva para el patrimonio cul-
tural provocando la degradación del mismo cuando no
La política cultural que está en vigor y que pretende su desaparición... ambas políticas han de ser diseña-
implantarse de forma cada vez más efectiva tanto en das coordinadamente y desde un enfoque integral de
Europa como en España y en Andalucía se basa en ese valor común de los bienes culturales (Junta de
una construcción de la cultura como un factor de Andalucía 1993:116).
inversión y como un producto, siguiendo los princi-
pios básicos del mercado. El II Plan General de Bienes Culturales de Andalucía,
dirigía sus objetivos de tutela del Patrimonio Histórico
Ahora cambian los términos: la cultura se aleja del con- hacia la puesta en valor, contextualizando esta medida
cepto antropológico y de la identidad, entendida como en la tendencia mundial hacia el aprovechamiento de
forma de vida total y distintiva de un pueblo o socie- los recursos patrimoniales (sobre todo en la Unión
dad, y se acerca más al sentido humanístico “burgués” Europea y los programas de desarrollo local que se apli-
restringido al ámbito del arte y de la literatura, produci- can en Andalucía a partir del modelo europeo de desa-
dos para el ocio consumista. Se afirma constantemen- rrollo rural); así como poniendo en relación el patrimo-
te que “las industrias culturales” son una importante nio cultural con otras políticas de la Junta: Plan
faceta de la economía y que permiten generar puestos Económico para Andalucía. Horizonte 2000, o el Plan
de trabajo y nuevas instituciones dedicadas a la cultu- de Desarrollo Rural del Consejería de Agricultura y
ra (museos, centros de arte, fundaciones..). Desde el I Pesca, o con las estrategias desarrolladas desde las
Plan General de Bienes Culturales hasta el actual Plan políticas turísticas.
Estratégico de la Cultura en Andalucía (PECA), el peso
del patrimonio entendido como recurso económico ha En el Plan Estratégico de la Cultura en Andalucía (que
ido creciendo exponencialmente. no de cultura andaluza o de Andalucía) se asume el
sacrificio que se hace convirtiendo la cultura en un
El I Plan General de Bienes Culturales de Andalucía, el producto, pero se habla sólo de compensar la mer-
más cauteloso, señalaba que: los efectos de los bienes cantilización con productos de calidad. Al transformar

4. Patrimonio etnológico, Granada

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25
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la cultura en producto muchas veces perdemos de las fronteras europeas permanecerán cerradas a la
vista la necesaria calidad de la misma. El mercado es circulación de los trabajadores procedentes de países
un devorador insaciable y como tal se come todo lo terceros, o se permitirá el paso de un número estric-
que le echen. No por ello se deja de proponer su con- tamente necesario para la producción.
versión en producto.
¿Qué tiene que ver todo esto con la cultura y el patri-
¿Qué ha cambiado en tan pocos años para que se monio cultural? Del mismo tratado de Barcelona y
marquen pautas tan diferentes? Estas políticas cultu- relacionado con el tercer punto de actuación (social,
rales que relacionan la cultura con las industrias turís- cultural y humano) nacen los programas Euromed
ticas se parecen cada vez más en todas las comuni- Heritage I y II, con la intención de promover un patri-
dades autónomas, porque muchas de las estrategias monio cultural euro-mediterráneo común. En muchos
vienen dictadas por la Unión Europea. casos se insiste en crear una identidad mediterránea,
partiendo del presupuesto de que la mediterraneidad
Un ejemplo de la relación entre las políticas macroe- es un tópico de base inexistente, como si 3.000 años
conómicas neoliberales y las políticas culturales que de historia compartida hubieran pasado en balde. Y
afectan al patrimonio cultural en el ámbito europeo es se pretende literalmente crear una identidad Euro-
el proceso que se pone en funcionamiento con la mediterránea, siguiendo para ello un modelo concep-
Conferencia de Barcelona de 1995. Con este tratado, tual muy simple, en el que en realidad se están
la Unión Europea instaura con los países del sur del defendiendo los intereses económicos de la UE en los
Mediterráneo un nuevo proceso que, de acuerdo con países del Mediterráneo sur. Se instrumentalizan así
los dictámenes comerciales neoliberales y los Planes los avanzados conceptos de patrimonio y de identi-
de Ajuste Estructural, tiene por objetivo instaurar en el dad, para vaciarlos de significado. No se habla de
Mediterráneo una Zona de Libre Comercio (ZLC) den- identidades reales y de defensa de la diversidad, sino
tro del año 2010 a través de acuerdos bilaterales con de identidades como mercancías, difundidas median-
los distintos gobiernos, algunos de los cuales son ya te el control de los mass medias y el marketing. Se
operativos. La llamada Declaración de Barcelona, se habla simplemente de la cultura, e incluso de la iden-
compone de tres pilares (político, económico y socio tidad como objeto de mercado ¿Se plasmará todo
cultural) que son los tres ejes principales alrededor de esto en políticas sostenibles de desarrollo turístico en
los cuales se desarrolla en la actualidad la acción de el norte de África, o se llenarán sus milenarias ciu-
la UE en el Mediterráneo. La funcionalidad del trata- dades de puertos en los que atracar yates o mercan-
do para la UE se da en términos de control en lo polí- tes, grandes hoteles y medinas convertidas en par-
tico para obviar el referente integrador árabe; y en lo ques temáticos, vaciadas de los grupos sociales que
económico, fragmentando el espacio árabe en áreas las llevan viviendo, conservando y dándoles sentido
influencia y reparto entre la UE (Magreb) y Estados durante siglos?
Unidos (Oriente Medio, Área del Golfo). Con ello se
consigue que los países árabes no creen una fuerza Asimismo otro programa europeo, Cultura 2000 (Doce,
económica común con la que hacer frente a la Unión 10 marzo de 2000), ponía de manifiesto el papel de la
Europea o a EEUU, al modo en que funcionaba el cultura como factor económico, de integración social y
MERCOSUR entre los países sudamericanos. Esta dis- de ciudadanía, ante los desafíos a los que hace frente
gregación ha tenido y sigue teniendo unas consecuen- la CE, entre estos: la globalización, la sociedad de la
cias nefastas para los países y poblaciones árabes, información… Para ello se hace necesario valorizar el
pues determina la desactivación de una potencial patrimonio cultural de dimensión europea.
PH CUADERNOS Patrimonio inmaterial y gestión de la diversidad

integración del conjunto regional árabe, formulado y


reivindicado históricamente. Pero no solo se impide la Ante el contexto de europeización y globalización
paulatina configuración de un espacio regional árabe actual, debemos plantearnos cuál será el papel que
integrado y capaz de desarrollar relaciones paritarias jugaremos como Comunidad Autónoma en el Estado o
con Europa o EEUU, sino que además se impone un como Región en la Europa de las regiones. Y ¿qué
marco de relación ‘normalizada’ entre Israel y los papel jugará el patrimonio cultural en este contexto? La
Estados árabes previo a una resolución adecuada y cultura tal y como la entendemos nosotros está relacio-
justa de la cuestión palestina y del conflicto árabe- nada con la economía, pero no para convertir en mer-
26 israelí. Todo esto con el importante corolario de que cancía algunos elementos culturales fácilmente vendi-
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bles, sino porque la economía forma parte también de de la industrialización andaluza”. De ahí, a la autar-
la cultura entendida en sentido antropológico. quía franquista y a la concentración de la economía
andaluza en el sector primario, para proveer de mate-
La etapa de Andalucía como comunidad autónoma, rias primas y mano de obra al resto del Estado. Esta
hace 25 años, se abría con la esperanza de cambiar es sin duda una deuda histórica difícilmente salvable.
la situación subalterna y de dependencia que ésta Pero si ya hemos pagado las consecuencias de haber
había tenido en el seno del Estado. Uno de los obje- creado un monocultivo económico en Andalucía, con
tivos estatuarios era el del desarrollo industrial de la ausencia de plusvalía que hubiera supuesto, la
Andalucía. La industria no se ha desarrollado casi transformación de nuestros productos primarios, no
nada, y la economía andaluza durante este período podemos caer de nuevo en el error de generar un
ha girado, fundamentalmente, en torno la explota- nuevo monocultivo económico centrado básicamente
ción de recursos naturales (agricultura, pesca, indus- en el terciario, y fundamentalmente en el turismo, y
tria agroalimentaria). Las dinámicas de la globaliza- además vertiéndose los beneficios hacia el exterior a
ción y la entrada en Europa, han llevado a las políti- través de las empresas multinacionales, que suelen
cas de reconversión de los sectores primarios y mostrar una imagen de Andalucía llena de tópicos y
secundarios y a la progresiva desaparición de las de falsas recreaciones folklóricas.
actividades agrarias, pesqueras e industriales, con la
consiguiente reorientación de la economía a activida- El Tratado de Barcelona; los programas europeos de
des terciarias, fundamentalmente en zonas rurales y cultura y patrimonio; y el modelo europeo de desarro-
costeras, es decir, al turismo. llo Rural, así como determinadas directrices del II Plan
General de Bienes Culturales de Andalucía (1996-
La sustitución de las economías locales y la entrada 2000), el actual PECA, la aplicación en Andalucía del
en el mercado global no es compatible con los dis- modelo europeo de desarrollo rural y el documento de
cursos de desarrollo sostenible, ni en el campo del la II Modernización de la Junta de Andalucía, son algu-
medioambiente, ni del turismo, ni del patrimonio, por nos de los ejemplos claves de cómo el discurso políti-
mucho que en ello insistan las cartas, tratados y co sobre patrimonio y cultura ha pasado claramente a
documentos internacionales. La sustitución de gran formar parte de un nuevo lenguaje: nace, se consolida
parte de la actividad agrícola andaluza por el sistema y nos familiarizamos con la idea del PATRIMONIO
de agricultura intensiva y bajo plástico en Almería, COMO RECURSO..
insostenible, tanto ambiental como socialmente; así
como la desaparición de las flotas pesqueras artesa- ¿Se puede seguir defendiendo en este contexto el
nales, o los astilleros en Cádiz son medidas económi- valor del patrimonio como identidad y el de la diver-
cas funcionales a los intereses de los mercados glo- sidad cultural como patrimonio?, o lo que en realidad
bales, pero no es funcional ni a la economía, ni a la se está generando es una homogeneización, simplifi-
identidad, ni al patrimonio cultural de Andalucía. cación de nuestro patrimonio cultural cuando se han
Porque conservar la actividad pesquera, agraria o detectado sus posibilidades como objeto de mercado
industrial, de modo sostenible y de acuerdo con o de consumo.
nuestros propios sistemas culturales, es salvaguardar
la cultura, la diversidad o el patrimonio inmaterial De forma más sutil incluso, a veces la cultura, esta vez
además de la economía; sin embargo, convertir sí, entendida como forma de vida, se convierte en un
nuestra cultura viva en piezas de museos no es lo suculento objeto de mercado, como lo es el de la
que tan fehacientemente nos venían proponiendo industria fitomedicinal, que depende casi por comple-
PH CUADERNOS Patrimonio inmaterial y gestión de la diversidad

desde la UNESCO. Recordemos: no se trata de con- to del conocimiento tradicional para la creación de
servar los objetos, sino los procesos. mercados en torno a las hierbas medicinales. Las
empresas fitomedicinales, se apropian libremente del
Por otro lado, debemos recordar que en un pasado no conocimiento y la cultura de los pueblos indígenas y lo
demasiado remoto en Andalucía existía una articula- comercializan a veces, de forma totalmente antagóni-
ción entre los diferentes sectores económicos, siendo ca con los valores culturales de los pueblos de los que
la primera región del Estado en industrializarse. proceden. El sistema de patentes sobre la propiedad
Diferentes factores políticos y económicos, conduje- intelectual, daba a las empresas el control total sobre
ron a lo que algunos autores denominaron “el aborto recursos o conocimientos tradicionales a cambio del 27
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pago de una patente. Es decir, se concede la propie- cursos que convierten al patrimonio en un mero
dad individual sobre los conocimientos ancestrales objeto de consumo, completamente vacío de signifi-
colectivos de una comunidad. O lo que es lo mismo, cado, porque con ello no le hacemos ningún bien a
se patentan las formas de vida de pueblos enteros. la economía, entendida como desarrollo sostenible,
Cómo conviven estas medidas con las recomendacio- ni a la cultura, entendida como identidad, y mucho
nes de la UNESCO sobre la defensa de la “cultura tra- menos a un proyecto común de una sociedad inter-
dicional y popular” como conjunto de creaciones que cultural en la que se respete la diversidad en igual-
emanan de una comunidad cultural fundadas en la dad de condiciones.
tradición expresadas por un grupo o por individuos y
que reconocidamente responde a las expectativas de
la comunidad en cuanto expresión de su identidad cul- Notas
tural y social (UNESCO, 1989). 1
Así cuando hablamos de biodiversidad, deberemos seguramente hablar de
diversidad cultural, porque, ésta es una condición necesaria para el manteni-
Un buen ejemplo, sin embargo, de la unión entre miento de la primera.
cultura, naturaleza y desarrollo sostenible, es el de 2
las costas del Pacífico colombiano, ricas en diversi- La identidad cultural o étnica no es el único componente de la identidad de
un individuo o grupo, sino que está impregnada de diferentes identidades de
dad natural y cultural. Las comunidades negras que género o culturas del trabajo, así la identidad cultural andaluza tiene como
habitan las zonas fluviales se han agrupado en el sujetos a hombres y mujeres que pertenecen a distintas clases y grupos socia-
“Proceso de Comunidades Negras” (PCN) solicitan- les y desempeñan diferentes actividades profesionales. (Moreno, I; 2002:74)

do al gobierno el control social del territorio como 3


En cuanto a la idea de origen común fue Max Weber quien en 1922 conside-
prerrequisito para el fortalecimiento de la cultura y raba el origen común como una de las características centrales y afirmaba que
de la biodiversidad. Han elaborado una propuesta se trataba de un sentido de descendencia común que se extiende más allá del
parentesco. Es decir, los elementos diacríticos o distintivos de un grupo se
de ley de derechos culturales y territoriales que se ha incorporan como parte de la herencia cultural.
exigido por la Constitución de 1991 y se ha aproba- 4
do en 1993 (ley 79/93 de Derechos Culturales y En cuanto a la idea de diversidad o distinción con respecto a otros grupos,
la etnicidad es una organización de la diferencia, es decir una ideología dirigi-
Territoriales). Esta ley lleva consigo la consolidación da a subrayar la diferencia entre diversos grupos. Para ello se utilizan los ras-
de unos principios administrativos que destacan gos culturales, sociales o biológicos que pueden constituirse en rasgos diferen-
cuatro derechos fundamentales: identidad/territo- ciadores. Los grupos étnicos se definirían por variables integrativas, fundamen-
talmente, el territorio o la lengua.
rio/ autonomía política/y etnodesarrollo. El gobierno
ha invitado a estas comunidades y al PCN a partici- 5
El tercer elemento que define a la etnicidad es el que aporta Fredrik Barth,
par en el Proyecto Biopacífico (PBP) para la conser- y es el que nos parece más interesante. Frente a la “teoría de la modernidad”
que afirma que la aparición de la etnicidad es producto de una deficiencia de
vación de la biodiversidad de la región. Una de las modernidad, afirma que “las distinciones étnicas no dependen de la ausencia
aportaciones más importantes del PBP ha sido de interacción. La interacción no conduce a su liquidación como consecuen-
demostrar que los sistemas de producción tradicio- cia del cambio y la aculturación.” Las diferencias que constituyen al grupo étni-
co en cuanto tal, brotan en la interacción de unos grupos con otros.
nal de las comunidades fluviales se orienta más al
consumo local que al mercado y que por ello, son 6
Conferencia Mundial sobre Políticas culturales. 1982; Recomendaciones para
sostenibles (baja intensidad, áreas amplias..). La la Salvaguardia de la Cultura Tradicional y Popular. 1989; Primer Informe
Mundial Sobre la Cultura. 1998; Informe Mundial sobre la Cultura 2000-2001;
aportación conceptual más importante es la de defi- Diversidad cultural, conflicto y pluralismo; Declaración Universal de la UNES-
nir la biodiversidad como territorio más cultura, y el CO sobre la Diversidad Cultural, 2001.
concepto de región-territorio relacionado con la selva 7
Los claramente definidos, pensados, y creados intencionadamente por el
del pacífico como unidad que reúne las comunida- hombre, lo que incluye jardines y parques creados por razones estéticas; pai-
des, sus actividades y su medio natural. Algunos se saje esencialmente evolutivo, resultado de una exigencia de carácter social,
PH CUADERNOS Patrimonio inmaterial y gestión de la diversidad

forman en torno a actividades determinadas como la económico, administrativo o religioso, o que conservan un papel social acti-
vo en la sociedad contemporánea, estrechamente asociados al modo de vida
minería tradicional del oro, la recogida de conchas tradicional; el marcado por la fuerza de asociación de los fenómenos religio-
por mujeres en las áreas de los manglares, etc. sos, artísticos o culturales del elemento natural, más que por unas huellas
(Escobar, A; UNESCO, 2001). culturales tangibles.
8
Informes sobre los criterios específicos para seleccionar los espacios cultura-
En definitiva, podemos hablar del patrimonio como les o formas de expresión cultural merecedores de que la UNESCO los procla-
recurso para el desarrollo, en el sentido endógeno, y me Obras Maestras del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad. 1998;
Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial. 2003.
defendiendo la dimensión social del mismo como ICOMOS Programas de Participación Vigías del Patrimonio. Dirección de
28 seña de identidad, pero dejemos a un lado los dis- Patrimonio. Ministerio de Cultura. República de Colombia. Bogotá, 2004.
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Del multiculturalismo a la
interculturalidad:
evolución y perspectivas
Gunther Dietz, Universidad de Granada y Universidad Veracruzana

A partir de una definición amplia del fenómeno del multiculturalismo, el presente capítulo traza la evolución de
dicho conjunto de preceptos académicos y políticos desde sus orígenes como un movimiento social que reivin-
dica el reconocimiento de la "diferencia cultural" y la pluralización de los "patrimonios culturales" específicos
de las diferentes minorías que componen una determinada sociedad. Tras este análisis diacrónico de las diver-
sas influencias que los discursos postmodernos y postcoloniales han ejercido en el multiculturalismo, en una
segunda parte se reconstruye el proceso de institucionalización académica de este movimiento, sus políticas
de cuotas para minorías y de discriminación positiva desarrolladas a partir de los Estudios Étnicos y Culturales
para "conquistar" ámbitos educativos y culturales de la sociedad mayoritaria así como para transformar el dis-
curso multiculturalista en un nuevo ámbito no sólo académico, sino también social y político en las sociedades
contemporáneas: el aún emergente y ya debatido campo de la interculturalidad.

From multiculturalism to interculturality: evolution and perspectives

This chapter offers a broad definition of the phenomenon of multiculturalism, charting the evolution of this set of academic and political rules,
from its origins as a social movement vindicating the recognition of the "cultural difference" and pluralisation of specific "cultural heritages"
of different minority groups in specific societies. After this diachronic analysis of the different influences of post-modern and post-colonial dis-
courses on multiculturalism, the second section of the study reconstructs the process of academic institutionalisation of this movement, its
policies of quotas for minorities and positive discrimination based on Ethical and Cultural Studies to "conquer" educational and cultural cir-
cles of the majority society and to transform multiculturalism into a new line of academic and social and political discourse in contemporary
societies: the still fledgling and already hotly debated issue of interculturality.

PH CUADERNOS Patrimonio inmaterial y gestión de la diversidad

"Te necesito por la tierra


La tierra por la tierra. Este es el paraíso
complicado y fugaz. Yo necesito
que mores en la tierra.
Una brújula incierta señalaba
los límites remotos, los lejanos confines.
Pero el hombre es de aquí. Somos de ella,
De la tierra. Difícil paraíso."
Pilar Paz Pasamar. Textos Lapidarios. La dama de Cádiz.

1. Boda, Alessandria del Carretto (Consenza, Calabria). Carmen Guerrero Quintero 31


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El debate actual acerca de la interculturalidad y de sus tarse al reto de la reflexividad (Bourdieu 1991) - una
repercusiones en las sociedades contemporáneas reflexividad característica de todo actor social, pero
tanto como en sus conceptos predominantes de “cul- cuya complejidad discursiva se incrementa al tratarse
tura nacional” y “patrimonio cultural”, se desencade- aquí de un movimiento que ha ido generando su pro-
na a partir de los años ochenta. En aquel momento, pia academización y teorización (Touraine 1996). La
inicialmente sobre todo en Estados Unidos, un conjun- confluencia de paradigmas teóricos y epistemológicos
to altamente heterogéneo de movimientos contestata- como el “postestructuralismo” y la “postmodernidad”
rios surgidos a partir del ya mítico “68” emprende el con determinados movimientos políticos y culturales a
camino de la institucionalización social, política, cultu- menudo desdibuja las fronteras conceptuales entre la
ral y académica. Las confluencias programáticas de programática de un movimiento y su (auto-) análisis
estos así denominados “nuevos” movimientos sociales académico. En los siguientes apartados, sin embargo,
–afroamericanos, indígenas, chicanos, feministas, gay- procuraré discernir ambos componentes acudiendo a
lesbianos, tercermundistas etc.– se han dado a cono- la constatación de Eagleton (1997a:253), según la
cer a partir de entonces bajo el a menudo ambiguo cual “los procesos por los que se enmascaran, racio-
lema del multiculturalismo. nalizan, naturalizan y universalizan cierto tipo de inte-
reses, legitimándolos en nombre de cierta forma de
Recurriré en lo siguiente a dicho término para desig- poder político” se subsumirán bajo el –admitidamen-
nar a este heterogéneo conjunto de movimientos, aso- te poco postmoderno– concepto de ideología.
ciaciones, comunidades y - posteriormente - institucio-
nes que confluyen en la reivindicación del valor de la Los orígenes como nuevo movimiento social
“diferencia” étnica y/o cultural así como en la lucha
por la pluralización cultural e identitaria de las socie- Partiendo de definiciones de Raschke (1988) y Muro
dades que acogen a dichas comunidades y movimien- & Canto Chac (1991), entendemos por movimiento
tos1. Mientras que en la primera parte de este capítu- social a todo aquel actor colectivo que despliega -con
lo se trazan desde un punto de vista diacrónico los cierta permanencia en el tiempo y en el espacio- una
orígenes del multiculturalismo como movimiento capacidad de movilización que se basa en la elabora-
social, de sus estrategias institucionales y sus pautas ción de una identidad propia y en formas de organiza-
discursivas, la segunda parte está dedicada a analizar ción muy flexibles y escasamente especializadas, con
las aportaciones disciplinares e interdisciplinares que el objetivo de impactar en el desarrollo de la sociedad
desde los estudios étnicos y culturales así como contemporánea y de sus instituciones. Ya desde los
desde la pedagogía y la antropología han permitido años setenta, sobre todo en el contexto político poste-
transformar el discurso multiculturalista en un nuevo rior al “68”, surge una vertiente teórica que rechaza
ámbito no sólo académico, sino también social y polí- el énfasis puesto hasta entonces en el actor individual
tico en las sociedades contemporáneas: el aún emer- completamente racional para explicar el surgimiento
gente y ya debatido campo de la interculturalidad2. de movimientos sociales. Desde la sociología, sobre
todo Touraine y Melucci parten de la necesidad de
estudiar los subyacentes conflictos estructurales de
La evolución del discurso multiculturalista las sociedades contemporáneas, de los cuales los
movimientos sociales son sólo su expresión visible
Para poder abarcar este discurso y su impacto en las como “conductas conflictuales al interior de un siste-
sociedades contemporáneas, a continuación se anali- ma social” (Melucci 1985:99). Los cambios estructu-
zan sus orígenes y su gradual proceso de instituciona- rales que experimentan las sociedades occidentales,
PH CUADERNOS Patrimonio inmaterial y gestión de la diversidad

lización. Empleo para ello un marco conceptual de aná- su paso de un modelo de producción industrial “for-
lisis de los movimientos sociales ya elaborado y empí- dista” a una sociedad “post-industrial” (Touraine
ricamente aplicado al caso de los movimientos indíge- 1996), genera nuevas pautas de movilización, mis-
nas mexicanos (Dietz 1999) así como al caso de los mas que no son reducibles a una “metafísica del
movimientos asociativos de apoyo a los inmigrantes actor” (Melucci 1995:110).
extracomunitarios en el sur de España (Dietz 2000).
Los nuevos movimientos que reivindicarán la multicul-
La interpretación del multiculturalismo como un turalización de la sociedad contemporánea y que
32 determinado tipo de movimiento social ha de enfren- cuestionarán su patrimonio cultural supuestamente
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homogéneo son el producto de dichas transformacio- mática” mediante el establecimiento de coaliciones


nes estructurales (Giménez 1994, Gledhill 1994). La inter-disciplinares;
terciarización del sistema económico traslada los con-
flictos socio-culturales del sector productivo al sector * una composición social heterogénea, multiclasista,
de consumo, con lo cual el “adversario de clase” ya con un fuerte componente procedente de las clases
no constituye el destinatario directo de los movimien- medias, lo cual para algunos analistas plantea el pro-
tos sociales (Touraine 1981). Las dimensiones cultu- blema de cómo identificar el “sujeto histórico”
rales y simbólicas cobran una mayor importancia: las (Alonso 1988);
acciones -a menudo directas y espontáneas- se vuel-
ven auto-reflexivas, conciben “la acción como mensa- * y, probablemente como consecuencia de dicha
je” (Melucci 1995:113). composición plural, una constante tematización de la
identidad y la subjetividad (Raschke 1988).
La literatura teórica desde los años setenta refleja una
intensa discusión acerca del concepto de los nuevos La aportación del postmodernismo
movimientos sociales. Reaccionando a las menciona-
das transformaciones contemporáneas de las socie- La contribución europea al multiculturalismo no se limi-
dades occidentales, este nuevo tipo de movimientos ta a los análisis sociológicos de Touraine, Melucci,
de “estilos de vida” (Hetherington 1998) pretende Giddens et al. Es el ámbito filosófico y sobre todo epis-
agrupar a movimientos estudiantiles, urbanos, femi- temológico en el que los movimientos multiculturalistas
nistas, ecologistas, pacifistas y multiculturalistas y su reivindicación de una nueva “política de la diferen-
–bajo un denominador común que se caracterizaría cia” encuentran un peculiar aliado académico: el giro
por los siguientes rasgos3. postmoderno o post-estructuralista, que ha protagoni-
zado la filosofía francesa de los años setenta y ochen-
* una estructura organizativa altamente flexible, ta (Frank 1989). El punto de partida de dicho giro -la
expresada mediante redes escasamente jerarquizadas crítica a la “metafísica” universalista de las omnipre-
y un rechazo abierto a liderazgos explícitos, producto sentes “estructuras elementales” que según Lévi-
del legado “anti-autoritario“ de la revuelta estudiantil Strauss (1979) operan de forma subyacente en todo
que desencadenó este tipo de movimiento; tipo de sociedad humana- y su consecuencia epistemo-
lógica -la ruptura con las nociones occidentales,
* la insistencia en la autonomía del movimiento supuestamente eurocéntricas y reificadas, de indivi-
específico frente a otros actores políticos, sobre todo duo, sociedad e historia-, constituyen, a la vez, un
frenta al Estado y a los partidos políticos, interpreta- punto de llegada de los primeros movimientos multicul-
dos como aliados o representantes del viejo establis- turalistas de finales de los años sesenta. La disidencia
hment y de los movimientos sociales de origen deci- filosófica confluye con la disidencia política, social y
monónico; cultural en su énfasis en el carácter construido y por
tanto arbitrario de los actores sociales (de Castell &
* la carencia de una ideología de transformación de Bryson 1997). Es sobre todo el feminismo tanto acadé-
la sociedad en su totalidad, como lo fuera el proyecto mico como político quien ofrece una primera crítica sis-
marxista; el rechazo a los amplios proyectos de cam- tematizada al universalismo y esencialismo subyacen-
bio societal será el punto de partida de la confluencia tes en las nociones occidentales del análisis social
entre los movimientos multiculturalistas y los discur- (Kincheloe & Steinberg 1997).
sos postmodernos; no la política revolucionaria, sino
PH CUADERNOS Patrimonio inmaterial y gestión de la diversidad

la life politics (Giddens 1991), la individualizada polí- Partiendo de esta crítica feminista de la supuesta neu-
tica vital, se convertirá en el lema común; tralidad genérica del pensamiento occidental, que
camufla su carácter patriarcal y autoritario bajo la sin-
* la consecuente limitación a temáticas específicas gularización y monopolizacion del “Conocimiento”
que no abarcan un proyecto societal global, sino que (Singh 1995), las diferentes corrientes postestructura-
sólo se articula como single-issue-movement; para el listas coinciden en su afán de de-construir los grandes
caso de los movimientos multiculturalistas, sólo su relatos hegemónicos, las autorizadas narrativas occi-
institucionalización y academización posterior impli- dentales que dotan de sentido a la nación, su cultura y
cará el intento de trascender esta limitante “monote- patrimonio común y con ello legitiman los poderes fác- 33
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ticos vigentes en las sociedades contemporáneas Con ello, los heterogéneos movimientos que desde los
(Dreyfus & Rabinow 1982). Este afán “deconstructivis- años sesenta comienzan a articular los intereses
ta”, crítico y disidente del postestructuralismo es reto- específicos de las minorías subalternas de las socie-
mado y aprovechado por los protagonistas de los movi- dades contemporáneas pronto adquieren un matiz
mientos multiculturalistas en su intento de demostrar el eminentemente cultural. Varios estudiosos de los nue-
carácter subversivo y potencialmente contrahegemóni- vos movimientos contestatarios tanto norteamerica-
co del propio multiculturalismo4. nos como europeos y latinoamericanos afirman la
necesidad de indagar en la relación entre un determi-
Dos conceptos nucleares del nuevo paradigma discur- nado movimiento social y las prácticas culturales de
sivo –las nociones de identidad y de poder– ilustran el sus miembros. Sobre todo en contextos de margina-
grado de confluencia alcanzado entre los nuevos movi- ción socioeconómica y/o política, la cultura se puede
mientos sociales y sus exeguetas postestructuralistas. convertir en pilar básico de una acción colectiva
La corriente postestructuralista retoma la noción de los (Eckstein 1989). Recreando prácticas culturales loca-
nuevos movimientos sociales haciendo especial hinca- les y adaptándolas a nuevas situaciones extralocales,
pié en su faz identitaria. La identidad se vuelve una el movimiento es “re-significado”, genera su propia
preocupación constante de los movimientos. Lejos de identidad y puede convertirse con ello en una nueva
ser simple expresión de los intereses comunes de un “comunidad” para sus miembros (Escobar 1992,
grupo, la identidad se convierte en “política identita- Alvarez & Escobar 1992). Surgirían así patrimonios
ria”, en negociación de múltiples identidades frente a culturales plurales, alternativos y contestatarios.
diversos contrincantes sociales (Slater 1994). La
correspondiente “política de la diferencia” es liberado- Este proceso, no obstante, se encuentra limitado y con-
ra y emancipadora mientras desenmascare los falsos dicionado por la influencia y vigencia ejercida por el
esencialismos reduccionistas que bajo la “estrategia segundo de los conceptos teóricos aportados por el pos-
de la asimilación” (Zarlenga Kerchis & Young 1995:9) testructuralismo: la noción básicamente foucaultiana del
reúne tanto a los nacionalismos burgueses como al “poder”, formulada para superar la excesiva fijación en
marxismo clásico. Como las identidades ya no son el Estado - supuestamente todopoderoso - frente al actor
simples expresiones fidedignas de las posiciones que social, reducido a mera víctima. Tanto el Estado como la
ocupan los individuos en el proceso de producción, sociedad son actores que actualizan relaciones de poder
estas identidades se diluyen: ya no corresponden a (Laclau & Mouffe 1987). Un concepto no substantivista,
sujetos identificables, sino a meras “posiciones de sino relacional del poder evita objetivarlo en instituciones
sujeto” (Laclau 1985:32). cuasi-personalizadas y permite “coger al poder en sus
extremidades, allí donde se vuelve capilar” (Foucault
A lo largo del subsiguiente proceso tanto conceptual 1992:14). El correspondiente enfoque se centraría no en
como político-cultural, los “sujetos sociales” son des-cen- las instituciones en sí, sino en las desiguales relaciones
trados y des-esencializados. El individuo ya no es conce- que existen entre ellas; en estas relaciones, el poder con-
bible como un agente completamente coherente, racio- formaría “una estructura total de acciones cargada enci-
nal, auto-consciente y capaz de acceder directamente a ma de las acciones posibles” (Foucault 1982:220). El
la realidad y a la verdad, sino que se reduce a un “con- Estado, por consiguiente, ya no es el destinatario prefe-
junto de potenciales y actuales posiciones de sujeto” rencial de las prácticas discursivas de los nuevos movi-
(Rattansi 1999:78). Por consiguiente, para que un deter- mientos sociales, puesto que las identidades individuales
minado movimiento multiculturalista se afiance y sobre- se construyen a partir de adversarios polifacéticos y obli-
viva los vaivenes de sus manifestaciones espontáneas y cuos, no de un poder central.
PH CUADERNOS Patrimonio inmaterial y gestión de la diversidad

puntuales, tendrá que inventar, generar y/o nuevos suje-


tos sociales que, a su vez, necesitarán engendrar prácti- En el terreno del multiculturalismo, la relacionalidad
cas culturales específicas del grupo o movimiento en y ubicuidad de esta definición del poder, “des-cen-
cuestión. Como demuestra Eyerman (1999) para el la trada” de la tradicional fijación monotemática en el
iniciativa afroamericana Harlem Renaissance y su vincu- Estado como antagonista, acaba relativizando las
lación a los movimientos de derechos ciudadanos de los fronteras entre “nosotros” y “los otros” (Kristeva
años sesenta y setenta, la praxis cultural genera nuevas 1990). No obstante, los movimientos multiculturalis-
identidades colectivas mediante la ritualización del pro- tas en defensa de determinados derechos de las
34 pio quehacer asociativo. minorías que conforman sus activistas y/o destina-
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tarios requieren de un “otro” imaginario para soste- en la oposición semiótica de significado y siginficante,
ner su capacidad de convocatoria y movilización en la dicotomía marxiana de base y superestructura, en
colectiva, dado que “toda identidad es más bien la distinción freudiana entre lo latente y lo manifiesto
contra alguien que a favor de alguien” (Lamo de así como en las explicaciones supuestamente mono-
Espinoza 1995:29). Así, la problematización del con- causales de Habermas (1982) acerca de la coloniza-
cepto de poder por extensión también problematiza ción del mundo vivencial por la lógica del sistema
la distinción entre la sociedad mayoritaria y domi- (Sarup 1996, Zizek 1999). Estos enfoques modernistas
nante, por un lado, y las minorías dominadas, por son rechazados porque su tendencia a dicotomizar los
otro (Brah 1996). fenómenos sociales acaba binarizando la diversidad
existente (Rattansi 1999).
Precisamente por las consecuencias políticas que
tiene esta relativización anti-esencialista de las identi- Institucionalizando el multiculturalismo
dades hasta entonces binarias y antagónicas de los
movimientos sociales en su capacidad de moviliza- Como ya mencionamos, el énfasis postmoderno en
ción, el encuentro con el postestructuralismo será un la pluralidad de identidades, géneros y culturas con-
parteaguas para el conjunto de este tipo de movimien- forma el parteaguas del multiculturalismo. Todos los
tos. Como se demostrará a continuación, una vertien- nuevos movimientos sociales recurren a la acción
te del multiculturalismo procurará redefinir y domesti- colectiva para construir nuevas identidades; las
car la crítica postestructuralista en lo que habitual- “identidades proyecto” (Castells 1998) de dichos
mente se etiqueta como teorización acerca de la “con- movimientos no son el punto de partida, sino el
dición postmoderna” (Lyotard 1984), mientras que objetivo y resultado de la movilización. Esto implica
otra vertiente radicalizará dicha crítica conceptual del que para consolidarse como movimiento social y
esencialismo y su aplicación multicultural en un dis- para impactar en el conjunto de la sociedad, el mul-
curso autodenominado “post-colonial” (cfr. abajo). ticulturalismo requerirá de una fase de construcción
y estabilización de las identidades de los nuevos
Existen obvias afinidades electivas entre el multicultura- actores sociales cuyo surgimiento y consolidación
lismo y la corriente postmoderna. Cuando desde los alberga. Sin embargo, el afán de construir nuevas
años ochenta el desafío postestructuralista paulatina- identidades delimitables es un clásico anhelo de la
mente comienza a institucionalizarse en el ambiente época moderna, no del lúdico juego postmoderno
académico primero francés y luego anglosajón como con identidades múltiples y heterogéneas (Bauman
pensamiento postmoderno, el punto de partida será la 1996). Estas identidades permanentemente recicla-
crítica del proyecto moderno de la Ilustración, entendi- das, sin embargo, no generan discrecionalidad iden-
do ahora como un intento hegemónico de subyugar, titaria: el movimiento social corre el riesgo de diluir-
uniformizar y –en última instancia- silenciar una multi- se a través de la paulatina individualización de “esti-
plicidad de culturas, patrimonios, identidades y narra- los de vida personales y un consumismo cosmopoli-
ciones bajo la canonización del racionalismo cartesia- ta” (Modood 1997:21). Por ello, los movimientos
no y del criticismo kantiano 5. multiculturalistas, como los demás nuevos movi-
mientos sociales, refuncionalizan la cultura como un
Aunque el subsecuente debate acerca del carácter recurso emancipatorio (Habermas 1996:246).
potencialmente represivo versus emancipatorio de la
modernidad europea en lo fundamental acaba replan- Las nuevas identidades se construyen precisamente en
teando el ya clásico análisis de Horkheimer & Adorno el “gozne entre sistema y mundo vivencial” (Habermas
PH CUADERNOS Patrimonio inmaterial y gestión de la diversidad

(1997) sobre la dialéctica ambigüedad inherente desde 1981:581), de cuya confrontación surge un potencial
sus orígenes en el proyecto de Ilustración, el enfrenta- de protesta que convierte la cultura, la forma de vida,
miento teórico desencadenado sobre todo entre la la identidad diferencial, en su panacea, en su patrimo-
segunda generación de la Escuela de Francfort nio diferencial. Por ello, ya en los años ochenta la gran
(Habermas 1985, 1996) y los nuevos filósofos france- mayoría de los protagonistas del multiculturalismo
ses (Lyotard 1984) se profundiza gracias a la aporta- sobre todo anglosajón comienza a distanciarse del dis-
ción de los movimientos multiculturalistas. Las estruc- curso postmoderno de la filosofía tanto francesa como
turas totalizadoras del discurso moderno son criticadas estadounidense y de su radical de-construcción de todo
por su inherente esencialismo conceptual, evidenciado tipo de esencia conceptual (Willett 1998). 35
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2. Patrimonios culturales. Taj Mahal, India

Mientras que el constructivismo filosófico profundiza actor social se inserta en procesos hegemónicos, de
en la noción híbrida, poli-contextual, escenificada y lucha por la distribución y apropiación de poderes
por tanto construida (Schmidt 1997) de las identida- entre grupos dominantes y subordinados.
des sociales, cuyo carácter ontológico se reduce a
entidades lingüísticas (Searle 1997), el discurso domi- Superando el maniqueísmo originalmente implícito en
nante de los movimientos multiculturalistas rompe la noción de hegemonía (Gramsci 1977), en su refor-
con la de-construcción filosófica y retorna a sus ini- mulación multicultural es posible aplicarla a todo tipo
cios como disidencia ética, cultural y política. de prácticas y patrimonios culturales que constituyen
sistemas de sentidos y valores generados en contextos
El resultado de este giro hacia la praxis política es un de dominación y subordinación y que por tanto han
“pragmatismo moral” (Willett 1998) que deliberada- internalizado dichas desigualdades 6. Lo distintivo de
mente mezcla el desciframiento y la deconstrucción esta noción de hegemonía es su “doble cara” paradó-
crítica de la ideología esencialista occidental con enfo- jicamente, lo hegemónico es tanto un proceso como el
ques constructivos provenientes sobre todo de la tra- resultado de dicho proceso (Mallon 1995).
dición dialéctica de la filosofía europea. Tanto del
marxismo clásico como de la Escuela de Francfort se Sin embargo, los generadores y portadores de las
adoptan nociones poco postmodernas como repre- prácticas culturales que conforman un determinado
sión, alienación y hegemonía (Willett 1998). movimiento no son simples víctimas de imposiciones
PH CUADERNOS Patrimonio inmaterial y gestión de la diversidad

hegemónicas, sino que son, a la vez, artífices creati-


Para el autoanálisis de los propios movimientos afro- vos de estas prácticas; se trata por tanto de una “diná-
americanos, indígenas, feministas, gay-lesbianos etc., mica de doble vía” (Stephen 1993:28). La elaboración
se postula la necesidad de partir de antagonismos de una identidad propia en un proceso de recreación
realmente existentes en el seno de la sociedad y de la de prácticas culturales y de apropiación de espacios
relación que mantienen los diversos actores sociales de autonomía, característica fundamental de los nue-
con el Estado. Sobre todo en contextos de desigual- vos movimientos sociales de cuño multiculturalista,
dad socioeconómica, incluso la actividad meramente también es, por consiguiente, una “construcción
36 cultural, no política, desplegada por un determinado hegemónica” (Laclau & Mouffe 1987:162), que bajo
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determinadas circunstancias puede convertirse en mo entre cada uno de dichos grupos minoritarios.
resorte de una estrategia “contrahegemónica” frente a Con ello, paradójicamente, cuanto más éxito tiene el
los poderes dominantes (Varese 1988, Mallon 1995). movimiento multiculturalista en la praxis social, más
Como “fuentes de sentido”, las identidades construi- profundiza en una noción estática y esencialista de
das a lo largo de una movilización social, proyectadas cultura. Subsumiendo diferencias raciales, étnicas,
hacia el futuro pueden confluir con identidades resi- culturales, subculturales y relativas a los estilos de
duales, producto de resistencias generadas por comu- vida, el nuevo concepto multiculturalista de cultura
nidades contrahegemónicas (Castells 1998). se asemeja cada vez más a la noción estática que la
antropología había generado en el siglo XIX y que pre-
Para los movimientos multiculturalistas, el afianzamien- tendía definitivamente superar a finales del siglo XX
to normativo de estas nuevas identidades ha pasado (Vertovec 1998).
por una fase de “re-esencialización” de diferencias ori-
ginalmente construidas. De forma paralela al inicio de La evidente culturalización detectable en los discursos
la institucionalización cultural, educativa, académica y públicos que en los años ochenta giran en torno a cual-
luego política del multiculturalismo, es sobre todo en el quier problema social constituye, a la vez, el principal
contexto de los estudios étnicos y culturales (cfr. abajo) logro y el mayor peligro de los movimientos multicultu-
donde las diferencias raciales, étnicas y/o culturales se ralistas (Giroux 1994). Al tratar a las minorías como
utilizan como argumentos en la lucha por el acceso a “especies en vías de extinción” (Vertovec 1998:36) y
los poderes fácticos (Grillo 1998). diseñar políticas exclusivamente orientadas hacia su
conservación, el multiculturalismo aplicado a la inter-
En esta estrategia, nuevamente se acude al prototipo vención educativa y social corre el riesgo de “etnificar”
del feminismo, cuya noción de “cuotas” de acceso al la diversidad cultural de sus destinatarios originales.
poder es retomada por el multiculturalismo para gene-
rar un sistema altamente complejo de trato diferencial Como alertan Balibar & Wallerstein (1988) y Giroux
de grupos minoritarios. El objetivo de esta política de (1994), la apropiación de este tipo de discurso esen-
“acción afirmativa”, aplicada primero en los órganos cialista de la diferencia por parte de los grupos hege-
de representación y toma de decisiones de los propios mónicos genera nuevas ideologías de supremacía gru-
movimientos y posteriormente trasladada al ámbito pal que basan sus privilegios en un culturalismo difí-
académico, cultural y educativo, consiste en paliar las cil de distinguir del nuevo racismo cultural. A menu-
persistentes discriminaciones que por criterios de do, autores sobre todo europeos critican la indirecta
sexo, color de piel, religión, etnicidad etc. sufren las confluencia entre la tendencia segregacionista del
minorías a través de una deliberada política de “dis- multiculturalismo recién institucionalizado en Estados
criminación positiva” (Pincus 1994). Unidos y un incremento de la xenofobia y el racismo:
ambos coinciden en relativizar la vigencia universal de
Ante las críticas formuladas desde el ámbito tanto aca- los derechos humanos más allá de las –supuestas o
démico como político contra este trato diferencial y su reales- diferencias culturales (Martiniello 1998).
distinción un tanto artificial entre discriminaciones nega-
tivas versus positivas7, el multiculturalismo reivindica la En busca de la sociedad
diferencia normativa entre las discriminaciones histórica-
mente sufridas por los miembros de un colectivo estig- Cuando el discurso multiculturalista pasa así del ámbi-
matizado, por un lado, y las discriminaciones que a nivel to meramente académico a adquirir una creciente
individual puede generar la política de “acción afirmati- influencia en la opinión pública sobre todo norteameri-
PH CUADERNOS Patrimonio inmaterial y gestión de la diversidad

va” para determinados miembros del grupo hegemóni- cana, a finales de los años ochenta e inicios de los
co, por otro (Mosley & Capaldi 1996). noventa surge un debate político acerca del futuro de
las sociedades occidentales. La confluencia de los “dis-
Transferida de su inicial contexto feminista y su aná- cursos de la diferencia”, por un lado, con cambios cua-
lisis de las diferencias generizadas al nuevo contexto litativos en la composición y por tanto la autopercepción
multicultural, para ser efectiva la política de cuotas de las clásicas sociedades de inmigración, por otro
requiere de cierta estabilidad en las “fronteras” y lado, impregna este debate de un fuerte carácter nor-
delimitaciones establecidas no sólo entre la mayoría mativo: ¿hacia dónde deberían evolucionar las socieda-
hegemónica y las minorías subalternas, sino asimis- des contemporáneas de composición multicultural? 37
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Al inicio de la confrontación se percibe un fuerte liberalismo en la teoría política sobre todo estadouni-
maniqueísmo entre posiciones universalistas y parti- dense. Sin embargo, sus consecuencias prácticas para
cularistas a ultranza. Mientras que los defensores del el multiculturalismo en su afán de institucionalización
liberalismo clásico y del antiguo asimilacionismo sos- permanecen reducidas (Martiniello 1998).
tienen que la única alternativa al clásico paradigma
integracionista del melting pot son las neotribales La a menudo simplificante dicotomización entre uni-
“comunidades cercadas” (Blakeley & Snyder 1997), versalismo occidental hegemónico y particularismos
que acabarán descomponiendo el proyecto común étnicos y culturales potencialmente contrahegemóni-
del “sueño americano” (Miller 1998), sus antagonis- cos se acentúa aún más en el ámbito afín de las
tas -ubicados sobre todo en la ideología de la afrocen- relaciones internacionales (Martiniello 1998). Las
tricity- resaltan el carácter nada neutro, sino eurocén- polémicas tesis de Huntington (1997) acerca del
trico del supuesto universalismo estadounidense inevitable choque de civilizaciones entre el bloque
(Scharenberg 1998). Frente a esta interpretación, la cristiano-occidental y sobre todo el Islam profundi-
tradición liberal del pensamiento político defiende la zan y parovechan la estereotípica visión de Oriente
democracia universalista como un mecanismo mera- como otredad incomensurable con Occidente
mente procedural, exento de contenidos culturales (Hunter 1998); a la vez, desencadenan –ya antes del
particulares (Eller 1997). Este supuesto axiomático 11 de septiembre de 2001 y más aún posterior al
del universalismo es rechazado por el discurso multi- mismo- toda una serie de especulaciones acerca del
culturalista. A pesar del proceso de secularización y impacto que ocasiona el “peligro del Islam” en un
del laicismo como principio de las democracias con- mundo cada vez más globalizado y pluricéntrico
temporáneas, su trasfondo sigue revelando una deter- (Barber 1995, Humphrey 1998).
minada matriz cultural, la cristiana. En este sentido,
la separación liberal de lo público y lo privado no esta- En dicho debate sobre universalismo y particularismo,
blece un terreno neutro, sino que impone una forma ambas partes coinciden en identificar a Occidente
específica de concebir la política (Taylor 1993). con el proyecto moderno y con la concepción univer-
salista e individualista de los derechos humanos, por
Sin embargo, la crítica que desde el particularismo un lado, y a las culturas no-occidentales con tradicio-
se formula contra el proyecto integracionista estadou- nalismo, colectivismo y el rechazo de los derechos
nidense no se restringe a las minorías étnicas, sino humanos, por otro lado (Schulte 1992, Gelfand &
que es retomada por aquellos sectores de la socie- Holcombe 1998). Contra esta tendencia maniquea,
dad mayoritaria que rechazan las ingerencias públi- cabe recordar que el universalismo no es más que
cas -tachadas como centralistas- en sus ámbitos “un localismo globalizado” (de Sousa Santos 1997:9),
locales y regionales. Según una percepción creciente cuya noción de derecho humanos ha surgido en un
en estos sectores, “todos somos minorías”, por lo determinado contexto cultural. A raíz de este tipo de
cual somos “propietarios” de determinados patrimo- amonestación relativizante surge un segundo debate
nios culturales y portadores de derechos y obligacio- menos dicotómico en sus conclusiones políticas y
nes únicamente en función de nuestra pertenencia a más directamente enfocado hacia el multiculturalis-
determinadas comunidades integradas de forma seg- mo. Partiendo del citado reconocimiento de que el
mentada en el conjunto de la nación. La correspon- universalismo como forma específica de conceptuali-
diente noción de ciudadanía tampoco puede ser neu- zar derechos y obligaciones es producto de una deter-
tra o meramente formal, como lo estipula el ideal del minada tradición occidental, cabe preguntarse si ello
“patriotismo constitucional” (Habermas 1996), sino automáticamente debe hacer sospechar de todo plan-
PH CUADERNOS Patrimonio inmaterial y gestión de la diversidad

que ha de tener una faz comunitaria, definida en tér- teamiento universalista (de Lucas 1998).
minos culturales y/o nacionales, según sus particu-
lares “valores subyacentes” (Miller 1997:174). Desde esta perspectiva, “el imperialismo escondido y el
monoculturalismo implícito” (Pinxten 1997:155) en la
Durante los años noventa, el resultante “comunitaris- tradicional concepción de los derechos humanos ha de
mo” se establece como el movimiento políticamente ser des-contextualizado y separado de los derechos
más influyente que ha surgido de forma indirecta en los humanos como tales, para rescatar la aportación –inci-
confines del multiculturalismo8 y que desafía el mono- dencialmente “occidental”, pero en principio universa-
38 polio discursivo del que hasta entonces disfrutaba el lizable– que realiza la original Declaración de Derechos
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Humanos a la formulación de un nuevo concepto inclu- frente a dos corrientes críticas, articuladas desde
sivo de ciudadanía (Donald 1996). posiciones políticas muy próximas al primer multi-
culturalismo como movimiento social.
La subsecuente tarea, en la que coinciden los libera-
les y comunitarios menos dogmáticos 9, consiste en En primer lugar, se trata de aquellos que coinciden con
reconocer el pluralismo cultural existente en las socie- el multiculturalismo institucionalizado y hegemónico en
dades contemporáneas y formular nuevos mecanis- la necesidad de superar el anárquico anything goes
mos de negociación y “criterios procedimentales (Feyerabend 1976) del pensamiento postmoderno, pero
transculturales” (de Souza Santos 1997:9) que respe- que –a diferencia del multiculturalismo oficializado–
ten el principio de que “sólo puede haber consenso a insisten en la necesidad de distinguir entre identidades
partir de la diversidad” (de Lucas 1998:205). subjetivas, por una parte, y relaciones de poder objetiva-
mente existentes en el seno de la sociedad, por otra.
Una ciudadanía multicultural deberá basarse, por una
parte, en los derechos individuales qua ciudadanos, y, Desde su giro postestructuralista, el multiculturalismo
por otra parte, en el reconocimiento mutuo de derechos se enfrenta a una creciente crítica formulada desde la
grupales diferenciales por todos los componentes de tradición marxista de los estudios culturales (cfr. abajo)
una sociedad. La concreción específica de estos dere- y desde la Escuela de Francfort. Mientras que algunas
chos sólo será factible si en cada contexto multicultural corrientes sobre todo postestructuralistas hacían hinca-
los derechos universales se traducen en derechos parti- pié en el carácter no esencial, sino construido y aleato-
culares de determinados grupos (Kymlicka 1995). rio de todo tipo de fenómeno social, otra vertiente luego
hegemónica del multiculturalismo por razones estraté-
Como el punto de partida para este diálogo multicul- gicas recurre a un concepto nuevamente esencialista
tural-liberal es la negociación del reconocimiento de de la cultura y la identidad (cfr. abajo).
derechos colectivos por parte de un Estado basado en
la concesión de derechos individuales, los partícipes Entre estas posiciones constructivistas versus esen-
de dicho diálogo necesariamente serán las comunida- cialistas, la teoría crítica sostiene que es preciso dis-
des que se consideran portadoras de estos derechos tinguir entre aspectos esenciales, materiales de la
diferenciales. Con ello, el propuesto compromiso libe- realidad social y otros aspectos, no materiales, sino
ral-multicultural llevado a la práctica desencadenaría culturales, para analizar la dialéctica relación que
una invención, institucionalización y “reificación” de enlaza a ambos – algo que el multiculturalismo ha
las comunidades culturalmente “diferentes” (Caglar marginado por completo (Eagleton 1997b).
1997:179).
Ante la proliferación de identidades parciales y exclu-
El multiculturalismo entre establishment yentes promovidas por los nuevos movimientos socia-
y disidencia les, la teoría crítica de la sociedad recuerda el peligro
de un desarmante descuido del análisis del sistema
Cuando a finales de los años ochenta las elites aca- como totalidad articulada (Grüner 1998:38). Por con-
démicas de estas diferentes comunidades sexuales, secuencia, este tipo del análisis postula la necesidad
étnicas y/o culturales que originalmente habían de restituir a la teoría el eje de las clases y sus luchas
impulsado a los nuevos movimientos sociales (Grüner 1998:38), puesto que la equiparación -supues-
logran asentarse en una gran mayoría de los espa- tamente horizontal e integral- de las diferencias cultura-
cios educativos y académicos estadounidenses (cfr. les, étnicas y de género con las desigualdades sociales
PH CUADERNOS Patrimonio inmaterial y gestión de la diversidad

abajo), el multiculturalismo y su expresión política, resulta ideológicamente interesada (Eagleton 1997b).


la “acción afirmativa”, se establecen como un dis-
curso hegemónico en gran parte de la opinión públi- Esta vertiente abiertamente disidente del multicultu-
ca sobre todo anglosajona. A partir de ahora, ralismo recuerda la creciente compatibilidad entre el
muchos de los protagonistas de estos movimientos éxito del discurso multicultural de la diferencia, por
se dedicarán a defender las “cuotas” de poder con- un lado, y la universalista transnacionalización del
quistadas dentro de las instituciones públicas no capitalismo, por otro lado, que logra mercantilizar
sólo frente al antiguo anti-multiculturalismo asimila- todo tipo de faceta identitaria y cultural (Jameson
cionista de la “dercha histórica”, sino sobre todo 1991). Como resultado de este proceso de incorpo- 39
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ración diferencial en el mercado, el multiculturalis- ámbito anglosajón como en el propio Tercer Mundo,
mo imperante asume “una nueva y poderosa forma una nueva generación –a menudo formada entre univer-
de fetichismo ideológico” (Grüner 1998:26). sidades del norte y del sur- reivindica la memoria histó-
rica ante la “mistificante amnesia colectiva acerca de
Una vez extendido tras la caída del muro de Berlín el las secuelas coloniales” (Gandhi 1998:4). El resultante
sistema capitalista a lo largo y ancho del planeta y discurso post-colonial problematiza la lógica binaria de
diluidas las dependencias unilaterales entre metrópo- colonizadores versus colonizados, aún presente en el
lis colonialistas y periferias dependientes, el único análisis de Said (Sarup 1996). En vez de reproducir de
desafío restante reside en la autocolonización (Zizek forma acrítica los postulados occidentales –multicultu-
1998). El carácter autorreferencial del discurso tole- ralistas o asimilacionistas– acerca de la sociedad con-
rante con las diferencias culturales revela un nuevo temporánea, una reconceptualización de la dialéctica
tipo de eurocentrismo. relación entre colonizadores y colonizados y su persis-
tencia en los países post-coloniales cuestionará asimis-
La segunda corriente crítica con la ya institucionaliza- mo las nociones occidentales de identidad, cultura y
da política de diferencia cuestiona dos de los princi- nación (Gandhi 1998).
pales postulados del multiculturalismo: por un lado,
su elección del ámbito educativo y académico anglo- Las identidades que se están generando en la época
sajón como campo preferencial de actuación y reivin- post-colonial no corresponden a límites territoriales o
dicación, y, por otro lado, su insistencia en la necesi- a delimitaciones culturales. Los nuevos sujetos parti-
dad de construir comunidades delimitables y portado- cipan de varias tradiciones culturales –occidentales,
ras de identidades discernibles. autóctonas y/o mestizas– a la vez; por ello, no es
posible postular, tal como lo hacía el multiculturalis-
En primer lugar, un grupo de intelectuales, historiado- mo, una tendencia a la congruencia entre sujetos,
res y estudiosos del subcontinente indio, conocido identidades, culturas y comunidades. Las identidades
luego como el Subaltern Studies Group, desencadena se tornan limítrofes y parciales, se constituyen como
a finales de los años ochenta y comienzos de los “puntos de sutura” (Hall 1996:5) entre culturas y
noventa un debate criticando la excesiva fijación - pri- comunidades (Bhabha 1996:54).
mero de la historiografía, pero luego por extensión de
la academia anglosajona en general– hacia el elitis- El sujeto post-colonial simultáneamente está “dentro
mo y eurocentrismo en los estudios de los países del y fuera” de su ámbito cultural de origen, creando así
sur (Prakash 1994). Los representantes de este grupo un “tercer espacio” entre la cultura hegemónica y la
constatan que a pesar de todos los intentos de mul- cultura subalterna. Como sujeto colectivo, surgirá
ticulturalizar el ámbito académico anglosajón, la una comunidad identitaria necesariamente híbrida y
mirada hacia “el otro” externo y lejano apenas se dis- autorreflexiva, que rehúsa las exigencias externas de
tingue de la clásica percepción colonial de la diversi- lealtades antagónicamente enfrentadas (Bhabha
dad cultural. 1998). Sus facetas de identidad serán producto de
un proceso de hibridación o creolización cultural. La
El orientalismo ya analizado por Said (1978) como hibridez cultural no es un producto privilegiado de los
estructurante de la percepción occidental del otro per- países del sur, dado que la persistente condición
siste incluso en la teorización multicultural y anticolo- post-colonial enlaza profundamente la suerte de
nialista de las relaciones norte-sur (Dirlik 1997)10. Occidente con la de sus antiguos espacios de imagi-
Mediante el multiculturalismo, esta mirada eurocéntri- nación colonial (Bhabha 1994).
PH CUADERNOS Patrimonio inmaterial y gestión de la diversidad

ca pretende re-substancializar las identidades post-


coloniales que están surgiendo en los países de las La consecuente hibridación de las identidades arti-
antiguas colonias de Occidente. La tarea consiste por culadas en las metrópolis de los antiguos imperios
tanto en provincializar la mirada occidental, a la vez coloniales desafía el credo multicultural, ya que sus
que se redimensiona y “reterritorializa” el mundo no- actores a menudo se resisten a cualquier tipo de cla-
occidental (Gandhi 1998). sificación. Ni siquiera las denominadas hyphenated
identities, las “identidades escritas con guión” para
Contra el generalizado victimismo cultivado acerca de la expresar la ambigua lealtad e identidad de sus por-
40 condición colonial por las elites académicas tanto en el tadores afro-caribeños, paquistaníes-británicos o
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3.. Hibridación, Vietnam.

franco-argelinos, logran reflejar el abanico posible de ralista, la deconstrucción postcolonial de las identi-
identificaciones, puesto que nuevamente equiparan dades delimitables corre el riesgo de desmovilizar al
identidad con cultura y nacionalidad (Caglar 1997). movimiento social y/o a deslegitimar la institución
pública multiculturalizada mediante políticas de
Es aquí donde sus propios críticos también detectan acción afirmativa.
una limitación importante del potencial explicativo
del discurso postcolonial: la celebración de la multi- Frente a la consecuente sensación de “vacío identita-
plicidad, del solapamiento y de la recíproca fertiliza- rio”, Hall (1996) y Spivak (1998) han resaltado la
ción de identidades concebidas como fluidas a capacidad de los nuevos actores sociales de recurrir
veces parece enfocar demasiado una determinada a una especie de esencialismo estratégico que tempo-
situación histórica, la búsqueda de nuevas identida- ral y transitoriamente permite a las nuevas comunida-
des en contextos posteriores al derrumbe de los des culturalmente híbridas a “encubar” sus múltiples
grandes imperios (Friedman 1999). Generalizar a facetas identitarias para poder sobrevivir como colec-
partir de esta situación concreta acerca de las iden- tivo en el conjunto de la sociedad multicultural. Este
tidades en general adolece de “un exceso metafísico concepto acerca la crítica postcolonial al multicultura-
y a la larga historizante” (Grüner 1998:59). La posi- lismo institucionalizado: a pesar de los evidentes ries-
ble transitoriedad de las nuevas identidades ambi- gos ya mencionados que implica la política de acción
guas restringe el valor explicativo del concepto de afirmativa, en determinadas fases las comunidades
hibridez (Venn 1999:263). étnicas y/o culturales requieren de empowerment, un
empoderamiento explícito y estratégico que necesa-
PH CUADERNOS Patrimonio inmaterial y gestión de la diversidad

La contribución principal del discurso postcolonial al riamente fomentará la esencialización identitaria,


debate en torno al multiculturalismo y su institucio- pero que simultáneamente creará las condiciones
nalización reside en la cuestión del esencialismo. El para que los miembros de estas comunidades pue-
énfasis puesto sobre todo por Bhabha en el carácter dan acceder a las instituciones de la sociedad mayo-
ambivalente, fluido e híbrido de las diferencias cul- ritaria (Sleeter 1991).
turales y las consecuentes políticas identitarias
desafía las posibilidades de generar sujetos políticos El pensamiento multiculturalista, originado en una
alternativos y de definir sus respectivos patrimonios serie de movimientos sociales específicos y monote-
culturales. Al igual que su antecedente postestructu- máticos, se ha constituido así en un influyente factor 41
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que participará de forma activa en la reformulación miento de los estudios étnicos como carreras autóno-
de las políticas públicas de las sociedades contempo- mas nuevamente es propiciado con el apoyo indirecto
ráneas (Vertovec 1998). del feminismo. A lo largo de los años setenta e inicios
de los ochenta, el programa político-ideológico del femi-
nismo se academiza no a través de los actuales estu-
dios de género, sino en su primera vertiente como
Hacia una “interculturalización” del “estudios de la mujer” (Stolcke 1992). La distinción es
multiculturalismo significativa, puesto que la implícita noción de estudios
realizados “por la mujer y para la mujer” conlleva el
Una vez trazados los orígenes del multiculturalismo postulado metodológico de una supuesta identidad y/o
como un conjunto de movimientos sociales y su poste- una estrecha interrelación entre el sujeto investigador y
rior proceso de institucionalización, academización y el sujeto investigado (Mies 1984).
domesticación discursiva, a continuación se analiza la
relación que dentro del ámbito académico contemporá- La resultante política de acción afirmativa no sólo es
neo establece el legado multicultural con las ciencias una reivindicación de tipo ético, sino que connota la
sociales y humanidades que estudian fenómenos y necesidad de incluir la personalidad y “posicionali-
temáticas de “lo intercultural”. Por último, esta discusión dad” (Torres 1999:253) del sujeto investigador en la
disciplinaria desemboca en la formulación programática propia investigación. Este concepto metodológico y en
de una futura antropología de la interculturalidad. últimas instancias epistemológico también se logrará
imponer en los estudios étnicos, que a partir de ahora
Academizando las diferencias tenderán a generar autoestudios –monográficos o
comparativos– de minorías étnicas realizados por
Por razones eminentemente estratégicas y prácticas, representantes académicos de dichas minorías. Con
los primeros pasos hacia la implantación de medidas ello se persigue el afán de descolonizar a las ciencias
destinadas a multiculturalizar a las sociedades con- sociales y sobre todo a la antropología de su tradicio-
temporáneas se centran en dos ámbitos de actua- nal mirada jerarquizante y colonial frente al “otro”
ción: en la escuela pública y en la Universidad (Gordon 1991). La multiculturalización de facto de la
(Banks 1986a). Como en los afines movimientos composición del profesorado y alumnado será el pri-
sociales surgidos en torno a la disidencia ciudadana mer resultado palpable de este giro hacia el autoestu-
frente a la guerra de Vietnam, ante el escaso impac- dio étnico (Torres 1999).
to directo obtenido en la sociedad estadounidense el
multiculturalismo también opta por la “marcha a tra- El consecuente éxito de los estudios étnicos y su
vés de las instituciones” para ampliar su influencia y expansión cuantitativa hacia la práctica totalidad de
asegurarse su sobrevivencia y permanencia como las instituciones primero norteamericanas y luego bri-
movimiento disidente. Las transformaciones que tánicas de educación superior, sin embargo, a la vez
simultáneamente se estaban dando al interior del sis- demuestra su fracaso. En vez de lograr una multicul-
tema de educación superior favorecían la rápida inte- turalización transversal de las disciplinas académi-
gración académica del multiculturalismo. cas, se obtiene un nicho propio desde el cual teorizar
acerca de las políticas de identidad y diferencia. Esta
Antes de la institucionalización de los protagonistas marginalidad estructural es reforzada por la política
étnicos del multiculturalismo a través de la de acción afirmativa, que acaba imponiendo identida-
Universidad, en una primera fase de lo que luego se des cada vez más compartamentalizadas y esenciali-
PH CUADERNOS Patrimonio inmaterial y gestión de la diversidad

conocería como los estudios étnicos la academia es zadas a los solicitantes del puesto en cuestión. Las
presionada “desde la calle” por las reivindicaciones de cuotas de trato preferencial frecuentemente estableci-
los movimientos afroamericanos, chicanos e indígenas. das a partir de una rígida y artificial combinación de
Como respuesta, se comienza a diversificar y multicul- características demográficas –sexo, edad, lugar de
turalizar el curriculum de varias ciencias sociales y origen– con adscripciones identitarias –etnia, raza,
humanidades (Banks 1986b). El paso de los cursos orientación sexual– minoriza, individualiza y, por últi-
monográficos sobre determinadas minorías étnicas y/o mo, desmoviliza tanto al profesorado como al alum-
culturales, aún firmemente integrados en el seno de nado involucrado en los movimientos multiculturalis-
42 carreras ya clásicas como la antropología, al estableci- tas (Reyes 1997).
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Como consecuencia, las “guerras culturales” desen- antropología hacia el “postmodernismo” (Layton
cadenadas por la aparición de los estudios étnicos, 1998). Tanto el enfoque semiótico y simbólico de
por la política de discriminación positiva así como Geertz (1987) como la “etnografía textual” (Marcus &
por los intentos de multiculturalizar no sólo a la aca- Cushman 1982) y su reformulación como “crítica cul-
demica, sino a todas las instituciones públicas, a tural” (Marcus & Fisher 1986) acercan la antropología
menudo se ha centrado en reducidas “guerras de a los estudios culturales.
campus” (Arthur & Shapiro 1994), carentes de un
impacto generalizado en la sociedad contemporánea. Sin embargo, la posible confluencia entre los estu-
No obstante, aparte de los nichos de poder académi- dios culturales y la antropología fracasa ante el deba-
co conquistados, su principal aportación consiste en te generado por el multiculturalismo en torno a la
haber despertado una nueva sensibilidad cultural y “teoría y política de identidad y diferencia”
étnica en la opinión pública y de haber cuestionado (Grossberg 1996). A pesar de sus críticas a la tenden-
por primera vez el canon cultural de las sociedades cia del multiculturalismo institucionalizado de esen-
occidentales (Eller 1997). cializar y predeterminar las delimitaciones entre gru-
pos, culturas e identidades, los estudios culturales
Aprovechando este “boom” del concepto de cultura, heredan la original reivindicación de los movimientos
y contra la tendencia hacia una nueva esencialización multiculturalistas de desenmascarar todo tipo de
de las identidades, se dirige el giro protagonizado en identidad como constructo.
los años ochenta y noventa por las autodenominadas
“nuevas humanidades” (Gandhi 1998), entre las que Es en este ámbito en el que la mencionada crítica
predominan los estudios culturales, término acuñado postcolonial al esencialismo es transferida del análi-
por el ya mítico Centre for Contemporary Cultural sis de las relaciones globales entre metrópoli y peri-
Studies de la Universidad de Birmingham, fundado feria colonial hacia el interior de las sociedades occi-
en 1964. Este innovador “campo interdisciplinario, dentales. A diferencia de la teorización antropológica
transdisciplinario y a veces contra-disciplinario que acerca de las identidades (cfr. Dietz 2003), los estu-
funciona dentro de la dinámica de definiciones com- dios culturales descubren en la política de identidad
petitivas de cultura” (Kincheloe & Steinberg 1997:85) el margen de libertad perdido al adoptar el concepto
pretende trascender sus orígenes disciplinarios – a holístico de cultura. La identidad se equipara con la
menudo filológicos - fusionando la noción filológica y identificación individual, personal y con ello subjetiva
estética de texto, el concepto de representación y cambiante del actor social (Gilroy 1997), que sólo
proveniente de los estudios de los medios de comu- puede ser condicionada a través del juego dialéctico
nicación y la teorización antropológica y sociológica y relacional entre lo dominante y lo subalterno
en torno a la cultura 11. (Grossberg 1996).

La influencia de la antropología llega mediatizada a Al aplicarla a las relaciones sociales grupales, esta
través de la sociología de la cultura de orientación noción básicamente lingüística de identidad tiende a
marxista. Es sobre todo Williams (1976, 1981) quien reducir el análisis de la interacción concreta y empí-
como precursor directo impacta en la ampliación del ricamente observable a la inventarización de recur-
concepto de cultura, recurriendo a la noción holística sos cuasi-literarios que representan y narran identida-
de cuño antropológico para superar las limitaciones des (Rattansi 1999:83) así como al des-enmascara-
del concepto a menudo elitista y estetizante desarro- miento y “reconocimiento de lo performativo” como
llado por las humanidades. procesos dinámicos de identificación (DuBose
PH CUADERNOS Patrimonio inmaterial y gestión de la diversidad

Brunner 1998:18). A pesar del programático afán de


Más allá de las tradicionales fronteras disciplinarias desarrollar nuevos enfoques transdisciplinares, a
que suelen dividir artificialmente el objeto de estudio menudo se evidencia el persistente peso del legado
antropológico, sociológico, historiográfico o filológico, filológico. En gran parte de los estudios culturales, la
la producción y el consumo de “hechos” y “prácticas” desenfrenada discursividad propia del analista se
culturales son analizados como “procesos de dota- mezcla con el análisis de la realidad circundante, fre-
ción de sentido” (du Gay et al. 1997:85). Esta con- cuentemente reducida a texto social. En este sentido,
fluencia con nociones antropológicas sólo ha sido la identidad se definiría como un mero “espacio mul-
posible gracias al giro simultáneamente realizado en tidimensional en el que una variedad de escrituras se 43
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solapa y enfrenta, escrituras compuestas de muchas ses que tempranamente inician una política abierta o
citas provenientes de innumerables centros de cultu- encubiertamente multicultural –de forma explícita en
ra, aparatos ideológicos de Estado y prácticas” Canadá, Australia y Bélgica, por ejemplo, y de forma
(Sarup 1996:25). implícita en Alemania, Francia, los países escandina-
vos así como en algunos países latinoamericanos
Es este “pantextualismo” (Grüner 1998), la tenden- (Cushner 1998b)– el multiculturalismo elige la escue-
cia a diluir la existencia de poderes fácticos empírica- la pública como punto de partida y aliado estratégico
mente estudiables mediante el insistente recurso a para influir en el conjunto de las instituciones.
paralelismos lingüísticos y metáforas textuales, el que
despierta críticas no sólo desde la antropología, sino El giro hacia la escuela y la consecuente “pedagogi-
desde los sectores aún disciplinares de la academia. zación” del discurso y de la práctica multiculturalis-
Por ello, se rechaza la pretensión de trascender las tas han asegurado su éxito institucional, dado que
fronteras disciplinares sin antes haber resuelto las desde el multiculturalismo pedagógico se ofrecían
implicaciones epistemológicas que surgen de la rela- soluciones institucionales a problemas sociales cre-
ción necesariamente establecida con estas discipli- cientemente visibles. La tendencia a equiparar la
nas de origen (Jameson 1998). La crítica se genera- presencia de niños provenientes de determinadas
liza hacia el supuesto “eclecticismo teórico” (Grüner minorías en la escuela pública con un específico
1998) de este enfoque, que pretende superar las problema pedagógico y la correspondiente tendencia
fronteras disciplinares apropiándose, a la vez, del hacia una “etnificación de conflictos sociales”
muy heterogéneo abanico de conceptos y paradig- (Dittrich & Radtke 1990:28) mediante la escuela han
mas que cada una de estas disciplinas había ido sido aprovechadas por el multiculturalismo para
generando y sistemtizando. acceder al debate acerca de las reformas educativas
necesarias. Como consecuencia de ello, hasta la
La pedagogización del multiculturalismo fecha se sigue identificando en gran parte de la lite-
ratura sobre todo pedagógica la integración escolar
De forma paralela al debate universitario en torno a de los grupos minoritarios en una determinada
los estudios étnicos y culturales, en Estados Unidos y sociedad con un desafío que requiere de adaptacio-
el Reino Unido, los dos países pioneros en el campo nes compensatorias del sistema educativo vigente
del multiculturalismo, así como también en otros paí- (Radtke 1996). Mientras que en los países latinoa-

4.. Pedagogía.Trinidad, Cuba


PH CUADERNOS Patrimonio inmaterial y gestión de la diversidad

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mericanos -y en menor medida norteamericanos– En esta especie de “cortocircuito” terminológico se


son las poblaciones aborígenes las que se convier- evidencian las consecuencias prácticas de la estra-
ten en problema, en el contexto europeo lo son las tegia de problematizar la diversidad cultural, impul-
poblaciones migrantes y sus descendientes (Glenn & sada tanto desde el clásico quehacer pedagógico
de John 1996, Ramakers 1996). Así, gracias al mul- como desde el multiculturalismo diferencial. Al
ticulturalismo la intervención pedagógica indirecta- transferir la política de diferencia al aula, la “otre-
mente recupera y reactualiza su histórica misión de dad” se convierte en problema, cuya solución se
estigmatizar a “lo ajeno” para integrar y nacionalizar “culturaliza” mediante la re-interpretación de las
“lo propio”. La educación multicultural o intercultu- desigualdades socioeconómicas, jurídicas y/o políti-
ral recurre a este legado pedagógico en su implícita, cas como supuestas diferencias culturales (García
pero frecuente distinción entre “lo civilizable” y lo Castaño et al. 1999).
“intrínsicamente malo” dentro de la relación inter-
cultural (Radtke 1995:855)12. La consiguiente tarea antes que nada antropológica
consistirá en des-cifrar este tipo de discursos peda-
La carga normativa que caracteriza al multiculturalis- gógicos culturalistas y “des-culturalizar” las interpre-
mo desde su opción por pedagogizar los discursos rei- taciones sesgadamente culturalistas (Kalpaka &
vindicativos provenientes de los movimientos sociales Wilkening 1997). Un ejemplo es el ya mencionado
iniciales se convierte en programa explícito a través de análisis del rendimiento escolar de los alumnos pro-
la así denominada “pedagogía intercultural”. Esta venientes de contextos migratorios y/o minoritarios.
recientemente establecida subdisciplina de las cien- Al contrastar éxitos y fracasos escolares del alumna-
cias de la educación, definida de manera un tanto do inmigrante con el rendimiento escolar de los
provisional como “el estudio científico de la educa- alumnos “nativos”, se evidencia que gran parte del
ción, condicionada por los factores dinámicos de la llamado “problema pedagógico” planteado por la
identidad y la diversidad, que comprenden y explican presencia de niños provenientes de contextos migra-
la mutua relación entre culturas diferentes, coexisten- torios y/o minoritarios es explicable en términos clá-
tes simultáneamente en el mismo espacio, como lógi- sicos de la estratificación social (Jungbluth 1994).
ca consecuencia de sus distinciones” (Fermoso La equiparación de “migración” y/o “diversidad cul-
Estébanez 1998:236), reproduce las mismas caracte- tural en el aula” con problemas escolares es errónea
rísticas de las que ya pecaba la pedagogía generalis- (Fase 1994).
ta en el siglo XIX: un acusado “didacticismo” combi-
nado con una predilección por la “ingeniería social” La interculturalidad en los estudios interculturales
de tipo positivista (Juliano 1993:16).
Además de la proliferación de nociones antropológi-
Debido a su legado normativo y a su noción de la cas a partir de los estudios étnicos y culturales, por
“diferencia” cultural o étnica, no sólo se esencializa una parte, y de su aplicación por medio de la peda-
la diferencia intergrupal, sino que, a la vez, se equi- gogía intercultural, por otra, en los últimos años un
paran fenómenos individuales y grupales, se mez- tercer campo de análisis ha surgido alrededor de los
clan indiscriminadamente las perspectivas emic y denominados “estudios interculturales”.
etic, se confunden nociones tan disímiles como cul-
tura, etnicidad, diferencias fenotípicas y situaciones El término de “estudios interculturales” ha sido acu-
demográficas como la de minoría y, por último, se ñado para designar un campo emergente de preocu-
recurre al estereotipo de la ya histórica otredad occi- paciones transdisciplinarias en torno a los contactos y
PH CUADERNOS Patrimonio inmaterial y gestión de la diversidad

dental, el topos de lo “gitano” 13. Otros autores que las relaciones que a nivel tanto individual como colec-
pretenden basar sus propuestas educativas en tivo se articulan en contextos de diversidad y hetero-
supuestos argumentos antropológicos acaban con- geneidad cultural. Esta diversidad cultural, concebida
cediendo un estatus cuasi-ontológico a las diferen- como el producto de la presencia de minorías étnicas
cias culturales (Sánchez Fernández 1996, Pumares y/o culturales o del establecimiento de nuevas comu-
Fernández 1998) o equiparando conceptos normati- nidades migrantes en el seno de las sociedades con-
vos como el de “educabilidad” con añejas nociones temporáneas, es estudiada en contextos escolares y
analíticas de la antropología como la de “acultura- extraescolares, en situaciones de discriminación que
ción” (García Amilburu 1996). reflejan xenofobia y racismo en los distintas esferas 45
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de las sociedades multiculturalizadas. En dichos estu- El nerviosismo antropológico ante la omnipresencia


dios se refleja la confluencia de diversos factores que académica y discursiva de “lo cultural” y “lo intercul-
indican transformaciones profundas en el propio que- tural” no sólo se debe a las convencionales vanidades
hacer académico: disciplinarias. Los emergentes estudios interculturales
demuestran que bajo el manto de los modismos ter-
* Los estudios étnicos pretenden superar su inicial fase minológicos persisten importantes diferencias concep-
de autoaislamiento como nichos de autoestudio por tuales, teóricas e incluso epistemológicas. En vez de
parte de miembros de la misma minoría (Gutierrez analizar y discernir dichos modismos académicos 14,
1994). concluiré ejemplificando la posible aportación de la
mirada antropológica al multiculturalismo y su debate
* Por su parte, bajo la influencia de la teoría crítica los contemporáneo. Sostengo que es en el encuentro
estudios culturales recuperan enfoques teóricos acer- entre la tradición hermenéutica y crítica de la filosofía
ca de los conflictos existentes en las sociedades con- con la emergente “antropología reflexiva” donde más
temporáneas, lo cual genera una nueva dimensión nítidamente se perfilan las perspectivas futuras del
intercultural (Surber 1997). estudio de la interculturalidad.

* Dentro de las clásicas disciplinas de las ciencias La “hermenéutica intercultural” (Stagl 1993:34) se
sociales, el estudio de la diversidad cultural y su rela- autoconcibe como una extensión y sistematización
ción con las relaciones entre minorías y mayorías así de la clásica hermenéutica transcendental que -con
como entre migrantes y no-migrantes propicia un evidentes resonancias kantianas- reflexiona acerca de
acercamiento interdisciplinar a “lo intercultural” las condiciones que posibilitan la comprensión y la
(Malgesini & Giménez 1997, Hart 1999). comunicación entre seres humanos (Gadamer 1975).
Dentro de este paradigma, se entiende todo acto de
* Nuevas subdisciplinas como la pedagogía, la psico- comprensión como un procedimiento tentativo, apro-
logía, la lingüística y la filosofía interculturales tienden ximativo y necesariamente circular de “fusión de
a desarrollar una dinámica de investigación transdis- horizontes” (Gadamer 1975:289s.). El resultado de
ciplinar que permitirá acercar los respectivos “obje- dicha operación interpretativa contrastiva es la gene-
tos” de estudio (Nestvogel 1996, Nicklas 1998). ración de un sentido intersubjetivo, definido como “el
significado comprensible de experesiones y acciones
* Por último, disciplinas tradicionalmente poco afines así como de formas de vida culturales específicas de
a la temática de la diversidad cultural como la econo- un determinado grupo” (Braun 1994:20).
mía y las ciencias empresariales así como la ciencia
política descubren “lo intercultural” al internacionali- En la antropología dedicada a “lo intercultural”
zar su ámbito de estudio (Hofstede 1993). (Masson 1995) así como en la naciente “filología inter-
cultural” (Schmidt 1995), esta noción hermenéutica
se amplía recurriendo al concepto originariamente
fenomenológico de “mundo de vida”. La pluralidad de
¿Hacia una antropología de la “mundos de vida”, compuestos como conjuntos auto-
interculturalidad? rreferenciales que dotan de sentido a sus miembros
(Schütz 1974), obliga a pluralizar las pautas compren-
De esta forma, los nacientes “estudios intercultura- sivas entre sus diversos y a menudo yuxtapuestos
les” reflejan el éxito alcanzado por el multiculturalis- patrimonios. Las posibilidades de una comprensión
PH CUADERNOS Patrimonio inmaterial y gestión de la diversidad

mo en su estrategia de visualizar y tematizar la diver- intercultural, que procura traducir entre estos mundos
sidad cultural en cualquier ámbito de las sociedades de vida, dependen no sólo de las competencias y habi-
contemporáneas (Radtke 1996). El carácter polifónico lidades lingüísticas, tal y como sugeriría la comunica-
y multifacético de los fenómenos clasificados como ción intercultural, sino asimismo del desarrollo de diá-
multiculturales o interculturales vuelve imposible cual- logos reflexivos con el horizonte de comprensión del
quier pretensión de abarcarlos desde una perspectiva “otro” (Braun 1994).
monodisciplinar. Ello afecta antes que nada a la mira-
da antropológica y su definitiva pérdida del monopo- Si se establece esta reflexividad dialógica entre suje-
46 lio sobre el concepto de cultura (Hannerz 1996). tos provenientes de diferentes “horizontes de senti-
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do”, la comprensión del otro sentará las bases para desigualdades bajo el “manto” de la cultura (Stolcke
“modificar la actitud hacia la determinación del 1992). Es aquí donde la tarea antropológica arranca:
sentido propio a raíz de lo ajeno” (Schmied- insistiendo en la necesidad de definir y delimitar
Kowarzik 1993:73), lo cual inaugura un proceso de “su” concepto de cultura, pero, a la vez, criticando
interculturalización entre lo propio y lo ajeno y gene- los usos que a este concepto se le confiere sobre
ra competencias interculturales de comprensión todo en el campo de la interculturalidad, la antropo-
mutua. Esta es la contribución genuinamente antro- logía deberá “transmitir, promover, facilitar la com-
pológica, cuyo procedimiento empírico, la etnogra- prensión crítica de la cultura, de las culturas”
fía, sistematiza el desafío de traducir entre distintos (García Castaño et al. 1999:78). Una antropología
mundos de vida, “entre varios contextos de tradicio- de la interculturalidad debe por ello renunciar a
nes“ (Stagl 1993:34). ambas tentaciones – tanto a la tentación de recluir-
se en la nostálgica invocación de su monopolio per-
Sin embargo, para no reproducir los reduccionismos dido en torno a la teorización sobre la cultura como
conceptuales del enfoque de la comunicación inter- a la tentación de diluir su perfil propio en el crecien-
cultural ni caer en la tentación filológica de equiparar te concierto transdisciplinar de estudios a menudo
culturas con textos (cfr. arriba), este tipo de herme- abiertamente culturalistas y esencializantes de la
néutica intercultural no debe limitarse a estudiar la diversidad cultural.
generación, la traducción, el intercambio y la fusión
de “horizontes de sentido”. No es posible comprender
el sentido sin analizar su inmersión y negociación Notas
dentro de los contextos sociales que le confieren vali- 1
dez y legitimidad intragrupal (Geertz 1987). Cfr. Lamo de Espinoza (1995), Habermas (1996) y Vertovec (1998).
2
Una versión más amplia y detallada de la evolución teórica aquí esbozada
Por consiguiente, es preciso redireccionar el legado se encuentra en Dietz (2003).
clásico de la hermenéutica, hasta ahora confinado a 3
Resumido de Raschke (1988) y Slater (1994).
la dimensión semántica y conceptual, hacia la pra-
xis cultural. Ello requiere una “hermenéutica prag- 4
Las contradictorias y recíprocas influencias detectables entre el pensamien-
mática” (Braun 1994) que analice las condiciones y to postestructuralista y la teoría crítica de la sociedad originalmente surgida
como Escuela de Fráncfort son analizadas por Dews (1987) y Horneth
posibilidades de la validación práctica del sentido (1990).
dentro de sus contextos sociales. Desde una pers- 5
pectiva intercultural, este enfoque hermenéutico- Cfr. Steiner-Khamsi (1994), Bauman (1997), Best & Kellner (1997) y Rocco
(1999).
pragmático permite distinguir entre la mera traduc-
ción de un sentido culturalmente específico, por un 6
Cfr. Williams (1977), García Canclini (1984) y Kurtz (1996).
lado, y el análisis de la validez y de las formas de 7
Para detalles acerca de este debate, cfr. Mosley & Capaldi (1996), Glazer
validación de este sentido desplegadas entre diferen- (1997) y Nieto (1999).
tes grupos en contacto, por otro lado (Braun 8
1994:20s.). Para detalles sobre la ideología y programática del comunitarismo, cfr. Bell
(1993), Etzioni (1993) y Tam (1998).

Aparte de este giro praxeológico y reflexivo aquí pro- 9


Cfr. Taylor (1993), Kymlicka (1995) y Walzer (1998).
puesto, y a diferencia de anteriores debates interdis- 10
Para el caso específico de la antropología, su relación simbiótica e instru-
ciplinarios, en los cuales la antropología insistía en mental con el colonialismo es analizada por Leclercq (1973), mientras que
extender el concepto de cultura y “culturalizar” con Clifford (1988) ilustra su particular contribución al orientalismo occidental.
PH CUADERNOS Patrimonio inmaterial y gestión de la diversidad

ello los discursos disciplinarios vecinos, hoy su tarea 11


Cfr. Böhme (1996), du Gay et al. (1997) y Tudor (1999).
en el contexto de los estudios interculturales consis-
te en vigilar los usos terminológicos y sus conse- 12
Las muy diversas y a menudo antagónicas "soluciones" conceptuales, teó-
cuencias tanto teóricas como metodológicas. El rela- ricas y programáticas elaboradas desde la educación multicultural se descri-
ben y discuten en Dietz (2003).
tivismo cultural, magistralmente defendido por
Geertz (1984) como un recurso heurístico y metódi- 13
Un análisis más detallado de dichas confusiones conceptuales es aporta-
co indispensable para el estudio de la diversidad cul- do por García Castaño et al. (1999).

tural, paulatinamente adquiere matices de un recur- 14


Un análisis detallado de las aportaciones y limitaciones de cada uno de
so ideológico empleado para camuflar todo tipo de estos enfoques se ofrece en Dietz (2003). 47
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