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nuevo Tiziano que a los 82 años pintaba para Felipe


la "Diana y Acteón" y la "Diana y Calisto", conse,
vados hoy en Londres? O ¿existe un tercer Juan Bat
Lista Vásquez? Bien sabido es que el apellido Vásq ut
abunda en la historia artística de España; el ya citad XVI
Ceán Bermúdez menciona doce artistas de este nol DOS OPINIONES SOBRE GREGORIO VASQUEZ
bre. Quizás futuras investigaciones aclaren este pequf
ño enigma.
Don Rufino José y don Angel Cuervo en la magní-
fica biografía que escribieron de su ilustre padre, pu-
blicada en París en 1892, se refieren a las gestiones ade-
lantadas por el doctor Rufino Cuervo para la venta en
Europa de algunos de los cuadros de Gregorio Vásquez
y que no tuvieron éxito ninguno. Escriben los distin-
guidos biógrafos:
"También es digno de consignar aquí el empeño que
tomó por hacer conocer en Europa las pinturas de nues-
tro paisano Vásquez, y ver si se podían realizar las que
trajo pertenecientes a la Capilla del Sagrario, que pa-
san por las mejores, y que, de acuerdo con la autori-
dad eclesiástica, le habían dado los patronos de aque-
lla iglesia para que las vendiera. Desgraciadamente la
opinión que tenemos de Vásquez es en extremo exage-
rada. El mérito de nuestro pintor es relativo: grande
para nosotros, si se ve la época y el teatro en que tra-
bajó, pero pequeño, insignificante, al lado de los maes-
tros inmortales. ¿Ni cómo podría ser de otra manera si
Bogotá, donde nació y vivió, era apenas una aglome-
ración informe de emigrantes, sin la menor idea de lo
que es el ideal y la belleza? Un poeta, un filósofo, pue-
den formarse en medio del desierto, pero al pintor no
le es dado brotar y desarrollarse sino en medio de la
civilización y de la opulencia. Hoy mismo que nuestra
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América ha adelantado tanto, las bellas artes están


encargo que, juntamente con el doctor Cuervo,
davía en mantillas, por falta de la atmósfera vivifi
tra ía de vender los cuadros de la Capilla del Sagrario,
dora que ha de hacerlas crecer. Las pinturas de y
quez son para nosotros de suma importancia y nec les llevó a los museos y pinacotecas y a los talleres y
rias para la historia del arte en nuestro suelo, y deb obradores de los primeros artistas; mas se frustraron sus
esperanzas de hacer conocer y estimar, tanto como en-
conservarse como monumento, pero nunca como ob
tre nosotros, las pinturas de Vásquez, no logrando si-
acabadas, pues si en Vásquez se deben admirar el
lento y la fecundidad, también se deben deplorar quiera realizar aquellos cuadros; porque, a pesar de su
positivo mérito, juzgaron los conocedores que no era
fectos que no cuadran con la idea que se tiene de
pintor excelente. bastante para poder competir con el de las obras aná-
Un biógrafo del pintor bogotano da a entender, logas que se ejecutan en Europa."
vido de entusiasmo por su paisano, que en Europa n y a continuación cita la carta dirigida por el señor
hicieron los estudios con la atención y el escrúpulo Gutiérrez Vergara desde Bogotá en 1839 a don Manuel
bidos; que si se hicieran, afirma, se le reconociera María Mosquera que viajaba a Europa:
mérito y hoy los museos se disputarían sus obras. "A mi salida de Londres dejé en poder del señor
jando a un lado que el doctor Cuervo y don Ign. Allsopp unas pinturas al óleo que pertenecen a mis
Gutiérrez, que compartía con él el encargo, no e tíos Vergaras, como mayordomos de la Capilla del Sa-
personas que fácilmente se dejaran impresionar por grario de esta ciudad. No ha sido posible hasta ahora
opinión del primer conocedor, y que los centros conseguir su venta, o al menos no he vuelto a tener no-
frecuentaban en París los ponían en contacto con 1 ticia de que se haya verificado, con cuyo objeto las lle-
primeros artistas, nosotros hemos tenido ocasión de oft vé a Europa. Las pinturas son ocho: cuatro grandes y
de los más afamados expertos de Europa, con motivo de cuatro pequeñas."
otros cuadros de Vásquez, la corroboración de lo que se Y en carta fechada el 13 de junio de 1845 vuelve a es-
dijo a nuestro padre hace más de medio siglo, y lo mis- cribir al señor Mosquera sobre el mismo asunto:
mo oirá todo el que quiera darle al pintor bogotano "Pero aun no está V. libre de molestias: es preciso
una gloria que no le corresponde." que V. complete la obra, y que me haga el favor de dis-
(Vida de Rufino Cuervo y noticias de su época por poner que las pinturas de la Capilla, tanto las que te-
Angel y Rufino José Cuervo, nía Allsopp, como las que dejé encargadas a Rafael Aya-
París, A. Roger y F. Cher-
noviz, 1892. Vol. i, págs. 244-246.) la, se empaqueten del mejor modo posible para que
El biógrafo de don Ignacio Gutiérrez Vergara, com- vuelvan a sus hogares después de haber viajado inútil-
pañero del doctor Cuervo en sus fracasadas gestiones, mente, aprovechando al efecto la primera oportunidad
don Ignacio Gutiérrez Ponce, escribe a este respecto: de alguno que se venga a la Nueva Granada."
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(Vida de don Ignacio Gutiérrez Vergara y episod. tista es a menudo muy hermoso. El busto de don En-
históricos de su tiempo (1806-1877). Por su hijo Ign
rique de Caldas Barbosa es una figura fina y grave, de
Gutiérrez Ponce. Londres, 1900, págs. 235-236.) ejecución simple y perfecta y de una dignidad que ha-
Al gusto por demás discutible de algunos expe ría honor a una sala del Prado. Es en El Sagrario de
europeos y a circunstancias probablemente ajenas al Bogotá donde deben verse sus obras principales, sobre
lor intrínseco de las obras, debimos el que los tes todo la "Predicación de San Francisco Javier" (1698)
de El Sagrario, en mala hora enviados al exterior (en San Ignacio)— poblada de bellas figuras, vivas y
su venta, no se perdieran definitivamente para el reales, que es casi una obra clásica. En fin este pintor
nacional.
tiene un dibujo y este dibujo tiene extrañas relaciones
Pero oigamos a un auténtico experto, Louis Gi con el de un Picasso. Es después del viejo Echave, el
que en el capítulo dedicado al arte hispanoameric más grande pintor del Nuevo Mundo."
que hace parte de la Historia del Arte
dirigida por
dré Michel, estampa los siguientes conceptos: (Histoire de l'Arte depuis les premiers temes chré-
"Humboldt se maravillaba de ese genio natural tiens jusqu'á nos jours Publiée sous la direction d'An-
había adivinado o hallado nuevamente en forma dré Michel. Tome vil', Troisiéme Partie, págs. 1071-
tintiva ciertas prácticas de los venecianos. El Bar 1072. Paris, Librairie Armand Colin, 1929.)
Gros, hijo del pintor, ministro de Francia en Bogo
estimaba lo suficiente sus pinturas para traerlas cons
go a París. No es que Vásquez haya podido hacer ot
cosa o tratado temas distintos de los de sus contemp
ráneos: la materia es la misma, pero él hace entrar es
ella algo inédito, un sentimiento de intimidad. Su fa
milia, su mujer, su hogar, su encantadora hija, pintor
como su padre, constituyen el motivo de sus Sagrada
Familias; Vásquez ha vuelto a encontrar el secreto de
Murillo y de Rembrandt, deja hablar a su corazón, can,
ta lo que ama. Hay en sus cuadros trozos de bodega
nes dignos de Céspedes o de Pereda. Con frecuencia el
título es sólo un pretexto y el corazón se vuelca en el
paisaje. Entre tantos copistas encontramos que éste es
a veces un lírico que hace su obra confidente de las me•
lancolías de la sabana y de las lejanas sierras. El mi_

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