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El presente informe, tiene como objetivo, presentar de forma sintética, las principales
características de la dominación carismática presentada por Max Weber, en un primer
momento con su carácter genuino o efímero y en segundo momento, en su forma cotidiana
o como relación duradera y cotidiana.
Siendo así, para entender en qué consiste la dominación carismática, es pertinente aclarar,
en primera medida, qué es el carisma. Siendo así lo define Weber (2014) como:
“La cualidad que pasa por extraordinaria de una personalidad, por cuya virtud se la
considera en posesión de fuerzas sobrenaturales o sobrehumanas -o por lo menos
específicamente extracotidianas y no asequibles a cualquier otro-, o como enviado
de dios, o como ejemplar, en consecuencia como caudillo.” (p.364)
El carisma es una cualidad que, desde su origen, es mágica, por esto Weber la ejemplifica
desde el carisma del guerrero de las sagas nórdicas que luchaba en estado de trance o
frenesí bélico como una especie de instrumento de guerra; desde un “chamán” como mago
para cuyos éxtasis posibilitaban ataques epileptoides, y desde el caudillo carismático que
destaca por sus éxitos demagógicos, etc.
Aquí, podemos pensar entonces, en las figuras del hechicero, del profeta, de los caudillos,
que para otros han sido los héroes y salvadores, sobresaliendo en momentos determinados
de la historia, por ideas y acciones que se desprende de lo cotidiano, como se hablará más
adelante.
Un aspecto de suma importancia, es cómo se valora y valida este carisma por parte de los
dominados, pues por esto, es que el hechicero o profeta, podrá seguir ejerciendo la
dominación y su cuadro administrativo podrás seguir siéndole útil. Y en ausencia de ellos y
de la gracia de su dios o de su fuerza mágica o heroica, el éxito se resiste a cada paso. Todo
ello significa que hay una probabilidad de que su autoridad se disipe. Lo que traduce que, a
los dominados, este carisma les debe aportar algún bienestar, de lo contrario el líder podría
caer en “desprecio” e infortunio.
Siendo así, la validez del carisma se da por medio de un reconocimiento mantenido por la
corroboración por parte del dominador, de sus cualidades extracotidianas. Es decir, debe
probar que, efectivamente es, por ejemplo, el enviado de dios y cuenta precisamente con la
gracia y el favor de dios. Por esto, es que este reconocimiento puede convertirse -para los
dominados-, en un deber, en algo que debe cumplirse; por cuestiones que, como lo plantea
Weber, responden a un reconocimiento psicológico, como “una entrega plenamente
personal y llena de fe surgida del entusiasmo o de la necesidad y la esperanza”. (p.365)
El carisma puede ser una gran fuerza revolucionaria en las épocas vinculadas a la
tradición, pues puede ser una renovación desde dentro, que nacida de la necesidad, o
del entusiasmo, significa un cambio en la tendencia de las convicciones y de los
hechos centrales, con reorientación completa de todas las actitudes frente a las
formas de la vida individuales o frente al ‘mundo’ en general. (p.368)
Con respecto al ámbito económico, Weber plantea que, cuando se está hablando de esta
dominación carismática genuina, no hay un interés o un aprovechamiento económico, sino
que, el cuadro administrativo, vive con el señor en comunismo de amor o camaradería, con
medios procurados por mecenas, es decir, con personas que de una u otra manera,
promueven en ámbitos económicos o materiales lo que el dominador está realizando, por
medio de donaciones, propinas, etc. A su vez, pueden cubrir sus necesidades, por medio de
la subsistencia mendicante, es decir, por medio de limosnas. Por ende, no hay entonces un
interés lucrativo o de adquisición de propiedad.
Esto lo podemos apreciar en las diferentes formas de búsqueda del sucesor que se plantean:
Ahora bien, todo esto genera entonces unos cambios a lo que se había planteado
anteriormente en la dominación carismática genuina, pues hay unas formas de apropiación
de los poderes de mandos, el carisma se convierte en algo heredado, designado,
transmitido.
En suma,
Bibliografía
Weber, M., (2014). Economía y sociedad. México, Fondo de cultura económico.