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Sentencia T-658/07
expediente T-1609670
Accionante: Diana Esperanza Isaza en nombre (D)y representación de la menor
Esmeralda Vera Isaza (E)
Accionado: Colegio Leonardo Da Vinci (L) y Secretaría de Educación
Departamental de Manizales (S)
Magistrado Ponente:
Dr. MARCO GERARDO MONROY
CABRA
Veintitrés (23) agosto de dos mil siete (2007)
DERECHO A LA EDUCACION-Fundamental
El Despacho consideró que los argumentos utilizados por las entidades accionadas eran
válidos, puesto que su actuar se encuentra sujeto al cumplimiento de las políticas del
Ministerio de Educación para organizar y garantizar la educación como derecho
fundamental de los niños.
1. Se puede decir, en primer lugar, que las razones por las cuales la corte
constitucional resolvió el problema jurídico a favor de las accionantes es porque
esta visualizo el problema jurídico en cuestión y determino que el funcionario
público encargado de la ejecución de un acto administrativo, en este caso la
Secretaría de Educación Municipal de Manizales S, tiene la obligación de
subyugarlo cuando este resulte abiertamente contrario a la Carta Política y más
aún a los derechos fundamentales en ella contenidos, ya que la carta es
entendida según el artículo 4 como norma de normas y en cualquier caso de
incompatibilidad entre la constitución y la ley u otra norma jurídica se aplicarán
las disposiciones constitucionales. Por lo tanto, se deberá imponer la norma
constitucional por encima de las normas o actos administrativos que le sean
contrarias.
Las reglas que plasman restricciones o prohibiciones a la educación,
notoriamente injustificadas, riñen abiertamente con ese fundamental propósito
del Constituyente y, en consecuencia, deberán ser inaplicadas por el operador
jurídico.
2. Ahora bien, el artículo 67 de nuestra carta política y específicamente su inciso 2
dictamina que el Estado, la sociedad y la familia son responsables de la
educación y esta será obligatoria entre los cinco y los quince años de edad. Esta
norma ha sido objeto de varias malinterpretaciones por parte de las entidades
educativas, como se puede evidenciar en el caso en cuestión, pero la corte aclara
que según el principio de interpretación pro infancia debe optarse por la
interpretación de las disposiciones que menos perjudique el derecho a la
educación de los niños, aunque jurisprudencialmente la corte concluyo que la
educación es un derecho fundamental de todos los menores de 18 años y que las
edades dadas desde un principio son algo así como un umbral o una perspectiva
de la vida académica de los estudiantes, por lo tanto, no es un criterio que
restringa el derecho a la educación de los menores de edad. Así que, en este
orden de ideas el umbral de los 5 años de edad para comenzar con la educación
sólo puede considerarse como un mínimo de prestación del servicio por parte
del Estado, y no como pretende la entidad accionada, como un obstáculo para
impedir que se preste el servicio. Por lo tanto, la edad de la menor no influye en
su derecho fundamental a la educación, primero porque la constitución en norma
de normas, por lo tanto, ningún acto administrativo está por encima de esta y
segundo debido a que, como se dijo anteriormente, la edad dada por la
constitución solo es una perspectiva, no una regla que impida o excluya a la
población.
3. Por otra parte, la corte encontró vulnerado el principio de confianza legítima de
las accionantes por parte de la parte accionados. En síntesis, la menor E fue
admitida e integrada en la institución educativa y poco después fue dada de baja
por los motivos planteados en los hechos relevantes. Aquí es donde da cabida la
confianza, ya que, al generar expectativas de continuidad de una situación,
previamente permitida o tolerada por la Institución, genera en ella la obligación
de ofrecer alternativas frente al hecho presentado. Por lo tanto, el Estado y la
entidad debieron actuar con anticipación y proporcionar al afectado tiempo y
medios que le permitan adaptarse a la nueva situación. A partir de estas
consideraciones, es admisible que la corte constitucional fallara a favor de las
accionantes.
4. Seguido a esto es propicio recordar que es la misma Constitución es la
encargada de fijar las directrices generales de la educación de los estudiantes y
señalar sus derechos y deberes dentro de un marco jurídico.
5. Para finalizar se puede decir que en definitiva La educación constituye una
función social que genera para la sociedad, obligaciones que el Estado se
encuentra en el deber ineludible de garantizarla realmente como uno de los
objetivos fundamentales ya que es por medio de este que se puede cumplir una
de las consignas planteadas en el preámbulo de nuestra carta política, el
conocimiento.
En efecto, aunque, según el artículo 6, numeral 5, del Decreto 2591 de 1991, no cabe la
acción de tutela contra actos de carácter general, impersonal y abstracto, ésta debe
proceder en los casos en que se persigue la inaplicación en el caso concreto de un acto
abiertamente contrario a los derechos fundamentales.
Se tiene entonces que lo que se busca con la acción de amparo es que se apliquen las
prescripciones fundamentales y no las reglas inferiores incompatibles con ellas. En
estos términos se pronunció la Sentencia T-067 de 1998 señalando:
“De ahí que, dentro del contexto constitucional, la educación participa de la naturaleza
de derecho fundamental propio de la esencia del hombre y de su dignidad humana,
amparado no solamente por la Constitución Política de Colombia sino también por los
Tratados Internacionales.
“Es la misma Constitución concebida como norma de normas (artículo 4º) la que se
encarga de fijar las directrices generales de la educación y señalar sus derechos y
deberes dentro de un marco jurídico axiológico. Dichos postulados además de consagrar
el servicio público de educación como derecho fundamental le asignan a este el efecto
de aplicación inmediata, según se desprende del artículo 85 constitucional.
Por otra parte, la Sentencia T-787 de 2006 señaló que el derecho la educación
comprende cuatro dimensiones de contenido prestacional: (i) la asequibilidad o
disponibilidad del servicio, que puede resumirse en la obligación del Estado de crear y
financiar suficientes instituciones educativas a disposición de todos aquellos que
demandan su ingreso al sistema educativo, abstenerse de impedir a los particulares
fundar instituciones educativas e invertir en infraestructura para la prestación del
servicio, entre otras; (ii) la accesibilidad, que implica la obligación del Estado de
garantizar el acceso de todos en condiciones de igualdad al sistema eludido, la
eliminación de todo tipo de discriminación en el mismo, y facilidades para acceder al
servicio desde el punto de vista geográfico y económico; (iii) la adaptabilidad, que se
refiere a la necesidad de que la educación se adapte a las necesidades y demandas de los
educandos y que se garantice continuidad en la prestación del servicio, y (iv) la
aceptabilidad, la cual hace alusión a la calidad de la educación que debe impartirse.
Así, la educación contribuye a mejorar la calidad de vida de las personas. Ofrece a adultos
y niños desfavorecidos una oportunidad para salir de la pobreza. Es, por tanto, una
herramienta fundamental para el desarrollo económico, social y cultural de todas las
poblaciones del mundo.