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EL GUERRERO DE SERVIENTREGA

A los pocos días de crear Servientrega, en marzo de 1982, Jesús Guerrero usó una doble
identidad para expandirse. En la mañana se vestía como ejecutivo y visitaba a sus clientes con
unas tarjetas de presentación que le regaló un amigo. En la tarde, se ponía un saco cualquiera
para ir a recoger los paquetes que había negociado temprano. Esto despertó algunas
inquietudes en sus clientes, quienes le preguntaron por qué él recogía los envíos si decía que
trabajaba en una multinacional. Guerrero respondía que tenían mucho trabajo y que por eso se
veía obligado a hacerlo él mismo. Pero la verdad era que, en ese entonces, Jesús era el único
empleado de Servientrega. Tres días después contrató a un mensajero en el puerto de
Buenaventura, y sobre un mapa de Colombia proyectó dónde debía estar en 1990. Aspiraba
tener 150 sucursales, 500 empleados, ventas de 500 millones de pesos y 150 vehículos.

Pero los cálculos le salieron mal. El crecimiento fue mucho mayor. En la actualidad,
Servientrega tiene 22 mil colaboradores a nivel internacional, entre los que se cuentan sus
10.750 empleados en Colombia. En 2010 realizó casi 150 millones de envíos, a los más de dos
mil puntos a nivel nacional y 500 a nivel internacional. Para este mismo año, las ventas fueron
de 384 mil millones de pesos, y fue la segunda compañía colombiana con más franquicias
solicitadas.

A los quince años de edad, Jesús dejó la vereda Paeces, del municipio de Jenesano, donde
nació hace 47 años. A media hora de la capital de Boyacá, este pueblo es conocido por sus ríos,
su producción de papa, maíz, arracacha, frijol y arveja, y, sobre todo, por su temperatura: sus
18 grados centígrados le han dado el apelativo del “barrio caliente de Tunja”. También es
conocido como “el pueblo sano”, porque su nombre fue puesto en honor al pueblo italiano
Genazzano. Jesús llegó a Bogotá en 1979 para reemplazar a uno de sus hermanos en una
empresa de transporte como mensajero-cobrador. Ganaba 850 pesos, la mitad de un sueldo
mínimo de la época. Recuerda que a su llegada no conocía nada de la ciudad. Rodrigo Vásquez,
el contador de esta compañía, le explicó en qué sentido y cómo estaban ubicadas las calles y
carreras. Jamás se perdió. Siempre fue andariego, por eso hoy en día prefiere hacer visitas a
sus clientes que permanecer todo el día en una sede.
Jesús Guerrero cuando se desempeñaba como Gerente Comercial en 1983. La
primera sede de Servientrega fue en su casa paterna, en el barrio Veraguas, de
Bogotá.
Después de haber trabajo los primeros tres años, llegó a ganar un sueldo mensual de $4.500.
Su retiro se debió a que notó que los activos de la empresa eran de $3’500.000, la misma
cantidad desde su llegada. No había crecimiento. Pese a que Jesús sólo tenía 18 años, estaba
indignado por la situación. Entró sin vergüenza a la oficina del gerente y le dijo que era un
incapaz. Fue despedido y su liquidación fueron 32 mil pesos. Invirtió 15 mil pesos en cinco
vestidos de paño y corbatas, que compró en el barrio Ricaurte. El resto de dinero fue el capital
inicial para Servientrega, 17 mil pesos que se convirtieron en una de las grandes fortunas de
Colombia. ¿Cómo un campesino de un pueblo perdido de Boyacá pudo lograrlo? ¿Cómo el niño
que jugaba con un carro hecho de tapas de cerveza cuenta hoy con 2200 vehículos ‒entre
camiones, furgones y mulas‒, dos aviones de carga y uno privado?
Los negocios de Jesús Guerrero empezaron con cilantro, conejos y salchichón. No se trata de la
fórmula de su alimentación, sino de ideas de emprendimiento que le enseñaron a moverse en
los negocios. Después de pactar con su papá, Concepción, un pedazo de tierra dentro del
minifundio familiar de quince hectáreas, dedicó su niñez a sembrar y comercializar cilantro.
Desde los siete años de edad hasta los doce, vendía atados a cinco pesos todos los fines de
semana en la plaza de mercado de Jenesano. El dinero que ganaba lo usaba para comprar
gaseosas en la escuela y para que durante toda la semana, como él mismo lo dice, “tener plata
en el bolsillo”. Al poco tiempo, invirtió en unos conejos que se reprodujeron con rapidez.
Alcanzó a tener más de cuarenta. Sin embargo, fracasó. Uno de sus once hermanos les abrió la
puerta del corral para que escaparan. Hasta hoy no sabe cuál de todos fue el responsable.
Mientras trabajó en la empresa de transportes, le vendía salchichón a sus compañeros. Lo
compraba antes de llegar a la oficina en un punto de fábrica por $200. Lo cortaba y cada
pedazo lo vendía en los mismos $200.

Jesús aprendió a trabajar al ritmo de las tareas del campo. Creció en una casa, que conserva
como una especie de museo y que visita tres veces al año. Guerrero sembraba papa, maíz,
arveja, cuidaba a los animales de la finca y caminaba hora y quince minutos todos los días para
llegar al colegio. Para Jesús, esta fue la mejor época de su vida. Siempre se destacó por ser
uno de los mejores estudiantes en matemáticas y taquigrafía. Pero el inglés siempre fue su
piedra en el zapato. Aunque no tiene un diploma como profesional, es ingeniero  general
Honoris Causa de la Escuela Nacional de Ingenieros de Metz, Francia. Su tierra también le dejó
el gusto por la comida tradicional boyacense, que come en la junta directiva en la empresa.
También le gusta la ensalada fría, el sushi y el agua de coco. En su casa, cuenta con una cava
con cerca de dos mil botellas, mil de vinos y mil de licores en general. Su favorito es el whisky
Buchanan’s 18 años, que toma refrigerado, sin un solo hielo. Jesús es un hombre duro.
Creció en Jenesano, Boyacá. Allí cultivó cilantro y crió conejos en el minifundio de
su papá. Su casa se conserva como un museo.

En el primer mes de Servientrega, en marzo de 1982, obtuvo ventas por 19 mil pesos. Su
primer sueldo fue de $8.500. Poco a poco las ventas se triplicaron y a su vez nació la necesidad
de buscar algunos socios. Al principio muchos de ellos se resistieron. Sin embargo, en
noviembre de 1982 se asoció con su hermana Luz Mary, quien en la actualidad es la presidenta,
y Julio Roberto Moreno, a quien con el tiempo le compraron su parte de la empresa. La
compañía creció y fueron necesarias algunas inversiones, en las que tuvieron algunos
prestamos de su papá. Con el tiempo, Servientrega dejó de estar en una casa de familia para
convertir su sede principal en una construcción de más de siete propiedades en el barrio
Veraguas, en Bogotá. En 1983, Jesús se dio su primer gusto. Un carro de marca Daihatsu SJ
410, que compró en 32 mil pesos y que aprendió a manejar el mismo día que se lo entregaron.

Pero Jesús no sólo ha tenido éxito en los negocios. Ha ganado, en promedio, noventa torneos
de golf, su deporte favorito. Suele jugar con sus clientes, proveedores y algunos de sus amigos
en el Club Campestre Guaymaral, Club Campestre El Rancho o el Country Club de Bogotá. Y fue
jugando golf, un deporte inofensivo y seguro, donde casi pierde la vida. En noviembre de 2008,
al salir de un campo un rayo lo alcanzó. Su corazón resultó afectado y el tímpano derecho se
reventó. Tuvo que viajar a Estados Unidos para recuperarse y por esos días, otra tragedia tocó
a su puerta. Jesús es papá de cuatro hijos de dos matrimonios: Jesús, Sebastián, Katheryn y
Steven, quien era piloto de carreras y corrió en Formula 3 británica, hasta que se estrelló contra
un camión en una moto en el Guamo, Tolima. Steven quedó en coma, pero con el tiempo su
estado de salud mejoró de manera notable. Hoy está aprendiendo a caminar de nuevo, y Jesús
graba y publica en el canal de Youtube todo el proceso de recuperación.

Al regresó de su recuperación en Estados Unidos, siempre se mantuvo fuerte y tranquilo.


Durante los dos años siguientes dejó de celebrar sus cumpleaños como solía hacerlo: fiestas
temáticas gigantes de más de 400 invitados. Ahora sale a comer con su hijo, juega golf y va de
paseo a su finca en El Peñón, Girardot.
Jesús es un amante del orden y de verse bien. Entre semana se viste con trajes de paño, que
suele comprar en una tienda del centro comercial Andino. No usa corbata. Sus colores
preferidos son el negro, el azul y el gris. Usa relojes Cartier, Rólex y Bulova. Tiene cerca de
quince. También le gustan las gafas oscuras de lentes grandes, que se le pierden con mucha
frecuencia.

Sin embargo, no se puede decir que Jesús tenga mala memoria. Nunca deja detalles atrás.
Narra cada época de su vida con precisión. Recuerda las fechas, los días, las horas y las
cantidades de dinero con exactitud. Este talento se debe a que a los 22 años oía unos casetes
llamados Megamemory,  donde hacía ejercicios de repetición de diferentes cosas en orden y
desorden. Sin embargo, admite que se le dificulta un poco recordar los nombres.

Como el dueño de una gran fortuna, Jesús es, además, un adicto a la información. Lee más de
seis periódicos al día, en su mayoría digitales. El único que le llega físico a su casa es El
Tiempo, porque Jesús es un amante de la tecnología. Su debilidad son los teléfonos móviles de
última generación. En la actualidad tiene un BlackBerry Bold 2, dónde guarda más de diez mil
contactos. Para trabajar usa un iPad, y cuando sale de viaje empaca en un morral de
cargaderas de marca Kipling, su iPod, con música de Vicente Fernández ‒su favorito‒, Shakira y
algunos artistas vallenatos que, en un par de ocasiones, le han enviado saludes en sus
canciones.

El arte es otra de sus debilidades. Sus piezas favoritas son una escultura del artista
vallecaucano Omar Rayo, un Obregón, un Oswaldo Guayasamín y su colección de Jacanamijoy.
Sin embargo, la obra más notable es la primera que se ve al entrar en su casa: un cuadro de La
última Cena de cerca de dos metros de ancho. En el medio está Jesús, el hijo de Dios, y en un
extremo, como un turista que se mete en una foto, está Jesús, el hijo de Concepción Guerrero,
de Jenesano, Boyacá. El dueño de Servientrega.

Jesús junto a su familia. Sus hijos Sebastián y Jesús, y su esposa Andrea Garzón.
1. Responda en forma Colaborativa con su equipo de trabajo las siguientes
preguntas en base a la lectura anterior.

a. ¿Que entienden por vocación?


b. ¿Cuándo tiene Vocación un cocinero?

c. Nombre las características más sobresalientes que usted considere como las fundamentales
para que el Señor Jesús Guerrero lograra ser un empresario de éxito.

d. ¿Cuáles creen Ustedes que son los TRES momentos claves de la vida del Señor Jesús
Guerrero ?

e. ¿Qué factores influyen para que una persona quiera ser empresario?

f. ¿Qué es para ustedes el éxito?

g. ¿Cuáles fueron las estrategias de Señor Jesús Guerrero para ser un empresario exitoso?

h. ¿Qué factores externos le sirvieron al Señor Jesús Guerrero para alcanzar el éxito?

i. ¿Cuáles fueron los obstáculos que tuvo que superar?

j. ¿Cuáles es el perfil necesario para triunfar como empresario?

k. ¿Influyo la competencia para llegar a ser exitoso?

l. ¿Qué consejos darían a alguien que pretende ser un empresario exitoso?

m. ¿Se puede fabricar un empresario o se nace siéndolo?

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