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HISTORIA DE ESPAÑA
Querido Vargas: Rossi me entregó la tuya y me aprovecho de la salida del correo Alfaro, que es de toda confianza,
para escribirte con la tinta cuya receta me has enviado y decirte que me aprovecharé de ti en la primera ocasión, que
será muy pronto; pero entretanto te digo que esto va cada vez peor y se pone de peor aspecto; los republicanos
adelantan descaradamente, sin rebozo y a pasos agigantados; de todas partes envían representaciones para que se
mande al Ministerio; todas ellas a favor del pícaro Riego.
En Cádiz y Sevilla ya no quieren obedecer al gobierno, ni recibir a las autoridades que se envían allá sólo porque los
envían los actuales ministros, a los que no conviene quitar ahora, pues si los revoltosos consiguieran esto, mañana se
atreverían contra la familia real. Cree, Vargas mío, que estamos en una situación muy crítica y lastimosa, que
representa un porvenir muy funesto si Dios no se apiada de nosotros. Te pido que se lo hagas saber a los soberanos
extranjeros, para que vengan a sacarme de la esclavitud en que me hallo y libertarme del peligro que me amenaza.
Adiós, Vargas mío; cree que te ama de todo corazón y confía enteramente en ti tu verdadero amigo, Fernando.
Era costumbre en los antiguos persas pasar cinco días en anarquía después del fallecimiento de su rey, a fin de que la
experiencia de los asesinatos, robos y otras desgracias les obligase a ser más fieles a su sucesor. Para serlo España a
V.M. no necesitaba igual ensayo en los seis años de su cautividad. (…)
La Monarquía absoluta (…) es una obra de la razón y de la inteligencia: está subordinada a la ley divina, a
la justicia y a las reglas fundamentales del Estado (…)
Los más sabios políticos han preferido esta monarquía absoluta a todo otro gobierno (…)
Ojalá no hubiera materia harto cumplida para que V.M. (…) manifieste (…) la necesidad de remediar lo
actuado en Cádiz (…) que se suspendan los efectos de la Constitución, y decretos dictados en Cádiz, y que las nuevas
Cortes tomen en consideración su nulidad, su injusticia, y sus inconvenientes (…).
Representación y manifiesto que algunos diputados a las cortes ordinarias firmaron en los mayores apuros de su
opresión en Madrid, para que la majestad del Sr. D. Fernando el VII a la entrada en España de vuelta de su
cautividad, se penetrase del estado de la nación, del deseo de las provincias, y del remedio que creían oportuno …
(1814)