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Antes del reconocimiento de la religión cristiana por el Estado romano y de su elevación a religión
oficial la cual fue en la era de Constantino, la cuestión se centró más bien en torno a las relaciones
de los cristianos, y no tanto de la Iglesia, con el Estado. La actitud de la Iglesia primitiva estaba
determinada en principio, incluso en tiempo de las persecuciones por una lealtad benevolente
hacia el poder estatal, al que se reconocía como el orden dado por Dios y al que, por tanto, se
prestaba obediencia, en tanto no se llegara a una oposición entre sus exigencias y las exigencias
divinas.
La idea de que la unidad del cristianismo y la unidad del imperio se condicionaban mutuamente,
tuvo su expresión en el hecho de que los obispos asumieran funciones estatales y en la amplia
asimilación de la organización eclesiástica diocesana a las unidades administrativas existentes en
el imperio romano, así como en los privilegios estatales de la Iglesia y del clero y en la intervención
jurisdiccional del emperador cuantas veces veía amenazada la ortodoxia y la unidad de la Iglesia.
Frente a la pretensión creciente de soberanía estatal, que representaba de algún modo una vuelta
a las funciones del antiguo culto romano del Estado, la Iglesia se vio en la necesidad de determinar
la correcta relación entre la competencia eclesiástica y la estatal, persuadida de su propia
autonomía y libertad, e igualmente de su vinculación a los diversos órdenes profanos. Estas
tentativas condujeron en Bizancio era de Constantino, tras la fundación de Constantinopla como
la «segunda Roma», a los principios del dominio oriental sobre la Iglesia, y, en el imperio romano
occidental, a la libertad de la Iglesia. En el imperio bizantino la unidad de Iglesia y Estado quedó
asegurada bajo la soberanía del emperador, cuya persona empezó por incorporarse a la jerarquía
como sacerdote imperator, apareciendo después como el soberano elevado a la esfera sacra en
forma de basileus terrenal. Por lo que respecta a las relaciones entre 1. Y E. en occidente, fue
decisiva la doctrina de «las dos espadas», expuesta por el papa Gelasio i (492-498) contra Bizancio,
la cual iba a ser fundamental para toda la edad media.
En la discusión teórica sobre las relaciones entre ambos poderes, a los que se vio simbolizado en
las dos espadas de Lc 22, 38 (doctrina de las dos espadas), se fueron perfilando distintas
tendencias. Mientras la teoría imperial partía de que cada espada había sido entregada por Dios
de un modo directo al papa y al emperador respectivamente, de que ambos poderes son
fundamentalmente del mismo orden y autónomos en sus esferas; la doctrina de la curia papal
defendía el punto de vista de que Dios había confiado ambas espadas a la Iglesia: la espiritual se la
reservó el papa para sí (gladius spiritualis), la temporal (gladius materialis) se la dio al príncipe, que
debe manejarla al servicio y según la indicación de la Iglesia. Para ello apelaba esta doctrina a la
donación constantiniana, a la coronación del emperador romano por el papa en Roma y, desde el
s. xi-xii, también al traspaso del poder imperial de los emperadores griegos primero a los francos y
después a los germanos por obra del papa (translatio imperi)
En esta concepción dualista descansa la idea medieval del universal poder coactivo de la Iglesia en
el terreno político. También la teoría hierocrática acentúa — pese a la pretensión papal de dirigir
incluso los asuntos temporales — la obligación del papa de entregar la espada temporal, y sólo
ratione peccati considera lícita su intervención en el poder jurisdiccional del Estado (Gregorio 1x
[1227-1241 ], Inocencio iv [1243-55], Bonifacio vut en la bula Unam sanctam de 1302). Con el
derrumbamiento del imperio romano occidental durante la época de las -> invasiones de los
pueblos del norte (cuando los germanos entraron en el mundo cristiano occidental), en occidente
la Iglesia se vio reducida a su propia esfera, pues las Iglesias de los países arrianos se habían
sustraído por completo a la influencia romana. El giro decisivo en la superación de la división entre
germanos y romanos se inició al pasar Clodoveo y los francos a la confesión católica (hacia el 500),
y posteriormente los visigodos, burgundios y longobardos, y con la alianza, decisiva en la historia
universal, entre el papado y el reino franco ante la amenaza inminente contra Roma y el
patrimonio de Pedro por parte de los longobardos, alianza que hizo posible el acceso de los
carolingios a la dignidad regia. (-> Estados pontificios) y fundó la unidad del occidente cristiano
bajo la hegemonía de los francos. La estrecha vinculación del reino carolingio con el papado — el
cual además experimentó una notable consolidación de su prestigio en la conciencia del pueblo
con la veneración de san Pedro entre los germanos — favoreció el desarrollo de una Iglesia
identificada al máximo con el Estado franco carolingio y otorgó al rey una auténtica soberanía
sobre la Iglesia del país franco; la posición real fue un reflejo del modelo veterotestamentario del
«rey y sacerdote» y de las ideas germánicas sobre la sacra dignidad regia.
Historia unión Iglesia-Estado del Continente Americano.
La idea de que la unidad del cristianismo y la unidad del imperio se condicionaban mutuamente,
tuvo su expresión en el hecho de que los obispos asumieran funciones estatales y en la amplia
asimilación de la organización eclesiástica diocesana a las unidades administrativas existentes en
el imperio romano, así como en los privilegios estatales de la Iglesia y del clero y en la intervención
jurisdiccional del emperador cuantas veces veía amenazada la ortodoxia y la unidad de la Iglesia.
Frente a la pretensión creciente de soberanía estatal, que representaba de algún modo una vuelta
a las funciones del antiguo culto romano del Estado, la Iglesia se vio en la necesidad de determinar
la correcta relación entre la competencia eclesiástica y la estatal, persuadida de su propia
autonomía y libertad, e igualmente de su vinculación a los diversos órdenes profanos. Cuando la
corona española pierde las colonias en el proceso de emancipación americana se produce un
efecto de vacío legal y de poder, en parte, que hace que la Iglesia tenga una posición poco clara al
respecto y que sus miembros también posean posiciones distintas, es decir, algunos a favor de la
independencia y otros en contra de la independencia.
El Papa Pío VII considera a estos movimientos independentistas como grupos alborotadores y
sediciosos e insta a los obispos de América Latina a través de la encíclica Etsi Longissimo (1816) de
no perdonar y de tratar de destruir estos movimientos (Codina, 1994), pero no todo el clero hizo
caso a esta solicitud, esta tuvo mayor eco entre los sacerdotes españoles. Los independentistas
sabían esta situación y confiaban en el clero, así lo manifestaba el general venezolano Francisco de
Miranda y Rodríguez que confiaba que el clero se iba a manifestar en el momento adecuado ya
que eran “hombres ilustrados y liberales”.
Una señal de esta situación ambigua era la relación que se producía entre los mismos nuevos
estados y la santa sede, que si bien esta última no reconocía a los nuevos estados como tales, si
poseía una relación con los gobiernos constituidos en estos países, aún más en la práctica en todos
los documentos oficiales que se enviaban a algunos países, como ejemplo Chile y Colombia, iban
dirigidas a los máximos representantes de estas (Directores Supremos, Presidentes de Junta de
Gobierno, etc.) y rotulados como “Repúblicas” (Amunategui, 1960), estas no eran enviadas a los
virreinatos ni a las capitanías generales.
Aun así el Papa León XII, manteniendo esta ambigüedad, el 24 de septiembre de 1824 publica la
encíclica Etsi Iam Diu el cual reconoce la dominación de Fernando VII sobre América y mantiene
una posición en contra de la independencia de Hispanoamérica. Este documento cuando llegó a
Hispanoamérica se le creía que había sido falsificado por los españoles, ya que no comprendían
como verdadera tal posición del Vaticano (Amunategui, 1960; Codina, 1994).
Tal posición es propuesta por algunos autores producto, no de la posición real que tenía el
Vaticano, sino por la constante presión que estaba ejerciendo en Europa la Santa Alianza a todo lo
que podía significar un apoyo a las democracias y no en apoyo a las monarquías absolutistas
(Bethell, 1990). En este sentido algunos eclesiásticos de la región poseían comunicaciones ilegales
con el gobierno de Fernando VII y con el Consejo de Indias que informaban de las acciones de los
El año 1823 por petición del gobierno chileno a través del canónigo Ignacio Cienfuegos y debido al
gran descuido que habían quedado las diócesis durante las guerras de independencia que había,
entre muchas cosas, provocado escases de sacerdotes en algunos países de la región (ya que
muchos sacerdotes eran españoles y tuvieron que volver a España) y la vacancia en los cargos en
las diócesis, el Vaticano envió una misión a Sudamérica encabezada por el Cardenal Giovanni Muzi
(nombrado Vicario Apostólico en Chile) y acompañado en el cargo de secretario por Giovanni
María Mastai (quien sería posteriormente Pio IX).
En 1831 por primera vez se reconoce ya de manera oficial por parte del Vaticano la independencia
de los estados Latinoamericanos siendo Gregorio XVI el pontífice que se encuentra en el cargo,
quien a través de la encíclica Sollicitudo ecclesiarum reconoce a las nuevas repúblicas y nombró a
obispos en las respectivas diócesis.
Terminado este capítulo de las guerras de independencias de América Latina entramos en otra
etapa en la relación entre la Iglesia y el estado y que está ligado a la secularización o laicización de
los estados latinoamericanos y los conflictos en torno a los partidos conservadores y liberales.
En este sentido podemos encontrar al igual que en la Iglesia a principios del siglo XIX diversas
posiciones respecto a una situación, pero esta vez va a ser el liberalismo que va a presentar esta
característica en América Latina, mientras que la Iglesia va a poseer un consenso en torno a este
tema. Primero vamos a conocer la posición que posee el liberalismo y posteriormente la posición
que posee la Iglesia.
Hay diversos factores que son importantes tener en cuenta para entender la posición del
liberalismo respecto a la Iglesia Latinoamericana, la primera era que veía a la Iglesia como parte de
los prejuicios del pasado que obstaculizaban al individuo y que está estrechamente ligado a los
ideales del liberalismo. La segunda se debe a una cuestión de poder entre la Iglesia y el Estado, ya
que si bien sabemos que la Iglesia estaba debilitada, el estado en comparación era mucho más
débil que la Iglesia, ya que esta poseía mayor afección de la población y mayores recursos
económicos, por lo mismo los estados buscaban medidas para poder expropiar los bienes que
poseía la Iglesia, tanto para hacer uso de ellos y reducir el poder que esta tenía (Bethell, 1990).
La apropiación de bienes de la Iglesia por parte del estado se realizó de diversas maneras, una de
ellas simplemente quitando los bienes a la Iglesia como sucedió en México y la otra manera de
ocupar los recursos de la Iglesia fue aprovechando la debilidad en algunos países de no contar con
obispos o con sacerdotes con una formación necesaria, haciendo que la Iglesia se subordine de
manera tácita al estado como sucedió en Argentina en el gobierno de Rosas, integrando personas
como sacerdotes que tenían el único objetivo de realizar activismo político en las iglesias en vez de
preocuparse de las cuestiones espirituales.
Pero también podemos encontrar liberalismos mucho más moderados, que encontraban que la
lucha contra la Iglesia no iba a tener ningún efecto a largo plazo y se preocuparon más desarrollar
un laicismo legal, como es el caso de Chile con el gobierno de domingo Santa María y la
formulación de las leyes laicas.
Incluso tenemos posiciones en las cuales los liberales que proponían la separación entre la iglesia y
el estado, consideraban que la separación debía realizarse en su casi todos sus aspectos, pero que
era necesario en alguna parte lograr una unión con la Iglesia de manera de garantizar la libertad de
conciencia (Álvarez, 1908).
Frente a este escenario la Iglesia no se quedó de los brazos cruzados también se propusieron
varios elementos interesantes dentro de la Iglesia que están mucho más asociado a los
liberalismos moderados. El papa León XIII en su encíclica arcanum propones tres principios que
deben existir en la relación de la Iglesia con el Estado: distinción, unión y prioridad de la Iglesia. La
distinción se refiere a la de reconocer las labores que realiza tanto la Iglesia como el Estado y que
no son las mismas funciones dentro de la sociedad, por lo mismo no deben estar juntas ni
absorbida por una u otra. La unión debe realizarse no por una cuestión jurídica sino porque
finalmente el Estado y la Iglesia se enfocan a los mismos objetivos que son el bien común de
manera directa e indirecta, por lo mismo es necesario el trabajo unido de la Iglesia y el Estado.
(Hurtado, 1952) La prioridad de la Iglesia está ligado al tema espiritual que se debe desarrollar, por
lo mismo, no lo vamos a abordar porque no es necesario para este trabajo.
Pero también existieron otros tipos de respuestas de los sacerdotes y teólogos latinoamericanos,
el cual el Estado debía atender a la religión y no dejarla de lado o separarla del Estado, se llama al
involucramiento de los católicos en la política y de ser estos los que cuiden los intereses de la
religión y del Papa. Por lo cual los sacerdotes no debían desentenderse de la situación que viven
los pueblos.
La otra visión que salió respecto a esto se refiere a terminar el conflicto de una vez y definir si
existía una reconciliación o una separación definitiva entre la Iglesia y el Estado (Keller, 1868).
También ya a finales del Siglo XIX aparece la encíclica Rerum Novarum, que es el fruto de ya de
una visión social cristiana, que provenía desde el pontificado de Pio IX que ya se estaba haciendo
parte dentro de Latinoamérica y de otras partes del mundo, junto a la aparición del comunismo y
el socialismo.
La independencia de los países americanos produjo también una cierta independencia de la Iglesia
respecto a los Estados, que en un principio fue considerado de manera negativa, pero
posteriormente y junto a un movimiento social católico producen una modernización de la misma
impulsada desde el Vaticano mismo con la encíclica Rerum Novarum y el Concilio Vaticano I.
Durante la época colonial la relación Iglesia-Estado se firmó a través del Patronato, lo que le
otorgó al catolicismo el derecho de ser la única religión en los territorios hondureños bajo la
influencia de la corona española. En esta experiencia la monarquía hispánica y Santa Sede
resultaron beneficiados. El clero, las órdenes religiosas y la alta jerarquía cumplieron funciones
propias del culto católico, pero además llevaron sobre sus hombros tareas propias del Estado
español.
En Honduras, el obispado fue trasladado de Trujillo hacia Comayagua, con lo cual esta última se
convirtió en la ciudad más importante de Honduras no solamente en el aspecto religioso sino en el
civil, ya que también se convirtió en la capital de la provincia.
Por otra parte la iglesia, además de instituciones de poder político en la época colonial, también
constituyo una entidad de poder económico; la iglesia captaba ingresos para subsistir y competir
con las elites económicas civiles. Los mecanismos más comunes que la iglesia tenía para captar
bienes era el cobro del diezmo, los cobros por bautizos, casamientos, misas y otros rituales.
También las capellanías y las cofradías constituían fuentes de ingresos.
Derecho Canónico.
El Derecho canónico es una ciencia jurídica que conforma una rama dentro del Derecho cuya
finalidad es estudiar y desarrollar la regulación jurídica de la Iglesia católica.
Los cánones de los concilios se complementan con decretos papales, y juntos se recogen en
recopilaciones como el Líber Extra (1234), el Líber Sextus (1298) y las Clementinas (1317). Entre
1140 y 1142 Graciano redactó la Concordia discordantium canonum, más conocida como Decreto
de Graciano, una obra que trata de conciliar la masa de cánones existentes desde siglos anteriores,
muchos de ellos opuestos entre sí.
En el siglo XX se inicia un proceso de codificación formal por medio de recopilación del ya extenso
cuerpo de normas que era complejo y difícil de interpretar. Aunque la recopilación del derecho
positivo vigente comenzó en el pontificado de San Pío X, el primer Código de Derecho Canónico se
promulgó por Benedicto XV en 1917.
El Código de Derecho Canónico (Codex Iuris Canonici en latín) que rige actualmente fue
promulgado por el papa Juan Pablo II el 25 de enero de 1983, derogando al entonces vigente, el
pío-benedictino de 1917. Consta de siete libros que tratan de:
1. El pueblo de Dios.
2. Las funciones de enseñar de la iglesia.
3. Las funciones de santificar a la iglesia.
4. Los bienes temporales de la iglesia.
5. Las sanciones de la iglesia.
6. Los procesos.
Se le llama canónico para hacer alusión a su principal fuente normativa, los cánones o acuerdos
conciliares.
Cuenta con sus propios tribunales, abogados y jurisprudencia. Como comunidad religiosa universal
sus preceptos se extienden a los fieles de todo el mundo. En el aspecto político y jurídico es una
sociedad independiente que asume una personería internacional semejante a la de un Estado.
Comenzaremos por definir que es una ciudad-Estado. Ciudad-Estado es un concepto que permite
designar a aquel estado que solamente dispone de una ciudad y un escaso territorio a su
alrededor.
Cuando los europeos llegaron a la región (en el año 1559), los signos de debilitamiento de la
civilización maya eran evidentes, convirtiéndose la conquista y colonización más fácil. En el año
1697, la ciudad maya de Tayasal es conquistada y destruida por los colonizadores.
Los campesinos y artesanos componían la mayoría de la población (mazehualob) y eran obligados
a pagar tributos, a trabajar en las grandes obras estatales y tenían sus residencias en los barrios
más distantes de los centros urbanos (ciudades mayas). Los esclavos, generalmente por conquista
servían a un señor, mas no trabajaban en la producción.
Halach-Uinic.
Ah holpop.
Ahuacán.
Nacom.
Bataboob.
Tupilanes.
Ah cuch caboob.
Halach Uinic máximo gobernante. (Hombre Verdadero): era el soberano absoluto, la máxima
autoridad política. Se encargaba de dictar las leyes, administrar justicia y organizaba el comercio.
Gobernaba asesorado por el Gran Consejo, integrado por los principales jefes de aldea y
sacerdotes. Era divinizado y en muchos casos tenía el cargo de supremo sacerdote.
Ah holpopoob delegado político-religioso: jefes de los linajes, que cumplían las órdenes de los Ah
cuch caboob.
Ahuacan el sumo sacerdote:poseía los secretos de la ciencia astronómica, redactaba los códices
-libros- y organizaba los templos. Por debajo de él estaban los ahkin, encargados de elaborar los
discursos religiosos; los chilán o adivinos, y los ahmén, que eran los hechiceros/curanderos.
Nacom: suprema autoridad militar, que se elegía cada tres años en relación a sus hazañas
militares.
Bataboob: jefes de las aldeas, que cumplían funciones civiles, militares y religiosas. Eran los
encargados de mantener los lazos y obligaciones entre los campesinos y el centro ceremonial,
especialmente en lo referido al trabajo tributario y el servicio militar. Eran elegidos por el sumo
sacerdote de entre los miembros de la nobleza.
La clase sacerdotal tenía un gran poder, ya que solo ellos conocían el desarrollo de las estaciones y
los movimientos de los astros, de gran importancia en la vida económica maya.
Durante el período clásico, los sacerdotes detentaron el poder político, que posteriormente les fue
arrebatado por los guerreros. La dignidad de supremo sacerdote tenía carácter hereditario.
Existencia de sistemas y prácticas legales.
Estuvo aparejado con la diáspora de la mayoría delos linajes hacia diferentes regiones que llevó a
las luchas fraccionales y segmentación política tardías.
Superior, situado jerárquicamente por encima de una serie de subsistemas basados en principios
comunitarios o gentilicios en los estratos inferiores. La existencia paralela de estas dos estructuras
lleva a sugerir la existencia de un sistema más institucional al compararlo con otros ejemplos
mesoamericanos. 3 Basado probablemente la combinación de elementos como los usos y
costumbres con la voluntad del gobernante a influencia externa, los sistemas mayas dejaban, a
diferencia de los nahuas, un amplio margen para los particulares en la decisión jurídica.
En el mundo maya las penas corporales eran poco frecuentes; esto posiblemente se daba a la falta
de un desarrollo jerárquico de los castigos graves impidiendo la transformación de la ejecución en
castigos físicos. Sabemos de algunas como la cercenación de las manos por hurto.
La conceptuación de la reclusión como castigo no existió entre los mayas, quienes no aceptaban a
un hombre en plenitud de facultades improductivo. Tampoco parecen haber usado algunas
sanciones como el destierro, aunque seguramente muchos delincuentes y sus familias eran
prosélitos por la comunidad y tenían que irse a vivir a otras aldeas.
Numerosas infracciones tenían como sanción una manera de sujeción llamada por los españoles
"esclavitud"; esta podía ser temporal o perpetua, según la calificación del delito. La condición para
ser reducido a pentak, para llamarlo con el vocablo maya, era cometer actos delictuosos así
sancionados o ser conyugue, hijo o padre de algún individuo que, habiendo sido sentenciado a la
pena capital, se hiciera acreedor a un castigo solidario. Si se estaba en este último caso y la
transgresión del pariente era valorada como un hecho contra el gobierno como la traición o la
profanación de un templo, posiblemente la persona iba a parar a casa de un almenen o noble
quedando a su servicio, o era vendido en el mercado y las ganancias quedaban en los fondos
públicos. La persona reducida a la "esclavitud" perdía el puesto político o religioso, si lo tenía, su
condición social en caso de ser noble, su derecho a vivir con los de su linaje y, probablemente su
facultad para el usufructo de la tierra; sin embargo, conservaba otros derechos como el de
acumular bienes, realizar transacciones mercantiles, demandar ante las autoridades e incluso
poseer otros "esclavos.
Los pueblos mayas contaban con leyes que sancionaban los actos ilegítimos que perjudicaran
bienes fundamentales, las aplicaban de manera significativa.
Al adultero lo castigaban entregándolo al ofendido para que este lo matara soltándole una piedra
grande sobre su cabeza o lo perdonara si quería; y a las adulteras a quienes no daban otra pena
más que la infamia, que entre ellos era cosa muy grave; y al que violaba una doncella lo mataban a
pedradas, en algunos de sus pueblos sacrificaban a los adúlteros sacándoles las vísceras por el
ombligo.
Si alguien allanaba una casa para causar daño a las personas o bienes materiales recibía el castigo
de la muerte antecedida de la tortura.
La prisión para ellos consistía en atar las manos del delincuente a su espalda y ponerle en la
garganta una collera hecha de palos y cordeles. Cuando un delincuente había sido sentenciado con
la pena capital, la extensión del castigo a la familia del reo se daba por medio de la confiscación de
bienes y la "esclavitud" para su esposa y descendientes directos o a sus padres y hermanos.
Los que habían sido sacado de los montes habiendo estado fugitivos los llevaban a unas jaulas de
madera, y ahí también eran puesto los condenados a muerte. Merecían pena de muerte quien
seducía a una mujer casada o hija de familia.
A los homicidas si eran menores de edad quedaban hechos esclavos, pero si la muerte había sido
casual, y no dolosamente pagaban un esclavo por el muerto. El que traicionaba a su señor tenia
pena de muerte, y también el incendiario. El ladrón quedaba hecho esclavo, hasta que conseguía
reparar los daños y si no podía hacerlo quedaba en esclavitud perpetua.
Si los ladrones eran señores o gente principal se reunían y los aprehendían, para labrarles el rostro
desde la barba hasta la frente, por los dos lados.
Si alguno había ofendido a los dioses, se le sacrificaba, la justicia Maya era expedita y definitiva, de
las sentencias no había apelaciones.
Los contratos en la cultura Maya.
En los mercados trataban cuantas cosas había en esa tierra. Fiaban, prestaban cortésmente y sin
usura.
En las ventas y contratos, no habían escritos que obligasen, ni cartas de pago; pero quedaba el
contrato valido con que bebiesen públicamente delante de testigo. Nunca el deudor negaba la
deuda, aunque no la pudiese pagar tan presto; pero quedaba asegurada para los acreedores
confesando porque la mujer, los hijos y parientes del deudor la pagaban después de su muerte.
El matrimonio en la cultura Maya.
Muchos investigadores de las costumbres mayas han establecido su ingreso pleno en la sociedad
mediante una ceremonia denominada Caput zihil o "la bajada de Dios" por medio de la cual a los
doce años tanto los varones como las adolescentes eran declarados como mayores de edad. A
partir de ese entonces los varones eran llevados a la casa comunal donde eran entrenados en las
artes bélicas mientras que las niñas regresaban a sus casas para terminar su instrucción en las
labores domésticas. Una vez que eran declarados mayores de edad y podían de hecho casarse por
regla general esperaban a cumplir al menos 14 años en el caso de las mujeres mientras que los
varones debían esperar al menos a cumplir 18 años. Mientras permanecieran solteros los varones
debían pintar su cuerpo de negro para señalar su condición.
Generalmente eran los padres quienes escogían o bien se interesaban en escoger mujer para su
hijo, preferentemente entre las muchachas de la misma clase social o bien del mismo Cuchtel
(barrio) o del mismo Batabil (pueblo). Para tal efecto recurrían a los servicios de un casamentero
ya fuese varón o mujer denominada Ah atanzah, que además de encargarse de concertar la cita
entre los padres de los posibles contrayentes estaba obligada a consultar a los chilam´ob para
verificar que eran compatibles por sus fechas de nacimiento y que los dioses eran favorables a
dicha unión.
Para pedir la mano de la novia los padres del pretendiente se hacían acompañar del Ah atanzah,
era de mal gusto llegar con las manos vacías así que se llevaba algún pequeño presente. Los
padres del "novio" junto con el o la casamentera eran invitados a pasar y tomar asiento. Durante
la primera entrevista no se tocaba el tema de la boda, en cambio de hablaba de las cosechas, del
clima, de los rituales o de las noticias traídas por los mercaderes (almeneho´ob) desde otras
ciudades. Los padres anfitriones servían humeantes vasos de chocolate como signo de
prosperidad y distinción ya que era el producto más caro que se podía encontrar. Pasado esto o en
una siguiente entrevista se tocaba el tema de las intenciones de matrimonio del "novio" que
abordaba el Ah atanzah. Él se encargaba de proponer la unión mientras cada familia entonces
exaltaba las virtudes de sus respectivos hijos, para posteriormente pasar al terreno de la
negociación. Ambos contrayentes estaban presentes, el prometido debía entonces pactar el precio
a pagar por la novia con su futuro suegro, este pacto por regla general era determinar el número
de años que estaría al servicio de su futuro suegro. Este tiempo de servicio no debía sobrepasar los
siete años. Hecho el acuerdo se repartían regalos entre ambas familias que generalmente
consistían en cacao y algodón virgen para hilar.
Una vez hecho esto se procedía a construir la casa de la nueva pareja, muy cercana a la casa de los
padres de la novia, generalmente en la parte posterior. El sacerdote ( Chilam ) del lugar llegaba a
dicha casa para purificar tanto a la pareja como a los contrayentes con incienso aromático o pom,
a la vez que consagraba a los dioses los alimentos que consumirían los comensales invitados a la
boda. Para sellar el contrato de la boda el sacerdote les explicaba los pormenores del mismo a la
pareja, hecho esto invocaba a los dioses consagrando mediante oraciones rituales dicha unión. El
varón entregaba semillas de cacao y maíz a la novia y ella devolvía masa y chocolate al novio,
simbolizando así que el varón proveería del fruto de la tierra y que la mujer lo transformaría en
alimento para la futura familia. El sacerdote entonces daba de beber balché a la pareja para sellar
el vínculo.
EVOLUCION DEL DERECHO DE FAMILIA EN HONDURAS.
El código civil fue el primero en legislar las familias en Honduras, hasta la creación del Código de
Familia; entre algunos artículos que se referían a la familia están:
Art 47. Los hijos mientras permanezcan bajo la patria potestad, tienen la nacionalidad de sus
padres.
Art 95. La ley solo reconoce el matrimonio civil, que deberá celebrarse del modo que determine
este código.
Así entre otros artículos que eran los que se utilizaban para legislar la familia, el matrimonio, los
divorcios, etcétera
Historia del código de familia.
En sus orígenes la familia en nuestro país se utilizó para referirse al grupo de esclavos y criados
que un mismo amo tenía como propiedad y en donde el hombre y mujer se unen con fines de
procreación, la familia hondureña en la antigüedad su patrón era con muchos hijos en un
ambiente rural, su carácter multifuncional y su papel patriarcal se convirtió en el papel ideal de
cómo debiera ser la familia; ya remontándonos a la historia se entendía por familia al grupo
constituido por el páter de familia en donde se le da este nombre con toda propiedad y el cual era
un ciudadano independiente y que tenía control sobre todos los bienes, el dominio en la casa y el
que tenía la plena capacidad jurídica para obrar según su voluntad y ejercer así la patria potestad
sobre los hijos, esclavos, criados y el resto de las personas que estaban sujetos a la voluntad y bajo
su autoridad, más tarde la familia tuvo un significado.
Posteriormente, en 1987, el Congreso Nacional, mediante el Decreto 137-87 reformó los artículos
127, 128 y 176. Luego, con el Decreto 61-89 se reformó los artículos 123. Finalmente, a través del
Decreto 124-92, el Congreso reformó los artículos 120, 123, 157, 174, y 175. Esta edición contiene,
en los Anexos, los tres decretos antes mencionados, entregando así una versión actualizada.
Este Código de Familia significa un avance en cuanto al marco jurídico con que el Estado
hondureño regulaba la institución familiar a través de otras leyes como el Código Civil, ya que
enfatiza en la necesidad de " garantizar la igualdad jurídica de los Cónyuges y de los hijos entre sí.
Aún con las debilidades que pueda presentar, éste establece una serie de mecanismos a través de
los cuales se garantiza a la mujer la igualdad frente al hombre en una relación de pareja. Al mismo
tiempo, protege a los menores, estableciendo expresamente la obligación de los padres " a
proporcionar a los hijos los medios necesarios para su desarrollo y formación integral.
Muchos son los obstáculos con que, principalmente las mujeres y los menores, se encuentran para
que este Código se aplique a cabalidad.
Estas limitaciones tienen que ver con cuestiones sociales, económicas y con los mismos
mecanismos de aplicación de la justicia que existe en el país.
Sin embargo, uno de los obstáculos más grandes es el que tiene que ver con el desconocimiento
que, la mayoría de las mujeres, tienen sobre los hijos. Y, en muchas ocasiones, aunque sepan que
gozan de determinados derechos, pesa más la presión social y el temor o vergüenza a enfrentarse
al esposo o compañero de hogar en el marco de los tribunales de justicia.
A ello se debe que la paternidad irresponsable, la violencia doméstica y las relaciones desiguales
en la pareja sean el pan de cada día en nuestro país donde, la familia tradicional, en lugar de ser
aquella institución ideal e idealizada, se deteriora cada día más.
Por eso no basta con conocer las leyes, sino que es necesario que cada persona se asuma como
sujeto de derechos, a fin de poder ejercerlos e incorporarlos a su vida diaria.
Registro civil.
Un sistema de Registro Civil inscribe el acaecimiento de los Nacimientos, las Defunciones, los
Matrimonios, los Divorcios, las Adopciones y el Reconocimiento.
En Honduras durante 300 años de dominación colonial española, el Registro Civil se mantuvo bajo
el control de las parroquias de la Iglesia Católica y se prolongó este sistema hasta 1,880 cuando se
introduce la Reforma Liberal del Gobierno del Dr. Marco Aurelio Soto en que el Registro Civil es
manejado a través de las Alcaldías Municipales constituyendo un sistema descentralizado y cuyas
regulaciones de orden legal para las inscripciones del Registro Civil están plasmadas en el Código
Civil de 1906, en 1,983 mediante Decreto 150 del 17 de noviembre de 1982, se emite la Ley del
Registro Nacional de las Personas, organismo centralizado con jurisdicción a nivel Nacional con
asiento en la Capital de la República, organismo responsable de la inscripción de los hechos y actos
del Estado Civil y el Proceso de Identificación personal.
El matrimonio.
Matrimonio civil: Es el matrimonio que se contrae ante las autoridades civiles (jueces o
autoridades municipales) y no ante las autoridades eclesiásticas ni siguiendo el rito de una religión
(matrimonio eclesiástico en el caso del catolicismo y otras confesiones cristianas).
Artículo 11.- Para todos los efectos previstos en este Código, solamente se reconoce el matrimonio
civil celebrado con los requisitos y formalidades establecidas en el mismo y con fundamento en la
igualdad jurídica de ambos cónyuges.
Artículo 12.- La Ley no reconoce compromisos para contraer matrimonio futuro. Ningún tribunal
de justicia ni autoridad alguna de cualquier otro orden, admitirá reclamación basada en tal
concepto.
Artículo 13.- El ministro de cualquier culto que autorizare un matrimonio religioso sin que se le
presente previamente la certificación de haberse celebrado el civil, incurrirá en responsabilidad
penal.
Artículo 15.- El domicilio de los cónyuges será el del hogar común. Si por cualquier motivo viviesen
separados, cada cónyuge tendrá su domicilio en el lugar donde tenga su residencia habitual.
El domicilio de los hijos será el de sus padres. Si éstos viviesen en lugares diferentes, el domicilio
de los hijos será el del padre o madre con quien vivieren. El domicilio de los pupilos será el de sus
tutores o guardadores, o de las personas que los tengan a su cargo, según lo establece este
Código.
Artículo 16.- La mayoría de edad se obtiene al cumplirse los veintiún años. Sólo los mayores de
edad gozan de libre aptitud para contraer matrimonio. Sin embargo, podrán contraerlo, el varón
de dieciocho años y la mujer mayor de dieciséis años, siempre que medie autorización otorgada
conforme a este Código. Quedará, no obstante, convalidado sin necesidad de declaración expresa,
el matrimonio contraído por personas que no hubieren cumplido las edades a que se refiere el
párrafo anterior, por el hecho de no separarse los contrayentes, durante un mes después de que
el cónyuge menor cumpla dieciséis años o si la mujer hubiere concebido antes de llegar a esa
edad.
2) Los abuelos maternos o paternos indistintamente a falta de los padres, prefiriéndose aquellos
que convivan en el mismo domicilio con el menor.
5) El juez competente cuando alguna de las personas encargadas de autorizarlo, lo negare sin
mediar causa justificada y el menor fuere mayor de dieciocho años.
Artículo 18.- Las razones que justifican el disenso de las personas a que se refiere el Artículo
anterior para negar su autorización, no podrán ser otras que las siguientes:
2) Grave peligro para la salud del menor a quien se niega la autorización o de la prole;
3) Vida licenciosa, pasión inmoderada por los juegos prohibidos, embriaguez habitual o afición al
consumo de drogas heroicas y estupefacientes de la persona con quien el menor proyecta casarse;
2) Las personas cuyo vínculo matrimonial o unión de hecho no haya sido disuelto legalmente.
2) Los hermanos;
6) Quienes hubiesen sido condenados como autores o como autor y cómplice de la muerte del
cónyuge o compañero de cualquiera de ellos. El juez competente podrá dispensar a instancia de
los interesados y mediante justa causa debidamente comprobada, los impedimentos que nacen de
la tutela y los que existen entre primos hermanos.
1) De los menores de edad que no hayan obtenido el consentimiento de las personas llamadas a
otorgarlo en los casos determinados por la Ley;
2) De la mujer antes de que transcurran 300 días contados desde la disolución del anterior
matrimonio o de la unión de hecho o desde que se declare nulo el matrimonio, a menos que haya
habido parto dentro de ese término o que uno de los cónyuges hasta estado materialmente
separado del otro o ausente por el término indicado.
Si la nulidad del matrimonio hubiere sido declarada por impotencia del marido, la mujer podrá
contraer nuevo matrimonio sin espera de término alguno; y,
3) Sin la previa publicación de los edictos legales y sin la presentación del certificado médico
prenupcial.
Artículo 22.- Si no obstante lo prescrito en el Artículo anterior fuere celebrado el matrimonio, éste
será válido pero tanto el funcionario o quienes autoricen el matrimonio como las personas
culpables de la infracción serán responsables de conformidad con la Ley.
DE LAS DILIGENCIAS PRELIMINARES Y DE LA CELEBRACION DEL MATRIMONIO.
Artículo 23.- El matrimonio debe autorizarse por el Alcalde Municipal, el presidente del Consejo
Metropolitano del Distrito Central o el Concejal que haga sus veces.
Artículo 24.- Las personas civilmente capaces que pretendan contraer matrimonio, lo manifestarán
verbalmente o por escrito ante el funcionario competente del domicilio de cualquiera de los
contrayentes, presentando sus respectivos documentos de identificación personal y expresando
sus nombres y apellidos, nacionalidad, edad, estado civil, domicilio durante los dos últimos años,
profesión u oficio, nombres completos, nacionalidad y generales de sus padres, así como la
declaración expresa de no estar casados ni tener unión de hecho formalizada con tercera persona.
El funcionario competente o el Notario deberán dictar las providencias necesarias para comprobar
la veracidad de las circunstancias expresadas por los interesados.
Artículo 25.- Los menores de edad que soliciten contraer matrimonio, comparecerán
acompañados de las personas que de conformidad con este código deben otorgar su
consentimiento, las que una vez debidamente identificadas podrán, si lo prefieren, otorgarlo en
ese mismo acto, circunstancia que se hará constar en el expediente. Podrá también darse el
consentimiento por medio de escrito firmado por el otorgante y autenticado por Notario.
En los casos de autorización judicial deberá presentarse la certificación de la resolución
correspondiente.
Además deberán presentar los interesados las partidas de nacimiento o si esto no fuere posible,
certificación de edad declarada judicialmente.
Artículo 26.-El contrayente que hubiese sido casado, presentará el documento legal que acredite
la disolución o inexistencia del matrimonio anterior, si hubiere tenido hijos comprobará estar
garantizada la obligación de alimentarlos; y si tuviere bienes de menores bajo su administración,
presentará el inventario respectivo.
Artículo 27.- El extranjero que pretenda contraer matrimonio en Honduras, deberá probar ante el
funcionario competente o Notario que deba autorizarlo, su estado civil de soltero con el
testimonio jurado de dos o más testigos mayores de edad, hábil para declarar que den razón
fundada de sus afirmaciones. Debe acreditar, además, con certificación del respectivo agente
diplomático o consular o con certificación legalizada de cualquier autoridad competente de su
país, que según la ley de que depende, no hay obstáculo para el matrimonio proyectado.
Artículo 28.- El certificado prenuxial a que se refiere el Artículo 21, numeral 3, será extendido en
forma gratuita por los médicos que presten servicios en las distintas dependencias de salud del
Estado, centralizadas o en su defecto por cualquier médico colegiado, haciendo constar que la
persona examinada no padece de enfermedad contagiosa o incurable, perjudicial al otro cónyuge
o la descendencia y que no tiene defectos físicos que imposibiliten la procreación.
No están obligados a presentar el certificado prenupcial las personas que residen en lugares que
carecen de facultativo y las que, al solicitar el matrimonio ya hubieren tenido relaciones de hecho
que hagan innecesario dicho certificado.
Artículo 29.- Acreditada la capacidad de los contrayentes y cumplidos en su caso los requisitos que
exigen los Artículos anteriores, el funcionario competente o el Notario señalará si lo solicitan los
contrayentes, el día y hora para la celebración inmediata.
Artículo 30.- El matrimonio se formalizará con la solemnidad y dignidad que el acto por su
significación social requiere, compareciendo ante el funcionario competente o el notario, los
contrayentes o uno de ellos y la persona a quien el ausente hubiere otorgado poder especial para
representarlo, acompañado de dos testigos mayores de edad, que sean parientes de los
contrayentes.
El funcionario después de leídos los Artículos 40, 41 y 42, preguntará a cada uno de ellos si persiste
en la resolución de formalizar el matrimonio, y si ambos respondieren afirmativamente, levantará
acta con todas las circunstancias necesarias para hacer constar que se han cumplido las diligencias
prevenidas en este Código.
El acta será firmada por el funcionario competente, los contrayentes, si supieren y los testigos,
autorizándola el Secretario cuando el matrimonio se celebre ante los oficios de un funcionario del
gobierno local de los indicados en este Código.
Artículo 31.- Los funcionarios que autoricen la formalización del matrimonio civil estarán obligados
a entregar dentro de los tres días siguientes a su celebración al Registrador Civil respectivo,
certificación del acta o testimonio público en su caso, para los efectos de su inscripción; al mismo
tiempo deberán depositar el expediente instruido para la celebración del matrimonio acompañado
de todos los documentos que formen parte del mismo, a fin de que queden bajo la custodia y
responsabilidad del Registrador Civil correspondiente.
De las actuaciones anteriores deberán dejar copia certificada para los fines legales consiguientes.
Artículo 32.- Todos los días y horas son hábiles para la celebración del matrimonio. Las diligencias,
constancias, certificaciones, avisos y testimonios relativos al mismo, se extenderán en papel
simple.
Artículo 33.- El matrimonio podrá contraerse por medio de mandatario especial, que deberá ser
del mismo sexo que el mandante y estar autorizado en Escritura Pública o por el documento que
corresponda según la ley del país donde se haya otorgado, que exprese el nombre y generales de
la persona con quien haya de celebrarse el matrimonio, pero siempre habrá de concurrir
personalmente el otro contrayente al acto del matrimonio.
No podrá autorizarse el matrimonio sin antes de su celebración el funcionario competente o el
Notario fuere notificado en forma auténtica de la renovación del poder otorgado.
Artículo 34.- Si el matrimonio hubiere sido contraído en el extranjero por dos hondureños o por un
hondureño y un extranjero, deberá ser inscrito por el Registrador Civil del Lugar de nacimiento de
aquéllos.
En todo caso, el hondureño deberá dar cuenta al Consulado de Honduras más cercano, quien lo
comunicará al Ministerio de Relaciones Exteriores, para los fines del párrafo anterior.
Artículo 35.- Cuando se trate de matrimonios que deben celebrarse fuera de la sede municipal o
del Notario, el Alcalde o quién haga las veces, y el Notario respectivo, concurrirá a donde sea
necesario, siempre que los interesados faciliten los medios de transporte y hayan enterado el
impuesto correspondiente.
Artículo 36.- En caso de inminente peligro de muerte de una de las personas que proyecta
contraer matrimonio, el funcionario competente o Notario podrá autorizar su celebración, aun sin
cumplirse los requisitos exigidos por este Código.
El matrimonio contraído en esas circunstancias será condicional y sólo será válido si dentro de los
treinta días subsiguientes a su celebración se satisfacen dichos requisitos.
También será válido si uno de los contrayentes muere dentro del término señalado en el párrafo
anterior, con tal que no exista alguno de los impedimentos a que se refieren los Artículos 19, 20 y
21 de este Código.
Artículo 37.- Los Jefes de los cuerpos militares podrán autorizar en defecto del Alcalde Municipal,
Presidente del Consejo Metropolitano del Distrito Central o los Notarios, los matrimonios que
intenten celebrar in artículo mortis, sus subordinados con arreglo al Artículo 36.
Los comandantes de los buques de guerra y los capitanes de los mercantes podrán desempeñar las
mismas funciones en los matrimonios que se celebren a bordo de dicha nave in artículo mortis.
El plazo señalado en el párrafo segundo del Artículo 36 citado, se entenderá en estos casos,
prorrogado por sesenta días para que los interesados convaliden su matrimonio ante el Alcalde
Municipal o Presidente del Consejo Metropolitanos del Distrito Central del domicilio o residencia
de cualquiera de ellos.
Artículo 38.- Contra los actos y providencias del funcionario que ponga obstáculo a la celebración
del matrimonio, podrán los interesados recurrir al Juez competente de la jurisdicción, quien en
vista de las justificaciones que se le presenten, resolverá lo que proceda, sin demora alguna.
1) Los documentos de identificación personal expedidos por la autoridad competente, en los que
se acredite la capacidad legal y la libertad de estado de los contrayentes;
3) Certificación extendida por el encargado del Registro Civil en que conste la declaración de
nulidad o la disolución del matrimonio anterior de uno o de ambos cónyuges;
4) Dos o más testigos idóneos que declaren que los contrayentes tienen la aptitud legal para
contraer matrimonio. Los parientes son hábiles para testificar en esta materia;
Artículo 41.- Los cónyuges deben vivir juntos, guardarse lealtad, consideración y el respeto
debidos, así como socorrerse mutuamente.
La obligación que tienen los cónyuges de vivir, juntos, cesa cuando acarreare grave perjuicio para
cualquiera de ellos o para los hijos, o cuando por circunstancias especiales que redunden en
beneficio de los intereses matrimoniales calificados de común acuerdo, uno de los cónyuges
tuviere que residir temporalmente fuera del domicilio común.
Artículo 42.- Ambos cónyuges están obligados a cuidar la familia que han procreado y a cooperar
el uno con el otro en la educación, formación y guía de sus hijos, conforme a los principios de la
moral y buenas costumbres. Igualmente, en la medida de las capacidades o posibilidades de cada
uno,
Deben participar en el gobierno del hogar y cooperar al mejor desenvolvimiento del mismo, según
sus facultades y capacidades económicas.
No obstante, si alguno de ellos sólo contribuyera a esa subsistencia con su trabajo en el hogar y en
el cuidado de los hijos, el otro cónyuge deberá contribuir por sí solo a la expresada subsistencia,
sin perjuicio del deber que tienen de cooperar a dicho trabajo y cuidado.
Artículo 43.- Ambos cónyuges tienen derecho a ejercer sus profesiones u oficios y están en el
deber de prestarse recíprocamente cooperación y ayuda para ello, así como para emprender
estudios o perfeccionar sus conocimientos, pero cuidarán en todo caso de organizar la vida en el
hogar, de modo que tales actividades se coordinen con el cumplimiento de las obligaciones que
este Código les impone.
Artículo 44.- La mujer tendrá siempre derecho preferentemente sobre el sueldo, salario o ingreso
del marido, por las cantidades que correspondan para alimento de ella y de sus hijos menores.
Igual derecho compete al marido en los casos en que la mujer tenga la obligación de contribuir en
todo o en parte para los gastos de la familia.
DE LA UNION DE HECHO
Artículo 45.- La existencia de la unión de hecho entre un hombre y una mujer, con capacidad para
contraerla y que reúna los requisitos de singularidad y estabilidad, surtirá todos los efectos del
matrimonio realizado legalmente, cuando fuere reconocida por autoridad competente.
Artículo 46.- Cuando la unión de hecho establecida no fuere singular porque uno de los dos estaba
unido en matrimonio anterior, la unión de hecho surtirá plenos efectos legales a favor de la
persona que hubiere actuado de buena fe y de los hijos habidos en la unión, sin perjuicio de los
derechos legales de la esposa e hijos del matrimonio.
b) Hijos que han procreado, indicando sus nombres y edades; y si éstos hubiesen sido procreados
antes de haberse iniciado la unión de hecho, se mencionará también esta circunstancia,
presentando los respectivos documentos;
c) Si ambos o alguno de los interesados tuvieren hijos de otra unión o matrimonio precedentes; y,
Artículo 49.- El Presidente del Concejo Metropolitano del Distrito Central y el Alcalde Municipal
levantarán acta y harán la inscripción correspondiente; el Notario expedirá el correspondiente
testimonio del acta de formalización de la unión de hecho y la remitirá al Registrador Civil
Jurisdiccional dentro de los quince días siguientes para que proceda a la inscripción de la unión de
hecho, oficina que entregará a los interesados constancia de dicha inscripción, la que producirá
iguales efectos que la certificación de matrimonio.
La falta de esta remisión por el Notario será sancionada a solicitud de parte, con una multa de DIEZ
LEMPIRAS (Lps. 10.00), que impondrá el Juez competente y la cual ingresará a la Tesorería
Municipal.
Artículo 50.- Los bienes comunes no podrán enajenarse ni gravarse sin consentimiento de las dos
partes, mientras dure la unión y no se haya hecho la liquidación y adjudicación de los mismos.
Artículo 51.- También puede solicitar el reconocimiento de la unión de hecho una sola de las
partes, ya sea por existir oposición o por haber muerto la otra, en cuyos casos deberá presentarse
el interesado ante el Juez competente, quien en sentencia hará declaración de la unión de hecho,
si hubiere sido plenamente probada. En dicha declaración fijará el Juez, el día o fecha probable en
que la unión dio principio, los hijos procreados y los bienes adquiridos durante ella.
Artículo 52.-La acción a que se refiere el Artículo anterior deberá iniciarse antes de que transcurra
un año, a partir de la fecha en que haya cesado la unión o haya ocurrido la muerte del otro
conviviente.
Artículo 53.- La mujer que a sabiendas de que el varón tiene registrada su unión de hecho con otra
mujer, y el hombre que a sabiendas de que la mujer tiene registrada su unión de hecho con otro
hombre, hicieran vida común, no gozarán de la protección de la Ley, mientras la unión registrada
no hubiere sido disuelta legalmente y liquidados los bienes comunes.
Artículo 54.- En el caso de que varias mujeres igualmente solteras demandaren la declaración de la
unión de hecho con el mismo hombre soltero, el Juez hará la declaración únicamente a favor de
aquella que probare los extremos previstos en el Artículo 53 y en igualdad de circunstancias, la
declaración se hará a favor de la unión más antigua. Lo dispuesto en este Artículo es aplicable
siempre que las uniones de hecho que se pretenda se declaren, coexistan en el momento de
solicitarse la declaratoria respectiva o bien en la fecha en que incurrió la muerte de la persona con
quien se mantuvo la unión de hecho.
Artículo 55.- La unión de hecho inscrita por el Registrador Civil produce los efectos siguientes:
1) Los hijos nacidos después de ciento ochenta días de la fecha fijada como principio de la unión
de hecho y los nacidos dentro de los trescientos días siguientes al día en que la unión cesó, se
reputan hijos del varón con quien la madre estuvo unida, presunción contra la cual se admite
prueba en contrario;
3) Derecho de una de las partes a solicitar la declaratoria de ausencia de la otra y, una vez
declarada, pedir la cesación de su unión con el ausente, liquidación del haber común y
adjudicación de los bienes que le corresponden;
5) Sujeción del hombre y la mujer a los derechos y obligaciones de los cónyuges durante el
matrimonio.
Artículo 56.- La unión de hecho puede cesar por mutuo acuerdo en la misma forma que se
constituyó o por cualquiera de las causas señaladas en el divorcio y la separación, en cuyo caso la
cesación deberá ser declarada judicialmente.
La cesación de la unión de hecho por mutuo acuerdo, deberá hacerse constar ante el Juez
competente del domicilio y de los convivientes pero para que se reconozca y se ordene la
anotación respectiva al Registrador Civil, debe cumplirse previamente con lo que dispone este
Código, con respecto al divorcio de los cónyuges.
Artículo 57.- El varón y la mujer cuya unión de hecho consta en forma legal, se heredan
recíprocamente ab-intestato en los mismos casos que para los cónyuges determina este Código.
Las disposiciones de este Código relativas a los deberes y derecho que nacen del matrimonio y el
régimen económico de éste, tiene validez para las uniones de hecho, en lo que fueren aplicables.
Artículo 58.- Terminadas las diligencias de la cesación de la unión y satisfechas las exigencias
legales, la autoridad que haya intervenido en ellas o el Notario que autorice la escritura de
separación, liquidación y adjudicación de bienes, dará aviso al Registrador Civil que inscribió la
unión de hecho, para que se haga la anotación correspondiente. La contravención a este Artículo
será sancionada con una multa de diez lempiras.
Artículo 59.- La separación una vez registrada, deja libres de estado a hombre y mujer, pero sin
que esto perjudique las obligaciones que ambos tienen que cumplir con respecto a los hijos,
quienes conservarán íntegros sus derechos a ser alimentados, no obstante cualquier estipulación
de los padres.
Artículo 60.- Para que pueda autorizarse el matrimonio de cualquiera de los dos que haya hecho
vida común que estuviere registrado, es indispensable que se proceda a cumplir con lo
preceptuado en el Artículo 48.
Artículo 61.- A la unión de hecho puede oponerse parte interesada para exigir que previamente se
resuelvan cuestiones pendientes y se liquiden los bienes comunes.
Artículo 62.- Para que la unión de hecho pueda ser formalizada es necesario que las personas
hayan hecho vida en común por un lapso continuo no menor de tres años.
No obstante, si antes de ese período hubieren procreado hijos se podrá formalizar la unión de
hecho por cualquiera de las modalidades previstas en este Título, siempre que se cumplieren los
requisitos establecidos en este Código.
Artículo 63.- Cuando la unión de hecho que se demanda fuese irregular porque uno de los
convivientes esté casado o tenga unión de hecho formalizada con otra persona, dicha situación
irregular no podrá ser formalizada, pero sí producirá efectos respecto del conviviente de buena fe
de la unión irregular y de los hijos procreados.
Patria potestad.
La patria potestad es un término jurídico que consiste en el poder de los padres o ascendientes
sobre sus hijos descendientes.
Antiguamente la patria potestad se entendía como una facultad concedida al padre en beneficio
exclusivo de la familia y de los hijos sometidos a él, a quienes debía protección.
El hijo menor autorizado por la Ley para trabajar administrará y dispondrá, como si fuera mayor de
edad, de los bienes que adquiera con su trabajo o empleo público.
Por regla general, la patria potestad se ejerce de forma conjunta por ambos progenitores y de si
éstos se encuentren o no casados, o de forma exclusiva por uno de ellos con el consentimiento del
otro.
Los progenitores pueden ser privados de la patria potestad cuando incumplen los deberes que se
derivan de misma y siempre por sentencia judicial tras la tramitación del correspondiente juicio
ordinario.
Los padres también pueden ser privados o suspendidos del ejercicio de la patria potestad cuando
su conducta ponga en peligro la formación de los menores o incapaces o cuando se les trate con
una dureza excesiva, lo que implica no sólo fuertes castigos físicos sino toda clase de actos que
supongan crueldad o abuso de autoridad.
También puede conducir a la privación la patria potestad, la falta del ejercicio de los derechos y,
principalmente, de los deberes que comporta la misma. Por otro lado, los progenitores podrán ser
restituidos en la patria potestad si acreditan que ya no concurren las circunstancias que motivaron
su privación.
Siempre resulta conveniente el consejo de un abogado quien, a la vista de las singularidades que
presenta cada caso, le informará sobre la conveniencia de iniciar las correspondientes acciones
legales.
Por las costumbres depravadas o escandalosas de ambos padres o de uno de ellos, severidad
excesiva e irrazonable en el trato de los hijos, o abandono de éstos;
Por delito cometido por uno de los padres contra el otro o contra la persona de cualquiera de sus
hijos, cuando hubiere condena judicial;
Por haber sido condenado o condenados los padres, dos o más veces por delitos de orden común,
si la pena excediere de tres años en cada caso;
Grave incumplimiento de los deberes que corresponden a los padres de acuerdo con el párrafo
primero del Artículo 186 de este Código;
Interdicción civil;
Adopción simple; y,
Si los hijos están incapacitados mentalmente, la patria potestad de los padres no se extingue
cuando aquellos alcanzan la mayoría de edad sino que se prorroga hasta que se produce alguna de
las siguientes situaciones:
Aunque la patria potestad concluya, si persiste la causa que motivó la declaración de incapacidad,
se establecerá un régimen de tutela en favor.
Herencias.
En Derecho, se denomina herencia al acto jurídico mediante el cual una persona que fallece
transmite sus bienes, derechos y obligaciones a otra u otras personas, que se denominan
herederos. Así, se entiende por heredero la persona física o jurídica que tiene derecho a una parte
de los bienes de una herencia. El régimen jurídico que regula las herencias es el Derecho de
sucesiones que se encuentra en el Código Civil de Honduras.
Cuando una persona fallece sin testamento, antes de proceder a la partición y adjudicación de los
bienes que componen la herencia, es necesario determinar quiénes son exactamente sus
herederos, lo que se realiza mediante la llamada “declaratoria de herederos”.
Debe realizarse ante el Juez del lugar en el que el fallecido tuvo su último domicilio si los
herederos son parientes o personas distintas a los anteriores, por ejemplo, hermanos, tíos,
amigos, etc.
La solicitud de la declaración judicial de herederos se realiza por escrito dirigido a los Juzgados de
lo Civil, adjuntando el certificado de defunción, constancia de vecindad, el certificado de
matrimonio, los documentos que en su caso acrediten el parentesco, y el testamento existe. etc.
Debe ser formulada todos los herederos y es obligatoria la intervención de abogado. En estos
procedimientos siempre debe intervenir el Ministerio Publico. La resolución (un “auto”) que ponga
fin al procedimiento se pronunciará sobre quiénes son los herederos del fallecido y permitirá llevar
a cabo la partición y adjudicación de la herencia.
3. La partición
•Tanto si existe como si no existe testamento, si los beneficiarios alcanzan un acuerdo para dividir
la herencia, la partición y adjudicación de los bienes se podrá efectuar ante Notario. La Escritura
en la que se hagan constar las operaciones particionales contendrá la descripción de los bienes
que componen la herencia, su valor, la declaratoria de herederos, esto es, quiénes son los
herederos, qué cuota les corresponde a cada uno de ellos sobre la herencia, qué bienes se le
atribuyen en pago de la cuota y su conformidad con la misma. La Escritura aludida anteriormente,
llamada “de partición y adjudicación de herencia”, permitirá al beneficiario cambiar a su favor la
titularidad de los bienes inmuebles (casas, fincas, etc.) en el Registro de la Propiedad.
•Si no existe acuerdo entre los beneficiarios de la herencia, independientemente de que exista o
no testamento, la partición se llevará a cabo o podrá ser impugnada judicialmente. Para ello, como
en todos los casos en los que haya que acudir a los tribunales.
Cualquier coheredero o legatario puede solicitar la división de la herencia siempre que ésta no
deba realizarse por persona designada por el fallecido en el testamento o en este documento se
requiera a los beneficiarios para que la realicen de mutuo acuerdo. En tales casos, será necesario
esperar a que la partición se realice para poder impugnarla.
El procedimiento judicial para solicitar la división de la herencia comienza con una demanda que
debe ir firmada por Abogado y a la que debe acompañarse el certificado de defunción, el
testamento si existe, así como el documento que acredite que el demandante tiene la condición
de heredero o legatario así como la documentación relativa a los bienes que componen la
herencia.
Si los acreedores están identificados en el testamento, son reconocidos por los coherederos, o
tienen en su poder un título ejecutivo (letra de cambio, cheque, pagaré o una sentencia judicial
firme… etc.) pueden oponerse a la partición de la herencia hasta que se les pague o se les asegure
el pago de sus créditos, pero no pueden solicitar que se practique la división judicial de los bienes
que componen la herencia.
Sin embargo, los acreedores sí pueden ejercer acciones judiciales contra la comunidad hereditaria
o los coherederos en el juicio que corresponda, sin que estas acciones suspendan el
procedimiento de división judicial de la herencia.
Una vez realizada la partición, los acreedores podrán exigir el pago de las deudas, hasta el límite
del importe de los bienes atribuidos a cada heredero si la herencia se aceptó a beneficio de
inventario, o hasta el límite del total de la deuda, si no se hizo de esta forma.
Así, para que el heredero no tenga que responder con sus bienes de las deudas del fallecido, la ley
establece la posibilidad de aceptar la herencia “a beneficio de inventario“, en cuyo caso el
heredero sólo responderá de las deudas del fallecido hasta donde cubran los bienes de la herencia
y sólo adquirirá los bienes que queden en la herencia una vez que se hayan pagado todas las
deudas.
Por su parte, el coheredero que hubiese pagado más importe de deuda de lo que corresponda a
su cuota de participación en la herencia, puede reclamar a los demás este exceso.
Si uno de los coherederos es también acreedor del difunto, puede reclamar a los demás que se le
abone el crédito pendiente de pago a su favor, reduciendo también de su parte, la cuota que le
corresponda de la deuda.
Si los acreedores lo son de uno o más de los coherederos pueden intervenir en la adjudicación de
los bienes para evitar que se haga en fraude de sus intereses.
Es frecuente pensar que, una vez fallecido el propietario de un determinado bien (por ejemplo, un
apartamento, un vehículo, etc.), sus herederos no puede vender los bienes que componen la
herencia hasta que no le son adjudicados de forma expresa y formal, bien tras la tramitación del
procedimiento judicial, bien a través de la escritura de partición y adjudicación de herencia
otorgada ante Notario.
Por tanto, los bienes no le pertenecen y no podrá disponer de ellos hasta su adjudicación, incluso
aunque sea el único heredero.
Así, el / los herederos sólo podrán vender los derechos hereditarios que les corresponden o
puedan corresponder sobre la herencia, pero no los bienes que la componen y en los que se
concretan tales derechos. Estos bienes pasarán al comprador cuando se adjudiquen
definitivamente al beneficiario-vendedor.
Si existen varios coherederos, el interesado en vender sus derechos sobre la herencia deberá
comunicarle al resto su intención, para que éstos puedan subrogarse en la posición del comprador
y adquirir en su lugar tales derechos, previo pago del precio que se haya acordado.
INTRODUCCION.
En este informe se dará a conocer varios acontecimientos históricos, como ser la unión Iglesia-
Estado a nivel mundial, latinoamericano y en Honduras. . La actitud de la Iglesia primitiva estaba
determinada en principio, incluso en tiempo de las persecuciones por una lealtad benevolente
hacia el poder estatal, al que se reconocía como el orden dado por Dios y al que, por tanto, se
prestaba obediencia, en tanto no se llegara a una oposición entre sus exigencias y las exigencias
divinas.
La idea de que la unidad del cristianismo y la unidad del imperio se condicionaban mutuamente,
tuvo su expresión en el hecho de que los obispos asumieran funciones estatales y en la amplia
asimilación de la organización eclesiástica diocesana a las unidades administrativas existentes en
el imperio romano, así como en los privilegios estatales de la Iglesia y del clero y en la intervención
jurisdiccional del emperador cuantas veces veía amenazada la ortodoxia y la unidad de la Iglesia.
Frente a la pretensión creciente de soberanía estatal, que representaba de algún modo una vuelta
a las funciones del antiguo culto romano del Estado, la Iglesia se vio en la necesidad de determinar
la correcta relación entre la competencia eclesiástica y la estatal, persuadida de su propia
autonomía y libertad, e igualmente de su vinculación a los diversos órdenes profanos.
En Honduras también teníamos esa unión entre lo eclesiástico y el Estado; Durante la época
colonial la relación Iglesia-Estado se firmó a través del Patronato, lo que le otorgó al catolicismo el
derecho de ser la única religión en los territorios hondureños bajo la influencia de la corona
española. En esta experiencia la monarquía hispánica y Santa Sede resultaron beneficiadas. El
clero, las órdenes religiosas y la alta jerarquía cumplieron funciones propias del culto católico,
pero además llevaron sobre sus hombros tareas propias del Estado español.
Del derecho canónico podemos decir que es una ciencia jurídica que conforma una rama dentro
del Derecho cuya finalidad es estudiar y desarrollar la regulación jurídica de la Iglesia católica.
En tema de los mayas se hablara de lo más importante. Comenzaremos por definir que es una
ciudad-Estado. Ciudad-Estado es un concepto que permite designar a aquel estado que solamente
dispone de una ciudad y un escaso territorio a su alrededor.
De las autoridades Mayas se hablan de las personalidades encargadas de hacer valer las leyes que
en ese entonces tenían como ser:
Halach-Uinic.
Ah holpop.
Ahuacán.
Nacom.
Bataboob.
Tupilanes.
Ah cuch caboob.
Tenían sus respectivas prácticas legales; Durante el proceso, la denuncia, el juicio, el arreglo e
inclusive la sentencia y la aplicación de la pena misma dependían en buena medida de la voluntad
de las partes. El estudio de casos y normas particulares nos lleva a considerar que hubo un
importante margen de discrecionalidad. Sus penas y delitos más castigados eran el adulterio, el
robo, la traición y las ofensas a sus dioses. La conceptuación de la reclusión como castigo no
existió entre los mayas, quienes no aceptaban a un hombre en plenitud de facultades
improductivo; Al adultero lo castigaban entregándolo al ofendido para que este lo matara
soltándole una piedra grande sobre su cabeza o lo perdonara si quería; y a las adulteras a quienes
no daban otra pena más que la infamia, que entre ellos era cosa muy grave; y al que violaba una
doncella lo mataban a pedradas, en algunos de sus pueblos sacrificaban a los adúlteros sacándoles
las vísceras por el ombligo.
Si alguien allanaba una casa para causar daño a las personas o bienes materiales recibía el castigo
de la muerte antecedida de la tortura.
La prisión para ellos consistía en atar las manos del delincuente a su espalda y ponerle en la
garganta una collera hecha de palos y cordeles.
Hacían contratos de compra venta, y se prestaban sin usure ismo En las ventas y contratos, no
habían escritos que obligasen, ni cartas de pago; pero quedaba el contrato valido con que
bebiesen públicamente delante de testigo. Nunca el deudor negaba la deuda.
En cuestiones de matrimonio los Mayas generalmente eran los padres quienes escogían o bien se
interesaban en escoger mujer para su hijo, preferentemente entre las muchachas de la misma
clase social o bien del mismo Cuchtel (barrio) o del mismo Batabil (pueblo). Para tal efecto
recurrían a los servicios de un casamentero. Los padres anfitriones servían humeantes vasos de
chocolate como signo de prosperidad y distinción ya que era el producto más caro que se podía
encontrar. Pasado esto o en una siguiente entrevista se tocaba el tema de las intenciones de
matrimonio del "novio" que abordaba el Ah atanzah. Él se encargaba de proponer la unión
mientras cada familia entonces exaltaba las virtudes de sus respectivos hijos, para posteriormente
pasar al terreno de la negociación. Ambos contrayentes estaban presentes, el prometido debía
entonces pactar el precio a pagar por la novia con su futuro suegro, este pacto por regla general
era determinar el número de años que estaría al servicio de su futuro suegro. Este tiempo de
servicio no debía sobrepasar los siete años. Hecho el acuerdo se repartían regalos entre ambas
familias que generalmente consistían en cacao y algodón virgen para hilar.
Después de conocer sobre historia hablaremos sobre la evolución del Derecho de Familia en
nuestro país dando a conocer que la primera legislación sobre la familia fue el código
civil(PERSONAS) de la historia del código de familia podemos decir que lo más importante es que
en sus orígenes la familia en nuestro país se utilizó para referirse al grupo de esclavos y criados
que un mismo amo tenía como propiedad y en donde el hombre y mujer se unen con fines de
procreación, la familia hondureña en la antigüedad su patrón era con muchos hijos en un
ambiente rural, su carácter multifuncional y su papel patriarcal se convirtió en el papel ideal de
cómo debiera ser la familia.
Posteriormente, en 1987, el Congreso Nacional, mediante el Decreto 137-87 reformó los artículos
127, 128 y 176. Luego, con el Decreto 61-89 se reformó los artículos 123. Finalmente, a través del
Decreto 124-92, el Congreso reformó los artículos 120, 123, 157, 174, y 175. Esta edición contiene,
en los Anexos, los tres decretos antes mencionados, entregando así una versión actualizada.
Este Código de Familia significa un avance en cuanto al marco jurídico con que el Estado
hondureño regulaba la institución familiar a través de otras leyes como el Código Civil, ya que
enfatiza en la necesidad de " garantizar la igualdad jurídica de los Cónyuges y de los hijos entre sí.
Para finalizar se hablara de tres temas como ser el registro civil (NACIMIENTO Y DEFUNCIONES)
cuya función .En Honduras durante 300 años de dominación colonial española, el Registro Civil se
mantuvo bajo el control de las parroquias de la Iglesia Católica y se prolongó este sistema hasta
1,880 cuando se introduce la Reforma Liberal del Gobierno del Dr. Marco Aurelio Soto en que el
Registro Civil.
El matrimonio es una práctica muy antigua. Matrimonio civil: Es el matrimonio que se contrae ante
las autoridades civiles (jueces o autoridades municipales) y no ante las autoridades eclesiásticas ni
siguiendo el rito de una religión (matrimonio eclesiástico en el caso del catolicismo y otras
confesiones cristianas). En nuestra actualidad el matrimonio se rige bajo el código de familia para
ello citare algunos artículos como ser:
Artículo 11.- Para todos los efectos previstos en este Código, solamente se reconoce el matrimonio
civil celebrado con los requisitos y formalidades establecidas en el mismo y con fundamento en la
igualdad jurídica de ambos cónyuges.
Artículo 12.- La Ley no reconoce compromisos para contraer matrimonio futuro. Ningún tribunal
de justicia ni autoridad alguna de cualquier otro orden, admitirá reclamación basada en tal
concepto.
Artículo 13.- El ministro de cualquier culto que autorizare un matrimonio religioso sin que se le
presente previamente la certificación de haberse celebrado el civil, incurrirá en responsabilidad
penal.
Y para cerrar nuestros temas hablaremos sobre las herencias de lo cual diremos que se denomina
herencia al acto jurídico mediante el cual una persona que fallece transmite sus bienes, derechos y
obligaciones a otra u otras personas, que se denominan herederos. Así, se entiende por heredero
la persona física o jurídica que tiene derecho a una parte de los bienes de una herencia. El régimen
jurídico que regula las herencias es el Derecho de sucesiones que se encuentra en el Código Civil
de Honduras. Se dirá quienes se declaran herederos, quienes puede participar de la herencia,
sobre las deudas del fallecido para los que heredan y si los herederos pueden vender los bienes.
OBJETIVO GENERAL.
Conocer la historia del derecho de las unión que han existido dentro de la iglesia y estado en
varios niveles, un poco del derecho canónico y sus argumentos para actuar el en papel de estado;
conocer la cultura maya desde el ámbito del derecho como ser la conformación de su ciudad, sus
autoridades, sus leyes y castigos, sus contratos y las formas y procedimientos para realizar un
matrimonio; conocer como fuimos legislado como familia al inicio, historia de la creación de
nuestro código de familia y la evolución de las figuras como ser: el registro civil. El matrimonio, la
patria potestad y la herencia. Esperando conocer un poco de historia para lograr entender la
evolución de nuestras leyes.
CONCLUSIONES.
La unión iglesia estado fue dada a nivel mundial mediante la cual el gobierno era sometido por lo
eclesiástico, hasta el tiempo donde se separan dichas instituciones y tienen sus normas propias sin
que uno se inmiscuya en el otro.
El derecho canónico son los argumentos que la iglesia cree tener para poder regir todo lo que
concierne al mundo por haber sido creado por Dios.
Los mayas fueron una cultura que se caracterizó por buscar tener respeto por las leyes, sus
autoridades y los demás habitantes en la ciudad, siendo estos muy severos a la hora de castigar un
delito.
Honduras es un país que ha tratado de evolucionar en el ámbito de familia, para poder hacer de
ella la institución que rige la sociedad y así entregar ciudadanos que engrandezcan nuestro país.
Universidad Tecnológica De Honduras.
Asignatura
Ada Fúnez.
Temas:
201530010126
INDICE.
INTRODUCCION-----------------------------------------------------------------------------------------pag.1-5
OBJETIVO---------------------------------------------------------------------------------------------------pag.6
DERECHO CANONICO------------------------------------------------------------------------------------pag.13
EL MATRIMONIO-------------------------------------------------------------------------------------pag.27-39
PATRIA POTESTAD---------------------------------------------------------------------------------------pag.40-42
HERENCIA----------------------------------------------------------------------------------------------pag.43-45
CONCLUSIONES-------------------------------------------------------------------------------------------pag.46