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Este biocombustible, junto a otros, ha sido cuestionado teniendo en cuenta que las
materias primas para su obtención pueden constituir recursos alimenticios, o por la
posible utilización de tierras fértiles para su obtención. Sin dudas con el uso de los
biocombustibles se genera un nivel de competencia en torno a la alimentación
humana, pero esto puede estar perfectamente controlado por las legislaciones y
voluntades políticas de los gobiernos en los diferentes países. Además existen
diferentes posiciones de la comunidad científica internacional con respecto a este
tema, dentro de las que se destacan la utilización de estas alternativas energéticas,
que sin dudas resultan renovables, precisamente para las producción directa de
alimentos, supliendo las necesidades energéticas asociadas al transporte y
mecanización del sector agrícola(López 2006; Piloto. 2009). Y por otro lado, varias
materias primas que no requieren de tierras fértiles para su cultivo y a su vez no
constituyen alimentos, están siendo utilizadas para la producción de
biocombustibles (Kumar and Sharma 2005; Usta 2005; Haldar 2008).
En torno a estos estudios realizados por la FAO (Food and Agriculture Organization
of the United Nations), contabilizaron 41.88 millones de km2 de tierras disponibles
para la agricultura, de la cual solo se empleaba hace cuatro años 15.06 millones de
km2, mientras que en esta fecha se utilizaba para la producción de biocombustibles
solo 0,11 millones de km2, lo cual representa menos del 1% de la superficie
cultivable. Cálculos estimados de la misma organización revelan que para el 2030
se emplearán cerca de 0,325 millones de km2 de tierras con fines energéticos, lo
cual sigue siendo inferior a un 2% del total de superficie agrícola (Konandreas 2007;
FAO 2008). Una vez obtenido el biodiesel se hace necesario estudiar el
comportamiento de los motores de combustión interna con su empleo, lo cual
constituye su finalidad, por tal motivo resulta importante conocer cómo afecta el
empleo de este combustible a los principales parámetros de funcionamiento del
motor como es el caso de la potencia, par motor, y consumo de combustible.
Numerosas investigaciones lo reflejan (AltIn, Çetinkaya et al. 2001; Dorado,
Ballesteros et al. 2003; Labeckas and Slavinskas 2006; Agarwal and Agarwal 2007;
Agarwal, Kumar et al. 2008; Canakci, Sayin et al. 2008; Sureshkumar, Velraj et al.
2008; Geo, Nagarajan et al. 2009; Gokalp, Soyhan et al. 2009; Öner and Altun 2009;
Peterson, Lee et al. 2009; Aydin and Bayindir 2010), sin embargo los resultados
dependen de las condiciones propias de experimentación, específicamente de las
características del motor ensayado.
El presente trabajo pretende estudiar comparativamente el efecto sobre las
prestaciones de un motor de encendido por compresión con relación al combustible
tradicional cuando se emplea biodiesel puro y mezclas biodiesel-gasoil en
proporción 20% de biodiesel, 80% diésel. Y tomando en consideración la
problemática antes mencionada referida a la controversia que hoy existe entre los
fines energéticos y alimenticos de estos recursos, se tomarán en cuenta dos aceites
vegetales para la obtención del biodiesel, uno de ellos muy conocido y abordado en
a bibliografía y que constituye sin dudas un recurso alimenticio, el aceite de girasol
(Vicente, Coteron et al. 1998; Vicente, Martinez et al. 2005; Arzamendi, Arguiñarena
et al. 2006; Hasimoglu, Ciniviz et al. 2008).
Y por otro lado el aceite de orujo, el cual se prevé pueda convertirse en un
candidato potencial para la producción de biodiesel, ya que el mismo, para ser
comestible tiene que ser sometido a un vacío estricto con la utilización de
absorbentes adecuados para retirar el contenido de hidrocarburos aromáticos
altamente cancerígenos (benzopirenos), generados por procesos térmicos
anteriores a su obtención, lo cual lleva implícito muy altos costos en la obtención de
un aceite de calidad aceptable. Actualmente, el elevado precio de venta del aceite
compensa este incremento de sus costos de obtención, pero cualquier variación en
los mismos convertiría este aceite en inviable para consumo humano.
Materiales y métodos
Condiciones experimentales del banco de prueba Los ensayos en banco de prueba
fueron realizados en las instalaciones de laboratorio del Departamento de Química
Física y Termodinámica Aplicada, Área de Máquinas y Motores Térmicos,
Universidad de Córdoba, España. Para llevar a cabo los ensayos se utilizó un motor
diésel agrícola Perkins modelo AD 3-152. Sus principales características se
muestran en la Tabla 1. Esta instalación experimental así como el procedimiento a
seguir han sido los utilizados por Dorado 1995; Dorado 2002; Dorado, Arnal
Almenara et al. 2002; Dorado, Ballesteros et al. 2003.
Además del motor, el banco de prueba está provisto de un dinamómetro eléctrico
Froment modelo XT200 con una potencia máxima de 136 kW ± 1.44 kW de
precisión al 100% de la velocidad del motor, este incluye en su funcionamiento el
medidor de velocidad del motor (tacómetro), el cual se utilizó para estos fines con
una precisión de ± 5 rpm. El consumo de combustible fue medido con un flujómetro
electrónico Froment FM502. Los resultados obtenidos (consumo específico de
combustible y potencia) durante el ensayo de los diferentes combustibles en el
motor, a plena carga y diferentes rpm, fueron corregidos teniendo en cuenta las
condiciones atmosféricas según la norma SAE J1349.
CONCLUSIONES
En aplicaciones durante el funcionamiento de motores los combustibles ensayados
la potencia máxima del motor disminuye respecto al diésel a medida que la cantidad
de biodiesel en la mezcla aumenta, esta fue de un 5% y 7% durante su
funcionamiento con B20 de orujo y girasol; mientras que con B100 resulto de un 7%
y 9% respectivamente. Esta pérdida de potencia se debe fundamentalmente al
menor valor calórico del biodiesel y las mezclas.
– El consumo específico de combustible correspondiente a la velocidad de rotación
del motor en la que se alcanza la potencia máxima se incrementa con respecto al
diésel en un 9% y 11% cuando se emplea B20 y en un 14% y 15% para el caso del
B100 de orujo y girasol respectivamente. Y en la zona en que este alcanza su valor
mínimo (aproximadamente a 2284 rpm), se incrementó en un 7% y 11% para el B20
y 14% y 17% para el B100 de orujo y girasol en su orden de aparición.
Estudio de aplicaciones de biocombustibles oxigenados en motores CI,
turbinas de gas y motores a reacción
Una vez que aproximadamente un 27% de la energía consumida en el mundo es
usada para transporte, y este es el sector que más contribuye para la contaminación
ambiental (EIA, 2008), ha sido dada prioridad a la investigación y aplicación de
alternativas para esta área.
El término biocombustible se refiere a combustibles líquidos o gaseosos para el
sector de transporte que son predominantemente producidos por la biomasa. Son
considerados como tecnologías relevantes por los países por varias razones que
incluyen la seguridad energética, las preocupaciones ambientales, aumento de
divisas y cuestiones socio-económicas relacionadas al sector rural (Demirbas,
2008).
Un punto importante en la transición de combustibles fósiles para renovables es lo
que constituye un buen combustible para motores. Generalmente se considera que
un combustible deseable deba ser: I. líquido; II. altamente combustible, pero no
explosivo; III. algo con gran razón (energía/masa); IV. estable en almacenamiento
por largos períodos; V. transportable vía tubos o ductos; y VI. barato (Wackett,
2008).
En 2006, los biocombustibles líquidos fueron responsables por poco más de 1% de
la energía mundial renovable y poco menos de 1% de la oferta anual de petróleo
bruto, evaluada en 4.800 billones de litros (aproximadamente 83 millones de barriles
por día). Sin embargo, ese escenario ha estado cambiando muy rápidamente en la
mayoría de los grandes países consumidores de energía, que están adoptando
políticas objetivando una utilización mucho mayor de biocombustibles en la próxima
década (Kojima & Johnson, 2005).
Hoy en día los únicos biocombustibles producidos y utilizados en gran escala en el
mundo son el etanol y biodiesel, cuyas tecnologías de producción serán brevemente
mostradas a continuación. También será hecha una discusión sobre el metano,
fuente de energía renovable usada para la generación de electricidad, pero que
podría ser usada como biocombustible, aunque esté en estado gaseoso.
Etanol
Actualmente el biocombustible más utilizado es el etanol, cuya fermentación es una
tecnología bastante antigua. En este campo, los esfuerzos en investigación han sido
logros incrementales en el rendimiento de los procesos convencionales y el
desarrollo de proceso para producción de etanol utilizando la biomasa
lignocelulósica como materia-prima.
El etanol combustible es caracterizado como un líquido incoloro, de olor ardiente,
fácilmente inflamable, de llama azulada, muy higroscópico. Es utilizado anhidro o
hidratado. El etanol anhidro posee menos de un 0,1% de agua en su composición,
siendo más adecuado para la mezcla carburante con la gasolina. Brasil fue el
primero país del mundo a eliminar totalmente el tetraetilo de plomo de su matriz de
combustibles en 1992. Esa conquista se dio gracias al uso del etanol como aditivo a
la gasolina. Adicionado a la gasolina, el etanol anhidro le confiere poder
antidetonante, teniendo en vista su elevado octanaje. Así, se revela un buen
sustituto al tetraetilo de plomo o MTBE posibilitando la eliminación de los efectos
dañinos provocados por estos compuestos al medio ambiente
Participación de los países en la producción de etanol (2008)
Biodiesel
El biodiesel es un derivado de ácidos grasos de cadena larga, obtenidos de
diferentes oleaginosas, así como también de aceite de fritura usado y de grasa
animal. Su proceso de obtención actualmente se basa en la transesterificación
catalítica de esas grasas en presencia de un alcohol de cadena corta (reacción
presentada en la Figura 4). Este proceso es utilizado para reducir la viscosidad de
los triglicéridos, mejorando sus propiedades físico-químicas, optimizando, así, su
uso como combustible en motores del ciclo diesel sin la necesidad de cualquier
adaptación. Por ser una reacción reversible, para que sea inducida a producir el
máximo del biodiesel, exceso de alcohol debe ser utilizado. Este exceso puede ser
recuperado al fin de la reacción.
En el inicio de los años 90‟s, el proceso de industrialización del biodiesel fue iniciado
en Europa. Por tanto, el principal mercado productor y consumidor de biodiesel en
gran escala es la Unión Europea, que produce anualmente más de 7 millones de
toneladas de biodiesel, cerca de 40 unidades de producción. Eso corresponde a un
64% de la producción mundial
Bio-gas
Hasta hace poco tiempo, el bio-gas era simplemente visto como un subproducto,
obtenido a partir de la descomposición anaeróbica del desecho urbano, residuos
animales y del lodo proveniente de estaciones de tratamiento de efluentes
domésticos.
Sin embargo, en los últimos años, delante del gran volumen de residuos
provenientes de las exploraciones agrícolas y pecuarias, así como también aquellos
producidos por mataderos, destilarías, fábricas de lácteos, tratamientos de
alcantarillados domésticos y entierros sanitarios, la conversión energética del biogas
se presenta como una solución y un logro ambiental, la reducción de costos en la
medida en que reduce el potencial tóxico de las emisiones de metano, al mismo
tiempo en que produce energía eléctrica.
El proceso de formación del bio-gas consiste en la descomposición del material por
la acción de bacterias (microorganismos acidogénicos y metanogénicos). Se trata
de un proceso conocido hace mucho tiempo, que ocurre naturalmente con casi
todos los compuestos orgánicos y es usado para la conversión en energía de
cocimiento, iluminación y como biofertilizante, siendo muy popular en los países
asiáticos, a ejemplo de China e India. El mecanismo de descomposición anaeróbica
se desarrolla por la acción de un consorcio de microorganismos. El bio-gas,
producto de la degradación anaeróbica, es compuesto mayoritariamente por metano
(50%– 70%) y CO2. Ese gas puede ser colectado y utilizado como combustible
(generación de calor o energía) (Weiland, 2010)
PRODUCCIÓN DE BIOCOMBUSTIBLES POR LAS RUTAS TERMOQUÍMICAS -
GASIFICACIÓN
Las rutas termoquímicas se basan en la utilización de calor como fuente de
transformación de la biomasa, por dos abordajes básicos (Figura 9). El primero es la
gasificación de la biomasa y su conversión en hidrocarburos y el segundo es la
licuefacción de la biomasa directamente por pirólisis de alta temperatura o
licuefacción de alta presión. Esos métodos han sido desarrollados para la
conversión de la biomasa residual obtenida a partir de las actividades agrícolas y
forestales y de las industrias de transformación agro-alimentaria y de la madera en
energía útil. La elección del proceso de conversión depende del tipo y cantidad de
biomasa disponible, de la forma deseada de la energía, es decir, las necesidades de
uso final, de las normas ambientales, de factores económicos y otros factores
específicos de proyecto. Aunque esas rutas no sean utilizadas para la producción de
biocombustibles en escala industrial, actualmente existen algunas iniciativas de
industrialización como puede ser observado
Otro gran inconveniente, es el relacionado con los problemas medioambientales producidos por
las emisiones de contaminantes de los procesos de combustión, lo que ha contribuido a un
incremento de los niveles de CO2 en la atmósfera por encima del 30% con respecto a los valores
de la era pre-industrial, obligando a la comunidad internacional a actuar mediante la firma de
acuerdos y protocolos internacionales. A todo este panorama debe añadirse el desarrollo de las
economías de países como India y China que, en su conjunto, totalizan más de un tercio de la
población mundial y que, dada su escasa base tecnológica, consumen cantidades ingentes de
combustibles fósiles. En este escenario, la humanidad se enfrenta a un triple desafío: satisfacer
las necesidades energéticas de los países en vías de desarrollo; el agotamiento de los recursos
fósiles y la amenaza del calentamiento global por emisión de gases de efecto invernadero.
Con el fin de establecer un camino hacia la energía sostenible resulta de gran interés la
utilización del hidrógeno como vector energético, también llamado combustible eterno, pues es
el elemento más simple y común del universo. La denominada economía del hidrógeno pretende
incorporar en el actual escenario energético, este vector que combinaría la “limpieza” del
hidrógeno obtenido a partir de procesos en los que no existan, o sean mínimas, las emisiones
de CO2, junto con la eficiencia de las celdas de combustible como sistemas para producir
electricidad y calor o la incorporación en motores de combustión interna. El uso del hidrógeno
presenta como ventajas adicionales que en su combustión no se generan gases de efecto
invernadero y que posee un gran poder calorífico másico.
Entre las sustancias capaces de asumir este rol de portadoras de H 2, destaca el amoniaco ya
que se trata de una sustancia que no contiene carbón en su molécula y por tanto no generaría
emisiones de COx durante su reacción de descomposición, además de ser el segundo
compuesto químico que más se produce mundialmente, detrás del ácido sulfúrico, por lo que su
sistema de distribución está muy bien establecido. Por tanto podría considerarse la “economía
del amoniaco”, con los mismos beneficios que la “economía del hidrógeno” pero con una
infraestructura de distribución y transporte consolidada. Gracias a las propiedades del NH 3
(líquido a temperatura ambiente y baja presión 6 atm) y su alta densidad de energía (contiene
un 17% de peso de H) junto con la gran escala con que puede producirse y la tecnología
madura de su producción, hacen posible su utilización como "molécula almacén" de H 2. Además
se trata de una sustancia cuyo olor permite identificar fácilmente fugas (< 1 ppm) y con un rango
de inflamación mucho más estrecho que el hidrógeno, considerándolo así como producto no
inflamable.
Para su obtención, el amoniaco precisa como materias primas de partida nitrógeno, que pueden
obtenerse a partir de plantas separadoras de aire, e hidrógeno, cuya procedencia puede ser
diversa, desde los tradicionales procesos de reformado hasta otros medioambientalmente más
favorables, libres de CO2 como la electrolisis o la gasificación de la biomasa.
El amoniaco se utilizaría con fines energéticos, conduciéndolo hasta el lugar donde sería
transformado de nuevo en nitrógeno e hidrógeno mediante la reacción de descomposición de
amoniaco y ese hidrógeno resultante alimentaría a una pila de combustible o a un proceso de
combustión.
Referencias Bibliográficas:
1. Agarwal, D. and A. K. Agarwal (2007). "Performance and emissions
characteristics of Jatropha oil (preheated and blends) in a direct injection
compression ignition engine". Applied Thermal Engineering 27(13): 2314-2323.
2. Agarwal, D., L. Kumar, et al. (2008). "Performance evaluation of a vegetable oil
fuelled compression ignition engine". Renewable Energy 1147–1156.
3. AltIn, R., S. Çetinkaya, et al. (2001). "The potential of using vegetable oil fuels as
fuel for diesel engines". Energy Conversion and Management 42(5): 529-538.
4. Arzamendi, G., E. Arguiñarena, et al. (2006). "Monitoring of biodiesel production:
Simultaneous analysis of the transesterification products using size-exclusion
chromatography". Chemical Engineering Journal 122(1-2): 31-40.
Clayton Industries, Engine Dynamometer CAM 250E Part low 1160
Carol, L.A., et al. “High Temperature Deactivation of three way catalysts” SAE
Technical Paper Series 892040. 1989., 27 p.