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Qué es la Hipocresía:

La hipocresía es la falsedad que demuestra una persona en sus acciones o


en sus palabras, fingiendo o pretendiendo cualidades o sentimientos que, en
realidad, no tiene. La palabra, como tal, proviene del griego ὑποκρισία
(hypokrisía).
La hipocresía proviene del deseo o necesidad de esconder nuestros
sentimientos o motivaciones reales a los demás, proyectando una imagen
falsa o irreal de nosotros mismos.

En la hipocresía existe una inconsistencia entre lo que se piensa y se hace o se


dice, esto con la finalidad de no revelar nuestra verdadera personalidad. En
este sentido, la hipocresía es engañar a los demás; es una de las tantas formas
que adquiere la mentira.

Ser hipócritas es considerado un antivalor, una inmoralidad, pues aunque


aparentemos bondad o ejemplaridad, y aunque nos esforcemos por parecer
mejores personas de las que somos, finalmente todo aquello no son más que
apariencias basadas en la mentira.

Hipocresía en la Biblia
En la Biblia, se advierte sobre los peligros espirituales que trae consigo la
hipocresía. En el Nuevo Testamento, por ejemplo, Jesucristo previene contra
ella: “Cuídense de la levadura de los fariseos, es decir, de su hipocresía. Porque
no hay ningún secreto que no llegue a descubrirse, ni nada escondido que no
llegue a saberse” (Lucas, 12: 1-2).

Además, la hipocresía es considerada una característica propia de los falsos


conversos, de aquellos que dicen creer en Dios pero que no lo sienten con el
corazón, y que, por esa razón, están condenados al infierno.

Por eso, advierte Jesucristo que no todo aquel que simplemente dice creer en
Dios padre entrará en el reino de los cielos: “Muchos me dirán en aquel día:
Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera
demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé:
nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad” (Lucas 13: 21-23).

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