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Ronald Amaguaya 10/06/2019

La Actividad Física y el Deporte como Determinantes de la Salud

En este mismo sentido, Cantón Chirivela (2001) escoge la definición de Ejercicio Físico
(EF) que más nos gusta: “Toda actividad física realizada de forma planificada ordenada,
repetida y deliberada, dirigida a la mejora de la condición física” (p. 28), y la diferencia del
deporte al entender que en este último se incluyen la existencia de competiciones, el
sometimiento a reglas relativamente estables y el amparo de organizaciones estructuradas e
institucionalizadas que regulan su práctica. El autor, además, añade que el estrés previo a
las competiciones o el malestar que se puede tener al no alcanzar las metas deportivas
propuestas, puede, en algunos deportistas, generarles efectos dañinos para su salud y
equilibrio emocional que el EF nunca produciría, pues este último está más ligado al tiempo
de ocio y diversión. Por ello añade un tercer concepto, el de Actividad Físico-
Deportiva(AFD), que conglomera lo mejor de ambos conceptos sin los riesgos potenciales
Ronald Amaguaya 10/06/2019

aludidos del deporte, es decir, se trataría de la práctica de deporte sin seguir reglas fijas o
haciendo que predomine la diversión antes que la consecución de resultados.

Por su parte, Henry Ramírez-Hoffmann (2002), define Actividad Física (AF) como: “la


serie de movimientos corporales producidos por los músculos esqueléticos que requieren
consumo energético y que progresivamente producen efectos benéficos en la salud” (p. 3),
por lo que está presente las 24 horas del día, excepto al dormir. La mayoría de actividades
de la vida cotidiana son comunes a todas las personas sanas excepto dos: la actividad
laboral y la del ocio y tiempo libre, que pueden ser de mayor o menor gasto energético, de
ahí que pueda haber mucha diferencia de unas a otras personas.
Castillo Garzón (2007), también distingue un nuevo concepto, el de Ejercicio Invisible, que
explica como: “una forma de EF que se practica de manera intencional y sistemática y que
se basa en la realización de cuantas actividades y tareas se puedan hacer en la vida diaria
con un mayor grado de AF e incluso esfuerzo físico” (p. 4). Ejemplos: evitar
sistemáticamente los ascensores, escaleras y pasarelas mecánicas, levantar pesos, aparcar
lejos, andar deprisa, etc. Este tipo de EF supone un esfuerzo físico que, acumulado, es
capaz de influir positivamente sobre la salud.

Por Condición Física (o aptitud física o forma física=CF) entendemos:


Un estado dinámico de energía y vitalidad que permite a las personas llevar a cabo las
tareas diarias habituales, disfrutar del tiempo de ocio activo, afrontar las emergencias
imprevistas sin una fatiga excesiva, a la vez que ayuda a evitar las enfermedades
hipocinéticas y a desarrollar el máximo de la capacidad intelectual y a experimentar
plenamente la alegría de vivir (Rodríguez Guisado, 1995, p. 88).

Castillo Garzón (2007) matiza que la CF es un concepto que integra todas las cualidades
físicas que una persona necesita para la práctica de EF, pudiéndose decir que el estado de la
CF constituye una medida integrada de todas las funciones y estructuras que intervienen en
la realización del EF. Estas funciones son la músculo-esquelética, cardio-respiratoria,
hemato-circulatoria, psico-neurológica y endocrinometabólica, de manera que un alto nivel
de CF implica una buena respuesta fisiológica de todas ellas y, por el contrario, tener una
mala CF indica un malfuncionamiento de una o varias de esas funciones.
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Por otra parte, el cuerpo humano está diseñado para moverse, no para el sedentarismo o
inactividad física, por lo que es fácil comprender que todos los expertos (Mazzeo et al.,
1998) recomienden un mínimo de AFD diaria para tener una salud óptima, tanto en la
población en general como en los adultos mayores en particular.

La salud es entendida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como un estado de


completo bienestar físico, mental y social.Igualmente, Cantón Chirivela (2001) explica que
para las personas el concepto de salud es polivalente, pues puede referirse no sólo a factores
objetivos básicamente biológicos (esperanza de vida y carencia de enfermedades), sino
también las condiciones físicas, psicológicas y sociales de cada persona. Así, explica que la
salud física depende principalmente del nivel de AF de esa persona, la salud psicológica del
grado de bienestar del que disfrute y la salud social de sus hábitos y estilo de vida. De esta
manera, será directamente proporcional este concepto integral de salud a la calidad de vida
de la que disfrutemos.

Ahora empezamos a manejar dos conceptos más; Estilo de Vida (EV) y Calidad de Vida
(CV).Para EV nos encontramos también muchas definiciones. Henry Ramírez-
Hoffmann (2002), lo entiende como:“la forma en que usualmente vivimos de manera
cotidiana en diversas esferas del campo vital” (p. 3).Pero la definición que quizá sea más
simple, pero clara, es la de Pastor (1999), que lo explica como la forma de vida de las
personas o los grupos.
Pero no todos los autores están completamente de acuerdo en matizar lo que sería un Estilo
de Vida Saludable, pues ya hay que tener presentes conceptos como la nutrición, ejercicio,
ausencia de hábitos nocivos, etc., por lo que nos quedamos con la que parece aglutinar a
todas sus definiciones: "conjunto de patrones conductuales o hábitos que guardan una
estrecha relación con la salud" (Gómez Puerto, Jurado Rubio, Viana Montaner, Edir Da
Silva y Hernández Mendo, 2005, p. 1).
También son pocos autores se ponen completamente de acuerdo en definir exactamente la
CV, pues es un concepto también muy polivalente, en el que hay que tener en cuenta el
grado de salud, de bienestar, de felicidad, de sociabilidad… Por ello, trataremos de definirla
de la manera que nos parece más completa: “Apreciación personal de un individuo de su
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situación en la vida, considerando el contexto cultural y de valores en que vive y


relacionándolo con sus objetivos, expectativas, valores e intereses”.

Entre todos los conceptos vistos hasta ahora, hay una relación directamente proporcional
(Garcés de los Fayos Ruíz y García Montalvo, 1997). La AFD practicada de forma
adecuada y regular es un componente fundamental de un EV saludable, y este, a su vez,
cuanto mayor sea, mayor incidencia tendrá en una alta CV y salud. Por contra, a mayor
exigencia en la alta competición deportiva, mayor estrés y menor EV saludable 

Más allá de la imagen ideal de que “el deporte es salud”, lo real es que la actividad física y
la práctica del deporte, así como la relación entre estas y la salud, son procesos socialmente
determinados, cuyas características dependen de las relaciones sociales y correlaciones de
poder que operan en una formación social. La monopolización del deporte y del “fitness”
como un jugoso negocio transnacional, la conversión masiva de las poblaciones urbanas y
rurales en consumidores pasivos del espectáculo deportivo, y la organización de los
engranajes del Estado y las xempresas a favor de la actividad física como instrumento del
deporte negocio, no sólo han inscrito la recreación física en la lógica malsana del apetito
comercial, sino que están bloqueando el desarrollo de una actividad física alternativa y
emancipadora (Capela & Matiello, 2005), y creando, en el camino, una abismal inequidad
en la distribución de acceso y la viabilidad de distintos tipos de práctica del ejercicio físico.
Si bien la práctica del deporte favorece la salud y los espectáculos deportivos pueden
recrearnos, no es menos cierto que, bajo ciertas condiciones históricas de los modos de vida
típicos que asumen distintas clases y culturas, esas actividades pueden perder su carácter
protector para tornarse peligrosos para la salud. De esa manera, las reglas violentas de la
sociedad capitalista, terminan transmutando la actividad física recreativa en una más de las
formas de violencia típicas de la modernidad capitalista, que convierte los bienes (como el
deporte en este caso) en mercancías, subsumidas en la forma técnica capitalista y
condicionadas a la lógica de la valorización del valor, en lugar de corresponder a la lógica
del valor de uso (Echeverría, 2006). Dicha peligrosidad se evidencia en múltiples formas,
siendo una de las más dramáticas y contradictorias la de los trastornos inducidos en
deportistas de élite por el forzamiento extremo en la lógica de la competencia; un proceso
que deteriora el fenotipo del atleta, sea por que afecta físicamente sistemas como el
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osteomuscular, o por que las presiones del deporte negocio generan trastornos psicológicos.
En la mayoría de nosotros, por otro lado, el consumo comercial del deporte negocio nos
somete a patrones no siempre saludables y alienantes, por diferentes mecanismos. El
imaginario que tejen los medios para mantener la hegemonía y la vigencia del cuerpo como
una mercadería y la creación de arenas de competencia extrema, reproducen los modos de
vida no solidarios y 2 El Desarrollo del Fenotipo y su Historicidad Al caer el velo
determinista de la investigación sobre el cuerpo y sus funciones se hizo evidente que en el
desarrollo de la vida no hay espacios determinados por procesos puramente biológicos. La
determinación social del rendimiento físico-deportivo, como la de todo proceso de la vida
humana, es producto de las relaciones entre: los procesos generales de la sociedad que
condicionan la lógica global del negocio deportivo, la complicidad de las políticas e
instituciones y la contribución de patrones culturales alienantes; los procesos o patrones
colectivos grupales que corresponden a los modos de vida de las distintas clases y grupos
sociales, con sus modos inevitables de trabajar, sus patrones de consumo y lúdicos, y aun
sus condiciones espaciales; y finalmente ya en el orden individual, en el terreno del “libre”
albedrío por tanto, los procesos individuales que corresponden a los estilos de vida posibles
y a las condiciones individuales, tanto biológicas como psicológicas [ver cuadro N°1]
(Breilh, 2004). Nuestra base corporal y nuestro psiquismo, sobre cuya base ejercemos la
práctica física y el deporte por consiguiente son el producto de un complejo proceso de
determinación. El tono muscular, nuestra capacidad de reacción y coordinación, la
capacidad de desplazamiento, carga y movimiento articular, la calidad de calcificación, la
condición cardio-vascular y respiratoria, la calidad de nuestro metabolismo y del sistema
inmune que protege y retira los residuos metabólicos y agentes externos, así como el estado
de nuestro psiquismo, es decir, todo el conjunto de recursos fenotípicos con los que
hacemos actividad física y deporte, son producto enmarcado en los límites sociales de
nuestro modo clasista y cultural de vivir y de los estilos cotidianos que son factibles dentro
del mismo. De ahí la importancia de esclarecer los condicionamientos históricos del
capitalismo hacia nuestro modo de vivir y hacia los estilos de vida por los que optamos en
el marco de la vida colectiva. Por esa la urgencia de aplicar el conocimiento sobre la
historicidad de nuestro cuerpo, para entender que la lucha contra la mercantilización y
mercecenarización del deporte, forman parte de la lucha por la vida y la salud. Veamos
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entonces cuales son algunas características de la esa historicidad de lo biológico que es


parte de la historicidad de la vida humana en general y ésta arroja ciertas características. 1)
En primer lugar, es una determinación que como se ha dicho atraviesa la dimensión
colectiva e individual y finalmente se expresa en las condiciones del organismo -con su
genotipo, su fenotipo y su psiquismo-. Investigaciones que demuestran las variaciones
históricas y entre

clases sociales de la edad de la primera menstruación (Tanner, 1962); las del propio
Boltanski sobre las modificaciones históricas de la cultura somática (Boltanski, 175 y
1989); los estudios de McKweon en el cambio histórico de la vulnerabilidad y nocividad
infecciosa en la tuberculosis (McKweon, 1976); los trabajos de Levins-Lewontin o los de
Lewontin, Rose y Kamin sobre los cambios históricos de las normas de reacción y
características genéticas (Lewontin & Rose & Kamin, 1984; Levins & Lewontin, 1985); o
los innumerables estudios acerca de los cambios históricos en las tendencias seculares de
medidas antropomórficas, son evidencias de la profunda influencia que los procesos
determinantes sociales tiene sobre la constitución geno-fenotípica con la que nos acercamos
a la actividad física y el deporte. 2) En segundo lugar, la determinación histórica de lo
biológico ocurre tanto como fenómeno actual, cuanto como acumulación pretérita, ligada a
la herencia y la configuración genética de las generaciones que nos precedieron con sus
propias determinaciones (Breilh, 2003). 3) Y en tercer lugar, la determinación social de lo
biológico no produce siempre cambios ascendentes, sino que está sujeta a avances y
retrocesos que dependen de las condiciones sociales de los cambiantes períodos de la
sociedad.

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