A continuación les disertaré la siguiente pieza de oratoria
titulada Emiliano Zapata: Raíz y razón de un pueblo. En honor a un hombre cabal, por los pobres siempre querido, hace un siglo aproximadamente nació en esta tierra de gloria. Sus ideales quedaron escritos para siempre a través de la historia. Así, así canta Anenecuilco al recordar al caudillo del sur. Nueve años tenía Zapata, cuando en la triste mueca de su padre cayó en cuenta que el trabajo del campesino, su fé y su lucha, más que explotada era arrebatada por los temibles amos dueños y señores, terratenientes, hacendados y por si fuera poco gente extranjera que con poder económico en nuestro propio país nos hacen ser exclavos de ellos; y en ese cuadro de tristeza, nació la promesa de un niño que buscaría ‘tierra y libertad’. Zapata creció como un hombre cabal, sensible y valiente, convirtiéndose poco a poco en la razón y voz de un pueblo que exigía justicia. Los ideales del agrarista suriano cobraron fuerza el 25 de mayo de 1911, cuando en contrariedad con Madero y aliado al ejército del norte, se levantó en armas con el plan de Ayala. Exigió la devolución de tierras, montes y aguas, arrebatados a los pueblos por las haciendas azucareras, poniendo el problema agrario en el centro del debate nacional y convirtiendo la cita ‘La tierra es de quien la trabaja’ en el himno del agrarismo mexicano. Respaldando con acciones cada una de sus palabras, en especial cuando admitía: ‘Yo estoy resuelto a luchar contra todo y contra todos sin más baluarte que la confianza y el apoyo de mi pueblo’. No fue nada más que eso, el apoyo de los campesinos y el amor por la tierra, lo que lo convirtió en el líder agrario de la Revolución Mexicana. La misma que se vio rodeada de estrategias, engaños, vilezas, pero el mismo Zapata lo advirtió: ´Muchos de ellos, por complacer a tiranos, por un puñado de monedas, o por cohecho o soborno están traicionando y derramando la sangre de sus hermanos´ El jefe falleció a traición, y no es mi intención hacer acusaciones, sólo remarcar que falleció como un valiente, luchando por ser esclavo de los principios y no de los hombres, se rebeló hasta el final manteniéndose en un: ‘Prefiero morir de pie que vivir siempre arrodillado’. Esta frase es perfecta para admitir que Zapata le cumplió a Morelos, y en su lucha al país entero, porque no sólo murió de pie, sino como un héroe que se mantiene inmortal en la historia. ‘Señores voy a contarles lo que pasó en Chinameca. ¡Mataron al general! Fue una terrible sorpresa. Lo mataron a traición por un terrible Guajardo, ¡Mataron al general fue una terrible vileza!’ Así, así canta Anenecuilco, ahí donde está la tierra que vió nacer, luchar y morir al caudillo, ahí donde permanecen los últimos zapatistas, que afirman se llevarán su valor hasta la tumba, que recuerdan y comparten sus hazañas, que viven en la pobreza extrema esperando algún día, regresen esos tiempos en que puedan cabalgar y luchar junto a su jefe para exigir un México más justo, más libre y más respetado. Hace casi cien años de la Revolución Mexicana, los últimos zapatistas, héroes olvidados, ese es el nombre que se le ha dado al documental sobre las memorias de los sobrevivientes del legendario Ejército Libertador del Sur. Que afirman han sido despojados de sus parcelas para negociarlas en lotes vendidos sin importar sus méritos. Estamos hablando de veteranos de la Revolución Mexicana que entre su tristeza se cuestionan y repiten ‘¿De qué nos sirvió la revolución que hizo Zapata? ¿De qué sirvió la Revolución para el campesino? Si ya está abolida por los nuevos traidores, hoy reina la injusticia, la ambición, la tiranía y la opresión, es una verdad’. ¿Verdad para quién, para ellos que fueron héroes y lucharon mientras creen ver hoy derrumbarse todos los ideales por los que combatieron junto a Zapata? ¿Qué es lo que vamos a hacer ahora? ¿Quejarnos una vez más por no tener un México resuelto? ¿Acusar a los grandes gobernantes por no lograr el anhelado cambio? Pero éste no está en quejarse ni en hacer acusaciones. El cambio estuvo, está, y estará, en la unión de la nación para luchar por un mismo objetivo, la libertad, la justicia, y la igualdad. Y siendo razonables, comprenderemos entonces, que de esto trata realmente la fiesta del bicentenario y centenario de la independencia y Revolución Mexicana. ¡Comprométe tu ciudadano! antes de cualquier fiesta a la nación, actúa antes de gritar que eres patriota mexicano, hazlo por la necesidad de superación en nuestro país, por el respeto que se merece la memoria del caudillo, y por ellos, los últimos zapatistas, para que en sus momentos finales de vida, ya no sean más héroes olvidados. Rescatemos en nuestra memoria a ese monumento heróico que fué y es, Emiliano Zapata, recobremos su lucha porque mientras siga existiendo el analfabetismo, la falta de democracia y el campesino esté despojado de su tierra, tendremos como resultado que la lucha de Zapata aún debe estar vigente. ‘Y es que Zapata está vivo, más vivo que nunca está. Esta Zapata en las manos de los que siembran el maíz. Está en la vida de lucha que nos dio el gran general. Y está más viva que nunca su consigna popular la que nos une por siempre, la tierra con libertad’ Así, así canta Anenecuilco.