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El valor de la información en la gestión pública

Por Luis Víctor Alemán Vargas, sociólogo

No hace mucho tiempo, un gobernador de los Estados Unidos, dirigiéndose a sus colaboradores inmediatos, les aconsejó que nunca
pusieran juntos un resultado y una fecha, porque siempre habría alguien esperando que llegue ese día para enrostrarles no haber
producido el resultado prometido. Por lo tanto, agregó, “¿para qué repartir munición gratuita?”. El comentario pone
descarnadamente de manifiesto el valor de la información como fuente de poder: “repartir” información equivale a dilapidarlo. Por
eso, los gobiernos, por lo general, optan por el ocultamiento, el secreto y la manipulación de datos como forma de mantener su
poder (Oszlak, 2013: 1).

A dos meses de haberme alejado de la función pública, el primer párrafo del libro “Gobierno
abierto” de Oscar Oszlak, me produce una sonrisa inquietante, -¿Cuanta munición habré repartido
durante cuatro años de gestión municipal? Lo cierto es que cualquier profesional que haya
ejercido alguna función en el Estado, conoce -o se imagina- los entretelones del manejo de la
información1 y en algún momento ha repartido municiones.
Como en toda institución jerárquica y vertical, el poder en la institución pública se centraliza en los
niveles más altos de la organización, sin embargo, los mandos medios, los técnicos operativos y los
de apoyo, tienen acceso parcial y diferenciado a la información debido a la circulación necesaria
de la documentación escrita. Los técnicos revisan y elaboran informes; los secretarios reciben y
archivan documentos; los mensajeros transportan y entregan documentación. Todos tuvimos en
algún momento información relevante que fue objeto de ocultamiento y en algún momento
también pudimos generar filtraciones.
En este pequeño texto intentaré explicar, porqué se producen estas filtraciones y cómo se podría
gestionar de manera más efectiva la información para establecer niveles aceptables de
gobernanza. Para ello utilizaré casos y ejemplos de mi experiencia como director de transporte
público del municipio de El Alto y como asesor y responsable del relacionamiento con el sector de
chóferes del transporte público en la Secretaría Municipal de Movilidad del municipio de La Paz,
entre febrero del 2016 a junio del 2020 (un año en el municipio de El Alto y tres en La Paz).

1. “El que mucho explica se complica”


Escuche esta frase por primera vez en el municipio de El Alto, mientras elaboraba la respuesta a
una petición de informe del Concejo Municipal. “El que mucho explica se complica” me dijo el
coordinador de mi dirección, haciendo referencia a que no debería incluir tanta información como
yo pretendía, sino la estrictamente necesaria. Semanas después, el Concejo Municipal de El Alto
demandó a la Secretaría Municipal de Movilidad Urbana Sostenible (SMMUS) un informe oral con
dos temas preponderantes: 1) la evaluación del funcionamiento del “Wayna Bus”, que se
encontraba bajo mi dirección y; 2) la evaluación de las medidas de ordenamiento de tráfico
implementadas en la zona de la “Ceja” 2. Para aquella sesión oral mi Dirección preparó la
1
Entendida como el conocimiento experto o la disponibilidad de datos no conocidos por otros, que ofrece
una capacidad diferencial a quien la posee, para decidir o actuar.
2
Es pertinente recordar que el Concejo de El Alto está conformado por seis concejalías, de los cuales tres
correspondían a Unidad Nacional, dos al Movimiento al Socialismo y uno a Soberanía y Libertad, este último
información completa acerca del funcionamiento del Wayna Bus, que había “nacido” con varios
problemas técnicos, pero que para aquella fecha se encontraba en funcionamiento en dos rutas de
transporte (la ruta circular y la ruta cruce ventilla) con un 80% por ciento de la flota operable.
La principal pregunta que se hacían los concejales era si el sistema de transporte municipal podría
ser sostenible con ingresos propios. El Secretario Municipal de Movilidad Urbana Sostenible, pudo
explicar claramente, con la información que habíamos preparado, que el sistema de transporte
público demandaría una subvención del municipio durante un largo tiempo, debido a que los
ingresos recaudados sólo alcanzaban a cubrir el 60% de los costos operativos, pese a tener un
promedio de ocupación de un 70% de los buses, lo que significa que había un buen número de
personas utilizando diariamente este servicio. De igual manera, se puso en evidencia que la
anhelada “sostenibilidad” se podría alcanzar con un incremento tarifario pero esto incrementaría
el porcentaje de ingresos que gastan las familias alteñas diariamente en transporte, denotando
que la subvención no es al sistema de transporte o a un grupo de burócratas ineficientes, sino a la
población que utilizaba diariamente el servicio, unas 18.000 personas por día en aquella época.
En el caso del municipio de La Paz y del Pumakatari, parte de esta información fue ventilada por
dirigentes de la Federación Departamental de Chóferes 1ro de Mayo de La Paz, quienes hicieron
incidencia de forma maliciosa en los salarios del Director y del Gerente del servicio, alegando que
la subvención no beneficiaba a la población sino al entorno del Alcalde paceño.
Este resumido ejemplo me permite subrayar la importancia que tiene la gestión oportuna de la
información. Por mucho esfuerzo que las autoridades políticas en gestión hagan por ocultar
información “delicada”, existen canales formales e informales que filtrarán dicha información, con
el peligro de que sea presentada a la opinión pública de manera tergiversada.

2. “Veo un chaleco amarillo y me dan ganas de pegarle”


Fue lo que me dijo un conductor de transporte público en una de las primeras capacitaciones que
brindaba el municipio de La Paz a conductores de este rubro.
Los funcionarios del municipio de La Paz se identifican con un chaleco amarillo desde hace ya
varios años, y han sabido destacar en varias actividades de la institución edil, sin embargo, en el
2016 habían sido enviados a las calles para poner orden al transporte público de la ciudad,
controlando el cumplimiento de sus rutas, la identificación del recorrido, el cobro de la tarifa
establecida, etc. Aquella gestión no guarda buenos recuerdos para funcionarios del municipio ni
para choferes del transporte público.
La tarea del municipio en el 2017 era la de establecer un mejor relacionamiento con el sector del
transporte debido a que se tornaba inviable a inicios de la gestión. Razón por la cual se propuso a
los dirigentes del transporte acudir a cursos de capacitación y conmutar sanciones emitidas por la
institución. Propuesta que no fue bien recibida de inicio pero que fue aceptada finalmente.
En este contexto, el contenido de las capacitaciones dirigidas a los transportistas debería de
cumplir algunos criterios mínimos: 1) acudir a conocimientos formados previamente por los
transportistas para generar nuevos aprendizajes, interpelándolos respecto a su realidad
económica y generar una reflexión en torno a las alternativas de mejora, 2) escuchar las
sugerencias, críticas, recomendaciones o insultos que ellos tuvieran, ya que esto nos permitiría la
concejal fue el más interesado en temas de movilidad y transporte en la gestión 2015-2020.
catarsis de los conductores (generalmente se daba al inicio de la sesión) y 3) transmitir
información real, oportuna y demandada por los asistentes respecto a las funciones, la
planificación y los objetivos de la administración municipal con el objetivo de establecer una
relación funcional entre los transportistas y la institución.
El contenido de los cursos era, en sí mismo, un bloque depurado de información estratégica que
tocaba temas de interés, como ser: Cálculo del costo de operación vehicular, cálculo del índice de
pasajeros por kilómetro, incidencia de estos indicadores en el ajuste tarifario realizado por el
municipio de La Paz en el 2016, planificación de rutas de transporte público, reducción de costos
de operación, experiencias destacadas en otros países, entre muchos otros. Las reflexiones o
debates en los cuales derivaban las capacitaciones tocaban temas como: Subvención del
PumaKatari, posibilidades de subvención en el transporte sindicalizado, denuncias de corrupción al
interior del municipio para el trámite de rutas, denuncias corrupción al interior de la estructura
dirigencial de transportistas para el trámite de rutas, politización del tema de transporte en las
gestiones municipales, entre otros.
A lo largo de las 4 horas que duraba la capacitación, como facilitador me tocaba transmitir esta
información y no esquivar el debate respecto a ningún tema relacionado, debía expresar la
posición de la institución a la que representaba pero también debía dejar clara mi opinión
personal. La función del facilitador era establecer puentes de relacionamiento y, en la medida de
lo posible, generar lazos de confianza, por lo cual el facilitador no podía soslayar algún tema de
interés, deberían debatirse todos y con la claridad de información suficiente para mostrar una
figura transparente.
Para finales del 2017, se habían capacitado cerca de 3.000 conductores, para finales del 2018 se
habían capacitado a más de 7.000 conductores en 3 módulos y para finales del 2019 se llegaron a
capacitar más de 11.000 conductores. Los puentes de relacionamiento se restablecieron, en mayor
medida con los afiliados de base que con los dirigentes de la Federación Departamental de
Chóferes 1ro de Mayo de La Paz. La relación con algunos operadores de transporte llegó al punto
de confianza en la cual la Secretaría Municipal de Movilidad presentó propuestas de proyectos
piloto para la modernización del servicio y se trabajó en ellas a lo largo del 2018 y 2019,
planteando alternativas de recambio de vehículos, modelos de gestión, reordenamiento de rutas,
entre otras, que lamentablemente no se ejecutarán en esta gestión municipal debido a la
distorsión que ha causado la pandemia en las políticas públicas y el poco tiempo restante.

3.- A manera de conclusión


La información resulta ser uno de los recursos de poder más importantes para establecer mejores
condiciones de gobernanza en los niveles sub nacionales, donde se tiene relación directa con las
organizaciones sociales que conviven en el territorio. Si se gestiona este recurso a través de los
canales adecuados, la transmisión de información no implicará “regalar municiones” como parece
ser la opinión generalizada, sino permitirá incrementar la legitimidad de la gestión para poder
aplicar las políticas públicas deseadas. Este no es un logro menor en una ciudad como La Paz o El
Alto, donde la gestión pública está acechada y los “burócratas” deben tener buen quiebre de
cintura para sortear los conflictos.
Transmitir información real, de manera clara y oportuna, en diferentes sectores de la sociedad
pero también a diferentes niveles, supone un costo importante de recursos, pero en mi
experiencia, brinda la legitimidad necesaria para lograr las transformaciones que la población
requiere y demanda.

Bibliografía:

OSZLAK Oscar. Gobierno abierto: hacia un nuevo paradigma de gestión pública. Red de Gobierno
Electrónico de América Latina y el Caribe-Red GEALC, 2013.

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