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SALIENDO DE LA CUEVA Y RENOVANDO EL ESPÍRITU DE

NUESTRA MENTE
(Efesios 4:22-24)
1. Despojaos del viejo hombre que está viciado conforme a
deseos;engañosos.
2. Renovaos en el espíritu de vuestra mente.
3. Vestíos del nuevo hombre en justicia y santidad de la verdad.
El cristiano se renueva escuchando la voz de Dios, no se mueve
conforme a sus propios planes. El libro de Samuel en (1 Samuel
22:1-3) narra la historia de David huyendo al desierto,
buscando refugio en la cueva de Adulam.
La Biblia cuenta que se juntaron con él todos los afligidos, los
endeudados, y los que se hallaban en amargura de espíritu,
eran en total unos 400 hombres. Y David fue hecho líder de
todos ellos. David se quedó allí hasta que tuvo palabra de Dios
para moverse. No daba un solo paso, sin antes consultarlo con
Dios. Sabía que su vida dependía de eso. Cuando Dios habla,
Dios actúa y respalda aquello que dijo.
Hay 3 cosas que llevan a una persona a detenerse en la vida y
estancarse:
1. LAS INJUSTICIAS: David estaba siendo perseguido, acusado
injustamente de querer dar un golpe de Estado para apropiarse
del reino. Sin embargo, David no se detuvo. Buscó refugio en
Dios, y avanzaba aún a pesar de la persecución.
2. EL DESIERTO: Es un momento de prueba y lucha. Tiene como
objetivo fortalecer el carácter del cristiano, dando muerte a
todo lo terrenal y carnal que aún habita dentro de él, con el fin
de cambiar su corazón para lo nuevo que Dios tiene preparado.
3. LA CUEVA: Es un refugio en tiempos de persecución y lucha.
Cuando el temor y la muerte asecha en las afueras, la cueva
parece ser un lugar de confort y resguardo, pero en realidad te
está privando de alcanzar todos tus sueños. La cueva es el lugar
donde el enemigo te tiene acorralado, buscando que te seques
y que finalmente mueras.
El Espíritu Santo es el único que puede cambiar los corazones.
Él es aquel que trae el renuevo sobre los enlutados, los
amargados y los fracasados. Cuando Dios te llama para cumplir
una tarea, Él te capacita con dones y talentos para llevar a cabo
esa misión.
3 CLAVES PARA SALIR DE LA CUEVA
1. CENTRANDO LOS OJOS EN JESÚS: Él es nuestro refugio y
nuestro pronto auxilio. No mire el tamaño de su problema, fije
su mirada en Jesús y en sus promesas. La alabanza, la adoración
y la obediencia, son claves para oír la voz de Dios y avanzar con
certeza hacia una victoria segura.
El (Salmo 57:1-4) dice: “¡Ten misericordia de mí, oh Dios, ten
misericordia! En ti busco protección. Me esconderé bajo la
sombra de tus alas hasta que haya pasado el peligro. Clamo al
Dios Altísimo, a Dios, quien cumplirá su propósito para mí. Él
mandará ayuda del cielo para rescatarme, y avergonzará a los
que me persiguen. Mi Dios enviará su amor inagotable y su
fidelidad.” NTV.
2. LA ADORACIÓN: (Salmos 57:7-11) “Mi corazón está confiado
en ti, oh Dios; mi corazón tiene confianza. ¡Con razón puedo
cantar tus alabanzas! ¡Despiértate, corazón mío! ¡Despiértense,
lira y arpa! Con mi canto despertaré al amanecer. Te daré
gracias, Señor, en medio de toda la gente; cantaré tus
alabanzas entre las naciones. Pues tu amor inagotable es tan
alto como los cielos; tu fidelidad llega hasta las nubes. Exaltado
seas, oh Dios, por encima de los cielos más altos; que tu gloria
brille sobre toda la tierra.” NTV.
En medio de la persecución, escondido en una cueva rodeado
de afligidos, endeudados y amargados, David escribe el Salmo
57, declarando su decisión de buscar el rostro del Señor y
adorarlo. Cuando el enemigo te tenga rodeado y tu alma
busque refugio, la adoración es un arma clave para desbaratar
sus planes.
3. OBEDIENCIA: David procuró escuchar la voz de Dios, y
obedeció su mandato. La cueva, el refugio, no es un lugar de
permanencia. Dios quiere que usted avance y conquiste aquello
para lo que fue llamado. (1 Samuel 22:5) “Pero el profeta de
Gad dijo a David: No te estés en este lugar fuerte; anda y vete a
tierra de Judá. Y David se fue, y vino al bosque de Haret.”
Dios quiere sacarte de ese lugar donde estás escondido, para
llevarte al cumplimiento de sus promesas. Pero no puede
hacerlo hasta que tu corazón no sea renovado. A pesar de estar
rodeado de gente amargada y frustrada, David no dio lugar en
su corazón a la queja y la angustia. El se renovaba día a día
bebiendo de la fuente de vida eterna. ¡Cristo es nuestra fuente!
¿Quiere avanzar en su vida? ¿Quiere salir de ese lugar de
refugio y avanzar hacia un lugar de júbilo y alegría? Permita que
Dios cambie su corazón, adórelo en medio de la prueba, fije su
mirada en Él y en sus promesas. Aprenda a escuchar su voz y
esté listo para obedecer cuando le diga que avance. Judá
significa alabanza, agradecer, celebrar. Dios quiere llevarlo de
Adulam, a Judá, lugar de alegría, gozo y celebración. Él quiere
transformar tu lamento en alabanza.

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