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URBANISMO MEDIEVAL

El proceso de urbanización y, en consecuencia, el de la transformación de las


ciudades en la Edad Media, está totalmente ligado al desarrollo del sistema socio-
económico conocido como feudalismo. Por lo tanto, la ciudad o lo que de ella logra
salvarse después de la crisis del mundo antiguo, responde totalmente a la civilización
agrícola de su tiempo. La ciudad medieval generalmente está rodeada por una muralla
defensiva, en la que varias puertas abren a los caminos más importantes. El trazado
urbano es sinuoso e irregular, existiendo a veces zonas despobladas.
Las ciudades tienen diferentes barrios, que agrupan a la población en función de su
procedencia, su religión o su actividad. El desarrollo económico de algunas urbes,
especialmente las dedicadas al comercio, hizo que se construyeran nuevas áreas. En
éstas, las viviendas podían alcanzar dos o tres plantas. El centro de la vida urbana lo
ocupa la plaza, en la que se sitúan los edificios más representativos. Estos son altos,
realizados en piedra, con balcones que se abren a la calle. Un escudo, también en
piedra, indica que sus portadores pertenecen a un noble linaje.
De la plaza parte un sinfín de calles, algunas estrechas y tortuosas, siempre ocupadas
por una intensa actividad. En ellas se desarrollaba buena parte de la vida diaria de la
comunidad: comprar, vender, pasear, relacionarse... Sin duda, el mercado era el
centro económico y social de la población.
El recinto fortificado provocó:

Ciudades radiocéntricas (de radios y círculos),


Ciudades lineales (formadas a lo largo de un camin)
Ciudades cruciales (con dos calles principales que se entrecruzan),
Ciudades en escuadra (o de cuadrícula),
Ciudad nuclear (a partir de algún punto central o importante como el templo o la casa
de gobierno),
Ciudad binuclear (en torno a dos puntos claves), ciudad espina de pez y las ciudades
acrópolis.
VIVIENDA: Los hombres y mujeres de la Edad Media sufrían con dureza las
consecuencias del medio físico. Los rigores del invierno eran muy difíciles de combatir
para todas las clases sociales, utilizando tanto los nobles como los humildes el fuego
para combatirlo.
TIPOLOGÍA:

Los incendios eran práctica habitual en el mundo medieval, propagados gracias a la


utilización de madera en la fabricación de las viviendas. Un descuido daba lugar a una
gran catástrofe utilizándose también el fuego como arma de guerra. Las condiciones
sanitarias de la población favorecerán la difusión de las epidemias y pestes,
especialmente gracias a las aglomeraciones que se producían en las ciudades donde
las ratas propagaban los agentes transmisores.
Su tamaño era reducido y estaban construidas en madera, adobe y piedras, utilizando
paja para el techo. Las cabañas de los campesinos solían medir entre 2 y 6 metros de
largo por dos de ancho, horadando el piso para crear un ambiente más cálido. En su
interior habitaban la familia y los animales, sirviendo estos de "calefacción". Por la
noche las actividades se reducían muchísimo. Incluso las corporaciones laborales
prohibían a sus miembros trabajar durante la noche. Entre los motivos de estas
prohibiciones encontramos la posibilidad de provocar incendios o la imperfección en el
trabajo debido a la escasa visibilidad.
Las casas de los artesanos servían al mismo tiempo como taller y tienda, por lo
que se abrían al exterior. Además, muchas viviendas podían contar con un solar en su
parte posterior, que era utilizado como huerto y en el cual podía existir un pozo.
Tipos básicos
Casa Solariega: Construida en madera
Casa T

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