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I.E.D.

EL TEQUENDAMA
ACTIVIDAD COMPLEMENTARIA
TEMA: LA QUÍMICA DE LAS EMOCIONES (SISTEMA ENDOCRINO)
Grados octavos
Docente: Diana Bermúdez

LA QUÍMICA DE LAS EMOCIONES


En este artículo vamos a tratar algunas sustancias químicas, pero con un significado bastante diferente, vamos a
referirnos a algunas bio-moléculas, compuestos químicos de nuestras células, que abundan en el organismo y que nos
acompañan a lo largo de nuestra vida. Vamos a tratar de la química de las emociones, de los compuestos que intervienen
en las sensaciones relacionadas con ellas, pero como emociones sentimos muchas y de todas a la vez no se puede hablar,
para empezar “hablemos del amor”, que no es mal tema.

Qué le pasa a la química de nuestros sistemas y tejidos cuando nos ocurre algo, tan sencillo como maravilloso, que suele
sucedernos a todos alguna vez en la vida: ¡Enamorarnos! Los poetas nos han deleitado cantando al más maravilloso de los
sentimientos desde todos los ángulos, con palabras bellísimas y con infinitos matices, pero los bioquímicos también
tenemos cosas que decir al respecto, quizás menos seductoras, pero no por ello menos importantes y realistas. La química
del amor es una expresión acertada para intentar explicar, desde el punto de vista biológico, las reacciones químicas que
subyacen y motivan el mundo de sensaciones que se desencadena en nuestro cuerpo cuando nos enamoramos, aunque
para los más románticos sea difícil de aceptar una explicación bioquímica del amor.
En la cascada de reacciones que ocasionan las emociones hay electricidad, descargas de pequeños voltajes entre las
neuronas para comunicarse entre ellas y comunicar unos sistemas con otros y así coordinar las respuestas a los estímulos,
hay química entre las hormonas y otras sustancias que salen de los nervios y de las glándulas, y viajan por la sangre para
participar en esa comunicación entre los órganos y las células. Ellas son las que hacen que una pasión amorosa descontrole
nuestra vida y causan buena parte de los comportamientos que identificamos con el estado de enamoramiento.
;
Los síntomas del enamoramiento, que muchas personas hemos percibido alguna vez (si hemos sido afortunados), son el
resultado de complejas reacciones químicas en el organismo, que nos hacen sentir aproximadamente lo mismo a todos,
aunque a nuestro amor lo sintamos como único en el mundo.
Si alguien nos gusta mucho, cuando hablamos con él o ella nuestras rodillas flaquean, sentimos mariposas en el estómago
y apenas podemos balbucear algunas frases incoherentes, si dormimos poco y pensamos constantemente en él o ella,
todos nuestros amigos nos dirán que estamos enamorados. ¿Qué pasa pues cuando encontramos a la persona deseada?
Se dispara la señal de alarma, nuestro organismo entra entonces en ebullición. De acuerdo a algunos investigadores, el
amor equivale a una sobredosis hormonal, que es la que dispara las reacciones visibles y las sensaciones percibidas. En el
principio fue el deseo a través del sistema nervioso, el hipotálamo – una glándula pequeñita en la base del cerebro - envía
mensajes a diferentes sistemas del cuerpo ordenando a las glándulas suprarrenales que aumenten inmediatamente la
producción de adrenalina y noradrenalina – compuestos transmisores que comunican entre sí a las células nerviosas y a
éstas con otros órganos - .

La adrenalina incrementa la presión sanguínea, acelera el ritmo cardíaco (130 pulsaciones por minuto) y hace que
respiremos más pesadamente. La alta presión sanguínea provoca el síntoma de las palmas sudorosas y de los rubores de
las primeras etapas del enamoramiento, mientras que la respiración más profunda lleva a oxigenar más el cuerpo, dándole
más energía y provocando a veces una “sobredosis de oxígeno”, uno de esos momentos donde nos sentimos flotar. ¿O
era eso lo que llamábamos estar enamorados? La existencia elevada de noradrenalina en el cuerpo provoca excitación
sexual y una elevación del humor y hace que nos sintamos seguros y a gusto cuando compartimos momentos con la
persona que consideramos especial. El deseo sexual responde primordialmente a la testosterona, la hormona “masculina”.
Esta hormona es de vital importancia tanto en los hombres como en las mujeres, pues los niveles altos de esta hormona
van de la mano con la pulsión sexual. El cuerpo produce testosterona si nuestra mente conecta con la de otro en la sintonía
del amor. Los padecimientos y goces del amor se esconden, irónicamente, en esa ingente telaraña de nudos y filamentos
que llamamos sistema nervioso autónomo. En ese sistema, todo es impulso y oleaje químico. Aquí se asientan los orígenes
de un montón de emociones: el miedo, el orgullo, los celos, el ardor y, por supuesto, el enamoramiento. A través de
nervios microscópicos, los impulsos se transmiten a todos los capilares, folículos pilosos y glándulas sudoríparas del
cuerpo. El organismo entero está sometido al bombardeo que parte de este arco vibrante de nudos y cuerdas. Las órdenes
se suceden a velocidades de vértigo: ¡constricción!, ¡dilatación!, ¡secreción!, … Todo es urgente, efervescente, impelente...
Aquí apenas manda el intelecto, ni la fuerza de voluntad. Es el reino del “siento, luego existo”, de las atracciones y
repulsiones primarias..., es el territorio donde la razón es una intrusa.
Bailando con la más FEA
Todos estos procesos hormonales que modulan el comportamiento humano en sus relaciones amorosas y sexuales se
han ido estudiando con el desarrollo de la Fisiología primero y de la Bioquímica después, a lo largo del siglo XX. Sin
embargo, hace apenas 25 años que se planteó el estudio del amor como un proceso bioquímico que se inicia en la corteza
cerebral, pasa a las neuronas y de allí al sistema endocrino – ya se han descrito antes algunos procesos hormonales
relacionados -, dando lugar a respuestas fisiológicas intensas.

El verdadero enamoramiento parece ser que sobreviene cuando se produce en el cerebro una molécula orgánica, la Fenil-
Etil-Amina (FEA). Ese estado de felicidad y euforia que manifiesta el enamorado está provocado por la mencionada
molécula. Entre las muchas publicaciones relacionadas, se puede mencionar la obra “The Chemistry of Love” de Michael
R. Leibovitz, psiquiatra de la universidad de Columbia, publicada en 1983, donde además de otros datos, se propone el
efecto afrodisiaco del chocolate en función de su elevado contenido en FEA. Comúnmente conocida como la “molécula
del amor”, la FEA es un estimulante natural, similar a una anfetamina y se propone que a ella se debe la excitación que
sienten las personas enamoradas. La teoría que esgrimen los científicos afirma que la producción de feniletilamina en el
cerebro puede ser disparada por cosas tan básicas como una profunda mirada a los ojos o un simple rozar de manos. Las
sensaciones más embriagadoras, al igual que el rubor, la transpiración excesiva en la palma de las manos, el pulso
acelerado y la respiración agitada son explicadas clínicamente como un caso de sobredosis de FEA. No es una explicación
muy romántica, ¿cierto? Pero eso no es todo: los investigadores han agrupado las sensaciones de la relación amorosa en
tres etapas: deseo, atracción y afecto; y en todas ellas intervienen factores químicos de manera muy decisiva, aunque no
queramos excluir a la magia del amor.

La secreción de FEA inicia una cadena de reacciones en el cerebro. El efecto primario de la FEA es estimular la secreción
de dopamina, un compuesto neurotransmisor que tiene el efecto de hacernos sentir bien, relajados, y es el responsable
de los mecanismos de refuerzo del cerebro.

La dopamina afecta los procesos cerebrales que controlan el movimiento, la respuesta emocional y la capacidad de desear
algo y de repetir un comportamiento que proporciona placer. La secreción de dopamina, estimulada por la FEA, induce un
proceso de aprendizaje positivo en el cerebro, que es el responsable último de transformar lo que era un simple deseo
con fines sexuales en algo mucho más profundo, la atracción mutua. La dopamina refuerza el impulso que repite el
estímulo y así nacen las relaciones entre dos enamorados. Asimismo se estimula la producción de oxitocina, a la que
también se conoce comúnmente como “la hormona de los mimos”. Esta hormona, además de estimular las contracciones
uterinas para el parto y provocar la secreción de la leche, parece ser un mensajero químico en el deseo sexual. Estos
compuestos combinados hacen que los enamorados puedan permanecer horas haciendo el amor y noches enteras
conversando, sin sensación alguna de cansancio o sueño. Cuando pasa el terremoto, se imponen los lazos afectivos La
oxitocina, entonces, puede ser la responsable del último estadio del amor: el nacimiento de los lazos afectivos en una
pareja. Los efectos de la oxitocina no se limitan a las mujeres; en los hombres, bajas concentraciones de esta sustancia
colaboran en las funciones propias de su órgano sexual. Por otra parte, la oxitocina promueve las conductas maternales,
que son la razón por la que nos mantenemos unidos a nuestra pareja después de que los signos de las primeras etapas
del enamoramiento ya no sean tan evidentes.

1. Realiza la lectura del texto y elabora un esquema mental donde relaciones las hormonas que se mencionan
en la lectura y su efecto en el ser humano
2. Elabora una caricatura en la que representes lo que más te llamo la atención del texto.
3. Realiza una lista de los órganos o sistemas del ser humano que se ven afectados por la acción de las diferentes
hormonas presentes en la lectura
4. Elabora 5 preguntas relacionadas con la lectura y resuélvelas.
I.E.D. EL TEQUENDAMA
ACTIVIDAD COMPLEMENTARIA
TEMA: Cuidado del medio ambiente
Grados octavos
Docente: Diana Bermúdez

3. Para cada palabra (tanto las que están en la sopa de letras como las que no) da un significado.
4. Elabora un cuento donde las relaciones
5. Con un dibujo y una explicación di como ayudas con el cuidado de tu medio ambiente. Ten en cuenta tu
entorno familiar, escolar y social.
6. Elabora 5 preguntas relacionada con la temática planteada.
I.E.D. PABLO NERUDA GRUPOS JUVENILES CREATIVOS
I.E.D EL TEQUENDAMA
TEMA: EL ENLACE METALICO
ACTIVIDADES:
REALIZA LA LECTURA Y A PARTIR DE ELLA RESUELVA LAS ACTIVIDADES PROPUESTAS
EL ENLACE METALICO
Es un enlace químico que mantiene unidos los átomos (unión entre núcleos atómicos y los electrones de valencia, que
se juntan alrededor de éstos como una nube) de los metales entre sí.
Estos átomos se agrupan de forma muy cercana unos a otros, lo que produce estructuras muy compactas. Se trata de
líneas tridimensionales que adquieren estructuras tales como: la típica de empaquetamiento compacto de
esferas (hexagonal compacta), cúbica centrada en las caras o la cúbica centrada en el cuerpo.
En este tipo de estructura cada átomo metálico está dividido por otros doce átomos (seis en el mismo plano, tres por
encima y tres por debajo). Además, debido a la baja electronegatividad que poseen los metales, los electrones de
valencia son extraídos de sus orbitales. Este enlace sólo puede estar en sustancias en estado sólido.1
Los metales poseen algunas propiedades características que los diferencian de los demás materiales. Suelen ser sólidos a
temperatura ambiente, excepto el mercurio, y tienen un punto de fusión alto.
El enlace metálico es característico de los elementos metálicos. Es un enlace fuerte, primario, que se forma entre
elementos de la misma especie. Al estar los átomos tan cercanos unos de otros, interaccionan sus núcleos junto con sus
nubes electrónicas, empaquetándose en las tres dimensiones, por lo que quedan los núcleos rodeados de tales nubes.
Estos electrones libres son los responsables de que los metales presenten una elevada conductividad
eléctrica y térmica, ya que estos se pueden mover con facilidad si se ponen en contacto con una fuente eléctrica. Los
metales generalmente presentan brillo y son maleables. Los elementos con un enlace metálico están compartiendo un
gran número de electrones de valencia, formando un mar de electrones rodeando un enrejado gigante de cationes.
Muchos de los metales tienen puntos de fusión más altos que otros elementos no metálicos, por lo que se puede inferir
que hay enlaces más fuertes entre los distintos átomos que los componen. La vinculación metálica es no polar, apenas
hay diferencia de electronegatividad entre los átomos que participan en la interacción de la vinculación (en los metales,
elementales puros) o muy poca (en las aleaciones), y los electrones implicados en lo que constituye la interacción a
través de la estructura cristalina del metal. El enlace metálico explica muchas características físicas de metales, tales
como maleabilidad, ductilidad, buenos en la conducción de calor y electricidad, y con brillo o lustre (devuelven la
mayor parte de la energía lumínica que reciben).
La vinculación metálica es la atracción electrostática entre los átomos del metal o cationes y los electrones
deslocalizados. Esta es la razón por la cual se puede explicar un deslizamiento de capas, dando por resultado su
característica maleabilidad y ductilidad.
Los átomos del metal tienen por lo menos un electrón de valencia, no comparten estos electrones con los átomos
vecinos, ni pierden electrones para formar los iones. En lugar los niveles de energía externos de los átomos del metal se
traslapan.

1. Realiza la lectura, realiza un resumen e identifica las palabras más importantes, (Subrayadas) defínelas.
2. Elabora un mapa conceptual a partir de la información importante
3. Con las palabras construye un crucigrama mínimo de 10 palabras con su clave.
4. Construye 5 preguntas relacionadas con la temática de enlace iónico, covalente y metálico y resuélvelas.
I.E.D. EL TEQUENDAMA

TEMA: TIPOS DE REACCIONES QUÍMICAS

GRADO DECIMO

Teniendo en cuenta la información contenida en el cuadro, en 1/8 de cartulina elabore un infograma, sobre la temática.

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