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Érase una vez un país verde.

En ese país, el cabello de todos los hombres y mujeres era verde esmeralda.
Entre ellos había una solitaria chica de pelo blanco.
La gente del país verde se burló de ella y la convirtió en un paria.

La solitaria hija de blanco fue al bosque


E hizo un deseo a un gran árbol: “Quiero un amigo”.
El dios del gran árbol se sintió mal por la hija de blanco
Y le otorgó una amiga.
El dios del gran árbol dio a luz a una chica de su propio cuerpo.
Era una chica con un hermoso cabello verde.

Las dos se llevaban muy bien.


“La Doncella del Árbol” nacida del gran árbol fue amada por todos por su belleza
Y finalmente su mano fue pedida por un rey de un país del otro lado del mar.

La princesa del vecino país amarillo no estaba contenta con eso.


La princesa del país amarillo envió tropas al país verde
Y mató a “La Doncella del Árbol”

La hija de blanco lloró ante los restos de “La Doncella del Árbol”.
En el momento en que esas lágrimas cayeron en “La Doncella del Árbol”
Milagrosamente, su cuerpo se volvió un pequeño retoño.

El retoño se convirtió en un árbol increíblemente grande


Y continuó vigilando el bosque por siempre .

Y ellas vivieron felices, para siempre.

–Del Cuento de Hadas Freezis, “La Doncella del Árbol”–


CAPÍTULO 1
EL SUEÑO DE LA HECHICERA

-ESCENA 1-

La gran reina ha muerto.


Ella era mi contratista, y mi amiga.
Día tras día evito el aburrimiento. Ella era una de las pocas amigas que obtuve al hacerlo.
Hoy, esa amiga murió.
Sí, la gente muere. Eso es normal.

No necesitaba amigos después de todo.


Debería estar sola.
Sí, siempre debí estar sola.
Cuando lo estaba, no tenía nada por que llorar.
Incluso si hace mucho pensé que me había quedado sin lágrimas.

Me iré de este país en poco tiempo.


Cuando lo haga, no estaré triste.
Cuando esté sola, no tendré nada por lo que llorar.

Tengo una misión.


Debo buscar
Los “Contenedores del Pecado Capital” .

-ESCENA 2-
Elluka ~ En el Palacio Lucifeniano, "Salón de los Espejos" ~

El clima era frío.


El clima de Lucifenia era frío durante todo el año, pero para mí, que había nacido en un país nevado, no
era nada especial. Más bien había momentos en los que pensaba que hacía un poco de calor. Pensé que hoy
podra haber sido la primera vez que sentía ese nivel de "frío" desde que llegué a este país. Quizás la baja
temperatura se debía a la lluvia que había estado cayendo desde la mañana.
Cuando entré en el "Salón de los Espejos" del Palacio Lucifeniano, la persona con la que tenía una cita
estaba de espaldas a mí, mirando una imagen pintada en el techo.
"El Rey y los Tres Héroes", de Nikolay Tolle. El rey levantaba su espada en el centro, ante él había tres
guerreros arrodillados, y la reina estaba representada sosteniendo un escudo a su lado. Durante su vida, Anne
había sido extremadamente afectuosa a esta pintura.
Parecía que la persona con la que quedé aún no se había dado cuenta de que había llegado. Su cabello
plateado casi transparente ondeaba con la débil brisa que entraba por la puerta.
Ella era tan encantadora como siempre. Podía ver por qué todos los nobles menores estaban tan
entusiasmados con ella.
Saqué un cuchillo del bolsillo de mi pecho. Cuidando de que ella no se diera cuenta de que estaba allí, me
arrastré suavemente hacia su espalda. Por lo general, ella estaba más alerta que nadie, pero todavía no daba
señales de haberme notado. ¿Estaba realmente tan absorta en la pintura, o estaba absorta en algún tipo de
meditación?
Su espalda era ahora totalmente visible ante mis ojos. Levanté el cuchillo que sostenía en mi mano derecha,
y lo dejé caer sobre ella... sobre la espalda de Mariam.
—¡Hnn!
—-¡!
Inmediatamente, mi muñeca sintió el dolor de un golpe.
El cuchillo que pensé que sostenía voló en el aire y luego cayó detrás de mí con un ruido sordo. –Me había
pateado la mano derecha. ¡Oh, bien hecho!
—Marie, eso fue asombroso. Tienes una técnica de patadas increíble.
Ante mi provocación, Mariam me lanzó una mirada aguda, con sus ojos llenos de ira.
—... ¿Qué crees que estás haciendo, Elluka?
—Bueeeno ~ Anne ha muerto, y estaba pensando que podría dejar Lucifenia pronto. Entonces, antes de
eso, pensé que podría matar a todas las personas que me conocen.
—No se puede matar con un cuchillo de juguete. —Mariam recogió el cuchillo de madera tirado en el
suelo—. Esto está muy bien hecho.
—No es nada. Si quieres te lo doy.
—Estoy perfectamente bien con los cuchillos que me hiciste la otra vez. —Mariam sonrió y se encogió de
hombros, como para decir que estaba asombrada—. Los chistes malos son la norma en tu caso, así que no me
importa tanto, pero... ¿qué quisiste decir con lo de que te irás del país?
—Literalmente eso. El rey Arth murió y el otro día la reina Anne también. Dado que las personas con las
que hice mi contrato ya no están aquí, no tengo ninguna razón ni obligación de permanecer en este país, ¿no?
Creo que ya habían pasado unos veinte años desde que conocí al gobernante anterior de Lucifenia, el Rey
Arth. Cuando hice un contrato con Arth, todavía en la flor de su juventud, y la reina, Anne (esto terminó
convirtiéndose en una leyenda llamada “El Juramento del Puente Sanosun” o algo así, pero en realidad era
solo un contrato de servicio), me convertí en subordinada de Arth.
Aquellos días fueron de sangrientos conflictos en aras de la expansión territorial. Como resultado,
Lucifenia se convirtió en un país grande que no podía compararse con su antiguo yo. Cuando Arth murió de la
incurable Enfermedad Gula, la reina Anne se convirtió en mi contratista. En lugar de la expansión territorial,
dedicó sus fuerzas a reforzar el poder del país y su avance. La cantidad de batallas disminuyó, pero todavía
había una montaña de cosas que hacer.
Para la situación actual, no sería exagerado decir que Lucifenia era el país más rico de la región de
Evillious. "Quiero construir un país donde los niños puedan vivir con una sonrisa", ese había sido el lema de
Anne.
Esa misma Anne había muerto por la Enfermedad Gula, al igual que su difunto esposo.
Guerras, accidentes, enfermedades... Muchos de mis amigos habían perdido la vida. Incluso ahora, los
únicos que quedaban eran Leonhart, capitán de la guardia real, y Mariam, que ahora estaba delante de mí. La
prosperidad actual de Lucifenia se produjo con muchos sacrificios.
La primera vez que conocí a Mariam, ella era una niña muy pequeña. Pero incluso ya entonces era una
excelente guerrera.
Mariam había sido criada como una herramienta para matar personas. En ese momento sus ojos estaban
oscuros y nublados.
Y esa misma chica ahora se había convertido en una dama elegante, que actualmente desempeña el papel
de la jefa de sirvientes del palacio real.
—Elluka. Nunca cambias, ¿eh?
—Ojojo. Es un privilegio ser alguien que posee un poder mágico desbordante.
—Sí, cuando nos conocimos ya eras una mujer adulta. Han pasado veinte años desde entonces, pero tu
belleza es la misma. ¿Es eso gracias a la magia como dices, o hay otra causa...?
—¿Estás interesada en el por qué?
—Realmente no.
—Marie, eres tan indiferente como siempre.
—Deja de hablar como una niña... En verdad, no cambias. Ni en apariencia ni en personalidad.
—¿Eso crees?
—Hey, Elluka... Todavía es temprano para que te vayas de Lucifenia. Por favor, por el bien de este país,
danos tu poder un poco más.
—¿No has estado diciendo eso durante los últimos 20 años? Creo que ya es suficiente.
—El Imperio Beelzeniano puede que ya no sea una amenaza, pero todavía hay algunas escaramuzas con
Asmodean, y todavía no sabemos cómo van a ir las cosas con Elphegort. La princesa Riliane todavía tiene
trece años, y con esa personalidad suya... Tu magia todavía es necesaria en esta nación.
Mi magia, ¿eh?
Yo era la única persona en este país que podía usar magia. De hecho, las únicas personas que todavía
creían en ella eran las que sabían de mí. En este momento había unos pocos que sabían que mi país de origen,
Levianta, solía llamarse "El Reino Mágico".
Aún sabiendo eso, me aventuré a hablar: «Deberías encontrar otra hechicera».
—Sabes mejor que nadie que no es probable que encontremos a personas así.
—Oh, bueno, supongo que tienes razón. —Fingí pensar en lo que podría hacer. Aunque ya había llegado a
una conclusión en mi mente—. Bueno, esto es lo que haremos. Entrenaré a una espléndida hechicera.
Sí. Lucifenia necesitaba una nueva hechicera. Alguien como yo.
—¿Quieres decir que entrenaras a una aprendiz? ¿Pero cuánto tiempo le tomará a esa aprendiz llegar a ser
como tú? ...
—No te preocupes ♪ Si es alguien con talento mágico, podré entrenarla en dos o tres años.
—Alguien con talento, ¿eh? ¿Tienes a alguien en mente?
—Algo así. En cualquier caso, una vez que tengas a mi sucesora, ya no necesitarás que me quede, ¿no?
La mirada dudosa de Mariam parecía decirme que no era lo que ella quería.
De repente, ella movió su vista hacia atrás mía. Parecía que alguien había entrado en el Salón de los
Espejos. Cuando me di la vuelta, de pie había una chica de cabello rubio con una larga cola de caballo lateral.
Era una sirvienta, Ney.
—Perdón por interrumpir. Lady Mariam, Sir Leonhart pregunta por usted. Quiere presentarte a un chico
que va a trabajar como nuevo sirviente a partir de hoy.
—... Sí, entiendo. Iré ahora. Elluka, seguiremos esta conversación en otro momento.
Con un suspiro de resignación, Mariam salió de la habitación junto con Ney.
Su nombre completo era Ney Phutapie. Ella era la hija adoptiva de Mariam, pero no lo mostraban
públicamente, ya sea como resultado de la educación de Mariam o por la propia disposición de la chica.
Ese chico que Leonhart supuestamente trajo tenía que ser la contraparte gemela de la princesa. Leonhart
intentaba reencontrar al hermano y la hermana que había separado con sus propias manos, ocultando la
verdadera identidad del niño.
Me estiré suavemente y luego comencé a caminar. Justo cuando salía del Salón de los Espejos, el Ministro
Minis me abordó.
—Oh, ¿vas a salir, Lady Elluka?
—Sí, voy a Elphegort. Estaba pensando en tomar una aprendiz.
—¿Una aprendiz? En cualquier caso, si vas a cruzar la frontera, prepararé a algunos soldados como
escolta.
—No hay necesidad. Tener mucha compañía solo me haría destacar. ... Más que eso, escuché que tienes un
nuevo sirviente. Me han dicho que es un chico bonito como los que te gustan.
—No te burles de mí. Bajo ninguna circunstancia tendría el deshonor de poner una mano sobre el hijo del
rey. ... Escucha, Lady Elluka. Por favor, asegúrese de mantener confidencial el asunto de la verdadera identidad
del sirviente... Allen...
—Ya lo sé. ¡Pues bien, me voy!
Minis parecía estar a punto de decir algo otra vez, pero como ya estaba llegando tarde lo ignoré y me fui.
Dos o tres años para entrenar a un aprendiz... ¿sería realmente suficiente tiempo?
Lamenté un poco lo que había dicho. Debería haber salido del país sin decírselo a nadie ni haber ido a ver
a nadie.
No era como si yo estuviera tratando de cambiar los engranajes del destino.

Ocurría en pocas ocasiones, pero a veces tenía sueños proféticos. Aunque a pesar de ser proféticos, eran
cosas extremadamente triviales y exiguas en las que no podía decir un momento y lugar concreto.
Pero para cada caso hasta ahora, esos sueños se hacían realidad sin ninguna inmutación.
No sé cuándo ocurrirá, pero si las cosas continuaban de esta manera...

No pasaría mucho tiempo antes de que Lucifenia cayera en la ruina.

-ESCENA 3-
Elluka ~ En el país de Elphegort, "El Bosque del Árbol del Milenio" ~

Elphegort se estableció al norte de Lucifenia. Este país vecino tenía una historia aún más larga como nación.
Lucifenia y Asmodean eran originalmente poco más que territorios del Imperio Beelzeniano, e incluso
Divina Levianta, una vez destruida y ahora revivida, podría considerarse correctamente como un país
completamente diferente del Reino Mágico, basándose en la composición de su gobierno.
El hecho de que Elphegort haya podido preservar una independencia tan antigua fue por una bendición en
los cultivos que labraban en sus tierras fértiles, y porque los bosques que constituían una cuarta parte de su
dominio impidieron cualquier invasión de un país extranjero.
En su pasado, con una doctrina de homogeneidad racial que se había desenfrenado, hubo momentos en
que infligieron una persecución total de las razas que no fueran la Elphe. Entre otras, la persecución de los
antiguos habitantes del país al Clan Netsuma fue feroz; hoy en día casi no se ve Netsumas en Elphegort.
Escuché decir que tal tendencia se había suavizado ahora, pero dependiendo de dónde fueras todavía persistía
una discriminación profundamente arraigada.
Debido a que el Rey actual, Thorny Elphen, era un pacifista acérrimo, sus tropas solo llevaban a cabo una
autodefensa básica. En cuanto al poder militar, era inferior a la vecina Lucifenia y Asmodean, pero el poder
regulador y la moral del ejército, que estaba compuesto en su totalidad por Elphes, era alto, y actualmente eran
la razón principal para la duda de parte de otros países en la invasión.
Con respecto a la religión, en la región de Evillious, la popular religión Levin tenía una gran mayoría, por
lo que había muchos seguidores de la secta Levia. Pero había otras sectas, aunque pocas. Elphegort era el país
donde los devotos de la secta minoritaria Held tenían una presencia profundamente arraigada. Y no era de
extrañar; Held era el nombre del gran dios de la tierra en el que se había creído en este país desde los tiempos
antiguos. Habiéndose manifestado como un árbol enorme, se decía que traía prosperidad y paz.
El bosque donde estaba ahora se llamaba el "Bosque de Held"; era el sitio de peregrinación de la secta
Held. Sin embargo, el nombre había sido cambiado por un ex rey que había defendido la creencia de la secta
Levia en un solo dios, por lo que ahora se llamaba "El Bosque del Árbol del Milenio".
—Casi ningún peregrino ha venido aquí últimamente... Qué cosa tan lamentable —murmuró mi viejo
amigo con un suspiro.
Digo viejo amigo, pero él no era una persona. Tenía ramas y hojas que se extendían hasta el punto donde
ocultaban los cielos, y su tronco de varias capas parecía una cara gigante. Estaba hablando con el gran árbol
ahora llamado el "Árbol del Milenio", el dios de la tierra Held.
—No vine a escuchar como te quejas, vejestorio. ¿Qué opinas de mi pedido?
—Eres una bruja impaciente. Hmmm, reencarnar uno de mis espíritus como un humano, y luego
entrenarlo como hechicero...
Held no ocultó su expresión de desconcierto en esta visita —la primera en mucho tiempo— y mi brusca
sugerencia.
Como dios, tenía muchos espíritus que le servían como familiares. Como esos espíritus tienen un poder
mágico mucho mayor que la persona promedio, pensé que serían los candidatos más adecuados para un
aprendiz si los hacía renacer como humanos.
—Siempre tienes ideas muy soberbias. La técnica de reencarnación es tu especialidad, así que supongo que
no sería imposible...
—Exacto. Bueno, vamos, entrégame dos o tres de tus familiares. —Me acerqué a Held, presionándolo para
que respondiera.
Buscar a alguien en la región de Evillious con talento mágico sería difícil y, sobre todo, no tenía tiempo.
Para cambiar el futuro de Lucifenia de caer en la ruina, necesitaba más que nada un hechicero aparte de mí,
para usar un cierto arte secreto.
Con la misma expresión en su rostro, Held abrió la boca con increíble lentitud.
—Pero, y no es que dude de tu sueño profético, no puedo imaginar que un país tan grande como ese se
arruine tan fácilmente.
—Creo que podría haber cierta participación de un "Demonio del Pecado Capital".
Los "Demonios del Pecado Capital": una vez, se habían creando siete "Contenedores del Pecado Capital"
en este bosque y luego se difundieron por todo el mundo. Morando en cada uno de estos contenedores había
siete demonios.
—Ciertamente, en los casos de Venomania y Conchita... las personas poseídas por los “Demonios del
Pecado Capital” causaron incidentes enormes. La princesa de Lucifenia... Su nombre es Riliane, ¿verdad? ¿No
exorcizaste ya al demonio que la poseía?
Una pareja de gemelos con una hermana mayor y un hermano menor había nacido de Arth y Anne. La
niña tenía seis años cuando me di cuenta de que estaba poseída por uno de los "Demonios del Pecado
Capital".
En ese momento, debido a que el Rey Arth de Lucifenia había muerto recientemente, se decidió que el
príncipe, que era el hermano menor, sería elegido como su heredero, y hasta que creciera, Anne gobernaría el
país como su guardiana. Pero uno de los ministros se había opuesto a eso, insistiendo en que Riliane era la
heredera legítima.
Y por ello, estalló un conflicto político entre los ministros.
Aquel ministro que se opuso al príncipe había conseguido que Riliane fuera poseída por un "Demonio del
Pecado Capital" que había obtenido de alguna parte, conspirando para convertirla en su marioneta. Solo supe
de esto más tarde, pero aparentemente él había planeado originalmente que el príncipe fuera poseído. Pero
había ocurrido un error, y el demonio había tomado a Riliane como anfitriona, lo que resultó en su
posicionamiento a favor de la princesa. Además, ese ministro conspiró para asesinar al príncipe.
Para proteger la vida del príncipe, el capitán de la guardia real, Leonhart, lo había escondido en la agitación
de la disputa y lo había acogido como su propio hijo. Y así lo hicieron para darlo por muerto, y que la reina
Anne fuera declarada gobernante.
Cuando terminó la lucha, el problema restante era el demonio que poseía a Riliane. Movilicé el poder
mágico que tenía y arranqué al demonio de su cuerpo. Como resultado, terminó perdiendo la memoria, pero
como pude conseguir el espejo de mano que había sido el "contenedor", supuse que todo había terminado.
—Sí, exorcicé al demonio de Riliane. Pero, ahora que ha crecido, ha sido poseída nuevamente. Además,
debido a que acompaña el crecimiento de su anfitrión, el demonio está aún más arraigado en su espíritu. ... No
puedo extraerlo con ningún hechizo de exorcismo ordinario.
—Por lo tanto, necesitas el “Arte Secreto Clockworker”.
—Así es. No puedo hacerlo sola, pero si tuviera otra hechicera excelente, tal vez...
—Así que aflojarás la atadura del demonio deformando el espacio-tiempo... ¿hm? Ese hechizo es tan
peligroso como poderoso. Si fracasas y las cosas van mal, la nación explotará. ¿Estarías preparada para destruir
tu propio país otra vez?
—... Estoy al tanto.
Eso era correcto; tal como dijo Held, una vez fui la causa de la destrucción de mi lugar de nacimiento. Para
ser exactos, había algunas partes en las que mi memoria no estaba tan clara, pero al menos la destrucción del
país, y el hecho de que la razón de ello fuera el "Arte Secreto Clockworker" y yo, eran cosas de las que estaba
segura.
—He aprendido desde entonces. Lo usaré sin problemas esta vez.
—Pero... sigue siendo peligroso.
—Cállate. Lo que más me preocupa es el por qué Riliane ha sido poseída nuevamente. ¿La purificación
inicial fue incompleta, o hay alguna otra razón...?
—O tal vez es que el “contenedor” está incompleto.
—¿El “contenedor”? ¿Qué quieres decir?
—Por cada contenedor, hay un demonio que habita en él. Pero, lamentablemente, han pasado cerca de
quinientos años desde que los “Contenedores del Pecado Capital” fueron lanzados al mundo. No está fuera de
discusión que un contenedor pueda haberse separado en varias partes.
—¿Estás diciendo que el espejo era un "contenedor" incompleto?
Saqué el pequeño espejo de mi bolsillo. Era un espejo de mano pequeño y sencillo que me dijeron que
Riliane había recibido cuando era pequeña. Ella dijo que lo recogió en la playa, seguramente como una trampa
puesta por el ministro. Tenía un sello talismán envuelto a su alrededor, por lo que había perdido su función
como espejo.
—Quizás ese espejo que obtuviste es poco más que una parte del "contenedor". Si suponemos que las
partes restantes están en otro lugar... Bueno, todo esto es solo una conjetura.
—De todos modos, no dejaré que sea como con Venomania y Conchita... No fracasaré otra vez. Esta vez
tengo que evitar que suceda —dije, burlándome de mí misma de manera transparente.
Hace quinientos años, Held me pidió que reuniera los “Contenedores del Pecado Capital”. Sin embargo,
no hice ningún esfuerzo serio en su solicitud. Como no sabía que ocurrirían catástrofes en el mundo como
resultado, para mí era poco más que simplemente "matar el tiempo".
Si hubiera sido más diligente sobre la recopilación de información durante esos incidentes, y hubiera
tomado medidas rápidas, entonces tal vez habría podido detenerlos. Si el que hizo la solicitud no hubiera sido
el tolerante de Held, me habrían despedido del cargo hace mucho tiempo.
—Elluka, sobre tu sueño profético... ¿qué fue, más concretamente hablando?
—Vi cuatro imágenes. La primera era la princesa Riliane en la guillotina en una plaza de la ciudad. La
segunda era una escena del palacio siendo rodeado de muchas personas empuñando armas. La tercera era la
marcha del ejército lucifeniano invadiendo Elphegort. Y la cuarta era la jefa de sirvientes, Mariam... muerta en
el jardín del palacio, apuñalada por la espalda. No sé a qué hora ni en qué orden se producirán estas imágenes.
—¿Cuál era la "púrpura"?
—La tercera, la del ejército lucifeniano. En otras palabras, una vez que Lucifenia invada Elphegort, ya no
podré cambiar el futuro.
Mis sueños proféticos tenían un "color" especial, claramente diferente de otros sueños. Con ese "color",
podía discernir si el sueño reflejaba el futuro o no.
Y así, si evitaba que ocurrieran los eventos en el "púrpura", podría cambiar el futuro representado en los
otros sueños. Por el contrario, si no podía detenerlo, ya no podría alterar los movimientos de los engranajes del
destino.
—Si las cosas no salen bien, ¿qué planeas hacer?
—Rápidamente escaparé de Lucifenia. No deseo quedar envuelta en ningún problema.
—... Bueno, si dijera que eso es lo normal en ti, ese sería el fin del asunto pero, ¿no es diferente esta vez,
Elluka?
Una ráfaga de viento sopló entre los árboles.
—... ¿Qué quieres decir?
—Perderás lo que obtuviste. ... Tienes miedo de ver eso con tus propios ojos. Esa es la causa de tu
motivación inusual esta vez, ¿no? Si quedarse significa ver morir a los que amas, entonces preferirías
abandonar todo y huir. Hiciste lo mismo con la “Catástrofe de Levianta”...
—¡Silencio! ¡Si no te detienes, te cortaré, viejo!
Enfurecida, golpeé la "cara" de Held con todas mis fuerzas. Pero solo terminé lastimándome el puño.
—Elluka. Quizás lo que estás haciendo no es realmente "justo". Para este mundo, quizás Lucifenia es un
país que es mejor dejar que decaiga.
—Lo sé... Lo sé. Desde el principio, no estaba actuando por el bien de la justicia, ¡ni nada de eso! Pero si la
causa de la caída de Lucifenia es un "Demonio del Pecado Capital", ¿no es mi trabajo evitar que ocurra?
—... Cierto. Bueno, podría considerar la cuestión de prestarte un aprendiz. Tengo sueño, así que... —Held
bostezó.
—¡Ah! ¡Oye! ¡Espera un segundo, viejo! ¡No te duermas, oye!
No importaba cuánto pateara y golpeara esa cara, Held no ofrecería una reacción. Una vez que se queda
dormido, nada de lo que haga sirve. Si no tenía suerte, no se despertaría en más de un mes.
—¡Viejo cabrón!
Sabía que no tenía sentido, pero en mi irritación incontrolable pateé la cara de Held una vez más.
Entonces...
Algo voló detrás de mí. Un ligero dolor se extendió por la parte posterior de mi cabeza, junto con un
ruido sordo. Cuando toqué el lugar donde había chocado, lo sentí pegajoso. Por un momento pensé que estaba
sangrando, pero no fue eso en absoluto. Mi palma estaba cubierta de un dulce aroma. Cuando me di la vuelta,
había una fruta roja rota tirada en el suelo. Era una fruta Pome. ¿Quién me arrojó un Pome inmaduro por
detrás?
—¡No molestes a Lord Held!
Podía escuchar la voz en el árbol, de una dirección diferente de donde había venido la fruta. Allí, vi un
pequeño petirrojo con hermosas plumas verdes. Cuando volví a mirar, mis ojos se encontraron con la culpable
de haberme tirado la fruta. Como esperaba, una pequeña ardilla me estaba mirando.
Quizás por ahora debiera defenderme ante el petirrojo, que era más probable que me escuchara.
—No estoy molestándolo, Michaela.
El petirrojo se llamaba Michaela. Es uno de los espíritus que sirve a Held. Normalmente, los espíritus son
seres con forma indeterminada, pero no podían ser vistos de esa manera. Estas chicas simplemente (bueno, los
espíritus no tienen género, por lo que llamarlos así podría no ser apropiado, pero prefiero pensar en ellos
como mujeres) tenían el poder de asumir la forma de animales del bosque, como lo estaban haciendo ahora.
Debido a ese poder, podían ser reconocidas por los ojos humanos, y además intervenir en el mundo de los
humanos.
Aunque solo los humanos como yo, que teníamos magia, podíamos conversar con ellas de esta manera, o
incluso escuchar sus palabras.
Naturalmente, la ardilla era un espíritu como Michaela, llamada Gumillia.
—No me parece bien, recurrir tan fácilmente a la violencia, Elluka.
—Hablando sin emociones como siempre, eh, Gumillia. O mejor, te aplaudo por tener el descaro de decir
eso mientras golpeas a la gente con cosas.
—Gracias.
—Eso no fue un cumplido.
Una vez más miré a Held, que dormía tranquilamente.
—Parece que vuestro señor ha comenzado a cabecear de nuevo. Supongo que volveré otro día —suspiré.
Michaela extendió sus alas y se posó sobre mi hombro izquierdo.
—Creo que sería lo mejor. Puedo sentir que alguien viene de muy lejos.
—Oh, ¿un peregrino para el Árbol del Milenio?
—Hmm ~ Eso me pregunto. Aunque no parece dirigirse hacia aquí... En cualquier caso, no seríabueno
que la hechicera de Lucifenia sea vista merodeando en un lugar como este, ¿no?
—Parece que has estado estudiando mucho a los humanos.
—Je je. Solo un poco. Escucho conversaciones de los peregrinos y personas como el leñador Pant, y cosas
así.
—¿Tienes interés en los humanos, Michaela?
—Sí. Pero Lord Held nos ha prohibido salir del bosque, así que... no mucho.
—Ah, bueno, tu señor es un imbécil.
—Ji, ji, supongo que lo es.
Michaela se rió, sonando como si cantara.
—Me iré. Hasta luego, espíritus.
Les dije adiós con la mano y caminé hacia la entrada del bosque.
Michaela y Gumillia, ¿eh? Por encima de todos los familiares de Held, tenían el poder mágico más fuerte.
Si tuviera que convertir a una en aprendiz, ¿cuál sería?

En mi camino de regreso, encontré a una chica caminando y agarrando una canasta, tal vez yendo al
bosque a recoger fruta. Esta debía ser de la que Michaela estaba hablando. Me escondí en la vegetación y
esperé a que pasara.
Qué inusual encontrar un Netsuma en Elphegort.
Pelo blanco y ojos rojos. En la mano derecha de esa chica dotada de los rasgos característicos del Clan
Netsuma había un moretón, como si alguien la hubiera golpeado. No solo su mano izquierda. Mirando más de
cerca había uno en su pierna izquierda y en su mejilla.
Opresión. Persecución. Rápidamente sacudí mi cabeza para negar esas palabras que vinieron a mi mente.
Probablemente consiguió esos moretones al caerse. Por lo que pude ver en su rostro, ella era realmente una
chica muy torpe, ¿no? Era imprudente de mi parte asumir de inmediato eso solo porque era una Netsuma.
Ella cruzó delante de mí y desapareció más profundamente en el bosque.
—¿Eh?
Al pasar, había dicho claramente:

—Lo siento por estar viva.

Ella no parecía haberse dado cuenta de mí. Estaba hablando sola.


Decidí no pensar en el significado de sus palabras.

Held, supongo que es justo como tú dices. Todo lo que hago es huir.

Dejé el matorral en el que estaba y comencé a caminar una vez más. Quería apurarme y regresar antes de
que terminara el día. Sería una molestia ser regañada por Mariam nuevamente.
CAPÍTULO 2
-SECCIÓN 1-
ESTA COSA LLAMADA HUMANO
-ESCENA 1-

Este bosque es muy pacífico.


Este bosque es muy aburrido.
Lord Held siempre me dice que eso es algo maravilloso.

En un milenio aprendí muchas cosas


Sobre la flor,
La semilla,
La piedra,
El manantial,
El viento,
La tierra,

Pero hay mucho que aún no sé.


No sé sobre nada más allá de este bosque.
No entiendo nada de los humanos que viven en el mundo exterior.

Así que no sé
Por qué ella está llorando.
No lo entiendo.

Quiero aprender más


Acerca de estas maravillosas criaturas llamadas "humanos".

-ESCENA 2-
Michaela ~ En el país de Elphegort, “Lago de la Diversión” ~

Un gran lago se extendía bajo mi mirada.


Había una brisa moderada y un cielo sin una sola nube.
Este era el clima ideal para volar como un petirrojo.
Había un gran lago al norte del bosque de Held. Parece que los humanos lo llamaban “El Lago de la
Diversión”. Una persona mayor que vino al “Árbol del Milenio” para una peregrinación el otro día habló con
orgullo a un joven que habían traído con ellos sobre la leyenda del lago. Según ellos, ese lago era un lugar
donde los espíritus que servían al gran dios de la tierra Held venían a jugar en las noches de luna llena. Y en
esas ocasiones, los espíritus producían gemas llamadas "Piedras Espirituales Azules". Se dice que si llevabas
esas gemas a tu casa y las enterrabas en la tierra, tendrías una cosecha extremadamente abundante.
Había sentido mucha nostalgia al escuchar esa historia, pero lamentablemente solo la mitad era verdad. En
realidad, nosotros los espíritus a menudo veníamos a ese lago a jugar hace mucho tiempo. En esa época
todavía había una cantidad razonablemente alta de humanos que tenían esa habilidad especial para ver
espíritus. Entre esas personas había un número considerable que, creyendo en la leyenda, capturaban espíritus
con la esperanza de obtener “Piedras Espirituales Azules”.
Hasta ese punto, era cierto. Pero la idea de que los espíritus producían esas “Piedras Espirituales Azules”
era completa y totalmente tonta.
Normalmente, los espíritus no podemos saborear nada del mundo natural, pero cuando nos
transformamos en animales... eso es otra cosa. Nunca teniamos hambre, pero había momentos en que
disfrutamos el gusto como indulgencia. Entre otras cosas, un artículo que nos gustaba era la Fruta Trauben.
El Trauben era una fruta púrpura azulada que se cultivaba a lo largo de la costa del lago, que crecía en
racimos. Aparentemente, los humanos usaron algún tipo de método para hacer de esa fruta una bebida
alcohólica. Cuando los espíritus ibamos al lago a jugar hace mucho tiempo, aquellos que la codiciaban trataron
de llevarse la fruta a casa. La historia de las "Piedras Espirituales Azules" debió haber sido producida por un
humano que vio eso y confundió la fruta con una piedra preciosa a la luz de la luna.
Más desafortunado que nada fue que, gracias a esas anécdotas, Lord Held prohibió a cualquiera ir al lago
después de eso, para evitar que algo le sucediera a más espíritus.
El Trauben no era una fruta del bosque de Lord Held. Así que había muchos espíritus que nunca lo habían
probado, y era extremadamente frustrante que, por mucho que les hablara sobre ella, no pudiera transmitir
adecuadamente su atractivo.
Ver es creer, como dice el dicho. Había ido al lago ahora con la esperanza de obtener algo de fruta
Trauben.
Iría en contra de lo que Lord Held dijo, pero aún era temprano, y si volvía de inmediato no habría ningún
problema. Elluka me dijo que casi no quedaban humanos ya que pudieran reconocernos como espíritus
mientras nos transformamos en un animal. Y de todos modos, Lord Held se preocupaba demasiado. El
bosque era un lugar grande, pero incluso los espíritus podíamos aburrirnos después de vivir mil años.
Mirando desde el cielo, supe rápidamente dónde crecía el Trauben. La costa occidental estaba teñida de un
púrpura azulado. Había un pequeño pueblo al norte, y allí residían los humanos que se ganaban la vida
haciendo vino (supuestamente así se llamaba la bebida alcohólica hecha de Trauben).
Sentí una repentina nostalgia al regresar a este viejo lugar.
Una vez que aterricé en la rama de un árbol cerca del campo, mi objetivo estaba justo ante mis ojos. Sin
pensar, tragué gorjeando en mi garganta el exuberante Trauben. Me sentí un poco incómodo al arrancar los
frutos que los humanos habían cultivado, pero muy pocos de ellos estaban maduros, por lo que
probablemente no les molestaría que tomara un poco.
Primero probé uno. La rica dulzura y el ligero sabor agrio llenaron el interior de mi boca. Sí, ¡estaba
delicioso! Estaba aún más bueno que en el pasado; ¿Era porque había pasado mucho tiempo desde que lo
probé, o porque la habilidad de los humanos en la agricultura lo había mejorado?
En forma de un pequeño petirrojo, no podía tomar ningún Trauben grande. Seleccioné un grupo que
parecía más sabroso, con un color más oscuro, y agarré tantos como pude con mis garras. Deberían ser
suficientes para que todos prueben algo.
Si les gustaba, todos podríamos ir a recogerlo la próxima vez.
Ah, pero si tomamos demasiados, podría ser malo para los humanos.
Más que eso, tal vez el problema era descubrir cómo mantener esto alejado de Lord Held.
Una vez más volé hacia el cielo. Estaba vacilando un poco, probablemente porque había conseguido con
avidez frutas grandes, pero no sería tan difícil volar de regreso al bosque.
Tambaleé en el aire y me di cuenta de que algo se me acercaba por detrás. Cuando me volví, había una
gran figura negra.
—¿Huh?
Estaba claramente apuntando a mí, siguiéndome a una velocidad increíblemente alta.
Sintiendo que estaba en peligro, me moví para ir más rápido; pero no era rival para la velocidad alcanzada
por las grandes alas de mi perseguidor. Ocho garras afiladas y gruesas se acercaban gradualmente.
—¡Por favor! Si estás haciéndome una broma, ¡basta! ¡Soy yo, Michaela! —grité de miedo, aunque cayó en
oídos sordos. El que me perseguía no parecía ser un espíritu, ni un amigo del bosque.
Inmediatamente después, todo mi cuerpo fue atacado con un impacto repentino. Golpeado por el dolor,
dejé caer el trauben. Cuando lo hice, él (¿o era ella?) se apartó de mí, persiguiendo la fruta que caía.
Ah, su objetivo era el trauben. Gracias a Dios, pensé... Y en ese momento lo sentí. El que me había
atacado... El pájaro negro Rollam había dejado una profunda herida en mi ala.
Mi ala derecha no se movía. La sangre revoloteaba en el aire.
No, esto era malo, ¡me estaba cayendo!
Habiendo perdido el control, mi cuerpo giró en espiral y cayó al suelo.

-ESCENA 3-
 
Michaela ~ En el país de Elphegort, "Pueblo Yatski" ~

Incluso cuando abrí los ojos, no podía decir dónde estaba.


Estaba rodeado de piedra procesada por todos lados, por lo que no podía ver el cielo. No se parecía a nada
de lo que había visto en el bosque.
«... No, he visto algo como esto antes».
¿Dónde fue? Rebusqué en mi cerebro cerebro. Ah, es verdad.
«La casa del señor Pant».
Pant era un leñador que vivía en el bosque de Lord Held junto con su esposa e hijo. Cuando me metí en su
casa varias veces, el interior se veía así. Simplemente se diferenciaba en que la casa de Pant estaba hecha
completamente de troncos, y este lugar parecía hecho con madera y piedra.
«Entonces sé que estoy en la vivienda de un humano, pero ¿cómo terminé en un lugar como este? Según
recuerdo, fui atacado por un pájaro negro Rollam en el cielo...»
El pájaro negro Rollam no era originario de Elphegort. Pero la bandada ocasional se solía perder en el
bosque. Recordé que tenían personalidades beligerantes, así que Lord Held me había dicho que estuviera en
guardia si me encontraba con uno.
«Qué mala suerte. Dejé caer el Trauben...»
Sea como fuere, por ahora necesitaba volver al bosque de inmediato. Lord Held y los otros espíritus
probablemente se preocupaban por mí.
Pero... ¿cómo salía de aquí?
Si estuviera en mi forma espiritual, sería posible irme al pasar por la piedra, pero no podía hacerlo como
un petirrojo. Si recordaba bien, había salido de la casa de Pant moviendo esa tabla llamada "puerta". Algo así...
¿era eso?
Traté de acercarme a esa "puerta", batiendo mis alas. Pero,
—¡Ay!
Un dolor intenso atravesó mi ala derecha. Ahora que lo pienso, las garras negras de ese pájaro Rollam
habían agarrado esa ala con toda sus fuerzas.
Además, cuando miré, vi que, comenzando por mi cuerpo, mi ala estaba envuelta en algún tipo de material
similar a una tela, lo que hacía que fuera demasiado difícil moverme. Aunque intenté deshacerlo de alguna
manera, la tela se desató a mitad de camino y se enredó aún más en mi cuerpo.
«Auugh-esto-¡maldita sea!»
—Oh, Dios mío, parece que te has metido en un problema.
Se oyó el sonido de la puerta abriéndose y entró una mujer humana. Ella sostenía una pequeña caja en su
mano derecha, ¿era esta la dueña de la casa? Parecía mucho, mucho más delgada que todos los demás humanos
que había visto. Esta anciana con el pelo blanco mostró una expresión rara, como si estuviera sorprendida al
verme pero también sonriendo.
—Creo que Clarith no pudo atar tus vendas limpiamente... Lo siento, pajarito.
Puso la pequeña caja a mi lado y me recogió suavemente. Después de desenvolver todo el paño de mi
cuerpo, comenzó a envolverlo a mí alrededor nuevamente. Tenía una herida mucho mayor que antes, pero
curiosamente me fue más fácil moverme.
—Tenemos que detener cuidadosamente el sangrado hasta que la herida pueda sanar.
Ah, ya veo, de modo que ese vendaje me cubría la herida. Nunca había tenido una lesión antes, así que no
lo sabía. ... ¿Hm? ¿Una herida?
... Está bien. No debería estar en forma de petirrojo en primer lugar. Una vez que haya deshecho mi
transformación, cualquier herida se curará en un momento, y luego volver al bosque será un asunto simple,
¿verdad?
¿Cómo es que no pensé en eso antes? Una vez que me decidí, inmediatamente... ¿Eh?
Traté de salir de mi transformación, pero no pude volver a mi forma original. Cuando pensé en por qué,
rápidamente recordé la respuesta. Solo podía transformarme cuando estaba en el bosque.
Escuché como la puerta se abría una vez más.
—... Estoy en casa.
La que dijo eso cuando entró fue una chica que también tenía el pelo blanco, con una expresión sombría.
¿Tenía el pelo blanco a pesar de ser considerablemente más joven que la otra mujer porque era su hija? Ella
sostenía una canasta grande con ambas manos.
—Bienvenida de nuevo, Clarith.
Al mirar a la mujer ligeramente sonriente, la chica llamada Clarith dejó la canasta que había estado
sosteniendo en la esquina de la habitación, su expresión no cambió.
—No estás bien, mamá, necesitas descansar.
—Puedes decir eso todo lo que quieras, pero siento que si no me deleito con la luz del sol de vez en
cuando mi salud empeorará aún más... Oh, sí, Clarith, el petirrojo se despertó.
Ella dijo "Mamá", ¿eso significaba que ellas dos eran madre e hija? Si es así, quizás el cabello blanco de esa
mujer no se debía a su edad.
Sonriendo, la madre colocó la pequeña caja que tenía al lado mío. ¿Que había adentro? Intenté echar un
vistazo.
«¡Waugh!»
Había lombrices de tierra retorciéndose por dentro.
Sonriendo de oreja a oreja, la mujer dijo: «Hora de cenar». Tal vez para un petirrojo normal esto sería todo
un deleite, pero como yo era un espíritu, los gusanos eran, bueno... mejor me contengo.
—Oh, querida, no va a comer.
—Entonces, ¿qué tal alimentarlo con esto?
Sin cambiar su expresión, Clarith fue a la canasta que había dejado en el suelo antes y sacó algo de ella.
Justo cuando pensaba que era una chica bastante esquiva, algo vino a mí desde ella.
«¿¡Eh, qué!? Esto es... ¡Fruta Trauben!»
Lleno de alegría repentina, no pude evitar morderlas. Justo en frente de mí, la madre hizo una expresión de
sorpresa.
—Normalmente se supone que un petirrojo come insectos... Eres un pájaro extraño, ¿verdad? Nunca he
visto un petirrojo con plumas verdes tan hermosas; tal vez eres la encarnación de un espíritu del bosque.
—Los espíritus son fantasías —Clarith interrumpió fríamente, dándole una mirada de soslayo a su
sonriente madre.
Pero hay espíritus ~ Hay uno devorando con avidez una fruta Trauben justo en frente de ti ~
—No hay tal cosa.
Al escuchar sus palabras, recordé a Lord Held lamentando que «¡los jóvenes de hoy no son lo
suficientemente beatos!». Pero hay espíritus, y dioses también.
—No hay espíritus ni dioses en este mundo... Si los hubiera, tú y yo no viviríamos una vida tan difícil,
mamá...
—Clarith...
—Este Trauben también... Es de tan mala calidad que nunca podría venderlo, a pesar de que maduró
después de que lo cuidara por tanto tiempo...
¿Mala calidad? ¿Era realmente así? Ciertamente, su forma estaba un poco distorsionada, pero el sabor no
era malo en absoluto.
Volviendo a su ceño fruncido que parecía contener las lágrimas, Clarith volvió a mirarme. Dijo: «... El
pájaro lo tiene fácil», y se volvió de nuevo hacia la puerta.
—¿A dónde vas, Clarith?
—... A la casa del jefe. Me han llamado allí hoy nuevamente.
Clarith salió con el ceño fruncido.
Su madre parecía increíblemente triste, pero cuando se dio cuenta de que me había terminado todos los
Trauben, volvió a la canasta para traerme más.
—Lo siento mucho, pajarito. En verdad, ella es una chica muy amable. Te trajo aquí cuando vio que
estabas herido, y tus apósitos también lo hizo ella misma. Así que, por favor, perdónala.
La madre una vez más sonrió.
Pero por alguna razón u otra, pensé que no era una sonrisa sincera.
¿Qué demonios era esa sombra que cubría sus corazones?

Pasaron dos semanas.


A pesar de que todavía me dolía un poco, mi ala se había curado. En dos o tres días más, podría volver a
volar hacia el cielo.
Su madre no estaba en buena forma, por lo que siempre estaba descansando en la cama. Por eso, mi
atención fue realizada exclusivamente por Clarith.
—Grüne, es hora de cenar.
Al principio Clarith había sido muy fría, pero poco a poco comenzó a mostrarme su sonrisa. Grüne era el
nombre que me había dado. Aparentemente significaba "verde" en Elphen. Era un nombre bonito, así que
también me había encariñado con él.
El Trauben que Clarith había dicho que no podía vender el otro día estaba siendo utilizado efectivamente
como mi alimento.
—¿Te gusta, Grüne?
«¡Oh, sí, está delicioso!»
Traté de responderle, pero para sus oídos solo era como si hubiera piado. Pero incluso si no pudiéramos
conversar, parecía que Clarith disfrutaba mucho su tiempo conmigo.
Ella me contaba lo que le sucedía por el día. «Hoy cometí un error», «Hoy me regañaron por hacer algo
mal», cosas así. ... Casi siempre eran historias sobre sus fracasos. Parecía que ella era lamentablemente e
irremediablemente torpe.
Tal vez no prestaban atención a las expresiones que hacía porque siempre era muy seria y centrada en la
tarea que tenía delante. Aparte de cuando estaba frente a mí, Clarith era, básicamente, inexpresiva.
Por mi bien, ella hizo una jaula con chatarra que había recogido. Estaba muy deformada y llena de
agujeros. Era algo de lo que podía escapar fácilmente cuando me apeteciera, pero aun así lo había hecho para
mí, cubriéndose las manos con arañazos en el proceso.
En la casa había una pequeña ventana. Como Clarith colocó la jaula junto a la ventana, los días en que el
clima estaba despejado, podía ver el mundo exterior.
Un día la vi trabajando en el campo con otros aldeanos. Mientras hacían cosas como tomar descansos
moderados (¿haciendo novillos?) y conversar, ella trabajaba duro, sin descansar ni hablar con nadie más. A
pesar de eso, su trabajo siempre era peor que el de ellos. Estaba claro que Clarith no tenía la habilidad, pero
también pude ver que una de las razones de eso era que, en comparación con las herramientas de todos los
demás, las suyas estaban en mal estado. Aun así, ninguno de los otros fue a ayudarla o echarle una mano; más
bien, incluso hubo algunos que a veces la obstaculizaron, haciendo cosas como tropezar con ella o pisotear su
tierra de labranza.
A pesar de recibir tan mal trato, la expresión de Clarith no cambió ni un poco. Ella siempre estaba
inexpresiva, siempre contundente. También era así con su madre, pero ciertamente su relación no eramala. La
única vez que Clarith mostraba su leve sonrisa era cuando estaba conmigo.
Había una diferencia obvia entre Clarith y las otras personas. Todos sus cabellos eran verdes, pero el de
Clarith era blanco. Pensé que era hermoso el ver la forma en que su cabello brillaba cuando estaba a la luz,
pero tal vez la causa de que fuera molestada era la diferencia en su apariencia.
Clarith tenía constantemente heridas en su cuerpo. Pude adivinar por sus historias que fueron provocadas
en gran parte por equivocarse en el trabajo o caerse. Pero había veces en las que tenía heridas y contusiones
graves. Rasguños tan severos que no podría haberlos recibido simplemente por caerse. Estaba preocupado por
ella, queriendo saber qué pasó, pero en momentos como esos Clarith se iba directamente a la cama sin
decirme nada.
Esas dos semanas, sentí... que había llegado a comprender a estas cosas llamadas "humanos" un poco más.

Al día siguiente, Clarith se dirigía nuevamente al trabajo, y su madre dormía como una muerta.
Hacía sol. Pero no importaba adónde mirara, no podía ver a Clarith. Tal vez ella había ido a recoger fruta
en el bosque. O tal vez ella estaba trabajando en algún campo que no podía ver desde ahí.
Escuché algún tipo de ruido desde la ventana. Al principio pensé que era mi imaginación, pero luego lo
escuché nuevamente. Justo cuando me preguntaba qué era, una ardilla apareció repentinamente desde el marco
de la ventana. La ardilla arrojó hábilmente su cuerpo a través de un agujero en la ventana, entrando.
—Finalmente te encontré, Michaela.
—... ¡Gumillia!
La verdadera identidad de la ardilla era Gumillia, otro espíritu. Seguramente habían ido a buscarme.
—Has sido capturado aquí, ¿eh? Ven, regresemos rápido a casa.
Con sus pequeñas manos, Gumillia desató el pestillo de la jaula y luego me hizo un gesto para que saliera.
Mi oportunidad de volver a casa había llegado mucho antes de lo que había pensado. Con esto podría
volver al bosque. Pero dudé en salir.
—¿Te vas a casa?
Al sonido de una voz, me di la vuelta. La madre, que pensé que estaba dormida, en algún momento se
había despertado y miraba en nuestra dirección.
—Tu amigo espíritu ha venido a llevarte, ¿eh?
—¿Huh? ¿Cómo sabes que soy...? —respondí sin pensar. No creía que mis palabras llegarían a ella.
—Bueno, lo supe desde el principio, ya ves.
—Estás bromeando. ¿Puedes oírme hablar?
—Hace mucho tiempo solía ser algo así como un chamán. Clarith no cree en ese tipo de cosas, así que me
quedé callada.
Me sorprendió eso. Había pasado mucho tiempo desde que conocí a un humano fuera de Elluka que
pudiera escuchar mis palabras.
—... Me cuidaste bien. Muchas gracias por salvarme.
—Yo soy quien debería de darte las gracias. Fue solo por poco tiempo, pero Clarith parecía realmente
divertirse contigo.
—... Sí, yo también me divertí.
Incluso si no podía hablar con ella, me había divertido, hice una amiga humana por primera vez. Aunque
tal vez si hubiera sido humano habría podido salir a jugar con ella y escuchar sus problemas.
—Han pasado años desde que la vi sonreír. Eres lo más parecido que Clarith tiene a un amigo, supongo.
—¿Clarith no tiene amigos?
—Puedes verla por la ventana, ¿no? Los Netsumas como Clarith son rechazados por los Elphes.
—Entonces, ¿las personas con cabello blanco son Netsumas y las personas con cabello verde son Elphes?
¿Tú también eres una Netsuma?
—Mi cabello blanco se debe a mi edad. Dicho esto, tampoco soy un Elphe, aunque parece que todavía me
rechazan por haber adoptado a Clarith. Aun así, estoy agradecida por haberme permitido vivir en esta aldea.
Si ella era su hija adoptiva, entonces ellas dos no eran realmente madre e hija. Podían ser familia a pesar de
no tener una relación de sangre, y también ser discriminadas solo por diferencias raciales. Los humanos eran
criaturas muy extrañas.
—Qué extraño que los humanos se metan con otros humanos sin ninguna razón.
—Jaja. Supongo que es algo que un espíritu no puede entender. Oh, cierto. Llévate este recuerdo contigo.
La mujer tomó un racimo de Fruta Trauben de la canasta y lo puso a mi lado.
—Gracias. De verdad, muchas gracias.
Expresé mi gratitud una vez más, y luego intenté agitar mis alas dos, tres veces. Me dolió un poco, pero
parecía que podía volar de todos modos.
—¡Volveré aquí a jugar de nuevo, lo prometo!
Salté por la ventana con Gumillia, que parecía haberse cansado de esperar. La madre de Clarith me
despidió todo el tiempo, sonriendo.

Llevando el Trauben conmigo, me dirigí al bosque. Estaba triste. Quería decirle adiós a Clarith.

-ESCENA 4-
Michaela ~ En el país de Elphegort, "El Bosque del Árbol del Milenio" ~

El “Bosque del Árbol del Milenio” donde residía Lord Held siempre estaba tranquilo. Pero la noche anterior
no lo estuvo en lo absoluto.
—¡Niño necio!
Esperándome en el bosque a mi regreso estaban las reprimendas enojadas de Lord Held. Realmente había
sido tonto, pensaba que él me daría la bienvenida amablemente y entre lágrimas.
Terminé teniendo que sentarme con él una noche entera mientras me hablaba sobre violar su ley y
abandonar el bosque, y aún más, desaparecer.
—¡Uuuugh, fue horrible ~! ¡No tenía que regañarme tanto ~! —lloré a Gumillia, quien supuestamente
había venido a consolarme, a la mañana siguiente. Sin embargo,
—Es tu culpa.
Qué fría.
—¡Pero no pude evitarlo! No sabía que iba a ser atacado por un pájaro negro Rollam, ¡no podía moverme!
—Es tu culpa, por salir del bosque por tu cuenta.
—Auuugh...
Desde lejos, los otros espíritus se reían de mí.
Gumillia siempre juzgaba todo callada y objetivamente. Era del tipo que siempre llamaba a las cosas por su
nombre. Aun así, ¡debería simpatizar conmigo, al menos un poco!
—Michaela, todos tenemos vidas eternas. Mientras Lord Held no se marchite, nosotros, sus dependientes,
nunca moriremos. Pero, eso es solo cuando somos espíritus. Si nos transformamos en animales del bosque,
podemos participar en el mundo de los vivos. Pero, al mismo tiempo, nuestros cuerpos pueden recibir
interferencias. Si recibimos heridas, podemos incluso morir.
—Es cierto, pero...
—Si murieras, desaparecerías de este mundo. Yo no quiero eso. Realmente, realmente no quiero que
desaparezcas.
Gumillia podía hablar con franqueza, pero no eran una mala persona, en lo absoluto.
—... Si eso es verdad, lo siento, Gumillia. No volveré a hacer algo así.
Pero si no podíamos interferir con el mundo de los vivos, ¿cuál era el significado de nuestra propia
existencia?
Fui a Lord Held y una vez más me disculpé por lo que había hecho. Y él mismo parecía haberse calmado
mucho.
—Por favor, trata de entenderlo. No me hagas preocuparme tanto, Michaela. Para mí tú eres una rama
preciosa, un niño precioso.
—Sí. Lo siento. Ya no saldré solo del bosque.
—Hm, me alegra oírte decir eso. Bueno, una vez más intentaré dormir...
Tan pronto como terminó de decirlo, Lord Held volvió a caer en un sueño profundo.
—Bueno, supongo que me comeré el Trauben con todos ahora que Lord Held está dormido.
Cuando comencé a moverme para volver a donde estaban todos, sentí una presencia. ... Alguien se
acercaba. ¿Era un peregrino? No parecía ser Elluka...
—¡Oh, Clarith! ¿Qué está haciendo aquí?
Clarith se arrodilló ante Lord Held, rezando. Ella dijo antes que no creía en los dioses, entonces, ¿por qué
estaba haciendo eso? Parecía susurrar algo en voz baja, así que fui a escuchar atentamente a su lado.
—Dios, no tengo amigos —murmuró Clarith. No pude examinar su expresión por culpa de su flequillo—.
Desde que nací, he sido perseguida y despreciada. Cuando era pequeña no podía entender por qué tenía que
pasar por tales experiencias. Cuando crecí, llegué a comprender que mi cabello blanco y mis ojos rojos eran
rasgos que no se aceptaban en este país. Hubo momentos en que me maldecían como una “niña demonio”, o
me quemaban con cruces ardientes.
Me dijeron que los Netsuma eran despreciados, pero no tenía idea de que debían soportar un trato tan
terrible. Su monólogo continuó.
—Mi corazón se fue debilitando constantemente y me volví tímida. No pude evitar el cómo las otras
personas se volvieron aterradoras para mí. No pude evitar sentir que las otras personas eran criaturas
completamente diferentes a mí, y que nunca debería entrar en contacto con ellas. Lo único que podía pensar
era que mi vida no valía nada. Y que no tenía sentido para mí el vivir.
Todavía no podía ver su expresión. Ahora estaba tan inexpresiva como siempre, pero aun así...
—Y luego, un día, encontré a Grüne, un petirrojo herido en el lago. Lo traje a casa y lo vendé. Siento que
el tiempo que pasé con ese petirrojo mientras lo cuidaba fue el más tranquilo que he tenido. Si podía confiar
en mí misma con ese petirrojo, entonces no había razón por la que no pudiera hacer eso con los humanos, con
quienes realmente podía comunicarme. Grüne me dio una pizca de valentía. Invité a una chica vecina para que
comiera conmigo. ... Su respuesta fue burlarse terriblemente de mí. Dijo que no quería comer con una
asquerosa Netsuma... Parece que pensar que podía comunicarme con otros humanos era una ilusión de mi
parte.
No le había dado nada a Clarith. Aun así, ella decía que mi existencia le había influido. Y eso, por el
contrario, había resultado en una nueva herida. Siempre me había quedado dentro de su casa, así que no tenía
idea de que le estaban pasando cosas tan tristes.
—Ayer Grüne se fue volando mientras yo estaba fuera. Pero creo que eso era inevitable. Probablemente
Grüne tenía amigos y un hogar al que volver... A pesar de que no estamos emparentadas, tengo a mi madre.
Así que no estoy sola. Pero mi madre tiene una enfermedad grave, y no le queda mucho más tiempo. No sé
cómo voy a seguir viviendo, una vez que esté sola...
Clarith temblaba ligeramente. Me acerqué para acurrucarme contra ella y mirar su cara.
—Dios, nunca antes había creído en tu existencia. Pero, si hay... cosas como dioses en este mundo...
Tenía las mejillas húmedas por las lágrimas. Pensé para mí mismo que era muy hermoso y también muy
triste.
—Quiero un amigo, no importa quién...

Clarith se había ido a su casa.


Había pensado varias veces en convertirme en un petirrojo. Pero no pude. Lo que ella necesitaba no era un
petirrojo. Era un amigo humano.
Hoy, de nuevo, probablemente trabajaría en el campo, regresaría a casa por la noche, cuidaría a su madre,
se iría a dormir y luego volvería a trabajar al día siguiente. Todo el tiempo guardando su soledad en su interior.
Lamentablemente, el dios con el que Clarith había estado hablando estaba roncando en la tierra de los
sueños. Su pedido no le había llegado. El único que había recibido el grito de su corazón era yo. Pero yo...
siendo que no soy ni un dios ni un humano, no podía concederle su deseo.
Todo era extremadamente frustrante.
Varios días después, una vez que Lord Held finalmente se había despertado, le consulté sobre Clarith.
—Hmm, una Netsuma ¿eh? Así que todavía quedan algunos en Elphegort. No hay tanta como en el
pasado, pero parece que todavía hay algo de discriminación por parte de los Elphes.
—¿No puedes hacer algo al respecto? ¿Y si ella se fuera a otro país?
—Quizás estaría mejor si se fuera a otro país. Pero puede ser difícil llevar a su madre enferma. Y es más
difícil de lo que puedes imaginar dejar un lugar donde te has acostumbrado a vivir. Eso lo has experimentado
tú misma, Michaela.
—Sí, eso es verdad. ... Auuugh, ¿no hay una buena solución...?
Clarith me había cuidado e hizo una jaula para pájaros. Ella me había dicho muchas cosas. ... Quería hacer
algo por ella.
—Michaela. Te lo dije antes, pero no debes estar tan involucrado con los humanos. No son como
nosotros. Los dioses y aquellos cercanos a los dioses no deberían interferir con el mundo humano.
Él siempre decía eso. Así que nos aseguramos de hacer todo lo posible para no salir del bosque y evitar
involucrarnos con los humanos.
Pero...
—¿Realmente tienes derecho a decir eso, Held?
Miré en la dirección de donde provenía la voz, y allí estaba una mujer de cabello rosado y hechizantemente
hermosa.
Era, de hecho, la hechicera, Elluka Clockworker. Era amiga de lord Held y una mujer extraña que servía al
país vecino de Lucifenia. Lord Held dijo que ella era “humana”, pero nunca había visto a otro humano fuera
de Elluka que hubiera seguido viviendo durante casi quinientos años. Aún más, cuando conocí a Elluka, ella
tenía una apariencia diferente a la que tenía ahora. Su cambio no era por crecer ni nada, ella era una persona
completamente diferente. Parecía que Elluka usaba periódicamente algo llamado “Técnica de Intercambio de
Cuerpos” para mudarse a un nuevo cuerpo para preservar su larga vida.
Sin embargo, habían pasado más de trescientos años desde que Elluka había cambiado a su forma actual.
¿Tenía algún tipo de secreto para preservar su hermosa apariencia?
Suavemente apartó un mechón suelto de su largo cabello que estaba en su mejilla, y se acercó a Lord Held,
sonriendo levemente.
—Si dices que no interfieres con los humanos, ¿cómo llamarías a lo que estás haciendo con “eso”?
—Elluka... nunca he tenido ninguna relación directa con los “Contenedores del Pecado Capital". Es
específicamente porque no puedo involucrarme que le pedí a usted, un “humano”, que se encargara.
Para mí, eso parecía una respuesta, pero también sentía que no lo era. Solicitar cualquier cosa de un
“humano” en sí mismo era una interferencia, ¿no? Era un poco extraño que Lord Held, que había prohibido
involucrarse con humanos, tuviera una amistad con Elluka en primer lugar.
Elluka continuó hablando, aparentemente sin darse cuenta de lo que estaba pensando.
—Es verdad. Pues bien, ¿qué has decidido? ¿Has pensado en nuestra charla de antes?
—¿Qué charla? —preguntó Lord Held en un tono desconcertado.
Ante eso, Elluka inmediatamente frunció el ceño, haciendo pucheros. Echando a perder su bella imagen
duramente ganada.
—¡No esquives la pregunta, viejo! ¡Hablamos de convertir a uno de tus espíritus en humano y convertirlo
en mi aprendiz!
—Oh, me había olvidado por completo de eso. Pero...
—¡¿No te dije que los Contenedores del Pecado Capital están involucrados?! ¡Cualquiera sea el caso, tengo
que entrenar a un aprendiz antes de que mi sueño profético se haga realidad y exorcizar al “demonio” de
Riliane! ... Y hay otra cosa que me preocupa. —Elluka de repente miró hacia el cielo del noreste—. Es débil,
pero puedo sentir la presencia de un “Contenedor del Pecado Capital” en Elphegort. Tal vez las partes
restantes del espejo del que hablaste antes... están en algún lugar de este país.
—Ya veo... —Después de pensarlo por un momento con el ceño fruncido, Lord Held miró a mi alrededor,
a los otros espíritus y a Elluka, y luego finalmente abrió su boca lentamente—. Si ese es el caso, entonces qué
tal esto: le prestaré dos de mis espíritus. Uno de ellos debe criarlo como su aprendiz. Pero el otro se quedará
en este país, y haré que busque el “Contenedor del Pecado Capital”. Si todo va bien, todo este asunto se
resolverá.
—... ¿Estás seguro? Para ser sincera, pensé que era más probable que te negaras —dijo Elluka,
cuestionando los motivos de Lord Held.
Yo mismo había pensado lo mismo. Acababa de decirme que no interfiriera con los humanos, después de
todo.
—Hasta ahora he presenciado cómo nacían varias cosas en este bosque. Árboles, flores, insectos,
animales... y los “Contenedores del Pecado Capital”. Pero aunque lo vi, nunca asumí la responsabilidad sobre
ellos. Nosotros los dioses hemos sido negligentes en nuestros esfuerzos. Quizás sea nuestra recompensa que el
mundo se haya separado de las manos de los dioses y que los humanos lo hayan pisoteado.
—Held...
—Es una desgracia que los “Contenedores del Pecado Capital” nacieran de este bosque. Por todos los
derechos, debo asumir la responsabilidad sobre eso. Pero como puede ver, no puedo moverme de aquí. Aun
así, siempre he pensado que debería ayudarte al menos un poco, en lugar de depender solo de ti para hacerlo.
... Sin mencionar que, por lo irresponsable que eres, no sé cuántos siglos más te llevaría hacerlo sola.
—Sí, sí, perdóname por existir. Bueno, entonces, ¿a quién debo llevar?
—Gumillia sería un buen aprendiz. Es muy sensato: debería poder asegurarse de que no eludes tus tareas.
—Así que tendré una niñera, ¿eh? ...
—El otro será... Michaela, ¿qué te parece?
—¿Eh?
Miré a Lord Held, la conversación de repente se volvió hacia mí.
—Parece que te interesan los humanos. También podrías aprovechar la oportunidad para estudiarlos más.
... Haz tu mejor esfuerzo para no hacer nada imprudente. Elluka, tu límite de tiempo es de tres años. Una vez
que hayan pasado esos tres años, devuélvalos como espíritus. Si puede prometer hacer eso, le concederé su
solicitud.
—Eso es suficiente. Lo tendré todo terminado para entonces.
La conversación entre Lord Held y Elluka continuó.
¿Qué significaba esto? Había mucho sobre su discusión que era demasiado difícil de entender, así que no
lo había captado por completo. Pero, cuando todo estuvo dicho y hecho...

«¿Eso significaba que me iba a convertir en un humano?»

–Varias horas pasaron tras eso.

Me dirigía a un lugar un poco más al oeste del corazón del bosque donde residía Lord Held. Según él,
había un lugar allí que era el más adecuado astrológicamente para realizar rituales. A mitad de camino por el
bosque, Elluka murmuró: «Held nos está cuidando a su manera. A ti y a mí.»
—¿A mí?
—Jo jo, o de lo contrario está tratando de usarte. El miedo al cambio solo puede evitar que sigas adelante.
Tal vez Held está tratando de hacerte entender más a los humanos al hacer que te mezcles con ellos, ¿hm?
—Ngh, no lo entiendo.
—No tienes que hacerlo. Debes hacer lo que mejor te parezca.
—¿Como tú lo haces?
—Jajaja, supongo que tienes razón.
Después de hacer una risa peculiar, la expresión de Elluka parecía estar muy lejana. ¿En qué estaba
pensando?
Cuando llegamos a nuestro destino, Elluka comenzó a inscribir un círculo mágico en el suelo. Finalmente
iba a realizar el ritual para encarnar a Gumillia y a mí como humanos.
—¿Qué deberíamos, específicamente, estar haciendo?
—Bien, necesito que las dos tengan en mente la imagen de una persona de entre todos los humanos que
han visto hasta ahora. Si pueden, una bella mujer Elphe.
—Entre todos los humanos que hemos visto…
—Esa será vuestra apariencia como humanos. Ser un Elphe sería especialmente conveniente para ti
Michaela, ya que vivirás aquí en Elphegort. Ah, pero que no sea un humano que esté vivo en este momento.
Elegid uno que haya muerto como mínimo hace cincuenta años. Y asegúrense de que no haya superposición
entre ustedes dos. Sería bastante problemático tener dos personas con la misma cara, después de todo.
Después de explicar todo eso rápidamente, Elluka pareció recordar algo y lanzó un profundo suspiro.
Gumillia y yo nos preguntamos los nombres de las mujeres en las que habíamos pensado, para asegurarnos
de que no habíamos elegido la misma.
—... Por cierto, ¿por qué una mujer hermosa? No tenemos un género en primer lugar, entonces, ¿no
funcionaría un hombre igual de bien...? —pregunté.
Elluka respondió, sin dudar ni demorar,
—Mi preferencia.
Luego hizo un sonido de satisfacción. Parecía que había terminado de inscribir el círculo mágico. Tenía
una forma algo deformada, tal vez porque estaba hecho a la fuerza en la tierra.
—¿Va a ir bien con ese garabato?
—Esto es solo una formalidad. Bueno, entonces, comencemos.
Para ser sincero, estaba extremadamente nervioso. ¿Funcionaría realmente esto?
—¿Bien? ¿Tenéis la imagen correcta en vuestras cabezas? Una elección bella, recordad. Pues bien, vamos...
En ese momento sonó la voz de Elluka, mi conciencia fue asaltada con la sensación de flotar en el aire.
Mi conciencia flotaba alta, muy alta, imposiblemente alta.
Superando el bosque, superando las nubes, superando incluso el cielo.
Y, allí, había un espacio que no tenía nada.
Inmediatamente después, descendí.
Estaba cayendo, cayendo, cayendo por completo.
Caí a una velocidad mucho más rápida, desde una altura mucho más alta, que cuando ese pájaro me atacó.
Me caí, y al acecho esperándome donde estaba cayendo estaba ella.
Ella estaba llorando, perseguida por algo, sosteniendo a dos bebés en sus brazos.
Fue allí donde mi conciencia se apagó.

-ESCENA 5-
Michaela ~ En el país de Lucifenia,
“El Bosque de la Confusión/Casa Abandonada” ~

El bosque en el que Lord Held y el resto de nosotros vivíamos se extendía aún más allá de las fronteras del
país de Lucifenia. Los humanos llamaron al lado norte del gran bosque, la parte que pertenecía a Elphegort,
“El Bosque del Árbol del Milenio”, y llamaron al territorio meridional de Lucifenia “El Bosque de la
Confusión”. En ese momento estábamos usando una casa abandonada que Elluka había encontrado en este
“Bosque de la Confusión” como un lugar de entrenamiento y un lugar temporal para vivir.
Según Elluka, este era un edificio de hace aproximadamente quinientos años. Quizás porque no se había
mantenido muy bien, cuando llegamos por primera vez estaba muy andrajoso. Sin embargo, había algunos
signos de vida relativamente nuevos allí (como si algunos ladrones hubieran logrado esconderse ahí en el
pasado, ese tipo de cosas); Encontrar cosas como cubiertos y muebles en el interior fue un regalo del cielo.
Usando esa casa, las tres pudimos lograr resguardarnos de la lluvia. Aunque solo era adecuado como hogar
temporal.
—Oye, oye, es de mañana ~ Hora de levantarse ~ ¡Es hora de entrenar!
Golpeé una sartén oxidada con un cucharón, despertando a Elluka de su sueño. Elluka se levantó
apresuradamente de su colchón ante el fuerte ruido metálico, frotándose los ojos soñolientamente.
—Aah, buenos días Michaela. Madrugadora como siempre, ¿eh? ...
—Buenos días. Gumillia también se levantó temprano. Ya desayunó y salió. ¡Vamos, más rápido, más
rápido, Elluka!
—Sí, sí, me estoy vistiendo... ¿Oh?
Elluka se movió para mirarme a la cara, como si hubiera notado algo.
—Michaela, tienes legañas en tus ojos ¿eh ~? La apariencia de una mujer es muy importante. Ve a lavarte
la cara correctamente.
—Vaaaale.
Me aseguré de que Elluka no volviera a quedarse dormida, y luego salí de la casa. De pie, ahí fuera, había
una chica solitaria, jugando ligeramente con su corto cabello verde.
—Gumillia, Elluka está despierta. Creo que ella saldrá en un momento.
—Lo entiendo. ... ¿A dónde vas, Michaela?
—Voy a lavarme la cara ~
Había un pequeño pozo cerca de la casa abandonada. El agua era tan extremadamente clara que era lo
suficientemente confiable como para usarla como agua potable. Me asomé al pozo y me miré a mi misma. Era
una chica de ojos verdes, con el pelo recogido en largas trenzas verdes y la cara aún con algunos rastros de
inocencia. Sonreí, y ella hizo lo mismo.
Sí, la persona que se veía en este pozo era la actual yo.
Era la cara de una Michaela que se había reencarnado en un humano.

Aparte de cierta confusión con nuestros recuerdos inmediatamente después de convertirnos en humanas,
nuestra reencarnación parecía haber ocurrido sin problemas.
Hubo algunos preparativos preliminares elaborados que necesitábamos hacer para integrarnos en el
mundo humano. Historia del país, geografía, costumbres, estilo de vida... Comenzamos a tomar lecciones de
Elluka sobre todo tipo de cosas, todo el conocimiento esencial para vivir en el mundo humano, y pronto había
pasado un mes entero. Durante ese tiempo también nos enseñó sobre los humanos en los que nos habíamos
reencarnado.
Cuando se reencarnó, Gumillia había imaginado la apariencia de la primera primer ministra de Elphegort,
Gumina Glassred. Siendo una Elphe, Gumina había vivido como una noble en Asmodean; sin embargo,
después de desertar a Elphegort por alguna razón (según Elluka tenía alguna conexión con el “Evento
Venomania”), a menudo visitaba a Lord Held en peregrinaciones (ella había sido un entusiasta seguidora de la
secta Held). Gumina era una mujer que tenía una noble apariencia, una mirada que contenía cierta pena, y
estaba rodeada de un humor muy peculiar. Había estado viva hace más de trescientos años.
Pensé que el porte tranquilo de Gumina se adaptaba perfectamente a la apariencia externa de Gumillia.
Por otro lado, al ver mi apariencia después de reencarnar, la expresión de Elluka había cambiado para ser
algo desconcertada.
—Elegiste la apariencia de la “Pecadora Original” de entre todas...
El villano más atroz que había sido el impulso para la creación de los "Contenedores del Pecado Capital”,
la “Pecadora Original”. Yo personalmente había presenciado el evento que ella había causado... Había sido una
terrible tragedia. Pero, además de sentir miedo por la aparición de esta mujer que se había vuelto loca después
de ser poseída por la malicia, también pensé que era hermosa.
Elluka trabajaba en el palacio y, como era de esperar, no podía quedarse en la casa abandonada todo el
tiempo, así que de vez en cuando volvía a su hogar. Debido a que la princesa que se había convertido en
monarca se estaba volcando egoístamente en el lujo en ese momento, parecía que esto se había vuelto bastante
difícil para ella.
Aprovechando cualquier momento que pudiera dedicar, Elluka nos enseñaba varias cosas sobre el mundo
humano y también sobre la magia. Aunque esa parte se hizo principalmente para Gumillia, que iba a ser la
aprendiz. Sin embargo, también me asignó lecciones en el hechizo necesario para encontrar los "Contenedores
del Pecado Capital”. Y ese hechizo fue...
—Bien. Bueno, Michaela, intenta cantar ahora como te enseñé.
—¡Vale! ¡Bien, aquí voy!
Miré al cielo, abrí la boca y respiré hondo. Luego, con un ritmo tranquilo, canté una melodía suave.
—Lu Li La, Lu Li La—~ ♪
Mi voz era lo suficientemente fuerte como para superar el bosque, superar el cielo y resonar en toda la
región. Pero lo hice para que no fuera áspero, sino que envolviera suavemente las plantas, los animales y los
humanos. Puse tales sentimientos en mi voz mientras cantaba.
Cuando terminé de cantar, cerré los ojos en silencio y me centré en mis oídos.
—... Bueno, ¿Michaela? ¿Escuchas algo?
—Sí...
El eco que se había extendido por todas partes rebotó y regresó a mí. ... Dentro del eco había una cosa que
era diferente... Una leve disonancia impura que se había mezclado con los otros sonidos.
—¿Sabes de dónde viene ese ruido?
—En algún lugar al norte de aquí... En algún lugar fuera del bosque de Lord Held... pero, no puedo decir
el lugar específico...
—Ya veo. ... Bueno, eso está bien. —Elluka aplaudió ligeramente. Esa era una señal de que la lección de
hoy había terminado—. No tienes que saber los detalles ahora mismo. Después de esto, Michaela, deberías
cantar por tu cuenta varias veces, hacer algunas pruebas y cometer errores. Si practicas, podrás especificar una
ubicación más precisa.
Había lanzado una cantidad minúscula de magia de detección en la canción como resultado de todos los
estudios que hice bajo las instrucciones de Elluka. Esa forma de hacer las cosas me convenía más. Después de
aproximadamente un mes, esa fue la única magia que pude aprender. Aunque mi posición era principalmente
el estudio del mundo humano, no había mucho que hacer al respecto.
En cuanto a Gumillia, parecía que era una genio en las artes mágicas, mucho más de lo que Elluka había
anticipado. Había llegado a ser capaz de predecir con casi total precisión el clima del día siguiente, y ahora
también podía hacer que las flores marchitas florecieran de nuevo. Después de esto, parecía que sería recibida
oficialmente como la “Aprendiz de la Hechicera del Palacio”, y comenzaría su entrenamiento para hechizos
completos.

Nuestras vidas juntas terminó ese día. Después de esa mañana, emprendería sola la búsqueda de los
“Contenedores del Pecado Capital”.
—Primero deberías ir a la capital, Aceid. Hay mucha gente allí, así que debería ser fácil reunir información
—me dijo Elluka, en medio de nuestra última cena juntas.
—¿Ir a... Aceid?
—Sí. Verás, el patrón hasta ahora es que los “Contenedores del Pecado Capital” sean propiedad de
personas influyentes, siendo antigüedades para ellos. Algunos sospechosos serían el rey Thorny Elphen, el
duque Parkage Meld y el líder de la asociación comercial, Keel Freezis... Todos viven en Aceid, así que deberías
intentar comenzar por allí.
—Vale... lo entiendo.
Mi cabeza se había mareado un poco. No pude responder adecuadamente a las palabras de Elluka.
—¿Qué pasa? ... Te ves un poco pálida.
—Mi cuerpo se ha puesto un poco... caliente...
—Oh, ¿estás enferma? Cuídate, a diferencia de cuando eras un espíritu, los cuerpos humanos pueden tener
hambre y enfermarse. Si no te cuidas, no podrás recuperarte.
Ahora que lo pienso, hubo varios momentos después de que me convirtiera en humano en los que me
sentía enferma. En comparación con mi condición actual, casi no eran nada, así que realmente no le había
dicho nada a Elluka.
—Eso nunca sucedió, cuando era una ardilla —agregó Gumillia, mientras tomaba un poco de pan.
—Eso se debe a que tu transformación en un animal proviene del poder de Held. No confundas mis
habilidades con las de un dios. La transformación y la reencarnación son diferentes en primer lugar. En este
momento, aparte de vuestra habilidad mágica, ustedes dos no son diferentes de los seres humanos comunes.
No olvidéis eso —nos advirtió Elluka, algo enfáticamente. Aparentemente era una situación muy diferente de
cuando me transformé en un petirrojo.
—Vale...
—Por hoy deberías tomarte esto y descansar pronto.
Elluka sacó algún tipo de polvo de su mochila. Parecía que eran hierbas medicinales.

Me tragué las hierbas que había obtenido de Elluka y me fui a la cama inmediatamente después.
—Partiremos pronto.
A la mañana siguiente, cuando me desperté, las dos ya estaban preparadas para salir de la vieja casa.
—Fue solo por poco tiempo, pero muchas gracias por esto. ... Cuídense.
—Tú también. ¿Cómo te sientes? ¿Estás bien ahora?
—Parece que la medicina hizo su trabajo. Me siento mucho mejor.
Cuando me volví hacia Gumillia, sintiendo su mirada sobre mí, pude ver que parecía bastante preocupada.
—Michaela, estarás sola. Estoy preocupada.
Tomé la mano de Gumillia y le sonreí.
—¡No te preocupes! Yo, como espíritu, vivía en Elphegort antes, ¿verdad? Este es el territorio natal de
Lord Held, así que no tengo nada de qué tener miedo. Ten cuidado. No sé cómo es Lucifenia más allá de esta
parte del bosque.
—Michaela…
Había muchas veces en las que Gumillia no tenía expresión, probablemente porque todavía no sabía cómo
hacerlas. Ese tema en realidad parecía ser un fuerte para mí, ya que recibí el elogio de Elluka.
Le dediqué una gran sonrisa, y Gumillia sonrió en imitación. Pero su expresión todavía era algo
antinatural, y parecía menos una sonrisa y más una mirada penetrante. Gumillia habló con esa horrible sonrisa
en su rostro.
—Michaela, si te enfrentas a cualquier peligro, iré a salvarte. Pase lo que pase, iré a salvarte.
—Gracias, Gumillia. Y cuando estés en problemas, iré a salvarte también.
La abracé suavemente. Podía sentir los latidos de su corazón contra mi cuerpo. No lo sabía cuando era un
espíritu, pero los cuerpos humanos eran muy cálidos.
—Held dijo que la fecha límite era de tres años. Deberíamos asegurarnos de que todo esté hecho para
entonces... En cualquier caso, una vez que nuestros objetivos estén completos, reunámonos las tres aquí.
Ante las palabras de Elluka, ella y Gumillia finalmente comenzaron a caminar hacia Lucifenia.
–Después de eso, pronto terminé con mis preparativos de viaje y salí de la cabaña.

No pude cumplir mi promesa final a Elluka.


Es decir, el “Yo” que había renacido como humana.
Esa sería la última vez que las vería a las dos como un ser humano.
CAPÍTULO 2
-SECCIÓN 2-
LA DONCELLA DEL ÁRBOL Y LA HIJA DE BLANCO
-ESCENA 1-

Mi cuerpo está caliente y mis piernas son inestables.


Ni siquiera sé a dónde estoy tratando de ir en este momento.
Mi visión está distorsionada. Aun así, apenas logro mantenerme consciente.
De una forma u otra, sigo adelante.
El zumbido en mis oídos es terrible. Quizás es mi imaginación, pero parece que alguien está gritando.
La voz gradualmente se vuelve más fuerte. Y proporcionalmente mi paso se vuelve más pesado.
Me esfuerzo por evitar caerme y caminar.
Finalmente, el gran árbol entró en mi campo de visión.
Lord Held...
Lord Held hará algo para ayudarme...
Muevo mis pies, principalmente tratando de arrastrarlos, y desesperadamente extiendo mi mano derecha
frente a mí...

Solo... un poco más cerca de Lord Held...


De repente, la voz que grita se desvanece. Y ya no puedo ver el gran árbol.

–Mis pensamientos caen en una profunda, profunda oscuridad–

-ESCENA 2-
Michaela ~ El País de Elphegort, “Pueblo Yatski/Casa de Clarith ~

—... Ah.
Cuando volví a estar consciente, vi un techo que me era familiar y la cara de Clarith.
Me dolía demasiado la cabeza, y no podía mover mi cuerpo como quería.
Entonces, ¿cómo fue que vine a descansar en la casa de Clarith? Lo último que recordé fue que había
estado tratando de saludar a Lord Held antes de ir a Aceid. A mitad de camino, mi cuerpo había empeorado, y
luego... ¿y luego?
—¿Estás despierta? ... Todavía tienes fiebre, así que por favor sigue descansando.
Clarith recogió la tela que había puesto en mi frente y puso una nueva. Se sentía agradablemente fresco, tal
vez porque estaba empapado en agua.
—Uh, yo...
—En el bosque... te habías derrumbado ante el Árbol del Milenio. Sé que probablemente eres reacia a ser
cuidada por una Netsuma como yo, pero... por favor, aguanta hasta que la fiebre haya bajado al menos.
Por las palabras de Clarith, recordé que tenía la forma de un Elphe y que había perdido el conocimiento
cuando estaba con Lord Held. Por cierto, eso significaba que era la primera vez que conocía a Clarith mientras
estaba en esta forma.
No podía hacerle saber que mi verdadera identidad era la de un espíritu, así que no podía decirle nada de
eso. Elluka había sido muy severa al respecto cuando habló sobre ello. Esta era nuestra primera reunión.
Respiré profundamente para estabilizarme y luego expresé mi gratitud.
—No pasa nada. Me salvaste; Estoy realmente agradecida, gracias.
Fui reencarnada como una humana, y luego me entrenaron en magia a la que no estaba acostumbrada...
Sin saberlo, supongo que mi cuerpo había sufrido una gran carga. Incluso levantarse era problemático. Los
cuerpos humanos eran muy inconvenientes. Me preguntaba si Gumillia estaba bien.
—¿Dónde estoy?
—Estás en el pueblo de Yatski. Está justo al norte del Bosque del Árbol del Milenio. ... Aunque tal vez
sería más fácil ubicarte si dijera que estamos entre Aceid y el Lago de la Diversión. Esta es mi casa. ... Aunque
lamento muchísimo que sea tan pequeña y esté tan sucia.
Clarith habló con los ojos bajos, su voz era tímida. Su acobardamiento no parecía ser solo nerviosismo al
tratar con alguien que nunca había conocido antes.
—Oh no, como dije, no te preocupes por eso... Realmente estoy agradecida de que me hayas salvado.
—Sonreí con la esperanza de aliviar un poco los nervios de Clarith, una vez más expresando mi
agradecimiento—. Me llamo Michaela. ¿Cómo te llamas?
—... Me llamo Clarith. Um, señorita Michaela, ¿por qué estaba en un lugar así...?
—¿Hm?
—Um, bueno, por casualidad iba al Árbol del Milenio... pero es inusual que otras personas estén allí...
Mi corazón dio un vuelco por la pregunta de Clarith. Ahora que lo mencionaba, recientemente era muy
raro que hubiera alguien del bosque, o incluso del pueblo, cerca de Lord Held.
—Eh, ah, ya ves, en realidad estaba... tratando de ir a Aceid.
—Si ibas a Aceid, ¿por qué estabas en el bosque? Al otro lado del bosque está Lucifenia.
—Sí, bueno, ¡vine de Lucifenia!
Tal como dijo Clarith, el país más allá del bosque era Lucifenia. Así que la gente de Elphegort no
necesitaba pasar por ahí. E incluso si se elige expresamente no atravesar el bosque, hay varios caminos que se
pueden tomar.
Lo dije por impulso, pero eso fue un error. No conocía mucho sobre Lucifenia aparte del “Bosque de la
Confusión”. No tenía la confianza para responder si ella se entrometía demasiado en mi tapadera.
—¿Eres un Elphe pero vives en Lucifenia?
—S-sí. En Lucifenia viven muchas razas diferentes...
... Eso es lo que me dijo Elluka. Elluka era una lucifeniana, así que tenía que estar en lo cierto.
—En realidad nunca he ido allí... Es así, ¿no?
Hubo un corto silencio. ¿Qué debería decir en un momento como este? Miré en silencio la cara de Clarith,
preocupada por si ella me creía o no. Sus ojos parecían tener lágrimas formándose en ellos.
Cuando la miré sin pensar, Clarith se secó los ojos avergonzada, tal vez al notar mi mirada.
—¡L-lo siento! ¡Lo siento mucho! ¡Lo siento por estar viva!
No sabía si Clarith estaba actuando así para ocultar su vergüenza o no, que de repente gritaría algo tan
erráticamente... No, no tenía que ir tan lejos... Cuando había sido un petirrojo, había pasado poco tiempo con
ella, pero ¿siempre había sido una persona tan abyecta?
—Hey, Clarith. No provoques tanto alboroto delante de una persona enferma.
Escuché una voz desde más adentro de la casa. Era la madre de Clarith.
—Hice un poco de sopa, ¿quieres comer, señorita Michaela?
Con un cuenco humeante en la mano, su madre entró tranquilamente en la habitación. Recordé la primera
vez que la conocí, como un petirrojo, y miré tímidamente dentro del cuenco; para mi alivio, no había gusanos
adentro.
—Espera un momento, voy a sazonarlo un poco.
—¡Ah, mamá!
Clarith, nerviosa, evitó que su madre sacara algo de su pequeña caja. Y luego agarró el tazón que contenía
la sopa y lo tendió delante de mí. ... Quería pensar que ver algo que parecía una oruga peluda en esa caja había
sido solo mi imaginación.
Tomé el cuenco de las manos de Clarith y lo levanté, tomando un sorbo. … Estaba deliciosa.
Tal vez ella sabía mi nombre por haber escuchado nuestra conversación en la otra habitación. La madre de
Clarith había podido ver que yo era un espíritu cuando me transformé en un petirrojo. ¿Se descubriría mi
verdadera identidad incluso en la forma que tenía ahora...?
Tal como lo había hecho cuando me cuidó antes, la madre de Clarith simplemente sonrió con calma. No
pude leer los verdaderos sentimientos de su expresión.
En ese momento, hubo un golpe repentino, y la puerta se abrió.
—Clarith, estás aquí. Todavía no has pagado los impuestos por la tierra.
Un viejo con un bastón y un hombre grande y musculoso habían entrado. La espalda del viejo estaba
encorvada, pero su cabello y su larga barba eran ambos de un verde intenso. Clarith se echó hacia atrás e
inclinó la cabeza, como si tuviera miedo.
—Jefe... Lo siento. No tengo nada a mano en este momento... Solo un poco más, por favor... ¿Podrías
esperar...?
—No. Si no puedes pagar, entonces tienes que irte. Aunque no creo que haya otras aldeas que acepten a
personas como tú.
—¡No puedes...!
—Si quieres, puedes volver a trabajar en mi casa esta noche. Quizás te preste lo suficiente para el pago, Je
je.
Ante las sonrientes palabras del anciano, pronunciadas con una mirada vulgar, la cara de Clarith comenzó a
palidecer rápidamente. ¿Podría ser culpa de este viejo que Clarith tuviera tantos moretones en todo el cuerpo?
—Um, ¿puedo decir algo?
Interrumpí la conversación, colocando mi plato de sopa en un escritorio cercano. El viejo volvió la mirada
que había estado dirigiendo a Clarith hacia mí, frunciendo el ceño. Probablemente en guardia con alguien con
quien no estaba familiarizado.
—No eres de este pueblo. Este es un problema del pueblo. Me gustaría que te mantuvieras al margen,
extranjera.
—Señorita Clarith, ¿podrías tomar mi bolso?
Cuando hablé en voz baja a la temblorosa Clarith, ella me entregó la cartera y bajó la cabeza avergonzada.
Le dije gracias y luego saqué unas monedas de plata.
—¿Es esto suficiente para pagar los impuestos por la tierra?
Todas las personas presentes quedaron estupefactas por un breve momento. El primero en hablar fue el
hombre grande, que no había dicho una palabra hasta este punto.
—Es suficiente.
—Entonces pagaré con esto. Todavía me duele la cabeza y me gustaría tener algo de silencio... así que,
¿podrían salir?
No sabía qué decir en un momento como este, así que intenté actuar como Elluka. Cuando lo hice, el viejo
golpeó su bastón en el suelo, haciendo una expresión que parecía decir que no lo podía entender.
—... ¿Por qué darías dinero por un Netsuma?
—Ella me salvó cuando me derrumbé en el bosque. Si te dijera que esta es mi forma de expresar mi
agradecimiento, ¿sería más fácil de entender?
—... Hmph. Muy bien. Vamos a casa, Eugen.
El viejo salió de la casa con el gran hombre, quejándose todo el tiempo. Clarith, que se había quedado sin
palabras hasta ese punto, finalmente pareció volver a sus sentidos al golpe de la puerta al cerrarse.
—¡S-señorita Michaela! ¡Estoy... lo siento mucho por eso! —ella gritó, su rostro nuevamente palideció.
—No te preocupes ~ Como dije antes, es mi agradecimiento por salvarme. ¿O eso no fue suficiente?
—¡No! ¡Por el contrario, fue demasiado!
No importaba cuántas veces le dijera que no se preocupara por eso, Clarith inclinaba la cabeza hacia mí
una y otra vez.
Había recibido suficiente dinero de Elluka como para alquilar una casa en Aceid y vivir sin problemas
apremiantes. Todavía no entendía el valor de las cosas, pero no habría ningún problema con eso. Y de todos
modos, todavía tenía bastante efectivo disponible.
Aunque por el hecho de que eso pudo silenciar a todos en la sala, la suma que Elluka había dicho que era
“un poco” podría ser una cantidad considerable de dinero.
Teniendo este dinero, tal vez podría ayudar a Clarith y su madre.
—... Señorita Clarith.
—¿Sí?
—Tengo un favor que pedirte.
—¡Sí! ¿Qué es...? ¡Agh!
Cuando hablé, Clarith entró en pánico y levantó la cabeza ... y la golpeó muy fuerte contra el armario
detrás de ella. Ella no parecía expresar mucho su dolor, pero sí se inclinó, agarrándose la cabeza como si le
doliera.
—¿Estás bien...?
—Uugh... Owww ~... estoy bien, ¿qué pasa? —respondió ella con ojos llorosos. Su madre expresó cierta
simpatía, pero también seguía sonriendo, sin parecer muy preocupada. Parecía que eso era un hecho cotidiano
aquí.
Le dije a Clarith, con tan poca mala voluntad en mi tono como pude: «Estoy dispuesta a pagar el alquiler.
¿Crees que podría quedarme en tu casa por un tiempo?»

-ESCENA 3-
Michaela ~ El País de Elphegort, “Pueblo Yatski” ~

En los campos que se extendían ante mis ojos había varios cultivos maduros en hileras. Parecía que la gente de
esta aldea convertía los cultivos de esos campos en sus alimentos, o se ganaban la vida vendiéndolos a la gente
de Aceid. Aparte de eso, parecía que también hacían cosas como alcohol y pan con las frutas y el grano.
Al principio, pensé que el trabajo de los humanos, y la alfombra de cultivos producida en los campos, que
no existían dentro de la naturaleza del bosque, eran cosas increíblemente extrañas.
Para llenar sus estómagos, los humanos habían tomado el control de las plantas y animales silvestres,
criándolos ellos mismos. Como resultado, pudieron obtener una fuente estable de alimentos y aumentar su
número aún más.
«Los gobernantes de las tierras ya no son dioses sino humanos», recordé que Lord Held se había quejado
de esto una vez.
Al dedicarme a la agricultura aquí, en este pueblo, sentí que no me había equivocada. De alguna manera
estaba cerca de la “creación”, y la “creación” era por derecho el acto de los dioses. Pero pensé que la
“creación” de los humanos era extremadamente imperfecta, en comparación con la de los dioses. Eso era de
esperar. No podían crear algo de la nada, después de todo. Lo que los humanos hicieron no fue “creación”,
sino poco más que ayudar a los cultivos a crecer sanos. Pero cuando vi ese espectáculo, me llené de admiración
por la inteligencia y la tenacidad de la humanidad hacia la vida.
A pesar de vivir durante casi mil años, parece que realmente no sabía nada sobre los humanos.
Más que nada, no me había dado cuenta de lo que era una gran experiencia. Tenía los brazos y la espalda
tan doloridos que ya no podía soportarlo... Anhelaba un poco la vida simple de cuando era un espíritu.
Un anciano que vivía cerca se había quejado de que la cosecha de este año había sido menor de lo habitual
debido al clima frío continuo. Pero aparentemente también fue mucho mejor de lo que Lucifenia en el sur
había tenido.
Lucifenia... ¿Estaban bien Elluka y Gumillia? Habían pasado varios meses desde que me separé de ellas.
No muchas noticias sobre otros países llegaron a este pueblo.
Cuando miré hacia arriba vi que el sol estaba bajo en el cielo. El trabajo de hoy terminaría pronto. Guardé
mis herramientas agrícolas junto con otras personas allí y comencé a caminar hacia mi casa.

En este momento me estaba quedando en la casa de Clarith.


Mis planes de ir a Aceid habían sido solo porque había mucha gente y muchas pistas, después de todo.
Pensé que este pueblo no estaba muy lejos de Aceid, por lo que podía seguir buscando los “Contenedores del
Pecado Capital” mientras vivía mi vida aquí, y de esa forma podía pagar la bondad de Clarith y su madre. Tenía
mucho dinero, después de todo.
Sin embargo, era aburrido permanecer encerrada en una casa todo el día sin hacer nada, así que le
pregunté a Clarith si podía ayudarla con su trabajo en el campo. Pero bajo un gran error de cálculo descubrí
que había estado mucho más ocupada de lo esperado una vez que comencé, y como resultado, mis planes de
buscar los “Contenedores del Pecado Capital” en mi tiempo libre se detuvieron por completo.
El campo que Clarith y su madre habían criado era muy pequeño y delgado. No podían vivir de lo que
cosechaban, por lo que compensaban el resto ayudando en los campos de otras personas. Ayudaba en los
campos de varias personas como Clarith, y así gracias a eso pude conocer a muchas personas y también
obtener conocimiento sobre la aldea.
El área de tierra en la que se fundó el pueblo de Yatski era administrada por el Conde Felix. Parecía que el
jefe de la aldea recaudaba los impuestos por la tierra de los residentes de la aldea, y luego hacía el pago al
Conde Felix.
Aparentemente, el hombre grande que había venido con el jefe de la aldea ese día se llamaba Eugen, y era
el sobrino del jefe. Había servido en el ejército antes, pero después de renunciar tras que surgiera una disputa,
comenzó a ayudar al jefe. La reputación del codicioso y fastidioso jefe era mala, pero se decía que nadie podía
decir nada porque Eugen los miraba fijamente. ... Estaba segura de que su insatisfacción estaba dirigida a
personas como Clarith, que estaban en situaciones frágiles.
Todos los aldeanos eran buenas personas, pero solo con Clarith eran diferentes. Parecía que la idea de que
estaba “bien perseguir a los herejes, como los del Clan Netsuma” estaba profundamente arraigada en el pueblo
Elphe. No sabía el motivo. Quizás ni siquiera ellos lo sabían. Tal vez hubo algún escándalo. Tal vez tenía algún
propósito político. Pero con el paso del tiempo habían olvidado la razón, y todo lo que quedaba era el
resultado, tratando de deshacerse de los Netsuma. Así fue como lo vi. Pero Clarith no tenía la culpa.
Sentí que la insociabilidad y falta de Clarith para obtener el don de las cosas solo estimulaba la
discriminación que enfrentaba. Tal vez fue porque había sido tan perseguida que llegó a tener la personalidad
que tiene ahora. No sabía qué vino primero. Clarith tampoco me dijo mucho al respecto. Todavía había una
sutil distancia entre ella y yo. ... Mantuve mi verdadera identidad oculta. Pensé que eso también podría ser la
causa, pero no importaba cuánto quisiera, no podía decírselo.
«Uuugh, ¿qué debo hacer?»

Mientras volvía a casa, encontré a Clarith hablando con alguien cerca de un carrito. Era increíblemente
raro ver a Clarith hablando con un aldeano, y un hombre, por cierto.
Era Ayn, el hijo del jefe de la aldea. Era un joven bonachon que no tenía el más mínimo parecido con su
padre, por lo que era bastante popular entre las chicas de la aldea. Mientras dudaba si llamarlos o no, Ayn
pareció notarme y me miró, saludando con entusiasmo. Clarith también me miró, asintiendo levemente.
—Señorita Michaela...
—Hola Michaela. ¡Buen trabajo el de hoy!
Tenía una sonrisa vigorizante. Sus dientes blancos y sanos reflejaban la puesta de sol.
—Estaba hablando con Clarith sobre el festival de la cosecha.
—Eso es bastante apresurado, ¿no? Escuché que aún falta bastante para el festival .

—Bueno, tenemos algunos cultivos pobres este año, así que quiero hacerlo lo mejor posible con lo que
tenemos.
—¿Que sea grandioso a pesar de que los cultivos son pobres?
—Es justamente porque los cultivos son pobres que quiero que sea grandioso. Hay que orar para que la
agricultura del próximo año sea mejor.
Después de conversar por un tiempo, Ayn se fue. Él había estado sonriendo de principio a fin y, por el
contrario, Clarith estuvo callada todo el tiempo. Preocupada, le pregunté al respecto.
—No soy buena con los hombres... Francamente, me alegro de que hayas venido.
Al volver a hablar con los ojos bajos, Clarith no aclaró más. Permanecí agradable con ella en la
conversación, pero seguía mirando al suelo.
—¿Hablas mucho con Ayn?
—Relativamente, recientemente... él comenzó a hablar conmigo. Es solo que...
—¿Hm?
—Realmente no hablábamos mucho hasta que llegaste a este pueblo, señorita Michaela. —Clarith de
repente dejó de caminar y levantó la vista. En el cielo sobre nosotros, el sol se había puesto casi por
completo—. Creo que él... creo que le agradas al señor Ayn, señorita Michaela.
—¿Eh?
—Creo que tiene que estar hablando conmigo porque quiere acercarse a ti...
—¿Crees que eso es lo quiere?
No sabía qué decir. Realmente no podía entender los sentimientos de amor entre los humanos. En este
momento tenía la forma de una mujer humana, pero había sido un espíritu sin género. Por supuesto, entendí
las diferencias entre los seres vivos masculinos y femeninos, y el acto de reproducción. Pero mi comprensión
era deficiente en lo que respecta a las sutilezas entre hombres y mujeres humanos.
—¿Qué opina del señor Ayn, señorita Michaela?
—¿Qué opino...?
—Ambos son muy atractivos, creo que se adaptan bien el uno al otro.
—Bueno ~ Podría ser así, pero realmente no tengo mucho interés en los hombres, así que...
Después de decir eso, me di cuenta de que se trataba de un discurso que fácilmente podría estar abierto a
malas interpretaciones, miré nerviosamente a Clarith para corregirme, pero Clarith sonrió y dijo:
—¿Oh, enserio? Yo tampoco.
... Ese era un discurso que fácilmente podría estar abierto a malas interpretaciones.

Cuando llegamos a la casa, una chica que vivía cerca, Chelsea, nos estaba esperando con un ceño horrible.
Detrás de ella había otras dos chicas que nos miraban con la misma expresión. Creo que eran sus amigas... o
tal vez eran algo más como sus seguidoras.
—Clarith, quiero hablarte sobre algo. ¿Puedes venir aquí un momento?
Chelsea se acercó mientras jugaba con su cabello corto, lo que la llevó a dirigirse a la parte trasera de la
casa de Clarith. ¿Qué iba a decirle así de repente?
—... Está bien —dijo Clarith, siguiendo a Chelsea y sus amigas. Me moví para seguirla por preocupación,
pero...
—No tienes que venir, Michaela.
Chelsea me detuvo. Incluso si ella me dijera que no tenía que ir, no podía evitar preocuparme por el tipo
de estado de ánimo que se cernía sobre ellas. Después de que ya no pude verlas a las cuatro, me detuve para
respirar y las seguí. Las miré en silencio desde la sombra de la casa.
—¿Qué estás tratando de hacer? —dijo Chelsea con los brazos cruzados, presionando a Clarith por una
respuesta—. Te vi antes. ¿Qué crees que debería hacer con una asquerosa Netsuma que coquetea con Ayn, eh?
Qué monstruosidad. Honestamente, ¿estás planeando algo, no?
—No... Uh...
—¿Qué? ¡Di algo!
—... Lo siento.
—¡Eso no es una respuesta!
Déjame pensar, ¿era esa cosa llamada “la envidia de una mujer”? Pero si ese fuera el caso, ¿por qué no me
llamó también? Si lo que sucedió antes fue la causa, yo debería ser con quien ella esté hablando. Porque Clarith
ni siquiera le había hablado, siendo que ella es tan tímida.
—¿No es obvio que incluso Ayn no puede soportar que estés cerca? ¡Mantente alejado de él de ahora en
adelante!
—...
—¡Habla y di algo! —Chelsea levantó la voz y su mano derecha. Clarith dio un respingo, pero no hizo
ningún intento por evitarlo. Debía estar demasiado asustada como para moverse.
—¡Espera!
Rápidamente me apresuré a gritar. Cuando vi el brazo de Chelsea detenerse por un momento en su
camino hacia Clarith, inmediatamente me deslicé entre las dos.
—Michaela...
Chelsea se sorprendió, manteniendo la mano que había levantado donde estaba. No sabía cuándo lo
dejaría, así que agarré su brazo y lo bajé.
—Um, ¿pelearse no está bien? No debería haber estado escuchando a escondidas, pero creo que también
estoy involucrada en lo que estás hablando.
—¡Perono hay problema contigo! ¡Es solo que no puedo dejar que esta Netsuma tenga una historia de
amor tan desvergonzada...!
—Estás equivocado, creo.
Hice una sonrisa forzada y apreté el brazo que sostenía.
—Pero-
—Y no creo que sea correcto recurrir a la violencia. Es importante discutir las cosas, ¿no es así?
—... A-bien, ¡Venga, ustedes dos, nos vamos!
Cuando solté rápidamente su mano, Chelsea se dirigió hacia el frente con sus seguidoras. Después de que
ya no podía ver a Chelsea más, palmeé suavemente a Clarith, que todavía estaba temblando, en el hombro.
—¿Estás bien?
—S-sí... muchas gracias.
—Clarith, si hay algo que quieres decir, debes decirlo. Si no te expresas adecuadamente, es probable que te
malinterpreten.
—Lo siento... señorita Michaela.
Suspiré una vez y abracé a Clarith.
—Oye, puedes prescindir de las formalidades en cualquier momento. Llámame solo “Michaela”. Somos
amigas, ¿no?
—¿Amigas...?
—Sí. Amigas. ... ¿No te gusto?
—¡No es eso en absoluto! Ah, más bien... Gracias, Michaela. Me... me alegro...
Los brazos de Clarith me rodearon la espalda. Su agarre era frágil, pero me sostuvo firmemente.
—... Michaela, tengo algo que pedirte —murmuró Clarith con voz baja. Cuando le pregunté qué era, ella
respondió aún más tranquilamente—. ¿Puedes abrazarme un poco más? Esta es la primera vez que alguien
además de mi madre me ha abrazado...
Apreté fuertemente a Clarith. Su cuerpo era tan frágil que parecía que podría romperla. Clarith, te
protegeré.

Después de ese día, las dos salíamos de la casa juntas, y cuando el trabajo terminaba nos reuníamos y
regresabamos a casa. Clarith terminó contándome sobre sus historias de fracaso, como lo hizo cuando yo
había sido un petirrojo.
Poco a poco nos fuimos acercando. Así era como lo sentía.

-ESCENA 4-
Michaela ~ El País de Elphegort, “Colina de la Aldea Yatski” ~

Era medianoche, cuando toda la aldea se había quedado dormida.


Me quedé a solas en una colina en las afueras del este del pueblo. Desde allí pude mirar hacia abajo a
Aceid. El espectáculo único de las luces de la ciudad y el centelleo de las estrellas mezcladas tuvieron un efecto
muy diferente al cielo estrellado que había visto desde el bosque, y me gustó bastante.
Cuando me di la vuelta, las casas que formaban una fila en el pueblo parecían pequeñas. A esta distancia
no sería molesto incluso si levantara la voz.
Respiré hondo y exhalé lentamente. Un aire frío pero agradable atravesó mi cuerpo.
Una vez más tomé un respiro. Y esta vez solté una melodía con mi exhalación.
Del aliento a las palabras, y de las palabras a la canción.
La “Nana Mecánica”, la vieja canción que Elluka me había enseñado.
Lleva mi voz. Lleva mi canción al otro lado de la tierra de Elphegort. Al cielo.
Seguí cantando. Hasta que mi voz se volvió ronca.
Cuando terminé de cantar, cerré los ojos y silenciosamente forcé mis oídos.
Innumerables reverberaciones rebotaron desde todas las direcciones.
Eran ecos que nadie más que yo podía oír.
Dentro de eso solo había otro sonido que era diferente, que hacía doler mis oídos.
Me concentré más y seguí de dónde había venido el ruido disonante.
La fuente era un edificio en el norte de Aceid. Era notablemente más grande y más extravagante que las
otras casas a su alrededor. ¿Quién lo poseía? Solo con el tamaño tenía que ser alguien con mucho dinero.
En cualquier caso, conocía la ubicación de mi objetivo: el “Contenedor del Pecado Capital”.
—Estaba tan ocupada viviendo como una “humana” que me había tomado mucho tiempo encontrar los
detalles de la ubicación. Finalmente pude encontrarlo al continuar cantando mientras cambiaba mi ubicación
varias veces. Ahora tenía que descubrir cómo entraría en esa casa y cómo pondría mis manos en el contenedor.
—Cantas maravillosamente.
Pensé que mi corazón se saldría de mi pecho.
Me di la vuelta al oír la voz detrás de mí, y allí estaba Clarith.
—¿Q-qué pasa, Clarith? ¿Por qué estás aquí a esta hora de la noche?
—Iba a decir lo mismo. Señori... Michaela.
—Ah, ja, ja... supongo que no podía dormir.
Ya veo...
Por alguna razón u otra, Clarith parecía querer hablar sobre algo. Encontré una roca ancha y lisa cerca y
me senté sobre ella.
—Tú también deberías sentarte aquí, Clarith.
Cuando la llamé, ella se acercó tímidamente y se sentó abruptamente a mi derecha.
—... ¿Te has acostumbrado a la vida aquí?
—Sí. La agricultura es difícil, pero también es divertida, creo.
—Divertida, ¿eh? Nunca loe he sentido así. Entonces, eres la hija de una familia noble después de todo.
—¿La hija de una familia noble? ¿Quién?
—Tú. Realmente eres hija de alguien que tiene una enorme cantidad de dinero, ¿verdad? Porque tienes
mucho.
—Eso... ¡Ja, ja, ja!
Sería fácil negar eso, pero aun así no podía hacerle saber mi verdadera identidad. Aunque no era probable
que me creyera aunque lo hiciera. ... Ahora que lo pensaba, ¿su madre alguna vez había descubierto quién era
realmente? Últimamente había muchas ocasiones en las que se mantenía enferma por la fiebre, tanto que
estaba casi todo el tiempo en cama.
—... ¿Cómo está la condición de tu madre?
—Parece que no le queda mucho tiempo. El médico dijo que era la etapa final de la Enfermedad Gula. Y
no hay ningún medicamento específico para ella... Parece que todo lo que podemos hacer es enmascarar los
síntomas con analgésicos y medicamentos para dormir.
Aparentemente, la Enfermedad Gula era una enfermedad originaria de Beelzenia, en el sur. Pero comenzó
a extenderse a través de Lucifenia e incluso Elphegort después de que Lucifenia fuera invadida por Beelzenia.
Además de sufrir fiebres altas periódicas, los pacientes afectados también tenían gustos extraños en la comida.
La madre de Clarith había llegado a favorecer el comer insectos de la carretera.
—Creo que hay médicos que estudian la Enfermedad Gula en Aceid, pero...
Los hombros de Clarith cayeron, contemplando el espectáculo de Aceid que se extendía ante sus ojos. Yo
misma mencioné el tema, pero parecía que había cometido un error al elegirlo. Señalé una mansión en medio
del paisaje urbano de Aceid al otro lado de la mirada de Clarith.
—Hablando de Aceid... Hey, Clarith, ¿sabes quién es el dueño de esa gran mansión de allí?
Era el edificio del que recibí la respuesta del “Contenedor del Pecado Capital” de antes.
—Creo que pertenece a Lord Keel ... ¿Qué ocurre?
El gran comerciante Keel Freezis, ¿eh? Era una de las personas que Elluka había marcado como
sospechosas.
—Nada ~ solo captó mi interés porque era mucho más grande que las otras casas. Lord Keel es el líder de
la asociación comercial, ¿verdad?
—Correcto. He oído que es la persona más rica del país. Y que cada mes invita a muchos amigos a su
mansión a celebrar una cena. ... Me da algo de envidia —murmuró Clarith, un poco triste.
—¿Celebrar una cena? Oooh, tienes razón, me pregunto qué tipo de comida se distribuye en una cena
organizada por la persona más rica del país.
—No es eso. Creo que sería bueno estar rodeado de tantos amigos.
—... Clarith, ¿quieres tener muchos amigos?
—¿Eh? ... Sí. Pero está bien. Sé que nunca podría.
Clarith se encogió sobre sí misma, abrazando sus rodillas. El viento se hizo más fuerte y mi piel sintió el
frío.
—¿Porque eres un Netsuma?
—Sí. Y porque no soy brillante ni encantadora como tú.
Eso no era cierto en absoluto. Clarith era una chica muy dulce.
Quería decirle eso, pero las palabras no salieron. ¿Cuántas heridas había sufrido en lo que había vivido
hasta ahora? Estaba segura de que no llegaría a ella tratando de curarla con solo palabras. ... Por eso no dije
nada.
—Pero está bien. —Clarith me miró a los ojos y sonrió—. Incluso si-
Una ráfaga de viento sopló, barriendo sus palabras.
—¿Eh? Lo siento, ¿qué acabas de decir? —pregunté.
Clarith respondió que no era nada y negó con la cabeza, sonriendo un poco llorosa.
—Es porque te tengo. Estoy bien mientras estés aquí conmigo.
Eso es lo que ella dijo. El viento era frío, pero mi corazón se sentía suave y cálido.
—... Ya veo. Gracias, Clarith.
—Qué extraño. ¿Por qué me agradeces, Michaela?
Ya lo entendí. Nuestro pasado juntas no importaba.
Lo que importaba era el hecho de que podíamos estar aquí, juntas, ahora.
—... Hace un poco de frío. ¿Regresamos adentro?
Cuando me puse de pie y me estiré, Clarith entró en pánico y cayó al intentar ponerse de pie. Riendo, la
tomé de la mano y nos dirigimos a casa.
Clarith silenciosamente abrió la puerta para que su madre no fuera despertada.
En el momento en que entramos, ella se detuvo.
—¿Clarith? ¿Qué pasa?
¿Había pasado algo? Me asomé a la casa por encima de su hombro.
—¡N-no...! ¡Mamá!
Al mirar dentro de la oscurecida casa...

Vi a la madre de Clarith caída en el suelo y la sangre que se derramaba de su boca.

-ESCENA 5-
Michaela ~ El País de Elphegort, “Pueblo de Yatski/Casa de Clarith” ~

El funeral de la madre de Clarith fue extremadamente simple.


Clarith y yo fuimos las únicas presentes. Después de que el sacerdote dijera algunas oraciones, la pusieron a
descansar en un cementerio público.
Clarith no lloró. Ella solo mantuvo los ojos bajos, mordiéndose el labio.
—... ¿Qué vas a hacer ahora?
Finalmente dije eso, después de preguntarme todo el tiempo qué debería decir.
—... No lo sé —murmuró Clarith en un suspiro, agachada y apoyada pesadamente contra la pared de su
casa.
Su espalda parecía aún más pequeña de lo normal. Hasta el punto en que pensé que podría desaparecer en
cualquier momento.
No sabía qué tipo de circunstancias tenía, pero esa mujer había criado a Clarith como suya a pesar de que
no tenían relación de sangre, con Clarith siendo una Netsuma. Clarith estaba afligida porque había perdido a la
única familia que tenía. Sin embargo, no sabía en qué medida.
Su cama, sus ingredientes, sus accesorios... Dentro de la casa todavía quedaban signos de que su madre
había vivido allí. Tenía que pensar que vivir en esta casa con eso que todavía tenía su aroma debía ser muy
difícil para Clarith. Me preocupé por si ella, frágil como era, seguiría viviendo o no mientras se aferraba a esa
sensación de pérdida.
—Hey, Clarith. Si está bien, me gustaría hablar contigo...
Decidí ser audaz y romper el hielo. No sabía cómo respondería ella a mi sugerencia. Pero por cómo iban
las cosas ahora, sabía que la realidad la aplastaría... No pude evitar preocuparme por eso.
—¿Quieres dejar este pueblo conmigo?
Por un momento, la expresión en el rostro de Clarith se volvió más animada. Estaba extremadamente
sorprendida, traicionando el hecho de que ella nunca había considerado tal cosa.
—¿Vendrías a Aceid y comenzarías una nueva vida conmigo? Creo que con un cambio de escenario, no lo
sé... tus penas quizás se desvanecerían, por lo que podrías ver muchas otras cosas.
Tal vez la conversación fue un poco forzada. Incluso habiéndolo dicho yo misma, pensé que era una
especie de lógica forzada.
La verdad era que no podía quedarme aquí para siempre. Como sabía que había un “Contenedor del
Pecado Capital” en Aceid, tuve que comenzar a moverme más fervientemente para recogerlo. Ya había pasado
más de medio año desde que me separé de Elluka y Gumillia.
Me sentí un poco incómoda al involucrar a Clarith en mis propios objetivos, pero aun así no podía dejarla
sola.
—Dejar el pueblo ¿eh? ... Supongo que estaría bien. Podría vivir contigo en Aceid y luego volver a servirte
de contraste.
—... ¿Eh? ¿De qué estás hablando?
—Chelsea me dijo algo. Dijo que solo has estado a mi lado para hacer que tu propia belleza sea más
prominente. Y para apelar a tu propia amabilidad, tratando a un Netsuma sin discriminación.
Me quedé sin palabras ante la confesión de Clarith. ¿Realmente me miraban de esa manera?
—Naturalmente, pensé que era solo una conjetura de la propia Chelsea. Pero, Michaela, ¿puedes decir
honestamente que eso no tiene sentido? ¿De verdad, desde el fondo de tu corazón?
Clarith estaba sonriendo, pero no era su sonrisa amable habitual, era una sonrisa abyecta que parecía
reprenderme y, más que nada, reprenderse a sí misma.
—Tienes un aspecto encantador. Tienes una sonrisa despreocupada. Tienes una voz clara y hermosa.
Tienes una personalidad que alegra a todos los que te rodean. Tienes todo lo que me falta. Me ha alegrado que
alguien como tú fuera amable conmigo, pero siempre me he preguntado por qué. —Clarith se levantó y agarró
mi solapa. Sus ojos se veían aún más rojos que de costumbre—. Simplemente lo estás haciendo por simpatía,
¿verdad? Simplemente estás satisfaciendo tu propia vanidad con lástima por mí, porque soy muy inferior a ti.
—... No.
—Pero había pensado que podría estar bien con eso. No importaba que fuera usada por ti, quería estar a
tu lado...
—Clarith.
Me tragué las mil palabras que daría para resolver este malentendido. Tenía demasiadas cosas que decir
para transmitir lo que sentía ahora, e incluso si las decía, sabía que Clarith solo las escucharía como excusas.
En cambio, la abracé. Más firme que nunca antes. Por un momento se comportó como si pudiera
resistirse, pero luego perdió rápidamente toda su fuerza y se rindió.
Podía escuchar los latidos del corazón de Clarith. Y seguramente ella podía escuchar lo míos. Una vez
hecho esto, estaba segura de que podríamos expresar nuestros sentimientos mutuos.
—Hey, Clarith. Me gustas.
Ella no dijo nada en respuesta. Pero en el perfil de su rostro, su miseria de hace un momento había
desaparecido.
—No importa lo que digan, para mí eres una persona maravillosa. Más que nadie, más que nadie en el
mundo —le dije.
Cuando lo hice, Clarith gradualmente cerró los ojos. Cuando los abrió de nuevo, estaban llenos de grandes
lágrimas.
Por un momento después de eso, Clarith continuó llorando en mi pecho. Ella no dijo nada, solo se apoyó
contra mí y sollozó para dejar salir todo.

—Aquí, sécate los ojos con esto.


Suavemente le tendí un pañuelo a Clarith cuando finalmente se calmó.
—... Gracias, Michaela. De verdad, gracias. —Luego de limpiar todo rastro de lágrimas de su rostro, me
preguntó— Me gustaría ir a Aceid, pero... ¿qué haríamos después de eso?
—Bien, aún no lo sé. Pero todavía tengo dinero, así que no importa qué vida tengamos, estaremos bien...
Mientras esté contigo.
—Eres tan fuerte como pensaba, Michaela. Nunca he hecho nada más que trabajo de campo... estoy
realmente nerviosa. —Se quejaba, pero de todos modos tenía una sonrisa en su rostro—. Pero estás en lo
correcto. Estaremos bien. Mientras esté contigo, puedo superarlo. Incluso yo... debo volverme fuerte.
Acercamos nuestros rostros y las dos sonreímos. Teníamos muchas esperanzas y ansiedades hacia una
nueva vida. Compartimos esos sentimientos, juntas.
Fue en ese momento. La puerta de la casa se abrió de repente.
—¡Clarith! ¡Michaela! ¿¡Están aquí!?
La voz de quien entro fue la de Ayn.
—¿Ayn? ¿Qué pasa?
Ayn estaba luchando por decir algo, mientras respiraba con dificultad. No sabía si eso era porque estaba
sin aliento por haber corrido hasta aquí, o si era porque estaba dudando sobre qué decir.
—¿Ha pasado algo?
—Eugen ha sido asesinado. Mi padre ha estado insistiendo en que Clarith lo mató. Algunos de los
muchachos se están reuniendo para arrestartw, ¡salgan de aquí ahora!
Cuando entendí el significado de lo que Ayn estaba diciendo, entré en pánico.

-ESCENA 6-
Michaela ~ El País de Elphegort, “Aldea Yatski/Caminos” ~

De varios caminos al norte desde la colina del este del pueblo, había un pequeño camino que pasaba por el
acantilado. Aunque para un camino era extremadamente estrecho como para que la gente pasara; estaba en un
lugar del que era fácil caerse de cabeza si dabas paso en falso, por lo que casi nadie lo usaba excepto los
lugareños del pueblo.
Ayn tomó la delantera y nos guió a través de una ruta más segura. Clarith estuvo a punto de caerse una o
dos veces, pero de alguna manera pudimos salir del pueblo sin problemas.
—Descansemos un minuto —dijo Ayn, señalando una conífera un poco más adelante.
Clarith y yo estábamos exhaustas por ir por un camino sin senderos. Una vez que nos acercamos lo
suficiente al árbol, nos sentamos allí.
Como Clarith aparentemente no había dormido mucho desde la muerte de su madre, parecía haber llegado
al límite de su agotamiento. Inmediatamente comenzó a acomodarse en una respiración reparadora.
—... ¿Qué demonios pasó en el pueblo? —le pregunté a Ayn, en voz baja para no despertar a Clarith. Me
explicó las circunstancias.
Parecía que el jefe de la aldea había malversado el pago de la tierra que se suponía que iría al Conde Felix.
Eugen lo había amenazado por eso, supuestamente desviando el dinero a través de canales ilegales. Y así el jefe
había envenenado a Eugen. Había tratado de culpar a Clarith de ese crimen.
—Mi padre me dijo que Eugen había muerto por consumir veneno después de probar su comida. Dijo
que era porque Clarithtenía resentimiento por el incidente del pago de los impuestos... También me confesó
cómo la llamaba a la casa y la sometía a un trato cruel cuando no podía pagarlos.
—Increíble...
—Pero eso era de conocimiento común, incluso sin que mi padre me lo dijera. Nadie podía comentarlo
con él. Incluso yo, por supuesto. Si solo... Si hubiera sido una persona más fuerte... ¡Argh!
Ayn golpeó su puño fuertemente apretado contra el tronco del árbol. La vibración hizo que varias ramas
se balancearan, las hojas cayeron como gotas en lluvia.
—Que ese sinvergüenza sea mi propio padre... estoy avergonzado más allá de las palabras.
La cara de Ayn estaba deformada por el arrepentimiento. Durante todo el tiempo que estuve en el pueblo,
no había mostrado en lo más mínimo esa actitud. Pensé que era solo un joven alegre, ignorante del mal del
mundo. –Supongo que todos los humanos tenían una oscuridad en los recovecos de su corazón.
—... ¿Qué vas a hacer ahora, Ayn?
—Tengo la intención de... ir al Conde Felix, y contarle todo.
—¿Estás de acuerdo con que arresten a tu padre?
—No me importa. Si quieres, tú y Clarith también pueden venir...
—Me alegro, pero... Clarith y yo estábamos planeando ir a Aceid después de salir de la aldea.
—Ya veo... Está bien, entiendo. Tal vez eso sea lo mejor en este momento. Hay mucha gente en Aceid, por
lo que será un lugar conveniente para esconderse de los perseguidores. Y tampoco creo que os persigan tan
lejos
La expresión de Ayn parecía algo solitaria, así que me sentí un poco arrepentida por decirle eso.
—... Lo siento.
—No hay necesidad de disculparse. Es obvio que Clarith está mejor contigo que conmigo. —Ayn miró a
Clarith, que dormía con la cabeza sobre mi hombro—. ... Tal vez, si puedo ser más fuerte y deshacerme de mi
culpa, podría hablar con ella cara a cara.
—¿Ayn...?
—No es nada. Vamos, después de que hayamos descansado iré con vosotras a Aceid.

El medio año que pasé en el pueblo de Yatski se había convertido en un momento especial en los mil años
que había estado viva.
Tuve muchos descubrimientos y nuevos encuentros.
¿Había llegado a entender un poco más sobre las personas?

Quería aprender cada vez más


Acerca de estas maravillosas criaturas llamadas "humanos".
CAPÍTULO 3
-SECCIÓN 1-
EL VALS DE LA DIVA
-ESCENA 1-
Michaela ~ El País de Elphegort, "Distrito Central de Aceid/Posada" ~

Aceid era la ciudad más grande de Elphegort. También era la capital. Aceid se dividía en cinco distritos: este,
oeste, norte, sur y centro. Las personas se reunían en el distrito central. Era normal hacer transacciones
comerciales en el distrito sur, que tenía un camino que lo atravesaba y conducía al Reino de Lucifenia, por lo
que había muchos puestos alineados en él. Los distritos occidental y norte estaban llenos de vecindarios para
ciudadanos y nobles relativamente ricos. Había mucha gente pobre en el distrito oriental; era un lugar tan
problemático que el ciudadano promedio casi nunca iba allí.
Clarith y yo nos estábamos hospedando en una pequeña posada en el distrito central. La señora de la
posada era la partera que había ayudado a Ayn a nacer, y nos permitía vivir allí con su buena voluntad.
Después de enviarnos aquí, Ayn se dirigió a Toragay, donde se encontraba la mansión del conde Felix.
—Ese travieso niñito se ha vuelto un joven de bien —dijo el dueño de la posada, frotándose la calva
mientras veía a Ayn irse. Al parecer, la madre de Ayn murió cuando él era bastante joven, por lo que la señora
de la posada había actuado como una figura materna para él.
Habían tomado nuestro pago por el alojamiento por negocios, pero nos acogieron con bastante alegría.
Como ambos eran inmigrantes, es decir, no Elphes, miraron a Clarith sin prejuicios.

Estábamos bebiendo té una noche en el vestíbulo, alrededor de una semana después de que empezáramos
a vivir en la posada.
—Como esperaba, es muy difícil para los inmigrantes como nosotros hacer negocios en este país —se
quejó la señora mientras contaba los ingresos de la posada.
—Pero hay personas como el Sr. Keel que tienen éxito a pesar de ser inmigrantes. Creo que es solo una
cuestión de conocimiento del negocio —respondió el viejo. Parecía que la posada no estaba obteniendo
muchas ganancias.
—El Señor Keel es el que vive en la gran mansión del distrito norte, ¿verdad?
—Oh, estás bien informada, ¿eh? ¡Sí, para los inmigrantes como nosotros, ese hombre es como un rayo de
esperanza!
El anciano pareció contento de que le preguntara sobre una persona que respetaba y me contó varias cosas
sobre él.
Entre todas las personas que hacían negocios en este país, y en toda la región de Evillious, no había nadie
que no conociera el nombre de Keel Freezis. La compañía Freezis que administraba era una gran empresa que
tenía sucursales en Lucifenia, Marlon, Divina Levianta y, por supuesto, Elphegort.
Aún más, debido a que tenía control de toda la información beneficiosa bajo la asociación comercial
realizada por su unión con otras empresas, también tuvo éxito en obtener grandes ganancias. Su autoridad
incluso llegó a la realeza de varios países; debido a la compra de un rango en la corte, recibió una influencia
política que rivalizaba con la de la aristocracia, o incluso mayor.
Se dice que Keel era originario de Marlon, y que cuando era joven tenía sus manos en negocios
considerablemente oscuros. Debido a esto, su vida terminó siendo objetivo de varias personas, y por su propia
seguridad huyó a Elphegort con su entonces novia.
Dicha novia era la actual Madame Freezis.
—Tienen tres hijos, y mi esposa ayudó en el nacimiento de todos ellos. Hoy en día, el Sr. Keel es el mayor
comerciante de Elphegort y de toda la región de Evillious. Incluso su mansión es un edificio de varios pisos,
más grande que la mayoría de las casas de los nobles menores, como un palacio.
El viejo orgullosamente comentó al respecto como si estuviera hablando de sí mismo.
—Con una mansión tan grande, probablemente tenga muchos sirvientes. ... -¡Eso es!
—¿Hm? ¿Llegaste a un plan eficaz para hacerte rica, pequeña señorita?
Las palabras que él soltó en voz alta inadvertidamente me habían llevado a una idea brillante. Cuando
hablé, el viejo se burló inquisitivamente. Tenía la costumbre de conectar todo a los negocios, y como era de
esperar, me di cuenta de que realmente no estaba prestando atención a las palabras de una "pequeña señorita"
como yo.
La gerencia de la posada aparentemente no era tan buena, así que yo también estaba empezando a
preocuparme un poco por el dinero. El efectivo que recibí de Elluka había comenzado a agotarse, y gracias a la
huida del pueblo, no teníamos nada que pudiéramos vender. Necesitábamos un empleo, y rápido.
Fuimos persistentes, pero esta posada no tenía los medios para contratar a nadie, y gracias a la influencia
de las malas cosechas de este año, toda la ciudad estaba en un mal estado económico. En todos los lugares en
los que buscamos, no había nadie que contratara a una Netsuma como Clarith. Queríamos trabajar juntas si
era posible, pero en nuestra situación actual, a punto de quedarnos sin recursos, era posible que no
pudiéramos hacerlo. El viejo posadero era un buen hombre, pero cuando se trataba de dinero era bastante
estricto. Si no pudiéramos pagar nuestra tarifa de alojamiento, nos echaría sin piedad. Y aún peor, tendría que
ir a trabajar sola.
—Oye, ¿se sabe si han estado buscando nuevos sirvientes para la mansión?
En cualquier caso, necesitaba investigar a Keel por mi búsqueda de los "Contenedores del Pecado Capital".
Si pudiera entrar allí como sirvienta, mataría dos pájaros de un tiro.
—Así es, has estado buscando un trabajo como ese, ¿no?
—Un sirviente del Sr. Keel vendrá mañana, ¿quieres que le pregunte? —Llegó la feliz propuesta de la
señora, que escuchó la conversación mientras contaba las monedas.
Me dijeron que en esta posada comerciaban con plumas negras de pájaro Rollam en su tiempo libre, así
que cada mes un criado de la mansión venía a comprarlas. No tenía buenos recuerdos del pájaro negro Rollam,
pero parecía que en Elphegort sus plumas eran un bien preciado, y entre otras cosas solían hacer plumas para
escribir con ellas.
—¡Te lo agradecería mucho! ¡Gracias!
—Ja, ja, puedes darme las gracias después de que te hayan contratado.
Keel y su esposa no eran Elphes, así que si las cosas salían bien, estarían dispuestos a contratar a Clarith
conmigo. Cuando caminé ágilmente a nuestra habitación al ver ese rayo de esperanza, Clarith ya estaba
durmiendo en la cama. Parecía estar agotada por caminar buscando trabajo todos los días. Decidiendo que
hablaríamos de eso cuando se despertara a la mañana siguiente, me quedé dormida.

El que llegó a la posada al día siguiente no era un sirviente, sino Madame Freezis.
Ya que nunca antes había visto su rostro, me llenó de admiración pensar que incluso una sirvienta de la
casa Freezis era tan elegante y refinada.
—He venido a recibir sus productos hoy. Todos mis sirvientes están demasiado ocupados como para venir
aquí —explicó la señora con voz dignataria, sentándose en silencio cerca del mostrador de recepción. Muy
nerviosa ante esta inesperada invitada, después de ordenarme que hiciera un poco de té, la señora de la posada
se apresuró al almacén.
Sin querer, le eché una mirada larga y dura mientras le llevaba el té. Ella tenía un aire que mostraba
extrema inaccesibilidad, claramente mostrando su diferencia a la gente del pueblo. Había oído que la señora
era una noble prominente de Marlon, y que incluso ahora que era la esposa de un comerciante, no había
perdido esa alta mentalidad.
—... ¿Te interesa mi cabello rojo? —dijo la Madame Freezis después de beber un sorbo de té, sonriendo.
—Ah–... Lo siento...
Ella no cambió su sonrisa ante mis muecas. Tenía que estar acostumbrada a que la miraran.
—Ja, ja, está bien. Me imagino que es raro ver a alguien que no sea de pelo verde en este país.
—No, no es por eso. Es solo que eres muy bella... Me encantaste.
—¿Oh? Me alegro. Gracias. Pero eres mucho más hermosa que yo. Tanto que me sorprendió cuando te vi.
Tu voz también es encantadora.
—Gracias... Uhm, tienes mi gratitud por el cumplido.
—Jo, jo. No tienes que ser tan formal. Por la apariencia de tu cabello, eres una Elphe, ¿no? No pareces ser
una familiar de la pareja que dirige este lugar. Y... tienes un aire extraño a tu alrededor. Se siente algo así como
si fueras de más allá de este mundo transitorio.
Quizás cuando te conviertes en la esposa de un comerciante, te vuelves mejor leyendo a la gente. Ella no
podía ver a través de mí que originalmente era un espíritu, pero de todos modos estaba un poco alarmada.
—Debido a algunas circunstancias, tuve que quedarme aquí por un tiempo.
—Ya veo. Debe ser duro, siendo tan joven.
Ella misma parecía ser bastante joven. Debería ser de mediana edad por lo que había escuchado de su
historia personal, pero debido a su rostro juvenil, no podía medir realmente cuántos años tenía.
—Yo misma lo tuve difícil cuando era más joven. El período posterior a mi primera visita a este país fue
especialmente difícil.
—Sí, Elphegort puede ser un país bastante duro para los inmigrantes, ¿eh? Es sorprendente que, a pesar
de todo, la firma Freezis haya tenido tanto éxito que hoy en día no haya nadie que no la conozca. La mansión
de Lord Keel es tan grande que incluso desde lejos la puedo ver.
Indirectamente saqué el tema de su mansión. No confiaba en mis habilidades de conversación, pero valió
la pena intentarlo.
—Gracias. Pero el hecho de que la mansión sea grande es un problema en sí mismo... Varios de mis
sirvientes más veteranos han renunciado recientemente, y me faltan manos de una forma u otra... Es un poco
vergonzoso, pero es por eso que vine aquí hoy.
—Así que era eso, ¿eh...?
Su rostro sonriente, ligeramente preocupado, parecía el de una niña más joven de lo que se suponía que
era.
Aun así, que estuvieran cortos de sirvientes era una buena noticia.
—Um, si está bien para usted... yo y otra persona estamos buscando trabajo en este momento...
La señora apoyó la barbilla sobre sus manos con los dedos por el rabillo del ojo, su expresión se volvió
seria, tal vez por haberse dado cuenta de la intención detrás de la conversación.
—Ya veo. Y... ¿te preguntas si estaría dispuesta a contratarte?
—Sí…
La señora me miró de pies a cabeza, como si me estuviera evaluando. Empecé a ponerme nerviosa, me
temblaban las manos.
—Dijiste que había otra persona. ¿Quién?
—Ella está fuera ahora... aunque creo que volverá en breve.
Justo antes de que terminara de hablar, se abrió la puerta de entrada. Era Clarith. Cuando vi su expresión
desanimada, supuse que tampoco había encontrado trabajo hoy.
Antes de que Clarith pudiera intentar decir algo al ver a la señora, ésta se levantó y se acercó a Clarith.
—¿Es esta chica la otra persona? ¿Sois las dos amigas?
—Uh, erm, sí.
Dominada por la mirada aguda de la señora, Clarith comenzó a retroceder. Cada vez que se acercaba,
Clarith simultáneamente daba otro paso atrás. Si continuaban así, terminarían saliendo de la posada.
—Cabello blanco y ojos rojos... Una Netsuma, ¿eh? La primera vez que veo una.
Ante esas palabras, los pies de Clarith se detuvieron repentinamente. La señora le sonrió
tranquilizadoramente, y luego se volvió para sentarse una vez más en su silla.
—... Ahora que lo pienso, aún no he escuchado sus nombres, ¿verdad?
—M– mi nombre es Michaela. Y esta es Clarith.
Clarith llegó tímidamente a mi lado y me miró con una expresión inquisitiva.
—Ese es un nombre bonito. Muy bien, te dejaré trabajar en la mansión. Pero solo a ti, Clarith.
Una vez más tomé el aliento que había dejado escapar.
—Uh, pero es que... queríamos trabajar juntas...
—¿Quieres trabajar felizmente con tu amiga? El trabajo no es tan fácil.
—Pero... ¿Por qué no me contratas también?
—Porque odio a los Elphes.
Una frase increíblemente contundente y simple. Mientras hablaba, por un momento pareció mirarme con
los ojos llenos de ira.
—... Eso broma. En este país hay muchas personas que no pueden encontrar trabajo solo porque son
extranjeros, los Netsumas aún menos. Con el fin de ayudarlos aunque sea un poco, contrato a esas personas
como sirvientes en mi propia casa. Michaela, eres una Elphe, así que creo que encontrarás otros medios de
empleo. Y... —La señora dejó escapar un suspiro y luego volvió a mirarme. Clarith hizo una mueca de
ansiedad, como si finalmente comprendiera la situación—. Eres demasiado hermosa. Contigo a su lado, mi
esposo podría tener la tentación de engañarme. Y, aunque esto es poco más que mi intuición... Siento que
podrías traernos problemas innecesarios.
Sus mirada era muy seria. También me vino a la mente que, como tenía que encargarme de todo el
problema con los "Contenedores del Pecado Capital", no podía refutar su afirmación.
En ese momento, conmigo en silencio, Clarith se adelantó como si tratara de protegerme e inclinó la
cabeza profundamente.
—¡Espere, por favor! ¡Por favor, deje que Michaela trabaje conmigo!
—Seguramente has sufrido a manos de Elphes, ¿no? ¿Por qué la estás apoyando?
La señora hizo una expresión de incredulidad. Ella había evadido ese punto antes, pero estaba segura de
que su declaración de odio a los Elphes era de hecho verdad.
—Es cierto que he sido continuamente oprimida por el pueblo Elphe. Pero ella... Michaela me ha tratado
con amabilidad. Le estoy realmente agradecida.
—Sin embargo, y ya te lo dije antes, sabes que jugar con amigos no es apto para el trabajo, ¿verdad?
—¡Sé que lo que digo es egoísta! Pero... —Clarith continuó su súplica con un tono que era más claro de lo
que había escuchado de ella hasta ahora, con su cabeza inclinada. Y finalmente, murmuró, como si
reflexionara—. Quiero estar con Michaela todo el tiempo posible...
Clarith siguió bajando la cabeza aún más, y bajé la cabeza para rogar con ella. Después de un pesado
silencio, la señora habló.
—... Entiendo. Dejaré que las dos vengan a la mansión. Pero te advierto, el trabajo en la casa no será
sencillo...
Antes de que la señora pudiera terminar de hablar, Clarith levantó la cabeza con una sonrisa que ocupaba
toda su cara y me abrazó.
—¡Gracias a Dios! ¡Podemos trabajar juntas, Michaela!
—¡Clarith...!
Le devolví el abrazo a Clarith, compartiendo nuestra alegría.

Y entonces Clarith y yo decidimos trabajar en la finca Freezis. Para las sirvientas había residencia, así que
empacamos las pocas posesiones que teníamos y salimos de la posada.
—Vamos, Michaela —dijo Clarith, apretando fuertemente mi mano.
-ESCENA 2-
Michaela ~ El País de Elphegort, "La Finca Freezis" ~

Después de un período de aprendizaje de un mes, me convertí en una sirvienta menor sin problemas, y me
asignaron la tarea de lavar la ropa de los sirvientes que trabajaban en la mansión.
Ahora pasabamos por una época de mucho frío, incluso para lo que era el clima habitual de Elphegort.
Naturalmente, el agua de la lavandería estaba casi helada al tacto. Exhalé sobre mis manos entumecidas para
calentarlas, mientras la sirvienta mayor, que estaba lavando la ropa como yo, se reía de que "me contrataran en
un mal momento".
Cuando hubo terminado un tercio de todo, Clarith llegó con una canasta llena de ropa de niños.
—Clarith, ten cuidado. El agua está bastante fría —le advertí.
Sin embargo, cuando descuidadamente sumergió sus manos en el agua y dio un pequeño grito, todos en la
lavandería se echaron a reír.
—Intenta no resbalarte y caerte al agua, ¿de acuerdo? Podrías morir, ¿eh? —bromeé, Clarith devolvió una
sonrisa mientras se frotaba las manos.
A diferencia de los sirvientes normales, Clarith asumió un papel ligeramente especial. Ella era la criada
exclusiva de la querida hija del Sr. y la Sra. Freezis, Yukina Freezis. La joven señorita Yukina acababa de
cumplir nueve años, por lo que era muy inocente y, aparentemente, no causaba problemas a los criados con sus
travesuras. Le gustaba leer, y en particular le gustaba escribir sus propias historias (y parecía que las plumas
negras de pájaros Rollam eran su instrumento de escritura favorito), por lo que a veces buscaba opiniones de
los sirvientes. Pero entre el personal había pocos que sabían leer, y aquellos que podían estaban a menudo
demasiado ocupados como para dejar su trabajo.
A pesar de que Clarith había sido agricultora, podía leer. Me dijo que su madre le había enseñado cuando
era pequeña. La joven señorita Yukina estaba muy unida a Clarith, ya sea porque sabía leer y escribir o porque
le gustaba su cabello blanco y sus ojos rojos, algo poco común en Elphegort.
Por esa razón, Clarith había terminado siendo confiada con Yukina. Con sus padres comprometidos con el
cuidado de sus hijos más pequeños, para la solitaria Yukina Clarith se había convertido en su compañera de
juegos. Clarith también parecía disfrutar su papel.

—Michaela, Clarith. ¿Tienen un momento?


La sirvienta principal Gerda nos convocó mientras secabamos la ropa.
—El Conde Felix llegó hace un momento. ¿Pueden atenderlo?
—¿Nosotras?
Normalmente era el mayordomo, Bruno, quien estaba a cargo de atender a los invitados, pero se había
dirigido al Reino de Lucifenia anteayer como asistente del Sr. y la Sra. Freezis. Había oído que la fiesta de
cumpleaños de la princesa lucifeniana estaba en marcha.
—Pero debería haber otros sirvientes de mayor rango que puedan hacer ese trabajo. ¿Por qué nosotras?
—El conde lo pidió. ¿Sois conocidas de él? —nos preguntó Gerda, con una expresión de curiosidad en su
rostro.
El Conde Felix era el dueño de la tierra en la que estaba el pueblo de Yatski, así que naturalmente sabíamos
su nombre. Pero en realidad nunca lo habíamos conocido, y no parecía probable que él supiera de aldeanas
como nosotras. Mientras procesabamos nuestro desconcierto, nos enseñaron la forma en la que debíamos
atenderlo, y luego tomamos la bandeja con los utensilios para el té.
—Lord Keel volverá pronto, así que os lo dejo hasta entonces. No lo arruinéis —nos indicó.
Aun así, esta era mi primera experiencia atendiendo a alguien. Estaba nerviosa, pero abrí la puerta del
salón y entré. Dentro había un refinado hombre de mediana edad con el vello facial rizado sentado, que
parecía estar hablando de algo con un joven que esperaba de pie a su lado.
—Perdone, señor. Hemos traído algunas bebidas y pasteles para el té. El amo regresará en breve, así que,
por favor, espere un poco más.
Puse la vajilla sobre la mesa teniendo cuidado de no hacer ruido y vertí el té. En el momento en que
Clarith dejó los pasteles del té detrás de mí, dejó escapar un pequeño jadeo de sorpresa.
Levanté la cabeza, pensando que había cometido algún tipo de error, y fue entonces cuando mis ojos se
encontraron con el joven que estaba de pie junto al conde.
–Y solté un grito.
—¡¿Ayn?! ¿Qué estás haciendo aquí?

Poco después de que Lord Keel regresara a la mansión, Clarith, Ayn y yo fuimos expulsados del salón para
que pudieran tener una discusión importante.
—Escuché del viejo que dirigía la posada que ustedes dos fueron a trabajar aquí. Entonces le pregunté al
Conde Felix si me dejaría venir, y lo hizo. Estoy muy aliviado de ver que están bien.
Ayn nos sonrió con la misma sonrisa despreocupada de sus días en el pueblo.
—¿Qué estás haciendo ahora, Ayn? ¿Cómo han ido las cosas en el pueblo...?
—Mi padre ha sido arrestado. Otra persona está actuando como jefe en este momento, creo. No he vuelto
a la aldea desde entonces, así que no lo sabría decir.
—¿No has vuelto?
—Así es. Me postulé ante el Conde Felix y actualmente estoy sirviendo en el ejército de Elphegort.
—¿El ejército?
Incluso Clarith, que se había estado escondiendo detrás de mí en silencio hasta ahora, parecía estar
sorprendida por eso.
En el pueblo, Ayn solo había mostrado la imagen de alguien que cuidaba del ganado, pero parecía que, en
verdad, siempre había querido trabajar para proteger algo. Nos dijo que de vez en cuando recibía
entrenamiento con espada de Eugen.
—Es mi sueño convertirme en un increíble espadachín como Leonhart Avadonia o Gast Venom. ... Y
también pensé en volverme más fuerte para matar a mi padre y a Eugen... para proteger a alguien que aprecio.
—Alguien a quien... ¿aprecias?
Ayn entrecerró los ojos un poco avergonzado. Parecía no mirarme a mí, sino a quien estaba detrás mío.
El mayordomo Bruno abrió la puerta del salón. Parecía que la conversación había terminado.
—Ya veo. Parece que los activos de Lucifenia son bastante importantes.
—En efecto. Probablemente era para mostrar su autoridad, pero me sorprendió bastante cuando sacaron
ese gran castillo hecho de dulces.
—Por otro lado, la población sufre de pobreza, ¿no es así?
—Sí. El efecto de las malas cosechas es aún peor allí que en Elphegort.
—Es así... Bueno, es muy importante que haya podido tener esta valiosa conversación hoy. Gracias, señor
Keel.
Cuando los vimos salir de la habitación, los tres nos enderezamos. Luego vimos a la pequeña señorita
Yukina corriendo en su dirección desde el otro lado tan rápido como pudo.
Yukina voló a toda velocidad sobre el pecho de Lord Keel, con todas sus fuerzas.
—¡Grk–!
—¡Papi! ¡Eres malo!
La cabeza de Yukina dio un golpe limpio en su estómago. Aun así, Lord Keel de alguna manera logró
sonreír, reajustando sus lentes y acariciando suavemente la cabeza de la niña.
—¡Hmph, tenías que venir a verme primero cuando volvieras a casa!
—Lo siento mucho, Yukina. Mi trabajo ha terminado, ¿qué tal si vamos a leer un libro juntos?
El Conde Felix miró con cariño la imagen del padre y la hija Freezis.
—Parece que incluso el mundialmente famoso Keel Freezis es débil ante su hija.
—Es vergonzoso, pero para mí, mi hija es una enemiga más formidable que la "Hija del Mal" de Lucifenia.
El Conde Felix se rió a carcajadas por la forma de hablar de Lord Keel. Luego habló con Ayn,
comenzando a caminar hacia el vestíbulo.
—¡Ah, eh, Ayn!
De repente, Clarith salió corriendo detrás de mí para perseguirlo, gritando en voz alta.
—¡Gracias por salvarnos en ese entonces! ¡Muchas gracias!
Ayn agitó levemente su mano sin mirarnos, y se fue junto con el conde.

No podía distinguirlo fácilmente desde tan lejos, pero parecía estar secándose lagrimas de los ojos.

-ESCENA 3-
Michaela ~ El País de Elphegort, "Finca Freezis/Jardín" ~

Después de la cena, esperé a Clarith frente a la fuente en el jardín.


El jardín de esta mansión tenía muchas de las plantas favoritas de la Sra. Freezis plantadas en él; En este
momento el paisaje estaba un poco desolado, pero una vez que hiciera mejor temperatura, todo florecería.
Después de esperar un poco, frotándome las manos, Clarith llegó en un estado de agobio.
—¡Lo siento! La señorita Yukina no podía dormir...
—Está bien.
—¿Tenías frío? ¿Te sientes más cálida así?
Habiéndose sentado, Clarith procedió a apoyarse en mí. Ante su rostro sonriente, también esbocé una
sonrisa.
El trabajo estaba ocupándonos durante el día, y había tanta gente en las habitaciones que los sirvientes
compartían entre sí que era increíblemente incómodo. Así que Clarith y yo nos reuníamos en el jardín después
de la cena todos los días. No hacíamos nada en particular, solo nos contábamos chismes casuales. Clarith
hablaba sobre las travesuras de Yukina y las cosas que había escrito. La visión de Clarith felizmente hablando
de algo relacionado con una persona fuera de mí era algo que nunca vi en el pueblo.
—Y la historia que hizo la señorita Yukina era muy interesante. ¡Que ella pueda escribir algo así con tan
solo nueve años! Creo que ella tiene un don natural.
Estaba claro que la Clarith de ahora no podía ser comparada con la de la aldea. Ella sonrió más y, tal vez
porque también se había vuelto mucho más expresiva, se veía más hermosa y vibrante que cuando la conocí.
—Esta vez se está hablando de convertir la historia que ha escrito en un libro. Por supuesto, eso sería con
la ayuda de Lord Keel, pero creo que será absolutamente popular.
Al ver a Clarith hablar alegremente sobre nada más que Yukina, me alegré pero al mismo tiempo también
me sentí un poco sola. Tal vez de alguna manera pensé que Clarith siempre me miraría solo a mí, para siempre.
—... ¿Michaela? ¿Estás molesta por algo?
Parecía que sin darme cuenta, mis sentimientos se manifestaron en mi expresión. Me sentí un poco
avergonzada de sentir envidia de una niña de nueve años.
—Jaja. No te preocupes. Siempre serás mi número uno, Michaela. —Clarith se acercó aún más a mí. Hasta
el punto en que podía escuchar sus latidos—. Hey, Michaela, esa canción que cantaste en la colina esa vez era
muy bonita. Me gustaría escucharla de nuevo.
—... Claro, no me importa. Pero nos regañarán si canto demasiado alto, así que esta vez lo haré más suave.
Tomé el aire frío de la noche y canté la "Nana Mecánica", mientras Clarith escuchaba hechizada.
Además de como medio para buscar los "Contenedores del Pecado Capital", me gustaba cantar. Cuando
canto, mi estado de ánimo se dispara, y me olvido de mis dificultades con el trabajo.
Mientras cantaba, la nota discordante que mostraba dónde se encontraba el "Contenedor del Pecado
Capital" me regresó.
Poco después de llegar a la mansión pude saber dónde estaba el contenedor. Era una de las piezas que
descansaba en la preciada colección de Lord Keel. Habiendo llegado tan cerca pude sentirlo incluso sin cantar.
Pero el área de almacenamiento estaba cerrada con seguridad, y a los sirvientes menores ni siquiera se les
permitía acercarse. Como no me parecía que alguien en la mansión estuviera bajo ninguna influencia maligna,
pensé que primero debía encontrar algún medio para ponerme en contacto con Elluka en Lucifenia.
Cuando terminé de cantar, escuché aplausos detrás de mí. Clarith y yo nos dimos la vuelta, y allí estaba
Lord Keel.
—Bravo. Eso fue asombroso, Michaela. No tenía idea de que tenías una habilidad tan especial.
Divirtiéndome tanto cantando, debí haber alzado la voz sin darme cuenta. ¿Había llegado a la habitación
de Lord Keel? Sin embargo, Clarith no había dicho nada al respecto.
—¡Lo lamento muchísimo! No quise ser tan ruidosa a esta hora de la noche...
—Oh, no, no me importa. Por cierto, ¿te gusta cantar, Michaela?
—Uh, erm, sí.
Le di una mirada de soslayo a Clarith, y ella miraba entre Lord Keel y yo con una expresión de
desconcierto.
—Ya veo. Bueno, ¿qué tal si cantas durante el día de mañana?
—¿Eh?
—Haré que tomes lecciones de canto. Agudizaremos tu habilidad aún más.
—¿Qué quieres decir?
—Lo sabrás eventualmente. Vamos, hace bastante frío. Regresen a sus habitaciones por ahora. Buenas
noches.
En su expresión, Lord Keel tenía la misma sonrisa de siempre, pero sus ojos parecían estar tramando algo.
Y así, después de medio mes, terminé mostrando mi canción ante una gran multitud de personas.

-ESCENA 4-
Michaela ~ El país de Elphegort, "Finca Freezis/Salón de Banquetes" ~

Todos los meses se celebraba una cena en la finca Freezis para todos los asociados de Lord Freezis. Los
invitados eran gerentes de empresas y personas importantes de otros países, o al menos gente con ese tipo de
influencia. Compartían su información aquí y participaban en varios negocios.
Lord Keel dio una palmada más fuerte que el ruido del salón y llamó la atención de todos hacia él.
—¡Escuchen, ahora que el banquete está en pleno apogeo, les presentaré el tesoro secreto de mi hogar!
—¿Tesoro secreto? ¿Seguro que esta vez será bueno, señor Keel?
—Tal vez debas renunciar a las malas actuaciones, como cuando esos trucos de magia, ¿eh?
Un par de personas bromearon, y algunas pequeñas risas estallaron en la sala. Lord Keel sonrió con
confianza, como desafiándolos.
—No hay ningún problema con la actuación de esta noche, ¡tengo mucha confianza en ella! ¡Vengan,
escuchen con atención la hermosa voz de la única diva de Elphegort, una chica que trabaja en mi casa,
Michaela!
Ante la presentación de Lord Keel, rápidamente me paré en el escenario instalado en el salón. En ese
momento, la atmósfera de la habitación cambió.
—Ooh... Es hermosa.
—¿Quién hubiera pensado que tal belleza estaría en la mansión de Sir Freezis...
Con un hermoso vestido y maquillaje, todos los ojos en la habitación estaban puestos en mí. Era la
primera vez que cantaba ante tanta gente. El sudor frío me recorrió la espalda.
En los bastidores, Clarith apretó los puños y me animó con un «¡Puedes hacerlo!». Al ver eso, algo de mi
tensión se desvaneció.
El acompañante comenzó a tocar el piano. Concentré mi audición en el sonido, para asegurarme de no
estropear el tiempo en los primeros compases de la melodía. Respiré profundamente el aire cálido de la
habitación.
Estaba un poco fuera de sintonía con el acompañante, pero pude comenzar a cantar sin problemas. Y una
vez que comencé, mi tensión desapareció milagrosamente. Todo el tiempo que estuve cantando me
preguntaba si lo estaba haciendo correctamente o si los estaba aburriendo.
Cuando terminé hice una pequeña reverencia; Después de un breve momento de silencio, los aplausos
atronadores me envolvieron.
—¡Estupendo!
—¡Qué sorpresa que Sir Keel tuviera una gema tan escondida!
Fue una tormenta de alabanzas. Una vez que pude asimilar completamente la situación, inmediatamente
me sentí eufórica. Lord Keel también estaba haciendo una sonrisa de satisfacción, con una mirada orgullosa en
su rostro.
Canté tres canciones más después de eso, y al terminar siempre seguían vítores. La euforia y la tensión me
agotaron, pero mi papel para la noche aún no había terminado. También era mi trabajo dar la vuelta al salón
con Lord Keel y presentarme a los invitados, así como atenderlos.
Todos no tenían más que cumplidos para mí. De ninguna manera era un mal presentimiento ser tan
alabada; Respondí a todos con una sonrisa sincera.
—Esta vez fue un gran éxito, Keel.
Un hombre joven de cabello azul comenzó a hablar con Lord Keel como si fueran amigos cercanos. Era
bastante más joven que los otros invitados, de hecho, parecía ser el más joven.
—Sí, el espectáculo anterior fue bastante impopular, ¿eh? ¿Estás satisfecho esta vez, Kyle?
—Oh, sí. Ella tiene una voz clara y hermosa, como una diosa. ... Has encontrado una joya inesperada.
El hombre llamado Kyle me dio una sonrisa refrescante. Pensé para mis adentros que se parecía un poco a
Ayn.
—Michaela, déjame presentarte a Kyle. Es un querido amigo mío y el rey de Marlon, pero también es un
playboy que participa en este banquete todos los meses.
—¡El rey de…! ¡Disculpe, señor!
Me entró un poco de pánico al saber que el hombre que tenía delante era una figura aún mayor de lo que
pensaba. Kyle me detuvo cuando bajé rápidamente la mirada y me incliné.
—Ah, no tienes que hacer eso. Estoy aquí de incógnito, así que, por el contrario, sería mejor para mí que
no me trates así. No me importa si me hablas tan familiarmente como Keel.
—Ah, entonces haré eso, playboy.
—Oh no, no, bajo ninguna circunstancia deberías hablar tan familiar, Michaela.
—¿Pero no fuiste tú quien le llamó así, señor...?
—Ah, bueno, sí...
Kyle me miró de arriba a abajo con el nervioso Lord Keel al lado, y finalmente habló, riendo: «¡Ja, ja, ja!
Eres una chica interesante».
La apariencia de él riéndose tan inocentemente lo hacía parecer un simple joven, hasta el punto de que uno
no podía decir si realmente era de la realeza.

Después de ese día, se agregó "canto" a mi trabajo, además de la lavandería.


No solo en la mansión Freezis; Hubo momentos en que me iba a otras mansiones y cantaba allí. Pronto se
corrió la voz, y ese chisme incluso impregnó a la gente del pueblo. Antes de darme cuenta, no había una sola
persona en Elphegort que no supiera el nombre de "La Diva Michaela". Mi salario subió, pero sobre todo
conocí la alegría de cantar ante la gente.

Había comenzado a disfrutar la vida que estaba viviendo como un ser humano.
Tanto es así que comencé a olvidar el objetivo original que me habían dado.
Y pronto pasó un año completo desde que hube reencarnado.
-ESCENA 5-
Michaela ~ El País de Elphegort, "Finca Freezis/Salón" ~

Desde que empecé a presumir de mi canto ante otras personas, conocí a muchos nobles y comerciantes. Y
acompañando eso, algo preocupante comenzó a suceder. Entre los nobles más jóvenes que había conocido,
comenzaron a aparecer aquellos que me hacían propuestas de matrimonio.
Lord Keel me había apoyado, diciendo que eso era algo extremadamente bueno, pero de todos modos no
podría aceptarlas incluso si quisiera. Quedaban dos años del tiempo que podría pasar como el "yo" humano. Y
una vez que esos años se acabaran, tendría que volver a ser un espíritu.
Más que eso, todavía no podía entender completamente el sentimiento humano del amor.
¿Qué significa amar a alguien?
Habiendo sido un espíritu sin género originalmente, nunca antes había estado enamorada.
Observando a los humanos que visitaban el bosque, varias veces había sido testigo de hombres que les
decían a las mujeres que los amaban, o mujeres que a los hombres u otras personas intercambiaban besos. Y vi
muchas tragedias que surgieron cuando el amor se volvía loco. Pero no podía empatizar con esas personas. A
mis ojos, solo había parecido ser un extraño comportamiento reproductivo característico de los humanos.

En el banquete de esta noche, al igual que en los demás, recibí un aplauso atronador. Cantar era tan
divertido como siempre, pero las llamadas de cortesía de después se habían vuelto extremadamente dolorosas.
La razón es que tenía que intercambiar hábilmente los comentarios con gran cantidad de cumplidos y frases
dirigidas a mí.
—Oh, ¿estás bien? Si esto se está poniendo difícil para ti, no me importa que descanses por un rato —dijo
la Sra. Freezis, sonando mucho más exhausta de lo habitual. Aprovechando la amabilidad de la señora,
comencé a caminar hacia al salón, que estaba siendo utilizado como la sala de espera durante la fiesta del
banquete.
—Estoy cansada.
Me dejé caer en el sofá. Había varias pinturas en el salón. Formaban parte de la colección de Lord Keel.
Miré las pinturas, sin ninguna razón en particular. No sabía por qué, pero había una entre ellas que me pareció
extremadamente fascinante.
Esa pintura al óleo tenía un uso del color mucho más reservado que las demás a su alrededor. Era una
imagen tranquila que mostraba a una chica de cabello rubio sonriendo y de pie en una costa, pero de alguna
manera se sentía extrañamente siniestra, y también un triste. En la parte inferior de la imagen estaba la firma
del artista, pero desafortunadamente no podía leerla.
Desearía que Elluka me hubiera enseñado un poco a leer.
Durante mi curso intensivo de un mes, no había tiempo para cosas como aprender a leer. Elluka me dijo
que si fuera necesario me las arreglara más tarde, pero en mi vida como agricultora eso había sido imposible.
La madre de Clarith sabía leer y escribir, ¿no? Desearía haber recibido lecciones de ella.
Observé la firma en completa quietud.
—Karchess Crim. Es mi seudónimo.
El que me informó, detrás de mí, del nombre del artista fue el Rey de Marlon, Kyle, que había entrado en
la habitación en algún momento sin que yo lo supiera.
—¿R-rey Kyle? Me sorprendiste, ¡no entres tan repentinamente!
—Lo siento, aunque llamé... No escuché ninguna respuesta.
Tal vez había estado tan absorta en la pintura que no lo había escuchado. Aun así, no debería haber
entrado tan deliberadamente... Al menos podría haber dicho algo.
Hubo momentos en que demostró la dignidad que uno podría esperar de la realeza, y luego hubo
momentos en los que, como ahora, no tenía tacto ninguno, como si no pudiera leer la situación. Las mujeres
que asistían al banquete parecían, por el contrario, encontrar esto adorable; como tal, y como era soltero,
parecía que era muy popular entre ellas.
—Esta pintura es en realidad una que hice cuando era niño.
Kyle comenzó a hablar con nostalgia. Su expresión era tranquila.
—Eso fue hace siete... no, hace ocho años. Tenía catorce o quince años en ese momento y quería ser
pintor. Incluso estaba considerando abdicar del trono por mi sueño. Según recuerdo, fue entonces cuando
conocí a Keel.
Francamente, eso era sorprendente. Que tendría la determinación de tirar todo por el bien de sus sueños, a
pesar de tener un futuro por delante. ... De esa manera también, me recordó a Ayn.
—Aunque, bueno, esos sueños fueron aplastados por instigación de mi madre. En secreto, hizo
preparativos con comerciantes de arte y críticos, y me excluyó por completo del mundillo. Hasta el punto en
que ya no puedo regresar.
—Pero eso ...

—Creo, para empezar, que el que el heredero al trono se convirtiera en pintor era una idea ridícula.
Después de la muerte de mi padre, quemé casi todas las pinturas que había hecho hasta ese momento. ... El
único que queda ahora es este, que Keel me compró.
—... Kyle, ¿odias ser rey?
—No. Tengo mucho orgullo por mi posición como rey. Con una sola palabra puedo salvar a una nación o
hacerla sufrir. Es una gran responsabilidad y, al mismo tiempo, creo que es un trabajo maravilloso e
insustituible. Pero... a veces me pongo a pensar que tal vez solo he caminado por el riel que mi madre me ha
tendido, tal vez solo soy su títere. "Yo decido quien soy". Eso es lo que siempre he pensado, pero... eso no ha
funcionado muy bien.
En ese momento sentí una incomodidad inexpresable. ¿Qué era este sentimiento...? Sentí una sensación de
piel de gallina, inconscientemente frotando mi brazo.
—... Incluso ahora, hay momentos en que quiero abandonar todo y huir. Dejaría de ser rey, me mezclaría
con los plebeyos y viviría una vida humilde. Me rodearía de una esposa y un hijo que amaría, ya sabes.
En ese momento, Kyle me miró a la cara.
—En ese momento... sería increíblemente feliz si tuviera a alguien como tú a mi lado —dijo, sonrojándose
hasta las orejas. Al ver eso, la extraña sensación de antes se desvaneció. Sospeché que comprendí al menos un
poco este sentimiento de "adorable" que sentían las otras mujeres.
—¿Me amas, rey Kyle?
— Uh... No te cortas, ¿eh? —Kyle parecía tener problemas para hablar, como si mis palabras lo tomaran
por sorpresa— . Así es. Sí, me gustas. Desde que te conocí, me temo.
Mirando a Kyle, lo medité. Tal vez si fuera una mujer humana normal, me alegraría escucharle decir esas
cosas, o me sentiría avergonzada, o tal vez estaría desconcertada de por qué me elegía, o me enojaría. Pero
ninguna de esas emociones surgió en mí. Ciertamente no era desagradable recibir ese favor. Aunque, bueno,
estaba un poco harta, siendo esta la quinta persona en buscar mi matrimonio.
—Estoy feliz de que te sientas así, sin embargo, no sé lo que es amar a alguien. Como tal, no puedo
aceptar. Lo siento mucho.
Respondí sin rodeos. Pensé que ser vaga con los sentimientos de Kyle sería muy deshonesto hacia él.
—¿No sabes... qué es amar a alguien?
—Sí. Nunca he estado enamorada antes. Entonces... ¿qué es exactamente el amor en primer lugar?
—Oh... Esa es una pregunta difícil.
Era una pregunta que aparentemente llevaba a otras persona a enojarse, como si me estuviera burlando de
ellos; pero Kyle lo consideró seriamente.
—Michaela, ¿tienes a alguien a quien aprecies aparte de cualquier familia que tengas?
—... Sí.
—Cuando esa persona está en problemas, ¿quieres protegerla?
—Sí, por supuesto.
—Ya veo. Bueno, entonces, ¿estás feliz de estar siempre con esa persona?
—Sí.
—Si esa persona te dijera que ya no quiere estar contigo, que prefiere a otra persona, ¿podrías aceptarlo?
Había estado respondiendo las preguntas sin problemas hasta ese momento, pero con esa me dolió un
poco el pecho.
—... No. Me gustaría aceptarlo, pero no creo que pueda.
—Entonces tal vez ames a esa persona. Esta es solo mi propia teoría, pero creo que el amor es algo
egoísta. Por un lado, deseas darle a la otra persona todo lo que desea; pero, por otro lado, no puedes evitar
desear que la otra persona sea toda para ti. Si cambian su interés por otra persona, te pones celoso. Con la
amistad, en algunos aspectos implica mantener la distancia. Así que creo que esa es la diferencia entre el amor
y la amistad.
—Ya veo... Hm, aunque...
—¿Qué pasa?
—La persona de la que estoy hablando es una mujer.
—... Estoy perplejo.
Kyle miró al techo como si suplicara consejo. Era, por supuesto, Clarith la que me había venido a la mente.
—Hmmm, supongo que el amor no es necesariamente algo entre personas del sexo opuesto... Parece que
todavía soy inexperto en materia de amor.
—No lo creo. Al menos sabes más que yo.
—... Michaela.
Kyle sacó un pequeño collar de concha de su bolsillo y me lo puso alrededor del cuello.
—Esta es una prueba de mi amor puro. Estaría muy agradecido si lo aceptaras.
—... No puedo.
—¿Puedes rechazar tan fríamente un regalo del rey de Marlon? —dijo Kyle con un tono de burla,
haciendo un puchero como un niño mimado. Sus mejillas todavía estaban rojas.
—Tan rápidamente abusas de tu autoridad...
—Es una broma. Jaja, perdón si he echado a perder el momento. Quiero conocerte mejor. Deberíamos
comenzar como amigos primero. ¿Te gustaría acercarte más a mí?
Hizo una sonrisa traviesa, con las cejas bajas. Toqué el colgante puesto en el cuello.
—Bueno, si es solo como amigos, supongo que no me importa.
—Dios mío, qué valiente de tu parte tratar al rey de Marlon como un amigo.
—... Me vas a hacer enojar.
—Ja ja ja, solo bromeaba. Pues bien, espero conocerte mejor.
Dicho esto, volvió al banquete.

Una vez que descansé un poco, mi cansancio comenzó a desaparecer, así que salí de la habitación para
regresar al salón. Cuando lo hice, encontré a Clarith parada ante la puerta.
—¿Clarith? ¿Qué pasa?
—... El Rey de Marlon estaba aquí hace un momento. ¿Qué estaban haciendo ustedes dos?
—¿Huh? Acabamos de hablar un poco.
—Hmm... ¿Qué es ese collar?
—Ah... Él me lo dio.
—Francamente, es un poco hortera.
Clarith obviamente estaba disgustada. Me sorprendió su sarcasmo, algo tan poco característico de ella.
—¿Qué pasa, Clarith?
—Michaela, por favor, no te acerques a nadie más.
—¿Huh? ... ¿Por qué?
—Me asusta. Me da mucho miedo pensar que podrías alejarte de mí. ... Quiero que me mires solo a mí.
La frente de Clarith estaba arrugada, parecía que estaba al borde de las lágrimas. ¿De qué tenía que tener
tanto miedo? Estaba allí con ella.
—... Lo siento, fue extraño de mi parte decir eso. Por favor, olvídalo —dijo, dándome la espalda y
corriendo.
Mientras corría, fue atrapada por una Yukina medio dormida, y la regañó por correr por los pasillos. Presa
del pánico, Clarith inclinó la cabeza y, de alguna manera, pareció haber recibido el perdón.
Recordé lo que Kyle me había dicho antes.
«El amor es una cosa egoísta. Por un lado, deseas darle a la otra persona todo lo que desea; pero, por otro
lado, no puedes evitar desear que la otra persona sea toda para ti. Si cambian su interés por otra persona, te
pones celoso».
Me pareció que esas palabras ciertamente podrían aplicarse a Clarith en este momento.
No podía ser... ¿o sí?
CAPÍTULO 3
-SECCIÓN 2-
LAS DIFICULTADES DE LOS SENTIMIENTOS
-ESCENA 1-
Michaela ~ El país de Elphegort, "Finca Freezis/Área de Lavandería" ~

Había comenzado a hacer considerablemente más calor que cuando comencé a trabajar. La colada había sido
tan dolorosa de hacer durante el invierno... Pero últimamente no estaba tan mal.
Habían pasado varias semanas desde ese banquete. Un mensajero del rey de Elphegort vino a la mansión.
Lord Keel había decidido brindar ayuda a través de Elphegort a Lucifenia, que sufría una hambruna debido a
su mala cosecha, por lo que el mensajero estaba manejando los trámites.
Ayer, el Rey de Elphegort, que vino de incógnito, el Rey Kyle y Lord Keel, mantenieron una charla
privada. Escuché que allí fue que decidieron brindar ayuda.
Los sirvientes, amantes de los chismes, no podían hablar de otra cosa mientras hacían su trabajo.
—Parece que Lucifenia ha estado en un estado de inquietud recientemente.
—¡Dicen que Leonhart, uno de los Tres Héroes, fue asesinado!
—Escuche que van a ayudar a Lucifenia para espiar como se desarrolla la situación.
—Espero que la guerra no estalle...
—Se supone que la ayuda evitará que eso suceda, ¿no?
—Pero escuché que la princesa de allí es una déspota, y nadie sabe lo que hará. ¿No lo sabes? En Lucifenia
la llaman la "Hija del Mal".
En las últimas décadas, Lucifenia había experimentado una expansión territorial extrema, pero debido al
problema de que otro gobernante se hizo cargo del orden de su gobierno, estaba en caos. A eso se sumó la
escasez de alimentos de sus malas cosechas y la tiranía de la princesa. Estos diversos factores se estaban
acumulando, y se rumoreaba que los mismos cimientos de Lucifenia estaban siendo sacudidos.
Hablando de la princesa lucifeniana,
«Su prometida, ¿eh?»
,

Lord Keel me había contado en secreto sobre ella, diciendo que el compromiso de Kyle y Riliane se
decidió cuando eran niños.
¿Kyle solo estaba jugando conmigo? Por un lado, me sentí aliviada y, por el otro, estaba un poco irritada,
aunque no sabía por qué.
Kyle se había quedado en Elphegort por un tiempo, por lo que nos habíamos visto con frecuencia (o más
bien, había estado viniendo a la mansión sin ser invitado casi todos los días). Disfruté estar con él. Descubrí
que nuestras conversaciones sobre los festivales y los tiempos de Marlon en los que había peleado con piratas
marinos eran increíblemente interesantes, y me ayudaba al comprar cosas para el hogar. Por encima de todo,
sabía muy bien que él siempre estaba preocupado por no aburrirme.
Ciertamente no era un mal hombre. Pero…
Aquí estaba ahora, sin haberme abordado el tema de su prometida.
—Michaela, ¿estás aquí? —No sabía cuándo había llegado a la mansión, pero después de llamarme, entró
al área de lavandería sin reserva—. Hola. Hoy hace buen tiempo, ¿eh? Me imagino que te está ayudando a
trabajar con la ropa.
Cuando miré a Kyle, parloteando sin pensar, rápidamente me enfurecí. Decidí molestarlo un poco,
silenciosamente lavando la ropa, sin decir nada en respuesta.
—No pude volver a Marlon hoy, así que pensé en saludar a Keel, pero... desafortunadamente parece que
está en medio de algo. No quiero hacer esperar a mi impaciente capitán de barco, así que creo que regresaré ya.
Michaela, ¿podrías por favor saludar a Keel por mí?
—Cuéntale tus asuntos con Lord Keel al mayordomo, Bruno, en lugar de a una humilde servidora como
yo.
—... ¿Estás molesta conmigo por algo? Ya veo, ¿estarás sola cuando regrese a Marlon? Michaela... ¡Por fin
has-!
—No. Es. ¡Eso!
Mi temperamento se encendió y golpeé la superficie del agua con mi tabla de lavar. El agua en el cubo me
salpicó.
—... Escuché que tienes una novia.
—¿Una novia? Oh, te refieres a Riliane. ... Ella es más más como una hermana pequeña para mí. No la
quiero como un miembro del sexo opuesto.
—Pero ustedes dos se casarán pronto, ¿no?
—Supongo que lo haremos... aunque estoy un pelín feliz de que estés celosa por eso.
—¡Me molesta que me engañen!
Pensé en tirarle mi tabla de lavar, pero terminé renunciando a la idea. Había gente observando, y además
sería una tontería por mi parte hacer algo así a un rey. Respiré hondo y recuperé la compostura.
Solo dije: «Te irás a casa, ¿verdad? Te veré en la entrada principal», y le di la espalda, alejándome.
Detrás de mí escuché lo que sonó a él suspirando un «Nada de eso», y luego el sonido de sus pasos
siguiéndome. Aferrado al camino que conducía a la puerta principal, Kyle me habló incesantemente, como si
tratara de hacer que me diera la vuelta.
—Michaela. Ella podría ser mi prometida, pero eso es solo lo que decidieron nuestras madres: la
Emperatriz Viuda Prim de Marlon y la difunta reina Anne de Lucifenia. Yo no quiero casarme con Riliane.
—¿No te gusta la princesa Riliane, rey Kyle?
—No del todo. La sociedad podrá despreciarla como la "Hija del Mal", pero sé que no es una chica mala.
Son solo las circunstancias que la rodearon las que la hicieron así. Al menos, eso es lo que pienso. Amo a
Riliane. Pero... no estoy enamorado de ella. La conozco desde que era una cría, así que solo puedo verla como
mi preciosa hermanita.
Decía que "amaba" a un miembro particular del sexo opuesto, pero también que era diferente del amor
romántico. Realmente no entendía lo que era el amor.
En cualquier caso, tuve que rechazar definitivamente el cortejo de Kyle. No era un ciudadano promedio,
era el rey de todo un país. Y lo que es más, su prometida era la princesa Riliane, que estaba poseída por un
"Demonio del Pecado Capital". Si ella se enfurecía por todo esto, no tendría forma de predecir lo que causaría
como resultado. Y probablemente sería una molestia para Lord Keel, tarde o temprano, si dejara las cosas sin
resolver como están ahora.
—Aun así, no puedes desafiar a tu madre... la Emperatriz Viuda, ¿verdad?
—Bueno…
Me di la vuelta para mirarlo.
—Debes dejar de mostrar tu amor por mí a partir de ahora. Quiero poder relacionarme contigo solo como
sirvienta de tu amigo. Eres el rey de Marlon y tienes una prometida, ¿no? Si sigues así, habrá un problema
entre sus dos países.
Kyle dejó de caminar y miró al cielo, con una expresión de sorpresa en su rostro. Después de un corto
período, volvió su mirada hacia mí, directamente a los ojos.
—… Figúrate, un rey siendo reprendido por una simple sirvienta. Entiendo. Ya no haré más intentos de
cortejarte —dijo, con un tono claro. Luego, luciendo triste por un breve momento, una vez más caminó hacia
la entrada.
Lo seguí sin decir nada. Ambos en silencio, la puerta principal finalmente apareció a la vista. Afuera había
criados esperando a Kyle.
—Bueno, cuídate.
—De hecho, estoy deseando oírte cantar en el próximo banquete.
Kyle caminó hacia sus sirvientes. Decidí despedirlo hasta que ya no pudiera ver su carruaje. Estaba
observando su espalda, y de repente Kyle se dio la vuelta y corrió hacia mí, abrazándome.
—¿Rey Kyle? No debes... Por favor, detente...
—Michaela, si... si tuviera que desafiar a mi madre, abandonaría mi posición como rey y mi país y huiría
contigo, ¿podrías... Vendrías conmigo?
Otra vez. Nuevamente experimenté la incomodidad que había sentido la noche de ese banquete. Simplemente
sentí el calor del cuerpo de Kyle, incapaz de precisar la identidad de la sensación.
—Yo ...

—... Lo siento, olvida lo que dije hace un momento.


Kyle se apartó de mí, y una vez más se volvió y se fue.
¿Podrían los humanos realmente dejar de lado todo, si fuera por amor?
Pensé que los sentimientos directos y casi enloquecidos de Kyle eran estúpidos. Pero al mismo tiempo,
también sentí un poco de envidia.
¿Podría yo... también amar a alguien hasta tal punto?

Cuando intenté regresar a la lavandería, sentí que algo extraño sucedía dentro de la mansión.
Pude sentir el "Contenedor del Pecado Capital" siendo trasladado fuera del almacén. ¿Alguien se lo
llevaba? Rápidamente perseguí el rastro de su presencia mientras continuaba moviéndose. Parecía que se dirigía
hacia la habitación privada de Lord Keel.
—Oh, Michaela. ¿Qué pasa? Vas muy apurada.
Cuando finalmente llegué, el que estaba cerca de la presencia del contenedor no era otro que Lord Keel.
—Er, nada... Um, me preguntaba si el mensajero ya se había ido.
—Ah, terminé mucho antes de lo que esperaba. Así que pensé que podría poner mi almacén en orden.
—Ya veo, así que eso era todo. ¿Y eso es...?
Lord Keel sostenía en su mano una espada envejecida. Suavemente establecí un hechizo de detección en
mi voz, y efectivamente, una nota discordante que señalaba un "Contenedor de Pecado Capital" resonó.
—¿Oh, esto? ¿Una chica como tú tiene interés en algo así?
—No, eh... Solo creo que tiene una forma muy extraña para ser una espada.
—Es una de mis piezas de colección. Mi esposa estaba interesada en él, pensando, al igual que tú, que tiene
una forma única. Aunque en realidad no tiene mucho valor monetario.
La espada no era como la típica espada de dos manos, ni era como un estoque. En su vaina estaba
garabateado algo que parecía una protección.
—¿Cuál era su nombre...? Ah, sí, el vendedor dijo que se llamaba "Espada de Venom", creo.
Conocía el nombre, la apariencia y la ubicación del "Contenedor del Pecado Capital". Ahora necesitaba
descubrir cómo transmitirle eso a Elluka, que estaba en Lucifenia.
Esa noche, estaba en el jardín. Llegué allí un poco antes de lo planeado, para poder terminar con mi
"canción" antes de que Clarith llegara allí.
Respiré hondo. La canción que canté eso era diferente a la habitual.
"La Reminiscente Caja Musical", una canción que hablaba de la tragedia del artesano conocido como
"Clockworker". Canté la desgarradora melodía para que llegara a la lejana Lucifenia.
Elluka me dijo que cantara esa canción cuando tuviera más información sobre el "Contenedor del Pecado
Capital". No sabía qué significado tenía la misma. Ya sea alguien irresponsable o simplemente una persona
desanimada, Elluka era el tipo de persona que no me contaba lo esencial, al parecer lo encontraba molesto.
«Lo sabrás cuando lo hagas».
En este momento no tenía más remedio que creer en las palabras de Elluka. Seguramente, algún tipo de
comunicación me llegaría de ella, eventualmente.
-ESCENA 2-
Michaela ~ El País de Elphegort, "Aceid, Distrito Central" ~

Pasaron varias semanas desde que envié mi canción a Elluka. Por primera vez en mucho tiempo, fui a la
posada en el distrito central donde me había alojado la otra vez. Nos habíamos quedado sin jabón para la ropa,
así que pensé que tomaría un poco mientras estaba de compras.
—He oído hablar de usted, señorita diva —dijo el anciano, viniendo a saludarme. Su cara parecía estar
mucho más delgada de como había sido medio año antes. ... Me di cuenta de que si lo señalaba, probablemente
heriría su estado de ánimo, así que no dije nada al respecto.
—¿Clarith está bien? —La señora en el mostrador de recepción estaba tan optimista como siempre.
—Sí, ella tiende a ser bastante torpe, pero goza de buena salud. En realidad, ¡se ha vuelto muy buena
horneando últimamente!
Desde que se convirtió en sirvienta en la casa de los Freezis, las habilidades culinarias de Clarith habían
florecido. Hubo un día en el que el chef se había enfermado, y Clarith se había hecho cargo temporalmente de
hornear aperitivos para la señorita Yukina. Su cocina fue tan inesperadamente popular que a partir de ese
momento Clarith fue puesta a hornear para ella. De vez en cuando también horneaba dulces para los
visitantes.
—Si tengo un momento libre, vendré con Clarith la próxima vez. Su stollen es extremadamente delicioso.
—Jojo, siempre suenas como si disfrutaras hablar de Clarith. ¿Realmente te gusta, eh?
La señora me escuchó hablar con una expresión tranquila, como si fuera su propia hija.
Tenía problemas para dominar las cosas con su torpeza, y a veces mostraba un lado egoísta, pero Clarith
era irremplazable para mí.
Sin embargo, por esa razón, me había asustado un poco. Una vez que se resolviera todo el problema con el
"Contenedor del Pecado Capital", tendría que volver a ser un espíritu. Eventualmente tendría que decir adiós.
Decirle adiós a alguien tan cercana a ella. ¿Podría el corazón de Clarith soportar eso?
No, no es eso. Solo estoy usando a Clarith como excusa. Es mi corazón el que quizás no pueda soportarlo.
Yo... no quiero dejar nunca a Clarith.
Una puerta de adentro se abrió con un golpe, y un niño Elphe se asomó dentro. No sabía si estaba a punto
de tener dientes adultos o no, pero el hecho de que solo podía ver sus dos dientes frontales lo hacía parecer
una rata.
—Oh, ¿quién es ese?
—Ah, bueno, ya que estás aquí, supongo que te lo contaré. Lo hemos estado cuidando por un tiempo. Era
hijo de unos comerciantes que conocíamos, pero como sus padres murieron a causa de la Enfermedad Gula,
no tiene parientes que lo cuiden.
La Enfermedad Gula... La madre de Clarith también había muerto de esa enfermedad.
El chico vino tímidamente después de ser llamado por la señora, recordándome mucho a Clarith. Qué ojos
tan tristes. ¿No podría ayudarlo de alguna manera? Si tan solo hubiera algo que pudiera hacer...
—Encantada de conocerte. Soy Michaela.
—... Encantado de conocerte.
—Oye. ¿Te gustan las canciones?
—... Sí. Mi madre me cantaba mucho.
—¿Qué canciones cantaba?
—Um, supongo que canciones como "South North Story"...
Conocía esa melodía. Esa era una de las que me enseñó mi profesor de música.
—Ya veo. ... Escucha, jovencito. A medida que avanza la vida, experimentaras muchas despedidas. Y eso
es... terriblemente triste. Pero en la vida, así como te despedidas, también conocerás gente nueva. Y estoy
segura de que esas nuevas personas curarán tu dolor. Aun así, vendrán otros momentos en que recuerdes a tu
madre y a tu padre, y querrás llorar. Cuando eso suceda, debes cantar. Canta la canción que tu madre te cantó.
Porque si haces eso, siempre podrás sentir a tus padres en tu corazón. Podrás sentir que siempre están a tu
lado.
—... Bueno.
Respiré hondo y me preparé para cantar. Antes de hacerlo, la señora me detuvo.
—Espera un momento. Si vas a cantar, hazlo en la plaza en lugar de en este pequeño lugar. Esta posada
desolada no es apta para los gustos de una diva tan famosa como tú.

Justo afuera de la posada había una gran plaza, en el corazón del distrito central. Estaba llena de cabinas y
gente bulliciosa.
—Esta es la primera vez que canto afuera... Estoy un poco nerviosa. Quédate aquí a mi lado, ¿de acuerdo?
Gentilmente acaricié la cabeza del niño, y él asintió, sonriéndome un poco. Me enderecé y comencé a
cantar "South North Story".
Esperaba que esa canción permaneciera en su corazón. Esperaba que ayudara a sanarlo, al menos un poco.
Antes de darme cuenta, una pequeña multitud se había reunido a mi alrededor. Todos estaban escuchando
mi canción, y entre ellos había incluso algunas personas derramando lágrimas. En algún momento, terminé
cantando a todas las personas de la zona.
Terminé de cantar y rápidamente les hice una reverencia. Cuando lo hice, obtuve un fuerte aplauso.
—¡Whoo! ¡Bravo!
—¡Eso fue maravilloso! ¡Lo mejor que he escuchado!
La gente estaba animando. La señora, su marido, incluso el niño, me aplaudían con una sonrisa en la cara.
—¡Gracias, señorita Michaela!
—No fue nada, no necesitas agradecerme. ... ¿Bien? ¿Te sientes mejor?
—¡Sí! ¡Lo haré lo mejor que pueda! ¡Incluso si estoy solo, no cederé!
—Asegurate de ayudar a la señora, ¿vale?
—¡Por supuesto! ¡Adiós!
Él rápidamente corrió hacia la posada. La multitud comenzó a dispersarse gradualmente.
Sí, mi despedida vendría algún día. Pero las verdades que había encontrado no desaparecerían. Si
pudiéramos continuar llevando estos sentimientos con nosotros, entonces seguramente Clarith y yo podríamos
seguir adelante.
Miré el reloj y vi que ya eran las tres en punto. Parece que me quedé mucho más de lo que pensaba que lo
haría.
Yo también debería irme.
Sucedió cuando comencé a caminar hacia la posada para buscar el jabón :

—Uh, disculpa...
Cuando me giré para mirar al poseedor de esa voz, había un chico de cabello rubio. Por la ropa que llevaba
puesta, me di cuenta de que no era de Elphegort.
—Oh, ¿tienes algún negocio conmigo, lindo chico extranjero?
—Uh-uh... ¿Conoces a una chica llamada Gumillia?

-ESCENA 3-
Michaela ~ El País de Elphegort, "Aceid, Distrito Central" ~

El chico de cabello rubio que conocí en el distrito central se llamaba Allen. Me dijo que era un sirviente que
trabajaba en el palacio lucifeniano y que había venido a Elphegort como mensajero de la princesa Riliane.
Había comenzado a sentirse un poco enfermo a mitad de camino a la mansión de Lord Keel, por lo que se
había detenido aquí para descansar. Aparentemente me había estado buscando, encargado de darme algo por
parte de Gumillia, que trabajaba en el palacio como él.
—Gumillia solo me dijo tu nombre, así que al principio pensé que no te encontraría.
A pesar de tener solo catorce años, Allen tenía un aire adulto sobre él.
Debido a que se dirigía a la finca Freezis, decidí decirle un atajo para llegar allí como agradecimiento por
atender la solicitud de Gumillia. Por invitación, subí con él en el carruaje. La mansión de Lord Keel estaba
cerca... en el distrito norte de la ciudad.
Allen tenía una disposición muy seria, y al principio me había hablado con la mayor formalidad. Pero
pensé que estaba demasiado rígido y le dije que se cortara. Muy pronto cambió de tono, como si estuviera
hablando con una vieja amiga.
—Oye, ¿cómo es Gumillia en el palacio?
No pude evitar estar interesada en saber cómo estaba mi amiga, al no haberla visto en todo un año.
—Pasa todo su tiempo entrenando como la aprendiz de la hechicera de la corte, Lady Elluka. Parece que
últimamente también se le ha encomendado la tarea de ayudar en el trabajo de Lady Elluka. ¿Conoces a Lady
Elluka?
—¡Por supuesto! Ya veo, entonces Gumillia está trabajando bastante duro.
¡Actuando como una ayudante en el trabajo de Elluka! Tal vez su entrenamiento era para poder usar el
"Arte Secreto Clockworker" que necesitaba para sellar a los "Demonios del Pecado Capital". Quería preguntar
aún más sobre Gumillia, pero como no había muchas oportunidades en las que interactuaran, Allen no parecía
saber mucho más.
—Por cierto... ¿qué demonios es eso? —preguntó Allen, señalando el objeto que estaba sosteniendo.
El artículo que Gumillia me había dado a través de él... De un vistazo parecía poco más que una cebolleta
común. Pero no era así. Sí, ¡era una Cebolleta Muy Asombrosa! Era uno de los objetos mágicos de leyenda que
Elluka me había enseñado en esa casa abandonada.
Ella me había dicho que esta herramienta mágica se usaba en el Reino Mágico de Levianta, que floreció en
la antigüedad, como un medio de comunicación. Uno de sus efectos era señalar al que lo sostiene la cercanía a
una persona designada. No estaba segura de si Elluka y Gumillia habían podido descubrir que estaba
trabajando en la finca Freezis, pero al menos mi reunión con Allen no fue un accidente, sino más bien debido
al extraño poder de este elemento. Esta cebolleta tenía otro secreto, pero era uno que tenía que esperar hacer
una vez que volviera a la mansión y pudiera estar sola.
—Ja, ja, ja, en general es asombrosa, simplemente asombrosa.
Respondí vagamente la pregunta de Allen.
Las personas a las que servíamos eran diferentes, pero ambos éramos sirvientes. Durante ese viaje en
carruaje, iniciamos una discusión animada sobre nuestros respectivos trabajos. Él era lucifeniano, pero no tenía
muchas oportunidades de hablar con un chico de mi edad (al menos en términos de apariencia), así que
disfruté charlar con él.
Parecía que la princesa Riliane era tan egoísta como contaban los rumores, y Allen estaba constantemente
estresado. Pero no escuché ninguna mala voluntad hacia ella cuando habló de eso. Tenía un aire sobre él que
parecía decir que no podía odiarla, como si se estuviera quejando de un hermano al que le estaba yendo mal las
cosas.
—Jojo, parece que te gusta hablar de esto. Por la forma en la que hablas de ella, parece que la adoras,
Allen.
—Oh, no. Bueno, puede ser presuntuoso de mi parte decir esto como un simple sirviente que soy, pero
siento que debo proteger a la princesa.
Su expresión era de preocupación, pero al mismo tiempo de jactación. Queriendo proteger a alguien...
Clarith vino a mi mente.
Quería hablar más con él, pero la mansión Freezis ya estaba surgiendo ante nosotros. El propio Allen
parecía algo reacio a la vista, como si estuviera pensando lo mismo.
Cuando bajé del carruaje frente a la puerta principal, había dos hombres de aspecto maleducado parados
allí. Nos estaban mirando, pero no parecían estar haciendo nada en particular. Guié a Allen dentro de la
mansión, tratando de ignorarlos tanto como pude.
—Soy el mayordomo, Bruno. ¿Qué negocio tienes aquí hoy?
Le había pedido a otro sirviente que llamara a Bruno. Allen cambió repentinamente de cómo estaba hace
un momento, volviéndose frío en expresión.
—Soy Allen Avadonia. He venido aquí como mensajero de la princesa de Lucifenia, Riliane Lucifen
d'Autriche. Busco una audiencia con el jefe de la asociación comercial, Lord Keel Freezis.
—Ah, te hemos estado esperando. Mis disculpas, pero en este momento el amo está en negociaciones
prolongadas con otro invitado... ¿Sería tan amable como para esperar en otra habitación por un momento?
—Sí, está bien.
Allen comenzó a dirigirse hacia la sala bajo la guía de Bruno.
—¡Te veo luego, Allen! ¡Aguanta ahí! —dije, despidiéndome.
Allen se inclinó brevemente y salió de la habitación. Clarith comenzó a caminar hacia mí.
—Bienvenida de nuevo Michaela. Llegas terriblemente tarde. Estaba un poco preocupada.
—Gracias. Fui a ver la posada, eso es todo ~ Supongo que me desvié un poco.
—Ah, ya veo. ¿Les va bien a esos dos?
—Son los mismos de siempre. Tengo algunas cosas que quiero decirte, pero podemos hacerlo más tarde.
—Vale, estoy deseando que llegue ese momento. Por cierto... ¿Quién era ese con Bruno de hace un
momento?
La voz de Clarith sonó un poco más baja.
—¿Huh? Oh, ese es Allen, está aquí como mensajero de Lucifenia. Nos conocimos en el distrito central,
así que me dejó venir aquí en su carruaje.
—Hmm...
Clarith sonaba insatisfecha. Su expresión había cambiado.
—L-lo has entendido todo mal, Clarith. ¡No hay nada entre nosotros!
—... Ni siquiera he dicho nada todavía.
Ella pareció perpleja ante mis palabras. Aunque ahora que lo había dicho, tenía razón. ¿Por qué me estaba
disculpando?
—Eso verdad. Michaela, la Sra. Gerda se estaba quejando de que la ropa sucia comenzaba a acumularse.
En ese momento, recordé que había salido a comprar jabón para la ropa.
—¡Maldita sea! ¡Tengo que darme prisa!
—Pronto iré yo misma. Tengo que limpiar la ropa de la señorita Yukina.
Le dije a Clarith que la vería más tarde, y luego corrí hacia la lavandería.

Cuando me fui a descansar después de terminar la colada, vi una figura desconocida en el piso inferior de
la mansión.
Era alguien que tenía el pelo morado y una cara extremadamente hermosa. Al principio pensé que era una
mujer, pero pude deducir de su comportamiento que en realidad era un hombre.
Los dos hombres que habían estado frente a la puerta corrieron hacia él cuando salió de la mansión.
—Por fin regresas, Gast.
—Zusco, Yarera. Pensé que os había dicho que no entrarais.
El hombre de cabello púrpura llamado Gast miró disgustado a los hombres por ignorar sus órdenes.
Secretamente me acerqué a ellos para escuchar, cuidando de no ser descubierta.
—Je je je, te tomaste tanto tiempo que empezamos a preocuparnos. Bueno, ¿cómo fue la cosa?
—No sirvió. Es como si él me creyera inferior.
—Si ese así, ¿qué tal si nos colamos y lo robamos?
—No hay necesidad de ir tan lejos. Pero la "Espada de Venom" originalmente perteneció a mi antepasado.
Eventualmente la recuperaré.
—¡Eso es lo que esperamos de nuestro incomparable líder mercenario, Sir Gast Venom! Tenemos fe en ti.
—Hmph. Bueno, volvamos.
Gast salió de la mansión con sus dos subordinados detrás.

«¿También está buscando la Espada de Venom? ... ¿Quién demonios es?» .


-ESCENA 4-
Michaela ~ El País de Elphegort, "Finca Freezis/Jardín" ~

A medianoche, salí sigilosamente de las habitaciones de los sirvientes y me dirigí al jardín sola. Era el lugar
donde había estado hablando con Clarith sobre la pareja propietaria de la posada hace poco tiempo.
Sosteniendo la "Cebolleta Muy Asombrosa" que Gumillia me había enviado en mi mano derecha, la sacudí
varias veces. Mientras lo hacía, la cebolleta gradualmente comenzó a tomar luz. Al principio, la luz era muy
tenue, pero después de sacudirla unas cuantas veces más comenzó a brillar radiante.
La tiré al suelo. La cebolleta brillaba mucho, mucho más que lo normal. Entonces le hablé
—Soy Michaela. ¿Puedes escucharme?
Después de un breve silencio, escuché un ruido discordante de la cebolleta: una voz que no había
escuchado en mucho tiempo.
—Hola, soy Elluka. Ha pasado bastante tiempo, ¿eh?
Este era el otro poder de la "Cebolleta Muy Asombrosa". Con él, las personas con habilidades mágicas
podían conversar incluso a largas distancias. Era una herramienta inventada en los viejos tiempos, cuando los
humanos y los dioses eran seres mucho más cercanos. Honestamente, esos antiguos humanos realmente
hicieron cosas increíbles.
Sus fallas eran la cantidad de veces que se podía usar, la duración de su uso y los límites de su durabilidad.
Tenía que ser una cebolleta por naturaleza, por lo que no se podía usar si se echa a perder. Elluka la había
sellado en una caja para evitar que se pudriera, para guardarla para cuando fuera necesaria.
Informé todo lo que había aprendido hasta ahora a la cebolleta, es decir, a Elluka. Que me había
convertido en una sirvienta en la mansión Freezis, que el "Contenedor del Pecado Capital/Espada de Venom"
estaba guardada en el almacén, y que había un hombre llamado "Gast Venom" buscándola él mismo.
—Ya veo, así que parece que el "Contenedor del Pecado Capital" no tiene nada que ver con la caída de
Lucifenia después de todo.
—¿Eso crees?
—La "Espada de Venom" es un contenedor que perteneció a un aristócrata asmodeano, el duque Sateriasis
Venomania, y el demonio que habita en su interior es "Lujuria". Riliane está poseída por "Orgullo", por lo
tanto... no puedo estar completamente segura, pero dudo que tenga alguna conexión con lo que está
sucediendo aquí.
—... Bueno, entonces, ¿qué debo hacer ahora?
—Deberías seguir vigilando las cosas por el momento. No está relacionado, pero aun así todavía tengo que
obtenerlo. Aparte... qué nostálgico escuchar de nuevo el nombre de Gast Venom.
El tono de Elluka había cambiado ligeramente.
—¿Lo conoces?
—Él fue una vez mi aliado, y también mi enemigo. Bueno, dejémoslo por ahora. Sé cuáles son sus
objetivos, en su mayor parte.
—Ya veo. ... Oh, sí, ¿cómo están las cosas por allá? ¿Gumillia está bien?
—Su entrenamiento va bien. Si sigue así, debería poder usar el "Arte Secreto Clockworker" en
aproximadamente medio año. Ella es muy hábil, esa Gumillia...
La voz que estaba escuchando comenzó a hacerse gradualmente más suave. Parecía que el tiempo que
podía usar la cebolleta estaba llegando a su fin.
—Deberías poder usar esta cebolleta un poco más, así que mantente en contacto si sucede algo. Hasta
luego, Michaela. Simplemente diviértete, no te preocupes demasiado.
Su voz se cortó allí.
Medio año hasta que Gumillia pudiera usar el arte secreto. Con eso, ella sería capaz de exorcizar al
demonio que posee a la princesa Riliane, y así todo terminaría. Cuando llegara ese momento, tendría que
despedirme de todos... Tendría que decirle adiós a Clarith.
Sea como fuere, realmente no había nada que pudiera hacer al respecto. Pensé que mis días pacíficos
continuarían por al menos un poco más de tiempo.
En ese momento no tenía forma de saber que al día siguiente ocurriría un incidente que enfurecería a la
princesa Riliane, y que la situación cambiaría velozmente.

-ESCENA 5-
Michaela ~ El País de Elphegort, "Finca Freezis" ~

Aparentemente, otro mensajero de Lucifenia vino a Lord Keel. Esta vez no era Allen, sino una chica con el
pelo largo y rubio en una cola de caballo lateral.
Inmediatamente después de que ella se fuera de vuelta a su casa, Lord Keel me llamó. Cuando llegué a su
habitación, Clarith, la criada principal Gerda y el mayordomo Bruno estaban de pie ante la puerta.
—¿Qué quiere Lord Keel de nosotros?
Tanto Clarith como Gerda parecían confundidas sobre por qué habían sido convocadas. Bruno parecía
saber algo, luciendo amargado por un momento al ver mi cara.
Bruno debía haber estado presente en la reunión de Lord Keel con el mensajero de antes. Mi llamado debe
haber tenido algo que ver con eso. Pero, ¿por qué nos llamarían a Clarith y a mí junto a sirvientes superiores
como Bruno y Gerda?
Cuando llamamos y entramos los cuatro, esperando dentro de la habitación estaban Lord Keel y su esposa,
que sostenía a su hijo menor en sus brazos. Los dos parecían de mal humor, algo que normalmente no se veía.
—Ha sucedido algo extremadamente preocupante —interrumpió finalmente Lord Keel— . Bruno,
explícalo por mí.
El viejo mayordomo que había trabajado para la familia Freezis mucho más que nosotras dio un paso
adelante, y luego comenzó a hablar sobre las circunstancias de esta reunión.
—Hace cinco días, recibimos información de que el Rey Kyle de Marlon estaba bajo arresto domiciliario.
Parece que fue atrapado por los subordinados de la emperatriz viuda tras dirigirse a Elphegort después de huir
del castillo. La razón de su aprehensión se confirmó en la reunión de hace un momento.
Bruno continuó mecánicamente su explicación, sin emoción en su rostro.
—Aparentemente, Su Majestad ha decidido por su cuenta descartar su compromiso con la princesa
Riliane. La razón es que supuestamente ha encontrado otro amor. Saben que ella es una Elphe, pero nadie ha
podido descubrir quién es concretamente.
¿El amor de Kyle era un Elphe? No podía ser que...
Bruno se enfrentó a mí y dijo, con su expresión habitual, sin ningún cambio:
—Michaela, Lord Keel supone que eres el amor del rey Kyle.
—¡No puedes hablar en serio...!
Pensé que era imposible, pero luego recordé lo que Kyle me había dicho esa vez en la puerta principal.
¿No dijo que quería abandonar su posición como rey y su país y huir conmigo? ¿Y no me había preguntado si
iría con él? ¡Increíble, que realmente sacrificaría todo...!
Él y yo solo habíamos estado interactuando por un tiempo muy breve. Y, sin embargo, estaba tratando de
abandonar todo lo que había acumulado hasta ese momento por alguien a quien solo había conocido por poco
tiempo. No lo entendí, realmente no entendí esto que los humanos llamaron amor. Más que nada, era
demasiado presuntuoso pasar a la acción sin siquiera molestarse en asegurarse de cómo se sentía la otra
persona.
—Ese idiota... Kyle realmente es un imbécil —murmuró Lord Keel, sosteniendo su cabeza en sus
manos— . No quería creerlo, pero parece ser cierto que se ha enamorado de ti. Aunque creo que tomó un
movimiento tan estúpido como ese por algún deseo de rebelarse contra su madre, la Emperatriz Viuda Prim.
Probablemente quería declarar sus intenciones desechando el compromiso que ella había decidido. ¡Maldición!
No importa la edad que tenga, ese mocoso malcriado se comporta como un crío. ¿Es incapaz de considerar
cómo sus acciones pueden herir a quienes lo rodean?
Lord Keel golpeó el escritorio con ambos puños en un ruido sordo. Sorprendida por el fuerte sonido,
Clarith se enderezó sobresaltada. Al consolar al niño en sus brazos, la Sra. Freezis palmeó ligeramente el
hombro de Lord Keel como para tranquilizarlo.
—Incluso diciendo eso, nunca ha sido tan estúpido como para hacer esto. ... ¿Qué demonios pudo haber
pasado?
Ciertamente, había susurrado en ese momento que quería abandonar todo. Pero pensé que dijo sus
siguientes palabras con un sonido derrotado debido a que sabía que no podía hacerlo. No tenía intención de
seguir adelante con eso... al menos eso me pareció a mí.
—Michaela, parece que has invitado el caos a mi casa después de todo —dijo la Sra. Freezis, mirándome
fijamente.
¿Era realmente mi culpa?
—Lo siento mucho, señora... No tenía intención de que las cosas fueran de esta manera...
—No te estoy culpando. Tal como dice Keel, también creo que el Rey Kyle es la raíz de todo esto.
Realmente nos has sido bastante útil en la mansión. ¿Y acaso no soy una gran admiradora de tu canto?
—Muchas gracias.
Mis ojos comenzaron a brotar de felicidad y miseria. Si tan solo hubiera sabido que las cosas iban a salir de
esta manera... Debería haberlo rechazado más claramente.
—Parece que el mensajero que vino antes era un subordinado de uno de los Tres Héroes, Mariam. Su
punto fuerte son las actividades secretas de espionaje, por lo que con ella como nuestra oponente debemos ser
absolutamente perfectos.
Lord Keel había recuperado la compostura, aclarándose la garganta y comenzando a explicar nuestras
contramedidas a partir de este momento. Primero tendría que aplicar una orden de mordaza a todos los
sirvientes y a todos los nobles que asistieron a sus banquetes. Y luego estaba lo que haríamos si ocurriera lo
peor, a causa de Riliane.
—Es la "Hija del Mal", la Princesa Riliane; tenemos que considerar el peor de los casos.
—¿Quieres decir que ella vendrá aquí para matar a Michaela?
Lord Keel sacudió la cabeza ante la pregunta de Gerda.
—Podría resultar aún peor. Ella podría ir tan lejos como para aniquilarnos a todos. Os contaré sobre un
refugio que tengo para tal ocasión.
Ese escondite del que hablaba Lord Keel era una novedad para mí. Increíble el que tenga algo así, en un
lugar donde había vivido durante tanto tiempo.
—Um, ¿qué debería...? —preguntó Clarith a Lord Keel, levantando tímidamente la mano.
—Quédate al lado de Michaela tanto como puedas, Clarith. Eres su mejor amiga, ¿no? Si algo sucede, la
protegerás.
—No te preocupes. En comparación con cómo eras antes, has madurado mucho. No tienes que
preocuparte por Yukina.
—¡Oh... Está bien!
Clarith respondió a ambos con unos ojos que mostraban su fuerte determinación.
—"Ama a los sirvientes como a tu familia". Ese es uno de los lemas de la familia Freezis. No podría
soportar ver a Michaela llevada a la desgracia bajo mis propias narices. ¡Cuento con todos ustedes!
Por orden de Lord Keel, todos los presentes respondieron:
—¡Sí, señor!
—¡Todos... lo siento, y gracias...!
Decir que incluso eso tomó toda mi fuerza. Clarith se movió para abrazarme suavemente mientras
comenzaba a llorar.
—Siempre me has ayudado, Michaela... Si no fuera por ti, probablemente siempre habría llevado una vida
sin valor, llena de sentimientos de miseria abyecta. Ahora es mi turno de ayudarte. Nunca te dejaré. Te
protegeré pase lo que pase, así que sigue sonriendo como siempre lo haces. Ver que sonríes es mi única
felicidad verdadera.
No pude dejar de llorar. Me dolían los ojos. Me dolía la nariz. A su merced, lloré contra el gentil cuerpo de
Clarith.
Yo también quería estar siempre con Clarith. Por eso, ni siquiera me molestaba la idea de nunca volver a
ser un espíritu. ¿A quién le importaba? Incluso si eso significaba perder mi vida eterna, quería quedarme como
humana para siempre. Yo... yo...
Ya no podía contenerme. Había llegado a comprender vagamente por qué. Pero mi sentido de la razón
como mujer humana se había negado a permitirme reconocerlo.

Y luego, una semana después, sucedió lo peor.


El engranaje que señala el final de todo comenzó a girar.

-ESCENA 6-
Michaela ~ El País de Elphegort, "Finca Freezis/Jardín" ~

El cielo del sur estaba manchado de rojo. No era por el crepúsculo. El sol ya se había puesto hacía mucho
tiempo.
Se estaba quemando el bosque. El hecho del asunto era que alguien había prendido fuego al lugar donde
nací: El bosque del Árbol del Milenio.
Había querido salir corriendo inmediatamente y dirigirme al bosque, pero todos en la mansión me
detuvieron, diciendo que era demasiado peligroso para mí salir sin comprender la situación.
Poco tiempo después, alguien que había ido a ver el estado del bosque regresó. Dijo que estaba ardiendo el
Bosque de la Confusión en el lado de Lucifenia y que, desafortunadamente, como estaba fuera de las fronteras
nacionales de Elphegort, nadie en Elphegort podía involucrarse. Pero era solo cuestión de tiempo antes de que
el fuego se trasladara al Bosque del Árbol del Milenio.
«Todos... por favor, manténganse a salvo...»
No pude evitar preocuparme por ellos. Los animales del bosque, las plantas, las personas que viven allí y,
sobre todo, Lord Held.
Traté de contactar a Elluka usando la "Cebolleta Muy Asombrosa" varias veces, pero no hubo respuesta.
Hasta ahora nunca había hecho esa acción llamada "orar". Como era un espíritu y un ser cercano a un dios,
no tenía por qué rezar. Pero recé. Rezarle a Dios por la seguridad de un dios podría ser un acto
extremadamente contradictorio, pero quería rezar de todos modos. Me reí de mí misma por haberme
sumergido completamente en la humanidad en solo un año y medio.
Clarith estaba a mi lado, rezando como yo.
—En el Bosque del Árbol del Milenio está el dios que nos presentó la una a la otra —dijo.
Lo sabía. En realidad estuve allí. Pero no podía decirle eso a ella.
No, tampoco necesitaba decírselo. Tenía una resolución que mantenía oculta en mi corazón.

En poco tiempo, ocurrió un evento inusual en ese cielo rojo y ardiente. Gruesas nubes se acumularon,
como para ocultar el bosque, y provocaron un gran aguacero, extinguiendo el fuego.
Todas las personas dijeron que había sucedido un milagro.

Era medianoche cuando el alboroto se calmó por completo. De repente, la "Cebolleta Muy Asombrosa"
comenzó a emitir luz. Habiendo pasado todo el tiempo sin dormir debido a mi preocupación por el bosque,
tomé la cebolleta con una mano y salí corriendo al jardín, en pánico.
—Michaela, ¿puedes oírme? ¡Responde!
La voz de Elluka era audible desde la cebolleta, sonando mucho más nerviosa que nunca antes.
—¡Sí, puedo oírte! Elluka, ¿qué está pasando en Lucifenia?
—Lo siento, todo es una locura por aquí... Me disculpo por contactarte tarde. Muy bien, Michaela. Tienes
que salir de donde estás ahora... ¡No, tienes que salir de Elphegort de inmediato!
—¿Qué quieres decir?
—Lucifenia ha comenzado a invadir Elphegort. ¡Mi sueño profético "púrpura" se ha hecho
realidad!

Sentí una acumulación de conmoción.


—¡No puede ser...! ¿Por qué iban a hacer tal cosa?
—Riliane quiso borrar el bosque porque estaba en el camino de la marcha del ejército. Aunque Gumillia y
yo pudimos mantener la destrucción al mínimo... Estoy muy contenta de que ella estuviera aquí. No sé si
podría haber hecho llover con esa fuerza yo sola. Bueno, realmente me alegro de que Gumillia se haya vuelto
tan buena en tan poco tiempo debido a mi enseñanza...
—Espera un segundo, ¿por qué Lucifenia ha comenzado una invasión a Elphegort en primer lugar?
—... Es Riliane. No tuve cuidado. Nunca se me habría ocurrido algo tan ridículo como que una historia de
amor sería la causa de una guerra. ¿Sabes que el rey de Marlon ha terminado su compromiso por un
enamoramiento con una chica en Elphegort?
—Sí, lo sé...
—En pocas palabras, no se lo tomó bien. No saben quién es esa mujer, por lo que decidió destruir todo el
país.
Me mareé tanto que casi me caigo. Era una locura, esa princesa no podría ser tan terrible gobernante. ¿O
era este el trabajo del demonio?
—De verdad, ¿quién demonios se pondría a seducir al Rey Marlon? ¡Él es peor que un dolor de muelas!
—... Elluka. Lo siento.
Era mi culpa. Si tan solo lo hubiera rechazado correctamente. Si tan solo no hubiera estado allí en primer
lugar...
Después de explicar de manera concisa las circunstancias de todo este asunto, pude sentir la irritación de
Elluka incluso a través de la cebolleta.
—¡Las familias reales no son más que idiotas sin importar a dónde vayamos! ¿¡Por qué son todos tan
inútiles!? ... Pero, en cualquier caso, Michaela, si eso es así, ¡debes salir de allí corriendo! Eres el objetivo de
Riliane. Incluso si no sabe quién eres realmente, la princesa tiene la intención de... matar a todas las mujeres
Elphe, a todas con el pelo verde.
Pelo verde... Mientras tocaba mis propias coletas, me di cuenta de algo terrible.
—¡Espera un segundo! ¿Está ella... está segura Gumillia?
—No te preocupes, ella está a salvo. Gumillia y yo acabamos de escapar del palacio. Aunque han enviado
personas detrás de nosotras.
—¡Gracias a Dios-! Pero entonces, por lo que me has dicho, las personas que no están relacionadas con
esto, serán asesinadas...
—No podemos hacer nada al respecto ahora. Trabajaré para mantener el daño lo más bajo posible.
También tengo conocidos en el palacio de Elphegort. Si las cosas van de acuerdo con mi sueño profético,
Lucifenia caerá en ruinas en una revolución. Solo tenemos que aguantar hasta entonces...
Ella quería decir que no importaba lo que sucediera ahora, no había forma de cambiar el futuro previsto
en un sueño profético donde la parte "púrpura" ya había sucedido. Teníamos que aceptar eso y decidir nuestro
próximo curso de acción.
—Michaela, la mejor manera de garantizar tu seguridad es que cambies a ser un espíritu. Si pudiéramos
reunirnos directamente, lo haría rápido y fácil, pero eso será difícil por como están las cosas ahora. Ve al lugar
llamado Nemu al noroeste de Aceid. Tiene la atmósfera mágica más poderosa en la región de Evillious, así que
cuando estés allí, deberías poder usar una gran magia. Te diré ahora un método simple para la técnica de
reencarnación, así que...
—No voy a hacerlo.
—... ¿Qué?
Ya lo había decidido. Le conté mi resolución a Elluka mientras tenía en mente el rostro de Clarith.
—No volveré a ser un espíritu. De ahora en adelante quiero vivir mi vida como un ser humano. Quiero
quedarme con alguien que es importante para mí, pase lo que pase.
Lo dije. ¿Estaría enojada conmigo? ¿Se sorprendería? ... Pero no hubo respuesta de parte de la cebolleta.
¿Se había terminado el tiempo? Justo cuando acerqué mi oído a la cebolleta, Elluka rugió con una voz como
nunca antes había escuchado.
—¡AAAAAAGGGH, SUFICIENTE! ¡Tú y ellos, todos sois idiotas! ¡Tú y Riliane y el Rey de
Marlon y Allen y Leonhart y Mariam, TODOS SOIS COMPLETOS, Y ABSOLUTOS, IDIOTAS!
Escuché lo que sonó como Elluka arrasando por todo el lugar, y también la voz de alguien tratando de
calmarla.
Después de un rato, el ruido se detuvo y se escuchó una voz familiar que no era de Elluka.
—Cuánto tiempo sin oírte, Michaela. Soy yo, Gumillia.
—¡Gumillia! ... Lo siento. Perdón decir algo tan egoísta.
Con solo su voz, era difícil leer los sentimientos de Gumillia. Quizás ella también estaba enojada conmigo.
—Si dices que eso es lo que quieres hacer, no preguntaré el motivo. Creo que deberías hacer lo que más
quieras. También me convertí en humana y aprendí muchas cosas. Entiendo tus sentimientos, bastante bien.
—... Gracias, Gumillia.
—También he tomado una decisión. Si dices que te quedarás como humana, yo tampoco volveré a ser un
espíritu.
Como una voz lejana, escuché a Elluka gritar «¡¿QUUUÉÉÉÉ?!»
—También he encontrado a alguien importante para mí. Para proteger a esa persona, yo también
permaneceré como humana.
No pregunté a quién se refería. Si ella no me iba a preguntar, entonces no tenía derecho a preguntarle. E
incluso sin preguntarlo, tuve la sensación de que sabía quién era.
Una vez más, escuché la voz de Elluka desde la cebolleta, después de haber recuperado parte de su
compostura.
—Dios mío, ninguna de ustedes tiene piedad filial en absoluto. ... Será un desastre.
—Um... Sobre eso... estaba pensando en ir a verlo para disculparme, cuando tenga la oportunidad.
—¿Hm? ¿Entonces tienes otra forma de escapar, además de convertirte en un espíritu?
Le informé del escondite de la familia Freezis del que Lord Keel me había hablado.
—Entiendo. Nos encontraremos allí cuando la situación se calme. Muy bien, Michaela... No te mueras.
Antes de que pudiera responder, dejé de escuchar nada de la cebolleta. Parecía que se me había acabado el
tiempo.
Una vez más, murmuré «Gracias» a la cebolleta.

-ESCENA 7-
Michaela ~ El País de Elphegort, "Finca Freezis" ~

Tal como había dicho Elluka, al día siguiente el ejército lucifeniano comenzó su invasión a Elphegort.
Lucifenia había logrado enviar a una gran multitud de una vez, ya que aproximadamente la mitad del bosque se
había incendiado.
Toda la casa, incluidos los sirvientes, se había reunido en la sala principal de la mansión. Todos se
apresuraron con sus preparativos para escapar la mañana siguiente al incendio del bosque, pero el ejército
lucifeniano había avanzado mucho más rápido de lo esperado y ya había asediado el distrito norte de Aceid
antes de que alguien pudiera escapar.
En este punto, Lord Keel había renunciado a escapar. Contando a los sirvientes, había demasiada gente
para que todos pudieran huir; nos encontrarían de inmediato. Esta fue su idea: Con la situación actual, sería
más difícil para ellos darse cuenta si solo se tratara de unas pocas personas en movimiento. Me sugirió que
escapara de Aceid primero.
—No hay razón para que nos maten mientras no nos resistamos.
Aparte de mí, ninguno de los sirvientes era Elphe. Aunque a pesar de la seguridad de Lord Keel, no había
garantía de que el ejército lucifeniano no matara a personas que no fueran Elphe.
—No creo que pueda... huir dejando a todos los demás atrás.
—Michaela. Entiendo cómo te sientes, pero en un momento como este necesitas pensar racionalmente. Si
estás aquí, existe la posibilidad de que seamos perjudicados por albergar a un Elphe. Si piensas por todos en la
mansión, en realidad es preferible que no estés aquí.
Tal manera penetrante de hablar era solo la preocupación de Lord Keel. Pero parecía que Clarith no podía
entender sus sentimientos.
—¡¿Estás abandonando a Michaela?!
—... Si eso es lo que piensas, entonces deberías ir con ella. No te detendré —interrumpió Lord Keel con
frialdad, sin ofrecer defensa.
Después de mirar la cara de Lord Keel, Clarith tomó mi mano y la apretó con fuerza.
—¡Vamos, Michaela!
Contuve a Clarith mientras se movía para alejarme, haciendo una profunda reverencia hacia Lord Keel.
—Gracias por todo.
—No digas eso con tanta frialdad. ¿Quién te crees que soy? ¿No soy el comerciante sin igual, Sir Keel
Freezis? ¿Crees que me dejaría asesinar por algo como esto? ... Cuando la situación lo permita, tengo la
intención de dejar escapar a los otros sirvientes en orden. Vamos, ponte en marcha.
Después de inclinar mi cabeza hacia él una vez más, Clarith también asintió. Estaba impaciente por irse,
pero esta vez fue Yukina quien la abrazó.
—Clarith, ¿te vas?
—... Sí. Está bien, eres una chica fuerte, señorita Yukina. Cuida de tus hermanos con tus padres por mí,
¿vale? No te preocupes por mí. Sé que nos volveremos a ver. Cuando lo hagamos, haré un excelente brioche
para ti. Lo espero con ansias.
Clarith acarició ligeramente la cara de Yukina mientras lloraba, y luego sonrió suavemente. Se parecía
mucho a la sonrisa que la madre de Clarith nos había mostrado una vez a Clarith y a mí.
La señora Freezis estaba esperando en la entrada trasera. Ella sostenía una capa con una capucha en la
mano.
—Ponte esto. Debería ser un poco más fácil escapar si mantienes el cabello cubierto. ... Ve —dijo ella,
entregándome la capa.
Le agradecí como lo hice cuando Lord Keel nos despidió.
—No voy a decir adiós. Volverás a esta mansión de nuevo. Ustedes dos todavía tienen mucho trabajo por
hacer.
Aunque habló con gran determinación, los ojos de la señora parecían un poco húmedos.
Después de salir de la mansión por la puerta trasera, nos dirigimos al escondite del que nos había hablado
Lord Keel, para que nadie nos encontrara.
-ESCENA 8-
Michaela ~ El País de Elphegort, "Pueblo Yatski" ~

Si alguna vez hubiera visto el infierno en persona, estaba segura de que se habría visto así.
Durante mi vida con Clarith y todos los demás, aprendí mucho sobre las maravillosas cualidades de la
humanidad. Y ahora, estaba cara a cara con su necedad y crueldad.
Mientras escapábamos, vi una hilera de casas reducidas a escombros en Aceid. Y amontonados
descuidadamente aquí y allá estaban los cadáveres de las mujeres Elphe. Parecía que no importaba si eran
civiles sin resistencia, si tenían el pelo verde, el ejército lucifeniano las mataría sin piedad.
Nos movimos a través de un túnel subterráneo escondido en el distrito norte de Aceid, nos escabullimos
por el distrito occidental donde el asedio era más débil, nos dirigimos hacia el sur desde la puerta oeste y
llegamos a ver un acantilado escarpado. Era el camino de regreso que habíamos tomado una vez para
escabullirnos del pueblo de Yatski.
Habían pasado unos ocho meses desde la última vez que vimos la aldea de Yatski, y los soldados
lucifenianos también habían llegado ahí.
Muchas casas habían sido destruidas, y había cadáveres de personas que reconocí dispersos por todo el
lugar. Carla, que se especializó en tejer, Hanna, la gran comedora, Chelsea, que había sido nuestra vecina, Alma
y Bárbara, que habían servido como seguidoras de Chelsea... Los cadáveres eran en su mayoría mujeres, y
todos los hombres muertos vestían el uniforme del ejército de Elphegort. Me preguntaba si los aldeanos
habían huido, o si tal vez habían sido capturados por los lucifenianos.
Todo lo que había trabajado en mi vida como humana estaba siendo destruido, negado. Así era como
había llegado a sentirse. Mis emociones estaban paralizadas, ni siquiera podía llorar. Todo lo que pude sentir
fue una oleada de disgusto hacia Riliane por ordenar que se hiciera todo esto.
—Me pregunto qué habrá sido de la casa... —Clarith murmuró en voz baja.
Nos dirigimos a esa vieja casa nostálgica en la que había vivido junto a Clarith y su madre.
Milagrosamente, estaba a salvo. Era horrible que el interior hubiera sido devastado, pero afortunadamente
se quedó de pie, sin quemarse ni destruirse.
Aunque parecía que se habían sacado todos los objetos de valor. Sospeché que fue hecho por los aldeanos,
pero de cualquier manera no me importó. No quedaba nada en esa casa o en este pueblo.
—Vamos... Vámonos ahora —le dije.
Clarith asintió sin decir palabra. El lugar donde me habían ordenado ir era mucho más al sur que este.
—¡Espera un segundo! —gritó Clarith de repente, deteniéndose con calma.
—¿Qué pasa?
—¿Escuchaste algo?
Me concentré en mis oídos y percibí el sonido de los cascos de los caballos y las voces enojadas. Poco a
poco se hacía cada vez más fuerte, y lentamente pude entender lo que decían. Gritaban que había alguien aquí.
—¿Son los soldados lucifenianos?
En el un momento, salimos corriendo tan rápido como pudimos, sin darnos la vuelta.
—¡Hay mujeres aquí! ¡Captúrenlas!
Los golpes de los cascos seguramente se acercaban a nosotros. A pesar de que la tierra no estaba
preparada, los soldados a caballo eran claramente más rápidos que nosotros. No teníamos esperanza de
escapar. Estábamos rodeadas de soldados lucifenianos por el barrio donde estaba la casa del jefe de la aldea.
—No pensé que quedaran aldeanas.
Había ocho de ellos. Todos iban a caballo, cada uno con una espada o una lanza. El hombre que llevaba la
armadura más superior de todas desmontó y se acercó a nosotras.
—Déjame ver tu cara.
El hombre me quitó la capucha que llevaba puesta.
—Pelo verde... Matadla.
A su orden, los soldados sacaron sus armas a la vez. No había nada que pudiera hacer ahora. Cerré los
ojos, estabilizando mi resolución.
—¡Alto! —gritó alguien de repente.
Cuando abrí los ojos vi que una persona había irrumpido en la zona. Uno de los soldados fue atacado y
cayó en el acto.
—Clarith, Michaela, ¡huid!
Era la segunda vez que escuchaba esas palabras de él. Nos había salvado la vida una vez más.
—¡Ayn! ¡¿Qué estás haciendo aquí?!
—¡Solo vete! ¡Tienes que huir, ahora!
Aprovechando la brecha entre los soldados, que estaban desordenados por el ataque sorpresa, los tres nos
precipitamos hacia el sur.
—¡Detente! ¡No corras!
Los soldados a caballo nos ganaban. Nos atraparían si no hiciéramos algo.
En ese momento, Ayn se volvió y apuntó con su espada a los soldados que nos perseguían.
—¡¿Ayn?!
—¿¡Qué estás haciendo!? ¡Sr. Ayn, necesitas salir de aquí...!
—¡Voy a distraer a estos bastardos! ¡Ustedes dos corran hacia el bosque! ¡Los soldados no conocen el área,
no podrán seguirte por allí!
—¡Eso es una locura! ¡Necesitas venir con nosotras! —gritó Clarith, con la voz llena de angustia.
Ayn se dio la vuelta y nos sonrió tranquilizadoramente.
—Me pondré al día. Está bien, tengo un plan.
Tan pronto como Ayn terminó de hablar, comenzó a correr hacia los soldados.
Tomé la mano de Clarith y la forcé a dar la vuelta.
—Vamos, Clarith.
Clarith no hizo ningún movimiento para moverse, así que la tiré mientras corría.
Desde atrás escuché el sonido de un caballo relinchando.

-ESCENA 9-
Michaela ~ El país de Elphegort, "Bosque del Árbol del Milenio" ~

El lugar al que fuimos después de salir de la aldea era mi lugar de nacimiento, el Bosque del Árbol del Milenio.
Cuando nos detuvimos para escondernos poco después de entrar al bosque, Ayn llegó. No pudimos
ocultar nuestra sorpresa ante su inesperada velocidad.
—¿Cómo lo hiciste? Te enfrentaste a muchos soldados.
—Conozco algunas contramedidas para lidiar con la caballería. Sus caballos tienen movilidad, pero no
pueden manejar curvas cerradas. Si eres capaz de hacer que el caballo se caiga, entonces cualquiera que
cabalgue en él también será derribado. ... En otras palabras, corté los tendones del caballo. —Ayn habló un
poco triunfante, luciendo positivamente confiable—. He conseguido algo de tiempo, pero... incluso eso podría
no ser suficiente.
Mientras caminábamos, Ayn nos contó lo que había estado sucediendo hasta ese momento. Cuando el
pueblo de Yatski fue atacado, la unidad en la que Ayn sirvió fue corriendo ahí. Pero habían sido abrumados
por la diferencia en la fuerza militar, y los soldados que sobrevivieron corrieron hacia el bosque, donde se
dispersaron. No sabía cuántos estaban vivos o muertos.
—Me sorprendió veros a las dos. ... Me alegro de que las habilidades de esgrima que he estado
aprendiendo hasta ahora hayan sido útiles. Finalmente tengo los medios para proteger a aquellos que son
importantes para...
De repente escuchamos una conmoción. No sonaba tan lejana. El número de gritos que podíamos
escuchar entre los árboles claramente se estaba haciendo mayor.
—¿Llamaron refuerzos...?
—¡Ríndete y sal! ¡No puedes escapar ahora!
Era la voz de ese hombre de antes. Justo como dijo, parecía que no tenía sentido tratar de escapar ahora.
Después de mirar fijamente a Ayn, Clarith asintió, como si estuviera haciendo algún tipo de decisión.
—Michaela, préstame tu capa —dijo, con los ojos llenos de una fuerte determinación. Cuando miré esos
ojos, me di cuenta de lo que estaba planeando.
—No... ¡Cualquier cosa menos eso...!
—Ocuparé tu lugar y distraeré a los soldados. No te preocupes, si estoy en peligro me quitaré la capa.
Buscan mujeres de pelo verde. Tengo el pelo blanco, así que estoy segura de que no me matarán.
—¿Qué estás pensando, Clarith?
—¡Absolutamente no! ¡Tú eres la que no puedo perder! Para mí, eres... ¡eres...!
Mi voz tembló y no pude terminar la oración. Clarith firmemente agarró mis dos manos.
—Michaela, tengo que pedirte un favor. ¿Podrías abrazarme con fuerza, como lo hiciste esa vez?
—Si lo hago, ¿vendrás con nosotros...?
Clarith se acercó sin decir palabra, sin responderme. Nos abrazamos fuerte, apoyándonos.
—Jaja, tu cuerpo está tan cálido como siempre. Me siento muy calmada así.
Había estado descansando su cabeza sobre mi hombro, pero de repente retrocedió y me miró
directamente a los ojos.
—Michaela. T-Te amo.
Y luego acercó su rostro al mío, poniendo sus labios sobre los míos.
Podía escuchar a Ayn saltar de sorpresa. No hice ningún movimiento para resistir, rindiéndome a ella.
Tenía pestañas ligeramente cortas en sus grandes ojos. Todo sobre Clarith era precioso.
Después de hacer eso por un momento, Clarith se retiró lentamente y sonrió.
—Clarith... yo... quiero estar siempre con...
La cara de Clarith parecía distorsionada. Me asaltó una somnolencia repentina. Cuando mi conciencia se
debilitó, la conversación de Clarith y Ayn sonó muy lejana.
—Clarith... ¿qué hiciste...?
—Te hice tragar un medicamento para dormir de mi madre. Lo encontré antes en la casa. Ayn, tengo que
pedirte un favor. ¿Podrías... ir con Michaela... al refugio que nosotras...?
Finalmente no pude escucharlos en absoluto y me quedé dormida.

-ESCENA 10-
Michaela ~ El país de Elphegort, "Refugio en el Bosque del Árbol del Milenio" ~

Cuando desperté, estaba dentro de un pozo.


Había un pequeño y viejo pozo en la parte sureste del Bosque del Árbol del Milenio. Cuando era un
espíritu, lo había considerado como una señal de que los humanos habían vivido allí, pero en el fondo del
pozo había una habitación oculta.
Había una puerta de hierro en la pared a mi lado. Estaba acostada en una cama. Miré a través de la
habitación oscura, pero no había nadie alrededor. Lo único que quedaba era un botiquín de primeros auxilios
dejado en un escritorio, y señales de que alguien lo había usado.
—¿Clarith...? ¿Ayn...?
Había una mancha de sangre en el suelo. Alguien había resultado herido. ¿Pero quién?
—¡Clarith! ¡Ayn! ¿Dónde? ¿¡Dónde estáis!?
Busqué en la habitación, pero no había nadie. Abrí la puerta y subí la escalera unida al pozo. Cuando
terminé de salir del profundo pozo, estaba completamente oscuro. Cuando revisé para ver si había alguien
cerca, vi a una persona derrumbada en el suelo.
—¡...! ¡-Ayn!
Era Ayn. Me acerqué a él y lo sostuve en mis brazos, pero no respiraba. Fue penetrado en todo el cuerpo
por flechas, la espada con la que nos había protegido estaba cerca de él, en el suelo. Seguramente, había tratado
de irse para ayudar a Clarith.
Cuando nos volvimos a encontrar en la finca Freezis después de salir de la aldea, Ayn me dijo que quería
mejorar su habilidad con la espada para proteger a alguien importante para él. No había sido capaz de
entenderlo en ese momento, pero lo comprendí ahora. Ayn sin duda había querido decir que quería proteger a
Clarith.
—¡Lo siento, lo siento mucho Ayn...!
Enterré el cuerpo de Ayn debajo de un árbol cercano y clavé su espada en el suelo en lugar de una lápida.
De esta manera, serviría como punto de referencia para que luego pudiera ser enterrado adecuadamente.
Incluso si yo no estuviera, tal vez alguien más lo notaría.
Regresé al escondite dentro del pozo y vi por segunda vez lo que había dentro. Había una gran cantidad de
alimentos conservados en él. Podría quedarme ahí por mucho tiempo.
Esperé a Clarith. Seguramente ella vendría. Seguí esperándola durante mucho, mucho tiempo.

Después de varios días, la puerta de hierro en el escondite se abrió.


La esperanza de que tal vez Clarith llegaría, y la ansiedad de que tal vez fuera el ejército lucifeniano se
mezclaron en mi corazón. Miré nerviosamente la puerta.
Pero la persona allí no era Clarith, ni un soldado lucifeniano; Era un chico rubio.
—¡A... Allen! ¿Por qué estás aquí...?
—¡Michaela! ¡Gracias a Dios que estás bien!

Allen me dijo que, siendo el sirviente de la princesa Riliane, Lord Keel, quien había sido capturado, le
había contado sobre este lugar. Aparentemente, él y su familia estaban actualmente confinados en las
mazmorras del palacio lucifeniano. Parecía que todos los sirvientes habían escapado con éxito, y aunque Lord
Keel y su familia parecían exhaustos, también estaban a salvo.
Al parecer, Allen estaba actuando como nuestro aliado; Me contó cómo era la situación actualmente.
El hecho de que yo fuera por quien Kyle estaba enamorado no era conocido por nadie de Lucifenia fuera
de Allen, y el exterminio del pueblo Elphe, llamado la "Caza Verde", estaba en curso. Además, Lord Keel le
había enviado una carta a Kyle antes de que lo capturaran. Dijo que Kyle había salido a hurtadillas de su
castillo y se dirigía hacia aquí, pero incluso si fuera rápido, tardaría unos cinco días en llegar.
—Si el peligro llega hasta aquí, te llevaré a un lugar seguro.
—¿Hay un lugar que sea incluso más seguro que este?
Tenía que esperar aquí a Clarith, Elluka y Gumillia. Cuando le dije que no quería dejar este lugar, parecía
preocupado.
—Es un lugar peligroso de llegar... Así que será un último recurso. Puede que te incomode, pero me
quedaré aquí un poco más.
—Está bien, lo entiendo...
Él era un lucifeniano. No podía confiar completamente en él. Pero el chico frente a mí no parecía estar
mintiendo. En cualquier caso, no tuve más remedio que creer en sus palabras.
—Volveré, Michaela.
—Está bien, ten cuidado, Allen.
Allen se levantó y empujó la puerta de hierro. Salió, pero antes de volver a cerrar la puerta, me habló una
vez más.
—Hey, Michaela. Yo... yo...
—¿Qué pasa, Allen?
—... N-nada. Te veré luego.
Diciendo eso, Allen cerró la puerta.
—... Qué mentiroso.
Allen era el tipo de persona cuyos pensamientos siempre aparecían en su rostro. Aunque imaginé que si
hubiera sido la vieja yo, no habría podido saber qué iba a decir. Pero ahora lo podía adivinar. Ahora que sabía
lo que era amar a alguien.
Los ojos de Allen eran los ojos de un hombre enamorado. Seguramente se había enamorado de mí.
Pero... lo siento, Allen. No puedo corresponder tus sentimientos.

Fue a la noche siguiente.


Me deprimía mantenerme encerrada en ese pozo todo el tiempo, así que salí afuera por una vez. Creí en las
palabras de Allen sobre que el ejército lucifeniano no entraría al bosque tras anochecer.
La luna era hermosa esa noche. Me preguntaba si Clarith estaba mirando esa misma luna en este momento.
Me tomó el impulso de cantar, pero nuevamente pensé que no sería prudente.
¿Estaban seguras Elluka y Gumillia? Había traído la cebolleta conmigo, pero no había brillado, y no podía
escuchar ninguna voz. ¿Lo había usado demasiadas veces?
Pero ellas sabían sobre este lugar. Sabía que cuando todo se calmase, ellas vendrían a por mí.
Lucifenia pronto caería en ruinas. Para evitar ese futuro, habíamos buscado los "Contenedores del Pecado
Capital". Pero en este momento quería exactamente lo contrario.
«¿Lucifenia perecerá? Ja, ja. Es lo que se merecen».
Todos estaban muertos. Nunca podría perdonar a Lucifenia por lo que le habían hecho a Elphegort.
Deberían aceptar su retribución.
«Cuando todo esto termine, sería bueno poder vivir pacíficamente en el bosque con Elluka, Gumillia y
Clarith. Si invitara a Lord Keel y su familia, ¿vendrían también? Tienen trabajos, así que supongo que puede
ser un poco complicado».
Mientras pensaba en eso, escuché sonidos provenientes de las profundidades del bosque. No podían ser
los soldados lucifenianos, ¿verdad? Entré en pánico y me moví para esconderme en el pozo.
—Michaela, soy yo. Soy Allen.
Allen emergió de la sombra de los árboles, con el rostro oscurecido por una capucha por alguna razón.
—¿Allen? ¿Por qué estás vestido así?
—No quería que nadie del palacio descubriera que me había escapado. Así que vine aquí con la cara oculta.
—... Tu voz suena un poco extraña.
—¿Hm? Ah, es porque corrí hasta aquí. Estoy sin aliento.
No podía ver bien su rostro debido a la capucha, y también porque estaba oscuro. Pero pude comprender
que tenía mucha prisa.

—La princesa se enteró de ti. ¡Huyamos de aquí, ahora mismo!


—No puede ser... ¿Es eso cierto?
¿Cómo podía haber pasado esto? ¡Tenía que esperar aquí a Clarith y los demás! Pero ese era un sacrificio
que tendría que hacer. Sería mi final si fuera capturada.
—Entiendo, espera aquí un momento. ¡Voy a hacer los preparativos ahora!
Me moví para agarrar mi equipaje de mano, que estaba dentro del pozo, poniendo mi mano en la escalera.
En ese momento...
Allen se lanzó hacia mí con todas sus fuerzas. En el siguiente instante estaba cayendo, preguntándome qué
acababa de ocurrir. Mi cuerpo fue golpeado contra el fondo del pozo.
«¿Qué, qué acaba de pasar?
Allen, ¿me has traicionado después de todo?»
Pude ver una figura bajando lentamente las escaleras. Allen se paró frente a mí mientras yo yacía en el
suelo.
—Jeejee, jajaja...
Cuando se quitó la capucha, vi un largo cabello rubio revoloteando. Esa persona no era Allen. Su cabello
era del mismo color, pero era una chica.
—¿Quién eres tú?
Después de decirlo, me di cuenta de que la había visto antes. Ella fue a la mansión Freezis para buscarme.
La mensajera de Lucifenia. Como recordé, Lord Keel había dicho que ella era una subordinada de uno de los
Tres Héroes, Mariam.
—¡Madre, lo he logrado! ¡Tu hija, Ney Marlon, lo logró magníficamente! ¡Ja, ja, jajajajaja! —rió locamente.
¿Ney Marlon? ¿Por qué tenía el apellido de la familia real de Marlon, si era mensajera de Lucifenia?
Ya no entendía qué era qué.
De lo que podía estar segura era de que mi vida probablemente terminaría esa noche.
—¡Muere, subalterna de la "Hechicera de la Eternidad", de Elluka Clockworker!
Ney sacó un cuchillo y se sentó a horcajadas sobre mí.
—-¡!
–Y luego, hundió el cuchillo en mi pecho.

......
............

Apenas logré mantenerme consciente.


Un colgante de concha agrietado yacía en mi pecho. Parecía que gracias a este regalo que Kyle me había
dado, había escapado de la muerte instantánea.
Pero había perdido demasiada sangre. En cualquier caso, no había forma de salvarme.
Ney había abandonado el pozo sin asegurarse de que estaba muerta. Probablemente tuvo miedo de ser
descubierta, al escuchar una voz desde muy lejos inmediatamente después de apuñalarme con el cuchillo.
Pronto conocí al dueño de esa voz.
—¿Cómo... Cómo puede haber pasado esto?
Allen me tomó en sus brazos, llorando. Había venido aquí, sin ver a Ney.
—Aunque había... planeado escapar... Aunque había planeado llevarte conmigo, ¡todo terminó!
Allen dijo esas palabras, que eran muy similares a las de Kyle, y siguió llorando.
«Jaja. Los chicos son realmente tontos».
Y ahora, habiendo pensado incluso eso, finalmente me sumergí por completo en la humanidad.
—Michaela, te amo. ¡Aunque solo nos hemos visto dos veces, me he enamorado irremediablemente de ti!
Ya no pude responder a sus palabras. Mi conciencia y mis sentidos estaban cada vez más lejanos.
«Lo siento, Clarith. Quería verte al final. Quería verte y decirte cómo yo... Oh Clarith, quiero verte, quiero
verte, aunque solo sea una vez más, quiero verte...»
Mi visión se volvió aún más borrosa. Y mis ojos comenzaron a oscurecerse lentamente. Al final, pude
aprender una cosa más sobre la humanidad. Ah, entonces esto es la "Muerte"...
—¡AAAAAAAAAAAAGGGHHHH!
Lo último que escuché... fue el grito de Allen.
CAPÍTULO 4
-SECCIÓN 1-
EL OTRO FINAL DE LA PÉRDIDA
-ESCENA 1-

—Lo siento por estar viva.


¿Desde cuándo esas palabras se volvieron mi frase favorita?
La mía ha sido una vida aburrida de nada más que soltar quejas.
Pero tú me diste esperanza para vivir.
Vivir junto a ti se había convertido en todo para mí.
Antes de darme cuenta, incluso había dejado de decir esa frase.

Incluso si todas las personas en el mundo me desprecian y se burlan de mí, hay alguien que me necesita.
Solo con eso, soy feliz.

Hey, Michaela,
¿Dónde estás ahora mismo?

-ESCENA 2-
Clarith ~ El país de Elphegort, "La ciudad de Toragay" ~

La ciudad de Toragay se encontraba al noreste del Lago de la Diversión. Actualmente servía como la
guarnición del ejército lucifeniano. Mientras el Rey de Elphegort ocupaba la fortaleza de la Meseta Merrigod,
más al norte.
El señor de Toragay, el Conde Felix, ya había sido capturado y estaba siendo transportado a Lucifenia. La
persona que actualmente gobierna Toragray es el general George Ausdin, quien comanda el primer ejército de
Lucifenia.
El tercer hijo de George, Daniel Ausdin, un nuevo recluta que acababa de ingresar al ejército ese año,
estaba sentado frente a mí en el escritorio, con aspecto de mal humor.
—¿Nunca nos dirás la ubicación de la "Hija de Verde"?
Ante su pregunta, me negué a confesar. Daniel parecía un poco exhausto. Al principio había hablado con
un tono imponente, pero ahora se había vuelto completamente informal.
—Ya nos enteramos de que la chica Elphe con la que huías de la aldea de Yatski es la "Hija de Verde" que
hemos estado buscando. Ustedes dos deben haber prometido encontrarse en algún lugar, ¿verdad? Solo tienes
que decirnos dónde está ese lugar. Clarith, han pasado dos meses desde que llegaste aquí. ¿No quieres ir a casa
ya?
—...
—Todavía en silencio... Dios mío, esta guerra terminaría si nos contaras todo...
La cara muy pecosa de Daniel hizo una mueca aún mayor. Tal vez estaba tratando de mantener un poco de
dignidad en sus rasgos aún jóvenes.
En ese momento llamaron a la puerta.
—Perdóneme.
Entró un hombre corpulento de mediana edad. De un vistazo no parecía ser un soldado.
—Veo que está trabajando duro, señor Daniel.
—¿Corpa? ¿Qué hace un comerciante de palacio aquí?
Ante la sorpresa de Daniel, Corpa dijo en un tono tranquilo mientras ajustaba el extremo de su bigote con
la punta de su dedo lo siguiente:
—Esta chica Netsuma está asociada a un amigo. He venido aquí para llevarla bajo mi custodia.
—¿Qué? Eso es ridículo, ella es una prisionera del ejército. No podemos liberarla tan fácilmente...
—Ya he recibido el permiso.
Corpa sacó una especie de documento escrito de su cartera y se lo entregó a Daniel. La cara de Daniel
cambió de sorpresa a desconfianza.
—... ¿Cuánto pagaste?
—Jo jo, impugnas mi reputación. Bueno, parece que hasta el palacio se ha quedado sin dinero
últimamente.
—Sin embargo, no puedo entregártela. Existe la posibilidad de que tenga información muy importante
sobre la "Hija de Verde"
—No hay necesidad de eso ahora.
Levanté la cabeza ante sus palabras. ¿No había necesidad? ¿Qué quiso decir con eso? Corpa miró en mi
dirección por un momento, antes de abrir vacilante su boca.
—El cadáver de Michaela, la "Hija de Verde" que todos ustedes han estado buscando, ha sido descubierto.
Parece que la princesa le envió a un asesino personal.
—¡...!
No pude hablar.
Michaela... estaba muerta.
Mi amada. Mi todo.
Apreté mis dientes con fuerza.
—¿Que acabas de decir? ¿Estás seguro?
—Esta información proviene de alguien muy cercano a la princesa, así que me temo que es cierto. Clarith,
tu...-! ¿¡Eh!?
Escuché la voz de pánico de Corpa. Sentí un dolor agudo y un líquido rojo saliendo de mi boca.
—¿Se mordió la lengua?
—¡Rápido, necesita atención médica...!
Me dolía respirar. Poco a poco sus voces se fueron alejando.
Oh, Michaela,

Iré junto a ti ahora...

Los doctores de guerra del ejército lucifeniano eran excelentes, así que no pude morir.
Una vez que me recuperé después de recibir el tratamiento adecuado, Corpa me llevó a su mansión en el
Reino de Lucifenia.

-ESCENA 3-
Clarith ~ El Reino de Lucifenia, "La Finca Corpa" ~

—¡Clarith! ¡Clarith!
Justo cuando entré en la mansión Corpa, alguien abrazó mis piernas mientras me llamaba. Era la pequeña
señorita; qué nostálgico escucharla de nuevo.
—Señorita Yukina... Estoy muy contenta de que esté bien.
—¡Sí! ¡Papá y mamá, y mi hermano y mi hermana están bien!
Toda la familia Freezis había sido confinada en el palacio lucifeniano, pero fueron liberados el otro día. En
el camino me enteré de que la finca Freezis se había incendiado mientras estaban encarcelados, por lo que
actualmente se alojaban en la mansión Corpa.
—Tuve que pagar bastante capital por esto. Naturalmente, Sir Keel me lo devolverá —dijo Corpa, riendo
mientras acariciaba su gran estómago. Habló en tono de broma mientras decía que ayudar a Sir Keel no era
solo porque eran amigos, sino también para avanzar en su propia compañía haciéndole tener una deuda de
gratitud.
La señorita Yukina me agarró de la mano y me llevó a una de las habitaciones de la mansión, y allí estaba la
señora Freezis.
—¡Clarith...! Gracias a Dios que estás a salvo.
Se levantó del sofá y me abrazó con firmeza.
—Estoy muy feliz de que esté bien, señora. ... Te ves más delgada.
—No me gusta mucho la comida lucifeniana. Prefiero comer los platos que preparabas para nosotros.
—Eres demasiado amable. En ese caso, haré los preparativos de inmediato.
Tenía la intención de sonreír y reír. Pero mis mejillas estaban rígidas.
—Está bien, Clarith. Por ahora solo descansa un poco. —La Sra. Freezis me palmeó la mejilla con su
delicada mano—. Lo de Michaela fue... doloroso.
—... ¿Estás segura, entonces? Que era... que Michaela era...
—Sí. A juzgar por las características de esa "Hija de Verde" de la que habló el asesino... Es trágico, pero
creo que podemos estar seguros.
Había una verdad que no había querido creer. Me atravesó y mis ojos se llenaron de lágrimas.
—... Oh, Michaela... ¿por qué...?
Y me desplomé en el suelo, sin dejar de llorar por mucho, mucho tiempo.
Todos estaban muertos. Mi madre, todos en el pueblo y Michaela.
Michaela, que había sido tan amable. Michaela, que era amada por todos.
Debería haber muerto en su lugar. Hubiera saltado ante los hombres lucifenianos si hubiera sabido que
esto ocurriría.
¿Por qué? ¿Por qué las cosas resultaron así?

Durante el tiempo que seguí llorando, la Sra. Freezis y la señorita Yukina se quedaron a mi lado, sin decir
una palabra.
—¿Estás mejor, Clarith? —me dijo la Sra. Freezis con voz amable, después de que mis lágrimas se
detuvieran. Aunque eso era menos por haber dejado de llorar, y más por lo que había llorado y por lo que no
pude llorar—. Te ves terrible. Límpiate la cara con esto.
Tomé el hermoso pañuelo que me entregó y me limpié las lágrimas de las mejillas.
«Toma, límpiate la cara con esto».
Ahora que lo pienso, Michaela me había entregado un pañuelo mientras lloraba después del funeral de mi
madre, ¿no? Mi corazón se calentó al recordarlo.
—¿Clarith? ¿Estás bien?
—Estoy bien, señorita Yukina. ... Por cierto, ¿dónde está el Amo Keel?
Me di cuenta de que no lo había visto en la mansión. Cuando le pregunté a la señora, ella hizo una mueca.
—Está hablando con otros huéspedes en la habitación de al lado.
—Ya veo... Había pensado en saludarlo...
—Está bien. Sé que Keel también quiere verte pronto. Sin mencionar que los invitados son un poco
salvajes, así que estoy preocupado por él. ... ¿Podrías ir a ver cómo le va?
¿Era eso cierto? ¿O era solo por su preocupación por mí?
—Aah- ... Por supuesto.
Salí de la habitación y llamé a la puerta de al lado.
—Pido disculpas por interrumpir. ¿Puedo pasar?
—¡Oh! Sí, por supuesto, entra.
Cuando abrí la puerta, Lord Keel se levantó de su silla y se acercó a mí, contento.
—¡Así que eres tú, Clarith! Estaba preocupado.
—Estoy más contenta de que tú estés bien, Lord Keel... Sobre Michaela... lamento no poder haber hecho
lo que me pediste...
—No te preocupes tanto por eso. En tiempos de guerra, tal cosa era inevitable. Y de todos modos... yo soy
el que necesita disculparse.
—¿Eh...?
—No importa. Olvida lo que acabo de decir.
Su expresión se nubló gradualmente, Lord Keel finalmente apartó su mirada de mí.
—¿Lord Keel...?
—Quizás deberíamos salir.
La que habló entonces fue una mujer vestida de rojo. Una belleza de aspecto fuerte cuyo corto cabello
castaño le quedaba bien. Junto a ella, un hombre tuerto estaba cruzando los brazos con una expresión de
disgusto en su rostro. Tal como dijo la señora, emitían una impresión áspera.
—Oh, lo siento. ¿Continuamos nuestra conversación?
—Lamento muchísimo haberme entrometido. Me disculpo.
Me encogí ante su mirada. Me incliné, con la intención de salir rápidamente de la habitación, y la mujer de
rojo me detuvo.
—Espera un segundo. Sr. Keel, si le parece bien, me gustaría que escuchara nuestra conversación. Esa es
ella, ¿verdad? Esa "Clarith" que mencionaste anteriormente. Si es así, entonces, como nosotros, guarda rencor
contra el palacio lucifeniano. En ese caso
...

—¡Espera un momento, Germaine! ¿Planeas dejar que incluso esa chica entre en la resistencia? ¡Ni siquiera
parece que pueda pelear!
—En este momento necesitamos tantos aliados como sea posible. Y si ella lo hace o no es decisión suya.
La mujer de rojo y el tuerto se hablaron. ¿Resistencia? ¿Lucha? ¿De qué demonios estaban hablando? Miré
discretamente a Lord Keel, y no parecía estar terriblemente complacido.
—Clarith, déjame comenzar desde el principio. Soy Germaine, y este hombre es York. Actualmente
estamos planeando comenzar una revolución en Lucifenia. Vinimos hoy para pedir ayuda para ese fin, pero...
Para ser honesta, no tenemos suficientes fondos, ni personas.
Germaine se levantó y caminó tranquilamente por la habitación mientras pronunciaba su discurso. Ella y
sus camaradas eran personas que tenían una queja contra el palacio lucifeniano y la princesa Riliane. Prometían
que, en caso de éxito de la revolución, recuperarían la fortuna que los miembros del palacio le habían
confiscado a Lord Keel, con la condición de que proporcionara asistencia financiera (aunque Lord Keel había
dicho que era una suma trivial).
—Clarith. Si quieres vengar a tu amiga, entonces quiero que te unas a la resistencia. ¿No quieres vengarte
con tus propias manos?
La venganza hacia la princesa. Nunca lo había considerado. No pude evitar odiar a Riliane por matar a
Michaela. Pero nunca había pensado en mí misma como alguien capaz de hacer algo al respecto.
—... Por favor, dame algo de tiempo para pensarlo.
—Entiendo. Es un asunto importante, así que piensa un poco antes de decidir. Ah, y por supuesto, ni una
palabra sobre esto. Si le contaras a alguien más...
Germaine se acercó a mí de manera amenazante. Lord Keel interrumpió, como si tuviera la intención de
detenerla.
—Puedes estar tranquila. Ella no es una chismosa.
—Ya veo. ... Espero que coopere con nosotros en su ayuda, señor Keel.
—No sé, ya ves que no es algo que me beneficie mucho. Bueno, lo consideraré.
Lord Keel esquivó el asunto con un tono indiferente ante el énfasis de Germaine. En realidad, no parecía
estar tan ansioso.
—Ya es hora de que nos vayamos por hoy. Volveremos a encontrarnos pronto. Vamos, York.
York dio una respuesta rotunda, y Germaine salió de la habitación con él. Luego de que la puerta se
cerrara de golpe, una vez más me enfrenté a Lord Keel.
—... Qué gente tan aterradora.
—¿Ellos? Me miraban como si simplemente estuvieran faroleando.
—¿Lo estaban haciendo?
—Ja, ja, ¿quién sabe? Pues bien, Clarith. Debió haber sido una distancia considerable la del camino hasta
aquí desde Toragay, ¿eh? Descansa por hoy. En este momento no estás aquí como sirvienta, sino como
invitada de esta mansión. Si necesitas algo, solo pídelo a uno de los sirvientes de Corpa y lo hará por ti.
—Está bien... Haré eso, entonces.
En comparación con mi casa en el pueblo de Yatski y las habitaciones de sirvientes de la finca Freezis, la
habitación a la que me condujo el criado era infinitamente más hermosa. Inmediatamente abrumada por el
agotamiento, me caí en la cama. Era suave y esponjosa, y parecía muy cómoda para dormir, pero por alguna
razón no pude calmarme.
Y así, dormí como si estuviera muerta.

Varios días pasaron desde entonces. Los pasé sin hacer nada en particular, aparte de actuar como la
compañera de juegos de Yukina. Los sirvientes de la mansión hicieron todas las tareas misceláneas por mí.
Sin nada que hacer, pasé mi tiempo pensando de más.
¿No había otra forma de salvar a Michaela, en aquel entonces? Sabía que incluso si la hubiera habido, no
había forma de que pudiera regresar en el tiempo para hacerlo de nuevo, pero no pude evitar pensar en ello.
¿Había esperanza para mí en alguna parte? Repasé mis pensamientos, uno por uno. Pero esperar al final de
todo era simplemente una desesperación interminable de no poder volver a esa época.
—Clarith, voy a entrar.
Escuché un golpe y Lord Keel entró en la habitación. Estaba trabajando más aquí en esta mansión de lo
que había estado trabajando en Elphegort. Había semicírculos oscuros debajo de sus ojos, lo que sugiere que
no había estado durmiendo últimamente.
—Lord Keel... deberías haberme llamado, habría ido...
—Ahora mismo no necesitas preocuparte por mí. Quería hablar contigo sobre lo que vendrá después de
esto. ¿Puedo sentarme aquí?
Le dije que no me importaba, y él se sentó en una silla de madera cerca de la entrada de la habitación.
—En relación con la resistencia de la que hablamos anteriormente, he decidido colaborar con ellos. He
investigado un poco, y parece que por la forma en las que van las cosas serán los que tengan la ventaja. Planeo
apostar por el caballo ganador.
—Ya veo ...

—¿Entonces qué vas a hacer? ¿Te unirás a ellos?


Bajé la cabeza, incapaz de seguir mirando directamente a los ojos de Lord Keel, tan lleno de confianza en
sí mismo.
—No, tengo la intención de rechazar. Después de todo, ni siquiera tengo el coraje de empuñar una espada
—respondí en voz baja.
Sí, era una cobarde. Aunque mi deseo de venganza contra la princesa crecía día a día, no pude evitar sentir
miedo cuando pensé en ponerlo en práctica.
No tenía el coraje como para matar a alguien.
—Ya veo. Sí, creo que está bien. Una revolución no te conviene, Clarith. —Lord Keel continuó hablando,
con expresión severa, como si hubiera esperado que esa fuera mi respuesta—. Bueno, entonces, en cuanto a lo
que haré después... Mi mansión en Elphegort se ha incendiado, así que estoy planeando regresar a mi país de
origen, Marlon. No tengo muchos buenos recuerdos de allí, pero las personas que una vez me habían
intentado capturar ya no están, y hay limitantes para el trabajo que puedo hacer aquí.
El país de Marlon... Nunca había estado allí en persona, pero había escuchado que era una nación muy
próspera en comparación con Lucifenia y Elphegort, y que estaba rodeada por el mar.
—Si lo deseas, puedes trabajar como uno de mis sirvientas allí. Vivirás en una tierra que no te es familiar,
pero es un lugar tan agradable y fácil para vivir que creo que te adaptarás rápidamente.
Eso podría no ser tan malo. Pensé en una vida en ese país al otro lado del mar. Lavaría, limpiaría y
cocinaría para la señorita Yukina en la mansión de Lord Keel, como lo había hecho antes. Y a veces, cuando
fuera doloroso o molesto, iría a encontrarme con Michaela en el...
No. No podía. No podría volver. La cara sonriente de Michaela y su hermosa voz ya no existían allí.
Mi amada Michaela ya no estaría allí.
Antes de darme cuenta, había lágrimas en mis mejillas. Había decidido no llorar más y, sin embargo, al
recordarlo todo, no podía dejar de llorar.
No importa cuántos días pasaran, no importa cuántos años pasaran, sabía que nunca podría olvidar a
Michaela.
—Estoy agradecida por su simpatía. Pero lo siento, no puedo ir con todos ustedes. Si estuviera con usted y
su familia, siempre estaría...
—¿Recordando a Michaela?
—Sí ...

Lord Keel se levantó, se acercó a la ventana y contempló el paisaje exterior. La gran iglesia extravagante de
Levin era visible desde allí.
— Clarith, ¿crees en Dios?
—Antes no. Pero... ahora sí.
—Ya veo.
Actuó como si estuviera pensando en algo por un momento, y luego me abordó el tema.
—Hay una pequeña ciudad portuaria en el extremo oeste de este país. Allí hay un monasterio Held, inusual
en este país, que fue construido con mis donaciones. ¿Te interesaría trabajar allí?
—¿Te refieres a ser monja?
—No, no, no digo que te unas a la fe ni nada. Han establecido un orfanato, pero parece que no tienen
suficiente personal. Pensé que tal vez podrías ayudar. Es un buen lugar donde puedes ver el mar. Creo que
sería perfecto para darle un descanso a tu corazón, ¿qué te parece?
—¿El mar?
En el pueblo sin litoral de Yatski, donde me criaron, nunca había visto el mar.
—Y si encuentras que la vida allí te conviene, podrías convertirte en una monja. Aunque personalmente
me gustaría que volvieras a vivir con nosotros. Sin ti alrededor, Yukina está destinada a estar sola.
Había personas que me necesitaban, incluso así. Pero yo ...

—Clarith. Esto sonará duro, pero Michaela está muerta. Eso es trágico, pero es la verdad. Sin embargo,
todavía estás viva. No sé qué vendrá después, pero mientras estés viva, quiero que vivas feliz. Y realmente creo
que eso es lo que Michaela también hubiera querido.
Cuando estaba triste, Michaela lloraba conmigo. Si sonriera, ¿Michaela sonreiría conmigo en el cielo?
—No tengo la intención de decir que deberías vivir para Michaela ahora. Michaela era Michaela, y tú eres
tú.
Michaela me protegió. Al mismo tiempo, ella quería que yo fuera más fuerte. Me había esforzado por mi
cuenta para responder a su deseo, y pensé que me había vuelto un poco más fuerte de lo que había sido en el
pasado. Si me debilitaba de nuevo, seguramente ella también se afligiría.
—... Entiendo. Creo que iré a vivir a ese monasterio.
—Ya veo. Pues bien, me pondré en contacto con ellos. Solo recuerda esto, Clarith. Incluso si estamos
separados, eres un miembro de nuestra familia.
—... Gracias.
Extendió su mano derecha. La apreté fuertemente con la mía.

Al día siguiente, me dirigí a un bar de la ciudad y me reuní con Germaine y York. Fui allí para darles las
respuestas mías y de Lord Keel.
Germaine parecía lamentada por mi respuesta, pero no hizo ningún intento por detenerme.

El día que salí al monasterio en la ciudad portuaria, Lord Keel y su familia se reunieron para despedirme
juntos.
Mientras sollozaba, la señorita Yukina me dio un libro pesado que había atesorado. Era una colección
encuadernada de todas las innumerables historias que había escrito hasta ahora.
El carruaje comenzó a moverse, y seguí saludando a todos, incluso después de ya no poder verlos.

Gracias. Y adiós.
Mi otra familia.

-ESCENA 4-
Clarith ~ El Reino de Lucifenia, "Monasterio de la Ciudad Portuaria" ~

Se decía que la facción Held de la religión Levin era una secta que se formó después de que Elphegort (lo que
actualmente era Elphegort, mejor dicho) se separara de lo que una vez fue el Reino Mágico de Levianta.
La secta Held adoraba al dragón de la tierra Held, a diferencia de la secta Levia que trataba a los dos dioses
dragón Levia-Behemo como el dios absoluto, por lo que al principio fueron severamente reprimidos como
herejes. Pero cuando el número de seguidores de Levia cayó debido a la "Catástrofe de Levianta", la influencia
de la secta Held se hizo más fuerte, y sus números aumentaron para estar a la par con los de la secta Levia en
ese momento. Sin embargo, a medida que pasó el tiempo, los miembros de la facción de Levia habían llegado a
tener un gran poder político en muchos países, por lo que la secta Levia se convirtió en la corriente principal
una vez más. Actualmente, la secta Held tenía aproximadamente un cuarto de los miembros que tenía la secta
Levia.
En comparación con la secta Levia, los adornos decorativos de las iglesias de la secta Held eran
extremadamente sencillos. La idolatría estaba prohibida y no había estatuas para adorar. El diseño interior de la
mansión de Lord Keel era muy simple a pesar de su riqueza, probablemente porque también era un seguidor
de Held.
Las mañanas comenzaban tempranas en el monasterio. Me despertaba antes de que saliera el sol y hacía las
oraciones de la mañana. Después de eso el desayuno.
Estaba principalmente a cargo de las comidas de los niños. Había muchos niños quisquillosos, por lo que
era muy difícil crear un menú que a todos les gustara. El jefe del monasterio me regañaría si mi menú fuera
demasiado parcial.
Después del desayuno, las monjas cumplían sus deberes. La vida en el monasterio se basaba en la
autosuficiencia, y aparte de la actividad religiosa, hacían cosas como agricultura o la elaboración de vino.
Ciertamente no podían sobrevivir simplemente rezando.
Habían pasado cuatro meses desde mi llegada, y los había pasado llevando una vida muy ocupada. Incluso
podría llamarlos días de satisfacción, pero aun así sentí que había un agujero en mi corazón que no podía
llenar.
Mi vida había seguido con el sacrificio de muchas mujeres y hombres también. Incluso si ofrecía oración
por ellos todos los días, siempre me quedaba la duda de si realmente estaba bien para mí seguir viviendo.
Lord Keel me dijo que quería que viviera con una sonrisa en mi rostro. Creía que seguramente esa era la
opción correcta, y sabía que debía hacerlo. Pero no pude sonreír. ¿Cuándo llegaría el día en que pudiera sonreír
de nuevo con todo mi corazón? ¿Cuándo pasara más tiempo? Cuando terminara la revolución? Sentí que
ninguna de las dos opciones era correcta.
Nunca más volvería a la familia Freezis. Después de todo, sentía que no se me permitía ser feliz sin
Michaela conmigo. Quizás sería mejor si me bautizara y me convirtiera oficialmente en monja. Podía seguir
cocinando y también me interesaba hacer vino.
¿Qué diría Michaela si me viera así? Tal vez ella me sonreiría y me diría "Deberías hacer lo que quieras,
Clarith", o tal vez me regañaría, diciendo: "No deberías estar haciendo eso". Pero no había forma de confirmar
eso. Ella ya no estaba en este mundo.
Oh, Dios. Te lo ruego, concédeme un último milagro. Por favor, déjame ver a Michaela una vez más.
Después de todo, soy una mujer débil, que no puede avanzar de nuevo sin sus palabras para guiarme.
—¿Eres Clarith, tal vez?
Dos personas llegaron al monasterio después de que terminara el almuerzo, justo después de que las
monjas una vez más salieran a ocuparse de sus deberes.
—Sí, soy yo, pero... ¿quién eres?
—Soy la ex-hechicera de la corte lucifeniana, Elluka Clockworker. Esta es mi aprendiz, Gumillia —dijo la
mujer de cabello rosado, sonriendo. Por el contrario, la chica Elphe a su lado me estaba mirando fijamente por
alguna razón.
—Vinimos hoy, para desafiarte, a ti —Gumillia pasó junto a Elluka, caminando hacia mí.
—¡Espera! Eso no está bien, Gumillia. Vinimos aquí para darte esto.
Al frenar el comportamiento agresivo de Gumillia, Elluka extendió una maceta con un pequeño retoño
plantado en su interior.
—¿Y esto es…?
—"Esto" es tu preciosa amiga.
—¿Eh?
La persona que me vino a la mente cuando dijo "preciosa amiga" era ella. Pero, ¿ese retoño era mi amiga?
¿Qué quiso decir con eso?
—Déjame explicártelo de principio a fin. Aunque es una historia un poco larga... ¿Podrías hacernos un té?
Elluka sonrió con picardía. Hice lo que me pidió y tomé un juego de té en la esquina de la sala.
—Bueno, primero está eso sobre tu amiga Michaela. ... En realidad, ella era un espíritu que yo había
reencarnado en un ser humano usando un hechizo —me dijo Elluka alegremente después de tomar un sorbo
de su té. Ante esas palabras no sentí conmoción, sino comprensión.
—... No pareces muy sorprendida
—De una forma u otra... me di cuenta de eso. Que ella no era una persona normal.
Había escuchado sobre la existencia de espíritus de mi madre cuando era pequeña. Había pensado que
todo era una fantasía absurda. Pero cuando me encontré por primera vez con Michaela, pensé que si los
espíritus realmente existieran, seguramente serían como ella.
Y estaban las canciones que Michaela me había cantado. Su voz al cantar tenía mucha atracción sobre las
personas, entendí por experiencia que tenía un poder especial oculto.
—Hrm, ¿de verdad? —Elluka me miró bruscamente a la cara. Y luego asintió como si hubiera entendido
algo por ella misma—. Es débil, pero parece que tienes un poco de poder mágico. Bueno, vamos a dejar eso
por ahora. Cuando estalló la guerra, fuimos al refugio que nos mencionó para encontrarnos con ella. Tú
también conoces el pozo del Bosque del Árbol del Milenio, ¿no?
—Sí.
—Sin embargo, llegamos demasiado tarde. Dentro del pozo estaba Michaela, que ya había sido asesinada, y
el bisoño sollozante que la sostenía... el Rey Marlon.
—¿El Rey Marlon?
—Parece que también había escuchado que Michaela estaba allí. Aunque tampoco llegó a tiempo, al igual
que nosotras. Quería llevarse el cadáver de Michaela, pero, por supuesto, no podíamos permitirle eso. Si me
preguntas, él fue uno de los factores que llevaron a Michaela a su muerte.
Esa era mi opinión también. Tanto es así que me hubiera gustado golpearlo hasta la muerte si volviera a
verle la cara.
—Pidió que al menos le devolviéramos el colgante insípido que le había regalado a Michaela. Y así, el
cadáver de Michaela es ahora este retoño.
—... Espera un segundo. ¿Cómo se convirtió su cadáver en un retoño? ¿Es porque era un espíritu?
—Bueno, explicar eso es un poco complicado. Basta decir que Michaela fue elegida como la sucesora del
Árbol del Milenio... de Held.
¿La sucesora de Held? ¿Era la siguiente etapa de un espíritu ser un dios? Era incapaz de seguir la escala
gradualmente creciente de la conversación.
—Sabes sobre el Árbol del Milenio, ¿verdad? Dentro de él está el dios de la tierra Held. Hace poco
descubrí esto, pero aparentemente ese árbol se está acercando al final de su vida útil. Held en sí mismo no
puede morir porque es un dios, pero si el Árbol del Milenio se marchita, ya no podrá permanecer en el mundo
terrestre. Y entonces Held eligió a Michaela para que se le confiara el papel de vigilar la tierra después de que
él se fuera, y aplicó algún truco en su cuerpo. Parece que ella se cayó ante el Árbol del Milenio después de
haberse separado de nosotras, he hizo algo en ese momento. Pensando en eso ahora, probablemente por eso
fue que hizo que Michaela aprendiera sobre los humanos. Qué sorpresa que ese viejo pueda ser capaz de algo
así. ... Lo siento, ¿has podido entender lo que he estado diciendo?
—Um, en su mayor parte...
—No tienes que comprender todo. Lo importante es que sepas la verdad. Puedes entenderlo después. De
todos modos, primero fuimos a Keel Freezis, llevando a Michaela como un retoño. Habíamos escuchado que
él había sido de gran ayuda para ella, así que fuimos a darle un saludo y nuestro agradecimiento, así como una
negociación comercial propia... Oye, ¿puedo tomar una segunda taza de té?
—Ah, sí, mis disculpas.
Aparentemente lo terminó de beber todo en algún momento, ya que su taza estaba vacía. Le serví una taza
fresca y, después de agradecerme rápidamente, continuó con su historia.
—Keel me dijo que quería que te diera el retoño de Michaela. Este retoño es la reencarnación de Michaela,
por lo que quería que conociéramos a su amiga más importante. Yo misma te debía algo de gratitud, así que lo
acepté.
Elluka jugaba con algún tipo de objeto parecido a una vara en la mano mientras hablaba. Tenía una forma
peculiar, pero parecía una espada.
Mi pulso se aceleró. Ese retoño ante mis ojos era Michaela. Puede que haya cambiado de apariencia, pero
para mí era lo que más amaba.
—Sin embargo, no te conozco tan bien, y no sé si eres alguien con quien pueda confiar. Sin mencionar que
Gumillia ha estado causando problemas al respecto.
Gumillia, que había estado callada durante toda la explicación, una vez más se inclinó hacia delante con
insistencia. Michaela probablemente había sido una amiga muy preciada para ella.
—Entonces, decidí que Michaela misma decidiera a quién le confirmaría este árbol. ... Gumillia, sabes
cómo hacer eso, ¿verdad?
Gumillia asintió ante las palabras de Elluka.
—Bueno, entonces, hazlo.
Gumillia tomó la maceta en sus manos y comenzó a murmurar algo que sonó como un hechizo.
—Revlòver nu oid em atnas...
Las hojas del retoño comenzaron a temblar, poco a poco. Y al momento siguiente, un deslumbrante
destello de luz bloqueó mi visión. Sin pensarlo cerré los ojos.
—...-!
¿Con qué palabras podría expresar mis sentimientos al abrirlos nuevamente?
Parada delante de mí estaba la persona que, más que nadie en el mundo, había deseado ver.
—¡Michaela!
Inmediatamente corrí hacia ella, pero mi cuerpo atravesó el suyo y se estrelló contra la pared opuesta.
—Ay ...

Cuando miré más de cerca, vi que el cuerpo de Michaela apenas se veía. Incluso cuando extendí una mano
para tocarla, pasó a través de ella.
—Jajaja, eres tan torpe como siempre, Clarith.
—Michaela... quería verte.
—Yo también. Estoy muy feliz de volver a ver tu cara.
Michaela y yo nos miramos por un tiempo. Aunque sabía que tenía muchas cosas que quería decir, cara a
cara con ella, no podía recordar ninguna de las palabras.
—Um... ¿Te va bien?
Lo que finalmente salió fue una pregunta completamente sin tacto. Michaela había muerto como humana,
por supuesto que no estaba bien.
—No sé si puedo decir si me está yendo bien o no en esta forma... Aunque... aunque sea una ilusión, creo
que tengo que agradecer a Lord Held por poder conocerte así. Pero este hechizo no es uno que puedas usar
muchas veces. Estoy segura de que esta es la última vez que podremos tener una conversación como la que
tenemos ahora.
—Yo... Hey, Michaela. ¿Cómo debería seguir viviendo después de esto? En un mundo sin ti, yo...
Si esta será nuestra última conversación, explícamelo. Seguramente con tus palabras podré seguir viviendo.
Pero la respuesta no llegó.
—No puedo responder eso por ti.
—¿Qué? ... ¿Por qué?
—He terminado mi vida como humana. Pero tú seguirás, vivirás. A partir de aquí, tendrás momentos en
los que tengas problemas y dificultades, y debes encontrar la respuesta por tu cuenta, sin mí. Si tuviera que
darte la respuesta ahora mismo, entonces estarías aprisionada por esas palabras, incapaz de pararte sobre tus
propios pies. Tú eres quien decide tu vida. Incluso si te equivocas, incluso si vas mal, hay sentido en que elijas
tu propio camino.
Sonaba como algo que Michaela diría, y, a su vez, algo que no diría. Me dijeron que después de esto ella
protegería esta tierra como un dios. Tal vez sus palabras eran su revelación para mí como tal.
Reflexioné simultáneamente sobre la alegría de haber vuelto a ver a Michaela y la tristeza de que ya no era
humana. Y, de alguna manera, me permitió finalmente reconocer la verdad que no había podido aceptar; que
Michaela estaba muerta.
—Hey, Clarith.
Aunque no podía decir si sabía de mis sentimientos en ese momento o no, Michaela me llamó.
—Hay algo que quería decirte antes de mi muerte como humana, si hubiéramos podido encontrarnos.
—... Yo también. Al final, quiero poder decírtelo una vez más.
Eran seguramente las mismas palabras.
—Clarith...
—Michaela...
Eran palabras extremadamente simples, pero también las más apropiadas para transmitir cómo nos
sentíamos.
—... yo,
—... yo,
Adiós. Y gracias, Michaela.

—Te amo.
—... Entonces, ¿qué hacemos? ¿Quién gana?
Gumillia se enfurruñó y miró hacia otro lado a la pregunta de Elluka.
—Esto es suficiente. —Recitó algo otra vez, y Michaela desapareció. Y ella una vez más me tendió la
maceta—. Te confío a Michaela. No debes dejar que se marchite.
Incluso en este punto, no podía evaluar si lo que acababa de experimentar era verdad o no. Algo que nunca
podría haber considerado posible a través del sentido común acababa de ocurrir. Quizás estas mujeres eran
simplemente hechiceras extremadamente buenas, y me habían engañado completamente.
—Este retoño... ¿Qué debo hacer con él?
Ante mi pregunta, Gumillia, con una expresión de disgusto que parecía reprenderme por no saberlo, me
dijo:
—Puedes mantenerlo así, o replantarlo en el bosque. Esto es para que tú decidas. Justo como dijo
Michaela, decide por ti misma.
—... Vale.
—Con eso, nos vamos. Haz tu mejor esfuerzo para mantenerla bien.
—Gracias por el té.
Los dos recogieron su escaso equipaje y caminaron hacia la entrada. Pero Gumillia de repente se dio la
vuelta, como si recordara algo, y me dijo:
—Por cierto, te lo diré. La revolución ha terminado. La princesa fue ejecutada. Michaela ha sido vengada.

CAPÍTULO 4
-SECCIÓN 2-
LA PEQUEÑA BOTELLA
DE LA PLAYA

-ESCENA 1-
Clarith ~ El Reino de Lucifenia, "Monasterio de la Ciudad Portuaria" ~

Fue alrededor de la época en que comenzó la agricultura regular, con la temporada cálida ya llegada.
Una nueva compañera se había unido al monasterio.
—¡Necesitas ponerte en forma! ¡De verdad, holgazaneando por aquí otra vez!
Podía escuchar gritos furiosos desde la parte trasera del cobertizo de herramientas agrícolas. Cuando fui
apresuradamente a ver qué estaba pasando, una monja mayor y una chica de cabello rubio discutían de un lado
a otro.
—¡Si no trabajas, no vas a almorzar hoy, Rin!
—Eres muy molesta. ¿Cómo se supone que debo llevar herramientas tan pesadas sola?
«¿Otra vez? ....»
Aún estando un poco cansada ya de esto, tomé en ambos brazos varias de las azadas esparcidas al lado de
Rin.
—Te ayudaré un poco, ¿vamos juntas?
—¡Clarith! ¡No acostumbres a la chica!
La monja mayor parecía terriblemente sorprendida, con las manos en las caderas.
—Todavía no se ha acostumbrado a la vida aquí... por favor, tranquilízate.
—Creo que ese ha sido el problema de Rin. En cualquier caso, todos están cansados de esperar. Yo me
encargo del fertilizante, así que ustedes dos apúrense y traigan esas azadas.
Levantó fácilmente dos bolsas de fertilizante sobre sus hombros, y rápidamente se dirigió a los campos.
Después de verla irse, me volví para mirar a Rin.
—Bueno, entonces, vamos, Rin.
—... No. Es demasiado molesto.
Rin se sentó en el acto y miró hacia otro lado.
—Los que no trabajan no pueden comer. Si no te haces cargo de esto, entonces no podrás cenar.
—Entonces deberías llevarme algo de comida otra vez, Clarith.
—No puedo seguir haciendo lo mismo una y otra vez. Si me atrapan, ambas obtendremos un buen
castigo.
—Bueno, en cualquier caso, ¡no quiero hacerlo! De ninguna manera.
Finalmente, Rin se echó hacia atrás para acostarse con las piernas abiertas en el suelo. Cada vez que ella se
ponía así, no importaba cuánto gritaras o le hablases, ella se negaría a ceder.
Llamé a uno de los niños mayores del orfanato que estaban jugando cerca.
—Denis, ¿podrías venir aquí un minuto? Tengo que pedirte un favor.
—¿Qué pasa, señorita Clarith?
—Lamento ser una molestia, pero ¿podrías ayudarme a llevar estas azadas al campo?
—Ese es un trabajo fácil, ¡déjamelo a mí!
Denis sonrió, y de repente recogió las azadas.
Mientras miraba a Rin por el rabillo del ojo, le dije, lo suficientemente fuerte como para que ella pudiera
escuchar, lo siguiente:
—¡Qué impresionante eres, Denis! ¡Llevar tantas azadas a la vez! Eso sería imposible para una persona
perezosa que siempre está descansando, ¿eh?
Cuando lo hice, Denis me respondió en voz alta, como si hubiera entendido de golpe la situación:
—¡Qué está diciendo, señorita Clarith! ¡No hay nadie en este monasterio tan patoso como para no poder
cargar estas azadas! ¡Estoy seguro de que incluso alguien mucho más pequeño que yo podría llevar más que
esto!
A pesar de que estaba acostada, los ojos de Rin parpadearon en nuestra dirección. Parecía que habíamos
herido enormemente su orgullo. Solo otro empujón. Hora del golpe final.
—Eres tan increíble, Denis. ¡Gracias por ayudarme, te serviré un brioche más tarde!
En ese momento, Rin se levantó enfáticamente y arrebató las azadas de las manos de Denis.
—¡Yo también puedo hacerlo! Incluso yo podría llevar esto. ¡Seré yo quien reciba el brioche!
—¡Woah! ¡Así se hace, señorita Rin! ¡Eres increíble! —dijo Denis en voz alta, con fingida sorpresa. Luego
me guiñó un ojo y volvió al círculo de niños que jugaban.
Aunque Rin tropezó, probablemente porque las azadas eran realmente pesadas después de todo, ella puso
una expresión tranquila para no revelar que lo eran y dijo de repente, con gran resolución:
—¡Vamos, vamos, Clarith! ¡Ven conmigo!
—Jo jo, está bien. Vamos, Rin.
Caminamos hacia el campo. Cuando miré hacia arriba, el cielo no tenía una sola nube; Clima perfecto para
la agricultura.

Había un camino empinado en la colina frente al monasterio. Descubrí a Rin colapsada alrededor de una
semana después de que Gumillia y Elluka vinieran a visitarnos.
Ella estaba mucho más delgada de lo que estaba ahora, y parecía estar a punto de morir de hambre, así que
la había llevado al monasterio con la ayuda de la señora de una panadería cercana.
Ella nos había dicho que no tenía a dónde ir, por lo que no había nadie que se opusiera a cuidarla en el
monasterio. Se negó a decirnos quién era realmente, pero como había mucha gente así aquí, nadie la cuestionó,
aún si el jefe del monasterio podía adivinar por la educación que mostraba en su comportamiento y
alfabetización que probablemente provenía de una familia noble.
Al principio, todos trataban a Rin amablemente. Pero su conducta era tan arrogante y soberbia, siempre
agarrándose a la comida, haciendo berrinches por el trabajo, que gradualmente todas las monjas la trataron
como una carga.
Yo misma era una de las personas hartas del egoísmo de Rin, pero aun así estaba decidida a ser amable con
ella.
En el pueblo de Yatski, yo también había sido despreciada una vez como un obstáculo. Siempre estuve
sola. No era porque realmente me gustara estar sola. Simplemente no sabía cómo comunicarme con las
personas.
Incluso Rin, que siempre tenía tanta confianza, a veces mostraba su total soledad en su rostro. Ella
tampoco quería estar siempre sola. Cuando la salvé, ella delirantemente dijo: «No quiero estar sola». No sabía
lo que había sucedido, pero estaba segura de que había habido alguna circunstancia por la que tuvo que
separarse de alguien que le importaba.
Quizás eso era poco más que mis propias engreídas impresiones. Pero creía que si al menos fuera capaz de
enfrentarla, seguramente algún día ella me abriría su corazón y yo podría ayudarla.
Justo como Michaela había hecho una vez por mí.

—¿Cómo te va, Rin? ¿Te gusta tu comida?


Finalmente, Rin terminó de ayudar con el trabajo de campo, y ahora parecía agotada. Aun así, cortó
cuidadosamente sus verduras con su cuchillo y tenedor y se alimentó con elegancia.
—Hmph... Supongo.
Rin no se quejaba de la comida tanto como antes. Hubo algunos momentos terribles en los que no comía
nada más que dulces, pero tal vez había llegado a comprender el valor de su comida al ayudar en el trabajo
agrícola. Por supuesto, ella no comentó nada sobre eso en voz alta.
Mientras veía comer a Rin, regué mi maceta.
El salón de descanso estaba muy soleado incluso estando dentro del monasterio, y por lo tanto era
perfecto para criar una planta
—¿Qué tipo de planta es esa? —preguntó Rin, haciendo una pausa mientras tomaba un poco de pan.
—Um, no estoy segura. Realmente no lo sé.
—¿Estás cuidando algo que no sabes qué es?
—Su especie no es importante. No importa qué planta sea, el hecho es que es un ser vivo. Todas las vidas
son iguales. Y... ella es mi amiga.
—¿La planta es tu amiga? Eres bastante introvertida, ¿no es así, Clarith?
—Jaja, tal vez lo soy.
Rin suspiró como si estuviera sorprendida, su expresión se volvió seria de repente.
—Todas las vidas son iguales, ¿eh...?
—Sí. Plantas y humanos por igual.
—No lo creo. En este mundo están los gobernantes y los gobernados. Eso es algo muy racional. Si todo
fuera igual, no habría sociedad. Es porque hay personas que pueden tomar el timón que el gobierno y la
civilización pueden funcionar correctamente. La idea de que todas las cosas son iguales es poco más que el
engaño de alguien que no conoce las dificultades de estar en la cima.
Aunque me sorprendió que Rin se lanzara tan repentinamente a un tema tan complejo, respondí sin dejar
que mi sorpresa apareciera en mi cara.
—Tal vez esa es la opinión correcta. Aun así, yo... quiero ofrecer ayuda a todas las cosas por igual.
—Que idea más santa. ¿Todos comienzan a pensar como tú si viven en el monasterio durante mucho
tiempo?
—Jaja, estoy segura de que también podrás entender mi forma de pensar estando por aquí.
—Eso me pregunto. Ni siquiera soy una devota de Held en primer lugar.
—Tanto si eres de la secta Held como de la secta Levia, la base sigue siendo la misma.
—Ya veo.
Rin dejó sus utensilios sobre la mesa, aparentemente terminando de comer.
—Guarda tus cubiertos tú misma, ¿de acuerdo?
—Bueno. ... Oye, ¿Clarith?
—¿Hm?
Rin preguntó con ansiedad, mientras guardaba los cubiertos.
—No importa qué tipo de persona sea, ¿verda? ... Incluso si solía ser increíblemente malvada... siempre me
tratarás amablemente, ¿no?
Los ojos de Rin eran inusualmente solemnes.
—Sí, por supuesto —respondí con una sonrisa.

Todos los días estábamos rodeadas del campo, el mar y la oración.


Algunas personas podrían llamar a eso una vida tediosa.
Pero el tedio hizo que fuera muy fácil sentir una gran felicidad por los pequeños cambios que ocurrían de
vez en cuando.
Gradualmente, muy, muy gradualmente, Rin se comportó mejor.
Ella pasó de ser una niña preciosa a una joven hermosa; ella vino a abordar seriamente su trabajo y
comenzó a hablar con más respeto hacia sus mayores. El otro día me dijo que quería que le enseñara a cocinar.
Me alegró ver tal cambio en ella. Era como si hubiera conseguido una adorable hermanita, y estaba feliz.
En algún momento, el tiempo que pasaba pensando en Michaela se había acortado.

-ESCENA 2-
Clarith ~ El Reino de Lucifenia, "El Monasterio, por la Noche" ~

Una noche, cuando estaba a punto de quedarme dormida, me di cuenta de que me faltaba una pinza del pelo.
«¿Eh? ¿Dónde podría haberla perdido?» .

Recordé los eventos del día. Después del desayuno me había ido a trabajar al campo, por la tarde había
limpiado el confesionario...

Así es, eso fue todo. Mientras limpiaba el confesionario, mi pinza de pelo se rompió. Me puse un repuesto.
«Si la arreglo, podré volver a usarla».
Tenía que tener cuidado con las cosas. Podría ir a recogerla mañana, pero era probable que lo olvidara
nuevamente mientras dormía, así que decidí ir en ese momento. Con eso en mente, me dirigí al confesionario,
vela en mano.
En el camino pasé frente a la sala de descanso. El retoño de Michaela había crecido mucho, y ahora las
ramas habían brotado de la maceta.
«Supongo que tendré que replantarlo en otro lugar después de todo».
Cada vez que tenía la oportunidad, iba al Bosque del Árbol del Milenio en Elphegort. Si supuestamente era
la sucesora de Held, entonces debería estar de vuelta allí.
Me separaría de Michaela una vez más, pero no sentía tanta pena como la última vez.

El monasterio estaba oscuro por la noche, y si no tuviera el fuego encendido de la vela en mi mano,
incluso mi equilibrio habría sido inestable. Eventualmente logré llegar al confesionario, manteniendo mi mano
en la pared.
Una vez que llegué allí, me di cuenta de algo bastante importante. El confesionario estaba cerrado por la
noche. No podría entrar.
«Maldición, ¿cómo puedo ser tan despistada?» .

La llave debería estar en la habitación del director, pero estaba muy lejos de aquí, y sobre todo no podía
despertarlo. No podía hacer nada, iba a tener que hacerlo mañana.
Antes de que pudiera girar para regresar a mi habitación, traté de encontrar una última esperanza, girando
el pomo de la puerta.
«... ¿Eh? ¡Está abierto!»
La monja de guardia debió haberse olvidado descuidadamente de cerrarla. Abrí la puerta con cuidado,
intentando no hacer ruido.
«... ¿Hay alguien aquí?»
Había una figura dentro del confesionario.
«No será un ladrón... ¿verdad?»
La figura murmuraba algo mientras se arrodillaba y ofrecía oración.
—... Señor, he asesinado a innumerables personas. No me ensucié las manos directamente. Sin embargo,
muchas personas perdieron la vida por petición mía.
Este era el confesionario. Alguien se había infiltrado en secreto durante la noche y se estaban confesando a
Dios. Pero asesinar personas no era una cosa pequeña. ¿Quién demonios se estaba confesando en este
momento?
—Envié a ser ejecutados a todos los que no actuaron de acuerdo con mi voluntad o me desafiaron. Estaba
convencida que hacer eso era para mi país y para mejorar mi autoridad como gobernante. Pero al final, no fue
más que mi engreída creencia. Solo había querido justificar mis acciones diciéndome que todo era para el
prestigio nacional. Yo era simplemente una niña tonta e ignorante.
Era la voz de una mujer. Y sabía vagamente quién era el dueño de esa voz. Pero dentro de mi corazón
seguí desesperadamente negando esa verdad.
—... Incluso perdí de vista por qué estaba haciendo tales acciones en primer lugar. No importa qué cosas
egoístas dije, no importa cuánto dinero desperdicié, no importa cuántas personas envié a la guillotina, no había
nadie que me desafiara. Todos a mi alrededor solo me halagaron y sonrieron. Eso fue porque ese astuto
ministro mío me envió a todos los que podían soportar aludarme. ... Sin embargo, eso no era más que una
farsa.
No quería seguir escuchando su confesión. Era probable que destruyera toda mi determinación. Pero
contrario a esos sentimientos, no podía moverme de mi lugar.
—Cuando la influencia de mi ministro se debilitó y comencé a escuchar opiniones que me criticaban, ya
era demasiado tarde. Para entonces ya me había deleitado con la idea de que todo el país sería lo que yo
deseara. Cualquiera que se interpusiera en mi camino no era más que enemigos. Incluso asesiné a un querido
amigo de mi padre y mi madre.
Tenía un hermoso cabello largo y rubio. Era corto cuando llegó, pero había crecido, y con eso ella misma
se había convertido en una adulta. Aunque hace poco tiempo, había pensado en ella como si fuera mi hermana
pequeña.
—Mi malicia incluso llegó a extenderse fuera del país. Cuando supe que mi prometido había sido robado
por otra mujer, me atormentó una envidia loca. Era completamente incapaz de soportar la existencia de
alguien que no cumpliera lo que deseaba. Mi envidia no estaba dirigida a mi prometido, sino a mi rival y al país
en el que ella estaba. Di la orden de matar a todas las mujeres en ese país donde vivía, a todas las que tenían el
pelo verde como ella. Y el ejército...
Me di la vuelta y me dirigí a mi habitación.
No necesitaba escuchar nada más. Ya lo sabía todo. Ya entendí todo.
Ah, ¿cómo podría ser esto?
Ella era... Rin era la cabecilla de la muerte de Michaela.
Ella era la princesa de Lucifenia - La Hija del Mal.
-ESCENA 3-
Clarith ~ El Reino de Lucifenia, "La Costa Anónima" ~

La costa era muy tranquila por la noche.


El único sonido que llegaba a mis oídos era el débil golpe de las olas.
Durante el día, esta costa en las afueras de la ciudad portuaria estaba llena de barcos de pasajeros de
Marlon y barcos de pesca pertenecientes a pescadores locales. Incluso a estas horas de la noche parecía que
había algunos barcos saliendo a pescar.
Alejándose aún más de la ciudad, incluso esos barcos de pesca desaparecían de la vista. Solo quedaba la
costa que se extendía hacia el sur y el vasto mar.
–Una vez que volví a mi habitación nuevamente, noté un objeto que había en mi escritorio.
Inmediatamente supe que no era una de mis pertenencias, pero no tuve tiempo de preguntarme qué estaba
haciendo allí.
Lo recogí y una vez más me dirigí al confesionario. Pero Rin ya no estaba allí: desde la ventana pude verla
salir del monasterio. No sabía a dónde iba, pero decidí seguirla.
En este momento, Rin solo miraba aturdida la costa.
Y yo la estaba examinando un poco de lejos.
¿Qué está haciendo en un lugar como este?
Finalmente, Rin sacó algo que parecía una botella de su bolsillo y lo arrojó al mar.
... Ah, ya veo.
Una vez escuché del jefe del monasterio sobre una leyenda que se contaba de este mar. Decía que si
escribías un deseo en un pergamino, lo ponías en una botella y luego lo tirabas al mar, tu deseo se haría
realidad.
Pero Rin, ¿conoces toda la leyenda, hm?
Me acerqué a Rin, dando un paso suave para que ella no me notara.
En mis oídos podía escuchar a alguien susurrándome. Era una pequeña voz que se mezclaba con las
débiles olas.
"Estoy seguro de que ella no lo sabe. Ella no sabe nada."
Sí. Ella no sabe nada. Se dice que esa leyenda es un contrato con un demonio.
Rin no parecía haberse dado cuenta de lo que estaba pasando. Ella solo miraba la pequeña botella que
flotaba lejos.
El susurro gradualmente se hizo más fuerte.
"Sí, este es un contrato con un demonio. Y para completar ese contrato..."
Ella debe ofrecer su propia vida.
Saqué el cuchillo que había llevado de mi habitación y agarré el mango con fuerza.
El susurro se hizo aún más fuerte y resonó en mi mente con una voz gruñona.
"Entonces tenemos que ayudarla, ¿no? ♪"
Sí, Michaela. Ella necesita morir para que su deseo se haga realidad.
¿Qué es el arrepentimiento? Incluso si ella se arrepiente ahora, Michaela no volverá. Nunca volverá a reír o
a llorar. ¿Convertirse en una planta? ¿Convertirse en un dios? Seguramente Michaela no había deseado eso.
Seguramente ella había querido vivir por siempre y para siempre conmigo como humana. Y se lo robaste. Me
quitaste todas mis aspiraciones y las de Michaela. ¿Alguien como tú tiene un deseo? No me hagas reír.
"Clarith. Cuando me mataron, me apuñalaron con un cuchillo. Fue muy doloroso. Me dolía, me
dolía tanto que no podía soportarlo."
Pobre Michaela. Se paciente. Voy a hacerla sentir lo mismo ahora.
La espalda de Rin estaba ahora ante mis ojos. Aunque estaba muy cerca de ella, no se dio cuenta de que
estaba allí, pareciendo fascinada por la botella.
"Hazlo, Clarith. ¡Véngame!"
Alcé mi cuchillo.
¿Quién es ese?
¿Quién eres?
¿Por qué te interpones en mi camino?
Tú, chico que se parece a Rin. ¿Quién eres?
¡Hazte a un lado y déjame matarla!
¿Por qué tienes una cara tan triste?
Basta, no me mires así.
Hey, Michaela. Dile algo a ese chico...
... ¿Quién eres tú?
No eres Michaela.
Michaela no se ve así, no tiene unos ojos tan llenos de ira.
Ella siempre sonría con una cara amable.
¿Quién eres tú?
¿Quién er...? Ah, ya veo.
Tú eres... Esa sonrisa como la de un demonio es...
mía ...

No sabía cuánto tiempo había pasado. De repente me asaltó la sensación de despertar de un sueño.
Cuando llegué, Rin se dio cuenta de que estaba allí y me miró con expresión de sorpresa.
Parecía que ella también había notado el artículo que estaba sosteniendo sobre ella. Estaba mirando mi
mano derecha con mudo asombro.
—... Ya veo, tú eras la que estaba en el confesionario antes.
Una vez que terminó de hablar, la expresión de Rin volvió a ser como siempre. Después de eso pensé que
podría intentar escapar o resistirse a mí.
Pero Rin cerró los ojos en silencio justo allí. Y ella hizo una sonrisa muy triste, tan triste que nunca había
visto una igual hasta ahora, como si fuera a aceptar todo.
—Está bien. Haz lo que quieras, Clarith.
Ya no sabía qué debía hacer. No había nadie que pudiera decírmelo. Michaela ya no estaba allí. Yo... tuve
que decidir por mi cuenta.
Rin mató a Michaela.
Rin era como una preciosa hermanita para mí.
Rin era la Hija del Mal, que había hecho cosas horribles.
Rin era una persona increíblemente solitaria y triste.
Rin estaba... Rin estaba...
—Aaghh... Aaaaaagggghhh!
Hice mi elección y bajé el cuchillo hacia ella.

La costa era muy tranquila por la noche.


El único sonido que llegaba a mis oídos era el débil golpe de las olas.
EPÍLOGO
¿EL PARADERO DEL DEMONIO?
-ESCENA 1-
Kyle ~ El Palacio Lucifeniano, "Salón de los Sonidos" ~

La revolución lucifeniana había tenido éxito, y la "Hija del Mal" había sido enviada a la guillotina. Eso creía
nuestra sociedad. Pero yo lo sabía. Quién había sido ejecutado había sido un doble, y la verdadera Riliane
todavía estaba viva en alguna parte.
Aun así, no tenía ganas de volver a buscar a Riliane, aún si ella era alguien que odiaba, aunque había jurado
vengarme. No sabía si eso era solo porque la pasión de mi rencor había disminuido, o si me había conmovido
el espíritu de ese sirviente que había ofrecido su propia vida por la de ella.
¿Cuándo comenzaron estos engranajes a volverse locos en primer lugar? ¿Cuando encontré el cadáver de
Michaela en el fondo de ese pozo? ¿O cuando decidí romper mi compromiso con Riliane? O tal vez fue aún
más atrás... cuando conocí a Michaela en la mansión de Keel.
No, no es ninguno de esos casos. Fue mucho antes, cuando Keel me mostró una de sus preciadas piezas
de colección.
Era una espada extraña llamada la "Espada de Venom", creo... Cuando toqué por primera vez esa espada,
fui asaltado por una sensación espantosa pero placentera, como si mi corazón hubiera sido agarrado
fuertemente por algo. Keel se había ofrecido a dármela si la quería, pero me negué. Sentí una fuerte
premonición de que si la poseía, dejaría de ser yo mismo.
Desde entonces, me volví incapaz de controlar la intensa lujuria dentro de mí. Mi amor hacia Michaela se
volvió loco, y como resultado Lucifenia y Elphegort habían caído en el caos.
El que causó todo eso no fue otro que yo. Aun así, me había establecido en la posición de gobernante de
Lucifenia después de la revolución, y no había nadie que me desafiara en eso.
Qué espantoso. Alguien, que alguien me detenga.
Saqué un espejo de mi bolsillo. Fue un regalo que mi madre me había regalado cuando era niño. Aun si
abrigaba la animosidad hacia ella, no podía tirarlo. Este espejo sacudiría mis dudas por mí.
El espejo me habló en el fondo de mi mente.

Renuncia a todo.
Entrega todo a tus sentimientos.

... Jaja, eso es correcto. No me equivoco en nada. Estoy sólo. El camino que tomo es el de la justicia.
Lucifenia y Marlon algún día deberían convertirse en los países justos que quiero que sean.
Mi venganza aún no había terminado. Todavía tenía que castigarla también, a la verdadera responsable de
la muerte de Michaela.
—Rey Kyle, ¡tenemos noticias!
Un soldado llegó en pánico, arrodillado a mis pies.
—¿Qué ocurre?
—York y Minage han abandonado el palacio. Tenemos información de que están reuniendo soldados en la
base de la Montaña Breck, al sureste.
Los miembros originales de la resistencia, ¿eh? Había pensado que eran hombres estúpidos cuya única
fortaleza era su disposición a actuar, pero parecía que eran más inteligentes de lo que había previsto.
—¿Sospechan lo que estamos haciendo? Bueno, no importa. Haz que los hombres de la Fortaleza Retasan
los repriman.
—Sí, señor.
—Aparte, ¿qué pasa con mi pedido para la "Caza de Brujas"?
—El otro día enviamos la proclamación a todo el Reino de Lucifenia y al país de Marlon. Sin embargo,
todavía estamos esperando noticias beneficiosas...
—Ya veo.
La chica rubia que supuestamente era una de las criadas originales de Riliane. Ella dijo que era hija de uno
de los Tres Héroes, Mariam Phutapie, pero me había dado información impactante. Información sobre la
verdadera culpable del asesinato de Michaela.
Fue un fracaso de mi parte que ella hubiera escapado antes de que yo pudiera tomar medidas. Pero la
encontraría.
—Debes encontrar y arrestar a la bruja que arrojó a Lucifenia al caos... ¡A Germaine Avadonia!

-ESCENA 2-
Gumillia ~ El País de Asmodean, "Posada" ~

Me llamo Gumillia. Soy un antiguo espíritu y una aprendiz de Elluka.


Simplemente anoto nuestros movimientos después de escapar del palacio lucifeniano.
Primero convocamos una lluvia y apagamos el fuego en el Bosque de la Confusión. –Tuvimos que
sacrificar un pulpo.
Después de eso fuimos perseguidas por soldados lucifenianos por un tiempo, pero por varios medios
pudimos escapar.
Cuando nos dirigimos a la finca Freezis en Elphegort, la mansión ya se había incendiado. Entramos en una
estación militar cercana y recuperamos la colección de Freezis, pero la "Espada de Venom" no estaba ahí.
Cuando las cosas se calmaron, fuimos donde Michaela. Pero ella ya estaba muerta.
Después de infligir algunos ataques moderados al Rey Marlon que estaba agarrándolo, como patearle y
golpearle, recuperamos su cadáver.
En ese momento, algo extraño sucedió. Su cuerpo se convirtió en un retoño.
Sin saber por qué, nos dirigimos a Lord Held. Y Lord Held y Elluka comenzaron a meterse en una gran
pelea. Cuando le di mi propia resolución, pareció extremadamente triste, pero lo aceptó. Y luego se quedó
dormido de nuevo.
Cuando terminó la revolución, y nuestros alrededores comenzaron a parecer que se estaban asentando
gradualmente, nos dirigimos a la finca Freezis en Marlon. Mostramos la forma de Michaela a Keel, y él quedó
muy sorprendido. Después de algunas negociaciones, Elluka regresó a Keel su colección, y en su lugar obtuvo
la "Espada de Venom".
Todos los hijos de Keel eran lindos. Pero vi a Elluka hacer una expresión extraña cuando miró a la esposa
de Keel. Elluka actuaba un poco cuando estaba con Keel, o cada vez que hablaba con él, mejor dicho. Tal vez
hombres como Keel eran del tipo de Elluka, por lo que estaba decepcionada de que él tuviera una esposa.
Bueno, nunca le pregunté al respecto, por lo que es poco más que una conjetura.
Una vez más volvimos a Lucifenia, y allí le confiamos a Clarith el retoño de Michaela. Yo estaba un poco
insatisfecha, pero ella, entre todas las personas posible, sería la que mejor trataría a Michaela. Pero como
todavía estaba un poco incómoda, fui a mirarla en secreto un poco después de eso. Sorprendentemente,
Riliane estaba allí. Después de que Elluka la observara, decidimos irnos sin hacer nada. Parecía ya no estar
poseída por un demonio.
Al final, no habíamos podido detener la revolución lucifeniana. En cuanto a que Riliane fuera poseída
nuevamente, y la causa de todo el asunto, además del porqué el demonio la había dejado... no sabíamos nada.
Pero Elluka dijo, con una expresión despreocupada:
—Así es siempre.
Parece que fue un gran logro el simple hecho de haber obtenido la "Espada de Venom".
Aun así, Elluka parecía muy triste cuando escuchó la campana de la iglesia. Ella no lo mostró en el exterior,
pero lo entendí. Al igual que yo, Elluka estaba triste porque había perdido amigos.
En este momento, estábamos haciendo preparativos en una posada para ir hacia el este. Tal vez había otro
"Contenedor del Pecado Capital" allí. ¿Qué tipo de lugar sería un país del este? Estaba un poco emocionada.
—... ¡Aagh!
Elluka estaba mirando la "Espada de Venom", y de repente gritó, pareciendo haber notado algo. Y luego,
lentamente, comenzó a quitar las ataduras que había colocado en la espada.
—... Así que es verdad... Pensé que su poder mágico parecía débil...
Abatida, Elluka de repente arrojó la "Espada de Venom" al suelo en un estallido de ira.
—Nos han engañado.
—¿Es falso?
—No. Es un contenedor real. Pero no hay nada en él. No hay ningún demonio en este contenedor. Esto
no tiene sentido... ¡Ah, maldición!
Elluka sacó el espejo, que era otro "Contenedor del Pecado Capital", de su equipaje, y luego comenzó a
desenvolver sus ataduras también. Después de un momento, cayó de rodillas.
—No puede ser... Sé que estaba allí cuando lo sellé antes... El demonio ha desaparecido de este espejo...
—¿Es posible que un demonio desaparezca de un contenedor?
—Normalmente, no. Incluso cuando el demonio posee a alguien, su forma real permanece dentro del
espejo. Es por esa razón que cuando exorcizas a un demonio que posee a alguien, también debes sellar el
contenedor. Pero para que un demonio desaparezca por completo de su recipiente...
Pareciendo extremadamente abatida, Elluka no se movió de su posición en cuclillas por un tiempo. Pero
luego se levantó rápidamente y comenzó a recoger el equipaje.
—Gumillia, odio hacer esto, ¡pero tendremos que posponer nuestro viaje al este! Todavía tenemos cosas
que hacer aquí.
Oh, y aquí estaba yo ansiosa por nuestro tan esperado viaje a un nuevo reino.
Pero bueno, quizás esto también estaba bien.

-ESCENA 3-
Held ~ El País de Elphegort, "El Bosque del Árbol del Milenio" ~

He vigilado esta tierra durante mucho tiempo. Pero estoy a punto de recibir mi final muy pronto. Ha llegado el
momento en el que este mundo no necesita dioses. Eso es simplemente inevitable. Una vieja amiga también ha
emprendido un viaje. Pasaré el tiempo restante en paz.
Lo único que lamento es que el tema de los "Contenedores del Pecado Capital" no haya llegado a una
conclusión. Lamento dejar esta tierra mientras permanece la influencia de los demonios. Pero eso es algo que
confiaré a mi sucesora y a los humanos. No hay nada de qué preocuparse; Ellos están más decididos que los
dioses. Estoy seguro de que podrán superar esta difícil situación con sus propias manos.

Hoy, dos encantadoras visitas vinieron a mí. Una de ellas era una chica de pelo blanco que había visto
antes. La otra era una chica rubia con el pelo corto.
—Clarith, ¿está bien aquí?
—Sí. De aquí es de donde vino, después de todo.
Me preguntaba si eran amigas. Después de rezar juntas, comenzaron a plantar un retoño cerca.
Mi amado hijo había vuelto a mí. Le ofrecería todo el conocimiento que tenía, antes de irme de este
mundo. Esa era mi misión, y también mi expiación.
—... Lo siento, Rin. Tenías un cabello tan bonito...
La chica de pelo blanco, Clarith, se disculpaba con la chica rubia mientras cavaban en la tierra.
—Está bien. De hecho, prefiero que sea corto. Es más fácil de cuidar —respondió Rin, antes de seguir
cavando en silencio.
Una vez que hicieron un agujero lo suficientemente grande como para plantar el retoño, Clarith lo sacó de
la maceta y lo puso allí.
—Ah, es cierto —dijo Rin de repente, como si recordara algo—. No tienes que hacer esto como una
disculpa por mi cabello, pero... ¿podrías enseñarme cómo hacer brioche? No importa cuánto lo intente, nunca
es tan sabroso como el que haces tú.
—... Sí, me parece bien. Te enseñaré. Y estoy segura de que te volverás muy buena en eso, Rin.
Terminaron de plantar el retoño, y las dos una vez más comenzaron a rezar.
—... Lo siento —murmuró Rin en medio de su oración.
De repente comenzó a llorar. No sabía por qué se estaba disculpando, o por qué estaba llorando.
—Lo siento —susurró de nuevo.
Mientras lo hacía, Clarith también comenzó a llorar a su lado.
Las dos continuaron llorando hasta que se puso el sol.

FIN
Historia Extra
Canción del Pájaro Negro

-Escena 1-

Lych ~En el país de Elphegort, “Bosque del Árbol del Milenio”~

Un amplio bosque se extendía ante mi mirada.


Para mí era mi lugar de origen, y también un lugar al que no quería volver nunca.
Los que vivían en el bosque probablemente ya no me recordaban.
-Salvo uno.

Cuando bajé al centro del bosque, escuché una voz disgustada que provenía del viejo árbol que estaba
frente a mí.
—… ¿Por qué hay un pájaro Rollam negro en este bosque?
El gran dios de la tierra Held.
Él era el gobernante de este bosque, y el que me había desterrado de él.
Había sabido desde el principio que no estaría contento con mi regreso.
—¿Cómo estás, Held? … Parece que te has debilitado un poco más. Me parece que no estaría de más que
te marchitaras pronto.
—¿Has vuelto aquí sabiendo eso? -Es como tú dices. El día en que abandone esta tierra no está muy lejos.
No escuché ningún pesimismo particular hacia el futuro del mundo terrestre en el tono de Held mientras
decía eso.
Cuando el gran dios de la tierra muriera, ¿qué pasaría con este bosque… y con el mundo terrestre?
… Nada cambiaría. Esa era la respuesta. Había pasado mucho tiempo, y los seres vivos del mundo
terrestre, incluidos los humanos, ya habían alcanzado la independencia. Todavía era frágil, pero no hasta el
punto de necesitar la intervención directa de un dios.
Probablemente Held también lo sabía.
—… ¿Cuál es tu motivo para volver aquí? —me preguntó Held, con un tranquilo enfado en su voz.
—No seas tan duro de corazón. Sólo he venido a despedirme.
—¿Porque el día en que deje el mundo terrestre se aproxima?
—Así es… pero también he querido dejar atrás este continente.
—¿…?
—Hay un bosque en la isla nación de Marlon, al oeste. Tengo la intención de hacer de ese mi nuevo hogar.
—Ya veo…
Held no me preguntó la razón.
Quizás ya lo sabía, o quizás simplemente no le importaba.
—Bueno, haz lo que quieras. Si eso significa que no vas a seguir rondando por este bosque, bienvenido sea
para mí. Eso significa que ahora no tendré que preocuparme de que te metas con los otros espíritus.
—¿Estás… hablando de “Michaela”? Eso fue culpa tuya, ¿no? Desafió tus instrucciones explícitas y se
escabulló del bosque sin permiso. Yo sólo le repartí un pequeño castigo, en tu lugar.
—Oh, ¿es esa tu excusa?
—El mundo exterior no es tibio como en el bosque. Es la supervivencia del más fuerte, comer o ser
comido. Yo sólo estaba dando una lección a través de la experiencia como su se-
—¡Silencio! —La profunda voz de Held resonó en el bosque—. Basta con esta afectación de “protector”.
Ya no eres un residente de este bosque. No tienes derecho a hacer tal cosa.
—Supongo que sí… Pero entonces, en ese caso tampoco tengo ya obligación de obedecer nada de lo que
digas.
—No me vengas con esas tonterías. Al fin y al cabo, hace tiempo que dejaste de escuchar lo que te decía.
Y el resultado de eso fue ese “Rey de Barro”.
Una vez había revivido a un muerto mediante una técnica prohibida.
Había metido un alma en un muñeco hecho con barro maldito que yacía en un rincón de este bosque.
Después se convirtió en un gran rey y realizó grandes hazañas en el continente, pero me había ganado la ira de
Held y, por ello, fui desterrado del bosque. … Así sucedió.
Habían pasado varias décadas desde entonces, pero parecía que la ira de Held no había disminuido ni
siquiera ahora.
—No has cambiado nada. No importa el tiempo que pase, eres un cabeza de chorlito. ¡Has olvidado tu
deuda conmigo por permitirte, a ti, que no has conseguido ser ni dios ni demonio, estar en mi bosque como
espíritu!
—Jajaja… Muy cierto. Eres un alma muy amable. Pero, oye… No todo el mundo busca compasión. Si
buscas la verdadera paz, no deberías haber invitado a un hereje.
—Un hereje… Sí, tal vez eso es lo que eres. Pero al mismo tiempo, para nosotros también eras un colega
muy valioso…
—Eso no se aplica sólo a mí. Incluso “Seth” es-
—¡No menciones ese nombre aquí!
Una vez más gritó con rabia.
Pero esta vez pude escuchar una pequeña expresión de miedo.
Sí -Held tenía miedo. Miedo a que los otros espíritus que probablemente estaban cerca oyeran ese nombre.
Miedo a que recuperaran sus recuerdos perdidos.
—Held… Eres amable. Pero al mismo tiempo también eres un cobarde. Les has robado a los espíritus los
recuerdos que eran inconvenientes para ti. Los recuerdos sobre mí también… y los de esa “arca”.
—Eso… es para que todos sean más felices. No hay necesidad de mantenerlos cargando con recuerdos
que son inútiles para un nuevo mundo.
—Si ese es el caso, entonces deberías borrar tus propios recuerdos.
—…
—No puedes hacerlo, ¿verdad? Eres más egoísta que nadie. Es porque tú mismo lo sabes que te has
resignado a ser este viejo árbol, de dios solo tienes el nombre.
—… Es suficiente. Esta conversación ha terminado. Vete de aquí de inmediato. Puedes ir a donde quieras
en Marlon.
—Le agradezco que me deje hacerlo. Le deseo a usted también un agradable resto de su vida-
Sucedió cuando me moví para volar en el aire después de terminar de hablar.
Me di cuenta de algún tipo de anomalía con la escena que tenía ante mis ojos, y dejé de batir mis alas.
—-¿Qué es ese árbol?
Me había dado cuenta de que había un pequeño arbolito que crecía justo al lado de Held.
—… Nada importante. Sólo algo que plantaron unas monjas que viven cerca del bosque.
—Huh… Ahora, ¿no es eso peculiar? Monjas plantando un árbol justo al lado del Árbol del Milenio, que
es su objeto de culto-
—-¿No escuchaste lo que te dije antes? Te dije que salieras de este bosque ahora mismo.
Held estaba nuevamente agitado.
Sin duda, había algo en ese arbolito.
… ¡No puede ser!
Volví a mirar el árbol.
—-Ahora lo veo. Así que esto es lo que es. Esto es su… Pretendes convertirlo en tu sucesor.
—… En efecto, eso es cierto —murmuró Held con resignación—. Michaela ha renacido como un árbol.
Ahora mismo es como si fuera un niño. Probablemente ni siquiera pueda entender el contenido de nuestra
conversación.
—Pero con el tiempo se convertirá en un gran árbol… Y absorberá todos sus nutrientes y conocimientos.
Y si eso sucede, el conocimiento sobre mí también-
Mientras hablaba, me acerqué al arbolito.
—Espera. ¿Qué estás tratando de hacer, Lych?
—-¿Qué? Sólo intento “cortarlo de raíz”, como se dice.
Abrí el pico y acerqué mi cara para arrancar el arbolito.
—¡Deja de hacer tonterías! No te añadas más pecados. —gritó Held, pero naturalmente no estaba
dispuesto a escuchar.
Viejo árbol tonto e impotente. Quédate ahí y no hagas ningún movimiento para interferir conmigo-.
—¡Oye!
-Escuché inesperadamente un grito furioso detrás de mí, y me detuve en mis movimientos.
Una chica rubia vestida con un uniforme de monja corría hacia mí, blandiendo una rama de árbol.
—¡Fuera! ¡Fuera!
La chica empezó a agitar la rama con todas sus fuerzas, tratando de ahuyentar al pájaro negro Rollam que
intentaba desplumar el arbolito.
… Por suerte.
Con resignación, agité mis alas y volé hacia el cielo.
Luego salí del bosque y me dirigí al oeste.
… Cuando se trataba de ser impotente, yo mismo no había cambiado ni un ápice en eso.
Fuera o no mi verdadera identidad como espíritu, para los humanos era un simple pájaro negro Rollam-.
-¿Hm? Me parece haber visto a esa chica de antes en algún lugar…
Hurgué un poco en mi memoria y enseguida llegué a la respuesta.
… Jajaja, ya veo… Así que aquí es donde estabas- “Hija del Mal”.
Ella y su hermanito habían sido durante un tiempo unos objetos de estudio muy interesantes para mí.
Porque los dos eran niños milagrosos, “Irregulares”.
Pero… ahora eso no me importaba.
Mis intereses ya se habían desviado hacia otra parte.

-Escena 2-

Lych ~En el país de Marlon, “Bosque de Columnas”~

Había cruzado el mar y llegado a Marlon.


Cuando llegué al bosque cercano a la capital de Bariti, pude ver un oso que me saludaba.
Era mi amigo, Eater.
Cuando me posé en su hombro, Eater me preguntó primero:
—¿Le va bien a Lord Held?
—… Sí, ya sabes. —Lo deseché con una respuesta vaga. No iba a hacer que se preocupara
innecesariamente respondiendo con sinceridad que estaba a las puertas de la muerte—. ¿Cómo van las cosas
por tu parte?
Cuando le di la vuelta a la pregunta, Eater asintió satisfecho.
—Tenemos un acuerdo. Todos en el bosque dicen que nos recibirán como amigos.
—¿Es así? Menos mal.
Francamente hablando, si estuviera solo yo no tendría ninguna necesidad de vivir en un bosque. Mientras
tuviera un árbol donde descansar mis alas, podría estar bien viviendo en cualquier lugar.
Pero no era así para Eater. Exponer su enorme estructura al público nos envolvería en una confusión
innecesaria. Y no quería hacer pasar a un amigo por ese tipo de peligro, un amigo tan querido que había salido
corriendo del Bosque del Árbol del Milenio y nadado por el océano hasta llegar a Marlon porque me echaba
de menos.
—Te has vuelto muy sociable con la gente – o quizás debería decir, sociable con los animales, Eater.
—Jejeh.
Eater parecía tímidamente satisfecho, rascándose la cabeza.
Pero su expresión se nubló abruptamente.
—… Ah. Pero…
—¿Qué pasa?
—Dijeron que tenían una condición para ello. Querían que resolviéramos algún problema.
—¿Qué problema?
—Dijeron que últimamente algunas personas raras han estado viniendo desde la ciudad y asolando el
bosque.
—Ya veo. Cazadores, ¿no?
—No. —Eater negó con la cabeza—. Ese tipo de gente lleva mucho tiempo aquí, y como no cazan más de
lo necesario los animales del bosque lo han aceptado. -Esto es diferente, dicen que un grupo de gente de piel
blanca pura ha empezado a alborotar al azar.
—Gente de piel blanca pura… Hm.
Eso era muy interesante.
Tal vez ya había llegado a un propósito.
Pero entonces-
—No puedo decir nada al respecto a menos que los vea por mí mismo.
—He oído que siempre aparecen después de la puesta de sol. Es más probable que aparezcan en las
noches en las que la luna está casi llena.
—… Según recuerdo, esta noche debería haber luna llena. Maravilloso. Entonces, ¿vamos a castigar a los
rufianes que están perturbando la paz de nuestro bosque?
—¡Sí! ¡Yo lo haré!
—Naturalmente. Después de todo, yo soy el cerebro de este equipo. Tu trabajo consiste en derribar a
nuestros enemigos… Sin embargo, intenta no matarlos si es posible. No podemos permitirnos el lujo de
vernos envueltos en más problemas. Intenta ahuyentarlos con heridas moderadas.
—¡Entendido!
Bien-
Eso era suponiendo que nuestros enemigos fueran simples seres humanos.

Pero esa noche.


Bajo la luna llena, mientras esperaba en la rama de un árbol luchando contra la somnolencia, tal como dijo
Eater esas cosas aparecieron.
En número, eran quizás diez. Ciertamente su piel era blanca, tanto que parecían completamente sin sangre,
y la mayoría de ellos estaban desnudos. No empuñaban nada que pareciera un arma.
No… Uno de ellos es diferente.
Había una mujer en el centro del grupo. A diferencia de los demás, parecía un ser humano normal. Su piel
no era tan pálida, llevaba un traje negro y…
En su mano sostenía una copa de vino roja.
Sin quererlo, se me escapó una carcajada.
Bingo. Lo he encontrado. ¡Un Contenedor del Pecado Capital que gobierna un demonio!
Con cuidado de no ser descubierta por el grupo, bajé volando hasta el hombro de Eater, que estaba
agazapado en un grupo de arbustos cercano.
—Eater. … Eater, despierta.
—-¿Hm? Sí. Estoy despierto, estoy despierto —respondió Eater, medio dormido.
Han venido, nuestros enemigos.
—Oh. Bueno, entonces, ¿vamos a hacerlo?
—Sí. Pero… tenemos un cambio de plan.
—¿…?
—No hay necesidad de ir a lo fácil con ellos. Parece que nuestros objetivos no son humanos, sino
“soldados muertos”.
—¿Soldados muertos?
—Muertos humanos andantes. Están muertos desde el principio, así que no habrá problemas por hacerles
algo más.
—Vale, ya veo.
—Ah, sólo que hay una mujer en el centro. Está sosteniendo una copa de vino. Ella es una excepción. No
la mates, sólo déjala inconsciente.
—La mujer con la copa de vino. Entendido.
Eater se puso de pie, y luego conmigo todavía en su hombro comenzó a caminar frente a los intrusos.
—… Jo. ¿Qué es esto…?
La mujer con la copa de vino miró a Eater con gran interés, a pesar de su sorpresa.
—-Un oso, qué raro. Es la primera vez que veo uno tan grande. … Bueno, bien. Es una rara oportunidad
para ver la fuerza de combate de los soldados muertos.
La mujer levantó la copa de vino, y entonces todos los soldados muertos miraron a Eater a la vez.
Parecía que todos ellos consideraban ahora al enorme oso que tenían delante como un enemigo.
Estaba en lo cierto; inequívocamente esta mujer estaba manipulando a los soldados muertos tomando
prestado el poder del demonio que habitaba en la copa de vino.
—¡Vengan… mis soldados muertos, devoren ese oso!
Al compás del grito de la mujer, los soldados muertos se lanzaron al asalto de Eater.

Al final, fue más corto de lo que había previsto.


Sin que pasaran ni diez minutos, los soldados muertos habían sido todos reducidos a basura, y la mujer que
los había estado controlando estaba en el suelo conmocionada ante Eater.
—¡Mierda! ¡Malditos cadáveres inútiles! —escupió.
El espíritu de lucha aún no se había desvanecido de sus ojos mientras miraba a Eater.
Pero el resultado estaba claro.
—-Error, mujer.
Le hablé desde el hombro de Eater.
—¡-! ¿El pájaro… habla?
—El débil no son los soldados muertos: eres tú. Parece que aún no has conseguido el control total del
poder del demonio.
—…Tch.
—Lo entiendo. Has estado practicando el control de estos soldados muertos aquí. Sin embargo… has
tenido un poco de mala suerte. De todas las cosas, hemos elegido este bosque como nuestro hogar.
—Sólo… ¿quiénes son ustedes? ¡No sois simples animales!
—Esa copa de vino está más allá de ti. Entrégala. Si lo haces, te perdonaremos…
—¡Responde a la pregunta!
La mujer me lanzó un cuchillo mientras gritaba.
Me moví hábilmente hacia un lado, pero no logré escapar, el cuchillo rozó mi ala izquierda.
—¡-! Mis hermosas plumas… las has herido…
Podía sentir que empezaba a hervir la ira que brotaba de mi corazón.
—… Eater. Por favor, dispensa algún castigo.
Eater se acercó a ella, y le dio una bofetada en la mejilla derecha con su pata abierta.
—¿Hwoogh?
El cuerpo de la mujer salió despedido hacia un lado.
—…
Ella no se levantó.
—Parece que se ha desmayado. Eso le pasa por ser una niña tan desobediente. … De todos modos, creo
que quizás debamos aceptar la copa de vino ahora.
La copa de vino se había caído de la mano de la mujer, a los arbustos cercanos.
—¿Qué es esa copa? —preguntó de repente Eater.
—Dentro de esa copa está el “Demonio de la Gula”. Tu pariente.
—No conozco a nadie que se llame así.
—Ah… Es cierto.
A él también le habían robado sus recuerdos Held.
Pero bueno, una vez que se haya reunido con “él”, que habitaba en la copa, quizás pueda recuperar sus
recuerdos.
Más importante que eso era… los soldados muertos.
Lo de antes había sido un poco decepcionante, pero aun así un poder que permite mover cadáveres me
resultaba extremadamente fascinante.
Ese poder, y la técnica del “muñeco de barro” que tenía… si combinaba los dos, tal vez…
Tal vez eso me llevaría un paso más cerca de completar la “nueva raza” que buscaba.
Aterricé en el suelo y me acerqué al cristal.
—Ven, muéstrate. Nuestro colega que reside en la copa… “¡Demonio de la Gula!”
En respuesta a mi llamada, la copa comenzó a emitir luz.
La luz finalmente se elevó de la copa, y gradualmente comenzó a tomar una forma humana.

Esa forma debía ser “él”, a quien yo conocía tan bien

No.
No lo era.

No era “él”.

—-¿Quién eres? —me preguntó la luz.


Pero esa era mi frase.
—¿Quién eres tú?
—Yo… soy el “Demonio de la Gula”-
—¡No, no lo eres! El “Demonio de la Gula” que conocí no se parecía en nada a ti-
—Huh… ¿Eso te convierte en un conocido de ese cerdo?
Era la voz de una mujer bromista.
Sin duda, no pertenecía a “él”.
¿Qué significaba esto?
Mientras había estado viviendo en el bosque-
¿Qué había estado ocurriendo en el mundo exterior?
Eater, que claramente no entendía nada de la situación, se dirigió a la luz.
—¿Eres mi “pa-ri-en-te”?
—Oh, qué oso tan lindo, pero lamentablemente no soy pariente tuyo.
—Bueno, entonces, ¿quién eres?
—Soy el “Demonio de la Gula”. Mi nombre es…

-Y ese fue mi primer encuentro con “ella”.


­Comentarios del Autor­
Versión Original

Creo que hay que tener suerte para encontrarse con buenos amigos cercanos.

He podido conocer a mucha gente de gran talento a través del trabajo que he realizado hasta
ahora, y gracias a ello he recibido diversas influencias en mis propios esfuerzos.

Es decir, hay muchos casos en los que pienso que si no hubiera conocido a esas personas en el
tiempo que lo hice, quizá no estaría haciendo el mismo trabajo que hago ahora. No puedo evitar
sentir que he sido muy afortunado por haber podido conocer a estas personas por casualidad.

¿Cómo habría cambiado el destino de Michaela y Clarith si no se hubieran conocido? ¿O si Elluka


no hubiera sido amiga de Mariam y de la reina? ¿Y si Riliane hubiera conocido a una buena
amiga antes de convertirse en una persona retorcida?

Quizás el destino de alguien es algo que puede cambiarse fácilmente por cosas tan
insignificantes.

El libro en sí está basado en las canciones “Hija de Blanco” y “Mensaje de Arrepentimiento”, y


está escrito como una perspectiva alternativa al libro anterior, “Hija del Mal: Clôture de
Amarillo”.

En cuanto a la creación del personaje de Clarith, en realidad se me ocurrió inmediatamente


después de hacer “Sirviente del Mal” y en ese momento tenía la intención de lanzarlo no como
una canción sino como una novela corta de secuela. Pero tras varios altibajos al final la publiqué
como la canción “Hija de Blanco”. Por eso “Hija de blanco” tiene una letra más explicativa que las
otras canciones.

Por otra parte, en lo que respecta a Michaela, había pensado en convertirla en una canción, pero
tampoco resultó demasiado bien y nunca se hizo realidad. Había muchas posibilidades de que la
historia nunca viera la luz, pero me alegro de haber podido sacarla al mundo en forma de novela.

La última persona en la que pensé para crear el personaje fue Elluka. Esto fue justo antes de que
saliera a la venta Megurine Luka, en la que se basó, y todo eso. Ya la había creado como
hechicera, pero originalmente era alguien que luchaba contra la resistencia, y fue concebida
como la mente maestra que sumió al reino en el caos.

El papel que originalmente iba a ser la hechicera fue cambiado y cedido a otra persona. Aunque
no hice buena esa especulación en el contenido de la obra anterior ni tampoco en esta. Ese punto
se confirmará probablemente en la próxima obra que probablemente publicaré.

Muchas gracias a todos los que leyeron las cartas de los ilustradores que plasmaron el mundo de
mi libro con sus fantásticas ilustraciones, todo lo que se incluye aquí relacionado con esta obra, y
la vida de Michaela y Clarith hasta sus últimos momentos.

AkunoP (mothy)
Versión VG

En la época en que salió la obra anterior a “Wiegenlied de Verde”, “Cloture de Amarillo”, las
novelas de VOCALOID aún no eran realmente conocidas por el mundo en general. O más bien,
cuando se trató de convertir las canciones de VOCALOID en el tema de una novela propiamente
dicha (exceptuando las fanfictions publicadas en Internet y en fanzines), “Cloture de Amarillo” es
probablemente recordada por la mayoría como la primera de su tipo.

Por esa razón, al principio apenas ninguna librería quería venderla, y si no hubiera sido por las
historias especializadas para fans y los minoristas en línea, me habría resultado muy difícil
vender “Cloture de Amarillo”. Afortunadamente (para los editores, los titulares de los derechos
de los VOCALOIDS y los propios escritores), con “Cloture de Amarillo” vendiéndose
inesperadamente bien y con los esfuerzos comerciales de la editorial, ahora las novelas
VOCALOIDS se venden a menudo en las principales librerías. Incluso han conseguido tener su
propia sección compuesta sólo por novelas de VOCALOID.

Ejem.

… Bueno, dejando a un lado mi extremadamente arrogante canto de alabanzas que sólo se


disculpa porque es el epílogo de mi propio libro, lo que vino después de “Cloture de Amarillo” fue
esta obra, “Wiegenlied de Verde”.

Pero volviendo la vista atrás, qué tema elegí para mi segunda novela; un “compañerismo entre
dos mujeres” que apenas tiene relación con mi vida.

Por aquel entonces tomé prestados varios libros de algunas autoridades en la materia como
material de referencia, pero eran cosas como novelas yuri y similares. Si no hubiera sido por eso,
este libro podría haber pertenecido a un género que nadie leería.

Hubo muchas correcciones y revisiones que hice al reeditarlo, pero en comparación con las que
hice para “Cloture de Amarillo” son mucho más reservadas. Fueron de un grado más
complementario, para arreglar erratas y mantener la coherencia con las obras que vinieron
después. No es que no hubiera partes que me fastidiaran al leerlas de nuevo, pero decidí
contenerme en el respeto al yo de entonces mientras no hubiera nada que desentonara
demasiado en él.

Para los que se inician en la serie “Hija del mal” con esta edición, y los que ya han leído los cuatro
libros, espero que puedan disfrutarla.

AkunoP (mothy)
Versión E­BOOK

Esta obra es una secuela de “Hija del mal: Cloture de Amarillo”, o más bien, una historia que
transcurre en el trasfondo de la misma.

La diva, Michaela, que es el objetivo tanto del amor de Allen como del odio de Riliane. Sólo
describe el breve período de tiempo en el que estuvo viva como humana, pero, a diferencia del
libro anterior, ofrece un mayor acercamiento a los elementos fantásticos, como los espíritus, la
magia y los demonios.

Mientras lo escribía, hubo algunos momentos en los que me preocupaba si debía o no orientar la
historia en esta dirección.

Pero creo que al final, al introducir estos elementos, pude ampliar y profundizar el alcance del
mundo “del Mal”.

En cuanto al episodio extra incluido en esta edición del libro electrónico, escribí una historia
relacionada con el pájaro negro Rollam que sirvió de catalizador para el encuentro entre
Michaela y Clarith. En realidad, es una figura muy importante para Michaela, así como para la
última mitad de la serie “Hija del Mal” y “Pecados Capitales del Mal”, a partir de “Juicio de la
Corrupción”. Es un personaje muy desafortunado: a pesar de que lo creé hace relativamente poco
tiempo, no ha habido muchas oportunidades de que aparezca (y cuando finalmente lo hice
debutar, no tuvo un papel muy activo).

Ahora que por fin he tenido la oportunidad de escribir esta historia extra, esta vez he puesto el
foco en el pobre y lamentable Lych.

Espero que os haya gustado, junto con la obra principal en sí.

AkunoP (mothy)

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