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¿Cuál será la última línea defensiva contra el ataque del padre de mentiras,
el engañador de las almas? Yo creo firmemente que la única esperanza es
el discipulado familiar, hecho por los padres de familia a sus propios hijos,
familiares, empleados y amigos. Algunos me ven como muy pesimista,
negativo y de poca fe. Vamos a investigar el Plan Divino para este tipo de
discipulado. Luego me dirás si tengo razón o no al decir que es un plan que
nunca puede ser vencido y que puede mantener encendida la luz de la
verdad aunque todo lo dem ás falle.
“Por tanto, cuídate y guarda tu alma con diligencia, para que no te olvides
de las cosas que tus ojos han visto, y no se aparten de tu corazón todos los
días de tu vida; sino que las hagas saber a tus hijos y a tus nietos. Recuerda
el día que estuviste delante del Señor tu Dios en Horeb, cuando el Señor
me dijo: ‘Reúneme el pueblo para que yo les haga oír mis palabras, a fin de
que aprendan a temerme todos los días que vivan sobre la tierra, y las
enseñen a sus hijos.’”
Aquí hay unos principios que Dios quiso que los israelitas estableciesen en
sus familias para promover la fidelidad a El:
Es claro que los israelitas tenían una ventaja que nosotros no tenemos: la
mayoría de las familias tenían a los padres trabajando junto con los hijos
todo el día en fincas o empresas caseras. No obstante, pienso que este
modelo del discipulado familiar es aplicable en nuestras familias modernas.
Puede ser que el tiempo que los padres pasan con sus hijos hoy en día es
mucho menos que los israelitas de antaño, pero con un poco de planeación
y creatividad podrán arreglar tiempos para comer juntos, salir en paseos
juntos, trabajar juntos, jugar juntos, y en fin, vivir más como familia.
Pueden disponer de pocos días en la semana cuando serán posibles esos
tiempos familiares, pero bien planeados podrán rendir para el discipulado
de sus hijos. Los fines de semana y días de asueto son propicios para esto si
estamos en serio en cuanto a esta necesidad. No es que no hay tiempo
para esto. Tenemos que hacer el tiempo dándole una prioridad más alta a
ello que a otras actividades.
Hablar del discipulado familiar sin hablar del sacrificio no tiene sentido en
la vida moderna, tan llena de actividades “buenas”. Pero, ¿qué es lo mejor?
Yo pido con Pablo Filipenses 1:9,10 para mí y para Uds.:
“Y esto pido en oración: que vuestro amor abunde aún más y más en
conocimiento verdadero y en todo discernimiento, a fin de que escojáis lo
mejor, para que seáis puros e irreprensibles para el día de Cristo.”
Perdónenme si esto suena como una carga pesada e imposible para gente
normal como nosotros. Reconozco que implica que vamos a tener que
capacitarnos mejor y que nos toca a algunos de nosotros la responsabilidad
de equipar a los santos para esta obra de ministerio. Mientras tanto, todos
podemos empezar con cosas prácticas y sencillas como éstas:
1. Comer juntos cuando sea posible y platicar en la mesa de sus intereses,
haciendo comentarios de una perspectiva bíblica.
2. Pasar tiempo juntos los fines de semana y días festivos, alertas para
traer enseñanzas bíblicas a todo lo que podemos experimentar juntos.
5. Desarrollar una relación íntima con cada hijo, pasando tiempo individual
con cada uno y platicando de sus cosas para traer la Palabra de Dios a su
vida personal.
Estas son algunas ideas que he observado en algunas familias que sirven
para el discipulado de los hijos. Espero que pronto podamos compartir
otras ideas y actividades que podrán ayudarles más. Los que tienen
sugerencias e ideas sobre esto podrían enviármelos, y los que los quieren
recibir me los pueden pedir. Así podemos ayudarnos en esta tarea
formidable.
Que Dios nos ayude con Su gracia poderosa y nos cuide de todo lo malo
que está entrando a nuestros hogares.