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¿Considera de vital importancia conocer los ingredientes que contienen los alimentos y así
determinar si son beneficios o perjudiciales para la salud humana?
Saber la cantidad de calorías, grasas o azúcares y componentes tóxicos que estamos consumiendo,
es fundamental para prevenir enfermedades. Es por ello que es clave entender de la mejor
manera el rotulado nutricional incorporado en los alimentos.
Una vez realizado el ejercicio de reflexión, el Aprendiz habrá planteado una serie de aspectos que
son muy comunes en el conocimiento de las infecciones por bacterias, virus y hongos en los seres
humanos y que están relacionados con la siguiente pregunta que deberá responder durante un
foro temático:
1 ¿Por qué se generan los hidrocarburos aromáticos policíclicos y aminas heterocíclicas en los
alimentos?
Las aminas heterocíclicas (AHC) y los hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP) son sustancias
químicas que se forman al cocinar carne de músculo, ya sea carne de res, de cerdo, de pescado o
de aves, y al usar métodos de cocción a altas temperaturas, como freír en sartén o asar a la parrilla
a fuego directo. En experimentos de laboratorio, se ha descubierto que las AHC y los HAP son
mutagénicos, es decir, causan cambios en el ADN que pueden aumentar el riesgo de cáncer. Las
AHC se forman cuando los aminoácidos (las unidades que forman las proteínas), los azúcares y la
creatina (una sustancia que se encuentra en los músculos) reaccionan a altas temperaturas. Los
HAP se forman cuando la grasa y los jugos de la carne que se asa directamente al fuego gotean en
el fuego y producen llamas. Estas llamas contienen HAP que se adhieren luego a la superficie de la
carne. Los hidrocarburos aromáticos policíclicos se pueden formar también durante otros procesos
de preparación de alimentos, como al ahumar la carne. Las AHC no se encuentran en cantidades
considerables en otros alimentos que no sean las carnes cocinadas a altas temperaturas. Los HAP
se pueden encontrar en otros alimentos chamuscados, así como en el humo de cigarrillos y el
humo del escape de vehículos.
Sí, es un tema de mucha importancia debido a que hay muchas personas que no tienen ni idea de
lo que consumen ni a los peligros que se exponen al ingerir alimentos mal procesados, de dudosa
procedencia y sometidos a cocciones inadecuadas y sobre todo porque no todos los organismos
metabolizan los alimentos de la misma manera
¿Considera usted que una enfermedad intestinal no tratada rápidamente puede causar la
muerte a cualquier persona?
Si, partiendo del caso de personas que nacen con el síndrome de intestino corto (SIC) solo con ese
síndrome la persona si no es tratada con las medidas adecuadas puede morir, hay muchas
enfermedades intestinales que de no ser tratadas a tiempo llevan a la muerte.
Estas enfermedades empiezan debilitando a las personas hasta provocar graves complicaciones.
También el mal funcionamiento del sistema inmunitario es una causa posible. Cuando el sistema
inmunitario trata de combatir virus o bacterias invasores, una respuesta inmunitaria anormal
provoca que también ataque las células del tubo digestivo. Los factores hereditarios también
parecen influir, dado que la enfermedad intestinal es más frecuente en las personas que tienen
familiares con esta enfermedad. Sin embargo, la mayoría de las personas con enfermedad
intestinal no tienen antecedentes familiares.
Evidencia de producto.
• Este tipo de reacciones son procesos químicos que producen una alteración en el aspecto y el
sabor de los alimentos. El efecto de someter a un alimento a un calor moderado ya de por sí
intensifican el sabor, pero el efecto de pardeamiento del color del mismo lleva a conseguir nuevos
sabores que al paladar nos encantan a todos.
•Digamos que una reacción maillard es la que se produce al combinarse diferentes moléculas –
hidratos de carbono y un aminoácido de una proteína – por el efecto del calor. Se produce algo
similar a una caramelización pero los sabores son mucho más complejos y por lo tanto más
completos.
2. Describa las características tecnológicas que aportan a los productos de bollería el proceso de
horneado y si estas reacciones producen sustancias toxicológicas nocivas para la salud.
La acrilamida se forma como resultado de lo que se conoce como la reacción de Maillard, que es
una reacción química entre un aminoácido (componente básico de las proteínas) y un azúcar
simple como la glucosa, la fructosa o la lactosa.
El calor es necesario para iniciar dicha reacción, que produce toda una serie de cambios químicos
cuyo resultado es la “caramelización” del alimento y la formación de una serie de compuestos de
aroma y sabor. Estos compuestos combinados son los que proporcionan la apariencia y el sabor
característicos de los alimentos cocinados. Uno de los ejemplos más típicos de la reacción de
Maillard es el aspecto dorado que adquiere el pan blanco al tostarlo.
Otras investigaciones han mostrado que, además del tiempo y la temperatura a la que se cocinan
los alimentos, la presencia de un aminoácido conocido como asparagina es otro factor
determinante en la formación de acrilamida. Este aminoácido en concreto tiene una estructura
química muy parecida a la de la acrilamida, lo que sugiere que podría transformarse en esta
sustancia durante la reacción de Maillard.
En general los científicos coinciden en que los alimentos con un mayor contenido de acrilamida
son los alimentos fritos u horneados, como los pasteles, las patatas o el pan. El Comité Mixto de
Expertos en Aditivos Alimentarios (JECFA, por sus siglas en inglés) informa que el alimento que
más contribuye al consumo total de acrilamida en la mayoría de los países son las patatas fritas
(16-30%), las patatas fritas de bolsa (chips) (6-46%), el café (13-39%), los productos de pastelería y
las galletas dulces (10-20%), así como el pan y la bollería (10-30%).2 Otros alimentos contribuyen
menos del 10% del total. El consumo de acrilamida dentro de la UE varía entre los 0,3 y 1,4
microgramos por kilogramo de peso corporal al día, y la contribución de los diferentes tipos de
alimentos varía dependiendo de la dieta nacional.
Hasta ahora no se ha encontrado acrilamida en alimentos cocidos, escalfados o cocinados al vapor.
Esto podría deberse a que la temperatura máxima empleada en estas técnicas no supera los 100°C
y a la ausencia de caramelización.
Poco después del estudio sueco, el antiguo Comité científico sobre la alimentación humana (SCF,
por sus siglas en inglés) publicó su opinión sobre la posible amenaza para la salud que
representaba la presencia de acrilamida en los alimentos.4 La Organización Mundial de la Salud
(OMS) afirma que: “la acrilamida pertenece a un grupo de sustancias químicas que no parece
tengan un umbral claramente identificable de sus efectos; es decir, que concentraciones muy
reducidas conllevarían un riesgo muy reducido, pero no la ausencia de este”.
Con el objetivo de conocer mejor el riesgo derivado de cocinar de los alimentos a temperaturas
altas, la Comisión Europea financió el proyecto HEATOX (Sustancias tóxicas generadas al calentar
los alimentos: identificación, caracterización y minimización del riesgo).3 Su objetivo era
identificar, caracterizar y minimizar el riesgo que suponen los compuestos adversos producidos
durante el proceso de cocinado de los alimentos. En particular, se concentró en la acrilamida y, en
2007, se publicaron los cuatro principales descubrimientos, basados en experimentos realizados
en laboratorio: 1) la presencia de acrilamida en los alimentos puede ser un factor de riesgo para el
cáncer; 2) se puede reducir el nivel de acrilamida presente en los alimentos, pero no erradicarlo
totalmente; 3) contamos con métodos analíticos para detectar la presencia de acrilamida en los
alimentos; y 4) cocinar los alimentos puede producir otros compuestos importantes para la salud.
Los fabricantes de productos alimentarios han tomado medidas para reducir la formación de
acrilamida en alimentos como el pan tostado, las galletas y otros productos horneados, y las
patatas fritas, reorientando el enfoque del control de calidad y cambiando las recetas y los
procesos de cocinado. Sin embargo, es importante resaltar que tales procesos no pueden
modificar un elemento importante, cuyo impacto en el contenido de los precursores de la
acrilamida en la materia prima agrícola es significativo: el de los productos estacionales o de
temporada.
Por regla general, cocinar los alimentos tiene numerosas ventajas que no debemos olvidar.
Además de mejorar la palatabilidad y hacer más apetitosos los alimentos (aspecto, sabor, olor),
reduce el riesgo de intoxicación. Igualmente, el proceso de cocinado hace que nuestro organismo
asimile mejor muchos nutrientes esenciales.