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afuera, pero cuando han concebido uno ellos mismos, espe.ran que los
demás lo acepten. Como ejemplo, mencion¡,lré la introducción de· es·
trictas reglas para aplicar en las oficinas, o la redacción de un libi:o
que contenga reglas o recomendaciones taxativas para la organización
de todas las oficinas de cierto tipo.
El siguiente es un notable ejemplo de esta clase. Una madre
redactó un programa en el cual ordenaba el día de su hija ,de la
manera más detallada. Las órdenes para la mañana temprano eran
éstas: 1) Levántate. 2) Usa el baño. 3) Lávate, etc. Durante "la ma-
ñana solía golpear de tiempo en tiempo a la puerta de su hija, y le
preguntaba: "¿Adónde has llegado ahora?"' Entonces la niña tenía
que responder, "9" o "15", según fuera el caso. De este modo la
madre vigilaba estrictamente la ejecución de su plan.
Puedo decir aquí que todos esos sistemas, no sólo testimonian una
obesesión por el orden en su inventor, sino también su amor al poder,
que es de origen sádico. Luego me ocuparé en detalle de la combina·
ción de los impulsos anal y sádico.
Debe aludirse también al placer que encuentran esos neuróticos
en catalogar y registrar todas las cosas, en hacer resúmenes tabulados,
y en ocuparse con estadísticas de todo tipo.
Muestran también la misma terquedad respecto a los pedidos o
demandas que les hacen otras personas. Recordamos la conducta de
esos niños que se constipan cuando se les solicita la defecación, pero
luego ceden a la necesidad en un momento que les resulta agradable.
Tales niños se rebelan igualmente contra la orden de evacuar el in-
testino y contra la necesidad que experimentan de hacerlo; su deseo
de posponer la evacuación es una protección contra ambos impe-
rativos.
La deposición de los excrementos es la primera forma en que el
niño "da" o "regala" una cosa; y el neurótico exhibe a menudo la
terquedad descrita en materia de dar. En consecuencia, se negará a
un pedido que se le hace, pero por su propia voluntad' hará un regalo
generoso. Lo importante aquí es preservar su derecho a la decisión.
Encontramos con frecuencia en nuestros psicoanálisis que un esposo
se opone a todo gasto propuesto por la mujer, y después le da "por su
libre decisión" más de lo que ella había pedido. A esos hombres les
encanta mantener a sus esposas dependientes de ellos financieramen-
te. Asignar dinero en cuotas que ellos mismos determinan, es una
fuente de placer. Encontramos una conducta similar en algunos neu-
róticos respecto a la defecación, que ellos sólo permiten que se pro-
duzca in refracta dosi. U na tendencia especial que tienen estos hom-
bres y mujeres, es la de distribuir alimentos en porciones como mejor
les parece, y este hábito asume a veces formas grotescas. Por ejem·
plo, está el caso de un viejo cicatero que alimentaba a su cabra dán-
dole cada hoja de hierba' por separado. Tales personas gustan de sus-
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descritas por Ferenczi 201 , esto es, que no pueden tolerar "Qna inte-
. rrupción de su trabajo. Sucede también en este caso lo que pasa con
frecuencia con los propósitos neuróticamente exagefados, que no con-
siguen su objetivo. Los pac.ientes a menudo ahorran tiempo en pe·
queña escala, y lo pierden en gran cantidad.
Tales pacientes ejecutan frecuentemente dos ocupaciones a la
vez, para ahorrar tiempo. Les agrada, por ejemplo, leer, estudiar, o
realizar otras tareas mientras defecan 2o 2 • He tropezado repetidas veces
con personas que para ahorrar tiempo se ponían o sacaban el caso y
el chaleco juntos, o que al irse a acostar dejaban los calzoncillos d~n
tro de los pantalones para ponerse ambas prendas a la vez a la maña-
na siguiente. Los ejemplos de este tipo pueden multiplicarse fácilmente.
La~ formas en las que puede expresarse el placer. de la posesión,
son muy numerosas. El coleccionista de estampillas que lamenta pro-
fundamente la falta de un ejemplar en su colección, no está muy ale-
jado del avaro, que según la· noción popular cuenta sus piezas de oro
y se deleita con ellas. Pero el trabajo de Jones respecto al impulso de
coleccionar es tan informativo, que yo no puedo agregarle nada de
importancia.
Por otra parte, me parece necesario hacer una breve alusión a un
fenómeno, que está estrechamente relacionado con el placer en mirar
las propias posesiones. Me refiero al placer en contemplar las propias
creaciones intelectuales, cartas, manuscritos, etc., u obras completas de
cualquier clase. El prototipo de esta tendencia es la contemplación
de los propios excrementos, que para muchas personas es una fuente de
placer siempre renovada, y que es en algunos neuróticos una forma
de compulsión psíquica.
Esta acentuación libidinal de la posesión explica la dificultad
que tienen nuestros pacientes en separarse de objetos de todo tipo,
cuando éstos no tienen ya valor práctico o pecuniario alguno. Tales
personas coleccionan a menudo en el altillo toda suerte de objetos
rotos, con el pretexto de que pueden necesitarlos más adelante. Y
luego, en una u otra ocasión, se desembarazan de una sola vez de
todo el lote de desperdicios. Su placer de tener almacenada una masa
de materiales, corresponde enteramente al placer de retener las heces.·
Encontramos en este caso que la eliminación (evacuación) del mate-
rial es demorada todo lo posible. Las mismas personas coleccionan
pedazos de papel, sobres viejos, lápices usados y cosas similares, y no
pueden desprenderse de estas propiedades por largos períodos de
tiempo, y luego, en raras ocasiones, hacen un descarte general, que
también está asociado con placer. Entre hombres de negocios y ofi·
201 "Neurosis del domingo" (1919).
202 Para estos neuróticos el w.c. es el verdadero lugar de "producción", cuya
soledad la facilita. Un paciente que manifestó violenta resistencia a proporcionar
asociaciones libres durante las horas de tratamiento psicoanalítico, las produjo en
.su casa, en el w.c., y las presentó ya listas en el análisis.
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205 En Berlín hay un dicho respecto a estas personas: "Oben hui, unten pfuil"
("Por encima, muy bien, por debajo, ¡uf!"). En Baviera dicen más groseramente
.. Oben beglissen, unten beschissen" ("Por encima brillante, por debajo cagado").
Por lo tanto, las contradicciones de algunas personas en este aspecto son materia
de conocimiento común.
PSICOANÁLISIS CÚNICO 299
206 ·Es verdad que algunas disponen de ricas fuentes narcisistas de placer, y
viven en un estado de sonriente autosatisfacdón.