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EXPLICACIÓN PSICOANALÍTICA.
ASIGNATURA:
PSICODIAGNÓSTICO I
ESTUDIANTE:
Anthony Zapata
SECCIÓN:
Matutina
PERIODO LECTIVO:
2019
El propio Freud lidió continuamente con una escisión del modelo de psique desde su
primer trabajo con Breuer y la escisión de la conciencia y la histeria, hasta la
disociación y la perversión, así como la neurosis y la psicosis en sus últimos escritos.
Autores como Fleiss describieron la evasión hipnótica, mientras que Dickes redefinió
como protegiendo al yo frente a demandas inaceptables, incluso Anna Freud (1954)
reconoció que un paciente podía evitar la angustia sexual mediante un sueño similar al
trance. Sin embargo, tal como señaló Glover el término disociación tiene una “historia
accidentada en el psicoanálisis y así, mientras que tales fenómenos han sido descritos en
la literatura, pocos autores se han atrevido a reintroducir este término hasta hace poco.
Puede no haber constancia del self porque la imagen del self siempre está fluctuando
como resultado de una capacidad perjudicada para representar el self, dejando al
individuo totalmente dependiente de la interacción con los otros para su definición.
Desde un punto de vista mahleriano, la constancia del self es el acompañamiento
recíproco de la constancia del objeto, la adquisición central del proceso de separación
individuación[ CITATION Mar15 \l 3082 ].
Se puede considerar como un trastorno del self que se caracteriza por una carencia
global de constancia del mismo, de la que se defiende mediante un cuadro de selves
aparentemente separados con su propia cohesión. El conflicto intrapsíquico del paciente
sobre sus deseos puede ser bastante evidente en estos selves sumisos de los niños,
puesto que el miedo, la culpa y los impulsos autodestructivos pueden ser profundamente
sentidos [ CITATION Mas \l 3082 \m Cor15 \m Aba17].
Sin embargo, el paciente puede emplear una única defensa, descrita como
desplazamiento pseudoexternalizado, en el que sus esfuerzos instintivos pueden no ser
reconocidos, desterrados de la conciencia, y atribuidos a otra persona, y en el caso del
trastorno de identidad disociativa esa otra persona no es una persona externa, sino más
bien un self “interior”. Trabajar con esta defensa y reconocerla como lo que es cuando
emerge en la transferencia es una parte crucial del tratamiento, puesto que implica
trabajar con estados elusivos alterados, amnesia, recuerdos traumáticos, y el desarrollo
patognómico de selves disociados [ CITATION Vel03 \l 3082 \m Mas \m Schal \m Cor15] .
Otra ilusión, la de la cohesión del self, se crea mediante estas personificaciones, que
pueden tener sus propias biografías, proclividades sexuales, relaciones, sueños, hobbies,
y recuerdos continuados. Estos selves han alcanzado un grado de autonomía secundaria,
y así pueden aparecer ante el esfuerzo del paciente de huir de una situación abrumadora,
o pueden ser accesibles mediante intervenciones hipnóticas [ CITATION Vel03 \l 3082 \m
Per03 \m Cor15].
Sin embargo, la carencia global del paciente de constancia del self y del objeto puede
no reconocerse a causa de la susceptibilidad general al pánico orgánico y la angustia de
separación es evitada por los diversos selves, que parecen tener un investimento
narcisista en la separación. Mantener esta separación (como en la escisión) puede
reducir la angustia mediante una ilusión de proteger el self “bueno” a costa de una
continuidad de la identidad [ CITATION Ono11 \l 3082 \m Lóp12 \m Ter18] .
Conclusión
Se puede concluir que la relación más temprana madre-infante tiene implicaciones
para el desarrollo de síntomas y defensas disociativos, puesto que existe una relación
entre el patrón de apego de tipo desorganizado con los trastornos disociativos. En el
apego desorganizado, el vínculo entre el bebé y el cuidador resulta muy perjudicial,
porque el cuidador es agresivo, violento, y abusa o maltrata al niño. Las personas que
tienen que proteger y cuidar son precisamente las que maltratan, de manera que esto
genera un desequilibrio interno muy fuerte.
El niño ante las agresiones empezará a activarse, es decir, gritar pero puede ser que
esto tenga la consecuencia de que la agredan más. Si ese es el caso, entonces entrará en
parálisis, porque no puede remediar el peligro, de manera que se disociará. La
disociación es una pérdida de contacto con la realidad, que tiene graves consecuencias
para el desarrollo psicológico posterior del niño.
Los pacientes que padecen una severa disociación muestran patrones de apego
desorientado-desorganizado, asociado a una infancia en la que al objeto que
proporcionaba seguridad también se le temía. Los patrones desorganizados, generados
por un abuso manifiesto y/o cuando la madre no está disponible emocionalmente,
pueden incrementar la susceptibilidad a vivir experiencias traumáticas.
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